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Preguntas finales Fundamentos.

1) Desarrolle los dos modos de gestión específicas de la pobreza del


cristianismo medieval y qué relación presentan con lo social asistencial,
desde la perspectiva de Castel.
Lo social-asistencial puede caracterizarse por oposición a los modos de organización
colectiva que evitan este tipo de recursos. Hay sociedades sin lo social, pero el hombre es
un animal social. Lo social será una configuración específica de prácticas que no se
encuentran en todas las colectividades. Una sociedad sin lo social estará totalmente regida
por las regulaciones de la sociabilidad primaria.
El criterio de la incapacidad física no era lo único que abría las puertas a la asistencia. Se
sumaba al de pertenencia comunitaria para delimitar el campo de lo social-asistencial.
En el occidente cristiano, la instrumentación de la caridad permitió construir la forma
culturalmente dominante de esta exigencia dominante de la limitación del campo de la
asistencia, reformular de una manera específica los criterios de acceso a ella.
Se delimita la zona de la asistencia o, por los menos su núcleo, en la intersección de estos
dos ejes:
● La relación de proximidad que debe existir entre el beneficiario del socorro y la
instancia que lo dispensa. El indigente tiene más posibilidades de obtener
socorros cuando es conocido y reconocido, entra en la renta de vecindad que
expresan una pertenencia mantenida a la comunidad. Se conforma así que el
ejercicio de la asistencia es, en la medida de lo posible, un analogon de la
sociabilidad primaria. Encontrarse sin vínculos es el efecto de una primera ruptura
con las solidaridades “naturales” o “espontáneas” que dispensan la familia, el
vecindario, los grupos primarios de pertenencia. Pero al fundarse en el
reconocimiento de la inscripción en una comunidad territorial, de la que la
domiciliación es a la signo, soporte y condición (domicilio de socorro), la asistencia
intenta paliar esas debilidades imitando en todo lo posible esas relaciones de
proximidad. Combate el riesgo permanente de la desafiliación.
● El criterio de la ineptitud para el trabajo. La pobreza, e incluso la indigencia
completa, no otorgan títulos suficientes para beneficiarse con la asistencia. Son
principalmente objeto de ayuda a quienes no pueden subsistir a sus propias
necesidades, ya que son incapaces de poder trabajar. El reconocimiento de la
incapacidad para trabajar es el criterio discriminativo esencial para ser auxiliado.
El núcleo de la asistencia se constituye en la intersección de estos dos ejes. Su extensión
depende del sentido, que no es inmutable, asignado a cada uno de estos criterios. Pues las
definiciones sociales de la relación de proximidad y la aptitud o la ineptitud para el trabajo
cambian. Encontrarse en el centro de una ayuda posible es asociar una incapacidad
completa para trabajar con una máxima inserción comunitaria.
Hay que interpretar las prácticas asistenciales reales, no a partir de una aplicación
mecánica de estos criterios, sino como una ponderación de los vectores. Así, una fuerte
saturación de uno de los ejes, puede compensar el déficit del otro, así recíprocamente.
Tipos de pobreza:
● Los pobres vergonzantes: Constituye una primera estrategia para burlar el modelo
ideal de la asistencia
● Los pobres vergonzantes: Presentan un caso tipo más sutil. Pueden ser asistidos
aunque no sean físicamente incapaces de trabajar. Son indigentes que han recibido
una buena educación y ocupado un lugar honorable en la sociedad, pero cayeron y
ya no pueden mantener su rango
● El mendigo válido: Su emergencia es más o menos contemporánea a la del poder
vergonzante y no por azar. Forman una categoría identificada como tal, y plantean
un problema a las autoridades administrativas. A veces se condena al médico válido
como usurpador: alguien que se presenta como beneficiario potencial de la
asistencia cuando le cabe la obligación de trabajar. En otros caso, reconoce o
sospecha que él no es el cuidador de su situación y se le abre la puerta de socorro.
Pero no siempre con la tolerancia de la que se beneficia el pobre vergonzante. El
mendigo válido representa la transición concreta para reintroducir en la
categorización general de la desgracia de esta forma específica y esencial de la
desdicha del pueblo: la degradación de la miseria qué trabaja o peor aún, de los
miserables que no tienen trabajo

