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Personalmente describiría a lovercraft como una persona sumamente temerosa a todo lo que
es el universo en sí; y antes que nada he de aclarar que no es una crítica negativa, aunque
parezca lo contrario solo es una forma más directa de decirlo y tener miedo no tiene nada
de malo es perfectamente normal y si se tiene una imaginación y un sentido de curiosidad
tan particular como él se vuelve simplemente una cualidad excepcional más allá del hecho
de pensar que ciertos escritos fueron verdad o no podemos decir que el de verdad los creía
y hasta les temía. No quisiera comenzar un debate sobre lo que es real o no sería un tanto
confuso no solo de explicar sino también de entender y es que todo depende de uno mismo
si tú piensas que algo es real o que no lo es depende exclusivamente de ti, aunque si bien es
cierto que factores externos influyen la decisión final sobre creer o no la toma tu
Horror cósmico: el ascenso del mal
Los géneros del terror, fantástico y ciencia ficción han tomado más fuerza, quizá producto
del andar posmodernista. A pesar de posibles variaciones temáticas, sociales, temporales,
espaciales o científicas como la robótica, los géneros se siguen construyendo de la misma
forma: en la deformación de la realidad circundante.
Son infinitos los productos artísticos que hoy nacen bajo la estética del miedo y el terror. La
sociedad ha cambiado. El avance científico-técnico es mayor, y a la vez, resulta inagotable
el deseo del hombre por conocer su futuro, descubrir lo que no está a su alcance y
dominarlo. Y aunque muchas piezas presuman de «originalidad» no existe ninguna que
escape a la contaminación de uno de sus más grandes difusores, Howard Phillips Lovecraft.
H. P. Lovecraft fue un sujeto marginado y enfermizo desde la niñez, ello no impediría que
alcanzara notoriedad en la primera mitad del siglo XX. La astronomía sería una de las
primeras cosas en la que se interesaría, junto a ello, la historia de la humanidad desde sus
albores y el tono sombrío de las novelas góticas que conoció en la biblioteca de su abuela.
En esta amalgama fundió el Círculo de Lovecraft su literatura, un horror cósmico que
promovió un producto novedoso y atrayente, cultivó la forma e imaginó todo un panteón de
dioses malignos, precedentes al hombre, desde una fundamentación filosófica.
Con Lovecraft sufre un cambio el tradicional terror gótico al conocer esa atmósfera onírica
y estelar del narrador, sobre todo si valoramos el conjunto de relatos que conforma Mitos
de Cthulhu. El horror es más palpable, se hace carnal y se materializa en criaturas
monstruosas, enterrando así los fantasmas y castillos encantados de las ficciones del XIX.
Junto a ello, el autor imprime el miedo en sus lectores con una sola interrogante: ¿cuál
fuera el destino del hombre en el universo si ya no fuera la especie dominante?
Este horror cósmico reduce al ser humano a algo insignificante (una mancha imperceptible
en un cosmos infinito), condenado en un espacio exterior donde conviven deidades
monstruosas. Se entiende al hombre como especie pequeña, mecánica y materialista, que
proyecta sus propias idolatrías mentales en el vacío y teme su existencia al saber que
pueden eliminarlo fuerzas superiores.
Lovecraft erigió toda una tradición cultural, relacionando el origen del mal (el panteón
monstruoso) con la humanidad y su historia. Imaginó una tierra poblada mucho antes que el
hombre por los Grandes Antiguos, seres supremos provenientes de estrellas lejanas o
universos totalmente distintos al nuestro, asexuados y de perversa inteligencia, culpables de
la maldad que ha arrastrado el hombre y que lo define como especie.
Quedan vestigios de estos dioses entre los seres humanos como pesadillas o alucinaciones,
imágenes mediante sueños, recuerdos del subconsciente que constituyen señales de otros
universos. De esta forma las deidades pueden influir en el potencial de los humanos y
alterar el comportamiento y estructura de los mismos.
Este cosmicismo relaciona al hombre con su pasado, uno oscuro e ignoto, que no lo hace
responsable de su maldad, sino una consecuencia de los tiempos. Ello representa, según el
crítico Alberto Garrandés en Diálogo con los muertos y otros ensayos, un «examen
terrorífico del pasado del hombre y de algunos actos humanos que ponen de relieve el lado
oscuro de su naturaleza humana y su diálogo con el susto sobrenatural».
Y es que este género trata de mostrar una nueva realidad en la que existen horrores arcanos
y primigenios incluso desde antes del nacimiento mismo del universo. Así patentiza la
nimiedad del ser humano porque las criaturas no son tan malévolas como indiferentes para
con la humanidad.
Estos seres funcionan como símbolos, representan el tipo de universo que menosprecia la
humanidad, relegándola a un trance absurdo y a un futuro vertiginoso, que camina con paso
rápido a su extinción.
