(Traducción parcial)
Editado por
Kevin J. Anderson
CINCO HISTORIAS DE LOS CAZARRECOMPENSAS MÁS
DESPIADADOS DE LA GALAXIA… POR ALGUNOS DE LOS MEJORES
ESCRITORES DE
CIENCIA FICCIÓN DEL MOMENTO
LSW 8
A TOM DUPREE
un «cazarrecompensas» editorial que no se detendrá
ante nada para obtener de un autor el mejor libro
posible.
LSW 9
Kevin J. Anderson
LSW 10
Agradecimientos
LSW 11
Kevin J. Anderson
LSW 12
Cazadores de recompensas. ¡No necesitamos esa porquería!
—Almirante Piett
LSW 13
Dave Wolverton
LSW 14
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 17
Dave Wolverton
LSW 19
Dave Wolverton
LSW 20
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
—¡Apagadlo! ¡Abortad! —dijo Loruss—. Desconectadlo.
Quiero a IG-88 destruido y desmantelado para que podamos
analizar el fallo. ¡Rápido!
Conforme asimilaba la información, los sistemas de advertencia
de IG-88 se activaron y los modos de autodefensa tomaron el
control. Esos humanos irracionales estaban tratando de
apagarlo. No iban a permitirle seguir adelante y perseguir su
programación principal. Tenían miedo de sus capacidades
recién descubiertas.
Miedo por una buena razón.
Un enunciado y sus corolarios se alinearon en su cerebro como
cargueros en un convoy.
Pienso, luego existo.
Luego debo perdurar.
Luego debo tomar acciones adecuadas para sobrevivir.
Su programación de asesino le dijo exactamente qué hacer.
IG-88 enfocó su conjunto de sensores ópticos en todos los
objetivos de la sala y trató de moverse, pero vio que estaba
sujeto a un módulo de diagnóstico mediante unas bandas de
duracero. Las bandas estaban pensadas para mantenerlo en
posición erguida, no para resistir frente a su fuerza aumentada.
Aplicó potencia adicional a su brazo derecho. Los
servomotores gimieron, y la banda de duracero saltó de sus
soportes.
—¡Cuidado! ¡Se está moviendo! —exclamó uno de los técnicos.
IG-88 comenzó a buscar en sus archivos para asignar un
nombre a ese humano, pero decidió que en ese instante no
merecía malgastar su tiempo en eso. En lugar de eso, designó
al humano simplemente como Objetivo Número Uno.
LSW 21
Dave Wolverton
LSW 27
Dave Wolverton
LSW 29
Dave Wolverton
II
LSW 30
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
—Llegando a los Laboratorios Holowan, supervisor Gurdun —
dijo el piloto por el intercomunicador de la cabina.
Los soldados de asalto que conformaban su escolta estaban
sentados con aire rígido y parecían nerviosamente dubitativos,
incluso con sus cascos blancos puestos. No eran los soldados
de asalto veteranos y curtidos en batalla que Gurdun había
solicitado; en lugar de eso, le habían asignado reclutas
inexpertos cuyas capacidades y aptitudes habían obtenido
mejor puntuación para trabajos administrativos que para
combate cuerpo a cuerpo. Pero Gurdun no tenía gran
necesidad de una escolta militar… especialmente una vez que
tuviera en su poder los nuevos y relucientes droides asesinos
IG. No podía imaginarse un equipo de acompañantes más
poderoso.
Los droides eran un encargo especial y habían sido financiados
con dinero que Gurdun había desviado de manera experta de
los presupuestos de otros programas militares… un proceso
que se había vuelto cada vez más difícil conforme el Imperio se
enfrascaba en debacles inmensamente costosas. Pero Gurdun
recientemente había logrado liberar algunas pequeñas migajas,
lo suficiente para financiar a Laboratorios Holowan para
producir una fuerza de ataque mucho más pequeña, pero más
precisa, más letal. Los droides asesinos IG avanzarían y
aniquilarían sus objetivos, cualquier objetivo que Gurdun
eligiera.
Cerrando los ojos, visualizó uno de los droides asesinos IG, un
único hombre mecánico, atravesando con facilidad las defensas
que rodeaban una base rebelde fortificada, abriéndose camino
con sus blásters a través de las puertas blindadas, y
masacrando él sólo a todos los traidores al Imperio.
LSW 31
Dave Wolverton
LSW 35
Dave Wolverton
III
***
La línea de ensamblaje resultaba tan aburrida como de
costumbre.
Trabajador veterano de Mechis III, Kalebb Orn jamás había
entendido por qué, de todos los lugares posibles, se requería
presencia humana allí. Parecía no tener propósito alguno. La
línea de fabricación de droides había funcionado sin el menor
fallo durante al menos todo el último siglo, pero la normativa
de la empresa aún requería que hubiera un operador humano
en un pequeño porcentaje de las operaciones. Como ésta,
elegida de forma aleatoria.
Kalebb Orn observaba el movimiento de los grandes brazos
robóticos de la grúa, avanzando de un lado a otro con sus
ruedas dentadas y levantando componentes pesados con sus
fuertes garras electromagnéticas. Todo, desde láminas de
metal y pesadas placas de blindaje, hasta precisos microchips
LSW 38
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
activadores, llegaba desde otras partes de las instalaciones, de
kilómetros de longitud, fabricándose sin descanso con
especificaciones inmutables.
Las líneas de montaje auto-diseñadas habían crecido
inmensamente a lo largo de los siglos de funcionamiento,
añadiendo nuevos subsistemas, mejorando los antiguos,
introduciendo nuevos modelos en los programas de
producción y eliminando las versiones viejas y obsoletas.
Kalebb Orn no tenía la capacidad mental para abarcar todos
los sistemas de fabricación de Mechis III. No estaba seguro de
que existiera alguien que la tuviera.
Durante los últimos diecisiete años había visto robustos
droides obreros siendo fabricados por millares. Motores de
gran potencia conectados a brazos y piernas móviles, los
droides obreros no necesitaban nada más que un voluminoso
torso, un cerebro droide no demasiado brillante, y brazos
tremendamente fuertes. Los monolíticos droides eran
asombrosamente fuertes, pero después de todo ese tiempo
Kalebb Orn ya no estaba impresionado. Sólo quería que
terminara su turno para poder regresar a su alojamiento, comer
copiosamente, y relajarse.
El turno de Kalebb Orn terminó pronto… pero no del modo
que él hubiera deseado.
Recibiendo una misteriosa señal independiente, cuatro
flamantes droides obreros, recién lubricados y con lustrosos
números de serie impresos en sus costados, se alzaron en el
corral de almacenamiento al final de la línea de montaje. Usaron
las enormes pinzas de sus manos para arrancar las paredes del
corral.
LSW 39
Dave Wolverton
LSW 40
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
final, el trabajo en la línea de montaje no había sido tan
aburrido después de todo…
***
La oficina de administración de Mechis III estaba en la cúpula
superior de una brillante torre de cristal y duracero,
proporcionando una vista panorámica del páramo industrial. La
corporación pensaba que se suponía que las oficinas gerentes
debían sobresalir por encima de los demás edificios, pero por
lo demás su altura no servía a ningún propósito.
En el interior de una oficina llena de muebles lujosos, equipos
de entretenimiento, e imágenes de lugares turísticos que
ningún administrador de Mechis III había visitado jamás, Hekis
Durumm Perdo Kolokk Baldikarr Thun —el actual
administrador— jugueteaba con sus dedos y esperaba que
llegase su adorado informe vespertino.
Aunque las operaciones en Mechis III prácticamente nunca
cambiaban, y cada día el informe vespertino ofrecía las mismas
cifras de producción, las mismas listas de cuotas cumplidas, las
mismas cantidades de droides exportados, el administrador
Hekis observaba cada informe con estudiado interés. Se
tomaba su trabajo muy en serio. Era toda una responsabilidad
para un hombre que sabía que gobernaba uno de los más
importantes centros de comercio de la galaxia
industrializada… incluso aunque supiera que sólo era uno de
los setenta y tres humanos de todo el planeta.
Durante cada turno de trabajo, ocupaba diligentemente su
puesto, inclinado sobre su escritorio; por las tardes, de vuelta
en su alojamiento privado, pasaba la mayor parte de sus horas
de relax esperando a que empezara el siguiente turno y le
LSW 41
Dave Wolverton
LSW 42
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
—Creo que está bastante claro, señor —dijo Tresdé-
Cuatroequis, y efectuó dos rápidos disparos. Los afilados
destellos dieron con precisión en su objetivo. Hekis se
desplomó sobre su escritorio, vertiendo el té sobre los
informes que había en su superficie.
Tresdé-Cuatroequis dio media vuelta y salió rápidamente por
la puerta, transmitiendo su informe a los IG-88s que lo habían
reprogramado digitalmente desde la órbita. Entonces llamó a
los droides celadores para que limpiaran el desastre.
***
La insurrección de Mechis III fue rápida y sangrienta, y muy
eficiente. En cuestión de unos pocos minutos, la mente
informática planetaria recién coordinada supervisó un
alzamiento simultáneo de droides, matando a los setenta y tres
habitantes humanos antes de que cualquiera de ellos pudiera
activar una alarma… aunque de todas formas la red de
comunicaciones unificada no habría permitido la transmisión
de tales mensajes.
En tiempo retardado, IG-88 observaba desde la nave correo
oculta en órbita, examinando todos los detalles a través de sus
ojos sensores y sus conexiones de flujo de datos. Meros
instantes después, cuando todo hubo terminado, hizo
descender la nave suavemente a través de la atmósfera.
En el complejo central de fabricación, la elegante nave aterrizó
y los cuatro IG-88s idénticos salieron a la plataforma. Bajo el
cielo plomizo por el humo, observaron a los droides recién
liberados que se acercaban, reuniéndose a su alrededor.
IG-88 puso el pie en Mechis III como un mesías.
LSW 43
Dave Wolverton
***
A partir de ese momento, para los droides asesinos era
importante mantener la mascarada. De cara al exterior, nada
había cambiado en Mechis III… e IG-88 se aseguró de que todo
el mundo en la galaxia continuara creyéndolo. Tresdé-
Cuatroequis se ocupó de los detalles externos, respondiendo a
los mensajes que llegaban por la holored galáctica, firmando
órdenes de entrega y otros documentos con todas las florituras
de la firma digitalizada de Hekis.
