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TRAGEDIA GRIEGA Y DEMOCRACIA My E iy E i & FS NOS XXXIV FESTIVAL DE TEATRO CLASICO DE MERIDA ioe: cam 3 Eeé Epirora REGIONAL oF Exrtemanuns En colaboracién con la Sociedad General de Autores de Espafia ($.G.A-E.) COMUNIDAD AUTONOMA DE EXTREMADURA. PATRONATO DEL FESTIVAL DE TEATRO CLASICO, JUNTA DE EXTREMADURA MINISTERIO DE CULTURA EXCMO. AYUNTAMIENTO DE MERIDA. CAIA DE AHORROS DE BADAJOZ EXCMA, DIPUTACION PROVINCIAL DE BADAJOZ EXCMA, DIPUTACION PROVINCIAL DE CACERES CATA DE AHORROS DE CACERES. CAJA DE AHORROS DE PLASENCIA me SS SS ISIS 1S) 8)5)8)6)5)5)S) 5) S)5)5)5)5)6)5]5)5)5) 5) 5) 5)5))G)5)5)5)5)5} econocer la figura de Medea tal y ‘como fue presentada por Euripi- des implica renunciar de antema- no a descubrir una coartada patética que justifi- que el crimen considerado como el més atroz que una mujer puede cometer. La madre que 086 alzar la espada contra sus hijos es un ci- mulo de rasgos y sentimientos opuestos. Medea aparece dividida entre su condicién de madre y su condicién de mujer abandonada, entre la lu- cidez que la caracteriza y la locura que la inva- de, pero, ademés, se trata de una mujer extran- jera, de una figura enfrentada a determinados aspectos idcoldgicos del Ambito hist6rico en que vivié Euripides. La consideracién de este Conjunto de factores permite Hegar a decubrirt las razones que pudieron dar origen a la terrible decisién de Medea, siempre que por "razones" se entienda cl resultado del enfrentamiento dé~ valores contradictorios. SSS5 99 I IIIS TSI IIS S99 gg qq qq TTA AISI IAIIAS\259 Las razones de Medea Ana Iriarte (Profesora Universidad del Pats Vasco). El mondlogo de una sirvienta inicia la Medea de Euripides resumiento el drama de la donce- Ila extranjera que fue seducida por Jasén, Debi- do al deseo amoroso que Afrodita le inspiré, Medea fue capaz. de cometer horribles crimenes contra los suyos para unirse con el héroe griego (1). Mas tarde pudo refugiarse en Corinto, tuvo dos hijos y vivi6 en paz con los habitantes de sta ciudad hasta que su esposo contrajo segun- das nupcias con la princesa del lugar, Esta es la Taz6n por la que Medea yace ahora en la habi- tacién conyugal, renunciando a todo alimento y Poniendo a los dioses por testigos de la traicién del hombre por quien abandoné patria y fami- lia, La sirvienta habla conmovida por el sufrimicn- to de Medea, pero conoce lo suficicntemente bicn la agresividad que 1a caracteriza como Para preveer dos posibles descnlaces de la trd- Sica situacién que acaba de describir. Es posi- eee 2 ISIS ESS SSIS SE 7555)5)5)5)5)5) ble que Medea se suicide sigilosamente en el ilamo. Un desenlace que podriamos calificar de "topicamente femenino” dada la asiduidad con la que la tradici6n griega presenta el silen- cio como atributo femenino y la frecuencia con 'a que las heroinas griegas mueren en ese espa- Gio que es simbolo de las principales vivencias femeninas (2). Pero también es posible que, en vex de suicidarse, se decida por asesinar a Jasén y a Creén, el rey de Corinto El primer lamento que la maga Medea hace oir en escena sobrepasaré con creces la imagina- ign de la fiel sirvienta, profetizando un crimen que ésta nunca hubicta osado nombrar: tras maldecirse a sf misma y a los hijos que le na- cieron de Jasén, Medea formula el terrible deseo de que mueran junto al padre que los en- gendr6, Tal es la primera reacién de Medea frente a la aporia que para ella supone la exis- tencia de otra esposa legitima de Jasén, En la obra de Euripides este héroe sigue siendo considerado como el marido de Medea a pesar de que acaba de contraer nuevas nupcias o ha ‘empezado a contracrlas. Para entender tal situa- cion es itil recordar que en Grecia la boda no es una ceremonia de un solo dia, La unién legi- {ima entre un hombre y una mujer comienza a Celebrarse con el acto social en el que se esta- blece un acuerdo reciproco entre dos familias y en el que el padre de la novia se compromete a entregarla al hombre que la pretende. Tras este acuerdo, la novia, lujosamente ataviada, ser Conducida al espacio doméstico del novio; pero entre estos dos actos pueden transcurrir dias, meses ¢ incluso ailos, si se da, por ejemplo, el caso de que los prometidos sean nifios. Ade- mds, el matrimonio no se considerara como consumado antes de que los novios hayan co- habitado durante un cierto tiempo, La ambigiledad que caracteriza al género trigi- £0 permite que el matrimonio de Jasén y la Princesa corintia sea considerado como un hecho sin precisar si su unién se ha consumado plenamente. Muy pronto, el asesinato de la Joven esposa y la huida de la maga pondrén Punto final a esta incierta situacién, pero es ne- Cesario tener en cuenta que la obra de Eur des se centra por completo en el momento im- Preciso en que los protagonistas se enfrentan a {a expericnia de una doble alianza matrimonial, Con respecto a la Atenas democritica que co- nocié Euripides, esta situacién era anacronica (3). Al parecer, la posibilidad de tener dos es- Posas legitimas ya