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INSTITUTO TECNOLOGICO DEL PUTUMAYO

FACULTAD DE INGENIERIA – TECNOLOGIA EN SANEAMIENTO AMBIENTAL


- IV SEMESTRE A- 2021
Notas de clase: M.C. Manuel Castillo P. I. Af. Sp. Profesor Titular

TOMADOS DE: INTRODUCCIÓN A LA EDAFOLOGÍA (Dorronsoro, Carlos; , UG)

Lección 1. EL SUELO: CONCEPTO Y FORMACION

4.2 Procesos básicos de formación del suelo

Desde un punto de vista global en el esquema anterior de la formación del suelo se pueden definir
tres acciones generales (ver imagen siguiente):

aporte, alteración y pérdidas del material geológico.

aporte, alteración y pérdidas del material biológico.

reorganización de ambos materiales por mezcla, agregación, translocación y diferenciación.

Es decir, que los complejos procesos de transformación de un suelo se reducen a: adiciones,


transformaciones, transferencias y pérdidas de materiales. Los cuales básicamente se reducen a
sólo tres procesos: meteorización física, alteración química y translocación de sustancias. Estos
procesos afectan tanto a la fase mineral como a la fase orgánica del suelo y constituyen lo que
tradicionalmente se denomina como los procesos básicos o generales en la formación del suelo ya
que actúan siempre en la formación de todos los suelos.

4.2.1 Fragmentación o meteorización física del material geológico.


Por la fragmentación o desagregación física del material geológico
original las rocas y los minerales se fracturan y se fragmentan en
trozos más pequeños sin que cambie su composición química. La
actuación del proceso de fragmentación o desagregación se puede
poner de manifiesto directamente en el perfil del suelo, simplemente
observando como en la base de los perfiles se presentan las rocas
fragmentadas en numerosos bloques de diverso tamaño.

También se demuestra claramente la actuación de este proceso observando el


suelo en el microscopio, los fragmentos de rocas se encuentran en el suelo,
como ya hemos visto, intensamente fracturados.

Esta fragmentación se origina por numerosas causas:

Insolación. Las radiaciones solares calientan de un modo desigual a las rocas, y el material
soporta intensas presiones debidas a la dilatación diferencial.

Debido a la baja conductividad térmica de las rocas, los cambios de


temperatura se transmiten lentamente dentro de las rocas por lo que
cada capa soporta una temperatura diferente (la superficie se calienta
más que las capas interiores y además se enfría más rápidamente con
los cambios nocturnos, sus oscilaciones de temperatura diurnas y
estacionales son más intensas).

Además, cada mineral se calienta de distinta manera dependiendo de


su coeficiente de absorción y de su coloración (los minerales oscuros
se calentaran en mayor medida que los de colores claros) y se dilata de
manera diferente (en función de la temperatura alcanzada y de su
coeficiente de dilatación). Todo ello crea fuertes presiones
diferenciales.

Congelación. El agua penetra en los poros y al congelarse aumenta de volumen y fragmenta a


las rocas encajantes (crioclastia) y este efecto es aún más intenso que el anterior. Como el paso de
agua a hielo implica un aumento de volumen del 10% este efecto ejerce unas fuertes presiones
que fracturan fácilmente las rocas. Los minerales con exfoliaciones marcadas, como las micas,
piroxenos, anfíboles y feldespatos, son muy afectados por este proceso.
Efecto de descarga. Las rocas se han formado normalmente en el interior de la Tierra bajo
intensa presión, por el peso de los paquetes situados encima el material se encuentra comprimido
y cuando afloran a la superficie, al perderse la presión, expande y se fractura.

La separación en
delgadas capas
Esta misteriosa bola gigante que
concéntricas que
se encuentra en los bosques de
muestra este bolo de
Bonia también muestra la
granito en una cantera es
separación en finas capas
una clara manifestación
concéntricas.
del desarrollo de este
proceso.

Dilatación/contracción. Los cambios de humedad producen cambios de volumen que


fracturan las rocas (además cada mineral presenta diferente coeficiente de dilatación frente a la
humectación).

Cristalización. A partir de la solución del suelo se forman


cristales en los poros de las rocas y al aumentar de volumen presionan
las paredes llegando a romper las rocas. Este proceso actúa
preferentemente en climas de cierta aridez, en ellos el agua de lluvia
queda retenida en la disolución del suelo y al concentrarse esta
disolución al evaporarse el agua o por absorción por las plantas
precipitan las sales disueltas.
Hidratación. La formación de hidratos a partir de sales anhídricas conlleva un aumento de
volumen que se traduce en presiones que fracturan el material encajante. Este es el caso frecuente
de la formación de yeso (CaSO4.H2O) a partir de anhidrita (CaSO4) en los climas más o menos
áridos.

Acción biótica. Las raíces de las plantas invaden las grietas de las rocas y al crecer llegan a
fracturar al material encajante. Este efecto puede observarse frecuentemente en las aceras de
cualquier ciudad.

Si se está receptivo, en cualquier momento de la vida cotidiana puede surgir una imagen que sirva
para aclarar un concepto edafológico. Caso 1. Meteorización biótica.

La agresividad de la vegetación en climas tropicales es tal que, en determinadas circunstancias,


constituye un impactante reclamo turístico como es el caso de estos templos de Camboya que en
un determinado momento de la historia del país quedaron abandonados y fueron invadidos por la
selva.

Abrasión. En los climas áridos, carentes de vegetación, el viento también es un factor de


meteorización física. La meteorización física es, previsiblemente, menos importante en los climas
húmedos y subhúmedos tropicales en los que predominará la meteorización química.

4.2.2 Alteración química o meteorización química del material geológico.

A diferencia de lo que ocurre en el proceso anterior de meteorización física en la meteorización


química se produce una modificación en la composición química de los minerales. Cómo la
alteración se desarrolla más intensamente cuanto menor es el tamaño de las partículas de los
minerales, la meteorización química está más presente después de que actúe la meteorización
física.

