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Espermatozoide

el espermatozoide humano

Para la gameta masculina de las plantas,


véase Anterozoide
En este artículo se detectó el siguiente
problema.

Un espermatozoide es una célula haploide


que constituye el gameto masculino.[1] Es
una de las células más diferenciadas y su
función es la formación de un cigoto
totipotente al fusionarse su núcleo con el
del gameto femenino, fenómeno que dará
lugar, posteriormente, al embrión y al feto.
En la fecundación humana, los
espermatozoides dan el sexo a la nueva
célula diploide, pues pueden llevar
cromosoma sexual X o Y, mientras que el
óvulo lleva solo el cromosoma X.

Espermatozoide fecundando a un óvulo.


Etimología
Proviene del francés spermatozoïde. A su
vez, fue compuesta de las voces
francesas spérma (proveniente del griego
σπέρμα, propiamente ‘semilla’), zôion (del
griego ζῷον 'animal') y el sufijo -oïde (‘-
oide’, o sea, ‘en forma de’ o ‘parecido a’).[2]

Historia
El espermatozoide fue descrito por
primera vez en 1677 por el científico Anton
van Leeuwenhoek, reconocido como
"padre de la microbiología". Sin embargo,
la primera persona en visualizarlos fue un
estudiante de medicina llamado Johan
Ham, quien le comentó que había visto
unos pequeños 'animálculos' en el semen.
Ham pensaba que esos pequeños
animales eran fruto de la putrefacción del
líquido seminal. Leeuwenhoek, al
contrario, supuso que se trataba de un
componente habitual del semen y realizó
la primera descripción detallada de los
espermatozoides. Además, también fue la
primera persona en proponer que la
fecundación ocurría por la entrada del
espermatozoide dentro del óvulo, ya que
por aquel entonces se creía que la
fecundación tenía lugar por vapores que
emanaban del esperma.

Posteriormente, en 1697, Nicolás


Hartsocker propuso la teoría del
homúnculo. Hartsocker fue un científico
holandés que se dedicó a investigar sobre
el origen de la vida. La observación de los
espermatozoides al microscopio le llevó a
pensar que dentro de cada uno de ellos
había un homúnculo, una especie de ser
humano en miniatura. En conclusión, su
teoría expone que en cada uno de los
espermatozoides ya se encuentra en
potencia el ser humano que después va a
ir desarrollándose en el vientre femenino.

Por último, cabe destacar la figura de


Lazzaro Spallanzani, un fisiólogo y
sacerdote italiano que investigó la
incógnita que era aún la fecundación y el
papel que jugaba el espermatozoide en el
proceso. En uno de sus experimentos
tomó huevos vírgenes y líquido seminal de
ranas y los puso en contacto, logrando la
fecundación de los primeros. Este trabajo
se podría considerar como el primer
trabajo sobre fecundación (o
inseminación) artificial realizado a partir
del método experimental. Posteriormente,
sobre 1790, se dedicó a investigar la
inseminación artificial en perros: inyectó
con una jeringa espermatozoides a una
perra y esta quedó preñada. Gracias a
estos experimentos se demostró la
importancia del espermatozoide en el
proceso de la fecundación. Además, estos
descubrimientos sirvieron de base para
que el cirujano inglés Hunter pudiera
intentar su aplicación a la especie
humana.

Espermatogénesis
La espermatogénesis es el proceso en el
cual los espermatozoides se producen a
partir de las células germinales
primordiales del hombre
(espermatogonias) mediante mecanismos
de mitosis y meiosis. Es el mecanismo de
gametogénesis en el hombre y se
desarrolla en los testículos (gónadas
masculinas), aunque la maduración final
de los espermatozoides se lleva a cabo en
el epidídimo. Los espermatozoides son
células reproductoras masculinas,
destinadas a la fecundación del óvulo;
miden de diez a sesenta micras de
longitud y están compuestas de una
cabeza que contiene el material
cromosómico y de una cola o flagelo que
actúa como propulsor.[3]

Estructura del
espermatozoide humano
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contenido
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Espermatozoides en movimiento (filmados con un
microscopio óptico X 1024).

