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GobiernosRadicales JARomero
GobiernosRadicales JARomero
La popularidad y el liderazgo de Hipólito Yrigoyen lo llevaron a ganar dos veces las elecciones
presidenciales. En su primera presidencia (1916-1922), para realizar la “reparación” que se propuso,
intervino políticamente varias provincias, entre ellas, Buenos Aires. Para el radicalismo, el reemplazo de
los gobiernos conservadores, suponían la garantía de elecciones limpias.
La apertura democrática también se manifestó de otras maneras, por ejemplo, la educación fue uno de
los ámbitos de interés. Como símbolo de igualdad, se dispuso que los alumnos usaran guardapolvo
blanco en las escuelas estatales. Además, el gobierno intervino en las luchas de los estudiantes
universitarios que se sucedían desde hacía mucho tiempo. Así, en 1917 se dispuso
Durante la presidencia de Yrigoyen, el petróleo cobró relevancia en la agenda de los partidos políticos,
debido a que el recurso tenía una gravitación creciente en la economía mundial y también en el país.
Algunos integrantes de las fuerzas armadas cercanos al yrigoyenismo, como el coronel Enrique
Mosconi (1877-1940), proponían que el Estado mantuviera el monopolio en la administración de los
recursos petroleros. También creían necesario que se expropiaran las concesiones otorgadas a las
empresas extranjeras para explorar y explotar los yacimientos. Mosconi fue el primer director
de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), empresa del Estado creada por Yrigoyen en 1922.
La ampliación de la democracia
Durante los gobiernos radicales se amplió la democracia y la ciudadanía se expresó libremente gracias a
la aplicación de la Ley Sáenz Peña. Aunque el fraude no se pudo eliminar por completo, desde un punto
de vista electoral, la democracia se practicó como nunca antes en el país.
La participación también se extendió al mundo del trabajo. En efecto, el gobierno inició un diálogo con los
dirigentes de los principales gremios obreros y, por su mediación se solucionaron a favor de estos
últimos varios conflictos con los empleadores. Fue el caso de los ferroviarios o el de los obreros del
puerto, cuyas actividades tenían gran importancia para la economía del país. Además, se impulsaron
las leyes que beneficiaron a los trabajadores: la de Arriendos para el campo, la de Jubilación, la de
Seguro de Trabajo y la que estableció la jornada laboral de ocho horas.
No obstante, el gobierno también afrontó serios conflictos obreros, que fueron duramente reprimidos. A
principios del verano de 1919, se produjo una huelga de trabajadores metalúrgicos en la ciudad de
Buenos Aires, en la que murieron cuatro operarios como resultado de la represión. Esto desencadenó una
convocatoria a la huelga general. La ciudad de Buenos Aires y otros lugares del país vivieron un proceso
de violencia que se conoció como Semana Trágica[5]. El Ejército intervino para restaurar el orden.
La Ley Sáenz Peña suponía la conformación de partidos políticos que representaran los intereses de los
ciudadanos, como condición para el funcionamiento de la democracia. La UCR y el Partido Socialista ya
estaban funcionando. Los conservadores, en cambio, no fueron capaces de ponerse de acuerdo y
quedaron divididos en facciones. Solo el Partido Demócrata Progresista, dirigido por el
santafesino Lisandro de la Torre, pudo organizarse, aunque no contaba con el apoyo de todos los
conservadores del país.
La relación entre la UCR y los opositores no fue respetuosa ni tolerante. A los obstáculos que esto
suponía, se agregaron las divisiones internas. En 1924, el radicalismo se fracturó
ataques que sufrieron barcos argentinos[7] por parte de submarinos alemanes en 1917- se sostuvo
posteriormente, cuando en 1919 se formó la Sociedad de las Naciones[8], una institución supranacional
destinada a evitar una nueva contienda mundial. Entonces, los representantes argentinos propusieron que
todos los países, independientemente de su poder, mantuvieran la misma representación. Como esto no
fue aceptado, la Argentina se retiró de la Sociedad en defensa de la soberanía igualitaria de todas las
naciones.
