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Escuchar activamente
Habilidad para enfocarse
completamente en lo que el
cliente dice y lo que no dice;
entender el significado de lo
que se dice en el contexto de
los deseos del cliente y
apoyar al cliente para que se
exprese.
El lenguaje
El lenguaje es el conjunto de medios
que permiten al hombre expresar sus
pensamientos, sentimientos y
vivencias. También se define como el
conjunto de sistemas de
comunicación constituido por
diversas manifestaciones: dibujos,
gestos, sonidos, movimientos,
procesos
culturales (mitos, leyendas, arte, monumentos), etc. Algunos autores lo reducen a
la función biológica de la relación, y por eso hablan de lenguaje de los animales
(abejas, hormigas, delfines); incluso, no falta quienes consideran que la cultura
misma es un lenguaje, porque en cada una de sus ramas y manifestaciones
contiene un mensaje, es decir, un significado.
El lenguaje es una institución social, ya que sólo puede existir en sociedad como
instrumento de comunicación humana. Al igual que otras instituciones sociales,
como la familia, el lenguaje puede ser muy amplio e incluso universal, pero varía de
una comunidad a otra, en cada una de las cuales se manifiesta de modo diferente.
Además, cambia constantemente por la presión de necesidades diversas y también
de otras comunidades.
La comunicación verbal
La comunicación verbal puede realizarse de dos formas: oral, a través de signos
orales y palabras habladas; o escrita, por medio de la representación gráfica de
signos.
Hay múltiples formas de comunicación oral. Los gritos, silbidos, llantos y risas
pueden expresar diferentes situaciones anímicas y son una de las formas más
primarias de la comunicación. La forma más evolucionada de comunicación oral es
el lenguaje articulado, los sonidos estructurados que dan lugar a las sílabas,
palabras y oraciones con las que nos comunicamos con los demás.
Muchos coach no suelen ser psicólogos, pero si nos fijamos se basan de manera
inconsciente en los principios de la psicología positiva en el trabajo que realizan. A
través de una serie de herramientas, un coach normalmente apoya a sus clientes
mediante la identificación y toma de conciencia de sus cualidades fundamentales y
cómo pueden aprovecharlas para sobresalir en las actividades que lleven a cabo.
El proceso puede variar en función del coach y su enfoque filosófico personal, pero
el resultado final es el mismo; el objetivo es plantearse preguntas tales como ¿qué
es lo importante para mí?, ¿cuáles son mis puntos fuertes?, y en última instancia
¿cómo puedo aprovechar mis puntos fuertes para obtener un mayor éxito en la vida?
Las emociones son una parte esencial de nuestra vida; constituyen una fuente
interna que nos proporciona mucha información.
Con la metodología del coaching se vive un proceso facilitador para que el sujeto se
dé cuenta y tome conciencia de cómo funcionan las emociones en cada uno de
nosotros, qué dicen de mí mismo, qué información obtengo de ellas, así como
comprenderlas y aceptarlas, o modificarlas en caso necesario; para posteriormente
detectarlas y gestionarlas proporcionando una vida con más armonía y tranquilidad.
Todas las conclusiones a las que se lleguen serán generadas exclusivamente por
el coachee gracias al proceso de coaching que cada uno experimente.
Existen tres pilares fundamentales de la inteligencia emocional que serán las bases
de trabajo y objetivos a desarrollar a través del proceso de coaching: faro, diálogo
interior y materialización.
1
David Goleman, Emotional Intelligence: Why It Can Matter More Than IQ, 1996.
John Whitmore, la inteligencia emocional se refiere a la inteligencia
interpersonal, o de manera más sencilla, a las habilidades sociales. A su vez,
especifica que las habilidades referidas se pueden dividir en cinco dominios:
Conocimiento
de las propias
emociones
(conciencia
de sí mismo)
Control de las
Manejo de las
propias
relaciones
emociones
Reconocimient
Motivación
o de las
propia o
emociones en
los otros interna
Estilos de aprendizaje
No existe una única definición de estilos de aprendizaje, sino que son muchos los
autores que dan su propia definición del término.
“Los estilos de aprendizaje son los rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos que
sirven como indicadores relativamente estables, de cómo los alumnos perciben
interacciones y responden a sus ambientes de aprendizaje” (Keefe, 1988).
Los rasgos cognitivos tienen que ver con la forma en que los estudiantes estructuran
los contenidos, forman y utilizan conceptos, interpretan la información, resuelven los
problemas, seleccionan medios de representación (visual, auditivo, kinestésico),
etc. Los rasgos afectivos se vinculan con las motivaciones y expectativas que
influyen en el aprendizaje, mientras que los rasgos fisiológicos están relacionados
con el biotipo y el biorritmo del estudiante.
No hay que interpretar los estilos de aprendizaje ni los estilos cognitivos como
esquemas de comportamiento fijo que predeterminan la conducta de los individuos.
Los estilos corresponden a modelos teóricos, por lo que actúan como horizontes de
la interpretación en la medida en que permiten establecer el acercamiento mayor o
menor de la actuación de un sujeto a un estilo de aprendizaje. En este sentido, los
estilos se caracterizan por un haz de estrategias de aprendizaje que se dan
correlacionadas de manera significativa, es decir, cuya frecuencia de aparición
concurrente permite marcar una tendencia; sin embargo, ello no significa que en un
mismo sujeto no puedan aparecer estrategias pertenecientes en teoría a distintos
estilos de aprendizaje.
Podríamos decir que la noción de estilo actúa como instrumento heurístico que hace
posible el análisis significativo de las conductas observadas empíricamente. Al
mismo tiempo hay que señalar que es fundamental analizar desde un punto de vista
sistémico cómo un conjunto de estrategias que están relacionadas en un individuo
concreto. Ello nos lleva a afirmar que tan importante es efectuar un estudio de las
correlaciones de ciertas estrategias, que permitirían establecer las tendencias de un
grupo respecto de un determinado estilo, como realizar un estudio de casos que
permitiera describir cómo se dan asociadas en un mismo individuo las distintas
estrategias de aprendizaje (Villanueva, 1997).