Los espermatozoides en el ser humano


son de forma piriforme, solo sobreviven en
un medio ambiente cálido, aunque entre 1
y 3 ºC por debajo de la temperatura
corporal, y son las únicas células humanas
en poseer flagelo; esto la ayuda a ser una
célula con alta movilidad, capaz de nadar
libremente.

Se componen principalmente de dos


partes: una cabeza y su flagelo, pero
dentro de ellas podemos distinguir varias
estructuras, las cuales, en orden cefálico-
caudal (de la cabeza a la cola, es decir, de
arriba abajo), son: acrosoma, núcleo,
membrana, cuello, pieza media, cola y
pieza terminal. Viven de media 24 horas,
aunque es posible que lleguen a fecundar
el óvulo después de tres días.

Cabeza: acrosoma, membrana y


núcleo

Espermatozoide.
La cabeza contiene dos partes principales:
el acrosoma, que cubre los dos tercios
anteriores de la cabeza; y el núcleo, que
contiene la carga genética del
espermatozoide (23 cromosomas, en el
pronúcleo, que, unidos a los 23 del óvulo
dan lugar a la célula madre, al sumarse el
total de 46 cromosomas, agrupados en
pares). En los seres humanos la medida
de la cabeza del espermatozoide es de
5 µm (micrómetros) de longitud. Tanto el
pronúcleo como el acrosoma están
envueltos en medio de una pequeña
cantidad de citoplasma y revestidos por
una membrana plasmática que une la
cabeza al cuerpo del espermatozoide. Es
la parte más importante adjunto con el
cuerpo. Esta membrana tiene altos niveles
de ácidos grasos poliinsaturados que son
las principales responsables de la
movilidad del esperma.[4]

El acrosoma es una capa formada por las


enzimas hialuronidasa, acrosina y
neuraminidasa que favorecerán la rotura
de la zona pelúcida para la penetración, la
cual rodea al ovocito.
El núcleo, después de que el acrosoma
abra la zona pelúcida del ovocito, es la
única parte que entra a su citoplasma,
dejando atrás la membrana ya vacía, para
luego fusionarse con el núcleo del óvulo,
completarse como célula diploide y
empezar la división celular (mitosis). Por
lo tanto, como las mitocondrias y todo lo
demás del gameto masculino no se unen
al cigoto, todas las mitocondrias de la
nueva célula provienen de la parte
materna. La cromatina de un
espermatozoide maduro está altamente
condensada debido al reemplazo de las
histonas con protaminas durante la
espermatogénesis.[5]

Flagelo: cuello, pieza media, cola,


pieza terminal

Espermatozoide.

El cuello es muy corto, por lo que no es


visible mediante el microscopio óptico. Es
ligeramente más grueso que las demás
partes del flagelo y contiene residuos
citoplasmáticos de la espermátida. Tras
estos elementos contiene dos centriolos:
el distal, que origina la pieza media, y el
otro, el proximal, desaparece luego de
haber dado origen al flagelo.[6] Contiene
una placa basal de material denso que lo
separa de la cabeza y es donde se anclan
9 columnas proteicas, que son centriolos
modificados, continuándose por toda la
cola. De uno de ellos (el distal) se origina
la pieza media.
La pieza media (de unos 4 o 5 μm de
longitud) posee una gran cantidad de
mitocondrias concentradas en una
vaina helicoidal, que proveen de energía
al espermatozoide, produciendo ATP. El
espermatozoide necesita esta energía
para realizar su recorrido por el cérvix, el
útero y las trompas de Falopio
femeninas hasta llegar al ovocito para
fecundarlo.
La cola (de 35 μm) le proporciona
movilidad (zona flagélica funcional
recubierta solo de membrana).
La cola le proporciona movilidad, y ésta
puede ser de tipo A, B, C o D; según se
observe en el seminograma. Tipo A
correspondería a los espermatozoides
con movimiento rectilíneo a una
velocidad mayor de 25 micras/s, frente
a las 5-24 micras/s del tipo B los cuales
tienen un movimiento sin trayectoria
definida, una velocidad inferior a 5
micras/s para el tipo C, los cuales
apenas se desplazan aunque sí se
detecta movimiento en ellos, y un
movimiento nulo para el tipo D. Por
tanto, se agrupan en movimientos
progresivos (tipo A y B) y no progresivos
(C).

