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R= BY ae ~ 10. Helio Carpintero Universidad Complutense de Madrid . INTRODUCCION ANTECEDENTES: 2.1. Los primeros pasos pre-cientificos 2.1.1. La frenologia 2.1.2, Las doctrinas de Lombroso 2.1.3, La contribucién inglesa, Maudsley 2.1.4. Quetelet 2.2. Los nuevos problemas de la etapa cientffica EL SURGIMIENTO DE LA CRIMINOLOGIA. GROSS . LA DIFUSION DE LA ESCUELA ITALIANA. LA OBRA DE INGENIEROS EL DESARROLLO DE LA PSICOTECNIA Y LA PSICOLOGIA FORENSE IMPORTANCIA DE LA PSICOLOGIA PARA EL MUNDO FORENSE. MUNSTERBERG . LA PSICOLOGIA CIENTIFICA Y LA PERSONALIDAD CRIMINAL 7.1. El psicoanilisis * 7.2. Debate sobre el origen hereditario 7.3. Los ambientalismos . ESTUDIOS SOBRE TESTIMONIO. MARBE LOS TESTS DE VERACIDAD . LA JUVENTUD CRIMINAL Y LOS PROBLEMAS DE LA REHABILITACION. EL JUEZ HEALY LOS PROBLEMAS DE LA PSICOLOGIA. LOS JUECES Y LOS JURADOS NOTAS SOBRE ASPECTOS PROFESIONALES . EL DESARROLLO CIENTIFICO Y PROFESIONAL, EN LAS DECADAS RECIENTES » 15. LA PSICOLOGIA JURIDICA EN ESPANA 16. ASPECTOS APLICADOS 17. CONCEPTOS CLAVE 18. PARA SABER MAS 18.1. Referencia esencial 18.2. Referencias adicionales REFERENCIAS 2.1. Los primeros pasos pre-cientificos En 1830, el fildsofo francés Augusto Comte (1798-1857) inicié la publicacién de su Curso de filosofia positiva, que promueve una esencial reforma de la filosofia. Frente al idealismo precedente, de raiz germénica, se inicia ahi el movimiento positivista, que hace de la ciencia natural el verdadero conocimiento de la reali- dad, y de la filosofia una reflexién sobre la ciencia. Exige atenerse a los datos de la experiencia sensible, a los fendmenos, y aspira a formular leyes que expliciten la regularidad de dichos fenémenos. En su catdlogo de las ciencias, excluye la psi- cologia introspectiva de su tiempo, como saber que carece de una metodologia objetiva, y escinde entre la biologia y la sociologia el conjunto de fendmenos que guardan relacién con el hombre. Asi, la comprensién y explicacién de la conducta humana quedé referida a sus fandamentos biofisicos, por un lado, y a los de sus elementos sociales, por otro. Muy pronto, unos cuantos movimientos pioneros iniciaron el cultivo y ordena- miento de ambos campos de estudio. Uno es la frenologia; el otto, la antropologia criminal de la escuela italiana (Lombroso), inglesa (Maudsley) y el sociologismo cuantitativo (Quetelet y otros). 2.1.1. La frenologia Es esta una doctrina que afirma la estricta localizacién de todas las funciones psicol6gicas en distintos centros cerebrales, y la posibilidad de conocer y diag- nosticar su grado de desarrollo a través del examen del ordneo de los individuos sometidos a su estudio. Tavo una época de esplendor en la primera mitad del siglo XIX, y ha sido muchas veces considerada como una auténtica preformacién de Io que seria luego la psicologfa. Desde el primer momento, admitié la existencia de una serie de cualidades psicolégicas, entre las que se hallaban varias de las que supuestamente causaban las conductas delictivas y violentas. El médico alemén Franz Joseph Gall (1758-1828), es el fundador de este movi- miento, que pronto contaria con el apoyo de su discfpulo Gaspar Spurzheim (1776- 1832), y de numerosos discipulos. Hay aqui una completa «psicologia de faculta- des», combinada con una anatomofisiologia cerebral rudimentaria, pero manejada con audacia por Gall y sus discipulos. Estos, en efecto, van a difundir por Europa, luego por América, la doctrina que, segiin ellos, hace posible conocer la persona~ lidad de los individuos, sus tendencias mas hondas, y por lo mismo, predecir y explicar sus conductas. Dentro de sus actividades se incluyé en lugar preferente el conocimiento y diagnéstico de las personalidades psicopéticas y patolégicas, y ‘ocuparon mucho tiempo realizando examenes de craneos de individuos con biogra- fias criminales, condenados a suftir largas penas en cérceles y presidios. En Inglaterra, George Combe (1788-1858), en Espafia Mariano Cubi (1853) ~discipulo del anterior-, en otros lugares varios otros personajes, llevaron a cabo La constitucién de la psicologia como ciencia natural a finales del siglo Ix tuvo consecuencias de todo orden en el campo de las ciencias sociales y humanas. Hubo quienes entendieron que la aplicacién de los métodos experimentales al campo del espiritu carecia de sentido y fundamento, pero, por otro lado, estimuld muy pronto a otros aplicar los nuevos métodos al estudio de los distintos aspec- tos del comportamiento humano. Uno de ellos, el mundo de la ley y de la justicia, ocupado en regular y juzgar las conductas de los hombres, estreché muy pronto lazos con la naciente disciplina. Esta podia contribuir con un conocimiento en profundidad de las personas que intervienen e interaccionan en este mundo —las motivaciones, las mentalidades, las personalidades que entran en juego-. 