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El lado bueno de la cuarentena

Durante los últimos cuatro meses la vida diaria en Chile y el mundo se ha visto
radicalmente interrumpida por lo que las autoridades de gobierno han llamado ‘un enemigo
invisible y poderoso’. El covid-19 o coronavirus se ha apoderado no solo de los medios de
comunicación, las calles y el sistema de salud, sino también de nuestro cotidiano,
infiltrándose también en nuestros hogares y nuestro día a día. De un día para otro nos vimos
obligados a dejar nuestras costumbres de siempre y a mantenernos encerrados en casa, en
cuarentena, sin poder salir, porque esa parece ser la única manera de detener esta pandemia
y protegernos del contagio de un virus que aún es un misterio en muchos aspectos para la
ciencia. Hemos tenido que trasladar todo aquello que hacíamos en lugares específicos hacia
el interior de nuestras casas, de manera que la escuela, la universidad, el trabajo y el ocio
ahora todos se desarrollan en el hogar, sin que haya espacios diferenciados para cada uno
de ellos. Dentro de todo lo impactante y estresante que puede resultar esto, sobre todo
cuando hay que compartir el lugar de trabajo de la familia con el lugar de estudios, por
ejemplo, me parece que para los afortunados que podemos estar en la comodidad de
nuestras casas, ésta puede ser una oportunidad para volver a estar con la familia y volver a
tener tiempo para hacer las cosas que nos gustan. En un país y una sociedad que está
acostumbrada a la velocidad de la vida diaria y la productividad, este momento de
detención de nuestras rutinas que es la cuarentena podría permitirnos volver a lo familiar,
reunirnos con esas cosas que hemos dejado de lado por los estudios, por ejemplo, y
alejarnos del ritmo frenético de una ciudad tan agitada y llena como Santiago.

La vida en Santiago, como capital del país, se caracteriza por su rapidez y por estar
movilizada principalmente por el trabajo. En una investigación elaborada por Feedback y
encargada por Chilectra, del año 2007 (EMOL, 2007), se señala que el 96% de los
santiaguinos encuestados considera que el ritmo de vida en la ciudad es muy acelerado, al
tiempo que un 71% de ellos cree que los santiaguinos tienen una mala calidad de vida y el
mismo porcentaje se iría de la ciudad si pudiera hacerlo. Si bien estas cifras tienen ya
algunos años, demuestran que quienes viven en Santiago asocian el ritmo frenético que
llevábamos hasta hace unos meses con una mala calidad de vida en general, y que una gran
parte de ellos tiene en mente la idea de irse, más allá de todos los otros beneficios que
pueda tener vivir aquí (como la conectividad, los servicios básicos o la diversidad de
actividades de ocio, según estadísticas del mismo estudio). Es decir, hasta marzo estábamos
inmersos en este ciclo sin fin de ir de un lado para otro en una ciudad que nunca se detenía.

Con el ritmo que llevábamos hasta marzo estábamos todos en un estrés constante de
movimiento, hasta que de pronto tuvimos que parar y empezar a acostumbrarnos a una
forma distinta de hacer las cosas. Se ha comprobado que una situación como la actual
genera altos niveles de estrés emocional y psicológico (Brooks, Webster y Smith, 2020), y
también constantemente en las noticias y los medios de comunicación se está hablando de
ello, además de que nosotros mismos lo experimentamos probablemente a diario. Sin
embargo, también han surgido artículos y estudios que destacan otros aspectos más
positivos de este periodo de cuarentena, que se relacionan más con esta disminución
obligada del ritmo de vida que llevábamos. Mayra Pérez Castillo (2020) señala en un
artículo del diario online Diario Libre una serie de cosas positivas que nos enseña la
cuarentena, que van desde ciertos beneficios asociados con la tecnología (el auge del
comercio online, la posibilidad de trabajar desde casa que se veía como ideal, etc.), con el
medioambiente (una descontaminación notable por la disminución de la circulación de
vehículos y el funcionamiento de industrias en el mundo, por ejemplo) y principalmente
con lo que llama equilibrio social, que es en lo que quiero centrarme. Ante ese ritmo rápido
que llevábamos, esta cuarentena ha llegado para recordarnos principalmente tres cosas, que
señala Pérez Castillo: la unidad familiar, la reconciliación con uno mismo y la conciencia
de que necesitamos al prójimo. Así, este periodo podría ayudarnos, desde el encierro, a
pasar más tiempo con nuestras familias y a construir dinámicas familiares de más unidad y
disfrute de pasar tiempo con ellos, también nos pone en la obligación de estar con nosotros
mismos, de “meditar sobre la vida, las decisiones, las metas, los hábitos alimenticios y
hasta la rutina de estrés que lleva a la enfermedad” (2020, párr. 6). Y finalmente, nos obliga
a tomar conciencia de que existimos en comunidad, que no estamos solos y que
necesitamos de otras personas para continuar funcionando en la vida. En el fondo, se trata
de un momento en que podemos detenernos por fin, mirarnos a nosotros, mirar a los otros,
y ver cómo podemos funcionar ahora que ya no tenemos esa presión exterior. Si nos
habíamos olvidado de lo que era vivir el día a día con nuestros seres queridos, esto nos sitúa
allí a la fuerza, por lo que podríamos valorar al menos esa oportunidad que nos brinda la
cuarentena.

Parece que nos habíamos olvidado de lo importante que es parar de vez en cuando y
recordar a quiénes tenemos a nuestro lado, estar con ellos, preocuparnos de nosotros
mismos y no de si llegamos a las clases a tiempo, o si la micro va a pasar a la hora porque
sino llegaremos atrasados. Sé que no todos tienen la oportunidad de hacer la cuarentena en
condiciones óptimas, pero creo que quienes si podemos podríamos intentar verlo desde esta
perspectiva, más positiva, intentando sacar lo mejor de este tiempo. Quizás si lo
aprovechamos como un tiempo para volver a lo familiar y a nosotros mismos, los efectos
secundarios a la larga no sean tan malos. Después de todo, se trata de cuidar nuestra salud
mental y no solo física, y de hacer de la cuarentena algo mejor de lo que parece.

Bibliografía

EMOL (2007). El 71% de los santiaguinos declara querer irse de la capital. 15 de octubre
de 2007. Disponible en https://www.emol.com/noticias/nacional/2007/10/25/279777/el--
71--de-los-santiaguinos-declara-querer-irse-de-la-capital.html
Brooks, Samantha; Webster, Rebecca; Smith, Louise (2020). El impacto psicológico de la
cuarentena y cómo reducirlo (traducción). Disponible en
https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=95688.

Pérez Castillo, Mayra (2020) 13 cosas positivas que nos enseña la cuarentena. 24 de marzo
de 2020. Disponible en https://www.diariolibre.com/estilos/buena-vida/13-cosas-positivas-
que-nos-ensena-la-cuarentena-FG17885752

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