Está en la página 1de 4

Mundo perdido (género)

Ir a la navegaciónIr a la búsqueda

Mapa de Pellucidar, uno de los mundos perdidos creado por Edgar Rice Burroughs

El Mundo Perdido es un subgénero de los géneros de fantasía o ciencia


ficción que implica el descubrimiento de un nuevo mundo fuera de tiempo,
lugar, o ambos. Comenzó como un subgénero de la aventura
romántica Victoriana tardía y sigue siendo popular en el siglo XXI.
El género surgió durante una época en que se estaban descubriendo los
fascinantes restos de civilizaciones perdidas en todo el mundo, como las
tumbas del Valle de los Reyes en Egipto, la fortaleza semi-mítica de Troya, las
pirámides mayas cubiertas por la selva, o las ciudades y palacios del imperio
de Asiria. Por lo tanto, las historias reales de los hallazgos arqueológicos de
aventureros imperiales lograron capturar la imaginación del público. Entre 1871
y la Primera Guerra Mundial, el número de relatos publicados de mundos
perdidos, ambientados en todos los continentes, aumentó drásticamente. 1
El género tiene temas similares a los "reinos míticos", como El Dorado. Un
tema bastante explorado en obras de mundos perdidos es la presencia
de dinosaurios, criaturas consideradas extintas o fantásticas.

Índice

 1Historia
 2Ejemplos contemporáneos
 3Entornos geográficos
 4Véase también
 5Bibliografía
 6Referencias

Historia[editar]
Mapa esquemático de la Tierra de Maple White, basada en la novela El mundo perdido de Arthur
Conan Doyle.

Las minas del rey Salomón (1885) de H. Rider Haggard, es considerado a


veces el primer relato de un mundo perdido.2 La novela de Haggard dio forma e
influyó en las narrativas de mundos perdidos posteriores, incluyendo a Rudyard
Kipling con El hombre que quiso ser rey (1888), Arthur Conan Doyle con El
mundo perdido (1912), de Edgar Rice Burroughs está La tierra olvidada por el
tiempo (1918), Abraham Merritt con El estanque de la luna (1918), y a H.P.
Lovecraft con En las montañas de la locura (1931).
Obras anteriores, como Vril: The Power of the Coming Race (1871) de Edward
Bulwer-Lytton y de Samuel Butler, Erewhon (1872) utilizan una trama similar
como vehículo para la sátira social swiftiana en lugar de aventura romántica.
Otros ejemplos tempranos son los de Simon Tyssot de Patot y sus Voyages et
Aventures de Jacques Massé (1710), que incluye una fauna y flora prehistórica,
y de Robert Paltock The Life and Adventures of Peter Wilkins (1751), un viaje
imaginario del siglo XVIII inspirado tanto por Defoe y Swift, donde un hombre
llamado Peter Wilkins descubre una raza de seres alados en una isla aislada
rodeada de altos acantilados como en la isla Caspak de Burroughs.

La monstruosa fauna prehistórica de Viaje al centro de la Tierra (1864) de Julio Verne (ilustración de
Édouard Riou para la edición de 1864)

La novela de tierra hueca Symzonia; Voyage of Discovery (1820) de John


Cleves Symmes Jr., también ha sido citada como la primera que habla en
forma de un mundo perdido, y de Julio Verne Viaje al centro de la Tierra (1864)
y El pueblo aéreo (1901) popularizaron el tema de los bolsones en donde
habitaban supervivientes de especies prehistóricas.3
J.-H. Rosny aîné publicaría más tarde The Amazing Journey of Hareton
Ironcastle (1922), una novela donde una expedición descubre en el corazón de
África una misteriosa zona con un ecosistema de otro mundo, con flora y fauna
exóticas. De Edgar Allan Poe, La narración de Arthur Gordon Pym (1838) tiene
ciertos elementos de mundos perdidos hacia el final de la historia.
Delos W. Lovelace publicó la novelización de la película King Kong (1933). Esta
novela fue publicada en forma de serie en el Mystery Magazine en 1932 y en
forma de libro poco antes del estreno de la película.
Horizontes perdidos (1933) de James Hilton disfrutó de un éxito popular en el
uso del género como un despegue de la filosofía popular y comentario social.
Introdujo el nombre de Shangri-La, un meme de la idealización del mundo
perdido como un paraíso.
Libros similares, donde los habitantes del mundo perdido se consideran
superiores a los de afuera, son Land under England (1935) de Joseph O'Neill,
y Jack Harding’s Quest (1939) de Douglas Valder Duff (1939).4

Ejemplos contemporáneos[editar]

La novelización de la película King Kong (1933), corrió a cargo de Delos W. Lovelace. Trata sobre el
hallazgo de Kong, un gorila gigante, en una isla prehistórica perdida y sobre cómo fue capturado y
llevado a la civilización contra su voluntad.

El novelista estadounidense contemporáneo Michael Crichton invoca esta


tradición en su novela Congo (1980), que consiste en la búsqueda de las minas
del rey Salomón, legendarias por estar en una ciudad africana perdida
llamada Zinj. En su novela El mundo perdido, continúa la trama de Parque
Jurásico aplicando la idea del mundo perdido como un lugar donde se
conservan especies extintas en el resto del mundo. Durante la década de
1990, James Gurney publicó una serie de novelas juveniles sobre una isla
perdida llamada Dinotopia, en el que los humanos viven junto a los dinosaurios
vivos.
El mundo perdido está presente en muchos otros medios de comunicación. En
los videojuegos, está sobre todo presente en Tomb Raider y sus secuelas, y en
la franquicia Uncharted. En las películas, la franquicia de Indiana Jones hace
uso de conceptos similares. También cómics hacen uso de la idea, como Tierra
Salvaje en Marvel Comics y Themyscira en DC comics.

Entornos geográficos[editar]
Plutonia (Плутония, 1915) del científico ruso Vladímir Óbruchev

Las novelas tempranas de mundos perdidos se establecían normalmente en


partes del mundo que aún no habían sido exploradas por los europeos. Los
lugares favoritos eran el interior de África (como es el caso de muchas de las
novelas de Haggard, y las novelas de Tarzán de Burroughs) o tierra dentro de
América del Sur (de Doyle El mundo perdido,de Merritt The Face in the Abyss),
así como de Asia Central (de Kipling El hombre que quiso ser rey, Ayesha de
Haggard, de Merritt The Metal Monster, de Hilton Horizontes perdidos). En
1915, el científico ruso Vladímir Óbruchev produjo su propia versión de un
mundo antediluviano en su novela Plutonia, que ubica a los dinosaurios y a
otras especies del Jurásico en el subsuelo de Siberia.
Escritores posteriores favorecieron la Antártida, especialmente como refugio de
especies prehistóricas. En Dian of the Lost Land (1935) de Edison
Marshall , cromañones, neandertales y mamuts sobreviven en el "país del
musgo ", un cálido rincón resguardado del continente. La novela de Dennis
Wheatley The Man Who Missed the War (1945) también se ocupa de un área
cálida y oculta en el continente, donde viven los seres hu

También podría gustarte