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L os Movimientos Sociales

D ONATEL LA DELLA P ORT A y MAR IO D I AN I

Traducción, presentación de la ediciÓn española


y epílogo a cargo de Eduardo Romanos

Co lecc ión DEBATE SOCIAL

CIS
HM881 ESCUElA NACIO/W. DE rua.uo SOCIAl., U ~N
Colección: DEBATE 5OCtAI.
et:HTIIO DE lNFORMACIOH Y SlRYlCll)S Bl8 UOTE.CAAlOS
Cocdici6n de Editorial Complutense y el Centro de Investigaciones Sociol6gicas (CIS) 04518

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comunicación pública O transformación de esta obra sólo puede ser realiz.¡¡ da coh la
autorización expresa de sus titulares, salllo excepción previ$!;I por la ley.
Para W/adímiro della Porta y Villorío Diani, in memoria m
Titulo O riginal: Social movemenl$. An inuoduction. Second Mitian.

AII RighLS Reserved. Authorised translation from the English 13nguage edition Publishe r
by Blackwdl Publishing Limited. Responsibility for the accuracy ofthe trans[ation re$!S
solcly w;th Centro de In vestigac iones Sociológicas (C IS) and Editorial Complutense.
and is nol ¡he responsibi[ity of Black wcl l Publishing LimitM. No pan of ¡his book may
be reproouced in any form witnout ¡ne wri¡ten permission of [he original copyright holde r,
Blackwell Publishing Limited.

e Donatdla della POTt:! y Mario Diani


CI 2006 Blackwcll Puhlishing Ltd
lO 2011 de la tra ducción, presentación y epilogo Eduardo Romanos
O 2011 by Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)
Montalbán, 8. 2'8014 Madrid
www.cl l.et
publicacione$@ds.cs
Catálogo de Publicaciones de la Admón. General del Estado
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e 20 11 by Ed itorial Complutense, S. A.
Donoso Conts, 63 - 4.' pbnt:!. 28015 Madrid. Tels.: 91 394 64 61111 Fall: 91394 64 58
ccsa@ recl.ucm.es
www.ed ilorialcomplutense.com No , SISl EM" ~? 9,t> "- S 4
,
Primera edición: diciembrc de 201 1 CLASIF, _'!',..I=\ '1,'!>1
12,-\S_Il-_ .'
Imprime: Tecnología Gr~rlCa, 5. L.
AOOUIS, Cl" () \ "l 6 "
NIPQ CIS: 004· 11 -0 16
ISBN CIS: 978-84-7476-565-6

ISBN Editorial Complutense: 978-84-9938-106-0


Dep6$ito legal: M-48531-2011

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Impreso en España - I'ri"ltd in Spain


índice 197 6.3. ¿Cómo cambian las organizaciones de los movim ientos socia l ~s?
204 6.4. De la organización a la red
9 Presentación de: la edición española, por Eduardo Rorrwnos
209 6.5. Resumen

15 Prefacio a la st:gunda ed ición


213 7. FORMAS DE ACCiÓN, REPERTORIOS Y CICLOS DE PROTESTA
215 7.1. La protesta: una definición
21 1 EL ESTUDIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES: PREGUNTAS
218 7.2 . Repertorios de acción
RECURRENTES Y RESPUESTAS (PARCIALMENTE) CAMBIANTES
221 7J. Lógica y formas de la protesta
25 1.1. Cuatro preguntas clave: para el análisis de: los mo'vimientos sociales
230 7.4. Opciones estratégicas y protesta
43 1.2. ¿Qué d iHing uc a 105 movimientos sociales?
234 7.5. Factores que inciden en la elección del repertorio
52 1.3. En este libro
238 7.6. La difusiÓn transnacional de la protesta
2. CAMBIO SOCIAL y MOVIMIENTOS SOCIALES
241 7.7. Ciclos, olas y campañas de prOtesta
59
2.1 . Estructu ra social, clt:at)ag~s políticos y acción colectiva
245 7.B. Resumen
62
68 2.2. Estados, mercados y movimientos sociales
249 8. EL CONTROL POLIC IAL DE LA PROTESTA Y
74 2.3. Conocimiento, cultura y conAictos
LAS OPORTUNIDADES POLlTICAS DE LOS
79 2.4, Transforma ciones estructurales, nuevos conAictos, nuevas clases
MOVIM IE NTOS SOCIALES
91 2.5. Resumen
252 B.1. E l control policial de la protesta
257 8.2. Instituciones po][ticas y movimientos sociales
95 3. LA DIMENSiÓN SIMBÓLICA DE LA ACCiÓN COLECTIVA
263 8.3. Estrategias dominantes y movim ientos sociales
98 3. 1. C ultura y acción: el papel de los valores
267 8.4 . Aliados, oponentes y movimientos sociales
104 3.2. Cultura y acción: la perspectiva cognitiva
277 8.5. Oportunidades d iscu rsivas y el sistema medi:hico
118 3.3. Problemas y respuestas
280 8.6. Resumen
120 3.4. Resumen
285 9. MOVIMIENTOS SOCIALES y DEMOCRACIA
125 4. ACCiÓN COLECTIVA E IDEN TIDAD
288 9.1. Las estrategias de los movimiemos sociales y sus efectos
130 4.1. ¿Cómo runciona la identidad?
291 9.2. Cambios en las políticas públicas
134 4.2. Identidades múltiples
295 9.3. Movimientos sociales y cambios procesales
137 4.3. ¿ La identidad fac ilita la participación ?
302 9.4. Los movimientos sociales y la teoría d emocrática
143 4.4. ¿Cómo se genera y se reproduce la identidad?
309 9.5. Movimientos sociales y democratización
151 4.5. Resu men
312 9.6. Resume n

155 5. INDIVIDUOS, REDESY PARTICIPACiÓN


315 Epílogo. Retos emergentes, debates recientes y los movimientos
158 5. 1. ¿Por qué la gente se in volucra en la acción? El papel de las redes
sociales en España, por Eduardo RomanoJ
162 5.2. ¿Son siempre importantes las redes?
168 SJ. Indiv iduos y organizaciones
349 Bibliografía
173 5.4 . Parrieipación ind ividual, subculturas y redes virtuales
176 5.5. Resumen
415 fndice onomástico

181 6. MOVIMIENTOS SOCIALES y ORGANIZACIONES


186 6. 1. DilemaS organ izativos de los movimientos sociales
fndiCe temático
191 6.2. Ti pos de organizaciones de los movimientos sociales
Presentación de la edición española

Todo libro tiene su historia . La de Los Moviminlt05 Social~s se remonta a una


conversación mantenida por los autores en d otoño fl oremino de 1991 acerca
de la posibilidad de escribir un texto general sobre los mov imientos sociales y
la oportuna solicitud, apenas tres meses después, de una prestigiosa editorial
internacional en ciencias sociales en la misma dirección. ¿Por qué un libro
como éste y por qué en ese momento? El acercamiento que desde mediados
de la década de 1980 se estaba produc iendo en el área de los movimicmo5
soc iales entre los estudiosos de Estados Unidos y Europa reque ría de un libro
que se aproximara al fenóme no desde una perspectiva integradora. ¿Por qué
estos amores y no otros? Donatclla d ella Porta y Mario D iani tenían, pese a
su joven trayectoria (en aquella época se hallaban en el ecuador de los trein-
ta), credenciales más qu e suficientes para ll evar a buen puerto la empresa .
Delia Porta había trabajado en algunos d e los cen tros de investigaci6n más
importantes e n el área, a uno y otro lado del Atlántico. Oíani había dado un
p rimer paso en la direcci6n que luego habría de tomar el libro al rev isar las
definiciones de movimiento social hasta entonces disponibles y proponer un
concepto sintético e integrador que superara las diferencias entre las diversas
perspectivas te6ricas (Oi ani 1992).
Los autores tardaron varios años en escribi r el libro (primero apareci6 en
1997 en italiano y un par de años más tarde en inglés) pero el esfuerzo vali6
la pena porque su éxito hizo que pronto se convirtiera en "un clásico en los
estud ios de conjunto sob re esta disciplina" (Ibarra 2005: 99). La comunidad
científica lo recibi6 con entus iasmo, destacando la exhaustividad de un texto
(Soci%gy 2000, 34:3) que cubría "todos los aspectos del estudio de los movi-
mientos sociales" (Giugni 2000). En 2006, los autores publicaron una segunda
edici6n considerableme nte revisada y actual izada con los retos planteados por
una nueva ola de protesta que, como toda n ueva ola, trajo consigo nuevas pers-
pectivas y sensibilidades al estud io d e los movimientos sociales. Esta edici6n
es la q ue ahora se traduce al español.! De nuevo, las cTÍticas fu eron excelentes
valorando una labor de actualizaci6n que no había supuesto una merma de
su capacidad explicativa; más bi en al contrario, se mantenía como " una ex-
plicaci6n ex tremadamente sofisticada y profundameme perspicaz de los mo-
virriientos sociales" (DtrJdopmtnt and Changt 2007, 38:4). Hoy por hoy sigue
siendo una referencia obligada para los investigadores, además d e una obra

1. El libro ha sido traducido también al chino (2002), polaco (2009) y griego (2010).

9 DONATELLA OELLA PORTA y MARIO OIAN!


imprescindible para los q ue buscan una pri mera aproximación al fenóme no de de cuatro conjuntos de preguntas que responden a distintos niveles de análisis
los movimientos sociales.} (resumidos en e! cap. 1) desde los que plantear los aspectos fun damentales de!
Pod ríamos decir que LoJ MOllimi~n tos SociakJ de della Pona y Oiani es el estudio de los movimientos socia les. Quizá lla me la atención que en el índi-
primer escalón de una terna com puesta en e! nivel intermedio por The Blackwel/ ce, construido también a partir de esas preguntas, no aparezcan movimientos
Companion lO SOCIal MOllemmtJ (Sno\.\', Sou le y Kriesi 2004) y que pronto será específicos, ya sean clásicos (movimientos obrero y etnonacionalislas) o más
rematada por Tll e Blackwdl Encyelopedia ofSocialand Po/ilical MOllemmtJ (Snow, modernos (ecologista, pacifista, feminis ta, cte.). Esto no quiere deci r que no se
della Pona, Klandermans y MeAda m 2012). La escalera, conforme ascendemos, haga referencia a ellos, más bien al cont rario. Son constantes las alusiones a lo
pierde en homogeneidad. Si bien se advierte una distribución del trabajo en Los largo del libro, pero se ha ev itado elaborar una histor ia que abunde en la for -
MOllimi~IJtOI SocialeI, escrito no siempre a cuatro manos, el resultado ha sido mación y desa rrollo de cada uno de los principales movi mientos. Quienes bus-
un texto muy coherente y consistente, tanto en su form a como en su contenido, quen d icha evol ución la encontrad n en distintos ma nuales y uaders, además
debido sin duda a las continuas discusiones y puestas en común a lo largo del de en muchas monografías. En nuestra opinión, el objeti vo del libro es otro:
proceso de elaboración, que continúan el diálogo mantenido entre los autores en aportar una mirada lo más completa, general y comprensiva de un fe nómeno
anteriores proyectos (i nvestigaciones empíricas sobre movimientos ecologistas y social distintivo que dé cuenta, al mismo tiempo, de su terrible complejidad y
pacifistas). Como es obvio, dichas cualidades están menos presentes en los 29 ca- contingencia.
pítulos que componen Companion, firmados por 41 autores, y todavía lo estarán El libro destaca, además, por laprohlmlatizaci6n del estudio de los movimien-
mellas en Encyelopedia: proyectos mucho más plurales y con otros objetivos. En tos sociales. No elude los princi pales problemas, debates, dilemas y controversias.
todo caso, las diferencias redunda n en una acusada complementariedad entre las DelIa Porta y Diani participan de las discusiones y defienden sus puntus de vis-
tres obras, que fo rman por sí solas una excelente biblioteca sobre los movim ien- ta, muchas veces polémicos. Desde el primer momento plantean una definición
LOS sociales. del concepto de movimienLO social que no es compa rtida por todos. Aceptan los
No obstante, las opiniones hasta ahora esgrimidas pueden no convencer a principales retos, identifican ca rencias. y sugieren soluciones. Utilizan los resul-
todos de la idoneidad de la presente edición. Ya existen unos cuantos textos in- tados de sus últimas investigaciones, sobre todo las centradas en el "movimiento
trod uctorios y visiones de conjunto sobre los movimientos sociales traducidos al por una justicia global",l pa ra ampliar, criticar o rebatir lo establecido hasta ese
castel lano Descritos directamente en este idioma. Entonces, ¿por qué otro libro ?, momento por la literatura. Responden de manera conv incente a la pregunta:
¿era necesario [[aduci rlo? Obviamente creemos que sí. En nuestra opinión, el ¿qué aporta dicho movimiento a nuestro conocimiento sobre la acción colectiva?
tral~ajo de della Purta y Oian i destaca por varias razones. Por otro lado, el hecho de que las investigaciones de los autores haya n seguido
En primer lugar, por la capacidad de síntesis con que se destila la evolución de . trayectorias diferentes, partiendo además de orígenes diversos, redunda en que
un campo de estudio que ha crecido exponencialmente en los últimos cuarenta ni ngún á rea temática ni ninguna perspectiva teórica domine sobre el resto.
años. Los autores advierten de que no se trata de un "estado de la cuesti6n". A todo ello se suma unapuuntación clara y atractiva que facilita y ameniza la
Creemos que deberían deci r que no es sólo un estado de la cuestión, porque el lectura. Pese a lo apretado de la información, o precisamente por ello, los autores
libro tiene otros méritos, pero también el de presentar, compara r y evaluar con no han descuidado la forma. Emplean un lenguaje comprensible incluso para
habilidad y rigurosidad las aportaciones más sobresalientes al estudio de los mo- los no iniciados, a quienes también va dirigido el libro. La est ructura interna de
vimientos sociales. No está todo lo publicado - un esfuerzo imposible, además los capítulos gura al lectOr introduciéndole en los diferentes niveles de análisis al
de inútil- pero seguramente si lo más importante, y no sólo en inglés, ya que mismo tiem po que permite a los más familiarizados un fác il acceso a la literatura
los autores se abren a ot ras literaturas además de la anglosajona. La traducción más relevante sobre una cuestión determinada. Los capítulos se abren con una
no sólo permi te al lector en español el acceso a una excelente introd ucción a los descripción de casos concretos tOmados de movimientos y movilizaciones par-
movimientos sociales sino también a otros muchos trabajos esendales para pro- ticu lares. Los aspectos allí perfilados se tratan luego en profundidad a lo largo
fund izar en su estudio, varios de ellos producidos por los propios autores. del capitulo, para ser reca pitulados en un conciso resumen final. Todo ello sin
Pero no se trata de una simple compendio bibliogdfieo. Uno de sus méri tos caer en excesivas repeticiones y referencias cruzadas a lo largo del libro, 10 que
pri ncipales es la suumatizaci6r1 de todo un campo de conocimiento alrededor Hn duda se logra gracias a su peculiar estructura de argumentaci6n {a panir de

2. Con la cautel a siempre necesaria a la hOf ;O¡ de evaluar datos bibliométrieos, el libro ha 3 El movimiento por una justicia global es la forma en la que los autores designan al
reei bldo (h;o¡sla mayo de 2011) mas de 200 citas en el indice del 151 Web 01 Knowled¡¡e y ""o vimiento eomúnmente eonocido como anti·globalización, pero que en realidad desalill.
més de 1.000 en Scholar Goo¡¡le. ='lneipalmente la versión neoliberal de la misma.
preguntas y niveles analíticos) y que hubiera resultado mucho más d"fí ']
una estructu ra temática (de movimientos). I Jel con
jefe de departamento y decano de facultad, con un puesto de Visiting ProfeSJor
en el Departamento de Gobierno de la Universidad Strathclyde en Glasgow,
Los .autores son dos investigadores reconocid os a nivel ¡nt(rnacion" po
aportaCIones al e t d" d I ' . .. r sus Diani se formó en la Universidad de Milán, donde se doctoró en 1987 (en un
desde 2003 d ',~ IOp e os mOVImientos sociales. Donatclla deJt:1 Porta es programa conjunto con las universidades de Turrn y Pavía) con una tesis sobre
. cate r uea ( ro~ssor) d S ., ,
e OCIO og a en el Departamento d- C· .
Po ltlcas y Social d 1 l '
'J '
. .. 1I': n CI3 5 el movimiento ecologista italiano y. en concreto, sobre la convergencia en su seno
es e nsututo Umversitario Europeo de Florenci entre una tendencia radical y de izquierdas y otra conservadora más moderada,
en "e que.se doctoró en 1987'0 . so b re: ,as
'- n una tesIS '. a, centro
nas y' el terrorismo de iZ<juicrda en hara L" . d orga~lza~loncs clandesti- En Milán conociÓ a Albeno Melucci. cuyas ideas acerca de la idcntidad (como
Universidad de c ' . l .. IcenCla a en CIenCIa política por la objeto de conAicto pero también como precond ieión para la movilización) y de
Estudios de I Mata.m~, su carrcr~ internaCIOnal se inici6cn 198 1 end Cenrrode los pequeños grupos informales (como medio d e vincular estructura y acción) se
os OV¡ffi¡ cntos SocIales de la Ecole d H
Sociales de P f d " 'd ' es autes Etudes en Scienct: dejan sentir en su trabajo,
ar s, IfIgl o por AJaln Touraine q' f b'
de su tesis de master centrada en una crítica de la; pr~le~ ~e tam, lén supe rvisor Vista en su conjunw, la producción científica de Di:l ni se caracteriza por
la sociologla de los movimient " InCIP.1 es teonas y métodos de cuestionar fronteras y distinciones aparentemente rígidas al mismo tiempo que
, os ca ectlvos , Además d e e F ' ". avanza en la búsqueda de sfntesis efectivas y d e conceptos que sean verdadera-
Invt:stigación se ha desarrollad "1 • n rancia e ta la, su
colaborando a lo largode su c o pnnclp~ mente en Alemania y Estados Unidos, mente operativos, Hoy en día. es un reconocido experto en el análisis y la leoría
el control de la " rotesta'" ',~r~ra en d,v, er~os proyectos internacionales (sobre de redes, Entre sus úhimos trabajos se cuentan investigaciones de cone más em-
,,,, ac IVlsmo eco oglsta la t ro 'ó d , pírico, centradas en el poder inlegrador de los vínculos d e colaboración estable-
lizaeión polftica y la movilizaci6 d ' d ' " rans ormaCI n e a mov l-
, n e os esemp t:ados e , ) b· cidos entre asociaciones que actúan a nivel municipal (Baldassarri y Diani 2(07)
miembro, b;"'n ,......'om o d'Ifectora, , n re otros, len como
o en las variables relacionales que fac ilita ron la participación en las protestas
, /:.~n los últimos años, deJla Porta ha dirigido el proyecto DEMOS (D europeas contra la guerra de Irak en 2003 (Diani 2009), y discusiones más teó·
In ~uro~ and lhe Mobilisalian allhe Sacie! ) t i ' mJacracy
Marco de la U 'ó E y, nanClado por el VI Programa ricas acerca de la relación entre la investigación en los movimientos socia les y el
" • flI n uropea y cuyos resultados h an d '
Cimiento sobre el movimiento euro ' ,~porta o un ampliO cono- enfoque analítico de redes (Diani 20 11) o la teoda de las organizaciones (Diani
plo, d ella POrta 2007) En,,"u . , ~ por ubn~ JUUlCla g lobal (véase, por ejem- 2012a). Actualmente, participa como ca-in vestigador principal en un proyecto
, ... a S U timos tra aJOS se ' Id · sobre las dinámicas de movimientos y de redes sociales financiado por el Social
gaciones sobre las formas qu- _, d'" , IOC uyen, a emás, IOve5[i-
, ...... prOCeso e europeiza 'ó "h d d Sci~nces and Humanities Research Council de Canadá y prepara una monografía
mOVimientos sociales (della Porra Caiani 2009 CI n , a a opta O en los
deliberativa en los foros sociales (Jella Porta 20~ las pnktl,cas, de d emocracia que recoge su investigación sobre la red de organizaciones ciudadanas que for-
identidades durante protestas ,_ , , ), el Surgimiento de nuevas man el "cememo" de la sociedad civi l en las ciudades d e Bristol y Glasgow (Diani
.......a es contra a constru 'ó d ' ,
tructu ras en Italia (della Porta P' 2008) I CCI n e ciertas mfraes- 20 12b).
movilización de los desemp' d lazza Y y as formas y oporlu ni~ades de la Las últimas investigaciones de d cHa Porta y Diani son una muestra de la
ca os eu ropeos (della Po 2008) E od velocidad a la que avanza el campo de los movimientos sociales, El trayecto reco-
producción científica no se limi" ' , " na , n t o caso, su
que aba rca ot ' .. os mOVimientos S""'"
""la es y a protesta SinO . rrido desde que el libro fue publ icado en 2006 ha sido considerable, De ahí que
ras CUestIOnes, como los mé[Qdos enr. d " '
los partidos políticos, la corrupción I l' ' y aq ues ,e las CienCias sociales, hayamos creldo conveniente intentar actual izar su contenido en esta edición bajo
guido una de 1 . , y a po ItlCa local. ReCientemente ha conse- la forma de un epílogo que incluye u na revisión de (algunos d e) los principales
as prestigIOsas Eurapean Reuarch Counál Ad dG
desa rrollar el proyecto Mabilizin..4.-I b vance rants para debates celebrados en el último lustro y d e (algunos de) los retos emergentes a los
, 1; , .. emacmcy so re el pa .....1 d - d
S' d D',
orgaOlzaciones de la sociedad "1
.
I e onate a della Pona se d '
1
CIVI en os procesos de democratizaciÓn
h'
r - esempcna o por las
'
que tendrán que hacer frente los investigadores en los próximos años, Tratándose
d e una edición publicada en España, el epflogo bosqueja, además, algunas ideas
ma a la sociolo ' , Ice que ace una Ciencia política muy próxi- sobre el d esa rrollo de los movimientos sociales en este pals, No puedo terminar
l . gla, de qUien comparte con ella la autoría de este libro se d ' esta presentación si n antes agradecer a los autores el ~ ntus iasmo con el que reci-
o,co~traflo, que hace una sociologla muy próxima a la ciencia ' ' I~e
Dlanl es desde septiem bre de 201OICREA R pohtlca, Mafia bi~ ron el proyecto y su permanente apoyo du rante el proceso,
' , eJearch ProfrSJor e I De
de Ciencias Políticas y Sociales de I U· ·d d P ne panamento
, a flIv erSI a ompeu F b d B , Eduardo Romanos
Amer~ormente compaginó su traba 'o en el De a ra e ~rce ~na,
Invest igación Social d e la Univers'd Jd d partamento ~e SoclOlogla e Madrid,3 1 demayode2011
I a e Tremo, donde ha Sido catedrático,

12 lOS MOVIMIENTOS SOCIALES


13 DONATElLA OELLA PORTA y MARIO DIANI
REFEREN CIAS BIBLI OGR Á FI CAS

Baldassarri, Odia y Oíani, Mario 2007: Thc Intcgrative Powcr of Civic Networks. Prefacio a la segunda edición
Amrrican !aumal ofSociology, 113: 735-780.
della Porta, Donatdla 2008: The Protes! on Unemployment: Forms :lnd Opportunities.
Mobilization, 13(3}: 279-296.
della Porta, Donatella 1009: Making the New Polis: The Practico:: of Ddiberativ<"
Democracy in Social Forums. En Social MQllnnmrs, Culturf!, and Prousl, ed. Hank Son muchas las cosas que han sucedido desde que apareció la primera edición
Johnston, 181 -208. Farnham: Ashgate. de este libro en enero de 1999. S6lo unos meses más tarde, en noviembre de ese
ddla Porta, Don;¡¡dla y Caía ni, Manuc:la 2009: Social MO/l<'!mmt.r and Europf!anization. mismo año, lo que acabaría convirtiéndose en "la batalla de Seattle" atrapó la
Oxfor& Oxford University Press. atención de la opinión pública mundial, fijándose en el desafio que coaliciones
della Porta, Donatdla y Piana, Gianni 2008; Voicu o[ the Val/f!y, Voias ofthl! Smúu: How
de muy diversos actores sostenían contra la globalización neoliheral y sus prin-
Proust Crf!aff!i Cornmuniriu, N ew York: Berghahn Books.
cipales instituciones, como el Fondo Monetario Internacional y la Organización
della Porta, Donatella, (ed.) 2007: The Global jwtÍct Movemmt: Cross-Nationa/ and
Tra¡¡illational Pa-spectives. Bould~r: Paradigm. Mundial del Comercio. El neoliheralismo pasó repentinamente de ser conside-
Oíaní, Marío 1992: The Concept ofSocial Mov~m~nt. Sociological Review, 40: 1-25. rado el único camino posible para el desarrollo, bajo el dogma TINA (Theu ls
Oíaní, Mario 2009: Th~ Stru~lUral Bases uf Prot~st Ev~nts. MuJtipk Memlx:rships and No A(ternative : No Hay Alternativa lal libre mercado]) y el llamado "consenso
Networks in Ihe February 15th 2003 Anli_war Oemonstrations. Acta Soci%gica, 52: de Washington", a convertirse en una opción fuertemente contestada y cada vez
63-83 más impopular. Eminentes financieros, economistas y policymakers se vieron en-
Oiani, Mario 2011: Social Movements and Col1~ctiv~ A~tion. En The Sage Handbook o/ frentados, junto a los líderes políticos, tanto de derecha como de izquierda, con
Social Network Analysis, ~d. Peter Carríngton y John Scon. Londres: Sage. la reivindicación de que otro mundo era, de veras, posible.
Díani, Mario 20 12a: Organizalional Fields In Social Mov~ment Oynamics. En
El tiempo dirá si los últimos años han visto el surgimiento de una nueva e
AdvanamenIJ In Social hfovenu!nt Research, eJ. 13ert Kland ermans, Conny Rogg~band
importante fuerza política bajo la forma de un/os movimientols por la justicia
y Jacqucline Van Stekelenhurg. MinneapoJis: University ufMinnesota Press.
Oíaní, Mario 2012b: The Cement ojCivil Sociny: Civic Networks In Local SettÍl¡gs (en pre- global activals en los cinco continentes. Nosotros así lo pensamos, como tratare-
paración). mos de mostrar en este libro, pero podemos estar equivocados. Lo que sin duda
Giugni, Marco 2000: Social Movements: An Introduction.Acta Soáologica, 43: 279-281. es cierto es que en los últimos años han aparecido una serie de nuevos problemas
lb;¡rra, Pedro 2oo~: Manual de ¡ociedad civil y movimimros sociales. Madrid: Síntesis. para los analistas de los movimientos sociales y, por ende, también para un libro
Snow, David A., della Porta, Oonatdla, Klandermans, Ben y McAdam, Doug (eds) 2012: como el nuestro. La primera edición de Los Movimientos Sociaft:s se apoyaba en
The Blackwe// Encyclopcdia o/Sociol and PolitÍcQ/ MOfmnenlJ. Oxford: BJackwell. gran medida en la experiencia de los "nuevos movimientos sociales", es decir,
Snow, David A., Soule, Sarah A. y Kriesi, Hanspeter (eds) 2004: The Blackwdl Compam"on los movimientos desarrollados a partir de finales de la década de 1960 en torno a
to Social MOllements. Malden, MA: Dlack well.
cuestiones como los derechos de las mujeres, las relaciones de género, la preser-
\·ación medioambiental, la etnicidad y la emigración, la paz y la solidaridad in-
ternacionales, con una fuerte (y nueva) base social de clase media y una clara di-
fe rencia respecto de los modelos de acción colectiva obrera o nacionalista que les
~ab ían precedido en la historia. Seguramente se pueden advertir continuidades
~ntre esos movimientos y la actual ola de campañas por una justicia global pero
otros muchos indicadores sugieren que los patrones generales de acción colectiva
..( [ivados durante la segunda son significativamente diferentes de aquellos a los
q ue estábamos hasta ahora acostumbrados. Después de muchos años "varada",
:<,r utilizar la acertada expresión de Leila Rupp y Verta Taylor, la acción de

t :.... clase obrera parece tornar con brío; en general, las mov~lizaeiones lideradas
; ':or los desposeídos (sean los trabajadores estadounidenses no cualificados con
~::l Fl eos precarios, las poblaciones afectadas por el hambre y la enfermedad en
po

c:I oeS[(: de Sudán o las com unidades locales amenazadas por la construcción de AGRADECIMIENTOS
nuevas presas en la India) han atraído cada vez más atención y obtenido cada vez
Parte d e las seccio nes 5.2 y 5.3 han aparecido previamente en M. Diani, "Networks
más visibilidad. Los d erechos y las prestaciones sociales básicos parecen equili-
and Participation", en Th e Blacl{wdl Companion to Social Movements, editad?
brarse en el seno de las movilizaciones comemporáneas con cuestiones más post-
So ul, 'y H Kriesi (Oxford: Blackwell, 2004), pp. 339-359. La edl-
materialistas relacionada s con la calidad d e vida y otras demandas del pasado por D . Snow, S. . .
. I I./ M u/.mo ha perml·,·do
tona I muy amablemente la reprodUCCión . d...
e materiales
. ..
reciente.
qu t': originalmente habían apa recido en M. Biachi y M. ~or~l~o, . MIlLlantl dI
No es nuestra intención d iscutir aquí si d olvido al que ha quedado relegada
Se Stesse. 11 Mov imento delle Donne a Milano", en Altn CodlCl, edItad o por A.
la acción colectiva contra la desigualdad social en las úhimas d écadas respond e
a su menor imponancia o al descuido con que ha sido tratada por la mayoría d e Meluccl (Bologna: il Mulino, 1984), pp. 159-160.
los estudiosos de los movimientos socialc;:s (ciertamente, no todos, como nos han
venido recordando Colin Barrer o Paul Bagguley en el Reino Unido, o Judith
Stepan-Norris, Maurice Zeitlin, Rick Fantasia, Kim Voss o Ciovanni Arrighi
tn los Estados Unidos). En cualquier caso, lo imponante para esta nueva edición
de Los Movimirotol Socia l~J es que el contexto donde situamos nuestro trabajo
resulta, después de sólo cinco años, muy d iferente. Nuestra primera reacción fue
cambiar la mayoría de los ejemplos de acción colectiva con que' se iniciaban los
capitulas del libro. En la nueva edición, estos ejemplos reflejan mayoritariamen-
te conAictos o experiencias personales de activismo d e alguna manera vinculados
con campañas por una justicia global o mov ili zaciones de alc:lOce transnacional.
Adaptar nuestro marco conceprual ha sido, naturalmente, mucho más difícil. Al
fina l, hemos optado por una solución "minimalista": en lugar de intentar formu-
lar un en foq ue rad icalmente nuevo, inspirado en los nuevos fenómenos, hemos
mostrado cómo categorías analíticas ya establecidas pueden ser utilizadas y, si es
preciso, modificadas para pensa r los nuevos desa rrollos.
El éxito de nuestra empresa es obviamente una cuestión que deben evaluar
los lectores. Lo que no es óbice, sin emba rgo, para que, como es habitual,estemos
en deuda con muchas personas que, d e maneras diferemes, han hecho d e este
libro uno me jor d e laque hubiera sido sin ellas. En Blackwell, Susan Rabinowitz
p rimero, y Ken Provencher des pués, han demostrado ser unos ed itores pacientes,
además de un g ran apoyo, y Hank ' ohnston n05 ofreció una revisión extremada-
mente minuciosa y útil de nuestro primer bo rrador. Tres colegas anónimos revi-
saron nuestra propuesta para la segunda edición y, d e nuevo, nos dieron valiosos
comema rios e ideas. De entre los miembros de nuestro "círculo interior", nos
gusta ría agradecer en primer luga r a Chuck Tilly por su incisiva valoración cTÍ-
tica. Gracias también a Massimiliano Andrena, Odia Baldassarri , Colin Barker,
Bob Edwa rds, Olivier Fillieule, Marco Giugni, Doug McAdam, John McCanhy,
Ha nspeter Kriesi, Lorenzo Mosca, Friedhelm N eidhard l, Alessandro Pinoroo,
Chris Rootes, Diete r Ruc ht, David Snow y Sidney Tarrow.Finalmente, C hristina
Tischer ha demostrado ser una asistente muy segura con la bibliograrra que apa-
rece en el libro, y Sarah Tarrow no ha dañado un ~ pice su reconocida reputación
como espléndida correctora d e los capítulos 2 y 7-9.

\7 OONATElLA DELtA PORTA YMARIO OIANI


16 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
1. El estudio de los movimientos sociales:
preguntas recurrentes y respuestas
(parcialmente) cambiantes
....,
A finales de la d~cada de 1960 el mundo parecía estar sumido en profundas y
dramáticas transformaciones. En sentido revolucionario, llegaron a pensar algu ~
nos. Los movimientos antibdicistas y por los derechos civiles en Estados Unidos,
) la revuelta de: mayo de 1968 en Francia, las protestas esmdiantiles en Alemania,
Reino Unido y Mtxico, [as coaliciones de: obreros y estudiantes en el "otoño ca-
liente" italiano, las movilizaciones a favor de la democracia en lugares tan distin-
to.s como el Madrid franquista y la P raga comunista, la extensión de una corriente
crítica dentro del catolicismo desde Suclamérica hasta Roma, los primeros signos
d e un movimil:nto ecologista y otro feminis ta que llegarían a configurar la nueva
política de los años setenta; todos estos fe nómenos - y otros muchos- daban la
impresión d e que se estaban produciendo cambios profundos.
Como resultado, e! estudio de los movimientos sociales avanzó a un ritmo sin
'precedentes, convirtiéndose en un importante campo de investigación. Si a finales
de la década de 1940 los críticos se lamentaban de! "tosco nive! descriptivo d e co-
nocimiento y de una ausencia rdativa de teoría" (Strauss 1947: 352) y en los años
sesenta se quejaban de cómo "en el estudio dd cambio social se ha[bía] prestado
relativamente poca atención a los movimientos sociales" (Killian 1964: 426), a me-
! diados de los setenta la investigación de la acción colectiva se consideraba "una de
1 las áreas más potentes en sociología" (Marx y Wood 1975). A finales de los años
" ochenta, los comentaristas reconocían que se· había producido "una explosi6n de

, trabajos teóricos y empíricos sobre los movimientos sociales y la acción colectiva en
los últimos diez años" (Morris y H erring 1987: 138; véase también Rucht 199 1a).
Hoy en día, eJ.t:studio.de los movimientos sociales está fuertemente consoli-
, dado y sustentado en ¡'evistas, colecciones ed itoriales y asociaciones profesiona-
les especializadas. La excitación y el optimismo de los tumultuosos años sesenta
pueden queda r lejos, pero los acontecimientos sociales y políticos de las últimas
cuatro década$ no han disminuido un ápice la re!evancia y urgencia de las inves-
tigaciones sobre el activismo de base. Al contra rio, los movimientos sociales, las
acciones de protesta y, en general, las organizaciones políticas al margen de los
principales sindicatos y partidos políticos se han convertido en un componente
de las democracias occidentales. Ya no es posible definir la política de la protes-
ta, el activismo y los desafíos simbólicos como "no-convencionales". Antes bien,
parecen cada vez más acertadas las referencias a un "soéiedad de movimien tos"
(Neidhhardt y Rucht 2002; Melucci 1996; Meyer y Tarrow 1998b). '