2) Explique la importancia que tuvieron la COS y los SETTLEMENTS en el


surgimiento del TS como profesión. Contemplar el rol de Mary Richmond y
Jane Addams en dichas instituciones.Texto Banda Gallego
El Trabajo Social nace en Inglaterra, Londres, aunque su expansión a otros países fue
inmediata, sobre todo en Estados Unidos.
Los factores principales que influyeron en la aparición del TS como profesional fueron:
● Los movimientos de organización y reforma social
● El nacimiento de las ciencias sociales
● La acción interventiva del Estado
● El movimiento de las organizaciones de caridad (COS)
● El movimiento de los asentamientos (SETTLEMENTS)
En el nacimiento del TS, la primera organización social de Caridad (COS) se adhiere a la
doctrina de la inadecuación social como causa de la pobreza.
La primera COS fue fundada en Londres en 1869, con el nombre de Sociedad para la
Organización del Socorro Caritativo y la Represión de la Mendicidad.
Las organizaciones sociales de la caridad se convirtieron en propagandistas de unos
mejores niveles de vida, prestando igual atención a los salarios y al desempleo que a la
bebida, la pereza o la imprevisión. Se convirtieron en maestros de una forma de vida más
sana para toda la comunidad.
El término con el que es reconocida la figura de todas aquellas personas que hacían el
trabajo dentro de estas organizaciones es muy variado: visitador voluntario, visitador
amigable, agente de caridad, visitador del pobre, todos estas designan una misma figura.
Mary E. Richmond fue una de las pioneras del Trabajo Social y la primera que sistematiza
conocimientos propios del TS en USA, junto con otros trabajadores sociales, decide realizar
una encuesta para conocer mejor a las familias asistidas por su organización.
Los trabajadores sociales estaban convencidos de que el trabajo social no era solo el
trabajo de casos, iba más allá,
Según Richmond, el trabajo de casos era una técnica especializada cuyo objetivo radica
en lograr una mejor integración del ser humano individual que ha de habitar. Richmond dotó
al TS de contenidos sistematizados, fue su inventora conceptual.
El objetivo del TS era educar a la población, investigar y realizar denuncias sociales
injustas, había que dedicar tiempo para conocer con profundidad la historia de cada cliente
y comprender la situación, así como también , rescatar sus capacidades y desarrollar su
personalidad.
El TS para Richmond era hacer cosas diferentes para las personas. El objetivo era educar
a través del programa de participación que permitiese al cliente compartir con el TS la
responsabilidad de las decisiones a tomar, educar democráticamente, entendiendo por
democracia un hábito cotidiano. Defiende que el TS no es solo un trabajo educativo para
qué la gente se adapte a la sociedad en la que vive, sino un proceso de investigación
permanente para conseguir avances y reformas sociales para el progreso de la sociedad.
El movimiento de los asentamientos, fue una innovación británica que fue copiada con
rapidez y amplitud en USA.
El primer asentamiento fue creado por el matrimonio Henrieta y Samuel Barnett en
Londres de 1884. Convirtieron la rectoría en un centro social para la comunidad, llamado
Toynbee Hello. Este tiene tres objetivos; la educación y el desarrollo cultural de los pobres y
el despertar general del interés popular de los jóvenes.
El settlement era una asociación de personas con diferentes opiniones y diferentes gustos;
su unidad es la de la variedad, sus métodos son los espirituales, más qué materiales, se
propone la penetración, y su confianza reside en la unión.
El logro fundamental de los settlements inglés fue procurar centros para el desarrollo del
Ts y la educación para adultos, así como la oportunidad para que las personas conozcan la
cruda realidad de la sociedad.
Su expansión y difusión en USA lo hicieron bien conocidos, sobre todo el asentamiento
fundado por Jane Addams en Chicago, al que nombró Hull House, este, también fue un
centro de investigaciones sociológicas.

