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SN aa | Un tipo especial de células cerebrales reflejan el mundo exterior. Vehiculan nuestra capacidad de imitar, aprender y comprender las acciones e intenciones ajenas Giacomo Rizzolatti, Leonardo Fogassi y Vittorio Gallese na escena breve: Pablo mira cémo Elena corta una flor. Pablo sabe qué esti haciendo Elena (cortar la flor) y sabe también por qué Io hace. Elena le sonrie; Pablo adivina que se la va a regalar. Su percepcién de lo que esté sucediendo es casi instan- tinea. Pero, ,de qué modo consigue comprender la accién y los propésitos de Elena con tanta facilidad? Un decenio atris, psicélogos y neurocientificos habrian atribuido ese conocimiento de las acciones de otro individuo y, sobre todo, sus inten- ciones a un proceso de razonamiento, no muy distinto det que se sigue en la resoluci6n de un problema I6gico: un refinado aparato cognitivo en el cerebro de Pablo procesaria la informacién que le proporcionan sus sentidos y la compararia con experiencias similares (almacenadas con antetioridad), Hegando a una conelusién sobre lo que va a hacer Elena y los motivos que la animan. ‘Aunque ciertas situaciones sf den origen a deducciones complejas, sobre todo a la hora de analizar conductas extrafas, la facilidad y prontitud con que solemos comprender acciones simples sugiere un mecanismo mucho mas sencillo. A comienzos de los afios noventa, nuestro grupo de investigacién de la Universidad de Parma, que contaba entonces con Luciano Fadiga, hall, de forma casual, la respuesta en una clase sorprendente de neuronas en el cerebro de un mono. Tales células nerviosas se excitan cuando el individuo ejecuta simples acciones motoras dirigidas a un fin, por ejemplo, agarrar una fruta. Lo resefiable es que se excitan también esas neuronas cuando el sujeto ve a alguien realizar la misma operacién, Estas células cerebrales recién descubiertas parecian refiejar en el cerebro del observador las acciones realizadas por otto. Por eso se las denomin6 neuronas espejo. ‘A semejanza de los circuitos neuronales que almacenan recuerdos es- pecificos, estos conjuntos de neuronas espejo parecen codificar patrones 0 moldes de acciones especificas. Tal propiedad permitirfa no solo realizar movimientos basicos que no sean fruto de reflexién alguna sino, ademés, comprender sin necesidad de razonamientos esos mismos actos observados 4 NAS 1, UA ACCION QUE REALIZA una persona excita vies motoras cen el cerebro de otra persona, responsables de ejecutar la misma accién. La segunda comprende de un mado visceral lo que est hhaciendo la primera porque, merced ‘al mecanismo especular, experiments fa accién en su propio cerebro, IvesTiGACiON v Cincis, enero, 2007 InvesTigaciON Y Ciencia, enero, 2007, 8 en otra persona. Pablo capta la ac- cién de Elena porque, aun cuando el acto suceda ante sus ojos, se de- sarrolla también en el interior de su cerebro. Segiin la antigua tradicién fenomenolégica de la filosofia, para comprender verdaderamente algo ha- a que experimentarlo dentro de uno ‘mismo. Para los neurocientificos, sin embargo, el hallazgo de una base Fisica de esa idea en el sistema neu: ronal especular significa un cambio radical en nuestra comprensién del modo de entender Ia realidad Reconocimiento instantaneo Cuando descubrimos las neuronas espejo no nos proponiamos defen- der 0 combatir tradiciones filoséficas. Estudidbamos a corteza motora, en concreto el jirea FS, asociada a los movimientos de Ia mano y la boca, para averiguar de qué modo los patro- nes de activacién neuronal codifican Ins instrucciones para la realizacién de ciertas acciones. Registrabamos Ia actividad de distintas neuronas en el cerebro de macacos. En el labo- ratorio habja_numerosos estimulos para ellos, Y mientras desarrotlaban Ia accién de respuesta (agarrar un juguete 0 una porcién de comida, por ejemplo), observabamos la ex- citacién de conjuntos de neuronas ‘mientras acometian acciones motoras especificas. Advertimos entonces algo extrafio: cuando uno de nosotros asia un trozo de alimento, las neuronas del mono se activaban segiin la pauta en que se excitaban cuando el tro70 lo agarraba el propio simio, ;Obedecia ese fené- ‘meno a una circunstancia trivial? ;Se debia al movimiento inadvertido del mono mientras observaba nuestros ‘manejos? Una vez descartadas esa y ‘otras posibilidades (verbigracia, que Ios monos estuvieran esperando co- mer), terminamos por comprender que el patrén de actividad neuro- nal asociado a la accién observada constituia una representacién cerebral genuina del acto en sf, con indepen- dencia de quién lo realizara. En investigaciones. biolégicas es frecuente establecer la funcién de tun gen, una proteina o un grupo de células por un método muy directo: Ia eliminacién de ese elemento y la determinacién posterior de trastornos cn Ia salud o el comportamiento del organismo. Pero la técnica no nos sirvi6 para determinar la misién de las neuronas espejo. Se extendian éstas a regiones importantes de uno y otro hemisferio, ineluidas las corte- as premotora y parietal: la destruc- ci6n del sistema neuronal especular implicado hubiera producido en los ‘monos un déficit cognitivo tan gene- ral, que hubiera resultado imposible slar los efectos especificos de las ccélulas eliminadas, Necesitabamos, pues, otro enfoque. Para demostrar que las neuronas es- pejo no s6lo registraban la visién de tun acto, sino que intervenfan tam- bign en la comprensién del mismo, evaluamos Ia respuesta neuronal en los casos en que los monos com- prendieran el significado de un acto sin vero. Si, en efecto, las neuronas espejo mediaban la comprensién, su actividad deberfa reflejar el sentido de un acto més alli de sus propieda- des visuales. Acometimos dos series de experimentos, Primero nos propusimos determi- nar si las neuronas espejo de FS “re- conocian” acciones s6lo por su soni- do, Registramos las neuronas espejo de un mono mientras observaba una aceién motora de Ia mano a la que acompaiia un sonido inconfundible (rasgar un papel o abrir Ia vaina de tun cacahuete). A continuacién hici- = El cerebro humano y el del mono cuentan con grupos de neuronas ‘que responden cuando un individuo realiza ciertos actos y cuando ‘observa que otros ojocutan los mismos movimientos. 1» Estas “neuronas espejo” aportan una experiencia interna directa y, por tanto, una comprension de los actos, intenciones 0 emociones de otra persona, '= Las neuronas espejo pueden sustentar también la capacidad de imitar acciones ajenas y, por tanto, el aprendizaje. E mecanismo especular seorviri en miitiples niveles. ‘de puente entre dos cerebros para su comunicacién y conexién mos oir el mismo sonido al mono. Gran parte de las neuronas espejo de F5 que habjan respondido a la observacién visual de la accién con sonido lo hicieron también al sonido solo. A estos subgrupos de células Jes llamamos neuronas espejo audio- visuales. EI paso siguiente se basaba en un supuesto teérico: si las neuronas es- pejo participaban en la comprensién de un acto, deberian activarse tam- bién cuando el mono no veia la ac- cin en sf pero contaba con indi suficientes para crear una representa- ci6n mental de la misma, Empezamos por mostrar al mono un voluntario que se dirigia a una racién de comida y Ia cogia. Se interpuso luego una pantalla ante el mono, para no dejarle ver la mano del voluntario agarrar la comida, con lo que el