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Profesorado de Educación Primaria Didáctica de las Ciencias Naturales I

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Bloque N°1
DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS NATURALES I

Bloque N º 1: El planeta en el Espacio exterior

Contenidos que abordaremos en este bloque:


El planeta Tierra en el espacio exterior .El Cosmos. El origen del Universo. El Universo conocido.
Historia de la ciencia: los modelos de universo y sus derivaciones en todos los ámbitos humanos,
las revoluciones científicas. El problema del movimiento en el Universo: noción de movimiento apa-
rente. Componentes del universo: galaxias, estrellas, planetas, cometas, asteroides y meteoritos
(los meteoros). Los movimientos en el Análisis de los obstáculos para la enseñanza de los conteni-
dos de este núcleo
Ideas previas. Teorías implícitas. Uso didáctico de las ideas previas de los alumnos.
Obstáculos epistemológicos: origen y caracterización. Conocimiento empírico como obstáculo para
la modelización en ciencia. Desarrollo de la idea de modelo y su aplicación junto con analogías en
la enseñanza. Los limites de la observación. Concepciones relacionadas con la observación directa
y el lenguaje (por ejemplo se pone el Sol, sale el Sol) y con los contenidos.
Tamaños reales y aparentes, unidades características. Diferencia entre: giro, rotación, traslación,
revolución. Noción de movimiento: “Hace calor porque en verano la Tierra está más cerca del
Sol” .Modelo de Sol como estrella o como inmensa bola de fuego. Fases y Eclipses: Explicaciones
de las fases por la sombra de la Tierra sobre la Luna. “El Sol fuente de luz y calor” .Concepto de
radiación solar: La temperatura de la Tierra como consecuencia de la interacción de la radiación
solar y la Tierra. Sistema Solar y sus consecuencias

Introducción:
La Astronomía es una de las disciplinas que integran el área de las ciencias naturales más fascinan-
tes. Las personas que se dedican a estudiar y desarrollarla se los conoce como astrónomos.
Los astrónomos emplean la palabra cielo para indicar la apariencia del espacio extraterrestre, tal
como puede apreciarlo cualquier observador ubicado en la superficie de la Tierra; la intención es
buscar algunas respuestas a los interrogantes que han surgido desde la más remota antigüedad al
observar el cielo.

Para ello este módulo está organizado de la siguiente forma: Hay una serie de actividades que
acompañan la teoría. Uno de los objetivos de esta organización es permitirles entender mejor con-
tenidos de difícil comprensión, el conocimiento que adquirirán se le denomina “conocimiento profe-
sional”.
Otro de los objetivos de esta organización en el módulo, es la utilización de estas actividades en la
enseñanza del contenido en el nivel donde ustedes serán docentes, a este tipo de conocimiento se le
denomina pedagógico, en el mismo se incluyen los obstáculos en la enseñanza de los contenidos y
cómo abordarlos.
Ahora empezaremos a desarrollar las actividades para reflexionar juntos los obstáculos e ideas que
tenemos en relación a este contenido y reestructurarlos.

Para empezar reflexionaremos sobre lo que conocemos del tema, para ello se los invita
a responder la siguiente actividad:

Actividad Nº 1
La cuerda del tiempo1

Para esta actividad, sólo vamos a utilizar:


Una cuerda o hilo resistente de unos 15 metros,

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Recreado a partir del artículo El Time String Geológico de Steven Ferris

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Bloque N°1
Clips para papeles o broches, de ser posible de colores.

Aten la cuerda de ambos extremos de modo que quede relativamente tensa. El largo de la cuerda
representa “el tiempo de evolución del Universo”. Cada milímetro representa un millón de años.

Un extremo, el cercano a nosotros representa la actualidad, a partir de ese punto, midiendo desde
allí 65 milímetros (mm) ponemos uno de los clips, este representa el límite Cretácico Terciario. Lo
describimos como cretácico terciario. Un segundo clip a 250mm de la “actualidad” representa el
Pérmico / Triásico. En forma análoga con un tercero a 570 mm simboliza el fin del Precámbrico y
el comienzo del Paleozoico.
La edad aproximada del Sistema Solar es de 4500 millones de años. Ubiquen un cuarto clip a la
distancia correspondiente a este tiempo, luego averigüen la edad estimada del universo y ubiquen
otro clip a la distancia correspondiente a este tiempo.

¿A cuántos años equivale cada una de las posiciones donde se han ubicado los primeros tres
clips? ¿Qué hechos acontecieron en esos momentos?

Les recomendamos ver algo más sobre este tema en el video:


http://www.youtube.com/watch?v=R_5VIzLAGko que es un recorte de la interesantísima serie
cosmos que nos viene deleitando desde hace unos treinta años aproximadamente.
Esta última resulta otro modelo, en otro formato que nos permitirá empezar a construir esta idea
de tiempo astronómico…
Para responder algunas preguntas que nos hacemos al realizar la actividad: ….
La extinción masiva del Cretácico-Terciario. No se conoce la duración exacta de este evento.
Cerca del 50% de los géneros biológicos desaparecieron, entre ellos la mayoría de los dinosaurios.
Se han propuesto muchas explicaciones a este fenómeno; la más aceptada es que fue el resultado del
impacto de un Asteroide sobre la Tierra proveniente del espacio.
Pérmico / Triásico fue un período de extinciones masivas de especies., llamada también de manera
informal la Gran Mortandad, Ha sido la mayor extinción ocurrida en la Tierra; en ella desapare-
cieron el 96% de las especies marinas y el 70% de las especies de vertebrados terrestres. Tras la
catástrofe sólo sobreviviría un 10% de las especies presentes a finales del Pérmico. Con tan poca
biodiversidad resultante la vida tardó mucho tiempo en recuperarse.
Las causas de la hecatombe biológica aún son desconocidas para la ciencia. Compiten varias hipó-
tesis, un vulcanismo extremo, un impacto de un asteroide de gran tamaño, la explosión de una su-
pernova cercana, la liberación de ingentes cantidades de gases de invernadero atrapadas en los fon-
dos oceánicos en forma de hidratos de metano.
Geológicamente, el Paleozoico se inicia poco después de la desintegración del supercontinente Pan-
notia y acaba con la formación del supercontinente Pangea. Durante la mayor parte de la era, la su-
perficie de la Tierra se divide en un número relativamente pequeño de continentes.
El Paleozoico abarca desde la proliferación de animales con concha o exoesqueleto hasta el momen-
to en que el mundo empezó a ser dominado por los grandes reptiles y por plantas relativamente mo-
dernas.
(La edad del Universo se estima en unos 14.000 a 15.000 millones de años, aproximadamente.)
¿Se podrían trabajar con esta cuerda otros tiempos históricos, por ejemplo, la revolución de mayo?
Preguntas de este tipo permitirían afianzar la construcción de los “tiempos astronómicos”…

El mensajero de los astros

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Cae la noche. La luna brilla sobre el cielo. Un hombre se acomoda para poder
observar el disco lunar a través de su telescopio. Poco tiempo después volcará su
mirada sobre nuestro satélite natural, en una serie de espléndidos dibujos. El
aspecto de la Luna vista por Galileo Galilei hoy nos resulta familiar. Pero los
trazos con los que delineó sus dibujos mostraban un cuerpo plagado de cráteres e
irregularidades, muy diferente de como los astrónomos la habían imaginado has-
ta entonces: lisa y perfecta. En su obra, El mensajero de los astros, publicada en
1610 describe con cierta emoción sus observaciones:
Muy hermoso y encantador espectáculo es el contemplar el cuerpo de la Lu-
na....Ciertamente que no posee una superficie lisa y pulida, sino más bien accidentada e irregular y,
al igual que la faz de la Tierra, se encuentra colmada de grandes protuberancias, abismos profun-
dos y sinuosidades.

La visión aristotélica del universo lo dividía en dos regiones: la supralunar y la sublunar.


La región supralunar correspondía a los cielos, inmutables y con
sus cuerpos lisos y perfectamente esféricos, moviéndose eternamen-
te en órbitas también esféricas. El mundo de Dios.
La región sublunar correspondía al mundo de la Tierra, imperfecto y
SUPRALUNAR corruptible. De esta forma el mundo aristotélico-ptolemaico definía
un orden jerárquico, donde bajando escalón por escalón, órbita por
órbita, nos desplazamos desde la perfección de los cielos al imper-
fecto mundo de la Tierra. Por lo tanto describir la Luna como una
enorme roca marcada por surcos y desniveles, implicaba cuestionar
SUBLUNAR la imagen de este universo en el cual gran parte de la sociedad se
veía reflejada, desde la Iglesia y la monarquía hasta llegar al nivel
más pobre y débil de los hombres. Las observaciones de Galileo
no sólo modificaban la forma de ver los fenómenos astronómi-
cos, también iban a afectar el mundo social que ya no podría justificar las diferencias entre los
hombres sosteniendo que eran reflejo del orden de las órbitas de los astros.
 ¿Qué relación se puede establecer entre los dichos de Ptolomeo y las observaciones
directas que realizamos del cielo a ojo desnudo?
 Relacionen estas observaciones con las frases citadas en el lenguaje cotidiano.
 ¿Por qué planteamos que la “observación” es cultural?

Seguimos la historia…
En aquel mismo libro, Galileo describe según sus palabras, cuatro nuevos planetas. Conocidos hoy
como los más grandes satélites de Júpiter, forman parte de las primeras observaciones de astros gi-
rando en torno a otros astros, que cuestionaban la validez del modelo ptolemaico del universo.
Claudio Ptolomeo fue un brillante astrónomo del mundo greco romano.
Vivió en la magnífica ciudad de Alejandría en el siglo II d.C. Tomando
en consideración las ideas cosmológicas de Aristóteles, según las cua-
les, el universo estaría formado por una serie de esferas concéntricas
cuyo movimiento provoca el desplazamiento de los cuerpos celestes
alrededor de una Tierra inmóvil, Ptolomeo propuso un modelo del
mundo que le permitía describir y predecir con gran exactitud, la posi-
ción de los planetas en el cielo.
Este modelo del universo, que podríamos llamar con justicia
Aristotélico-ptolemaico, se basaba, tal como dijimos, en una Tierra
inmóvil con el sol, la luna y los planetas girando a su alrededor en
órbitas circulares debido a que se encontraban ligadas a sus correspon-
dientes esferas celestes. La última de esas esferas correspondía a la de las estrellas, llamadas “estre-
llas fijas” porque aparentaban moverse al unísono, como fijadas a la esfera más lejana y externa.

