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LA AUTOESTIMA

La autoestima es el sentimiento valorativo de nuestro ser, de nuestra manera de


ser, de quienes somos nosotros, del conjunto de rasgos corporales, mentales y
espirituales que configuran nuestra personalidad. Esta se aprende, cambia y la podemos
mejorar.
Una persona que no está satisfecha consigo misma no podrá afrontar la vida con
la decisión y optimismo necesarios, lo que desembocará en una falta de confianza en su
entorno y en todos los ámbitos de su vida
El valor que cada persona se otorga a sí misma es de vital importancia para el propio
bienestar y para las relaciones personales. Un juicio poco realista y negativo puede
ocasionar decepciones reiteradas que no harán más que mantener un ánimo decaído. Si,
por el contrario, se consigue dar valor a las propias cualidades, sin atender en exceso a
los defectos personales, es posible mejorar la forma de afrontar tanto las situaciones
favorables como las adversas. Además, si se consigue cambiar la comunicación con uno
mismo y con los demás de forma que nadie salga perjudicado, el bienestar está
garantizado.

LA AUTOESTIMA EN LA FAMILIA

La familia es el grupo de personas que comparten un hogar y una manera especial de


vivir con costumbres propias.

Hay muchos tipos de familia: algunos están compuestos por Papá, Mamá e hijos; otras
solo tienen Mamá; otras solo tienen Papá; hay algunas que están formadas por abuelos y
tíos. En fin, cada familia es especial y distinta.

La función de cada familia es que todos los miembros se desarrollen armoniosamente en


los aspectos físico, intelectual, emocional y espiritual.

Esta tarea corresponde a los adultos de la familia ellos con su ejemplo constante
enseñaran a los más pequeños a como dar amor, como aceptarse, como jugar, como
superarse, como hacer frente a las adversidades de la vida, et.

Es por eso, tan importante que sepamos que lo que cada miembro de la familia haga
afecta a los demás para bien o para mal según sea la acción.

Cómo influye la autoestima de los padres en los hijos.


Los buenos padres se preocupan por cuidar y formar correctamente la autoestima
de los hijos.
Esto se consigue cuando aumentan la suya: si de por sí es alta, todavía mejorarán
más la de sus hijos y si todavía merece aumentarla más, tendrá un efecto más positivo.
Antes hemos hecho referencia a la importancia que tiene el bienestar y la
satisfacción para la construcción de una buena autoestima. No nos referimos aquí al
bienestar que siente una persona consigo mismo sino la que se genera cuando nos
preocupamos por los demás y estamos pendientes del bienestar y la satisfacción de los
demás. Los adultos que tienen baja autoestima tienden a pensar demasiado en por qué se
sienten mal, sin embargo los que poseen autoestima alta piensan más en todo aquello
que les hacen sentirse bien.

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En definitiva, con la autoestima nos referimos a un estado interior de
sentimientos positivos que genera una seguridad en lo que se hace, se piensa y por tanto
asegura el bienestar. Los padres deben buscar aumentar la satisfacción en su labor como
padres y en la vida de familia en general para así aumentar su autoestima y su buena
actuación hacia los demás.
Llegamos a la conclusión de que es necesario encontrar satisfacción de la vida
diaria, de la vida familiar, pero no todos los padres lo consiguen. Existen factores que
dificultan obtener satisfacción de la vida familiar. Algunos de ellos son los siguientes:

• Hoy día es frecuente encontrar familias en las que trabaja el padre y la madre y
esto supone escaso tiempo para dedicarse a solucionar los problemas que van
surgiendo.
• La ausencia de sentido familiar se manifiesta por el creciente número de
divorcios, problemas de alcohol, droga, aumento de malos tratos, etc.

