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SOBRE “EL PESO DE LA NOCHE. NUESTRA FRAGIL FORTALEZA HISTORICA”, DE ALFREDO JOCELYN-HOLT. 491 EL PESO DE LA NOCHE BAJO SOSPECHA * OSCAR GODOY A. Alfredo Jocelyn-Holt nos ofrece cinco excelentes ensayos inter- pretativos de nuestra historia politica bajo el titulo de El peso de Ta noche. Nuestra fragil fortaleza histérica. El autor hace un reco- trido a través de las cuestiones mayores y més disputadas de esa historia, mostr4ndonos un escenario conocido, pero inédito a la vez. Se trata de los mismos hechos, e incluso de los mismos textos do- cumentales, pero Jocelyn-Holt nos sorprende con golpes de vista inespetados, nuevas perspectivas, ctiticas transgresoras, que renuevan la visién canénica de una realidad siempre en fuga, como es la histérica. EI primer ensayo est4 construido en torno al Estado, Ja cultura y Ia nacién. El autor adopta como punto de partida los resultados de Ja historiografia tradicional, para someterlos a escrutinio y pro- ponernos una visién mds compleja, cuyo propésito es reducir su “ca- récter dogmético” y evitar su aceptacién superficial. De este modo, la primera cuestién que Jocelyn-Holt revisa es la idea de que en los afios 30 del siglo XIX nuestro pais construyé un Estado fuerte, centralizado e impersonal. Nuestro autor nos pone delante de las dificultades de ese Estado fundador para enfrentar la anarqufa y ad- vierte tempranos sintomas del parlamentarismo del periodo 1860- * . Publicado en Revista de Libros, El Mercurio, Santiago, 29 de noviembre de 1997. 492 1924. Y nos muestra un Estado con un grave déficit administrativo burocrdtico, demasiado débil para ejercer supuestas funciones centra- lizadoras; con un poder de control electoral menor que el que se le ha atribuido, lo cual petmitié algiin grado de competencia electoral, y, por ultimo, fuertemente cooptado por la elite tradicional, de tal modo que “lo que aparece como Estado no es més que un poder oli- garquico que tiende a confundirse con una estructura supuestamente impersonal”. Respecto de Ja cultura, Jocelyn-Holt rebate con fuer- za la idea de que el Estado hubiese aplicado un metaproyecto, fun- dado en el dinamismo de la ilustracién espafiola de los Borbones. Metaproyecto cuyo eje estratégico habria sido la creacién de la Uni- versidad de Chile. El autor refuta la idea de una cultura de la elite dependiente del Estado y reduce el eje estratégico mencionado “a una academia de letras, de acuerdo con patrones iluministas”: inca- paz de trasladar la alta cultura desde la clite al Estado. También el historiador cuestiona la existencia de un sentido nacional precursor en el siglo XVIII, pues no advierte signos suficientes que co- rroboren una identidad politica distinta a la legitimidad de la Coro- na espafiola en Chile. Postula, en cambio, el surgimiento y desarro- Io de un sentido nacional vinculado al republicanismo liberal. En el segundo ensayo, Jocelyn-Holt profundiza su critica a la tesis de que la elite despliega desde el Estado sus mayores efectos de dominacién sobre la sociedad chilena. A juicio del autor, la estrate- gia de largo plazo de la elite fue consolidar el orden politico desde Ja cultura, como una instancia equidistante tanto del Estado como de la sociedad tradicional. Siguiendo este hilo conductor, sus argu- mentos constituyen un polémico andlisis critico de la visién historio- gtéfica de nuestra cultura, que abre paso a su propia posicién: quie- bre y continuidad. La independencia, segiin nuestro autor, entrafia una ruptura que no obstante incluye elementos de continuidad. En la perspectiva del poder, éste sigue desplazAndose sobre bases insti- tucionales heredadas, pero bajo el impulso de una nueva intenciona- lidad legitimadota, que esté contenida en el discurso republicano. Por esta raz6n, el primer impulso independiente es politico simbé- lico, m&s que institucional; y, ademds ético politico, porque su pro- pésito es crear una comunidad de sentimientos inexistentes hasta la fecha. 493 En. el tercer y cuarto ensayo, Jocelyn-Holt centra su atencién en Diego Portales. Nos entrega, en primer término, una interpreta~ cién de Portales como un hombre de poder, cuya conducta politica se cifie a los patrones del dictador cl4sico —segtin categorias de Carl Schmitt— y, por lo mismo, a Ja “razén de Estado”, como fun- damento de. una autoridad no regulada constitucionalmente. En se- gundo lugar, en el capitulo titulado “El peso de la noche, la otra cara del orden portaliano”, Jocelyn-Holt interpreta la pesantez os- cura y nocturna de los inicios de la repiiblica como el orden de un cuerpo en reposo, “gravedad hecha visible, a la que fatalmente hay que atenerse”. Portales no crea un orden, se atiene a él, desarrollan- do una politica de poder, a fin de asegurar su precatio estado de equilibrio. El iiltimo capitulo deja abierta la discusién sobre el orden politico chileno, sus vulnerabilidades y la historia paralela y subya- cente del desorden, su contracara. Desde el punto de vista de la teorfa politica, hay dos o tres cuestiones que son debatibles, como, por ejemplo, una cierta debi- lidad en la aplicacién de 1a distincién entre Estado y sociedad civil y entre Estado y régimen. Pero ese es otro asunto, que no afecta la calidad de estos ensayos y su vigorosa capacidad para abrir inte- rrogantes y sacudir los aires complacientes de lo que atin resta del peso de la noche. NOCTURNIDAD * SERGIO MARRAS Vivir esta extrafia primavera que se disfraza con una pervetsi- dad abismante de pregonera de inviernos en vez de caniculas, que supone estancamientos en vez de derrames, situacién a Ja que no estamos acostumbrados quienes hemos presumido de tener claras las. cuatro estaciones y que nos empuja a deprimirnos en una nocturni- dad imprevisible, sin dejarnos més remedio que reconocer nuestra precaria fuerza sicoldgica, civil y moral. - Publicado en La Epoca, Santiago, 10 de noviembre de 1997.

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