2. ANTECEDENTES La Revolucién francesa de 1789 marca un hito en el proceso general de toma de conciencia de los derechos humanos, y ejerce una influencia decisiva en los posteriores ordenamientos juridicos llevados a cabo dentro de las naciones de occidente. A lo largo del siglo x1x, se producen sucesivas codificaciones, que re- ‘inen los cuerpos de leyes en vigor, se formulan y regularizan los procedimientos de aplicacién de justicia, y se especifican las condiciones requeridas en el sujeto humano para considerarlo sujeto responsable y persona juridica. El desarrollo de un pensamiento naturalista en torno al hombre, fortalecido por el desarrollo de las teoras materialistas y evolucionistas, forzosamente iba a tener consecuencias importantes en las teorias juridicas relativas a la respon- sabilidad e imputabilidad de los sujetos, y a la condicién propia de la personali- dad criminal, EJ orden juridico postrevolucionario vendré a construir un espacio determinado por el principio de legalidad de delitos y penas, la legalizacién del proceso penal con exclusién de arbitrios, y la consideracién de la dignidad de la persona, que ha de ser tenida por inocente antes de que se pruebe su culpa, y ha de ser tratada sin infamia ni venganza (Garefa de Enterria, 1995). Ahi surgirin Jos andlisis que irin precisando la indole de la persona juridica, en general, y la del criminal, en particular. En todo ese proceso intelectual de fundamentacién teérica, por fuerza entran en juego conceptos propios de Ia antropologfa y Ja nueva psicologia: el conoci- miento y la voluntad, las intenciones y las normas, el deber y la libertad. Ambas ramas del saber positivo cobran especial relieve a los ojos del mundo juridico. Asi van a surgir la antropologia criminal, la criminologia, y también la psicologia forense y la psicologia criminalista. de la conducta criminal. Era un resultado de ciertos procesos degenerativos, a consecuencia de los cuales transgredia la ley, desarrollaba una conducta crimi- nal; era, ademas, reconocible gracias a ciertos rasgos fisicos. De acuerdo con estas ideas, atavismo y enfermedad se unfan para generar tales individuos, de una enorme peligrosidad social nacida de causas puramente biolégicas. En- tre sus rasgos caracteristicos incluiria la microcefalia, las alteraciones en la estructura cortical, su gran masa corporal, asimetrias craneales y faciales, y una gran insensibilidad al dolor, entre otros (Maristany, 1973). «El delincuen- te es un salvaje... Es idéntica en ambos a constitucién anatémica... Idéntica también la psicologia: la misma sed cruenta en ambos; la misma vanidad, el mismo afén de tatuaje; el mismo empleo de una particularisima lengua, de ellos solo comprendida...» (Martinez Ruiz, 1959, pp. 490-491) A partir de ahi, traté de construir una compleja tipologta de personalidades criminales, que alcanz6 gran difusién. Su explicacion nativista de las facultades mentales no se limit6 al caso del criminal, sino que también lo extendié al de! hombre de genio (Lombroso, 1889) que es autor de grandes obras de arte y de cultura Lombroso hallé en torno suyo un grupo de discipulos capaces de desarrollar sus ideas de una antropologia criminal. Entre ellos se encuentran Enrico Ferri y Raffaele Garofalo (Bernaldo de Quirds, 1908; Ferri, 1908). La indole naturalmente peligrosa del delincuente propicié una visién estrictamente defensiva del sistema juridico y de las penas, para proteger la sociedad. Al mismo tiempo, promoveré el estudio de los rasgos y factores que generan tan amenazadora personalidad; de ahi el enorme desarrollo de la criminologia en las diltimas décadas del siglo. 