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Ephemerides Carmeliticae 20 (1969/1) 202-212

C R ISTO LO G IA

F iguran en este b o le tín algunos libros recien tes de cristologia.


L o s he m a n te n id o in d e p e n d ie n te s, cada un o con su p ro p io te m a y
su estru ctu ra . J u n to s, fo r m a n u n p ro g ra m a concreto, que va desd e
la in vestig a ció n bíblica h a sta la p ie d a d popular. L os hay de carácter
h istó rico y de te m a do g m á tico , so b re p ro b le m a s a n tig u o s y m o d e r­
nos. C o n stitu y e n vías de acceso c o m p le m e n ta ria s hacia el único m is ­
terio de C risto.

G. B ornkam m ,Gesü di Nazaret. E ditrice Claudiana (Nuovi studi te o lo g i-


ci 3), Torino 1968, 250 p. 22 cm.

Un exegeta pro testan te de p rim era categoría ha tenido la capacidad


y el gusto de resum ir en pocas páginas muchos años de investigación
en torno a la figura y al m ensaje de Jesús. Es una de esas síntesis que
ra ra vez encontram os. N uestra afición bíblica se ve forzada ,en la m a­
yoría de los casos, a elegir entre estudios m uy especializados y p o r o tra
p a rte obras de divulgadores con escasa preparación. Aquí encontram os
am bas cosas ju n ta s: densidad y fluidez, hondura y facilidad. El original
alem án ha sido publicado en una edición « de bolsillo », y es apreciado
tam bién p o r especialistas.
Llam a la atención p o r su actitu d básica, declarada y razonada en el
capítulo prim ero: fe e h isto ria en los Evangelios. El evangelio tiene
su origen en la fe pascual de la Iglesia; pero de esta fe de la Iglesia
form a p arte esencial la h isto ria pre-pascual (p. 18-19). Discípulo de Bult-
m ann, B ornkam m adopta una posición m ás equilibrada que la del m aes­
tro.
En dos capítulos (2 y 3) presenta, a trazos breves y precisos, el am­
biente y la persona de Jesús; a continuación sintetiza su doctrina sobre
la presencia y el contenido del reino de Dios (4 y 5); dedicando luego
uno a cada uno de los tem as siguientes: discípulos, pasión y m uerte, el
problem a mesiánico, la resurreción.
Cuando en tra directam ente en el contenido religioso y doctrinal del
evangelio, en su inteligencia inm ediata y y sobria, el estudio de Bom-
kam m es adm irable en su finura de percepción. Se le puede aplicar lo
que él dice de la p alab ra de Jesús. « El m undo nos es presentado en su
realidad verdadera y concreta; no se le hace m ás herm oso de lo que,
es, pero tam poco lo em peora p a ra servir de fondo a una doctrina reli­
giosa. Si no se tiene presente este hecho, nunca se com prenderá la sere­
nidad característica de ciertas palabras de Jesús, una serenidada que ga­
rantiza la seriedad de sus palabras » (p. 134).
Menor seguridad encontram os en sus conclusiones referentes a te­
m a histórico. A pesar del grande y noble esfuerzo que ha realizado el
autor, aún le queda largo cam ino p o r andar en esa dirección. Pone en
CRISTOLOGÌA 203

duda buena p arte de los evangelios sin que veamos las razones de ello:
los relatos de Juan no nos aseguran que C risto haya predicado en Jeru-
salén antes de la sem ana de pasión (p. 177); de las narraciones de la
Pasión pocos datos históricos podem os sacar en limpio (p. 179); y m u­
chas afirm aciones de ese tipo. En p. 5 se h a deslizado un e rro r tipográ­
fico, que puede tra e r confusión: se lee « biografici »; es « bibliografici ».
En conjunto, un libro bueno p a ra personas que sepan discernir.

ocd .. La figura di Cristo in San Gregorio Nazianzeno.


F ranco R u d a sso ,
Desclée et C. — Edizioni del Teresianum , Rom a 1968, 171 p. 25 cm.

