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NEUROCIENCIA DE LA

BONDAD
NEUROBIOLOGIA DE LA COMPASIÓN Y EL ALTRUISMO

KINDFULNESS | NIVEL BÁSICO | MÓDULO 5


I. INTRODUCCIÓN

El mundo se compone de sensaciones, que captamos a través de los sentidos. Pero


estos sentidos, no siempre son fiables. A veces creemos ver, oler, sentir, tocar o
experimentar situaciones que no son exactamente como nosotros las percibimos. De
esa manera sabemos que la mente miente, que nos informa de cosas que creemos
pueden estar pasando, pero que en realidad no son ciertas.
La necesidad infantil de la certeza, nos lleva a buscar explicación y sentido a todos
aquellos datos que captamos. Así si acertamos o nos equivocamos en la identificación
de un olor, una visión, o un sabor. No es exactamente el sentido o la sensación el error,
sino más bien la percepción que tenemos de la misma. El cerebro vive en un laberinto
de espejismos donde continuamente busca la certeza.

1.1. No vemos las cosas como son, las observamos cómo somos.

Nuestros sentidos conforman un importante papel en el desarrollo de la estructura


de nuestra personalidad, sea esta hiperperfeccionista, indolente o apreciativa. Si
tenemos una tendencia a la perfección, nuestra naturaleza lógica será más alta. Si por
el contrario nuestra naturaleza es más artística, quizás nuestro temperamento es más
melancólico, más vulnerable al estrés o a la apreciación de los otros. Hay bastante
consenso al afirmar, que nuestras tendencias sensoriales pueden conformar carencias
o virtudes; según el individuo sea capaz de expresar o no, se estás en un contexto
determinado.

Nuestro cerebro puede construir redes significativas a través de sensaciones,


percepciones, intuiciones, ilusiones, memorias…con ello construye la identidad. Si
acaso en algún momento de nuestra biografía, perdemos parte de un sentido, o de la
memoria, o de la sensación; automáticamente el cerebro lo que hace es reforzar otra
área para su compensación. Los sentidos, así pues, constituyen una red de flujos e
información al cerebro, mediante redes sinápticas. Primero los niños realizan
abstracciones, piensan, se piensan y después lo pasan a lo concreto.
El hecho de utilizar palabras no implica que seamos conocedores de las estructuras
del lenguaje. Ni siquiera que nuestras funciones cognitivas sean óptimas. Por ejemplo,
un niño invidente puede tener más dificultades a la hora de expresar con palabras un
concepto de otro niño con su misma edad
El invidente construye las imágenes mentales de las situaciones y de las
experiencias utilizando otras áreas del cerebro. Así sus imágenes de referencia son
diferentes. Sus capacidades auditivas o sensitivas son mucho mayor que las de
personas videntes. Independientemente que cada niño puede ser distinto, el hecho
que un niño pueda utilizar más un canal auditivo o sensorial puede marcar su historia.,
y su modelo de aprendizaje.
Construimos imágenes mentales de las cosas y luego le otorgamos una designación,
o un significado. La función, el cómo y de qué manera otorgamos significado a las

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cosas, experiencias o eventos, marca también el cuadro de nuestro procesamiento
mental. El cerebro tiene la capacidad de representarse objetivamente, en escenas
pasadas, presentes o futuras. De esa forma, es capaz de prever que puede suceder.
Así pues, las personas que trabajan usando cámaras o lentes, tienen más capacidad
de desarrollar las áreas de la capacidad objetiva en el cerebro.

