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El Shri Yantra

El mandala más arquetípico del tantrismo (sobre todo del hindú) es el denominado Shri-Yantra
(o Shri-Chakra).
El mandala más arquetípico del tantrismo (sobre todo del hindú) es el denominado Shri-Yantra (o
Shri-Chakra), del cual hablan los textos como el Chakra-Rajá (el Rey de los Chakras), es decir el
más importante de todos ellos. Se trata de una combinación de cinco triángulos con el vértice hacia
abajo, y cuatro con el vértice hacia arriba, superpuestos unos a los otros (como símbolo de la unión
sexual), como lo están los dos trián-gulos que componen el «sello de Salomón». Sus líneas al
entrecruzarse dan lugar a treinta y cuatro triángulos suplementarios que, al combinarse con los
nueve originales forman un mandala de cuarenta y tres triángulos, dispuestos como es habitual
alrededor de un punto central (bindu). Todo este diagrama se inscribe dentro de un primer loto con
ocho pétalos, situado en el interior de un segundo loto con dieciséis pétalos, por encima de los
cuales hay un triple círculo que recibe el nombre de Trailokya-Mohana (el «hechizo de los tres
mundos») y un triple cuadrado, Bhupura (la «Tierra considerada como ciudad»), provisto de cuatro
puertas que se abren hacia los cuatro puntos cardinales.

Por otra parte, existe una tradicional convención según la cual este mandala puede subdividirse en
nueve «círculos» (chakras), que van a constituir otras tantas etapas en la meditación del adepto. A
partir del centro y procediendo al despliegue del Shri-Yantra se va a encontrar sucesivamente con:

1.- El punto central, del que se dice que constituye por sí mismo «toda la felicidad» (Sarva-
Ananda): es el Sarvananda Chakra.

2.- De dicho punto emana un triángulo con el vértice hacia abajo (yoni), fuente de toda perfección
(siddhi): es el Sarva-Siddhi Chakra.

3.- Vienen luego ocho triángulos pequeños, que forman el Sarvarogahara Chakra, así llamado
porque la meditación realizada sobre este Chakra aleja todo desequilibrio (enfermedad, hostilidad,
querella).

4.- En seguida encontramos diez triángulos de mediano tamaño: este será el Sarva-rakshakara
Chakra, el cual juega un papel protector (raksha.kara).

5.- Le siguen diez triángulos de mayor tamaño, en virtud de los cuales se realiza (sadhaka) todo
(sarva) lo que se quiere (artha): es así el Sarvartha-sadhaka Chakra.

6.- En fin, los catorce triángulos exteriores forman en conjunto una figura cuya virtud es la de
impartir (dayaka) al adepto todas las gracias (sau-bhagya) que requiere para su progreso espiritual.

7.- Un primer loto de ocho pétalos envuelve todos los anteriores triángulos, y en él se van a
localizar todas las emociones psíquicas y espirituales que suscita la meditación; su nombre es el de
Sarva-sankshobha Chakra.

8.- Por encima de este loto aparece un segundo loto, esta vez con dieciséis pétalos, que otorga la
plena satisfacción (paripuraka) de todos los apetitos (sarvasha); de allí que se denomine como el
vasha-paripuraka Chakra.
9.- El noveno Chakra parece estar formado por la combinación de la triple línea cuadrada del
palacio (Bhu-pura, la «Tierra-Ciudad»), y por los tres círculos que representan en conjunto como
hemos visto ya, el «hechizo de los tres mundos»: Trailokamohana Chakra.

Una representación medieval del Shri Yantra


En ciertos textos, aún más exactos, se establece la distinción entre la triple línea cuadrada y el triple
círculo, eliminando también el bindu, a fin de conservar la cifra «mágica» de nueve chakras,
aunque tal eliminación del punto central sólo se hace para resaltar su importancia por encima de los
nueve Chakras.

De hecho, podemos observar que el mismo movimiento triple, descrito anteriormente para la
meditación budista puede ser susceptible de emplearse para este caso:

a) El adepto se identifica con Shiva, quien abraza a su compañera (la cual deberá ser con toda
propiedad Kamakala, puesto que se dice de ella que es la madre del Shri-Yantra.

b) La pareja se reabsorbe en el bindu, cuya imagen será la de una gota de esperma (rétas) fijada en
el triángulo central que representa la vulva (yoni) de Kamakala.

c) El mandala se despliega a partir del punto central.

Por otra parte, las deidades masculinas y femeninas habitan, en número indefinido, en los diferentes
mandalas: así por ejemplo, el Kamakala-Vilasa Tantra nos dice que el Shri-Yantra debe contener
seiscientos cuarenta millones de yoginis. Aunque se limita (como es lógico) a citar sólo aquellas
que se parecen más, tanto por su simbolismo como por sus funciones, a los Dyani-Budas,
bodhisttvas y regentes del mandala budista. En cada caso, la deidad masculina va acompañada de
su pareja y de todo un enjambre de yoginis: esto se debe a que no existe un comportamiento, una
facultad psíquica o espiritual, un gesto ritual, un elemento material o «sutil» que no pueda ser
representado como una potencia (shakti, yogini) o como un objeto de conocimiento (vidyá, la «cosa
por conocer» o también «la diosa»). Encontramos pues entre otras muchas a Ichá (la Fuerza del
Deseo) Vaïshnavi (la Compañera de Vishnú), Sarvajná (Aquella que conoce todas las cosas), Jayini
(la Conquistadora), Pasha.dharini (la que sostiene la cuerda), Kameshvari (la Reina del Amor), etc.

El simbolismo de los colores es aquí menos evidente que en el mandala budista, aunque a veces se
indica que las líneas del triple cuadrado y el triple círculo deber ser de color blanco, rojo y amarillo
(a partir de la más exterior); los dieciséis pétalos del loto externo blancos y los demás chakras todos
en rojo, aunque con distinto matiz (desde el más oscuro al más claro). El punto central es «pura
luminosidad», es decir «sin color» (se dice que es de «color del diamante», pura transparencia).
Hay algunas variantes, que incluyen el uso del azul (en el loto de dieciséis pétalos, el diagrama de
catorce triángulos y el diagrama de los diez triángulos pequeños).
Una representación esquematica del Shri Yantra.

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