1
El clima visto desde el Sur
Este país sudamericano es el mayor productor mundial de etanol,
pero a la vez es el mayor consumidor ya que, desde 1970, el etanol se
utiliza como aditivo al combustible. Esta medida ha permitido reducir las
emisiones de gas de efecto invernadero al igual que la contaminación en
los centros urbanos en donde reside más del 80% de los
180 millones de brasileños.
En el marco de las negociaciones internacionales, Brasil sostiene
que el cambio climático se debe más bien a la progresiva acumulación
de gas de efecto invernadero en la atmósfera que a las emisiones anuales.
En efecto, el dióxido de carbono, el gas de efecto invernadero más
importante, se estanca en la atmósfera por más de un siglo
aproximadamente. Por lo tanto, los datos concernientes a las emisiones
anuales tienden a sobreestimar la contribución de los países desarrollados.
Por eso Brasil se niega a limitar sus emisiones de gas de efecto
invernadero
antes de la mitad del siglo XXI.
2 /
Ediciones Le Monde diplomatique «el Dipió» Capital Intelectual
viometría. Las inundaciones, que ya constituyen un grave problema
en algunas regiones, podrían multiplicarse. En fin, las zonas coste-
ras en donde se concentran la mayoría de los habitantes y las activi-
dades económicas sufrirán las primeras consecuencias del aumento
del nivel de los mares.
Aún se ignora detalladamente cuáles serán las consecuencias
del cambio climático en la productividad agrícola, pero sus posi-
bles efectos sobre los cultivos importantes para la economía del país
como el maíz, la soja, el trigo, el café y la naranja son muy preocu-
pantes. Finalmente, en caso de aumento de las temperaturas, algunos
organismos podrían convertirse en vectores de enfermedades, como
los mosquitos, responsables de la transmisión del dengue y el palu-
dismo, y las chinches (tripanosomiasis americana) que transmiten
la enfermedad de Chagas. Brasil ha comenzado un profundo estudio
con el objetivo de comprender el impacto del cambio climático en la
economía, la sociedad, la agricultura, el sector de la salud y el me-
dio ambiente del país. Es importante para Brasil terminar de evaluar
su vulnerabilidad para apoyar las decisiones políticas que deberán
tomarse para que el país se adapte mejor a las inevitables consecuen-
cias del cambio climático.
-
Agricultura 233,7 148,89 382,59 25,58
766,33 41,52 3,55 821,4 54,93
Utilización de
los suelos y
bosques(b)
Desechos
-
18,47 3,55 22,02 1,47
Total
1.019,71 302,98 162,8 1.495,49 100
a No todos los gases con efecto de invernadero inciden de la misma forma en el proceso
de cambio climático y, por lo tanto, no se pueden comparar directamente. Por esto el
Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) perfeccionó un método para calcular
sus efectos en equivalente dióxido de carbono. En un siglo, una tonelada de metano tiene
la misma influencia sobre el cambio climático que 23 toneladas de dióxido de carbono y
una tonelada de oxido nitroso tiene el mismo Impacto que 296 toneladas de dióxido de
carbono.
4 /
Ediciones Le Monde diplomatique «el Dipió» Capital Intelectual
climático ya que, durante las chamiceras de los bosques, una técnica
muy popula4 en Amazonia para preparar nuevos suelos agrícolas, se,
liberan gases de efecto invernadero hacia la atmósfera. Además, una
vez destruido el bosque, el carbono que estaba atrapado en el suelo se
libera en forma de dióxido de carbono y de metano. La descomposición
natural en el seno de un bosque intacto también es una fuente de
dióxido de carbono y de metano.
Las imágenes satélites permiten calcular la amplitud de la
deforestación. Sin embargo, es difícil calcular las emisiones
correspondientes a causa de la falta de informaciones confiables respecto
a la biomasa de los diferentes tipos de bosques y sabanas. La demanda de
madera y tierras, para el desarrollo de grandes plantaciones de soja y de
pastoreo extensivo desganado, también incita a la deforestación. El nada
despreciable abismo institucional que separa el poder legislativo de la
fuerza pública hace muy difícil la aplicación de leyes ambieta1es en
Amazonia.
