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Análisis del libro “Por 13 razones”

INTERVENCIÓN PSICOLOGICA EN EL CASO DE HANNAH BAKER

JUAN SEBASTIAN TORRADO


DANIELA MARCELA MEZA

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA


ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES
FACULTAD DE PSICOLOGIA
BUCARAMANGA
2017
Análisis del libro “Por 13 razones”

El suicidio es un grave problema de salud pública que constituye una de las causas de

muerte no natural más frecuentes en el mundo. La prevalencia del suicidio se ha incrementado

en un 60 %, convirtiéndose en la décima causa de muerte en el mundo y una de las tres

principales causas de muerte en personas entre 15 y 44 años de edad. Los comportamientos

suicidas son un complejo fenómeno sobre el que influyen múltiples factores, incluyendo

factores biológicos, clínicos, psicológicos y sociales. El suicidio se relaciona estrechamente

con el modelo de sociedad en el que un individuo vive, existiendo una relación directa entre la

vivencia de factores estresantes y alteraciones en el entorno con el riesgo de suicidio (Muñoz,

Sánchez, Palacios & Franco 2014).

Para la intervención de estas situaciones de riesgo, se considera que los profesionales

en psicología, son los más adecuados para intervenir a los pacientes que inciden en conductas

suicidas. Esto se debe, a que tienen diferentes habilidades en relación con la capacidad de

observación, la capacidad para comunicarse con el paciente, en otras palabras, deben generar

empatía con el sujeto para lograr estar en un entorno de confianza, lo que facilita una mayor

recolección de información sobre la situación de la persona.

Así mismo, el psicólogo debe poseer las herramientas para identificar los elementos

que influyen en el comportamiento del individuo en diversas situaciones, ya sea en el ámbito

laboral o en su ambiente social, logrando así analizar, metodizar y sintetizar lo que el paciente

quiere o no dar a conocer.

Para adentrarnos en la historia de Hannah Baker, como estudiantes de psicología,

sugerimos que el mejor momento para la intervención de este caso podría haber sido cuando

Hannah decide buscar ayuda con el Señor Porter, el orientador de la institución educativa.
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Desafortunadamente, el Señor Porter ejercía el cargo de orientador pero también tenía

bajo su mando la formación en ingles de dicha institución. Esto hace pensar, que el sujeto

encargado de la orientación psicológica de los estudiantes, no tenía la preparación óptima para

asumir cualquier tipo de comportamiento presente y conductas suicidas por parte de los

estudiantes. Este sujeto no poseía las diversas capacidades para realizar una intervención

propicia para el paciente.

También se evidencia que la comunicación entre el Señor Porter y Hannah no se

desarrolló en un ambiente de confianza y de seguridad. Ella sentía miedo de ser juzgada. No

hubo un proceso empático adecuado y en definitiva, no se logró establecer una conversación

favorecedora para identificar la situación de riesgo y posteriormente, su intervención.

Ahora bien, para la actuación frente a conductas suicidas, un profesional de psicología

¿Qué es lo que debe hacer?... En primera instancia, el psicólogo debe ser consciente de que

con sus habilidades deberá ser capaz de provocar en el sujeto tranquilidad, seguridad,

sensación de control, empatía y cambios en su actuar para la probabilidad de la renuncia al

suicidio. Debe intentar combinar la aproximación física con la psicológica mediante la

conexión empática sucesiva y la escucha activa, todo ello lentamente ya que intentar

convencerle de forma inmediata propicia el fracaso (Pérez, 2016).

En la intervención, los objetivos principales son que el sujeto ventile emociones y

sentimientos, localice sensaciones en su cuerpo, exprese pensamientos sobre la propia

situación y sobre sus sentimientos; y verbalice sus preocupaciones que indujeron la conducta

suicida o en contra de su vida (Pérez, 2016).


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Es de vital importancia que el profesional en psicología considere todas las pautas para

una intervención psicológica, es decir, que muestre respeto frente a todo aquello que diga y

sienta el sujeto y a su vez legitime sus verbalizaciones y emociones. Cabe resaltar que en el

proceso empático, el lenguaje no verbal y paralingüístico es más importante que el lenguaje

verbal puesto que el sujeto confuso y desbordado por sus emociones tendrá dificultades en el

procesamiento lingüístico; por lo tanto el psicólogo debe estar atento a todos los gestos que

realice el paciente (Pérez, 2016).

El psicólogo debe estar entrenado en habilidades sociales y ser capaz de soportar los

silencios del interlocutor. Sin embargo, cuando el sujeto ponga en evidencia su situación

suicida y solamente en ese momento, el psicólogo debe aprovechar para ser emisor y dar

diferentes versiones adaptativas de su situación. Se debe actuar cautelosamente, hablar lento,

con frases cortas e ir observando si las reacciones del sujeto confirman que escucha de forma

adaptativa. Todo este proceso trata de que el sujeto intente buscar pequeños objetivos a corto

plazo que le ayuden a salir del “túnel emocional”. En algunos casos se puede sugerir pequeñas

estrategias alternativas pero a la mínima señal de contrariedad, el psicólogo debe volver a la

situación de receptor (Pérez, 2016).

Una vez mencionado esto, resaltamos que el Señor Porter no supo hacer una

intervención psicológica acertada, debido a que no propició un ambiente de tranquilidad y

confianza para Hannah, no estableció una conexión empática, brindó alternativas frente a la

situación del momento, que para Hannah significaron señales de contrariedad, ocasionando

una sensación incomoda y de alejamiento. A su vez no hubo un debido acercamiento

psicológico, puesto que el discurso hecho por el orientador tuvo acciones bruscas que
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alteraron a Hannah. Por último, el Señor Porter no atendió eficazmente el lenguaje no verbal

dicho por la estudiante. Su intervención fue totalmente errónea.

Esta historia permite reflexionar sobre la importancia de la prevención e intervención

de conductas suicidas o en contra de la vida en las instituciones educativas. La ayuda de

profesionales calificados es vital, ya que poseen una gran responsabilidad sobre el bienestar

de los estudiantes de cualquier institución que fomenta la enseñanza y el aprendizaje.

Referencias

Muñoz, J., Sánchez, M., Palacios, B. y Franco, M. (2014). Modelos de intervención en la

conducta suicida según diferentes profesionales sanitarios en España. Rev. Esc Enferm

USP, 48, 146-154.

Pérez, V. (2016). Conducta suicida. Protocolo de intervención. INFAD revista de psicología,

2, 233-250.

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