La complejidad de los sistemas radica en su condición de ser dinámicos, su
estructura, su entorno, sus variables o procesos cambian a lo largo del tiempo, a medida que ocurren los sucesos. Tal complejidad es debida al acoplamiento, este se trata del grado de interconexión e interrelación entre sistemas y la manera como un cambio en alguno puede significar cambios en otro aparentemente independiente. Debido al estrecho grado de acoplamiento inherente en el universo, podemos decir que todo está relacionado con todo en cierta medida, aunque en algunos casos y para efectos de simplificar las operaciones y cálculos matemáticos, podemos establecer que los efectos de algunas variables y eventos, pueden ser despreciables o no tenidos en cuenta. Por ejemplo: Sistemas con alto grado de acoplamiento • La temperatura global afecta en gran medida al nivel de los océanos • El número de presas y la cantidad de depredadores en un ecosistema. Sistemas con bajo grado de acoplamiento • La población mundial de insectos en relación a la rotación del planeta tierra. • Los efectos gravitatorios de una galaxia lejana sobre la vía láctea. Como consecuencia del grado de acoplamiento, los sistemas sufren la retroalimentación que le permite al sistema regularse y adaptarse a las condiciones foráneas provenientes de su entorno. En el universo, una serie de interacciones aleatorias genera una cantidad infinita de posibilidades, las cuales configuran cambios, y resultados de todo tipo que en apariencia tienen un comportamiento errático, sin embargo, gracias a los modelos matemáticos es posible estudiarlos y predecir su comportamiento.