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Estos diagramas ilustran los modelos geométricos que explicaban as trayectorias aparentes, que se observan desde la Tierra,
de los planetas que se conocían en la antigüedad y del Sol.

Este universo geocéntrico no sólo estaba de acuerdo con una


idea que percibimos a diario: la Tierra está quieta y lo que
parece moverse es el cielo. Además describía y predecía el
movimiento de los astros que noche a noche, mes tras mes y
EPICI-
a lo largo de los años transcurren inalterables por el cielo.
Pero este modelo suponía algo más...
Las revoluciones de las órbitas celestes.
Las observaciones de Galileo sobre la Luna y los satélites de
Júpiter fueron precedidas en 1543 por la publicación de un
extenso libro llamado Sobre las revoluciones de las órbitas
celestes del canónigo Nicolás Copérnico. En dicha obra,
donde revoluciones se refiere al movimiento circular de los
cuerpos celestes, Copérnico planteó un modelo heliocéntrico
del universo, lo que significa que el Sol es el centro alrededor del cual giran los planetas y las estre-
llas. La Tierra ya no ocupaba un lugar especial, sino
que giraba en torno al sol como los demás planetas.
Galileo adhirió a las ideas de Copérnico y sus trabajos
parecían confirmar la razón del canónigo polaco. En
primera instancia, porque las características de la luna
desmentían la división entre un mundo supralunar per-
fecto y un mundo terrestre sublunar que no lo era. En
segunda instancia, porque el descubrimiento de los saté-
lites jovianos mostraban que no todos los cuerpos celes-
tes giraban en torno a la Tierra, e incluso ponía en tela
de juicio la existencia de esferas cristalinas a las que se
aferraban los planetas y estrellas, debido a que de exis-
tir, serían atravesadas por los satélites observados.
Pero en 1616, la Iglesia colocó al libro de Co-
pérnico en el índice de obras prohibidas. A pesar del
apoyo experimental que mostraba la falsedad del modelo geocéntrico, aunque aún fuese una herra-
mienta útil para calcular el movimiento de los planetas, Galileo Galilei fue juzgado y condenado
por la Inquisición por sostener la veracidad del modelo heliocéntrico. Pero pese a la condena, el
mundo europeo de aquella época no podía eludir el significado de la nueva astronomía que obligaba
a considerar falsa la idea de una Tierra inmóvil. Galileo había mostrado una forma de decidir acerca
de la veracidad o falsedad de las ideas sobre los fenómenos naturales. Las explicaciones sobre los
hechos de la naturaleza deben ser convalidados por la experimentación y la observación. Esto es lo
que intentó Johannes Kepler, un astrónomo contemporáneo de Galileo.

Galileo Galilei Johannes Kepler Tycho Brahe Isaac Newton

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Las armonías de los mundos
Para la misma época en que Galileo Galilei experimentaba con su telescopio, Johannes Ke-
pler, nacido en Alemania en 1571, se dirigía al encuentro de Tycho Brahe, uno de los más importan-
tes astrónomos de aquellos tiempos, por la precisión de las observaciones astronómicas a simple
vista consignadas en tablas denominadas ticónicas en su honor.
Kepler, hombre profundamente místico, supuso que Dios había creado el universo tomando como
base algunas ideas matemáticas fundamentales. Ideó un modelo del cosmos que se apoyaba en las
ideas heliocéntricas de Copérnico. En este modelo que Kepler llamó el Misterio Cósmico, los plane-
tas se movían en órbitas circulares alrededor del sol
Kepler en su afán por corroborar que el Misterio Cósmico, era una representación real del univer-
so, solicitó a Brahe sus datos sobre los movimientos planetarios. Poco después de la muerte de
Tycho Brahe y siguiendo sus instrucciones, Kepler se concentró en el estudio del movimiento de
Marte. Cálculo tras cálculo, el astrónomo y el místico que convivían en Kepler, no sólo debieron
aceptar que el Misterio Cósmico no representaba realmente al cosmos. Para ajustar una descripción
de las órbitas planetarias a los datos obtenidos por Tycho Brahe, Kepler propuso que los planetas no
se mueven describiendo círculos sino elipses.
Tiempo después Kepler escribió otro libro, Las armonías de los mundos, en el cual definía su ima-
gen del universo y completaba el enunciado de sus tres leyes del movimiento de los planetas en sus
giros en torno al sol.
En 1642 moría en Italia Galileo Galilei y nacía en Inglaterra Isaac Newton, quien con su modelo de
la gravitación universal no sólo le dio cohesión a un sistema del universo de carácter heliocéntrico
sino que, además, aportó importantes herramientas matemáticas para el cálculo, que tiempo después
ayudaría al descubrimiento de nuevos planetas en lo que hoy llamamos el Sistema Solar.
Un nuevo lugar
En la época que va desde fines del siglo XVI hasta el siglo XVIII ocurrieron importantes cambios
sociales y políticos. Fue en ese período donde la imagen del universo cambió. Apoyados en la idea
de que el hombre puede conocer el mundo a través de la razón y la experimentación, pensadores tan
diferentes, como Copérnico, Galileo, Kepler y Newton demostraron que la Tierra no era el centro
del universo, y este nuevo lugar para nuestro planeta significó también un nuevo lugar para los seres
humanos. Lugar que nos llevaría a investigar acerca de nuestros orígenes.
Actualmente, si bien consideramos el Sistema Solar desde una perspectiva heliocéntrica modifica-
da: con el sol ocupando un lugar cercano al centro geométrico; de ningún modo se considera que
ese centro sea el del universo. Nuestro universo carece de puntos privilegiados.
Seis planetas, cuatro satélites naturales, y una miríada de estrellas todos girando en torno al sol, fue
el legado de la astronomía desarrollada antes de la construcción de los grandes telescopios moder-
nos. Pero el mundo moderno era una sociedad de inventores y personas que creían en la fuerza del
conocimiento como forma de mejorar la condición humana. El espacio estaba allí, esperando que
mentes inquietas se animaran a dar respuesta a los grandes interrogantes: ¿Cómo se originó el uni-
verso? ¿Cuál es su extensión? ¿Qué hay más allá de las estrellas que podemos ver a simple vista?
¿Habrá más planetas que aún no conocemos?
William Herschel con sus extraños telescopios extendió las fronteras del universo conocido al ofre-
cernos algunas respuestas a los interrogantes planteados. Hacia 1871 descubrió un nuevo planeta,
Urano. La órbita de este nuevo habitante del cosmos era difícil de explicar en función de las ideas
propuestas por Newton. ¿Acaso significaba esto que había que desechar una teoría que había mos-
trado su eficacia en la explicación del movimiento de los astros? Generalmente una teoría no se
abandona porque algunos hechos no encajen según lo esperado. Los investigadores tratan de de-
fender sus ideas agregando nuevos argumentos en las fundamentaciones de sus teorías. De esta
forma se postuló la idea de que la órbita de Urano podía ser explicada desde la teoría gravitacional
de Newton si existía otro planeta que perturbase dicha órbita. Urbain J. J. Leverrier (1811-1877)
calculó la órbita de ese nuevo planeta que posteriormente pudo ser observado en 1846 por Johann
Galle y que recibió el nombre de Neptuno.

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El universo conocido se expandía. Y lo haría aún más a partir de las observaciones del propio
Herschel quien catalogó una gran cantidad de nebulosas, definidas actualmente como galaxias. En
idéntica línea de pensamiento que Leverrier, en 1905 Percival Lowell predijo la existencia de otro
planeta más allá de la órbita de Neptuno. Finalmente en 1930 Clyde Tombaugh descubrirá Plutón,
el noveno planeta de nuestro Sistema Solar, de naturaleza y órbita muy particulares.

Avancemos sobre otras temáticas relacionadas con el aprendizaje de este módulo y que tendremos
que tener en cuenta para enseñar en el nivel primario, para ello haremos una serie de actividades
que nos permitirán comprenderlas
Los tamaños relativos
Actividad Nº 2
Para realizar esta actividad deberemos salir al patio
1. Ubiquen el sol.
2. Tomen una moneda y acérquensela al ojo hasta que se la vea más grande que el sol (si
pueden realizar esta actividad de noche, deberían realizar la comparación con la Luna)
¿Es la moneda más grande que los astros que observaron? ¿Cómo explicarían este fenó-
meno?
Los resultados de esta experiencia les permitirá verificar si las respuestas a las preguntas sobre
tamaño de astros, satélites, estrellas y eclipses han sido correctas.
Sabemos que el astro más cercano a la Tierra es la Luna; además, sabemos que se la
puede considerar como una esfera. En el paisaje visible desde la superficie terrestre, nos pueden
surgir algunas preguntas “¿Qué tamaño tiene la Luna en el cielo?” Se la ve más grande que las
estrellas, pero… ¿Será más grande que la Tierra? ¿Cómo comparar ambos astros? “¿La Luna se
ve más pequeña porque está lejos o porque realmente es más pequeña que la Tierra?”
Actividad Nº 3
Vamos a construir un modelo con dos esferas de plastilina, una de las cuales sea cuatro veces
más grande que la otra. Lo haremos de la siguiente manera: Por ejemplo la pequeña, de un centí-
metro de diámetro, representa a la Luna; y la más grande, de cuatro centímetros de diámetro, a la
Tierra. Para respetar la escala las debemos colocarlas a 120 cm de distancia
Y en esta escala ¿Que dimensiones tiene el Sol? ¿El Sol se ve pequeño porque está lejos o por-
que realmente es más pequeño que la Tierra? Anotamos nuestras ideas.
Para visualizar el tamaño del Sol utilizando la misma escala, podemos hacer lo siguiente:
En un patio o en un lugar abierto, utilizaremos un hilo de aproximadamente 210 cm.
En uno de sus extremos atar una tiza o un palito con punta según sea el piso del patio de mosai-
cos o tierra.
Una persona sostiene fuertemente el extremo libre de la cuerda en el piso, mientras que en el
otro extremo otra, manteniéndola tensa, da una vuelta dibujando una circunferencia. De este modo
tenemos un esquema de las dimensiones del Sol en la escala anterior
Por último comparar el modelo Tierra-Luna elaborado antes con el Sol dibujado en el suelo.
Comparamos nuestras anotaciones anteriores con lo que observamos en la actividad: ¿Qué seme-
janzas y diferencias observamos? Escribimos nuestras conclusiones.
En esta actividad abordaremos también el tamaño de los planetas
Actividad Nº 4
CAMBIO DEL CONCEPTO DE TAMAÑO. ¿Cuál es
el tamaño de los planetas, del Sol, la Luna, y
las estrellas?
Sus tamaños son tan distintos que resulta
muy difícil que una persona los comprenda
con sólo leer las cifras en kilómetros. Los
dibujos en escala nos dan una mejor idea de
sus tamaños.