21 DONATELLA DELIA POR TA Y MARIO DIANI


CIC:rtamente, la intensidad de la aeei6n colectiva ha fluctua do considera- Estados Unidos y otros lugares, sin lugar a dudas [a globalizaci6n OCupa hoy
bl~men te du rante este último ¡xriodo, como tambitn lu han hecho su nivel de en dfa, y de manera muy intensa, el interts de la opi nión pública a ni ve! global.
radicalidad, sus for mas específi cas y su inRuencia en los procesos políticos. Sin (Il\gle~l~rt 1999; Grand y ~ull 2002; Nola nd 200'i). Quienes la contemplan con
embargo, las predic.:ciones que augu ra ban que la ola de prOlesta de fin ales de e~eptlC I Sm O, y a menudo lI"Ieluso COII honilidad, representan un sector d iferen_
los anos sesenta no duraría mucho tiempo y que, como si nada hubiera pasado, cl.ado y sonoro de la opini6n pública. Sus visiones se forjan y refuerzan e n el
prontOse volverla a la polftica dd interts organizada de acuerdo a las div isiones dIálogo con un conjunto de creadores de opinión y figuras públ icas prom inentes
políticas tradicionales, se han demostr:ado en buena medida erróneas. Aunque que ha~¡ an de los costes y fallos de la globalizaci6n tanto desde una perspectiva
de manera desigual y con un abanico extremadamente diverso de metas y valo- nor/oc~ld.ental como sur/oriental, como e! escritor indio Aru nd hati Roy, el soci6-
res, en los últimos anos han seguido apareciendo dif"'rentes formas de protesta logo fil lyll"lo Walden Bello, el periodista australiano Jo hn Pilger o el economista
(Kri",si ~l al. 1995; Beis.singer 2002; Títarenko, McCarthy, McPhail y Augustyn y preml~ Nobd Josef Stieglitz. Libros como No Logo de Naomi Klein (1999)
2001; Smith y Johnston 2002; Fillieule y Bennani-Chraibi 2003; Giugni 2(04). han temdo seguramente un impacto sim ilar al alcanzado por Si(Nlr Spring de
No sólo eso. A comienzos del nuevo milenio, y posiblemente por vez prime ra Rachel Carson (1962) o e! informe del Club de Roma Los IímilcJ del crccimicnto
desde 1968, 101 ola de movilizaci6n que reivindica una globalización desde abajo (Meadows, Meadows, Randers y Behrel\S 1972)en la difusión de la preocupaci6n
(a menudo identificada como movimiento por una justicia global) parece contar por el medioambiente en las dtcadas de 1960 y 1970.
con potencial suficiente pa ra convertirse en un desafío global y generalizado, Las o piniones y preocupaciones individuales a menudo se transforman en
combinando preocupaciones del movimiento obrero con OlraS de los nuevos mo- formas de participaci6n po[(tica y social. Las visiones del mundo y las conviccio_
vimientos sociales como la ecología y la igualdad de gtnero (Arrighi, Hopkins nes filosófico-morales corren par",¡:1S a intentos individuales concretos de frenar
y Wallerstein 1989; Fax y Brown 1998; Brecher, Costello y Smith 2000; Walton el avance de las amenazas, reparar casos de injunicia y promover alternativas a
y Seddon 199'1; Pianta 2001 b¡ Wieviorka 2003; della Po rta, Andretu, Mosca y la organizaci6n de la vida social y la actividad económica. Una forma de abo rdar
Reiter 2005; Wood 2004; Tarrow 2005). el examen del movimiento por una justicia global podrla ser la de en cent ra rse en
En realidad, asocia r expresiones como "movimiento por una justicia global" aquellos individuos que expresa n de fo rma activa su oposició n al control neo]ibc-
con una imagen de actores homogtm:os y unitarios puede resultar engaflOSO. Las ral de las lransf~rm~ciones ~lobales. Los ciudadanos que participan en campanas
iniciativas conua la globa lización neoliberal son, de hecho, muy heterogf neas contra la globahzacl6n nc:ohberaJ lo hacen recogiendo firmas para la cancelación
y no siempre se presentan de manera interconectada. Se ocupan de una amplia d.e la deuda de paises en vfas de desa rrollo o financiando actividades de organiza_
gama de cuestiones: de la explotación la'boral infantil por las multinacionales a ciones como ATTAC o Greenpeace; movilizándose para frenar la cOllStrucción
la deforestaci6n, de los derechos hu manos e n paises en vlas de desarrollo a las de presas en la I odia o la deforestación en Brasil o protestando contra la actuación
intenenciones milita res de las potencias occide ntales. Lo hacen, adem.b, desde de la policfa en Gfnova en julio de 2001; intentando bloquear barcos exportado-
una pluralidad de puntos de vista y en una miriada de fo rmas, desde conductas res de productos t6xicos a países en desar rollo o trenes con cargamc nto militor r
~. expresiones individuales de desacuerdo a masivoS aeonte.cimientos colecti vos. para la ~re parac i ó n del at:.lque a lrak en 2003. Y, por Olro lado, lo hacen tam bién
Dado que la mayoría de 1:1$ investigaciones de quienes estudian los movimien- co~ aCCIOnes qUII: af«ta n a los estilo, de vkb individual y los comportamientos
lOS sociales se centran en individuos, o rganizaciones o ",ventos - tratando, c.n el privados tanto o mb que a la Illfe,a públ ico. Ooddente ha vino prolifera r en los
mc.jor de los casos, de captar su interdependencia mutua- , estudiar toda esta últimos años pr;illtic ~s y orga.ni:.ulcionu a favor dd comercio justo, Illicotras que,
diversidad es una buena fo rma de ilustrar lo que realmente significa hacer "an~­ con el consumo da cIertos productos y la e kcó.6n de utiliza r únicamente bancos
lisis de mOl'imientos sociales". con ciertos estándares morales y 6tU;0fl, los individuos tratan de incid ir sobre el
En primer lugar, la oposici6n a la globalización neolibe ral puede entenderse equilibrio del poder eCOnómico a gran escala (Michelen i, Follesdal y Stolle 200'1'
como un conjunto de indi viduos que expresan opiniones sobre ciertos temas, a Forno y Cecearini 2006). '
favor o en contra del cambio social. Seguramente la globalización ha generado Sin embargo, la antiglobalizaci6n difícilmente puede reducirse a un con-
miedos y esperanzas por igual, pero su proporción se ha dist ribuido de for ma junto de individuos con visiones y comporlilnliemos similares. Más allá de las
desigual por los países y las á reas so<:ÍocconÓmicas. En repetidas ocasiones, los caracterfsti~as. individuales, r"'$ulta interesante detenerse en las propiedades de
sondeos de opinión han puesto de manifiesto una difundida preocupación por los aContecImIentos que comportan interacciones confli ctivas e ntre quienes de-
el impacto económico y po[(tico de la glohalización en la vida de las personas. tentan e! ~er y s.us o~nentes , asl corno en aquellos otros en los que individuos
Aunque quizá sea un fen6meno m~s extendido en Europa occidental que en y organizaCIOnes Identifican un motivo de encuentro para discutir estrategias.
construir plataformas O revisas sus planes. Los activiSlas por una justicia global cicnlOs de grupos procedenles del Nor te y del Sur; O Rete Lilliput, una red italia-
se han mOSlTado particularmente habilidosos en la organi7..ación de eventOs---o na de grupos, asociaciones e individ uos activa en tem¡hicas medioambientales, de
la interrupción de 105 organizados por sus oponentes- con un fuerte impactO comerciQ justo y justicia social. El papel de organizaciones no estrictamente polí-
emocional [anto sobre la opinión pública como sobre los propios participantcs. ticas merece comenta rio aparte. L, difusión de prácticas de comercio justo se ha
Ya antes de Seaule, los encuentros regula res de organismO$ internacionales ali- vistO facilitada por la existencia en los países occidentales de una extensa red de
neados con la agenda neoliberal, como la OMe, el FM I, el Banco Mundial o d cooperativas y puntOS de venta al por menor que inlentan de alguna forma ~lcan_
G8, ha bían ofrecido oportunidades para una cadena de multilUdinarias manifes- za r un equilibrio entre una acción pública éticameote enfocada y las necesidades
taciones con una alta visibilidad medi5tica que intentaban dcsbaratar las reunio- del mercado. La reprooucción de redes contracultu rales que conectan activistas
nes y atrae r la atención de la gente hacia una agenda alternativa (Podobnik 2004). radicalcsen todo el mundo se ha visto a su vez facilitada por la e xistencia de cafés,
Acontecimientos promovidos por los activistas por una justicia global, sobre tooo librerlas y centros socioculturales alternativos que ofrecen un puntO de encuen-
los Foros Sociales Mundiales de Porto Alegre y Mumbai, sus equivalentes euro- tro -yen ocasiones de alojamiento- a gente identifi cada con el entorno ra~ical.
pc05 de Florencia (200 1), París (2003) o Londres (2004) y los correspondie ntes Desde: una perspectiva tota lmente diferente, las redes de escudas, mezqu1tas y
encuentros en d Sur, como d Foro Social Africano, cdebrado por primera vez Olras instituciones islámicas que ofrecen una versión fundamentalina del Islam
en Bamako (Mali) en junio de 2002, confi rman la vitalidad y fuerza de este "mo- pueden considerarse como proveedoras de una infraestructura organizativa para
vimiento de movimientOs" (Pianta 2001a). El 15 de febrc ro de 2003 cientos de la difusión de una particular ve rs ión de oposición a la globalizació n occidcntal
actos públicos contra la guerra celebrados en todo d mundo generaron la que (Fillieule y Bcnnani-Chraibi 2003; Lubc:ck y Reife r 2004; Langman 2004). Sea
probablemente ha sido la mayor manifeSlación coordinada de la histOria, con eual sea su componente específieo, las organi zaciones aseguran la continuidad
millones de manifestantes tomando padficamente las calles en los cinco conti- de la acción colectiva (en detrimento quizá del potencial para una participación
nentes (Walgrave y Ru cht 20 10). Saliéndonos dd nivel global, los criticos de la espontánea y directa) y aportan recuf.sos y oportuni <lades para que la acció n se
globalización han promovido miles de actos q ue van desde e ncendidas manifes- intensifique cuando las segundas son más favorables, así como, tambi~n, para
taciones públicas hasta la redacción de informes y la celebración de ruedas de la creación y reprooucci6n de lealtades e identidades colectivas. Reconocida la
prensa, desde vigilias religiosas a la ocupación de edificios militares. Celebrados importancia de las o rga ni zacio nes den tro de los movimientos socia l ~s, .no debe-
en cualquie r parte, a nivel nacio nal o muy local, esos actos corroboran igualmen- ríamos, sin embargo, iden tificar unos con OlTas. H oy por hoy, el mOVimiento por
te la existencia de un movimiento antiglobalización distintivo. una justieia global se ha vino menos expuesto que otros a cstc problema, como
Otras veces, lo que entendemos por " movimiemo por una justicia glob.,I" por c jemplo d movimiento ecologista, donde: g ran~es organizaci~nes transna-
remite sobre todo a las o rganizaciones preocupadas por ese tipo de cuestiones. cionales como Greenpcace, WWF o Amigos de la TIerra Inte rnaCiOnal han te r-
La oposición a la globalización neol iberal se ha desarrollado a panir de una minado dominando la escena, quid sin pretenderlo.
amplia coalició n de o rga nizaciones, normalmente de naturaleza transnacional
(Bystydzie nski y Schacht 200 1; Bandy y Sm ith 2(04). Algunas de dlas, segura- 1.1. CUAT RO PREGUN TAS CLAVE PA RA EL ANÁ LI SIS
mente la mayoría, cuentan con un largo .hiSlorial de activismo político y social DE LOS MOVIM IENTOS SOCIALES
repartido a lo largo y a neho del espectro político. En las manifestaciones de
Seattle, G~nova y otras convocatorias sim ilares participa ron partidos politieos Como sugiere el ejemplo de las campañas por una justicia global, el estudio de
que no eran necesariamente de izquie rda. Tamb i~ n lo hicieron sind icatos, o rga- los movimientos sociales exige cuantO menos investigar va rias de las dime nsiones
nizaciones de agricultores, eampesinos y Otras ramas profesionales, organizacio- que :tcabamos de presenlar, pero t:tmbién, y m.:'is i~por r:t nte aún, cómo las,ideas,
nes étnicas en rep resentación de poblaciones indígenas e inmigrantes, asociacio- los individuos, los acontecimientos y las organlz:tclOnes se conectan entre SI a tra-
nes d~ consumidores enfrentadas a las multinacionales, o rganizaciones religiosas V~5 de amplios procesoS de acción coleetiva con cierta continuidad en el tiempo.
y comunidades Tdigiosas de base; grupos ecologistas; asociaciones de mujeres; Dada su complejidad y naturaleza multidimensional , no sorprende que los mo-
centros juveniles radicales autónomos (los "centri sociali" italianos); y otros. Pero vimientos sociales puedan abordarse desde preguntas intelectuales muy diver5.as.
la crítica a la globalización neoliberal también ha generado organizaciones nue- En este libro nos cenu aremos e n cuatro amplios conjuntos de preguntas que 10 -
vas y espcdfic~s, entre ellas AlfAC, que aboga por la llamada "tasa Tobin" tenia remos rel:tcionar con cuestiones teórieas y prácticas mb gener:tle$ que han
para gravar fisca lmente los beneficios financieros cid mercado internacional de inspirado el análisis de la acción polltica militante y la resiste ncia cultural desde
valorcs; Acción Global de los Pueblos (P~p!~'s Globa! Action), una coalición de los años sesenta del siglo pasado.

2~ lOS MOVIMI ENTOS SOCIALES 25 OONATEl LA DELLA PORTA y MARIO DIANI


El primero de estos grupos de preguntas se rdiere a la rc:laci~n enue. e:! fo rmas de conflicto, lo que los obligo a encarar una serie de problemas. Las trans-
cambio estructural y las transformaciones en los pau ones de conA lcto SOCIal. formaciones sociales activadas tras la Segunda Guerra Mundial cuenionaban la
¿Podemos concebir los movimientoS sociales como expresiones de un conflicto? centralidad del conAicto capital-tra bajo. El mayor acceso a la educación superio r
¿Quf conflicto? ¿ H an cambiado los principales conRict05 a 105 que responderlan o la entrada masiva de la mujer a l mercado de trabajo hablan c reado nuevas
\05 movimientos sociales? ¿En qué dirección ? posibilidades estructurales para el conRieto e ineremenlado la rc:levancia de otros
Otro grupo de preguntas tiene que ve r con c:l rol de las represe n tacio~es cul- criterios de estratificaciÓn social, como las relacio nes de go!' ncro. De hecho, inclu-
turales en los conflictO$ sociales. ¿Cómo se transforman 10$ problc:mas SOCIa les en so el más superficial de los observadores habda notado que en aquellos años mu-
objetivos potencialC5 de la acciÓn colectiva? ¿lk quf forma desarrollan algunos chos de los actores involucrad05 en el conRictO (jóvenes, mujeres, nuev05 grupos
actores socialC5 un sentido dc comunidad y se identifican en un mismo ~noso­ profesionalc:s) cstaban sólo parcialmente relacionados con los con RicIOS de clase:
uos~ colectivo? Y, ¿cómo aelOS particulares de protesta 50n entendidos como que habian verteb rado las luchas políticas de las sociedades industriales (Ro kka n
parte de un mismo conflicto? ¿Dónde tienen su origcn las culturas y los valores 1970; Tílly 2004a). No obstante, las interpretaciones marxistas no fueron soca-
de los movi mientos sociales? vadas únicamente por las dudas sobre la continuidad de la clase trabajadora en
Un tercer conjunto de preguntas inquiere de qué modo valores, intereses e la sociedad post-industrial: su propia lógica como modelo explicativo tambio!'n
ideas se vuc:lcan en la acción colectiva. ¿Cómo se llega a la movilización; eÓrno fue cuestionada. Los crhicos rechazaron el elemento determinista de la tradición
se nace frente a los riesgos y costes de la proteua? ¿Qué papel desempeñan las marxista, la convicción de que la evolución de los conAictos sociales y políticos
identidades y los slmbolos, las e mociones, las organizaciones y las redes en la está fuertemente condicionada por el nivel de desarrollo de las fuerzas produc-
explicaciÓn de:! surgimiento y la continuidad de la acciÓn colectiva? ¿Qué forma tivas y por la dinámica de las rc:lacion·es de clase. Desmontaron igualmente la
adoptan las o rgani zaciones en su intento de maximizar la potencia de los desaflos tendencia, particularmente arraigada enlre los marxistas ortodoxos, de negar la
colectivos y de optimizar sus resultados? multiplicidad de intereses y los conflictos presentes en el seno <le los movimientos
Por último, se ha venido planteando la pregunta de cómo ciertos contextos euku- y de construir, en su lugar, extravaga ntes imágenes de movimientos como acto res
ra.!es, sociales y/o políticos af«tan a la forma que: adopta un movimientO social y a sus homogo!'neos con una elevada habilidad estrat~gica (vo!'ase, por ejemplo, Touraine
correspondientes posibilidades de f xilO. ¿Quo!' explica la variabilidad en e:! tiempo de 1977, 1981).
la intensidad de la VIolencia colectiva y otros tipos de desafios públicos contra las auto- Por su parte, 105 enudiosos nOrle¡¡me rieanos concibie ron a menudo la acciÓn
ridades? ¿Influyen l:u caraeterÍliticas de los sistema.'! políticos y su respuest.:!. hacia las colectiva como un comportamiento r ~ l acio nado con las crisis. Una vez reduci-
demandas de los ciudadanos en el impacto alcanzado por el d~fio en la arena polfu- dos los fcnómenos colectivos a una suma de comporlamientos individuales, [as
ca? ¿Cómo cambian las tácticas y estrategias de la prOlesta en el tiempo, y por quo!' ~ teodas psicologiciSlas ddinieron los movimient05 sociales como man¡festacio_
A pesar de que euas preguntaS no reflejan en su totalidad la riqueza del de- nes de !\Cntimient05 de privación de algunos individuos e n relaeión con OH05
hate actual sobre la acción colectiva y los movimicntos sociales podemos decir sujet05 5OCiales, o de agresión, en este Ca50 resultado de una a mplia gama de
con segu ridad que nan dirigido la discusiÓn de manera significativa en las últi- expectativas fruuradas. FenÓmenos como el aseen50 del nazis mo, la guerra civil
mas décadas. Oc hecho, los años sesenta fueron importantes no sólo por el visible estadounidense o el mo vimiento de los negros norteamerican05. por cita r sólo
incremento de nuevas forma s de participación política, sino tambif n por el cam- algunos ejemplos, fueron considerados como reacciones agresivas resultantes
bio en las principales te máticas del conflicto. Tradicionalmente, los movimientos bien del rápido e inesperado fin de un periodo de bienestar y expectativas cre-
sociales se "enlan ocupando de cuestiones rdacionadas con d trabajo y la na- cientes a escala mundial, bien de mecanismos de inconsistencia de esta[Us (Davies
ciÓn; a partir de entonces, sin embargo,surgieron "nuevos movimientos sociales" 1969; Gurr 1970). Desdcotro puntO de vista, aunque de alguna forma compatible
alrededor de cueniones como la liberación de la mujer, la protección medioam- con el anterior, la aparición del extremismo polllieo se vinculó al desarrollo de
biental, etc. Esos cambios euantitalivos y cualitativos de la protesta provoca ron a una sociedad de masas donde los lazos sociales integradores basados en la familia
su vez innovaciones significati vas en 105 enfoques dc los científicos sociales. Los o la comunidad se habían fragmentado (Kornnauser 1959; Cusfic:ld 1963). El
principales modc:los teóricos disponibles hasta ese momento para la interpreta- aislamiento y el desplazamiento produdan individuos con menos recursos in-
ción del conflicto social -el marxista y el estructural-funcionalista- pasaron a tclectuales, profesionales y/o políticos que eran particularmente vulnerables a la
se r tenidos, en buena medida, por inadecuados. llamada de movim ientos antidemoc r:l.ticos, de derechas o de izquierdas. ¡
En Europa, los analistas de la ola dc protesta de los años sesenta se apoya ron
a menudo en d marxismo en su intento de explicar el desarrollo de csas nuevas 1. La Importancia de las teorras de la trllstraelOn y la prlvaclOn, a las qlle 5010 harem os
"na breve rafereneia en este libro, ha decrecido desde los MIOS set enta, convirtiéndose en
han ' formulado a los enfoqUe! marxista y funciona lista con relación a las cuatro
En cie rta medida, C5tOS problemas aparecen rambitn en la versión mlis famo-
sa del enfoq ue estructu ral-funcio na lista, la de Neil Smelser (1962), qu ien vela los preguntaS arriba identificadas.
movimientO$ sociales como efec tos colateralc:s de transformaciones sociales des-
1.1.1. ¿Crea el cambio social l as condiciones pa~a
bocadas. Según Smelser, en un sistema compuesto de su.bsistemas en equilibrio;
el surgimiento de nuevos movimientos sociales .
el comportamie nto colectivo revelaba tensiones que los mecanismos homeostá-
licos rc:equilibradores no era n capaces de absorber a corto plazo. En un proceso
de rápidas y g randes transformaciones, el surgimiento de comportam ientos co- Dada la importancia dd m arxismo en el debate intelectual e.uropeo no es sor-
lectivos --cu[tos religiosos, sociedades secretas, sectas polfticas, uropfas económi- pre ndente que los científicos sociales europeOS fueran los mb tnte resados. en ex-
cas- tenfa un doble sig nificad o: por un lado, daba cuenta de la inca pacidad de plicar el ascenso de los movimientos de los afios sesenta y setenta del Siglo xx
las innituciones y los mecanismos de comrol social para reproduci r [a cohesión desde una crítica explícita a los modelos marxistas de inte rpretaci~n del conflicto
social; por el o tro, re Aejaba [os intemos de la sociedad por reaccionar ante situa- social. La crítica se dirigió tanto a las corrienrc:s mlis estru~tura1Lstas del ~n5a ­
ciones de c risis median te el dC5arrollo de creencias compartidu sobre las que mientOmarxista, que concebfan el conflicto de clase como d. rectamem e den vado
refunda r los principios de la solidaridad colectiva. del modelo de producción, como a aquellas inte resadas en el proces~ de forma -
E[ valor añadido del modelo del componamiento colectivo de Smdser es la ción de la conciencia de clase (y de la clase en si mi~ ma). Los e~tu dlOS0S de los
fo rmulación de seis pasos o dementos: [a condl'crividad ~strucrural, Le., cierta con- nuevos movimientOS sociales no fueron si n duda 10$ Ílnieos en dane cuenta ~e es-
figu ración de la estructura social que facilita o constriñe el sur gimiento de tipos tOS problemas. QuienC5 estudiaban el movimiento obre ro observa.ron las mismas
específicos de comportamiento colectivo; la t~nsi6n ~Itrtlcftlra f, Le., el hecho de di ficultades a la hora de explica r la formac ión de un actor co~ectlVO, desafi~ndo
que la colectividad experimente a lg unos rasgos del siStema social como fuente con ello la idea de una transformació n pr:i:cticamente autom1uca de las tenSiOnes
de tensiones y problemas; d crecim iento y difusión de CTuncitU g~n~ra/izadtU. estructurales en comportamientos conscientes (Thompson 1963). .
i.e., d su rgi miento entre los actores socia les de interpretacio nes compartidas so- Partiendo a men udo de plantea mientos ma rxistas, analistas aSOCiados ~o~ el
bre su situación y sus problemu; l osfactor~1 pruipitam ..s, Le., sucesos límite quc llamado enfoque de [os "nuevOS movimie ntos socia les"1 c~nuibllyero~ decjdl~a ­
inducen a [os actores a la acción; la movilizuci6n, i.e., ;jctiv idades o rgan izativas y mente a la discusión de estas cuestiones desde una refleXión sobre la l~n~v~ cló n
de redes que transforman el potencial para la acción e n acciones reales; y la5 ope- en las fo rmas y 10$ cO fl[~n idos de los movim ientos contem porá ~ c:os. C~ m cldle rOn
raciones de control social, i.e., [a inter ve nción d ~ las agencias de control social y en afirmar que la rdevancia de los conAictos de las clases mdus ~na le$ estaba
ot ros actores en la evol ución del comportam iento colectivo y sus formas (Smelser decreciendo y que, de la misma manera, nabla dejado de ser plaUSible la re pr~­
1962; v~ase tambito C rossley 2002: cap. 2). sentación de los movimientos como sujetos básicamente nomogt~c:os. H ubo, S1l1
Algunos analiSlas no deja r de conside rar desafortu nado d hecho de que d embargo, diferencias de t nfasis en cuantO a la posibilidad de ide ntIficar un ~ue vo
trabajo d~ Srndser haya te rmi nado por asocia rse estrechame nte a la crisis dd conAictO central que caracterizara al modelo d~ S,~iedad e~e~ge~te, defi lllda e,~
para(ligma funcionalista. A pesa r de los problemas, el suyo fu e un intent'o impo r- ocasiones como "post industrial", "postfo rdista , tecnocd uca o progra~ada .
tante de conectar en un modelo i n t~g rado d iferentes proc~sos que luego lIegadan Un inAuyente exponente del enfoque, A[ain Touraine, fue el mlis exphc ' t~ en
a ser tra tados de fo rma sepa rada y de dar unas bases firmes al análisis de los soste ner C5ta posición: "Los movimientOS sociales no son d rechazo margmal
movimientos sociales dentro dd marco de la sociologla general (Crossley 2002: del orden si no las fuerzas centrales que luchan e ntr~ sí por el control ~e la.a.ulo-
53-5). Sin embargo, y dada [a atmósfera cultural dominante ~n los anos pone- producción de [a sociedad y la acción de las elases por modelar .Ia njsto nc jdad
riores a su publicación, la contribució n de Smelser ha venido a ser incl uida en el [esto es, d sistema general de significado que fi!a las r ~glas domtna n t e~ en una
eXtenSO conjUnto de enfoques que considera n a los movimientos sociales como sociedad]" (Touraine 198 1: 29). En la sociedad jndustnal, la clas.e dommante.y
simples respuestas reactivas a crisis sociales y el resultado de fallos en la i nt~gra ­ la popular se oponen una a otra, como lo ha bían nec~o en las socle.dades agra n a
ción. atrayendo con ello el mismo tipo de criticas. Vea mos ahora qu<!: ctÍticas se y mercantil, y como lo hadn tambi~n, según Tourajn~, e~ la SOCiedad p~og r a­
mada , donde nuevas clases sociales suplantarlin a la caplt211Sta ya la trabajadora
como actores centrales del conflicto. J
teort~s marginales en el antllisis dlt los movimiento! sociales en las sociedades demoer~­
tieas . H~n mant en,do. sin embargo, alguna impor t aneia en an'115i5 comparativos y a gran 2. Vtue Scatt (1m: esp. cap. 3) para una nceLente sLnte~Ls de las pri nCi paLes posiciones
escala del conflic to social (Gurr y Harlf t994 ) y en elan ' I'1 iS de la adhes ión a movimien tos
desarrolladas en este enfoque durante su lese mb erea lova. b movl-
no·demoC/'t icos ( A nhel er :2003). Para versiones mib recient eS, véilSl Crossley (2002) y 3. Pare d lv enas aplieaciones de la perspectiva en i nvestigaciones empLrleas so (e
Buechler (2004).

29 DCNATELLA OELlA PORTA y MAmo OlAN!


28 LOS MOVIMIEN TOS SOCIA LES
EJ .... mbio de los movimientos de la sociedad industrial a 10$ nuevos rnovi ~ pro testa. rc<':valuando la importancia dd conAicto en un tiempo en el q ue aque-
-:::-=:nto.}5 fue asimismo analizado en los años ochenta por d soci610go akrn~n llos distintos del conRlcto de dases eran a menudo ignorados. Comparados con
(l.oI U$ Offe (1985). A $U entende r, los movimientos despliegan Ulla critica meta- los marxistas, 1m teóricos de los n uevos movimientos sociales presentan dos ven-
~I H ica fundamental del orden social y de la democracia r epresc:ntativ~ al ~ i s~o tajas específicas: situar d <': nuevo a los actores en el centro de la escena e identifi-
tie mpo que desanan, en aras de una democracia radical, presupuestos ln ~utUC lo­ car las innovaciones de unos movimientos que ya no se definían principalmente
nales ace rca de las fo rmas convencionales de ~ h acer política". Entre las innova- con relaci6n al sistema de producción. Nunca d<':be ríamos perm iti r que cayese e n
ciones principales de los nuevOS movimient05 encontramos. en contraposici6n el olvido la exist<':neia de una· important<': irea de investigación en buena medida
al movimiento obrero, una ideología crítica con el modernismo y d progreso; inspi rada en <': stas originales hip6tesis (Maheu 1995).
estructuras organizatil"U descentralizadas y participativas; la defensa de una so- A pesar de la ¡nAuencia alcanzada por la perspeCliva de 105 wnu<,:vos m ovi~
lidaridad interpe rsonal contra las grandes burocracias; y la demanda de espac IOs mi<':ntos sociales", la ¡¡[<': nción a la relación entre <':str uetura social y acció n colecti-
aut6nomos por eneima de ventajas materiales. va e n modo alguno le es exdusiva. El ma rxismo ha seguido inspirando a nume-
Otra de las aportacio nes a la delimitaci6n de las caracterlsticas de los nuevos rosos analistas de la acción colectiva qu<': co min óan asig na ndo un papel cenital
movimiento$ de la sociedad programada provino de Alberto Melucci (1982, 1989, al concepto de clase social (vtasc:, por ejemplo, Barke r y Dale 1999; Laval<': tte y
1996). :\ partir de la image n propuesta por l ürgen Habermas de lacolonizaci6n del Moon<':y 2000; Cleveland 2(03). En muchos sentidos, los enfoq ues estructurales
mundo de la I"ida, Melucci describe la sociedad oontempor:1nea como un conjunto influenciados por el marxis mo pueden considerarse como predecesores de la Ac-
de $inemas altamente diferenciados que invierten de forma creciente en la crcaci6n reciente corriente que actualmente investiga los fenómenos ligados a la justicia
de centro} autó nomos de acci6n al mismo tiempo que requieren una integraci6n global. Inspirados por lo general en la "teorra del sistema mundo" de Immanuel
m.ü estrecha '1 extienden el control sobre las motivaciones de la acci6n humana. A Wallerstein (1974, 2004), estos au tores han intentado situar la nue va ola de movi-
su entender, los nuevos movimiemos sociales tratan de oponc rse a la intrusión del lización popular de los países en vías de desa rrollo y dd mundo occiden tal en un
estado y el mercado en la vida social, reclamando el derecho de los individ uos a contexto más amplio de grandes procesos de reestructuraci6n económica a gran
definir sus identidades y a determinar su vida social y afectiva contra la omnipn:~ escala (global) y una perspectiva histórica de larga duración (A rri g hi, I-Iopkins y
sente y completa mani pulación del sistem a. A diferencia del movimientO obrero, Wa llerstein 1989; Silver y Slate r 1999: cap.3; Moody 1997; Reifer 20(4).
los nuevos movimie ntos sociales no se limitaron, según Mducci, a las ganancias de Desde una crítica explCcita a los an41isis que anuncia n la ·muerte del conRiclO
tipo material, sino (]ue desafiaron las, por otra parte difusas, nociones de polltica y social y su individualizaci6n, o mis explkitamente c:1 final dc:1 conRieto en to rno
sociedad en d mismas. Estos nuevos actores no pedían una mayor intervención del .. la cuestió n distributiva, defensores de esta perspectiva considera n que la crisis
t.stado para garantizar la seguridad y d bienestar sino que se e nfrentaban. sobre dc:1 movimiento obrero en las dtcadas de 1980 '1 1990 fue un fenómeno en bue-
todo, a la expansión de \a intervenció n político-administrativa en la vida cotidiana na medida coyuntural motivado por restructuraciones financie ras globales. La
al mismo tiempo que defendían \a autonomía personal. Incapacidad sistémica para satisfacer las expectativas de la dase trabajadora en
No sería justo. sin embargo. hablar del enfoque de 105 nuevos movimientos los países en desarrollo habrra esti mulado una nueva ola de conAictos clasistas
sociales sin reco nocer las modificaciones q ue sus principales defensores han ven i ~ que reflejarían a su vez una c reciente feminización de la fuerza de trabajo y una
do formulando a 10 largo dd tiempo. Ya a finales de los a ños ochenta arre (1990) . .hmensió n t rn ica más amplia conforme a la din i mica de migraciones g lobales
reco noció la inAuend a de la acción política al viejo estilo e n las pri cticas de los masivas (Ar righi Y" Sil ve r 1999). La crec iente relevancia de la ~ justi cia globa l ~
movimientos. Meluccl fue conce nt r:1ndose progresivame nte en los mecanismos como preocupación central (Andreua, della Porta, Mosca y Reiter 2002, 2(03)
merced a los cuales se producen y transforman en el tiempo dete rminadas repre- p,¡rece corroborar esta argumentaci6n. Además, y de forma bastante inesperada,
se ntacio nes dd mundo y de las identidades ind ividuales y colectivas (1989; sobre !os movimientos sociales se han exte ndido e n c:1 Sur con marcos y estructuras
este puma, vtase Bartholomew y Mayer 1992). Incluso llegó a tachar de antiCUa - ...·rganizalivas convergem es con los de sus equivalentes del Norte. Especialmente
do o ir relevante el debate sobre la novedad de los movimientos conlempori neos ~,n algunas zonas (como Amtrica Latina y Extremo Oriente), investigaciones
(véase , por e jemplo, Melucci 1994). <.:n,¡rrolladas sobre los movimientos sociales han hecho hincapi t en el rol de la
En todo caso, esta perspectiva present6, y presenta todavía, di versos mtritos. heg<': lllonía cultural, a me nudo desde un e nfoque gramsciano.
El primero, colocar el foco de atendón en los determi nantes estructurales de la Otro intento importante de relacionar el cambio socia l-estructural con la
~:Clon colectiva multitudinaria vino de la m:UlO de Manuel Castell s (1983, 1996).
mien tos eon temPQraneos, vé"seTour"ine, Hegedus, Dubet yWievior~1I (1981, 1983);Tourlllnfl , ~n una fase temp rana de su obra, Castells a yudó a una mejor comprensión del
Hegedus, Wlevlorkll y Strzeleekl (1983).
surgimiemo de los movimiemos sociales uroonos a l subrayar la importancia Iclectuales han planteado con mayor contundencia preguntas m~s directamente
de los p rocesos de consumo (en pa rt icular dd consumo colecti vo de $Crvicios relacionadas con el duarrolJo de la acción colcctiva.
y bienes pllblicos) en las relaciones de clase:, desplazando con ello el foco de 105
an~lisis de cl;sc desde las rd aciones capitalistas en d lugar de trabajo a las rda - 1.1.2. ¿Cómo acotamos cues ti on~s y acto r~s ~omo objetos
ciones sociales en el emorno u r oono (Castdls 1983). M~s lard~, Castdls vinculó y sujet os apropiados para la acción colectiva.
la creciente relevancia de los confl ictos identita rios, tamo en Occideme _ p. ej.,
d movimie nto de muje re$- como en d Sur - p. ej., zapatinas, fundamentalis_
En los años cincuenta y sesenta de:! siglo xx, los investigadores del com port~mien­
mos religiosos, etc. - con el surgimiento de una "sociedad red donde las nuevas
H

to colectivo tendían a agrupar bajo una misma rúbrica fenómenos tan dlve rm~
tecnologlas de la información desc:mpeñan un papel esencial.
como las multitudes, los movimientos, los pánicos, las manlas y las modas, la q ue
Olro esfuerzo t a mbi~n original por vincular el an:!.lisis estructural y d an:!.!i_
termi nó generando b:!.sicamente dos problemas. Por un. lado,.y aunque muchos
sis de los movimientos sociales ha sido e:! inspi rado por e:! sociólogo francts Pierre
d e e Ilos d efinieran a los movimientos como fenóme nos ,"tenclOnados, . 1
prestaron
Bourdieu. Inves t igadores interesados en e:! a n ~lis¡s de los hábitos culturales (o .
más atención a las dinámicas inesperadas --<omo las reaCCiones clrcu ares- que
de las predisposiciones eu h urales producidas en los p rocesos de soci:llización) y a las es trategia.~ organizativas d eliberadas o, de mane ra m h ge neral, a las estra-
SIIS determinantes enructura les han mil izado los planteamientos de Bourdieu
tegias elabora das por los actores. Como señaló James. Col ~man (1990; 479~, la
para explor3r casos p:l rticul ares de conAictos políticos, subrayando sus significa-
hipótesis que sostiene que la revuelta se produc~ por sltu~clOnes de frustraCIón,
dos cuhurales dentro de los campos específicos de pertenencia de los individuos. desarraigo, privación y crisis social rcduce la aCCIó n e?lectl va a UI.\ co n ~lomerad o
Trascendiendo los intereses económ icos, algu nos han explicado asf el activismo de comportamientos individuales. El fu nclonahsmo Ignor.a b..s ~ H1ámICaS por las
en los movimientos sociales como un fe nómeno motivado por necesidades y de- cuales sentimientos experimentados al n ivel (micro) del mdl"":luuo dan lugar a
seos que derivan de valores y normas típicas de culturas específicas (o campos
fenómenos (macro) tales como movimi"enl05 sociales o revoluCiones: . .
espcdfi cos). En este sentido, se: podria decir q ue la acción no es racional, pero Una respuesta a esras deficiencias teóricas p rovino del imeraCCIOfllsmO s,m-
sí razonable (Bourdieu 1980: 85-86; Eckstein 2001; Sommier 2003). Desde un
bó lico próximo a la llamada ~Escuela de Chicago", conocida por habe r uesarro-
punto de vista dife reme, y en referencia ex plícita aJa teoria gc neral Q la Smi!lsn; . eOmO campo c.spcCla · l"ddtro
llado d a n!ilisis de:! comportam iento colecl\vo Iza o ~ n.
C rossley (2002) ha utilizado los conceptos centrales de Bou~dieu de hubitus, es- de la sociología. El concepto d e componamiento colectivo ~n contra~slC lón
tructura y agencia (ug~"cy) pan proponer un nuevo mode:!o teórico capaz d e in- al formu lado desde la psicología colectiva- indica un cambiO de perspectiva: de
legrar ideas planteadas por los enfoques europeos y americanO$ a lo largo de los
las motivaciones individuales a sus manifestacione~ observables. Ya en la d~ca-!:,
años. Su desarrollo ha corrido pa rejo a Otros trabajos teóricos dentro dd marco
de 1920, los fundadorc.s lid enfoque ---entre ellos, Roben E. Park y Ernest . .
más amplio de la teoría de la eStructuració n (Sewe:!1 1992; Livesay 2002).
B u rge» _ habían señalado cómo los fenómenos colectivos.dno son <d d
meros refleJOS
< d 1
Una critica importante a la teorla de los nuevos movimientos sociales radica de crisis sociales sino que produce n nuevas no rmas y sol, arl a .es, SIen ~ os
en el uso que hace, como caracter lsticas fund acionales, de ciertos rasgos no ne- < < < 1es I~
mOVImientos socia v~ mo'o,es del cambio , sobre todo con relacIón .a los . slste-
cesariamente nuevos y, además, d ifkilmente gene ralizables, como el o rigen de
mas de valores. POSleriormente, otros estudiosos del co m porta~lento cole~uvo
clase media de los activinas o la existencia de formas organ izativas poco estruc-
que abordaban e:! cambio r~p i do de las estruCtUras y las reglas SOCIales recurTf.tria n
ruradas (D'Anieri, Emst y Kier 1990; Calhoun 1993; Rootes 1992; Rüdig 1990;
tambi ~n a los principios de la Escuda deChicago(Blume.r 1951; Turn~ r y ~l l¡'an
Koopmans 1995; Tarrow 1994; della Porta 1996a: cap. 1). Se: ha reprochado igual -
198711957]'i Gusfield 1963). La tendencia hacia la c ~ e:l.Clón de o: ganrzacrones.a
mente a 10$ enfoques estru ctu rales su falta de precisión a 1<1 hora de concretar los
gran esea 1a, 1a mO YI<I<d,d
I d-I,
~ • n , la innovaCión tecnológICa, las comunr-
població od
mennismos que lleva n de la tensión estruC[ural a la acción. Para ser JUStos, esta < d m,-' y -1 d~clive de las for mas culturales tradicionales
crítica no es aplicable al trabajo d e Mducci y sólo pa rcialmente al d e 1 o uraine, caclones e ~ ~ ~ . fueron
.. I as1
consideradas como condiciones eme rgentes que emp.,.j:lban a los IIld~vlduos a a
mienuas que segura mcnte si que es ap ropiada para arre y Casldb o los teóricos < <6 n 5.....
-<,1
b' squeda de nuevos patrones d e organ lzacl 1 • E l ,ompoftamlentO . colec-
dd sistema mu ndo, centrados d e mane ra inequívoca en procesos alejados de los u fu- d-fi nido como comportamiento
niveles m icro o meso. En todo caso, los enfoques presentados hasta el momcmo _ .. < <concerniente al cambio (por < e Jemplo,
~ ~
B1umer 1951: 199); los movimIentos SOCIales lo fueron como parte m teg
deben ser considerados antes q ue n<lda como teorías del conAicto social y, m:is
específicamente, de:! impacto de las tra nsfor maciones estru ctu rales en el objeto
y las formas del conAicto. Como tambi~ n es justo decir que o tras tradiciones in- .. En I~ edici6n m6s ree ientll de este libro, Turner YKllllan (1987)lntegreron en el modelo
a·lgunas aportaciones de la escuela de la movilllllel6n de recursos.