estaba excluida en la polis arcdica, pero teniendo en cuenta que la tradi- cin mitolégica y literaria nunca dej6 de recre- ar la antigua préctica de la poligamia, no resul- {a extrafio que el poeta haya decidido repre- sentarla en su Medea Solo dando por sentada esta premisa se entien- de por qué el andlisis de! vocabulario empleado propésito de los conyuges nunca ha resuclto el problema de saber si el drama se desarrolla antes o después de la ceremonia nupcial (4). El ‘érmino pésis sirve para designar a Jasén como esposo de Medea (5) y como esposo de la joven Corintia (6). Esta princesa, a quien nunca se llama por su nombre, e8 designada algunas veces como hija de Creonte (6), pero tambien Como gyné, término que, siendo el nombre mas usual de la mujer casada le atribuye sin ambi- giiedad Ia condicién de esposa legitima de Jasén (7) y, con mayor frecuencia, como nymphe, érmino que remite a ese momento de tansici6n entre el estado de hija y el de madre, iente sexualidad de la mujer todavia no se habia canalizado en la reproduc- cin, En lo que a Medea se refiere, los uérminos que Ja designan con mayor regularidad son méter 0 ayné y su condicién de madre y esposa es tam- bién subrayada por Ia insistencia con la que se alude a su lecho, es decir, a ese lecho matrimo- rnial que, siendo el lugar del alumbramiento, se nombra con frecuencia como simbolo de la le- gitimidad de una unién (9). Pero las normas Que rigen el género trdgico prohiben que las Personas y las cosas presenten un aspecto uni- lateral y, de la misma manera que la novia es Ya reconocida como esposa realizada (gyné), las mujeres de Corinto dan cuenta de la faceta deseante de Medea, designéndola como recién asada (nymphe) (10). Asimismo, el lecho ma- frimonial al que Medea se aferra clamando venganza, recibiré en un momento dado el nombre de lecho nupcial (nymphidios lechos) (11), definicién que lo hace portador de un ero- 0S FEISS TATSATTIIAISISII GAIA AS} TAG ITTTATFTAAIAG eS SS SI SS SS SS SSS SSIS SASS AASSISISISIISS>) tismo que desborda los limites del deseo mode- rado que debe reinar en el lugar de la procrea- cidn, Frente al conflicto que supone la legada de una nueva esposa, la figura de Medea aparece escindida entre la condicién de Madre y la de mujer enamorada, reproduciendo asi en su pro- pia persona el cambio de estado de su marido convertido ahora en recién casado; solo que, en el caso de Medea, esta "vuelta a empezar" se presenta como una regresién fatidica, injustifi- cada y, sobre todo, inconfesable. La maternidad y la traicién del pacto matrimo- nial por parte de Jasén son las razones que Medea puede exponer ante la sociedad corintia condicién de objeto de deseo de la que goza la recién casada, Esta raz6n oculta serd puesta en evidencia por las mujeres de Corinto cuando le acusan de querer sacrificar a sus hijos por causa del lecho nupcial, y la misma razén serd utilizada como defensa por Jas6n, quien recuer- da que la divinidad responsable de su primer matrimonio no fue Zeus sino Afrodita (14) y acusa a Medea de estar obsesionada con la idea de que é1 desprecia su lecho por el deseo de una nueva nymphe. Sitando en un mismo plano a Medea y a su rival, Euripides recurre a una forma representa- tiva de la poligamia que ya habia sido utilizada Por los tragicos que le precedieron: en el Aga- para reclamar venganza por la humillante (12) situaci6n a la que ha sido conducida, La maga invocaré a Zeus, Temis y a la propia Justicia en calidad de divinidades defensoras de los jura- menteos (13) y,frente al hombre que le prome- li6 fidelidad eterna, Medea aduciré que su ma- trimonio fue consumado con la maternidad, lo que, segtin el cédigo griego, significa que no existe justificacién valida para contraer una nueva alianza, No obstante, la imprecacién en contra de sus hijos ha indicado desde el principio la existen- cia de una raz6n oculta que alimenta, tanto como las confesables, su desbordante célera: desear la muerte de su propia descendencia im- plica negar un status de mujer realizada con el que Medea no acaba de reconciliarse, en la me" dida en que aceptarlo implica la renuncia a la FESPSITSISIFISISFIISIT T9999 99gqgT TGR TEg SS qqqq1261 ‘menén, Esquilo atribuye a Clitemnestra y a Ca- sandra un mismo status con respecto al vence- dor de Troya y, en Las Traquinias de Séfocles el recuerdo de Deyanira como nymphe esta muy presente a partir del momento en que He- racles intenta adoptar a la joven Yole en cali- dad de mujer legitima. Como es sabido, Cli- temnestra asesina a su marido y a la que considera su nueva esposa, Deyanira provoca la muerte de Heracles suicidandose acto segui- do y Medea opta por ese doble asesinato del marido que representa el sacrificio de su comiin descendencia y el envenenamiento de quien iba a procurarle otra (15). Las tres heroi- nas reaccionan con violencia inaudita frente a una situacién que, como hemos dicho, no debié de plantearse en el siglo V ateniense; sin em- bargo, el rechazo a aceptar el papel de puras re- SS EFFTIIITIAIAISIS SISA ISIAISIINS SSI