Con unas pocas noticias el au to r nos introduce h a sta el am biente en


que se p lantea el problem a de su estudio. La prolongada controversia
cristológica de los prim eros siglos tuvo efecto tam bién en el sector de
la piedad cristiana. No se conseguía establecer el equilibrio entre el
com ponente divino y el com ponente hum ano en Cristo. La piedad tendía
m ás bien a descuidar, p o r reacción excesiva co ntra el arrianism o, la
hum anidad. Olvido prolongado d urante m uchos siglos, que ha tenido
consecuencias nocivas p a ra la liturgia y p a ra la piedad privada.
E sta es la tesis que inauguró Jungm ann en un estudio monográfico
(Die Stellung Christi im liturgischen Gebet, 1925, reeditado en 1962). El
m ism o Jungm ann, K. Adam y otros han repetido incansablem ente las mis­
m as ideas h a sta nuestros días. Pero no es tan evidente y sencillo el itine­
rario de la piedad cristológica...
« Lo stesso Jungm ann ed altri autori hanno generalizzato le conclusio­
ni, passando dalle form ule m u tate alle a ttitu d in i interiori deform ate, dal
m ovim ento lim itato a qualche epoca ad una visione panoram ica di tu tta
la sp iritu alità cristiana; dal cambio di form ule aU'oblio della funzione me­
diatrice di Cristo, e da tale oblio ad una attitudine spirituale di tim ore e
di allontanam ento. Tali conclusioni m i sem brano unilaterali e poco carat­
terizzate. Sono state fatte senza una previa analisi di autori e di epoche
particolari. M ancano monografie sopra figure e m om enti decisivi di questa
storia, che raccolgano le diverse attitu d in i prese di fronte a Cristo dai suoi
fedeli » (p. 9).
E1 au to r ha escogido un punto lim itado p a ra com probar la tesis: San
Gregorio Nazianzeno, que vive en los- tiem pos fuertes de la controversia,
con u n puesto y una participación de relieve en la misma; y que además
ha dejado u n a obra de espontaneidad autobiográfica, los Poemas. Una obra
de San Gregorio poco menos que olvidada, y que sin em bargo tiene valores
espirituales y autobiográficos de p rim er orden. Ofrece el campo m ás ade­
cuado p a ra exam inar la piedad vivida p o r los fieles en los tiem pos de
agitación.
E stu d ia prim eram ente la o b ra poética en sí m ism a y en los rasgos que
luego influyen sobre el tem a de la piedad. Se ocupa con particu lar deten­
ción de los títulos que da a C risto y el contenido divino-humano que en­
cierra cada uno de ellos, la m ayor o m enor confianza y m ediación dogmá­
tica que se refleja. Finalm ente, analiza el lugar que ocupa Cristo en su
oración, y las situaciones que provocan el recurso a su mediación o sim­
ple ayuda directa.
Al term in ar la lectura, sacam os la conclusión que ya el au to r nos ha
anticipado en el texto que antes citam os: la tesis de Jungm ann confunde
204 FEDERICO RUIZ

fórm ulas y contenidos, palabras y actitudes espirituales. Cuando Gregorio


dice « Verbo » o « Dios » a Cristo, pone en la palabra todo el contenido
dogm ático y toda la fam iliaridad que le vienen de la Encam ación.
El au to r rehuye sin em bargo la polém ica directa, aunque m ás de una
vez hace referencia a las tesis que no condivide. R esulta una tesis lógica,
con claras conclusiones; am bientada en su tiem po histórico y en la pro­
blem ática actual.
En ocasiones, hubiéram os deseado que siguiera librem ente el ritm o
interno de los poemas, aunque ello d esbordara el tem a directo de su tra ­
bajo. Pero debemos recordar que su propósito era realizar un estudio mo­
nográfico.

G erm a no R e,II cristocentrism o della vita cristiana. Morcelliana, Roma 1968,


462 p. 24 cm. (Pubblicazioni del Pont. Sem inario Lom bardo di Ro­
m a — Ricerche di Scienze Teologiche, 2).

En consonancia con las inquietudes despertadas por el Concilio, ana­


liza el cristocentrism o de la vida cristiana, en la obra exegética de Santo
Tomás. Le Exégesis del Angélico es al m ism o tiem po vital y teológica: vi­
tal p o r su adherencia al texto sagrado; teológica, porque en su tiem po la
Sacra Pagina y la teología no g u ardaban la distancia que se estableció en
siglos posteriores. Por exigencias del tem a, el au to r se lim ita a estudiar
los com entarios del Nuevo Testam ento.
Abundante, exhaustivo, en citar los pasajes üel com entario tom ista
que se refieren al tem a. Los pone adem ás de relieve por medio del san­
grado y la im presión tipográfica en m ayúsculas p a ra las frases que con­
tienen el pensam iento fundam ental. Como antología, puede p re sta r ayuda
considerable al estudioso.
Mas no com prendo p o r qué adopta una distribución estática del pro­
blema, basada en las diversas causalidades: Cristo causa eficiente-ejemplar
en la vida cristiana, inhabitación, causa final, causa ejem plar de nuevo;
C risto en el o b ra r cristiano, la vida cristiana en el Cuerpo Místico. Abre­
viados, éstos vienen a ser los títulos de sus seis capítulos. A pesar de las
justificaciones que inten ta d ar el au to r (p. 22), la im presión del lector es
desfavorable. E ste recibe la im presión de que la doctrina de Santo Tomás
se endurece sensiblem ente con ese esquem a. E xtraña más aún ese método,
precisam ente porque su intención, según él declara, es « non una analisi
a livello statico, m a la ricerca di u n a sintesi dinám ica ed esistenziale,
che includa, nell'unico m istero di grazia e di gloria, C risto e il cristiano »
(p. 20). La form a de las subdivisiones se parece al sistem a decimal, utili­
zado en algunos ficheros de bibliotecas: abb, bba, bab, de... Acaba p o r
extinguir lo poco que quedaba de síntesis dinám ica y existencial.
A la luz de las causas, va estudiando brevem ente y citando am plia­
m ente todo lo que escribe Santo Tomás, desde el bautism o en Cristo hasta
la resurrección corporal y la gtoria del hom bre en Cristo.
Interesante p o r el tem a, el cam po que explora y por la selección de
textos; menos aceptable su esquem a general de causas y el estilo de la
exposición.
CRISTOLOGÌA 205

