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4.1 Introducción
En el presente tema se expondrá la forma en que los actuarios judiciales deben
practicar las notificaciones en materia civil federal y mercantil. En relació n con la
materia civil, ademá s de identificar a las personas a las que se deben notificar las
resoluciones judiciales que se dictan en los diversos procedimientos civiles federales
(juicios ordinarios y ejecutivos, medios preparatorios de juicio y jurisdicciones
voluntarias), se explicará la forma en que debe proceder el actuario judicial al
practicar los distintos tipos de notificaciones, como son las personales, por instructivo
y por rotuló n. En materia mercantil, ademá s de exponer la manera en que deben
practicarse los distintos tipos de notificaciones, se explicará detalladamente la forma
en que el actuario judicial debe diligenciar el auto de exeqü endo, pues tal diligencia es
de especial trascendencia. Finalmente, al abordar la materia concursal se establecerá
cuá les son las resoluciones que conforme a la ley o a la jurisprudencia deben
notificarse personalmente. Cabe precisar que en ambas materias (civil y mercantil) se
explicará la forma en que deben practicarse los embargos.
4.3.4 Terceristas
Se trata de sujetos ajenos al conflicto y al litigio pero que, sin embargo, sufren
personalmente alguno de sus efectos. Por tanto, promueven un juicio dentro un
proceso existente. Dicho juicio recibe el nombre de tercería. De este modo, los
terceristas se insertan en las relaciones procesales preexistentes persiguiendo un
interés propio y, en algunos casos, diferente al del actor y demandado.[5]
Por regla general, en las legislaciones civiles las tercerías son de dos tipos, a saber: a)
excluyentes de dominio; y, b) excluyentes de preferencia.
Una tercería excluyente de dominio es aquella promovida por una persona, en su
calidad de propietario o poseedor de una cosa, por sufrir los efectos del embargo
trabado en ella en un litigio en el que no es parte procesal, con el propó sito de que se
levante dicho embargo. Por otro lado, la tercería excluyente de preferencia se da
cuando un sujeto extrañ o a las partes procesales originales, se presenta en el proceso
en el que se embargaron bienes, alegando tener un mejor derecho a ser pagado con el
producto de la ejecució n de dichos bienes. En este caso el tercerista alega tener mejor
derecho que el actor para ser pagado con dicho producto.[6]
En el Có digo Federal de Procedimientos Civiles no está prevista la tercería excluyente
de preferencia. Esto es así, pues no está regulado que una persona que alegue tener un
mejor derecho a ser pagado, se inserte en el proceso en el que se embargaron bienes.
No obstante, en dicho ordenamiento legal se protege el derecho de tales acreedores
preferentes, pues los artículos 472 y 473 establecen que aquéllos podrá n comparecer
al remate a efecto de hacer valer sus derechos. En efecto, los mencionados preceptos
estatuyen:
“ARTÍCULO 472. No podrá procederse al remate de bienes raíces, sin que previamente
se haya pedido, al Registro Pú blico correspondiente, un certificado total de los
gravá menes que pesen sobre ellos, hasta la fecha en que se ordenó la venta, ni sin que
se haya citado a los acreedores que aparezcan en dicho certificado. Si en autos
obrare ya otro certificado, só lo se pedirá , al Registro, el relativo al periodo o periodos
que aquél no abarque.”
“ARTÍCULO 473. Los acreedores citados conforme al artículo anterior y los que
se presenten con certificados del Registro posteriores, tendrán derecho de
intervenir en el acto del remate, pudiendo hacer, al tribunal, las observaciones
que estimen oportunas para garantizar sus derechos, y apelar del auto en que se
finque el remate; pero sin que su intervenció n pueda dar lugar a que se mande
suspender la almoneda.”
Por otra parte, la tercería excluyente de dominio está prevista en el artículo 430 del
Có digo Federal de Procedimientos Civiles. Este precepto estatuye:
“ARTÍCULO 430.- Cuando, en una ejecució n, se afecten intereses de tercero que tenga
una controversia, con el ejecutante o el ejecutado, que pueda influir en los intereses de
éstos que han motivado la ejecució n, o que surja a virtud de ésta, la oposició n del
tercero se substanciará en forma de juicio, autó nomo o en tercería, segú n que se haya
o no pronunciado sentencia que defina los derechos de aquéllos.”
Del texto del citado precepto, en relació n con la jurisprudencia que enseguida se cita,
se desprende que la tercería excluyente de dominio en todo caso se tramita dentro de
un juicio principal, aunque el tercerista también podrá promover otro juicio
autó nomamente después de que se dicte sentencia. Con respecto a lo antes expuesto,
conviene transcribir la siguiente jurisprudencia:
“TERCERÍAS EXCLUYENTES TIENEN NATURALEZA DE JUICIO Y NO DE
INCIDENTE.- De los artículos 1362 y 1368 del Có digo de Comercio se desprende que
las tercerías excluyentes, tanto material como formalmente, tienen la naturaleza de
juicio y no de incidente. En efecto, en la tercería excluyente se ventila una acció n
distinta a la que se debate en el juicio principal, es decir, la materia de la controversia
en la tercería es distinta a la del juicio preexistente, lo cual materialmente le da la
calidad de un juicio con sustantividad propia. El tercero es ajeno a la controversia
principal y, al ejercer la nueva acció n debe acreditar tener un interés propio y distinto
al de quienes son parte en el juicio principal, esta nueva acció n se ventila por cuerda
separada a través de un procedimiento propio en el que el tercerista tiene los
derechos, cargas y obligaciones que en todo juicio tienen las partes y no suspende el
curso del juicio preexistente, todo esto evidencia que las tercerías excluyentes son
formalmente juicios. En esas condiciones, la resolució n que se emite en una tercería
excluyente, una vez que causa ejecutoria, no puede ser modificada o anulada por la
que se dicte en el juicio que le da origen. Ademá s el artículo 1369, del mencionado
ordenamiento, les da la calidad de juicios, sin que pueda estimarse que por la
vinculació n de la tercería con el juicio que la motiva se trate de un incidente, pues tal
vinculació n constituye una característica propia de las tercerías excluyentes, las
cuales tienen su origen en la afectació n judicial sobre bienes de la parte demandada,
respecto de los cuales el tercerista alega tener mejores derechos.”[7]
De la citada jurisprudencia se desprende, en lo que aquí interesa, que las tercerías
constituyen juicios con sustantividad propia. Esto determina que el tercerista tiene los
derechos, cargas y obligaciones que en todo juicio tienen las partes y, ademá s, que la
resolució n que se emite en una tercería excluyente, una vez que causa ejecutoria, no
puede ser modificada o anulada por la que se dicte en el juicio que le dio origen. En
tales condiciones, si bien el tercerista se incorpora en el proceso principal; sin
embargo, se mantiene ajeno a todo lo que en él se discute y, por tanto, no le alcanzan
los efectos propios de la sentencia que allí se emita.[8]
En congruencia con lo antes expuesto, a los terceristas únicamente se deben
notificar las resoluciones pronunciadas en la tercería, en tanto que, como se vio,
aquéllos se mantienen ajenos a todo lo que se discuta en el proceso civil
principal.