Dos días después, los cuatro droides asesinos se reunieron
para una sesión de estrategia interconectada en la lujosa
oficina del antiguo administrador. Para ajustarla más a su
concepto de aséptica eficiencia, IG-88 había ordenado que los
droides celadores la despojaran de todas las obras de arte y
las imágenes de las paredes, y que retiraran todos los muebles.
Después de todo, los droides no necesitaban sentarse nunca.
En la oficina del administrador, los cuatro IG-88s
permanecieron de pie comunicándose en silencio,
intercambiando y actualizándose archivos de datos unos a
otros.
—Si vamos a usar Mechis III como nuestra base de operaciones
para la dominación galáctica, debemos mantener toda
apariencia externa de que nada ha cambiado.
—Los pedidos de droides deben continuar completándose sin
retrasos, exactamente como se ordenen. Ningún humano debe
sospechar.
—Alteraremos los registros visuales existentes, falsificaremos
transmisiones, mantendremos los canales habituales de
comunicación para que todas las apariencias continúen
normales.
LSW 44
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
—De acuerdo con los registros y los diarios personales de los
humanos asentados aquí, vienen pocos visitantes a Mechis III.
Con toda probabilidad, no seremos molestados.
Con sus sensores ópticos traseros, IG-88 miró a través de los
ventanales de observación de transpariacero en lo alto de la
torre administrativa. Vio columnas de humo saliendo de las
plantas de fabricación, y el calor en las salidas de disipación
térmica dibujaba puntos brillantes en el infrarrojo. Las
instalaciones estaban trabajando a doble velocidad para
producir soldados adicionales para el nuevo ejército de IG-88,
mientras continuaba la producción para satisfacer las
necesidades rutinarias de la galaxia.
IG-88 admiraba la precisión de las instalaciones. Los edificios
iniciales habían sido diseñados con torpeza humana y líneas
desaprovechadas, con espacio y comodidades innecesarias,
pero las siguientes líneas de montaje habían sido diseñadas
por ordenador, modificando los conceptos originales para que
Mechis III funcionara cada vez de forma más eficiente.
—Todos nuestros nuevos droides tienen programación
mejorada —continuó IG-88—, rutinas de auto-consciencia
especiales que les permiten seguir nuestros planes y mantener
el engaño. De ahora en adelante, todo nuevo droide que
exportemos tendrá integradas la programación de auto-
consciencia y la voluntad de alcanzar nuestro fin último.
IG-88 trazó un mapa de la dispersión de los nuevos droides,
rutas de envío previstas y destinos finales. Mechis III tenía una
distribución tan amplia que los infiltrados se extenderían en
muy poco tiempo de un sistema estelar a otro, reemplazando
modelos obsoletos, ocupando nuevos lugares en la sociedad,
preparándose para la futura toma de poder.
LSW 45
Dave Wolverton
LSW 46
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
IV
***
En Mechis III, el droide administrativo Tresdé-Cuatroequis
caminaba apresurado, buscando al primero de los IG-88
idénticos que pudiera encontrar. Necesitaba transmitir sus
inquietantes noticias. Encontró a IG-88C en una de las zonas
de envío, supervisando la carga de un millar de droides de
transporte con programación modificada que debían ser
enviados a Coruscant.
—IG-88 —dijo Cuatroequis, obteniendo la atención del droide
asesino. En una rápida ráfaga binaria, envió un archivo resumen
al núcleo informático del IG-88.
LSW 49
Dave Wolverton
LSW 52
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 53
Dave Wolverton
LSW 55
Dave Wolverton
***
IG-88 decidió usar la fuerza bruta en lugar de la sutileza. La
destrucción flagrante dejaría una tarjeta de visita mucho más
clara.
Cruzó una desolación devastada que había sido usada para
probar armas de proyectiles y para detonar explosivos que
soltaban nubes de gases cáusticos. El peso de IG-88 dejaba en
la arcilla sin vida pisadas profundas como cráteres mientras se
dirigía directamente hacia su objetivo, una fortaleza excavada
en las profundidades de una pared rocosa de color rojo óxido.
La corroída puerta de acceso metálica estaba guardada por
torretas de vigilancia y emplazamientos de armas, pero IG-88
caminaba directo hacia la fortaleza. Hasta el último momento
no vio a nadie moviéndose en las torretas de vigilancia, y para
entonces ya se había deslizado con facilidad por debajo del
LSW 56
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
alcance de los cañones láser defensivos, demasiado cerca para
resultar un blanco decente.
Se detuvo a tres metros de la desconchada superficie de la
puerta blindada y lanzó su primera granada de conmoción.
Calculó que, incluso desde esa distancia, la onda de choque no
le causaría ningún daño.
La detonación golpeó el centro de la puerta y retumbó como
un inmenso gong por todo el cañón. De las paredes del
acantilado cayeron rocas en una pequeña avalancha. Los
centinelas de las torretas dispararon ineficazmente sus
cañones láser, dejando sólo rastros chamuscados, pero sin
darle al droide.
Usando filtros en varios espectros, IG-88 escaneó la puerta
dañada. El centro brillaba en el infrarrojo conforme el calor se
iba disipando. Analizó la firma de las vibraciones y advirtió
dónde la estructura del metal mostraba ahora diminutas grietas
cristalinas.
Satisfecho, preparó una segunda granada de conmoción.
IG-88 llevaba doce consigo, y esperaba que esa puerta sólo
requiriera usar tres.
En realidad, hicieron falta cuatro granadas para destruir por
completo la puerta. Mientras los ardientes restos fundidos de
la puerta se estrellaban contra el suelo a ambos lados, IG-88
entró en la fortaleza con paso firme, determinado a recalibrar
sus sensores y sus modelos predictivos en cuanto tuviera
tiempo.
Se adentró por el pasillo oscuro, consciente de que en ese
momento el objetivo se encontraría aumentando sus defensas,
preparándole emboscadas a su paso. Pero IG-88 sabía qué
camino debía tomar. El disco de datos de Grlubb contenía los
LSW 57
Dave Wolverton
***
Antes de marcharse de Peridon’s Folly, IG-88 buscó su
segundo objetivo, el propósito más personal.
Avanzó silenciosamente en la oscuridad, usando rutinas de
sigilo y algoritmos de camuflaje para introducirse en la
residencia fortificada de Bolton Kek, uno de los diseñadores de
la red neuronal original de la serie IG.
Kek había establecido el trabajo de base para el proyecto de
Laboratorios Holowan, pero luego había aceptado otro trabajo
de consultor, retirándose del servicio imperial en base a
«convicciones morales». Bolton Kek se había retirado al mundo
de Peridon’s Folly, donde vendía sus servicios a los diversos
traficantes de armas.
El objetivo estaba dormido, tumbado en su habitación en
penumbra, e IG-88 avanzó en máximo silencio. Hablando
directamente con ellos en binario, había soslayado los
innumerables sistemas de alarma y campos de seguridad del
hogar de Kek. En el interior, IG-88 amplificó sus sensores
ópticos para aprovechar la escasa luz de la habitación.
Bolton Kek estaba profundamente dormido, sin duda
considerándose a salvo. Roncaba suavemente y se acurrucaba
contra otra figura biológica, una hembra. IG-88 efectuó un
análisis rápido y la identificó como una bailarina twi’lek de piel
verde y colas como gusanos extendiéndose desde la parte
LSW 60
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
trasera de su cráneo. ¿Cómo pueden estos biológicos
aparearse entre sí?, pensó IG-88.
La bailarina habría sido una víctima fácil, pero no estaba en su
lista de objetivos, e IG-88 no malgastaba energía. Era probable
que Bolton Kek ni siquiera supiera nada acerca de los droides
asesinos fugados… pero IG-88 no podía arriesgarse a dejar
con vida a una sola persona que tuviera tal conocimiento.
Mientras el ingeniero seguía roncando, IG88 activó un cañón
láser, apuntó la brillante cruz roja del punto de mira, y disparó
un tiro con gran precisión justo en la despreocupada frente de
Bolton Kek.
IG-88 dio media vuelta y comenzó a salir por la puerta sin
sigilo. La bailarina twi’lek se despertó y le gritó obscenidades
en un lenguaje cuya traducción no tenía almacenada en sus
bases de datos. IG-88 la ignoró mientras caminaba sin
detenerse hacia su nave.
Ambos objetivos habían sido completados.
De Mechis III, IG-88 había descargado una lista de científicos
sobrevivientes que conocían detalles peligrosos sobre los
droides asesinos, ingenieros que habían abandonado
Laboratorios Holowan. Con el archivo almacenado en su
cerebro, sabía exactamente dónde buscar más misiones como
cazarrecompensas.
La lista se iría haciendo cada vez más corta.
***
Gritó. Su rostro se puso rojo de ira. Los cavernosos orificios
nasales de su inmensa nariz se dilataron. Los rugidos del
supervisor imperial Gurdun salpicaron de saliva el rostro de
Minor Relsted.
LSW 61
Dave Wolverton
LSW 62
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
VI
LSW 66
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
droides agrícolas cosechadores. El administrador Hekis debe
permanecer allí hasta que se resuelva la situación.
—No me interesan sus emergencias —dijo Vader—. Deseo
hablar con Hekis.
Establezca un enlace de vídeo ahora… ¿o tendremos que ir a
visitarlo personalmente? Cuatroequis hizo una nueva pausa,
dubitativo.
—Estableceré un enlace de vídeo —dijo finalmente—. Por
supuesto que puedo conectarle con él. No tema.
Vader respondió como si hubiera sido una pregunta.
—No le temo a nada.
Tresdé-Cuatroequis se deslizó por la puerta y regresó un
instante después, empujando una gran pantalla de video
plateada en un marco cuadrado con ruedas, que el droide
administrativo conectó con una serie de cables a un ordenador
de pared. La pantalla parpadeaba con estática multicolor,
enfocándose y deformándose mientras una imagen cobraba
forma con los conjuntos de píxeles.
Un hombre de rostro pálido con larga barbilla y ojos hundidos
sonreía insípidamente en la pantalla de vídeo. Tras él, columnas
de humo manaban de las máquinas averiadas en una planta de
ensamblaje. Los negros cuerpos semiesféricos de las máquinas
de escasa altura salpicaban reflejos de la luz roja de las
alarmas. Los droides de diagnóstico y reparaciones iban
ocupados de un lado a otro, hurgando en la maquinaria
humeante.
Las alarmas de fondo se amortiguaron cuando la captación de
voz enfatizó las palabras de Hekis.