animal debia limitarse a sospechar el desarrollo ulterior de ta operacién. Mas de la mitad de las neuronas espejo de FS se excitaron también cuando el mono s6lo podia imaginar lo que sucedia tras la pantall Lox resultados confirmaban que la actividad de las: neuronas espejo refuerza Ia comprensién de las ac: Clones. motoras: siempre que pueda interpretarse una accién por medios no visuales, como la representacién sonora o mental, las neuronas espejo seguirén excitindose para sefilar el significado de la accién Tras los descubrimientos en el cerebro del mono relatados, cabia preguntarse si existia un sistema neuronal especular también en los humanos. Obtuvimos una primera prueba sélida de que asi era, a través de una serie de experimentos en los ‘que, mediante diversas técnicas, se detectaron cambios en a actividad de la corteza motora cerebral ‘Cuando los voluntarios vefan que otra persona agarraba objetos 0 ges- ticulaba con el brazo, el aumento de Ia excitacién neural en los misculos de sus manos 0 brazos que inter- vendrian en movimientos idénticos a los observados sugeria una respuesta neuronal especular en las éreas mo- toras de su cerebro. La existencia de neuronas espejo humanas recibi6 una nueva corroboracién en investigacio- nes posteriores que se apoyaban en electroencefalogramas y otras medi- cciones externas de la actividad corti- cal, Pero hasta entonces ninguno de lvesTIcAcON Y CiENCI, enero, 2007 fag a NaN) oro. Dado que la respuesta de estas neuronas rofl Intervenian en la comprensién de la intencin final det agent COMPRENSION DE LA ACCION En las rimeras pruebas, cuando el mono agarraba un graro de twa depostado en un palo (1), se exctaba itensamente una neurona del drea prenctora F5, asociada a las operaciones de manos y boca. Esa mismo neufona respondi también con fuerza ‘cuando un agente toms a uva ante la mirada del mono (2) DISCRIMINAR EL OBJETIVO Una reurona espe de FS se exci itensamente cuando ol ‘mono cbsenaba que la aro de un agente so movia para agarrar tn objeto (7), pero no cuando la mano se mea sin propésio, ‘caro (2). La misma naurona respondié a ura accion deigda & un objetivo cuando el moro sabia que habia un objeto deiés de Is partala opaca, aunque no viera la secuencia completa dela ‘jecucién (9). La nauona responds débiimento cuando al mono sabia que tas la partala no se oculata ningin objeto (4) 1 Se 7 ES Teme En experimentos con monos, Jos autores descubrieron, en areas motoras {el cerebro (derecha), subgrupos de neuronas cuya exctacién parecia representar las propias acciones. Por tanto, la exctacion de tales “neurones ‘espejo” producira en un indviduo el reconocimiento interno de la accion de ba Ia intorpretacién correcta del objetivo del movimiento, los autores deduieron que comprender las acciones consttuia un fin esencial del mecanismo especular. A partir de las respuestas de las “neuronas espe inrieron que esas céluias nerviosas pues distn- Guian entre acciones de agarrar idénticas con propésito dstnt, Conteza premotora ventral Lbulo parietal inloror Fespuostas elas auroras espoj de man Intensidad de actvacn DISCERNIR LA INTENCION La lectura do las respuosias do una neurora de 6tuo arta ineior mostr6 ona exckacén intensa cuando el ‘mono agarraba une ful para Hevérsela aie boca (1) La ‘espuesia era menos Intense si et mono la agaraba para chara a un cuenco (2. Esa misma neurona respondia ‘ambién con intensi cuando el mono vela @ un agente coger la uta para comérsla (9) y eébimente ano la ‘accién de cogeria para echarla al cuonco (4). En todos fs ‘casos, la respuesta estaba asociada a la acién do agar. De elo se infra que en la exctacién inca dela neurona ya vonia codificada una comprencién do la inencin fra, IvesTicACGN ¥ CieNcus, enero, 2007 eG eT) ‘res del cats ey ae los métodos utilizados nos permitia acotar con precisién las areas del cerebro que se activaban al obser- var acciones motoras. Asi las cosas, nos dispusimos a explorar la cuestion mediante téenicas de formacién de imagenes del cerebro. En aquellos experimentos, llevados 2 cabo en el Hospital San Rafael, de Milin, vtilizamos tomosrafia por emisin de positrones (TEP) para observar Ia actividad neuronal en el cerebro de voluntarios humanos, mientras contemplaban diversas for mas de asir algo la mano y, luego, como referencia, miraban a objetos fi jos. En tales situaciones, la vision de acciones realizadas por otros excitaba tres Areas principales de la corteza cerebral. De una de ellas, el surco temporal superior (STS), sabemos, que alberga neuronas que respon- den a la observacién de miembros corporales en movimiento. Las otras dos, el I6bulo parietal inferior (LPD y 18 Interpretar las intenciones de los demas constituye una clave del comportamiento social humano. En un experimen- ta reciente concebido al efecto se ha demastrado que esa ‘capacidad reside en las neuronas espejo. Se presentaron a unos voluntarios unas secuencias fmadas (abajo, izquer- dia) que mostraban dos acciones "de agarrar un objeto" parecidas sin ningin contexto, dos contextos sin accién, y {dos combinaciones de accién y contexto que revelaban la intencién del acto: el servicio preparado para ol café sugeria {que la taza se agarraba con intencién de beber, 0 bien que ‘se cogia la taza para limpiala una vez terminado el calé. Las poblaciones de neuronas espajo en la corteza premoto- ra de ambos hemisterios del cerebro de los sujetos se exci taron con intensidad méxima cuando contemplaban acciones de intencionaldad clara, Las neuronas espejo distingulan, asimismo, entre las intenciones posibes, respondiendo a la funcién biolégica basica de beber con mayor intensidad que al acto de impiar, adguirido culturalmente (abgjo, derecha) Después del cals ACCION CONTEXTO INTENCION el giro frontal inferior (GF, corres- ponden, respectivamente, al LPI y a la corteza premotora ventral del mono (que incluye la FS), las éreas donde habiamos registrado neuronas espejo con anterioridad. De los resultados se inferfa que tun mecanismo especular operaba también en el cerebro humano, pero no revelaban del todo su aleance Por ejemplo, si las neuronas espejo permiten la comprensién directa, a través de la propia experiencia, de un acto observado, gen qué medida el objetivo final de'la accién es a su vez un componente de esa “com- prensién”? Intencionalidad Volviendo a nuestro ejemplo inicial, decfamos que Pablo sabe que Elena est cortando una flor con la inten- ci6n de ofrecérsela. En ese contex- to, Ia sonrisa de Elena da una clave para conocer su propdsito, decisiva INTENCION 39 2QUIERDA Imtensidad de activacien neuronal DERECHA para que Pablo comprenda el paso siguiente: Elena le entrega Ia flor y completa los movimientos que cons- tituyen ese acto, Cuando el gesto lo hacemos noso- tos, desarrollamos una secuencia de acciones motoras cuyo orden viene determinado por nuestra intencién. ‘Con una serie de movimientos recoge- famos la flor y la acerearfamos a la nariz para olerla; con una serie par- cialmente distinta tomarfamos la flor y la entregariamos a otra persona, Ante semejante situacién, nos pro- Pusimos investigar si las neuronas espejo permiten comprender la in- tencién mediante 1a distincién en- tre acciones similares con objetivos diferentes. Volvimos a nuestros monos. Re- gistramos sus neuronas parietales en condiciones diversas. En un plan- feamiento experimental tenfan que agarrar una raci6n y Mevérsela a la