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Cristina Marra

Primer parcial de Literatura brasilera. Docente: Pablo Rocca


¿Qué significó la poesía de Gregório de Matos para el proyecto de Haroldo de Campos?

Para poder comprender los motivos que llevaron a Haroldo de Campos a mantener una
posición discordante con Antonio Cándido en su ensayo “O secüesto do Barroco na Formaçao da
literatura brasileira”, es preciso conocer algunas diferencias decisivas que enfrentan a
Cándido con el proyecto de Haroldo de Campos y los sitúan en dos caminos diferentes.
Como bien lo indica éste al comienzo de su ensayo, si hay un tema importante y recurrente
en la historiografía literaria brasilera, ese es “la cuestión del origen”. Ya desde tiempos del
Imperio y luego por la República se trató de fortalecer la idea de localidad. Al fundarse
Brasil como Estado independiente de Portugal en el siglo XIX, se llevó a cabo un proyecto
que consistía en crear una literatura que fuera representativa de ese nuevo Estado. Lo que
debía caracterizar fundamentalmente a esas literaturas era su independencia de la
metrópli con la cual necesitaban diferenciarse, para lo cual era fundamental que
cumplieran dos requisitos básicos, la originalidad y la representatividad. Es decir aquellas
características que determinaban ese nuevo territorio como distinto de aquel del cual se
independizaban. Es evidente en esto la influencia del romanticismo francés, determinado
por las ideas filosóficas hegelianas que representaban a Europa como portadora del
pensamiento y a América de la naturaleza. Fueron características marcadas el
anticlacisismo, la valoración de la naturaleza exuberante junto con los nativos que
habitan en ella, destacando el primitivismo y lo pintoresco. Este fenómeno Haroldo de
Campos lo denomina como un “episódio da metafísica ocidental da precença, transferido
para as nossas latitudes tropicais”, ¿por qué metafísica de la presencia?, porque una de las
características principales del romanticismo francés era el predominio del individuo, el
culto al yo, fenómeno que se dio en la cultura occidental desde finales del siglo XVII, y que
fue trasladado a nuestras tierras sin que en ellas hubiera hasta entonces una
correspondencia con él. Con un panorama de lo que fue la creación de los Estados Nación
en América latina y de las literaturas que acompañaron este proyecto, surgen algunas
preguntas que tratan de conectar hechos que parecen aislados ¿Porqué la crítica a Cándido,
quien escribió su ensayo un siglo más tarde de la independencia brasilera?, ¿qué
importancia tiene el Barroco en todo esto?, ¿cuál es el proyecto de Haroldo de Campos?.
Podemos decir que Antonio Cándido, si bien pertenece a una época muy posterior
al período independentista, en algunos aspectos coincide con las ideas de esa época. Por un
lado el tipo de educación que recibió, en la Universidad de San Pablo tuvo una fuerte
influencia de la historia y la sociología. Realiza su tesis en ciencias sociales, posteriormente
debido a su interés en la literatura profundiza sus estudios en antropología. Si bien fue ésta
una época en la que habían avanzado mucho los estudios en sociología y antropología, las
cuales se veían muchas veces influenciadas por el método de las ciencias empíricas,
Cándido trata de mantenerse apartado de este. Es importante para él la revisión del pasado
de la crítica literaria brasilera, rescatando de éste lo que considera valioso. Para esto
estudia la obra de Silvio Romero, Historia da literatura brasileira, en la cual éste realiza
un análisis de la historia de la cultura de su país con un perfil positivista. Para Cándido la
literatura es concebida como un acto social, no individual, se pensaba la creación literaria
en conexión con el mundo que la rodeaba buscando crear un efecto en la sociedad pero al
mismo tiempo dándole importancia al lector como aquel que podía transformar el texto
mediante su interpretación. Es la acción del lector la que realiza la obra literaria, sin ella el
ciclo no se completa. Tomando las idea de Sartre la describe como aquello que realiza un
acto de revelación al ser publicada, ya que el “otro” es la configuración de la conciencia del
escritor. La literatura es en principio y ante todo un acto social creada por el hombre y para
el hombre. Es importante destacar como uno de sus conceptos más importantes, el de
estructura, que toma del antropólogo Radcliffe-Brown, “la estructura se le aparece como
un sistema que compromete un conjunto de obras, que se articulan entre sí dependiendo
de la existencia del triángulo autor-obra-público, en interacción dinámica, y de una cierta
continuidad de la tradición”. (Rocca, pp.3). Esta idea que proviene de la Sociología
funcionalista inglesa entiende sistema como circuito de distintos elementos que se
combinan produciendo un efecto. Se ve la literatura como un sistema vivo de obras que
actúan unas sobre otras y éstas sobre los lectores. La lectura vive cuando estos la critican.