SIIgI9gSSS)5)s|SSS15) productoras del linaje de sus esposos puede ser interpretado como una respuesta a la severidad con la que la Atenas clasica excluy6 a la madre del Ambito del erotismo (16); recordemos, por ejemplo, el célebre dicho de Deméstenes (17) que afirma "Tenemos hetairas para nuestro placer, concubinas para servirnos y esposas para el cuidado de nuestra descendencia’’ Otra caracteristica comin a Medea, Clitemn tra y Deyanira es que recurren igualmente al te- jido para realizar sus propositos, y que, como vamos a ver, lo utilizan como arma de seduc- cin, Antes de examinar el empleo sutil que del teji- do hacen estas tres herofnas, es preciso tener en cuenta que, en la divisién del trabajo entre los sexos establecida por los griegos, el acto de tejer aparece como la ocupacién femenina por excelencia. Esta especializacién extrema hace que el tejido sirva a menudo de metéfora para expresar las relaciones que la mujer establece ccon su entorno y, en especial, los lazos familia- res: en las précticas sociales las prendas de ves- tir son un regalo habitualmente ofrecido por mujeres (18) y, en la tradicién literaria, los ves- tidos aparecen con frecuencia como el signo de reconocimiento que revela la pertenencia de un individuo a una determinada familia. Asi, el tema mitico del tejido como signo de reconoci- miento aparece en la leyenda de Orestes, a quien se reconoce como el descendiente de Agamenén gracias a la ropa que su hermana Electra tejié para él (19); la historia del joven on también incluye otro ejemplo de dicho tema, pues su madre lo reconocerd gracias a la tela con la que lo envolié antes de abandonarlo a su suerte. Mediante el tejido fabricado en cada hogar, y destinado exclusivamente a los miembros de la familia, la mujer fomenta la unin familiar y da muestras de ella, Inversamente, cuando una mujer establece una relacién negativa con su entorno familiar, el te- jido que simboliza dicha relacién aparece como un objeto maléfico. Tal es el caso del tapiz que Clitemnestra saca de palacio para extender a los pies de Agamenén, un tejido precioso que ser presentado por Esquilo como la primera red que la reina utiliza para atrapar a su mari- do; la segunda seré extendida cuando Agame- dn toma su primer baflo en palacio, pues Cli- temnestra lo inmoviliza con una tela dejéndolo indefenso frente a la espada con la que final- mente lo asesina. Deyanira recurre al tejido ara recuperar el amor exclusivo de Heracles, pero la lujosa tiinica en la que habia vertido un filtro amoroso se convertiré en una red mortal para su marido; en la leyenda de Deyanira el tejido nefasto aparece una vez més como sim- bolo de la relacién conflictiva que esta heroina mantiene con su esposo. En lo que a Medea respecta, recordaremos que su primer movi- miento ante la infidelidad de Jasén consiste en enviar a su rival una corona y un peplo maravi- Nosos que previamente ha impregnado con un veneno infalible, Este es el acto que incluye a Medea en la categoria de mujeres fatales que, al utilizar las labores femeninas para provocar un desenlace fatal, aparecen como figuras opuestas a la tejedora ideal. El regalo que Medea ofrece a la mujer de Jasén no asocia en absoluto a la maga al Ambito del telar. Se trata de objetos que heredé de su fami- lia, de objetos cuyo carisma revela su pertenen- cia al dominio de Afrodita, diosa que emplea el tejido como medio de seduccién pero que se desentiende del laborioso telar en el que reina la esforzada Atenea. Una apreciacién similar podria hacerse con respecto a la fina y resplan- deciente tinica con la que Deyanira demuestra estar més dispuesta a recuperar a su marido como amante que a servirle como mujer labo- riosa, Y lo mismo podria decirse de Clitemnes- tra, la hermana y antagonista de ese paradigma de tejedora y de mujer fiel que es Penélope. En este sentido resulta especialmente significativo que tanto Esquito como Euripides coincidan en presentar ese tejido unificador que es la ropa que identifica a Orestes como una obra de su hermana Electra y no, como era de esperar, de su madre Clitemnestra. La condicién de etemnas “recién casadas" que reivindican Deyanira, Cli- temnestra y Medea parece excluirlas de ese do- minio de la sobria Atenea que se materializa en el telar. Tras haber sefialado las caracteristicas comunes que relacionan a Medea con otras esposas fata- les de la tragedia, pasaremos a ocupamos dc las, particularidades del presente atroz que ofrece a de Creonte, Al regalar un peplo a la nueva esposa de Jasén, 2622 FSFE ESSE ESSE SEE SG IIIAIIAGIINSEI IAIN) s14 9999975) Medea esté reatizando un acto doblemente con- vencional dado que las prendas de vestir, ade- mds de ser el regalo habitual de las mujeres, siempre forman parte de los dones matrimonia. les : por ejemplo, en la obra de Apolonio de Rodas, las feacias ofrecen a Jasén y Medea re- alos de boda entre los que constan /ujosos wes- tidos que son idemificados como regalos feme- ninos. Pero, a pesar de su apariencia conven- ional, la presentacion que del