Cabe destacar que los terceristas, al igual que los terceros llamados a juicio, pueden
intervenir en éste por sí o por conducto de su representante o apoderado, segú n sea el
caso. Para ello, es necesario que el juez dicte un acuerdo en el que tenga por designado
al representante o apoderado del tercerista. Una vez hecho lo anterior, basta con que
la diligencia se entienda con aquéllos, para estimar que la notificació n quedó
legalmente hecha.
[1] PALLARES, Eduardo. Diccionario de Derecho Procesal Civil, Ed. Porrúa, México, 1994, 21ª edición, Pág. 99.
[2] Tesis Aislada XVIII.2o.7 K, de Tribunales Colegiados de Circuito, visible en el Tomo IX, Mayo de 1999, pág. 1067,
Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. núm. reg. 194000.
[3] CHIOVENDA, Giuseppe. Instituciones de Derecho Procesal Civil, Ed. Oxford, México, 1999, Primera Edición, pág,
327.
[4] GÓMEZ LARA, Cipriano. Derecho Procesal Civil. Editorial Harla, México 1991, Quinta Edición, pág. 330
[5] Para el concepto de tercerista se siguen las ideas expuestas por ALVARADO VELLOSO, Adolfo, en su libro
Introducción al Estudio del Derecho Procesal, Segunda Parte, Ed. Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, Argentina, Primera
edición, pág. 195 y siguiente.
[6] Aquí se siguen las ideas expuestas por GÓMEZ LARA, Cipriano. Ob. Cit., pág. 330.
[7] Jurisprudencia número 1ª/J.59/2004, sustentada por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Unión,
visible en la pág. 83, del tomo XX, Septiembre de 2004, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 180440.
[8] Se siguen aquí las ideas expuestas por ALVARADO VELLOSO, Ob. Cit. pág. 196.
[9] ROCCO, Hugo. Derecho Procesal Civil, Ed. Jurídica Universitaria, México, 1998, Primera Edición, pág. 318 y sig.
4.5.1.2.2.2 Notificación de la demanda cuando el interesado no
espera al actuario judicial en la fecha y hora fijadas en el citatorio,
pero la diligencia se entiende con algún pariente o trabajador del
propio interesado
En este supuesto lo que procede es que el actuario judicial haga efectivo el
apercibimiento contenido en el citatorio, esto es, que practique la notificació n
mediante instructivo. É ste debe dejarse en poder de la persona con quien se entendió
la diligencia. Lo anterior, en términos del artículo 310 del Có digo Federal de
Procedimientos Civiles, que estatuye:
“ARTÍCULO 310. […] Si se tratare de la notificació n de la demanda, y a la primera
busca (sic) no se encontrare a quien deba ser notificado, se le dejará citatorio para que
espere, en la casa designada, a hora fija del día siguiente, y, si no espera, se le
notificará por instructivo, entregando las copias respectivas al hacer la notificació n o
dejar el mismo.”
El instructivo de notificació n debe contener los datos que a continuació n se apuntan
(véase anexo 13):
1. La menció n de que se trata de un instructivo.
2. Nombre y apellidos del interesado y la menció n de que es la parte demandada.
3. Domicilio en el que se constituyó el actuario judicial (y la forma en que se cercioró
que fuera el correcto).
4. Nú mero de juicio y nombre del actor (si fueren varios, se pondrá el nombre del
representante comú n seguido de las palabras “y otros”).
5. La fecha del auto que se notifica.
6. La menció n de que al instructivo se acompañ a copia del referido auto, así como de
la demanda y sus anexos.
7. El nombre de la persona a la que se le entrega el instructivo y la forma en que se
identificó .
8. Fecha y hora en que se entrega el instructivo (que necesariamente deben coincidir
con las precisadas en el citatorio para que el interesado esperara al actuario).
9. En su caso, firma de la persona a quien se entregó el instructivo de notificació n.
10. Firma del actuario judicial.
Por otra parte, la razó n que el actuario debe levantar con motivo de la diligencia en la
que entregó el referido instructivo, debe contener los siguientes datos (véase anexo
14):
1. Lugar, fecha y hora en que el actuario judicial se constituyó nuevamente en el
domicilio del interesado (la fecha y hora necesariamente deben coincidir con las
asentadas en el citatorio para que el interesado esperara al actuario).
2. Nombre y cargo del funcionario judicial que practicó la diligencia.
3. La ubicació n del domicilio en el que se constituyó (y la forma en que se cercioró que
fuera el correcto).
4. La resolució n que se pretende notificar.
5. Nombre y apellidos de la persona con quien se entendió la diligencia y la forma en
que se identificó .
6. El hecho de que la persona con quien se entendió la diligencia informó al actuario
que el interesado no estaba en el domicilio.