3). Fundamente por qué decimos que la Iglesia y la Medicina Higienista fueron
los actores que mayor influencia tuvieron en el surgimiento del TS en
Argentina y Brasil.
En América Latina, la Iglesia Católica jugó un papel muy importante desde los primeros
momentos y su significación social y política fue aumentando a lo largo de los años de
duración del dominio colonial.
El surgimiento del Servicio Social en Brasil se remonta a los primeros años de la década
del 30’ como fruto de la iniciativa particular de varios sectores de la burguesía fuertemente
respaldados por la Iglesia Católica y teniendo como referencia el servicio social europeo.
En 1936, se creaba en Sao Paulo la primera Escuela de Servicio Social inspirada por la
Acción Católica y la Acción social. iniciándose una nueva etapa en la práctica de la
Asistencia Social. Esta escuela nació bajo una inspiración católica y dentro de un
movimiento de reconquista burgués. Las selectas generaciones que se educaban en las
aulas de Asistencia Social tenían un encargo casi expreso de la Encíclica papal porque gran
parte de la tarea realizada por obras sociales de la Iglesia estaba justamente orientada a la
“reforma de costumbre”.
En el caso de Río, la primera escuela católica responde también a un proceso semejante
al de Sao Paulo.
En Argentina, la primeras respuesta de tipo asistencial se organizaron en torno a los
sentimientos de compasión, piedad, clemencia y adoptaron la modalidad de la caridad
cristiana que, desde el periodo colonial, había estado a cargo de la Iglesia católica o de
cofradías piadosas, como la conferencia de San Vicente de Paul o las hermanas de caridad
hasta 1822.
En lo social, el área de la salubridad fue mayor intervención estatal y el rol de los
higienistas fue muy importante.
En 1924, se implementó el Curso de Visitadoras de Higiene social, dependiente de la
Cátedra de higiene de FDM de la UBA. Abierto a mujeres que deben constituirse en
auxiliares “ocupándose de las minucias para las cuales el medio no tiene tiempo,
difundiendo las normas de higiene y de prevención de enfermedades transmisibles, pero
además, debiendo enseñar el orden y la economía doméstica”.
Fue el discurso médico higienista el que tematiza la pobreza en términos de enfermedades
sociales y activo un arsenal de tecnologías para su tratamiento, como la inspección de
domicilios, el otorgamiento de subsidios a cambio del estricto cumplimiento de las
prescripciones o, la certificación del estado de necesidad para la obtención médica gratuita.
Los problemas sociales de los sectores necesitados impulsaron naturalmente a las
visitadoras, las cuales comenzaron a traspasar el campo médico interviniendo en la
asistencia social.
Es así, como siguiendo el derrotero del higienismo, se encuentra el proceso de
profesionalización del Trabajo Social en Argentina.

La Escuela de Servicio Social en Argentina:


