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Nombre Alumno: David Challapa

Asignatura: Historia Antigua y Arqueología

Fecha: 01-12-2020

Genesis 50:25

“E hizo jurar José a los hijos de Israel, diciendo: - Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar
de aquí mis huesos.”

Este es un versículo bien conocido. Son las palabras de José al finalizar su vida y pronta su muerte.
Ahora ¿Será que hay prueba arqueológica? ¿Será que hay rastro de que José existió y mucho más
aún que no fue sepultado en Egipto habiéndolo él pedido ser sepultado en otro lugar?

El patriarca José fue llevado a Egipto al ser vendido por sus hermanos, allí a través de problemas
termina en la cárcel para luego ser hecho visir de Faraón.

Arqueológicamente es que José que haya vivido entre los años 1650-1500 a.C. precedente al
periodo del dominio hicso. En 1990 se encontró en la ciudad de
Avaris, ubicada en el delta del Nilo, lo que David Rohl dice ver que
es la tumba de un rico señor, posible un funcionario, ubicada detrás
de una casa modesta y una pirámide en el patio, que, según su
interesante tesis, es la de José. En aquella estatua tiene una
apariencia, cuando se la encontró, de que se la hubiesen ‘arrancado’
la cara, se le arrancó la parte baja del rostro y los ojos, el pelo es
rojizo, y da indicios de piel amarilla, color con que representaban los
egipcios a los extranjeros del norte. También se encontró pintura roja
y negra en la parte de la prenda en forma de patrón. La primera
figura de la derecha como mencionamos solo se encontró parte de lo que es la parte superior,
específicamente la cabeza y parte del hombro. La segunda figura de la derecha es la reconstrucción
de lo que pudiese haber sido, la figura de la estatua de José de Egipto ¿Podría ser José?

Volviendo al relato sagrado, la Biblia presenta la historia de José que transcurre dentro del Génesis
(Génesis 35 al 50) en la parte final de Génesis es que aparece el relato.

Su padre Jacob, a quien Dios rebautizó Israel, tuvo doce hijos (las futuras 12 tribus de Israel no
específicamente pues luego se unirían Manasés y Efraín), de cuatro esposas distintas. José y
Benjamín eran los menores e hijos de Raquel. “Israel amaba a José más que a todos sus hijos
porque lo había tenido en su vejez y le hizo una túnica de diversos colores”. Los diez medio-
hermanos lo detestaban. No solo porque era el mimado del padre sino porque él era distinto a ellos,
sus hermanos. José era soñador e ingenuo. se quedaba en casa mientras los demás hacían el trabajo
duro. A veces era el “soplón” de Jacob: le informaba si sus hermanos hacían el trabajo o no. Con
inocencia les contó los sueños que había tenido por lo que “ellos llegaron a aborrecerlo más
todavía”. Un día los hermanos los hermanos de José se alejaron bastante de la casa con los rebaños.
Jacob le pidió a José que los fuera a buscar. Desde el valle de Hebrón partió el muchacho a
buscarlos y tuvo que alejarse hasta Dotán, sobre las rutas de las caravanas a Egipto pasaban. ¡Ahí
viene el soñador!, fue el comentario sarcástico cuando uno de sus hermanos lo vio a la distancia,
¡Matémoslo y echémoslo a una cisterna!, esta fue la malvada propuesta que declaró uno de sus
hermanos. Según el libro Patriarcas y Profetas el que con mayor vehemencia estuvo su corazón en
aquel plan fue Simeón1. “En el trato cruel hacia su hermano, Simeón había sido el instigador y
protagonista, y por esta razón la elección recayó sobre él” (Elena White, 2007). Rubén, el mayor
de todos, era el menos malo “No lo matemos no derraméis sangre”, les pidió. Ya podemos ver el
horror de José y la angustia al ver que sus propios hermanos lo agarraban, lo despojaran de su
hermoso traje que su padre le había regalado y lo arrojaran a un pozo seco en medio del desierto.
Para colmo se sentaron a comer allí mismo indiferentes a los ruegos del muchacho que por entonces
tenía aproximadamente 17 años. En eso vieron una “compañía de ismaelitas” que viajaban hacia
Egipto con camellos cargados de aromas y mirra. “Vendámoslo a los ismaelitas, pero no les
pongamos las manos encima, porque es nuestro hermano, nuestra propia carne”, fue la sugerencia
de Judá, el cuarto hermano. Lo vendieron declara la biblia por veinte piezas de plata. En este caso
no fueron veinte piezas de plata sino “veinte shekels de plata”2. “En el segundo milenio a.C, el
shekel era un peso, no una moneda. Veinte shekels equivalían aproximadamente a 260 g (9 onzas).
Este era efectivamente el precio medio de un esclavo durante la primera mitad del segundo milenio
a.C. En la segunda mitad de ese milenio, el coste ascendió a treinta shekels, y al principio del
primer milenio se disparó a cincuenta shekels. Así, el precio de venta de José era un precio común
en aquella época, y el papiro de Brooklyn muestra que la actividad descrita en Génesis 39 se
corresponde con las prácticas de principios del segundo milenio a.C. en Egipto” (Hoffmeier,
2008).