La clave por tanto es sentirse satisfecho como padre/madre. Para ello hay algunos
sentimientos básicos que hay que procurar experimentar como si fueran claves para
encontrar la satisfacción:

• Debemos divertirnos.
• Debemos estar confiados en que los hijos están sanos y son felices.
• Hay que estar confiado de que los demás nos respetan como padres.
• Debemos estar satisfechos con el trabajo que hacemos.
• Hay que luchar contra el exceso de ansiedad.
• Debemos estar seguros de que los hijos agradecen nuestras contribuciones a sus
propios logros.

La autoestima como padre depende entre otros factores de la satisfacción que se


obtiene del hecho de ser padre y de la vida familiar en general. Siguiendo a REYNOLD
BEAN en su libro “Cómo ser mejores padres” encontramos que hay baja autoestima en
los padres si se demuestra a menudo lo siguiente:

• Se deprimen fácilmente (sentimientos de tristeza, energía baja, pensamientos


taciturnos) cuando están en casa, incluso cuando los demás parecen sentirse bien.
• Evitan hacer cosas con toda la familia por las molestias que ello conlleva.
• Los padres no están de acuerdo en temas que conciernen a los niños, así que evita
discutirlos, aunque necesite hablar de ellos con alguien.
• Están involucrados en más luchas de poder de las que desearían.
• Tienen la impresión de que sus hijos manejan su vida.
• A menudo no saben cómo manejar a los niños. No quieren que nadie adivine que no
saben lo que están haciendo.
• Tienen la impresión de que todos los demás (profesores, médicos, enfermeras,
padres, artículos de revistas y comedias de televisión) saben más sobre cómo educar
a los niños que ellos mismos.
• Siempre sienten la necesidad de controlar a sus hijos por miedo a que se le vayan de
las manos.
• Se deprimen o enfadan cuando los niños les dicen algo ofensivo, en lugar de
mantener la compostura.

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• Desearían un día libre pero parecen incapaces de conseguirlo. Nunca es el momento
adecuado.
• Nadie en la familia parece hacer bien las cosas y ellos se ven obligados a hacer
cosas que desearían que hicieran otros.
• La lista de responsabilidades como padre se hace cada vez más larga, pero carecen
de motivación para cumplir con su deber. Tienen la impresión de que le están
exprimiendo.

Es conveniente concretar que es necesario aumentar la autoestima como padre o


madre. A continuación y siguiendo una vez más el libro antes citado de REYNOLD
BEAN, se aportan algunas sugerencias que pueden ayudar:

• Pasen tiempo a solas con cada uno de sus hijos siempre que puedan para que no le
distraigan las necesidades de los otros miembros de la familia. Éste es el método
más importante y el menos utilizado para aumentar la satisfacción en la vida
familiar.
• Tengan “secretos” para cada miembro de la familia (incluido usted mismo) para que
los "tesoros" privados de cada uno estén a salvo de la curiosidad de los demás.
• Los padres deben pasar tiempo a solas todas las semanas, sin niños ni otras
distracciones. Es imprescindible salvaguardar este tiempo sagrado.
• Permitan que la casa esté desordenada durante el día, mientras todos están
cumpliendo con sus obligaciones, pero exijan que luego participen de la limpieza
por la noche. Al fin y al cabo, la casa es de todos.
• Tengan siempre algo disponible para comer que guste a la familia porque la comida
es un factor importante de seguridad, aunque esta medida no soluciona por sí sola
los desórdenes nutritivos o la obesidad, que se basan en factores emocionales, no en
la disponibilidad de la comida.
• Aprendan a planificar para no desaprovechar las oportunidades satisfactorias por la
aparición de acontecimientos imprevistos. Una buena planificación es
imprescindible en las familias con poco tiempo libre.
• Establezcan tradiciones familiares cada semana, mes o año. Esto es especialmente
importante si los parientes viven a una cierta distancia o si los hijos viven fuera de
casa.
• Acepten el hecho de que a la gente no le gusta que le impongan tradiciones, pero sí
los recuerdos agradables que conllevan.
• Si les gusta la música, tengan un casete portátil o un compact-disc con auriculares
para poder escuchar la música sin molestar a nadie.
• Cultiven sus amistades. A largo plazo, no se puede depender de la familia para
satisfacer todas las necesidades sociales. Ello otorga expectativas poco realistas a
los demás miembros de la familia.
• Valoren cada día en una escala que se invente. Esto les obligará a evaluar la calidad
de cada día y a encontrar maneras de mejorar. También le proporcionará un
sentimiento de satisfacción cuando el día ha ido maravillosamente. Muestre su
invento al resto de la familia.
• Dividan sus metas en etapas, para avanzar todos los días en la dirección adecuada.
No pospongan las cosas hasta que pueda conseguirlo todo de una sola vez. Si no, lo
más probable es que nunca alcance sus metas y se enfade y deprima.
• Escojan un día cada dos semanas y propóngase no gritar durante todo el día. A
menos que les divierta gritar, la mayor parte de las personas se sienten estúpidas e