1.2. La visión condiciona la mente.

Para muchos neurocientificos el cerebro es como un mosaico artístico, para el


cirujano es la suma de sus partes. Para el matemático el cerebro será la suma de
números. Daniel Tammet, un autista, era capaz de percibir los números como formas,
colores, movimientos, sensaciones y colores. Esta capacidad de sustituir una
sensación o una emoción por otra se denomina cinestesia. En algunos niños y jóvenes
que tienen una inteligencia kinestésica más fuerte este rasgo es más relevante, pero
con la edad, lo van perdiendo.
Los sentidos en nuestro cerebro no están netamente separados, todas las áreas del
cerebro se nutren de otras áreas. El cerebro es un mosaico de interdependencia, capaz
de computar, relacionar, procesar y crear ideas o propuestas; llegando a darnos
incluso la falsa ilusión de que está separado. Cuando un sentido, una sensación o una
emoción se pierde, o se merma; se traslada a otra área del mismo.
Aquello que sentimos es el resultado por tanto de un complejo proceso de
interconectividad sináptica en el cerebro, teñido por la percepción que tenemos de
esos hechos. La percepción está sujeta a los sentidos, y estos a las emociones. Por
tanto, un trabajo a través de las emociones es absolutamente imprescindible.
En esta unidad didáctica vamos a trabajar el interesante concepto de identidad en
el cerebro, como se crea, como se despierta y que clase de valencias, competencias y
características presenta.

1.3. Objetivos

a) Autentificar la identidad del cerebro: neurociencia.


b) Conocer el despertar mindfull de la mente: sine qua non.
c) Aprender de neurobiología de la emoción y sentimiento.
d) Saber de competencias emocionales y coraje: el cerebro evolutivo.

II. AUTENTIFICAR LA IDENTIDAD DEL CEREBRO

El cerebro humano es el órgano estructuralmente más rico y complejo del universo


conocido. Millones de neuronas en redes, combinándose múltiplemente, cuyo
funcionamiento aún es misterioso. La pieza más conocida hasta ahora es la neurona,
una pequeña estructura que crea, comunica y se relaciona salvajemente a través de

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delgadas conexiones llamadas dendritas. Cables de salida, denominados axones, que
pueden alcanzar diferentes longitudes. Cada neurona se enciende, dispara y comunica
con otras cada 0,5 milisegundos, parece increíble, pero nuestro cerebro es un
conjunto de encendidos y apagados. Algo semejante a una gran ciudad, que produce
un estallido neurológico conocido como fuentes de luz neurológica.
En el siglo XXI, neurocientificos como Richard J. Davidson o Antonio Damasio, nos
han enseñado a comprender el cerebro de forma más fehaciente. Davidson, ha
validado la importancia de las emociones en la creación de los patrones neurológicos
y Damasio ha validado la importancia de los sentimientos y todo lo que en torno a
ellos sucede. Podríamos considerarles filósofos si estuviésemos en otro siglo- como el
XIX o XX-, pero la realidad es que la neurociencia parte de una premisa epistemológica
filosófica, que valida las respuestas de las emociones, sensaciones, percepciones, etc…
Intentando comprender como las emociones o las sensaciones despliegan sistemas de
apoyo y patrones que inciden en nuestra existencia.
En su primer bestseller, El error de Descartes, emoción, razón y cerebro humano,
(Crítica 1996 ) Damasio demuestra cual es la relación que existe entre emoción, lógica
o razón y cerebro. Como esta separación causada hace tan solo 300 años creo mucho
sufrimiento en las personas, y también afecto fuertemente a la ciencia y la conciencia.
Al separar una parte importante de la observación: la fenomenología de la mente.
Las personas aprendemos a través de los sentidos, experimentamos a través de los
sentidos y gracias a ellos podemos validar lo que nos pasa, como nos pasa y finalmente
grabarlo en una pista u otra. Un sentido no está solo vinculado con la estructura de un
órgano particular, la visión no se relaciona solamente con el ojo; o la audición con el
oído. Todo en el cerebro está relacionado con diferentes sistemas corporales que se
conectan con la neurobiología de nuestro cerebro.

III. EL DESPERTAR MINDFULL DE LA MENTE: SINE QUA NON

Al entender cómo funciona el cerebro, estamos más preparados para


comprendernos a nosotros mismos, ayudar a nuestros alumnos e hijos, tanto en
focalizar la atención en un punto como en aumentar la memoria, concentración o
rendimiento.
Comprender nuestro cerebro, es comprender también nuestra mente. Quedando
así demostrado que la relación de cuerpo, mente y cerebro es real. Focalizar la
atención en una parte del cuerpo, hace que aumente también nuestra intención,
memoria, concentración, motivación, rendimiento o resiliencia.
En el siglo XXI, es necesario comprender este proceso neurobiológico,
alfabetizarnos no solo en términos de lo que sucede dentro de nosotros, sino también
de lo que les está pasando a nuestros órganos internos. El estudiante debe de
comprender mediante la observación que es la neuroplasticidad, para que puede
servirle comprender el mecanismo de las neuronas espejo y como esto le puede servir
para el desarrollo de su inteligencia, aprender, comprender y expresar sus múltiples
posibilidades.