Efectos sobre la economía
Aunque el presidente Yrigoyen sostuvo una política de neutralidad frente a la Primera Guerra Mundial, el
comercio exterior fue seriamente limitado. Los países enfrentados en la contienda destinaron sus
capitales a financiar el conflicto, lo que afectó la economía argentina, que dependía del capital y el
comercio internacionales. Las exportaciones agrícolas disminuyeron. También se redujeron las
importaciones, especialmente de artículos de consumo para la población, como el combustible. La
escasez de estos productos provocó el aumento de los precios, y la situación se agravó con
el desempleo producido por la caída de las exportaciones argentinas. De este modo, nuestro país entró
en una etapa de crisis económica que duró varios años. Si bien, con el fin de la guerra, la Argentina
volvió a crecer y a gozar de un período de prosperidad, el comercio internacional había cambiado
profundamente.
La guerra modificó el mapa económico mundial. Gran Bretaña ya no pudo recuperar el liderazgo que
había ejercido mundialmente, y los Estados Unidos pasaron a ser la primera potencia. Estos cambios
tuvieron repercusiones en Argentina.
Los estadounidenses aumentaron sus inversiones en nuestro país en muchos sectores industriales, como
la producción de máquinas para el campo, automóviles y camiones. Mientras la Argentina vivió en la
prosperidad, se benefició con las nuevas inversiones. Pero la situación sufrió un vuelco sin retorno con
la crisis de 1929[9].
Sin embargo, estas transformaciones no abarcaron todo el territorio nacional. Muchas zonas del norte, por
ejemplo, habían cambiado muy poco desde el siglo anterior. El crecimiento desigual era una deuda
pendiente que hacía imposible hablar de una sociedad única. Varios mundos sociales convivían y esta
situación era especialmente perceptible entre los trabajadores. Al mismo tiempo, muchos de ellos, en las
ciudades del Litoral, pudieron mejorar sus vidas: pequeños y medianos comerciantes, artesanos que
dirigían sus talleres o empleados de servicios públicos compraron la casa propia, mandaron a sus hijos a
la escuela y accedieron a nuevas formas de consumo y entretenimiento con sus ingresos y los de su
familia. Muchos de los miles de inmigrantes que dejaron a su país realizaron, de ese modo, su sueño de
progreso para ellos y para sus hijos. Hacer la América no sólo significaba enriquecerse. Para la mayoría,
suponía asegurar la vejez y brindar a sus descendientes una vida mejor.
El crecimiento del crecimiento del Estado, la prosperidad económica de la década de 1920 y los avances
del sistema educativo consolidaron la posición de la clase media: empleados, docentes, comerciantes,
profesionales. Este sector, era el principal destinatario de los nuevos productos que aparecieron en el
mercado[10]. Desde el cine, la radio, los diarios y revistas, se satisfacían los gustos de hombres y
mujeres, jóvenes y niños de ese grupo. Se publicaron nuevos diarios. -como Crítica y El Mundo-, y
revistas, como El Gráfico, Billiken o Para Ti. El cine de los domingos y la radio, que empezaba a convocar
a las familias por la noche, alimentaron nuevas aspiraciones y fantasías.
La década de 1920 fue para muchos una época dorada. Como otros países, también la Argentina
parecía haber logrado el progreso. O, al menos, muchos sentían al alcance de la mano.
La crisis institucional
Durante los gobiernos radicales, la ampliación de la
democracia no fue bien recibida por todos. Los grupos
económicos poderosos y los conservadores desconfiaban
de la llegada de nuevos hombres al poder. La intolerancia
se impuso en la relación entre los partidos opositores y el
gobierno, especialmente con la figura de Hipólito Yrigoyen.
Cuando, en 1928, asumió su segunda presidencia, los
políticos estaban enfrentados: por un lado, los yrigoyenistas
y, por el otro, todos los demás.
La fuerza se empleó también contra los trabajadores anarquistas o comunistas y contra otros sectores de
la población. La prisión, la tortura y los fusilamientos fueron el triste saldo de la crisis institucional. Ante la
imposibilidad de lograr el cambio que los nacionalistas esperaban, Uriburu adelantó las elecciones.
A lo largo del capítulo el autor desarrollará temas referentes a la situació n econó mica, política
y social que la Argentina atravesaba durante el período regido por los gobiernos de Yrigoyen y
Alvear, ambos presidentes radicales que a pesar de pertenecer al mismo partido político
diferían en cuanto a algunas cuestiones gubernamentales. Segú n Romero, el primero de ellos
era considerado por el pueblo como una persona que demostraba rectitud y era quien volvería
a iniciar la regeneració n que rigió a la Argentina entre 1880 y 1916. Sin embargo, otros lo
vieron como una suerte de santó n laico. A diferencia de Alvear quien fue comparado con los
grandes presidentes del antiguo régimen.