En 1924, se implementó el Curso de Visitadoras de Higiene Social, dependiente de la
Cátedra de Higiene de la Facultad de Ciencias Médicas de la Uba. Abierto a mujeres que
deben constituirse en auxiliares: “ocupándose de las minucias para las cuales el médico no
tiene tiempo, difundiendo las normas de higiene y de prevención de enfermedades
transmisibles, pero, además, debiendo enseñar el orden y la economía doméstica”.
Fue el discurso médico higienista el que tematiza la pobreza en términos de enfermedad
social y activo un arsenal de tecnologías para su tratamiento, como la inspección de
domicilios, el otorgamiento de subsidios a cambio del estricto cumplimiento de las
prescripciones o, la certificación del estado de necesidad para la obtención médica gratuita.
Los problemas sociales de los sectores necesitados impulsaron naturalmente a las
Visitadoras, las cuales comenzaron a traspasar el campo estrictamente médico
interviniendo en diversas actividades de asistencia social.
Es así, como siguiendo el derrotero del higienismo se encuentra el proceso de
profesionalización del Trabajo Social en Argentina.
El 7 de mayo de 1928 el Consejo Directivo del Museo aprobó el informe de los doctores
sobre la creación de la Escuela de Servicio Social. Se formalizó dentro del Museo la idea de
crear dicha Escuela, aunque la misma no llegó a materializarse hasta junio de 1930.
El 23 de junio de 1930 el Museo Social Argentino agrega a la nómina de sus actividades, la
inauguración de su primera escuela; la Escuela de servicio Social bajo la dirección del
doctor Alberto Zwanck.
En el discurso correspondiente, el Doctor Tomas Amadeo, presidente del Museo,
puntualizó “los tres fines de las Escuela de Servicio Social; fines industriales, fines de
previsión y beneficencia y fines desinteresadamente culturales”.
La Escuela otorgaba a sus graduados el título de Asistente social y recibió dos clases de
alumnos; regulares y oyentes, los cuales estaban sujetos a distintos requisitos de ingreso y
exigencias académicas, del mismo modo que abonaban por los cursos aranceles
desiguales.
La sociedad de beneficencia (SB)
Por decreto el 2 de enero de 1823 se creó la Sociedad de Beneficencia (SB), se gestó en el
marco de las “reformas rivadavianas”, este las cuales la diferenciación del Estado y la
Iglesia fueron decisivas a la hora de la concepción de la nueva figura institucional. Se
pretendía imponer un modelo institucional muy moderno para el cual ni la sociedad ni las
elites estaban preparadas.
El nacimiento de la SB está íntimamente asociado a un hecho de por sí revolucionario
como fue la incorporación de la mujer al manejo de acciones públicas. La SB estaba
concebida de un modo innovador e inteligente. Por un lado, el Estado aportaba los fondos
necesarios para administrar las instituciones dependientes, y por el otro, delegaba su
administración en un consejo de mujeres notables.
El sistema asistencial de la SB fue problematizado en una clave propicia a la
funcionalización de la asistencia respecto del mercado de trabajo: una población asistida
dibujada por un conjunto de instituciones cerrada, definida por la asociación mecánica entre
inmoralidad y misera, en un mundo en donde la moralidad y el trabajo eran vistos como
instrumentos de movilidad social ascendente.

La Fundacion Eva Peron:


Oficialmente en 1948 se crea la Fundación Eva Perón, que ya disponía de una estructura
y financiamiento propio, ya que venía desenvolviéndose desde antes como “Obra de ayuda
social Doña Maria Eva Duarte de Perón”. Esto le permitió al gobierno ampliar con el apoyo
de la sociedad, estableciendo una relación más estrecha con los sectores que se
encontraban fuera de la cobertura de beneficios, otorgador por los sindicatos. A través de
esta fundación, el peronismo buscó alcanzar el “consenso pasivo”, entendido como la
participación voluntaria que no precisa necesariamente de un apoyo activo del gobierno. El
sentido dado a la asistencia y su inclusión en un proyecto político, fue uno de los rasgos que
diferencia a la FEP de la SB.
Se distinguen dos formas primordiales de acción de la FEP: la ayuda social directa y las
prestaciones a través de establecimientos asistenciales. Además de la asistencia, las otras
dos áreas básicas de acción fueron la educación y la salud, esta última de tres formas: a
través de las campañas sanitarias; de la construcción de hospitales y centros de salud, y de
los campeonatos deportivos.
El poder alcanzado por la Fundación, redujo significativamente las actividades desarrolladas
por la Sociedad de Beneficencia, ya que la antes mencionada decía proporcional “ayuda
social”.
Luego de la muerte de Eva, la FEP continuó sus actividades, pero en 1955 se creó el
Ministerio de Salud y Asistencia Social, y la asistencia social continuó desarrollándose en
diversos ámbitos institucionales. En octubre de 1955 el gobierno de facto promulgó el
Decreto 556, estableciendo el cierre y liquidación de bienes perteneciente a la FEP, que
pasaron a integrar el Patrimonio Nacional o de las Provincias.