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Si pudiésemos compararlo a alguna época de la antigüedad, sin ninguna duda la
época que estamos viviendo es la Edad de Oro de la Neurociencia. Una era donde el
aprendizaje basado en la comprensión puede abarcar tantas áreas del saber, que
ofrezca nuevas perspectivas de la condición humana y sus procesos. Hasta ahora lo
más significativo que hemos aprendido es que el aprendizaje es para toda la vida y
que nuestra mente es flexible, así como nuestro cerebro.
Los descubrimientos sobre la estructura del cerebro y la mente, no han hecho más
que comenzar. Desde cómo afecta la inteligencia musical a nuestras estructuras
cerebrales. Que incidencia puede tener el ejercicio físico o el yoga en el desarrollo de
la neuroplasticidad. Como podemos crear nuevas conexiones, en qué medida los
patrones neurológicos pueden ser modificados. Las neurociencias son ciencias
jóvenes llenas de posibilidades, pero quizás lo más significativo es que tienen una gran
capacidad para maridarse con múltiples disciplinas; constituyendo entonces un campo
de infinitas posibilidades. ( Davidson, 203, hipótesis del cerebro féliz)
En el futuro nuestros estudiantes no estudiaran solo una disciplina, sino múltiples.
No observaran, evaluaran o expresaran un trabajo desde tan solo una inteligencia o
una mente, sino desde múltiples. Eso exige un grado de apertura por el cuerpo
docente, las instituciones y los estudiantes… a la hora de permitir que evolucionen en
nuevas áreas del saber.

3.1. El cerebro como una metáfora

Pídele a un niño que describa su cerebro como una metáfora y posiblemente te


diga que lo ve como un ordenador, como una red de comunicaciones muy rápida. Sería
mejor pensar que el cerebro es un músculo que se vuelve más fuerte con el uso. El
cociente intelectual no es una cosa estática, sino en construcción. De la misma manera
que nos hacemos fuertes con el ejercicio, podemos fortalecer nuestras capacidades
intelectuales a través del aprendizaje.
Si los niños son capaces de ser entrenados y se les permite esta mirada de
crecimiento abierto, la inteligencia crece sin esfuerzo. Los alumnos que tienen una
mente abierta, están dispuestos a confrontar desafíos, aprender de los errores, ver las
críticas como una oportunidad en lugar de verlas como un motivo de lucha.
Si la inteligencia no es estable, tampoco la mente lo es. Eso es muy positivo porque
podemos aprender y entrenar a través de ejercicios que fomenten la resiliencia,
persistencia y constancia de aquellas tareas que pueden resultar difíciles. Entrenando
los músculos de la mente, entrenamos el pensamiento; entrenando el pensamiento,
entrenamos las emociones, percepciones y sensaciones.
Mente, cerebro y educación son los conceptos clave en los que nos tenemos que
alfabetizar a la hora de enseñar. Básicamente, empezar comprendiendo que:

e) El cerebro es tan único como el rostro, no hay dos cerebros iguales.


f) Todos los cerebros son distintos en contexto, aptitudes y neurobiología.

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g) El cerebro cambia con cada experiencia por neuroplasticidad.
h) El cerebro es totalmente plástico.
i) El cerebro tiene capacidad de conectar las informaciones o datos más antiguos
con los más nuevos, incluso sin conocerlos en profundidad.

Si damos a los niños la oportunidad de aplicar el aprendizaje, especialmente a


través de actividades auténticas y personalmente significativas, con evaluaciones
constructivas, los hechos pasan de ser puros datos memorizados a banco de memoria
experiencial relacionable. Las neuronas que se activan juntas se interconectan
creando sinapsis de aprendizaje.
Estas actividades cerebrales suceden de manera única y excepcional en cada ser
humano. Al tratar a un niño como especial o con atención diferenciada, le estamos
privando de que pueda hacer sinapsis por contexto más profundo. También estamos
privando a la clase de aprender de las conexiones de los individuos neurodiversos. La
neurodiversidad es el valor más importante de la mente, equivalente a la
biodiversidad en el planeta.