regalo de Medea hace Euripides es exemadamente ambigua Por un lado, el poeta precisa que se trats de un Peplo muy fino (20), y por otro, esta prenda. Junto con la corona de oro repujado, recite ef calificativo de atuendo nupcial (21), dos dets- les que inducen a identificar la prenda de wes- tir como un velo destinado a recubrir la totals. dad del cuerpo de la doncella, no como ef vestido de lana que se abrocha sobre los hom- bros al que normalmente remite la palabra pe- los. Por lo tanto, el presente que Medea ofrece a su rival puede ser considerado como un rega- lo de boda o como un traje nupcial, lo que re- mite al problema de saber si la obra se desarro- lla antes o después de la segunda boda de Jason acentuando todavia més la ambigiledad de la situaci6n que Euripides pone en escena. Independientemente de que la hija de Creonte tenga o no la intencion de revestir el traje he- chizado para alguno de los actos nupciales, las caracteristicas de dicho atavio lo hacen digno de la més perfecta de las novias. Dicho de otra forma, la aiirea corona, el velo tomasolado y el divino encanto (charis) que recubre el conjunto €vocan con particular intensidad aquel paradig- ma de novia griega que recibié el nombre de Pandora, Como es sabido, fue el arcaico Hesfodo quien describié el nacimiento de esta primera mujer, cteando un modelo de feminidad que siempre estuvo presente en la civilizacién griega, El fa- oso pasaje de la Teogonia presenta a varios dioses conformando la figura de la Mujer con ricos aderezos nupciales entre los que la corona de oro grabado y el velo de irisadas tonalidades ocupan un lugar predominante. Se trata de una descripcién detallada cuya lectura induce a pensar que los adornos son aspectos inherentes ala Mujer, tal y como precisé Nicole Loraus SSE ATISITAITIS IIIT TITAS FTAA T TAIN) 263 SS #2 SSIS) 9999515) 3] FSF FS 5 9) 79999 99 qq qq qqqq5)5) “la premiére femme est sa parure, elle n'a pas de corp". (22) Este maniqui hecho mujer es el que Euripides parece evocar cuando describe a la hija de Cre- ‘onte contemplando en el espejo "la imagen ina- nimada de su cuerpo" (23) tras haber revestido el presente de la maga. Al igual que Pandora, la hija de Creonte permanecerd fatidicamente unida a la ropa que la hace irresistible; slo que, la magia de Medea invierte la funcién del atractivo femenino convirtiendo esos adornos fascinantes, que Hesfodo presenta como una trampa para el hombre, en una red opresora de la que la propia doncella no lograré despren- derse. Pero afirmar que el poeta trdgico esté presen- tando en estos versos una imagen invertida del paradigma propuesto por Hesiodo, podria pare- cer arriesgado sino se considera la insistencia con la que el poeta retoma en su Medea el pa- saje de la Teogonia que relata la aparicién sobre la tierra de esas descendientes de Pando- Fa que componen la "raza de las mujeres". Una aparicién que, entre otros muchos males, con- dena al hombre a depender de la mujer para re- producirse, En la tragedia de Euripides las mujeres corin- tias asumen en varias ocasiones su pertenencia asta imaginaria "raza de las mujeres" y se eri- gen en portavoces de la misma con el propésito de rebatir la mala reputacién que sobre ellas esa. Con tal propésito entonan un canto en el que invierten las premisas que rigen la Teogo- nia hesfodica afirmando textualmente “Las musas de los viejos aedos dejardn de cantar mi perfidia, pues a nuestro espiritu no le regalé el inspirado canto de la lira Febo, ya que habria replicado yo con un himno conira la raza de los varones"(24) Frente a estas mujeres que ven en su amiga Medea una fiel represenatante de su "raza", se crige la figura exageradamente miségina de Jasén, El marido de Medca evoca la fatalidad que, segtin Hesiodo, representa para los hom- bres el no poder prescindir de la "raza maldita de las mujeres", sosteniendo que “seria necesa- rio que los mortales emgendraran hijos de al guna forma distinia y que no existiera el linaje femenil. De ese modo los hombres no tendrian ninguna desgracia” (25) Al oponer la vision femenina que condena el abandono de Medea como una violacién del orden natural a las atrevidas sentencias de Jas6n, Euripides esté actando como un perfec- to representante del género tragico, género ba- sado en el constante enfrentamiento de valores ‘opuesios. Esto es todo lo que se puede decir en favor de las hipotéticas tendencias feministas del poeta (26), entre otras cosas por lo irénico que resulta ef que las portavoces revoluciona- rias de la "raza de las mujeres” anuncien que su mala reputacién va a transformarse en fama gloriosa precisamente cuando Medea acaba de dar a conocer su decisién de vengarse afirman- do textualmente: “Por naturaleza, las mujeres somos del todo ineptas para el bien, pero las més expertas artifices de todos los males” ‘Cuando la maga regala a la hija de Creonte el traje que tanto la asemeja al paradigma de fe- minidad griego, da la impresin de reconocer su fracaso cediendo sus armas de mujer fatal a la nueva esposa; sin embargo