7. La afirmació n consistente en que como el interesado hizo caso omiso del citatorio,
se hace efectivo el apercibimiento contenido en el mismo y, por tanto, la resolució n
correspondiente se notificó mediante instructivo que se entregó a la persona con la
que se entendió la diligencia.
8. Firma del actuario judicial.
En este caso, el referido funcionario judicial deberá agregar al expediente de que se
trate, inmediatamente después del proveído que notificó, las siguientes
constancias: a) la razón que levantó con motivo de la primera búsqueda, en la
que dejó citatorio; b) copia del citatorio; c) la razón actuarial levantada con
motivo de la diligencia de notificación practicada en la fecha y hora precisadas
en el citatorio; y, d) copia del instructivo de notificación.
4.5.1.2.2.3 Notificación de la demanda cuando nadie haya esperado
al actuario judicial en la fecha y hora precisadas en el citatorio o que
habiendo encontrado al interesado o a alguna persona distinta de
éste, se negare a recibir la documentación correspondiente
En este caso, lo que debe hacer el actuario judicial, es fijar en la puerta de la casa del
interesado el instructivo de notificació n. A éste deberá adjuntar copia de la demanda y
sus anexos. De lo anterior deberá levantar la razó n correspondiente. Ello, en términos
del artículo 312 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, que dice:
“ARTÍCULO 312. Si, en la casa, se negare el interesado o la persona con quien se
entienda la notificació n, a recibir ésta, la hará el notificador por medio de instructivo
que fijará en la puerta de la misma, y asentará razó n de tal circunstancia. En igual
forma se procederá si no ocurrieren al llamado del notificador.”
El instructivo que se fija en la puerta de la casa del interesado debe contener los
mismos datos que el instructivo precisado en el punto 4.5.1.2.2.2[4], con la salvedad
de que, en lugar del nombre de la persona a la que se le entregó el instructivo,
debe asentarse que éste se fijó en la puerta del referido domicilio. Por otra parte,
segú n se dijo, el actuario judicial debe levantar una razó n en la que haga constar que
como nadie atendió su llamado o quien lo hizo se negó a recibir la documentació n
correspondiente, practicó la notificació n mediante instructivo que fijó en la puerta del
inmueble. Esta razó n debe contener la misma informació n que la razó n precisada en el
punto 4.5.1.2.2.2, con la salvedad de que en aquélla, en lugar de sostener que el
instructivo se dejó en poder de una persona, debe asentarse que aquél se fijó en la
puerta de la casa del interesado (véase anexo 15).
En este supuesto, el referido funcionario judicial deberá agregar al expediente de
que se trate, inmediatamente después del proveído que notificó, las siguientes
constancias: a) la razón que levantó con motivo de la primera búsqueda, en la
que dejó citatorio; b) copia del citatorio; c) la razón actuarial levantada con
motivo de la diligencia de notificación practicada en la fecha y hora precisadas
en el citatorio, en la que nadie atendió su llamado o quien lo hizo se negó a
recibir la documentación correspondiente; y, d) copia del instructivo de
notificación.
4.5.1.2.3 Notificación de la demanda cuando el actuario judicial se
constituye por primera vez en el domicilio del interesado y nadie
atiende su llamado
En los temas anteriores se ha expuesto la forma en que debe practicarse la
notificació n de la demanda en los casos en que el actuario judicial, en la primera
bú squeda, es atendido por el propio demandado, su apoderado o representante, segú n
sea el caso, o por alguna persona distinta de éstos. Procede ahora explicar có mo debe
actuar dicho funcionario cuando en la primera bú squeda nadie atiende su llamado.
El artículo 311 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 311. Para hacer una notificació n personal, y salvo el caso previsto en el
artículo 307, se cerciorará el notificador, por cualquier medio, de que la persona que
deba ser notificada vive en la casa designada, y, después de ello, practicará la
diligencia, de todo lo cual asentará razó n en autos.- En caso de no poder cerciorarse el
notificador, de que vive, en la casa designada, la persona que debe ser notificada, se
abstendrá de practicar la notificació n, y lo hará constar para dar cuenta al tribunal, sin
perjuicio de que pueda proceder en los términos del artículo 313.”
De la disposició n transcrita se infiere que para notificar la demanda, el actuario
judicial debe cerciorarse de que el demandado puede ser encontrado en la casa que el
actor señ aló en su demanda. Una vez cerciorado de lo anterior, procederá a practicar
la diligencia. En caso de que dicho funcionario no pueda cerciorarse de que en el
domicilio señ alado por el actor vive el demandado, se abstendrá de practicar la
notificació n y hará constar tal circunstancia en la razó n que al efecto levante, con la
que se dará cuenta al titular del ó rgano jurisdiccional.
En congruencia con lo anterior, si el actuario judicial se constituye en la casa en la que
puede ser emplazado el demando (de acuerdo con los datos que el actor proporcionó
en su escrito de demanda)[5], y nadie atiende su llamado, deberá indagar si aquél vive
en dicho domicilio. Para tal efecto, podrá preguntar a los vecinos. Si el actuario no
obtiene ningú n dato del que se desprenda que en el referido domicilio vive el
demandado, deberá levantar la razó n correspondiente, con la que se dará cuenta al
titular del ó rgano jurisdiccional a efecto de que determine lo que conforme a derecho
corresponda.
Los titulares de los ó rganos jurisdiccionales a los que se les da cuenta con una razó n
como la que se aludió en el pá rrafo anterior, generalmente dictan un proveído en el
que ordenan al actuario que se constituya nuevamente en el domicilio del demandado,
en diversas fechas y horas a la que previamente se constituyó y que, una vez hecho lo
anterior, en caso de que no se encuentre al interesado ni a ninguna otra persona, se le
dé nueva cuenta con las razones que al efecto se hayan levantado, con la finalidad de
que, con vista en éstas, se determine lo conducente.