3.2. La importancia de preparar el cuerpo para preparar la mente

El cerebro, como el cuerpo, necesita estirarse, relajarse y ejercitarse. La actividad


cardiovascular incrementa el flujo del oxígeno a la sangre, incrementando la capacidad
de concentrarse. Hay una relación directa entre el ejercicio físico y el aprendizaje; por
eso, actividades como el yoga o el taichí debería estar al principio de la jornada
educativa.
Al cerebro se le entrena cuanto más temprano mejor. Sabemos que todos los niños
aprenden mucho antes de ir a la escuela por primera vez. Cuando les cuento a los
padres que aprendan de sus hijos, no acaban de comprenderlo. Ahora sabemos que
en el cerebro hay cien mil millones de neuronas durante los primeros 2.000 días de
vida. Por eso, los inputs que un niño recibe de pequeño son muy importantes.
Si hacemos un escáner cerebral a un niño a medida que su mamá le habla, veríamos
cómo va cambiando su cerebro a medida que escucha una nana, cómo se mueve al
encontrarse con otros niños, desarrollando conexiones. Sería fundamental que los
gobiernos invirtiesen en la educación antes de llegar al jardín de infancia. Porque, si el
niño llega listo por aprender desde casa, aprende. Amar, hablar y jugar son cosas que
los padres pueden enseñar desde muy pequeños.

3.3. Como se regenera nuestro cerebro

El cerebro se regenera en cada momento, sobre todo en el abismo claro de la


mente, por la noche (en los sueños). Quizá, por eso dormimos, porque el día, con la

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consciencia siempre alerta y atenta a las cosas del mundo, se pierde en los detalles
del laberinto del logos. El sueño nos nutre porque pertenece al infinito mientras que
el día se llena de cosas finitas, casi siempre fútiles, banales y llena de incongruentes
agendas, de esfuerzos inútiles por hacer lógico lo ilógico.
Quisiéramos sentir que este tiempo que vivimos tiene sentido, que es algo valioso.
Por eso lo invertimos, lo gastamos o lo malgastamos. Así pensamos que la vida
humana se puede medir solo en términos de tiempo. Y con una humana crueldad y
fiereza intentamos lanzar la flecha en la diana del presuntuoso espíritu humano del
tiempo, intentando acercarlo o alejarnos, pero el espíritu no puede ser atrapado.
Creyendo que nuestro razonamiento diurno puede valer en la noche. Pero qué pasa
en nuestro cerebro cuando dormimos. Podemos fantasear todo lo que queramos con
los ojos abiertos para regenerarnos, sin éxito. Podemos incluso creernos que nuestras
fantasías, en las que fluctúan nuestras imágenes, son reales. Las imágenes están
repletas de fabulas, reinas del sueño, son la fuerza creativa que habita en el reino del
sin tiempo, del espíritu profundo; pero necesitamos dormir para regenerarnos,
necesitamos el sueño.
Sabemos, gracias al estudio realizado por Washington University de Saint Louis
(2005), que los trastornos del sueño pueden favorecer el surgimiento de la
enfermedad de Alzheimer. En un estudio de 100 sujetos entre 45 y 80 años, aquellos
que presentaban un sueño más largo y prolongado presentaron el nivel de proteína
beta-amiloi de inferior respecto a los otros sujetos. Por tanto, tienen menos
probabilidad de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
Por eso está bien saber que el insomnio puede ser curado con un trabajo de
mindfulness. Dormir bien es fundamental para la salud del bienestar y para la relación
cuerpo-mente. El insomnio y el trastorno del sueño afectan a una de cada tres
personas en el mundo. Un reposo insuficiente provoca estrés, cansancio, una bajada
del sistema inmunitario y pone en riesgo el desarrollo de otras enfermedades
degenerativas. Mindfulness ofrece un protocolo y una guía profunda experimentada
en el ámbito científico sobre cómo practicar una serie de ejercicios que te ayudarán a
trabajar: sueño leve y despertar brusco, ronquidos, aprendiendo cómo prepararte
para un sueño profundo integrador… (Davidson, 2003, hipótesis del cerebro féliz)