32 LOS MOVIMIENTOS SOCI ALES 33 DONATEl LA OElLA PORTA y MARIO DIANI


nor mal funcionam ien to de la sociedad y expres i6n al m ismo tiempo d e u n pro- fueron defi nid os como a({os con sentido que a menudo acaudi llaban cambios
ccso m;b a m plio d e tra nsformaci6n .' sociaJes necesarios y beneficioros. Sus observaciones sobre los p rocesos de inte-
Con rakes en el inte raceionismo sim bólico, la escuela contcmponinca del racción d ete rm inados por la acció n colcct iv:¡ constitu ye n una base im portante
com portam iento colectivo destaca la im portancia d c los significados q ue los ac- para quienes, en tiem pos más n:eien tes, ha n emprend ido J.. ta rea d e Clltender la
tores atr ibu yc n a las estruclU ras sociales; cuanto mcnos estructu radas c$[l:n las d inámica d e los movim ientos. El l:nfasis en la investigación empíri ca ha lleva-
situaciones q ue los ind iv id uos afrontan, más releva ncia parece lener eSle as- do.a la el(~ ri m entac ión con lluevas tl:cnicas. propo rcionando una integración
peCto. C ua ndo los sistem as d e significado existentes no constituye n una base vál ida de mfo rmació n de arch ivo gracias al desarrollo de di ve rsos ml:todos de
sufi cicn te pa ra la acció n social surgen n uevas no rmas q ue defi nen la situació n trabajo d e campo. Desde los anos ochenta, la versión inte raccíonista de la teoda
como injusta y justifican la acción (Tu rner y Kill ian 1987: 259). Como activi- del comporta miento colecti vo ha destacado los procesos de p rod ucción sim ból ica
dad nacid a fuera de las definiciones sociales preen ablecidas, el comporlamien to y d e construcción de identidades como componen tc:s esenciales d c:l mismo y ha
colectivo sc sit úa mis all;\ de las no rm u y las relacioncs socia les ex isten tes. El gUiado un du radero progra ma de in vestigación, como p rue ba el tra ba jo d e au-
e$ludio d el comportam icnto colectivo se ce ntra asi en la tra nsformació n de los tores como Joe G usfic:ld (1963, 1981, 1994), q ue se ha d cmostrad o muy in Au-
com portam ientos inst it ucio nales a t ravl:s de la acción d e d efin iciones normati- ycn te y d iversific .. do (Snow, Rochford, Worden y Benfo rd 1986; Snow y Ol iver
vas emerge ntes. Estas dcfin icioncs su rge n cuando la estructu ra normativa tra- 1995; Melucci 1989, 1996; Eye rman y Jamison 1991; McPha il 199 1; Jo h nslOn y
di cional entra en conflic to con una si tuación que evoluciona en el tiempo.· El K lande r mans 1995). Par .. lela mente, Rochon (1998:1 79) ha ev ide nciado cómo los
cambio se concibe e ntonces como pa rte d el fu ncionamiento fisiológico del siste- movim ie ntos desar rol lan n uevas id eas y valores, traba jando como age ntes del
ma: los mo vim ien tos sociales se acompañan del surg im ien to de n uevas reglas y camhio cultu ral con la "ta rea de traducir el problem a cró n ico descr ito por la
no rmas y rep rese nta n inten tos d e transfo rmar las ya existentes.' comu nidad críti ca en u n problem a agudo q ue at raiga la atención d e los mcdios
La gl:nesis de los mov imie ntos sociales se sitúa en la coexistencia de siste- de comunicació n de un mod o q ue legit ime la competencia d e los movim ientos
mas d e valores contra puestOS y d e gru pos en m u tuo conflic to, lo cual, por o tra ~ociales y políticos.'"
panc:, se considera UII rasgo c:ara ctcristico de la vida social (Killian 1964: 433). En los años novcma, sin em bargo, a lgunos investi gadores se mostr3 ron de~ ­
Los cambios en la estructu r:¡ social y el o rde n normativo ~e in terpretan como contentos con una visi6n del pa pel de la c u lt ur ~ en la acción colectiva que consi-
de rivaciones d e un proceso d e evolució n cultural a uavl:s d el cual nuevas ideas de raban dem as iado estra t~g i ca y raciol~alis t a (e n panicula r, autores como Snow
afloran en la me nte d e los ind ivid uos. C uando las normas tradieionales no ron y Bc:nford [ 1988, 1992J. fam il iari zados con la teorf:¡ de la movilización d c re-
capaces de p ro porcionar un:¡ estruct u ra sat isfactor ia para su com portamien to, el curros) y volvieron a colocar el foco en el papel desem penado por las emociones
individuo se ve fo rzad o :¡ d esafia r el o rd en social mediante d iversas fo rmas de en la p roducció n y rep roducción de los movi m ientos sociales. A su en te nder, la
d iscon formida d. Un movimiento social se extiende al hacerlo un $en tim iento de p roducción sim ból ica no está o rientada sólo estratl:gieamente (o no lo está d e
desafección hacia u nas instituciones q ue no son lo suficientemente Aexibles como mane ra fundamental) sino que im plica sentim ientos y emociones. E l choque
par:!. ofrecer u na res p uesta. moral motivad o por la qu iebra d e reg las y normas p rofundamente ar ra ig ad as es
La rociologl:¡ de los movim ientos sociales debe muchas de sus id eas a la es- a .. ne~udo el pr imer paso para la movilización individual y, d e hecho, las orga-
cuela dd comportam ien to colectivo. Por primera vez, los movimien tos colectivos m zaCJones de p rotesta $e dedica n a t ransforma r el miedo en r:¡ bi.. e ind ig nació n
mo ral Uasper 1997: 107- 114). Los movi m ientos p roducen sfm bolos y un .. retór ica
5. La atenc ión al ~ ¡ nclllo entre el eomPOftamiento colectivo y los indicadoru de cambio o rientados a suscitar diversos tipos de emociones en lo que ha ve nido a defi ni rse
social conecta uta per,pecti~a con la lunclonalista, aunque S il interpr etación sea dife- como u na economfa libid inal d e los mov imientos. Como ha ob$ervado Jaspe r
rente. Los pr?cesos de cambio senalados en el párrafo son considerados como condi-
ciones emerg,mtes que alientan a los individuos a movilizarse, no para restablecer un (1997:220), ~virtua lmente. todos los placeres q ue los h uma nos Obtiene n de la vid a
eq~ilib rl o q~e ha sido per t ~rbado sino para des arrollar nuevas formas de vida y nuevos social se encuentran en los movimientos d e prOtesta: u n sentido d e com un id ad
tipos de relac iones sociales. e identidad; compañe rismo y lazos sociales; la variedad y el d esa fío d e la con-
6. BI~mer comenta: ··La socloloola en gene ral se interesa en est~diar el orden social y
sus componentes (costumbres, reglas, ins t it~cione s, etc.) ta l como son. El [enfoq~l del1 v~ rsac i.6n, la cooperaci6n y la competición. Alg u nos de estos place res no está n
comporlamilr.to colectivo lo hace en estudiar la forma en la que e l orden ~ocial deviene d lspom bles en las ru tinas de la vida."'
existente (¡n el sentido de surgim iento y solidifi cación de nue vas formas de comporta-
mien to colectivo" (Bl umar 1951: 169).
7. Véaae, por eJamplo, la investigac ión de Gusfi eld (1963) so bre e l movimie nto prohib ielo- 8. · · Comu nl d a ~ .crlt ica" se define aqlil como une "relallvame nte peq ue na com unidad de
nislB considerado eomo un área de conflicto enl re sistemas soc iales, cul\l.lras y grupos pensadores Crit icas que desarrollan Uf"ta sensibilidad hacia algún problema, un aná l'SIS de
de dilerente estelus. la fue nte del problema y una soluciórI a adoptar pa ra el problema'· (Roc hon 1998: 22).
Merece la pena clelernerSt' en al menos dos problemas imporlantes que aque· capacidad de movilización depende de los recursos mate riales (trabajo, di nero,
jan a la perspecliva del comportamiento coleclivo. Por un lado, y como ya hemos ~ nefi~ ios específicos, servicios) y/o inmateriales (autoridad, compromiso moral,
mencionado, muchos estud iosos d e la acción colectiva preslan poca alención a 13$ te, a m Istad) disponibles para el g ru po. Estos recursos se distrib uyen t'...l.tre múlti-
estrategias deliberadas de organización. Por a n o , a pesar de cennarse e n e! a n ~l i ­ ples objetivos de acuerdo con un cálculo racional de costes y beneficios. Más allá
sisem pírico de! comportamicnto, a menudo se han limilado a una descr ipción de de la existencia de tensiones, la movilización d er iva del modo en que los movi-
la rea lidad que, a unque detallada, desatiende los orígenes eSlrucfllr ales de los con- mientos socia les son capaces de orga ni za r el descontento, reducir los costes d.::: la
fl iclos que posteriormente apa recen en determinados movimientos. Perspectivas acción, crear y utiliza r redes de solidaridad , com partir los incentivos entre los
organizativas como la teoría de la movilización de recursos se ocupan de las pe. miembros y obtener el consenso externo. El tipo y la natu raleza dc los recu rsos
culiaridades del primer p roblema, m ientras que enfoques eSlruCfllrales como el disponibles explican las elecciones dc t icas hechas por el movimiento y las con·
d e los nuevos mOvimientos sociales abordan las del segundo. A conti nuación, secuencias de la acción colectiva en el sistema po][tico y social (McCarthy y Zald
vamos ~ dirigir nuestra atención a sus principios básicos d e la primera. 1987; Edwards y McCarthy 2004).
La exiS[encia de redes d e solidaridad puso en ent redicho una vez más un
1.1.3 . ¿Cómo es posible la acciÓn colectiva? su puesto hasta entonces extend ido, a sabe r, que los sujeto~ rcclu tados por los
movi mientos son principalmente individuos a islados y desarra igados que huscan
E n ahierto contraste con las coneeptualizaeiom:s de los mov im ientos sociales sumergirse en la masa como compensación de su marginación social. Scgún los
como fenómenos i rra e io n ~les y fund a mentalmente reactivos, en la d~eada de enfoques racionalistas, la movilización ~e. explica como algo m~s que la mera
1970 alg unos sociólogos ame ri canos comenzaron a reflexionar sobre los proce- gratificación c n la búsqueda d e un bien colectivo; promueve también la exis-
sos por medio de los cua les se movilizan los recursos necesarios para la acción t~ncia de vínculos de solidaridad horizontal ~n el seno de los grupos y d e vínc u-
colecti va. A su entende r, los movimie ntos colectivos constituyen una extensión los verticales, al intcgrar diferente~ éolecrividades. Respald ado por Una amplia
de las formu con ve ncionales de la acción política.\Los actorc...s_sc_comlllQme· investigación empíri ca, es posible p rever as! q ue "los p.l rt icipantes en los dis·
ten de mane ra racional de acue rd o con sus inte rescs; hu o rga nizaciones y los tu rbios popularcs y los activistas e n las organizacio nes {le oposición procederá n
movimientos "emprendedo res" (t:ntr~rrocur¡) cobran una singular rereva·ñcia principalmente de entre los individuos previamente aelivos y relativamente bien
en la movilización de los recursos colectivos sobre los que se funda la acción. Integrados dentro d e la colectividad, mientras que los a islados, atomizallos y des.
Los movimientos, por consiguiente, forman parte de! proc~so politico normal. ar raigados a paTece r ~n infrarrepresentados, al menos hasta que el movimiento se
Enfati zando sus obstáculos externos e incentivos, muchas investigaciones han haya consolidado" (Obe rschall 1973: 135). En consona ncia con todo lo anterio r
estudiado la va riedad de reo;:u rsos a movilizar, los vínculos que los movimienlos los investigado res de la movilización de recursos concentraron su Meno;:ión e~
sociales man tie nen con sus aliados y las tácticas utilizadas por la sociedad pa ra cómo actúan los actores colecti vos, cómo se dotan de recurSO$ y cómo moviliz..m
controla r o incorporar la acción colectiva y sus res ultados. Las cuestiones b~ sicas apoyos, tanto dentro como fuer:a del grupo de ad herentes.
planteadn en estas investigaciones remiten a la evaluación de costes y beneficios Recientemente, la invatigación sobre las o rganizaciones lle los movimientos so-
de la particip~ei ón en las o rga ni zaciones de los movimientm sociales. ciales ha di rigido su atención hacia las relaciones entre estas organizaciones y las di-
En las primeras apoHaciones a esta corriente, Mayer Zald (Zald Y Ash 1966; námicas subyacentes a las poblaciones organi1.3tiv:u. Estudios de redes cada vez más
:>'IcCarth)' y Zald 1987a, 1987b), Amhony Olx:rschaH (1973, 1980) Y Charles sofisticados han analizado las interacciones entre las organizaciones y los individuos
Till)' (]9i8) definie ron a los movimientos social es como acciones ra cionales, in- que se identifican con los movimientos sociales (Oiani y McAdam 20(3), mantenien_
tencionadas )' organizadas. Según esta perspect iva, la aco;:ión colccti va de ri va de do un diálogo o;:ríúco con la investigación sobre el capita l social (Dian i 1997) y ded i·
una acumulación de costes y bcn.:::ficios influenciada ·por la presencia de recursos cando una atención creciente a b dime nsión lransnllciollal y a las conexiones elltre
--en concreto, re cu rsos organizativos- y las interacciones e strat~gicas necesa- las organizaciones que actú~n a ese nivel (Ca nigl ia 2001; Smith 2004a). Conceptos y
rias para el desarrollo de un movimiento social. En una situación histórica en métooos tomados de la ecología organizati va se han aplicado al eSlUd io de los factores
la que $e produeen sentimientos de malestar, dife rencias dc opinión, conflictos que subyacen a las posibilidades de supervivencia de las organizaciones, d e nuevo en
de ¡n t ere~es e ideologías contrapu.:::stas, d surgim iemo d e la acción colectiva no ráerencia tanto a la esfera nacional (Minkoff 1993,1999; Edwards y Marullo 1995)
puede explicarse como simple resultado de esos de mentas. No basta con des- (Cmo a la global (Boli y Thomas 1999; Johnson y McCarthy 20(5).
cubrir la existencia d e te nsiones y conflictos estructurales: deben estudiarse las La definición de los movimientos sociales corn o actores conscientes que hacen
condicio nes q ue permiten que el d escontento se t ransforme cn movilizaeión. La elecciones racionales cs ona d e las innovaciones más imporranres d el enfoque de

36 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 31 OONATE lLA DElLA PORTA y MARIO DlANt


la movili7.aci6 n d e rec ursos. Sin embargo, sus críticos ha n ad ve nido en t i cie rta eiales (Tarrow 1983: 28) y los confl ictos pollticos entre las elites y dentro de las
indife rencia ante las fuentes estructurales d el conAicto y los intereses concretos mismas (Tarrow 1989a: 35).
por cu yo conuol se movilizan los acto res sociales (Melucci 1982, Piven y C loward A estas va riables se han sumad o ot ras relacionadas con las condi cio nes insti-
1992). Su t nfas is en los recursos controlados por unos pocos ~mpr~nd~dor(!s pol(- tu cionales que regulan la age nda polít ica y los p rocesos de toma d e decisiones. Se
ticos ~sa por alto el potencial de aUlo-o rganizaci6n de los grupos sociales más han analizado ca racterísticas relativas a la d ivisión funcio nal del poder y la d es-
desfavorecidos, y también ha sido o bjeto d e cdtica (Pi ve n y C loward 1992). P or centralización geográfica para ell1ender los orígenes y las formas de la protesta.
último, se ha apuntado que e n su explicaci6n de la acci6n colectiva el enfoque La intención ha sido, en gene ral, la de identificar qut caracterlSfÍcas estables o
exagera la rac ionalidad de la misma si n tcner en cuenta en toda su com plejidad "móviles " d~1 siste ma polltico influyen en el aumen to de acciones políticas me-
el papel desempe ñado por las e mociones (F erree 1992; Taylor y Whittier 1995; n~s institucionalizadas dentro de lo que se ha d efinido como ciclos de p rotesta
Jasper 1997). De hecho, como recientemente han admitido algunos de sus expo- (1a rrow 1989a), y las formas q ue estas acciones adoptan en los dife rentes contex-
nentes más in Au ye ntes, Mios p rimeros modelos de mov ilizaci6n de recursos exa- tos históricos (T illy 1978). Análisis comparativos han permi tido una mejo r com-
ge ran la centralidad d e las decisio nes esu attg icas d eliberadas en los movimientos p rensión del pa pel central desempeñad o por la relación entre los movimientos
sociales" (McAdam, T ar row y Till y 2001: 7), $Obredimensionando las similitudes sociales y d sistema polltico institucional (K itschelt 1986, dc:lla POrta 1995, Kriesi
entre movimientos e intereses poHticos. n al. 1995; Rucht 1994; G iug ni 2(04).
H
El enfoque dd Hp roceso polftico ha logrado dirigir la ate nción hacia las in-
1.1.4. ¿Qué determina las forma s 'J la intensidad de la acción colectiva? te racciones entre actores nuevos y tradicionales, así como ent re formas me nos
~o nvencionales d e acción y los sistemas institucionalizados de rep resentación de
La respuesta más contundente y sistemática a esta cuesti6n proviene de la pers- mtereses. En este sen t ido, ya no es posible sostener q ue los movimientos sociales
pect iva comúnme nte d enominada del " proceso político" (Tiny 1978, McAdam son necesariamente e xpresiones marginales y anti-institucionales de disfunciones
1982). Este e nfoque compane CO Il la teorla d e la moviliz.aci6n de rec u rsos una sist~micas: Se a bre con el lo u n cam ino más provechoso hacia la interpretación d e
concepci6n racional d e la acción _ tanto que a veces $On tratados como perspec- la dimenSión política de los movimientos contem poráneos.
tiva unificada-, pero presta una ate nción más sistemátiCa al ambiente politico e ~o deberíamos olvidar, sin embargo, algunas áreas problem¡\ticas que todavía
institucional en el que operan los movimientos sociales. El foco central d e las teo- perslSlen. Por un lado, representantes de la perspecti va del "enfoque po](tico" conti-
rlas del "proce$O político" es \:;r. relaci6n e ntre los actores pollticos instituciona les nÚ2 n d ebatiendo problema5 tan delicados como la elección de indicadores apropia-
y la prOlesta. En d desaHo a un deter minado orden político, los movimie ntos so- dos para medir los complejos fcnÓlnenos innirucionales. La falta de conscruo acerca
ciales inte ractúan con actores que disfr utan de una posición consolidada dentro de las dimensiones que K)n relevantes para el conceplO de oportunidades poIiticas
d e la política.' El concepto con mayor txito a la hora de defi n ir las propiedades (McAd am 1996) ha p rovocado que su número crezca exponencialmente (della Pona
del ambie nte externo que son rc:levantcs para el desarrollo dc 105 movim ientos 1996c). Los primeros estud ios se centraron en un reducido conjunto de va riables. Sin
sociales es el de "estructu ra de oportunidades políticas". Peter Eisinger (1973) e m~argo, d esde los años ochenta, diverK)S estudios de caso y compa raciones entre
lo utilizó en una comparación de los res ultados alca nzados por las protestas en "anos países han sumado otras nuevas (vtase, en particular, Brand 1985; Kitschelt
diferentcs ciudades estadou nidenses, donde se cent raba en el g rado de apertura 1986; Ruc~t 1989; Kriesi 199 1), ex~nd i e ndo la capacidad ex plicativa del concepto
(o c'ierre) de los sinemas polrticos locales. O tras inves tigaciones empíricas seña- pero redUCIendo al mismo tiempo su espa:ificidad. El concepto de oportunidades
laron la importancia d e nuevas variables, como la inestabilidad eleclOral (P iven líticas corre el riesgo de converti rse en un "contenedor" para lodas y cad" una de~
y Cloward 1977), la d isponibil idad de aliados influyentes (Gamson 1990 (1975J) "ariables relevantes en el desarrollo de los movi mientos sociales. La acumulación de
Y la tolerancia d e la prOlesta entre las d ites Uenkins y Pe rrow 1977). Sidney "ariables heterogtneas, reAejo de [as ideas y los intereses d e cada uno de los autores
Tarro\\' integró estas observaciones empíricas en c:I marco tc6rico d e su estud io ha derivado en u n concepto que,eitando a $;mori (1970, y tam bit n 1990), denota mu~
de los ciclo~ de protesta e n Italia, escogiendo como va riables el g rado de aper tura cho per~ co~nota poco. En C$pecial, los C$tudios comparativos internacionales plan-
o cierre dc:l acceso polltico fo rmal, el nivel d e estabil idad o inestabilidad de las tean senas dificultades para controlar un gra n número de variables y determinar su
al ianzas políticas, la disponibilidad y la posición estrattgica de los aliados poten- • capacidad explicativa. CA:ntrarse en las variables estructurales puede, adem:is, des,'iar
la atención sobre cómo J:IS normas y los valores, en particula r 105 relacionados con las
Illeta~ ~~ los movimientos (las oportunidades dis<: ursivas), inAu yell en sus estrategias
9. Charles Tllly (1978: 53) ha hablado, en este conte.to, de los movimientos como "desa- ~. posi bilidades de hito (Goodwi n y Jasper 2004a).
fiadores", en contraposición a los miembros establecidos alrededor de \lna determinada
polltlca.
Un segund o problema surge irremedia blemente al que re r diferenciar entre la discursivas (Koopmans y Statham 1999) _v.g., la existencia de d iscursos políti-
rea lidad "objeti va" y su construcción. social (Berger y Luckm a nn 1966). Alg un os cos do mina mes al red edor d e cuest io nes controvert idas qUl! probablemente afec_
cam bios en la estrUCtUra de oportunidad es políticas no t ienen e{«to en el mo- tan a las posibilidad es d e ~xitode los mo vimil!mos. Por otra pa rte,.se ha prestad o
vimiento social a no ser que ~ pe rciba su importancia para d mismo. Para que cada vez más atención a las oportun idades transnacionales o, por mejor decir, a
~ desencadene un conAicto, la disponibilidad cstruelural d ebe: fi hrarse a t rav ~s una est ructura multini vel de oportunidades (della Porta y Ta rrow 2(05). En l!ste
dl! un p rOCl!SO dl! "liberación cognitiva" (McAdam 1986). Para q Ul! sur ja la p ro- sentido, se ha analizado en dl! ta lll! d desarro llo dl! la Unión Euro pea como arena
testa,los aetivist:u debe n crel!r que las oponunidades existen y que el cambio l!$ pa ra las d emandas d e los movimie mos (Imig y Tarrow 200 1; Ba lme, C habannet
posible y debe n, adem :\s, culpa r al sisll!ma dd problema. O bservar las oportuni- y W ri gh t 2002). Una vez reconocidos ~S t OS como parte integ ral del siSlema políti-
dades e5! ru cturall!s sin cons iderar los procesos cognitiv05 qUl! inte rvil!ne n entrl! co, algunos trabajos rec ientes se han centrado lambi~ n en los erectos d e los movi-
l!$uuerura )' acción pUl!de res ultar muy en ga ñoso (Gamson y Meyl! r 1996; Diani mie mos, sobre todo l! n t~ rminos de elaboración de políticas y torna de decisiones
1996). Es importantl!, por lo tanto, anal iza r el conocimiento que los acti vistas til!- (della Porta 2004c; Giugni, McAdam y T ilty 1999; Ciugni 20(4).
neo. d e las oport unidades dispo nibles, las lentes a trav6 de las cuales ide ntifican
oportunidades potenciales para ~us movimientos (McAdam, McCa rthy y Zald 1. 1.5. ¿Son estas pregun t as especificas de l anál isis de
1996). La percepció n de la respuesta dada por el estado puede verSl! f:l eilmenle los mOvimientos sociales?
influenciada, por ejemplo, por $lIS man ifestaciones más dram:\ticas, como la re-
prl!si6n, pasando por alto rl!s puestas menos visibles, como la negociaei6n (della Antes d e ocuparnos d e una manera sistem.l.lica dl! las cuestiones esbozadas en
Po rta 199&). las sc¡;ciones precedentes me rece la pena p regum a rSl! si l!s tas preguntas son pe-
Tam bi ~ n se ha cr iticado al enfoque d el proceso político d esde o tras perspec-
culiares de la investigación en movimientos .o¡ocialt!S. Nuestra res puesta es que no
tivas. Auto res como Piven y Clowa rd (1992) han criticado que sus tcórieos (y los ti!!n!! por qué serl n nCCl!sariamente. En muc hos casos til!nl! tanto o más sentid o
de la moviliz.aeión d e rl!eu rsos) haya n d esechado la teoría d e la mala integración hablar e n ge nl!' ral d e acción coll!ctiva que dl! movimil!ntos sociales. La acción
(o crisis) por una afirmació n que nu nca hizo, a salxr, que los r:i pidos cambios col«tiva reficre d!! una ro rma amplia a indiv iduos q ue eom pa n en recursos en
sociales provocados por los p rocesos de urbanización, las crisis eeonÓmic.;¡s a gran la persecución de unas melas colectivas _ v.g., metas que n inguno d e los m iem -
escala, etc., ge neran la acción colecti va . La teoría de la crisis se centra en la vio- bros d e la colectivid ad en cu yo nombre tiene lugar la acción puede apropia rse. 10
lencia col« t iva y los comportamientos d e ruphna, sin entrar l!n u n rango mis D ichas metas pueden ser elaborad as en el ~ no de los movim ientos, ¡>ero ta mbi~n
amplio d e rormas dl! con Aicto, incluidos por Tilly y Olros teóricos e n sus trabajos en otros muchos contextos que, por 10 ge nerl'l, tiene n poco que ve r con e llos.
(Pi ve n y C lo ward 1992). O tras eríl icas se han centrado I!'n la tendl!ncia de los Por ejemplo, los partid05 políticos tambié n tienl!n que hacer rrente a 105 pm-
tt:6ricos del p roceso político d l! ado ptar una es pecie de " reduccionismo político" blemas derivados de movil i.z ar a sus mie mbros, proporcio narles incenti vos para
(Mel ucci 1987, 1989). E n realidad, han prestado poca atención a l hecho de que que ~ unan a la organizaci6n y la apoye n, acaso a tra v~s del IXlgo de cuot'as d e
muchos d e los movimientos contem poráneos (d e jóve nes, mujeres, homosexua- pertenencia. Tambi~n 10 haCl!n los g rupos dl! intl! rés cl!ntrados exclusiva mcnte
les o grupos ~ tni eos minorila ri os) se han visto arec tados por su con rex!O cultural en los inte reses sectoriales - y a menudo mu y particularistas- de sus gruJX>S
t:lntO o más que por el político (Md ucci 1996; Rupp y Taylor 1987,2003; Rochon de rl!re re ncia (K noke 199Oa; Jordan y Maloney 1997). Los pa rtidos pol ític05 o 105
1998). Pinalmente, como hemos señalado al presentar la teorla de la mov iliza- g ru pos de inte rés afrontan dl! ro rma parl!cida d problema de tene r que adaptar
ción de recursos, los enfoqu es racionalistas del estudio d e la acción colectiva h~n sus estrategias y tácticas a ambientes cambiant'es. Su contexto d e actuaci6n puede
tendido a descu id;:t r los o rlgcnes estructurales de la p roresta. Otros a uto rl!S, a me- to rnarse más o menos favorabl e - v.g., ml!d iante ca mbios en las actitudes de
nudo asociados con el e nroqul! de los nuevos movimientos, si que han explo rado quienes detentan el poder respecto ~I sus reivindicacio nes, cn las oJX>rtunidades
la cuestión. legales para la representación de inte reses o e n los modelos cultu r.. les que dan
La investigación, enfrentad a a importantes transrormaciones en las dos fue n- sentidó al mundo político y social d e las personas (Pancbia nco 1988). D esde otra
tes p rincipalcs de oportunidades para los movimientos --d estado-nación y los
partidos polfticos- , ha scguido dos direcciones principales. Por un lado, y de 10. En nuestro esquema, t~ Idea de "bienn colectivos" Incluye tanto bi>:!nes públicos ,t la
manera especial en Europa, sc ha ¡;cntrado e n el papel dc~mpeñado por los mo- Olson como bienes socielal>:!s o de club. P~ra Samuelson ( 19~) las principales caracte-
rísticas de los bienes públicos son: 1) su no e~ e l usiv ;dad, y 2) el consumo no riva l, esto
vimientos, no sóto dentro del sistema político, sino tambi~n en la esfera pública. es, su no escasez una vez que el bien es producido. Un bien socletal o de club es: 1) no
En l!stl! sl!ntido, St! ha insiSlido e n. el papel dcs<:mpeñado por las oportunidades ucluible paf~ los miembros del club pero si para los de fuera, y 2) pos iblemente (pero no
neces~riament e ) na rival para aquellos eon eeceso (Buchanan 1965) .

.o LOS MOviMIE NTOS SOCIALES (t DONAHLLA DElLAPORTAY MARIOOtANI


perspecti ... a, muchas organizaciones de ... oluntarios no identifican oponente polí- proy~[O intentan indi ... idualizar los mecanismos gene ra les d e la contienda política
tico o social alguno contra el que manifestarse y sus estrategias sc centran en da r (véase Diani n al. 2003 para una d iliCusiÓn).
un ser ... icio y no tanto e n la defensa. pública de una idea o desa rrollo, la repre-
sentación polít ic.a o el desafío d e las normas o los estilos d e vida dominantes. Sin 1.2. ¿Q Ut: DISTI NG UE A LO S MOVIM IE NTOS SOCIA LES?
em oorgo, incluso e$las o rganizaciones deben afronta r los problc:mas de ri ... adO$
d e reclutar y conser ... ar a sus miembros, asegura rse los r~ursos necesarios l)lIra Si las pr<cguntas centrales d c los a nalisl:Ios de los movimientos sociales no son ne-
p romover accio nes, elaborar 10$ modelos culturales necesariO$ para poder perse- cesar iam ente específicas de éstos, uno podría p reguntarse, a su vez, si los mo-
g uir sus metas y enmarcar sus temas para hacerlos más atracti ... os a sus pote ncia- vimientos sociales tienen una peculiaridad analrtica que justifique el desarrollo
les seguido res O miembros (Wilson 2000). de todo un campo específico d e investigación. Para contesta r a esta pregu nta
Como en ef~to ocurre, el análisis de la acción colecti ... a y el análisis de 10$ mo- debemos discutir primero el conceplO d e mo ... im iento social.
... imientO$ sociales está n estrechamente relacionadas. D igamos q ue en los movi-
mientos sociales se reAejan fenómenos con analogías más que pasajeras con OlfOS 1.2.1. El concepto de movimiento social
casos de acción colecti ... a política o cultural, sea dentro de partidos políticos, gru-
pos d e inten!:s o sectas religiosas. Por lo tanto, cuando analizamOli los mo ... imientos E n dife rentes traba jOli, Mario Diani (l992c, 2()(}3a, 2004a, Diani y Bison 2004)
sociales tratamos con procesos socialc:s que pueden ser de inte rés para inve:stigaJo- ha sostenido que -los ~o ... imientos sociales son procesos sociales d iferenciados
re:s que no se: d efinen del todo como an<ll i sl~S de los mo ... imientos sociales. consistentes en mecanismos a tra ... és d e:. los cuales actores comprometidos en la
Últimame:nte se 'han producido diversos in ten tos por compendiar el estudio de acción colectiva:
los mo ... imie: ntos sociales con la intención de vincul~ rlo con pre:ocupaciones teórkas
y/o empíricas más amplias. Algunos de estos intentos han buscado imcgrar la te:oda se involucran en relacio nes conflicti ... as con oponentes clar<lmcntc identifi-
de los mo ... imientos sociale:s en marcos sociológicos generales. El más ;Imbicioso de cados;
éstos crilica abie:rtamenle, y d esde dentro, 1" insula ridad de la comunidad de e:SlU- sc vinculan en d ens"s rcde$ info rmales; y
dio de los mo ... imientos sociales al mismo tiempo que se sirve, y mucho, de materia- comparten una identidad co lectiva d iferenciad a.
les no-occidenta les. Es el programa DOC, siglas del inglés Dynamicl ofContcm ion
(McAdam, Tarrow y Til1y 2001 ). Su propuesta más importantc es la posibilidad A cci6n colccliva confiicúva. Los :Ioctores d e movim ie ntos sociales (/ocia/ mOl/c-
de combinar el conocimiento alcanzado en el campo de los mo ... imientos sociales mcnt acwrl) implicados e n conAictos políticos y/o culturales p ro rnu<C"'c n el cam-
con el de las re ... oluciones, 1:10 d emocratización y los conflictos étnicos, identifiC:londo bio social, o bien se oponen al mismo. Po r conOicto e ntendemos una rdao:ció n d e
un campo más amplio, el d e la contienda (política): definida como "interacciones o posición entre aClOres quc buscan controlar el mismo objeto, ya sea poder polí-
episódicas, públ icas y colectivu en tre gcncradores de rei ... indicaciones y sus objetos tico, económico o cultural, 'j, e n el proc<cso, producen d emandas negati ... as el uno
cuando a) al menos uno de los d emand:lontes o su objeto es un gobierno, o bien éste para el otro - .... g., re i... indicaciones q ue, d e realizarM:, da ñarlan los intere~d
participa d e la demanda, y b) las rei ... indicaciones, caso de: realizarse, afectarían los reslOde acto res (Till y 1978; Touraine 198 1: 80-4) .. Po r lo tanto, el simple hccho
intere$CS de a l menO$ uno d e los de mandantes" (McAdam, Ta rrow y Til1y 2001: 5). plantear problemas colect ivos, producir bienes públ icos o expresa r el apoyo hacia ,
Abogando por un uso más dinámieo de los conceptos, los autores implicados en el de term inados valo res o principios morales no se corresponde au tomáticamente -
con la acción d ", un movi miento social; ésta requiere la identificación d e unos
. N. del T.: El sustantivo "eontention" 1 el adjetivo "contentious" son términos de diflclt objetivos pa ra unos esfuerzos coleeti ... os articulados es pecíficamente e n términos
traducción, no sóto e" I8 pal\o t sino tambié" en otros idiomas. Ambos hacen rele rencla a políticos o sociales. Por el contrario, resulu d ificil habla r de mo ... imientos sociales
ta contienda, la tueha, ta polémica, la disputa, la confrontaeión, et enfrentamiento y el con- cuando la acción cokcÜ ... a se conccntra exclUSiva mente en el comportamiemo y/o
flicto. La traducción literal de "contentious" seria "contencioso",término con et que com-
parte la rslz latina contenliosus. El Oicclomtrio de la Lengua Espan ola (22." &dic¡'~ n, 20(11) la legitimidad de individuos particulares, o bien culpa de los problemas a la hu-
define como "contencioso" aquelle persona "que por eostumbre disputa o contradiee todo manidad entera, a los desastres naturale:s o a la voluntad d i... ina (Gamson 1992a;
lo que tes dtras afirman". Recoge como otra de s us acepciones el sustantivo "conflicto". Melucei 1996: parte 1). Por ejemplo, la acción colectiva en torno <1 cuestiones de
Sin embargo. su uso predominante en el tenguaje jurldlco desaconseja la utilización de
"conteneioso" en este ea so. EI1 este li bro optaremos por la traducción que mejor se ade· la globalización es conflicti ... a e n la rn e:dida que culpa a organizaciones como la
cue el contelto sa lvo cuando haga refenmela 111 programa especifico de MeAda m,Tll rrow O MC o el FMI no por cr rores de sus funci onar ios ni por políticas ",rróncas sino
yTilly. en eU10 caso hs blaremos de con tienda (po/ilica), como lo hace 111 vers ión aspaMla como reprcsentantes de coaliciones d iferenciad as d e intc rcses.
de su libro: D inltmiea d,/a Co ntienda Pol/lica (2005).
~nlllS rrdcI informalcJ. Lu tupidas rcd~s informales distingu~ n a 105 010' en amplias narraciones induyentes (Mel ucei 1996). Los aClores organizatl,·os e
vi m ientos sociales d e un reuo i nnum ~rabl~ de casos ~ n los que tiene luga r u na individuales implicados en la acción colect iva no bU$Ca n como res ultado única-
acción colecti va ~oo rd ina da, por lo general de mro d e los límites d e o rga ni zacio- mente met::u particulares, sino q ue se autope reiben como deme ntos d e prOX'!Mls
nes espccific:u. Un f!"Iovimie nto social tie ne lugar en la med ida en que aClores, IIlcl u ye ntes y mucho más extensos de cambio, o d e resistencia al mismo. Por
tanto individuales como o rgani7..ados, se comprometen e n intercam bios conti. ejemplo, en el caso del movimiento por una justicia global, participantes en ac tos
nuados de recu rsos e n I:J búsqueda de metas comunes sin perd er su auto nomía tan dinamo como "la batalla d e &a llle" y las p rotestas contra la cOll$tru~ción d e
e independencia. La coordinación d e iniciati vas particulares, la regulación de la una presa en el valle Narmada de la I ndia puede n vinc ularse mutuamente en u n
conducta d e actores individuales y la definición d e estrategias dependen de ne- mismo movimiento a través de procesos d e construcción de ide ntidad basados en
gociaciones permanentes entre los individuos y las o rga ni zaciones involucradas la comunicación supranacio nal y la creación de redes organizativas.
e.!lE. acción colectiva. Ni ng ún acto r orga ni zado, no importa lo fue rte que sea, Las diferentes combinaciones d e los tres elementos mencio nados nos pe rmi-
puede apropiarse d e la representación dd conjunto d e un movim icnto. D e lo que tcn contrastar los movimientos sociales con otros procesos de acción colectiva. A
se d es prcnde que los individ uos fuertcmcnte comprometidos y/o cualificados continuación daremos algunos ejemplo. Debe mos, sin embargo, tene r en cuenta
contarán con más oportunidades para desempe ñar un papel independiente en el que ningún episodio e mpí r ico d c acción colecriva ---q ue convencionalmente dc-
proceso polltico que cuando la acción se concentra en organizaciones formal es. t1nimos como "movimientos ecologistas", " movimie ntos de sol idaridad", "mo-
Idc/Ilidud colectivu. Los movimientos sociales no son la me ra suma de pro- .. imiemos de discapacitados" u otros semeja ntes- se corresponde enteramente
testas o campañas especificas. Por el contrario, un movimie nto social tiene lu - con un tipo puro. Por el contrario, podemos, por lo gcncral , detectar más d e uno
gar sólo cuando se fomentan ide ntidades colectiv,u que [{a scienden evemos e de esTOS p rocesos en los casos cmpíricos. La exploración· de cómo intcraaúan
iniciati vas paniculares. La idemidad cokctiva se relaciona estrechamente con entre sí estos procesos representa un p~so fundam ental e n el análisis de los mo-
el ref;:O nocim iento y la aeación de conectividad (Pizzorno 1996). Conlleva un ,·imientos sociaks.
sentido d e propósito com ún y compromiso compa rtido en una causa que permite
que act ivistas y/o o rg:mizaciones individuales se consideren vinculados d e ma- 1.2.2. Acción colectiva conflietivi!! y consensuada
nera inextr icahle con o tros actores - no necesariamente idénticos pe ro sí segu ra_
mente compatibles_ en una movil ización colectiva más ampl ia (Touraine 198 1). ":\!o es extraño topar$<: con grandes coaliciones de o rga nizaciones benéficas y aso-
Dentro de los movimie ntos sociales, los criterios de pcnenencia son extrema. ciaciones d e voluntarios movilizá ndose en mate ria de solidaridad, por efemplo,
dame ntc inestables y depende n en última instancia cid reconoci miento mUtuO contra la exdu~ión social en el ~mb ilO nacio nal o en cuestiones de desarrollo y
entre los actores. De hecho, la d efi nición d e límites _v.g., defi ni r quien form a derechos humanos d esd e una perspectiva más inte rnacional , y refe rirSIC a estas
p;1rte d e la red y quien no-- d esempeña un papel centra l e n d surgimiento y la coalicio nes como movimientos sociales. En muchos casos, sin embargo, podrían
forma de la acción colectiva (Melucci 1996: cap. 3). defini rse mejor como " movi m ientos de consenso". En ambas d inámic..s ........<fe:
Po r ejemplo, algunas invcstigaciones recie mes sobre d ecologismo sug ie ren ~ovi mie nto social y de movimiento de consenso- los acto res comparte n solida-
que d ac tivismo por los derechos d e los a nimales se dife rencia más dd ecologismo, ridades e inte rpretaciones del m u ndo, lo que les permite vi ncula r aelOS y acon-
y 5C ide ntifica menos con él, en el Reino Unido que en Italia: como resultado, tie ne tec imi~ ntos específicos en una perspectiva tem poral más amplia. Sin embargo,
mucho mtis sent ido conside ra r que am bos enán implicados en el m ismo proceso en los segundos, la acción colectiva no lleva consigo un ele mento de confli cto.
de movilizació n social en el segundo caso q ue en d prIme ro (Rooles 2003; Oiani En cste caso, los bienes colectivos se producen a menudo a partir de esfuer zos
y Fo rn o 2(03). Asimismo, no lodas las red~s ~ntre personas d e la misma opinión coope rativos que no implican ni requieren la idenlificació n d e adversa rios espe-
refle jan por fu erza una dinámica de movimiento soc i~l: por ejemplo, muchos cíficos que tratan d e reduci r los activos y las oportunidades grupales, o de evitar
ana liSIas no conside ran :1 la r~d d e apoyo imernac.ional Zapatista un movimiento ms posibilidades de expansión. Las soluciones q ue éstos plantean no impl ica n la
social al carecer de una identidad focal izad a y de los lazos res ultantes, a pes::lr in- redis tribución del pode r o la modificació n d e la estructura social sino que se cen-
duso de que, si n duda, circulan en ella recursos de solidaridad (DIesen 2004). tran en el reparto de servicios, la autoayuda y el cmpoderam iento kmpo~nnt:n/)
La construcción de una Identidad colectIva supone igualmente la presencia de personal y comunitario. " D e ig ual modo, la pdctica y promoció n de estilos d e
actores que establecen conexiones entre hechos dife rentes, tanto públicos como
privad os; hechos q ue están localizados en tiempos y lugares distin tos pero que, 11 . Consideramos los movimientos de consenso como iormu de acción colect iva qU6 "se
en todo caso, son imporra ntcs en la experiencia d e los actores, que los e ntre tejen dist lnlluan de los movimientos de conflicto en la medida en que cada uno de eUos reco-
noce y actúa en la oposición de inleres es sociales objet ivos y busca de manera directa y

4<1 LOS MOVIMIENTOS SOCtALES


vida allern.:uivos no requiere la p resencia de oponentes definidos c ~ to!: rminos cn los que prevalecen la aUloreRexi6n y la producción cultural. Por ejemplo.
5<Xiales y políticos. Los actores cokclivos luchan aquí conua advcrsano~ ct~ rcos , los lazos d e confian za y solidaridad activados en los movimientos antin udeares
por eje m plo, el mal gustO o el gusto convencional en el caso de mov~m~ c: ntos europeos d u rame la movilización d e la segunda mitad d e la d écada d e 1970 sir-
.
a rtísticos o c:su., ísucos,
. o e , ..enemIgo
. .mtc n.or
" en c:1 caso de algunos mO. Vlml CntOS ,'ieron d e base sobre la q ue , tras el incidente d e C hernobyl en 1986, una nueva
. ·d d d
rdigioso!. pero lo hacen 5111 ocecs l a c: acusar a ni ng ún aClO r SOCial del estado ola d e protestas alcan zó su cenit (Flam 1994d). Segund o, las rep re5e macio neJ;
d e: cosu q u e: p rcte nde: ser modificad o. ' . . . . . del mundo y las identidades colectivas p roducidas a lo la rgo d e un determinado
No obstante, insin ir en el conAicto como rasgo d lsuntl vo de. los m ~v lm,c: n . periodo pueden propiciar med ia nte t ransformaciones g rad uales el d esarrollo de
(05 socialcs no quiere d ecir que: sus anal istas se ha~a ll n~antC:OIdo alepdos de: n uevos movimientos y nuevas solidaridad es. A estc respecto, se ha subrayado
casos de acción colc:ctiva donde: tUe sea difkilmc: nlc Ident lfica.?Ic:. c~m.o los mo- repetidamen te (Dalton 1994; Diani 1995a; Duyve ndak 1995) la estrecha relación
vimientos o rientade s al cambio ¡x:rw nal (v.g., los llamados mOVl m lc nt,OS del existente en va rios países entre los movi mientos de la nueva izquierda d e los
potencia . 'h urna no" o ,... <ed es conlracuhuraks pro estilos de vida a lternativos)
A • • •• d dy primeros setenta y los movi mientos político-ecol6gicos poste riores.
los centrados e n d reparto d e a lgún tipo d e ayuda o aSistenCia a u~ col ~ct, vl a
'o.
d es , avoreCI·d .... (...,
g llamad
' os " movimientos de solidaridad":. Glugnl y Passy d.
La referencia a otros ejemplos de redes inform ales de acción col«tiva, como las
coaliciones, ilustra asimismo por qué la idelllidad colectiva es una caracte rística ta n
2001 j. Dicha pers pectiva implica, por d contra rio, que los anahstas.reconoc;e ~l 1- im ponante de los movim ientos sociales. En las coaliciones, los actores colectivos se
ve rsos meca nismos o din:imicas soc;iales dentro d e cada caso de acció n. cole c tl~a y Conectan estrechamcnte unos con ot ros en té rminos de a l i~ n z<ls e identificm opo-
cent ran sus esfuerzos en explorar cómo di chos mecanismos actúan e mteraClll:l1l nentes cxplícitos, pero esos lazos no tienen po r qué ve rse respaldados por ningún
UIlOS eon otros. vinculo identÍl<lrio fucrte. Las redes entre actores que se movilizan con d propósito
de conquistar una meta común tienell una natur:llczn puramente contingentc e
1.2.3. MovimIentos sociales, acontecimientos y coal iciones
instrumental. Los recursos y las campa ñas se conclucen fundamentalmente a través
de intercarnbios y la suma de esfuerzos entre distintos gru pos y organizaciones. Las
Podem os identificar una din~mica de movimiento $o<:ial cuando episodios indi-
organiZólciones son, m:is que las redes, la fucnte princi pal d e identidades y lealtades
viduaks dc ~cción colecti va se: perciben como parte de una acción mb duradera
entre los participantes. Los acto res comparten recursos de forma instrumcntal para
y 110 lanto como acomecimientos ~ i slados, y cuando los indiv.iduos impl.icados cn alcarl2;ar objetivos cspecíficos aunque no d esarrollen ningún sentido particular de
d ios se sienten vinculados por lazus d e solidaridad y se percIben com~ I.nle~ran ­ pertenencia y futuro común durante el proceso. Una vez librada la batalla especi-
tes de una comunión id eal al lado d e quienes pmtago ni zan ntras mOVIlizaCiones fica no habr:i necesidad de manlene r ningu na lealtad en lérminos de identida<1 y
a n:ilog:Ls. El da:Lrrollo del movimie ntu por el cuntrol de los ~es id~~ t.óx.icos en solidaridad y tampoco se intentará con«ta r una campaña espcdfica dentro do: un
Estados U n idos ilustra bien esta dinoimica. A .partir de una sene d e InlCla\l vas lo- marco de referencia más amplioY
cales d irig idas a melaS especificas, como el bloqueo de la cOll5trucción de pla ntas
Asociar los m ov imientos con una identidad colecti va distintiva no implica
de residuos en d ete rmi nadas zonas. el movimiento se transfo rmó g radualmente que los actores que la comparten sean homogéneos (en contraposici6n a lo suge-
en una fuerza colectiva d e b;¡,se: naciun;¡,1 preoc;up;¡,da con múltiples aspectos de la rido, por ejemplo. por Rootes [2000 1o McDonald 12002]). Se p rod ueir:i una diná-
relación entre naturale..:a y sociedad, y con una elaboración cultural mucho m~s mica identita ria de movimientos sociales en ta n to en cuanto exista n d etermina _
sofisticada (Szasz 1994: 69-99). dos g ru pos y/o individuos que se sientan parte de una colectividad, se movilicen
La construcción de identidades supone ig ualmente que un sent ido d e. per- a fa vor o en conua de u n cambio social, ide n tifiq uen ele mentos compartidos en
tenencia colectivo pueda mantenerse ineluso después de que .un~ inicia.u va O sus experie ncias pasad<ls, presentes o futura s y consideren a Otros actores sociales
campana específica haya conc.luido. La persistencia de es ~o:' sentimIentOS tI~ ~e al o politicos como responsables del estado de cosas do:safiado. Que una id entidad
menos dos consecuencias importantes. Prime ro, hace revIvir con mayor fac l l ~ d.ad colectiva específica sea inclusiva o exclusiva, o el g rado en que los detentado res
la movilización con relaci6 n a las mismas me tas siempre que se de n las condICIO- de esa identidad compartan uno o diversos rasgos, son ya cuestiones a dilucidar
nes fav o r~bles. Los movimientos oscilan a menudo entre breves fases de intensa en la investigaci6n (ver capítulo 4).
acti vidad pública y largos periodos de "late ncia" (Melucci 1984b; Taylor 1989)