este es el acto que empieza a convertir a Medea en la mas ‘osada encarnacién de la peligrosidad inherente a la mujer, en una auténtica Pandora para Jasén. La composicién de pociones magicas es una forma de conocimiento que el griego asocia al Ambito femenino, Asi, la magia todopoderosa (pampharmakos) que Pindaro (27) atribuye a Medea, posee las mismas caracterfsticas que los hechizos que la reina egipcia Polidamna en- Se6 a ese otro paradigma de feminidad que es Helena de Troya: al igual que Medea, Helena fabrica con destreza ingeniosos farmacos que en algunos casos son terapetiticos y en otros venenosos (28). Euripides da cuenta del cardc- ler especificamente femenino de este tipo de sabiduria, que las mujeres slo se transmiten ente si, haciendo decit a Medea que la utiliza- cidn de venenos es la préctica en la que las mu- Jeres demuestran ser las mds sabias (29) dicha Prictica se revela también como femenina al Ser caracterizada como un arma "engafiosa que acttia en silencio" (30), pues el silencio fue Considerado en Grecia como "el mejor adorno de la mujer’, mientras que la mentira y el enga- Alo son dos atributos de Pandora (31) y por con- 2648919919 9)919)5) 9) 77 79339 3ST IATA gq TgggqqqAAAS siguiente, de las mujeres en general Al igual que el arte de mentir, la destreza en el dominio de los férmacos y venenos requiere ese tipo de inteligencia a la vez retorcida y pre- visora que los griegos denominaron metis, por Jo que no es de extraflar que la Medea trigica aparezca como una de las figuras mds represen- tativas de esta inquietante cualidad. Ademés de este tipo de inteligencia necesaria para la fabricacién de hechizos, la tradicién le- gendaria atribufa a Medea un saber profético En Pindaro (32), por ejemplo, la maga es ante todo una profetisa inspirada cuyos ordiculos He- gron a ser confirmados por el propio Apolo. Sin embargo, Euripides no retoma abiertamen- te esta tradicién, La tragedia otorga a Medea ese status de Sabia del que normalmente gozan las profetisas, pero su poder oracular s6lo se re- velard al final de la obra, cuando aparece, en calidad de semidiosa, sobre el carruaje que por- tan serpientes aladas. Desde las alturas, Medea profetiza que Jasén moriré de modo infame he- rido en la cabeza por un fragmento de la nave Argo. La faceta profética de Medea también parece aflorar durante la breve visita del rey Egeo, quien pasa por Corinto tras haber consultado el ordculo de Delfos para saber por qué no le era dado tener descendencia. Egeo designa a Medea como una sabia capaz de interpretar la enigmética respuesta que acaba de darle Apolo (33), pero, en lugar de descifrarla, la maga se limita a contar al rey de Atenas la situaci6n If mite en la que se encuentra desde que ha sido abandonada por Jasén y expulsada por Creonte. Tras lo cual, mostrandose como una mujer débil y prometiendo sanar la esterilidad de Egeo con sus hechizos, Medea consigue que este rey le ofrezca inmediatamente refugio en su palacio ateniense, Sélo teniendo en cuenta la existencia de una segunda parte de la leyenda en la que Medea daba a Egeo un hijo, llamado Medo, se entiende que, al exponer su caso, la maga est4 revelando el futuro del rey que no podia tener descendencia. Euripides no califica de proféticas las palabras de Medea, sino que presenta el pacto al que ha Ilegado con Egeo como el fruto de la mente previsor (promethes) (34) de la maga, dicho en otros términos, el SSS SFTP AIN|AIS| III IS IS SI SF3gEgSF§SAq es} Fs|s}S}s\5) 265 See 2 2 ISIS S) S99 F999 5 9 3 99S F9T9 qq q9gq qq qqqqq) poeta tragico antepone la metis de Medea al co- nocimiento sobrehumano que Pindaro le atribu- ye. La adversidad hace que la heroina trégica apa- rezca dividida entre la sosegada lucidez que, como Sabia (sophé) (35), posee y el acceso de locura que la invade (36). El resultado de esta escisi6n seré oscuros proyectos y retorcidas ca- vilaciones. Medea tejerd en torno a sus interlo- Cutores una red de propésitos halagadores (37) que disimulan decisiones inconfesables (38) al igual que el fascinante traje de novia disimula la muerte. La inteligencia que la maga desplie- ga tras el abandono de su esposo resulta sobre todo inquietante por el fuerte poder de persua- sidn al que va unida (39). Finalmente, contemplaremos a Medea como fi- gura dividida entre su condicién de sabia admi- rada en Corinto y su condicién de barbara, La tradicién literaria, desde Pindaro hasta Ovi- dio (40), coincide en presentar a Medea como la salvadora de los representantes mas destaca- dos de la juventud helena, una proeza que, dependientemente de su boda con Jasén, le otorga un puesto honorifico en la sociedad sriega. Asi, Euripides precisa desde el princi- pio de su obra que la maga extranjera gozaba de una perfecta integracién en la ciudad de Co- into, Pero, también desde el inicio de la obra, el trdgico da cuenta del temperament salvaje que caracteriza a Medea comparandola a una leona (41), Recurriendo a la equivalencia que los griegos plantearon entre exiranjero y salva- Je, Jas6n resume la