Se sintió atraído por la dilatación monstruosa del sexo, por una erótica de lo siniestro, como
intercambio absoluto entre la vida y la muerte. Garrandés habla de otros aspectos: «sus
imágenes y léxico resbaladizo, la preferencia por las carnosidades purulentas, así como sus
criaturas tentaculares, marítimas, inmersas en el chapoteo humoral y pantanoso».
H. P. Lovecraft tiene tanta grandeza en lo fantástico como J. R. R. Tolkien, aunque a veces
se vea a este último como el maestro del género. Lovecraft también fue grande en la
conformación de esos mundos posibles que construye la literatura, sobre todo para la
ciencia ficción, con la creación de Cthulhu.
Hoy no se concibe, en cualquier formato o producto artístico, una criatura extraterrestre sin
tentáculos, alas, escamas o piel gelatinosa que de igual forma haga sentir vulnerable al
hombre. Además, concibió ciudades como Dunwich, inventó la existencia y genealogía de
varios tratados (Necronomicon) y revitalizó un idioma impronunciable por el aparato
fonológico humano como el aklo.
Pero todo en Lovecraft no es efectismo, ocultismo y viajes temporales, su obra contiene una
conceptualización, un basamento filosófico y ético que subyace bajo ese terror segregante.
La filosofía de Lovecraft está conformada por distintos sistemas de pensamiento, no solo el
pesimismo antes mencionado, con el que Lovecraft inmola todas sus esperanzas en el
hombre y revela su indiferencia ante la decadencia de lo puramente humano.
Primeramente, defiende el ateísmo al entender la religión como elemento aislante de lo
social, falsa y peligrosa al proceso sociopolítico, al ofrecer una cosmovisión panteísta del
mundo. Más bien este ateísmo consiste en la visión de un fatalismo que asola al hombre, el
mismo deseo por conocer sus miedos en un espacio infinito, que lo consume.
La visión existencial de Lovecraft baña toda su obra, reflejo de los complejos sentimientos
humanos. Prima el abandono de la existencia humana, y la búsqueda de su significación, su
papel como especie en un cosmos aparentemente solitario y pacífico, que parece
inentendible para los humanos.
Viene a coronarse el nihilismo en la filosofía de Lovecraft como el elemento predominante,
al entender la posición del hombre frente al cosmos. Resulta tan preocupante la especie
humana para las deidades mayores y las razas extraterrenales como lo resultan los insectos
y las plantas para el propio hombre.
Todo el egocentrismo, inconsecuencia ante las acciones, narcisismos y megalomanía que
define al ser humano, lo revierte Lovecraft al entenderlo como la más decadente de todas
las especies, sin ningún poder para realizar cambio alguno en el universo que lo rodea.
¿Qué es el terror cósmico?
El peligro se encuentra escondido en casi cualquier lugar, el terror y la locura esperan en
cada rincón. Cultos oscuros, monstruosidades horribles, verdades tan terribles que nadie
puede comprenderlas y que vuelven locos a todos los que las conocen, los demonios viven
en los túneles bajo tus pies, parásitos y gusanos se deslizan sin ser vistos en cualquier
comida o bebida que te llevas a la boca, los fantasmas se ciernen sin ser vistos ni
escuchados a tu alrededor, burlándose de cada uno de tus pensamientos y secretos, eso es el
Terror Cósmico, el miedo a lo inexplicable, eso que no vemos, pero que está ahí,
acechándonos.
Imagina un universo donde hasta el más mínimo punto de esperanza en el futuro no existe,
donde demasiada curiosidad sobre la verdadera naturaleza del mundo es el camino hacia un
destino peor que la propia Muerte. Un universo en el que la humanidad es presa de todo
tipo de horrores inconcebibles, y todos nuestros ideales no son más que ilusiones, un
universo que una vez, hace tanto tiempo que ya es casi imposible medirlo, fue gobernado
por inimaginables abominaciones surgidas de las profundidades del espacio, y sin embargo,
no están muertos: sólo esperan el momento para regresar. Volverán a gobernar este mundo,
y todos nuestros grandes logros habrán sido en vano.
Origen del Horror Cósmico
Howard Phillips Lovecraft es considerado el creador del género de horror cósmico. Al
principio de su carrera, Lovecraft fue ayudado por el editor Laird Barron, quien defendió su
trabajo y publicó la mayoría de sus primeros escritos. El trabajo de Lovecraft fue
influenciado por escritores de horror gótico como Edgar Allan Poe. Los escritos de
Lovecraft exploraron temas oscuros destinados a sembrar el miedo en los corazones de sus
lectores.