2.1.3, La contribucién inglesa, Maudsley Henri Maudsley (1835-1918), médico interesado en los problemas de la mente, fue durante unos afios profesor de Jurisprudencia Médica (Medical Jurispru- dence) en el University College de Londres, y mantuvo una idea organicista de la psicologia. La compleja estructura mental podia verse afectada por procesos de degeneracién, incluso en la infancia, por efectos de un «temperamento insa- no»; dio amplio espacio al papel de los factores sexuales, y también los sociales y educativos, en los desdrdenes mentales. Su obra basica, The physiology and pathology of mind (1867), traducida al castellano como Fisiologia del espiritu (1880) y La patologia de la inteligencia (1880), esta acompafiada por otros tra~ bajos mas especializados, como El crimen y la locura, donde mantiene la tesis de que la vesania o locura es una «confusién funcional... del cerebro» (p. 20) que distingue de las puramente orgénicas, Con todo, la degeneracién termina por manifestarse mediante estigmas y defectos, y justamente la «clase criminal constituye una variedad degenerativay morbosa de la especie humana» (p. 35). El crimen no es s6lo un efecto de una personalidad viciosa, sino de una «neurosis» campafias de divulgacién, atrayendo a muchos discipulos, y generando fuertes polémicas, que criticaron tanto sus criterios de diagnéstico como la orientacién fuertemente materialista y fisiologista de su psicologia. Incluso hubo peticiones en Inglaterra de que se seleccionara con criterio frenoldgico a los convictos envia- dos a colonias (Hearnshaw, 1964). En Francia, F. Victor Broussais (1772-1838) apoyé estas ideas, que encontrarian un refuerzo unos afios més tarde en los descu- brimientos de Paul Broca sobre el centro cerebral del lenguaje hablado, mientras que se oponian figuras notables como Pierre Flourens (1794-1867), defensor del holismo cerebral. En la relacién de facultades, incluyen algunas como la «destructividad», que puede orientarse a la eliminacién de dificultades, pero también hacia formas per- versas, como el asesinato, la crueldad, 0 la ferocidad; la «acometividad», que puede mostrarse como inclinacién a rifias y pendencias, o bien como cobardia y pereza; y otras como la «benevolentividad», y otras andlogas que tienden a es- tabiecer relaciones positivas con otras personas. En general, en el individuo hay elementos impulsivos, junto a otros que son restrictivos y un tercer grupo, que es directivo: de este modo, conciben la conducta como resultado de la interaccién de esos elementos, que tendrian una base anatémica, pero que serfan hasta cierto punto modificables mediante la adquisicién de habitos que fortalecieran los ele- mentos compensatorios. La frenologia constituye una primera versién de la psicologia naturalista, que acentiia la condicién innata y biolégica de las cualidades personales. Se la taché de determinista y fatalista, y contraria al reconocimiento de la libertad moral En Espafia, entre sus adeptos, més 0 menos ortodoxos, cabe recordar ademés, como Inego veremos, al frendlogo Magin Pers y Ramona, y al médico Pedro Mata y Fontanet, asi como fueron notables las eriticas de Jaime Balmes al conjunto de Jas muevas ideas. La frenologia guarda estrecha relacién con las doctrinas que iba a mantener con gran éxito popular el médico italiano Cesare Lombroso, en la segunda mitad del siglo xix. 2.1.2. Las doctrinas de Lombroso Cesare Lombroso, (1835-1909) criminélogo italiano, estuvo inspirado en las ideas frenolégicas, y en la teoria degenerativa del psiquismo desarrollada por el francés Benedict A. Morel (1809-1873). Este tiltimo habia sostenido la existencia en los organismos de procesos degenerativos que resultaban de la actuacién de patologfas y sustancias perjudiciales (alcohol, opio, consanguinidad, etc.), dete- tioraban Ja masa hereditaria transmitida a los descendientes, y se manifestaban a través de signos, o estigmas, y de trastornos fisicos y mentales. Lombroso creyé hallar un tipo humano particular, el «criminal nato», que describié en El hombre delincuente (1876) y que daria una explicacién cumplida 50 Psicotociaiuripica comportamientos generales definidos por los promedios estadisticos. Impulsa de este modo una consideracién objetiva y factual de esas conductas, de las que pone de relieve su regularidad, su tipicidad y su persistencia. ee De este modo, en las tiltimas décadas del siglo xix se fue consolidando la idea de que la conducta delictiva, que tanto amenaza a la sociedad, era un fendmeno dotado de caracteres propios, en los que habia que contar no solo con las cualida- des de los individuos, sino también con las «tendencias» propias de la naturaleza humana, que esta dotada de inclinaciones respecto de las cuales el andlisis