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impotentes después de hacerlo. Un día sin sentirse estúpido puede hacer maravillas
por la autoestima.
• Si no tienen la costumbre de gritar, elijan prescindir de alguna otra cosa que les haga
sentirse estúpidos e impotentes.
• Desarrollen su propia lista de cosas que puede hacer para aumentar su autoestima.
Sin embargo, no incluyan cosas que desean cambiar porque pocas personas pueden
cambiar un comportamiento neurótico y disfuncional por ponerlo simplemente en
una lista. Sólo conseguirán frustrarse intentando cambiar cosas que no están en sus
manos.
• Aprendan a decir "no". Muchos padres no saben, sobre todo si los niños exigen
continuamente. Pero no siempre se les puede dar lo que quieren.

AUTOESTIMA EN LOS NIÑOS


Niñez temprana
La transición de la lactancia a la edad temprana está ligada al desarrollo de una nueva
relación respecto al mundo de los objetos. Los principales intereses del niño/a están
encaminados al dominio de las nuevas acciones con objetos, lo cual constituye su
actividad principal. El adulto asume su papel de maestro, educador, colaborador y
ayudante, con el fin de que alcance este dominio, sin embargo, por desconocimiento, no
siempre lo hace adecuadamente.

En la niñez temprana ocurren cambios importantes para el desarrollo de la personalidad


del hombre y se producen en ella, tres logros a destacar: dominio y perfeccionamiento
de la actividad con los objetos, del lenguaje y de la marcha.
Esta etapa constituye el período sensitivo del desarrollo del lenguaje, es decir, es el
momento donde se aprende con más facilidad y rapidez la lengua materna.

Aproximadamente a los 3 años se distingue respecto a los demás y dice: “Yo”, “Yo
corro”, “Yo solo”, “Yo quiero”. El niño/a comienza a comprender que es él/ella quien
realiza una u otra acción, como resultado de poder ejecutar, sin la ayuda del adulto, las
acciones más diversas, de asimilar hábitos sencillos de autoservicio.

Surge la llamada “crisis de los tres años” porque es un período en el que el niño/a desea
ejecutar otras acciones más complejas e independientes para parecerse a los adultos y
éstos lo limitan y tratan de mantenerlo en actividades de un pequeño/a menor. Entonces,
se rebela y el adulto tiene dificultades ante su obstinación y negativismo que, exhibe
contra él, ya que lo/a cuida constantemente y sobreprotege.

Niñez Intermedia
Es preciso que los niños desarrollen el autoconcepto, y en este proceso es sumamente
importante la ayuda de los padres. Definamos primero el autoconcepto, el cual es el
sentido de nosotros mismos, es decir, lo que opinamos de nosotros. Así pues, en la
medida en que los niños desarrollen un autoconcepto fuerte, duradero y positivo, los
niños desarrollaran habilidades sociales, físicas e intelectuales que les permitirán verse
como individuos valiosos para la sociedad. Es ideal que el niño, "realice algunas tareas"
para desarrollar el autoconcepto, tales como:
1. Ampliar su autocomprensión para reflexionar sobre las percepciones, necesidades y
expectativas de otras personas.
2. Aprender más acerca de cómo funciona la sociedad.
3. Desarrollar patrones de comportamiento que los satisfagan personalmente.