p s s , II Verbo incarnato e redentore. Desclée et C ., Rom a 1968,


C l . C h o p in ,
194 p. 21,5 cm. (Coll. « II m istero cristiano » — Teología Dogmática).

Hace una presentación breve del m isterio de Cristo, en form a de ma­


nual destinado a los sem inarios. E l libro fo rm a p arte de una colección
con varios volúmenes publicados: Dios, la creación, la eucaristía; y posee
las m ism as cualidades fundam entales de los dem ás volúmenes: brevedad,
divisiones num erosas y precisas, bibliografía abundante (en francés), etc.
El esquem a general tiene su acierto, con siete capítulos fundam enta­
les: el m isterio de C risto en la S. S scritura (1), lugar de Cristo en el plan
divino (2), am bos de tipo introductorio; análisis directo de la unión hipo-
stática (3), y otro sobre las prefecciones, ciencia, santidad... (4); un capí­
tulo de transición: el m ediador (5); dos dedicados a la soteriología; fun­
ción sacerdotal (6), función regal (7).
No se ponen de relieve los puntos del esquem a, ni se los enlaza lógica­
m ente, sino que aparecen yuxtapuestos, sin explícita relación. A esta divi­
sión general viene a m ezclarse otra, que se introduce independiente, distri­
buyendo la m ateria en tesis (33 en total). El desarrollo de cada tesis sigue
el m étodo de los m anuales: estado de la cuestión, form ulación, prueba de
la Revelación, razones de conveniencia teológica. Todo ello obliga a m ul­
tiplicar indefinidam ente los títulos, p o r lo que cada uno de ellos apenas
tiene m ateria e ideas. Más parece u n a serie de afirmaciones, que una de­
m ostración o explicación teológica. Sólo quien ya conozca la cristología
de antem ano se h ará cargo de las verdades y los problem as a que hace
referencia el autor.
De tendencia generalm ente tom ista, se apoya en la E scritura y recurre
constantem ente a los Padres. Conoce la m ateria. No es ya el m anual que
hoy necessitam os.
El libro es atrayente p o r la bibliografía antepuesta a las cuestiones,
la nitidez de la im presión, la claridad de los títulos. Esperem os que se mo­
dernicen el contenido y el estilo.

H elm ut R ie d l in g e r , G eschichtlichkeit und Vollendung des W issens Christi.


H erd er (Quaestiones disputatae, 32), Freiburg im Br. 1966, 160 p. 21 cm.

Hace venticinco años se disputaba anim osam ente el tem a de la con­


ciencia de Cristo, el «Yo » de Cristo. E se m ism o afán ha pasado, en estos
años, a la ciencia hum ana de Jesucristo. Ciencia tom a sentido amplio y
propio en cristología, pues incluye conciencia-visión de Dios, y representa
el crecim iento o desarrollo hum ano en toda la línea de su naturaleza. Es
posible que las consecuencias de la nueva discusión sean las m ism as que
a distancia podemos ap reciar respecto de la anterior: desproporcionado
relieve del tem a, pérdida de perspectiva y de visión del conjunto, preci­
siones de anatom ía espiritual sobre el m odo de ser de Cristo, llegando a
una especie de « escolasticism o » existencial. Pero al mismo tiem po ro tu ra
de ciertos esquem as y preparación de soluciones m ás amplias.
Riedlinger, habiendo com probado que las cosas habían llegado a una
situación sin salida, opta p o r reasu m ir la cuestión desde su m ism a fuente,
tra s convencernos (no necesita m ucho esfuerzo p ara ello) de que la H um a­
nidad de Cristo está su jeta a ciertas fases del devenir histórico, al modo
que los dem ás hom bres.
206 FEDERICO RUIZ

Analiza p o r separado cada uno de los cautro evangelistas y a San Pablo.