boca. A continuacidn, debfan tomar InvesTIGACON v Ciencia, enero, 2007 esa misma porcién y echarla a un cuenco. Con gran interés observa- mos que, dependiendo del objetivo final (la intencién), la mayoria de las neuronas registradas se activaban de modo distinto durante la accién de agarrar. Se demostraba asi que el sis- tema motor se organiza en cadenas neuronales, cada una de las cuales codifica la intencién especifica del acto. {Serviria ese mecanismo para ex- plicar nuestra forma de comprender las intenciones ajenas? Para someter a prueba las propie- dades especulares de esas neuronas iprehensoras”, provocamos que un mono observara a un investigador en el curso de la ejecucién de tareas que el animal habia desempefiado antes. En cada caso, la mayoria de las, neuronas espejo se activaron de una manera diferente, en funcién del des- tino: Hlevarse la comida a la boca 0 verterla en el cuenco. Los patrones de activacién neuronal en el cerebro del ‘mono coincidfan exactamente con los observados cuando el propio mono realizaba esos actos: las neuronas espejo que se excitaban con mayor intensidad durante la acci6n “agarrar para comer” y no en Ia de “agarrar pa ra echar al cuenco” se comportaron igual cuando el mono vefa ejecutar la accién correspondiente. Parece, pues, que existe una re lacién clara entre 1a organizacién motora de las acciones deliberadas y la capacidad de comprender tas intenciones de los demas. Cuando Jos monos observaban una accién en tun contexto determinado, les bas- taba contemplar la primera fase de Ja sucesin entera de movimientos (agarrar) para excitar unas neuronas espejo que formaban una cadena mo- tora en la que se codificaba también tuna intenci6n especifica. La activa- cién particular de una cadena u otra mientras observaban el comienzo de la accién dependia de varios facto- res: naturaleza del objeto en cuestién, contexto y memoria de lo que antes hiciera ef agente observado. Para comprobar si existe en los humanos un mecanismo de lectura de intenciones semejante, colaboramos con el equipo de Marco lacoboni, de la Universidad de California en Los Angeles. Se obtuvieron imagenes por resonancia magnética (RM) de un grupo de voluntarios. Se presentaron twesrisaciOn ¥ Cenc, enero, 2007 ante los participantes tres clases de cestimulos, incluidos en secuencias filmadas El primer conjunto de imégenes mostraba, sobre un fondo vacio, una mano que asfa de dos maneras dis- tintas una taza, El segundo constaba de dos escenas que contenfan platos y cubiertos: en una, preparados para servir el café y, en la otra, terminado yal café y en espera de limpieza. El tercer grupo de estimulos mostraba tuna mano asiendo la taza en uno otro de esos dos contextos, Se trataba de averiguar si las neu- ronas espejo humanas distinguirian entre agarrar una taza para beber, como sugiere el contexto de “pre- parados para el café”, y agarrar la taza para retirarla, como indica el contexto de “limpieza”. Los resul- tados demostraron no sélo que ello era cierto, sino ademds que el sistema specular respondia intensamente a la componente intencional de un acto. Los sujetos de la prueba que ob- servaban las acciones motoras de la mano en los contextos de “beber” 0 “limpiar” mostraron grados de excita- cin distintos en sus neuronas espejo; Ja intensidad en ambas situaciones fera-mayor que cuando observaban Ja mano agarrando una taza fuera de todo contexto 0 cuando contempla- ban slo los platos y cubiertos. Humanos y monos son especies sociales. Por tanto, no es dificil apreciar las. ventajas evolutivas (de supervivencia) de un mecanismo, basado en neuronas espejo, que fija las acciones motoras esenciales den- tro de una red motora semantica de ‘mayor extensién, por una razén pode- rosa: faclita la interpretacién directa € inmediata de las conductas ajenas sin necesidad de procesos cognitivos complejos. En la vida social, a inter- pretacién correcta de las emociones de los demas reviste importancia; de hecho, la emocién suele ser un ele- mento contextual clave que sefiala el propésito de un acto. Varios grupos Yenimos investigando si el sistema especular nos faculta para compren- der lo que otros sienten, ademas de Jo que hacen. Conectar y aprender Nuestra interpretacién de las emo- ciones ajenas, igual que Ia de las acciones, no sigue un camino nico. La observacién de alguien emocio- nado provoca una elaboracién cog- nitiva de esa informacién sensorial, que, en tltimo término, proporcio- na una conclusién l6gica sobre los sentimientos que embargan al otro. Una observacién que también podria provocar la elaboracién de un mapa de esa informacién sensorial en las, estructuras motoras que despertarian idéntica emocién en el observador. Entre una y otra forma de inter- pretacién 0 comprensién media un profundo abismo. En la primera, el observador infiere la emocién, sin experimentarla; en la segunda, la emocién se reconoce directamente porque los mecanismos especulares reproducen el mismo estado emo- ional en el observador. Por eso, 1a consabida frase “le acompaiio en el sentimiento”, que indica a la vez comprensiGn’y empatia, quiz4s ex- prese una verdad literal de la que no seamos del todo conscientes. Hallamos un ejemplo paradigmé- tico en la emocién de repugnancia, reaccién basica cuya expresién im- porta para la supervivencia de miem- bros de una especie. En su forma mas primitiva, indica que algo probado w olido por un individuo es malo y, ‘casi seguro, peligroso, Una vez mas, en colaboracién con neurocientificos franceses, recurrimos a la resonan- cia magnética para demostrar que la sensacién de repugnancia causada al aspirar olores fétidos y la observa- cién de asco en el semblante de otra persona activan la misma estructura neural (Ia fnsula anterior) en puntos idénticos de dicha estructura. De lo que se desprende que las poblaciones de neuronas espejo de la insula se excitan tanto si los participantes en Ja prueba experimentan la emocién como si la ven expresada en otros. Con otros términos, el observador y el observado comparten un me- canismo neuronal que vehicula una forma de comprensién por experien- cia directa. El grupo formado en torno a Ta- nia Singer, del Colegio Universitario de Londres, descubrié coincidencias semejantes entre las emocioncs ex- perimentadas y observadas en el contexto del dotor. Los participan- tes en el estudio sintieron el dolor producido al aplicaries electrodos en las manos; después, contemplaron la aplicacién de electrodos en la mano de un compafiero, seguida por una indicacién de estimulacién dotorosa, Ambas situaciones excitaron las mis- mas regiones de la insula anterior y de a corteza cingulada anterior en los sujetos del ensayo. Tomados en conjunto, los datos no admiten dudas: los bumanos eapta- ‘mos emociones, al menos emociones negativas intensas, a través de un mecanismo directo de cartografiado en el que intervienen partes del ce- rebro que generan respuestas mo- toras viscerales, Por supuesto, este mecanismo especular de captacién de emociones no explica por entero la cognicién social, pero aporta una base neuronal para algunas relacio- nes interpersonales sobre las que se construyen comportamientos sociales de cierta complejidad. Tal vez consti- tuya un sustrato para la comunicacién afectiva con los demés; sus anomalfas podrfan intervenir en los déficits de empatfa, como los que se aprecian cn los nifios autistas. Numerosos laboratorios, incluido