—¡Lord Vader, qué sorpresa tan inesperada!
LSW 67
Dave Wolverton
LSW 68
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
Lord Vader? Seguro que tiene obligaciones cruciales que serán
mucho más importantes.
Pero Vader permaneció inmóvil como una estatua por unos
instantes, con su respiración siseando huecamente a través de
su respirador. Se volvió a un lado y a otro, mirando fijamente
la video pantalla apagada, las desnudas paredes de la oficina
de Hekis, y el droide plateado Tresdé-Cuatroequis.
Gurdun tragó saliva, cada vez más impaciente e intranquilo.
—Hmm… ¿Qué ocurre, Lord Vader? Realmente creo que
deberíamos dejar que estos droides vuelvan al trabajo.
—No estoy seguro —respondió Vader, con tono agorero—.
Siento que algo no está bien aquí… pero no puedo determinar
qué. —Finalmente, Vader volvió a recobrar la compostura.
Pasó junto a Gurdun, dirigiéndose de vuelta al turbo ascensor
hacia su lanzadera personal—. Asegúrense de que esos
droides sonda sean entregados —dijo Vader al droide
administrativo plateado.
Tresdé-Cuatroequis se puso tieso con orgullo.
—No nos gustaría decepcionarle, Lord Vader —dijo.
Vader se irguió cuan alto era, una mancha de oscuridad
recortándose sobre el cielo humoso de la plataforma de
aterrizaje. Su capa ondeaba a su alrededor.
—No. No os gustaría.
LSW 69
Dave Wolverton
VII
LSW 73
Dave Wolverton
VIII
***
IG-88B, con su experiencia directa como cazador de
recompensas, tomó la elegante nave IG-2000 y permaneció en
las inmediaciones de la flota imperial, dispuesto a actuar
espontáneamente con la esperanza de ser detectado por Darth
Vader, la negra síntesis de hombre y máquina…
LSW 74
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
IG-88B no participó en la batalla de Hoth. No deseaba
involucrarse en esa insignificante disputa política entre
alimañas biológicas. Observó cómo se marchaban las naves
rebeldes en fuga, algunas dañadas, otras sobrecargadas de
equipo y refugiados.
Pensó en rastrearlas, porque las ubicaciones de nuevos
escondites rebeldes sin duda serían de valor para el Imperio.
Pero efectuó un análisis de probabilidades y finalmente decidió
que ninguno de esos objetivos tendría suficiente interés para
Lord Vader como para hacerle cambiar sus prioridades. En el
sistema Hoth, IG-88 esperó y observó, su nave un diminuto
parpadeo en los límites del alcance de los sensores, demasiado
pequeño para ser distinguido de la estática espacial.
Acechó tras la flota imperial en su persecución de otra pequeña
nave insignificante por el cinturón de asteroides. Así pues, IG-
88 estaba esperando cuando Darth Vader puso un anuncio
pidiendo cazarrecompensas para encontrar a Han Solo.
***
IG-88 permanecía de pie y sin hablar en la cubierta del puente
del super destructor estelar Ejecutor. Observó en silencio,
almacenando detalles para su posterior consideración. Las
luces de su cápsula craneal parpadearon en rojo mientras se
embebía de los datos de sus sensores ópticos. La cubierta del
puente era un hervidero de oficiales imperiales de diversos
rangos a los que no prestó atención, ya que eran simples
humanos.
—Cazadores de recompensas —murmuró el humano conocido
como almirante Piett, suponiendo que se encontraba lo
LSW 75
Dave Wolverton
LSW 78
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
En un pasillo vacío del vasto super destructor estelar, IG-88
finalmente obtuvo lo que quería. Encontró un terminal sin
atender y se conectó al núcleo informático central del Ejecutor.
Normalmente, las defensas de programación del destructor
estelar habrían bloqueado una intrusión
LSW 79
Dave Wolverton
LSW 80
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
IG-88B voló rápidamente hacia Mechis III para unir su cerebro
al de sus homólogos y compartir sus nuevos planes.
LSW 81
Dave Wolverton
IX
***
Los cuatro droides asesinos caminaron por el permacemento
hacia la plataforma de aterrizaje donde esperaban las
lanzaderas imperiales bajo la luz del sol filtrada por la sucia
niebla industrial: un transporte pesado de larga distancia y dos
naves de escolta bien armadas. Los droides marchaban en fila
india, con sus armas visibles y conducta amenazante.
LSW 83
Dave Wolverton
LSW 84
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 86
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
XI
***
A pesar de su forma aerodinámica, la IG-2000 creaba una
oleada de estallidos sónicos conforme atravesaba la atmósfera
de Bespin, distorsionando la parte superior de las nubes. Al
acercarse velozmente a su destino, las defensas automatizadas
de Ciudad Nube enviaron una consulta, ocupándose de la
inspección inicial antes de alertar a ningún guardia humano de
la aproximación del droide asesino.
IG-88 transmitió códigos de mando y programó un fallo de
sistema, suprimiendo las rutinas habituales de la red de
defensa de Ciudad Nube. Como resultado, los sensores de
LSW 87
Dave Wolverton
LSW 92
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
XII
***
Mucho más tarde, IG-88C esperaba en una órbita baja
alrededor de la ardiente cáscara de Tatooine, un mundo
desértico y sin valor achicharrado por un par de soles. El
planeta no ofrecía ningún motivo para que ninguna criatura
inteligente quisiera vivir allí… pero los seres biológicos eran
bastante irracionales e infestaban toda clase de mundos,
tolerables o no.
La atmósfera era como una fina uña azul, una pequeña piel
respirable que cubría la esfera desértica. La nave de IG-88
volaba bajo, con su casco calentado por la fricción con la tenue
atmósfera superior.
LSW 94
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
Enlazado con IG-88-D, su homólogo oculto, escaneaba los
cielos y esperaba. Dado que los droides asesinos podían
pilotar y reaccionar más rápido que cualquier piloto biológico,
conocían las tolerancias exactas de la nave y podía trazar rutas
hiperespaciales más arriesgadas de lo que cualquier humano
se atrevería a intentar. IG-88 estaba seguro de que habían
llegado antes que Boba Fett, aunque fuera por poco.
La nave de Boba Fett, la Esclavo I, apareció saliendo del
hiperespacio como un proyectil lanzado con un tirachinas. IG-
88C puso todas sus armas en alerta, todos sus sensores en
espera, y luego lanzó su afilada nave para enfrentarse al
cazarrecompensas. Pensando que había destruido a IG-88 en
los niveles basurero de Ciudad Nube, Boba Fett quedaría
atónito al volver a ver al droide asesino.
Lógicamente, IG-88 esperaba que el biológico requiriera más
información, que desafiara al intruso. Una vez que Fett
comprendiera la nueva situación, se vería obligado a negociar
ante la superioridad del droide asesino, o incluso a rendirse
totalmente.
Pero Boba Fett reaccionó con notable velocidad. Sin una sola
palabra ni un segundo de duda, el cazarrecompensas disparó
toda clase de armas y maniobró realizando una vertiginosa
espiral que le apartó de la trayectoria de los disparos de la IG-
2000. Los disparos de la Esclavo I impactaron todos a la vez,
acribillando el blindaje pesado de la IG-2000.
Con cierta sensación de vergüenza, IG-88C descargó sus
archivos y los envió a su homólogo un instante antes de que
su nave explotara sobre Tatooine…
LSW 95
Dave Wolverton
LSW 97
Dave Wolverton
LSW 98
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
XIII
LSW 99
Dave Wolverton
LSW 100
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
Los auténticos soldados de asalto imperiales del otro lado
dispararon contra los soldados droide. Los biológicos en
armadura se gritaban órdenes confusas unos a otros, sin
entender lo que estaba pasando ni comprender la táctica de
sus atacantes.
Muchos de los soldados droide fueron dañados por disparos
de bláster, con su armadura blanca agujereada y humeante por
heridas que habrían sido letales para cualquier ser biológico…
pero los droides siguieron a la carga. Las defensas imperiales
se lanzaron a un tiroteo salvaje… pero el equipo de IG-88
mantuvo su formación y eliminó a todos los soldados de asalto
que encontró a su paso.
Entre el humo y el fuego, los gritos y las transmisiones
desesperadas, IG-88 usó sus láseres de mano para eliminar al
enemigo, pero no se quedó para observar el fragor de la
batalla. En lugar de eso, atravesó con paso firme la carnicería,
decidido a llegar a la bodega de carga donde se encontraba
para su entrega el núcleo informático original de la Estrella de
la Muerte.
IG-88 se alzó junto a él, acariciando la estructura del largo
cilindro adornado con protuberantes componentes. Unas luces
parpadeaban, mostrando la disposición de su modo de espera.
Pronto, él habitaría en sus laberintos mentales.
IG-88 se conectó, embebiéndose de la información que
necesitaba sobre cómo dirigir la propia Estrella de la Muerte.
Pese a todo su tamaño y todo su poder computacional, el
núcleo de la Estrella de la Muerte había sido diseñado con
ineficiencia típicamente humana. La potencia disponible en ese
aparato pensante apenas estaba utilizada. Un droide menor
probablemente podría haber realizado las tareas que se le
LSW 101
Dave Wolverton
LSW 104
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
XIV
***
La negrura de la privación de sensores era angustiosa, pero
inevitable. Los humanos lo habrían llamado «inconsciencia»…
pero cuando IG-88 finalmente volvió a despertar después de
cerca de un mes de estasis, se encontró en un inmenso nuevo
mundo de entrada de datos.
Había dejado atrás, con los otros droides, su torpe cuerpo —
el último de su modelo— y ahora era la Estrella de la Muerte,
la misma mente poderosa, implacable y eficiente residiendo en
el interior de un nuevo y extraordinariamente poderoso cuerpo,
una configuración completamente distinta. IG-88, cuya
experiencia previa había sido siempre en su maciza forma
humanoide, ahora no tenía tanta movilidad… todavía. Pero
experimentaba nuevos estímulos a través de un millón de
sensores adicionales, extensiones automatizadas de sí mismo
que estaban conectadas al núcleo informático de la Estrella de
la Muerte.
Podía sentir el poder como una supernova encadenada
ardiendo en el corazón del horno de su reactor central. La
sensación era maravillosa. Sintió gran satisfacción al ver con
LSW 106
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
qué facilidad estaban cumpliéndose sus planes. Pronto, su
revolución droide comenzaría.