En todos ellos la figura de C risto se p resen ta como una mezcla de histo­
ricidad y de presencia de gloria, si bien estos dos factores se hallan mez­
clados en diversa proporción Marcos representa el m áxim o de historicidad
y el m ínim o de gloria, Juan al contrario el m ínim o de historicidad y el
m áximo de gloria (p. 24-71). La tradición eclesiástica y la escolástica no
han encontrado u n a solución adecuada al problem a lim itándose a rep etir
las dos series de asertos bíblicos, sin ponerlos en relación. Consideran la
ignorancia sim ple imperfección, excluyendo en consecuencia su posible
existencia en Cristo.
Por eso, en el siglo 19, salen a la superficie todo el descontento y las
dificultades justificadas de algunos teólogos como H. Schell. No ven el
m odo de com paginar la d octrina bíblica con las explicaciones rígidas de
la om nisciencia hum ana de Cristo. Las objeciones se m ultiplican por p arte
del m odernism o (p. 101-120). A esta situación responden el decreto « La-
m e n ta b ili» y algunos años m ás tard e el decreto del Santo Oficio. Reafir­
m an las diversas clases de ciencia asignadas a Cristo p o r la Tradición, pero
sin c e rra r la p u erta a nuevas soluciones.
El au to r encuentra razonable la n orm a de prudencia, entonces y hoy,
siendo necesaria siem pre la ponderación en un tem a tan delicado para
toda la cristología. Pero la historicidad es un nuevo elem ento de juicio,
que p erm ite ensayos y diversas líneas de aproxim ación al difícil problem a
de la historicidad de Cristo. E n este sentido, se analizan brevem ente y son
juzgadas las nuevas sentencias: Durand, H aubst, Mouroux, Gutwenger,
R ahner, Schillebeeckx. Todas hacen algún aportación interesante, en p a rti­
cular la de R ahner con su distinción de planos de conciencia, la conciencia
no objetiva..., que ha sacudido toda la cuestión.
Riedlinger sugiere p o r su p a rte u na fórm ula nueva, que denom ina
« Visión de Dios h is tó ric a ». Afirma el doble dato evangélico: visión o
conciencia filial; e introduce la opacidad e interrupciones en la visión con
en fin de d ejar lugar al lím ite al progresso histórico.
Tiene m ás de afirmación que de solución. Después de leer tan tas sen­
tencias, nos queda la im presión de encontrarnos frente a un m isterio. En­
trevem os algunos fragm entos separados, sin encontrar la clave ilum ina­
dora. El libro tiene la u tilidad de ofrecernos u n resum en de las Fuentes,
la historia, los nuevos ensayos de la teología p o r resolver el problem a.

s p o s t i , La teología del Sacro Cuore di Gesü, da Leone


F r a n c e sc o D e g l i E
X I I I a Pío X II. H erder, Rom a 1967, 315 p. 24 cm.

E stam os ante una de esas obras que sirven a pequeños y a grandes,


especialistas y no especialistas. Recoge u n siglo entero de teología en torno
al Sdo. Corazón. Son los años m ás interesantes p o r la abundancia y la ca­
lidad de sus aportaciones, y tam bién por la m ultitud de opiniones a que
h a n dado lugar. P ara m ejo r valo rar el libro, voy a distinguir tre s planos:
histórico, teológico, apologético.
Abarca los años que m edian entre la elección de León XIII (1878) hasta
le ancíclica « H aurietis aquas » de Pió XII (1956). En tres periodos divide
esos ochenta años, teniendo en cuenta las variaciones del m agisterio pon­
tificio y los avances de la teología. El p rim ero incluye los pontificados de
León X III, San Pió X y Benedicto XV; el segundo tiene el rem ado de Pió
CRISTOLOGIA 207