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4. Dirigir su propio comportamiento.

Por lo tanto podríamos concluir que la infancia intermedia es una época importante para
el desarrollo de la autoestima, para la construcción de una autoimagen positiva o
autoevaluación.
Durante esta etapa, es conveniente en el desarrollo del niño, solucionar la crisis de la
competencia, la cual según Erikson, es fundamental para lograr una buena autoimagen.
Esto consiste en la capacidad del niño para dominar habilidades y completar trabajos.

El grupo de iguales, es importante en el desarrollo de la personalidad, ya que tienen


algunos efectos positivos en la vida del niño, tales como: el desarrollo de habilidades de
sociabilidad, mejoramiento de relaciones y adquisición del sentido de pertenencia. Las
relaciones familiares, también sufren algunos cambios, ya que el niño, pasa mucho
tiempo fuera de su casa, a diferencia de etapas anteriores, y esto se debe a que ahora se
ocupa en la escuela, con los amigos, los juegos, las clases extracurriculares, etc. Pero, a
final de cuentas, un ambiente de amor, apoyo y respeto por parte de todos los miembros
de una familia, brinda un excelente pronóstico para lograr un desarrollo saludable.

CÓMO ESTIMULAR LA AUTOESTIMA DE LOS NIÑOS


La autoestima se construye a través de un proceso de asimilación e
interiorización desde el nacimiento pero que puede modificarse a lo largo de toda la
vida. Se genera por la imagen que los otros nos dan de nosotros mismos y por el valor
que demos a esta imagen. Es durante la infancia y adolescencia donde la autoestima
crea una marca profunda, porque es en estas etapas cuando nos encontramos más
vulnerables y flexibles.
Considerando que una buena autoestima hará con que el niño experimente
efectos positivos como la confianza, el ánimo, el interés y el placer de aprender y de
realizar sueños, es necesario que sea edificada desde que el niño sea apenas un bebé. El
afecto y el cariño entre el recién nacido y sus padres, pueden ser considerados una guía
de la autoestima. El bebé debe sentirse querido y abrazado por lo que es. Por eso, en el
caso de que tu bebé haya nacido con alguna anomalía o deformación física, cuide para
que él no sienta tu preocupación. Acércate aún más a él. El niño que no siente que es
valorado por sus padres, puede desarrollar el miedo de ser abandonado.
Lo mismo se debe hacer, por ejemplo, cuando el niño, en la escuela, es "rotulado" como
el malo, el trasto, el impertinente, y lo único que hacen, compañeros y alumnos, es
dejarle de lado, discriminarle, haciéndole sentir marginado y rechazado por todos. Esta
postura no le ayudará en absoluto. Lo que sí creará es una baja estima en el niño que, en
poco tiempo, podrá llevarle al fracaso escolar.

Como siempre decimos, cada niño es único, y en el caso de que quieras construir una
buena autoestima en tu hijo, debes considerar factores como su temperamento, sus
habilidades, debilidades, mecanismos de defensa, deseos, y su nivel cognitivo.

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Michelle P. Maidenberg, psicoterapeuta en NY y directora clínica de Westchester
Group Works, dio ocho consejos para criar niños con autoestima:

1. El modelo es fundamental. Si quieres niños fuertes, necesitas el ejemplo de un padre


fuerte y valiente ante la vida.
2. La clave es fomentar confianza en tu hijo. Esto implica ayudarlo a superar
obstáculos y felicitarlo cuando realmente se esfuerce.
3. Conoce las limitaciones y el temperamento de tu pequeño.
4. Refuerza sus conductas valientes.
5. Ten cuidado con los mensajes subliminales que les envíes a tus hijos. Por ejemplo,
si le repites todo el tiempo que debe tener cuidado, le estás expresando que no es
capaz de enfrentar riesgos por él solo.
6. Si tu hijo es temeroso en ciertas ocasiones, jamás lo hagas sentirse avergonzado de
ello.
7. Si aún es pequeño para algún reto pero lo quiere intentar, no lo limites, mejor
ayúdalo a lograrlo.
8. Habla con tus hijos sobre sus miedos y enfréntenlos juntos

