No sin sorpresa en un colegio se establece una relación entre el juego y el tiempo en
que el primero se desarrolla. Al ver a un niño, rodeado de otros tantos en el mismo espacio pero solitario en su imaginación, jugando con su juguete (el objeto para jugar), sus explosiones el espectador puede quedar ya sea impávido, admirado, extrañado o pasa inadvertido ante una experiencia sinónimo del dicho popular: “es juego de niños”. Sin embargo, no se puede negar la seriedad con la que el niño asume su juego y su relación con el juguete.