XI y los prim eros años de Pío XII, h a sta 1944; en el últim o se incluyen
los años que van desde 1944 h a sta 1956. De cada periodo nos ofrece un
análisis com pleto y ordenado: doctrin a de los Papas y su com paración
con épocas anteriores; problem as discutidos en teología, la argum en­
tación y su valor relativo; resultadas obtenidos y problem as que siguen
abiertos. Desde este punto de vista histórico, la obra resu lta com pleta y
de incalculable utilidad. P ara que el lecto r tenga idea m ás com pleta de
todo el desarrollo, antepone u n breve síntesis de la historia an terio r a
León X III (teología y m agisterio de 1697 a 1878) (p. 3-18).
E n el plano teológico tam bién se m u estra abundante. Al m ism o tiem po
que m enciona autores, obras, doctrinas, las va resum iendo y enjuiciendo.
De ese modo, realiza una o b ra teológica de razonam iento y valoración.
Las interpretaciones de num erosos autores se suceden, no sim plem ente
una a otra, sino con un esquem a de superación y complemento. El au tor ha­
ce ver cómo cada una viene a resolver, al m enos en la intención, las di­
ficultades de la an terio r: teoría del corazón simbólico, del corazón ético>
atención a la persona total, el am or increado. En los últim os años se ha
perfeccionado la metodología teológica. Se recu rre a la S. E scritura, pero
no ya en busca de la palab ra « corazón », sino el contenido dogmático
que la revelación entrega tal vez en o tras palabras. E sta labor h a empe­
ñado en los dos últim os decennios a conocidos teólogos, especialm ente
entre los jesuitas. El au to r sigue la m oderna concepción m ás amplia, que
incluye en el Sdo. Corazón toda la cristología y la soteriología, p arte de la
teología trin ita ria etc.
L abor adm irable, pero que estriba en una base sim bólica m uy débil.
Es verdad que del S. Corazón se puede afirm ar todo eso y m ucho m ás; pero
¿es verdaderam ente necesario o útil, p a ra explicar toda esa teología, po­
nerla en relación con el Corazón? Un sim bolismo, que a fuerza de hacerle
decir todo, se vuelve archicom plicado y acaba por no decir nada o quedar
al alcance de intelectuales.
Llegamos así al plano apologético. « E s sintom ático el hecho de que,
en tre la abundante lite ra tu ra que sobre la devoción al S. Corazón se viene
publicado desde hace u n siglo, casi infaliblem ente toda obra de algún relie­
ve (sin exceptuar las encíclicas pontificias), siente la necesidad de em pezar
con u n a ap o lo g ía» ( J . A . J u n g m a n n Glaubensverkündigung, 1963, p. 86).
Existe u n a dificultad de fondo. El a u to r la conoce y la expone con fideli­
dad y detalle en sus objeciones concretas y en sus sentim ientos no for­
m ulados (p. 181 ss.); con m ejo r criterio incluso que algunos autores que
se han dedicado a investigarla, como A. Derumaux, que sospecha monofi-
sism o en la preferencia p o r la persona de Cristo, m ás bien que p o r la for­
m a concreta del « Corazón ».
En este punto, la situación no parece h ab er m ejorado nada, no obstante
la encíclica « H aurietis aquas » y toda la teología que se ha elaborado so­
bre el tem a. La preferencia de los que guardan reservas se basa precisa­
m ente en el m ism o texto de Mateo 11,29, que tan tas veces cita el au to r
en sentido contrario. No dice: corazón de Jesús, humilde..., sino «Jesús,
hum ilde de corazón ».
E n páginas iniciales (XXI-XXVIII) ofrece bibliografía n u trida y bien
clasificada. No deja de parecer extraño que, entre tantos estudios, no se
encuentre ninguno de los cinco últim os años anteriores a la publicación de
este libro, y haya apenas (salvo erro r) uno o dos de los tres años 1959-1961.
208 FEDERICO RUIZ

F. M oo ney , Teilhard de Chardin y el m isterio de Cristo. Edi­


C h r is t o p h e r
ciones Sígueme, Salam anca 1967, 296 p. 22 cm.

« T rataré en este libro de hacer una síntesis del pensam iento teológico
de Pierre Teilhard de Chardin, síntesis que él m ism o intentó m uchas ve­
ces pero que p o r diversas circunstancias nunca pudo h ace r» (p. 11). Con
estas palabras justifica el au to r la novedad de su trabajo, y por o tra p arte
su valor de respuesta a una necesidad sentida por el m ism o Teilhard.
Es, ante todo, una bien lograda síntesis, p o r su carácter completo, y
p o r su claridad y orden. H a recogido prácticam ente en el estudio todos
los textos básicos de Teilhard sobre cristología. H a creado u n esquem a
coordinador que los arm onice, en p erfecta consonancia con las intenciones
originales de cada uno. Labor difícil e indispensable, pues T. no h a prepa­
rado un sistem a, sino m ás bien u n ritm o de pensam iento. Tiene seis ca­
pítulos; dos de carácter introductorio, tres directam ente doctrinales, y el
últim o que hace un balance de la obra de T., con sus aportaciones y sus
límites.
La obra de T. h a nacido en arm onía con su propia vida, ha idó bro­
tando al ritm o de su experiencia, de su inquietud personal como hom bre,
como creyente y apóstol. El segundo se presenta como u n estudio funda­
m ental de metodología p ara entender la obra. Distingue Mooney tre s ni­
veles a los que pertenecen las diversas afirm aciones: físico o basado en
datos científicos, de opción filosófica, plano teológico. La distinción tienen
repercusiones incalculables (p. 85-87), pues T. aplica a uno y a otros iguales
térm inos, lo que fácilm ente crea confusión. Por ejemplo, con frecuencia
cuando nos habla de su fe en el m undo, se refiere a esa opción filosófica
basada en reflexión, que pertenece al segundo plano. Frecuentem ente se
intercom unican, dando lugar a extrapolaciones, fusión de revelación y
ciencia. Son ensayos, pues no se olvide que T. « deseaba poder p asar en un
solo m ovim iento de un m odo de conocim iento a otro, de los datos de la
razón en sus varios niveles a los datos de la revelación cristiana; y ésto
hacerlo fácilm ente y sin confusión. C iertam ente Teilhard puede haber falla­
do. Quizás aún soñar tal cosa puede ser una quim era » (p. 87).
El prim ero de los capítulos doctrinales tra ta de « descubrir » la rela­
ción física que une el cuerpo de Cristo con la hum anidad y el m undo m a­
terial, estudiando el m isterio de la E ncarnación y el de la E ucaristía. Se
apoya sobre todo en algunos textos de San Pablo. Mooney sintetiza bien el
contenido de estos tres capítulos fundam entales de su obra.
« En consecuencia, el desarrollo del pensam iento teológico de Teil­
h ard se mueve en tre s direcciones. En p rim er lugar, la teoría tocante a la
relación física entre el cuerpo de Cristo, la hum anidad y el m undo m ate­
rial; u n a teoría basada principalm ente en la visión cósm ica de san Pablo
en sus cartas a los colosenses y a los efesinos, y que abraza los m isterios
de la encarnación y la eucaristía.
En segundo lugar, la teo ría sobre el significado de la m uerte y el
abrum ador enigm a del m al físico y m oral vistos en el contexto de la
cosmogénesis; una teoría que se refiere al m isterio de la m uerte redentora
de Cristo y a su resurrección.
Finalm ente se estudia la relación existente entre la historia cósmica y
la historia de la salvación, entre la creación continua de Dios en el tiem po
y el crecim iento gradual de la plenitud final de Cristo; una teoría que
abarca los m isterios de la Iglesia y de la parusía.
cr isto lo g ìa 209