ob- jetivo, cuantitativo, proporciona informaciones validas, y previsiones de futuro, Se sentaban asi las bases de una «antropologia criminal», que atrajo el interés y la atencién de gobernantes y cientificos, y fomenté la inspiracién creadora de escritores y novelistas que iban a dar cuerpo al retrato realista de la sociedad de su tiempo, Autores como Fedor Dostoievski (Los hermanos Karamazov, 1880; Crimen y Castigo, 1886), Emile Zola (La bestia humana, 1890), 0 Robert L. Stevenson (El extratio caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, 1886), descubrieron ge- nialmente el complejo mundo del crimen, y presentaron la naturaleza humana del criminal de modo que era forzoso llegar a ella desde una comprensién cientifica y positiva, de acuerdo con las tendencias vigentes en el pensamiento decimoné- nico. Herencia y medio resultaban ser las variables basicas que parecian explicar las conductas delictivas. Ello ponia en cuestién, légicamente, las bases de un sis- tema penal dominado por la idea de Ia responsabilidad libre y plena del criminal infractor. Pero, al mismo tiempo, exigia de la sociedad el estudio primero, y la adopcién de medidas, después, que previnieran y protegieran a sus miembros de la agresién proveniente de la franja insociable y degenerada de individuos que en toda colectividad hay. 2.2. Los nuevos problemas de la etapa cientifica Elesfuerzo por comprender la personalidad criminal habia atraido a gran nimero de intelectuales, atraidos por esa forma de humanidad que se halla més alld de las fronteras de la normalidad, y que una sociedad democratica no podria ignorar ni destruir, que procuraria expulsar o alejar, para defenderse de su amenaza y prote- ger asi a todos los individuos honrados. El desarrollo de los sistemas penales, de un lado, y las indagaciones sobre la mente humana tanto en su forma normal como en su patologia, hubo de impulsar la creacién de nuevas disciplinas, relacionadas con la evaluacién de los presun- tos delincuentes, su tipologia, las condiciones para un testimonio veraz, los po- sibles modos de reeducaci6n y reinsercién, y la formacién que jueces y expertos degenerativa, por lo que ha de ser estudiado no solo por el moralista, sino por el cientifico natural (p. 39). En su obra considera y analiza causas célebres, y presenta diversas formas de locura, incluyendo la «locura afectivay (donde introduce una locura impulsiva, Ja neurosis epiléptica, monomanfa homicida, locura moral), la que llama «docu- a de ideas» (con depresién, mania persecutoria, melancolia con alucinaciones, etc.) y locura epiléptica con alucinaciones y manias transitorias. Ademés, presta atencién a Jos aspectos preventivos, de «preservacién de la locura», en donde considera el papel diverso que cabe a la educacién, el control emocional, y la eu- genesia como remedio al progreso hereditario de aspectos degenerativos. Maudsley propone remediar «la predisposicién hereditaria, por medio de la abstencién del matrimonio...; la intemperancia, por la sobriedad; las ansiedades del espiritu, por una acertada cultura mental y por la costumbre de domiinarse y dirigirse» (Maudsley, s.a., p. 290) Sus trabajos impulsaron el estudio psicolégico de la personalidad delincuente, y contribuyeron a generalizar Ia aplicacién de la investigacién cientifica al campo de los problemas sociales. 2.14. Quetelet Hay también un interesante antecedente de estos estudios en la obra de Adolphe Quetelet (1796-1874), investigador belga, profesor en la Universidad de Gante, dedicado a la sociometria y antropologfa, atraido por el estudio del hombre moral con métodos socioestadisticos. Formulé una teoria del «hombre medio», segdin la cual tanto en las cualidades fisicas como en las morales, habria unos ciertos valores medios de los que se alejarian ciertos casos individuales en funcién de causas accidentales (Quetelet, 1848, pp. 91 ss). El método estadistico resulta pues aplicable a la memoria, la imaginacién o la prudencia; también a la inteligencia, que evaltia comparando creaciones impor- tantes en el teatro francés y el inglés; a la deficiencia mental -donde compara la proporcién de alienados por néimero de habitantes, y las diferencias entre sexos, edades, etc.