El Trabajo Social en Rosario y sus cursos.


La escuela del MSA, es el antecedente inmediato de los cursos de rosario y sus orígenes,
en la iniciativa de Luisa Benitez, directora del Liceo Nacional de Señoritas (LNS).
“Bernardino Rivadavia” y luego, en el grupo de personas que se sumaron a la creación de
los Cursos, conformado principalmente por mujeres de la Asociación de ex alumnos de
dicha institución.
Con respecto a los antecedentes, los mismos se encuentran sin lugar a dudas, en la
escuela del MSA.
El 14 de abril de 1942 son inaugurados los Cursos de Asistentes Sociales, bajo la dirección
de Benitez, directora del LNS y asesora de la Asociacion de Ex alumnas.
En sus dos primeros años de existencia, la formación profesional se desenvolvió como una
actividad del Liceo.
La creación de los Cursos de Asistentes Sociales contó con el pronto respaldo de las
autoridades provinciales y nacionales. A escasos años de su inauguración, los cursos
pasaron a contar con el reconocimiento oficial, en un primer momento de la provincia y
posteriormente del Estado Nacional, de este último obtuvieron la nacionalización de los
títulos que otorgan. Los respectivos reconocimientos se establecieron formalmente en el
año 1944.
Si la experiencia de profesionalización en Argentina surge con un marcado carácter laico,
tanto en el MSA como en Rosario, no significa que los aspectos religiosos no se encuentran
presentes en ningún momento. Al contrario, los mismos atraviesan las respectivas
formaciones profesionales, apareciendo en escena principalmente en los discursos de las
correspondientes autoridades. Aunque la profesión no es gestada en en el seno de la
iglesia, su influencia se encuentra en su discurso. La idea de vocación o de la misión que le
toca cumplir a los alumnos que eligieron la profesión es un claro ejemplo, pretendiendo
conciliar el carácter profesional con el dogma cristiano, para que el asistente social
desempeñe su profesión guiado por la moral cristiana, una conciliación entre virtud de la
caridad cristiana y un modo de ganarse la vida.
El Dr. Zwanck invitado por los Cursos a una de las actividades realizadas en el marco de
los Actos Culturales, se refería al servicio social como: “toda obra humana tendiente al bien,
hecha con el propósito del bien mismo, sin esperar de ella ni lucro, ni honor, ni recompensa.
El servicio social es obra esencialmente de amor, basada en el segundo mandamiento
-Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Desarrollismo.
La influencia en el desarrollismo marcó una etapa decisiva que se expresó en la
introducción de un nuevo “método”, el “Desarrollo de la Comunidad” en el cambio de
nombre de la profesión. Desde entonces, todo profesional “aggiornado” pasó a ser
“trabajador social”, en lugar de “asistente social”, nombre ideológicamente teñido de
beneficencia.
Participación y desarrollo se convirtieron en los términos fundamentales con los que se
expresaba el discurso desarrollista. El primero pretendía garantizar, por un lado, el
consenso que asegurara el éxito de los planes propuestos por los técnicos; y por otro, cierta
democratización, por lo menos formal, al tener en cuenta los intereses y las características
culturales de las comunidades a desarrollar, reforzará al mismo tiempo el primero.
Pero a su vez la participación tuvo un contenido más pragmático, que se expresó en las
concepciones del “esfuerzo propio” y la “ayuda mutua”, la “autoconstrucción”, etc. Al
requerirse a los sectores interesados su participación y aporte en trabajo, se reducía el
costo de los planes en lo que a este aspecto se refiere. Bajo la fuerte crítica al asistialismo
paternalista y bajo la consigna el viejo proverbio “dadle un pez, pero enséñale a pescar”, se
pretendía contrarrestar el carácter dádiva de la asistencia tradicional, reemplazandola por el
esfuerzo propio en la resolución de sus problemas, bajo la “dirección técnica” de los
“expertos”.
El viejo prejuicio de la necesidad de “educar” a los pobres, porque en la “ignorancia” está la