E stas tre s grandes áreas especulativas constituyen el legado cristoló-


gieo de Teilhard... Tal em presa teológica no logra, p o r supuesto, el m ism o
éxito en todos sus puntos. Si lo lograra sería realm ente algo sorprendente.
Lo extraordinario no es que no haya salido airoso en todo, sino al fin y al
cabo se le hayan ocurrido a T eilhard tales pensam ientos teológicos » (p.
84-85).
El capítulo últim o recoge un juicio global sobre la o b ra de Teilhard
en cristoiogía. Tres peligros am enazan (y en p a rte afectan) a la síntesis
teilh a rd ia n a : 1) evolucionismo generalizado, con progreso de la hum ani­
dad, que descuida a los individuos; 2) encarnacionism o de tipo físico, de­
scuidando el factor de la lib ertad y am o r en la presenoia de Cristo en la
historia; 3) fusión de n a tu ra l y sobrenatural, que le hizo difícil el explicar
la presencia del pecado, tu rb ad o r de orden, entre Cristo y los individuos,
en la raíz m ism a del corazón.
Mooney ha logrado .su intento de síntesis. Se com prende la im portan­
cia de este libro p o r u n a sim ple reflexión: expone m agníficam ente la cri­
stoiogía de T., y la cristoiogía es la esencia de la o b ra teilhardiana. Crí­
tico benévolo y equilibrado. No hace invectivas ni apologías; hace sim­
plem ente « com prender ». Un libro excelente. La traducción castellana se
lee con gusto. E sm erada la im presión.
H ubiéram os deseado que el a u to r señalase o intentase u n a vinculación
de sus conclusiones con las de la cristoiogía que hoy se elabora. Los edito­
res deberían tener en cuenta, en u n a eventual 2 edición, las aportaciones
y com plem entos de Ja edición francesa (« A ubier», París 1968), que ha
perfeccionado algunos aspectos textuales del original inglés.

AA. VV., Cristoiogía y Pastoral en Am érica Latina. Dilapsa —- Ed. Nova


Terra, Barcelona 1966, 226 p. 23 cm. (Colección « Andina », 5).

« A p esar de su gran com unidad de destino m otivada tanto p o r pro­


blem as sem ejantes, los cristianos latinoam ericanos se conocen poco, y se
encuentran m ás fácilm ente en sus viajes a E uropa que en sus propios
países. E n tre teólogos tam poco hay com unicación. Publicar en E uropa es
todavía el m ejor m étodo p a ra ser conocidos en los países vecinos.
Un grupo de teólogos latinoam ericanos resolvió establecer puentes en­
tre los centros aislados del continente, con el fin de p re p a ra r una fu tu ra
integración de la teología viva y activa al nivel continental. La colección
que este tom o inaugura no tiene o tra pretensión: crear un contacto entre
todos los que desean colaborar al progreso de los estudios teológicos en
Latinoam érica. Pareció oportuno em pezar p o r la cristoiogía. Cristo es el
centro de la revelación y la cristoiogía irra d ia sobre todos los cam pos de
la investigación teológica » (p. 7-8).
Lleva u n propósito digno de encomio, pero difícil de realizar. E n las
últim as páginas del volum en se hace u n apelo angustioso p o r la creación
de am biente teológico en América Latina, que debe concretarse en la
única form a eficaz, que es la creación de centros eficientes y la dotación
de personal adecuado. Con solo este m ensaje que el volum en tuviera y
fuera escuchado, ya m erecería cálida aprobación.
Debido a esos m ism os fallos que tra ta de rem ediar, la obra sale in­
com pleta, pues algunos colaboradores no h an podido p resen tar su tra ­
bajo. Contiene cinco artículos, tres en castellano y dos en portugués.
210 FEDERICO RUIZ