el nuestro, siguen analizando estas cuestiones. Les anima el interés intrinseco del tema y las posibles aplicaciones terapéuticas. Si la periencia ha inserito el patron de ESPEJOS EMOCIONALES tuna aeci6n motora en las neuronas especulares, en teorfa serfa posible aliviar trastornos de la movilidad, como los ocasionados por un ictus, mediante la potenciacién de patrones de acciones que no hayan quedado daiados. Pruebas recientes indican que el mecanismo especular inter- viene en el aprendizaje de nuevas facultades. La imitacién dista de hallarse de- sarrollada entre los primates no hu- manos. Se da raras veces en monos; en los. grandes simios (chimpancés gorilas), es limitada, Para los hi manos, sin embargo, la imitacién constituye un instrumento de inte- és méximo para el aprendizaje y la transmisién de destrezas, lenguas y cultura, ,Se apoy6 en el sustrato neu ronal del sistema especular este salto evolutivo desde nuestros antepasados. primates? Iacoboni y su grupo apor- taron las primeras ‘pruebas de que pudiera ser asi. Utilizaron imagenes obenidas por resonancia magnética para observar humanos que contem- plaban e imitaban movimientos de dedos. Ambas actividades excitaban el giro frontal inferior (GFI, parte del sistema especular), sobre todo ‘Sintieran repugnancia por mal lor 0 vieran imagenes de otras personas expre- ssando repulsion (‘zquirds), en el cerebro de ls individuos se excitaban regiones simiares. En este corte transversal del cerebro se enmarcan en rojo las pobla- ciones de neuronas actvadas al experimentar repugnancia y en amarillo las que ‘se excitan por la mera visién de tal seneacién. (La regién estudiada go delimita fen azul; en verde, las examinadas en un estudio anterior) Estos grupos de neuronas que s2 Superponen tal vex representen un mecanismo fisico neuronal do fa ompatia humana que nos permite comprender las emaciones de nuestros ‘semejantes, 20 ‘euando el movimiento tenfa un fin especifico, En todos estos ensayos, empero, Jos movimientos a imitar eran sen: cillos y reiterativos, {Qué funcidn desarvollarian las neuronas espejo cuando aprendemos por imitacién acciones complejas y nuevas? Para responder a esa pregunta, Giovan ni Buccino, de nuestra universidad, y otros colaboradores en Alemania Aanalizaron mediante imagenes. por resonancia magnética la imitacién posterior de los movimientos de Cuerdas de guitarra tocadas por un experto. Mientras los sujetos de la prueba observaban al guitarrista, su sistema de neuronas espejo parieto- frontales se activ6, La misma érea se excité con intensidad mayor cuando los sujetos imitaban los movimiientos de las cuerdas. Cabe sefialar que en el imtervalo siguiente a la observacién, mientras ls participantes preparaban su imitacién del guitarrista, entré en actividad otra regién del cerebro: el rea prefrontal 46. Esta se asocia a la memoria de planificacion y ope- raciones motoras; puede, por tanto, desarrollar una funcién esencial en el correcto encadenamiento de los pasos elementales que constituyen Ja acci6n a imitar Durante largo tiempo los neurocien- Uificos se han sentido desconcertados ante numerosos aspectos de la imita cién. Asi, el modo en que el cerebro de un individuo acepta Ia informacion visual y la interpreta para traducirla a términos de movimiento. Si el sistema de neuronas espejo sirviera de puente en ese proceso, amén de vehicular la comprensién de las acciones, inten- ciones y emociones de otras perso- nas, habria quizés evolucionado hasta convertirse en componente destacado de la capaciciad humana de aprender, a través de la observacién, refinadas habilidades cognitivas No sabemos todavia si el sistema neuronal especular es exclusivo de los primates 0 si lo comparten con otros animales. Nuestro grupo et saya ahora con ratas para averiguar si presentan 0 no respuestas especu- Jares en sus neuronas. Esta propi dad especular interna puede haberse desarrollado en una fase tardia de la evolucién, lo que explicarfa una implantaci6n en los humanos mayor que en los monos. Dado que hasta los hombres y monos recién naci- IwvesTigacion y Cenc, enero, 2007 2 ¢ 3 Q a 2. LA IMITACION require la reproduccidn de la acciin que ejecuta otro. Si las neuronas espejo se hallan detrés de esta singular facultad humana (le imitacién, el sistema especular podria vehicular la enseRana y el aprendizje de nuevas destrezas. dos imitan gestos sencillos, como el de sacar la lengua, Ia capacidad de crear patrones especulares de ac~ ciones observadas podria ser innata, La incapacidad de reflejar emocio- nes parece ser una nota distintiva del autismo; por ello, trabajamos con nifios autistas para desentrafiar si sufren deficiencias motoras que pudieran indicar un trastorno del sistema neuronal especular. Solo ha transcurrido un decenio desde que publicamos nuestros des- cubrimientos acerca de las neuronas espejo. Muchas preguntas siguen sin respuesta, incluido el posible come- tido del sistema especular en el len- guaje. El sistema de neuronas espejo en nuestra especie incluye el area de Broca, centro cortical fundamental relacionado con el lenguaje, una de las facultades distintivas del hombre. Y si es verdad, como creen algunos lingtistas, que la comunicacién bu- ‘mana empez6 con gestos de cara y de manos, lay neuronas espejo habrian desarrollado una funcién principal en la evolucién del lenguaje. De hecho, el mecanismo especular resuelve dos problemas de comunica- cién fundamentales: la paridad y la comprensién directa, La paridad re- quiere que el mensaje tenga el mismo significado para emisor y receptor. La comprensién directa implica q no se necesite acuerdo previo entre los individuos —sfmbolos arbitrarios, por cjemplo— para que se entier dan entre si. El acuerdo es inherente a la organizacién neural de ambas personas. Los espejos interiores tal vez sean lo que necesitan nuestros personajes, Pablo y Elena, para co. municarse sin palabras, y en general los seres humanos para comunicarse en multiples niveles. Los autores Giacomo | de Parma, cuyo depart nto de neurocencias dirige Rizzlat \desempetian actividades docentes. Desde que, en las primeios afos noventa, descubrieron las neuronas espe, han seguido investiganda sobre esas céulas en monos y humanos, asi como la funcién del sistema motor en la cogricibn Bibliografia complementaria ‘Acru Recagumionm THe PReMoTaR CoRTE. Vittorio Gallse, Luciano Fadige, Leonardo Fogasi Y Giacoma Rizolatti en Brain, vol. 119, n.