En contacto con el oxígeno del aire, y sobre todo con el agua (con su poder potenciado en el
suelo por la presencia de carbónico y ácidos orgánicos disueltos), los minerales de las rocas se
alteran. Por otra parte, los organismos atacan a los minerales para extraer elementos nutrientes
(K, Ca, Mg...) y transforman a los minerales. La alteración química del material original, se
encuentra ampliamente desarrollada en los suelos y se puede poner de manifiesto simplemente
comparando la mineralogía inicial de la roca frente a la mineralogía del suelo que se forma a
partir de ella*. Tabla de origen desconocido
cuarzo ortosa albita biotita moscovita piroxeno ilita caolinita
Hor. A 62% 14% 3% 1% 5% 0% 10% 5%
Suelo
Hor. B 55% 18% 6% 5% 6% 1% 6% 3%
Hor.C 52% 20% 8% 10% 7% 3% 0% 0%

Roca Hor. R 48% 22% 8% 12% 7% 3% 0% 0%

También se puede evaluar el grado y el tipo de alteración sin más que hacer un estudio de
cualquier muestra de suelo en el microscopio petrográfico.

Los principales procesos de alteración química son:

Disolución. Afecta sólo a aquellos compuestos que son directamente solubles en agua (sin
desarrollo de reacción química previa; los enlaces entre las moléculas de H2O y los iones del
mineral son más fuertes que los que se presentan internamente en el mineral). Se trata de sales
muy solubles, concretament más solubles que los carbonatos y el yeso, como es la halita, silvina,
epsomita, natrita... Es un proceso importante en los clima áridos y en suelos formados a partir de
sedimentos evaporíticos (ricos en sales solubles)

NaCl + H2O ==> Cl- + Na+ + H2O


halita disolución

Hidratación. Las moléculas de agua son atraídas por los desequilibrios eléctricos quedando
fijadas en los constituyentes edáficos.

CaSO4 + 2H2O ==> CaSO4.2H2O


anhidrita yeso

Hidrólisis. Reacción química de los H+ y OH- del agua que se intercambian con los cationes y
aniones de los minerales llegando en los casos extremos a destruir por completo a los minerales.
Es el proceso más importante de la meteorización química. Afecta especialmente a los minerales
de reacción ácida/básica débil como los silicatos. Las uniones entre los cationes M (Mg, Al, Fe...)
y el Si con el O son rotas por los hidrogeniones y los cationes M son liberados de las estructuras
de los minerales.

KAlSi3O8 + H2O ==hidrólisis ==> HAlSi3O8 + K+ + OH-

(sólido) (líquido) (sólido) (disolución)

2HAlSi3O8 + 11H2O ==hidrólisis==> Al2O3 + 6H4SiO4


(sólido) (líquido) (sólido) (disolución)

Reacción ácida. Cuando las aguas van cargadas de ácido carbónico se pueden atacar a las
rocas calizas disolviéndolas

CO2 + H2O ==> H2CO3

H2CO3 + CaCO3==> Ca2+ + 2HCO3-

(ácido) (calcita; sólido) (disolución)

El agua de lluvia al
pasar por la atmósfera se Este agua con ácido carbónico disuelto ataca a estas calizas de la
carga de CO2 y se Sierra de Cazorla disolviéndolas.
acidifica.

Oxidación/reducción. Alteración química de los materiales del suelo por pérdida o


ganancia de electrones de sus iones constituyentes. Normalmente los minerales se oxidan en el
suelo (se han formado en los materiales geológicos originales en un medio pobre de oxígeno por
lo que presentan sus iones en forma reducida y al contacto con el oxígeno del aire del suelo se
oxidan). No obstante, en los suelos permanentemente saturados en agua la tendencia, por el
contrario, es de reducción.

Fe2+ + 3H2O <==> Fe(OH)3 + 3H+ e-


4FeO + O2 + 2H2O ==> 4FeOOH
(óxido ferroso; sólido + oxígeno + agua) ==> (hidróxido férrico; goethita; sólido)

la oxidación del Fe2+ a Fe3+ es omnipresente


Si se está receptivo, en cualquier momento de la vida cotidiana puede surgir una imagen que sirva
para aclarar un concepto edafológico. Caso 2. Oxidación del Fe

Lo que acabamos de exponer se refiere fundamentalmente a la fracción mineral, pero el material


orgánico también sufre una intensa transformación.

En el caso concreto de la materia orgánica la alteración puede conducir al desarrollo de dos


procesos distintos: humificación y mineralización. Ambas inicialmente tienen una misma vía de
actuación, la transformación de los restos vegetales y animales al morir, pero desembocan en dos
resultados completamente distintos. La humificación engloba a una serie de procesos de
alteración entre productos orgánicos, es decir que siempre se conserva la estructura orgánica. Por
tanto, la humificación conserva el material orgánico en el suelo, forma el humus. Por el contrario,
la mineralización conduce a la destrucción total de los restos orgánicos descomponiéndolos en
sus productos inorgánicos sencillos (H2O, CO2, NH3...) eliminándose (realmente
mineralizándose) gran parte de la materia orgánica del suelo.

4.2.3 Translocación

Además de estos dos procesos de desagregación física y alteración química hay un tercer proceso
que ejerce una importantísima acción en la formación del suelo y es la translocación de
sustancias, que por un lado mezcla y agrega los materiales edáficos y por otro lado, los separa y
los concentra. Todas estas acciones se realizan bien por los organismos del suelo, muy
especialmente por los que excavan galerías, como las lombrices y las hormigas o por simple
efecto mecánico, muy frecuentemente por la acción del agua que transporta los materiales, a
veces en suspensión a veces en disolución. Este arrastre por la acción del agua ejerce efectos muy
importantes en el suelo y puede eliminar a las sustancias transportadas fuera del perfil o
acumularlas a una determinada profundidad.

La translocación de sustancias también se puede demostrar fácilmente viendo por ejemplo


sustancias que tapizan las paredes de los poros e incluso rellenando completamente las grietas del
suelo o simplemente observando el material que rellena las galerías de la fauna o también por los
montoncitos acumulados en las entradas de los hormigueros y toperas.