experiencia de Medea en te- Tritorio griego en los siguientes términos: “Por haberme salvado has recibido mds de lo que diste, como voy a explicar. En primer lugar ha- bitas una tierra helena en vee de un territorio barbaro, has aprendido justicia y a servirte de teyes, sin favorecer la violencia. Todos los he- lenos se enteraron de que eres sabia y adgui- riste renombre. Si habitaras en remotos confi- nes, no existiria tu prestigio” (42) Segiin Jasén, la Justicia no formaba parte del bagaje cultural de la sabia Medea y ésta es una acusacion que se hard mas patente cuando la maga perpetra el asesinato de sus hijos. Al final de la obra Medea serd identificada explicita- mente con el universo salvaje de las bestias que desconocen la justicia. En concreto con Escila, un monstruo marino que le es familiar, dado que se trata de una metamorfosis provocada Por Circe, la maga presentada unas veces como abuela y otras como tia de Medea. Ogresa con cuerpo de atractiva doncella y espantosas ser- Pientes que surgen de sus ingles en lugar de piernas, Escila constituye una de las més im- Pactantes representaciones de la castracién que los griegos concibieron. Esta faceta justifica el que Jas6n la elija como metifora para ilustrar Ja castraci6n simbélica a la que Medea le ha condenado asesinando a sus hijos y privandole de la posibilidad de tener nueva descendencia con la princesa corintia, Tras consumar el asesinato de sus propios hijos, la faceta barbara de Medea parece impo- nerse de forma irreversible sobre las virtudes or las que fue admirada, De hecho, Jasén de- nuncia explicitamente la temeridad de su espo- sa afirmando que "una mujer griega jamds hu- biera aniquilado a sus hijos por culpa de un lecho y una esposa”. Sin embargo el conjunto de la obra de Euripides induce a pensar que dicho crimen no es totalmente ajeno al contex- to de una sociedad en la que el derecho del padre sobre los hijos es presentado una y otra vez como una derrota de la figura de la madre, Las Euménides de Esquilo constituyen la re- Presentacién mas explicita de tal concepcién En esta obra el triunfo de las divinidades mas- Culinas y politicas sobre las diosas defensoras del ancestral derecho materno viene a justificar Ja soberanta absoluta que el padre griego ejerce en el Ambito familiar, soberania que implica la consideracién de la mujer como pura transmi- sora de la descendencia del marido, o, si se pre- fiere, como reproductora de un linaje al que no pertenece y que no le pertenecerd, Tales son los principios ideol6gicos en los que Jas6n se apoya al justificar su matrimonio con la princesa como un medio razonable para ofr Cer a sus descendientes una posicién social pri- vilegiada (43), pues tal argumento no se sos- tendria de no considerar a los hijos que le did la maga como exclusivamente suyos. Dicho de otro modo, tales son los prit ante los que Medea reacciona, Teniendo en cuenta la corriente de pensamicn- ideolégicos 2602 IITITINIES| TST IIATIAI ATT AAIAGEAGEAT|S SSAISAIAISSIAIIAII SAAS IIS SSS SAS SIS SSISASISSISSsSaSIs—S to que pretende convertir al hijo en una prolon- gacién exclusiva del padre, parece légico que cuando Medea piensa en cual serfa la forma més cruel de vengarse de su infiel marido, lle- gue a la conclusién de que debe matar a los hijos que le dio. Pero también cabria preguntar- se si asesinando a sus hijos Medea no esta de- mostrando hasta que punto la descendencia puede pertenecer a una madre. En este sentido resulta significativo considerar este crimen en relacién con los que Medea ha cometido con anterioridad, Recordemos, como recuerda Euripides, que Medea despedaza a su hermano para burlar la persecucién de su padre, que logré persuadir a las hijas de Pelias cuando, al asesinar a sus hijos, destroza la mé- xima expresin de su feminidad: s6lo conside- rando esta violenta renuncia al mismo tiempo como protesta contra la exclusién del universo del erotismo, de ta que cree haber sido objeto en calidad de madre, y como la prueba mas contundente de que sus hijos le pertenecen - como la tinica recuperacién posible de sus de- rechos de madre-, se revela el cardcter esencial- mente trdgico de la figura de Medea. NOTAS (1) Sobre la oposicién entre familia natal y fa- millia conyugal comin a los mitos griegos y ro- manos referidos a la doble funcién de la mujer para que mataran a su progenitor y que Creonte ve en la muerte de su su propia muerte, Puesto que con ella desaparece la posibilidad de prolongarse en sus herederos. El ascsinato de unos hijos cuya muerte es sentida por Jas6n como la suya propia, viene a aumentar esta serie de crimenes con los que Medea agrede sistematicamente a la figura del padre a través de su descendencia. En el crimen de la mujer dividida entre su con- mn de nymphe y su condicién de madre, entre la sensatez que le procura su saber y el incontrolable deseo de venganza que la domi- na, existe también una dimension ideolégica que permite comprender porqué la maga puede ser presentada por Euripides como portavoz destacada de la "raza de