Conforme pasaban los días —el tiempo ya no significaba nada
para él, ya que podía ralentizarlo o acelerarlo a voluntad—, IG-
88 estudiaba la situación política galáctica. Observó las nimias
luchas, divertido ante las insignificantes batallas de esas
pequeñas personas biológicas. Su Imperio, su rebelión… sus
mismas especies sólo serían una nota al pie en un pequeño
archivo histórico almacenado durante mucho tiempo una vez
que IG-88 llevara a cabo su revolución; y ese tiempo estaba
llegando con la velocidad de un meteorito conforme esos
biológicos se apresuraban a completar la construcción de la
Estrella de la Muerte… lo que marcaría su propia perdición.
Encontró que eso también era divertido.
A través de sus miles de ojos sensores, IG-88 continuó
observando: En las cubiertas interiores de la Estrella de la
Muerte las actividades de construcción continuaban a un ritmo
tan rápido que las comprobaciones y limitaciones de seguridad
habían sido eliminadas para aumentar la velocidad. En el
frenesí de la actividad, los progresos continuaban, aunque
muchos de los equipos no sabían qué estaban haciendo sus
homólogos.
En una gran bahía de almacenaje para componentes de
repuesto, fallaron los elevadores de repulsión de una grúa de
carga pesada. Una caja contenedora de gruesas paredes que
pesaba decenas de toneladas se soltó de su agarre, cayendo
sobre uno de los soldados de asalto droide de IG-88 que tuvo
la mala suerte de encontrarse bajo su sombra. La pesada caja
aplastó las piernas cubiertas de armadura blanca del soldado
de asalto. Las paredes del contenedor se abrieron,
LSW 107
Dave Wolverton
LSW 108
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
—¿Cómo puede una grúa de carga estallar misteriosamente
sin más? ¿Cómo puede un accidente acabar con todo un
equipo de estibadores?
Respiró profundamente y volvió a tragar saliva. Su
lugarteniente permanecía inmóvil, como si asumir su rígida
atención al protocolo militar le concediera el perdón por traer
semejantes malas noticias.
Jerjerrod miró su calendario de la Estrella de la Muerte y señaló
la línea temporal con dedos temblorosos mientras lamentaba
otra pérdida más, otro contratiempo…
***
Cuando el emperador Palpatine llegó finalmente a la nueva
Estrella de la Muerte, con su capucha negra y caminando como
una araña humana, estaba acompañado por un ridículo
conjunto de guardias imperiales de armadura roja, soldados de
asalto de élite, asesores encapuchados que sonreían
tontamente, y rodeado por un aura de respeto y temor que con
toda certeza no merecía. Ningún biológico los merecía.
Desde su escondite en la mente de la Estrella de la Muerte, IG-
88 encontraba un placer especial en espiar a ese despreciable
y marchito humano que parecía pensar que tenía poder
invencible. Todo el mundo trataba al emperador cómo si fuera
supremamente importante, para mayor diversión de IG-88.
Cuando toda la flota imperial llegó, esperando para tender una
emboscada al ataque rebelde previsto, IG-88 observó al
emperador conspirando y manipulando, tratando de ser más
listo que los rebeldes, de superarles. Palpatine creía ser tan
inteligente, tan superior, que IG-88 no tuvo otra opción que
LSW 109
Dave Wolverton
LSW 110
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
Finalmente, IG-88 dejó que las puertas se abrieran. El
emperador y los guardias imperiales miraron confusos a su
alrededor. Palpatine alzó la mirada hacia el techo, como si
tratara de sentir algo, pero no comprendió lo que había
pasado.
Ninguno de ellos lo comprendería, hasta que fuera demasiado
tarde.
***
Cuando finalmente llegó el tan cacareado ataque rebelde,
cuando la misión del comando secreto derribó el escudo de
energía proyectado desde la cercana luna santuario, IG-88 se
recostó en su asiento —metafóricamente— y observó el
desarrollo de la batalla.
La flota rebelde era lamentablemente insignificante contra la
fuerza congregada de los destructores estelares imperiales y el
impresionante super destructor estelar Ejecutor. IG-88 aún
admiraba la precisión y las esbeltas líneas del Ejecutor, pero
incluso esa gran nave de guerra era una pálida sombra ante el
poder que ahora poseía, encarnado en la Estrella de la Muerte.
Las maniobras de la flota eran totalmente obvias, y las fuerzas
de ataque dirigidas por luchadores biológicos parecían
demasiado torpes abalanzándose para atacar la Estrella de la
Muerte. Los rebeldes no podían esperar ganar.
El propio emperador pensaba que sería una sorpresa
devastadora que el superláser de la Estrella de la Muerte
realmente funcionase, e IG-88 deseaba dispararlo con gran
júbilo. Pero IG-88 veía todo el ataque como un molesto
inconveniente, pequeños insectos molestándolo cuando tenía
tantas otras cosas que hacer, tantos planes que poner en
LSW 111
Dave Wolverton
LSW 113
Dave Wolverton
LSW 114
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
Uno: La Furia
LSW 119
Dave Wolverton
LSW 120
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
—No lo hará. Ya conocéis a los lugareños, tan confiados y
llenos de esperanza. No puede ni imaginarse que podamos
hacerle daño alguno.
—Muy bien —dijeron los soldados de asalto, y salieron por la
puerta frontal.
Kritkeen salió apresuradamente tras ellos y se detuvo bajo el
arco iluminado de la puerta, con las manos a la espalda y su
uniforme gris carbón impecablemente limpio. Tenía mandíbula
firma y rostro afilado.
—Por la mañana regresaréis a por la mujer y la llevaréis a los
procesadores. Averiguad cuándo la liberarán, y luego dejad
que permanezca una semana en su casa, para que su familia
pueda ver cómo ha reeducado el Imperio a su hija. Luego llevad
a Abano y a su mujer a las montañas, y acabad con ellos. No
quiero que vuelva a molestarme por este asunto.
—Sí, Su Excelencia —dijeron los guardias, e instantes después
estaban en su propio deslizador, alejándose.
Kritkeen caminó sobre el césped hasta detenerse junto a una
piscina reflectante perfectamente oval, observando las lunas de
colores. Era una noche apacible, con los sonidos de los
susurros de los árboles y los silbidos de los insectos. Era un
mundo pacífico. De acuerdo con los registros, los habitantes
de Aruza no habían tenido un crimen en su planeta desde hacía
más de cien de sus años. Se habían olvidado de cómo hacerlo,
se habían vuelto blandos. Mediante la tecnología, habían
creado conexiones neurales que les permitían tanto enviar
como recibir pensamientos y emociones de unos a otros,
convirtiéndose en empáticos tecnológicos que compartían una
especie de consciencia de grupo limitada.
LSW 121
Dave Wolverton
LSW 123
Dave Wolverton
LSW 127
Dave Wolverton
LSW 128
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 129
Dave Wolverton
LSW 131
Dave Wolverton
LSW 133
Dave Wolverton
LSW 134
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 138
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 139
Dave Wolverton
LSW 142
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 143
Dave Wolverton
Dos: La Esperanza
LSW 144
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 146
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 148
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
—¡Si ha venido a matarme, acabe con ello! ¡No tengo nada que
perder! —exclamó Dengar—. ¡Pero no dejaré que le resulte
divertido!
—Yo no soy el Emperador —dijo sombríamente Vader—. Yo
no mato por diversión… sólo cuando sirve a mis propósitos.
Dengar sonrió.
—Bueno, entonces tenemos algo en común.
—Parece que tenemos más de una cosa en común… —dijo
Vader—. Ambos queremos a Han Solo…
”Por desgracia —continuó—, hay una sentencia de muerte
imperial contra usted. Yo no puedo revocar esa sentencia, pero
estoy dispuesto a considerar un indulto.
—¿Bajo qué condiciones? —preguntó Dengar.
—Le dejaré vivir para que dé caza a Han Solo. Una vez lo haya
encontrado, lo traerá a mí presencia, a él y a sus amigos, vivos.
Después de eso, si he quedado complacido, puede que le
perdónela vida. Pero si no quedo complacido por su
desempeño, le daré tiempo para huir. Entonces comenzará mi
cacería.
Darth Vader arrojó un bláster a Dengar, como cuando Dengar
le dio uno a Kritkeen. Las palabras de Vader estaban claras. Si
Dengar fracasaba en su cacería, Darth Vader pasaría a ser el
cazador. El monstruo que había destruido a los caballeros Jedi
seguiría el rastro de Dengar. Dengar se pasó la lengua por los
labios, pensando que, si Vader le daba caza, Dengar al menos
vendería caro su pellejo.
—Solo estaba aquí, ¿lo sabía? —dijo Dengar—. Lo han
perdido.
LSW 150
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 153
Dave Wolverton
LSW 154
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 155
Dave Wolverton
LSW 156
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 158
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 160
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
Manaroo sonrió y lo miró a los ojos. Sus propios ojos eran tan
vivos, tan negros, que él podía ver reflejados en ellos los
globos luminosos que flotaban cerca del techo.
—Tienes razón. Siempre bailo para mi público como si todo lo
que hiciera fuera para complacerlo, pero, en mi interior, bailo
sólo para mí misma.
Manaroo sorprendió a Dengar tomando su fuerte mano, y él se
avergonzó. Sus manos eran tan grandes, tan poderosas, que
se sentía como si fueran garras, y el fuera algún gigantesco
animal alienígena junto a ella.
—Parece que te va bien aquí —dijo Dengar.
—¿Sí? —susurró ella, y una vez más Dengar se sorprendió por
lo áspera y ronca que podía resultar su voz—. Pues no es así.
Estoy terriblemente sola. Nunca me había sentido tan… vacía.
—¿Cómo puede ser eso? —preguntó Dengar—. Estoy seguro
que hay muchos hombres que querrían estar contigo.
—Por supuesto, hay muchos hombres que me desean —dijo
Manaroo—, pero pocos están dispuestos a abrirse a mí por
completo. Siento como si todos fuéramos extraños, encerrados
en nuestras conchas. —Apretó con fuerza y desesperación las
manos de Dengar—. En mi mundo, cuando dos personas se
aman, comparten más que sus cuerpos. Hacen más que obtener
placer el uno del otro. Se unen con el Attanni, compartiendo
por completo sus pensamientos y emociones, compartiendo
sus recuerdos y su conocimiento. Todos los engaños entre ellos
quedan eliminados, y se convierten en una sola persona. En
Aruza estaba unida a tres buenos amigos, pero ahora…
LSW 161
Dave Wolverton
LSW 162
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
—Unirme contigo me haría más parecida a ti. Tal vez sea eso
lo que necesite para sobrevivir aquí, en tu mundo.