En Brasil la cría de ganado interviene en las emisiones de gas de
efecto invernadero en la misma proporción que el sector energético. Los
animales de granja liberan metano y, en 1995, según el Ministerio de
Ciencias y Tecnologías, estas emisiones tenían un valor equivalente a 10
megatoneladas, 80% de las cuales eran desprendidas por animales pára la
alimentación, lo que en equivalente dióxido de carbono (ver el cuadro de
la página 40), corresponde a 233,7 megatoneladas, un poco menos de las
248,4 megatoneladas de gas de efecto invernadero que emitió el sector
energético durante 1994. El óxido nitroso es el segundó gas en orden de
importancia que liberan las actividades agrícolas y es responsable de casi
150 megatoneladas de emisiones de gas de efecto invernadero. Las
emisiones totales del sector agríco1a llegan casi hasta las 383
megatoneladas, o sea 1,5 veces las emisiones totales del sector energético.
6 /
Ediciones Le Monde diplomatique «el Dipió» Capital Intelectual
(en equivalente dióxido de carbono).
8 /
Ediciones Le Monde diplomatique «el Dipió» Capital Intelectual
por los pequeños propietarios agrícolas de las regiones pobres del
norte y nordeste del país.
Conclusiones
El tamaño de Brasil en términos geográficos, demográficos y eco-
nómicos se suma a la complejidad del problema del cambio climáti-
co. Brasil supera a numerosos países en el plano de la utilización de
las energías renovables que ya intervienen en la producción eléctri-
ca del país y podrían desarrollarse mucho más. El resultado brasi-
leño en materia de reducción de las emisiones del sector energético
es, por lo demás, muy positivo. Sin embargo, el país tiene aún el
deber de estudiar su vulnerabilidad a fin de poder enfrentar los in-
evitables efectos del cambio climático. Desgraciadamente, en este
campo, se siguen esperando las medidas.
El perfil de emisiones de Brasil es atípico. Las emisiones Lulucf,
causadas principalmente por la deforestación de la Amazonia, cons-
tituyen la principal fuente de emisiones de gas de efecto invernadero
120 /
Ediciones Le Monde diplomatique «el Dipió» Capital Intelectual
en los derechos de emisiones ha desviado la atención de la tarea más
importante: la elaboración de un régimen de compartimiento de la
responsabilidad, integrado y global.
Dinámicas de desarrollo
Las dinámicas socioeconómicas de los países en vías de desarrollo se
diferencian de las de los países desarrollados en tres aspectos clave.
El primero es la doble economía, es decir la coexistencia de formas
económicas basadas, por una parte, en el mercado moderno, y por
otra, en un mercado tradicional de subsistencia. El sector moderno
de la economía está ligado a los mercados globales, mientras que la
economía tradicional, esencialmente rural, incide muy poco en los
sectores modernos de la economía nacional. En segundo lugar, una
vasta economía informal caracteriza estos países. Tiene sus institu-
ciones y sus reglas que se cumplen por fuera de la influencia de las
instituciones formales y las leyes. El sector informal se extiende li-
bremente a los bienes públicos, transfiere los riesgos a los sectores
formales, aumenta el costo de transacción, perturba la competencia y
debilita la influencia de las políticas.
En último lugar, los intereses de estos países -sus instituciones, las
122 /
Ediciones Le Monde diplomatique «el Dipió» Capital Intelectual
implicaciones para el desarrollo;
• la paz, es decir, la resolución de los conflictos que obstaculizan
la cooperación, el desarrollo de los mercados regionales y des-
vían la atención y los recursos de las prioridades del desarrollo.