Es decir que el proceso de translocación de materiales en el suelo es muy complejo afectando a


muy distintas sustancias (minerales, materia orgánica y complejos órgano minerales, ya sean
como soluciones o suspensiones) y por muy diferentes causas (gravedad, capilaridad,
evaporación, actividad biótica, o como consecuencia del hinchamiento y contracción de la masa
del suelo).
4.3 Procesos específicos

En el apartado anterior acabamos de ver como la formación del suelo es la consecuencia del
desarrollo de tres procesos básicos. Ahora bien, dependiendo de cómo se combinen en su
actuación, es decir, dependiendo de la intensidad con que se desarrolle cada uno de ellos y del
tipo de materiales a los que afecte preferentemente se definen determinados procesos de
formación. Al actuar estos procesos específicos conducen siempre o a la formación de un tipo
concreto de suelo (por ejemplo, los podzoles son la consecuencia directa del proceso específico
de podzolización) o bien confieren a distintos tipos de suelos una característica común a todos
ellos (por ejemplo, el proceso específico de Iluviación de arcilla confiere a tipos muy diferentes
de suelos un horizonte Bt, u horizonte árgico).

A continuación, revisaremos muy brevemente estos procesos edafogenéticos específicos y


mostraremos las pruebas concretas que tenemos para demostrar que estos procesos se han
desarrollado realmente en tipos concretos de suelos.

4.3.1 Procesos específicos de alteración

Empezaremos por los procesos en los que predomina la alteración y dejaremos para después a
aquellos en los que predomina la translocación de sustancias (la fragmentación actúa siempre y,
por si misma, no define ningún proceso específico concreto).

Melanización:

Es el proceso responsable de la coloración oscura, más o menos negra,


que adquieren los horizontes A de los suelos. Es el resultado de la
impregnación de los restos orgánico en la masa del suelo.

Empardecimiento

Representa la coloración parda que aparece en el suelo como consecuencia de la alteración de los
minerales primitivos que liberan importantes cantidades de hierro. Se forman hidróxidos férricos
más o menos hidratados y parcialmente cristalinos. Estos geles se unen a las arcillas
(directamente o a través del humus) formando unos compuestos (a veces complejos
organominerales) de color pardo. Es el proceso característico de las regiones templadas húmedas,
y se pone claramente de manifiesto en el paisaje de estas regiones.
En este perfil se
observa como la
roca madre
(granito) es de
color gris y al
otro perfil con su paisaje en el microscopio
meteorizarse
dando origen al
suelo se va
empardeciendo
progresivamente.

Rubefacción: La rubefacción es otro proceso que también queda patente en la coloración del
perfil.

Desde el material
original de color gris
(unas arenas) el suelo
se enrojeciendo
un paisaje con otro perfil con
progresivamente en el microscopio
rubefacción rubefacción
conforme vamos
subiendo hacia
horizontes cada vez
más meteorizados.

Es un proceso ampliamente representado en las regiones de climas cálidos y templados, con un


período de larga e intensa sequía. En estas condiciones los compuestos de hierro producidos
como consecuencia de la alteración mineral, sufren una deshidratación total, cristalizando en
forma de óxidos, tipo hematites. Como sabemos, la hematites presenta un color rojo vivo, que
impregna el perfil, apareciendo la coloración típica de este proceso. Es pues, totalmente
imprescindible para que se desarrolle este proceso, la existencia de una estación lo
suficientemente seca como para producir la deshidratación de los compuestos de hierro.
Muchas de las rocas
que originan los suelos
son de un color gris
parecido al de este
hormigón y forman
suelos de colores rojos
por la oxidación del
Fe2+ a Fe3+ y su
precipitación en forma
de óxidos de tipo
hematites que se
distribuyen localmente
y al estar finamente
divididos impregnan al
suelo de este color rojo
(como ha ocurrido en
este banco de
hormigón).
Si se está receptivo, en cualquier momento de la
vida cotidiana puede surgir una imagen que sirva
para aclarar un concepto edafológico. Caso 3.
Oxidación del Fe y pigmentación de la matriz.

Fersialitización: Es el proceso de formación de silicatos de la arcilla (compuestos de hierro,


sílice y aluminio, de ahí el nombre de este proceso). Si recordamos el cambio de una roca a suelo,
observaremos como ese cambio conlleva una disminución del tamaño de las partículas
constituyentes. Esto se puede poner claramente de manifiesto en el análisis granulométrico de un
suelo suficientemente evolucionado. Muy frecuentemente el suelo contiene una mayor cantidad
de arcilla que la roca. Si analizamos la mineralogía de esta arcilla y observamos la presencia
progresiva de minerales que no existen en la roca madre y que van siendo más abundantes
conforme los horizontes van siendo más evolucionados, podremos demostrar el desarrollo de este
proceso de fersialitización tan frecuente en muchos suelos.
Ferralitización: En cuanto a la Ferralitización es un proceso de alteración máxima. Se
desarrolla únicamente en climas tropicales, con altas temperatura y con fuertes precipitaciones,
con un drenaje intenso, con una casi constante percolación de agua. En estas condiciones se
produce una intensa alteración de los minerales ya que se encuentran sometidos a la constante
acción hidrolítica de un agua de lluvia constantemente renovada y por tanto, permanentemente
agresiva, sin que llegue a saturarse en ningún momento con los iones liberados de los minerales
(lo que disminuirían su poder hidrolítico, caso que ocurriría si el medio no fuese tan permeable).

Se caracteriza pues este proceso por una alteración extrema de los minerales, con un profundo
lavado de alcalinos y alcalinotérreos, llegándose a producir hasta importantes pérdidas del silicio,
aunque la eliminación de sílice del perfil no llega a ser nunca completa (ya que el silicio es muy
poco soluble y bajo la forma de mineral de cuarzo es muy estable). En definitiva, se produce un
enriquecimiento de solo los compuestos muy estables, fundamentalmente óxidos e hidróxidos de
hierro y aluminio (hematites, goethita y gibsita), de cuarzo y también de los filosilicatos de la
arcilla más estables, como son aquellos con una razón Si/Al, baja, como es el caso de la caolinita.