No obstante, las decisiones tomadas por los gobernantes se vieron afectadas por la situació n
mundial en general. Durante los añ os 1914 y 1918 se desarrollaba en toda Europa una guerra
que generaría cambios profundos en las sociedades de todas partes del mundo, ya que directa
o indirectamente todos los países se verían influenciados por esta batalla.
Por consiguiente, la Argentina debió adecuarse a estos nuevos cambios y un hecho con el cual
fueron perjudicados fue con las exportaciones de ganadería y agricultura. Muchas de sus
exportaciones decaen, lo que provoca una fuerte crisis que va a conllevar al pueblo a
manifestarse en continuas huelgas que transcurrieron durante los añ os 1917 y 1921.
En consecuencia, y debido a las huelgas generadas durante esos añ os surge en la Argentina una
nueva clase social que marcará un cambio cultural en la vida de todos los argentinos. La
inmigració n, junto con la urbanizació n, la movilidad social, y la modernizació n fueron
fenó menos que contribuyeron a la formació n de la clase media. Esto se evidenció durante la
presidencia de Yrigoyen, donde fueron justamente la reforma universitaria y la intervenció n
del estado en la distribució n del empleo pú blico que cimentó una alianza duradera entre la
gestió n radical y los sectores medios asalariados.
Como mencioné anteriormente la Primera Guerra Mundial causo una época de gran
apogeo para la sociedad argentina. Todas las naciones exportadoras vendían sus materias
primas a los países que se encontraban en guerra en Europa, y esto trajo muchas riquezas para
las naciones. Ademá s, trajo cambios econó micos, sociales políticos y culturales que luego
desarrollaré a lo largo de todo el informe.
Desde 1917, las huelgas por los inconvenientes que estaban ocurriendo en el país
fueron muy comunes. Desde el norte hasta el sur todos los argentinos se rebelaban en contra
del gobierno. Durante esos añ os los gremios se encargaron de promover las protestas y
finalmente en algunos casos, las huelgas tenían éxito.
La Semana Trá gica se la llamo, ocurrió en 1919, fueron siete días de gran ferocidad
donde una huelga en un establecimiento metalú rgico del barrio obrero de Nueva Pompeya
originó grandes muertes, tanto de los reprimidos como los represores. Este hecho marco un
nuevo cambio en cuanto a las actitudes que el gobierno tenía frente a las huelgas. A partir de
1919, la política gubernamental algo benévola y tolerante por parte del estado hacia los
protestantes tomo un giro inesperado. Se empezaron a enviar tropas, los despidos fueron
comunes y la contratació n de rompehuelgas fue algo que favoreció a retomar los mecanismos
clá sicos de la represió n. Sin embargo, las huelgas parecían no detenerse, y no solo se
realizaban en las zonas má s alejadas y menos visibles del país sino que parecían haberse
atenuado en las grandes ciudades. Toda la Argentina se manifestaba.
Esta expansió n de la cultura letrada formo parte del proceso de movilizació n social
propia de una sociedad que era esencialmente expansiva y de oportunidades. Fruto de ella
eran esos vastos sectores medios, en cuyos miembros podían advertirse los resultados de una
exitosa aventura del ascenso.
Este hecho genero una actitud que se fue plasmando en una cierta idea de justicia
social, se trataba de una idea aun imprecisa, que no alcanzo a concretarse en una
representació n política eficaz, pero que circulaba también en el mundo de los trabajadores. La
aspiració n al ascenso individual y a la reforma social fue solo un aspecto de esa nueva cultura
que caracterizaba a estos sectores populares, entre trabajadores y medios. Los cambios en las
formas de vida estaban modelando nuevas ideas y actitudes, que resultaron perdurables. El
acceso a la vivienda propia cambio la idea del hogar y ubico a la mujer en el centro de la
familia, que pronto se reuniría en torno del aparato de radio.
Pero, volviendo al tema econó mico de Argentina, podemos destacar un hecho singular.
Debido a la Primera Guerra Mundial, terminó una etapa en la argentina: la del crecimiento
relativamente fá cil, sobre rumbos claros. Segú n Romero, desde 1914 se ingresa en un mundo
má s complejo, de manejo má s delicado y en el que el futuro era relativamente incierto, al punto
de predominar las dudas y el pesimismo, que solo en algunos círculos se transformaba en
desafío para la bú squeda de nuevas soluciones.