En relació n con lo antes expuesto se estima que resulta aplicable, por analogía, el
siguiente criterio:
“NOTIFICACIONES PERSONALES EN AMPARO. CASO EN QUE EL QUEJOSO NO ESTÁ
EN SU DOMICILIO NI NINGUNA OTRA PERSONA A LA QUE PUDIERA DEJARSE
CITATORIO.- El artículo 30 de la Ley de Amparo, en ninguna de sus fracciones
previene la forma en que deba proceder la autoridad que conozca de un juicio de
amparo, en los casos en que se ordene notificar personalmente al quejoso, y que,
ademá s de no encontrarse éste en el domicilio señ alado para oír notificaciones,
tampoco esté presente algú n pariente, empleado o doméstico del interesado, o
ninguna otra persona en ese domicilio, a la cual pudiera dejá rsele citatorio, pero ello
no implica que, por la eventual circunstancia de que el notificador no encuentre
alguna persona en el domicilio del quejoso, inmediatamente deba ordenarse que una
notificació n personal se practique por lista, sino que, atendiendo al principal cometido
de las notificaciones, que es el de hacer saber a la parte correspondiente la resolució n
que la originó , así como a lo dispuesto por el propio precepto legal en lo atinente a las
notificaciones que deben practicarse a los terceros perjudicados o a las personas
extrañ as al juicio, y desde luego, a la trascendencia de la resolució n a notificar,
procede que se ordene al actuario respectivo, se constituya en el domicilio para oír
notificaciones en diversas horas y en distintas fechas.”[6]
4.5.1.2.4 Notificación de la demanda cuando existe la sospecha
fundada de que las personas con las que se entiende la diligencia en
la casa del demandado, sostengan falsamente que éste no vive en
dicho domicilio
Puede suceder que al intentar practicar el emplazamiento en el domicilio del
demandado, el actuario judicial sea atendido por una persona que sostenga que en
dicho domicilio no vive aquél. En este caso, si el actuario judicial tiene la sospecha
fundada de que tal negativa no corresponde a la realidad, podrá emplazar al
demandado en su lugar de trabajo o en el lugar en el que se encuentre. En efecto, el
artículo 313 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 313. Cuando, a juicio del notificador, hubiere sospecha fundada de que se
niegue que la persona por notificar vive en la casa designada, le hará la notificació n en
el lugar en que habitualmente trabaje, si la encuentra, segú n los datos que
proporcione el que hubiere promovido. Puede igualmente hacerse la notificació n
personalmente al interesado, en cualquier lugar en que se encuentre; pero, en los
casos de este artículo, deberá certificar, el notificador, ser la persona notificada de su
conocimiento personal, o haberle sido identificada por dos testigos de su
conocimiento, que firmará n con él, si supieren hacerlo. Para hacer la notificació n, en
los casos de este artículo, lo mismo que cuando el promovente hiciere diversa
designació n del lugar en que ha de practicarse, no se necesita nueva determinació n
judicial.”
De la disposició n transcrita se desprende que la notificació n de la demanda puede
hacerse en el lugar en que habitualmente trabaje el demandado. Cabe precisar que no
es responsabilidad del actuario indagar el lugar en el que habitualmente trabaja el
demandado. Se afirma lo anterior, pues los datos de tal lugar deben ser
proporcionados por el actor.
Por otra parte, del precepto antes transcrito también se desprende que la notificació n
personal puede hacerse en cualquier lugar en que se encuentre el interesado. Para
ello, es necesario que el actuario conozca personalmente al sujeto a notificar o que
éste haya sido identificado por dos testigos que lo conozcan. En el primer caso, el
actuario judicial, al levantar la razó n de notificació n, deberá certificar que el
interesado es de su conocimiento personal. En el segundo, los testigos deberá n
identificar al interesado y firmar la razó n de notificació n que levante dicho
funcionario judicial. Si no saben firmar, el actuario deberá asentar tal circunstancia en
la razó n correspondiente.
Cabe precisar que para llevar a cabo la notificació n en el lugar en el que habitualmente
trabaja el demandado, el actuario judicial no requiere de la autorizació n del titular del
ó rgano jurisdiccional, esto es, no es necesario que éste dicte un proveído en el que
autorice al actuario para que practique la notificació n en el centro de trabajo del
demandado. Se afirma lo anterior, pues el citado precepto, en la parte final, establece
que para hacer la notificació n en los términos del propio artículo, no se requiere de
una nueva determinació n judicial.
En relació n con lo antes expuesto, resulta conveniente invocar el siguiente criterio:
“TRABAJADORES AL SERVICIO DEL ESTADO, EMPLAZAMIENTO A LOS. ES
CORRECTO SEÑALAR EL DOMICILIO DEL CENTRO DE TRABAJO PARA
PRACTICARLO.- El artículo 129 de la ley burocrá tica que establece los requisitos de la
demanda, no señ ala tratá ndose del domicilio del demandado que necesariamente
deba ser el lugar en el que habitualmente reside. Por lo tanto, es correcto que el titular
actor señ ale como domicilio para practicar la citació n a juicio, el del centro donde
labora el trabajador demandado, ya que conforme al artículo 313 del Có digo Federal
de Procedimientos Civiles de aplicació n supletoria a la codificació n burocrá tica, existe
la posibilidad de que el emplazamiento a juicio se practique en el lugar en que
habitualmente trabaja la persona que deba ser notificada.”[7]
4.5.1.3 Procedimiento para notificar en forma personal las
resoluciones distintas de aquella en la que se ordena admitir a
trámite la demanda y emplazar al demando
Segú n se dijo, la diferencia entre la forma en que deben notificarse personalmente los
autos por los que se admite a trá mite la demanda y se ordena emplazar al demandado,
y la manera en que deben notificarse personalmente las resoluciones distintas de
dicho auto, radica en que en estas ú ltimas no existe obligació n para el actuario judicial
de dejar citatorio en caso de que en la primera bú squeda no encuentre al interesado.
Esta diferencia se advierte del aná lisis de los artículos 309, 310 y 312 del Có digo
Federal de Procedimientos Civiles. Estos preceptos estatuyen:
“ARTÍCULO 309. Las notificaciones será n personales: I. Para emplazar a juicio al
demandado, y en todo caso en que se trate de la primera notificació n en el negocio.- II.