-, y sobre todo, lo que aqui importa, lo aplica también al estudio de tendencias criminales. Considera que hay una cierta «inclinacién al crimen» (penchant au crime), que se actualiza cuando hay ocasién y medios para su eje- cucién, y que puede medirse en relacién con variables como sexo, clima, edad, estacién del afio, nivel intelectual, zona geogréfica, etc. (Quetelet, 1835, vol. 2, pp. 160 ss). En su conjunto, reconoce la mayor criminalidad de hombres, el peso de la edad juvenil, el escaso peso de la educacién, la distinta criminalidad que suele ser propia de hombres o mujeres, y, en resumen, alcanza a concluir que los fenémenos de la criminalidad, aunque parecen regulados por principios morales y sociales, tienen la misma regularidad que los fenémenos naturales, de suer- te que los casos individuales se difuminan ante la solidez y persistencia de los comportamientos y rasgos femeninos que guardan relacién con su participacién en casos procesales, y que trazan una imagen estereotipada de la mujer europea de principios del siglo xx. 4, LA DIFUSION DE LA ESCUELA ITALIANA. LA OBRA DE INGENIEROS La obra de Lombroso, y de sus discipulos y continuadores positivistas como E. Ferri o R. Garofalo, se extendid rapidamente por los paises occidentales, y tuvo tun eco importante en Hispanoamérica, donde algunos de sus expositores y cri- ticos tenian raices biogréficas que les ligaban a la cultura italiana. Uno de estos nuevos criminalistas es José Ingenieros (1877-1925). Este psiquiatra y psicélogo argentino ha sido una de las figuras pioneras més relevantes de la criminologia y la psicologfa social en Hispanoamérica. Fue pro- fesor de psicologia experimental en la Universidad de Buenos Aires, y en aquella ciudad dirigié durante afios unos Archivos de Psiquiatria y Criminologia (1902- 1913) que fueron muy estimados en su tiempo. Entre sus obras especializadas destaca una Criminologia (Ingenieros, 1913a), y lo que fue su tesis, Simulacién de la locura (Ingenieros, 1918). Educado dentro de una mentalidad positivista, iba a concebir una psicologia de raiz biolégica, dentro de la cual sitita sus otros trabajos de tema forense, Admirador critico de Lombroso y la escuela italiana de criminologia, se propuso no obstante avanzar en direccién a una mas amplia y potente participacién de la psicologia, potencian- do una nueva «escuela psicopatoldgica» (Ingenieros, 1913a, p. 105). Propugnd la necesidad de un estudio de la personalidad del delincuente. «El estudio de la personalidad fisiopsiquica del delincuente, de sus antecedentes antiso- ciales, de las causas del delito, de la manera de ejecutarlo, de la actividad consecuti- vaal hecho, y de otras condiciones notorias permitirén ~escribe Ingenieros (1913a, p. 230)- clasificar aproximadamente la temibilidad y la posible readaptacin de cada delincuenten. Habria que atender, caso por caso, a las variables individuales antes de tomar una resolucién. Una importante medida individualizada a emplear era, a su juicio, la libettad condicional, encaminada a potenciar la readaptacién del delincuente. Al tiempo que se procuraba esta titima, habia también que proteger y defender a la sociedad. De ahi la necesidad de replantear el sistema carcelario y los planes de reeducacién. Le preocupaba tanto el castigo del inocente como Ia libera- cién injustificada de las personalidades peligrosas no reformadas, En su explicacién de la conducta delictiva recurre tanto a factores propios del sujeto (su psicopatologia, y sus anomalias morfolégicas) como a otros propios del medio (sociologfa criminal, referida al ambiente social, y meteorologia cri- minal, ocupada de elementos del ambiente fisico). Entre los més propiamente necesitarian tener para cumplir con eficacia y de modo responsable con sus res- pectivos cometidos en el foro. Asi fueron surgiendo, en las tiltimas décadas del siglo XIX, la antropologia criminal, la sociologia criminal, la criminologia, la ciencia del testimonio, la penologia, que iban a penetrar lentamente en el mbito de la justicia, sustituyendo la concepcién reparadora del castigo por otra més humana, reeducadora y rehumanizadora del delincuente. Dentro de ese amplio circulo habia de situarse la psicologia. En general, la visién psicolégica por fuerza hubo de acentuar los aspectos de- terministas y los condicionamientos externos e internos que parecian influir sobre Jos comportamientos de los delincuentes. Precisamente el esfuerzo por producir una teoria explicativa del comportamiento desde un marco de causalidad natural ptopiciaba esa visién del delincuente como producto resultante, bien de factores internos como la herencia o la organizacién somatica, bien de la sociedad en que habia tenido que desarrollarse. Consiguientemente, las nuevas ideas asi surgidas dentro de un clima de respeto hacia la ciencia y la objetividad promovieron en muchos magistrados y juristas la adopcién de una actitud basicamente orientada hacia la prevencién y la reeducacién terapéutica del delincuente, en lugar de la pura posicién sancionadora y vindicativa frente a la quiebra de la legalidad. Se hacia, pues, necesario el estudio de esas personas que mostraban una conducta patolégica o anormal, a fin de encontrar las claves explicativas que permitieran fundar una politica correccional y preventiva. 