Equidad
La equidad en materia de cambio climático es una cuestión que pro-
voca vehementes debates, pese a que la mayoría de las discusiones
se limiten únicamente a la distribución equitativa de los derechos de
emisiones entre las naciones. Para los países en vías de desarrollo,
existen tres aspectos vitales en materia de equidad en el cambio cli-
mático. En primer lugar, hay que considerar la equidad en su globali-
dad, es decir, percibir el problema en su totalidad, incluyendo los im-
pactos y los costos de adaptación. Es conveniente también identificar
a los ganadores y perdedores, no sólo entre los países, sino también
en el interior de éstos y garantizar que los ganadores indemnicen
a los perdedores. Asimismo, la equidad nacional debería vigilarse
y aplicarse, evitando los conflictos de soberanía. El tercer aspecto
consiste en aceptar la verdad general según la cual no puede existir
equidad específica para un régimen de cambio climático, fuera del
resto de la realidad de los intercambios internacionales. La equidad
en la heterogénea variedad de las relaciones internacionales es, por
consiguiente, un preliminar para la equidad en materia de cambio
climático.
123
El clima visto desde el Sur
ciones menos adineradas de competencias vitales para su desarrollo
a cuya formación han contribuido a pesar de sus escasos recursos.
El mercado global del trabajo desempeña un papel muy importante
en el desarrollo, así como en las capacidades de los países del Sur
para el tratamiento del cambio climático. Las relaciones de fuerza
actuales presentes en el seno del mercado laboral no son propicias
para la elaboración de un régimen de cambio climático equitativo y
eficaz tal como lo imagina la CMNUCC.
Conclusiones
El siglo XXI presenta grandes oportunidades y plantea temibles re-
tos a la humanidad. El desarrollo debería seguir siendo la primera
preocupación de los países en vías de desarrollo a lo largo del siglo,
mientras que otras batallas universales deberían librarse de manera
colectiva a escala planetaria. El “desarrollo ante todo^ co^-
124 /
Ediciones Le Monde diplomatique «el Dipió» Capital Intelectual
tuir por tanto una consigna adecuada para los países del Sur si fuese
posible que los esfuerzos en la materia se articu ara
contra los cambios climáticos. Y esta articulación solo sera posib
en caso de existir una ayuda y una cooperación equitativa por parte
de los países del Norte. El desarrollo sostemble global y el regim
climático tendrán que unirse de manera estrecha y co ere .
El primer indicador de éxito del desarrollo globa
debería ser el aumento del bienestar en los países del Sur, la reduc
ción de las diferencias de ingresos y de capacidades de acción entre
las naciones y la equidad en el conjunto de las transacciones mtern
clónales. Vahemos visto que tanto el desarrollo
materia de cambio climático dependen estrechamente de las
netd fherza planteadas entre los países, de la equidad conveniente
intercambios y de ta paz que hay que conqmstar entre todos
los pueblos.
125
El clima visto desde el Sur
Capítulo 10
Fraude y colonialismo:
el nuevo comercio de los gases
con efecto invernadero (i)
1 Artículo publicado en Capitalism Nature Socialista., vol. 15, n° 4, diciembre de 2004, con el
título “Climate Fraud and Carbón Colonialism: The New Trade in Greenhouse Gases”.
2 Antropóloga, autora y realizadora de documentales, investigadora del Transnational
Institute, Carbón Trade Watch.
3 Por necesidad de este artículo, el término “comercio de las emisiones” remite a la vez a los
conceptos de credit-and-trade (Clean Development Mechanism y Joint Implementation) y de
cap-and-trade systems, del Protocolo de Kyoto.
