Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Fundamento
El control de constitucionalidad tiene como fundamento el principio de supremacía
constitucional, esto es que la Constitución de un país es la norma de mayor jerarquía a
la cual deben sujetarse las normas de rango inferior, entendiéndose por tales a las leyes
dictadas por el parlamento, los decretos y demás resoluciones dados por el Poder
Ejecutivo o por entidades autárquicas y las sentencias y demás resoluciones de los
jueces, por lo cual las normas que presuntamente no se ajusten al texto o normas
constitucionales serán sometidas a este procedimiento.
La Constitución.
Así las cosas, tenemos que la Constitución es el origen del sistema jurídico, es la
máxima expresión política de la sociedad. Como consecuencia de ello, en la misma
encontraremos herramientas que garantizan su supremacía con respecto a otros
ordenamientos al organizar el poder político mediante la constitución de la serie de
órganos competentes que hablan y actúan en su nombre, legitimándolo y limitándolo; de
esta forma se dota al poder, mediante esta regulación, de una mayor estabilidad y
regularidad.
Por últmo, sucede que, toda vez que la Constitución es el resultado o reflejo de los
factores reales del poder, la misma puede ser definida como el conjunto de los más
importantes procesos políticos de la sociedad que se desarrollan en las instituciones que
para tal efecto fueron creadas. En esa tesitura, podemos observar que la protección de la
Constitución, entendida ésta como la máxima expresión de la voluntad de una sociedad
y como constituyente de los principios e instituciones fundamentales, adquiere un papel
fundamental en el moderno Estado Constitucional de Derecho, ya que no puede haber
institución sin fundamento en un principio ni principio que no pueda ser materializado y
protegido por una institución o herramienta, según sea el caso. En conclusión, la
Constitución fija las formas de expresión del poder y determina su control,6 siendo un
imperativo que todo acto de autoridad, sea judicial, legislativo o administrativo, se
encuentre ajustado a los principios fundantes básicos, imponiéndosele, en caso de no ser
así, la sanción de nulidad.
Por lo que respecta a la corriente americana, vemos que el judicial review, o el control
judicial de las normas, es la tesis de la inaplicación de la norma inferior que desconoce a
la Constitución. Este sistema es el que hoy en día conocemos como el control difuso de
la constitucionalidad de leyes, toda vez que la facultad de analizar la regularidad
constitucional de las normas generales no recae en un solo órgano, sino en la totalidad
de los tribunales que conforman el poder judicial. De esto obtenemos que dicho sistema
procura un medio de control indirecto, ya que el estudio de verificación al régimen
constitucional se efectúa mediante un acto concreto de aplicación de la norma
correspondiente; sin embargo, este medio de control, al no analizar en abstracto la
norma en cuestión, únicamente tiene el alcance de determinar que la ley no es aplicable
para ese caso en particular, desconociéndole efectos generales. Esto demuestra que esta
clase de herramientas judiciales –como el juicio de amparo- no persiguen la protección
de la totalidad la constitución, sino únicamente de los derechos individuales.1
Por otro lado, tratándose del modelo concentrado, éste se ejerce únicamente por un solo
ente autorizado para ello y que es conocido como Tribunal Constitucional, creándose
para ese efecto una jurisdicción constitucional, misma que contará con diversos medios
de control de la constitucionalidad cuyos efectos dependerán de la naturaleza de los
actos sujetos a control, pero éstos normalmente serán recursos judiciales directos –sin
necesidad de un acto de aplicación-, pudiendo ser los efectos de sus sentencias generales
o particulares, según dependa de la naturaleza del acto impugnado.1