Esta idea de sistema literario, no concibe los conceptos de “influencia” y “generación”, el
primero porque es difícil de distinguir para un crítico entre coincidencia, influencia y
plagio; el segundo porque la idea de “generacional” puede llevar a un pensamiento
mecánico.
En el año 1955, Cándido escribe un artículo, “El escritor y el público”, en el cual dice entre
otras cosas que fue la unión de la política y la literatura lo que posibilitó la interacción
entre público y escritor y funcionó como trasmisora de valores. La escritura oralizada
retrasó para Cándido el desarrollo estético de la literatura. Varios factores fueron los que
fomentaron la permanencia de la literatura oral en Brasil, uno de ellos sin duda la tardía
implantación de la imprenta en este país, pero lo fue también la gran cantidad de
analfabetos, la pobreza y la exclusión social. Solo restableciendo el triángulo obra, lector,
escritor será posible llegar a una “cultura orgánica”, equilibrada.
El tema del barroco brasilero y en especial el caso de Gregorio de Matos, está
íntimamente relacionado con el nacimiento o fundación de las literaturas nacionales,
momento en el cual también se excluye de ellas a este poeta. Gregorio de Matos existió
estéticamente pero no históricamente. Lo que remarca Haroldo de Campos es la existencia
de una profunda contradicción entre presencia poética y ausencia histórica. Pero lo que se
pone en juego según él, no es sólo la noción de “existencia”, sino también la noción de
“historia” que alimenta la perspectiva según la cual esa historia es negada y dada como una
no existencia en cuanto al valor formativo en términos literarios. Antonio Cándido en su
libro Formação da Literatura Brasileira considera que la inclusión de G. De Matos en la
cronología literaria del siglo XVII es “um dos mais espantosos exemplos de involuntária
mistificação histórica que se podem apresentar” y que si bien éste permanece en la
tradición poética bahiana no así en la historiografía literaria en la cual no influyó ni
contribuyó a formar. ¿Pero porqué esta forma de ver la poesía de G. De Matos involucra la
noción de “historia” además de la de “existencia”?. H. De Campos recurre para explicar
esto a la filosofía derridiana, la cual realiza una critica a la filosofía metafísica que dominó
el pensamiento occidental hasta fines del siglo XIX. Derrida critica ésta forma de pensar
que defiende la idea de que la escritura es una continuidad de la oralidad y ésta a su vez
del pensamiento. El punto clave de esta crítica es que según Derrida este razonamiento
conduce a ver la realidad desde un punto de vista binario, un punto de vista que fomenta
jerarquías, debido a que uno de los términos siempre prevalece sobre el otro. Para Derrida
la escritura es una forma que está desprovista de origen, ya que luego de escrita la obra
deja de pertenecer a su autor, se separa de él y vive más allá de él; ésta a su vez es leída y
reescrita por “otro”. La escritura en sí se vuelve como un gran texto escrito en la página de
la humanidad. En pocos renglones y explicando de una forma muy esquemática un
pensamiento difícil de abarcar por su dimensión, surgen sin embargo algunos conceptos
claves que nos pueden iluminar sobre el pensamiento de Haroldo de Campos. Uno es por
supuesto el tema del origen, en la idea derridiana de texto no hay origen al igual que no lo
hay en el barroco, donde los poemas parecen ser una variante de una matriz universal. En
el barroco no existía la noción de autor ni de plagio, los poemas eran creados dentro de una
retórica muy rígida que el poeta debía respetar, sin embargo en ella existían también
fisuras que daban lugar a introducir diferentes variaciones.