° 2, pigs. 593-600; abril de 1996, A Uwrrie View oF THE Basis oF SociaL CoGNTON. V. Gllese, C. Keysers y 6. Riczolat en Trends in Cognitive Sciences, vol. 8, pégs. 396-403; 2004, GeasPwG THE INTENTIONS OF OTHERS ITH ONe’s OWN MinnoR NEURON SrsTEM. Marco lacotoni y otros en PL0S Biology, vo. 3, n° 3, pigs. 529-895; marzo de 2005. PPamieraL Loge: FROM AcTiON ORGANIZATION TO INTENTION UNDERSTANDING. Leonardo Fopassi Y otis en Science, vol. 302, pags. 682-667; 29 de abi, 2005, ( TENCIA hha publicado sobre el tema, entre otros, los siguientes articul Regeneracién cerebral, de Fred H. Gage Noviembre 2003 Plasticidad cerebral, ‘de Marguerite Holloway Noviembre 2003 El cerebro adicto, de Eric). Nester y Robert C. Malena Mayo 2004 Yuelve Freud, de Mark Sols Julio 2004 Estructura del cerebro humano, de John S, Allen Joel Bruss, y Hanna Damasio Enero 2005 Misica y cerebro, de Norman M. Weinberger Enero 2005 Fijacién de la memoria, eR. Dougas Felds ‘Abril 2005 Dimorfismo sexual cerebral, de Lary Cabil pio 2005 Laneurobiologia de yo, de Car! Zimmer Enero 2006 @ Prensa Cientifica, S.A. Iwvesticacion ¥ Gencia, enero, 2007 2 2 Ivesticacibw ¥ Ceci, enero, 2007 Can WOUMGRY (gt JEN CIRETAREEN mae ROTO S: UNA TEORIA . DEL AUTISMO LOS NINOS AUTISTAS tienen dificultades con la interacci6n social. Quizé sea porque su sisteme de nouronas espejo no funciona correctamente, IvesTigaciN v Cincis, enero, 2007 Los estudios del sistema neuronal especular podrian ayudar a determinar las causas del autismo. Con ello facilitarfan el desarrollo de nuevas vias de su diagnosis y tratamiento Vilayanur S. Ramachandran y Lindsay M. Oberman primera vista quiza no notemos nada anormal en un chico que padece autismo, Pero si intentamos hablar con él, pronto perci- biremos que algo importante falla. Puede que no nos mire a los ‘ojos, sino que desvie 1a mirada y se agite, meciéndose de un lado a otro 0 dando cabezazos contra la pared. O més extrafo todavia: se muestra incapaz de sostener nada remotamente parecido a una conversacién normal. Aunque pueda sentir miedo, ira o placer. tal vez. carezca de empatia genuina hacia otras personas. Le dejan impévido sutiles signos sociales que Ta mayoria de los nifios captan sin dificultad. En los afios cuarenta del siglo pasado, Leo Kanner en EE.UU. y Hans Asperger en Austria descubrieron por separado este trastomo del desarrollo. (En Estados Unidos afecta al 0,5 por ciento de los nifios.) Cada uno de esos médicos desconocia por completo los trabajos del otro, pero por asombrosa coincidencia dicron el mismo nombre al sindrome: autismo, derivado de la raiz griega orvto (“propio”). El nombre resulta muy adecuado, porque lo que més destaca es el retraimiento de la interaccién social. Ultimamente, los médicos han adoptado Ia expresin “trastorno en Ia gama del autismo”, para aclarar que Ia enfermedad se manifiesta en miltiples variantes afines ‘que cubren una escala de gravedad muy amplia, aunque comparten algunos fntomas caracteristicos. Desde que se identificara el autismo, se han prodigado esfuerzos por de- terminar su causa. Se sabe que la susceptibilidad al autismo es hereditaria, sin que se descarte la participacién de factores de riesgo ambientales [véase “Autismo precoz” por Patricia M. Rodier; INVESTIGACION Y CIENCIA, abril de 2000]. A finales del decenio de los noventa, nuestro laboratorio de la Universidad de California en San Diego comenzé a investigar la posible conexién entre autismo y neuronas espejo, una clase recién descubierta de células nerviosas del cerebro. La probada participacién de esas neuronas en facultades como la em- patia y la percepcién de las intenciones ajenas sustentaba la hipstesis de {que algunos de los sintomas del autismo obedecieran a una disfuncién del sistema neuronal especular. Diversas investigaciones realizadas en el curso 23 de los ditimos diez alos han venido a confirmar nuestra tesis. Quizis en proximos estudios se explique cémo aparece el autismo. Ello contribuiré al desarrollo de métodos de diagnosis y tratamiento, Los sintomas Aunque los principales signos distin tivos del autismo sean el aislamiento social, la huida del contacto visual, la pobreza de lenguaje y 1a ausen- ia de empatia, se dan tambign otros, sintomas menos conocidos. Uno muy corriente es la dificultad en com- prender metéforas; 10s autistas las interpretan a veces de forma literal Les cuesta también imitar las accio- nes de otras personas. A menudo se comportan de un modo excéntrico, tomando a broma y despreciando aspectos importantes de su entorno, sobre todo el medio social que les rodea. Desconcierta igualmente la ex- tremada aversién que les producen ciertos sonidos que, sin motivo claro, disparan alarmas en su mente. Para explicar el autismo se han propuesto dos clases de teorfas: ana- témicas y psicol6gicas. (Los expertos hhan rechazado un tercer grupo de teorfas que achacan el trastorno a tuna mala erianza.) Erie Courchesne, de la Universidad de California en San Diego, y otros anatomistas han demostrado que los nitios autistas presentan anomalias caracteristicas en el cerebelo, [a estructura cerebral responsable de la coordinacién de movimientos musculares voluntarios complejos, Sin dejar de tener en cuenta es- tas observaciones, serfa prematuro asegurar que las lesiones del cere- belo constituyen la nica causa del autismo. Los dafios que produce un ietus en un cerebelo infantil suelen manifestarse por temblores, pasos yacilantes y movimientos oculares anormales, sfntomas muy raros en ‘un autista. A la inversa, no se apre- cia ninguna de las sefales tipicas del autismo en pacientes con lesién cerebelar. Posiblemente las alteracio- nes del cerebelo observadas en nifios autistas se deban a efectos laterales inconexos de genes mutantes cuyos otros efectos sean las verdaderas, casas del trastorno, De las teorfas psicolégicas, la mas ingeniosa sea quizé la de Uta Frith, del Colegio Universitario de Londres, y Simon Baron-Cohen, de la Univ Sidad de Cambridge. Ambos postulan que la principal anomalia del autis- mo consiste en_no poder elaborar tuna “ieorfa de las mentes ajenas”. Segiin ellos, en el cerebro hay cir- cuitos nerviosos especializados que nos permiten crear ingeniosas hipd- tesis sobre cémo opera la mente de otra persona. Tales hipétesis sirven, a su vez, de base para predecir con acierto las conductas ajenas. Sin duda, Frith y Baron-Cohen estén en el buen camino, pero su tcoria no explica enteramente cl ciimulo de sfntomas, en apariencia inconexos, del autismo. Negarles a los autistas capacidad de interaccién social porque carecen de una “teoria de las mentes ajenas” es caer en la tautologia. Se impone determinar los, mecanismos cerebrales cuyas funcio- nes coincidan con las alteradas por el autismo. Una valiosa pista proviene de los trabajos de Giacomo Rizzolatti y su grupo, de la Universidad de Parma, En los afios noventa, investigaron la actividad neuronal en el cerebro de macacos, mientras los simios reali- zaban acciones dirigidas a un obje- tivo, Hace decenios que se sabe que ciertas neuronas de la corteza pre- ‘motora —parte del 16bulo frontal del cerebro— intervienen en el control de los movimientos voluntarios, Una neurona se activari cuando el mono agarra un cacahuete, otra cuando el 1 Las neuronas espejo se hallan comprometidas en la interaccién social Su disfuncién pod ‘ocesionar algunos de los sintomas primarios del autismo, como el aisiamiento y Ia ausencia de empatia. 