Está en la página 1de 2

El tiempo que me llevó comprender última curda. Nunca pasé del incio.

Siempre escuché
masoquista al sujeto que lo cantara y por supuesto al escritor y por extensión al tango y lo
tangueril. Yo escuché (y sigo escuchando cual si fuera un miembro fantasma amputado) la frase
Lastima bandoneón mi corazón. Nunca supe que bandoneón era instrumento musical y no
quirúrgico.

El tiempo que me llevó comprender última curda. Nunca pasé del incio. Siempre escuché
masoquista al sujeto que lo cantara y por supuesto al escritor y por extensión al tango y lo
tangueril. Yo escuché (y sigo escuchando cual si fuera un miembro fantasma amputado) la frase
Lastima bandoneón mi corazón. El tiempo que me llevó comprender última curda. Nunca pasé del
incio. Siempre escuché masoquista al sujeto que lo cantara y por supuesto al escritor y por
extensión al tango y lo tangueril. Yo escuché (y sigo escuchando cual si fuera un miembro
fantasma amputado) la frase Lastima bandoneón mi corazón. Nunca supe que bandoneón era
instrumento musical y no quirúrgico. Nunca supe que bandoneón era instrumento musical y no
quirúrgico.

El tiempo que me llevó comprender última curda. Nunca pasé del incio. Siempre escuché
masoquista al sujeto que lo cantara y por supuesto al escritor y por extensión al tango y lo
tangueril. Yo escuché (y sigo escuchando cual si fuera un miembro fantasma amputado) la frase
Lastima bandoneón mi corazón. Nunca supe que bandoneón era instrumento musical y no
quirúrgico.

El tiempo que me llevó comprender última curda. Nunca pasé del incio. Siempre escuché
masoquista al sujeto que lo cantara y por supuesto al escritor y por extensión al tango y lo
tangueril. Yo escuché (y sigo escuchando cual si fuera un miembro fantasma amputado) la frase
Lastima bandoneón mi corazón. Nunca supe que bandoneón era instrumento musical y no
quirúrgico.

El tiempo que me llevó comprender última curda. Nunca pasé del incio. Siempre escuché
masoquista al sujeto que lo cantara y por supuesto al escritor y por extensión al tango y lo
tangueril. Yo escuché (y sigo escuchando cual si fuera un miembro fantasma amputado) la frase
Lastima bandoneón mi corazón. Nunca supe que bandoneón era instrumento musical y no
quirúrgico.

El tiempo que me llevó comprender última curda. Nunca pasé del incio. Siempre escuché
masoquista al sujeto que lo cantara y por supuesto al escritor y por extensión al tango y lo
tangueril. Yo escuché (y sigo escuchando cual si fuera un miembro fantasma amputado) la frase
Lastima bandoneón mi corazón. Nunca supe que bandoneón era instrumento musical y no
quirúrgico.

El tiempo que me llevó comprender última curda. Nunca pasé del incio. Siempre escuché
masoquista al sujeto que lo cantara y por supuesto al escritor y por extensión al tango y lo
tangueril. Yo escuché (y sigo escuchando cual si fuera un miembro fantasma amputado) la frase
Lastima bandoneón mi corazón. Nunca supe que bandoneón era instrumento musical y no
quirúrgico.

El tiempo que me llevó comprender última curda. Nunca pasé del incio. Siempre escuché
masoquista al sujeto que lo cantara y por supuesto al escritor y por extensión al tango y lo
tangueril. Yo escuché (y sigo escuchando cual si fuera un miembro fantasma amputado) la frase
Lastima bandoneón mi corazón. Nunca supe que bandoneón era instrumento musical y no
quirúrgico.

El tiempo que me llevó comprender última curda. Nunca pasé del incio. Siempre escuché
masoquista al sujeto que lo cantara y por supuesto al escritor y por extensión al tango y lo
tangueril. Yo escuché (y sigo escuchando cual si fuera un miembro fantasma amputado) la frase
Lastima bandoneón mi corazón. Nunca supe que bandoneón era instrumento musical y no
quirúrgico.

El tiempo que me llevó comprender última curda. Nunca pasé del incio. Siempre escuché
masoquista al sujeto que lo cantara y por supuesto al escritor y por extensión al tango y lo
tangueril. Yo escuché (y sigo escuchando cual si fuera un miembro fantasma amputado) la frase
Lastima bandoneón mi corazón. Nunca supe que bandoneón era instrumento musical y no
quirúrgico.

El tiempo que me llevó comprender última curda. Nunca pasé del incio. Siempre escuché
masoquista al sujeto que lo cantara y por supuesto al escritor y por extensión al tango y lo
tangueril. Yo escuché (y sigo escuchando cual si fuera un miembro fantasma amputado) la frase
Lastima bandoneón mi corazón. Nunca supe que bandoneón era instrumento musical y no
quirúrgico.

También podría gustarte