IV. NEUROBIOLOGÍA DE LA COMPASIÓN Y EL ALTRUISMO

4.1. Caso práctico: cambiar es posible mediante la neuroplasticidad por Koncha


Pinós
http://www.yogaenred.com/2013/11/28/el-cerebro-puede-cambiar/

Robert era un hombre que rebosaba vida, había vivido al límite de todo: viajaba sin
cesar, tenía el trabajo que quería, éxito… Los demás admiraban profundamente esa
vida tan salvaje que mostraba. Pero lo que no sabían era que era simplemente un tipo
neurótico incapaz de cambiar ciertas pautas cognitivas. No podía dar amor a los que
más amaba, iniciaba relaciones paralelas para no estar solo y cada vez se sentía más

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inseguro, poco auténtico, hasta que empezó a dudar de sí mismo. Llego a mí porque
gracias a “la duda”, un día tuvo un accidente en su trabajo. Sucedió que pensaba en
otra cosa mientras debía de estar atento y tuvieron que enviarlo a casa.
Cuando le conocí, estaba en un hospital, no mejoraba, su sistema inmunológico no
reaccionaba al tratamiento, estaba totalmente agotado y no quería vivir. Su mujer y
su hijo ya ni siquiera sabían si podrían, querían o debían ayudarle. Su mujer había sido
alumna de meditación y pensó que una charla conmigo le haría bien.
El primer día que fui al hospital, no me dijo nada. Yo tampoco, solo me senté y
observé como respiraba. Hasta que él me pregunto cómo podía cambiar todo esto, si
creía que podía hacerlo o era demasiado tarde (se sentía un mentiroso, había hecho
daño a los que amaba).
Empecé a hablarle de una nueva ciencia que revela el extraordinario potencial para
transformarnos que hay en nosotros mismos. Me pregunto: “¿Es realmente posible
cambiar la estructura y la función del cerebro, y al hacerlo cambiar la forma en la que
pienso y siento?”. La respuesta es un sí rotundo.
En 2004, los principales científicos occidentales se unieron al Dalai Lama en
Dharamshala, norte de la India, para hacer frente a esta misma pregunta de Robert:
¿Es posible cambiar la estructura y la función del cerebro, y al hacerlo podremos
cambiar lo que pensamos y sentimos? Ese proceso, supuso una revolución en nuestra
comprensión de la mente humana. Durante décadas, la sabiduría o el conocimiento
convencional sostuvieron que el hardware de la mente era inmutable, que estábamos
condicionados a nuestra biología. Sin embargo, los recientes experimentos en la
neuroplasticidad (ciencia que investiga cómo el cerebro puede sufrir un cambio
mayor, revelando que el cerebro es capaz no solo de alterar su estructura, tamaño y
forma, sino también de generar nuevas neuronas, incluso en la vejez) muestran que
el cerebro puede adaptarse, reformularse, curarse, renovarse después de un trauma,
compensarse desde la discapacidad y crear una hipercapacidad o superdotación.
Le hablé a Robert de este cambio de perspectiva como elemento fundamental para
transformar nuestra comprensión de la mente humana. Para liberarle de los
problemas profundamente arraigados a nivel emocional, cognitivo y conductual. Estos
descubrimientos demuestran que es posible restablecer nuestros indicadores de
felicidad después de la muerte de un ser querido, recuperarse por la pérdida de las
extremidades, entrenar la mente para romper los ciclos de depresión y trastornos
obsesivos compulsivos y otros cambios relacionados con la edad en el cerebro.
También le sugerí que es posible enseñar a nuestra mente. “¿Enseñar a la mente?
¿Qué le voy a enseñar?”, me dijo. Le dije que La compasión es la clave para la
búsqueda de una mente más calma. En un inicio es mejor empezar a entrenar la mente
en la atención focalizada. Es una práctica sencilla que se puede empezar a hacer desde
un hospital.
Las primeras sesiones no conseguían llegar a más de tres minutos sin dormirse,
estaba agotado. Su extraordinaria vitalidad, ahora se había esfumado y no quedaba
nada del valiente, rebelde y salvaje que fue antaño. Estuve trabajando con él
exactamente diez días. Durante esos días le visité en el hospital, hicimos una sesión