causa de la pobreza, se revistió de un nuevo lenguaje, se “legitimó” a través de los
cientistas sociales y tomó la forma de “obstáculos al desarrollo” que se interponen en forma
de “pautas” tradicionales,que era necesario reemplazar por una actitud abierta al cambio y
al modernismo.
Habiéndose constituido la Organización y Desarrollo de la Comunidad, como el objetivo
fundamental de la labor de los trabajadores sociales y siendo ésta la orientación teórica con
la que se formaron los procesionales de este período, se prueba una vez más que su labor
se dirige básicamente al nivel ideológico y que en él se realiza su función objetiva de
legitimación y control.
Dos elementos caracterizaron la época: el compromiso que debía asumir el Estado con el
desarrollo nacional, al que se consideraba el resultado de la acción y el esfuerzo conjunto
de la comunidad y el gobierno; y la planificación económica, educativa, de la acción
comunitaria, familiar.
FAMILIA TRADICIONAL vs. FAMILIA MODERNA: Todo el aparato estatal se dirigió a esos
objetivos: las instituciones de bienestar social, los tribunales de menores y de familia, etc.
La metodología y las técnicas variaron sustancialmente. El caso social se hizo adecuado y
las técnicas de grupo y de desarrollo de la comunidad se tornaron las herramientas más
útiles para los técnicos
sociales. La planificación familiar y la paternidad responsable fueron las armas con que el
modernismo enfrentó al tradicionalismo, en el ilusorio ámbito de lo privado.
La posibilidad de modernizar a la familia, pasaba por incentivar a las mujeres al cambio,
sacarlas de los límites de lo privado y hacerlas participar del desarrollo.
EL DESARROLLO DE LA COMUNIDAD Y LOS AGENTES DE CAMBIO: La Unión
Panamericana y la ONU, fueron las usinas generadoras de planes y expertos; allí se
generaban las consignas, a partir de las cuales se capacitaba a los técnicos de base. La
influencia de estos organismos fue decisiva en la formación de amplias camadas de
trabajadores sociales latinoamericanos, a los que, por sus características profesionales y su
lugar en las instituciones, se consideró “agentes de cambio” por excelencia.
“El asistente social, por la naturaleza de su profesión, está dedicado a los principios de
organización de la comunidad y capacitado para efectuarlos. Además, está situado en uno o
varios puestos que le constituyen en un elemento estratégico para la iniciación o facilitación
de esfuerzos de mejoramiento comunal. Tiene la responsabilidad de contribuir a dichos
esfuerzos con toda su capacidad”.
El desarrollo de la comunidad requería de planificadores y ejecutores de campo.
La capacitación técnica exigida para actuar a nivel comunitario, no resultaba, entonces,
incompatible con las exigencias ya tradicionales en este profesión. Exigencias que son
esencialmente compatibles con la “condición femenina” definida socialmente y
subjetivamente asumida por mujeres. Los asistentes sociales han sido siempre cargas en
los que la competencia profesional por ocuparlos, fue lo suficientemente fuerte como para
que no basten “la mística ni la vocación de servicio”, sino para los que se requiere
precisamente, vocación de éxito, prestigio y poder personal. Para las corrientes
desarrollistas del trabajo social, la capacitación técnica se tornó una exigencia que debía
estar acompañada por estos valores, pero que no podía ser reemplazada totalmente por
ellos. El cambio en los objetivos explícitos de la profesión, la jerarquización del rol
profesional y la apertura de espacios laborales atrajo varones, lo que a su vez propició
fuertemente desde algunos centros de formación, sobre todo para el trabajo en áreas
rurales o alejadas de los centros urbanos.
Las exigencias técnicas y las nuevas funciones, no derivaron, sin embargo, en una sólida
formación académica.
La profesión encontró su variable de ajuste, y fue capaz de interpretar las exigencias
externas, para poder seguir cumpliendo su función objetiva en el control y la legitimación del
sistema.