Cuando dejare de actuarse durante má s de seis meses, por cualquier motivo; en este
caso, si se ignora el domicilio de una parte, se le hará la notificació n por edictos; III.
Cuando el tribunal estime que se trata de un caso urgente, o que, por alguna
circunstancia, deben ser personales, y así lo ordene expresamente, y IV. En todo caso,
al Procurador de la Repú blica y Agentes del Ministerio Pú blico Federal, y cuando la ley
expresamente lo disponga.”
“ARTÍCULO 310. Las notificaciones personales se hará n al interesado o a su
representante o procurador, en la casa designada, dejá ndole copia íntegra, autorizada,
de la resolució n que se notifica.- Al Procurador de la Repú blica y a los agentes del
Ministerio Pú blico Federal, en sus respectivos casos, las notificaciones personales les
será n hechas a ellos o a quienes los substituyan en el ejercicio de sus funciones, en los
términos de la ley orgá nica de la institució n.- Si se tratare de la notificación de la
demanda, y a la primera busca no se encontrare a quien deba ser notificado, se
le dejará citatorio para que espere, en la casa designada, a hora fija del día
siguiente, y, si no espera, se le notificará por instructivo, entregando las copias
respectivas al hacer la notificación o dejar el mismo.”
“ARTÍCULO 312. Si, en la casa, se negare el interesado o la persona con quien se
entienda la notificació n, a recibir ésta, la hará el notificador por medio de instructivo
que fijará en la puerta de la misma, y asentará razó n de tal circunstancia. En igual
forma se procederá si no ocurrieren al llamado del notificador.”
De los preceptos transcritos se desprende que el único supuesto en el que el
actuario judicial está obligado a dejar citatorio, se actualiza cuando se dan las
siguientes circunstancias: a) que se trate de la notificación de la demanda
(emplazamiento al juicio); y, b) que no encuentre al demandado en la primera
búsqueda, pero la diligencia se entienda con alguna persona diversa de aquél.
De lo anterior se infiere que tratá ndose de resoluciones distintas del proveído que
ordena emplazar a juicio al demandado, que también deban notificarse personalmente
(en términos del artículo 309 del citado ordenamiento legal), no existe obligació n por
parte del actuario de dejar citatorio en caso de que no encuentre al interesado en la
primera bú squeda.
En efecto, en estos casos, la forma en que el actuario debe practicar la notificació n, es
mediante instructivo que debe dejar en poder de la persona distinta del interesado
con quien entendió la diligencia o, en su caso, que debe fijar en la puerta de la casa de
aquél. En términos de la parte final del artículo 312 del Có digo Federal de
Procedimientos Civiles, el actuario judicial también está obligado a fijar el instructivo
de notificació n en dicha puerta, en los casos en que nadie atienda su llamado.
Atento lo anterior, el procedimiento para practicar las notificaciones personales en las
que el actuario no tiene obligació n de dejar citatorio, es el siguiente:
1. Debe constituirse en la casa o despacho que el interesado haya señ alado para
recibir notificaciones;
2. Si es el propio interesado quien atiende su llamado, el actuario judicial deberá
practicar la notificació n personal en los términos precisados en el punto 4.5.1.2.1.;
3. Si es una persona distinta del interesado quien atiende el llamado del actuario
judicial, o si nadie atiende su llamado o quien lo hace se niega a recibir la notificació n,
ésta se practicará mediante instructivo. En el primer caso, éste se dejará en poder de
la persona con quien se entendió la diligencia. En los casos restantes, el referido
funcionario judicial deberá fijar el instructivo en la puerta de la casa o despacho
correspondiente.
4.5.1.4 Notificación personal por comparecencia
El artículo 316 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 316. Las notificaciones que no deban ser personales se harán en el
tribunal, si vienen las personas que han de recibirlas a más tardar el día
siguiente al en que se dicten las resoluciones que han de notificarse, sin perjuicio
de hacerlo, dentro de igual tiempo, por rotuló n, que se fijará en la puerta del juzgado.-
De toda notificació n por rotuló n se agregará , a los autos, un tanto de aquél,
asentá ndose la razó n correspondiente.”
Del citado precepto legal se desprende que las resoluciones que no deban notificarse
personalmente se notificará n por rotuló n a má s tardar al día siguiente de aquel en que
se hayan dictado. En caso de que el interesado comparezca al ó rgano jurisdiccional al
día siguiente de que se haya dictado la resolució n correspondiente, el actuario judicial
podrá notificarle personalmente la resolució n. A esta forma de notificar se le conoce
como notificació n por comparecencia. Tal denominació n obedece a que es el propio
interesado el que, motu proprio, comparece al ó rgano jurisdiccional a efecto de que se
le notifique personalmente la resolució n que originalmente se le notificaría mediante
rotuló n.
De la notificació n a que se alude en el pá rrafo anterior deberá levantarse la razó n
correspondiente. É sta debe contener, por lo menos, los siguientes datos (véase anexo
16):
1. La menció n de que se trata de una notificació n por comparecencia.
2. El nú mero de juicio o recurso en el que se haya dictado la resolució n que se notifica.
3. Lugar, fecha y hora en que se llevó a cabo la notificació n personal.
4. La menció n de que el interesado compareció al ó rgano jurisdiccional, la forma en
que se identificó , el motivo de su presencia y el cará cter que tiene en el juicio.
5. El hecho de que se le notifica la resolució n correspondiente.
6. Firma del compareciente y del actuario judicial.
La razó n de que se trata deberá agregarse a los autos del expediente de que se trate,
inmediatamente después del proveído que se notificó .
