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Nigua: una comunidad afrocaribeña

Por Darío Solano, Fundación Afrocimarrón

Palabras claves: Africanía, etnicidad, patrimonio cultural, cimarronaje.

Nigua en el tránsito dominicano de una identidad negada y vedada, a la revalorización de un


rostro ocultado
Nigua constituye un punto de referencia para reflexionar acerca de la diáspora africana y/o la
afrodescendencia. Aquí, en la sociedad dominicana, se desarrolla una recreación fiel de la africanía.
Es un lugar de memoria asociado a la trata trasatlántica de africanos. Desde Nigua se marcaron los
inicios de la industria azucarera del Caribe, convirtiéndose en receptora de los primeros
contingentes de africanos para ser esclavizados en el Nuevo Mundo, dando origen y evolución a la
esclavitud de los africanos en las Américas, cuyas consecuencias históricas aún persisten en las
sociedades latinoamericanas y caribeñas.
Siendo destino de la trata, Nigua produjo hechos históricos y sociales que darían contenido al perfil
de la diversidad cultural de la sociedad dominicana, albergada en una memoria histórica de
contradicciones múltiples que moldearían la esencia de la identidad cultural de nuestros pueblos,
haciéndonos hermanos en la historia con África, y los pueblos de América y el Caribe. El África
humillada, no solo la esclava, se detuvo aquí, y desde los inicios de la colonización expresó su
rebeldía a la cobardía esclavista. Un punto álgido de esa construcción histórica de la africanía lo
sintetiza la primera rebelión negra del Nuevo Mundo (Nigua, 1521) protagonizada por miembros de
la etnia wolof, procedentes de Senegambia.
A lo anterior se suma el momento más conspicuo de la resistencia del africano a la esclavitud en el
Santo Domingo español, la gran rebelión negra de Boca de Nigua, del 30 de octubre del 1796. El
suelo de esta comunidad es abonado por expresiones culturales que nos remiten a la dignidad de los
oprimidos.
La relación de bienes patrimoniales que perviven y que son asumidos, son expresiones de la huella
y el legado histórico asociado al ser africano. Encontramos asentamientos humanos del ethos
africano, ruinas y monumentos de los primeros ingenios y trapiches azucareros de América.
Espacios geográficos, cuyas toponimias responden a voces de origen africano, y la recreación viva
de expresiones culturales que identifican a la comunidad dominicana.
La presencia y la memoria de la diáspora africana sitúa al municipio de Nigua, provincia de San
Cristóbal, como una comunidad dueña de una singularidad cultural tangible e intangible relacionada
a la esclavitud y el cimarronaje, como es su conjunto histórico monumental, integrado por el
Ingenio de Boca de Nigua (siglo XVIII), el Ingenio de Diego Caballero (siglo XVI) y la Ermita de
San Gregorio Magno (siglo XVI).
En Nigua encontramos una suma de simbologías infinitas que guardan una relación dialéctica con
expresiones culturales de alto valor patrimonial de cohesión comunitaria; espacios ceremoniales,
sitios arqueológicos, arquitectura vernácula, santuarios de prácticas de religiones de influencias
africanas, tradiciones musicales y danzarinas, rituales populares, fiestas populares, mitos y enigmas
asociados a la tradición oral, curativa y culinaria, y una población que reivindica su africanía en un
contexto étnico-social hostil. Es Nigua, potencialmente, un nicho privilegiado para resituar los
estudios y la revalorización de la presencia africana en el Nuevo Mundo.

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