4 “Existen hoy noticias y pruebas contundentes de que lo esencial del calentamiento climáti-
co observado estos últimos 50 años se puede atribuir a las actividades humanas”, IPCC Thirtl
Assessment, 2001, <www.ipcc.ch/pub/spm22-01.pdf>
140 /
melones Le Monde diplomatique «el Dipió» Capital Intelectual
canzar este objetivo, propuesto por Estados Unidos en respuesta a los
Importantes grupos de presión industriales: el comercio de las emis.o-
nes. Este mecanismo, guiado por el mercado, somete a la atmosfera
del planeta a la emisión legal de gases de efecto invernadero. Este
acuerdo divide la atmósfera y establece procedimientos para la com-
pra y venta de “permisos de contaminación”, como si se trat‘ira ^
cualquier otra mercancía internacional. El instituto holandés RIVM
estima que con el comercio de las emisiones, las reducciones actuaks
obtenidas como pretexto de Kyoto sólo alcanzaran el 0,1 /o por debajo
de los niveles de 1990, lo cual es bastante inferior a la reducción ya
insuficiente del 5,2%. . ,
Además, como demostraremos en este articulo, el comercio de
las emisiones alimenta la controversia y tiende a exacerbar aun mas
la injusticia medioambiental y social. Los cambios necesarios para
evitar una catástrofe climática son bastante sencillos: abandonar las
energías fósiles en beneficio de las energías renovables, tales como el
sol y el viento, y este cambio ligado a una disminución del consumo
de energía de manera general. En lugar de esto, los dirigentes de este
mundo han tardado diez años para ponerse de acuerdo sobre objetivos
inadecuados así como sobre el sistema del comercio de las emisiones,
profundamente imperfecto. Aunque este último se presente como una
solución, él mismo forma parte del problema.
A pesar del alcance y la gravedad de los peligros generados poi
los gases de efecto invernadero y el papel supremo del comercio de
las emisiones que los agrava, este acuerdo nunca ha sido cuestionado
durante ningún forum internacional. La continua aprobación del co-
mercio de emisiones no es ni accidental m una emisión burocrática,
discreto avance de este compromiso se puede imputar a las tortuosas
tácticas de las naciones más ricas y de las empresas contaminadoras
que las componen, cada vez que se elaboran tratados internacionales.
La incapacidad del Protocolo de Kyoto para detener de manera ade-
cuada y eficaz los cambios climáticos, representa problemas de. „, |,H
superior, en relación directa con la toma de decisiones democmn, « w
es un síntoma de las injusticias que impregnan las relaciones inln „„
clónales entre los pueblos.
141
El clima visto desde el Sur
taminadores aceptan atribuir “créditos de emisiones” equivalen!^ ,1
nivel de sus emisiones en 1990 menos las reducciones que promcl „■
ron. Estos créditos se miden en unidades de gases de efecto invern,,
ero; una tonelada de C02 vale un crédito. Los créditos son perm is. „
de contaminación en los límites establecidos por el compromiso dr
reducción media del 5,2% acordado en Kyoto. Los países asignan
sus cuotas de créditos en una escala internacional, de forma tal uur
las industrias menos contaminantes reciben los mayores subsidio..
de créditos. Con este sistema, la contaminación se transforma en
remuneración.
Varios casos pueden ser posibles:
1. El contaminador no utiliza la totalidad de sus créditos y puede ya
sea economizar los créditos restantes para el período siguiente o
venderlos a otro contaminador en el mercado libre.
2. El contaminador utiliza todos sus créditos para el período defi-
nido y contamina más. Para ajustarse a sus compromisos, debe
comprar créditos adicionales a otro contaminador que por su parte
no ha consumido el total de sus créditos.
3.El contaminador puede invertir en proyectos de reducción de la
contaminación en otros países o regiones y “ganar” así créditos
que podran ser vendidos, economizados o utilizados para atenuar
la insuficiencia de los créditos iniciales.
143
El clima visto desde el Sur
ofrecen de igual modo servicios de consultoría, contaduría y verifi-
cación. Estos conflictos de interés potenciales estaban en los oríge-
nes de los escándalos Enron y Arthur Andersen, ambos pioneros en
el comercio de emisiones...