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de una hora en la que hablábamos y le enseñé a entrenar su mente. Al cuarto día, la
doctora le dijo que sus indicadores milagrosamente estaban cambiando. Había
doblado el marcador de las plaquetas y empezaba a creer que nuestra terapia tenía
futuro. Su sistema inmunológico había recibido el mensaje.
Abrir las puertas de la mente es algo maravilloso y hacerlo no requiere mucho
esfuerzo. Es muy raro que las personas hayan desempolvado sus mentes,
simplemente las usen de modo automático. El hecho de que Robert mejorase, me
animó a explicarle más historias de neurólogos, psicólogos contemplativos y filósofos
que le permitían prestar atención a su experiencia y a su forma de estar presente.
Me dijo: “¿Quieres decirme que si me entreno dejaré de sentir emociones
negativas?”. No, para nada, pero ya no serán las dominantes, no habrá necesidad de
drama en tu vida, ni de buscar esas ecoemociones tan fuertes que habías probado. A
través de reconocer nuestro dolor interno, sin suprimirlo, vamos a ir adquiriendo
confianza y permitirnos disfrutar las posibilidades que ofrece la vida más allá del
sufrimiento.
Me dijo: “¿Pero si todos podemos aprender a ser más fuertes y equilibrados a nivel
emocional porque no nos dedicamos a transformar nuestro pensamiento? Buena
pregunta, pero ¿quién quiere abrir la caja de la mente? Las personas creemos que lo
que nos sucede es lo que somos. Así llegamos a asociar lo que sucede con nosotros
mismos, hecho y emoción será lo mismo. Como si resultase un todo indivisible. Pero
no es así. Hay un espacio entre los hechos y las emociones que se producen.
Si tu mujer te abandona, no será ese hecho lo que te produzca dolor, sino la
interpretación que tú hagas de ese abandono, de ese dolor, de ese sufrimiento. Dentro
de nosotros hay un ego narrador que se cuenta historias. Y ese es el que define las
emociones negativas o positivas. Después de escuchar esto, Robert suspiró, miró hacia
la ventana y sentí que debía dejarle por ese día.
A la mañana siguiente fui a verle, pero ya no estaba en la cama. Había empezado a
caminar. Me dijo: “He entendido que mis huidas tienen que ver con el miedo a la
felicidad, quiero triunfar para que los demás me reconozcan, pero a la vez en esa huida
estoy perdiéndome a mí mismo. Quiero entrenarme, tienes razón. Mi mente es
responsable de esa diferencia emocional que separa la felicidad de la tristeza”.
Las creencias irracionales de Robert le habían llevado a creer que le amarían más si
corría riesgos, si se convertía en un mártir, si tenía más dinero o hacia cosas que nadie
había hecho. Pero había caído en la trampa de la huida permanente, y con eso había
causado una cadena de desastres concatenados, como pequeñas bombas plantadas
en su mente. Ya no podía pararse a recogerlas y andaba todo el día, corriendo por su
propio campo de minas. El paradigma de la huida frente a los problemas, mentir por
no dañar, ser poco auténtico…, había sido la solución que Robert había encontrado
para satisfacer el diálogo interno de un ego que demandaba cada vez más al Robert
auténtico. Sus procesos no resueltos habían acabado generando estructuras psíquicas
que ahora le hacían pagar la factura. Lo esencial era saber que todos tenemos derecho
y posibilidad de cambiar nuestro pensamiento, así cambia nuestro cerebro y, como
consecuencia, nuestras relaciones y nuestra vida.

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Todos podemos cultivar la calma, todos podemos ser felices si aprendemos a
pensar de una forma más amable y eficaz. Robert salió del hospital, su mujer me contó
que volvió al trabajo, y esta vez con una actitud diferente. Entonces le pregunté a ella
cómo estaba. Me dijo: “He dejado de evaluarle. Es como respirar de nuevo”.

V. COMPETENCIAS EMOCIONALES Y CORAJE: EL CEREBRO EVOLUTIVO

A través de millones de años, nuestros ancestros han desarrollado básicamente


tres estrategias de supervivencia:

j) Crear separación para poner límites entre ellos y el mundo, o entre un estado
mental y otro.
k) Mantener la estabilidad para tener una armonía sana, entre los sistemas físicos
y mentales.
l) Acercarse a las oportunidades y alejarse del peligro.