12. V<!ase Hinckley (1981: 4-6), Lemleu~ (1997, 1998), Pakuls kl (1988), Jones, Hutchi nson.
detallada c8mbl8r la polltlc8 socia l'· (Lonand 1989: 163). Prelllrimos esta .deflnlcl6n en8 11- van Oyke y Gales (2001). Por s upuesto, ntlda impide 8 una din"'mlca coalicionista evolu-
tiC8 a otras que s implemente tom8n como elemento deflnito rio la proporcl6n de ge nte qua CIo nar hacia una de movi mienlos sociales, pero es s iempre importante reconocer la dife.
8poya una C8 US8 delermintlda (McCarthy yWollson 1992: 274). rencia anaUtica e ~i stente entre ambas (véase, por ejemplo, Warren 20(1).
1.2.4. l os movimientos sociales y los procesos organizatiyos a través d e los cuales actores con d iferentes identidades y orienl:'lciones elaboun
un sistema compartido de crecncias y un sentido de pertencncia que excede con
Los movimiemos sociales, 105 partidos políticos y 105 grupos de inten!s son a me- mucho los límites de cualquier grupo u o rganiz.ación, manteniendo al mismo
nudo comparados b.1jO la idea de que cada uno de d ios enearoa un e5(i lo di- tiempo sus rasgos específicos y distintivos.
fe reme d e o rganizac;i6n política (po r ejem plo, W ilson 1973). En ocasiones han La inestable relación existenle entre las identidades organizativas y las de
sido identificados con sectas o cultos rdigiosos (por ejemplo, Robbins 1988). Sin movimientos socia les tiene que ver con que los segundos son, por definició n,
embargo , lo que diferencia principalmente a los movimientos sociales de éstas fe nómenos fluidos . En su form ación y COnsolidación p revalece un sentido de per-
y otras organizaciones no son determinadas características organizativas o pa- tene ncia colectivo por e ncima de los vlneulos de solidaridad y leallad que existen
trones de comportamiento si no d hecho de que los movimiemos sociales no son • entre individuos y grupos u o rganizaciones específicos. Un movimiento tiende a
organizaciones, de ningún tipo (Tilly 1988, Oliver 1989). Son redes que pueden quemarse cuando las identidades organizativas terminan domi n;\ndolo, o cuan-
incluir organizaciones formales o no, dependiendo de las ci rcunuancias. D e 10 do "sentirse parte" refiere princi palmente a una o rganizació n y sus componentes
que se d esprende que una organ ización individual, sea cual sea su rasgo domi - y no tantO a un colect.ivo m:is amplio d e limites Ubiles (Dia ni 2oo3a).
nante, no es un movimiento social. Por supuesto que pueden participar en din;\- Pone r mayo r énfasis en las redes informales q ue en las organizaciones nos
micas de movimiento socinl, pe ro no son exactame nte Jo mismo, ya que reRejan perm ite, adem:!.s, aprecia r d<:: manera m ~s completa el espacio reservado a los
princ;ipios organizativos dife re ntes. individuos en d seno de los movimientos. La participaóón individual es esencial
De hecho, muchos autores inRuyentes en d campo han utilizado a me nu- para los movimientos, siendo una de sus car:lcterfsticas el hecho de ¡xxIer involu~
do d término "movimiento social" para re fe rirse tamo a red es d e imeraeción erarse en u n esfuerzo colectivo sin tene r que pertenecer autom~t;camente :'l una
como a organi1.aeioncs espcclfic.as, por ejemplo, grupos por los de rechos civiles o rganización específica. E n rig or, 105 movimientos no tiene n miembros, sino par-
como Common Cause, organizaciones ecologistas como Sierra C lub o incluso ticipantes.\! Al margen de las lealtades organizalivas, la participación d e los in-
sectas rdigiosas como N ichiren Shoshu (McAdam na/o 1988: 695; véase también dividuos no se limita necesariamente a actos aislados de protesta. Puede darse en
LoAand 1996). Dcbedamos, si n embargo, te ne r cuidado al a plicar en el an:!.lisis el seno de comités, grupos de trabajo o reuniones públicas. 1O Si no, y siempre que
de los movimienlOS sociales conceplOS tomados en préstamo de la teoda d e las surja la posibilidad, uno pued e apoyar a un movimiento y promover con ello sus
organi zacio nes: "muy a men udo habl:'lmos de e.nrategias, t:kt ica s, liderazgo. afi- ideas.y puntos de vista entre las institucio nes, otros actores pollticos o los medios
liación, reclutamiellto, d ivisión dd tra bajo, éxito y fracaso de los mo vi miemos d e comunicación. Sin emba rgo, la existencia de un abanico de posibles formas de
sociales, términos que en puridad debe rían aplicar$(: únicamente a entidades con participa.ción significa que la afiliación a los movimientos no puede reduci rse a
una toma de dec isiones cohereme (esto cs, organizaciones o grupos), y no a mul- un acto de adhesión. Consiste m:l.s bien en una serie de actos dife renciados que,
titudes, colectividades o movimientos sociales" (Oliver 1989:4). to mados en su conjunto, re fuerzan d sentimiento de pertenencia y d e identidad
H ablar de Common Ca use, Sie rra Club o Nichi ren Shoshu como "movi- . (véase (ambié n Gusfield 1994:62).
mientos sociales" ha conducido en algún caso a fo rmular conceptos como WmO_ Si los movimientos sociales se dife rencian analfticamentc d e las organi-
vimiemos sociales pro fesionales w (McCarthy y Zald 1987a) o Wmovim iemos zaciones que operan en su se no, cualquier organización involucrada en una
d e una sola o rganización" (Turner y Killian 1987: 369-70), que subrayan las d in;\mica d e movimientos sociales (v.g., que cumple los requisitos que hemos
obvias diferencias entre eSlos C:'lSOS y la naturaleza de los movimientos socia les señalado: interaccioncs con otros actorcs, d conRicto y la identidad colectiva,
com o redu info rmales. Pero cal ifica r a Common Cause como un "movimicnlo 3 los que pued e añadirse el recurso a la prOlCSta) puede ser considerada como

social profesional" no añade mucho a lo aportado por otros conceptos como una "organización d e los movimientos sociales" (social mOIl~mcnr organiza-
el de "g ru po de interés público" (véase, entre OIrOS, Etzioni 1985). De igual rion). L o mismo pued e d ecirse de los g r upos burocd t icos d e im e rés e incluso
modo, organizaciones religiosas como Nichircn Shoshy o Hare Kri shna bien de los parlidos políticos. Decir que un partido polltico forma parte de un mo-
pod rÍ3n se r analizad:'ls como "sectas", un conce pto que tiene en consideración vimiento social no significa que los "movimientos sociales" sean una catcgoría
la ex tremada rigidez o rganiza ti va y la mayor estructura jer:irquica de estas or- teórica m;\s amplia en la que diversos lipos de orgllniz2ciones (grupos d e ¡me-
ganizaciones en comparación con redes de movimientos sociales (Robbins 1988:
150-5) '1 que reconoce, al mismo tiempo. el mayor grado de control social e jer-
13. Lo que obliga alratllr con precaución los resultados de encuestas que dicen medir el
cido sobre sus miembros. Por el contrario, 10 que ni d concepto de "grupo de alcllnce de la pertenenc;& a Un movimiento (Krlesll992).
interés público" ni el de "secta" captan realmcnte son los procesos de interacción 14. Ni que deCir tiene que 111 influencia real de 1011 partici pantes individuales depender . .
en buenll medida de sus recursos personillas (eompatenclll, prest igio, etc.) .

.. LOS MOYIM IENTOS SOCIALES .9 DONATELLA DELLA PORTA y MARIO DIANI


rés, grupos comu nitarios, partidos polfticos y scmejantcs) actúan de subtipos, las d iversas organizaciones paramilitares y de extrema de recha q ue a finales de
sino que bajo ciertas condiciones especificas a lgunos partidos políticos pueden la década de 1910 y a 10 la~go.d e la década siguiente sumi nistra ron la columna
sentirse parte de un movimiento y ser reconocidos como tales tanto por otros vertebral de lo que acabana Siendo el partido na zi (A nheier 2003). Poddamos
actores en el seno del movim iento como por el público cn generaL Sin emb.n - luego documentar cómo el NSDA P y sus o rganizaciones m:h próxim as Ilegaro
go, eSlo parecc ser la excepció n más que la regla , fue rte mente restringida a a desempeñar un papel cada vez m.:5s cemral en la red de extrema de recha ;
partidos cuyo origen descansa en 10$ movi mient05 sociales, como los partidos podríamos,
. por último,. ilustrar
. cómo los v[nculos r..,m,I-, ~ ~
-no rec: 1 paru0d o,suso
ve rdes (Kiuchel t 1898; Richa rdson y Rootes 1994). mtem b~os y sus org~ m zaClones colaterales vinieron fina lmente a reemplazar en
Podría objetarse, y con r:u.Ón, que, no importa lo fuerte que sea su idenlifi- la pr~ctl~a los la-zos mformales establecidos entre dios a t ravts de a) la definición
cación con un movimiento, los partid05 políticos cumplen funciones especificas de c: lte nos formales de afi liación individual al partido y b) la d om inación del
al nivel de la representació n de intereses y, en este sentido, se diferencian de los part~ do sobre. el. resto de o r~ani zaciones, incluidas las SS. LejO$ dc impedirnos
analizar mOVi mientos prác[lcamentc su ..... o d
movimientos sociales. Sin d uda esas d iferenc ias existen en el nivel func ional. Sin .. . . ,..- rpuenos a un-.. d_o_'m
~...
o
ma a o rgalll"Za_
clón, conSiderar un mOVimiento como una red inr..'m,1 d- d ,
· "~ . d> >d
I ... rentes m IVI uos
embargo, la principal peculiaridad de los movimientos sociales no reside en cómo . . ~

realizan la función de re'presentación de intereKs. Por supuesto, sus redes de inte:- y o rg~mz~clO nes nos ayudará a idcntificar la I"ensión existcnte entre d in:im icas
racción favorecen la formulación de reivindicaciones, la promoción de camp.añas org.anlzatlva~ y dc: m~vimi ento social dentro de complejos casos empíricos dc
de movilizaciones y la elaboración y d ifusión de creencias e identidades coleaivas. aCCIó n colectiva y, poSIblemente, tra za r su evolución en el tiempo."
Todos estOs factores contribuyen a redefini r las coordenadas culturales y polftic::l$
1.2.5. Los movimientos sociales 'i la protesta
en las que LÍene lugar la representació n de intereses. Sin embargo, cuando nos
centramos en 1:1 fun ción de re presentació n de intereses en sentido estricto no exa-
mi na mos la for ma cn la que "el movimicnto" la desempeña sino la fo rma e n la H asta pr.in c ip~os de la década de 1970, los debates sobre los movim ientos sociales
que organizaciones especificas de mov imiento social lo hacc:n. Si deciden o no hadan 11IrLCapl(~ en su ~aturaleza no- inSli t ucion~liza da (A lberoni 1984). Todavía
ineluir la parlicip.ación electo ral dClllro de sus rc:pertorios dc acción depende rá de hoyes muy, ~pular la Idea de que los movimientos sociales se distinguen dc Otros
di ve rsos factores, por c:jc:mplo, las oportunidades externas, considc:raciones Úc- ac to.res poJLtI~~S sob~e la base de su· adopció n de patrOnes "inusuales" dc: compor-
!lcas y/o ideológicas y los v[nculos con otros actores denuo del movimiento. Sin tamlcnto ~J.t."o. DIversos autores ma ntiene n que la distinción fundamental en-
embargo, el simple hecho dc decidir concurrir a unas elecciones no las exelui r;1 tre los mOVImIentos y ouos actores pollticos y sociales reside en el contraste entre
automáticamente del mismo. Formarán entoncc:s parte de dos sistemas de acción la v.rotesta p~blica y los estilos convencionales de participación polltica como el
(el sistema dc partidos y el de movimientos sociales) en los que desempeilar1 n voto ~n elecCIones o el .wbbying 3 represe ntantes polCticos (Rucht I 99Oa,' 1995).
. ~Ln embar.go, consIderar la protesta como la ca racterCstica central dc: los mo-
p.apeles diferentes. Cómo se da fo rma realmc:nte a esos roles constituye un .:5 rea
crucial de investigación (Kit.schelt 1989). ' . es susceptible de recibi r algunas obl· .....
1vI mIentos SOCIales ~~ ·, .n-~.
, E n pnmer o 1ugar,
Ni q ue deci r tiene que subrayar la peculiaridad dc: los mov imie ntos como a protesta publLca desempeña 5610 un papel marginal cn 10$ mo vimientos pre.
redes informales no implica dcscarta r las organizaciones del an;1lisis dc los mo- o.cu~ados por el c~mbio personal y c ultural, los movimientos religiosos y otros
vim ientos sociales, como han suge rido algunos auto res (p.c., Pickva nce 1995:46). Sim ila res. El conA lcto cultura l y 10$ dcsafios simbólicO$ K manifiesta n a menudo
Por el contrario, obl iga a los analistas a rcconocer expHcitamente mediante la en fo rmas tales como la adopción de detcrminados e,o,olV~ __ d-~.Ioo od a, d e Clcrtas
o ro-
elaboració n de conceptOS espedficos la distinción e ntre procesos de movimien- pas o con es de ~ Io o la práctica de rit ua les que solo pueden ser considc:radas
tos sociales y procesos o rg;l.Iliunivos. M:is que considerar "movi m ie n tos~ a gru- como. protestas SI. estira mos mucho el concep'. (Soo.w 2005) . 1nc 1uso en e1terreno
pos tan di versos como Common Cause o el partido nazi, aplidndoles la misma pOUILCO s. . c u~snona cada vez m;1s q ue la protcsta pueda seguir sie ndo conside_
etiqueta que utilizamos para rcdes de múltiples o rga niz.aciones, sugerimos una ra~a una actiVidad "no-convencional", O incluso viole nta o "confrontacional".
definición rigurosa de movimientO que identifiquc la presencia simultá nea y la DlvcfS.as formas de protesta política han ido formando p3rte de un repe rlorio
consohdado de acción colectiva ' al menos en 1" d emocraClas o OCCI°d enta1es. En
interacci6n tanto de procesos en los que intervienen movimientos como de aque·
llos en los que interviene n o rganizaciones (burocráticas). Reconocer esas dife ren· ge ne ral, la protesta parece que ya no cstá restri ngida a sectores radicales, cons-
cias nos pe rmiti rá, por ejemplo, prccisa r mcjor la distinción e ntre el partido nazi
yel movimiento naú, y explorar la interacción cntre ambos proccsos. Poddamos '5. E:te lógice de investigación puede ser convenientemente aplicade e la formación de
empezar tra zando en un mapa la extensión y forma de los lazos que conectaban :-:~c os partIdos contemporáneos, sobre todo a equel los que surgen de le suma de o, ."" .
•• . Iones p,ev,a mante autónomas (Panebianeo 1088: HedstrOm, Sarldell y Stern 2000~
lituyéndo~ más bien e n una opción que ~ manliene abierta a todo un abanico largo de los anos, 10 que nos ha permitido introducir, si bicn brevemente. 10 <
muc ho más amplio de aClores que sienten amenazada su posición relativa en d enfoqucs más influyentes que han c:uacte riz;¡do el área cn las últimas década s.
p roceso político (e.g., Dalton 1996). en concre(Q, aunque no de fo rma exclusiva: los nuevos movimie ntos sociales, el
Al m ismo tiempo, la protesta dife rencia todavía a los movimientos sociales de comportamiento colcctivo, la moy ilizaci6n d e recursos y el enfoque dd proceso
otro tipo de redes, como las llamadas "comunidades epistémicas" o rganizadas al- político. Ninguna de estas pen~ctivas puede reducirse ú nicamente a una de
rededor de redes de indiv iduos y gr upos con competencias científicas y/o directi- las preguntas planteadas, pero sí que ~ refieren más claramente a una u otra.
vas específicas en dete rm inadas á reas pol íticas (H aas 1992; Keck y Sik kink 1998). La perspectiva de los nuevos movimientos sociales puede considera r~ antc todo
Como los movimien tos socia les. sus miembros comparte n un mismo ma rco de una teo ría de cómo, bajo condiciones estructurales cambiantes, ca mbian tanto los
re fe rencia y ~ posicio na n e n cuestio nes conAictivu. La forma de los vínculos ;lIctores como los objetos centrales impl icados en un conAicto social; el enfoque
estru clll rales y d inte rcambio de recursos d ent ro d e las redes son, sin embargo. dd comportamiento colect ivo teo ri za p rincipalmcnte el papel de~mpenado por
diferentes. Las comunidades epistémicas im pl ican actores d Olados normal mente la prooucci6n simb6lica bajo la forma de la acci6n colectiva y las condiciones
de poder en la toma de d ecisiones y d e un conocimiento conlTastado, y a me nudo para el surgi miento d e nuevas cuestiones y/o identidades. la teoria de la mo-
también de la necesidad de rend ir cuentas a los d ectores. En su lugar, [os acto- ,·il izaci6 n d e recursos explora las .condiciones que llevan al su rgi miento de la
res de movimientos sociales ocupan normalmente una posición periférica en los acci6 n colectiva entre personas q ue puedcn tener más (le u na buena razó n pa ra
procesos de torna de decisiones y necesitan movilizar a la opinión pública pa ra no impl icarse en ella; finalme nte, el enfoque del proceso lJOlltico considera las
sostener su capacidad de presión. Si bien algunas formas de protesta están "nor- formas d e acción colectiya y sus variaciones a lo largo de dife rentes periodos y
malizadas", los mo vimientos sociales tienden a inventar nuevas formas transg re- reg ímenes políticos.
soras de acci6n, desafiando al estado e n d te rreno de la ley y d orden. Como la En la ~gu nda parte del capítulo hemos mostrado c6mo los movimien tos socia-
nueva ola de movilizaci6 n colectiYa por u na justicia global ha venido a confirmar les pueden ser considerados procesos políticos y sociales difercnciados. En concre-
en d último cambio de siglo la política de los movimientos sociales consiste to- tO, hemos identificado su particularidad en la cualidad d e formar redes informales
da yía, en buena medida, en seguir haciendo ~po1ítica en la ca lle". El uso de la que unen a aClOres individuales y organizati vos implicados en relaciones conAicti-
protesta como forma importante de presión sigue teniendo efectos rdevantcs en vas con otros actores sobre la base d e una identidad colectiva compartida {sc:cc.i6n
la estructura y la estrategia de 105 movim ientos sociales. 1.2. 1), 10 que nos ha permitido difcrenciarlos de otros procesos y fen6 menos anejos
que incluyen acciones colectivas orientadas hacia metas no conAictiyas, como las
1.3. EN ESTE LIBRO obse r yada~ ell el campo dcl1 rnbajo caritativo (sección 1 .2.2~, coalicioncs que se mo-
viliza n sobre cuestiones o acontecim ientos específicos por razones instrumentales
Siguiendo las recientes moyilizacio nes por una justicia global, en este ca pítulo (sccci6n 1.2.3), organizaciones polfticas como partidos y grupos de interés tradicio-
hemos identificado cuatro pregun tas principales que han cenlrado la atenci6n nalcs (secci6n 1.2.4) y los repertorios de p rotesta (~cción 1.2.5).
d e los a nalistas de los movimientos sociales desde la d écada de 1960: c6mo los Como hemos mantenido e n reite radas ocasio nes a lo largo dd capitulo, las
cambios e n la estructura social de los países occidentales, y mb específicamente cue$liones aquí plameadas no se restringen al análisis de los movimientos sociales
el paso de un modo d e o rganiz.ación social industrial a uno post _industrial, inA u_ n i son específicas del mismo pudiendo suscitar el inte rés de un espectro mucho
yen en las fo rmas d e acción colectiya (sccción 1.1. 1); cómo la producción cultural más am plio de analistas poHticos y sociales. A l mismo tie m po, estas preguntas
y sim b6lica d e los actores sociales perm ite la identificació n de problemas sociales ocupan sin duda un lugar ccntral eo la investigación de los mov imientos sociales
como objetos apropiados d e la acci6n colectiva y la construeci6 n d e identidades tal y como se ha venido desarrollando desde la década de 1970. De ahí nuestra
colectivas (secci6n 1.1.2); c6mo los recursos organ iza ti vos e indiv iduales hacen de decisión de organizar d resto dd li bro en torno a dlas. Comen za remos con una
la acción colcctiva algo no 5610 posi ble sino también algo susceptible de aleanzar disc usión acerca de las bases estructurales d e los movimientos contemporáneos
res ultados cxitosos (sección 1.1.3); y c6mo las form as de acción adoptadas por (capItulo 2). COII ello nos refe rimos, por un lado, a los m.eca ni s ~ os por medio de
los movimie ntos sociales, su d es:l rroll0 en d tiempo y su agru pación en olas más los cuales toman forman nuevos intereses y grupos soctales mlentru que otros,
amplias de lucha política se yen afectadas por las carac terfni cas de los sistemas has ta ese momento centrales, d eeaen en releyancia; y por el otro, al impaclO que
políticos y sociales en los que actúa n los moyimieiuos sociales (secciÓn 1.1.4). cambios estructurales como la subida y posterior contracción dd bienestar pú-
Para cada una dc estas preguntas hemos identificado algunas d e las respues- blico o la expansión de la educació n superio r han ~~id~ $Obre ~as ~or"?u de la
tas más inAu yentes alJOrtadas por los analistas de los movimientos sociales a lo panicipación polftica y, en particular, sobre la partiCi paCiÓn oO-lI1smuclOnal. El

52 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 53 OONATELLA OElLA PORTA y MARIO CIANI


obvia, a los movimientos etn onadonalistas o a las movilizadon-, d " d
impacto de los procesos d e globalizació n sc:r1 una cuestió n espeeialmcnte rele- en [ ' 1 ' ' 1 ' b" ... eu rro a as
e u timo slg o, SI len ce ntraremos nuestra atención en aquella ·b ·
vame e n nuesua discusión. nes que se h d d" s contTl UCIO-
an ocupa o e enómeno del nacionalismo (Johnston 1991
A continuación le siguen dos c3pÍlulos dedicados a la producción simbólica.
El capitulo 3 muestra cómo la elaboración cultural fac il ita la d efinición de pro-
1995) o de la solidaridad obrera en América (FOlntasia 1988) tomand a j Jen~on
conceptos de los analistas de los " nu-"o,"
.... " ie ntos o q ue h o presta ' os
movim
blcmas sociales como producto de :ui metrfas de poder y conflictoS de inte reses en lec,t uras obligadas para todos aquellos reocu ad~ de m se an con ve rtido
y la id entificación de sus causas en fac to res políticos y sociales suje tos a la inte r- la aCCión eol~liva (Titly 19'78), No b P P ane~a general por
" o stante, tampoco ccstam m mte resad d
ve nción humana . En el capítulo 4 mostraremos cómo la c reación y el refue rro
m~ne~a slste,m~tlca en el enorme corpus d e literatura dedicada a los fenómO$ e
Desd re aC lonados d e alguna forma con los ~nu-"o
d e sím bolos representa asimismo la ba$C para el d esarrollo de sentimientos d e co ect!V05 =0'
identidad y so lidaridad sin los cuales no es posible la acció n colectiva. .... s mOVlmlent05 H " "

Un tercer n;"el importante de amUis's son los factores organi zativos que per-
d," '''''~:~: r,':::,~;~. ~~ ~~:~;~~¡~~,~~:0,~~.~~~,~70:'.::::¡:,::'~~~:;,~':¡6n
rí~:~~er~~~::;:;i~~~¡~f~:t~:~sa~Se:;,t:i~~~isO~~;i~~i~~::i:5 ::I~t;:~~~~:
miten la produ cción de significado y la movilización de los recursos necesarios
para la acción. Tendremos en cuenta tanto la constrUCción de redes informales
como el componente más estructurado de la dimensión o rganizati va. El capitulo
5 $Cocupa en panieu\:;¡ r del an:!.lisis d e la participación individual. Examinaremos ~~~:~a~::iU~lnIOS qu~ aba rcan de manera profunda y completa la investiga-
los mecanismos que hay d etds d e las decisiones individuales d e participar e n la Staggenborgm;~~o), ~',ales desd"(Su na perspecti va metodológica (K lande rmans
l'
·" o m s genera now, Soule y Kri esi 2(04). Este libro
acción colect iva y mantener su comprom iso e n el tiempo, pero también cómo los
indiv iduos crean con su participación diversas oportunidades pa ra el d esarr ollo ~~~~eul: ~:~s~:60nd'HP'm"Oema,r
a.ldgunods problemas centrales d e los debates re;~c:::
d e redes que mantienen unidos a los movimie ntos sociales y el entorno de oposi- d an<ilisis dI , e " scegloaemásd' e eStU d 'lOS esenCia
" es relacionados con
e os movmm:ntos, una selección d e Otros traha 'os '
ción. El capítulo 6 se centra e n diversas propiedades dé las organizaciones d e los
movimientos y discute los factores internos y exter nos que influyen en la adop- ~:~~~6cre~ que pueden servi,r de ilustraciones útiles d e ~ues~~:i¡:: :~::~:~
n. e este puma d e Vista, prestam05 una atenció '
;I~~c:;;~!~s~~:~:e:~i~s:~:i: ~~t:;~ ~:n:minapd".oo a~:!.li,sUSIVO'
iS .t~~DiC;lI;~~a;~:~s:~~~
ción de cie rtos modelos organizativos y sus con$Ccuencias para la movilización.
La interacción entre 1m movimie ntos y el sistema polltico configu ra una
cuarta dimensión de an:!.lisis. Los movimienlos constituyen un elemento inno - . 992 K' d lalll y Ey
e IIlC
j an ermans y Staggenborg 2(02) Ent 1 ha' ' , errnan
vador, y a veces radical, con res pectO a la estructura Y la fo rma en que ualnja el mas cemrado en aquellos l' ~e os lra )05 más conocld05 nos he-
sistema polftieo, Las características del sistema político ofrecen o niegan oportu- J e investigación empírica ~~e~~~':e~~;~::!I:I~l!~a~:~:od::~
corrientes y teórie~5
nidades esellciales para el desa rrollo de la acción colect iva, Es también en refe- nues tro argumento hemos elegido introd ' 1 ., e mayor coherenCia a
rcn cia al sistema polltico, aunque nO de forma exclusiva, como podemos evaluar c.. pítulo con ejemplos tomados de un mo U,CIf, as cuestl~nes comprendidas en cada
el impacto d e los movimie ntos d e protesta y sus consecuencias a medio plazo, En tldo centrar la atenció n de manera selecti:~m~ebn<o,p~rtlcul~r,l~ que n~ ha permi-
el capítulo '7 recollstruim05 algunas de las propiedades de 10$ cidos de protesta re a m vestlgaClón pertmente,
que han marcado la historia de las últimas d écadas y 105 repcrtorim de acción
colectiv:I adoptados en ellos. En el capítulo 8 pre$Cntamm a lgun05 upectos de
· S Estos Incl uyen, 1m primer lu,,~r 105 an.!il isi d d'
la relación entre la configuración d e oportunidades políticas y el desarrollo d e la 'l "l1 lento colectivo: desde 10$ mO~lm l entos ~,~ .eados a 105 diversos t ipos de compor-
movilización, Finalmente, en el capitulo 9 discutimos la cuenión de los efectOS "'!culturales (Yin\ler (982) al voluntarlad (~,gIOSOS IWlIson 1982; Robbins (988) y con·
de los movimientos, Au nque nuestro anlllisis se centre e n el eambio político, tra- =-: IIlce y el terrorismo (delle Porte 1990)0 I eeree ~993; WlIson 2000); desde la yloleneia
· i<9J.l: por no mencionar los sn61isls de la a:e~: ~o~,mllentos de derecha (Lo 1990; Ignazi
ta remos tambié n de p restar atenció n al impacto d e 1m movi mientos e n la esfera f: ! /, 11178; Touraine 1965' Kimeldod y SI ~ e ,a e sse obrera (por ejemplo, Pluorno
social y cultural, , Z.,tli n 2003; Fsntasis ; Van 2()()() A e~fo:n . omi 1992; Frsnzosi 1995; Sleplln·Norris
Estas cuestiones son sin lugar a dudas centrales para el an:!.lisis de la acción ." ~ per$peeliva his t6rica se centrs;n len6 hlly que e/\ad lr Is Inyest lgaclón que desde
· ~1 Breulll y 1993; Hobsbawm 1991) s las mlen~s que va n desde el naeionllliamo (Smilh
colectiva, Sin embargo, nuestro trata miento de las mismas será necesariamente :-:...-'1'cto locial en la edsd premodelna ~e~~ uClones (S~ ocpol lg711;nlly 1993, 2()()(b)' del
incompleto. En primer lugar, los estud ios a los que nos referimos están fuerte - _:.de.clese'" de l periodo moder no (O,cA o, ~lonell991; Somers 1993) a los movlmle~los
mente inspirados en la experie ncia de los "nuevos mo vimientos sociales" y, m:.\s ' hJ O'An)ou 1996), Véase tllmblé n el c s·en el a, 1990; Amen ta y Zyllln 1991 : Calhoun
~:i a movimientos contemporéneos luer~ :ev¡,~z mAs e~ l en so cu~rpo de Irllbajos dedica·
recientemente, del "movimiento por una justicia global", También nos referi~ :;.":~O ar y A!vare~ 1992' Sh.h , _ O as sociedades OCCidentales (Eckslein 2001'
remos a trabajos d edicados a los conflictos de la clase obrera o, de manera m:!.s _,.._ ''''''"', mvedll993'
ro R~y 1999; Osa 2O'J3' Farree, M e l M' Joppke 1",,~, '''' Foweraker 1995: ZI,akladeh'
, e urg ualler 2004: Ralfar 2()()(),

_ - ' • .:. -~" A n o:, , A conO T . " " . . . '~"" , •• "


Dil'e rsas ra7.0nes nos han llevado a dedicar sólo una atencIón diCusa a mu-
c ha~ l>erspectlvas que. si n em h.1Tgo, contienen indicaciones d e comiderable in·
terés para las preguntas planteadas. LlS razones son en parle pdc tlcas. desde
la Ca ha de es pano a nues tra dific ultad para domina r de manera ex haustiv;t una 11. CAMB IO SOC IA L
exte nsa literatura. pero las hay también d e natur;lleza teórica que n:AeJa n la
hClcrogeneldad ,le:! utillaje conce pwal con que los movimien lOs y la aCCIó n co· y MOV IM IENTOS SOC IA LE S
lect iva ha n sido analI zad os hasta el mome nto. L "l gama Je conl<::XIO$ social o::s
y po líticos dondo:: se dcsar rol1an los movim io::nros hace que elabora r mod dos
capaco::s de dar cuenta dd 3110 nivel do:: variación o:: n las condic iono::s "Ioca lo::s" d o::
la acción se;! lodada m:\s problem~lico. Es cierto que su perar O::Slas ,[ihculra .
des represen ta. para los an:¡ lista s de los rnovirni cntos. una preocupac ió n centr"l,
[>e ro Incorpor;¡r todas estas lin cas d e p<:nsarnicn lO hahri" re'lue ndo Trad ucir los
concep tos r 1:15 tenrfas a un lengu.~ ic homogé neo. lo quc parece scguir sie ndo
una Ill cta Itlan:!, no slllo pM:~ nosotrOS, sino para el conjunto d e la comuni<lad
cicntitlc" (\"éaso:: tambié n Mc Adam, Tarrow y Ti!!)' 1996,200 1l.

56 lOS MOVIMIENTOS SOCIALES


1 Cambio social y movimientos sociales

A mediados de la década de 1990, Franela divisó el " retorno de la


cuestión social" bajo la forma de una (inquietante) alianza entre los
trabajadores del sector público, los desempleados y los trabajadores
precarios. En 1995, una potente huelga de cheminols (trabajadores del
transporte publico) consiguió un inesperado y amplio respalda por
parte de la opinión pública: "llevó a millones de personas a la calle
en extraordinarias manifestaciones de solidaridad por todo el pars y
forjó vinculas organizativos y simbólicos entre el movimiento obrero y
grup os de excluidos (inmigrantes ilegales, desempleados, sin techo),
estudiantes de secundaria, univers itarios y una inlelligenlsia tachada
por muchos de apática e indiferente" ( Fantasla y Stepan-Norr is 2004:
556). Grupos de excluidos se movilizaron eolos llamados mouvements
de sans, en nombre de los "sin": los Inmigrantes sin permisos legales
de residenc ia, los sin techo, lo s sin trabajo. l os analistas de scribieron
la ellistencia de una coalición entre la "Izquierda moral" de la clase
media a favor de los derechos humanos y la "Izquierda social" de los
t raba jadores. Descendiendo a los detalles, los desempleados protes-
taron en 1997 contra una ref orma que reducla el fondo de ayuda al des-
empleo y centra lizaba su administración. En 1994, el grupo iAcción
contra el Desempleo! (Agi, conlre le Chomagef -ACI) organizó cinco
manifestaciones que, llegando desde las provincias, marcharfao sobre
Parls pidiendo más inversiones "contra la exclusión" y la reducción
de la jornada laboral como una vla para la c rea ción de más puestos de
trabajo. Durante las marchas, y después, los desempleados se organi-
zaron a nivel tanto local como nacional. En el invierno de 1995 a 1996,
grupos de parados montaron una campana de "requisas de trabajo"
consistentes en manifestaciones con mucha publicidad que marcha-
ban hacia fábric as y comercios con puestos de trabajo vacant es y a
los que bombardeaban con sus currlculum. En el Invierno siguiente, se
convocaron manifestac iones semanales y una serie de ocupaciones
de agencias locales de empleo (las ASSEDICS), además de la Éco le
Normale Supérieure, ayuntamientos y sedes del Partido Socialista,
para protestar contra la reforma que habla suprimido el subsidio es-
pecial de Navidad y pedir su restablecimiento.
los desempleados protestaron también a nivel europeo. En 1997,
parados franceses, alemanes, espanoles e Italianos se unieron en las
Marchas Europeas contra el Desempleo, la Falta de Seguridad en el
Trabajo y la Exclusión; dos anos más tarde, Ireinta mil de ellos se mo-
vilizaron por las mismas cuestiones con motivo de la reunión de la UE
en Colonia, unidos en la Red Europea de Desempleados (ENU en sus El relato de la movilizaci6n de los parados fra nces.es subraya algunas d e las
siglas en inglés) . Una coalición heterogénea y transnacional de gru- principales dimensiones que han vertebrado el debate sobre la inte racci6n e ntre
pos trotskistas y católicos, nuevos movimientos sociales y sindicatos los rasgos de una sociedad determinada y los movimientos socia1c:s. $c:ñala, antes
-enlre éstos, la fran cesa Confédération Général du Trava il, la italia- que nada, c6mo los movimientos remiten, por lo ge neral, a una base que, en for -
na Confederazione Generale Italiana del Lavoro y la revista alemana mas di ferentes, se define por determinados rasgos socia1c:s. La crítica planteada
Express (cercana a los sindicalos·alemanes)- nutrió de recursos a las
por los analistas nortea me ricanos de los movimientos sociales a la teoría d e la
protestas. A pesar de los altos costes de la movilización, el debate sur-
crisis (vt"ase cap. 1) ha d esviado desde hace tiempo (salvo contadas excepciones,
gido a lrededor de la dimensión social de la UE fue percibido como una
puerta, una oportunidad. Salvo algunas excepciones, las organizacio- .. ntre ellas Piven y Cloward 1992) la ate nci6n antes ce nTr~da en los agravios es-
nes que participaron en la marcha no rechazaban la integración euro- uucturales (Buech1c:r 2004), pero, aun así, no se puede negar que la estrU(fura
pea, s ino que pedlan una UE social y politica diferente (Chabannet socioecon6mica de la sociedad afecta al tipo d e conflictos que tie nen lugar en su
2002). AC!, por ejemplo, declaraba: "De igual modo que la 'Francia so- seno. Desde la d t"cada de 1970, los analistas europeos de los movimientos socia-
cial' no surgió espontáneamente de los capitalistas y gobernantes [ ... ] les se han fijado con especial atención en los nuevos conAictos de la democracia
la Europa soc ial lo hará únicamente mediante una intervenci ón activa occidental, con d movimiento ecologista o d d e mujeres-como objetos típicos de
y unida de los trabajadores europeos" (en Salmon 1998: 218) . su investigación. De hecho, se ha considerado a los movimie nlos socIales como
Durante este ciclo de protesta, los parados franceses crearon re- portadores d e valores post-materialistas, una vez quc d conAiclO de dase sobre d
cursos cole ctivos para la movilización. Aunque se suela considerar a
que se había movilizado d movimiento obre ro pareda haberse pacificado. Así, d
los desempleados como potfticamente apáticos y muy poco propen-
sos a la acción colectiva, las organizaciones del movimiento "logra- ¡ ""retorno" de los movimie ntos de pobres representa un útil punto d e partida para
ron modificar, al menos durante cierto tiempo, la percepción que los la d iscusión de la rdaci6n entre los ca mbios en la estructura social y la acción
colectiva.
parados tenlan sobre su propio potencial movilizador. Les animaron
a expresar sus demandas colectivas e hicieron que miles de ellos se
, Los camulos sociales pueden influir en las características dd conflicto social
movilizaran" (Royalll998: 362). Proporcionaron, de hecho, un espacio y la acci6n colectiva de dife rentes maneras. Pueden facilitar d surgimiento de
para el encuentro socializando a gente a menudo aislada (Mauer 2001) g rupo.~ sociales con un emplazamiento estructural y unos intereses potenciales
y ampliaron sus habilidades relacionales y su savoir (aire (Maurer y es pecíficos, y/o al mismo tiempo reducir la importancia d e otros, como de alguna
Pierru 2001). La movilización desafió la imagen del desempleo como forma se rdl.eja e n c:1 cambio de la agricuhur~ a la industria y de !"sta al SCCtor
problema individual y, en consecuencia, el estigma social a él asocia- servicios. Sin embargo, las tensiones esrrucluralcs no se transforman directamen-
do.
Ad emás, los desempleados se hicieron con el apoyo de otros gru- te en movilización. Como indica d rdato incl"ido arriba, la miseria de los pa-
pos. Si el parado t radicional había encontrado apoyos en la izquierda rados franceses disuade la protesta, m<is que facilitada. 1_1s condiciones sociales
del espectro polltico, los parados franceses se movilizaron contra lo infl uyen de manera importante en la distrib ución de los recursos .que permiten
percibido como una "traición" de la izquierda y, en concreto, del go- la participación en la acción colectiva, como la ed ucación, y/o q ue facilitan la
bierno socialista salido de las elecciones de mayo de 1997, al que acu- 3rticulaci6n de intereses. El cambio a fábricas mois pequeñas y la d eslocalización
saron de haber cambiado "un socialismo de rostro humano por un libe- de la producción industrial han jugado en contra de la capacidad d e los trabaja-
rallsmo con trasfondo humanitario" (Bourneau y Mart in t993: t 72). Los do res para actuar como clase, mientras que d mayo r acceso de las mujeres a la
desempleados cons iguieron atraerse el apoyo de la opinión pública: educaci6n superior y al me rcado d e trabajo ha facilitado d d esarrollo de nuevos
no solo se restableció el subsidio de Navidad, sino que una cobertura lazos entre ellas, y su surgimiento como nuevo actor colectivo.
mediática s impati zante con el movimiento cambió la imagen pública
Teniendo e n cuenta este tipo de efectos, nos fijaremos en tres clases de trans-
del parado, de gente pobre haciendo la cola de la caridad pasaron a
ser vistos como rebeldes luchando por sus derechos (Salmon 1998; fo rmaciones que han influido e n la economía, el papel dd estado y la esfera cul-
Maurer y Pierru 2001: 388). En el campo de las inslltuciones, con el tural de las sociedades occidentales d esde la Segunda Guerra Mundial. Sin pre-
estado de bienestar cent rado en la cuestió n del desempleo (Fillieule tender cubrir los incontab1c:s procesos que dieron lugar a la llamada transición a
1993b), la protesta hizo frente a la cuestión polltlca del reconocimien- una sociedad post-industrial (o poslmoderna, o d esorganizada, o post-Fordista,
to de los propios parados, ganando una batalla simbólica al hacer que etc.) (Amin 1994; Lash y Uny 1995; Castdls 1996 1997; Kumar 2005), nos limi-
sus organizaciones acabaran siendo invitadas a una cita con el presi- taremos a menóonar aquellos procesos de cambio que han inAuido en los movi-
dente Fram;:ois Mitterrand. mientos sociales, según ha quedado recogido de manera explícita e n la literatura