Son numerosas las posibilidades de fraude, mientras se desarro-
llan los mercados de emisiones débilmente regulados: un fenómeno in-
evitable en el contexto del “déjeme actuar” en el que está organizado el
comercio de emisiones. Durante el primer año del programa británico
en materia de comercio de emisiones (2002), Environmental Data Ser-
vice (ENDS) reveló que las principales sociedades implicadas en los
proyectos habían estafado al sistema. Descubrieron que tres empresas
químicas habían recibido 93 millones de libras del gobierno británico,
como estímulo por su compromiso a reducir la contaminación median-
te la participación en el programa de comercio de emisiones. Sin em-
bargo, estas sociedades ya habían alcanzado los niveles de reducción
prometidos en el marco de las regulaciones europeas obligatorias.
Asimismo, ENDS pudo calcular que una sociedad, DuPont, po-
día obtener unos 7 millones de libras adicionales gracias al valor de
los créditos “de carbono” en el mercado. Por tanto, estas empresas
recibieron millones del dinero de los contribuyentes británicos sin ha-
cer nada. Esta patraña fue descubierta por el trabajo independiente
llevado a cabo por los servicios de ENDS, teniendo en cuenta que nin-
gún control gubernamental del proyecto reveló estos fraudes (<www.
endsreport.com/trading>). El gobierno no tomó ninguna medida en
reacción a estas revelaciones.
145
El clima visto desde el Sur
mundial a partir del establecimiento del mercado de los gases de efecto
invernadero.
Durante este trempo, los gigantes petroleros British Petroleum y
Shell han experimentado sistemas de intercambios internos y utili-
zan el autocontrol para rendir cuentas de los intercambios y verificar
las reducciones. Es evidente que conflictos de intereses reducen la
fiabilidad de estas informaciones. Por ejemplo, British Petroleum
informa que su sistema interno de intercambios ha permitido alcan-
zar el 5% de reducción de las emisiones de C0 2, o sea la mitad de
su compromiso voluntario del 10% de reducción con respecto a los
niveles de 1990. Este sistema les ha permitido beneficiarse con más
de 650 millones de dólares, ya que las reducciones para la mayo-
ría se han obtenido gracias a mecanismos de eficacia energética y
mediante la reducción del derroche de gas. Admitieron no obstante
que las mediciones de sus emisiones “nunca eran 100% precisas”.
Y ningún control independiente de British Petroleum ha permitido
autentificar estas cifras.
Últimamente, formas de consultoría tales como Det Norske Veritas
(DNV) se han encargado de verificar las reducciones de emisiones.
En 2002, por ejemplo, DNV validó una plantación de eucalipto, un
proyecto financiado por el nuevo Fondo Prototipo para el Carbono del
Banco Mundial. Esta plantación es el blanco de campañas de oposi-
ciones locales e internacionales, ya que el monocultivo del eucalipto
presenta serios problemas para las poblaciones locales así como para el
medio ambiente. DNV recomendó el proyecto al Consejo Ejecutivo del
Mecanismo para un Desarrollo Propio aunque no pudiese garantizar en
su informe que el carbono fuese absorbido de manera permanente por
la plantación (DNV 2002).
La eficacia de estas medidas de control y verificación pueden por
tanto cuestionarse seriamente. La existencia de un sistema de vigilancia
fiable es indispensable para evitar cualquier abuso de proyectos frau-
dulentos y destructores a expensas de los objetivos de Kyoto. Es difícil
imaginar, sin embargo, que cualquier organismo, bajo la égida de la
ONU o no, pueda hacer frente a la explosión de los intercambios que
tendrá lugar a escala mundial.