La intención de Rubén era de que al haberse alejado un poco sacar luego a José del pozo y
devolverlo a su padre. Cuando volvió ya era tarde, entonces se rasgó la ropa en señal de vergüenza
por lo ocurrido, poco después Jacob haría lo mismo, pero con dolor pues José había sido devorado
por una “mala bestia”. Para dar credibilidad a esta historia, mancharon con sangre de cordero la
túnica de colores de su infeliz hermano y se la llevaron al padre diciendo que la habían encontrado
en el camino.

Entretanto ya en Egipto José era vendido a Potifar capitán de la guardia del faraón. “Pero Jehová
estaba con José que llegó a ser un hombre prospero”. El muchacho era trabajador y muy
inteligente y le cayó en gracia a Potifar que lo elevó al puesto de mayordomo El problema era que
el joven también le caía bien - desgraciadamente- a la esposa de Potifar que, en ausencia del
marido, intentaba seducir a José, que era de “hermoso semblante”. Él no quería traicionar la
confianza de su patrón. Ella insistía hasta que un día lo tomó de la ropa y le dijo: “duerme
conmigo”. El huyó, pero su manto quedo en el piso, en los aposentos de la dama. “El siervo hebreo
que trajiste vino para deshornarnos” mintió la resentida mujer al marido, que le creyó e hizo
arrestar a su mayordomo malo. Pero como de costumbre José se hacía querer: “El jefe de la cárcel
puso al mando de José el cuidado de todos los presos” lo que anticipa las cualidades adjetivas del
fututo visir. Estaba preso, pero casi era el alcaide de la prisión. Así conoce José a dos funcionarios
del palacio caídos en desgracia: el copero- sommelier- y el panadero del faraón, quienes por delitos
que la Biblia no precisa, fueron a dar con sus huesos a la cárcel. Un día que José los ve totalmente
atribulados, ellos le cuentan que tuvieron sueños extraños. El ahora administrador de las prisiones

1
Ver en White, Elena (2007) Patriarcas y Profetas.
2
Ver en Hoffmeier, James (2008) Arqueología de la Biblia.
les explica les explica el significado de sus sueños, indicándoles al copero: la libertad y la
restitución de su cargo, y al pobre panadero la horca. Al que iba ser liberado, José le pide que se
acuerde de él cuando vuelva al palacio y que interceda por el ante el faraón por su caso: “porque fui
raptado de la tierra de los hebreos y nada he hecho para que se me pusieran en la cárcel”. Todo
sucedido como él lo había dicho él, pero una vez el copero vuelto a su trabajo “el jefe de los
coperos no se acordó de José”. Pasaron dos años más, aunque no dice el relato cuanto tiempo
llevaba ya el pobre en la cárcel. Se produce entonces el famoso sueño del faraón: siete vacas gordas
pastan tranquilamente a la orilla del río Nilo cuando surgen del río otras siete vacas falcas, de piel y
hueso, y devoran a las otras siete vacas gordas. Se despierta el faraón intranquilo, pero luego vuelve
a dormir y soñar. Esta vez son siete espigas bellas y hermosas, pero de la misma caña crecen otras
menudas y quemadas por el viento del este y devoran a las espigas bellas y hermosas. Recién al ser
testigo de la impotencia de todos los magos de Egipto y de todos sus sabios para el faraón del
significado de su sueño y se acordó el ingrato copero de faraón de José. Lo sacaron de la cárcel
comenta la Biblia “se afeitó mudó sus vestidos y vino al ante el faraón”. Humilde, José le declara al
rey: “No está en mi interpretar los sueños Dios será quien dé respuesta propicia al faraón”. Y
luego su veredicto: “El sueño del faraón es uno y el mismo” “Lo que Dios va a hacer, lo ha
mostrado al faraón. Vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto. Tras ellos
seguirán siete años de hambre (…) el hambre consumirá la tierra (…) Y que el faraón haya tenido
el sueño dos veces significa que la cosa es firme de parte de Dios y que Dios se apresura a
hacerla”. Así que el faraón da a José su anillo. Lo casa con una egipcia. Lo coloca en segundo lugar
más poderoso para gobernar a Egipto después de él. Así el pastorcillo paso a ser virrey.
Resumiendo, un poco la historia: “Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis a los egipcios”
(…) no os entristezcáis porque para salvar vida me envió Dios delante de vosotros.” José mandó a
sus hermanos a buscar a su anciano padre. El faraón le dijo a José: “En lo mejor de la tierra has
habitar a tu padre, que habiten en la tierra de Gosén” (Delta del Nilo). Para cuando la familia de
José se instaló en Egipto ya era el segundo año de la época de la hambruna.