80 LOS MOVI MIENTOS SOCIALES 61 DO NATE LLA DE LLA PORTA"( MAR IO DIANI
~ ,~u:;¡,¿,,- o.:..."'\ltl r ~ m os las impli ca c ion ~s más g~nera les de estos cambios ~ n !...'l no l-aci6n al ca recer de una base socia l especifica y mostrarse en buena medida
el ,¡-,.,¡ t DiCt \lo!:U L":~\.,¡,,On en las formas d e acci6n colectiva. En particub r, nos mdiferentes al objetivo de la conquista del estado.
.:er:· J ·e=o· M!!"I <lO!- problermu: c6mo la ~x periencia d ~ los "nu~ vos " movimien· Sin embargo, la estructura no s610 inAu ye e n la acci6n colecti va creand o re .
. ... ¡ "~':-...l 1 - ~tr .J ~o mpr~ n s i 6n de conceptos como "conAicto de dase" o "acci6n laClones de d e pendencia entre los grupos sociales, y con d io el potencial para la
J.: :~'C ' . 1 : :"nQ J~berla ser inter pretada la abrumado ra p resencia de miembros ;eneraci6n de inlereses e ncontrados. Las fo rm as consolid ad as de orga nizaci6n
. '"' I - ....l....- ~~.J -nueva clase media" en los mo vi mi~ntos sociales de fi nales del sig lo Je la vida socia l (d e la económ ica a la acci6n política, de la vida familiar a las
1,.1,. S,- :' , - '. '- ':110 apa rtado, nos ocu parem os d e los cambios en la estructura so- Hociaeiones) inAuyen tambit n en la form aei6n de actOres colectivos. La acci6n
~. J~ ' • _ :!:1:1'J ~ n las [(neas de fractu ra política (political c/eafIQges) (2.1), para pa- .:olcctiva de grupos socia les especlfieos es posi ble única mente cuando estos g ru-
..... .:>:: =. Ú lmp.lcto social de los cambios en la esfera política (2.2) y a los e fectos ros: 1) son f;ic ilmente identificables y se diferencian en relaei6n con O[(OS g rupos
~ .. ~ ...:n\:>IOS cultu rales sobre los movimientos sociales (2.3). Concluiremos el ......:iales; y 2) se dotan, gracias a redes sociales establecidas entre sus miembros,
:.1:---:-..;' ) c.m una d iscusi6n d e la hip6tesis que presenta a los nuevos mOvimien tos Je u n alto nivel de cohesión interna y de una identidad especifica. La acci6n co-
~ .~::. tumo los acto ru de nuevos conAictos d e clase (2.4). lectiva d epende así de la presencia simulúnea d e rasgos categ6ricos específicos y
r~des que vinculen a los sujetos que los comparten (Obe rschall 1973; Tilly 1978).
2.1. ES TR UCTURA SOCIAL, CLEAVAGES POLiT ICOS .-\ sí las cosas, la pregunta central para el an;ilisis d e la relaci6n entre estroctura y
V ACCiÓN COLECTIVA ~" i 6 n se rá ver si los cam bios sociales facilitan el d esa rroll o de dichas relaciones
>oc iales y sentimientos de solid ar idad y pertenencia colectiva, de la idcn t ifica·
Los c f~c tos de las caracterí$ticas socio·econ6 micas ell los conAictos políticos y ( lon de intcreses particulares y d e la promoción de movili zaciones subsi guientes.
!(X",ales se han estudiado frecue nte mente a panir del análisis de los cbwag~s po' El paso haci.. el capitalismo no s6lo cre6 ag regados de individuos unidos en la
htICO~ _ esto es, las principales Ifneas politizadas de fra ctura o conAicto (Lipsct y posesión de los medios d e producci6n (los capitalistas) o de su fue rza d e trabajo
Ro kk:m 19(7). Estas lrneas o ejes se han asociado tradicionalmente con un mo· ,el proletariado); cre6 tambi~n sistemas de relaciones sociales que propici'lron
delo d e 3cci6n colectiva do nde los actores: 1) luchaban unos con otros por la el desa rro!!o de una solida ridad inte rna en esos agregados y su transformaci6 n
protecci6n de intereses materiales o políticos; y 2) se definían a sí m ismos (como en actores colectivos. La integ ra ción de la d'lse capital ista vi no fa cilitada por
miemb ros de u na clase, facción o gru po nacional) con relaci6n a esos intereses. I U tamaño limitado, la super posici6n d e lazos fami lia res y relaciones d e natu-
Las interpretaciones estrUClU rales de los movimientos sociales en la socie· r J.l~za económica y su acceso - y control- d e las comunicaciones. Muchos de
d ad industrial los han asociado general mente a dos pn.>Cesos fundame ntales. El los cambim estructurales desc ri tos en las páginas siguien tes - por ejemplo, los
p rimero se re fi ere al surgimie nto del mercado y el segundo a la creación del relacionados con la organizaci6n del trabajo y la localizaci6n de las actividades
cnado·naci6 n y la ciud3dan!a moderna (Rokka n 1982; Li psct y Rokkan 1967; prod uctivas- tienen importantes con secu~ ne ia s para la organ izaci6n de las in·
G idde ns 1990). La llegada d e una economla d e me rcado trajo consigo la centra: teraceiones d entro d e los grupos socia les.
lidad de los eonA ictos entre capit:ll y trabajo, pero produjo adem ás otra d ivisi6 n
que oponía a los sectores sociales del campo y la ciudad. La connrueei6n del 2. 1.1 . Cambio económ ico, fragmen t ación social y movimientos sociales
~ Hado. na ci6n fue el resoltado d e conAictos territo riales quc pusieron en eonAicto
.ll c~ ntro y las :i reas periftricas d e los nue vos estados, as i como de conflictos enue La clase obre ra fue un actor centra l en los eonA ictos d e la sociedad industrial
el emerge nte estado la ico y los que recha7..aban su legitimidad, respaldand o en su no 5610 por su magnitud o la relevancia de su funci6n econ6mica, sino también
lupr el pode r temporal de las esuucturas eclesiásticas (conAicto iglesia·estado). romo consecuencia de un rango más am plio de facto res estructurales. En la fá·
L -"~ pnnClp.lles eonAictos que han cara cterizado a las sociedades contemporá- brica fo rd ista, on g ran número de trabajadores llevaban a cabo tareas si milares
n : l ! h.ln pr .ldo en lom o a estas tensiones: la consolidaci6n e institucionalización J emro d e grandes unidades productivas donde la movilidad labo ral e ra lim ila·
de lo! d (,.l'JgC'; ha producido una configuraci6n de los sistemas políticos (y, en da. Estos factores fac ilitaron sin duda [a identificaci6n de u n actor social especí.
r.lrtl~uI.H. de su sistema de partidos) que se ha mantenido estable hasta las últ i· !lCO y refo rz6 su cohesi6n interna. La concentraci6 n del proletar iado en grandes
mas decaJa j d el Siglo xx (Rokka n 1982; Bartolini y Mai r 1990). ' En el proceso, unidades productivas y áreas urbanas p rod uj o d ensas redes en las que se cre6 una
nu t' O ) 111 0 \ 1m len toS sociales como el ecologista parecen haber re presentado una Identidad específica de clase junto a la capacidad para Ulla acción colectiva d e
masas (Thompson 1963; Lodhi y Ti!!y 1973; Sn ydcr y Tilly [972; C alhoun 1982;
1 V é~se M ~r k off (HI96) pBr8 une empila relación histórica del des8rrollo de los mo.imlen· Lash y Vrry 1987; Fantasia 1988; Urry 1995).
tos soe;Bles en 18 soeied8d contemporánea.

Las bases del conflictu industrial se han debilitado por modificaciones que · empleado-desempl eado también ha cambiado: la entrada al m ercado de trabaj O
afectan a las condiciones descritas. En la industria, los modos de organización de! se retrasa cada vez más, p rolongando excesivameme el estilo de vida no-adulto, r
trabajo han cambiado. Tecnologías automatizadas y pequeños grupos de trabaj o cada vez menos sectores d e la población cuentan COII formas d e trabajo estable y
han re o:mplazado la cinta transportadora fordista y el modelo del trabajador- 5eguro. Aunque sea difícil determinar con precisión el nivel y los de terminantes
masa a ella asociado. Como resultado, la solidaridad colectiva do:rivada del hecho estructurales del desempleo en los países do:sa rrollados, la incidencia del traba -
de compartir las mismas tareas se ha debilitado. En los años ochenta del siglo jo precario y temporal ha aume ntado considerablemente (CaSlells 1996: cap. 4).
xx, la producción comenzó a abandonar las grandes fábricas para localizarse en Desigualdades cada vez más ac uciante surgen no s610 e ntre Norte y Sur (Pianta
otras más pequeñas. Las empresas trasladaban la producción al extranjero y em - :!OO lb), sino también en el mismo Norte, incluso en las ciudades globales más
pezaban a confiar en otros proveedores para [a producción de los componentes mod ernas (véase Sassen 2000). La pobreza está cada vo: z más extendida: según
de sus productos, dejando de producirlos ellas mismas. ToJo ello trajo consi- el informe dI:: 1999 de las Naciones Unidas sobre desarrollo humano, 80 países
go una importante desco:nualizac ión geográfica de los procesos productivos y el tenían en el ca mbio de siglo un ingreso per cápita menor con respecto a diez anos
crecimiento de una ecu nomía oculta e informal (Caste!ls 1996: caps. 2-3; Amin antes y 1.200 millones de personas vivían en condicion,e s de extrema pobreza, por
1994). También se rompió [a fuo:nte do: ~olida r idad construida y sustentada hasta d e bajo del umbral de un dóla r por día fijado de Un modo ridículo por e! Banco
0:50: momo:nto en la proximidad física de la fábrica y lo.~ barri os habitados por las
c1aso:s trabajadoras (Lash y Urry 1987; H irsch 1988).1 , Mundial.
La presión demográfica y otras dificultades sufri das en un número cada vez
La importancia de algunos sectores productivos se ha visto igualmente afec-
t mayor de zonas del hemisferio sur hall de sencad enad o migraciones significa-
tada con un notahlc declive del trabajo industrial en provo:eho de puestos admi - tivas hacia economías más fuc rtes, produciendo en las sociedades occide nt .. les
nistra t ivos y de servicios. El trabajo altamente cualificado e n el sector terciario la expans ión de un sub-proletari .. do d e marcado carácter étnico (C .. stells 1996:
ha crecido cn todo e! mundo, creando una nu eva clase media prnfesional muy cap. 4, esp. 233-4). Aunque no se trata en modo alguno de un fenómeno nove -
difere n t<' d el cl:isico oficinista de fábrica o la administración púhlica. El cambio doso (O'Sullivan See 1986; 01:wk 1992), la escala de las migraciones a finales del
ha afectado tanto al ~ector privado, con un marcado inc ro: mcnto de los "produc- Novecientos ha incrementado sin duda el potencial de los cooAictos r .. ciales en el
tores d e servicios" (product:r JerviuJ), como al público, con una fuute expansión seno de las democracias occidentales y ha creado oportunidades para e! resu rgir
de los "servicios sociales" rcl,Kio na dos con la educación, la salud o la asistencia de los gru pos de ex trema de recha (Hainsworth 1992; Wrench y Solomos 1993;
social (Castells 1996: 208-20). La nuev .. clasc media está, sin embargo, muy lejos Wieviorka 1995; Koopmans 1996a, 1997).
d e consticuir un g rupo homogéneo; d e hecho, parecen darse en su seno gr~ndes Otro vector fundamental de cambio ha sido la en trada masiv a de la mujer en
diferencias en términos retributivos. El stat\l~ de los nuevos profesionales no es el trabajo ro:munerado. En las sociedades occidentales, el fenómeno se ha dado
siemp re comparable con los profesionalo:s de d ase media tradicional (jurisl:!s, so bro: toJo en el sector servicios, 10 que sugie re u na relación entre la desmateria-
docto res, elc.). En el nuevo sector de los productores de servicios (como la publi- lización d e la economía y el aumento de oport unidades pa ra la población feme-
cidad, el marketin g o las comunicaciones) está baSlante generalizado el trabajo nina (Castells 1997: 163). El proceso ha in fluido e n las líneas de diferenciación y
precario y mal pagado, estableciéndose marcadas d iscrepancias ent re el capital los criterios para la definic ión d e inte reses d entro d e grupos sociales vistos hasta
cultural de los individuos y el reconocimiento ---e n térm inos de ingresos y pres- ese momento como homogéneos. Los continuos d ife renciales de salarios entre
tigio social- que obtienen de ello. J hombro:s y muj eres re presentan, por e jemplo, una cla ra fu ento: de div is ión y con-
El desempleo también ha aumentado en muchos países y se considera hoy Aieto po tencial en el seno de las clases asalariadas (Castells 1997: 169). Al mismo
por hoy una caracte rística estructural do: las economías capitalisms. La relació n tie mpo, el impacto combinado de la creciente inde pendencia económica y los
compromisos profesionales de las mujeres ha sacudido las bases del patriarcado,
2. La exper iencia de los II~mados "distritos industriales" -pequenas areas caracteriza- tanto en los hogares como en las profesiones, y creado oportunidades en la esfera
das por actividades indust riales especificas basadas en redes densamente entrecruzadas privada para el desarrollo de conflictos de gé nero todavía más profundos (Walby
de relac iones socia les (Piare y Sabel 1984; Streeck 1992:Trigilia 1984)- parece contra-
1997).
dec ir la idea de la deslocaliZi"ción de la economla. Sin embargo, las condiciones pa ra la
acción de la clase obrera parecen no ser muy favorab les en esos contextos, dada la densi- Estos procesos han debilitado las prccondiciones estru cturales que habían
dad de los lazos entre grupos sociales, y el resultante inc remento de oportun idades para prOpiciado e! surgimiento de un c/eavage de clase, en particular en el m odelo
el control social (OberschaIl1973).
3. Sobre la nueva clase medi a -o clase de servicios, como algunos prefieren lIa marla-
véase entre olros Bell (1973); Gould ner (1979); Goldthorpe (1982); Lash y Urry (l987): Es- , obrero de acción coleCllva. En general, ha aumentado el tamaño de grupos socia-
les que carecen de un acceso pleno a la ciudadanía y los derechos ciudadanos, sean
ping-Andersen (1993); Brint (1994).
,
64 LOS MOV IMIENTO S SOCIALES 6S DONATELLA OELLA PORTA y MAR IO OIA NI
los inmigrantes (I~gal~s o il~gales) o 105 tr¡¡b¡¡j¡¡dor~s d~ la ~~onomia s um ~ rgida movi mientos acom pañaron a las centrales sindicales en sus acciones, conectando
o del trabajo in fra-remunerado. La inestabilidad g~n e ra l se ha visto reforzada, c u ~stion es l aboral es con la justicia social, la def('nsa del m edi oambiente, la paz y
adem:b , por el crecim iento d e la movilidad individual, principalmeme hori- la I~ualdad d e gé nero. El desarrollo de un marco d e injusti cia g lobal se ha per-
zontal; cada vez más gente t iende a ca mbiar de trabajo va ri as veces e n el cuno Cibido, de hecho, como otra d e las últi mas te ndencias en el seno del movimiento
d e su vida, ya sea por ele~ci6n o por necesidad (Espi ng-Andersen 1993; Castells obrero. Las acciones del TLCAN (Tralado d e Libre Comercio de Amé rica dd
1996). La multiplicación de roles, profe~ i ones y estratificaciones ane:jas y el (r~) XOrte; NAFTA en sus siglas en inglés) provocaron el desarrollo cada vcz m ás
surgimiento de límas de: fragmentación basadas en la ctnicidad o el gé nero d en- J.cusado de campañas de tr abajado res canadienses, estadounidenses y m ejicanos
tro de: los grupos socio.::conómicos han hecho que sea más difkilla identificación tGabriel y. Macdonald .1994; Ayres 1998; Evans 2000). Los estibadores de Seattle . ,
de categorías socialc:s específicas. La mayor frecuencia d e cambios de trabajo y la que anterio rmente hablan tomad o parte en huelgas transnaciona1c:s iniciadas por
creciente debilidad de los vfnculos C5 tablecidos con las comunidades territoriales sus c~legas en Liverpool (Moody 1997), apoyaron la protesta contra la OMe, ex-
h;;1n redundado en una mayor inestabilidad y fragmentación de las rel¡¡ciones en- tend iendo así su solidaridad del nivel local al internacio nal (Levi y O lson 2(00).
tre los que antes comp¡¡ rdan una mism a condición estructural. El trabajo parece En estas o las d e movilización, el m ovimiento obrero conAuy6eon otros, como el
perder gradualmente su n:lfur¡¡lez¡¡ colectiva, un proceso que M¡¡nud Castens ecologista, d feminista,eI movimiento urbano,c:tc. (del la Po rta, Andreua, Mosca
ha definido como la "individualización del t rabajo" (1996; 265). Es (:Ida vez más y Reiter 2005). Además, las cada vez mayo res d esigualdades han estimulado e!
difrcil deduc ir los intereses de los aelOres a partir de su posición estructural, así surgi m iento de movimientos de solidaridad con grupos margina1c:s del Norte
como o rg an izar su protección sobre esa misma base (Dallon 1988; cap. 8). IGiug ni y Passy 2(01) y de protestas por parte de estos mismos grupos (Simeant
El primer efecto de estos cambios ha sid o e! d ebilitamiento del movimiento 1998; Kousis y Tilly 2004; C hri! Till y 2004).
obrero. Si el dcclive de las huc:lgas pudo interpretarse como un signo de la insti-
tucio nalización de las relaciones indusuialc:s y dc la d espolitización de los con - 2.' .2. GlobaJización económica y conflic to social
Rietos industriales, especialmente en los años noventa dd siglo pasado, c:l declive
en la afiliación sindical se ha perci bido como d indiudor de una crisis inevitable: Los proce§os estructurales inRuyen asim ismo en la dimensión territorial de!
dd movimiento obrero. En el sector servi cios es difícil. organiza r a una base so- conflicto. Tradicionalmente, los m ovimientos sociales se h an organizlldo a nivel
cial fr ag m entada, es pecialme nte dada la c rcci('nte Aexibilización del mercado d e nacional y d irigido a los gobiernos n ac ionales. Como ilustra el ejemplo de los pa_
trabajo y la inseguridad rampante que le acompaña. Como d ifícil ha sido tam- r.ldos franceses, las proteSlas n¡¡cionllles se: acompañan hoy en dia, y cada vez m~s
bién movilizar a los cada vez m b num('rosos d esem pleados e inmigrantes. J men udo, de otras transnacionales, e n 10 que puede ser visto como un cllmbio
Sin embargo, al comi('nzo del nuevo milenio, los conRietos laborales pareccn de es.cala (Tarrow y McAdam 2005). Pero la relaci6n entre actividlldes econó-
estar de nuevo en alza, si bien con formas nuevas: protestan los parados, aunque micas y geografía también ha cambiado en el sentido d e que dichas actividades
espo r ~d i camente; los trabajadores se: organizan en d Sur, donde a m enudo crec(' son cada vez más "transnacionales" en ambos sectores, "fuerte:" y "d ~ bil". Asf,
d número de afiliados a los sindicatos (Norris 2002: 173 y ss.); los trabajadores Id importancia de las multinacionales ha crecido; el énfasis puesto en la div isión
se unen <,;n redes transnaciona1c:s (Moody 1997). Han surgido nuevos sindicatos ,nte:rnaeional d el trabajo ha f~ c ilitado la transferencia de actividades provocando
de base (ve r inFa) y los tradicionales han comenZ<ldo a invertir m~s recursos en serios riesgos medioambientales en las áre~j s más pob res. La d escemralización de
la movilización de los trabajadore:s, por e jemplo, AFL-CJO invierten ahora has- la producción ha venido de la mano d e la centralización del cOnlrol econó mico,
ta un 30% del presupuesto e n su organización, en contraste: con el habitual 5% con la fu sión d e compañías en empresas cada vez m ás grandes.
(Fantasia y Stepan-Norris 2004: 570). Mientras la fuerz.a de trabajo se d esmovili- Aunque el proceso d e interdependencia global hund e: sus rafees en el tiem-
za e n el sector privado, los trabajadores del s.cctor público (com o muestra el ejem- po (Wallerstein 1974; Tilly 2004a: ea p. 5), la revol u ción tecnológica d e los a ños
plo de: los chrminou fra nceses) alzan su voz contra las reformas neolibc: rales que oche nta del siglo xx contribu yó a intensifica r "tanto la realidad d e la interdepen-
terminan recortando los servicios sociales (Eckstein 200 1). Como señalan Piven y dencia global como la conciencia del mundo como una única unidad" (Robc rtson
Clowa rd (2000), en los Estados U nidos han resurgido viejas formas secundarias 1992: 8). En e! sistema ('conómico, la creciente interdependencia ha significado
d e acción, como los boicots comunitarios, las huelgas de sol idaridad y las huelgas Id transfe ren cia de la producción (en teoría econ6mica, la "deslocalizaci6n de
generales. En Francia (pero también e:n Italia y España), el cambio de mile nio fue los prOCesos productivos") a países con salarios más bajos, el fo rtalecimiento
testigo de huelgas gene rales conlfa la reforma de las pensiones, la privatización de las empresas multinacionales y, especialme nte, la internacionalización de los
de los servicios públicos y los reCO rtcS e n sanidad y educación. Diversas redes de :nercados financieros, hasta el punto de que algunos hablan de una "economía

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sin fro nte ras". La interdepe nd encia económica global ha sido un fa ctor que ha eho más amplias d efinido con vencio nalmente como sociedad. Las relaciones \0-
empujado hacia el Norte y el Oeste a un vasto número de personas p roven ientes ciales fue ron, antes que mida, relaciones internas a un esudo-naeión pa rticular.'
del Sur y Este del planeu, pero también ha transformado la división del traba jo Es necesa rio admitir que muchas comunidades dentro de los estados lU vie ron
inte rnacional mediante la desindustrialización del Norte (donde la economfa sus propias inSlituciones y fo rm as d e autogobicrno, pero éstas fueron considera-
se: ha ido orientando al SeClOr se rvicios) y la industrialización d e algunas .i reas das en bucna m~dida fenómenos residuales dest inados a desaparecer conforme
del Sur (e n panicular, en América Latina y Asia Central, y recientemente en ava nz.¡¡ ra el proceso de modernizació n (S mith 198 1).
Europa del Este), donde la economía solía bas3rsc cn la exporución d e materias Los actores colectivos importa ntes e ran en ese mOme ntO los g rupos sociales
primas. capaces de influi r en la elaboración d e la política nacional, por ejemplo, grupos
La capacidad contrac tual d e los sind icatos se ha debilitado significativamente
por el miedo al traslado de la producción a zonas con meno res costes de tra-
t con roles económicos y profesionales vitales, o la fuerza organizada de trabajo.
El conflicto político y d e clase tend ió a ser visto como conflicto entre grupos
bajo (Castells 1996: cap. 2). La globalización económica también ha provocado sociales d efi nidos a escala nacio na l y preocupados por el control de la creación
problemas especlficos, contra los que se han movilizado viejos y nuevos aClores. d e la política nacional. La e xiste ncia de conflictos e ntre el centro y la pe rife r ia
En el N orte, ha trardo consigo cl problema dd desempleo y, especialmente, un no basad os cn cuestioncs de clase no desmienten esta pe rcepción: como las mi-
incremento en la inseguridad laboral y la desprotección en las condicio nes de nadas nacionales, los grupos con u na partieul:lr id e n tidad cultu ral, his tó ri ca
trabajo, provocand o frecuentes movilizaciones sindicales en el sector agrfcola, y/o lingüística ddinieron su cstr:.teg b y sus propias im.igenes en rcfercncia a
industria l y de servicios. E n cl Sur, las políticas neolibc rales impuestas por las un estado n:nt r;ll y al dominio que éste eje rcía en sus territorios y, a mcnudo.
principales organi zacio nes económicas mundiales han forzado a los paIses en intenlaron const ruir sus propios estados- nación. En ene caso, la meta no tenía
desarrollo a recortes susfanciales en el gasto social, dcsencadenando fe roces pro- que ver con la política nacional sino con la modificación d e las fronl/: ras del
testas (Walton y Scddon 1994; Ecb~c:in 2001; Ayuero 2001). A su vez, regímenes estado -nación. Sin e mbargo, los aCtoreS se definicron a si mismos en [trrni nos
polfticos d e por sr débile$ ha n pcrrnlt illo a rncnudo la explotación privada de los del estado y sus fronteras.
rceur-sos naturales y proyectos d e desarrollo con un enorme impacto a mbienta L La correspondencia e ntre estado-nación y sociedad es hoy en d ía m:b débil de
Las poblaeione$ indígenas se han movil i7.ado cont ra la des trucció n de su h.ibitat lo que lo fue en el pasado. En este sentido, la globalización econ6mica ha puesto
(¡sieo, por ejemplo, contra la destrucción d el bosque ama zó nico o la construcción en duda no sólo el papel del estado-nación, incapaz m b que nu nca de goberna r
de grandes presas, a menudo ~spon-soriza d as por o rganizaciones interguberna- , de ntro de sus frontera s, sino también, e n térmInos más ge nerales. la capacidad
mentales (010) como el Banco Mundial o el PMI (passy 1999). de la política de intervenir en la «onomra y regula r el conAicwsocial. De hecho,
el capitalismo g lobal ha vio lado la histórica alianza entre capitalismo, esrado d ",-I
2.2. ESTADOS, MERCADOSY M OVIM IE NTOS SOCIA L ES biencstar y democracia (Croueh 20(4). E l cambio de u na economía kcyn"'-sla na
I
-con el estado desempeñando un importante papel en el gobierno del me rca-
La politica y el estado han experimentado cambios igualmente relevantes. La ¡ do---- al capitalismo neol iberal implicó la red ucción de la p ro tección labo ral y
acción estatal es capaz de producir actores colectivos al menos de dos formas: los derechos de los trabajadores ( Breeher, Coslello y Smi!h 2(00). Para prevenir
fijando los lfmites territoriales d e la acció n política (i.c., fija ndo fronteras), y faci- hemorragias de capital , indu-so los gobiernos d e izquicrdas ha n adoptado los
li,ando o bloqueando el d esa rro llo o crecimien to d e determinados grupos socia- conceptos liberales d e flcxibilización d e la fuerza de trabajo y metido la tijera en
les, dependicndo de las prioridades de las politicas públicas y, en particular, del el gasto social.
destino del gasto público. En general, la capacid ad del estado para regular el compor tamiento dentro
de un territorio determInado ha disminuido de manera inequivoca. En primer
2.2.'. LImi t es t er ritoriales y confl ict os soc iales: lugar, ha aumentado la importancia de las estruCturas políticas territoriales den-
la t ransnacionalizac i6n de la protest a {fO del estado. En la mayo rí:o de los casos, este hecho se entrelaza con la con-
solidación de diversas forma s de d escen tralización te rrito rial (Keating 1988;
T radicionalmente, la acción poHtica d e la sociedad industria l ha presupuestO un Sha rpe 1988; Bukowskl, Piatto ni y Smyrl 2003). En a lgunos, las t ransfc rcncias
conce pto es pecifico de es pacio y territorio t raducido al modelo de estado-nación. , de autonomía han llevado al surgimiento de entidades subnaeionales ge nuinas,
Con el mOnOl)Olio dd uso legitimo de la fuerza en un área d eterminada, el cstado a menudo en lugares con una fue rte tradició n de autonomfa, pero también en
fijó sus fronteras y,con ello, el limire " nalOrar' d e un complejo d e relacioncs mu-
4. Véase Giddens (1990) pllrll un trlltllmlento en det lllle de es te punto.

68 l OS MOVIMIENTOS SOC IALE S &9 DQNATELLA DELtA PORTA V MARIO DIANI


Lo dic ho hasta ahora no significa que los estados haya n perdido su centra-
otros donde no era c:I caso (por ejemplo, Espal'la). Al mismo tiempo, la creciente
interdependencia de los estados y c:I fortalecim iento de algunas ole han debi- l,dad. Analistas del reciente e impresionante crecimiento de las economías de
litado la idea de los estados eomo las únicas unidades rdevantes e n d sistema Extremo O riente señala n, por ejemplo, el papel del estado como faeililado r del
inte rnacional. La transfe rencia de poder regulador hacia O IG como la UE ha desa rrollo (Castells 1996: 89). Pero, sin duda, la presencia de movimientos si mul-
t.ineos hacia la constitución de autoridades su pra nacionales y subnacionalcs ha
trasto rnado los límites nacionales (Bartolini 2(04).
La globali:z.aci6n no es únicamente una cuestión de las n uevas tecnologías tnido consigo cambios significativos en la formaci ón de actores colectivos. Por
sino tambi ~n de las herramientas políticas establecidas para regular y reproducir : lem plo, en el caso de nacio nalidades mino ritarias dentro de estados mul ticul-
c:I modo de producci6n a uav~s de la proliferación de organizacio nes interna- lurales, la presencia de entidades supranaeionales tiende a cambiar los crite rios
cionales guberna mentales y no_gubernamentales (U. Beck 1999; BaH y Thomas utilizados por los autores para definirse y definir sus estrategias. L., integración
1999). Aunque d contexto polftieo nacional siga filtrando d im pacto de los 010 - !u rope;¡ ha contribuido decididamente a un nuevo proceso de movilización de
vjm ie ntos internacionales en la política nacional, la crecie nte interd epende ncia !.u minorfas ~tnieas en los estados de Europa occidental, proporcio nándo les un
eco n6mica ha '·enido de la ma no de ~una significativa internacionalizatión de la nue\"o interlocutor y n uevas metas. Con la construcción de nuevos estados tras
autoridad pública asociada a la t orrespondiente globalizaci6n de la actividad po-
:J desi ntegración de ouos ya existentes, se ha producido, cada vez más, un' rno-
lítica" (Hdd y McG rew 2000: 27). Así las cosas,d sistema intcrnacional basado en Hrni:nto hacia la renegociación de las relaciones e ntre las reg iones centrales y
d estado-naeión parece ha ber cambiado hacia un sistema político com puesto de ?=fl t¿ricas de un mismo estado en el marco de la "Europa regional". Al mismo
autoridadcs super puestas a múltiples ni vdes con ba ja dife renciaci6n funcional y :::mpo, es perceptible un cambio desde las identidades nacionalistas con un fue r-
escasa legitimidad de mocrática. En d sistema político, la globalización ha mddo -: w mponeOle ~ tn i co hacia identidades que combinan referencias a la nación
:':"":l una mayor atenciÓn al multiculturalismo y la cohabitación de diversos g ru-
consigo una htransnacionalización" de las rdaciones poHticas. De hecho, inves-
:"Q> culturales Oohnston 199 1b; Mclucci 1996). L:I lucha por el autogobierno de
tigaciom:s recientes en relaciones inte rnacio nales han resaltado la plur;¡lizaci6n
de los acto res que son relevantes (Nicholson 1998: 131 y ss.). [kwe la Segunda o-.s pueblos indigenas se ocupa no sólo de derechos particubres, sino tambi ~ n de
T.'"l derec hos específicamente pollticos de comunidades no ddim itadas territo-
Guerra Mu ndial, y de fo rma creciente e n los últimos al'los, ha aumentadO el nú-
merO de organizaciones guberna mentales internacionales con un rad io de acció n -...J!mente (Brysk 2000; Yashar 1996).
tanto mundial (como las Naciones Unidas) como regional (po r ejemplo, la Unión La globaliz.ación no sólo ha debilitado el poder de la poHtica sobre la eco-
Europea, pcro tambi~ n Mercosur e n Am~rica Latina y el TLC en Am~riea dc:l -":=Ia. Tambi ~ n ha generado conflictos transnacionales en las politiGIS de las
-<tH~~iones internacionales con resultados diferentes dependiendo de:: b orga-
No rte), con objetivos m ililares (la OTAN o el difunto Pacto de Varsovia), o con
- ' ~Clo n y de su campo de actuación. En concreto, ha aume ntado la oposición a
el declarado propósito de fomentar el desarrollo económico (el FM1, el Banco
.1:! roliricu neoliberales de las llamadas institucio nes fina ncieras internacionales
Mund ial o la OMC) (P rincc n y Finger 1994: 1).
Las o rgan i".. aciones inte rnacionales han contribuido a la difusió n de regula- = 0 c:l FM I yel Ba nco Mundial), que ejercen un fu erte poder cocrcitivo me-
:.:....~\~ la amenaza de sancio nes económicas y condiciones para el c ,,~di to inter-
cio nes y normas internacio nales que e n algunos casos reem plazan la soberania
~~"""lQn.l1. La c ritica se ha centrado en su evidente dUicit democritico y en la
nacional. Como a menudo se ha señalado, " hoy e n día, ning una aUlO ridad o fi -
cial controla a los enados e n el sistema mundial, pcro muchos es ti ~ sujetos a it :·:;:..tmción de poder por parte de cue rpos poco repreSClltativos y transparentes.
poderosas fuerz.as, presiones e influcncias 110 oficial es que penetra n la supuesta C''("¡;lderac1ones similares si rven tambi~1I para otros o rga nismos internacio nales,
=-- 1'" : lemplo, en la esfera de las Naciones Unidas, u otras políticas promulgadas por
du ra coraza del estado" (Russen y Starr 1996: 62). Además, aunque la ma-
~ l mon Europea, dade cuo:stiones medioambientales a los derechos humanos.
)'orla de las organiz.aciones interguberna mentales funcionen como luga rcs de
:--.~ ~ dIo no ha hecho sino brinda r nuevas oportunidades a la movilización y la
e ncuentro y fo ros de discusión para la toma unánime de decisiones que luego
ratificarin los órganos nacionales, un nómero cada vez mayor de o rga nizacio- "' : l :-uzdción de campañas a escala transnadonal (1:1T row 1995; C ha tfield t!t al .
nes internacionales llega a c:sas decisiones mediante un sistema de mayorías .. -. ;-'larks y McAda m 1998). La integración de múltiples nivdes to: rri toriales
ru...~.d.t. por I~$ gobiernos se ha visto secundada por el desa rro llo de estrategias
que ata a sus estados m iembros (ibíd.). Las o rganizaciones gu ber na mcn tales
internacionales han sido tan to herramientas pa ra la globalización econó mica, .: ::;: ': . iJrlo:s I\tveles por parle de la protesla (Imig y Tar row 200 l a y 200 lb; della
~ "'-...l ' Tlrrow 200"; dd la Porta 200"b, dclla Po rta y Caiani 2006; vtaso: tambi~1l
a tr av~s de po][ticas liberaliz.ado ras para d come rcio y los movim ientos de ca-
;:¡;:"' :.': ! Q S de este libro).
pital . como una fo rma de gobe r na r procesos quc ya no puedell ser manejados
a ni vel nacional.·
2.2.2. Estado y clases: los conflictos alrededor del estado de bienestar g lobalmente critica con el estado de bienestar (Fabbrini 1986; Brissene 1988; Lo
1982,1990).
El ~stado no solo iní1uy~ ~n la formación de acmres colectivos a través d~ la de - No obstante, en tiempos más recientes el movimi ento por una justicia glo-
finición d ~ los Iímit~s ter rimriales para la acción política. Es bi~n sabido qu~ su bal se ha movilizado principalmente en defensa del estado de bienestar. Ba jo
papel ~n la ~conomía aumentó progresivamente a lo brgo del siglo xx, alean_ formas dife r~ ntes según los paises, las organizaciones sindicales se han unido a
zanJo su punm más álgido e n los años set",nta, para después deca~r ",n d cam- la protesta acusando a la g[obalización neoliberal de subordinar los dere chos de
bio d e siglo, si bien de forma desigual según los país~s (Croucn 1999). Se mir~ los ciudad anos al libre mercado e incrementar con ello las desigualdades entre
como S~ mir"" el estado ha pasado d", se r garante d~l mercado a manejar activi - el Norte y el Sur y en e! int~rior de los propios paises. De hecho, precursores de
dad",s ",conómicas a través d ", la iniciativa pública. Por otra parte, el ~stado del h s protestas de S~a1tle se pueden enconnar, al menos parcialmente, en el mundo
bienes tar ha contenido la desigualdad social (para una discusión g~neraJ, véase del trabajo. Como ya se ha dicho, la última década del pasado siglo contempla-
Rose 1988), lo que ha !levado a algunos observadores a mant~ner que el principal ron una transformación en la acción del mundo del trabajo, de forma diferente
e/callagc social ya no descansa en el conTrul de los medios de producción sino en cada país dependiendo de los patrones dominantes en la representación de
que se r~laclona con la procuración de medios para b supervivencia, sea en el intereses. Mientras que, en general, las federaciones sindicales de los paIses euro-
mercado privado o a través de b interve nción pública (Saunde rs 1987, citado ~n peos ac~ptaban la privatización, desregulación y "flexibilización" del trabajo, la
Crompton 1993: 103-4; véas~ tambi én Taylor-Gooby 1986; Papadakis y Taylor_ oposición creció <:n otros s ec tor~s, tanto d~ntro como fuera de los sindicatos. En
Gooby 1987). Cie rtament~, los criterios para la asignación d~ r~cursos públicos, a Francia, Italia y Alemania, por cjcmplo, la protesta se c xte ndió sobre todo a los
m~nlldo relacionados con la satisfacción d~ n ec~ sidad~s básicas como la vivienda servicios públicos, expresando su oposición a la privatización y sus efectos en las
o el t ransporte, han rel'r~,e ntado un ár~a imporrant~ para la acción cole<:tiva, en condiciones del trabajo dom éstico y la eficie ncia global de los servicios. Acusados
par ticular para los grupos .~oc ial ~s del contexto úrbano (Dunleavy 1980; Castells de d efende r viejos privilegios, los sindicatos del sector público buscaron a menu-
1983; Lowe 1986: Pickvanee 1977, 1985, 1986). do el consenso de la opinión pública p idie ndo la defensa de los valores públicos
Los procesos d~ natural eza política, más que los basados en bs dinámicas de contra los privados y de los se rvicios frente a los bienes.
me rcado, afectan a b ex istencia de ci~rtos grupos social~s. Como ya se ha dicho, Más allá del transporte público, la opo~ición a las políticas económicas neo-
la cues tión del dese mpleo está fuertemente influenciada por Ia.~ instituciones de! liberales se ha extendido especialmente a los sec tores de la educación y la sa-
estado, cu ya intervención tiene repercusiones en el núm ero y las condiciones de lud. En país~s con patron~s pluralistas de rela ciones indust ria les (con diversas
los parados. El f<: nóm eno ha sido más notable tras la Segunda Guerra Mundial, organ izaciones represenl.iltivas que compit'~n unas con otras), nuevns sindica-
con el d esarrollo del estado d e bienestar y de patrones neo-corporativistas pa ra la tOS muy críticos con las diversas formas de privatización han surgido y se han

re presentac ión de inte reses (véase cap. 8). En las últimas décadas, los rnovimi~n ­ exp:mdido en estas ;lre'ls, desde Coordonner, Ressembler, Construi re (CRC) y
tos sociales han cri ti cado el modelo d e estado inrerve ncionista y del ~stado como Solidair~, Unitai re, Démocratiqu., (SUD-PT T ) en Francia (Ré rou d , Mouriaux
mediador ent re las fuerzas productivas. Diversos factores han confluido <: n la
ampliación del potencial para el conflicto. En primer lugar, al revelarse d ~ forma
, y Vakaloulis 1998: 49; Sommier 2003) a Cobas ~n Italia (della Porta 2005c). En
los llamados países neo-co rporativos, con la re prese ntaci6n labo ral confinada en
cada vez más evidente el papel activo desempeñado por el estado en la distribu- un único sindicato, los sindicalistas del sector públ ico adoptaron posiciones más
ción de recursos también han crecido las oportunidades d~ movilización para la rad icales (por eje mplo, primero OETV y luego Ver.di en Alemania). No es una
protección de grupos sociales más heterogén eos. Segundo, aunque la expansión coincidencia que estos sindicatos fueran los más implicados en las campañas de
de los der~chos sociales ha traído sin duda mayores oportunidades para las clases í protesta contra la globalización neoliberal (della Porta 2oo5c, 2oo5d).
sociales más bajas, también ha supuesto una considerable redistribución fiscal, En resume n, el crecimiento del papel del estado ha multiplicado el número
lo que se h~ visto, a medio plazo, como especialm ente gravoso para las clases de actores sociales cuya existencia y cuyas oportunidades parecen estar vincula-
medias e insuficiente para cubrir los costes cada vez más impo rtanTes del est~do das, al menos parcialmente, a los m ecanis mos de toma de decisiones políticas.
de bienestar, sobre todo en el contexto d~ una población env e jecida. El resulta- Al mismo tiempo, los procesos que acabamos de describir han mi,nado la efica-
{lo: una crisis univ~rs,,1 del bienestar qu~ es al mismo tiempo fiscal y política. , cia de los acto res políticos consolidados pa.ra mediar entre los diversos intereses.
D e hecho, la natural eza explícitamente política de los criterios de asignación de Cambios en los crite rios pJra la defi nición de los actores y determinar lo quc es tá
recursos sociales ha estimulado la movilización entre la clase m~dia, no sólo en en juego han impuls~do la multiplicación de identidades colec tivas e intereses
forma de moviP1.ientos contra los impu~stos, sino también desde una pe rspectiva movilizados y, por consiguiente, su s~gm~ntación.