1 La investigacion sobre autistas demuestra falta de actividad neuronal especular en varias regiones del cerebro. Los tratamientos encamina- dos a restaurar esa actividad quizas aliviarian algunos sintomas. = Una hipétes ‘complementaria, la teorla del palsaje resaltado, lustiica- tia la hipersensibilidad y otros sintomas secundarios del autismo. a animal tira de una palanea, eteétera. Suelen llamarse neuronas de control motor. (Recuérdese que la neurona cuya actividad se geaba no controla cl brazo por sf misma; forma parte de un circuito cuyo seguimiento se realiza mediante la observacién de las sefales de las neuronas que lo constituyen.) Lo que sorprendié a Rizzolatti fue que un subgrupo de las neuronas de control motor se activara también cuando el simio vefa realizar esa misma accién a otro congénere 0 un investigador. Por ejemplo, una neurona de las que controlaban la accién de “agarrar el cacahuete” se excitaba cuando el simio vefa ha- cer ese movimiento a uno de sus compaiieros. Se demostré luego, por medio de técnicas de formacién de imagenes, la existencia de neuronas espejo en las regiones correspondien- tes de la corteza cerebral humana. Se comprobs asf que las neuronas espejo més exactamente, las redes de las que forman parte— no sélo envian Srdenes motoras sino que permiten a simios y humanos determinar las intencionés de otros individuos me- diante Ia simulacién mental de sus actos, Su cometido en los simios tal ‘vez se limite a predecir acciones sen- cillas con un objetivo concreto; en Tos humanos, en cambio, el sistema neuronal especular puede haber de- sarrollado la capacidad de interpretar intenciones mas complejas. La investigacién posterior de- mostté que habia neuronas espejo en otras partes del cerebro humano (las cortezas cingulada e insular), que intervienen presumiblemente en las respuestas emocionales propias de la cempatia, Al estudiar la corteza cingu- ada anterior de personas despiertas, se encontré el fenémeno siguiente: ciertas neuronas que suelen excitarse en respuesta al dolor lo hacen tam- bign cuando el individuo ve sufrir dolor a otra persona, Las _neuronas espejo podrian tervenir, asimismo, en la imitaci6n, facultad que los primates poseen en un grado rudimentario y aleanza su pleno desarrollo en los humanos. La propensién a imitar debe ser, al me- nos en parte, innata, Segiin demostr6 Andrew Meltzoff, de la Universidad de Washington, si se saca la lengua aun bebé recién nacido, la criatura repite el gesto. Y es imposible que Investigacion v Ceucit, enero, 2007 lo haya aprendido a través de rea- limentacin visual y correccién de errores, pues el bebé no se puede ver Ja lengua. Fl cerebro del nifio debe contar, pues, con un mecanismo de conexiones prefijadas que elabore un mapa de los gestos de la madre —ya sea sacar la lengua o sonreit—en las neuronas de control motor El desarrollo del lenguaje durante Ja infancia requiere cartografiar de nuevo la distribucién entre las éreas cerebrales. Para imitar palabras que pronuncia la madre o el padre, el cerebro del nifio debe transformar las, sefiaes percibidas en Ios centros de audicién de los lébulos temporales del cerebro en formas verbales que emite la corteza motora. Se deseo- noce todavia si las neuronas espejo participan directamente en ello, pero esté claro que ocurre algtin proceso andlogo. En siltimo término, las neu- ronas espejo tal vez permitan que los, hhumanos se vean a s{ mismos como otros los ven, facultad que podria resultar esencial para Ia autocons- ciencia y la introspeccién, Supresin de las ondas mu iQué tiene todo esto que ver con 1 autismo? Al final de los noventa, nuestro grupo advirtid que las new. ronas espejo realizaban las mismas funciones que parecen desarboladas en el autismo, Si el sistema neuronal especillar interviene de veras en ln interpretacion de intenciones com- pleas, una rotura de esos cireuitos heuronales explicara el deficit mas Hamativo en el autismo: la carencia de facultades sociales. Los demés signos distintivos de la enfermedad —ausencia de empatia, trastornos del Tenguaje eimitacién deficiente, entre otros— coineiden con los que cabria esperar en caso de disfuncisn en las neuronas espejo. El grupo de Andrew Whitten, de la Universidad escocesa de St. An- drew, propuso, casi sl mismo tiempo {que nosotros, igual hipstess, Pero la Primera comprobacién experimental $e realizéen nuestro laboratoro, don- de colaboraban Eric L, Altschuler y Jaime A. Pineda, de la Universidad ‘de California en’ San Diego. ara demostrar que los nifios con autismo sufrfan disfuncién en las neu- ronas espejo, debiamos encontrar un modo de observar la actividad de sus células neuronales sin necesidad de Ivestiexcion ¥ Cleves, enero, 2007 ANATOMIA DEL AUTISMO Las personas alectadas de autsmo muestran menoscabada la actividad de sus nauronas espejo en el giro frontal inferior, una parte de la corteza ppremotoca del cerebro; quizés ello expique su incapacidad para captar las Intenciones de los demas. Las distunciones de las neuronas espejo en la insula y en la corteza cingulada anterior podrian responsabilizarse de sintomas afines, como la ausencia de empati; los détcts en el giro angular ¢ onigen a aifcutades de lenguaje. Los autistas presentan también altereciones estructurales en e! carabelo y el tronco cerebral CCORTEZA CINGULADA ANTERIOR Reguseon 6 a erpata GIRO FRONTAL INFERIOR Guia del movimiento y eveluacin de ntercones insuLa. Paricpa elas respuesta ‘sor y ala repulsion “Tone cerebral implantarles electrodos en el cerebro (como hicieron Rizzolatiy los suyos, con los simios). Descubrimos que ello era factible mediante 1a medi- cién de sus ondas cerebrales en un electroencefalograma (EEG). Desde hace més de medio siglo se sabe que una onda componente del EEG, la onda mu, se bloguea cada vez que Ia persona mueve un musculo deliberadamente, abrir. y cerrar la mano, por ejemplo. Curio- samente, esa componente se bloquea también cuando el sujeto ve que otro realiza la misma accién, Uno de los autores (Ramachandran) y Altschuler sugirieron que la supresién de Ta onda mu podria utilizarse a la manera de sonda, sencilla y no invasiva, para la observacién de la actividad neuronal especular. Decidimos centrar los primeros experimentos en un ni autista de alto funcionamiento, es decir, que no presentara deficiencias cognitivas raves. (Los nifios muy pequetos, de bajo funcionamiento, no participa- yoltes emociones GIRO ANGULAR Comprension del snes te paras yeombinacion fe laiormacion Sensoral Cerabelo ron en el estudio porque queriamos asegurar que cualquier diferencia que encontrasemos no se deberia a problemas de atencién, de compren- sin de instrucciones, ni a los efec- tos generales del retraso mental.) El EEG demostré que en el cerebro det paciente se observaba una onda mu, ue se suprimia cuando ejecutaba un movimiento voluntario sencillo, igual que sucedia en un nifio normal. Pero cuando el nifio autista vio realizar esa accién @ otro, no se produjo la supresién, Dedujimos, en coheren- cia, que su sistema de control motor permanecfa intacto y era deficiente su sistema neuronal especular. Esta observacién, que presentamos a la reunidn anual de la Sociedad Nortea- mericana de Neurociencia en 2000, respaldaba con rotundidad nuestra hipétesis. ‘Sin duda, debe evitarse cualquier generalizacién a partir de un caso aislado. Por eso desarrollamos una serie de pruebas més sisteméticas con 10 individuos de alto funcionamiento B ATENCION A LAS ONDAS MU REALIZAR LA ACCION Las neurons de control motor se excitan siempre que la persona mueve un miscuo deliteradamente, Se piid 2 todos los suelos presenies que abrieran y cerrasen la ‘mano derecha. Seguin lo esperado, este acto hizo caer la ampliud de las ondes mu on los nies autstas asi como ‘en los que servian de referencia, 10 20, 30 40 Frecuencia de las ondascerebrales (hertz) IMULAR LA ACCION fo 2 = 0 Frecuencia e as ondas corebrales (hertz) Las neuronas espejo de la corteza prematora se exciian cuando la persona ve que otro realza una acciéa, Los ivestigadores migieron, a través de EEG, la actividad cerebral mientras los ‘Sujets Sbservaban un video de una mano que se abriay cemaba, Las ondas mu de ls sujetos de control se desplomaron (V0) las de los autstas, en cambio, no mostraron caida alguna {azu), El resultado sugiee deficencias en el sistema neuronal ‘specular de los nis autsas. Abciry corer la mano IWvESTIGACION Y CeNCIA, enero, 2007 que sufi Jn trastorno en la gama del autismo y 10 sujetos de control, de la misma edad y sexo, Como era de esperar, en el cerebro de los sujetos de control se suprimian Tas ondas ‘mu cuando éstos movian Ia mano y también al contemplar imagenes de otras manos en movimiento, En el EEG de los autistas, en cambio, las ‘ondas mu desaparecian sélo cuando ellos movian su propia mano. ‘Otros investigadores han confirma- do nuestros resultados mediante el seguimiento de Ia actividad neuronal. El grupo que dirige Riitta Hari, de la Universidad Politécnica de Hel- sinki, encontré déficits de neuronas espejo en nilios autistas, Se sirvié de la magnetoencefalografia, que mide los campos magnéticos producidos por corrientes eléctricas en el ce- ebro. Mas recientemente, el grupo que encabeza Mirella Dapretto, de la Universidad de California en Los Angeles, se ha valido de imagenes de resonancia magnética para mostrar una reduccién de la actividad de las neuronas espejo en la corteza prefron- tal de individuos autistas. El grupo de Hugo Théoret, de la Universidad de Montreal, ha recurrido a la esti- mulacién magnética transeraneal, una técnica que induce corrientes eléctri- ‘eas en la corteza motora para generar movimientos musculares, con miras a ‘estudiar la actividad neuronal especu- lar en afectados de autismo. En los sujetos de control, los movimientos de manos inducidos se acentuaron al contemplar esos mismos movimien: tos grabados en video; en los autistas, el efecto fue mucho mis leve. Tomados en su conjunto, estos ha- Iazgos conforman una prueba incon: testable de que las personas autistas sufren disfuncién en sus neuronas especulares. Se desconocen todavia los factores de riesgo genéticos y ambientales que impiden el desarro- Ho de las neuronas espejo o alteran su funci6n. Lo que no empece que ‘muchos investigadores trabajen sobre esta hipstesis, puesto que predice sin- tomas exclusivos del autismo. Ademas de explicar los signos distintivos de autismo, los fallos del sistema neuronal especular dan cuenta de sintomas menos conoci- dos, Desde hace afios, se sabe que los nifios autistas tienen problemas para interpretar refranes y metéforas’ toman en sentido literal expresiones Investigacion v Ciencia, enero, 2007 como “andarse por las ramas”, “ir con pies de plomo” u otras por el estilo, Aunque slo se manifiesta en algunos nifios autistas, esta dificultad reclama explicacién. La comprensién de las metéforas exige la extraccién de un denomina- dor comiin de entidades dispares en su superficie. Consideremos el efecto buba/kiki, descubierto hace mis de 60 afios por Wolfgang Kohler. En esta prueba se presentan a la audien- cia dos dibujos de trazado tosco, uno de contorno mellado y otro curvado, y se les pregunta; “;Cudl de estas formas es buba y cual es kiki?” En cualquier lengua que hablen los consultados, el 98 por ciento llama “bua” a la forma curvada y “kiki” a la mellada. El resultado sugiere que el cerebro humano extrae propieda- des abstractas de las formas y los sonidos; por ejemplo, la propiedad de melladura, integrada en el dibujo tosco y ent el sonido aspero “kiki”. Supusimos que este tipo de carto- grafia entre dominios es andlogo a Jas metéforas y sezuramente involu- cra circuitos neuronales semejantes a Jos del sistema especular. En linea con esa conjetura, descubrimos que Jos nifios con autismo fallan en la prueba buba/kiki; emparejan formas y sonidos de modo erréneo. Pero, qué parte del cerebro hu- ‘mano interviene en esa capacidad”” Podria ser muy bien el giro angular, que se aloja en la encrucijada de los centros cerebrales de visi6n, audicién y tacto. Y no s6lo por su situacién estratégica, sino también porque en él se han identificado células nerviosas ccon propiedades parecidas a las de las neuronas espejo. Cuando estudiamos suujetos no autistas con lesidn en ese rea del cerebro, vimos que muchos de ellos fallaban en la prueba buba/ kiki. Mostraban, ademas, una dificul- tad excesiva en la comprensién de metéforas, igual que los que padecen autismo. Tales resultados dan a enten- der que la cartografia entre dominios podria haberse desarrollado, en su origen, para ayudar a los primates en tareas mottices complejas (que exigen la asimilacién presta de formacién visual, auditiva y téctil), ‘ungue terminé por evolucionar hacia la capacidad de elaborar metéforas. Gracias a las neuronas especulares, los humanos alcanzan las estrellas, ya no simples cacahuetes Reparar los espejos E] descubrimiento de deficiencias en las neuronas espejo de las personas con autismo abre nuevas vias para la diagnosis y el tratamiento de este trastorno. Por ejemplo, los médicos utiizarian la no supresién de la onda ‘mu (0 quizas el no saber imitar a una madre que saca la lengua) como un instrumento de diagnéstico para la detecci6n del autismo en la primera Infancia, con miras a iniciar lo an- tes posible las terapias conductuales. Resulta esencial que la intervencién sea oportuna; Ia eficacia de Tas tera- pias conductuales se reduce si éstas comienzan cuando ya han aparecido los sintomas principales del autismo (entre los dos y los cuatro afios de edad), Una posibilidad atin mas tentadora consistiriaen utilizar una realimenta- cidn biol6gica para tratar el autismo 6 al menos suavizar sus sintomas. Bajo riguroso control médico, se pre- sentarfan en pantalla ante un nifio autista las ondas mu de su EEG. Si el niflo tiene dormidas, mas no per- didas del too, las funciones de tas neuronas espejo, quiz sea posible que tecupere esa capacidad hacién- dole aprender —por prueba y error, y realimentacion visual— lo que debe hacer para que las ondas mu desaparezcan de la pantalla. Pineda ahonda en esta via. Sus resultados preliminares parecen prometedores Dichas terapias, sin embargo, debe~ fan complementar, que no sustituit, a las de adiestramiento conductual tradicionales. ‘Otro enfoque terapéutico novedoso se apoyaria en la correccién de los desequilibrios quimicos que inca- pacitan las neuronas espejo de los autistas. Nuestro grupo (al que se han sumado los doctorandos Mikhi Hor- vath y Mary Vertinsky) ha sugerido que neuromoduladores especializados podrfan potenciar Ia actividad de las reuronas espejo implicadas en las respuestas emocionales. De acuerdo con esta hipétesis, el agotamiento parcial de tales sustancias explica- ria la carencia de empatia emocional propia del autismo. Deben buscarse, pues, sustancias que estimulen la emisién de neu- romoduladores 0 que remeden sus efectos sobre las neuronas especu- lares. Un candidato es el MDMA (més conocido como “éxtasis"); este a compuesto ha demostrado ser im- pulsor de la proximidad y 1a comu- nicacién emocionales. Quizé pueda desarrollarse, a partir del MDMA, tun tratamiento eficaz y sin riesgo que atempere al menos alguno de los sintomas del autismo. Sin embargo, estos tratamientos brindarian s6lo un alivio parcial, dado que la hipstesis de las neuronas, cespejo no explica otros sfntomas del autismo; por ejemplo, las estereoti- pias motoras repetitivas como mecer- se de delante a detrés, la elusién del contacto visual, la hipersensibilidad y Ia aversién a ciertos sonidos. En un intento de determinar de qué modo se producen tales sintomas secundarios, nuestro grupo, en colaboracién con William Hirstein, del Colegio Elm- hurst, y Portia Iversen, de Curar el Autismo