Movilidades anormales se corresponden


con porcentajes menores al 50 % de A+B o
25 % de A —anotar que la movilidad de
tipo A es poco común en el esperma de la
población (en torno al 1 %)—. Estas
anormalidades reciben el nombre de
astenozoospermia o astenospermia;
distinguiéndose entre leve, moderada y
grave.

Características exclusivas
según especie
Existe una relación indirecta entre el
volumen de eyaculado y la concentración
de espermatozoides en las distintas
especies:

En los seres humanos, los


espermatozoides poseen una cabeza de
5 a 8 µm y una cola de 50 µm de
longitud. Poseen una velocidad de 3
milímetros por minuto. El eyaculado
humano normal es de 2 a 6 ml
(mililitros), y transporta entre 60 y 300
millones de espermatozoides (según la
duración de la abstinencia previa). Para
fertilizar al óvulo ha de haber más de 20
millones de espermios por ml.
En los cerdos, la eyaculación es de unos
100  a 600 ml, con una concentración de
300 000 a 1 000 000 de
espermatozoides/mm³.[7] La longitud
de los espermatozoides es de unos
90 μm.

En parte de los mamíferos, incluidos los


seres humanos, los espermatozoides
deben ser producidos a una temperatura
más baja que la media del organismo
(2 °C menos de lo normal en humanos),
por ello las gónadas masculinas se
encuentran fuera del cuerpo.

Epigenética en el
espermatozoide
El desarrollo de las células germinales
primordiales hasta espermatozoides
maduros es una etapa clave para la
reprogramación epigenética. La
metilación del ADN y la modificación de
histonas producen cambios en la
gametogénesis; y alteraciones a cualquier
nivel del epigenoma del espermatozoide
puede afectar a la fertilidad y al correcto
desarrollo del embrión.

Patrones de metilación en las


células germinales masculinas

Estudios recientes en ratones y humanos


muestran que las células germinales
masculinas poseen un único patrón de
metilación en comparación con los tejidos
somáticos. Los patrones de metilación de
promotores en el esperma, como la
hipometilación, permitirían la expresión de
genes específicos de las células
germinales involucrados en la
espermatogénesis; mientras que la
hipermetilación daría lugar a la represión
de la pluripotencia y de genes específicos
de tejidos somáticos. Muchos de estos
sitios con metilación diferente en el
esperma y en tejidos somáticos se
encuentran fuera de regiones génicas y de
islas CpG, por lo que parece que juegan
otros papeles además de controlar la
expresión génica. Los patrones de
metilación en secuencias centroméricas e
intergénicas pueden ser necesarias para
que se forme la estructura cromatínica
especializada que encontramos en las
células germinales.

Los patrones de metilación de las células


somáticas se establecen temprano
durante la vida embrionaria y se
mantienen en el desarrollo y en el adulto.
Las células germinales, sin embargo, van a
sufrir dos oleadas de desmetilación para
poder establecer patrones específicos de
sexo que dan lugar a los genes
improntados. Al contrario que en el óvulo,
los patrones epigenéticos de los
espermatozoides se empiezan a adquirir
prenatalmente. La adquisición inicial se
relaciona con la expresión de Dnmt3a y
Dnmt3L, lo cual es consistente con el
papel de las enzimas DNMT3 como
metiltransferasas de novo. Estos patrones
se completan después del nacimiento en
la fase paquinema de la meiosis.[8]

Remodelación de la cromatina …

La cromatina del esperma de los


mamíferos es única, pues está altamente
organizada, condensada y compactada. La
remodelación cromatínica está facilitada
por la hiperacetilación de las histonas y
por el ADN topoisomerasa II, la cual
produce mellas temporales en el ADN para
aliviar el estrés torsional debido al
superenrollamiento.

Las protaminas condensan las cadenas


de ADN y forman una unidad de
empaquetamiento básica de la cromatina
llamada toroide. Confieren un nivel mayor
de empaquetamiento del ADN al de las
células somáticas. Todo esto protege a la
cromatina durante el transporte a través
del tracto reproductivo masculino y
femenino. Además, las protaminas son
necesarias para el silenciamiento del
genoma paterno y la reprogramación del
patrón de impronta del gameto. Sin
embargo, un 15 % de las histonas no son
reemplazadas en la cromatina del
esperma humano, causando que esté
menos compactada.