26
Ediciones Le Monde diplomatique «el Dipió» / Capital Intelectual
Colonialismo del carbono
El Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente de India considera
que los proyectos encaminados a fijar el carbono son en realidad una
puerta abierta a una nueva forma de colonialismo que emplea polí-
ticas en materia de clima para variar un poco el esquema clásico de
dominación del Sur en general. Esta tendencia se observa con más
especificidad en las plantaciones de monocultivo que se suponen que
“aíslen” o eliminen el C02 de la atmósfera. La ciencia tiene sus lími-
tes en materia de interacciones complejas entre la biosfera (los árbo-
les, océanos, etc.) y la troposfera (la capa inferior de la atmósfera).
En cambio, se ha comprobado científicamente que el carbono que
se encuentra bajo tierra (por ejemplo, en los combustibles fósiles) no
equivale al que podemos encontrar en la superficie (por ejemplo, en
los árboles). No existe por tanto ninguna prueba científica de que las
plantaciones de árboles absorban efectivamente la contaminación (The
Comer House Briefing, 2001). Sin embargo, empresas como FACE
International continúan comprometiéndose con la realización de las
plantaciones, fomentando la idea de que los consumidores no deberán
cambiar de este modo sus hábitos de vida. La actitud que prescribe
esta nueva lógica es lograr “carbono neutro” sembrando arboles. Y la
mayoría de estos proyectos son impuestos a las regiones del Sur.
Las cuestiones clave se refieren al concepto de “compensación
de las emisiones de C02”, o sea si ésta es justificable y conveniente.
Los diferentes proyectos MDP y del JI, ambos ligados al Protocolo
de Kyoto, parten del principio de que las emisiones contaminantes
pueden ser “anuladas” invirtiendo en las energías renovables o en
los “pozos de carbono”. Estos mecanismos de compensación son
de una concepción y una complejidad variables, pero todos son es-
timulados con entusiasmo por el surgimiento de una industria de
compensación que se desarrolla y se prefiere que esté al servicio
de los nuevos mercados. Asimismo, los clientes que desean con-
vertirse en “carbono neutros” disponen de una vasta elección de
productos y servicios compensatorios, accesibles desde hace poco,
aún sin probar ni analizar en profundidad.
Empresas como Future Forests venden productos de marca que
147
El clima visto desde el Sur
La razón del más fuerte
Uno de los aspectos más irónicos y trágicos del Protocolo de Kyoto
radica en el hecho de que los “pozos de carbono” (bosques, océanos,
etc.) sólo pueden tener valor de créditos de emisiones si son admi-
nistrados por entidades que posean un estatus oficial. Esta cláusula
significa que el Protocolo no considera que un bosque tropical hú-
medo habitado desde hace miles de años por pueblos indígenas sea
administrado” y no permite por ende el acceso a los créditos, a
diferencia de una plantación en monocultivo dirigida por el Estado
o incluso una sociedad privada inscripta en el registro de comercio.
Este hecho indica claramente los intereses a los que responde el mer-
cado de las emisiones, ya que ningún individuo común dispone de
un reconocimiento oficial.
En cuanto a los bosques, el Protocolo tampoco los protege y, en
su lugar, el comercio de las emisiones permite a los gobiernos y a
as empresas inmiscuirse de manera considerable en el modo de vida
de los pueblos indígenas apropiándose de las tierras mediante una
conducta neocolonialista. Además, otros ecosistemas tales como las
praderas, no reciben protección alguna y corren el riesgo por tanto
de ser sustituidas por plantaciones en monocultivo. Al pretender crear
soluciones para hacer frente a un problema medioambiental, es decir,
el cambio climático, se ha podido legitimar la destrucción de diversos’
ecosistemas.