3. EL SURGIMIENTO DE LA CRIMINOLOGIA. GROSS Uno de los pioneros en este campo resulté serlo el juez austriaco Hans Gross, (1847-1915) profesor un tiempo en la Universidad de Graz, y autor de una psi- cologta criminal (Criminal psychology) que aparecié en 1898. Fund6 también el Archiv fiir Kriminal-Anthropologie und Kriminalistik. La obra se presentaba como «manual para jueces, abogados y estudiantes», organizando su material en dos partes, una relativa a las actividades mentales del jjuez, la otra dedicada a las del examinado. En la primera, se analizan los modos y bases del proceso de inferencia que el magistrado ha de hacer para aleanzar una idea adecuada del caso que est conociendo; la segunda, en cambio, considera los factores que afectan a la calidad del testimonio. En su opinion, «a psicologia ctiminal deberia ser aquella forma de psicologia empleada para tratar del crimen» (Gross, 1898/1911, p. 3) y no solo el estudio de la mente del criminal, Por tanto, ha de considerar los testimonios, los gestos de los declarantes, dado que éstos son la fuente del conocimiento a que puede recurrir el juez. En su andlisis toma en cuenta no solo los requisitos Igicos de las inferencias, sino también los cono- cimientos propios de la psicologia diferencial sobre géneros y edades, asi como Jas limitaciones de la percepci6n. En su libro dedica muchas paginas a describir La recomendacién de Cattell de que se realizaran investigaciones en este cam- po para proporcionar bases sdlidas a los magistrados encargados de juzgar con- ductas, valorar intenciones y propésites, y reconstruir acontecimientos pasados a través del material sumamente delicado y problematico que son las declaraciones de testigos, impulsé a otros investigadores a tomar en cuenta estos nuevos pro- blemas. Ahi surge la figura de H. Miinsterberg, alemén formado en Leipzig y reubicado en Harvard con William James, y particularmente interesado en los problemas de la psicologia aplicada. 6. IMPORTANCIA DE LA PSICOLOGIA PARA EL MUNDO FORENSE. MUNSTERBERG ‘Una de las figuras mas notables de la temprana psicologia forense es la del psi- célogo alemén Hugo Miinsterberg (1863-1916), profesor en Harvard (EE.UU.) durante muchos afios, y uno de los iniciadores del movimiento psicotécnico, tan importante en la primera mitad del siglo xx. Formado con Wundt, e invitado por James para dirigir el laboratorio de Har- vard, estaba convencido de la necesidad de llevar la psicologia a la vida cotidiana, a fin de resolver innumerables cuestiones en que la inteligencia, las emociones y los afectos estaban implicados Uno de sus aportaciones basicas en este campo fue su libto On the witness stand, (1908), una auténtica proclama divulgadora a favor de la incorporacién de la psicologia a la practica habitual del foro. El indice de los «cuadros populares» (1908, p. 11) por él trazados recorre el conjunto de problemas que surgen alli continuamente: la memoria del testigo, la deteccién del crimen, las huellas de las emociones, confesiones falsas, sugestiones en el tribunal, hipnotismo y crimen, y prevencién del crimen. En cada capitulo, el autor hace acopio de casos préc~ ticos relacionados con la declaracién de los testigos en el estrado, quesponen en evidencia la necesidad de emplear la psicologia para llegar a resultados’ s6lidos y fiables, dada la insuficiencia del mero sentido comin para dirimir complicados conflictos. No hay raz6n para que, junto al avance de la quimica y la fisiologia, cuyo testimonio es con frecuencia requerido, no se tenga en cuenta el de la psico- logia (Miinsterberg, 1908, p. 45). En la sala de justicia, «el psicélogo todavia és un extrafio» (Miinsterberg, 1908, p. 46). Muestra casos en que se producen ilusiones en la percepcién, desatencién a movimientos