72 LOS MOV IMIENTOS SOC IALES 73 DONATELLA OELLA PORTA Y MARIO DI AN I


2.3. CONOCIMIENTO, CULTURA y CON FLICTOS complejo de oportunidades civiles (por ejem plo, relativas a la libcrtad de expre-
sión y asociación), oportunidades políticas (caso de las relativas al derecho al VOto)
~. benefi cios sociales (relativos al acc(!so a un m ínimo de bienestar y educllción) sill
Los movimientos sociales tambi¿n reaccionan a cambiasen el sistema de valores y
la cultura en general. Discutiremos m ;!.s adela nte las "oportunidadcs discursi vas" c,¡lificacio nes adicionales (Marshall 1976). Estos derechO$ re fie ren (! n realidad al
de los mo\.imientos (vta~ cap. 8) y sus efectos sobre los valo res, el conocimientO y cludlldano entendido gené ri camentc, normalmente masculino, ad ulto y occiden-
las acti tudes. En este apartado queremos, sin cmbargo, escoger algunos cambios w.1. La moviliuci6n inten ta extcnder los d erechos d~ ciudadanía --collla provi -
culturales generales a menudo relacionados con los movimientos, examinando la Han del mismo con junto de de rechos-a grupos sociales excluidos: los an31fabe-
:ÚS r los pobres, pcro tambi¿n las mujeres y [as mi norias élnicas (BarbalctI988).
concepción de lo público y lo privado, el crecimicnto de u na contracultura d e los
movim ientOS y el desa rrollo d c una cultura g lobal. Sin embargo, hacia finales dd siglo xx, dive rsos factores revdaron la proble-
:;¡jtica naturaleza del concepto de ciudadania. No sólo se demostró lo dificil que
2.3.1. Trans formando los limites entre publiCO y privado n ap licar el modelo dc Marshall en paiscs fue ra de Gran Bretaña (Gid dens 1983;
B,¡rbalet 1988), sino que una serie d e procesos cstructu ralc$ minó algunas ideas
En el pasad o, la cxpansión del papel del estad o contribu yó a la modificación de que hasta entonces se d aban por dcscontadas. Con la consolidación de la presencia
los límites entre lo público y lo privado. El estado ha intervenido cada vez m:!.s en ":e la mujer cn la esfera pública (ta nto en ttrminos profesionales como poBticos)
;!.rcas relativas a la vida privada, cn concreto, a través de la prov isión dc servicios ;oc han dewdado las contradicciom:s entre 105 d en::chos for mal mente reconoci-

socialcs y la actividad de las agcncias dc biencua r. La pr incipal forma de apoyo ..!~ como uni ve rsales y las fo rmas existentes de organización de la vida famili ar

a los ciudadanos ha venido acompañada, si n cmbargo, de un mayor control so- \ profesional <¡ue rcstringe n a las mujeres el disfru te de esos derechos. Las olas
bre aspectOS de su vida que previamcnle e ran objeto de regulación autónoma por :;¡¡gratorias hacia a 10$ paises occidentales han puesto sobre el tapete el problema
partc de los acto res soci3les. Po r ejcmplo, la extensión de los scrvicios sanitarios ~~ cómo artic ular 10$ de rechos de los ciud adanos d e una forma que permita la

públicos ha favorccido la estandariUlció n de m¿todos terapl:uticos yeluatamie n- ~ ... lStencia de diversos grupos culturales. El creciente númc ro d~ residentes no

to de acontecimientos crucialcs cn la experiencia dc los ind ividuos, como la ma ter- :¡,¡c .on~le s ha empujado hacia una adaptación del propio concepto de de rechos

nidad. Todo dIo ha venid o ~gu i do dc una tendencia hacia la burocrati;c.ació n y la ~Iudadanos, con el cfecto de la existencia de grados dive rsos y d if~ remes de p ro-
racionalización dc la esfera p ri vada (Habermas 1976, 1987; Melucc; 1989, 1996). ~!\:CLón para "maticcs" diferentes de ciudadanía (Bonazú y Dunne 1994; Soysal

As(, la ddinición dc los critcrios que d eterminan la normalidad y b desvia- ! N4: Cesa rani y Fulbriek 1996).
ción e n :!'reas previamentc regu ladas por otras instituciones (como la iglesia o la .-\.sim ismo, son numerosas las in iciativas la n zad as para la defcnsa de los de re-
familia) $e ha conv~nido e n objeto de intc rvención pública. Sc han creado con :~<» de los niños y, ~n general, de los menores. En algunas ocas i on~s, estas movi-

ello las premisas para el aumento de nuevos conflictos cuyos p rota gonistas son ~ciones han alcanzado un amplio significado poUt1cO. El acontecimiento m:is

nuevos grupos sociales, por ejcmplo, los profesionales y usuarios de servicios so- ';>Iblc hasta la fecha ha sido <¡uid la "Marcha Blanca" que en octubre de 1996
ciales o los gesto r~s con responsabilidad en la coordinación y el funcionamientO ~ :: Bélgica ma n ifestó la indignación de la población a ra(z de la protección ofre-

de los organismos públicos (Hoffman 1989). En muchos ca5m, la protesta se ha .;~J.¡ por los cuerpos estatales a un grupo de criminales pedófi los. Con los padres
rdacionado no sólo con la eficiencia de los scrvicios sino también con su imper- :-:c los meno res mu~rtos c ntre sus principales promotores, la Mar~ha significó el
sonal idad y su te ndencia a crcar y r~produ ci r la desviación y la ma rginalidad, en :.mt de una ola de protestas masivas que habían cucstionado la l~gitimidad del
luga r de combatirlas.' EsIC tipo de preocupaciones se ha exprcsado por medio =- :"\Iumo de las elites belgas. En este caso, la identificación con una causa relati-
de movimicntos qu~ critica n a grupos privad os de p rofesionales (por ejemplo, '" ~:ne nte es pecífica - no importa lo e motivamente cargada que estu viera- dio
cie rtos sectores del (!Slablishme"t m¿dico, las compañias farmac¿uticas y simila- ¡~:¡,. d movilizaciones con un impacto político más amplio (Ca nuyve1s e l al . 1997;
res), acusados d e subordinar el cu id ado de los usuarios de los scrvicios a la lógica :-. 'ldeur 1997; Rih oux y Walgrave 1997; Walgraave y Maassens 2000).
económica y o rgani zativa (Scotch 1988; D esario 1988; ). Gamson 1990; C hesler Todos estos ejcmplos sugie ren que, aunque el estado-nación y los de rechos
;o:: ( Iudadanía mooernO$ se inspiren en identidades universales, persisten otras
199 1; O\iver y Campbelll996).
En la sociedad indusuial, una (rdativamente) clara distinción cnue lo públi- ':'.;-:c"t~~ de identidades colectivas y conAictos. Otros criterios apareccn regular-

co y lo privado permitió a las personas defi n ir los dc rechos ciudadanos como un :::'~!lIe. junto a los de tipo funcio nal ista o universal, para defin ir a los ac tores
:-:~ :,,;u " os , basados en rasgos "atr ib uidos" como d g¿ne ro, el ar igcn fm ico o la
~J. En conS(:cuencia, la ciudadan!a parece tener menos que ve r con un ~onjun-
5. Véase. POI ejemplo. la critica a los hospitales ps lqui6t r lcos desarrollada alo largo de la
década de 1970 (C rossley 1998, 1999).
10 d e eua lidade, otorgadas y m ~s con un proceso de na turakza confl ict iva donde tares de los movimie ntos sociales habían reservado un es pacio considerable
lo que esti en juego son [os criterios que delinen qu o!: es u n ci udadll no.- El hecho a la acció n relacio nada con los bienes de consumo y la dabo ración cultura l.
de que e:! estado haya amplilldo su á mbito de intervención no hace sino más obvia :-"fov imic: nlOs d e mujeres,ol(uptJs ode o tr o tipo han promov ido la construcción
la naturale u política de esas asimetrías y d esigualdades.7 de redes al ternativas, ofreciendo con ello una serie d e oportun idad es au tó-
nomas pa ra el apoyo y los con tactos sociales e nue los pa rticipantes (Mel ucci
2.3.2. Cultura y cont racuUuras 1984a; Lyons 1988; Taylor y Whillier 1992).
En OfrOS casos, la acción colectiva sobre los eui[os de vida sc: ha ocupado
La c reciente diferenciación de estilos de vida reprc:senta otra fuente de "pro- de la defensa de valores y trad icio nes que, se sosten!a, estaban amenazad os.
blematización" de las identidades socia[c:s. En un mundo donde las lc:altades de Movi mientos como el Amc:rican Moral Majority o los contrarios a la introduc-
clase pa recen habc:rse fragmc: ntado y con las ideologías politicas y religiosas en ción del di vorcio en Italia a principios de los años setenta del siglo pasado tam-
cris is, e:! consu mo cultural, el uso de:! tiempo libre, las formas de o rganización bién eligie ron como te rreno para la movili Z:lción po lítica la esfera p rivada y los
d e la vida emocio nal, las Mbitos alime nticios o la forma de vestir pueden rep re- criter i05 por los quc: se define un estilo d e vida particular como o!:ticamente desea-
sentar un factor pode roso d e d i vc:r~ificación y, según los últimos análisis, de Un!l ble (Wood y Hughes 1984; Wallis y Bruce 1986; Oberscha ll 1993: cap. 13).
nueva estratificació n c nt re los g rupos sociales (Bourdieu 1984; Ede r 1993). En La creciente importancia de los estilos de vida tambi o!: n ha propiciado que
muchos CllSOS, es simplementc: una cuc:stión de conduera d c: consumo indi vid ual , el consumo se haya convertido en un objcto espedfico d e la acció n colc:ctiva .
asimilable al fenómeno d e [as modas. En otros ca~os, sin emba rgo, los estilos de CaJa vez más se ha ido idc:ntificand o al consumido r como un actor político y no
vida se convien en en ob jeto de conflictos relacionados con la legitim idad d e fo r- sólo económico. Las orga n izaciones d e consumidores han dirigido sus int e nto~
mas culturales eme rge ntes o la defensa de otras trad icionales. de movilización al público en gene ral. Po r ejemplo , se han creado estructu ras
Los movimientos juvenile s y otras con tracullUras sirven de ejemplo d e pa ra la producción y distribució n de bienes alterna tivos e n c:lsector d e la alime n-
cómo los est ilos de vida individual conllevan u n carácter antagonista. E l su r- tació n y lanzado campañas y movilizaciones a favor d e los consumidores. Sus
gimiento d el punk a fi na le!i de l:. d o!:cada d e 1970 supuso la aparición de un for mas varía n desde cuas i-contraculturas (po r eje mplo, en las rcdc:s alternat ivas
fenó meno que se podría redu ci r Hcil mentc a una moda, pero incluíll al mismo que promovieron y distr ibuyeron alimentos biológicos en las primeras etapas
tiem po un fu erte amagonismo simbólico en cuanto que ruptura d e dnones d e los movim ientos ecologistas) a la acció n cibica de grupos de inlero!:s pú blico u.
consolidados d el decoro y el buen guSlO. En o uas palab ras, tuvo también un (po r ejemplo, c:n for ma d e o rgan izaciones masivas pro fesiona les como Commo n
distinti vo g usto contra cultural. Lo mismo se puede d ecir, qu izá, de otras for- Causc:) (McFarland 1984; F o rbes 1985; G ronmo 1987; Maye r 1989; P into 1990;
mas d e exper iencias culturales juveniles, d esde c:I ra p a las rall~J.· E n los últi- Ranci 1992). E l comercio justo y el boicot han pro liferado enormc:mc: nte en los
mos años, culturas y estilos d e v ida ahernativos se han fo m c: nl3do e n cenlros últimos años, es¡>ccialmente entre la gente joven (Michc:letli 2003; vo!:ase también
1
juveniles ol(uptJs en Ital ia y Espa ña y d ala radical de l mo vimiento con t ra LlI
constr ucc ión de ca rr ete ras (Unli-rODd) e n d Re ino Unido (Doherty 1998; d ella
cap. 7 d e este libro).
Aunque no siemprc: conectadas unas con otras, estas activida d es vuel ven a re-
I
POrta, Andreua, Mosca y Re iter 2005). A final es dd siglo xx, d ife ren tes see- clamar n ue~tra atención desde d istintos puntOS de vista sobre la nueva relevancia
de la acción colectiva preocupa d a por la de fe nsa (le ciertos modelos de conducta y
6. Histórieemenle, le efirmeción de l estedo de bienest¡" merca el peso de une noc ión ciertos códigos morales por encima d e la conquista del poder político o la protec-
de dere chos (civiles y pOllticos) entefldida, primero, "cofltra"" el estado, a un~ noc ión de ción de interc:ses c:conómicos. Dive rsas transformllciones en la esfera p rivada y las
derechos que supone le cooperación "con" el estado (Barbalet t988). Sin embargo, con la
llegada del mul ticulturalismo, y de maflara mAs general con la crit ica de la colonización de formas d e producción cultural parecen haber elevado el potencial de los conflictos
la esfer~ privada, le re lación con e l bienestar y en general cOn la in tervención del estedo de naturaleza simbólica. La dive rsidad de experiencias dc vida a las que tiene
se conv iert e asimismo en una relació n de cooperación (en la medida que uno puede Iden- acceso un ind ividuo c:s el resultado de la multipl icación d e las lealtadc:s de gru-
t ificar elementos positivos (In la expansión de la acción de bienester) y de antagoni smo pos. Cada una d e ellas proporciona recu rsos relacionales e iden titarios esc:ncialc:s
(en la neces idad de limitar los afectos de la estandarización y el control).
7. El tra tamiento m!!is slstemil.tlco de le ralación entre los movimientos socia les y les para verter algunas de las posibles causas de d esigualdad en el deba te público,
transformaciones en la esfere privada es todavlll el de Alberto Meluccl, Que puede con- ddinio!:ndolas como problemas socialcs y no ta lllO como dificultades individuales.
su ltarse en Meluccl (19sg, 1096). Como observó Pie rre Bourdieu, "cada sociedad, en cada momei'l!o, formula un
8. Véese entre otros Garofalo (1992); Radhead (t993); Jordan (t994); McKay (1996). La refe-
rencia a recientes fenOmenos contreculturales o subculturales. como el rllp o las 'a~es, no cue rpo d e problemas sociales que d a por legitimo, digno d c ser d ebatido, de ha-
deberle ocultar la releclón Que podemos encon!rllr entre géneros musicales y diferentes cerse público y algu nas veces oficializado y, en cien o sentido, ga rami zado por el
tipos de protesta polltlea (Eyerman y Jamlson 1994, 1997).

76 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES n DONATELLA OElLA PORTA y MARIO DI/l,N1


~
esta'd o" (1992: 236). En la cuestión del desem pleo, los esfuerzos de m ov ilizaci6n $C
.. . Id I , . . iT.Nd·A .M.
Ia org~n1=cI6n es paCia e as re aClones y transacciones SOCI:reS, me Id a"';,n ll: r-
frustran, por lo gem:ral, deb ido a la extendida $Cnsaci6n entre los parados de, ~ue minos d e su extensión, intensidad, velocidad e impacto, generando Ru jos trans-
las dificuhades económicas son producto de fracasos personales. Una comJIC16n continentales o interregionales y redes de actividad" (Held el al. 1999: 16).
previa a la protesta es el cambio a un a conccpci6n del de$Cmplco como problema Uno de los peligros adscri tos a la globalizaci6 n es el predominio de un único
de la $OCiedad sobre el que debe n intervenir las autoridades públicas. modo de pensar, que aparentemente surge tras la derrota del "socialismo real". El
Sin embargo, ninguno de estos problemas sociales especlficos se ha converti- sistema internacional estu vo ligado h asta entonces a una cstructunl bipolar donde
do en una fuente primaria de ident idad capaz de rep resentar los criterios centra- cada uno de los dos bloques representaba una ideología diferente. La calda del Mu ro
les para la organización de la acción comparable a la lealtad de clase o la lealtad de Ik rHn, q ue simbólicamente marcó la desaparición del bloque oriental, hizo que
nacional en las sociedades industriales (vbse, por ejemplo, Mc1ucci 1996). De el capitalismo parecie ra el moddo único y dominante. En términos cu lturales, los
forma paralela, el mapa de adversarios con tra los que se mo vilizan de vez en proce$05 de "modernización" promov idos por la ciencia y la industria dd ocio p re-
cuand o las energías colectivas es, por lo d emb, variad o: los medios de comun i- pararon el cam ino para 10 que Scrge Latouche ha llamado "la occidelllalización del
cación de m uas, las elites tecno-científicas, las inst ituciones ed ucati vU y de bien - mundo" (1989), i.e., la difusión a escala global de los valores y creencias occidentales.
estar $ocial, las clases empresariales que controlan cI consumo de m asas, etc. En :\unqueel escenar io de una única cultu ra mundial uMacDonalizada" (Ritzcr 1996:
esta situació n d e incerlid umbre, la definición d e la identidad colectiva, en lugar ':1XlO) sea exagerado, existe un incremento incontestable de interacciolles cultu rales
de apor tar las precond iciones para una acción centrada en m eras económicas o domi nado por la exportación -aunque filtrada a travó de las culturas localcs-de
poHticas, tiend e a convenirse en un p roblema aut6nomo, objeto en sí m~ s m o de productos y valores culturales occidenta les (Robertson 1992). La m etáfo ra de una
la acció n colectiva (lo que también puede aplicar$C al conflicto d e clase: Plzzorno "aldea global" subraya cómo nos llegan en tiempo rea l m ensaje5 enviados desde los
1978). Lo mismo .puedc decirse d e la b úsqued a d e estilos de vida y formas de lugares más remotos. La d ifusión de la televisión vía satélite y de Internet hacen po-
acción éti camcn te d ese~bks y apropiados. Estas necesidades no se traducen por . Iblr: una comunicación instantoinea que cruza f:íc ilmente las fronteras nacionales.
fue rza en el desarrollo d e mov imientos sociales. Por ejemplo, el d escontento con Mientras no se d esvanezcan las identidades nacionales y subna cionales, d im-
el actual estilo de vida urbano no lleva consigo necesariamente el apoyo a 10$ pacto de los v ~lorcs de ot ras culturas y el crecimiento de la interacción entre unas y
movimientos ecologistas; puede adopta r div ersas fo rmas, desde el compromiso O(ras aumentaroi el número de ident ificaciones que se cntrecruZ:l n y compiten con
político con un partido politico tradicio nal a otras más sencillas como la trans- OlrillS vinculadas al territorio. La globalización no est.:í: únicamente ~ ahi fuera" sino
formación del consumo individual , un sentido de alienació n personal o un com- umbié n "aquí dentro" (Ciddens 1990: 22): transforma la vida cotid ia na y conduce
portamielllo desviado. Si n e mba rgo, el aumenlO de las necesidades vi nculadas a .1 resistencias locales orientadas a defende r tradiciones culturales comra la intru-
la identidad representa el polencial para un conAieto sobre el que puede dcsarro- ~ ión de ideas exte rnas y cueniones globales. El res u rgir del nacionalismo, los mo-
liarse, bajo condiciones favo rables, la acció n de los movimielllOS. \ Imientos l: micos, las movilizaciones religiosas y el fundamentalismo idámico (y
no sólo d isloimico) se explica en parle como reacción a este tipo de int rus iones. Si
2.3.3. En t re lo g loba l y lo local la globalización cultural amenaza con una pérdida de las identidades n acionales,
las nuevas tecnologías proporcio nan una form idable va riedad de herramientas
Las identidades se definen cada vez más en un proceso de globalización cultural para la moviliz.ación global facilitando la comunicación entre mundos hasta en-
acele rada . La globalización ha producido cambios culturales significativos en cI tonces d istantes con un lenguaje que d esaRa la censura. La creciente percepción
mundo de hoy, una crecie nte inte rdepende ncia donde las accio nes sociales en un de cuestiones como globales aumenfa as imism o el hecho de que la gc m e se decida
tiempo y luga r determinados se ve n influenciadas cada vez m.h por acciones que uda vez mois a participar en movilizaciones d e alcance lransnaeio nal. Con las
ocurren en lugares lejanos. Com o su giere Gidde ns (1990: 64), la globalizaci6n redes transnacionales de comunidades etno-culturales, las tradicionalC$ localcs se
implica la creación e inte nsificación de "las relac iones sociales en todo el mu ndo, han des localizado y read aptado a los nuevOf contextos (Thompson 1995).
por las que se enlazan luga res lejanos, de tal m ane ra que los acontecimientos lo-
cales cuán configu rados por acontecimientos que ocurren a muchos ki lómet ros 2.4.TRANSFORMAC IONES EST RUC TURALES,
de distancia o viceversa". La redu cción del espacio y el tiempo en los procesos de NUEVOS CONFLICTOS, NU EVAS C LA SES
comunicación afecta a la producción y reprod ucción de los bien es, la cu ltura y las
he rramientas de regu lación polltica . De hecho, la global ización ha sido definida Los procesos de cambio estructural a los que nos hemos referido brevemente
como "un proceso (o conjunto de procesos) que incorpora una transformación en en págin~s preced entes contribuyen al debilitamiento de los ru ndamentos de 105

T.s D\\o\-:¡b
conflictos sociales tradicionales y a su reciente reaparición bajo nuevas formas. Para dar sentido a [o que sin duda es un dehat!': altamente diversificado d e-
Resulta empero más discutibl e saber si podemos establecer una caracterización bemos, primero, tener en cuenta que quienes investigan la rel ación entre estruc-
global de los nuevos conflictos a partir de aquí. Las transformaciones que hemos rura, clase y acción colectiva lo hacen a veces desde puntos de partida muy dife-
discutido y, todavía más si cabe, las inte rpretaciones que los diferentes autores rentes y usan los mismos términos de ma nera distinta. Para empezar, es preciso
han dado sobre ellas, parecen apuntar en direcciones div ergentes y a veces con- señalar la diferenc ia entre un conce pto de cbse "histórico" y "!':structural" (Ed!':r
tradictorias. 1995) y uno "analítico" (Melucci 1995). En el primero, [a clase es un producto
histórico de la sociedad capitalista (refiriéndose con ello a las clases trabajadora
2.4.1. ¿ Todavla las clases? r capitalista y a los procesos !':structu ral es especificas que producen y refue rzan
sus identidades). En el segu ndo, una clase es un grupo de personas con simila res
Algunos d e los cambios arriba. m encionados apuntan en dos direcciones. En p r i- "relaciones donde se producen y apropian recursos sociales" (Melucci 1995: 1 ! 7).
mer lugar, se ha producido un marcado aum en to de l3s actividades vinculadas Las desigualdades de poder y status, características de la sociedad post-indus-
a la producción del conocimiento y la manipul3ción simbólica, 3sí como la iden- trial, pueden no implicar la reproducción d el conAicto in dustrial de elase, aun -
tificac ión del control de esas actividades como un esce nario importante d e con- que sigan proporcionando las raíces est.ructurales para el surgimiento de nuevos
flicto. El desarrollo de un avanzado secto r administrativo o de servicios refl e ja la actores colectivos. La tensión en tre los dos enfoques ha inAuido en los deba tes
creciente releva ncia del procesamiento de la información en la esfera económica recientes sobre la persistencia de la clase como factor modelador del comporta-
en comparación con la transformación d e los recursos natu rales. La expansión de miento político conve ncional y, en conc reto, de b participación electoral (Dalton
las :ircas d e intervención del estado y la consiguiente multiplicación d e identida- n al. 1984; Dalton 1988; Heath et al. 1991; Clark y Lipse! 1991; Franklin el al. ¡
.,
des e inte reses pollticos redunda en la importancia del papel asignado a los que 1992; Pakulski y Wat ers 1996; Wright 1996; Manza y Brooks 1996; Szelenyi y
toman las decisio nes (dl!Ci$Íon-mak~"s) y los comunicadores capaces de desarrollar O lve Ta 1996).1 1
síntesis efectivas entre preocupaciones y valores heterogéneos. Un segundo aspecto a tratar para quienes todavía reconocen la rd!': vancia
En segundo lugar, muchas de las transformaciones reci entes han potenciado de las interpretaciones eStructu r3 les concierne a la existe ncia de una eSlructura
conflictos que reba.san las distinciones convencionales entre esfera pública y priva- jer:irquica de tipos de conAicto y a [a posibilidad de identificar conAictos cen tra -
da. Muestras de ello son la inAuencia que cie rtos estilos d e conocimiento científico les comparables a aquellos que, de acuerdo con las interpretaciones dominantes,
y ciertas formas de or!""mizarlo tienen en el bienestar psico-físico del individuo (por dieron forma a la sociedad industrial. El imento más coherente de identificar los
ejemplo, en el campo terapéutico y los se rvicios sanitarios). También podemos pen- co nAi ctos centrales de la sociedad post-industrial (o "programada") han sido los de
sar en la relevancia pública y colectiva de formas de consumo y vida individuales Alain Touraine. 'u Según es te sociólogo francés, la caregorla de movimiento social
que previa mente habrían sido relegadas a la esfera privada. O en la importancia que cumple una ta rea fundamental tanto para d efinir las regla s por las que se rige la
tienen los rasgos atribuidos, como la etnicidad o el género, en conflictos relacionados sociedad como p3ra del!':rminar la meta específica d e [a sociología: "La sociología
con la extensión y realización plena d!': los derechos ciudadanos. de los movimientos sociales", !':scrihc Touraine (198 1: 30), "no puede separa rse de
ESlos procesos apuntan a un área específica de conAictos no -materiales. una r!':presentación de la sociedad como sistema de fue rzas sociales compiti!': ndo
Lo que en ellos se di r ime es el co nlrol de los recursos d e producción d !': sig- por el control de un campo cultu ral". Esto es, la forma en qu e cada sociedad
ni ficado que pe rmiten a los actores intervenir no sólo en su propio ambiente
sino tambié n en la esf!':ra personal y, sobre todo, e n el vínculo !':xistente entre
ambos nivel es. M ás que el poder !':conómico o político, el conAicto social con- 9. Los analistas da los movimientos sociales, incluso entra los que reconocan la persis-
tempo ráneo está relacionado según esta perspectiva con la producción y la I tente importancia <la los procesos estructura les, difIeren en el uso del concepto de cia-
se. Algunos (por ejemplo Eder 1995) todavla lo consideran un recurso heurlstico que es
circulación d !': información, las condi ciones social es para la producción y uso dificil no llenar de roferancias a experiencias históricas de la sociedad industrial; otros
del conocimiento ciemífic o y la creación de símbolos y modelos culturales re- (por elemplo Malucei 1995) la recha>an praelsamente sobre el hecho da que la exporiencla
lativos a la d!':finición de identidades individuales y colectivas. Esta tesis se ba histórica la ha inflmdido de signif.eados que Impidan su aplicación eficaz a un contexto
modificado.
formulado d!': modos diferentes y con distinto grado de generalización teórica 10. A lo largo de su dilatada carrera intelectual. Touraine ha propuesto diversas versiones
(Touraine 198 1; Lash y Urry 1987; Melucci 1989, 1996; Eder 1993), aunque s!': de l enfoque (1977, 1981, 1984. 1985, 1992). Nos refer imos aqul principalmente a la adelan-
haya llegado a concl usione s diferentes en [o tocame a la relac ión entre estruc_ tada on los a/los setenta, que inspiro e l programa de investigación ··'ntervention Soc iolo-
¡¡ique" (Touraine el al. 1983a: Touraine el al. 1983b). Para una presentación sintética pero
tura, conflicto y mOVImiento social. s ist em~tica de la aportación de Touraine. véase Rueht (l99tb) y la respuesta del prop io
Touraine (1991).

80 LOS MOVIMIEN TOS SOCIALE S 81 OONAT ELlA DE LLA PORTAY MARtO DtANI
fun ciona refleja la lueha entre dos actores antagonistas q ue pelean por el control J e los conA ictos t~~dici onales ba ~ad05 en laS d esigualdades de poder y riqueza y
de intereses cultu ra les, que a su vez d eterminan el tipo de acci6n transformadora de los a~to~es polmcos protagonistas de estos conflictos. Sin embargo, identific6
q ue una socied ad rea liza sobre si misma (Touraine 19n: 95-6). Es en relaci6n l.l pecu!'an dad d e los conAic[Os contem poráneos e n procesos de indiv idual iza-
con el concepto de historicidad ---definida como el entretejido de un siStcma de ': Ión q.ue continúan ~undi e ndo. sus ra lces en dinám icas C$lructura les, aunque de
conocimiemo, un tipo de acumulaci6n y u n modelo cultural- como d ife ren- upo dife re nte; por ejemplo, la mfluencia dominante d e las instituciones asisten-
tes tipos de sociedad puede n ser identificados, junto a las dases sociales q ue 10$ ':1 .. les $Ob.re l~ idcmi~ad del yo (,sc'!', .Ia g l obali zaci~n de las comun icacio nes y d e

acom¡>;Iñan. Tou raine identifica cuatro tipos d e sociedad, cada uno protagoni- I.. s ~x.r:cne nc las de ~Ida, y el creCimiento de los sutemas med iáticos. y neg6 la
:u do por un pa r distintivo d e actores centra les antagonistas: agra ria, mercant il , poslbl hd~d de re~uc l r las respuestas a estas tensio nes estructu rales a n ingún til>O
induurial y "progra mada" (t~ rmino prefer ido al de Kpost_industrial"). Uno de de parad ig ma umficado de acción colectiva. La últi m a d e ellas es más bien --en
los rasgos paniculares de la sociedad p rogra mada seria la Kproducci6n d e bienes u na. v,a riedad de formas- sólo una dc las innumcrables opeiones abiertas a los
simbólieos q ue modelan o tra nsforman nuestra re presentaci6n d e la natu raleza mdlvlduos que luchan por una defi n ición autóno ma de su ser.
humana y el m undo externo" (T ouraine 1987: 127; 1985). Es el eontrol de la in-
formac i6n lo que constiTuye la principal fuente d e pode r social. En consecuencia, 2.4 ,2. ¿Nuevas clases medias para nuevos movimiento sociales?
la localizaci6 n de los conAictos tiende a cambiar, aband onando el lugar de traba-
L,¡ relación entre el cambio estructural y el $u rgimiento d e nuevos con Aictos ha
jo para ent ra r e n oire:l$ como la investigaci6n y el desarrollo, la elaboración de in-
fo rm ació n, las cie ncias biom~di cas y t~cnicas y los medios dc comunicación. Los :Id o analizada tambi~ n d esdc otra perspectiva. Ciertos auto res han subrayado el
actores centrales del conA icto social no son ya las clases ligadas a la prod ucció n !'lecho de que el cambio social ha producido un nuevo estrato socia l la llamada
industrial sino grupos con visiones opuestas sobrc el uso y d estino de recursos :lUc\'a clase mo:::dia. Según dicha perspecLÍva, esta clase es capaz, por ios recursos

cognitivos y simbólicos. A dife rencia dc lo quc sosticnc el marxismo, las clases n u 'jue controla y la posición que ocupa, do::: d esclllpeila r un papel central en los
se dcfin cn únicame nte con relación al sistema de producción (v~asc, por ejem - ~ uC\'os conflictm. Los análisis de la sociedad post- industr ial revela ro n cómo, pa-
plo, Miliband 1989), y la acciÓn d e clase es, de hecho, la "conducta d e un actor ,_.. Iel am e nt ~ a la evolucl ~ n de u,n sector administrativo o de servi cios, surgieron
guiado por o r ientaciones eulturales y localizado en el seno d e relaciones sociales ,":rupos SOCiales que se diferenCiaban d e las clases medias trad icionales en raz6n
definida s como una conexió n d esigual con el control social d e esa~ orientaciones" o.! ~ ; u nivel d c educación, los roles que d esempe ii,lll y su especifica ubicació n so-

(Tou raine 198 1: 61). Como pa ra Pie rre Bourdieu, la csfera pública es el espaeio ::.1.1 (Bell 1973; Gouldner 1979; G old tho r pe J 982; Lash y U rr y 1987; Semt 1990).
pr inci¡>;I1 para el eje rcicio d e la dom inación social. Sin embargo, a d iferencia del De ac uerd o COn o:::s tos anál isis, la nueva clase med ia estarfa fo rmada por se<:tores
enfoque d eterminista de su colega fra nc~s, para Tou rai ne los movimientos socia- ~~ la población que t iende n a tra baja r en el sector ser vicios. Tienen educación
les luchan I>or influi r en la esfera cullural (Gi rl ing 2CX»). ~'~pc rio r, pero no son comparables a los manag~rJ o profesionales trad icionales.
Las movili7.aciones de los movimientos sociales sc di rigen d e este modo a la J .. Ja su competencia técn ica y cultural y su posición económ ico-funcional , los
defensa dc b. auto no mla d e la sociedad civil ante los intentos de grupos tecnocr:i - ::Iembros de la nueva clase media son más propensos a movilil.arse en los con-
ticos pú blicO$ y pr ivad os por e xtender su control sobre ~reas cada vez mb ampl ias :::..: t OS de nuevo cuño arriba d escr ito, esto es, la lucha con tra 10$ tecnócratas, el

de la "ida social. 11 Si la fo r mulación d e "louraine silUaba el a nálisis de los con Aic- :'~ r(llo, ~I aparato resl)(>n.sab~e del control social y las agencias públicas o p ri va-
tOS y los mov imielltos en el cent ro de su modelo tcórico general, ot ros autores ha n ~o; relaClonadas.con la d ifUSión d e info rmació n y la COnstrucción de consenso.
seguido prestando ate nción a la d imensiÓn estructural sin por ello tra tar d e iden- :..!tc, arg umento se ha repetido en los úl timos años y varias investigaciones han
tificar nuevas líneas do minantes d e fract ura (d~awgcs). Origi nalme nte influid o : glnrm~~o la presencia persistente de la nue va elase media entre los simpatizan-
.~ ~ actiVistas de los nuevos movimien tos.u
por Touraine, Alberto Melucci encontraba im probable el surgimiento de nuevos
conAictos comparativamcnte tan centrales como el sostenido entre el capita l y el
lrabajo en la sociedad industria l. lI Mclucci nunca negó la renuente importancia : . . ' 8. yLas.
~
:~t~ l. no tanto en las precondiciones estru ctu ra ln dEl la s nuevas formas de acci6n co-
~e
segundas. explican más bien a la luz de la presenCia de redes interpersona .
t I. Cuest io nes sim ilares $e encuentran en los trabajos de Habermas (1976); Mel ucel .. ~ 'lue actuan de faclht"dor~s, cuya relación con dln6mices estructuras es, sin embar o,
I . ' que todavla neces,ta de 'nvestlgaclón adicional. g
(1989): Glddans (,\loo), entre otros. Para una 5lnt&sls critica, véase Scott (1990).
12. Véase sobre todo Melucci (1989. 1994. 1996). Para una discusión crltiea pero compren. :~ !; I s ur gimiento de la nueva clase media ha sido un tema central Eln el deba te soc iol6.
siva, véase Bar tholomew y Mayer (1992). Hay que al'iadir que 105 últimos desarrollos del , ','. desde los aflos setente del siglo pasado, s i bien la invtI$tlgaclón emplrlca sobre la
trabajo de Me luce, parecen centrarse mucho más en los procesos estructura les - so bre ...
, "'
_.Ió n de este fenóm enoBcon la acción polUica ha sido ob',eto de Interés prl~~-,
,. (
,
.. ~ ' pa men l'.
todo, el de Indlvldualizaclón- que Impiden la reproducción de la acción colectiva tradl· - .ue no exc USIVO p.e .. echofery Elllott 1985). de los politólogos.Vhse, entre mUChOs

., . " .;.T~ II ~ ,,~" ~ CC'lOH" . . . 0' ........' " ' ' '
Sin embargo, no estli claro que el vínculo entre la nueva clase media, los mo- Guerra Fría y la extensión entre las clases medias de una prosp<:ridad .:conómica
vimientos y los nuevos !ipos d e conflicto d emuestre la ex iste ncia de una base ~ ¡n precedent.:s (Pakulski 1995: 76; Rraungart y Braunga rt 1986, 1992). O puede
estructural específiea pa ra dichos conflictos. La pre:¡.encia masi va d e una nue- ~r efeclO d.: los ciclos vitales: la implicación política de los mlis jóvenes d epen-
va clase media en los movim ientos de protes!a puede simplemente reAejar la dería d.: su dispon ibil idad biogrlifica, dado que t ie nen un estatus m:h inci.:rto,
incli nación tradicional de la clase media intelectual a participar e n cualq uie r tipo una vida prof.:sional todavía no asentad a y una mayo r independe nci;¡ de lazos
de conAicto (Bagguley 1992, 1995a; Pakulski 1995); una mayo r confia nu en sus [amiliares y comunit:lrios (Pi"en y C lowa rd 1992: C rook t!f al. 1992: 146-47; cf.
de rechos y ca pacidades para poder hablar y panicipar en la vida social (Bourdieu I nglehart 1985, 1990a).
1978). Según esta perspectiva, la referencia a contradicciones estructurales es- La noción misma de dase media tiende, por lo demás, a as imilar seCton::s so-
pecíficas q ue estlin e n la hase de los nuevos conAictos perd eda d e alguna forma ( iales bastante heterogé neos: no diStingue entre los que trab.ljan en el sector d.:
consistencia. Se trala más bie n del hecho de pertenecer a la clase media lo que la cultura y los servicios person~les de los que reali zan func iones directivas o d.:
fa cilita compartir intereses generalmente favorables a la participación pública y carácte r tecnocnhico, como tampoco diferencia a los mh involucrados en el pro-
lo que pone a disposició n del individuo competencias y n:cursos que pueden ser blema de la g.:sti6n de las organizaciones (los managt!rr) de aqueHos que obtienen
utili zados en d istintos tipos de acción política. su legitimidad y status dd control de recursos profesionales y la inde¡x:ndencia de
Numerosos an!ilisis comparativos de participación polltica 11an revelado q ue enruclUras organizativas (los prof.:sionales) (Kriesi 1993: ] 1-2). Se supone que el
las variables de tipo socio-demográfi co explican con igual cficacb la participa- proc.:so de globaliz:lción produce nuevos clt!atlag~s entre "ve ncedoTC:S" y "perd.:-
ción convencional y no-convencional (especialment.: difundida entre simpa ti- dores" también en el scno de la clase media (Kriesi 200]). Para evaluar adecuada-
zantes y activistas de lo~ movi mientos sociales). Po r ejemplo, se da una fu erte mente la importanci:l de la nu.:va clase media en los mo vimientos sociales es por
correlación entre d os factores generalment.: considerados como indicadores de la tanto necesario discriminar sus cnmpone lll':S internos. Inspirándose en Wright
nueva clase media (la juve ntud y un alto ni vel educ:ltivo) y dive rsos lipos de :lC- t 1985), que consideraba las clases como d efinida s por diferent.:s combinaciones
titudes polhic.:u y/o participación política (Rames ~t al. 1979; Je nn ings ~t al. 1990; ele "i ntereses en los medios d e producción, acti vos orga ni zacionall::s y habilidades
Dril 1989: cap. 7; Nonis 2002: 201 y ss.). Tradicionalmcnte, los intelectuales han o crc(lencial.:s", Hans peter K riesi ha identificado la caraClerlstica distintiva de
formado parte del liderazgo de los movimientos étn icos (S mitb 1981). Adem b, la nueva clase m.:dia en el hecho de que ejercite alg ún tipo d.: control sobre los
algunas compa raciones entre movimientos políticos ecologistas y otras corrien tes recursos o rganizacionales y/o hab ilidades p ro fesiona les sin te ne r qu.: poseer al
ambientalistas más tradicionales muestran que la presencia d.: aetivistas de la mismo tiempo los medios de producción (Kriesi 1993: 28; véase también Kriesi
nueva clase me<lia s.e da por igual en a m bos sectores, sal va ndo d hecho d e que 1989b)." En panicular, d ebemos examinar !res secto res difercn tes d e la nuev:l
los grupos consc:rvacionist3$ d ifícilmente puedan se r consid.:rados como nuevos clase media: los Mespecia listas socio-cu!tu rales"," los directivos o marUJg~n y los
movimie ntos sociales (D ian i 1995a: 58). q ue d.:sempeñan funciones inequívocamente t«nlcas. El último gmpo incluirla
La innegable relació n exist.:nte entre los miembros d e la nueva dase med i:l al personal administrativo y com.:rcial de organiuciones públicas y p ri vadas, cs-
y la partici pació n en 105 movim'.:ntos contempodn.:os de protesta se explica no pecialistas técnicos ~algunos a ltamente cualificados, Olros menos- y los que tra-
ta nto a partir d e las dinlimicas peculiares d e clas.: sino a partir de otros faclO- bajan cn "servicios prot':CtOrl::S" (polida, ejétcito, protección civil y semeja mes).
res. Pued e, por ejemplo, scr resultado del espec!acular aumento en el acceso a Conocer los d if.:ren teS componentes d e la nueva clase media y evaluar su im-
la educación superior producido, una vez mb, en los años s.:senta del siglo xx. pacto en la participación política, junto con el de las clas.:s tradicionales (la vieja
La edu cación univeT$itaria no sólo habría dotado a la población de' habilid ades clas.: media y la clas.: obrera), permite ser m lia precisos a la hora d e interpretar la
intelectuales di stintivas sino que tambié n habrí:l fom entado un conjunto de va- relaci6n entre la condición de clase y las (nuevas) formas de participaci6n. Según
lores igualitarios y antiautoritarios que se encuentran hoy sobrerrepn:scntados una encuest:l r..._ ~izada.:n H olanda, los manag~rs y profesionales socio-culturales
entre algunos secto res d.: las nuevas clases m.:dias (Rootes 1995). El radica lismo son los más propensos, por encima de cualquie r otrO grupo socioc:con6mico, a
juven il puede estar igualmente relacionado con exp.:riencias g.:neracio nales: los movilizarse en 105 nuevos movim i.:ntos, incluso una vez controladas variables
que hoy por hoy fo rman parte d e las nuev:ls clases medias se ex pusieron a una
particular combinaci6n de condicion.:s sociales relacionadas con el final de la 14. Sa Incluyen en la nueva clase media los individuos que desempenan una función su·
pervisorll, m~s que los managars, en sent ido eslrl.:to, y los seml-profesionlllas ya rtesa-
nos alt~ment e cualificados (KriesI1989b, 1993) .
otros, Dalton (1988. 1994); Kitschelt (1989); Kilschelt y Hellemllns (1990); J ennings el ~I. lS. Esta deflllición incluye a los profesionales de serv icios humllnos (human service pro-
(1990); Pog untke (1993): N ~s (1993): Roh rschneider (1988, 1993b); Inglehart (199Oa) yW~lIa· fassíonills) y otros especilllistllS soclo·cultura les que previllmente hll blan sido tr1l1/IIIOS
ce y Jenklns (1995). por separado (Brint 1~). Véase tllmbhin Cotgrove y Duff (1980).