El comercio de las emisiones representa la más reciente de las es-
trategias de un proceso continuo que hunde sus raíces en el cercado de
los campos en la Europa del siglo XVI y que comprende las recientes
negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) con
respecto a la salud pública y a la educación, proceso que trata de priva-
tizar y liberalizar el patrimonio y los recursos planetarios. Un crédito
de emisiones da, en definitiva, el derecho de arrojar a la atmósfera
una cierta cantidad de gas de efecto invernadero. La gestión de estos
créditos permite en realidad el control del uso que se hace de esta at-
mosfera, quizás el último recurso mundial. El Protocolo de Kyoto no
sólo instauró un régimen de derechos de propiedad sobre la atmósfera,
sino que también confirió un poder suplementario a los más grandes
contaminadores del mundo (como la Unión Europea) al concederles
150 /
Ediciones Le Monde diplomatique «el Dipió» Capital Intelectual
créditos sobre la base de los niveles de emisiones históricos.
152 /
Ediciones Le Monde diplomatique «el Dipió» Capital Intelectual
British Petroleum a favor del medio ambiente, otras campañas presun-
tamente progresistas han planteado con éxito el concepto de asocia-
ción pública-privada (APP), seduciendo así a las ONG y a la opimon
pública a través de una comunicación publicitaria superficial.
Este método fue particularmente prolífico durante la Cumbre
Mundial sobre Desarrollo Sostenible en Johannesburgo en 2002. Du-
rante esta Segunda Cumbre de la Tierra no surgió ningún acuerdo ju-
rídicamente obligatorio. En su lugar, se postularon más de 280 APP,
subrayando así la falta de voluntad política por parte de los gobiernos
así como el insistente entusiasmo de las empresas por tomar el control
de la situación.
154 /
Ediciones Le Monde diplomatique «el Dipió» Capital Intelectual
compromiso acordado. De hecho, las decisiones en materia de políti-
ca medioambiental se dejan a menudo en manos de “expertos del cli-
ma” en el seno de estos organismos, con el consiguiente olvido de la
democracia y la comprensión compartida en el interior de las ONG;
no extrañará entonces que las declaraciones públicas se reduzcan a
eslóganes simplificados.
A veces hasta activistas bien intencionados de las ONG se dejan
persuadir por la retórica de los guiones “win-win” que rodean el co-
mercio de las emisiones. El discurso en materia de “transferencia de
tecnología”^ “progreso industrial” es seductor. Sin embargo, la lógica
impasible de la libre empresa se oculta en el corazón del paternalismo
empresarial. Esto crea una situación de confusión en la que el mundo
de las ONG tiende a hundirse. Mientras que la mayoría de las veces,
las ONG dominantes del Hemisferio Norte apoyan o no se oponen al
comercio de las emisiones, varios movimientos sociales u ONG más
pequeñas se oponen de manera vehemente. Ahora que las ONG se han
visto en efecto desconcertadas, los intereses del mundo de los negocios
han ocupado un lugar central en las negociaciones políticas y el mundo
industrial ha sido reconocido como socio legítimo.
Justicia medioambiental
Otro problema fundamental en materia de comercio de las emisiones
es su tendencia a perpetuar y a agravar la injusticia ambiental. Los
seis gases de efecto invernadero cuyo intercambio se exige ( 5 ) gene-
ran todos efectos secundarios tóxicos co-contaminantes. Esto agudi-
za otros aspectos de la injusticia social, si se tiene en cuenta que las
industrias contaminantes se localizan de manera desproporcionada
en regiones con bajos ingresos, en medio de poblaciones desfavore-
cidas. Tal es el caso, por ejemplo, de un programa de intercambio de
dióxido sulfúrico en Los Ángeles (Reclaim), en donde la contami-
nación afecta a la comunidad latina local instalada en las cercanías
156 /
Ediciones Le Monde diplomatique «el Dipió» Capital Intelectual
carbono (HFC), perfluoruro de carbono (FFC) y azufre hexafluoruro (SF ) hldr°f'0rUr0 de
de las fábricas (Toshiyuki et al., 1999). Es muy probable que este
fenómeno se repita ampliamente con la generalización del comercio
de los gases de efecto invernadero. Las reducciones no tendrán que
ser operadas en su fuente, lo cual permitirá a las fábricas continuar
su contaminación local. Y las poblaciones asimismo afectadas son
las que tienen menos poder para oponerse a ello; se crean ghettos
de contaminación” lo que acentúa los efectos nocivos del carácter
aparentemente abstracto del mercado (Sandborn et al., 1991).