secundarios, percepcién de aquello que se espera encontrar. Innumerables errores de memoria afectan al recuerdo de sucesos draméticos inesperados. Por ello advierte que la psicologia de los sentidos podria introducir claridad en todos esos casos (Miinsterberg, 1908, p. 33). En ocasiones se refiere a sencillos experimentos Tievados a cabo en sus clases o en su laboratoriog sobre psiquicos diferencid entre la «deficiencia del sentido moral», sea congénita 0 aprendida; el «trastorno intelectual», que impide el recto juicio; y «da insuficiente resistencia al impulso» (Ingenieros, 1913, p. 93). Por ello, afirmara que «el estu- dio verdaderamente especifico de los delincuentes debe ser el de sus anomalias psiquicas» (Ingenieros, 1918, p. 149). Su estudio de la personalidad criminal se complementa con otros. Uno est de- dicado al «hombre mediocre», aquel individuo carente del impulso de los valores ideales, que asume mediante imitacién los modos y formas de la colectividad en ue se halla (Ingenietos, 1913b). Otro grupo de trabajos gira en torno al tema de {a «simulacién en la lucha por la vidan. Un caso especial es el de la simulacién de la locura, Como él mismo explica, un proceso ruidoso que motivé peritajes y controversias le llevé a preocuparse de este problema. Ve la simulacién como un medio de adaptacién del simulador a su medio (Ingenieros; 1918), y en particular, un medio que emplea en miiltiples ocasiones el delincuente para evitar las conse- cuencias dolorosas de sus actos. 5. EL DESARROLLO DE LA PSICOTECNIA Y LA PSICOLOGIA FORENSE Desde finales del siglo x1x, los diversos grupos sociales fueron forzando a los psicélogos a procurar dar respuesta a las necesidades colectivas que parecian i- gadas a Ja naturaleza y funcionamiento de la mente humana —la educacién, el retraso mental, lof trastornos emocionales, las habilidades operativas-. Con ello fueron desarrollandose modos de prueba y diagnéstico, teorias explicativas, y sobre todo, procedimientos de intervencién y cambio comportamental, que iban a formar un amplisimo campo de accién de los psicélogos, concebido en conjunto como el dominio de la psicologia aplicada. Uno de los trabajos pioneros se llevé a cabo en Estados Unidos, precisamente por un psicdlogo formado en Leipzig con Wundt, y pionero en el campo del es- tudio de las pruebas mentales y de las diferencias individuales: James McKeen Cattell (1860-1944), En 1895, Cattell realizé en Columbia College, EE.UU., unos experimentos con objeto de obtener un indice de precisién que midiera la precisién del recuerdo de unos sujetos experimentales. Planted muy variadas preguntas («qué tiempo hizo hoy hace una semana», o «jcémo estén los caballos en el campo, con Ja ca- beza o con la cola puesta hacia donde sopla el aire?»), y encontré que habia gran vatiabilidad entre sujetos, pero en general, habia también muchos errores. Dedujo gue ni la observacién ni el recuerdo eran completamente fiables, y pens6 que este hallazgo debfa servir para moderar las exigencias de precisién en el mundo de los juzgados (Cattell, 1947). iba a cuestionar los modelos psicolégicos centrados en el estudio de la concien- cia. En su sistema maduro, resultado de una larga evolucién, Freud admitié en el hombre la existencia de una base pulsional, instintiva, con dos sistemas basicos: el orientado a la conservacién del individuo y de la especie, eros, guiado de for- ma hedonista por el principio del placer, y otro de indole destructiva, instinto de muerte usualmente llamado luego thanafos en la literatura, que seria fuente de la agresividad, del sadismo y de la violencia, que constituirian los dos motores fundamentales de la existencia. Sobre esa raiz biolégica, que formaria una «instanciay o sistema de persona- lidad llamada «Id» 0 «Ello» Freud colocé otros dos sistemas: el «Yo», adquirido mediante la experiencia y guiado por el principio de «Realidad» o ajuste al entor- no, y un «Super Yo» o sistema de normas y valores, igualmente adquirido, capaz de orientar la conducta gracias a su funcién de «Yo ideal». Aunque el propio Freud se abstuvo de conceder al «complejo de Edipo» un valor explicativo definido dentro de una causa concreta por particidio, el caso Halsmann (1931), a partir de los afios veinte se fue intensificando la utilizacién de los conceptos dinamicos para fundamentar una doctrina criminolégica general. Dos psicoanalistas europeos, Franz Alexander y Hugo