En la espermatogénesis, las protaminas


sustituyen progresivamente las histonas
de forma escalonada. Primero, las
histonas somáticas se reemplazan por
variantes de histonas específicas de los
testículos. En la espermiogénesis las
variantes de histonas específicas de tejido
se cambian por proteínas de transición
(TP1 y TP2) en un proceso que requiere la
remodelación del ADN. Las proteínas de
transición son necesarias para la normal
condensación de la cromatina, para
reducir el número de roturas del ADN y
para prevenir la formación de defectos
secundarios en los espermatozoides y la
pérdida eventual de la integridad
genómica. Finalmente, en la elongación de
las espermátides, las proteínas de
transición se sustituyen por protaminas.
Este proceso secuencial facilita la
remodelación molecular del genoma
masculino en la diferenciación de la
espermátida.

En humanos, la ratio P1/P2 es


aproximadamente de 1.0 y alteraciones en
este cociente se asocian con infertilidad.
Las protaminas tienen aproximadamente
la mitad del tamaño de las histonas. Son
proteínas nucleares básicas que se
caracteriza por un núcleo rico en argininas
y residuos de cisteínas. Los niveles altos
de arginina causan una carga neta
positiva, facilitando así su unión al ADN.
Asimismo, los residuos de cisteína
facilitan la formación de múltiples puentes
disulfuro inter e intraprotaminas, que son
esenciales para el empaquetamiento en
orden superior de la cromatina. Las
protaminas P2 contienen menos grupos
de cisteínas, lo que provoca que el ADN
sea más susceptible al daño.[9]

Véase también
Sexualidad
Plasma seminal
Referencias
1. Audesirk, Teresa; Audesirk, Gerald;
Byers, Bruce E. (2003). Biología: la vida
en la tierra . Pearson Educación.
ISBN 9789702603702. Consultado el 9
de agosto de 2017.
2. Real Academia Española y Asociación
de las Academias de la lengua
española. «Diccionario de la lengua
española: espermatozoide» .
Consultado el 20 de febrero de 2021.
3. «26.4C: Spermatogenesis» . Medicine
LibreTexts (en inglés). 24 de julio de
2018. Consultado el 23 de agosto de
2020.
4. Lozano, G. M., Bejarano, I., Espino, J.,
González, D., Ortiz, A., García, J. F.,
Rodríguez, A. B., Pariente, J. A. (2009).
«Relationship between Caspase
Activity and Apoptotic Markers in
Human Sperm in Reponse to
Hydrogem Peroxide and
Progesterone.» Journal of
Reproduction and Development 55(6):
615-621.]
5. Lozano, G. M., Bejarano, I., Espino, J.,
González, D., Ortiz, A., García, J. F.,
Rodríguez, A. B., Pariente, J. A. (2009).
«Density gradient capacitation is the
most suitable method to improve
fertilization and to reduce DNA
fragmentation positive spermatozoa
of infertile men.» Anatolian Journal of
Obstetrics & Gynecology 3(1): 1-7.
. Real Academia Nacional de Medicina
(ed.). «espermatozoide» . Diccionario
de términos médicos. Consultado el
12 de septiembre de 2020.
7. Padilla Pérez, Manuel (2007). «Uso de
la inseminación artificial porcina: lo
que aún no sabiamos | Razas Porcinas
- Cría y Producción Porcina y de
Carne» . razasporcinas.com.
Consultado el 28 de enero de 2021.
. Zini, Armand; Ashok Agarwal (2011).
«7». Sperm Chromatin (en inglés).
Springer. ISBN 978-1-4419-1781-2.
9. «7». Sperm Chromatin (en inglés).
Springer. 2011. ISBN 978-1-4419-1781-
2.

Enlaces externos
Nature.com («La vida secreta del
espermatozoide», artículo de la revista
Nature).
La longitud de cabeza y cola no aportan
ventaja a los espermatozoides en su
carrera hasta el óvulo .

Datos: Q74560
Multimedia: Spermatozoa

Obtenido de
«https://es.wikipedia.org/w/index.php?
title=Espermatozoide&oldid=134787408»

Última edición hace 16 horas por Ivanbetanco43


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