José Comblin, Cristo en la Iglesia de hoy y de mañana (p. 9-48), ofrece


una visión panorám ica de la situación: estado de la devoción a Cristo en
él am biente latinoam ericano, de tono excesivamente individualista; nuevas
orientaciones de la cristología tom adas especialm ente de la Biblia, que
acentúa m ás su hum anidad y ciertos títulos de perenne actualidad, como
Sabiduría, etc. Sobre Jesús Cristo, reconciliador do m undo escribe Luis
B ertando Gorgulho, O. P. (p. 51-65). E studia la soteriología paulina, que
no se ha quedado estática después de la experiencia de Damasco, pero
tam poco ha sufrido cam bios sustanciales. San Pablo recalca que hay un
m undo sin Cristo y que todos pertenecim os a él. Pero la situación ha cam ­
biado. De ahí le nace un optim ism o recio y justificado. B ernardo Catao,
Teología da Paixao (p. 67-85), pone de relieve la im portancia que ha reves­
tido la Pasión de Cristo en la devoción de estos pueblos a Cristo, llegando
a algunos excesos tal vez. H ace u n a referencia a los tres hitos en el desarro­
llo de la teología de la Pasión: la soteriología paulina, el concilio III
de C onstantinopla (681) y la sistem atización de Santo Tomás.
Cristo y la pastoral brasileña, de F. H ubert Lepargneur OP (p. 87-97),
aplica a la situación brasileña los esquem as de piedad cristológica estable­
cidos p o r Jungm ann, X. Arnold, sobre el olvido de la H um anidad de Cristo
y el recurso a otros m ediaciones. Sugiere nuevas dim ensiones para com­
p letar esa imagen. El artículo está m al escrito (o traducido) en español.
En últim o térm ino, el estudio m ás am plio y el m ejo r elaborado de to­
dos: Cristo en la obra del P. Teilhard de Chardin, de Francisco Bravo (p.
99-206). Es u n a síntesis clara y bien trab ajad a. Sirve adem ás como in tro ­
ducción a la obra de Teilhard, explicando las nociones de carácter general,
ofreciendo encuadres, pues, como es sabido, la cristología en la obra teil-
h ardiana es todo. Puede ser de u tilidad el ensayo de arm onización que in­
te n ta entre la cristología de T eilhard y la de K. Rahner. Es una lástim a
que el auto r no haya podido aprovechar el estudio de Mooney sobre la cri­
stología de Teilhard que recensionam os en este m ism o boletín.
E n los diversos autores se percibe un m ism o triple afán: aprovechar
al máximo la revelación original, ten er presentes las m odernas aportacio­
nes vitales, y p o r fin m antenerse en estrecho contacto con el am biente
concreto de América Latina.
Una obra que vale p o r sí m ism a y que puede ser el comienzo de m u­
cho más.

Kleine Geschichte des Kreuzweges. Die M otive und ihre


N o tk e r E c k m a n n ,
künstlerische Darstellung. Verlag F. Pustet, Regensburg 1968 121 p. 19
cm. (Con 46 páginas de ilustraciones en papel satinado).

Una devoción tradicional, que sigue inspirando a la devoción cristiana


y a grandes escritores, como Paul Claudel, Rom ano Guardini y otros, que
han com puesto textos sugestivos sobre el via crucis.
Lo interesante de este volum en es que, adem ás de ofrecer una historia
condensada de las estaciones, las p resenta con referencia concreta a la for­
m a con que las h a revestito el a rte religioso: escultura, pintura, entalle,
mosaicos, vidrieras, desde la E dad Media h a sta nuestros días. El au to r
va poniendo de relieve cóm o se reflejan en las figuras de la Pasión los
sentim ientos e ideas del a rtista y p o r m edio de él los de su época. Las
CRISTOLOGÌA 211

ilustraciones se han reproducido con m ucha nitidez, aunque sin color. Un


libro recom endable desde todos los puntos de vista.

— Cristo nella m ia vita (Testim onianze di sacerdoti). Inchiesta de « La Vie


spirituelle», p resen tata da F. Louvel OP. Boria, Torino ,1968, 315 p. 21
cm.