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Estas ideas se pueden aclarar llevando a cabo la siguiente experiencia:
Si usamos la escala de 12 mm para representar el tamaño de la Tierra, la Luna sólo mide 4 mm de
diámetro. Sin embargo, el Sol es gigante. Tiene 1,382 m de diámetro. De hecho, sólo una parte de él
entraría en un pizarrón. Podría resultar interesante representar al Sol y los planetas en escala. Dibu-
je el Sol usando un cordón unido a la tiza. Sujételo con firmeza a unos 70 cm de la tiza y mantenga
ese punto contra la parte inferior del pizarrón. Luego, dibuje un arco amplio con la tiza. Deberá ob-
tener, por lo menos, la parte superior del círculo en un pizarrón normal. Ese arco representa la
superficie del Sol. Luego, rellene la zona dentro del círculo con papel rojo. Coloque los planetas y
la Luna en el pizarrón, regresando a la imagen del Sol, si fuese necesario. De este modo los alumnos
obtendrán una noción precisa de los tamaños del Sol, la Luna y los planetas. Se muestra la escala
en el siguiente cuadro:
(Escala: 1 mm 3 1.000 km)
Cuerpo celeste Tamaño (en km) Escala en la pizarrón (en mm)
Mercurio 5.000 5
Venus 12.300 12
Tierra 12.600 12
Marte 6.700 7
Júpiter 138.700 139
Saturno 114.600 115
Urano 51.200 51
Neptuno 49.600 50
Plutón 5.800 6
Sol 1.382.400 1.382
Luna 4.000 4
Se les invita a representar los planetas y el sol, teniendo en cuenta las dimensiones del cuadro

En el texto que leeremos a continuación, analizaremos las explicaciones que han realizado los
Investigadores en didáctica sobre las concepciones vinculadas a los temas que estamos analizando.

Concepciones y obstáculos: ¿Son sinónimos? Recorriendo un poco la historia:


Las personas que vivieron hace mucho tiempo podían adivinar los tamaños de los planetas
solo a través de la observación directa del cielo, es decir sin instrumentos.
Cuando observaron el cielo, estimaron que el Sol y la Luna tenían aproximadamente el mismo ta-
maño porque así "se veían". Obviamente, la Tierra parecía que era gigante en comparación con el
Sol y la Luna. Es muy sencillo entender entonces por qué creían que la Tierra era el centro del uni-
verso. Sin embargo, en el año 500 a.C, unos astrónomos griegos comenzaron a creer que el Sol y la
Luna no eran del mismo tamaño. Habían notado que, periódicamente, una sombra (o eclipse) cubría
la Luna. Razonaron que la sombra era de la Tierra. Ello demostró que esta era redonda, lo cual
constituyó un escandaloso descubrimiento.
En el año 270 a. C, Aristarco hizo temblar el fundamen-
to de la astronomía al declarar que el Sol, no la Tierra, era el
centro del sistema solar. Llegó a esa conclusión utilizando sus
conocimientos matemáticos y siguiendo una lógica notablemen-
te simple. En primer lugar, fue sencillo ver que la Luna era más
pequeña que la Tierra. Durante un eclipse, se podía ver la som-
bra de esta sobre la superficie de la primera. La sombra demostró
que la Tierra era mucho más grande. Como resultado, era lógico
concluir que la Luna era un satélite de la Tierra.
No obstante, el Sol no se ve más grande que la
Luna y también parece que este giraba en torno a la Tierra.
¿Cómo decidió Aristarco que el Sol era tan grande y que la Tierra era solamente un satélite
del Sol?

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Esto es lo que hizo. Un día que la
Luna estaba en la fase cuarto cre-
ciente, midió cuidadosamente los
ángulos entre la Tierra, la Luna y el
Sol. La figura que se encuentra a
continuación muestra que vio.
No tuvo dificultad con
los ángulos de la Luna porque eligió
la fase cuarto creciente para hacer la
medición. Durante dicha fase, el
ángulo entre las líneas LS y LT es exactamente de 90°.
Tampoco tuvo dificultad al medir los ángulos entre TL y TS, pues esas líneas se originaron en la Tie-
rra. Para su asombro, ese ángulo también tenía 90°.
Todo lo que tenía que hacer era unir los ángulos para completar un triángulo. Recuérdese que los
tres ángulos de un triángulo suman 180°. Estaba asombrado de haber descubierto que ya tenía 180°
sumando sólo dos de los tres ángulos. Por consiguiente, de acuerdo con sus cifras, no sobraban gra-
dos para formar el tercer ángulo desde el Sol. En otras palabras, un rayo de sol que llegaba a la Luna
era paralelo a uno que llegaba a la Tierra.
Si el Sol era mucho más grande que la Tierra, era lógico concluir que la Tierra era simplemente un
satélite y que el Sol era el centro de nuestro sistema solar.
A pesar de que Aristarco publicó un trabajo, pasaron casi dos mil años hasta que se aceptó
ampliamente la idea del Sol como centro. De hecho, el mundo científico finalmente aceptó estas ver-
dades aparentemente imposibles con la invención del telescopio a principios del siglo XVII.
Hoy en día, el sistema solar con el Sol como centro es universalmente aceptado por toda persona
instruida. Sin embargo, persisten algunas nociones equivocadas con respecto a tamaño y distancia.
Mucha gente tiene ideas equivocadas de las distancias en el espacio. En parte esto se debe a que es
imposible enseñar la escala correcta de tamaño y de distancia a la vez en un libro o incluso en un piza-
rrón. Sin embargo, muchos textos muestran esas escalas. Lamentablemente, son incorrectas. A veces
aparece una nota a pie de página que establece que la escala utilizada para determinar las distancias difie-
re de la que se utilizó para los tamaños. Estas notas no ayudan mucho a los alumnos. El dibujo los sor-
prende demasiado como para percibir la pequeña nota al pie. En los libros sólo se puede mostrar bien
una escala: la que sólo compara tamaños o la que sólo compara distancias. Si se redujera para mostrar
todo en una sola hoja de un libro de texto, los planetas serían demasiado pequeños y no se podrían ver.

Lo planteado hasta ahora, nos permite reflexionar sobre dos cuestiones:


En la enseñanza de estos contenidos se tiene que considerar las ideas que las personas tienen
construidas producto de su experiencia personal y las que a veces se refuerzan debido a la utiliza-
ción inadecuada de ciertas estrategias, como la descripta en el párrafo anterior.
Esto nos hace nos hacen pensar que a lo largo de nuestra escolaridad, la escolaridad hemos
construido una serie de conocimientos que tal vez se han construido sobre ciertos errores y son los
que tenemos que tener en cuenta en el estudio de este módulo.
Las limitaciones de una educación de las ciencias en el ámbito escolar centrada en la mera
transmisión de conocimientos han impulsado investigaciones que señalan a las concepciones epis-
temológicas incorrectas como uno de los principales obstáculos para movilizar estos errores. Si se
quiere cambiar lo que los docentes y los alumnos hacemos en las clases de ciencias, es preciso pre-
viamente modificar las concepciones epistemológicas de los docentes. El estudio de dichas concep-
ciones se ha convertido, por esa razón, en una potente línea de investigación y ha planteado la ne-
cesidad de establecer lo que puede entenderse como una visión posible de la enseñanza de las cien-
cias naturales. Esto por supuesto no supone sugerir la existencia de un supuesto método universal,
de un modelo único de enseñanza. Esto supone evitar simplismos y deformaciones claramente con-

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trarias a lo que puede entenderse, en sentido amplio, como aproximación al tratamiento de proble-
mas.
Para abordar estas temáticas, tenemos que considerar que la enseñanza de ciencias naturales no solo
se aborda desde una lógica de la disciplina, en este caso de astronomía.
A las respuestas que podemos encontrar desde la lógica disciplinar deberemos sumar:
 Las ideas de los niños (en diferentes momentos de su escolaridad primaria) cuando intentan
explicar el paso del día a la noche o sobre el cambio de las estaciones del año.
 El conocimiento de los docentes sobre estos temas.
 Los textos de los libros y las ilustraciones que los acompañan.
 Los modelos de representación del Sistema Solar que circulan en la escuela.
Veamos algunas situaciones investigadas por diferentes autores y en las que todos coinciden. Si
bien estos trabajos tienen unos años, trabajos más actuales no difieren mucho de estos: Según
Rosalind Driver (y que muchos autores coinciden con ella en investigaciones posteriores)

Rosalind Driver

A continuación se describe las concepciones con los dibujos


que usualmente podrán realizar. Presentarlo de esta forma,
no solo tiene el propósito de conocer las ideas, sino también
analizar los dibujos que niños de educación primaria puedan
hacer para que cuando sean docentes amplíen la descripción
realizada por los niños a través de preguntas, indagando con
mas detalle y profundidad las ideas que ellos quisieron expre-
sar:

…“Varios estudios que se han realizado sobre la idea de los niños sobre la Tierra en el espacio
dan cuenta de una posible progresión que va desde una Tierra plana con un cielo limitado hasta
una Tierra esférica rodeada por el cielo en la que “abajo” está dirigido hacia su centro. En algu-
nas investigaciones se ha podido también detectar que las representaciones infantiles muestran la
coexistencia de dos Tierras en los mismos niños: una plana en la que vivimos y una esférica en el
espacio. También que muchos niños la representaban “redonda como un plato” y con un borde,
aún sabiendo de la esfericidad de la tierra”…

A continuación se observan ilustraciones realizadas por niños en la que explicitan sus concepciones

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Las nociones de día y noche se pueden agrupar en 4 bandas de pensamiento desde:


 Un Sol animado (que se va a dormir, gira, sale, está sobre el suelo, se esconde detrás de los árboles,
está detrás de las montañas, etc.).
 El Sol se cubre por: las nubes, la noche, la oscuridad o la atmósfera.
 Relacionan con movimientos astronómicos y órbitas: El Sol da una vuelta a la Tierra una vez al día.
La Tierra da la vuelta al Sol una vez al día. El Sol se mueve arriba y abajo.
 Rotación de la Tierra: la Tierra gira sobre su eje una vez al día.