Reconceptualización.
No existe un período histórico que se denomine “reconceptualización” solo se da en el
campo del “saber”, enmarca en un espíritu general del antiimperialista, un rechazo hacia los
conocimiento que venían de Norte América.
Los conceptualizadores critican mucho a los métodos clásicos del trabajo social.
El afán de la reconceptualización era cambiar las estructuras, acabaron por desconocer no
sólo las especificidades del Trabajo Social, sino al propio Trabajo Social; todo era
“militancia”.
Los objetivos de la carrera estaban directamente ligados a los objetivos del nuevo gobierno
popular, se trataba de la liberación de los pueblos. Así este objetivo se transforma en el
objetivo del Servicio Social, por lo cual no es para asombrarse que durante este breve
período que abarca de 1973 a 1976 se haya identificado militancia con práctica profesional.
El surgimiento de la reconceptualización en Argentina aconteció durante el gobierno
autoritario de Juan Carlos Onganía, simultáneamente al auge del método de Organización y
Desarrollo de la Comunidad del Trabajo Social,
La finalidad del Servicio Social era contribuir a la transformación de la sociedad a través de
una
praxis liberadora en y desde el pueblo, en el cual el hombre se hace hacedor de su historia.
Los objetivos son: concientización, capacitación, participación, organización popular, gestión
popular, movilización popular, politización, entre otros.
En el caso de la Esc. Servicio Social de Rosario, también comenzaron a producirse los
cambios dentro del plan de estudios; que contó con una importante participación del
claustro estudiantil y docente. Los estudiantes tenían un entusiasmo transformador. Había
ya una clara identificación entre la militancia y el trabajo social. Durante este proceso se
contrataron nuevos docentes en las áreas contextuales. Así, aparecían disciplinas como
“Tercer Mundo”, Investigación, Teoría de la Dependencia, entre muchas otras.
Era un momento de efervescencia, se tomaban las instituciones; en el caso de la escuela
de Servicio Social, se levantaban las aulas, se hacían asambleas todo el tiempo y los
bombos retumbaban dentro de la escuela hasta que eran tomadas por un sector del
peronismo.
La significativa que tuvo el proceso de Reconceptualización en el desarrollo del Trabajo
social latinoamericano, torna imprescindible y absolutamente actual la necesidad de
recuperar el análisis del mismo, tanto en su génesis como en la influencia posterior que se
verificó en la formación y en la práctica profesional de las y los trabajadores sociales.
Impregnó al conjunto de las ciencias sociales y también, en particular, a nuestra profesión,
se hablaba de la sociología de la liberación.
Los procesos de cambio progresivo o de retroceso en las disciplinas no son un producto
meramente endógeno de cada profesión. Se generan y se articulan con la dinámica social y
política específica que se registra en un momento histórico determinado.
Los trabajadores sociales comenzamos a identificar y reconocer el origen de la desigualdad
social en las relaciones de dominación vigentes en la sociedad, cuestionando las
propuestas de la integración al medio de los “desadaptados”o “marginados” propias de
aquel pensamiento modernizador y de las concepciones teóricas funcionalistas, propuestas
provenientes de la óptica de entender lo justo y adecuado para el modelo imperante.
El principio de causación individual era atribuido a quienes padecían de problemas sociales,
desconectando la relación existente entre el funcionamiento global de la sociedad y la
presencia de los llamados: males sociales.
Las instituciones eran y son espacios de lucha

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