Hidromorfía: Se reconoce por hidromorfía a un estado permanente o temporal de saturación


de agua en el suelo que lleva asociado la existencia de condiciones reductoras. Para que se
desarrolle el proceso hidromórfico se necesita que se den estas cinco condiciones.

1. Saturación en agua permanente o temporal. El requisito indispensable para que se desarrolle el


proceso de reducción es la existencia de un exceso de agua en el suelo durante un determinado
tiempo. Para que exista esta saturación en agua se requiere primero que se produzca un aporte
importante y en segundo lugar que se encuentren ciertas dificultades para su rápida eliminación
(mal drenaje). El aporte de agua puede proceder tanto de un nivel freático suficientemente
superficial, como puede ser de origen pluvial o nival.

2. Ausencia de oxígeno disuelto en el agua. Esta condición se cumple fácilmente en el suelo


siempre que el agua permanezca estancada en él y no se renueve. Este es el caso, por ejemplo, de
los suelos arcillosos, con mal drenaje interno. De esta forma los microorganismos consumirán
rápidamente todo el oxígeno que estaba disuelto en el agua (el oxígeno se mueve mucho más
lentamente en el agua que en el aire y no se repone). A veces el suelo se encuentra sometido a
frecuentes aportes de aguas superficiales (de escorrentía o fluviales) que circulan a través de él y,
al permanecer muy oxigenado, no se producen reducciones a pesar de la intensa humedad
edáfica.

3. Presencia de materia orgánica disuelta. El agua al desplazarse lentamente a través del suelo se
va cargando de residuos orgánicos y adquiere una fuerte reacción reductora. Los suelos muy
pobres en materia orgánica no presentan, en general, rasgos hidromórficos, aunque se encuentren
saturados en agua durante un tiempo apreciable.

4. Temperatura suficientemente alta como para no limitar la actividad microbiana. La


temperatura debe ser lo suficientemente alta como para no limitar la actividad biológica. Debido
a que las reacciones de reducción-oxidación se desarrollan a una velocidad muy lenta, en la
práctica es necesaria la acción de los microorganismos que actúan como catalizadores. Es por ello
que la temperatura deberá ser superior a los 5º C durante la fase de hidromorfía, ya que este es el
límite usualmente aceptado para el desarrollo de la actividad microbiana.

5. pH no excesivamente ácido. Como la reducción del Fe y del Mn es un proceso


fundamentalmente bioquímico, el pH no ha de ser un factor limitante de la actividad microbiana.

Las acciones de la hidromorfía tienen importantes efectos en el suelo, que se reflejan tanto en sus
constituyentes, propiedades, formación y evolución, como en sus posibilidades de explotación
(agrícola e ingenieril). Esta importancia ha sido ampliamente reconocida y de ahí la existencia de
numerosos términos que hacen alusión a este estado en todos los sistemas de descripción y
clasificación de suelos. Así, en la literatura especializada son frecuentes los términos de:
propiedades hidromórficas, horizontes de colores abigarrados, motas de bajo croma <2,
decoloraciones, régimen ácuico, gleyzación, seudogleyzación, etc.

Reducción / oxidación: El agua al desplazarse lentamente por el suelo, se irá empobreciendo


en oxígeno a la vez que se irá acidificando por efecto de la materia orgánica, con lo que también
el ambiente se irá volviendo reductor, lo que repercutirá en el suelo, fundamentalmente a los
compuestos de hierro y de manganeso, ya que sus comportamientos edafoquímicos van a ser muy
diferente dependiendo del potencial de oxidación/reducción existente.

El comportamiento de las formas de hierro y del Mn se encuentra fuertemente influenciadas por


las condiciones redox y de acidez/alcalinidad que existan en el suelo. Este comportamiento de los
materiales edáficos afectados por los procesos de oxidación-reducción puede reflejarse en unos
diagramas en los que en base a los valores del potencial de oxidación reducción (Eh) y
acidez/alcalinidad (pH) se delimitan los respectivos campos de estabilidad.

Los ambientes aireados son oxidantes y les corresponden altos valores de Eh, mientras que los
ambientes saturados en agua suelen ser medios reductores y se definen por bajos valores de Eh.
En la gráfica siguiente se muestran las regiones de estabilidad de las formas del Fe en función del
Eh/pH. La región del Fe precipitado es mucho más grande que la de la forma soluble. El hierro
soluble está en forma reducida de Fe2+ y corresponde a la región de pH menor de 8 y
preferentemente con Eh bajos.
El Fe es el elemento químico que mejor refleja las condiciones de hidromorfía de los suelos. En
condiciones reductoras, se moviliza el Fe2+,
que es bastante móvil, sufriendo una
redistribución por el perfil (pues las malas
condiciones de drenaje de estos suelos impiden
su total eliminación), acumulándose
compuestos ferrosos, dándole al suelo su color
gris-verdoso-azulado característico. Si el suelo
atraviesa por una estación seca el valor del Eh
sube y el Fe2+ se oxida a Fe3+ que es insoluble
y precipitará dando formas rojizas.

En la gráfica del lado izquierdo, se muestran las


regiones de estabilidad de las formas del Mn en
función del Eh/pH. La región del Mn soluble es
mucho más grande que la de las formas
precipitadas (al revés de lo que ocurre para el
Fe). El manganeso soluble está, como en el
caso del hierro, en su forma reducida Mn2+ y
corresponde a la región de pH menor de 9 y
cubre una amplia gama de Eh, aunque, como es
lógico, preferentemente en la zona de valores
bajos.

Si superponemos los campos de estabilidad del Fe y del Mn se delimitan tres regiones con
comportamientos diferentes.

I. Mn2+ y Fe2+ solubles. Suelos ácidos.

II. Mn2+ soluble y Fe precipitado. Suelos ácidos y


neutros con altos valores de Eh, y poco alcalinos de
bajos Eh.

III. Mn y Fe insolubles. Suelos neutros y alcalinos


de muy alto Eh y suelos muy alcalinos.