4.5.2 Notificaciones por edictos
4.5.2.1 Procedencia
El artículo 315 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 315. Cuando hubiere que citar a juicio a alguna persona que haya
desaparecido, no tenga domicilio fijo o se ignore dó nde se encuentra, la notificació n se
hará por edictos, que contendrá n una relació n suscinta de la demanda, y se publicará n
por tres veces, de siete en siete días, en el Diario Oficial y en uno de los perió dicos
diarios de mayor circulació n en la Repú blica, haciéndosele saber que debe
presentarse dentro del término de treinta días, contados del siguiente al de la ú ltima
publicació n. Se fijará , ademá s, en la puerta del tribunal, una copia íntegra de la
resolució n, por todo el tiempo del emplazamiento. Si, pasado este término, no
comparece por sí, por apoderado o por gestor que pueda representarla, se seguirá el
juicio en rebeldía, haciéndosele las ulteriores notificaciones por rotuló n, que se fijará
en la puerta del juzgado, y deberá contener, en síntesis, la determinació n judicial que
ha de notificarse.”
Del citado precepto se desprende que la notificación por edictos procede cuando
deba citarse a juicio a alguna persona que se encuentre en alguno de los siguientes
supuestos: a) que haya desaparecido; b) que no tenga domicilio fijo; y, c) que se
ignore dónde puede ser encontrada. En relació n con tales supuestos, conviene
transcribir el siguiente criterio:
“EDICTOS, REQUISITOS PREVIOS A LA NOTIFICACIÓN POR.- Previamente a la
notificació n que se realice por medio de edictos, debe probarse en forma fehaciente
que se ignora el domicilio del demandado, pero tal ignorancia debe ser general,
entendiéndose por ello que se desconozca dicho domicilio tanto por el actor como por
las personas de quiénes se pudiera obtener informació n; asimismo debe comprobarse
que la bú squeda por la policía del lugar en que tuvo su ú ltimo domicilio, fue
infructuosa, no bastando para ello la simple afirmació n de esa institució n, sino la
relació n razonada que contenga las investigaciones que se realizaron para que quede
establecido en forma clara que efectivamente el desconocimiento es general.”[8]
De la tesis transcrita se desprende que previamente a la prá ctica de la notificació n por
medio de edictos, debe probarse en forma fehaciente que se ignora el domicilio del
demandado. Al respecto, debe decirse que tal ignorancia debe entenderse en el
sentido de que aun después de haberse hecho una investigación para localizar
el domicilio del demandado o de la persona que deba citarse a juicio, dicho
domicilio siga sin conocerse.
En relació n con lo anterior, Chiovenda sostiene que ante la imposibilidad de localizar
al demandado o a la persona que deba intervenir en el juicio, los edictos son una
forma de notificar que permite que se integre la relació n jurídico procesal entre actor
y demandado. Ello, pues si las notificaciones por edictos se hacen con las formalidades
de ley, la relació n jurídico procesal alcanza al demandado, aun cuando éste, por no
haber atendido los edictos, desconozca que hay una demanda promovida en su contra.
[9]
4.5.2.2 Procedimiento para practicar las notificaciones por edictos
El procedimiento para practicar las notificaciones por edictos, también está previsto
en el citado artículo 315 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles. De dicho
precepto se desprende que la información que deben contener los edictos, son: a)
una relación sucinta de la demanda; y, b) el requerimiento al interesado para
que se presente en el órgano jurisdiccional dentro del término de treinta días
contados a partir del siguiente al de la última publicación.
Del mismo precepto se desprende que la práctica de este tipo de notificación,
consiste en la publicación de los edictos por tres veces, con un intervalo de siete
días entre cada una de las publicaciones. É stas se hará n en el Diario Oficial de la
Federació n y en uno de los diarios de mayor circulació n en la repú blica. El costo de las
publicaciones correrá a cargo del actor. Ademá s, en la puerta del ó rgano jurisdiccional
se fijará copia íntegra de la resolució n que se pretende notificar, por todo el tiempo
del emplazamiento, esto es, por el tiempo que dure la publicació n de los edictos.
Es importante apuntar aquí, que no es responsabilidad de los actuarios la
elaboración y publicación de los edictos. En efecto, de la elaboració n debe
encargarse el secretario, en tanto que de la publicació n el propio actor, quien debe
acudir al ó rgano jurisdiccional a recoger los edictos, pagar su publicació n y exhibir
ésta ante la autoridad jurisdiccional.
De lo anterior se desprende que en la prá ctica de la notificació n por edictos, sólo
corresponde al actuario fijar en la puerta principal del órgano judicial, durante
todo el tiempo de la publicación, la resolución que se ordene notificar por ese
medio.
Por otro lado, del citado artículo 315 del có digo adjetivo civil invocado, se desprende
que pasado el mencionado término de treinta días, si la parte interesada no
comparece al ó rgano jurisdiccional correspondiente, el juicio se seguirá en rebeldía, y
las ulteriores notificaciones al demandado se hará n por rotuló n.
4.5.3 Notificaciones por rotulón
4.5.3.1 Procedencia
El artículo 316 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 316. Las notificaciones que no deban ser personales se hará n en el
tribunal, si vienen las personas que han de recibirlas a má s tardar el día siguiente al
en que se dicten las resoluciones que han de notificarse, sin perjuicio de hacerlo,
dentro de igual tiempo, por rotuló n, que se fijará en la puerta del juzgado.- De toda
notificació n por rotuló n se agregará , a los autos, un tanto de aquél, asentá ndose la
razó n correspondiente.”
De la disposició n transcrita se desprende que las notificaciones que no deban hacerse
en forma personal, se practicará n mediante rotuló n. Luego, la notificación por
rotulón procede respecto de resoluciones que no se ubiquen en alguno de los
supuestos previstos en el artículo 309 del Código Federal de Procedimientos
Civiles (que establece las resoluciones que deben notificarse en forma personal).
Por otra parte, los artículos 305 y 306 del referido ordenamiento legal, estatuyen:
“ARTÍCULO 305. Todos los litigantes, en el primer escrito o en la primera
diligencia judicial en que intervengan, deben designar casa ubicada en la
población en que tenga su sede el tribunal, para que se les hagan las
notificaciones que deban ser personales.Igualmente deben señ alar la casa en que
ha de hacerse la primera notificació n a la persona o personas contra quienes
promuevan, o a las que les interese que se notifique, por la intervenció n que deban
tener en el asunto. No es necesario señ alar el domicilio de los funcionarios pú blicos.
