Está en la página 1de 1

LAS JUVENTUDES: ACTORES FUNDAMENTALES EN LA

TRANSFORMACIÓN DE NUESTRA NACIÓN

Por: Norberto Velazquez

La juventud posee un papel protagonista dentro de la sociedad mexicana, en virtud de que


representa aproximadamente una cuarta parte de la población total existente la cual supera los 125
millones de personas.

Cuando se buscan explicaciones a la apatía o distanciamiento de los jóvenes respecto a la política,


insisten en las circunstancias vitales de la juventud en nuestra sociedad desarrollada,
caracterizadas por unas condiciones de vida sensiblemente mejores que las de generaciones
anteriores, pero contradictoriamente muy dependientes, lo que dificulta su presencia como sujetos
autónomos en la esfera pública, así como la asunción de responsabilidades colectivas. Pero
independientemente de esta realidad, creemos que el gran obstáculo con el que se enfrentan todos
los intentos de comprometer activamente a los jóvenes radica en que no se les considera
ciudadanos plenos. Ni en la teoría ni en la práctica se les reconoce a los jóvenes la condición de
ciudadanos y, por consiguiente, su capacidad y legitimidad para influir en los procesos políticos y
sociales de nuestra comunidad.

Como mucho se habla de los jóvenes como ciudadanos futuros, ciudadanos incompletos o
ciudadanos en proyecto. Seguimos definiendo al joven en negativo: aquél que no ha alcanzado el
final del proceso --sin un empleo, sin una formación acabada, sin una familia propia--, y de ahí que
no los tratemos como ciudadanos a los que hay que reconocer y potenciar su status de miembros
plenos de la comunidad, asumiendo las peculiaridades propias de su condición juvenil.

Es un problema cultural de nuestra sociedad, que hay que invertir, reforzando la necesidad de
crear las condiciones adecuadas para que los jóvenes adquieran protagonismo en el desarrollo de
la comunidad política, si es que queremos apostar por una profundización real de la "calidad" de
la democracia.

A título personal estoy convencido que no todo es negativo, probablemente nuestra generación sea
la mejor preparada, la que más actitud, compromiso social y político tiene en la historia del país,
nos basta con recordar el pasado terremoto del 19 de septiembre de 2017. No olvidemos que la
juventud siempre ha sido timón de las sociedades, de su progreso y desarrollo, sin una sociedad
joven comprometida no es posible el avance social y justo al que aspira la nación.

Hay que dar voz a los jóvenes para evitar su salida, pues mantenerlos en esa posición secundaria
acentuará un alejamiento, redundando negativamente en la calidad de la vida democrática, tanto
presente como futura. Necesitamos la presencia real de los jóvenes en la esfera pública.
Necesitamos su fuerza y creatividad para proponer cambios, para dinamizar la sociedad, para
transformar la realidad más cercana y cotidiana. Ese es el gran desafío que tienen ante sí los
distintos organismos que en el discurso pretender poner al centro de la agenda pública a las
juventudes: fomentar el protagonismo juvenil como medio de desenvolver su potencial como
personas. Únicamente así, no sólo tenderíamos a garantizar la calidad de la vida democrática, sino
que lograremos, democratizar la democracia.

También podría gustarte