Dengar pensó en ello, mirando a través de la ventana a las
hinchadas nubes de gas tibanna. Unirse con él le enseñaría
muchas cosas que nadie debería saber. Le abriría la puerta a
todo el dolor y la locura que había vivido desde que el Imperio
comenzó a moldearlo en un asesino.
—Preferiría evitarte eso.
Comieron una lujosa cena, charlaron de trivialidades y Manaroo
se excusó para marcharse entre bambalinas.
Dengar quedó sentado solo y se puso a pensar. Con Solo
capturado, ¿iría Vader tras él? Dengar lo dudaba. El Señor
Oscuro de los Sith tenía su propia agenda política, hombres a
los que mandar, un Imperio que dirigir. Dengar casi estaba
fuera de su atención. Pero Dengar no quería volver a cruzárselo
en su camino.
Por los altavoces, Lando Calrissian, el administrador de la
ciudad, anunció que tropas imperiales estaban ocupando la
estación, y sugería que todo el personal evacuara
inmediatamente.
Alrededor de Dengar, los jugadores y los habitantes de Ciudad
Nube estallaron en un alboroto. La gente comenzó a correr
hacia las salidas.
Dengar terminó su bebida, se levantó, y habló en voz alta para
sí mismo.
—Parece que a cualquier sitio que voy últimamente la gente
está evacuando.
De una puerta de la entreplanta, sobre él, salieron unos
soldados de asalto. Alguien, tal vez un guardia de seguridad
LSW 163
Dave Wolverton
Pero Manaroo estaba de pie tras el asiento del piloto, con las
manos aferradas al respaldo de la silla y la boca abierta de
terror.
—Ahora estamos a salvo —dijo Dengar, tratando de
confortarla.
—¿Por qué? ¿Por qué continúas persiguiendo a Han Solo? —
preguntó ella—. ¡Ya lo han capturado!
Dengar dudó, tratando de encontrar las palabras adecuadas
para contestar. No tenía ninguna esperanza de atrapar a Boba
Fett. La nave del cazarrecompensas era demasiado rápida, y lo
más probable era que aterrizara directamente en el palacio de
Jabba, de modo que no habría ninguna oportunidad de ajustar
cuentas con Boba Fett en ningún caso. No, necesitaba algo
más.
—Quiero atraparlo de una vez —dijo—. Quiero tocarlo, aunque
sólo sea una vez.
”Además, Solo tiene amigos en altas instancias de la rebelión
—dijo Dengar, tratando de expresar una irritante sospecha—.
Me imagino que irán a liberarlo… si Jabba el Hutt no lo mata
antes. Y cuando lo hagan, quiero estar allí, para volver a
atraparlo de nuevo.
Dengar se había inventado esa excusa improvisada, pero había
un aire de verdad en ella. De algún modo, había descubierto
que Han Solo estaba alcanzando proporciones míticas. De igual
modo que Dengar parecía condenado para siempre a ser tan
solo medio hombre, también había comenzado a sentir que
Han Solo sería para siempre su némesis, escurridizo e
imposible de atrapar.
LSW 167
Dave Wolverton
Tres: La Soledad
LSW 168
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 169
Dave Wolverton
LSW 171
Dave Wolverton
***
Dengar finalmente regresó a Tatooine. Entretanto, con la ayuda
de Manaroo se hizo pasar por un oficial de inteligencia imperial
que se estaba ocupando de trasladar a gran número de
diplomáticos aruzanos a una «instalación más segura».
Con la ayuda de la Alianza Rebelde, consiguió robar una
gigantesca barcaza prisión imperial, lo bastante grande para
extraer a cien mil personas del planeta, y tripuló la nave con la
plantilla adecuada de oficiales de correccional, torturadores y
demás personal.
Supuso muy poco esfuerzo para la Alianza Rebelde enviar
órdenes falsas al nuevo comandante de la base de la
COMPNOR para comenzar a extraer prisioneros y
transportarlos a la barcaza.
Los oficiales imperiales estaban bien entrenados, y llevaban a
los prisioneros tan pronto se les solicitaban.
Sólo una vez alguien cuestionó a Dengar, quien se había
mantenido apartado del trabajo sucio y había permanecido
durante toda la misión a bordo de su barcaza, ocupándose
personalmente de «controlar la encarcelación».
Cuando el nuevo comandante de la base de la COMPNOR llamó
por holovídeo justo antes de la partida de Dengar,
LSW 174
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
***
Cuando la nave de Dengar llegó a Tatooine, aterrizó en un
puerto polvoriento llamado Mos Eisley, una ciudad al borde de
un desierto donde los soles gemelos ardían con vehemencia.
Llegaron al mediodía, cuando la ciudad estaba quizá en su
momento más tranquilo, y Dengar condujo a Manaroo a una
pequeña cantina donde agricultores de la humedad y
criminales parecían haberse reunido en igual número.
Dengar fue a hablar en privado con algunos viejos conocidos,
y en cuestión de minutos confirmó que Han Solo todavía estaba
vivo y que estaba preso en el palacio de Jabba.
—Volveré cuando vuelva —dijo a Manaroo, dejándole unos
cuantos chips de crédito, y luego se dirigió en una moto swoop
alquilada hacia el palacio de Jabba.
Esa noche, Manaroo regresó a la cantina en un momento de
mayor actividad y consiguió algunos créditos bailando. Dengar
había agotado su riqueza en las últimas semanas, y Manaroo
esperaba por lo menos poder afrontar sus propios gastos.
LSW 175
Dave Wolverton
***
Dengar entró en el palacio del hutt por la noche, cuando los
habitantes estaban más activos, y se arrodilló sobre una rodilla.
LSW 176
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 177
Dave Wolverton
Dengar se volvió hacia Jabba y unió las manos ante él, como si
rezara.
—Escúchame, oh gran Jabba —advirtió Dengar—. Realmente
creo que escapará de ti. Y cuando lo haga, serás el hazmerreír
del inframundo. Pero puedo librarte de este destino. Porque te
propongo permanecer aquí, para volver a atraparlo. Y cuando
lo haga, ¡espero que me pagues el doble de lo que has pagado
a Boba Fett!
—¿Pretendes liberarlo tú mismo? —rugió Jabba, de tal modo
que parte de su séquito retrocedió, temiendo su ira.
—Nunca será liberado por mi mano —susurró Dengar.
—¿Sospechas de algún complot? —preguntó Jabba,
observando los asesinos y matones que tenía en nómina.
—Sus amigos de la Rebelión vendrán a liberarlo —respondió
honestamente Dengar.
—¿La Rebelión? —Jabba soltó una risotada—. No les tengo
miedo. Entonces queda convenido. Puedes quedarte y unirte a
mis secuaces. Y si la Rebelión lo libera y consigues traerlo de
nuevo, ¡te pagaré el doble de lo que pagué a Boba Fett!
Boba Fett avanzó un paso, sosteniendo su rifle bláster con
gesto amenazante, y Jabba lo silenció con una mirada.
—Pero si la Rebelión fracasa en su intento de liberar a Han
Solo —añadió Jabba a media voz—, entonces trabajarás para
mí durante un año… ¡fregando las letrinas reales en compañía
de los droides de limpieza!
El hutt estalló en carcajadas.
LSW 178
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
***
Dengar regresó a Mos Eisley al amanecer, planeando trasladar
su nave al palacio de Jabba, donde resultaría útil en caso de
ataque rebelde.
Pero quedó confundido al entrar en la nave y descubrir que
Manaroo no estaba. Realizó una búsqueda superficial y
descubrió que nunca había regresado de la cantina. En la
cantina, el camarero dijo que ella se dedicó a bailar por unos
cuantos créditos, y luego «desapareció».
Dengar sopesó las noticias, y luego recordó el attanni que
Manaroo le había dado. Regresó a la nave, insertó el
dispositivo en su enchufe craneal, y luego cerró los ojos,
tratando de ver lo que ella veía, escuchar lo que ella escuchaba.
Pero el attanni sólo le proporcionó un suspiro de estática.
Dengar dejó el dispositivo conectado y voló a escasa altura
sobre la ciudad siguiendo un rápido patrón de búsqueda, pero
en ningún momento recibió su señal, así que se dirigió de
vuelta al palacio de Jabba y posó el Castigador Uno en los
hangares seguros de Jabba.
Durante todo el viaje de vuelta al palacio, estuvo pensando en
Manaroo y se preguntó qué habría sido de ella. Descubrió que
había llegado a acostumbrarse a su presencia, incluso pensó
que se sentía confortado por ella. Una vez, hacía tan sólo unas
pocas noches, ella había pedido saber cuál era la otra emoción
que el Imperio le había dejado, aparte de su furia y su
esperanza, y él se había negado a decírselo. Soledad.
Su soledad no servía a ningún propósito en los designios del
Imperio, o al menos no lograba imaginar cómo podría llegar a
servir. Dengar ni siquiera estaba seguro de que le hubieran
LSW 179
Dave Wolverton
—¡Pero ocurrió!
—Mira, chica… —dijo la otra bailarina desde el extremo
opuesto de la habitación—.
O bailas bien, o mueres.
—Pero ya bailé para Jabba —dijo Manaroo—, cuando me trajo
el esclavista.
—Entonces has pasado la audición —dijo la mujer gorda—. Ya
es algo.
Dengar se quitó el attanni y lo colocó en el fondo de su
pistolera, bajo su bláster.
Jabba era una criatura exigente. Una vez que había pagado
dinero por algo —ya fuera un esclavo o un cargamento de
droga— se tomaba realmente mal perder ese algo. Y el hutt
obtenía un gran placer atormentando a los demás. Así como
Dengar no sentía la diferencia entre el bien y el mal, el hutt
obtenía placer del mal.
Dengar sabía que no podría recuperar a Manaroo sin luchar.
Entrecerró los ojos y pensó en el hutt, tratando de imaginarse
a Jabba con cabello castaño oscuro y complexión larguirucha.
Pero incluso con el mayor esfuerzo de la imaginación, no podía
encontrar gran cosa que sirviera como semejanza entre Jabba
el hutt y Han Solo.
—Oh, bueno —gruñó Dengar—. Simplemente tendré que
matarlo de todas formas.