La revista Vie spirituelle dedico, entre o ctu b re de 1963 y junio 1964,


una serie de núm eros monográficos a diversos aspectos del m isterio de
Cristo. P ara com pletar la im agen que en los artículos daban algunos espe­
cialistas, se tom ó la iniciativa de p ro g ram ar u na encuesta entre sacerdo­
tes, b ajo el título de origen paulino « Pour m oi vivre c’est le Christ ». Man­
daron su respuesta 350 sacerdotes. El núm ero y la variedad de provenien­
cias y edades da suficiente g arantía de universalidad.
« F ra questi preti, alcuni sono o rd in ati da pochi mesi, a ltri hanno
dieci, venti, cinquant'anni di sacerdozio: viceparroci, parroci, m issionari,
cappellani, professori, superiori di sem inario, religiosi appartenenti a una
tren tin a di congregazioni diverse. D uecentocinquanta risposte vengono
dalla Francia. Un centinaio ci sono pervenute dal Belgio, Italia, Spagna, A-
frica, America, Asia e perfino Oceania. In totale, hanno inviato la propria
risp o sta p reti appartenenti a ventotto nazioni differen ti» (p. 11).
El cuestionario está hecho con una finura que m erece estudio, y a él
se debe atrib u ir en buena p arte el éxito de la encuesta. Se compone de 22
tem as form ulados con brevedad y precisión, m uy sugestivos. No podemos
transcribirlos, aunque reconociendo que sería útil p ara que el lector repi­
tiera el proceso. Las preguntas se distribuyen en cuatro grandes apartados.
El prim ero se refiere a la « vocación sacerdotal » : papel de C risto en la
vocación, en el estudio de la teología, en la vida del sem inario. Pasa luego
a la « espiritualidad sacerdotal »: la oración a Cristo o por Cristo; la fun­
ción que en el acercam iento a Cristo desem peña la Iglesia, el evangelio,
algún santo en p articular. La « vida sacerdotal » da lugar a o tra serie
de preguntas: en qué m edida contribuye a la intim idad con Cristo el
celibato, la pobreza propia y de los pobres, los fracasos en el aposto­
lado, y o tras circustancias personales. Por últim o, el « m inisterio sacer­
dotal » da lugar a situaciones en que el sacerdote se puede encontrar
con Cristo.
Con estas generalidades apenas dam os una idea de lo que efectivam en­
te es el cuestionario. Más difícil aún resu lta ex tracta r el contenido de las
respuestas, breves y densas en general, que el organizador ha encuadrado
en cada uno de los tem as. Algunas están hechas con m ayor espontaneidad;
otras parecen sinceras, pero m ás pensadas. Mucho depende tam bién del
interrogando; pues entre ellos hay profesores de teología y párrocos de
cam paña.
No se tra ta de ninguna tesis, con diferentes testim onios para probarla.
Hay diferencias, y no raram en te abierto contraste. Pero se ve que todo es
vida y no lucha, que en el fondo se cam paginan; tienen aire de riqueza y
variedad, m ás que de oposición. Louvel observa u n a actitud de respeto
hacia todos. En sus observaciones y esclarecim ientos, da relieve a las
respuestas, pero no hace panegíricos ni critica.
Nos preguntam os qué finalidad, qué utilidad, puede tener una publi­
212 FEDERICO RUIZ

cación de esta clase. Yo diría que tiene utilidad inm ensa, tan to p a ra los
interrogados, como p a ra el lector.
P ara los interrogados. No es u n secreto, pues ellos m ism os lo han
advertido, y m ás de uno lo hace n o ta r en su respuesta. E ra una invitación
aprem iante a hacer exam en de conciencia sobre el pasado de la vida, y a
fijar un punto de p a rtid a p a ra el porvenir. He aquí algunas indicaciones:
« Lo que usted m e p regunta es n ad a m enos que la revisión de toda m i vida
a la luz de Jesu cristo ...»; « esta encuesta m e ofrece la ocasión de hacer un
serio examen de consciencia sobre lo que representa Cristo en m i vida.
Mi aportación a su trab ap o será insignificante. Es m ás bien vuestro cues­
tionario el que m e trae a m í grande ayuda. Gracias ». (p. 11). «M e obli­
gáis a to m ar conciencia de la co sa» (p. 109).
El lector tiene ahora en sus m anos, no solam ente el cuestionario con
que tra b a ja ro n esos sacerdotes, sino adem ás las respuestas de los m ism os,
que irrad ian luz y estím ulo. E l anonim ato elim ina todo peligro de retó ri­
ca y publicidad. Un libro que da p a ra m ed itar a sacerdotes, religiosos y
seglares.

F e d e r ic o R u i z , ocd .

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