Sobre las ideas de rotación y traslación:

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Baxter identificó 6 teorías en jóvenes de 15 y 16 años en todas ellas se observa la falta de compren-
sión de los tamaños relativos como de las distancias relativas que separan la Tierra, el Sol y la Luna.
La mayoría de los alumnos los dibujaron de tamaños similares.
Según los resultados de sus investigaciones Baxter concluye que estas visiones erróneas pueden ser
aumentadas e incluso causadas por el uso de modelos erróneos y por los diagramas de los libros.

En cuanto a las fases de la Luna y los eclipses la misma autora plantea que los 4 modelos analiza-
dos sugieren la idea de “tapar” a la Luna por objetos cada vez más distantes:
 Las nubes cubren parte de la Luna.
 Los planetas forman una sombra sobre la Luna.
 La sombra del Sol cae sobre la Luna.
 Las fases de la Luna se explican por la porción de cara iluminada de la Luna.

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Bloque N°1

En cuanto a la estaciones del año su investigación permite pensar que la mayoría de los niños atri-
buía a la distancia de la Tierra al Sol era lo que lo determinaba.
Muchos de estos niños pensaban que en verano la Tierra está mucho más cerca del Sol que en in-
vierno.
A partir de lo leído, analicemos nuestras respuestas de la primera actividad: ¿en cuales coincide
con las descripciones anteriores y en qué se diferencian?
Continuaremos profundizando sobre aquellas actividades que nos permitan poner en juego nues-
tras concepciones, reflexionar sobre la de los niños y reflexionar sobre su enseñanza.

Actividad N º 5
Al observar el cielo ¿podemos ver todas las estrellas? ¿Podemos contarlas?
CAMBIO DEL CONCEPTO DE NÚMERO.
Observe el firmamento una noche que el cielo esté despejado. ¿Cuántas estrellas ve? ¿Cuán-
tas estrellas cree que hay allí? ¿Ya se han contado todas?
Estas preguntas nos permiten considerar un concepto de número que ahora tiene un nuevo
significado en el estudio de las estrellas.
Existen tantas estrellas que resulta imposible para el ser humano considerar un número deter-
minado. Probablemente se pueda lograr dimensionar el número de estrellas que hay, si se señala
que hay más estrellas en el universo que granos de arena en las costas de todo el mundo.
Piense en esto la próxima vez que esté en una playa. Observe toda la arena que hay. Después, tome
un solo grano y póngalo en la palma de su mano. Ese grano, según nuestro concepto de número,
representa nuestro sistema solar entero, con el Sol, los planetas y los satélites.
Otra manera de pensar en el concepto de número es considerando la posibilidad de que exista
otro planeta, en alguna parte del universo, con condiciones favorables para la vida, como nosotros
la conocemos. ¿Existe dicho planeta? Si tenemos en cuenta exclusivamente la matemática, la res-
puesta es sí, casi con seguridad.
Hay tantas estrellas que, incluso, si al menos una estrella en un millón tuviese un conjunto de
planetas, y si sólo un planeta en un millón de esos conjuntos tuviese un planeta como el nuestro,
entonces existirían billones de billones de planetas con condiciones exactamente como las nuestras.

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Bloque N°1

Actividad N º 6
Analizando la distancia entre los planetas:
Para descubrir qué nociones tienen los alumnos, realice la siguiente experiencia:
Dibujar un círculo de 12 cm de diámetro (el Sol) en un lateral de un pizarrón y coloca varias "x"
sobre ella; la última "x" ubicada en la punta opuesta. Pregúnteles cuál "x" representa el punto
donde debería estar la Tierra. Realicen un registro de sus ideas.
Para lograr dimensionar en una escala posible
Si usa una escala que permita que los planetas sean lo suficientemente grandes como para que
se vean, necesitará un área al aire libre sólo para poder incluir los planetas del sistema solar
más cercanos al Sol. Una escala conveniente es 1 mm = 5.000 km (o 1 m = 5.000.000 km). Los
tamaños que se usan para esa escala se muestran en el siguiente cuadro:

Distancias desde el Sol

Planeta Escala para el Distancia real Escala para la distancia


(en mm) tamaño (km) (mts)
Mercurio 1 58.000 11,6
Venus 2,5 107.000 21,4
Tierra 2,5 149.000 29,8
Marte 1 227.000 45,4
Júpiter 28 774.000 154,8
Saturno 23 1.419.000 283,8
Urano 10 2.856.000 571,2
Neptuno 10 4.475.000 895,0
Plutón 1 5.880.000 1.176,0
Sol 276

Actividad N º 7

La Tierra redonda. Use un globo grande para esta experiencia. Acerqúese al él y mire por encima.
Utilice un pequeño barco de juguete para deslizarlo suavemente por la parte superior del globo,
alejándolo de usted. ¿Cómo desaparece el barco al avanzar sobre el "horizonte" del globo? (Se pue-
de usar una pelota playera para representar el globo.

Fijar la vista en un barco e juguete sobre una


pelota grande. ¿Cómo se compara esto con un barco
que desaparece en el horizonte?

¿Qué representa la pelota playera?

Hoy en día, el concepto de que la Tierra es redonda no


es sorprendente. Todos sabemos que la Tierra es redonda. Sin embargo, cuando los alumnos repenti-
namente se enfrentan con la pregunta se encuentran perdidos y no pueden dar ninguna prueba para justi-
ficar sus creencias. El problema fue mucho mayor para los primeros astrónomos que para los alumnos.
En esos tiempos no había equipos disponibles para observar ni para calcular. Todo tenía que basarse en
simples observaciones.

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Bloque N°1
En cuanto los astrónomos comenzaron a pensar en términos de Tierra redonda, comenzaron fácil-
mente a encontrar evidencias. Por ejemplo, al realizar largos viajes (de aproximadamente 500 km) en
dirección norte o sur, había cambios en las constelaciones que hasta entonces no habían sido explicados.
La teoría de que la Tierra era redonda podía explicar esos cambios. A medida que uno viajaba hacia el
sur, algunas estrellas lentamente se hacían visibles sobre el horizonte sur. Viajando hacia el norte, las
estrellas se elevaban en el cielo nórdico y se perdían por el horizonte sur. Si la Tierra hubiese sido plana,
se verían siempre las mismas estrellas.
Otra indicación de que la Tierra es redonda es el hecho de que los barcos parecían hundirse lenta-
mente en el horizonte a medida que se alejaban del observador. El barco que parece hundirse, en
realidad sólo rodeaba el horizonte de una enorme bola (la Tierra). Podemos darnos una idea de esto
si realizamos la experiencia. Esta reproduce en miniatura las observaciones de los barcos en el océano.
Como se mencionó anteriormente, los pueblos antiguos creían que la Tierra era plana simplemente
porque se veía plana. Se ve así solamente porque nuestra vista está muy restringida. No podemos dis-
tinguir lo suficiente como para notar que la Tierra es realmente redonda.

Actividad Nº 8 Movimientos de la Tierra, Traslación


Antes de comenzar a trabajar con estos contenidos, es importante que obtengan de la Web el
programa Celestia, que lo podrán “bajar” gratuitamente utilizando Google, solicitándolo como ce-
lestia.es, que nos será muy útil.
También sabemos que estos programas se encuentran instalados en las net que se encuentran
en algunas escuelas.
Celestia es un programa de simulación del espacio en
tres dimensiones que, además, proporciona diversas
imágenes de astros (por ejemplo: estrellas, planetas,
satélites, galaxias), figuras ficticias (por ejemplo: planos
de referencia, constelaciones, etc.) y, también, datos
muy precisos sobre la posición de esos astros para un
observador terrestre (cualquiera sea su ubicación en la
Tierra). Se trata de un programa sofisticado pero de
fácil manejo, que permite, entre otras posibilidades, las
siguientes:
 Ajustar la escala temporal. Es decir, la época pa-
ra la que se busca cierto fenómeno (la posición de
un planeta, la aparición de una estrella, etc.) puede
escogerse tan lejana en el tiempo como se quiera, tanto en el futuro como en el pasado.
 Modificar el sitio de observación. No sólo se puede ver un fenómeno en tiempos remotos o
futuros, sino también tal como se vería desde diferentes sitios.
 Además de detectar la fecha de ocurrencia de eclipses solares y lunares, este programa per-
mite mostrar el fenómeno tal como se vería en el cielo de un observador en la Tierra (si aún
no ocurrió) o cómo se vio (si sucedió en el pasado).Como también puede cambiar la perspec-
tiva de la observación, es posible mostrar cómo un mismo fenómeno (en este caso, un eclipse)
tiene aspectos diferentes para distintos observadores, ubicados en lugares distantes uno del
otro.
 Modificar el aspecto del cielo nocturno. El programa permite variar el número de estrellas
visibles, cambiar el tamaño del campo visual, entre otras modificaciones en la apariencia ce-
leste.
 Obtener abundante información de los astros, por ejemplo:
o La denominación de galaxias, estrellas, planetas, satélites, asteroides y cometas.
o Datos superficiales de algunos astros (cadenas montañosas, valles, cráteres, etcétera).
Por ejemplo, se puede posicionar en un cierto cuerpo celeste y cambiar tanto las dis-
tancias de observación como la época, de modo que se puede materializar en la ima-
gen, por ejemplo, “salidas y puestas” de diversos astros.
o Datos físicos de los principales planetas (por ejemplo, su radio, distancia al Sol, la dura-
ción del día, la temperatura media superficial, etcétera).