Ahora, fundacién no luera- tiva de Los Angeles, ha desarrollado Ja teorfa del paisaje resaltado. Cuando miramos a nuestro alrede- dor, recibimos una avalancha de in- formacidn sensorial: vistas, sonidos, olores, etcétera. Tras ser procesadas cen las reas sensoriales del cerebro, estas informaciones se transmiten a la amigdala, que acta como portal para el sistema limbico regulador de las emociones. Con base en los conocimientos almacenados por el individu, la amfgdala determina la respuesta emocional: miedo, alegria, placer, indiferencia, eteétera. Una se- rie de mensajes desciende desde la amigdala al resto del sistema limbico; finaimente llega al sistema nervioso reflejo, que prepara el cuerpo para actuar, Si el individuo se enfrenta a un atracador, por ejemplo, su corazén late mas deprisa y su cuerpo trans- pira para disipar el calor producido por el esfuerzo muscular. A su vez, esta excitacién refleja se realimenta al cerebro y amplifica la respuesta emocional. Con el tiempo, la amigda la crea un “mapa topogrifico” mental que detalla el significado emocional de todo lo que pertenece al entorno del individuo. Nuestro grupo decidié explorar la posibilidad de que los nifios autistas sufrieran distorsiones en su mapa to- pogrifico, quiza por tener alteradas las conexiones entre las dreas cor- ticales que procesan Ia informacién sensorial recibida y la amigdala, © entre las estructuras limbicas y 8 TEORIA DEL PAISAJE RESALTADO NINO NORMAL ala amigdala 2EInifo presenta una respuesta erocional apropiada Jos I6bulos frontales que regulan el comportamiento resuitante. Debido ‘a esas conexiones anormales, cual- quier evento u objeto trivial podria desencadenar en la mente infantil tuna respuesta emocional radical, una tormenta en el sistema reflejo, Esta hipotesis explicarfa que los nifios con autismo eludan el contacto visual y ‘cualquier otra sensaci6n nueva que pueda trastomnar su mente, La per- cepcién distorsionada del significado emocional justificarfa también que muchos nifios autistas se obstinen por bagatelas (horarios de trenes, por ejemplo) y en cambio muestren nulo interés por cosas que entusiasman @ a mayoria de sus coeténeos. NINO AUTISTA Encontramos apoyo a nuestra tesis al observar las respuestas reflejas en un grupo de 37 nifios afectados de autismo, Mediamos el aumento de la conductancia dérmica que produce el sudor. En contraste con los sujetos de referencia, los autistas presentaban ‘un nivel general mayor de excitacién refleja. Aunque se agitaran ante la presencia de objetos y sucesos trivia les, a menudo desatendfan estfmulos {que provocaban respuestas esperadas en el grupo de control {Qué causaria tamaiia distorsién cen la topograffa mental de un nifio? Se ha descubierto que casi la tercera parte de los muchachos autistas han ssufrido epilepsia del ldbulo temporal IVESTIGACON CIENCIA, enero, 2007 en Ia infancia (una proporcién quizé muy superior puesto que muchos ata ques epilépticos pasan inadvertidos). Producidos por repetidas descargas erréticas de impulsos nerviosos a través del sistema Iimbico, los ata- ques terminarfan por desordenar las conexiones entre la corteza visual y la amigdala, potenciando unas y debilitando otras de un modo indis. criminado. En los adultos, la epilepsia del I6bulo temporal da lugar a espec taculares trastornos emocionales, si bien no repercute drasticamente en la cognicién; en los nifios, en cambio, los ataques pueden conducir a una discapacidad profunda Y lo mismo que el autismo, el riesgo de epilepsia del I6bulo tem- poral en nifios parece condicionado por factores genéticos y ambientales. Ciertos genes, por ejemplo, harian al nifo mas vulnerable a las infecciones viricas, que a su vex le predispon- drian a los episodios epilépticos. Nuestros hallazgos sobre las res puestas reflejas podrian ayudar a in- terpretar una vieja observacién elini- ca: en ocasiones, una fiebre alta alivia de forma transitoria los sintomas de autismo, El sistema nervioso reflejo participa en el control de Ia tempe- ratura corporal; al ser unas mismas vias neuronales las que regulan fiebre y trastomos emocionales del autism, quizas el acceso febril mitigue las alteraciones citadas. La teoria del paisaje resaltado podrfa aportar una explicacién so- bre las estereotipias motoras y los Los autores vi fe la Univ cabezaz0s de los nifios con autismo; esta conducta de autoestimulacion podria amortiguar las tormentas del sistema reflejo en tales sujetos. He- mos comprobado que la autoesti mulaci6n produce no s6lo un efecto calmante, sino también una reduc. cin mensurable de la conductancia de la piel. Ello sugiere una posible terapia sintomética del autismo. En la actualidad, Hirstein desarrol dispositivo portatil que controlaria la conductancia dérmica de un mucha- cho autista: Ia deteccién de una ex citacién del sistema reflejo activ tun “chaleco a presién” que ejerc sobre el cuerpo del nitio una presién suave y relajante No hay contradiccin entre nues- tras dos teorias explicativas de los sintomas del autismo: disfunci6n de las neuronas espejo y distorsién del ‘mapa topogrético mental (teoria del paisaje resaltado). El mismo suceso que distorsiona Ia topografia mental de un nifo (mediante la alteracién de las conexiones entre el sistema limbico y el resto del cerebro) po- dria lesionar también las neuronas espejo. O quizas el trastorno de las conexiones. limbicas corresponda a un efecto lateral de los mismos ge- nes que provocan disfunciones en el sistema neuronal especular. Se necesitan nuevos experimentos para someter a prueba ese elenco de conjeturas. Todavia esta por descubrir Ja causa final del autismo, pero en- tre tanto nuestras propuestas podrian ofrecer un marco para las investiga: ciones futuras. janur S. Ramachandran diige el Centro para el Cerebro y la Cognicién dad do California on San Diago. Amin de autismo y el sistema neuronal especular, se he ocupado 35 rolaciones entre ol bién de las miembros fantasma y Ia sinestesia. Lindsay M. Oberman trabaja en el laboratorio de Ramachandran deede 2002. Bibliografia complementaria AvroNoNic RESPONSES OF AUTISTIC CHLOREN TO PEORLE AND OBJECTS. Wiliam Kirstein, Ports Wwersen y Vilayanur S. Ramachandran en Proceedings of the Royal Society of London 8, vol. 268, pigs. 1883-1888; 2001 EEG EnneNce FOR MiRROR NeuRON DysruNcTiON IN AUTISM SPECTRUM DISORDERS. Lindsay M. Oberman, Edward M. Hubbard, Joseph P. McCleery, Eric L. Altschuler, Jaime A. Pineda y Vilzyanur S. Ramachandran en Cognitive Brain Research, vol. 24, pags 180-198; 2005, A Brier Taun oF HuMAN CoNscrousNéss. Nueva eficién Vilayanur S. Ramachandran, Pi Press, 2005. lwesrigaciN v Ciencia enero, 2007 CIENCIA oe oie aes Nueva perspectiva para la enfermedad de Parkinson, dde Andrés M, Lozano y Sune K. Kalia ‘Septiembre 2005, Preparados para una pandemia dda W. Wayt Gibbs y Christine Soares Enero 2006 Prevencién y tratamiento de la malaria, de Chaire Panosian Dunavan Febrero 2006 Los sarcomas, aquetipos de cancer, de lgor Matushansy y Rober, Maki Abril 2006 Toenia solium: un pardsito cosmopalita de Ara Fsser, Laura VargParada yhP- Lace ayo 2006, Desactivar la enfermedad de Alzheimer, de Michal S. Wolfe Julio 2006 Ceélulas madre, {culpable del cancer?, ‘de. F. Clarke y M. W. Becker Septembre 2006 Regulacién de la autoinmunidad, de Z.Fehervariy S. Sakaguchi Diciembre 2006 Prensa Cientifica, S.A. 9

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