Gran Bretañ a y los demá s países europeos que habían sido siempre grandes
inversionistas en nuestro país ya no estaban en condiciones de repartir capitales, de modo que
Argentina estuvo condicionado a la situació n econó mica general. Sin embargo, había un país
que no se encontraba en la situació n de Europa y que todavía estaba en condiciones de hacer
inversiones, se trataba de Estados Unidos, quien durante esta época aprovechó todos los
espacios vacios que habían dejado los europeos. Su fuerte presencia le permitió una gran
expansió n econó mica que en la década de 1920 se manifestó en primer lugar en un fuerte
impulso exportador de automó viles, camiones y neumá ticos, fonó grafos y radios, maquinaria
agrícola y maquinaria industrial, todos productos que le servirían mucho a la Argentina para
su sociedad en cambio.
Pero había todavía un gran problema con este país, las posibilidades de colocar
productos tradicionales argentinos en Estados Unidos eran remotas, se creaba un fuerte
desequilibrio en la balanza de pagos, que se convirtió en un problema insoluble.
Por otro lado, la vieja relació n con Gran Bretañ a que se sostenía sobre bases mínimas
comenzaba a decaer, las compras britá nicas de cereales y carne, que pagaban con los
beneficios obtenidos por la venta de material ferroviario, carbó n y textiles dejaron de ser tan
abundantes como en épocas anteriores. Gran Bretañ a no podía satisfacer las nuevas demandas
del consumo y el capital britá nico era incapaz de promover las transformaciones que
impulsaba el estadounidense. Pero, a la vez, la Argentina carecía de compradores alternativos,
particularmente para la carne. En conclusió n, como lo dice Arturo O´Connell, la Argentina era
parte de un triangulo econó mico mundial, sin haber podido equilibrar las diferentes
relaciones. Manejarse entre las dos potencias requería de una arte del que el gobierno de
Yrigoyen pareció escaso, mientras que el de Alvear fue, al respecto, má s imaginativo y sutil,
aunque tampoco encontró la solució n a los problemas de fondo, que probablemente no la
tenían.
Ademá s, las ventas de carne enlatada fueron excelentes en los ú ltimos añ os finales de
la guerra y beneficiaron no solo a los ganaderos de la zona central, sino a los de las zonas
marginales, y hasta a quienes criaban ganado criollo. Pero esta situació n cambio bruscamente
en 1920 cuando los europeos que había estado conservando los alimentos dejaron de comprar
a nuestro país provocando que los precios y volú menes se derrumbaran. Así, se genero una
crisis que desato conflictos que en épocas de prosperidad se disimulaban, pero frente al cual el
gobierno de Yrigoyen no logro obtener buenos resultados, aunque sí lo hizo el de Alvear quien
en 1923 presionado por los criadores sanciona un conjunto de leyes que protegían a los
ganaderos.
Este hecho marcó la importancia que tenían los grandes ganaderos quienes seguían
con la esperanza de poder colocar sus productos en Estados Unidos, a pesar de que esta haya
sido desmoronada cuando se decidió “comprar a quien nos compra”.
Como podemos notar, la guerra había tenido efectos fuertemente negativos sobre la
industria que se había constituido en la época de la gran expansió n agropecuaria, ya que era
dependiente en buena medida de materias primas o combustibles importados. Por añ adidura,
había puesto en evidencia la precariedad del financiamiento del Estado, apoyado bá sicamente
en los ingresos de Aduana y en los impuestos indirectos, y respaldado por los sucesivos
préstamos externos. Todo esto llevó a dos fuertes periodos de crisis donde Yrigoyen necesitó
emplear recursos para su política social y luego para la amplia distribució n de empleos
pú blicos, que constituyo su principal arma política en los ú ltimos añ os.
En conclusió n, y como lo he desarrollado a lo largo de todo este informe, los cambios
que le ocurrieron a la Argentina durante este período tanto la reforma universitaria, como el
ascenso de la clase media, las leyes que protegían a los ganaderos y las crisis desatadas
durante 1917 y 1923 fueron fruto de la situació n mundial en general. Principalmente de los
problemas europeos, la Primera Guerra Mundial.
Sin embargo, las crisis y huelgas trajeron cambios positivos para nuestro país ya que
gracias a ellas se logro la aspiració n del ascenso individual de las personas lo que permitió la
aparició n de una nueva clase social que traería cambios a esta nueva sociedad.
Bibliografía