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El arte y específicamente la música es inherente al ser humano.

Cada movimiento realizado y


traducido en diferentes medios es voluntad de comunicación es un lenguaje, es sentimiento, es
historia, una extensión del ser humano. Un signo más a mi parecer de la potencia de nuestras
facultades para crear una dimensión simbólica que intente congregarnos a todos en los diferentes
reflejos de nuestra existencia. Toda la obra musical es un manto que acoge y asimilamos en ella la
realidad que vivimos. Lxs hondureñxs como parte del derecho a desarrollar el potencial que
tenemos, merecemos la oportunidad de comprender y descubrir la libertad que otorga el arte, que
es un juego introspectivo necesario para alcanzar la dignidad, la justicia y la espiritualidad. Ya que
nos vuelve más humanos, nos cohesiona y lamentablemente nos hace falta. Me parece por todos
los padecimientos que sufre la sociedad hondureña actualmente son consecuencia del uso de la
educación y el arte más que una herramienta de liberación y "progreso" cómo un medio de
control y dominación, un modelo en latinoamericano que mantiene a muchos al margen de esa
continuidad técnica e histórica del arte y específicamente la música (sin obviar que por ser innato
aflora hasta en formas simples como el reggaetón) y que nos mantiene en la ignora, muy lejos de
alcanzar nuestro máximo potencial. Se requiere de más inversión tanto de las instituciones como
de sociedad civil para salir de ese letargo y continuar haciendo crecer y dignificando la cultura, el
rol del músico artista y las instituciones que velan y protegen este patrimonio y derecho humano,
desde la periferia.

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