Si superponemos los campos de estabilidad del Fe y


del Mn de la pantalla anterior a las regiones
correspondientes a los suelos secos (D), húmedos (W)
y encharcados (F), podemos destacar una serie de
hechos de interés.

Suelos secos: - El Fe prácticamente siempre insoluble (sólo soluble en suelos extremadamente


ácidos y con muy altos valores de Eh).
- El Mn muy influenciado por el pH. Soluble en suelos ácidos e insoluble en los alcalinos.

Suelos encharcados.

- El Fe fase soluble en los suelos ácidos e insoluble en los alcalinos.

- El Mn prácticamente siempre en fase soluble.

Es interesante destacar el hecho de que el manganeso se reduce siempre a valores más altos de Eh
que el hierro, por lo que al humedecerse el suelo será el primero en movilizarse y al producirse la
desecación se oxidará (y por tanto se inmovilizará) en último lugar. Es pues el más móvil, como
se pone de manifiesto en esta figura, en la que se han representado las posibles variaciones de los
valores de Eh de un suelo sometido a dos cambios de humedad diferentes, uno de corta
hidromorfía (línea celeste) y a otro con una hidromorfía mucho más intensa (línea amarilla).

En el primer caso, la bajada en el valor del Eh es poco acentuada y sólo llega a afectar al Mn
que se reduce, se moviliza y, si no es lavado fuera del perfil, al desecarse se acumula formando
nódulos y películas.

En el segundo caso la disminución del Eh es lo suficientemente marcada como para afectar


también al hierro.

En condiciones normales, la saturación en agua equivale pues a reducción, el manganeso e hierro


se encuentran solubles como Fe2+ y Mn2+, se redistribuyen por el perfil formando compuestos
reducidos (de colores grisáceos más o menos azulados y verdosos) o son eliminados del suelo (se
producen decoloraciones), quedando en definitiva los horizontes más o menos grisáceos.

Por el contrario, en condiciones de aridez prevalece el ambiente oxidante, el Fe y el Mn se


encuentran oxidados, y por tanto inmóviles, acumulándose en el suelo bajo la forma de
compuestos de colores intensos, negros, rojos, pardos o amarillos.

Todo lo anteriormente expuesto es correcto y está aceptado por


la comunidad científica, pero se nos puede presentar serias
dudas si al pasear por nuestra ciudad nos encontramos con una
pared como esta.

Caso 4. Migración del Fe

Es evidente que ha habido migración importante de Fe; en la superficie de la pared el ambiente es


claramente oxidante y el material (hormigón o cemento) es fuertemente alcalino, luego según lo
expuesto anteriormente el Fe3+ es insoluble en estas condiciones. ¿Se presenta una contradición
entre la teoría y la práctica? Pues creo que no.

El que el Fe3+ precipite no implica que necesariamente sea inmóvil. Formará pequeñas partículas
de óxidos férricos, tipo hematites, de muy pequeño tamaño, del tamaño de la arcilla (<2micras), y
ya hemos expuesto en esta lección que las arcillas se mueven en el suelo (y más adelante cuando
se explique la ilimerización -o Iluviación de arcilla- se desarrollará ampliamente este proceso), y
si las arcillas son arrastradas a los horizontes más profundos por las aguas de lluvia con mayor
facilidad lo harán estas partículas de Fe sobre la superficie de la pared (no migra el Fe disuelto
sino que lo hace en forma de suspensión).

Los rasgos de la gleyzación y pseudogleyzación

El análisis de los rasgos que en el perfil del suelo produce la hidromorfía representa un método
indirecto de valoración que es muy rápido y fácil de manejar por lo que ha sido ampliamente
aceptado en todo el mundo. Ahora bien, al utilizar estos caracteres hay que ser extremadamente
cauteloso ya que se estará inequívocamente concatenando el efecto con la causa y siempre hemos
de tener presente que nunca será igual comprobar la hidromorfía mediante precisas medidas in
situ de la humedad y del potencial redox a lo largo del año, que deducirlas por una simple
observación de sus huellas en el perfil por muy minuciosa que sea esta observación.

Los rasgos morfológicos característicos son diversos (coloraciones


grises, verdosas, azuladas, áreas decoloradas, manchas rojas, ocráceas
y negras) pero todos ellos se deben básicamente a las reorganizaciones
que sufren los compuestos de Fe y Mn con los cambios de humedad.
En unas zonas se acumulan los compuestos de Fe/Mn (colores intensos,
naranjas, rojos, negros y verdes) y las zonas limítrofes se empobrecen
(zonas de colores pálidos, grises y amarillas).
Suelos pseudogley: Presentan horizontes con colores abigarrados en los que alternan unas
áreas de colores intensos, rojos, pardos o amarillos en las que el Fe y el Mn se encuentran
oxidados con otras de colores grisáceos en los que se ha perdido el Fe y Mn.

Rasgos de acumulación. Acumulaciones locales de Fe y/o Mn formando nódulos, motas


(similares a los nódulos pero son dominios más grandes de bordes generalmente difusos) y
películas (cútanes). Los de Fe3+son de colores rojos oscuros mientras que los nódulos de Mn son
siempre totalmente negros.

Rasgos de empobrecimiento. Son zonas en las que se ha producido el lavado del Fe/Mn.
Representan zonas decoloradas, de colores pálidos, a veces amarillos y frecuentemente grises,
mas o menos verdosos/azulados, que son el resultado de la reducción, movilización y migración
de Fe2+ y Mn2+ seguidas de su correspondiente lavado.

El manganeso se reduce (pasando a la solución del suelo) mucho más fácilmente que el hierro y
para oxidarse (inmovilizándose) requiere unas condiciones oxidantes más fuertes que las que
necesita el Fe. Es por tanto mucho más móvil. Tiende a eliminarse del suelo o a acumularse
formando nódulos y películas de color negro.