Estos siempre será n notificados en su residencia oficial.”
“ARTÍCULO 306. Cuando un litigante no cumpla con lo prevenido en la primera
parte del artículo anterior, las notificaciones personales se le harán conforme a
las reglas para las notificaciones que no deban ser personales.- Si faltare a la
segunda parte del mismo artículo, no se hará notificació n alguna a la persona o
personas contra quienes promueva o a las que le interese que sean notificadas,
mientras no se subsane la omisió n; a menos que las personas indicadas ocurran
espontá neamente al tribunal, a notificarse.”
De la anterior transcripció n se desprende que los litigantes, en el primer escrito que
presenten ante el ó rgano jurisdiccional o en la primera diligencia en que intervengan,
deben señ alar domicilio para recibir notificaciones. Dicho domicilio debe estar
ubicado en la població n en la que resida el ó rgano jurisdiccional correspondiente. En
caso de que no se cumpla con tal obligació n, las notificaciones personales se
practicará n conforme a las reglas de las notificaciones que no deban ser personales, es
decir, se practicará n por rotuló n.
Por otra parte, el artículo 315 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, dice:
“ARTÍCULO 315. Cuando hubiere que citar a juicio a alguna persona que haya
desaparecido, no tenga domicilio fijo o se ignore dó nde se encuentra, la notificació n se
hará por edictos, que contendrá n una relació n sucinta de la demanda, y se publicará n
por tres veces, de siete en siete días, en el “Diario Oficial” y en uno de los perió dicos
diarios de mayor circulació n en la Repú blica, haciéndosele saber que debe
presentarse dentro del término de treinta días, contados del siguiente al de la ú ltima
publicació n. Se fijará , ademá s, en la puerta del tribunal, una copia íntegra de la
resolució n, por todo el tiempo del emplazamiento. Si, pasado este término, no
comparece por sí, por apoderado o por gestor que pueda representarla, se
seguirá el juicio en rebeldía, haciéndosele las ulteriores notificaciones por
rotulón, que se fijará en la puerta del juzgado, y deberá contener, en síntesis, la
determinación judicial que ha de notificarse.”
Conforme al citado precepto, procede notificar por edictos en los casos en que la
persona que se busque haya desaparecido, no tenga domicilio o se ignore dó nde se
encuentra. La notificació n por edictos, segú n se ha dicho, consiste en la publicació n de
la resolució n que se notifica en el Diario Oficial de la Federació n y en uno de los
perió dicos diarios de mayor circulació n nacional. La resolució n se publicará tres
veces, con un intervalo de siete días entre cada una de las publicaciones. Ademá s,
durante el tiempo requerido para hacer las referidas publicaciones, se debe fijar en la
puerta del ó rgano jurisdiccional copia íntegra de la resolució n. La persona buscada
debe presentarse al ó rgano jurisdiccional dentro de treinta días, contados del
siguiente al de la publicació n del ú ltimo edicto. Si pasado ese término, la persona
buscada no comparece (por sí, por apoderado o gestor) al ó rgano jurisdiccional, el
juicio se seguirá en rebeldía y las notificaciones subsecuentes que deban hacerse a la
persona a la que se notificó mediante edictos, se practicará n mediante rotuló n.
De lo hasta aquí expuesto se desprende que procede notificar por rotuló n:a) las
resoluciones que no deban notificarse en forma personal; b) las resoluciones
que debiéndose notificar en forma personal, no puedan notificarse de ese modo
con motivo de que el litigante no señaló domicilio dentro de la residencia del
órgano jurisdiccional para recibir notificaciones; y, c) las resoluciones que
deban notificarse al demandado que fue declarado en rebeldía con motivo de
que no compareció al órgano jurisdiccional dentro del término de treinta días
contados a partir del siguiente al de la publicación del último edicto.
4.5.3.2 Procedimiento para practicar las notificaciones por rotulón
El artículo 306 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles establece:
“ARTÍCULO 316. Las notificaciones que no deban ser personales se harán en el
tribunal, si vienen las personas que han de recibirlas a más tardar el día
siguiente al en que se dicten las resoluciones que han de notificarse, sin perjuicio
de hacerlo, dentro de igual tiempo, por rotuló n, que se fijará en la puerta del juzgado.-
De toda notificació n por rotuló n se agregará , a los autos, un tanto de aquél,
asentá ndose la razó n correspondiente.”
Como se ve, el rotulón debe fijarse en la puerta del juzgado (o en un lugar del
ó rgano jurisdiccional de fá cil acceso al pú blico en general) a más tardar al día
siguiente de aquel en que se emitió la resolución correspondiente.
Ahora bien, el referido ordenamiento legal no establece la hora en que debe fijarse el
rotuló n. No obstante, el artículo 281 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles
dispone que las actuaciones judiciales deben practicarse en días y horas há biles,
entendiendo por estas ú ltimas las comprendidas entre las ocho y las diecinueve horas.
Luego, si se está a lo establecido en dicho precepto, los actuarios judiciales deberán
tener especial cuidado en que el rotulón se fije en un lugar al que tengan acceso
los litigantes desde las ocho hasta las diecinueve horas.
No obstante lo expuesto en el pá rrafo anterior, la prá ctica demuestra que los ó rganos
jurisdiccionales generalmente tienen un horario de atenció n al pú blico. Dicho horario
es el comprendido de las nueve a las quince horas. En tales condiciones, se estima
que lo conveniente es que el rotulón se fije en la puerta del órgano jurisdiccional
o en un lugar de éste que sea de fácil acceso al público en general, a efecto de
que los litigantes puedan consultarlo durante dicho horario. Por tal razó n, resulta
necesario que el actuario judicial responsable de practicar las notificaciones por
rotuló n, asiente en éste la fecha y hora en que lo fijó .