Volviendo al tema de que la historia de José haya trascurrido un período antes que la de los hicsos
es que hay diversos elementos:

1) La fertilidad de las tierras egipcias depende de las crecidas o desbordes del Nilo cuyas
aguas al retirarse dejaban una capa de limo muy fértil para la siembra y cultivo de grano. El
egiptólogo Karl Richard Lepsius estudió estas crecidas del Nilo durante el reinado de
Amenemhat III y descubrió que por SIETE años la crecida del río fue de 17 metros cuando
el promedio era de 12 metros. Esto implicaría una mayor capa de limo y una mayor
fertilidad. Hasta que las crecidas superaron los 20 metros, es decir, verdaderas inundaciones
que tardarían en reabsorberse e impedían la siembra.
2) Otro indicio que menciona David Rohl en su libro Pharaohs and Kings es el hecho de que
José, para presentarse ante faraón, se afeita. Si el rey, faraón, hubiese sido un hicso -que
llevaban barba hirsuta- no le hubiese molestado que José también tuviese una barba.
3) El faraón da por esposa para José a Asenat, dice la Biblia, la hija de un sacerdote de
Heliópolis de nombre Potifera. En Heliópolis se adoraba al dios Ra, mientras que los hicsos
adoraban al dios Set.
4) En los inicios del largo reinado de Amenemhat III, el poder del faraón no estaba tan
consolidado como lo estará al final. Por el contrario, los monarcas, jefes locales,
territoriales, tenían mucho poder y controlaban grandes zonas del territorio. Pero este poder
local aparecerá totalmente diluido al final del reinado de este faraón, algo que coincide con
la operación de concentración de recursos y tierras que llevó a cabo la tarea de José al
gobernar Egipto sus territorios según orden de faraón y que estas tierras fueron entregadas
vendidas por los egipcios para comprar alimento durante la hambruna. La única tierra que
el faraón no compró fue la de los sacerdotes. No solo eso, sino también "puso por ley hasta
hoy sobre la tierra de Egipto que se diera al Faraón la quinta parte de las cosechas",
declara el Génesis.
El relato bíblico coincide con el gran poder acumulado por Amenemhat III que lo convirtió
en el más poderoso de la doceava dinastía. Bajo el reinado de este faraón se construyó
además un edificio muy original llamado el laberinto, del cual quedan sólo ruinas, que
Heródoto dice haber visto y que "excede toda ponderación". Para David Rohl ese pudo
haber sido el edificio que usaba José para su masiva distribución de granos. Se empieza a
construir en el año 15 del reinado del faraón lo que coincide con los primeros años de
"vacas gordas" o grandes crecidas del río Nilo. ¿Por qué un laberinto? Tal vez para evitar
robos en los graneros. El laberinto se encuentra además cerca del lago Moeris (Qarum),
unido al Nilo por un canal artificial, llamado Canal de José (Bar Yusuf), una obra
destinada seguramente a aliviar las
crecidas del Nilo desagotando hacia el
lago. En la zona en la cual se asentaron
los hermanos de José, cuyos
descendientes, según la Biblia, "llegaron
a ser muy numerosos", es donde se
encontró la ciudad de Avaris y en ella
muchas construcciones, objetos y hasta
restos humanos de origen no egipcio, sino
sirio o cananeo. Se halló también una
casa más importante que las demás, en cuyo jardín está el sepulcro que David Rohl cree es
el de José, en la ciudad de Avaris, por las razones ya explicadas.
Si Rohl tiene razón, la presencia de José en Egipto es anterior al periodo de dominio hicso
(1650-1500 a.C.), ya que Amenemhat III reinó entre 1844-1802 a.C.

Como conclusión es que la arqueología da a conocer lo que la Biblia hubiere declarado hace
bastante tiempo como es el caso de José al que la arqueología presenta hechos, pruebas tangibles,
visibles, creíbles de que la historia de José haya sido cierta y hubiese pasado en realidad como
informa rotundamente las Sagradas Escrituras sobre esa historia. Existe el argumento que los
hechos informados por las Sagradas Escrituras hayan sido o son un conjunto de las historias,
fábulas, cuentos inventados por las naciones, culturas de las cuales ellos, pueblo de Israel, hayan
estado rodeados como: Egipto, Ur, Babilonia. Pero esto no descalifica los principios correctos que
enseña las Sagradas Escrituras, pues son principios eternos y todo lo dicho Dios por es eterno
porque el que lo dijo es eterno, que apuntan a una vida saludable y feliz para todo aquel que crea en
lo dicho por las Sagradas Escrituras, este mensaje es para toda persona: creyente o no creyente que
vale mejor la pena en leer y creer las Sagradas Escrituras pues estas dan luz y vida.
Como resumen la arqueología ha comprobado los hechos la Biblia y que arqueología ayuda a
comprobar hechos notables que las Sagradas Escrituras hayan informado.
Bibliografía
Hoffmeier, James. Arqueología de la Biblia. Madrid: San Pablo, 2008.

Infobae. De la cárcel al palacio: la "novela" de José, el otro hebreo que fue esclavo en Egipto. 19 de
Febrero de 2017. https://www.infobae.com/historia/2017/02/19/de-la-carcel-al-palacio-
la-novela-de-jose-el-otro-hebreo-que-fue-esclavo-en-egipto/ (último acceso: 2020 de
Diciembre de 01).

Santa Biblia de Estudio Arqueológico NVI. Vida, s.f.

White, Elena. Patriarcas y Profetas. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2007.

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