Otros consejos para fomentar una buena autoestima:


• Mostrarles aprecio y reconocimiento por las actividades en que sobresalen y
apoyarlos en las que se sientan inseguros o poco aceptados.
• Prestarle atención al niño cuando lo necesite. Se recomienda escucharlos y
demostrarles que nos interesa lo que dicen, mirándolos a los ojos y en ocasiones
repitiéndoles lo que entendimos para verificar qué quieren decir.
• Demostrarles afecto con caricias, abrazos y frases estimulantes como "estoy muy
orgulloso de ti", "has hecho un trabajo magnífico".
• Elogiar sus esfuerzos: "Limpiaste muy bien la mesa", "te quedó muy bien ese
cuadro".
• Reconocer sus intentos de relacionarse con las demás personas: "Qué bueno que le
prestaste tus carritos a Juan". "Hoy me ayudaste mucho a cuidar a tu hermanito".
• Crear un ambiente donde podamos expresar lo que sentimos, hablando de nuestros
sentimientos abiertamente.
• Darle pequeñas sorpresas como recaditos cariñosos, un dibujo, una tarjeta de
felicitación, etc.
• Compartir aficiones e intereses con el niño. Por ejemplo, hacer un deporte juntos,
invitarlo a un concierto o simplemente sentarse con el niño a jugar un juego de mesa
en familia.
• Resaltar sus características especiales: "Eres muy bueno en trabajo manual",
"cuando me ayudas en el jardín las flores se ponen bonitas".
• Aceptar y respetar sus ideas, animándolo para que las lleve a cabo aunque sean
diferentes a las nuestras.
• Respetar la intimidad de su habitación y permitirle que lo decore como a él le gusta.
• Permitirle que cumpla con sus responsabilidades a su manera, para que así descubra
por sí mismo sus cualidades y habilidades.

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LAS FRASES NEGATIVAS QUE NUNCA DEBES DECIRLE A TU HIJO
Cuidado con lo que dices a tu hijo. Presentamos las motivaciones negativas, es decir, las
frases que debemos descartar de nuestra educación y comunicación con nuestros hijos.
Cuando se dicen estas frases delante de otras personas se produce humillación, y la
actitud negativa queda más reforzada.

- MOTIVACIÓN NEGATIVA (Frases dichas por los padres a sus hijos)


- ACTITUD PROMOVIDA (en los hijos)

Eres un desordenado - El desorden


Siempre estás deseando fastidiar- Fastidiar aún más
Debes aprender de tu primo - Rechazo al primo
Así no llegarás a ningún sitio - Temor
Estoy harta de ti - Desamor
Ya no te quiero - Desamor
Aprende de tu hermano - Celos
Quedas castigado - Tristeza, venganza
Siempre te estás peleando - Me gusta pelear
Apártate de mi vista ... no quiero verte - Desamor
No sabes estar quieto - Soy nervioso
Me matas a disgustos - Temor, desamor
Siempre estás peleando - Es lo mío
Cada día te portas peor - Soy así, soy malo
Eres un mentiroso - Lo mío es mentir
No sé cuando vas a aprender - Tristeza. No puedo
No me quieres nada - Desamor. Tristeza
Así no tendrás amigos - Es verdad
Se lo diré a papá cuando venga - Temor. Tristeza
Como sigas así te voy a castigar - Temor

Notas:
a) cuando se dicen estas frases delante de otras personas se produce humillación, y la
actitud negativa queda más reforzada.
b) es aconsejable ir usando estas frases cada vez menos
c) sigue el ejercicio. Añadir 10 frases más, las que se usan en casa, observarlas, e
verificar qué tipo de actitud puede estar motivando a tu hijo.

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