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Un Lugar en el Mundo, es una película argentina de Adolfo Aristarain estrenada en

1992 y protagonizada por Federico Luppi, José Sacristán, Cecilia Roth y Leonor Benedetto.
La primera imagen en esta película es la retrospección, la vista atrás que hace el personaje
para recordar su infancia en un pueblo de la provincia de San Luis, en Argentina.

La película la comprendo desde dos perspectivas, en primer lugar, una gran cantidad
de elementos políticos y sociales, fuertes pinceladas de anarquismo, sindicalismo,
emigración, las miserias de los pobres, el abuso de los ricos, machismo, analfabetismo,
nazismo, judaísmo, dictadura argentina... Todo desde un prisma utópico, nostálgico y
derrotista. Me parece demasiado forzado y con una clara vocación de aleccionar al
espectador. Eso sí, el discurso sencillamente humano del final me parece extraordinario,
realmente conmovedor.

En segundo lugar, no deja de ser cierto que desde una mirada holística estamos ante
otra cara de la moneada, hay que reconocer que la película roza el discurso político y
social con una sutileza y una frescura sin límites, en donde todos los elementos que la
forman parecen ponerse de acuerdo para la emotiva exaltación de la libertad, la
tolerancia, la cooperación social, la amistad y el amor entre seres humanos auténticos,
experimentados pero sabios; honrados y utópicos idealistas, pero racionales hasta el
extremo en sus opiniones y comportamientos, siempre con la mirada puesta en la
denuncia del abuso por parte de aquellos que ostentan el poder, en el convencimiento de
la fuerza que conlleva la unión corporativa, aunque tan sólo se trate de una ínfima
reivindicación provinciana.

Más allá del tema principal de la historia a cerca del compromiso con uno mismo y
sus convicciones, La película explica la vida de Mario un maestro de escuela que se ha
trasladado, a su regreso de España, a una zona decaída del sur de Argentina. Allá, además
de crear una escuela donde enseña y da de comer a un grupo de niñas y niños, creará una
cooperativa lanera con los agricultores y ganaderos de ovejas de la zona.

Un maestro de escuela rural que lucha por elevar el nivel humano de sus pequeños
alumnos para abrirles a un futuro mejor. A la par de ser el animador de la cooperativa
lanera de la zona, donde se presenta la lucha frente a un rico terrateniente que no sólo
negocia con la lana, sino que quiere hacer negocios vendiendo las tierras a una empresa
extrajera para crear una Central Hidroeléctrica.

Nuestra historia inicia con la vuelta a la zona de Ernesto, el hijo de Mario, quien
siendo ya adulto evoca los lugares en los cuales vivió siendo pequeño, los mismos donde
su padre aprendió a encontrar su lugar en el mundo, cosa que no ha conseguido todavía.
Tanto así que Ernesto admite “no sé por qué vuelvo”.

La afición de Ernesto era hacer carreras con su carreta tirada por un caballo contra un
tren, como aludiendo la lucha entre la ruralidad y modernidad. Luego de una carrera
vemos a Ernesto hablando y conociendo a un geólogo español, Hans, quien
supuestamente viene a buscar petróleo, lo cual en el desenlace de la historia se muestra
que no es así, Hans conoció a la familia de Ernesto, con la cual pasa bastante tiempo,
además de que da algunas clases de geología en el colegio de Mario.

En contraste con Mario, Hans es un español contratado por una multinacional para
preparar la construcción de la Central hidroeléctrica. Hans no tiene lugar en el mundo,
sino que se vende al mejor postor. Él sabe de geología e, incluso, dará unas clases a los
alumnos de Mario, nada más. Pero, al final se pondrá al lado de Mario frente al
terrateniente.

El maestro aprovecha la visita en la zona de Hans, para pedirle una lección “sobre
piedras” para sus alumnos de distintas edades. Esta clase nos hace pensar sobre la
naturalización de la graduación y secuenciación de los contenidos a enseñar, propios de la
instrucción moderna. Desde el momento en que se trata de una escuela multigrado, a
cargo de un solo maestro, el grupo de alumnos, no homogéneo, necesariamente
comparte clases en las que se enseñan distintos niveles de conocimiento. Pero este
docente además ejerció la libertad de exponer a sus alumnos a conceptos nuevos,
permitiéndoles otra significación del suelo que estos chicos habitaban. El geólogo no tenía
método pedagógico y el tema no era curricular, pero como improvisado maestro de
ciencia logró atrapar a la audiencia. El gusto y la pasión por la actividad del científico
fueron transmitidos. De la sencilla acción de presentar otro discurso a los alumnos, para
ampliar su panorama del mundo, frente al “alma revelada de las piedras”.

Ernesto está enamorado de una chica del pueblo, la hija de uno de los trabajadores
del terrateniente, a la que quiere enseñar a leer. el adolescente busca el encuentro para
transmitir símbolos que proporcionarán orientación a su amiga En donde creo reconocer
la intención de transmitir significados para comprender mejor el mundo de la época en
que les toca vivir. pero todo iba a ser imposible ya que el padre de ella le prohíbe a
Ernesto volver a acercarse a su hija.

En las últimas escenas Ernesto oirá a su padre afirmar emocionado: “Cuando uno
encuentra su lugar en el mundo, ya no puede salir de él”. Este es el grito de dolor de
Mario cuando presenta a su hijo los planes de su futuro; grito de dolor porque la
cooperativa ha fracasado, se ha vendido al mejor postor.

En un mar de problemas Mario, intenta solucionar uno de los más importantes, ya


que en su cooperativa querían separarse para vender sus lanas al terrateniente. No
obstante, de madrugada Ernesto sigue a Mario para alcanzarlo y ver como con una
antorcha prendía fuego al recinto donde los socios de la cooperativa tenían la lana, con
este fin conseguiría que todos permanecieran juntos.

Es importante encontrar nuestro lugar en el mundo, pero más profundo es encontrar


nuestra actitud personal en y ante el mundo.

En resumen, esta película nos quiere dejar ver que la vida no es un camino de rosas y
que todo el mundo tiene que luchar, ya sea de una manera u otra, contra las injusticias
sociales. También se aprecia una simplicidad bastante grande en lo que consta al pueblo y
la familia, una libre familia que también incluye a un hijo único, Ernesto aprendiz,
maestro, testigo y promesa de futuro en esas benignas tierras donde crean una
cooperativa y ayudan a la alfabetización creando una escuela en el mismo hogar. Y luego
queda el escenario donde quedarse; el lugar donde ha valido la pena luchar.,

El final nos reserva una sorpresa triste, ya que Mario decide que Ana y Ernesto se
vayan a la capital (Buenos Aires), para que el niño pueda estudiar una carrera y sacar
provecho de él, pero la verdadera noticia triste es la muerte de Mario al cabo del tiempo.
La última imagen de la película es la de Ernesto, ya adulto, visitando la tumba de su padre.

Mario y Ana, en su peregrinar por la vida, encuentran un sitio en el que ellos ven con
claridad que pueden vivir de acuerdo a unos valores que para ellos son sagrados. Queda
claro que ahora le toca a Ernesto buscar su lugar en el mundo.

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