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La última década del siglo XX fue un período de profundas transformaciones en todas las

expresiones de los medios masivos de comunicación, más aun que los cien años previos. Las
redes de comunicación, anteriormente comprendidas en los límites nacionales, compusieron
un sistema transnacional cuyos centros de irradiación pasaron a ser los oligopolios de medios
de comunicación de los países ricos, en especial de los Estados Unidos. Dicho fenómeno no
difiere de lo que ocurrió en otras esferas del capitalismo neoliberal, como en el ámbito de las
finanzas, el comercio y la industria, que cada vez más se realizan a escala global.

El avance tecnológico, combinado con las reformas de privatización, desregulación y


debilitamiento del poder estatal en los países periféricos, posibilitó que las corporaciones de
medios de comunicación diseminasen su poder más allá de los límites geográficos, en las áreas
de producción de contenido, distribución y acceso. Los emprendimientos del sector exigen,
cada vez más, pesadas inversiones de capital, imposibles de realizar por empresas cuya
actuación se restringe al país donde operan.

Para continuar en América Latina, los grupos empresariales locales buscan asociarse a grandes
corporaciones mundiales, y dan lugar de este modo a una compleja red de intereses
multimediáticos que presiona a los gobiernos para que alteren las legislaciones a fin de acoger
nuevas composiciones societarias y de abrir camino para nuevos medios masivos de
comunicación. Las precarias fiscalizaciones ejercidas por el Estado o, en ciertos casos, por las
agencias reguladoras de las telecomunicaciones, no logran hacer frente a un sector que se
modifica y se fortalece en períodos cada vez más cortos.

Así como la economía internacional no consiste sólo en la suma de las distintas economías
nacionales, sino en un sistema en sí mismo, el sistema mundial de medios de comunicación no
es la adición de diversas redes nacionales, pero sí una trama diversa, con hegemonías,
contradicciones y tensiones propias.

El desarrollo de las comunicaciones en América Latina sólo puede ser analizado desde esa
perspectiva, teniendo como telón de fondo a la hegemonía norteamericana en el continente.
Es posible clasificarlo en etapas de acuerdo con la introducción de cuatro avances tecnológicos
fundamentales en el último siglo y medio, a partir de la segunda Revolución Industrial: la
impresión en rotativas; la radio; la televisión y la tecnología digital.

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