Estas tres estrategias han sido enormemente eficaces para sobrevivir.


Para pasar nuestros genes, nuestros ancestros animales tenían que elegir muchas
veces al día si debían alejarse de algo o acercarse a ello. Hoy en día, los humanos
vivimos experiencias similares, perseguimos la gloria y eludimos la vergüenza. Pero
nuestra mente es mucho más sofisticada, así que el acercamiento y la huida se hacen
con la misma cantidad de circuitos neuronales con los que un dinosaurio huía cuando
se sentía atacado. Es la amígdala la que emite el principal tono sentimental y luego lo
lanza por todas partes. Es una forma sencilla y eficaz de decirle al cerebro que tiene
que acercarse a la zanahoria y alejarse del palo.
En el cerebro tenemos dos sistemas neuronales principales que nos hacen
perseguir lo agradable. Se basa en el neurotransmisor dopamina. Las neuronas liberan
dopamina y aumentan su actividad cuando encuentran recompensas, o se aceleran
cuando encuentran algo que les compensará en el futuro.
El segundo sistema, basado en otros neuromoduladores, es la bioquímica de los
sentimientos agradables. Un conjunto de opiáceos naturales (endorfinas, oxitócina y
norepinefrina) que invade las sinapsis y refuerza los circuitos neuronales.
Estos dos sistemas neuronales son necesarios para sobrevivir. Además, se pueden
usar para objetivos positivos que no tienen nada que ver con pasar los genes. Los palos
son más fuertes que las zanahorias porque el cerebro está más diseñado para evitar
que para aproximarse a las experiencias. Es así porque las experiencias negativas han
tenido un impacto muy fuerte en la supervivencia de la especie.
Los seis modos básicos en que el cerebro continúa esquivando los golpes son:

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m) Vigilancia y ansiedad: el cerebro tiene una red por defecto que siempre está
en modo alerta.
n) Sensibilidad a la información negativa: el cerebro detecta el sesgo negativo
antes que el positivo.
o) Almacenamiento de alta prioridad: cuando se ha registrado el suceso negativo,
el hipocampo se asegura que lo hayas aprendido y no lo olvides.
p) Lo negativo triunfa frente a lo positivo.
q) Restos perdurables en el cerebro: el cerebro conserva memorias de las
experiencias, que están listas para reactivarse si encuentran un suceso similar
al que provoca el miedo.
r) Círculos viciosos: las experiencias generan círculos negativos en la mente,
reactivos y exagerados.

El cerebro tiene un sesgo de negatividad incorporado que nos empuja a evitar


continuamente. Este sesgo nos ha hecho condicionarnos y sufrir de múltiples formas:
provocando sentimiento de ansiedad, miedo, estrés, depresión, ira, pena, culpa o
vergüenza.
Este sesgo también resalta las pérdidas y fallos pasados, minimiza las habilidades
presentes y exagera el riesgo futuro. Por lo tanto, la mente tiende continuamente a
juzgar: conveniente o no conveniente, sobre el carácter, la conducta o las
posibilidades que tiene una persona. El peso de este juicio, si no se trabaja, es el que
determina la acción de la persona.

VI. RESUMEN

En esta unidad hemos podido comprobar como aquello que dábamos, por cierto,
como las emociones, en realidad no son más que representaciones de nuestros
sentidos. Esta necesidad de darle explicación a todo, proviene de nuestro ego
narcisista que anhela incesantemente comprender todo lo que pasa. Llegando así a
teñir la experiencia, no tanto por lo que es, sino por como nosotros la determinamos.
Esta construcción de la experiencia, se conforma con patrones, y estos construyen
nuestra identidad.
Cualquier área del cerebro se nutre de otras áreas para hacer sus cómputos y
cálculos. Sabemos que el cociente intelectual no es una cosa estática, sino en
construcción. El cerebro está en construcción.
Si la inteligencia no es estable, tampoco la mente lo es. Eso es muy positivo porque
podemos aprender y entrenar a través de ejercicios que fomenten la resiliencia,
persistencia y constancia de aquellas tareas que pueden resultar difíciles.
El cerebro se regenera en cada momento, pero, sobre todo, en el abismo claro de
la mente, por la noche, en los sueños.