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Bloque N°1
o Datos físicos de muchas estrellas (por ejemplo, su distancia, diámetro real, luminosi-
dad, clase espectral y temperatura).
o Datos geográficos de la Tierra, los que permiten hallar un sitio utilizando coordenadas
reales.
 Visualización de algunos de los efectos de los movimientos terrestres básicos: trasla-
ción alrededor del Sol y rotación de la Tierra sobre sí misma. Además:
 Al poder acelerar el tiempo y ver el fenómeno en el futuro (como en el pasado), es po-
sible observar cómo cambia la iluminación solar en las diferentes regiones del planeta y
cómo la misma - en cierto sitio de la Tierra – depende de su giro intrínseco o de su po-
sición entorno al Sol.
 Como el programa permite modificar el campo de visión, es posible ver el fenómeno de ro-
tación tal como lo aprecia un observador en la superficie terrestre y tal como el mismo fe-
nómeno se aprecia desde el espacio (por ejemplo, para un observador ubicado en la Lu-
na). Entre otros fenómenos.

Una vez que tengan carga-


do este simulador, desde el
ícono del escritorio, lo po-
drán abrir, y les va a apare-
cer la Tierra y datos en la
parte superior de la panta-
lla, (datos del astro, dimen-
siones, distancia desde
donde se lo observa, la
fecha en tiempo real). Utili-
zando la ruedita del Mouse
(scroll) se podrá acercar o
alejar los astros. Le suge-
rimos que prueben y disfru-
ten todas las opciones que
ofrece este simulador, del que aprovecharemos muchas de ellas.
En la barra de herramientas, desplegamos “Tiempo” y nos permite que los movimientos de
la Tierra se realicen cada vez más rápidos o más lentos. Hagan que el tiempo pase muy
rápido y observen los cambios que se producen.
¿A que se debe el cambio de la “iluminación” de la Tierra a lo largo del tiempo?
El siguiente video ayudará a interpretar y entender como se producen las estaciones del
año: https://www.youtube.com/watch?v=VBLxGv32OWs
Como vieron en el video y en la simulación, nuestro planeta realiza este movimiento de trasla-
ción alrededor del Sol en 365 días aproximadamente. O sea, en un año.
La Tierra se traslada siempre “inclinada” respecto del eje de rotación terrestre y esta inclinación es
también la que determina los cambios de estación.

 Observen el si-
guiente dibujo:

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Bloque N°1
La gran excentricidad que se observa en la elipse se debe sólo a la perspectiva de la imagen.
Si todavía no quedo claro el movimiento de traslación, podemos hacer la siguiente actividad:
Utilizar una bombilla eléctrica (si es una dicroica mejor, puede ser una bombilla de auto cuyo haz
de luz sea puntual) y un globo terráqueo. Poner la fuente de luz en el centro de la mesa y mover
el globo terráqueo alrededor, recordar el tipo de movimiento que se debería hacer considerando la
traslación de la tierra alrededor del sol.
Realizar las siguientes tareas:

1. Colocar dos marcas A y B con cinta adhesiva en el globo terráqueo.


2. Determinar las estaciones del año en cada una de las dos marcas en cada una de las cua-
tro posiciones. Detenerse en cuatro puntos. ¿De qué forma inciden los rayos solares en

cada etapa del año? ¿Por qué?


3. ¿Cómo se debe colocar el globo terráqueo cuando rodeamos la fuente de luz? Cómo lo
explicarían?
4. ¿Qué diferencias encuentran en las cuatro posiciones de la Tierra?
5. ¿Los rayos del Sol “caen” de la misma forma en todo el planeta?
6. ¿Cuál es la posición del planeta Tierra el 21 de junio, cuando para la República Argentina
comienza el invierno?
7. ¿Cuándo será invierno para los países que están en el otro hemisferio?
Para seguir profundizando sobre este tema, se les propone realizar la siguiente actividad:

Actividad N° 9
Dibujar líneas paralelas en una cartulina color blanco que representen los rayos solares. Recortar un

arco con la forma del globo terráqueo. Sostener contra el globo y y ubicar un grupo de cinco líneas
sobre el ecuador y otro sobre los polos.
1. ¿Qué representan las líneas paralelas?
2. ¿Qué diferencias se observan entre las que se ubican en el ecuador y en el polo?
3. A partir de este modelo ¿Cómo se explica la diferencia de temperatura en la superficie
terrestre?

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Bloque N°1
Un eje imaginario atraviesa la Tierra de polo a polo. La rotación en torno a este eje dura un poco
más de 24 horas y es el tiempo que transcurre entre dos salidas o dos puestas de Sol.
Durante este movimiento, todos los sitios del planeta pasan por la zona iluminada (día solar) y por
la zona oscura (noche). Cuando “sale” el Sol por el horizonte, sus rayos caen al ras sobre la superfi-
cie de la Tierra.
Durante el mediodía, el lugar donde se encuentran se halla justo en el centro de la zona iluminada y
el Sol se ve en el punto más alto del cielo. Por el contrario, a la medianoche, ese mismo lugar está
en el centro de la zona de oscuridad.
El movimiento de rotación es continuo y su consecuencia más importante es la sucesión de los días
y las noches. Durante el día, la luz y la radiación solar influyen en muchos procesos vitales que rea-
lizan los seres vivos y se desarrolla la mayor parte de las actividades humanas.
Vale la pena destacar que la cantidad de horas de luz que recibimos cada día, no es la misma duran-
te todo el año. Así por ejemplo, el 21 de junio, fecha en que comienza el invierno en nuestro hemis-
ferio, la noche es la más larga del año. Luego las noches comienzan a acortarse hasta llegar al 21 de
diciembre (comienzo del verano) que tiene la noche más corta del año.
Estos “cambios… ¿Son observables desde la tierra?
Por supuesto… además de la temperatura y la duración del arco diurno el cielo que vemos desde un
mismo lugar no es el mismo en los distintos meses del año.

Para realizar este trabajo utilizaremos otro simulador que también se encuentra en las net de las
escuelas… El Stellarium.
Este simulador, también se puede obtener libremente.
¿Qué es el Stellarium 2?
Stellarium es un software que permite simular un planetario en su propia
computadora, es software libre y está disponible para los principales sistemas
operativos. Permite calcular la posición del Sol, luna, planetas, constelaciones
y estrellas, además simula el cielo dependiendo de la localización y tiempo
del observador. También simula fenómenos astronómicos, tales como lluvias de meteoros y eclip-
ses lunares y solares. Stellarium opera simulando en la pantalla la vista esférica del cielo (en to-
das las direcciones, incluso "bajo el suelo").
El programa tiene la opción de tomar la latitud y longitud de cualquier ubicación geográfica, con
lo que es posible observar el cielo en distintas partes del mundo. La visualización se lleva en
tiempo real, o en un tiempo de velocidad ajustable hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, con
lo que es posible "observar" el cielo en cualquier momento y lugar en la Tierra.
Para una visualización más realista, permite simular el efecto de la atmósfera, el cual resulta en
una difuminación de la luz de las estrellas de noche, y en el brillo y tono azul que cubre el cielo de
día.
Stellarium permite simular una "vista de mundo real" la cual incluye un efecto de suelo con paisa-
jes (de ciudad, bosque u otros modelos), tamaño y brillo aparente de los cuerpos celestes (en par-
ticular el Sol), efecto de neblina, y otros.
Otras opciones incluyen: una visualización de carácter "artístico" con diseños de las constela-
ciones; plano ecuatorial/azimutal para seguir el movimiento de los cuerpos celestes; y compatibi-
lidad con catálogos de cuerpos celestes como cometas y nebulosas.
A continuación ampliaremos algunos conceptos que no han sido trabajados con anterioridad y nos
permitirá profundizar lo aprendido hasta el momento

Acerca del origen del universo

2
Tomado de Wikipedia

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Bloque N°1
A partir de Newton, muchos científicos comenzaron a pensar en un universo dinámico; pero fue
Edwin Hubble, en el siglo XX, quien realizó una observación clave para comenzar a entender el
origen del cosmos. Observó que, desde cualquier lugar del universo donde estemos ubicados, las
galaxias se están alejando de nosotros. Esto significa que, en épocas anteriores, las galaxias debe-
rían haber estado más juntas entre sí. Este descubrimiento hizo pensar en un universo en expansión
y discutir sobre cómo fue su origen.
Según esta hipótesis, hubo un tiempo (hace diez o veinte mil millones de años) en que todos los
objetos (toda la materia y la energía) deberían haber estado muy juntos entre sí. Toda la materia
elemental existente en el cosmos se hallaba reunida en una pequeña y densa bola de gas. Determi-
nadas condiciones de presión y temperatura la llevaron a su explosión y posterior expansión. A esta
explosión primordial se la llamó Big Bang y, desde que ocurrió, se supone que el universo continúa
expandiéndose.

El universo conocido
Los secretos de la luz:
Toda la información acerca de la composición química de los cuerpos celestes, su temperatura o su
velocidad de desplazamiento se basa en la luz que nos llega desde el cielo.
Existe un instrumento llamado espectrógrafo, que se compone de un sistema de prismas colocados
dentro de un telescopio, los cuales descomponen la luz en los colores que la forman (como un arco
iris). Mediante este mecanismo se pueden conocer las características de la fuente emisora de luz.

