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Reflexión: (La relación entre medio ambiente y conflicto armado en

Colombia).

El punto de vista más común, ya sea académico o social, consiste en ver al


medio ambiente y sus recursos como un actor indirecto del conflicto, es decir,
como una de las causas o pretextos que le dan lugar. La lucha por el
aprovechamiento y uso de los recursos naturales, no implica directamente que
estos sean causa directa de la guerra; pues esto conlleva a darle al medio
ambiente un papel activo en la problemática, cuando en realidad es una
víctima inerme.

Los ecosistemas son víctimas del conflicto, no actores indirectos. Esta


afirmación parte de la evidencia clara y distinta que aportan los casos vistos.
El deterioro de los recursos hídricos, la disminución de los bosques y su
consiguiente desaparición, producto de la tala indiscriminada y de la
erradicación de los cultivos ilícitos, la inclemencia con la biodiversidad que
aquellos albergan, debido a su destrucción y posible extinción. Sumado a lo
anterior, está la explotación de recursos naturales no renovables como el oro y
la esmeraldas para la sustentación de la guerra. El medio ambiente sufre la
guerra, pero no participa en ella como factor desencadenante de la misma. Se
trata de un sofisma de distracción, pues si bien allí se desarrolla la contienda y
a partir de sus bienes esta se sostiene a largo plazo, no se concluye por esto
que sea el elemento clave que lo propicia.

Hace falta mayor conciencia y conocimiento sobre el tema, para no abordarlo


a la ligera. Si bien la normatividad es amplia, en lo que respecta al control,
desarrollo y sostenibilidad de los recursos naturales y de los ecosistemas, es
preciso exhortar a las autoridades a formular políticas que contribuyan a
proteger al medio ambiente en estados de conflicto y a considerar como
criminales no solo aquellos que atenten directamente contra él, sino también
aquellos que indirectamente lo perjudican. Claro está que no solo se piensa en
las agrupaciones insurgentes y su accionar, también se incluyen por supuesto
a las fuerzas oficiales, pues son estos dos tipos de participantes los que ponen
en peligro la estabilidad del ambiente natural. No hay que eximir de
responsabilidad a las tropas gubernamentales, (pese a que actúan por orden
directa del estado) ya que algunos métodos para combatir el narcotráfico y los
grupos alzados en armas, son puestos en práctica siendo evidente que van
en detrimento directo de la naturaleza y todas las formas de vida que allí
habitan. Claro está que las guerrillas, por ejemplo, solo utilizan un tercio del
terreno que destruyen para el cultivo ilegal, sin embargo, el estado,
combatiendo este flagelo, no lo hace mucho mejor, pues para erradicar este
tercio, hace uso de químicos que perjudican aún más a las especies
sobrevivientes, y la flora que las rodea.

Reflection: (The relationship between the environment and the armed conflict
in Colombia).

The most common point of view, whether academic or social, consists in


seeing the environment and its resources as an indirect actor of the conflict,
that is, as one of the causes or pretexts that give rise to it. The struggle for the
exploitation and use of natural resources does not directly imply that they are
a direct cause of war; as this leads to giving the environment an active role in
the problem, when in reality it is a defenseless victim.

Ecosystems are victims of conflict, not indirect actors. This statement is based
on the clear and distinct evidence provided by the cases seen. The
deterioration of water resources, the reduction of forests and their consequent
disappearance, as a result of indiscriminate logging and the eradication of
illegal crops, the harshness of the biodiversity that they harbor, due to their
destruction and possible extinction. In addition to the above, there is the
exploitation of non-renewable natural resources such as gold and emeralds to
sustain the war. The environment suffers from war, but does not participate in
it as a trigger for it. It is a sophistry of distraction, because although the
conflict takes place there and based on its assets it is sustained in the long
term, it is not concluded by this that it is the key element that propitiates it.

Greater awareness and knowledge on the subject is needed, so as not to


approach it lightly. Although the regulations are broad, with regard to the
control, development and sustainability of natural resources and ecosystems, it
is necessary to urge the authorities to formulate policies that help protect the
environment in states of conflict and consider them as criminals. not only
those who directly attack him, but also those who indirectly harm him. Of
course, it is not only the insurgent groups and their actions that are considered,
of course the official forces are also included, since it is these two types of
participants who endanger the stability of the natural environment.
Government troops should not be exempted from responsibility (despite the
fact that they act by direct order of the state) since some methods to combat
drug trafficking and armed groups are put into practice, being evident that
they are directly detrimental to the nature and all the forms of life that inhabit
there. Of course, the guerrillas, for example, only use a third of the land they
destroy for illegal cultivation, however, the state, fighting this scourge, does
not do much better, because to eradicate this third, it uses chemicals that harm
even more to the surviving species, and the flora that surrounds them.

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