Los agujeros negros son uno de los fenómenos más enigmáticos del
universo: para que se formen, primero una estrella tiene morir.
Además, todo lo que entra, jamás logra escapar, tampoco la luz. Y en su corazón, en la llamada singularidad, el tiempo y el espacio se detienen. Aunque hasta 2019 nadie había visto un agujero negro, la prueba de su existencia estaba en las ecuaciones de la teoría de la relatividad general de Albert Einstein. Sin embargo, el mismo físico alemán se negaba a aceptarlos. Él estaba convencido de que la naturaleza no era capaz de crear estos monstruos astronómicos