las mujeres”, aun FS FIISITSIST SAINI AISI ISI F749 Fg q99 99s 9595151267 en el matrimonio, véase M. Visser, "Medea: daughter, sister, wife and mother", in D, J. Co- nacher, Greek Tragedy and its legacy (Calgar y Press, 1986), pp. 149-165 (2) N, Loraux, Facons tragiques de tuer une femme (Paris, 1985), p 51 (3) L. Genet, Antropologie de la Gréce anti- que, (Paris, 1976), p 346 () Una incégnita que varios estudiosos han tratado de resolver considerando el Argumento del gramético Arist6fanes (1,1) segin el cual Jasén solo esté prometido a la hija de Creonte. (5) v. 155; 163 y 310 (6)v. 1153 y 1178 (7) v. 554 y 1207; 623 y 1125 (8) v. 695 P. Chantraine, "Les noms du mari ct de la femme, du pére et de la mére”. OSS ISISISSIEIISISISS)S) 5131S) }ISTIATT TATA S| SSSI REG. 1. 49 -50 (1946-47), pp 219-250 (9) J. P. Vernant, Mythe et Societé (Parts, 1974), p. 81 (10) v. 150 (1) v, 999 (12) v, 1350;1354; 1362 (13) v. 160 (14) v, 530 (15) CE. C. Garcia Gual, Introduecién a la edi- cidn de El viaje de los Argonautas, de Apolo. nio de Rodas, Alianza Editorial (Madrid, 1987), p 17-18 (16) Cl. Mossé, La femme dans la Gréce anti- que (Paris, 1983) p Siss, (17) Deméstenes, Contra Neera, 21 (18) L. Gernet, op. cit. p, 202. (19) Esquilo, Coéforas, v 230 - 32 Euripides, Ifigenia entre los Tauros, 811 ss. (20) v. 786 21) v 985-86 22) N. Loraux, Les enfants d’Athéna (Paris, 1983), p 86 (23) v. 1162 (24) v, 409-420 25) v. 575 (26) S. B. Pomeroy, Diosas, rameras, esposas yesclavas (Trad. esp., Madrid, 1987), p. 123, (27) Pindaro, Piticas, IV, 233 (28) Homero, Odisea, IV, 227 M.Detienne y LP. Vernant, Les ruses de lintelligence. La métis des grecs (Paris, 1974), p. 178-79 (29) v 380 (30) v.391 G1) Hesiodo, Trabajos v.78 (32) Pindaro, Piticas, IV, 10 (33) v. 677 (34) v. 741 (35) v. 285, 303-5 y 540 G6) Sobre este aspecto de ta figura de Medea, véase E.R. Dodds, Los griegos y lo irracional (Trad. esp., Madrid, 1985), p 186 (37) v. 316 y 776, (38) v 899 (39) v, 9, 325 y 369 (40) Pindaro, Olimpicas, XIII, 74 Ovidio, Me- tamorfosis, VII, 56 ss (41) v. 149 - (42) v. 534-541 (43) como seals G. Tarditi dramma di Medea"), a traves de la problemati- ca condicién social de los hijos de Medea Euri- ides alude a la ley de ciudadania proclamada por Pericles en el 451, DEL COLOQUIO Panicipan: Ana Iriarte, igor Cantillana, Euse- bio Lazaro, Carlos Garcia Gual , José Monte- on. ZEn qué medida influye en la proliferacién de heroinas teatrales griegas el hecho de que la mujer fuera un ser marginado, y por tanto, Parcialmente liberado de las formas social. ‘mente establecidas? ANA IRIARTE. No me gusta usar términos Como machista 0 feminista, pero me parece que a tragedia griega, en ese sentido, es bastante feminista, en la medida en que no plantea una gran distincién entre hombres y mujeres sobre cl escenario. De lo que se trata, para los trigi- Cos, es de presentar tanto la razén como la sin- az6n, Ia ideologia masculina y lo que podria Considerarse la voz femenina -una voz que no s€ hasta qué punto podria oirse en ta “polis” griega- Es posible que no existiese ese silencio femenino y que la mujer, dentro de la cotidia- neidad, tuviese una gran importancia, Y, por lo tanto, seria normal esta aparicién en el teatro, Pero cabe también la posibilidad de que, debi- do a esta presién de la ideologia dominante Sobre el mundo femenino, los poetas se hicie- ran portavoces de la mujer. En cualquier caso, todo esto no son mas que conjeturas... JOSE MONLEON. Debemos recordar que no son las mujeres sino los poetas quienes hablan, a través de ellas. Seria, mas bien, la critica de 'a ideologia dominante hecha por determinados Poetas, conscientes del interés politico y dra- Imatico ofrecido por un sector social margina- do. En todo caso, el tema nos remite a la eterna Pugna entre la historia y la intrahistoria, la crd- nica oficial y la realidad, esta dltima revelada Casi siempre por los artistas y poetas. Tal vez, {a insignificancia social de la mujer griega, cla. (SS ISSEIII STATI IAS IIIT TIAA TAG TAR SSgaREH SSSI SSI SSIS AISIASSSISISSISISISISISISSSSISISISSISIS|SI SSSI) ramente establecida, resulta seriamente cucstio- nada por la tragedia y la comedia del mismo periodo. ANA IRIARTE. Por otra parte, éstas son figu- ras que nacen del terror que el griego sintié. hacia la Mujer. En Grecia, todas las figuras te- rribles son femeninas. Y, tal vez, por seguir esa opresién, la figura de la mujer emerge como algo que puede ser muy peligroso, y que se quiere sofocar. Hay que tener en cuenta que Ia historia siempre ‘nos la cuentan los vencedores. En este caso, la historia, tal como la concibieron los griegos, no tiene nada que ver con ta forma como la conce- ~ imos nosotros, en la que incluimos la vida co- tidiana, la historia del pensamiento... Para los griegos, se trataba de establecer una historia politica, y en ese sentido, la mujer tenia un papel inferior respecto del hombre, que es quien lucha fuera, gana las batallas y determina las grandes fechas. Dentro de esta idea, la voz de la “otra” historia seria