En este orden de ideas, los datos que debe contener el rotuló n, son los
siguientes (véase anexo 17):
1. La menció n de que se trata de un rotuló n.
2. Denominació n del ó rgano jurisdiccional.
3. Fecha y hora de la publicació n del rotuló n.
4. El nú mero de juicio o recurso.
5. La parte o partes a las que está dirigida la notificació n.
6. Fecha del acuerdo que se notifica.
7. Síntesis de la resolució n que se notifica.
8. Firma del funcionario judicial responsable de la publicació n.
Por otra parte, segú n se desprende del segundo pá rrafo del artículo 316 del Có digo
Federal de Procedimientos Civiles, una vez practicada la notificación por rotulón,
el actuario judicial debe agregar al expediente de que se trate, inmediatamente
después del auto que se notificó, las siguientes constancias: a) un tanto del
rotulón; y, b) la razón que haya levantado con motivo de la notificación por
rotulón.
La razó n que el actuario judicial debe levantar al practicar una notificació n por
rotuló n, tiene por objeto que en el expediente quede constancia de la fecha en que
aquél se fijó , las partes a las que se les notificó por ese medio y el hecho de que se
agregó al expediente un tanto del rotuló n. En tales condiciones, la razó n de que se
trata debe contener, por lo menos, la siguiente informació n (véase anexo 18):
1. Nombre y apellidos del actuario judicial.
2. La hora y fecha en que se fijó el rotuló n.
3. Fecha del proveído que se notificó mediante rotuló n.
4. La manifestació n consistente en que a los autos del juicio de que se trate, se agrega
copia del rotuló n.
5. La parte o partes a las que se notificó por este medio.
6. Firma del actuario judicial.
En otro orden de ideas, segú n se dijo, algunos titulares de los ó rganos jurisdiccionales
suelen encomendar a los actuarios que, previamente a devolver el expediente al
secretario encargado del trá mite del mismo, asienten en los autos la fecha en que
surtió efectos la notificació n que practicaron (aunque en rigor, es el Secretario
encargado del trá mite el que debe hacer tal anotació n, pues es a él al que corresponde
hacer los có mputos de los plazos). De ser el caso, el actuario judicial, inmediatamente
después de la razó n a la que se aludió en el pá rrafo anterior, deberá asentar la fecha
en que surtió sus efectos la notificació n por rotuló n (véase anexo 18).
[1] Jurisprudencia número I.4º.C.J/4, sustentada por el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito,
visible en la pág. 157, del Tomo III, Enero de 1996, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. IUS 2004, núm.
reg. 203524.
[2] En la práctica cualquier medio implicaría desde la inspección de la zona, verificar el nombre de la calle, la
nomenclatura, el código postal, hasta preguntar con vecinos o personas que transiten afuera del domicilio sí (el actuario
judicial) está en el correcto; incluso hacer esos cuestionamientos a las personas con las que entiende la diligencia.
[3] 4.5.1.2.1 Notificación de la demanda cuando el actuario judicial encuentra al demandado en la primera búsqueda
[4] 4.5.1.2.2.2 Notificació n de la demanda cuando el interesado no espera al actuario judicial en la fecha y hora
fijadas en el citatorio, pero la diligencia se entiende con algú n pariente o trabajador del propio interesado.
[5] Como ya fue referido, el actuario debe cerciorarse además de encontrarse en el lugar correcto.
[6] Tesis sustentada por el Primer Tribunal Colegiado del Noveno Circuito, visible en la pág. 244, del Tomo IX, Marzo
de 1992, Octava Época del Semanario Judicial de la Federación. IUS 2004, núm. reg. 220214.
[7] Tesis aislada sustentada por el Primer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, visible en la
página 596, del Tomo II, Segunda Parte-2, Julio a Diciembre de 1988 del Semanario Judicial de la Federación. IUS
2004, núm. reg. 230707.
[8] Tesis aislada sustentada por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, visible en la página
199, del Tomo 205-216 sexta parte, Séptima Época del Semanario Judicial de la Federación. IUS 2004, núm. reg.
247769.
[2] Tales como que: a) nadie ocurre al llamado del actuario judicial; b) el interesado o la persona distinta de éste con
quien se entiende la diligencia, se niegan a recibir copia autorizada de la resolución que se pretende notificar; y, c) No
se encuentra al interesado a quien se pretendía notificar personalmente, pero la diligencia se entiende con otra
persona. En los supuestos previstos en los incisos a) y b), el instructivo de notificación se fija en la puerta principal de
la casa o despacho del interesado. En el supuesto previsto en el inciso c), el instructivo de notificación se deja en poder
de la persona con quien se entendió la diligencia.
[1] LUIS MARINO, Alberto. Notificaciones Procesales, Ed. ASTREA, Buenos Aires, Argentina 2000, Segunda Edición,
pág. 370.
[3] Jurisprudencia P./J. 30/94, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág.
235, del Tomo VI, Octava Época del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995. IUS 2004, núm. reg.
205424.
[5] Jurisprudencia P./J. 5/94, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág.
236, del Tomo VI, Octava Época del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995. IUS 2004, núm. reg.
205483.
[6] Jurisprudencia P./J. 20/2004, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la
pág. 5, del Tomo XIX, Mayo de 2004, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. IUS 2004,
núm. reg. 181523.
[7] Sobre el particular, el tratadista argentino Víctor De Santo sostiene que “en atención a que el factor de la nulidad
de la notificación debe buscarse en la existencia de un defecto cuya gravedad redunde en impedimento del
destinatario de cumplir oportunamente los actos procesales vinculados a la resolución que se notifica, no hay
invalidez cuando resulta que la parte ha tenido conocimiento de la resolución, pues lo relevante es el conocimiento
efectivamente obtenido por la interesada y no el modo o vía como accedió a él.” DE SANTO, Víctor. Notificaciones
Procesales. pág. 319.
[8] Tesis aislada sustentada por el Primer Tribunal Colegiado del Noveno Circuito, visible en la página 277, del Tomo
XI, Abril de 1993, Octava Época del Semanario Judicial de la Federación. IUS 2004, núm. reg. 216678.