Las acumulaciones y los empobrecimientos forman nódulos, películas y sobre todo motas.

nódulo de Fe de borde nódulos de Fe de borde películas y nódulos de


película de Fe
neto difuso Mn
A veces el Fe se conserva reducido en la masa del suelo dando
coloraciones verdosas/azuladas. Se presentan siempre en suelos
sometidos a intensos cambios de humedad estacionales. Como ya se
ha expuesto en el apartado anterior, durante las fases húmedas se
reduce el Mn y el Fe y se movilizan. Durante las fases de aireación el
Mn y el Fe se oxidan, y se inmovilizan. Estos horizontes con colores
abigarrados coinciden con la zona de fluctuación de la capa de agua o
nivel freático.

La pseudogleyzación se puede formar por aporte de agua temporal procedente de las oscilaciones
estacionales que alcanzan los niveles inferiores del suelo o a partir de capas de agua colgadas
derivadas de aguas pluviales que al infiltrarse en el suelo quedan retenidas en los horizontes más
arcillosos.

Perfil con pseudogleyzación


Perfil con pseudogleyzación por un nivel freático
de grado máximo por capa permanente que afecta a los
de agua temporal horizontes más profundos del
suelo

Como es lógico los rasgos hidromórficos no se encuentran repartidos homogéneamente por el


perfil sino que se presentan estratificados según el gradiente de humedad.
Perfil con pseudogleyzación de grado
Perfil con pseudogleyzación ide grado ntenso
moderado

Suelos gley

Presentan horizontes con colores grises/verdosos/azulados sometidos a saturación permanente de


agua. En estas condiciones todo el Fe permanece reducido y en parte puede ser lavado del
perfil. Se forman decoloraciones tan amplias que invaden por completo toda la masa basal del
suelo.

anillo de intenso
masa basal el suelo completamente
perfil gley lavado alrededor de
decolorada
un poro

Representan las condiciones de hidromorfía más intensas. Son horizontes que permanecen
saturados durante todo el año, o por lo menos la mayor parte de él.

En ocasiones, cuando el suelo no es tan impermeable, durante las fases reductoras, el Fe2+ se
moviliza y llega a ser eliminado del perfil quedando amplias zonas decoloradas, de colores grises
más o menos claros.
Normalmente la saturación en agua del suelo no es homogénea para todo el suelo sino que hay un
gradiente vertical de manera que al separarse del nivel de agua los horizontes se encuentran cada
vez menos afectados por la hidromorfía. Por ello normalmente en los suelos gleys como ocurre
en los pseudogleys se presenta una secuencia vertical de sus rasgos hidromórficos.

gley con nivel freático en horizonte inferior gley con nivel freático en todo el perfi

Lavado:

Se trata de un arrastre y eliminación de los iones


disueltos en la solución del suelo. Constituye un proceso
que se desarrolla con mayor o menor intensidad en
todos los suelos, especialmente importante en los suelos
de climas húmedos.

Desbasificación:

Representa una consecuencia de la intensificación


del proceso anterior, produciéndose el arrastre y
eliminación de los iones adsorbidos en el complejo
de cambio del suelo (es decir, los iones débilmente
retenidos fundamentalmente en las superficies de
las partículas del suelo). Es decir que el complejo
adsorbente se desatura (en las posiciones de cambio
las bases de cambio, como el Ca, Mg, Na y K son
sustituidos por hidrogeniones de cambio). Proceso
igualmente especialmente representativo de los
suelos de climas húmedos
Salinización

Es el resultado de la acumulación de sales solubles en el suelo (más


solubles que el yeso; por ejemplo el NaCl o sal común). Se
desarrolla típicamente en las regiones áridas y semiáridas, con
regímenes de humedad del suelo deficitarios de agua, ya que dada
la movilidad de estas sales en regímenes más húmedos tienden a
lavarse y ser eliminadas del perfil.

En estas regiones, con intensas evaporaciones, se produce un


movimiento ascensional de las soluciones del suelo que ascienden
capilarmente por la acción de esta evaporación o por la succión de
las raíces, alcanzando, frecuentemente, estas soluciones la
superficie del suelo y al evaporarse el agua se depositan las sales
recubriendo la superficie con unas eflorescencias blanquecinas muy
características.

La alta concentración en sales de la solución del suelo es un factor fuertemente limitante para el
desarrollo normal de la vegetación, siendo esta escasa y especializada (plantas halofíticas).

Gypsificación

Es el proceso responsable de la acumulación de yeso (CaSO4.2H2O). Forma acumulaciones


blancas, parecidas a las de los carbonatos pero fácilmente distinguibles en el campo por no dar
efervescencia con HCl y en el microscopio pues los cristales de yeso presentan formas rombales,
con colores de interferencia grises (en la microfotorafía adjunta los cristales de yeso se
encuentran incluídos en una matriz de carbonatos microcristalinos y de color amarillo/marrón).

Esta visión de yeso en rosetas es muy rara de encontrar en los suelos. Estas imágenes
corresponden a unos suelos contaminados por un famoso vertido en una mina de pirita en
Alnalcóllar (próximo al Parque Nacional de Doñana, Sevilla). Los lodos de pirita al oxidarse
contaminaron los suelos con grandes cantidades de sulfatos y se formaron estas rosetas de yeso.
yeso es más soluble que los carbonatos por lo que es muy móvil en el suelo. Es típico de las
regiones más o menos áridas.
Decarbonatación / carbonatación

En los suelos carbonatados se produce una lixiviación particular que se llama decarbonatación.

El proceso de decarbonatación representa la movilización de los carbonatos, que se disuelven


bajo la forma de bicarbonatos solubles y migran con las aguas de percolación. La carbonatación
se produce cuando los bicarbonatos pasan nuevamente a carbonatos insolubles y se acumulan
(bajo la forma de calcita, CaCO3). La disolución de los carbonatos se realiza por la acción de
CO2 disuelto en el agua, según la siguiente ecuación:

------------------DECARBONATACIÓN--------------->

CaCO3 + CO2 + H2O <-----> Ca2+ + 2HCO3-

<------------------CARBONATACIÓN------------------

Los carbonatos que se forman en el suelo se llaman secundarios o edáficos mientras que los que
proceden de la herencia directa del material original se llaman primarios.