tomada por los poctas. IGOR GANTILLANA, Al analizar una obra, siempre existe el riesgo de destacar algunas partes de las que contiene y que, sin duda, son importantes, en perjuicio de otros. Yo estoy de acuerdo con Ana cn que una parte destacada del planteamiento de Euripides en Medea la constituyen las razones ideol6gicas, a proposito de la polémica entablada con la sociedad pa- triarcal. Pero me es dificil aceptar que las razo- nes de Medea scan puramente ideolégicas. Hay una parte esencial en el personaje que tiene que ver con sus caracteristicas viscerales y con el hecho de ser una divinidad... ANA IRIARTE. Eso he intentado explicarlo como un enfrentamicnto de valores opuestos. No sélo es una barbara enfrentada a Ia ideolo- gia de Atenas, es tambien una mujer enamora- da: es sabia, y tambien loca, 0 al menos, perte- neciente a un mundo salvaje. IGOR CANTILLANA. Yo me refiero a la ne- cesidad de atender debidamente a la carga sub- cconsiente de Medea, considerando sus acciones como una explosisn telirica, como un manifes- tacién de la naturaleza, TESA III EGFEGAsToTsAGsETTEGETsagsgaREgag 269 FEESTTIISAIEISISAIASGIIII III IIIFATIIIFITITITS JOSE MONLEON.- Lo que dices me hace pensar en Lorca. En Yerma, por ejemplo, el marido encarna el orden social, est dentro de la estructura, mientras la mujer es el personaje silencioso, que encarna ese elemento teliirico del que hablas. En ese sentido, las mujeres de la tragedia griega (Antigona, Medea...) son, in- virtiendo la cronologfa, terriblemente lorquia- nas, Frente a la ideologfa masculina, vincula al con- servadurismo y a la defensa de los valores e in- tituciones sociales establecidas, aparece la mujer como un personaje sometido y silencioso que, llegado el momento, se rebela con violen- cia, surgiendo el choque entre la naturaleza -la ticrra-, representada por la mujer, y el orden -el sol-, representado por el hombre. EUSEBIO LAZARO.- Desde luego, lo que se deduce de la literatura griega es que la mujer tenia un gran importancia, y, sobre todo, que se estaba dirimiendo una lucha social enorme, De Jo contrario, no se explicaria la gran estatura de estos personajes femeninos. Como td decfas, la intrahistoria nos da una visién muy esclarece- dora. Creo que en las culturas mediterréneas, en general, la mujer tiene un dimensién mayor de lo que parece a primera vista, JOSE MONLEON..- Por lo demés, si nos atene- ‘mos al declarado paso de una cultura matriarcal a la patriarcal, no hay duda de que supuso una gran revolucign historica, Desde esta perspecti- va, si aceptamos que la historia la escriben y la explican siempre los vencedores, las heroinas teatrales habrian expresado muchas veces la re- sistencia del mundo femenino frente al orden que les habia sido impuesto. ANA IRIARTE.- Encontrar una base hist6rica de todo esto es pricticament ese sentido, la mitologia es la Gnica fuente que nos permite comprobar este cambio. De todas formas, no esté nada claro; yo no soy capaz. de afirmar que existié el matriarcado. Me parece que es una idea nacida de la mala conciencia del hombre, ante el sometimiento. Para fallar vestigios del matriarcado habria que remitirse a una etapa tan lejana que no sé siquiera si cabria hablar de Humanidad. Corresponderia mas bicn, a un estado previo inscrito en el orden ge- neral de la Naturaleza, CARLOS GARCIA GUAL.- Robert Graves, el frivolo novelista y pintoresco mitdlogo, en su libro, El vellocino de oro, da una explicacién del mundo, segiin la cual , primero hubo un matriarcado, y, después, unos dioses masculi- nos cambiaron el orden. Por otra parte, en su libro Los mitos griegos se percibe que Medea no le cafa nada simpatica y le da muy poca im- portancia. ANA IRIARTE.- En cualquier caso, aunque no me gusta hablar de matriarcado, sf quiero re- cordar el valor del mundo femenino como transmisor de cultura. No es casual que hable- ‘mos de "lengua materna'. La cultura oral se ha transmitido siempre por los cuentos de las abuelas... JOSE MONLEON.- Pero poéticamente, hay tuna mitologia seguin la cual se documenta la existencia de un matriarcado. ANA IRIARTE.- Si, claro, pero no podemos darle valor hist6rico. IGOR CANTILLANA.- Volviendo a la razo- nes de Medea, creo que hay algunas que no se han citado. Por ejemplo, el miedo a la burla de los demas. ¥ no quedan claros los motivos para matar a los hijos. Es una reaccién demasido tremenda como para ser asumida por un ser hu- mano. En ese momento, tal vez haya que escu- char a Jasén para encontrar estos motivos. El dice que todo lo hace por sus hijos, para que no sufran la pobreza en el futuro, Esa es su justifi- cacién moral, que es compartida por muchos seres humanos. Y, en definitiva, lo que lleva a Medea a comprender que ha dejado de ser un fin para convertirse en un medio, es que se siente desplazada y ve a sus hijos como rivales, Por eso hablaba antes de la irracionalidad, tam- bién compartida por muchos seres humanos, de Medea. 270 SEIT STATIS SII GI A qq9 97999 999q9gT9999

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