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El poder adquisitivo del consumidor se vincula con el término “poder de compra” a fin
de referirse a la cantidad de dinero que los individuos de una sociedad disponen
para su propensión al consumo, gasto e inversión.
Cuando el poder adquisitivo del consumidor es alto, los individuos tienden a gastar e
invertir mucho más contribuyendo al desarrollo de una economía pujante, mientras
que si el poder adquisitivo es bajo la sociedad se limitará al consumo de bienes
indispensables limitando la inversión y el gasto.
No dejes de leer: ¿Qué pasa cuando el salario real aumenta, pero el salario nominal
no?
La persona podrá distribuir esa cantidad de dinero entre las diversas industrias
tales como entretenimiento, alimentos, vivienda, ropa, servicios financieros. En un
ambiente libre de inflación, donde más bien ocurra una deflación, si hace un año
gastabas 600 dólares en alimentos y hoy usas solo 500, generas un remanente de
USD 100 que puedes disponer para inversión o consumo de otros bienes y
servicios. Ese es el fenómeno de aumento del poder adquisitivo.
El poder adquisitivo del consumidor no permanecerá estático año tras año. Los
cambios en el valor monetario, inflación de precios de productos y los salarios
promedio influyen todos en las cifras de poder de compra del consumidor.
Los asalariados y más aún los jubilados son muy susceptibles a la pérdida del poder
adquisitivo pues dependen de una renta fija de dinero. Una salida inteligente es
que destinen fondos para inversiones que generen rendimientos por arriba de la
inflación, lograrlo proteger los ahorros e inversiones contra la inflación o pérdida
de valor.
Estos informes son usados por las empresas para seguir el comportamiento del
consumidor en sus respectivos sectores. Representan patrones que pueden
determinar cómo una empresa procederá en el futuro inmediato. Por ejemplo, una
empresa joyera que sabe que los consumidores se están alejando de los
diamantes y piedras preciosas costosas podría optar por alternativas más
económicas que ofrecer a los consumidores.