Galaxias y estrellas
Al igual que ocurre en una nube, la difusión del gas en expansión por el espacio no fue pareja. En
algunos sitios, hubo mayor concentración de polvo y gas (nebulosas), lo que determinó inmensos
agrupamientos de estrellas que llamamos galaxias.
Las galaxias son grandes concentraciones de estrellas y también de otros astros secundarios,
como los planetas. Observadas con telescopios, lo más llamativo es el brillo de sus estrellas y las
formas que suelen presentar.
Nuestra galaxia, la Vía Láctea, puede verse como una franja lechosa, en un cielo nocturno y
despejado. Se piensa que posee, por lo menos, 200 000 millones de estrellas. Todo lo que vemos “a
simple vista” pertenece a la Vía Láctea, excepto la gran galaxia M31, en la constelación de Andró-
meda, que se observa en el hemisferio Norte, y las dos nubes de Magallanes: la pequeña a 180 000
años luz y la grande a 150 000 años luz de la Tierra. Estas son galaxias satélites de la Vía Láctea y,
junto a otras quince, forman el Grupo Local.
Por su parte, las estrellas son fuentes naturales de luz. Las vemos brillar en el cielo como
puntos luminosos titilantes debido a la enorme distancia que nos separa de ellas. Las estrellas están
conformadas por gases; los más frecuentes son el helio y el hidrógeno y, en menor proporción,
otros elementos más pesados como oxígeno, hierro y carbono.
Las nebulosas, a veces, forman estrellas dobles o binarias, es decir, estrellas que giran una
alrededor de otra. También suelen originarse en grupos de tres, cuatro, cinco o más, formando cú-
mulos abiertos de estrellas blanco azuladas. Existen, además, cúmulos estelares, que son enormes
“globos de luz” compuestos por cientos de miles de estrellas muy viejas de color rubí. No todas son
idénticas. Lo que las diferencia es su masa. De ella depende su tamaño, luminosidad y temperatura,
como así también, su evolución y tiempo de vida.
Las estrellas se están formando todo el tiempo, mientras que muchas otras se van apagando.
Las muy grandes suelen explotar y brindar su material a las nuevas en formación. Otras, como el
Sol, al agotar su combustible, se contraerán por dentro y se dilatarán por fuera. Serán estrellas gi-
gantes rojas por algunos millones de años y, cuando terminen el helio, se convertirán en estrellas
enanas blancas.
Se calcula que en un segundo el Sol transforma 500 millones de toneladas de hidrógeno en
helio. Mientras esto ocurre, la energía sobrante se convierte en luz; por eso el Sol, como todas las
estrellas, brilla. La edad del Sol se calcula en 4 700 millones de años. Se piensa que se formó por

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Bloque N°1
contracción, bajo la acción de su propia gravedad, a partir de una gigantesca masa de polvo y gas en
rotación. Esta contracción duró millones de años hasta que su temperatura interior aumentó y pro-
dujo las primeras reacciones generadoras de luz. Más adelante profundizaremos sobre este astro.
Los cuásares son gigantescas fuentes de energía ubicadas a enormes distancias. Su nombre
deriva del término inglés quasar (abreviación de QuASi stellAR object) y significa objeto cuasi es-
telar. Alude a que el tamaño y el aspecto de estos objetos son similares a los de las estrellas, pero
generan tal cantidad de energía que no pueden ser estrellas.
Los púlsares son los restos de supernovas que estallaron, pero conservando restos de materia
en su centro. Al girar sobre sí mismos, parpadean emitiendo destellos de luz en cada pulsación.
Desde la Tierra, los astrónomos los ven como faros luminosos.
Agujeros negros en el universo
Los agujeros negros son los objetos más exóticos del universo. Su existencia se debe a que una es-
trella pierde combustible nuclear y explota, convirtiéndose en una supernova. Al final, reduce su
tamaño a tan sólo un punto lejano, pero disponiendo de una enorme fuerza de atracción gravitatoria.
Es decir, se convierte en un embudo gravitatorio, que atrae hacia su interior todo lo que la rodea,
incluyendo su propia luz. Como no pueden verse, los astrónomos llaman agujeros o huecos negros a
estas estrellas en agonía.
Algunos datos del Sistema Solar.
A) ¿Dónde creen que se encuentra acumulada la mayor cantidad de masa en el Sistema Solar?
Evidentemente, dirán que en el sol, el mayor cuerpo celeste de este sistema, pero tal vez no conoz-
can cuánta masa concentra.
Para ello analizaremos los datos que se encuentran en la siguiente tabla:

Objetos celestes Porcentaje de masa aproximada (%)


Sol 99,86
Todos los planetas clásicos y enanos 0,135
Todos los satélites 0,00004
Cometas 0,00003 (estimado)
Asteroides 0,0000003 (estimado)
Polvo y gases interplanetarios Menos de 0,0000001 (estimado)
Sabiendo que la composición del sol es en un 95% hidrógeno y helio, los dos elementos químicos
más simples, podemos imaginar qué escasos son los restantes elementos químicos del sistema solar
(Son 88 elementos químicos naturales presentes en la Tierra).
Respecto a los asteroides, un dato interesante es su ubicación en el espacio; en un comienzo
los astrónomos hallaron asteroides sólo entre Marte y Júpiter. En la actualidad, se conocen asteroi-
des en diferentes zonas del Sistema Solar, aunque es cierto que la mayoría se concentra entre los
astros señalados. De esta forma, al indicar la posición de un planeta respecto al Sol, por ejemplo
diciendo que Júpiter es el quinto planeta, o la Tierra, el tercero, al menos se debe tener presente que
no se está considerando la existencia de los asteroides, que ocupan posiciones intermedias.
Del primero al último, todos los planetas giran alrededor del Sol por efecto de atracción gra-
vitatoria. Donde sea que esa atracción disminuya significativamente, inclusive hasta hacerse nula,
se halla la frontera real del Sistema Solar, de modo que un cuerpo colocado allí no se ve afectado
por la gravedad solar. Esta idea no sólo da una fórmula de presentación de los límites del sistema,
sino que además puede ser aprovechada para cuestionar esa idea que afirma: “fuera de la Tierra no
hay gravedad”. En el caso de que escuchemos tal afirmación referida a la “gravedad terrestre”, tén-
gase en cuenta que al menos hasta una distancia como la que se encuentra la Luna, la atracción gra-
vitatoria de nuestro planeta es suficientemente potente, ya que sostiene a dicho astro como su satéli-
te natural.
El Sol y seis de los astros visibles originaron los nombres actuales de los días de la semana:
Lunes, por la Luna; Martes por Marte; Miércoles por Mercurio; Jueves por Júpiter; Viernes por Ve-
nus; Sábado por Saturno; y finalmente al Sol se le asignó el Domingo, cuya relación idiomática es
más identificable en otros idiomas, por ejemplo, en inglés: sunday, que significa, día del Sol.

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Bloque N°1
Para una descripción completa de los cuerpos que componen al Sistema resta incluir a los
cometas, que bien podemos decir que cumplen con nuestra definición de planeta, pero dado que
presentan características tan peculiares, se los consigna en una clasificación independiente.
Los cometas son pequeños cuerpos compuestos de una mezcla de nieve de diversas moléculas volá-
tiles, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno y no volátiles, silicatos, metales en forma de diminutas partícu-
las; estos materiales se hallan concentrados en el núcleo del cometa.
Muchos giran periódicamente alrededor del Sol y otros, en cambio, sólo alcanzan a acercarse una
vez durante su existencia. En las cercanías del Sol, se despliegan sus famosas colas, compuestas por
el gas y el polvo desprendido del núcleo por efecto de la luz solar. Por otra parte, aunque el espacio
entre los planetas y cometas no es un continuo de materia, tampoco está totalmente vacío: existe
cierta cantidad de polvo y gas. Se trata de una discreta cantidad de materia, suficiente para ser de-
tectada y observada desde la Tierra. Por último, señalemos que cuando la prensa se hace eco de
noticias sobre el descubrimiento de nuevos planetas, está refiriéndose a ciertos astros ubicados fue-
ra del Sistema Solar, que los astrónomos sospechamos de naturaleza planetaria y girando alrededor
de una estrella determinada. La posibilidad de existencia de otros sistemas planetarios no es desca-
bellada y existen serias evidencias que parecen corroborar esa idea.

El Sol
Con el nombre Sol los astrónomos identificamos la estrella más cercana a la Tierra. Como su má-
xima fuente de luz, debido a su vecindad, es la única estrella que presenta un disco observable, lo
que permite el estudio directo de sus características superficiales. Este astro luminoso se halla en el
centro de un grupo de planetas conocido como el Sistema Solar, del cual es su miembro dominante.
La forma del Sol es prácticamente esférica, a pesar que en el cielo terrestre se lo observa
como un área circular (disco solar), de tamaño aparente similar al de la Luna Llena. Mientras en
unidades angulares, el diámetro aparente del Sol es de poco más de medio grado (32’), en kilóme-
tros, su radio es unas 109 veces el radio de la Tierra. Por otra parte, en unidades de superficie, el
área solar es doce mil veces el área superficial terrestre y por último, el volumen solar es 1.306.000
veces el volumen de nuestro planeta.
La distancia de la Tierra al Sol no es constante, sino que varía día tras día de acuerdo a la
ubicación de nuestro planeta en su trayectoria. A principios de año, la Tierra se halla en la posición
más cercana al Sol, se llama perihelio y a mediados de julio, en la más alejada, decimos se halla en
el afelio. Tomando un promedio de las sucesivas distancias que adquiere la Tierra respecto al Sol,
hallamos un valor cercano a los 150.000.000 km, el que varía en una cifra de apenas 5.000.000 de
km entre el afelio y el perihelio.
En términos de gravedad, un cuerpo que en la Tierra pesa 10 kg. en el Sol alcanzaría unos
274 kg. y podemos resumir su constitución diciendo que es un enorme globo de gas extremadamen-
te caliente. Sin embargo, aunque es un cuerpo gaseoso, los astrónomos diferenciamos la superficie
solar de su atmósfera, la que se extiende en el espacio similarmente a la terrestre. La superficie so-
lar se halla por debajo de esa atmósfera y presenta una apariencia de granos, cada uno de los cuales
tiene unos 300 km de diámetro, que no alcanzan para apreciarse a simple vista.
Por su parte, la atmósfera solar se compone por una capa delgada cercana a la superficie, la
fotosfera, y luego dos regiones más externas, conocidas como la cromosfera y la corona. La fotos-
fera se halla a 6000º C y es el lugar donde aparecen las manchas solares. Por encima de la fotosfera
se encuentra la atmósfera propiamente dicha, cuya primera región es la cromosfera, que tiene unos
15.000 km de extensión y una temperatura que varía entre 4500º (cerca de la fotosfera), hasta más
de 1.000.000º (donde empieza la corona), que se encuentra a una temperatura aún mayor. Normal-
mente, tanto la cromosfera como la corona no son visibles; sólo se las puede observar y estudiar
durante los eclipses totales de Sol.
Las manchas solares son regiones oscuras que aparecen y desaparecen en el disco solar, va-
riando tanto de forma como de tamaño. El aspecto de las manchas parece indicar la presencia de un
agujero en la superficie, pero esto no es así; sucede que la temperatura en la mancha, 4000º C es
menor que los 6000º C de la región circundante, es decir, la fotosfera; la diferencia de luminosidad

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que provoca esa diferencia de temperaturas, se aprecia como una región oscura desde la Tierra. Las
manchas son fenómenos que aparecen y desaparecen en el Sol; en promedio duran unos 4 días,
aunque algunas fueron observadas mayor tiempo. Su tamaño es variable; las mayores son más
grandes que el planeta Tierra. Otra característica es que aparecen en grupos, algunos hasta con de-
cenas de manchas de diversos tamaños.