***
Afortunadamente, Dengar pronto descubrió que muchos de los
secuaces de Jabba tenían motivos para conspirar contra su
amo. En tres días, Dengar pudo proporcionar a uno de los
LSW 181
Dave Wolverton
LSW 182
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
***
Aquel fue un día ajetreado para Dengar. Los cirujanos que lo
habían operado hacía tanto tiempo habían extirpado su
capacidad de sentir miedo, pero en ciertos momentos extraños
descubría que se movía con un poco más de energía y que su
corazón latía de manera irregular. Sabía que era sólo un
fantasma de lo que los demás sentían cuando temían, pero lo
encontraba estimulante. La bomba en el esquife de Jabba iba
a explotar temprano al día siguiente, por lo que Dengar se
preocupó esa noche cuando los planes cambiaron
repentinamente.
Dengar había estado descansando en su habitación cuando
Luke Skywalker apareció de repente en el palacio de Jabba e
intentó rescatar a Han Solo. Jabba frustró el intento del joven
Jedi y lanzó a Skywalker a un pozo con el monstruo mascota
de Jabba, el rancor. Skywalker sorprendió a todos al matar a la
bestia.
El sonido del grito de muerte del rancor sacudió el palacio,
despertando a Dengar, quien se apresuró a acudir al salón del
trono de Jabba y alcanzó la parte superior de una pequeña
escalera a tiempo para escuchar la sentencia pronunciada
LSW 183
Dave Wolverton
LSW 184
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 186
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 187
Dave Wolverton
***
Las noches eran cortas en Tatooine, y pocos las pasaban
durmiendo, porque era un tiempo para refugiarse del calor
abrasador del día.
De modo que bien avanzada la velada Dengar estaba sentado
en el salón del trono, aguardando el baile de Manaroo. Llevaba
puesto el attanni, y escuchaba los pensamientos de Manaroo.
Su mente estaba como anestesiada ante el pensamiento del
baile que la esperaba, y se estaba preparando
apresuradamente, tratando de tranquilizar su respiración, de
calmarse.
LSW 188
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 189
Dave Wolverton
LSW 193
Dave Wolverton
LSW 194
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 197
Dave Wolverton
LSW 200
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
***
Y Dengar recordó algo, un recuerdo que parecía muy antiguo,
profundamente enterrado.
Recordó la sala de operaciones donde los cirujanos imperiales
trabajaron en él. Tenía los ojos cubiertos por gasa, pero había
dos resplandecientes luces brillando sobre su cara, y recordó
a los doctores insertando sondas en su cerebro.
LSW 201
Dave Wolverton
LSW 202
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 203
Dave Wolverton
—¿Desquite?
Entonces Dengar comprendió la verdad. Eso no era la visión
de un moribundo, era Manaroo. Dengar todavía llevaba puesto
su attanni, y Manaroo estaba en un deslizador en algún lugar
cercano, buscándolo.
Dengar gritó, irguiéndose entre las nubes de polvo. Miró a su
alrededor y no podía verla, y ella no podía escucharlo. Él sintió
la frustración de Manaroo cuando ella aceleró el deslizador,
preparada para seguir adelante.
Dengar gritó una y otra vez, y permaneció de pie con los ojos
cerrados y las manos levantadas hacia el cielo, y de repente
ella se volvió.
A través de los ojos de Manaroo, podía verse vagamente a sí
mismo a través de la bruma: una masa tenue en las oscuras
arenas arremolinadas, algo que podría ser humano, o podría
ser sólo una ilusión, o podría ser sólo una piedra.
Manaroo hizo girar el deslizador, y la imagen se perdió por un
momento en una ráfaga de arena, pero aceleró hacia adelante,
hasta que vio a Dengar de pie con los puños levantados hacia
el cielo, la cara lacerada en cientos de cortes, los ojos
entrecerrados.
Manaroo saltó del deslizador. Dengar abrió los ojos. Ella
llevaba un casco y gruesos ropajes protectores, y Dengar nunca
la habría reconocido en las calles, pero permanecieron un buen
rato abrazándose mientras Manaroo lloraba, y él sintió el
ardiente amor que ella sentía por él, y su sensación de alivio,
dos personas compartiendo un solo corazón.
—¿Cómo? ¿Cómo escapaste? —logró preguntar Dengar—.
Creía que te iban a matar anoche.
LSW 206
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
***
Dengar pasó las siguientes semanas recuperándose en una
cámara médica de Mos Eisley, y el día en que salió de ella se
dispuso a prepararse para su matrimonio con Manaroo. Entre
su gente, realizar las alianzas formales del matrimonio se
consideraba algo pequeño, algo que dos personas podrían
hacer en privado. Pero la parte más importante de la
ceremonia, la «fusión», que se producía cuando dos personas
intercambiaban attannis y comenzaban oficialmente a
compartir la misma mente, debería ser presenciada y celebrada
por sus amigos y familiares. Lo que significaba que Dengar y
Manaroo tendrían que ir a buscarlos al mundo donde la Alianza
Rebelde los hubiera ocultado.
Durante esas semanas de recuperación, Dengar usó el attanni
que Manaroo le había dado, y por primera vez en décadas se
sintió libre de la criatura en que se había convertido, libre de
la criatura que el Imperio había hecho de él, hasta que
descubrió que ya no quería volver a ser esa criatura. La jaula
LSW 207
Dave Wolverton
LSW 210
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: Desquite: El Relato de Dengar
LSW 212
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 214
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 215
M. Shayne Bell
LSW 216
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 217
M. Shayne Bell
LSW 218
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 219
M. Shayne Bell
LSW 222
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
***
El Ejecutor vibraba alrededor de Chenlambec como una bestia
gigante. Se alegraría de dejar sus entrañas, y se compadeció
de los gusanos imperiales que pasaban sus vidas corriendo y
escabulléndose en estos pasajes.
Habló, y luego escuchó como Tinian traducía al básico.
—Al parecer —explicó, y a él le gustó la condescendencia que
ella fingía— fuentes wookiees han visto la nave de Solo en
camino hacia el sistema Lomabu. Un grupo renegado de
wookiees está estableciendo otro mundo seguro allí. Tenemos
LSW 224
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 227
M. Shayne Bell
LSW 231
M. Shayne Bell
—Te dije que fueras a vuestra cabina. —Bossk dejó que su rifle
colgara de nuevo. La unidad X10-D no era ningún monstruo,
pero para los humanos y los wookiees, que necesitaban
excesiva luz para ver claramente, el droide parecería enorme—
. Ese es mi droide de refuerzo.
Tinian caminó rodeando la resplandeciente unidad roja.
Vagamente trandoshano en su forma, el X10-D tenía brazos
hidráulicos retráctiles que podían extenderse hasta tres metros,
un inmenso torso cónico, y pies con rodamientos
autopropulsados.
—Creía que me necesitaríais para traducir hasta que todo
estuviera almacenado donde quisieras —dijo. Pasó la mano
por el brillante pecho de X10-D—. Tal vez no os haga falta —
añadió.
—Yo le diré a tu compañero dónde apilar sus arcones, y
EquisDiez-De los asegurará —respondió Bossk—. En esta
nave, a los droides y a los wookiees se les ordena escuchar, no
hablar.
Chenlambec ladró un gruñido de protesta.
—Algunas de estas cosas son equipo delicado —dijo Tinian—
. ¿Tienes cables de amarre?
—Mi droide de refuerzo sujetará vuestro equipo.
Chenlambec ululó.
—Queremos mirar —dijo Tinian.
—Mirad si queréis.
Hizo falta una hora para asegurar las pertenencias del dúo.
—Recuerda nuestro trato —dijo Tinian mientras X10-D
regresaba a su posición pegado al mamparo del fondo—.
Nosotros no registramos tu nave, y tú no tocas nuestro equipo.
LSW 236
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 237
M. Shayne Bell
LSW 238
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 239
M. Shayne Bell
LSW 244
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 249
M. Shayne Bell
LSW 259
M. Shayne Bell
***
Bossk echó un vistazo hacia un lado. ¿Había visto una alarma?
Tal vez, pero se había apagado sola, así que tal vez fuera una
falsa alarma. El Diente aún tenía algunos fallos, como esos
momentos de habla estúpida.
Sin embargo, Chenlambec estaba claramente impresionado por
la nave, y Bossk había disfrutado enseñándosela.
Apagó el circuito de simulación y volvió a poner los controles
en línea.
—Regresa a tu cabina, gruñó. Como el wookiee no obedeció
de inmediato, tocó un control que hizo que en el asiento de
copiloto se extendieran dos electrodos que penetraron en el
pelaje.
Chenlambec se levantó de un salto, aullando.
—Duele —insistió el traductor del Diente—. Duele.
—A la cabina.
Bossk blandió el rifle bláster que llevaba colgando sobre su
regazo.
El wookiee se fue por el pasillo arrastrando los pies, tratando
claramente de perder tiempo. Pero cuando Bossk se asomó a
la cabina de babor, la humana estaba sentada al borde de su
litera. Jugueteaba con sus delgadas e inadecuadas garras.
—¿Dónde has estado? —gruñó. ¿Arrancando paneles de los
mamparos?
Ella levantó la cabeza para mirarle, con rostro estúpidamente
inexpresivo.
—Aquí —respondió ella—. ¿Dónde si no?
Él creyó captar en las ropas de la humana el aroma de la bahía
de desollamiento. Retrocediendo fuera de la compuerta, la
LSW 260
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 261
M. Shayne Bell
LSW 263
M. Shayne Bell
LSW 264
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 265
M. Shayne Bell
Cachorro de Nashtah.
lentamente tras ellos. Ahora era fácil ver que los motores
primarios del Diente, de forma oval, se encontraban bajo su
cubierta principal, con puertos de escape cruzando su cuarto
de popa.
—Cuidado —dijo la voz de Bossk por sus auriculares—. Os
estoy siguiendo con un cañón cuádruple.
—¿Por qué molestarse? —replicó Tinian—. Estamos
Prácticamente desarmados.
Chen le ordenó que hiciera descender el Cachorro fuera de
alcance, y luego se señaló una oreja y por encima del hombro
hacia el Diente de Perro: Sin duda Bossk los estaba
monitorizando.
Ella asintió y tomó las palancas de dirección. La consola
rodeaba sus asientos de tripulante tan limpiamente que
cualquiera de ellos podía pilotar con comodidad el Cachorro.
Tinian acarició una palanca de control.
—Me gusta esta pequeña exploradora.