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La neurociencia nos ofrece una mirada del alma a la sinapsis, ofreciendo reflexiones
sobre cómo podemos cultivar ese bienestar en nuestras propias vidas. Sanando la
noción del todo, el núcleo del crecimiento del alma, el corazón de la investigación
científica y entrando en el terreno interior donde se unen alma y sinapsis.
Las estrategias evolutivas que nos ayudan a perpetuar nuestros genes son tres:
separar, estabilizar y acercarse a las oportunidades evitando amenazas. Estas
estrategias que nos han hecho sobrevivir durante siglos también nos crean
sufrimiento y separación. El elemento de la compasión y el altruismo reduce el
sufrimiento.

VII. GLOSARIO

EUDAIMONÍA (del griego εὐδαιμονία): o plenitud de ser, es una palabra griega clásica
traducida comúnmente como felicidad. Aristóteles lo entendió como ejercicio
virtuoso de lo específicamente humano, es decir, la razón. El uso popular del término
se refiere a un estado de la mente y el alma relacionado con la alegría o al placer.
Según Aristóteles, el fin o bien último que persigue el hombre es la eudaimonía, o sea,
felicidad entendida como plenitud de ser. El problema viene dado entonces en
determinar qué se entenderá por felicidad, y es aquí donde en su obra Ética a
Nicómaco ALIANZA EDITORIAL, 2004 hace mención a cuatro tipos de vida y su
consiguiente forma de encontrar la felicidad. Según Aristóteles, el hombre cree
alcanzar la felicidad con riquezas, o con honores y fama, y otros creen obtenerla por
placer. Concluye diciendo que no se alcanza la felicidad mediante ninguno de los
cuatro caminos mencionados, sino mediante la práctica de la virtud.

NEURONAS ESPEJO O ESPECULAR: Neuronas que se disparan o activan cuando alguien


representa una acción, u observa la acción. Especialmente intensa si son seres de la
misma especie, congéneres. Al representar en el cerebro la acción del otro, este puede
observar, aprender y comprender de la acción del otro, como si fuese la propia. Las
neuronas espejo constituyen uno de los descubrimientos más importantes en la
última década.

NEUROPLASTICIDAD: Cuando las neuronas se comunican, son capaces de modular


plásticamente la percepción que tienen de una situación un medio o una situación. Al
modular esta percepción pueden introducir modificaciones en el sistema de grabación
en la memoria, identidad, percepción o síntesis de los hechos. Esta propiedad hace
que el cerebro y la mente pueda ser modificable.

SINAPSIS (del griego σύναψις [sýnapsis], Unión entre células, que se inicia con la
descarga química desencadenante de un impulso eléctrico, creando un espacio
sináptico. Al producirse este fenómeno se segrega una sustancia conocida como
neurotransmisores- noradrenalina y acetilcolina- que hace que las neuronas se exciten
o inhiban.

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VIII. BIBLIOGRAFÍA

Aristóteles Ética a Nicómaco . Alianza Editorial; 2004 .

Damasio, A. El error de Descartes, emoción, razón y cerebro humano. Crítica; 1996


Damasio, A. El cerebro creo al hombre. Destino, 2012
Damasio, A. En busca de Spinoza, Destino, 2013

Davidson, Richard. El perfil emocional de tu cerebro. Ed. Destino.2012

IX. LECTURAS Y WEBS RECOMENDADAS

Harris P. Los niños y las emociones. Madrid: Alianza; 1992.

Tammet, Daniel. Nacido en un día azul: un viaje por el interior de la mente. Sirio. 2007

Damasio Antonio, El error de Déscartes. Entrevista 5 diciembre 2013.

https://www.youtube.com/watch?v=SIj3hOMaIIM

Singer T, Kraft U. Empatía. Mente y Cerebro 2005; 11:60-65.

Spelke E et ál. Number sense in human infants. Developmental Science 2005; 8:88-
102.

Spitzer M. Aprendizaje. Neurociencia y la escuela de la vida. Barcelona: Omega; 2005.

Tomasello M. The Cultural Origins of Human Cognition. Cambridge, Mass: Harvard


University Press; 2003.

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