La fuente de energía solar


En la Tierra recibimos sólo la mitad de la mil millonésima parte de la energía emitida por el Sol; y
más de la mitad de esa energía nunca alcanza la superficie de nuestro planeta. El hecho de que la
vida existe sobre la Tierra hace más de 3000 millones de años sugiere que en ese intervalo el Sol
mantuvo un brillo similar al que observamos en el presente; hemos podido averiguar que se formó
hace unos 5000 millones de años y desde entonces ha sostenido la misma producción de energía con
muy pequeñas oscilaciones. Por su apariencia visible, sus efectos lumínicos y el calor que produce
en la Tierra, es común escuchar que muchas personas asocian al Sol con una enorme bola de fuego.
Tal idea es incorrecta; en el Sol no hay fuego ni está quemándose nada, ni en su superficie ni en su
interior. Es decir, la luz y el calor solares no derivan de combustión alguna ni se trata de un cuerpo
con fuego. La energía del Sol se produce en su profundo interior mediante procesos termonuclea-
res; esta palabra se forma con dos vocablos: termo, porque el fenómeno depende de la temperatura,
que es muy alta (al menos 15 millones de grados), y nuclear, porque tiene lugar entre los núcleos de
ciertos átomos.
Los investigadores llaman fusión nuclear al proceso que genera la energía solar; se trata de un fe-
nómeno espontáneo y natural que puede resumirse del siguiente modo: en el centro del Sol, ciertos
elementos se transforman en otros, distintos, generando en dicho proceso enormes cantidades de luz
y calor. Mediante la fusión, en cada segundo, el Sol convierte unas 635.000.000 de toneladas de gas
de hidrógeno en 630.000.000 de toneladas de gas de helio; los cinco millones de toneladas de mate-
ria de diferencia, se escapan del Sol como energía pura. Se estima que esa energía demora unos
2.000.000 de años en alcanzar la superficie del Sol y a partir de allí, viajando a la velocidad de la
luz (300.000 km/seg.), tarda unos 8 minutos y medio en llegar hasta la Tierra.

Definiciones de Planetas:
La palabra planeta es muy común en nuestro vocabulario: vivimos en un planeta, viajamos a otros
planetas, estudiamos planetas, etc. Pero... ¿qué es en realidad un planeta?
Definición histórica: Los griegos antiguos llamaron así a los astros, en apariencia similares a las
estrellas, que mostraban una trayectoria diferente a la del resto; planeta deriva de un vocablo que
significa algo así como astro vagabundo. A simple vista, sólo cinco astros cumplen esa definición y
los astrónomos mantuvieron sus nombres primitivos: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.
Estos planetas, el Sol y la Luna, conforman la base de lo que entendemos hoy como el Sistema So-
lar.
Definición astronómica: A través de pacientes observaciones y con el auxilio de otras ciencias (por
ejemplo: Física y Matemática), los astrónomos ampliaron la definición de planeta diciendo que se
trata de un astro que:
1. No tiene luz propia, brilla reflejando la luz del Sol,
2. Es opaco a la luz, no son transparentes, la luz no los traspasa, y
3. Se mueve alrededor del Sol, atraído por la gravedad solar.
Definición más general: En el cuadro, se indican la existencia de más de150.000 asteroides o pe-
queños planetitas; sin embargo, otros tantos cuerpos esperan observaciones más precisas para certi-
ficar exactamente sus órbitas, de modo de no sean confundidos con otros planetitas ya clasificados.

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Denominación Visibles desde la Ejemplos
y abundancia Tierra
Clásicos o históricos A ojo desnudo. Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y
(sólo 8) Saturno.
Sólo con telescopio. Urano y Neptuno.
Satélites A ojo desnudo. Sólo la Luna.
planetarios o lunas (más de 100) Sólo con telescopio. Europa, Fobos, Titán, Nereida, etc.
Planetas enanos Sólo con telescopio. Plutón, Ceres, Eris
Asteroides o planetitas (más de Sólo con telescopio. Pallas, Vesta, Héctor, Angélica,
150.000) Paula, La Plata, etc.
Nuestro universo se halla en constante movimiento. Prácticamente todos los cuerpos celestes giran
alrededor de sí mismos o se trasladan alrededor de otros.
Cuando rotan, lo hacen en torno de un eje imaginario, que los atraviesa por su centro. Las galaxias
también rotan y arrastran, durante su giro, todas sus estrellas. Al mismo tiempo, cada una de las
estrellas gira alrededor de sí misma mientras que, como sucede en el Sistema Solar, un cortejo de
planetas se desplaza alrededor del Sol.

A partir de lo estudiado hasta ahora, podemos analizar la relación entre los elementos que compo-
nen el sistema solar y su circulación en el espacio, por esa razón analizamos los eclipses.
Eclipses de Sol
Para entender mejor lo que sucede, los invitoa ver el siguiente video:
https://www.youtube.com/watch?v=7AMhZRBSsTY
Allí donde la sombra de la Luna alcance la superficie de la Tierra, un observador percibirá
que cambia la luminosidad del Sol; inclusive puede presenciar el oscurecimiento completo del disco
solar: entonces verá que se hace la noche en pleno día. En esa circunstancia se dice que el Sol ha
sido eclipsado, un modo astronómico de indicar que su disco fue ocultado por otro cuerpo (la Luna,
claro) total o parcialmente.
Recordemos que en la esfera celeste, la Luna y el Sol tienen dimensiones aparentes semejan-
tes. Para que el disco lunar oculte al solar, nuestro planeta, la Luna y el Sol deben ubicarse en la
misma línea, exactamente en ese orden; entonces la Luna, animada por su movimiento aparente, en
ciertas circunstancias cubrirá al Sol durante unos momentos; tal fenómeno se denomina eclipse so-
lar y como máximo puede durar unos siete minutos y medio. Dada la alineación espacial que debe
cumplirse en un eclipse solar, ésta debe esperarse únicamente alrededor de las fechas de Luna Nue-
va. ¿En todas las Lunas Nuevas hay eclipse solar? No. Veamos las razones: La Luna iluminada por
el Sol, produce un cono de sombra con vértice en dirección contraria a los rayos solares. La longi-
tud de ese cono es de unos 371.000 km cuando es Luna Nueva; ese valor resulta menor que la dis-
tancia promedio entre la Tierra y la Luna, unos 384.500 km y, por lo tanto, el vértice del cono de
sombra no alcanza a posarse sobre nuestro planeta. ¿Esto qué significa? Quiere decir que no se pro-
ducirá eclipse aunque la Luna se encuentre en su fase de Nueva.
Pero la distancia Luna-Tierra no es constante: varía a cada momento y en cierto tramo de su
órbita, la distancia Luna-Tierra es considerablemente menor que el valor promedio ya mencionado.
¿Qué sucede entonces?
Combinando ambas situaciones, el vértice del cono de sombra de la Luna puede llegar 29.000 km
más allá de la superficie terrestre y podemos decir que corta la superficie definiendo un área circu-
lar; las personas que se hallen dentro de ese círculo, verán que el Sol es eclipsado por la Luna; por
fuera del mismo, nadie se entera de la ocurrencia del fenómeno. Por esa razón suele decirse que un
eclipse de Sol es un fenómeno local, ya que es visible sólo desde cierto sector de la Tierra.
La visión del eclipse cambia de acuerdo a dónde se halla el observador respecto a ese sector de
sombras. La situación más espectacular se produce cuando el observador está ubicado en la zona
central del cono de sombra: verá que el Sol está totalmente cubierto por la Luna, entonces el eclipse
se denomina total. Cuando la Luna no alcanza a tapar todo el disco solar, sino tan sólo una parte, se

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dice que el eclipse es parcial (por ejemplo: lo verá un observador ubicado hacia la periferia del área
de sombras); dado el enorme brillo de la superficie solar, durante un eclipse parcial no se perciben
cambios significativos en la luminosidad del ambiente.

A continuación analizaremos aquello que podemos observar en el cielo nocturno y que nos permiti-
rá profundizar para aplicarlo en clase con los niños, principalmente de primer ciclo.:

Astros y fenómenos del cielo nocturno


Algo importante a tener en cuenta en la lectura de esta parte del módulo: se describe el fenómeno
que se observa en el cielo nocturno y cuál es su origen.
Satélites artificiales
La palabra satélite significa sirviente y fue usada por primera vez en el siglo XVII para identificar
aquellos astros que dan vueltas alrededor de otro.
Así, la Luna es satélite de la Tierra, tanto como ésta es satélite del Sol; finalmente, el mismo Sol es
un satélite del centro de la Vía Láctea, la galaxia alrededor de la cual gira desde que se formó como
las estrellas. Cuando se observa un astro girando en torno a otro, se dice que son satélites naturales;
pero en el siglo XX, desde que los científicos construyeron y colocaron artefactos en movimiento
alrededor de la Tierra y de otros cuerpos celestes, también existen los satélites artificiales. Se pusie-
ron satélites alrededor de algunas lunas del Sistema Solar, otros se mandaron a los planetas, algunos
alcanzaron a navegar bastante cerca del Sol y, por supuesto, una gran cantidad aún hoy da vueltas
alrededor de la Tierra, ya sea en actividad o como chatarra espacial. Un satélite artificial es un con-
junto de instrumentos sostenido con un armazón; de su estructura sobresalen aletas, paneles, antenas
y toda una serie de artefactos con formas insólitas que le dan al satélite un singular aspecto. Muchos
satélites se colocan en órbita a través de potentes cohetes o bien a través de los conocidos transbor-
dadores espaciales.
En el cielo terrestre, algunos satélites se alcanzan a ver a simple vista como pequeñas lucecitas que
cruzan la esfera celeste a una velocidad constante; en general, se aprecian mejor después del atarde-
cer y antes del amanecer.
Las estrellas fugaces y la lluvia de meteoros
En las noches claras, contra sobre el fondo estrellado de la esfera celeste, se puede observar
que en forma repentina, un punto levemente brillante se desplaza con gran rapidez; en pocos segun-
dos desaparecerá de la visión.
Son meteoros extraterrestres llamados estrellas fugaces. Su brillo resplandece en la oscuridad de la
noche y provoca que un observador confunda al meteoro con una estrella que repentinamente ha
dejado su posición celeste.
Popularmente, tal fenómeno se reconoce con la expresión se ha caído una estrella, inclusive
algunas personas lo aprovechan para pedir un deseo. Las estrellas fugaces son partículas de polvo
de muy pequeño tamaño que al penetrar la atmósfera terrestre, se queman rápidamente por roza-
miento con los gases de la misma. Aquellas que tienen mayores dimensiones y un peso apreciable,
son más brillantes y hasta llegan a durar más tiempo describiendo largas trayectorias. En promedio,
si observamos el cielo nocturno durante una hora, notaremos que surgen alrededor de media docena
de estrellas fugaces.
Pero si estos meteoros son un fenómeno curioso y atrayente, existe otro más espectacular.
Sucede que en ciertas fechas el número de estrellas fugaces aumenta notoriamente y pueden verse
cientos de ellas en la misma zona del cielo; por estas características, este fenómeno se conoce como
lluvia de estrellas fugaces o lluvia de meteoros y suelen durar algunas horas.
Para un observador terrestre, tan sólo por un efecto de perspectiva, los meteoros de una lluvia pare-
cen emerger de un único sitio de la esfera celeste llamado punto radiante. Estas lluvias reciben el
nombre de la constelación donde aparece el mencionado punto radiante. Por ejemplo, Leónidas es
una lluvia que ocurre en dirección de la constelación del león, Leo.