Parámetros que influyen

Agua y CO2: De esta ecuación se deduce que la solubilidad de los CaCO3 depende de la
cantidad de agua que infiltre y de la cantidad de CO2 que esta lleve disuelto. Al aumentar
cualquiera de ellos aumenta la cantidad de carbonatos disueltos, mientras que una disminución
producirá la correspondiente precipitación e inmovilización de los carbonatos.

incorporación de agua y/o aumento del CO2 disuelto ==> disolución de los carbonatos

disminución de agua y/o del CO2 disuelto ==> precipitación de los carbonatos

La pérdida de agua por evaporación absorción por las plantas o simplemente por causas físicas
que impidan la circulación del agua a través del suelo provocará la carbonatación.

La acción del CO2 en la disolución de los carbonatos es de gran importancia ya que la presión
parcial de CO2 en el aire del suelo es del orden de diez veces mayor que la de la atmósfera o
incluso mayor. Esta acumulación de CO2 es debida a la actividad biológica (acción de las raíces
y respiración de los microorganismos) y a la descomposición de la materia orgánica.
Ph: Los cambios en el pH afectarán al sistema ya que
al aumentar el contenido de CO2 en agua también
aumentará proporcionalmente la acidez y la disolución de
los carbonatos tendrá lugar. Lo contrario ocurrirá si
aumenta la alcalinidad.

aumento del pH --> precipitación de los carbonatos

disminución del pH --> disolución de los carbonatos

Temperatura: La temperatura afecta al equilibrio ya que el CaCO3 es menos soluble en agua


caliente que en agua fría. La solubilidad de los carbonatos decrece cuando aumenta la
temperatura y por eso la movilidad de los carbonatos será mayor en climas fríos que en climas
cálidos.

disminución de la temperatura --> disolución de los carbonatos

aumento de la temperatura --> precipitación de los carbonatos

Sales: Otro parámetro que influencia la solubilidad de los carbonatos es la concentración de la


solución del suelo. El efecto que las sales disueltas tienen en la solubilidad de una sal particular
es bien conocido. Así la presencia de un ión común reduce la solubilidad, mientras que la
presencia de otras sales que no tienen ningún ión común con los carbonatos aumenta la
solubilidad de la sal particular.

Por todo lo anteriormente expuesto se deduce que el proceso de carbonatación es típico de las
regiones áridas, semiáridas y subhúmedas, con una suficiente escasez de agua como para que los
carbonatos puedan acumularse en el suelo. Como resultado de este proceso, se forman horizontes
cálcicos.

Distribución normal de los CaCO3 en el perfil

Como tanto el CO2 como el agua son más abundantes en los horizontes superiores (debido a su
más alta actividad biológica, más contenido en materia orgánica y mas proximidad al agua de
lluvia), la disolución de los carbonatos debe de ocurrir en estos horizontes.

Posteriormente, los carbonatos serán transportados por las aguas de infiltración y al llegar a los
horizontes inferiores, con menores concentraciones de CO2 y de agua, precipitaran y se
acumularan. La acumulación de los carbonatos secundarios se produce a una determinada
profundidad, de manera que el suelo se encuentra sin carbonatos en los horizontes superiores y
con carbonatos en los horizontes inferiores (típicamente en el horizonte C). Al horizonte en el
que se ha producido la acumulación de carbonatos se le califica co la letra "k", por ejemplo Ck o
Bk.

Rasgos distintivos del proceso de carbonatación

Los carbonatos se reconocen fácilmente en el perfil del suelo por su color


blanco y por dar efervescencia con HCl diluido.

Las pruebas de que este doble proceso de disolución y reprecipitación de


los carbonatos, las tenemos tanto en la morfología de los perfiles como en la propia morfología
de los carbonatos.

En efecto, en los suelos de las regiones mediterráneas desarrollados sobre materiales calcáreos es
sintomático el encontrar los horizontes superiores descarbonatados y a una determinada
profundidad se encuentran niveles altamente calcáreos.

Además, la profundidad a que se encuentran estos horizontes cálcicos, está relacionada con la
intensidad de las precipitaciones atmosféricas de las zonas en donde se encuentran y con la
variante que introduce la permeabilidad del suelo.

Perfiles con distintos tipos de acumulaciones de carbonatos


El proceso de acumulación de carbonatos en los suelos se desarrolla por etapas progresivas
llegando en algunos casos hasta invadir completamente el horizonte de acumulación.

Los carbonatos empiezan rellenando los poros y poco a poco van


ocupando el resto del horizonte.

Procedencia de los carbonatos: Un aspecto también muy interesante, sobre el que se ha debatido
ampliamente y aún no resuelto en muchas ocasiones, es la procedencia de los carbonatos
presentes en un horizonte cálcico.

Los carbonatos en muchos casos proceden del material original y se dice que son autóctonos;
bien porque ya estaban presentes en él, que es el caso más frecuente (como ya se ha expuesto se
trata de un simple arrastre de los horizontes superiores y su posterior acumulación en los
horizontes profundos), o bien porque no estando físicamente presentes en la roca se han
neoformado en el suelo a partir de la alteración de los minerales primitivos, como puede ser el
caso para las plagioclasas, los piroxenos y los anfiboles.

A menudo se observan horizontes cálcicos en las partes más bajas de los relieves de áreas calizas,
generalmente en zonas donde existe una rotura de la pendiente. Esto se explica por la existencia
de flujos importantes de soluciones de bicarbonato que migran pendiente abajo, y dado que las
soluciones se van concentrando cada vez más y que la permeabilidad de los suelos disminuye en
las depresiones, se produce la correspondiente acumulación de carbonatos.

Iluviación de arcilla
Génesis del proceso de eluviación / iluviación de las arcillas

El proceso de ILUVIACIÓN DE ARCILLA o


ILIMERIZACION representa la migración mecánica de la
arcilla de los horizontes superficiales a los horizontes
profundos del perfil.

Este proceso se puso de manifiesto al analizar la distribución


de los contenidos en arcilla de los suelos en función de la
profundidad. Se comprobó que en numerosos suelos se
producía un fuerte incremento de los porcentajes de arcilla en
los horizontes profundos acompañada frecuentemente con una
disminución en el horizonte subsuperficial. Hoy día esta
distribución se justifica prioritariamente por la acción de las
aguas de infiltración que arrastran parte de la arcilla de los
horizontes superiores y la depositan en las zonas más
profundas.