Otro punto importante es la exclusión que realiza el pensamiento logocentrista occidental
de todo aquello que queda afuera de su comprensión. Si lo único real es lo que percibe mi
razón, lo que escapa a mi conciencia no existe. Siempre que el pensamiento se cierra está
excluyendo algo. Al dejar afuera al barroco, los intelectuales brasileros también dejaban
afuera aquello que no encajaba dentro de su pensamiento moderno, eso que no podían
pensar.
La idea de jerarquía en las concepción binaria del mundo, explica varias cosas
también, la idea de civilización versus naturaleza o pensamiento-instinto , pero sobre todo
un tema fundamental que interesa especialmente a Haroldo de Campos, y es el de la
recepción de una cultura sobre otra. En el caso de la formación de las literaturas nacionales
intentando alejarse de Portugal se mantuvo siempre la mira en Francia como aquella
cultura referencial, sin embargo la posición siempre fue de subalternidad, jerarquía de una
cultura sobre otra. Esta idea era por ejemplo la de Silvio Romero quien creía que el proceso
de evolución espiritual es dócil a cualquier sistematización impuesta desde afuera,
careciendo de vida propia acepta sin resistir formas ajenas. (Buarque de Holanda, pp.384).
Idea opuesta a esta es la de Haroldo de Campos quien ve la transmisión de una cultura a
otra como un “nacionalismo diferencial”, por el hecho de mantener una relación dialógica
con “la diferencia”, la relación de uno mismo con la alteridad, “del aborigen” y el
“alienígena”, (europeo).
En un ensayo de Haroldo de Campos, llamado Historiografía y ex-centricidad, éste cita una
refutación que el naturalista checo Jan Mukarovsky, hizo en el año 1946 sobre la influencia
que las “literaturas preferenciales” ejercen sobre las “literaturas menores”, en la cual dice
lo siguiente: “Las influencias no actúan por si solas, sin presupuestos, en el ambiente en
que intervienen; por el contrario se combinan con el contexto local, a cuyas necesidades se
subordinan. Son objeto de una selección y de una rearticulación, cambian de inflexión(...)
su aspecto esencial es la reciprocidad”.
Según Haroldo de Campos la “transcreación” o traducción creadora, es la mejor manera
de repensar la “mimesis aristotélica” que por tantos años condicionó la poética de
occidente. Pensarla como un mirarse en el otro desde un punto de vista negativo y,
recordar como dijo Goethe que, “enfrentarse con la alteridad es, ante todo un necesario
ejercicio de autocrítica, asi como una vertiginosa experiencia de ruptura de límites”.
Esto es quizá lo que hace el barroco americano, el cual usando la lengua y la retórica del
conquistador, busca sus fisuras para infiltrar su propia cultura, se encuentran en él la
cultura del conquistador y la del nativo. Al igual que en las iglesias barrocas peruanas los
símbolos incaicos conviven con los católicos en una misma y asombrosa arquitectura. De
esta forma el barroco se nutre de la cultura europea, en el sentido antropófago del término,
recibe una forma y como dirá Lezama Lima, “lejos de amenguarlo, lo devuelve acrecido, es
la prueba de que se está maduro ya para una ruptura” (Lezama Lima, pp.239).
El proyecto de Haroldo de Campos tiene mucho que ver con esto. Piensa en un
literatura que recombine los elementos literarios en una configuración diferente y de una
manera crítica, mas que un legado de poetas, se trata de criticar, remasticar una poética,
dice. Concibe la obra de arte como aquella obra no conclusa, como un botín a la espera de
aquel sujeto histórico que lo reclame y se lo apropie. Se excluye por lo tanto de ella toda
idea de posesión, ya que es pensada como resultado colectivo, anónimo. Estos nuevos
poetas, estos “nuevos bárbaros”, por su actitud profanadora, marginal y desconstructora
crearán una literatura policultural, abierta y multilingue, combinando lo lúdico y lo
paródico en la reformulación de valores, una literatura en la que todo puede convivir con
todo.

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