Con nostalgia del Wroshyr, Chen ladró.
—Yo no pedí nacer rica —protestó—. Sólo desearía que esta
nave fuese mía.
Chenlambec siguió rebuscando en su bolsa de herramientas.
Había dejado a Coqueta bajo el ordenador de navegación del
Diente y se había traído consigo un transmisor remoto. En ese
momento, cableó el remoto —que era más grande que la
propia Coqueta— en la línea de comunicaciones principal del
Cachorro. Luego tecleó un mensaje codificado para Coqueta:
APAGA LOS RECEPTORES DE AUDIO DEL DIENTE DURANTE
DOS MINUTOS, Y LUEGO SU TRADUCTOR DURANTE DIEZ
MINUTOS. El remoto emitió dos pitidos para indicar «mensaje
LSW 267
M. Shayne Bell
LSW 272
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 273
M. Shayne Bell
LSW 274
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 275
M. Shayne Bell
LSW 276
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 280
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 281
M. Shayne Bell
Tinian se agachó.
—Coqueta, tenemos una oferta para una recompensa. ¿Aún no
has entrado? Después de unos segundos, Coqueta habló con
voz aguda.
—Todavía estoy intentando…
De pronto se apagaron las luces del puente. Tinian se puso en
pie de un salto.
—Bossk acaba de apagar toda la iluminación en vuestro rango
de longitud de onda — exclamó Coqueta.
—Quédate ahí —murmuró Tinian—. Y sigue intentándolo.
Atrápalo en un armario de carne, si puedes…
Estornudó, primero suavemente, y luego más fuerte. Le siguió
un tercer estornudo.
¿Qué estaba pasando?
Salió a tientas del puente de mando completamente a oscuras
y llegó al pasillo. Cada vez le resultaba más difícil respirar. Le
LSW 282
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
picaban los ojos. Los cerró con fuerza. Las lágrimas manaron
del borde de sus párpados, goteando hacia su boca.
Bossk activó un control de comunicador. Podía ver
perfectamente con sus lámparas infrarrojas.
—Tinian, Chenlambec, ¿estáis bien? He tenido un fallo en una
de mis protecciones.
Permaneced donde estáis. Estaré con vosotros en un momento.
Bien. El polen todavía era alergénico. Salió entusiasmado por
el corredor.
Encontró a Tinian en el pasillo, agazapada cerca de la puerta
de su cabina. Se presionaba el rostro con ambas manos y
reprimía unos vehementes estornudos.
—¿Te encuentras bien? —preguntó—. Lo lamento
terriblemente. Este sistema estaba diseñado para incapacitar
adquisiciones fugadas.
Tenía un aspecto desagradable. Manaban fluidos de sus ojos y
su nariz.
—No. —Tragó saliva con dificultad—. No me encuentro bien.
Muy divertido.
—Me costará un tiempo reparar el fallo. Mientras tanto, el
Cachorro tiene aire filtrado. El lugar más seguro para ti y tu
socio es a bordo, en la siguiente fase de nuestra misión.
Tinian se puso en pie tambaleándose.
—La primera compuerta a tu izquierda —le recordó Bossk—.
La encontrarás al tacto. La he dejado abierta.
Bossk golpeó un control y abrió la compuerta de la cabina.
Chenlambec estaba sentado en su catre. Si Tinian tenía mal
aspecto, la miseria de Chenlambec era magnífica.
LSW 283
M. Shayne Bell
LSW 284
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 285
M. Shayne Bell
LSW 287
M. Shayne Bell
***
La voz de Coqueta chilló por el transmisor.
—¡Ha salido del puente! Rápido… ¡si hay algo que tengáis que
hacer, no estáis monitorizados!
LSW 288
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 289
M. Shayne Bell
LSW 292
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 297
M. Shayne Bell
LSW 298
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
***
Hicieron falta tres de los soldados de asalto del gobernador
Desnand provistos de guantes de energía para conseguir sacar
por la fuerza a Bossk del armario. Un imperial con sopa de
trabajo caqui y una gorra arrugada tendió a Tinian un chip de
crédito.
—Aquí tiene, señora Hellenika. Cuarenta mil créditos, menos
tres mil por los servicios de nuestros soldados de asalto.
A Tinian eso le pareció una ganga. Se encontraban en una
inmensa y abarrotada plataforma de aterrizaje donde
Chenlambec había hecho aterrizar el Diente. Ese parecía el
único modo de entregar a Bossk bajo custodia.
—¿Tres mil? —protestó para guardar las apariencias—. ¡Eso
es un robo! ¡Es…!
—Les sugiero que abandonen Aida de inmediato —respondió
el imperial—, antes de que comprobemos su historial y el de
su socio. Sólo las regulaciones de mantenimiento de paz
mantienen a la escoria como vosotros bajo control. Sospecho
que…
—Muy bien, señor. —Tinian retrocedió unos pasos alejándose
del hombre—.
Gracias, señor. Que tenga buen día.
Giró sobre sus talones y salió corriendo hacia la rampa de
LSW 301
M. Shayne Bell
LSW 303
M. Shayne Bell
Ahora era una droide feliz, con un cuerpo grande y fuerte. Todo
lo que necesitaba, según ella, era ponerle algún detallito en
azul…
Coqueta había pasado la mayor parte del salto de vuelta a
Lomabu dentro de la programación del Diente, asomando
ocasionalmente para anunciar que había encontrado alguna
nueva y asombrosa capacidad:
—¡Esta nave puede cambiar de rumbo en medio de un salto
hiperespacial! Diente, eres magnífico.
—Diente tiene un circuito de armamento con funciones de eco
integradas. No estoy segura de cómo funcionan, pero podrías
disparar ambos cañones cuádruples a plena potencia…
¡simultáneamente!
—Escucha, Tinian. Diente sabe cómo flotar a altura suborbital,
con los escudos al máximo en la superficie ventral…
Y así fue como acabaron con los capataces imperiales del
complejo. El Diente descendió, flotando, con los escudos al
máximo, mientras Chen y Tinian hacían de artilleros al mismo
tiempo. Aterrizaron dentro del nuevo cráter, listos para tomar
prisioneros.
Pero los wookiees no habían dejado ningún imperial entero.
Las arenas se dieron un festín ese día.
Esa tarde, Chenlambec estaba fuera de la nave, de celebración
con sus congéneres liberados. Tinian había esparcido
solemnemente un puñado de tierra ritual sobre las pieles que
Chen había enterrado, y luego había bailado tres vueltas al
círculo, agarrando la enorme mano de su compañero por un
lado y la de un amistoso extraño por el otro; pero después de
LSW 304
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 306
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
—
¿Lo sabe Darth Vader? —preguntó el droide 4-LOM a
Zuckuss, su compañero cazarrecompensas gand. 4-LOM había
realizado la misma pregunta cada 8,37 minutos estándar
desde el inicio de la meditación de Zuckuss. Dentro de dos
horas atracarían en la nave insignia de Darth Vader para
aceptar un contrato imperial, y tenían que saber si se estaban
dirigiendo a una trampa.
Zuckuss no respondió. Evidentemente, aún no había recibido
conocimiento intuitivo acerca de Vader y el contrato. Zuckuss
tomó aire a través del respirador y lo mantuvo un tiempo sin
soltarlo. Luego espiró, y permaneció un instante sin inspirar de
nuevo. 4-LOM advirtió que era la respiración número 1057 de
su meditación. Los gandianos no necesitaban respirar a
LSW 307
M. Shayne Bell
LSW 311
M. Shayne Bell
Zuckuss sonrió. Los días vividos bajo amenazas como ésa eran
días que merecía la pena vivir.
LSW 318
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 324
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 326
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 327
M. Shayne Bell
LSW 330
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
1
En el texto original, para este droide el autor alterna de forma inconsistente entre los nombres «EffourSeven» (F4-7) y
«Effex-Seven» (FX-7). Aunque en el texto predomina la primera forma, y la segunda sólo es usada una vez, el The
Essential Reader’s Companion establece que lo correcto debería ser FX-7 y que F4-7 es un error. (N. del T.)
LSW 333
M. Shayne Bell
LSW 336
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 337
M. Shayne Bell
LSW 341
M. Shayne Bell
LSW 344
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 345
M. Shayne Bell
LSW 349
M. Shayne Bell
LSW 352
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 353
M. Shayne Bell
LSW 357
M. Shayne Bell
LSW 359
M. Shayne Bell
LSW 360
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 361
M. Shayne Bell
LSW 363
M. Shayne Bell
LSW 366
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 369
M. Shayne Bell
LSW 370
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 372
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
4-LOM la siguió. Bajo la tienda había una sala que brillaba con
cientos de joyas. Nunca antes le había mostrado esa sala. Se
preguntó por qué lo hacía ahora. Sabía que era un ladrón.
—¿Puedes verla? —preguntó ella, sosteniendo la luz.
4-LOM echó un vistazo por la sala y vio su joya, con un
centelleo azul bajo la luz de la mujer: el zafiro Ankarres.
—Tenía la esperanza de que todavía tuviera ésta —dijo. La
recogió. Brillaba de forma hermosa. La había mantenido limpia
y pulida.
—No me habrías permitido cortarla, y nunca nadie podría
haberse permitido pagar por la piedra completa —dijo—. Me
alegraba por ello, en realidad. La toco siempre que me duele,
todos los días. Me cura.
—Es por eso que la necesito ahora —dijo 4-LOM.
—¿Para curarte? —preguntó ella—. Eres de metal. Ve a una
fundición.
—El zafiro no me curará a mí —dijo él—. Lo necesito para un
amigo mortal.
Tendió la joya a la mujer.
—Tóquese con él donde le duela una última vez antes de que
me lo lleve —dijo.
Ella se tocó las muñecas y los tobillos con el zafiro, se lo llevó
una vez a la frente, y luego se lo ofreció de nuevo a 4-LOM.
Subieron a la tienda, y Toryn entró en ella. Sonrió a 4-LOM.
Habían pasado muchos años desde que alguien le sonriera.
Otros programas se alzaron, de forma involuntaria, en su
mente: programas para la amabilidad, el servicio y el altruismo.
Se preguntó si la joya le estaría afectando a él, después de
todo.
LSW 373
M. Shayne Bell
LSW 375
M. Shayne Bell
LSW 376
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 379
M. Shayne Bell
LSW 381
M. Shayne Bell
LSW 382
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: De todos los posibles futuros: El Relato de Zuckuss y 4-LOM
LSW 383
M. Shayne Bell
LSW 386
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
la ley no existe para los Justos, sino para los injustos, pues los
Justos llevan la ley en sus corazones y no necesitan convocarla
desde fuera de ellos.