Con las precipitaciones atmosféricas el agua de lluvia impacta sobre la superficie del suelo y se
infiltra. No podemos ver su reacción con las partículas en el interior del suelo, pero si podemos
extrapolar a lo que ocurre en la superficie cuando un exceso de lluvia rebasa la capacidad de
infiltración del suelo y se forma una capa de agua sobre la superficie.

El agua de lluvia, incolora en origen, se vuelve marrón sobre la superficie del suelo. Si la
dejamos secar obtendremos un depósito de partículas del suelo superficial y si analizamos su
tamaño comprobaremos que se trata
fundamentalmente de partículas de tamaño arcilla.
Las arcillas al contacto con el agua se han
dispersado. Las arcillas tienen sus superficies
descompensadas eléctricamente predominando
netamente las cargas negativas por lo que tienden a
rechazarse, lo que tiene lugar en presencia de un
medio que lo permita como es el agua. Debido a su
pequeño tamaño y a su carga permanecen en
suspensión durante largos periodos de tiempo.

La lámina de escorrentía superficial se desliza por gravedad sobre la superficie del suelo hacia
cotas inferiores y al quedar retenida en las depresiones, y evaporarse, deposita las partículas de
arcilla. Lo que se acaba de describir para el agua de escorrentía superficial es extrapolable para el
agua que se infiltra en el suelo. Basándonos en este modelo, el proceso de eluviación-iluviación
de arcilla, aunque muy complejo y no totalmente conocido, se puede explicar básicamente de una
manera muy simple.
El agua de las precipitaciones atmosféricas se
infiltra en el suelo, movilizando a la arcilla de
los horizontes superiores, la cual al
dispersarse pasa a la solución del suelo en
forma de suspensión. Por la acción de la
gravedad, las suspensiones se infiltran por el
suelo a través de los macroporos. Al alcanzar
estas suspensiones horizontes profundos en
los que el suelo se encuentra seco el agua de
las suspensiones que migran por los
macroporos es succionada por los microporos
de las zonas circundantes;

El agua pasa a estos microporos por presentar fuerzas de succión mucho mayores que las
existentes en los macroporos. Las paredes de los macroporos actúan como filtros, ya que las
partículas de arcilla no pueden pasar a través de los microporos y son retenidas y se concentran
formando delgadas películas acuosas que rodean las paredes de los macroporos (imagen C).
Finalmente al ser succionada la totalidad del agua del macroporo, las partículas quedan
materialmente aplastadas sobre sus paredes y forman unas finas películas de arcilla con sus
partículas dispuestas paralelamente entre si y a su vez paralelas a las paredes del poro, quedando
fuertemente retenidas (imagen D).

Luego, en la siguiente fase húmeda, el proceso se repite y se forman de esta manera periódica
unas películas de arcilla orientadas, cada vez más espesas y que muestran fuerte brillo. Estas
películas se denominan cutanes de arcilla, o argilanes, o revestimientos o clay-skins.

De igual manera, al entrar el agua de las suspensiones en el interior de los agregados edáficos
va depositando sobre la superficie de estos a las partículas de arcilla, formando también argilanes
de Iluviación que recubren los agregados.
En la translocación de cualquier tipo de sustancias en el suelo se distinguen dos procesos: uno
inicial, de movilización y pérdida de materiales, que se desarrolla en los horizontes superficiales
y que se denomina eluviación, y un segundo proceso que representa la deposición e
inmovilización, con ganancia de sustancias en los horizontes subsuperficiales que se llama
Iluviación; siendo siempre el agua el medio de transporte. Por tanto, en el proceso de
eluviación/Iluviación de las arcillas en el suelo se desarrolla en tres etapas.

Primera etapa: movilización de la arcilla. Proceso de eluviación.

Parecen estar admitido que para que se produzca una importante movilización de la arcilla,
previamente se tiene que producir su dispersión.
Los principales factores que afectan a la dispersión (y que afectarán por tanto a la movilización)
son: tipo de mineral de la arcilla en suspensión, tamaño de las partículas, pH, tipos de cationes
presentes (tanto adsorbidos en las arcillas como los de la solución del suelo), concentración de
electrólitos en la solución del suelo, y contenido en materia orgánica.

Segunda etapa: transporte de la arcilla. Proceso de eluviación.

Puesto que las observaciones muestran una idéntica o muy similar mineralogía para las arcillas de
los horizontes eluvial e iluvial, debemos suponer que las arcillas se transportan como partículas
sólidas en suspensión, sin que sufran transformaciones importantes durante esta etapa.

Los factores que intervienen en esta fase son: cantidad de agua y porosidad del suelo.

Tercera etapa: acumulación. Proceso de Iluviación.

La acumulación se puede producir bien por una detención de la infiltración de la suspensión, o


bien a través de una floculación. Sus causas son debidas a mecanismos de tipo físico
(paralización del frente de agua de gravedad a una determinada profundidad, debido a que se
reduce a un mínimo la macroporosidad), biológico (por biodegradación de las sustancias
orgánicas que complejan a la arcilla) y fisicoquímico (aumento de la concentración de los
electrólitos, por cambio del pH, o por niveles de enriquecimiento en compuestos de hierro y
aluminio que flocularían a las arcillas). Al horizonte donde se acumulan estas arcillas iluviales se
le denomina como Bt.
El proceso de eluviación es imprescindible para que se forme la acumulación iluvial de arcilla,
pero no siempre que se produce la eluviación va seguida de la iluviación, por ejemplo si el suelo
está permanente húmedo las arcillas pueden ser arrastradas fuera del perfil.

BIBLIOGRAFIA:

Dorronsoro, Carlos; , UG. (s.f.). Intoduccion a la Edafologia. En C. Dorronsoro, Intoduccion a la


Edafologia. Granada, España: Universidad de Granada. Recuperado el 22 de Febrero de 2021, de
http://edafologia.ugr.es/introeda/tema00/progr.htm

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