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Los astrónomos hemos acumulado evidencias que vinculan las lluvias con los restos de co-
metas desintegrados; esto es, al aproximarse al Sol, un cometa se parte y deja en el espacio parte del
polvo que contiene en forma de una tenue nube de partículas. Ese polvo permanece en la órbita
original del cometa, describiendo una trayectoria alrededor del Sol, por tal razón, se considera que
esas nubes también son miembros del Sistema Solar.
Cuando la Tierra atraviesa una de esas nubes, mucho de su polvo penetra la atmósfera terrestre, se
quema y todos las partículas que alcanzan un brillo suficiente para hacerlas visibles, producen el
efecto de lluvia de estrellas fugaces.
En tiempos de los primeros satélites artificiales, muchas personas conocían la hora en que
eran visibles y miraban el cielo para verlos pasar ¿Alguna vez han visto pasar un satélite artificial?
¿Y sus padres? ¿Y sus abuelos?
La palabra meteorito, bastante común en el lenguaje corriente, no identifica a un meteoro chiquito.
En general, los meteoros se incineran totalmente en el aire. Pero, sucede que si el objeto que penetra
en la atmósfera terrestre es lo suficientemente grande como para que, luego de quemarse, aún reste
una porción considerable que impacta la superficie, entonces a esa roca caída del cielo la denomi-
namos meteorito.
Estrellas
Existe una enorme variedad de estrellas; geométricamente, algunas son tan grandes que la órbita de
la Tierra entraría cómodamente dentro de ellas. En el otro extremo, existen estrellas tan pequeñas
como el planeta Tierra o todavía más diminutas.
Sobre las infinitas estrellas
Una impresión popular sostiene que el número de estrellas visibles es infinito, algo así como incon-
tables, o bien que se trata de una cifra superior a cientos de miles de millones, una cifra que reforza-
ría la idea de que es imposible su cómputo. Pero contar las estrellas ha sido una de las actividades
más antiguas de los astrónomos y se idearon diversos métodos para hacerlo, cada vez con mayor
precisión. Hoy sabemos que el número de estrellas del universo es realmente muy grande, aunque
finito. Sin embargo, a simple vista, el número de estrellas observables en la esfera celeste es de
apenas unas 10.000; es posible contar ese número en condiciones óptimas de observación, por
ejemplo: sin luces artificiales y sin tomar en cuenta el fenómeno de debilitamiento la luz en las cer-
canías del horizonte, llamado absorción atmosférica.
Pero un observador no puede ver todas las estrellas del cielo. Por una parte, sólo puede
apreciar una semiesfera celeste; por otra, debe tenerse en cuenta dónde está ubicado ese observador
sobre la Tierra. Si se encuentra en zonas cercanas al ecuador, verá más estrellas que en cualquier
otro sitio; en cualquier otro lugar, hay estrellas que permanecen no visibles y otras tantas que, si
bien llegan a estar sobre el horizonte, no alcanzan a ser percibidas por efectos atmosféricos. Por
último, en las zonas entre el ecuador y los polos, la cantidad es cerca de 2000 estrellas visibles (a lo
largo del año y hasta el mínimo brillo que puede captar un ojo humano). Es más, si se considera un
lugar con pobre visibilidad, el número total no alcanza siquiera a 400 estrellas, por ejemplo: en una
gran ciudad.
Meteoros
Los meteoros son fenómenos que suceden en la atmósfera y también forman parte de lo que puede
observarse tanto en el cielo diurno como en el nocturno; pueden ser estrictamente terrestres (por
ejemplo, un tornado) o bien de origen extraterrestre (por ejemplo: una estrella fugaz). En el cielo
diurno se detectan estrellas fugaces sólo si son muy brillantes; de otra manera la luz solar impedirá
que las veamos. En ocasiones, un cometa también se considera un meteoro extraterrestre. Más ade-
lante nos ocuparemos con más detalle de estos objetos.
La disciplina que estudia los meteoros terrestres es la Meteorología y, entre los más vistosos, desta-
camos a: 1. El arco iris. Se produce cuando la luz solar se refracta, cambia de dirección, al atravesar
las pequeñas gotas de agua que hay en suspensión en la atmósfera terrestre, las que actúan como un
prisma; la luz del Sol, al pasar por todas y cada una de esas gotitas es desviada en ángulos y canti-
dades diferentes, originando su descomposición en los colores típicos de la luz. Destaquemos el
hecho que el arco iris no es un arco en realidad: sólo vemos una parte del círculo que se forma cuyo

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centro se halla sobre un punto ubicado frente al Sol. 2. Los halos. Cuando ciertas nubes se mueven,
parece que el Sol o la Luna tienen un aro nebuloso a su alrededor. Los halos se producen cuando la
luz solar o lunar se refracta a través de los cristales de hielo de esas nubes, que actúan como auténti-
cas lentes.
La Luna
Indudablemente, la Luna es el astro más impresionante que aparece en el cielo, no sólo por su ta-
maño y brillo, sino por los periódicos cambios que experimenta su forma aparente. La Luna fue
observada desde la más remota antigüedad; se la estudió tanto desde observatorios terrestres como
espaciales y los astrónomos decimos que es el cuerpo celeste que mejor conocemos. Por ejemplo,
mucho antes que los astronautas llegaran a pisar su superficie (1969), habíamos determinado que la
Luna no tiene una atmósfera considerable; una consecuencia de ello es que sobre su suelo, la línea
que separa la región iluminada, diurna, de la oscura, nocturna, es notablemente nítida. Ese límite
entre sombras y claridad se ha llamado terminador (tal vez porque allí termina, el día lunar y co-
mienza la noche, o viceversa) y resulta perfectamente apreciable desde la Tierra.
¿Qué vemos en la Luna?
A simple vista, en el disco lunar se distinguen sectores claros y otros más oscuros, de formas irregu-
lares. Con binoculares o un pequeño telescopio, las zonas oscuras se ven lisas, planas; los astróno-
mos conseguimos comprobar que se trata de regiones cubiertas por material volcánico que hoy se
observa ya solidificado (por ejemplo: lava). Los antiguos creyeron que las regiones oscuras de la
Luna eran grandes océanos como los que cubren casi toda la superficie de la Tierra y por esa razón
dichas zonas de la Luna aún se llaman mares, del latín Maria; un ejemplo es el Mar de la Tranqui-
lidad.
Las regiones claras, por su parte, están cubiertas casi en su totalidad por cráteres; algunos son anti-
guos volcanes extinguidos, pero la mayoría son los conocidos como cráteres de impacto. Estos crá-
teres son accidentes superficiales caracterizados por una depresión circular rodeada por una eleva-
ción; se trata de las huellas del choque de un astro con algún otro cuerpo cósmico. En la Luna exis-
ten cráteres de una gran variedad de tamaños, inclusive los hay unos superpuestos sobre otros, en
número realmente enorme.
La mayoría de ellos tiene nombre; uno de los más grandes es Clavius, destacable por sus 200 km de
diámetro. Los cráteres más frecuentes son pequeños, 10 km a 15 km de radio; debido a que en la
Luna no hay atmósfera, los factores de erosión son débiles y una consecuencia de ello es que los
cráteres de impacto se conservan tal como cuando se formaron.
En la Luna también hay montañas, tanto o más elevadas que las terrestres y generalmente dispuestas
hacia los bordes exteriores de los marias

Este módulo ha sido producido a partir de la siguiente bibliografía:


Horacio Tignanelli ( 2.005) “Astronomía en la escuela” Propuestas de actividades para el aula.
Plan Nacional de lectura, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología , Eudeba
Horacio Tignanelli. Ministerio de Educación de la Nación. 2010.Módulo vinculado con el eje
curricular de “La Tierra, el universo y sus cambios”,
Carmen Nuñez, (1997) “Notas celestes. Un viaje por la Vía Láctea”, Brevarios de ciencia contem-
poránea, Ciencia hoy, Fondo de cultura económica, Buenos Aires.
Raúl Bazo y Juan José Madsen (1993) “El cielo 1, nuestro cielo próximo”, Serie Ciencia en ac-
ción. AZ Editora. Buenos Aires.
José Hierrezuelo Moreno y Antonio Montero Moreno (1991) “La ciencia de los alumnos. Su
utilización en la didáctica de la Física y Química”. Editorial Elzevir, Granada, España
Rosalin Driver, Ann Squires, Peter Rushworth, Valerie Word Robinson (1999) “Dando sentido
a la ciencia en secundaria. Investigaciones sobre ideas de los niños”. Aprendizaje Visor, Madrid
España,
Módulo PAC, Proyecto De Alfabetización Científica, ¿La Tierra, también es un astro?
Harlen, W. (1994) Enseñanza y aprendizaje de las ciencias. Cap 4. ED Morata. Madrid

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