No me inclino ante nadie y sólo doy servicio a una causa.
—Jaster Mereel.
El protector Mereel estaba sentado en su celda, encadenado,
con los rayos del sol de la mañana entrando a través de una
ventana alta y estrecha, provista de barrotes, en lo alto de la
pared de la celda.
Tenía los tobillos encadenados entre sí, por lo que no podía
caminar; otra cadena rodeaba su cintura, y sus muñecas
estaban sujetas a ésta última. Era joven, y no se levantó cuando
el intercesor entró en su celda; pudo ver que la descortesía
disgustó al hombre de más edad.
El intercesor Iving Creel se sentó en el banco frente a Mereel.
Él tampoco malgastó el tiempo con cortesías.
—¿Cómo debo declararte?
Habían arrebatado a Mereel su uniforme de protector viajero.
Era un joven feo que vestía con dignidad su mono gris de
prisionero, como si este mismo también fuera un uniforme, y
se tomó su tiempo para contestar, mirando detenidamente al
intercesor, examinándolo… como si, pensó el intercesor con
un destello de fastidio, fuera Iving Creel quien iba a ser juzgado
ese día, y no ese joven asesino arrogante.
—Usted es Iving Creel —dijo al fin—. He oído hablar de usted.
Es bastante famoso.
—Nadie quiere que se diga que se te ha tratado injustamente
—dijo Creel con rigidez.
Una sonrisa desagradable asomó a los labios del joven.
LSW 388
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
LSW 391
Daniel Keys Moran
LSW 393
Daniel Keys Moran
El locutor avanzó al centro del ring y alzó las manos, con las
palmas hacia afuera. Su voz resonó por todo el Foro llegando
a toda la expectante audiencia.
—¡Esta es la eliminatoria final! Estas son las normas: Nada de
arrancar ojos. Nada de golpes a la garganta o a las ingles. Nada
de muertes intencionadas. No… hay… más… normas. —Hizo
una pausa, y los vítores del público se alzaron en un grito
frenético cuando añadió con voz atronadora—: ¡El último en
pie será el vencedor!
El locutor saltó fuera del ring y, a su pesar, al observar a los
luchadores, particularmente al joven, allí de pie solo, valiente y
asustado, a su pesar Fett descubrió que se le aceleraba el pulso
mientras, como el resto de la multitud, esperaba que cayera la
bandera que señalaría el comienzo del combate.
Había momentos en los que Fett apreciaba la vida; él mismo
no era precisamente un anciano, y había noches, noches como
aquella, en las que era bueno —y tras el casco, Fett sonrió
cuando el pensamiento cruzó su mente— en las que era bueno
ser joven, y vital, y lleno de promesas.
La bandera azul oscuro cayó aleteando desde la viga hasta el
ring.
Los tres matones avanzaron hacia el joven luchador… —
Especia —dijo Boba Fett.
—Sí, amable Fett —dijo el objetivo, Hallolar Voors—. Especia.
Dieciocho contenedores. Y si puede manejarlo, podemos
entregar la misma cantidad nuevamente, dos veces por
trimestre.
Fett asintió como si estuviera prestando atención. No había
pasado mucho tiempo desde el final de las peleas, y caminaba
LSW 394
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
LSW 395
Daniel Keys Moran
LSW 397
Daniel Keys Moran
LSW 400
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
LSW 403
Daniel Keys Moran
LSW 405
Daniel Keys Moran
LSW 409
Daniel Keys Moran
LSW 410
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
—¿Cuánto?
—Más de lo que puedas imaginar.
A Fett le hizo gracia el descaro que ella mostraba, tratando de
sobornarlo allí, en las profundidades del castillo del hutt.
—Puedo imaginar muchísimo.
—Lo tendrás.
Era cruel dejar que la mujer albergara esperanzas.
—No. Lo que están haciendo es moralmente incorrecto. Los
rebeldes están equivocados y la rebelión fracasará… como
debe ser.
Leia Organa no pudo evitar que su voz se llenara de
indignación.
—¿Moralmente equivocados? ¿Nosotros? Estamos luchando
por nuestros hogares, nuestras familias y nuestros seres
queridos, los que aún siguen con vida y los que hemos perdido.
El Imperio destruyó todo mi planeta, prácticamente toda la
gente que conocí de niña…
Fett llegó a inclinarse ligeramente hacia delante.
—Esos mundos se alzaron en rebelión contra la autoridad
legalmente establecida sobre ellos. El Emperador estaba en su
derecho de destruirlos; amenazaban el sistema de justicia
social que permite que exista la civilización. —Hizo una
pausa—. Lamento las muertes de los inocentes. Pero eso es lo
que ocurre en las guerras, Leia Organa. En las guerras mueren
inocentes, y su bando no debería haber empezado ésta.
Se calló abruptamente; tanto hablar le dejaba seca la garganta.
De todas formas, sus comentarios parecían haber dejado a
Organa sin habla; apartó la mirada a un lado, lejos de Fett,
mirando fijamente el vacío muro de piedra durante varios
LSW 412
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
LSW 414
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
Luke le sonrió.
—Éramos Ben y yo, y los droides. Han pareció sorprendido.
—Tienes razón… ¿Fue entonces, no? —Sonrió casi
involuntariamente—. Sí. Muy bien, digamos que no pude
recordar la última vez que gané algo de dinero al hacerlo…
Luke volvió la cabeza, miró fuera de la imagen, y volvió a
mirarle.
—Han, mis invitados están llegando. ¿Estás seguro de que no
quieres unirte a nosotros?
A su pesar, Han se sintió tentado. —… nah. Esta noche no.
Luke asintió.
Me pasaré por ahí mañana. ¿De acuerdo?
De acuerdo. Te llamaré más tarde, muchacho.
Los labios de Luke se arquearon en una pequeña sonrisa.
—Han…
—¿Sí?
—Han, no soy mayor de lo que tú eras cuando nos conocimos.
—La sonrisa no desapareció, pero cambió sutilmente de
cualidad, de un modo que Han Solo no terminó de
comprender—. El mundo cambia, Han. No puedes detenerlo y
no puedes luchar contra ello, y no puedes nunca, jamás, hacer
que vuelva atrás. —Han tuvo la extrañísima sensación de que
Luke le estaba estudiando; y entonces Luke asintió con la
cabeza—.
Hablaré contigo mañana —dijo—. Quédate ahí.
Su imagen desapareció.
El chico se está convirtiendo en Obi-Wan ante mis propios ojos,
pensó Han Solo.
LSW 423
Daniel Keys Moran
LSW 425
Daniel Keys Moran
LSW 426
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
LSW 427
Daniel Keys Moran
LSW 430
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
LSW 432
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
LSW 433
Daniel Keys Moran
LSW 434
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
LSW 438
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
LSW 439
Daniel Keys Moran
para cazarlos. Y lo hice, Fett. Los perseguí por las tierras del
norte, y los atrapé en la ciudad de Montellian Serat. Los
bombardeamos hasta que se rindieron…
Fett asintió.
—Y después de aceptar su rendición, los ejecutaste. A los
setecientos.
—El Imperio nos ordenó avanzar. Reforzar a las tropas leales
que luchaban justo al sur de nosotros. No íbamos a dejar atrás
tropas para vigilar a los prisioneros… y ciertamente no íbamos
a dejar con vida a ninguno de ellos.
—No te dijeron que ejecutaras a los prisioneros.
—No tuvieron que hacerlo. —Malloc bebió de nuevo, un trago
largo, haciendo que el nivel de la botella bajara
considerablemente—. Duró menos de cinco minutos, Fett. Los
colocamos en un redil y comenzamos a dispararles. Ellos
gritaban, y gritaban, y gritaban. Seguimos disparando hasta
que los gritos pararon. Estaba siguiendo órdenes —dijo, casi
pidiendo perdón.
—Lo sé.
—Dicen que eras el cazarrecompensas preferido de Darth
Vader.
—Sí.
—¿No tienes ninguna lealtad hacia lo que eras? —Un toque de
genuina rabia brilló en la desesperación de Malloc—. ¡Hice el
trabajo del Imperio, tío! ¿Es que eso no cuenta para nada?
Fett pensó en ello.
—Ojalá —dijo finalmente— el Imperio no hubiera caído. —
Asintió con la cabeza, recordando—. Sí —dijo suavemente—.
Solía disfrutar más de mi trabajo.
LSW 442
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
LSW 443
Daniel Keys Moran
LSW 445
Daniel Keys Moran
LSW 446
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
LSW 447
Daniel Keys Moran
LSW 448
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
LSW 451
Daniel Keys Moran
LSW 454
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
LSW 463
Daniel Keys Moran
—Tú primero —dijo Boba Fett con una voz tan suave que Han
hubiera jurado que no podía ser la de Fett.
Sorprendentemente, su voz se suavizó aún más—. Estás
casado, ¿verdad? Tienes hijos que te necesitan. ¿Qué estabas
haciendo aquí, Solo, fingiendo ser joven? Este no es lugar para
un hombre como tú.
La furia que invadió a Han le llegó hasta los huesos.
—No te atrevas a hablar de mis hijos, o te mataré tan rápido
que… —¿Quieres morir?
Han respiró profundamente.
—¿Y tú?
Fett negó con la cabeza, el mínimo movimiento posible de su
visor.
—No. Pero no veo otra salida.
Han vislumbró un débil rayo de esperanza.
—Muy bien. Baja tu rifle. No te mataré si bajas tu rifle.
—No —susurró Fett—. Baja tú el tuyo. No te mataré si bajas
tú el tuyo. Te dejaré marchar con tu familia, ileso. Baja tus
armas… —No confío en ti.
—Ni yo —dijo Fett— en ti.
Una brisa helada sopló por el aparcamiento; Han sintió como
le secaba el sudor, causándole escalofríos.
—Retrocederemos cinco pasos —dijo finalmente Han—. Dejas
caer tu rifle y corres como un gundark en llamas. Incluso si te
disparara, esa armadura te protegería.
—No tengo bien las piernas. No creo que pueda correr más
que tú.
Han no podía dejar de pensar en sus hijos, en Leia.
LSW 464
Star Wars: Relatos de los cazarrecompensas: El último en pie: El Relato de Boba Fett
LSW 465