de dolor. Es tiempo, pues, de alzarse. era toda futura.
Tiempo de no morir…» Pero tú olvidas cuanto JAV pusiste en él, mientras los muertos brotando están a flor de tierra ahora para hacer con sus manos «Melancolía del destierro» la casa, el pan y la mañana nuestra. Y tú en tu otoño de recordatorios, Lo peor es creer en tu rosario quieto, que se tiene razón por haberla tenido igual que un héroe de metal fundido, o esperar que la historia devane los relojes famoso en unos pocos y nos devuelva intactos metros a la redonda, al tiempo en que quisiéramos que todo comenzase. ilustre en ignorancia de la hora inmediata Pues ni antes ni después existe ese comienzo y casi sordo de tristeza. y el presente es su negación y tú su fruto Pienso hermano consumido en habitar tu sombra. si no supiste combatir, Lo peor es no ver que la nostalgia si no te defendiste por donde más te herían es señal de engaño o que este otoño o si acaso ignorabas que el destierro es a veces la misma sangre que tuvimos canta más cruel que la muerte. más cierta en otros labios. Sobremueres. Y peor es aún ascender como un globo, Te han vendido a ti mismo, quedarse a medio cielo, a tu perfil lejano entre metralla y cantos deshincharse despacio, o te has dejado herir con un solo disparo caer en los tejados de espaldas a la plaza, de luz petrificada en la boca del alma. no volver al gran día. José Ángel Valente De: «La memoria y los signos» – 1960-1965