Staub, publicaron El de- lincuente y sus jueces desde el punto de vista psicoanalitico (Alexander y Staub, 1935), tratando de iniciar una «criminologia psicoanaliticay (Alexander y Staub, 1935, p. 5) Alexander (1891-1964), nacido en Budapest, formado con Freud, termind emigrando a los Estados Unidos en 1930. Colaboré en Boston con el juez Healy (Roots of crime, 1935), y més tarde se establecié en Chicago, donde desarrollé importantes investigaciones sobre medicina psicosomatica. En su libro pretenden formar a jueces y posibles jurados, en una comprensién psicolégica-psicoanalitica del delito. Crefan que la psicologia necesita del psi- coandlisis (Alexander y Staub, 1935, p. 41). Asi, admiten la fuerza de los motivos inconscientes, la contradiccién entre impulsos, y, sobre todo, piensan que «el cri- minal transforma en acciones sus instintos inadaptados a la sociedad» (Alexan- der y Staub, 1935, p. 44), y que lo que le diferenciaria del sujeto normal esain defecto de la educacién» (p. 45). En su tipologia de delincuentes ineluyen tres tegorias definidas: la del criminal neurdtico, movido por conflictos psiquicos; el criminal normal, cuya etiologia seria de indole social, y el criminal:de base orga- nica (Alexander y Staub, 1935, pp. 61-2). A la hora de valorar su responsabilidad, hay que admitir que nadie ser plenamente responsable de unos actos donde su inconsciente sin duda participa; pero se tratara siempre de establecer el grado de esa participacién; de ahi la necesidad de que jueces y jurados tengan una forma- cién psicoanalitica. El «juez venidero» deberia tener como principal misién, no el «encasillar al delincuente en el precepto legal infringido, sino el clasificarlo en la categoria psicolégica correspondiente» (Alexander y Staub, 1935, p. 151). memoria o atencién, y anticipa posteriores investigaciones sobre la tendencia de la memoria a racionalizat y acomodar recuerdos a experiencias babituales 0 ex- pectativas (Miinsterberg, 1908, pp. 157 ss). En el libro, Miinsterberg afirma: «Nadie es criminal de nacimiento» (Miins- terberg, 1908, p. 232); la sociedad lo deforma y envilece; de ahi que «la preven- cién del crimen sea més importante que el tratamiento del crimen» (Miinsterberg, 1908, p. 233). Asi, frente a Lombroso, proclama la importancia de los métodos preventivos, y abi ve un lugar fundamental para el psicdlogo. Porque la preven- cién supone una «lucha de ideas» que pueden equilibrarse u obtener el dominio de la accién. De este modo, «excluida la mente patoldgica... podemos decir que nadie nace criminal» (Miinsterberg, 1908, p. 247); de ahi que la sociedad debe esforzarse en prevenir la aparicisn de tales personalidades. ‘Miinsterberg muestra en el libro las miltiples facetas de la vida juridica en que la psicologia deberfa estar presente aportando rigor y conocimiento técnico. En un primer momento, el libro fae acogido con muchas criticas y reservas; sus tesis y apreciaciones sobre el funcionamiento de la justicia pusieron en contra del psicélogo ‘a numerosos jueces y magistrados americanos (Bartol y Bartol, 1987). No obstante, al final, la tesis bésica que el libro mantenfa, acerca de la utilidad que la psicologia tenia para el recto funcionamiento de la justicia, terminé por imponerse. Una de las cuestiones centrales en este campo ha sido la comprensién de la per- sonalidad criminal, y sus bases mentales. {Es una disposicién heredada, que tiene que, yer con algiin tipo de degeneracién biolégica? O, por el contrario, ;resulta explicable en términos de modelos sociales, de habitos adquiridos y de procesos imitativos? La cuestién que dejara abierta Lombroso, con su idea del «criminal nato», aunque’ yeformulada de varios modos, ha estado gravitando sobre los ex- pertos y reapareciendo una y otra vez. En la primera mitad del’siglo xx, dos grandes movimientos psicolégicos esta- blecieron sendas concepciones.sobre la personalidad humana, viéndola como una estructura psicolégica adquirida. Su oposicién en cuanto al modo de lograrla ha sido casi completa, pero han coincidido en su condicién de estructura adquirida, y de su relevancia para la vida social y moral. Uno es el conductismo, el otro, el psicoanilisis, 7.1. El psicoanalisis Iniciado a partir de los trabajos de Sigmund Freud (1856-1939), su idea de que la mente individual es un sistema dinémico, regulado desde sus raices inconscientes,

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