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ESTRUCTURA DE GANANCIA

Basado en el Posteo del 12 de Enero, por Eduardo Sacerdoti

En general al trabajar con señales de audio se utilizan y conectan en cadena más de


un equipo, tanto en vivo como en estudios de grabación.
Es importante estudiar y establecer adecuadamente la ganancia de cada equipo
para que funcione bien en su conjunto. Principalmente se quiere evitar la distorsión
o el exceso de ruido al final de la cadena de audio. Ambos fenómenos, una vez que
suceden, son casi imposibles de revertir y por ende hay que tratarlos desde el principio.

Fig 1: Recorte o clipping de la señal.

La distorsión sucede cuando se quiere trabajar con señales de mayor amplitud de las
que el equipo puede manejar, tanto en su entrada como en su salida. Esto genera algo
conocido como recorte o clipping (figura 1), y con ello la distorsión. Este hecho puede
suceder tanto analógica como digitalmente, y en general, la distorsión generada por
el clip digital es más notoria. Para evitar errores, hay que tener en cuenta las escalas
con las que se trabajan. En los medios ánalogicos, el 0 dB es la ganancia nominal
(óptima), mientras que en los digitales, se puede tomar al -18 dBFS (Full Scale),
como el nivel adecuado (en la escala de dBFS, que es como miden la mayoría de los
medios digitales, el 0 dBFS es el límite de distorsión).

Fig 2: Relación señal-ruido.


Por otro lado, es sabido que todos los equipos introducen cierta cantidad de ruido
a la señal de audio (sin tener en cuenta alguna falla puntual). Es inherente a la
electrónica y se llama ruido de Jhonson-Nyquist (o ruido térmico), su densidad
espectral de potencia es prácticamente plana y por ende suena como ruido blanco.
Si se sube al máximo la ganancia de un equipo sin ingresarle señal es fácilmente
reconocido como un soplido. La diferencia entre el nivel de la señal y el piso de ruido
se conoce como relación señal-ruido (figura 2).
Ajustar la estructura de ganancia implica optimizar las diferentes etapas de la cadena
para lograr la mejor relación S/N evitando el recorte de la señal.
Para ejemplificar se puede estudiar una cadena típica de audio. La misma está
compuesta por una fuente (micrófono o línea), un mezclador, un procesador,
un amplificador y un altoparlante (figura 3).

Fig 3: Cadena de audio.

Al principio de la cadena se encuentra la fuente. En general el caso más crítico es


el de los micrófonos, debido a que su nivel de salida suele ser muy bajo (milivolts).
También poseen ruido propio, y la única solución para lograr una buena relación S/N
a su salida es que la fuente sonora incremente su nivel (hablar más fuerte y/o más
cerca).
A continuación se encuentra una mezcladora. El nivel nominal que se suele trabajar
profesionalmente es de +4 dBu (nivel de línea), alrededor de 1 volt rms. Por otro lado,
el nivel máximo antes del recorte es alrededor de 12 volts o +24 dBu. Esto significa
que se trabaja con un ”headroom” (ventana) de alrededor de 20 dB, es decir entre el
nivel nominal de la señal y los picos máximos que puede alcanzar. Por ejemplo si hay
tres equipos con máximos de 24, 20 y 26 dBu, y se requiere un headroom de 18 dB,
se puede trabajar con una señal nominal de 2 dBu, es decir que se está limitado por
el equipo de menor salida.

Fig 4: Control de ganancia de un preamplificador.

Para elevar la señal de los micrófonos, se cuenta con preamplificadores que son
capaces de amplificar la señal hasta 60 o 70 dB. Supongamos que el ruido propio
del canal de la consola es de -80 dBu y la señal de salida del micrófono es de -50
dBu, aplicando 40 dB de ganancia se obtiene una relación señal-ruido de 70 dB. Es
importante tener en cuenta que al final de la cadena se suman todos los ruidos propios
de los equipos, esto quiere decir que los 70 dB se pueden transformar en 60 dB.
Por otro lado, las mezcladoras también cuentan con atenuadores o ”faders”, que en
general también presentan una pequeña ganancia pero es mucho menor a la del
preamplificador (alrededor de 10dB). Estos sirven para posicionar al nivel deseado
las diferentes señales. Los faders suelen ser logarítmicos, lo que significa que tienen
una zona donde presentan mayor precisión (en general entre -5 y +5 dB), tal vez esta
condición lleve a volver a pensar en cuál es la ganancia óptima del preamplificador,
la del máximo nivel posible antes del recorte o la que deje el fader cerca de 0dB (por
más que no sea la ideal en cuanto a la relación señal-ruido). Este planteo también se
debe a que las consolas digitales (figura 4) de hoy en día presentan pisos de ruido
extremadamente bajos (ver Profundidad de bits).
Fig 4: Faders en consola digital.

Luego de la consola viene el procesador, idealmente debería trabajar con ganancia


unitaria, esto quiere decir que a su salida está presente el mismo nivel que a su
entrada. Ahora bien, al ecualizar una señal su nivel cambia, para mantener el nivel
adecuado se suele corregir la ganancia a la salida. También, de ser necesario,
se puede aprovechar esta etapa para adaptar niveles a la etapa de potencia final.
En la última instancia la señal se amplifica al nivel requerido por los altoparlantes
para generar el nivel de presión sonora necesario. Los amplificadores de potencia
tienen una ganancia fija (ver Ganancia y sensibilidad) pero cuentan con un atenuador
de la señal de entrada. De esta manera se puede subir el nivel de la potencia
hasta generar la presión deseada. Si se trabaja con amplificadores muy grandes
(al máximo de ganancia y de sensibilidad), pero para evitar el exceso de presión sonora
probablemente se trabaje a bajo nivel de la consola. Con esta metodología además
de trabajar con los faders y medidores en una zona de poca precisión, se empeora
la relación señal-ruido. Es importante entonces, ajustar la ganancia y sensibilidad
a las necesidades del evento, o dimensionar adecuadamente el equipo necesario.

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