Lovecraft y el Terror Cósmico
El género de horror cósmico se atribuye comúnmente al escritor estadounidense Howard
Phillips Lovecraft, tal es su influencia en el género que los términos horror lovecraftiano y
horror cósmico se utilizan a menudo indistintamente. Lovecraft escribió muchas historias y
novelas que a menudo se agrupan en el Mito de Cthulhu. Algunas de sus obras más
conocidas incluyen las novelas:
En las montañas de la locura (1936)
La sombra sobre Innsmouth (1936)
La sombra fuera del tiempo (1936)
Las ratas en las paredes (1924)
La llamada de Cthulhu (1928)
Cuando Lovecraft murió en 1937, su obra aún no había alcanzado su popularidad. Sin
embargo, a medida que su reputación se hizo más conocida y sus escritos encontraron un
público, Lovecraft fue reconocido.
Características del Horror Cósmico
Las principales características a tener en cuenta en las historias de terror cósmico son las
siguientes:
Indiferencia Cósmica: es la idea de que los seres humanos son insignificantes e
inconsecuentes en el ámbito de la realidad cósmica. La humanidad es, en el mejor
de los casos, una nota nominal en la historia del universo, y en el peor no merece
ninguna atención. Aunque las historias en sí mismas parecen esencialmente
pesimistas, el propio Lovecraft creía que la verdadera existencia de especies como
la nuestra le era indiferente al universo.
Alienación: el miedo al otro, al extraterrestre y a lo desconocido son los principios
centrales que subrayan el terror en la historia de horror cósmico. Esta alienación se
extiende aún más al yo. A menudo hay una naturaleza extraña en la ascendencia y
las relaciones personales de un personaje, con cuestiones de parentesco extraño o
sobrenatural y siniestros conocidos personales. Además, los personajes son a
menudo solitarios, y personas aisladas sin lazos personales estrechos.
Locura: los personajes de las historias de terror cósmico a menudo se saltan la línea
de la racionalidad y la cordura. La cordura se muestra como algo frágil y tenue,
siendo la experiencia de los horrores de la verdadera naturaleza de la realidad
suficiente para llevarnos a la locura.
¿Qué es el terror Eldrico?
Este tipo de antagonista, conocido como Abominación de Eldrich, es una temática común
en la historia de horror cósmico. Siempre de apariencia horrible, y ocasionalmente más allá
de la descripción o comprensión humana, estos monstruos amenazan los límites de la
realidad. En el mejor de los casos, sus motivos son inconcebibles o no tienen en cuenta a la
humanidad, en el peor son una fuerza malévola que busca activamente subvertir o
corromper la sociedad humana.
Cosmicismo: ¿Qué es un ente Lovecraftiano?
El cosmicismo es una filosofía y movimiento literario creada por el escritor H.P. Lovecraft.
El cosmos de Lovecraft no gira en torno al ser humano; toda la obra de Lovecraft se
sustenta bajo la atenta mirada de entes alienígenas de más allá de la realidad que cuando
despiertan en nuestro mundo corrompen y destruyen todo cuanto existe de real para el ser
humano: los seres humanos son una presencia muy poco significativa en el esquema
general del universo, una especie pequeña pero cuya arrogancia hace creer que tienen un
poder significativo o total como fuente de existencia en el universo, pero sin embargo
pueden ser eliminados en cualquier momento por fuerzas de las cuales ignora incluso su
existencia.
Mejores películas de horror cósmico
Aunque muchos críticos literarios dicen que es imposible llevar al cine a las obras de
Lovecraft, algunos directores lograron resultados muy buenos, en películas lovecraftianas
que tienes que ver:
The Thing (1982)
Prince of Darkness (1987)
In the Mouth of Madness (1994)
Invasion of the Body Snatchers (1978)
Alien (1979)
The Evil Dead (1981)
Re-animator (1985)
From Beyond (1986)
Necronomicon (1993)
Dagon (2001)
Signs (2002)
The Village (2004)
The Call of Cthulhu (2005)
Mejores libros de terror cósmico
Las obras de literatura de horror cósmico nacen con las historias de Lovecraft, sin embargo,
hay muchos escritores que cultivan el género con maestría:
La llamada de Cthulhu (Lovecraft) (1926)
En las montañas de la locura (Lovecraft) (1931)
Los gatos de Ulthar (Lovecraft) (1920)
a sombra sobre Innsmouth (Lovecraft) (1931)
El horror de Dunwich (Lovecraft) (1929)
Extraños eones, de Emilio Bueso
La criatura de allende el infinito y los relatos lovecraftianos, de Henry Kuttner
El habitante del lago y otros indeseables vecinos, de Ramsey Campbell
Thomas Liggotti, Noctuario
Jorge Luis Borges, El Aleph
Alan Moore, The Courtyard
Stephen King, The Mist
Neil Gaiman, The Sandman
H.G. Wells, La Guerra de los Mundos
Mejores videojuegos de horror cósmico
Por supuesto, los desarrolladores de juegos para las diferentes plataformas, le dedican su
creatividad al mundo del terror cósmico:
Call of Cthulhu: Dark Corners of the Earth
Bloodborne
Alan Wake
Alone in the Dark
Silent Hill
Resident Evil
The Secret World
Quake
Necronomicon: The Dawning of Darkness
Eldritch