So! t OS MOVIMIENTOS SOCIALES 85 DONATE LLA OELLA PORTA y MARIO OIANI


que en principio est:in relacionadas, como la ed uC4lción y los nivelu salariales se promoci ~nan formas específicas de acción colectiva (Thompson 1963; Tilly
(K ries i 1993: 196 y ss,). La tcndencia es todavla más fuerte entre la pobl:tción 1978; Tou rallle 1981; Fantasia 1988; Urry 1995).
por deba jo de los cuarenta años, hecho que sostiene la hipótesis d e la existencia Dicha perspectiva mantiene que los cam bios estructurales (por ejemplo, en la
d e algún tipo de vinculo entre los movimien tos y las transfo rmaciones recientes economla o la esfera p rivada) sirven de base: para el desa rro llo d e n uevas identi-
relacionadas con las clase:s med ias (1993: 198). Algo que resu lta todavla m:is sig- dades políticas y nuevos criteriO$ de organización del conflicto únicamen te e n la
nificativo si se conside ra que, e n gene ral, la posición de clase explica la participa- me.di~a en que son objeto d e: una acción política explicita (Banolini y Ma jr 1990;
ción cn los movimientos mejor de lo que explica la participación e n los partidos Kn esl ~t al. 1995). Como observaron Martin Lipse:t y SICin Rokkan (1967), u na
políticos tradicionales, y que IOdo esto surge en un contexto d onde d impaclO de linea de fracrura o cüaf4lg~ es en realidad un inte r~5 politizado. En la sociedad
las va riables d e clase: en la polltica pa rece estar en declive en opinión de muchos indus~ rial~ las distinciones importa ntes de clase operan como cr iter ios para la
analistas (v~ase tambi~n Dalton 1988: cap. 8; cfr. H eath ~l al. 1991). o rgan ización del conflicto político porque extensas redes que vinculan o rgani_
Estos datos son por lo d em:h consistentes con los aportados por el a nálisis zac.iones y comun i da~es ~e clase: (y que unen a t stas con secto res de otrO$ grupos
dcl act ivismo ecologista (Cotgrove y D uff 1980; Jamison, Eyerman y C ra mer SOCiales con una localizaCión más ambigua, e n concreto las clase:s medias) hace n
1990; Dalton 199'1 : cap. 5; D iani 1995a). Quienes ocupan las posiciones más alfas posible la movilización de clase:. As! surgieron los dos antago nistas d istintivos de
en los grupos comprometidos en ute tipo d e actividades no sólo han adqui rido la co.mplc:ja es~ructu ra de la sociedad pre-industrial, a saber la clase obrera y la
educación superior y pertenecen a la clase media --en d sentido más amplio burguesla. De Igual modo, para que surja u n deaf4lg~ basado en las nue vas clases
dd t~nni n o--, sino q ue han adquirido dete rminadas com petencias que rev ier- medias -se d efinan como se defi nan _ y/o q ue propo rdone u na articulación
te n en d trabajo del grupo. El caso d cl ccologismo y, de mane ra más general, política estable a las nuevas tensiones eStru ctu rales que hemos discutido, tienen
de los n uevos movimie ntos a nalizados por Kr iesi, muestra las continu idades y que desa rrollarse organizaciones políticas especfficas y des plegarse sistcmas cs-
discon t inuidades existentes en la relación entre las clases med ias con educación pc:clncos d e rdadones, tanto individua les como de grupo. Sin embargo, y has ta
superior y la participación polltica. La centralidad de los in teleclUales en la ac- l ~ fecha, eso parece haber ocurrido sólo de forma m u y lim itada.
ción colectiva - u n rasgo constante e n las sociedades mooe rn as- se mantie ne En primer luga r, no está cluo hasta qué pun to la nueva clase media/de ¡er-
en alg un os casos recicmes al mismo tiempo que las competencias y el perfil general 'Idos es capaz de consolid arse como un actor colec tivo específico y desarrolla r
de los activistas de clase: media parecen ad aptarse: a lo q ue está en juego dentro de una identidad colectiva rc:lalivamen te estable. La p regunta es especialmente re-
los "nuevos" conflictos. b·~ nte dada la multiplicidad de posicione5 socia les y rol es, cuando lo d efinido
El análisis d e los vlnculos entre la posición de clase: y la conducta polltica ~omo nueva. ~Iase media está en realidad muy frag memado. y dado que la fre-
ha iluminado una se:rie de caracter[sticu ¡mportante~ de las nuevu fo r mas de ~u~~te. mOVIlidad entre posiciones sociales y geogr.:incas se: considera u n rasgo
pa rticipació n politica. En concreto, ha aportado informac ión relevante sobre los ~aun~lvo d ~ la sociedad postindusuial (diflcilmente una prOpiedad particular
activ istas y simpatizantes d e los nuevos y viejos movimien tos sociales. Al mismo e:npuJa haCia d euablecim ienlO de las redes necesarias para la t ra nsformación
t ie mpo, ha postulado un vlnc.ulo d irecto entre la posición estructural de los in- .:~ un ag regado en un acto r colectivo) (C rook ~l al. 1992: 11 7; &ier 1995;. U r ry
dividuos y la acción colectiva que resuha confuso. Las clases pueden pc:rcibirse ! ... );; Mducc.i 1995, 1996).
como agregados de sujetos ocupando posiciones an:ilogas en el sistema de eS(ra- La rdac ió n e m re la nueva clasc media y la clase media tradicional parece ser
ti Ficación rocial e n razón d e unos de terminados n~t: u rsos. n iveles de prestigio ·,: .ulmente am.bigua ~,? ffc 1985).'1 Muchos analistas se han re ferido a los grupos
y oportunidades ~ociales. Sin embargo. ~sta no parece ser una percepción mu y J! I~ clase media tradiCIOnal como scctores sociales "a mena7.ados por la mode rn; _

apropiada cuando se: trata del problema de la acción colectiva. 16 .:.I'~ ,on y el cambio". Según ena perspectiva, popular entre los investigadores dd
Por d contrario, es aconsejable anal iza r las clases como actores colectivos do-
tados de identidad especffica y autoconciencia, y vinculados a OtrOS grupos so- . - :S!a rncer tldumbre pudo depender asimismo de las distlntllS formas de hacer opera-
cialcs por relaciones de natu raleza cooperativa o confli ctiva. Vistas asl,las clases - .: . f concepto de nueva clase media adoptadlls por los estudios citados por no hablar
: .. I .'''''lIble. dependiente selllccionada, Krleslanallzó el potencial pera!~ movilización
existen sólo cuando la gente se reconoce y es reconocida como parte de un grupo ro : ',!rsos tipOS de nuevos movimientos sociales, mient ras que otros estudios. como
social disti ntivo, una vez se: han identificado los intereses específicos y la solidari- ~ : t ,/aflaee y Jenklns. se centran en une forma de IIcelón _le protesta polltica_ que
dad entre los ocupantes d e u na posición social de te rmi nada y si, sobre esta base, .~-~ muy difundida entre los movimientos. no es &~cluslva de éstos. Se requiere se;
--·t-,adamente cauto en la comparación de los res ultados obtenidos por los diferen les
' '1""_>: ')5. Vée se Kr iesi (1 992) pa ra una discus ión de cómo 108 diferentes criterios pe ra la
16. Véase Crompton (1993) para un resumen de este dilema clásico en elan$lisls de clesa ::.... ~ :_ ~n aljlecjón del potencial de movilización de diversos movimien tos sociales pue.
que opone nociones de cines como sgregsdos y como actores colectivos. ".• •• ~ . r en los resultados delenjlisis.
_.
movimiento anti-nuclear (Rüdig 1990; Flam 1994d; vtase tambitn Klandermans para pensar que exi5len diferencias sustanciales entre muchas manifestaciones
y Tarrow 19BB; Pichardo 1997), 105 movimientos sociales contemporáneos o rga- recientes de la poHtica de los estilos de vida (lift:Jtylt: politics) y de la tradicional
nizan parcialmente la prOteSta de los g rupos socia les (como comerciantes o, en política del status (rtatus politia). Como señala F",atherstone (1987), el refer irse
general, la pequeña burguesía autónoma) qm: ve n amenazado su status en razón a valores y estilos de vida no caracteriza necesariamente a grupos distintivos y
de las transformaciones socio-eco nómicas. Nuevas y viejas clases medias cons- estables con identidades especificas. De hecho, los acto res implicados en la acción
truyen a menudo alianzas en el seno d e comitts ci udadanos organizados com ra colectiva pued en compartir más bien poco apa rte de la referencia común a un
los "usos localmente no deseados de la tierra" (d ella Porta 2oo4c). con junto dado d e valores y referencias (v¿a!oC tambié n Wood y Hughes 1984;
Vista así, la oposici6n a la energía nuclear y Otr05 núcleos de peligrosidad no es Crook t:t al. 1992, es p. 1'14 ; Urry 1995).
únicamente la señal de un cambio progresivo hacia luchas alrededor de conAictos La relaci6n entre la nueva clase med ia y la clasc obrera todavfa no ",stá dara
"post-industriales" ,como 105 relacionados con el control del dC5arrollo, sino tambi t n \. ta m poco ha sido objeto de una investigación profunda y sistemática. Por ejem -
de la falta de confianza d e b s clases medias ((adicionales hacia actividades y com- plo, en el caso d e Hola nda eSlUdiado por Kries i parece que la pertenencia a la
petencias técnicas q ue esdn fuera de su control, como la tccnología avanzada, las clase obrera pudo incluso fa cilitar la movilización cn los nuevos movimientos,
señales d e una revuelta moral contra la subordinación de los valores "[radicionales" sobre todo entre los m~s jóvenes. Asf, parece d a rse en los movimientos de nuevo
a los imperati vos d e b eficiencia y la modern idad y la reacción al miedo derivado cu ño una convergenci~ 01 menos PMcial entre los grupos sociales pMticularmen-
de convivir oon u n;! fuenlG potencial de d año med io.1mhienta1. Consideraciones si- te activos ",n los movimie ntos "histó r icos" d e oposici6n. En otras palabras, hay
milares se pueden hacer rC5pcCtO <le la propensión observada entre los miembros de una continuidad incquívoca entre las "vi",jas" y "nuevas" formas de oposici6n de
las clases medias hacia la movilización COntra simaciones que.ron percibidas como dase. También ... n el caso del movimie nto por una justicia global, se ha destacado
ame nazas a su propio prestigio y decoro social, como hu prOleStas contra el crimen que su hete rogénea base social es una novedad o una im",nsificaci6n en compa ra-
y la desviación urbana, o contra los inmigrantes. Estos rasgos no se reslringen ún i- ción con los movim ic:mos del pasado (Eps tein 2000; GiIl 2000; Ayres 2004; Pivc:n
came nte a movimientos claramente de derechas; por el contrario, muchos de los )' C loward 2000; Andrel1a, della Porta, Mosca y Reiter 2002 y 2003).
"nuevos" movimi",ntO$ .rocial",s (incluyendo, aunque no sólo, el ecologismo) pareccn En resumen, a pesar d e que las cvidencias sugieren el surgimiento d e nucvos
reproduci r algo mh que es porádicas caractcrísticas que .ron tfpicas de la protesta conAictos estructurales, la forma de estos conflictos y $U capacidad para persistir
moral tradicional y def",nsiva de la clase media (Eder 1993, 1995). a lo largo del tiempo son cuestiones poco cla ras. Nos gustada cerrar esta discu-
En otras palabras, parecen haberse dado las condiciones favorables para el sión con unos cuantos argumentos adicionales a favor de la precaución. P rime ro,
re torno de d iversas fo r mas de una política del status (status po/it;e/) donde grupos no hay evidencias de que b dimensión m ate rial y d istr ibutiva haya perdido su
socia les u n idos por cierlos niveles <1", prestigio y lJ:lrticularcs cód igos morales importancia en conAictos protagonizados por movimi"' rltos contcmporá neos al
desempeñan un papel central (Tu rn er 198B; Eder 1993). En conson .. ncia con lo margen de la clase obrera (Brooks y Ma nza 1994: 562-3). Por ejemplo, las ":'0-
objetado a la versión m;Í$ estructural d", la tesis de la clase media, la atención vili;,;aciones por el desarrollo d e servicios m u nicipaks colectivos y la renovación
prestada por ",sa clase a su propia identidad de grupo y su propia posición no urbana se han visto sin duda dete rminadas por una pode rosa preocupació n sobre
es para nada u na caracterfstica exclusiva de mov il i7.3ciones recientes (Calhoun los bi",ne$ colenivos e inmateriales, como los asociados a la calidad d e vida. Sin
1993; O'Anieri t:t al. 1990). Como mUC5tra la experie ncia histó rica de los movi- embargo, también se ha n centr:ado en la red istribución d e los recursos nalU rales,
mientos contra el alcohol (Gusfield 1963), la clase media se ha d ist inguido por situa ndo a los grupos sociales mis perjudicados por las transfo r maciones en la
su contin ua atención a los códigos morales, las reglas socialm"'llte aceptadas de actividad industrial y los procesos de r",novación urbana e n oposici6n a grupos
conduela y los principios d e la ··buena vida". Las razones d e semejante actitud econ6micos protagon istas y promotores de esos mismos procesos (Castells 1977,
$e hal!an en la posición históricamente ambigua ocupada por las clases medias, 1983,1997; Lo we 1986; Feagin y Capek 1991; Bagguley 1994). Estas luchas se han
entre la burgues[a industrial y la clase obrera . D", hecho, la pequeña burgues!a visto a menudo acomp~ñadas del surg imie nto d e nuevas ali:ln7.as entre grupos
se concentró en la producción simbólica y la defensa d e su "'Status social como de clase obrera y comu nitarios (Brecher y Costello 1990). Ade m:!.s, han apa recido
resultado del incierto lugar que se le reservaba en el sistema de clases. Razones nuevas formas de acció n colectiva basadas ... n malesta r"'s concretos que tienen
semeja ntes le hicie ron s"'ntir la necesidad de dife re nciar5C de los principales gru- que ver, por ejemplo, con la lucha contra las "nuevas pobrezas~. Se han creado
pos M)Ciales y, en panicular, de los que de mane ra más directa ponfan en riesgo movimie ntos y moviliuciones de gente sin techo (C ress y Snow 1996) y Ao re-
su estatus: el prole tariado industrial a 10 largodel sig lo xx (Turner 1994; Calhoun cido por todas pa n es iniciativas e n apoyo d e parados y grupos marginales, a
1993; Oberschalll993: cap. 13; Eder 1993, 19(5). Al mismo tiempo, hay razones menudo en estrecha colaboración con el scctor del voluntariado ( Bagguley 1991,

118 LOS MOVIMtENTOS SOCIA.LES 89 OONATELLA OElLA PORTA y MARIO OI ANI


1995b; Pearce 1993). En todos estos casos, el conRiclO se ha relacionado con una nes sociales que le dan forma (para una c ritica dd a rgumento de Mducci, véase
noción general de calidad de vida y no tanlO con la asignación de recompensas PLck vance 1995).
matcriales entre dife rentes gr upos sociales. La atención a la justicia social y las
condiciones materiales (como la pobreza) ha devenido cent ral , como a menudo 2.5. RESUM EN
se ha mencionado, en la rede m e oleada de protestas comra la globalización neo-
libcral. En eSle capítulo, nos hemos preguntado si d examen de la estructura social y sus
Deberíamos también fi ja rnos en que, como señalan muchos observadores, 105 umbios puede servir de llave pa ra la interpretaci6n de la acciÓn eolecti va. Hemos
mO\'im iemos contem ¡:KIr:!.nCO$ no demuestran neces.ariamente una transformación eXJ.minado una serie de modificaciones recientes de la estructura poHtica y social
rad ical en los ac tores de la acción colectiva y lo que en ella est:!. e n juego. Los mo- , su potencial innovador en relación con Hneas consolidadas de estructuración dd
"imiemos de los últimos años deberían considerarse m:!.s bien como una manifes- conAicto. La transfo rmació n de la esfera económica ---c::n particular, el cambio ha-
tación de las dificul tades de los sislemas representativos para tratar con las nuevas C¡..I un más o menos avanzado sector administrativo y de servicios y la descentra-

tcj"indicaciones que el cambio social inevitablc:mente produce. VislOs así, los "nue- i:lación de la producción industrial_ ha minado la consistencia num¿rica de la
'"OS mO\'imientos" no son po r fuerza el reAejo de transformaciones eSlruClurales ~ l,¡se obrera y las condiciones de vida y trabajo que facilitaron la acción de clase.
globales ni los precursores del surgimiento de nuevos criterios para determinar Afronta mos hoy por hoy una diversidad m.is amplia de roles e inlere!OCs profesio-
b eHructu ra de los conAictos ¡:KIHticos. Resultan más bien una más dcntro de una nJles. Con respecto a la dimensión poUtiea de la cuestión, !OC discute la legitimidad
larga serie de manifestaciones de la naturaleza clelica de la protesta poHtica. lI La de los estados en razón de la tendencia lanto hacia la globalización como hacia lil
objeción es seri3, en particula r cuando se tiende a realizar generalizaciones ¡napro- localización, pero tambi¿n por su reli rada ante el mercado. Adem.is, la capacidad
piadas o apresuradas sobre los elementos "novedosos" desvelados en los últimos del estado para producir y reproducir grupos sociales mediante la inte rvención pú-
años. Es importante Ser co nsciente de que no todos los ejemplos de acción colectiva blica ha llevado a un mayor númcro de reivindicaciones fragmentadas y cada vez
de las últimas décadas son autom:hicamente de nuevo tipo. Los años sesenta y se- más dificilc:s de arbitra r. El nuevo potencial para el conflicto se origina así en los
tenta del siglo xx contemplaron no sólo el surgimiento de nuevos fenómenos poH- lunÍ!es cada vez más lábiles que separ:ln la esfera pública y la privada, sobre todo
ticos sino L:unbién el resurgimiento de iniciativas adoptadas por los "vie jos" ac tores ..1 partir de la multiplicación de crite rios pa ra definir los derechos de ciudadanía y
colee tivos, como la clase obrera y las minorlas etno-lingüísticas. La ca pacidad de !J. creciente capacidad de intervenci6n de las institucioncs públicas y privadas en
movilización de: los segundos se ha reproducido en una variedad de fo rmas en los .Ireas dI: la vida privada, como la salud fisica y memal. Los conAietos surgen y se
últimos años (Smilh 198 1; Melucci y Diani 1992; Breuilly 1993; Connor 1994). d<:sarrollan al rededor de la definición de nuevas identidades, COII espc:c:ial atención
Al mismo tiempo, la cuestión de la novNad de los fenómenos contempor:\- -l cuestiones culturalcs, estilos de vida y d conocimiento.

neos de acción colectiva deberla ser tralada, como subrayó Alberto Melucei en En los últimos años se han suscitado moviliuciones y movimicntos al rededor
di ve rs.as ocasiones (1988, 1994, 1995, 1996), a un ni vel a na¡¡tico m :\s que emprri. ¿ e mte reses que involuc ran a acto res que pueden ligarse en una variedad de for-
co. Examinar las caracteristicas empíricas de un determinado movimiento socia l ::1..IS a las transformaciones arriba descritas. Auto res como To ura ine han iden-
(desde el movimiento ccologisra Uordan y Malo ney 1997} al movimiento de mu- uñcado los conAictos centrales de la sociedad post-industrial en la lucha por el
je res [Roscneil 1995; Walby 1997) o el movimiento obrero ICalhoul1 1982) lleva <Ontrol de la producci6n simbólica. O u os han entendido la fuerte impl icación de
inevitableme nte a descub rir una mezcla de ac tores " nuevos" y "vie jos", conAietos ;<)S mie mbros de la n ueva clase media en los nuevos conflictos eomo resultado de
"nuevos" y ~v iejos" (¡:KI r no me ncio nar repertorios ~nuevos" y "viejos" de acci6 n: · u posición profesional y los recursos intelectuales que controlan. Sin embargo,
cap. 7 de este libro). Sin e mbargo, lo realmente importante -según Melucci- es :..,¡ ,l exibili:zación del mercado de trabajo ha aumentado la pobreu en el Norte y
evaluar la novedad de cie rtos procC$Os específicos en t¿rminos de su cenlfalidad ~n el Sur, y el asah o al estado del bienestar lideudo por las polltieas ncoliberales
en las propiedades sistémicas de las sociedades avanzadas. Por ejemplo, el énfasis ,. de economra de libre mercado ha provocado el resurgimiento de la protesta en
en la iden tidad colectiva de un grupo social no se restringe en modo alguno a t" rno a cuestiones "materialistas" de justicia socia l.
los movimientos contem por:!.ncos, pero lo que hace que sea un proceso pecu- :-':0 obstante, es importante recordar que la acción colectiva no prolifera au-
liar y por ta ntO "nuevo" de la sociedad post-industrial es su centralidad a causa -- m,i ticamente a pa rtir de tensiones estructurales. A este respecto, es dudoso
dc la do minación e xistente hoy en dra de la producción simbólica y las rdacio- ..;:~e haya surgido, y mucho menos q ue se h:.ya consolidado, una nueva línea
;.:- fract ura poUtica (CÜQVQg~) con capacidad para activar eonflictos estructurales
18. V éllse, por elemp lo, PiHorno (\981) y Tllr row (1994). Parll otro punto de vi stll, véa se fL,":"ulares a los demost ra dos por la divisiÓn capital -trabajo o centro-periferia e n
Calho un (1993) y O'Anlerlet al. (1990).
la sociedad induslrill!. Numerosos factores d eterm inad n si eso ocu rr id o no.
Entre d ios, podemos incluir la di~ponibi lidad de los re:c u rsos organizativos ade.
cuados, la habilidad de: los líderes de: los mov im ie ntos para prod ucir represen .
taciones ideológicas apropiadas y la pruc: ncia de un contex to políTico favorable. 11 1, LA DIMENSiÓN SIMBÓ LI CA
Dedicaremos el resto del libro a los me:canismos que ayudan a explicar el cambio
de la estructura a la acción. DE LA ACC iÓN CO LE CTI VA

t'
:'
¡-
r.

92 lOS MOVIMIENTOS SOC IAlES


:J . La di me nsión sim bólica d e la acción colecti va

El 6 de noviembre de 2000, Business Weex dedicó a las campaf'las por


una just icia global una sección especial en la que se lela: "Puede que
muchos de los radicales que lideran las protest as procedan de los
márgenes poHticos pero han promovido un profundo re planteamiento
de la global ización entre los gobiernos, los economistas y las empre-
s.as que, hasta hace poco, era patrimonio exclusivo de oscuros think-
t anks y seminarios académicos" (citado en Bircham y Charlton 2001:
390). En el encuentro anual de los más poderosos de l pla neta, el Foro
Económico Mundial de D avos, el gurú fmanciero George Soros decla:
··Este movimiento de protesta se conect a con algo sentido a gran es-
cala... su irrupción ha creado una preocupación que no estaba antes"
( Ibídem).
Estas declaraciones reflejan cambios dramáticos en la visibil idad
pública de la "globalización". como problema y en la s actitudes que
es t a provoca. Hasta la década de 1990, la g lobalización era una pala-
bra sin mucho sentido para la opinión pública mundial y buena parte
de los actores pollticos, tanto Jos que lrabajaban en las instituciones
como a nivel de base. Una década después se ha convertido en un
concepto central para cualquiera que hable del cambio social y po-
li tico.
La reciente importancia de la globalización en el discurso pú-
olic o y los medios de comunicación (Andretla, della Porta, Mosca y
Ra iler 2002: cap.l) ha visto cómo un número cad a ve z mayor de actores
- int electuales, agencias públicas, empresas privadas, lideres reli-
giO SOS, act ivistas polrticos, O NG nac ionales e internacionales- se
::/anaba en encontrarle una definición que subrayara sus riesgos y
;¡romesas (Nederveen Pieterse 2000; Ayres 2004). Los actores econó-
miCOS transnacionales y las instituciones financie ras internacionales
se cuentan todavla hoy ent re los apoyos más incond icionales a la glo-
oalización, aunque reconozcan cada vez más los problemas ligados a
ella (Anheier, Glasius y Kaldor 2001: 9-10). La desregu laci6n ye l libre
comercio de capitales y bien es resu ltante son interpretados como una
: recondición necesaria para el inicio y la continuidad de procesos de
:::esa rrollo fuera del mundo occidental. Lejos de proteger ú nicamen-
: e el int erés de los poderosos, la globalización económica generarla
_o prolijO bienestar entre la mayorla de la pobl ación mundial, facili-
: :: ndo con ello la difusión de prácticas democrát icas. Por lo tanto, las
''Ostricciones al comercio de bienes y finanzas deberían ser criticadas
~: I ert amente, y los principa les poderes econ6micos deberla n est ar
: en amente legitimados para desempeñar un papel político act ivo que
contemplara incluso la acción militar en los paises do nde se amenaza nes que 13 dominación totalizadora de las fuerzas del mercado puede generar. Al
la libertad de los mercados y el acceso a los recu rsos básicos. mismo tiempo, difercncias sustanciales e;' la forma en que los acto res ddin",n la
Por otro lado, las criticas a la globalización neoliberal no se reducen globalización separan internamente a los que, lomados en su conjunto,se muestran
en ningún casoal1l8mado movimiento antiglobalización, o por una globa. í~vorables o críticos hacia ella: las fue rzas pro-mercado expresan diferentes grados
IIzaclón desde aba jo. Incluyen instituciones y agencias transnacionales, de apoyo, mientras que los críticos pueden oponerse a la glohalización en su totali-
como la FAO o la Unesco, expertos escépticos, medios de comuniceción,
dad --como ocurre a menudo entre organizaciones nacionalistas de: derechas- o
iglesias, etc. Sin embargo, incluso los actores de [a sociedad civil asocia·
dos más asiduamente con e l movimiento (redes de activistas radicales, estar más bien a favor d", una versió n d emocr:hica y popular de la m isma.
o rganizac iones religiosas, sindicatos industriales y agrarios, activistas Tercero, los movimientos tambitn pueden ve rse como la expresió n de de:te:r-
de comunidades, grupos ecologistas, partidos de izquierda) definen 18 minados valores. Los movimie ntos sociales no sólo se orienran hacia el cambio
cuestión de la globalización y formulan las principa les metas y estra· de políticas o el reemplazo de determinadas elites sino a transformaciones más
teglas del mo . . imlento en una gran va riedad de forma s. Este mo . . imien· amplias que afectan a las prioridades sociales, a los mecanismos básicos mediante
to ha sido capaz de asociar al tema general de la globalizaclón otras los que ope ra la sociedad. Dentro del nuevo movimiento global encontramos una
muc has cues t iones y preocupaciones específicas; la preser . . aclón íllene influencia de valores relacionados tanto con la expcriencia histórica dO': la
medioambiental y la justicia soc ial ; los derechos de los trabajadores izquie: rda como con e xperiencias rdigiosilS. La pregunta seria ¿qut factores pri-
en paises desarrollados y el derecho de los paises en vlas de desarro·
man sobre: anos?, ¿son los valores los que dan fo rma al activismo, o es m:is bien
110 de obtener un a cceso más fácil a los mercados de l Norte, algo que
la mezcla de pollticas proteccionistas y nac ionalismo en e l movimiento la capacidad d e los anorcs del movimientO pllra representar sus preocupaciones
d~ forma qu", motiven a la g",nte a actuar y suma r apoyos a su ca usa? El dilema
obrero de l Norte ha dificultado en el pasado reciente; y el equilibrio
entre los derechos y tradiciones de las comunidades locales y la aspi· refleja dos formas diferentes de ver la rc:laci6n entre cuhura y acción colectiva.
ración a culturas globales y universalistas. Históricament"" el papel d esempeñado por 13 cultura en la acción colectiva
ha quedado rd"'gado al terreno de la ideologla. La ideología se ha pensado como
un Wconjunto relativament", enable y coherente de valores, crcc:ncias y me tas as.o-
Merece: la pena que nos detengamos en varios puntos d e ene ejemplo. ciadas a un movimiento o una O':ntidad social más amplia c: inclusiva,... [que} se:
Primero, los problemu o cuestiones d e conflicto no t iencn una vida indepen· supone p roporciona la lógica para la defensa o c:l desafio de dive rsos acu O': rdos y
diente al ma rge n de los esfuerzos de las pt:rsonas por caractcrizarlos como tales. condiciones sociales" (Sno w 2004: 396). Pensemos, flor ejemplo, en los deba te:s
Muchos de los p roblemas que afro n ta hoy ror hoy el movimie nto antiglobaliza' hbrados e ntre los pensadores y lideres polhicos marxis tas que sostienen q ue la
ción existían mucho antes de que la palabra "globalización" comenzara a circu- culrura --<n particular, la rc:volucionaria- tiene su origen en cl desarrollo de las
lar (Til1y 2004a; Wal1erstein 1974, 21XH). El hamb re y la enfermedad e n los paises fuuz.as productivas y unas ap ropilldas condiciones mater i ale~ y los que as ignan
no occidentales, la gue rr a, el impt:rialismo y el colonialismo han sido cuestiones a la ideología un papel m<'is activo en el llamamiento de los aetiviuas y las masas
abordadas por la acción colecLÍva de fo rma continuada en innumerables ocasio·
nes desde c:l final de la Segu nda Guerra Mundial, por no mencionar casos m:is
• a la acción (e.g., Gramsci). Pensemos tambi t': n en la atcnción prestada por los
psicólogos sociales en los años cincuenta y se:senta del siglo pasado a las persona-
recientes, como los movimientos por los de rechos humanos y antieselavistu o
los movimie n tos nacionalistas d e base transnacional (H obsbawm 1994: cap.1 5;
• lidades atcaldas por el pensamiento ideológico (e.g., Kornhauser 1959; pna una
,iiscusi6n vtase: Snow 2004: 381).
D'Anjou 1996; H anagan 1998b). Que todos aparezcan ahora bajo el titular de la En los úl timos años hemos asistido a una discus ión más profunda acerca del
global ización no puede explicarse únicam",nte por 13 creciente interdependencia papel de la cultura O':n los movimientos sociales que la sitúa en el marco m:is gene-
entre estados-nación y cuerpos supranacionales. D ebe: tenerse en cuenta igual. ral de debate entre estructura y agencia (agmcy) (l3ou~di e u 1977, 1990; Gidd~ns
mente cómo los actores sociales han elaborado definiciones de estos problemas de 1984; Emirbayer y Mische 1988): los :Ictores sociales aCtúa n en un contexto de
los vinc ulan a un p roceso más amplio llamado globalización. constreñimientos estructurales relacionados con los recursos materiales pero
Segund o, el surgimiento de los problemas no es un proceso evidente, sino que umbit':n con o tros de índole: cultural. L:.\S inte rp retaciones que 105 actores hacen
hund", sus rafees e n conflictos simbólicos y culturales sosten idos e ntre diferentes de su situ<lción, sus prcconcepciones, sus presupuestOS sobre la vida social y sus
actores. Scg(m se: mire, la globalización se ha convertido en un ga ncho que sintetiza principios rectores, sobre lo que merece la pcna y 10 que no, lodos ellos son as-
todos 105 bienes y ganancias obtenidos como resultado de 13 calda de las barreras pectos que constriñen drásticamente su capacidad pa r¡¡ la acción y el alcance de
comerciales y c:l triunfo del libre mercado, o todos los males, miserias y explotacio- 'us opciones. Al mismo ti",mpo, con su acción, los agent",s Vlgents) intentan - y a


1115 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES ~7 DONATELLA DELtA PORTA y MAfllO OIANI
v~ccs cOll5igue n- modifi ca r las estru<:[ unu cul turales <:n las que est;'in insertos. rLor a la década d" 1960,centrada fundam entalmente en movimientos revoluc io-
1..-. agencia social se o ricnt;l al mismo tiempo a la reproducción de ~Slru ctu r:u n .. rios de d erecha e izqui"rda d e la primera mitad del siglo xx, prestó una gran
constreí'i id oras y la creación de otras nuevas. Esta dupli cidad se da incluso en la ltenció n a este tipo d e interpretaciones (K ornhauser 1959). Hoy en dla, y siempr"
experie ncia de los movimie ntos sociales, que por d~flnición deberian ser los m ás J " ac uerdo con esta perspectiva, la aparición de los movimientO$ por una justicia
o rientados al cambio (Sewdl 1992; C rossl~y 2002; Livesay 2(02). .;Iobal puede inte rpretarse como prue ba dd fallo de la sociedad po r infundir en
El debate ha ualdo consigo un replanteami"nw del papel y I;¡s c;¡ racterlstic;15 , us mi embros los valo res del libre mercado, y e n especial en las gene rac iones más
de la ideologla. El tbmino, popul ar a lo largo dd tiempo (Turn"r y K illian 1987; JO\·enes. Por e jemplo, d mundo de los negocios culpa co n frec uencia a las eseue-
O li ver y Johnsto n 2000; Zald 2000), se ha viswsin embargo sometido a un creciente ¡.as por su hostilidad hacia la cultura empre sa rial, una critica a m enud o comparti_
criticism o desde los años oche nta al asumi r nivdes irrulo de coherencia e integ ra- dA po r los poHticos neolibe rales (ind uso los nuevos red Ulad os, como Tony Slair:
ciÓn ideológica, de proximidad ideológica entre los m iembros de un movimiento Beek 1999), que empl ean los mismos argum ent os.
social y de corrdación entre las ideas y los compo rtamientos (S no w 2004: 396 y ss. Po r o tro lado, la acción colectiva también se podría interpretar como un a
para un res umen; Mducci 1989, 1996 para una versión c!>I.5 ica de esta crítica ). prueba del surgim iento de un;¡ te nd encia hacia la reintegració n social, en lu-
La principal critica ha sid o seguram ente la que sostiene que ena noció n de ';¡Lf de la desintegrac ió n; com o prueba , di cho de OtrO modo, de la formación y

ideología encierra dos aspectos muy diferentes d e cultura: por un lado, los va- consolidació n d e nuevos sistemas d e valores. Desde este punto de vista, el ~xito
lores, y po r el otro las he rramientas interpretativas - h!ibitos, recuerd os, pre- Jel acti vismo por una justicia global podrla vincu larse a la d ifusión de nuevos
juicios, esque mas m ema les, predisposiciones, sabe rcs populares, conocimielltos , ,,lo res qu e conjugan "'" plano de igualdad la atención a la justicia social, los de-
prkticos, etc.- que nos permiten dar sentido al mundo (Swidkr 1986). Los dos ~~e h05 humanos y la preservación del m edioambieme. Úh.imame nte se ha hecho
nO tien en por qué operar en la misma dir ección. Por ejemplo, qlli<:ncs se movili- !'! incapi~ en el vínculo entre la apari ción de nu evos eonAietO$ y la dim e nsión de
za n m;'is intensa y rápidamente no so n necesariamente los que úenen valores más 105 va lores en el con texto de distintas forma s d e "nueva polftica" ("'UW politics")
fuertes si no aquellos cuya interpretación d e la situac:ón les proporciona una ló- ~ (Inectada s con cuestiones medioambientales, el femini smo, la paz y los derechos
gica clara de aeci6n (entendida co mo la pen;:epción no sólo de las oportunidades h umanos (Dalton 1988; Kri esi 1993: 60 y ss.; Rohnehneid er 1988; Norris 2002).
para actua r sino también d e las alternativa~ dispon ibles o la presión em ocio nal En la formulación más ambiciosa del moddo, el surgimie nto de "nucvos" movi-
"jercida sob re ellos). E.n lo quc sig ue vamos a tratar estos dos aspectos de forma :nientos políticos a partir de los años sese nta se asocia a un proceso m;'i~ general de
separada, empezando por los valores. ' .. mbio en los valo r",s (Ingle hart 1977, 199011, 1990b; Inglehart y Clark 1995). El
ugu m ento de In glehart d eseansa en dos p resupuestos. Según lo definido como
3. 1. C ULTURA y ACC i ÓN: EL PAPEL DE LOSVAL ORES !J "bip6tcsis d e la escasez~ (Inglehart 199Oa: 56), existe una jerarquía d e neces i-
d ..des, sie nd o las de ord"n m;'is alto (relacionll da s, po r c jcmplo, con el crecimie n_
1..-. acció n social puede pensa rse como g uiada fundament.:l. lrnente por principios :0 intelectual y personal dd indi viduo) única m ent e co ncebibles cuando las d e
rectores, con 10$ que se id enti fIcan los actor"s. Conforme ;¡ e5t3 perspectiva, 10$ o rde n más bajo (relacionadas, po r e jemplo, con la supervive ncia flsiea) han sido
valores influe nciarlan en la fo rma en la que los actores ddinell m etas es pecificas !-Jtisfcchas. Adem!is, de acue rdo con la " hi pótes is de la socia li;:.aciÓn" (Ingl ehart
e identifi C2 n estrategias efiC2ees y moralmente aceptables. Los valo res propo rcio- 1990a: 56), existe una continuida d en la vid a ad ulta que mantiene ge neral m ente
na ría n, adem ás, las motivaciones necesa rias pa ra soporlar los costes de la acció n . tna h erados los princip ios fundam ent;¡les y el orden de pr io ridades establecidos
Cua nt o más intensa sea la socialización en una dCl erminada visión del mundo, :n [os años de rormación qu e condu ce n a la madurez.
más illlpetuosa será la acció n . Las ca rac terínicas de los sistemas d e valores d arran L:l$ experiencias y los estilos de vid;¡ de los individuO$ nacid os en Occidente en
asi forma a 105 componentes de la acción. d periodo posterior a la Segunda Gu erra Mundial y d e quienes llega ron a la r:dad
¿Cómo se articula este modelo en el caso de la acción colectiva d e los mov i- l dulta durante o d espu t:s de los años sese nta han sido mu y diferentes d e los de las
mientos social es? O lo que es lo mismo, ¿cómo es posible ha cer de los valores ;~neraciones precr:d",ntes. En particular, han di sfrutad o d e un os nivelo de rique-
una variable explicalo ria ce ntr al d e acc iones que, por definición, cuestionan los ~ si n precedentes, un acceso m;'is fácil a la r:du cación supe rio r y una exposición
principios (culturalrnente legilimad os) del poder de una sociedad? Por otro lado, reducida al ri",sgo de guerra. Según Ing lehart, esta situación ha producido proba-
podemos rela cio nar la acción colectiva con una falta de integración social e n el blemente condiciones particularmente favo rables a los cambios en las necesidades
sistema o co n la inca pacidad del sistema para reproducir y reforzar sus val o res , las o rienta ciones básicas. En particular, es pro bable que se haya producido un
fundamenta les. La tradición de invcstigación de los mov imientos sociales ant e- J~ bililami e nto gradual del sis tema de valores "materialistas" y su reemplazo por
-