El desarrollo del comercio de las emisiones significa un desvío
de recursos y del preciado tiempo que por esta razón no se dedican
a otras soluciones que podrían emprenderse en verdad contra el pro-
blema del cambio climático. Se necesitaron diez años para establecer
el programa “Reclaim” en Los Ángeles y el mercado de Kyoto no
comenzará de manera oficial antes del 2008. Para entonces, los go-
biernos nacionales habrán gastado millones para poner en práctica
sus programas internos con el fin de preparar el mercado internacio-
nal. Se constituirán intermediarios, consultores, ONG, empresas, fir-
mas de relaciones públicas y otras firmas de consultoría que ofrecen
“ciencia en venta” con vistas a la nueva economía del carbono.
Toda esta energía, todas estas inversiones, todo ese tiempo po-
drían emplearse en estrategias más positivas y eficaces con el fin de
resolver el cambio climático y, al mismo tiempo, combatir la injusti-
cia ambiental. Paralelamente a las medidas de los gobiernos centra-
les en materia de fiscalidad, de subvención, de legislación, algunas
iniciativas populares básicas de todo tipo podrían aportar respuestas
de menor costo, enfrentando los problemas de la injusticia ambiental
y del colonialismo del carbono.
Alternativas
Una de las alternativas de los proyectos controlados por las empresas,
tales como el comercio de las emisiones, sería la reglamentación gu-
bernamental. Esto puede abarcar la fiscalidad, sanciones con respecto
a la contaminación, así como la imposición de “remedios” tecnoló-
gicos, tales como purificadores y filtros colocados en las chimeneas
industriales. Un enfoque semejante se adoptó en Islandia (en donde el
Conclusiones
En el escenario óptimo en que sería estrictamente reglamentado el co-
mercio de las emisiones, sigue siendo, de todas formas, improbable
que se logren las reducciones de emisiones de gas de efecto invernade-
Bibliografía
BEDER, SHARON (1997), Global Spin, Devon, Green Book, Ltd.
CORPORATE EUROPE OBSERVATORY (2000), Greenhouse Market
Geopolítica de la biodiversidad
y del desarrollo sostenible (i)
3 Economistas ecologistas como René Passet, Hermán Daly y Joan Martínez Alier sostie-
nen que el mercado en sí mismo y por sí mismo es incapaz de dirigir de manera efectlva
equilibrios ecologistas e internalizar los costos ambientales a través de un sistema de norm
legales En su opinión, el crecimiento económico debería estar contenido en limites que
aseguren la reproducción. Pero la economía (racionalidad económica y proceso económico)
X
una nueva racionalidad ambiental (Leff, 1998; 2001 a). struccion de
del planeta obvia la degradación entrópica producida por la actividad
¥
171 /
Ediciones Le Monde diplomatique «el Dipió» Capital Intelectual
establecer marcos internacionales de gobernabilidad que, basados en
el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, sean
capaces de generar sinergias y relaciones, entre los AMMA y OMC,
que puedan reforzarse mutuamente (UNEP, 2001). Sin embargo, en
su voluntad de evitar disputas formales así como prever y resolver
con anticipación los conflictos entre los regímenes ambientales y co-
merciales, la integración de consideraciones ambientales en la toma
de decisiones a nivel económico y social tiende a abandonar la apli-
cación de normas ecológicas y de principios ambientales en benefi-
cio de los regímenes de libre intercambio.
Se ha acelerado, en este sentido, la tendencia a elaborar y aplicar
instrumentos económicos para la gestión ambiental, al igual que la
que reduce el valor de la naturaleza a cambio de que ésta pueda ad-
quirir bienes y servicios ambientales en el mercado.
Bibliografía