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CONSIDERACIONES GENERALES
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A entender de las Organizaciones empresariales las reformas que planea el Gobierno,
en el documento de fecha 30 de marzo de 2021, se alejan de las recomendaciones de
Bruselas por lo que no nos sentimos obligados por ellas, como tampoco lo estamos por
los acuerdos de Gobierno, sin que ello suponga cuestionar su legitimidad para
alcanzarlos por los cauces que se estimen oportunos.
CONSIDERACIONES ESPECÍFICAS
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A la impertinencia de dicha interpretación se adiciona, a juicio de las Organizaciones
empresariales, la inoportunidad del momento por los efectos adversos que podría
aparejar sobre el empleo. En todo caso, dicha modificación no debería acometerse
de forma aislada y al margen de la reforma global de la contratación comprometida
con Europa para reducir la temporalidad, que también deberá alcanzar al sector
público donde las cifras de temporalidad femenina resultan ciertamente
alarmantes, con un gap de más de 12 puntos sobre los hombres y sobre el empleo
privado, y donde la temporalidad se utiliza para acometer necesidades estructurales
del sistema como la Sanidad o la Educación.
Más allá de la burocracia que resulta de la reforma que se plantea, la extensión del
régimen de responsabilidades de las empresas pertenecientes a la cadena de
subcontratación a la empresa principal, se trate de empresas contratadas para
realizar servicios correspondientes a la propia actividad o no, resulta inasumible.
4
En su caso, la aplicación del convenio sectorial en su conjunto, socavaría la prioridad
aplicativa del convenio de empresa al deber garantizar “como mínimo, los mismos
derechos que el convenio sectorial que corresponda a la actividad ejecutada en la
subcontrata”.
Por otro lado, no se comparte la eliminación de la letra g) del apartado 2, que facultaba
a los convenios sectoriales estatales y autonómicos y acuerdos interprofesionales para
introducir nuevas materias en las que tenga prioridad aplicativa el convenio de
empresa.
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Igualmente, no se asume el cambio de calado en el penúltimo párrafo, pues sumado
al último párrafo los convenios sectoriales estatales y autonómicos y acuerdos
interprofesionales podrían convertir en papel mojado la prioridad aplicativa del
convenio de empresa, que ya ha quedado muy cercenada.
Además, con el último párrafo introducido en el artículo 84.2 del ET, surgen distintos
problemas, por un lado, la falta de concreción sobre a qué se alude con “derechos
mínimos de las personas trabajadoras” y, por otro, y aún más grave se vulnera la
unidad de convenio, que sigue contemplando el artículo 3.3 del ET, entrando en una
suerte de espigueo.
Al mismo tiempo esta imprecisión puede colisionar con el apartado 4 que regula como
materias no negociables en el ámbito de comunidad autónoma determinadas
materias como el período de prueba, las modalidades de contratación, la clasificación
profesional o la jornada máxima, que pueden incluirse, a tenor de lo expuesto en el
párrafo anterior, dentro del resto de materias.
Finalmente, por lo que se refiere a las relaciones de concurrencia entre los ámbitos
sectoriales estatales y autonómicos, no parece equilibrado reforzar las unidades de
negociación autonómicas frente a las estatales, con la supresión que se plantea en el
apartado 4, y mantener, en el apartado 3, la disposición de lo previsto en el ámbito
estatal por el autonómico.
CONCLUSIÓN
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