orro de valores "postm'lIc ri ali nas". Mient ras que el primero refleja preocupacion ... La evid encia empírica sobre el ca m bio de valo res ha generado ~n.notable
relacion adas con el bienesta r económi co y [a seguridad personal y colectiva, el ~_ . d an:llisis acerca d e la nueva política (n~1V po/i,¡es) , ~I ~urgllmcnlO de
g undo se orienta más bien a la afirmación de: las necesidad es expresivas. En otr,¡¡
p:olabras. se prioriza cllogro indi vidual prIvado, la e"pansi6n de la libe rtad de ex-
:~~~~id:s verdes y las caractchr($t~as .~e l~s9:~ti~;;;~.yD~ft~~~;~~~~~:).n~:
movim ientos (v~as",
e. g . Ro nc nel er , , .. d .
presión,la participació n dc m oc róhica y d autogobiernocn la c~fera pública. - '1 s' s han demostra d o que los qu e tienen valores postmateTlaltstas .est;in
'd d eCI-
d
Pa ra <entende r comple tamente el fenómeno par('cc adecu ado conce bir la d ..- ¡.;:..I , I , mas de acción colcc tiva o participa r en actlv ' a es e
..!:Jos a apoya r nu evas o r d 11 d
cada de I 960 com o un ade CSO$ raros m omentos e n 1.. hisro r i3 en 10$ que se produ_ ta (In Ichart 1990b). En concreto, se ha suge rido el csa rro o e .n~ev~s
ce n las condiciones necesa rias para un c:ambio radi cal de perspectiva. Uno puede ~fO(es g
'UClu ras y procesos re a I
1 c'o nados de rea lin",amie nto poHtico sobre: la d,VISO ria
990)
dcmoSlrar cómo tra nsformaciones sociales y eventos especialmente relevantes e ~lIterialis[3 (DahondI98~ ~:nb:~~g::~;;~elrable·.
VI. pos tmatcriallista Los indicios
impacra nte.<i, como el fi nal de la Guer ra Fría y el crecimiento eco n6mico gene. Las tesis de lnglehart lan provoca o u . . ~
rali zado, produjeron un cambio irrevcrsible en la eoncepci6n {le la vida polí t ie~ . 1
u , u"e ren (,ue e aumc..
-'0 d, los valores postma teTl ahstas. puede
. .~ r un ' ble-
y social y formaron una nueva generación' d e ciudadanos (y, en muchos C3sm. '1:"oÓmeno' . . _ la consecuenCIa
transitOriO . d e una conjunción hIstórica
_ I d Irrepetl b ' e
de polfticos m ilita nte:~). Podrfamos hablar así de u na generación de lo~ .~e sem3. "'(lmo la ue tuvo lu ga r ",n los años sesenta- y no tanr o la se n:I e un cam 'o
como uno habla de ge neraci o nes al refe rirse a 105 aco nt ecimientos de 1848, la • f d; han sido conrrontados con datos que m",:str~ n q ue el ree mplazo gene-
época pon.victo riana o I;¡ Gran Depresión de 105 añal veinte y t reinta del siglo xx pro. un ente como resul tad o un firm c m creme nto de 10$ valo res
(Brau ng3rt y Braungart 1986: 217; Jamiso n y E ye rman 1994). L:t ge neración de :.)e,onal h~ dl.ado rea,lm , pobl,ción no sólo occidental (Abramson y In gle:hart
poslmatena ,stas en re l , 999 I I h
los ses.c: nta habria pasado, al me nos en parte, e$las cO I1l;:eptualiz;¡c io nes a g rupos ¡Q92' Ingl ehart 1mb; de Graaf y Eva n! 1996: Ing lehan 1997, 1 ; ng e a rt y
111,15 j6venes, au nque 10$ contextos políti cos posterio res difieran enormemente.l B k ' 2000' Inglehart y Norr is 2003). . 1"
El su rgimie nto d e valores pos tm ater ialinas s.c: h;¡ documentado en Una gran 1I ~r b.t~ se ha cueHio nad o el vInc ulo e ntre las ori", ntac io nes po:stmate:~,a IS -
cantidad de daros de encuesr;¡s recopi lados en Estados Unidos y pabes e uropc<ls am , . . ,~.~iales La hostil idad ha cia las polítieas de ley y
IJS Y los nu""vos m OVl m le:n '"'~ ......... . h .
cla ve desde el com ienzo d e los años sesent;¡.} A panir de e ntonces, la distal1l:CÍ3 d" in duda un rasgu di sti ntivo de estos m ovimie n tos. q u e se an mov.l-
,, entre el número d e quien es mant ienen valo res ma terial isl35 (i.e., que señalan ~~a~: e::d~versas
.
a::asiones en apoyo d c la libertad de
'd
cxp~e.5i6n.y la dcmo:~:~~
I mismo liempo, o tras movllt-uclones (por J
'"mantener el o rde n en la na ción" o "luchar contra el al7.a de precios" entre sus
dlrce ta pe ro han promovl o, a 1 1, poluci6n ambicmal) q u e difícilmen-
prio rid ad es políticas d em ro de una liSia de cuatro en la rormulación b,hica de: 105 1 t la g ue rra la cnergla nuc ear o I
cuest ionarios) y qui enes ma nti enen val o res posrmalerialistas (Le., priorizan "dar ;eO~~:~e~'l disocia rse' de preocupacioncs relacio."adas con 1:1 (~!u~::!:;c::~:~::"
más la palabra a la ge n te en decisiones importantes de gobierno" o "profeger la l' colectiva o, en otr as palabras, d e preocu pacIOnes pu ram
libcnad de expresi6 n ") se ha reducido d e manera sig nifi cativa, aunque los m ate- ;Srook s y Manza 1994: 558-63). . l' atc rialistas
rial inas SOn todavfa m ayorfa. Adelm'ís, las cohones m~ s jóve nes de población ha n ·
D e Igua 1 od I distancia cntre los valo res m atena 'S(3$ y posun
m o, a I la ntean las
demost rado s.c: r, de manen COnSI;¡nte, m .h M: nsib!cs a los valo res ponmate rialis-
las que las cohortes de mayor edad (1nglehart 199Ob: 75). puede 5"'r, al menos :;::~~71::::' :::~~~~e~:~ ~:::: ~:eah~~~:=e~gidO en tre
preg unta s, ya que p " ó b;i ' • Si M: contempla la posibilidad
i nes ue miden una u otra o n entaCI n slca. .
~~c:xis~ncia d", las dos orienlaei~~es $urrn~onhg~ra~i:~ ;:~s:l;~~!~e:ra;~
1. Usamos aqul el término "genaraclón" en el sentido propuesto originalmen te por Xarl P e'em lo .:n su est udio sobre m,htames e se en a Ctu
Mannllelm (1946), na como Un grupo especifico de edad sino como una callarte de po- o r J p,
poliuna de Vancouver, aro y
e I1 RalO er ( 1996) encon traron que una represc nta -
. ó' . s
blación que hll experime ntado y ha qUlldado influenciade por acontecimientos históricos
particulares. Sobre esta cuestión. véa.e temblén Braungart y Br.unga 't (1992), Turner 'ó del ca nAi cto social confo rme a par~ metras d e la política .econ Imca - 111 -
(1994), Pakulskl (1995). Whittle, (1 995, 1997). Johnston y Allrela ld_Tert (2000). CI. nd . ,,'.,nateria listas"- conv\Vla a menudo
naal por preoc upaclon . . co n
2. Tembién se ha c,i tlc lldo este IIspecto del an'llsis de Inglehart por permitir analogtas en- plr~ a, en gc . ' b b, la impo rtancia de las lucha s ideo manas, má s
"pr""sentaCl6n que su raya , . 1
.. a r1st a" . Adcm:ls , ce:ntr3r~ Únl Camentec
d · . n.ó a
tre el desarrollo del cambio culturel en e l periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial un a .
y otros perlados durente tos ultimo. dO. ligios en los que el cemblo ha estado guiado por ,,-,ana al punto de vlS r.a . ..
postma!c
orien taciones ex presi vas (Brand H190; Inglehart 1990b). '
d istioció ..
n materialista-postm;nenahsta pued e ocu I(art o r a', mponante ,$tIllCI n
3. l os datos sobre el eemblo en 'os yelorel desde la déceda de 11170 en edelente es t6n dis-
ponibles pere seis paIses europeos: Franele, Gren Bretana. Itella, Alemania occidental,
Bélgica 'J Holanda ('nglehart 199Gb). las encuestu se hen ido n te mUendo a un mayor . . "O d ue el fndice [de Inglehar l] esume que uoo no puede
numero de plllses. dent ro 'J luere del mundo occidentel (Ingleher t 1991: Inglehllr t 'J Norr ls , . Seglln algunos crlt,cos. I e o ~ostmateria1iS laS 'J meterlalistas, se asume Simple.
2003,~). abl"lIlar simultáneamente ve ores, le unos a olro,- (Brook! 'J Mann 1994: 546).
mente que és tos se excluyen neceSfIf amen .

tOO LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 101 DONATEllA DEllA PORTA Y MARIO OlANI
"p 5" UO ! JllI"~ $1: J 1: ;I¡ U ;I!U~ ;>:)UO" OJ u;> ;>IU;>lUJ e!~~;> 'I:P]" "p §ope,,!~d SO I!l$;> SCO , .00!:>!lJl'd 11] :;OJ'los ~O ! pnl ':> :>p z::..,,»:;o e[ ;>nb J )I!Ulpl: OlJIlS::':;O:>U $3 'Sllls!s:;OJ BoJ d
;>p U9!;I!U~PP el u :> s;>¡qe!I!:>uo;l;>H! ;> §cpunj OJd SI:! ,u;>J;>j! P uo~e~luo:)u ;> Uy!qw~.L sl!:>!llJod n ] Á OWS!]Il! J:;O lIlWlsod [" :>JlU;> 0 II1 J uJ " PI' ,,:;OJ;>:>1l §" p np ::'1' ;>!J ::05 I' u n
"sOOwll:) soq WIl u ;> 1:!:lllnow ;> p 1:1 e!:lm.¡ $;>~Il HU' !f s;>pnJ.ue UO~I:~ ¡ UO;lU;> (ZOO: o p e:>lucld "'[ U9Pl'Z! IIlQo[B! IU e Olll"' W! "O W 1;>1' 0111:;o!w!l'fJns 1:> 'opel uo JOd 'S;>l
lJe'P l8 u l ;> S!H ON ' le"!lI:IXKlx;> $1:1 e ;>1lI;>WC!J UI UO:l :o!;>¡d wo" SJ:W cw e JourJ -u ;>J :;O) !P Án w sOS;>JOJd so p " 0P!q ;>p sOy ll SOW!I[9 SO[ u :> 0PIIl'Z Jo)"J uel{::05 OWi![" P
Un u ;>J;>!~ n $ $!S;;II e¡l;> UI:Z!I" UI: ;> nb so:)!Jldw;I 10!¡eqIlJl sou nSI" 'oSJe<j w ;> U!S - :>lewlsad 1;> Á S:;Ole !JOS SOlU" !W !"OW 501 ;>J1U :> u9!;>el:>J 1:[ "1' e;lJ :>:> C se pnp s".,
"o pu nu. I;;IP SllUOZ s;>¡ed pu !~ d 11:1 aJ 1U;> S!!J nlOj I;> UO!;>!![;>J ~el Je,u;>1Jo;;lP s;>[q "(166 1 d wnJ.l.) el :>J :)UO:;O ":>~JJod U9 !""C) e un8u] u l' Ul:p0"""::>S OU s"w!l I'!J::;Jlcul1 sod
- u d;>:lsns SO¡:)!U UO:l s;>¡ u eucx:hu!;>p ;>lU ;>n)::.p UC!}I::''' ;;I n b sopcl~!eJJe ::'IU :>W:>IJ :>n,l §"JO]"" ro l '(SOp! Un W pl!lf3 u :> 'oldw:>!;> JOO) os,,::. 1;> 0 1')' I!'I ou ;>puor 1Il1l '08
s:> Jo[e,,;>p so lun!uo, u a ~opl:[::.ue :> lU a1ue pUu)o J d o UJ o::, S;>¡ "!:>O§ SOIU:l!W! "OUl s0l - Jl'C¡w:;o " !S ~Il I S! I Il!J:>lewlsOO m~.u" e¡s!],,!J;)¡CW e!JOS!"!p Il[ :>p JOp :;Op:>J]B :>:>!ueffJO
ap U9 !$!" eun u au OOoJd 's"'IS!¡e!J:lleUJ1 ~od ~OJ! J 9::' 1 ~O¡ JOO 0 Pl'S.OIO pp JI U;>J ;¡)!P :;os l'Hy ;>nb :;op :md (:;o""p o:;opl[0d mor. un u:> 0p)11;>AUO:;O UC'-[ :>$ S:>pJ:>/\ SO ] ::.puop
U"!'1 [:K¡cd un ':>JO ]"" sOl l' opeuff! se u"lf ;!lU JppJO Á W "lS[ P :>J1U;> ["IU;>UJ"pun.: 'C!""w:>[V u :> OIUO:)) eJn l:>"J) e""nu I:un :>ffJ n s SI!:;oyp...:l5:;O Á S":>1J91S!'-[ §:>uoZ"J JOO
Ol)!fjUO::' un U:lJ;>!á"U$ ;>nb sopp:>Jl:d ~0IlJ:>um8JIl SOJ10 Á "s::mopez!]!"p :> p :>nb °
0 p""n :> 'SCJqc[cd SI!110 U3 'OSJ;I"U! O! Oll!S '~~l!II"~P 1!:>!.II[OO l'.Il \:>IlJ) ",,;>nU "un
-olp" [J p (966 ] '(66!) uOl8upun H [:>nw"s ;>r $!S;;III:P!:>Ouo:> e, ':>lU :>J:>j!P JI U:>Ul :>1' ::o5llq 1:! o wo:> OWSnll!J :;o¡" w1 sod [" JCPJdJ :>lU) e:>S ou O\:>:>JJO) O[ S"\17.!UO '(I:066¡)
-t'¡:> ]d "'oJ [l!n l:l::;J pIUI "pu ::.fj'" "un 0P"Z U"[ 1:1[ ' (8661 I{llwS Á ÁJJ:KJPOOM ~fOO: 'OWS! '" SOl u :> ~"d!:>!IJOO CJ"d sonp!"!p u! SO[ ;>p p elO nl"" Il];l p U9PI!:>![dx:> JO!;>w
;>[u :>![]!d Á !1].',e1lfO- !U" UII;>8 ~ZOOZ l;>ppeoy.J :w e[s ¡ PP °195 o u Á "~'1w::'!ld::>s :>r "u n ::';1:>')0 OW$!l,,! J :>leunsoo 1:;0 'SOlll:>!W!"OW so,,;¡ nu sO l ~od s"p":>l u~]d s:>u0!ls:>n:;o
11 p p ~:> IU" Olpnul) OWS! II!Ju " wl: p un) ];;IP u9!s n)!p I! I 'OI::'J:>UO" U" 'Á op unw ];>p s" I U;I ~yJ;>lU! P BJoo I! p"u:>:> p" "9!;)U":I!!dx;> eun 6110pJOOmd cpJ:>! nm! " 1 u o:> 1::1
s::,u w n~ I{ ::'''w u ::. s::'[I:'1!.1 Á SO:>!Ul y rol :>!lI UO::' :> p olll;>,,,,!8~ns;>J p 'U POO!:>!Ulld -U yu;>~ u 9pe:.y! IU:>p! I'tln " ub SCJ1U"!U' 'sJ:w;>pV '(I! "do::> :1"0661 Ul:tp[8uf) SOl
1l!:> I:J :>Ow ::,p :> p SI!:I!llIOO s" l Á (S;>Jole" :>r O!qw ,,:> p u ;> 'op n llo:> u ;» I;>J O[I:" sal _II:>!W! AOW 5O,,:;on u SOl "Plnl "'flW W!S cun I'JO"l n!>:>u! e J:;Oll"w :;op ""'J"J.ISOUJ U;)~J 6d
u ::. o penu :>:> " kll " ::;J~ U9 !Su :>S!P 1:1 ::.nbuu y 'I!"! I:>:> ]O:> U9!""" 1:[ Á s"J OI"" sOl :>nu:> _"IS!Unwo:)_ou U9P!PI!Jl :>p- I:pJ:>!nbz! BI ;>p I:>J 01"'~ >\Oun 81" 0[9" 'SOl U;;I!W
° ln;lUJ" pp :>IU::'J ;»! P ::'\U ;>W] l'IOI 0 ldw :>!;> un Op!"J:>~ u"'1 SOYIl SOlU!I!') $0""1 -!"OW Á "pJ:>!llm!;>p S" IC J:;O ll,,¡f S:;O"O!) CIU :>!JO :>J\U :;I U9P"[:>J el" Olu"n:) " 3 -«(66 1
"( ":>!lYJ:x> w;>p o u OUIO:> '''}!WJ JOUJ;>P 01UB I U9pI:Z ll"'1o]8 ""U J e:>y! u1f! S :> p ;md !§:>U ){ U;I!qwel ~ I:;)A ~Z66 1 dJOpu;lpP!W ) $:>UO):>"IU;>!JO :>1' sed!l sol' rou :> :>:>! p ;;IJd
:>u b eÁ U9P ,,¡;>JdJ;;I¡u! ]!:lU'P ;lp 'O""OU :l p 'ol;l;x:Jn) sojJ:l!q" s"[eqo[B SOPIl:>J;>'1 ' ;l1u:> we§ll:)s:;o :>!lb JOI:>") UIl muO:;O Op!qpJ:>(1 Il'-[ ;>$ OUI S!ICI);>lr. un soo p ' S:> UU ! ~t1:JO
sOI ;>P JO"ej 1: UeJ1S :;O UW :>~ S"¡S! [",,U :>l IlUl1S00 SO ] :;o nb u":>!p U;)!'1ullr¡ 'fI' !:le. JOul ;¡p scun~¡t' 03 "e! JI:I!JOIUC m1J~" Sl'!J clJ"'{![ SOIpOl!l:>" S"( u o;> OlU5!W O[ :>:>11,-[ :>nb IlJl 0
se,, ;> nu Se[ U;I OWO;l sr.!;> ,,, se[ u:;O OHleJ 'epeJ JO W::'p "[ Á n'US '[l'!J;)lCW1§OO [:> :>J} U;> Á s r.:>!Ul9uo~:>-0 ! :>O$ S:;o o o)1s:>n:> l'p"'-[ S:lUOpI'¡U :>]JO ::;JP!UI :;onb .. un :S;>IU;>!pu:x:I:>pU]
""!I!'o<! u 9p e[:u I!un u :>J,,!íins (666 1 S! JJ ON :¿66 [ U"lf;l[Bu¡) s;>¡q!uo<h !p SOlll p sal s;>UO!su :>W!p sol' U::;J 'O W!U) W owo) ':;O~J!n11S UO~;)p ::.p;>nd "ISy ;>nb "Á IllP:;OJ'P-I'P
:;o n buue 'OUI!l[I) JOd ,(!;;OOZ .;l l !=>~ Á e;!Soy\! 'llu;>Jpu y '1llJOd "II;1 P) "pJ:>!nbz!-o Jiu OIJ -J:>!nbz! U9!$ u :>W !p el :;o p OP!JlS;I ope:>y!u~!$ [:> OJ" p , IS" OU '0 1'11] OllO JOd
1:> u::.8) [0I :mb ]"UOP) P" %O [ un u o:> '''pJ:;o!nbz! 111 u :> % O!;; [:> Á l'pJ;>!nbz! "W:>JI>::> " 1 '(06 :q0661 ~ II 'dI!:> ' ''06611J'''-I:>[ffu l) i::'II:!JoO$ SOlU :>!W!"OW 50,,:>n u SOl
u :> Ul:tll!S ~ C!:>U::',lO].!:I::,p O:>doJn3 ¡epas OJ0,:l [:;O u ;> SOPI!U! ,,:;O~lU:> ~Il¡ $!" !l:l l! sOl :>p Á Bp J :>!nbz! I:,,:;onu "I :;O P S:>lUB2!looW!S Á sell!"! I:>" SO[ ;;In b [l!n8! 1" 'S IIU! IB!J;>IBW1Sod

%!;;Z pp JOp :>p:U[ 1! :O:l!lJIOO m l:>::od.:> PI' epJ :>! obz ! 1:1 " 0:> ",,;lY!IU::'P! ;>r 1l'l;);;>J::'P J::05 I! u ;>pu:>p l:pJ;» nm! "Il!:;O!"" " 1::'1' W1"U!PU!S Á so:;O!l![OO SOP!UOO :;o p S::'I Ue-¿!IOOU'!S
- "pJ;>! o bz! U9P U!lS!P BI e llollOOo IIeJ:>p!suo:> Cl"llpCll s"u:;o!nb :>1' 1:1JOÁI:w UIlJ 8 SOl :>nb o p eqoJd :>:;O::;J'oo OJ;xI'Ol~ .... J lB S:>IU:>Ánpuo:> ¡¡CI;lU;>P!":> Át''1 o U "J"I:PO.l.
"'"l 's;>J CI!lIJ! S SlU IO Á II!1 u :>!'lw e U9!;I:>:> IOJd 11] 'p" pmq!"",l§OS "1 UO;l SCPe UO!:),,[OIJ '$:;OlU:>J;»! p Á se,,;>nu st::l! I![OO S",,!p:>du:>d a l' epU:>lS)iP "] I! jJI: IIO!ls;>n :> :>nb O] 'ep
§;>UO!IS:> n :l UO:l s:>[I:!J;>lew S::;JS;>J :>IU! UOI U!qw O:l 0 pnu :> w e ;>nbuue '''P!'' :>p pep![ n - J;>! nbz!-eo.¡:>:>J:> p U9!!;!" !P ,,!;>!A I!I :>1' U9!S!":>J " u n :>lu:>w ::.[dW] i .... "IS' II:!J:>lewuod
" [ Á O!"'lI!Jl ;>P SIl:>!Srq $"UO!:l!p"O:) SIl[ uo:> Sl:p I!UO!:)cpJ Sel S! ]Il!J:>lllw :>¡ U:>W IlJt'[J -CIS![,,!J:>I"W I'!J M !"!p "] " nb :>SJ! :>;IP ;>p :>n d Il p J:;o!nb:.t:! "] UO;) :>'>J,,:;OY!IU :>p! I! U:>pU:>!l
s:>uops;> n :) u ,,:> lu ll]d [I:'1o IB 1l!"!lsn! "un JOO IOl ll;;l!lIJ!"OlU §O[ 'oo"':;O!1 OW S! W [V °
5:>II:POS SOlU;I!W!"OIU 50,,:;OU U SOl :;oub 0P"O 't'pJ:;o!nbz! "[ 1:'1""J :> P " ] u o:;o le J:>1I:>8
''' ' p:>J:>p- llpJ:>!n h z ! C !~ OS !")P "[ u ;> :>u en l! ~ UI:Z Clp:>J (% OZ ¡:>p JOP:>P:>J[,,) so p t') §yw U9!:;O":lY!lu::>P! e[ Á B1S!]Il!J:>1"W1Sod - " ,IS!I"!J :;O I"'Ul U9 !5U"UI!P "1 :>.IU;> U9!JI:[,;)J 1:1
-S:>Tl:lu :> SO l ;>P $Olf :l nw ;> o b u :;O~;>!J!Bu s 'e! :;o u :>J O[d ;>P 0;x:Jo.n3 [1l!::>O$ OJOd [:;O O ;>lll;¡s:;O Jd ~ :>U :>·I SO W:K¡:;OP 'OP!I11:>S ;>1$;1 u3 -e:;O!I)[OO U9!S!"!p """nu Ilun :>p :>sllq e l I:l " :;OS
ll"O ll?r> u :> Sr> ]:> cnuo:l " lS :;O IOJd "[ OlUO:> '1I9!:;O"Z)It''1o[8!lUl' OIU :>!lU!"OUI [:> UOJ _;>Jd"J OUl S!1"1J;>IIlW1SOO 1:> Ol und ;>ub Clse l{ ;)$J"' UO!lS;¡n :> O!J"s;>:>;IU $:> Uy!qw "J.
SO P"UO!:>c l;>J s:;Ilu"lJodw! sO¡U:> 'W!:>:>IUO:>1l :;op s;>\uIld!:;o!ued sor " "'P"Z!]":>J SIlI "(81) :.::66 ] 1JIl'1;>]SUI ~Z66 1 dJ opu :;o pp!y\! ~ I - O!;; í :Z66 1 -IV 1" ]:>;>¡5) :>lUIl:>
-s:>n :>U;;I s Ilun 8[Il :> nb OU"!;I S:;o " ?!'1UJ Il.l. ,(ZOOZ S!J JON) " pCJ1§OW:>p ;>IU :> UJ B! ldw e - ylu8!su! "1'''" I!J l:d s;> o u '(BlS!"O!;):;O;>l OJd eZ;>[UTlleU " P SI:!Jel). oln" se:;O!ll]OO :>1'
o pcp:> nb I! '[ OWS!l e!J ::;Jl "W.1SOO p UO:l " 9!:>" ,OIJ JO:> "1 :>P"Op 'so u " wul{ S0I{ :):>J :;OP °
J O,,") e [l!pOS oue:;J 1" 1' "H IIO:> u ;> 'o ld w :>!;> JOO) SlI1P ::'J'P :>P 'SO! J Cl! JO¡n'" nJoI"'''
°
so ].od S:>¡Il IU;>!q w CO! P;>w 'slllsypcd S:> UOPB2![!"OUJ;>p "\"~l;tl; 0PUBTl;> Olll:;O!W mnBJ q" ;>I\ b SBIS! II!!J;>lewlsod :>1' 'l'l OU:> " 1 'SOlU:>!W!"O W so ,,:>nu §ol C OÁOOe 101 Á
-cd" los :> p 0 p I!JIJ OU :>!;I '''pnp U!S '::'IS!"'3 's;>IB! JOS SOIU:;O!W!AoUJ so,,;>nu $01 UOJ o UJ S![,,!J:>l e unsod 1:> :>J1U" :>l U;>U! ":;O IIl!;)UBISns 119P"I" JJo:),,[ :> p Jlls;xI V '(Z66 1 'IV
u9pe .. "d w o:> n s e l [U:> y!P o UJS!UJ 1:> "!;)\l'! s:> pnl!1:;01! $,, [ Á OIU::'!W!"OW :>IS;> u:> U9! ) I~ I:>;>IS) Il]pnbe:>p ;tI;OP""\1!:>U;>J;I)'P 'S,,!JCU:KJ! I Á SI:!J" I! JOln" $:>pOl)U" :>uooo :;o nb
g é ncm ~ la Jib.:r!ad S(:xu:d; un he c ho que s., mantiene a pesa r d" la importante trillegias de acción'" (Sw idl e r 1986: 273). Es decir, la c ultura proporciooa el ap;lrato
presen c!a de valores cristianos cO n se rvadores en impo rtant". paises occidenta - ,"og niüvo que las personas necesitan para o rient:o rse en el mundo. Este aparato ConS-
les, sobre todo e n Estados Unidos (Woodberry y Sm; th 1998). La conclusión de <.1 de nlúltiples dementas c ultun,les e iddlicos que incluyen c reencias, ce remonias,
No.ri. e I ngl e han d e que "los valores ce nt ral". qu e separan o:llsbm y Occidente ¡"ar mas artlsticas y prácticas informales como d lengu aje, la con"ers..1eiÓn, las histo-
giran m~ c h o más alred edo r de Eros y Demos" (2002:3) apoya el ugum c n w d e na s y los ritual.,. diarios (S widler 1986: 273). El contenido d., los mod.,los culturales,
~~ c ambiO grad u:l en las prior idades dcsdc las upolft;cas públicas" hacia 13. "po_ en los que los va lores son una figura clave, es secundario con rda ción a la v isión de
¡lt,ca. personales, lo qu," no entra po r fuerza " 11 co ntrad icció n cOn lo s arg ume n _ la cultura como un eonjumo de instrumentos em plead o por los aCtOres sociales pa ra
tOs acerca de los vala n:. postm.u " ,i" lis ra . e n Occide n te . dM se n ti d o a su s .,xperiencias d" vida (véasc también Eyerma n y , a mison 199 1).
La u::orl,. d e l c:lm b.io de va lores h a r .. c ibido una cdrica m:l s prorunda, en Con rclación al es tud io de la acción colectiva, este puma de p:onida permite COn -
eSte caso so~rc: 1:1. relacIón en!.c los valores y la Il"ción. S i los valores de la po- tem plar proble mas que un a náli sis e"mrado e xclusiva m e nte e n los valores n o tendría
blac~ón ~xrhcan s~ se nsibilidnd h acia dcterminados prohlema , y cuestiones, la en cu e llla . Nos ayuda a re fl ex ionar sobre qué ha ce que sistemas anillogos d e valures
e xplIca CIón. de su lmpano no lie n e por qué sobrepasa r es te nivel. P or ejemplo, seao Cllpaces d e sostener la acción colectiva en d ete rminadas circunstancias pero no
en su trabajO sohre los anivi s ta s po r lo, d e rec h os civiles en Estados Un ido. en I~ proporcione n la sufic ien te mOliv:l.eiÓn e n otras. Por ejemplo, la cap.1cidad de movili-
dé~a~a de 1960, McA dam ( 1986) enco ntró qu " d compromiso prosp.:ctivo de los
"CUV luas ~on va lor". de lib.:rtad e ig u"ldad e ra Un pobre faclor para pred ccir ' u
zación de los movimi e ntos ecologistas y anti_nocl enrcs fue significativamente mayor
eo Alemania gue e n l-'r:oncia e n los años ochenta a pe""r de que e n ambos países ,
" pa n .JClpa Clón r"al. A panir de encues tas re" li 7.ada s e o va rios paí"". de Europ;l el nivd d e po5lmaterialismo e ra bastante sim il ar. F.n segu ndo lugar, la flexibilidad
OcCld" n~al , Pueh. y R.u ch t (.1994) 00 e ncontraron una cor relación enl r" el apoyo l' las habil idades d e los actores p.ua a daptarse a dife rent". condicio nes ambie ntales
al ecolog1smo y la partICIpaCIón. La d ec isión d" a Ctuar _ y, en concreto, d e ha ce r_
I? colect~vameOle-- depende no .610 de principios b:hicos inter io rizado s y/o nc -
ap., reccn d e forma muy el:,ra. Un,", pr"condición importante para el éx iro d e los mo-
vimientos es la habilidad de sus activista, p a ra re formular sus propios vrolores y moti -
..
(1
" "
"
mudes SlJl~ d e una eomple J" evaluació n de las oportunidade~ y constreiiimieolO' vaciones y ad~ptados de la manera m:\.s efi cie nte a l ~s orientaciones especlficu de los
para la aC~ lón . Los valo rc s se a rt icu lan a través de m e ta s especificas y se a.ocian

"
!ocetores de la o pin ión publica que d "scan m ovili1..ar (Snow~' al. 1986; T.,rrow 1994).
; a est rateg ta. d e conduc ta. E s n ecesa rio, por tanto, que la Si tuac ió n se: inu: rprete En la n ecesid ad de flex ibilidad y adaptabilidad, una ide ntificación ruerte con c ie rtas
eom~ . ra v~rable ~ra .Ia. aCC Ión, o al menos corno un a situa c ión que requ ie re 13 norm u y valor"" puede llegar a representar un obst~colo a la libcrr:zd de los aj:torcs.
m ov,lIzaClón dd mdIVldu o, m h que su re traim iento o conformidad. y eS vi_ li mitando su ca pacidad de acción ( K .,rtzcr 1988; Swidler 1986; l.ofland 1995).
tal se r eapa7. d e tran s rormar los valo res individ u ales e n colect ivos, identificand o Por lo tanto, ". posibl e: int e r pr"tar la ex pe ri e n c ia d e los movimientos sociales
cI"mento$ d e convergencia y solidaridad Co n otros que eompan"n los mi smos co m o una incesa nte producción y r" producci6n de cód igos culturales ( Mclucci
valores (KI;,nderm an s 1988; Melu cci 19 89,1996; Gamsnn 1992a). 1989,1 99 1; 8enford y I-Iunt 1992; Hunt y Be nfo rd 1994; Benrord 1993). Alguno .•
En otras p~labras, es necesari o te n e r una visión de la realid ad que "ineule e l obse rvadore s los han equip:, rado ca n una (arma de drama "e n d qu e los prota-
ca mpo d e los va lores con el campo enrafé gico y sol idario d e Una rorm a coh eren_ g o nina s y antagonistas compite n por influir en la inte rpretación d e las relaciolles
te. La a te n ción d cb.: ponerse ' a nta en 1:0 d imensión cogni ti va dc 1" acción, tal y d e poder de las audiencia s e n distintos esce narios" (Be nford y Hu ot 1992: 38;
~om o. verem os e~ l~ s a panados sig uiemes, como e n la rela c ió n entr" la acción y la véase también Melueci 1984 b, 1989; Sassoon 1984a, 1984 b; Gus field 1994; Rupp y
,denudad co lect," a, aspec lO que tra tare m os en el p róxi m o capitulo. Taylor 2003). Sin e mbargo, no eS n ecesario a Cata r lad as las im plicacio n es ' eórica.
del argumento para reconocer qu e la activid:od d e los movimi e ntos soc ia les con-
3.2. CULTURA Y ACC i ÓN: LA PERSPECTIVA COGNITIVA siste en bu e na medida en pr;icticas vinculadas de ro rma m:\.s o m e n os directa a la
produ cció n simbólica, y que dicho ele m ento no es una precondició n del c:onAicto
3.2.1. L<'I acció n colectiva como pra~is cog n itiva sin o m:\.s bien una parte constitutiva dd mism o.

Se ~la d ebati~od ur~nl e mucho tie m po si b eultuta , y e n conc re to su impacto e n la 3.2.2. Marcos interpre tativ os e ideolog la
:lec,ón colectiva, puede reducirse a uoa c ue stión de valores. En concreto, se ha oh-
~ tvado q~e " la cu ltura influye e n la acción, y no lo ha ce proporcionando va lo res (,1- Entre 10$ autoreS inte resados en los aspectos simbólicos d e la acción colectiva, la
,,~rn; h~c,la los q~e se or ienta la acción sin o medianle la forma ción de un repe rtorio n oc ió n de e~uem a de inte rpretación, o marco \P"am .. ), tomada dd trabajo teórico
o ullllaJ e d e h:U mos, habilidad e, y est il os d esde los que las pers-onas construyen 'es- d e Erving Goffman ( 1974), ha demosnado una g ran influen cia. Los marco. se han

tIM LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 105 DONATELLA DElt.A PORTA y Ml\RtQ DIANI
'ten a los individuos "localizar, percibir, idcnti- riendo con ello implícil2mente su autoridad para hablar en nombre de la huma-
definido como esquemas que ¡x-rffil . ' l i n do en genera'" (Snow et
" h h d t odcsu espac,ov'ta ye rou nidad: "Fuerzas sociales de todo el mundo se han reunido aquí en el Foro Social
[¡car e etiquetar ee os en r 'd d ca rtcncce al co-
I 1986-464). Un marco cs"una cSlruClura(en dscnt¡ o equ,Y pe d fid Mundial en Porto Alegre. Sindicatos y ONG, movi mientos y organizaciones, in-
a. . . d I d ) ncral estandanzada y pre e ni a telectuales y artistas [... ] mujeres y hombres, agricultores, trabajadores, parados,
nocimiento que el recc~to~ tll~nc e mun o g~ía la' rce i6n (...] permitiéndole
"te el rcconOCLffiU.':nto del mundo y g pe pe . I"d d" proft':sionales, estudiantes, negros, indígenas, procedentes del Sur y del Norte ... "
qucperm¡ . I c saeslo esdarsentldoasureal a (extraído del documt':nto preparatorio del Primer Foro Social Mundial en Porto
consuuircxpectativas ddlnldanobrc oqu pa. ' 1995 2002)
..... .
(Lronatl "1992- 141 _2·vé¡¡,sc tambiénJohnno n l99la, I99 1b,. ~, d "" "fi d Alegre, enero de 200 1; citado en Andretta 2003).
., . I ~ de atribución e Slgm ca o Otro pa50 crucial en la construcci6n social de un problema es la identificación
El análisis de marcos ¡x-rmllc captura.r e procc h I roducci6n simb61ica
1 '6 d todo conAleto. De h ce 0, a p de los rt':sponsablt':s de la situación en la qu t': una poblaci6n dt':sfavorecida $C sient t':
que subya ce: a la c:x p OSI n c . . I po",amientos de individuos
. 'h' 1 tecumc:ntosya oscom , como tal. Para los parados y los miembros de grupos marginales, una poderosa li-
nos permltt': al~L ~Lr a os aconfacil ita la acti vación de la movilización. Este pro- mitaci6n a su movilización es la difundida creencia de que la pobrt':za depc:nde del
y grupos un SIgnifica d o que d,n ,on el reconocimiento de ciertos fracaso individual (véase por ejemplo Gaventa 1982; Maurer 2(0 1). De hecho:
d que SI': correspon .
ceso consta e tres etapas . l dt': posible estratt':gias para su resolUCión y de
hechos como problemas soCIa es, d nocimiento. Snow y lknford
. . tuar de ac uer o con este ca . la intensidad del juicio mo ral esta íntimame nte relacionada con creencias
motivaCIones para ac I d" " " "di,gn6stica prognósuca acerca de qué actos o condiciones han causado privaciones o pérdidas in-
d fi "d sos como as LmenSlOn ,
(1988) han e 111 o estos p a . 1/: ' ) A continuación, las
. 1" d I de creaCIón dt': marcos IIrtlmmg . merecidas a la gente. La dimensi6n crítica es la abstracción del objetivo [... J
y motivacLona e .procbeso od de documentos presentados en di versos Foros Cuando vemos t':n fuerzas impersonales y abst rac tas a los responsa bles de
ilustraremos a partir, so re 1 o, . _
Sociales Mundialt':s y Europeos de los últimos anos. nuestro sufrimicnto estamos avocados a ace ptar que nada lo puede cambiar
o que no podemos s.Lcar provecho de él [... J Por el contrario, si uno atribuye
Diagnmis el sufrimiento inmerecido a actos mal iciosos o egoístas de grupos clara-
mente identificables segu ro que aparece el COmpon t': nte emocional de un
E . " marcos interpretativos
1 gar unos " a decua dos ""'rmiten
I" V
convertir en m arco de injusticia (Ga mson J992b: 32).
npnmer u. ' . to tt': ncialde laaecióncolectiva-unft':nómt':nocuyos
un problema socLal ---o~¡e , po rinci io a los fa ctores naturales o la rt':spo n- De nuevo, t':n los documentos dt': Porto Alegre asoma una clara atribuci6n de
orígenes hablan sido atnbUldos en un p p 1 1986) De hecho los proble-
respo nsabilidad: "la globalización neoliberal promovida, reforzada y defendi-
s,"Ibilidad individual (Melueei 1 989~ 199 1; Sno,: (t a .~ n61~enos son i~terpretados
mas sociales uisteJl sólo en la me<hda en qude c enos e rura reanoorca:r periódica- da por un con junto de organizaciones gubernamentales internacionales (OMe,
Lo obI s surgen crecen y esapareeen r- 1"- B.\I, FMI, OTAN y otras), una superpotencia hegemóniCól (EEUU) y grupos
como laIes. s pr ema , r medida (Blumt': r 197 1; H ilgartner y Bosk ~iales dominantes (corporaciones multinacionales) [.. ,)" Según el documento
~;~eB~:~~;;;';;~~~~ ~;¿3~rl;~~.~wns 197~; ~~~\~gi~;n~i~~:i;~l:~ ~~!!~! dd primer FSM, los problemas que se le atribuyen al proceso dt': globalizaci6n
:teoliberal son diversos: "de la explotaci6n de los trabajadores en condiciones de
Diag nostica r un proble~a. requLe~r;:~:ai:~o' un proceso siempre polémi-
debil idad de derechos sindica les a la pobreza y la disc ri minaci6n de género, ra-
con autoridad para tene~ Opl,nlOneS ,so I a:tidos po¡¡tieos grupos hosti-
. . lalt':s (agencIas estata es, p , ,:"¡JI y ~t n ica; de los males medioambientales a la falta de derechos de los inmi-
co. OLstmtoS actores sor . . '6) intentan afirmar su con- ;rantt':s, elc." (Andretta 2(03).
. d <:<hos de comumcaCI n
les de mtereses, e~presas e ~ . . ndo su interpretaci6n de las mismas
Los recientes movim ientO$ uansnacionales son un buen ejt': mplo del carácter
trol 50bre determmadas cuesuoneS, Impollle I movimientos sociales. Por
" d taciones pro puestas por os ~Iectivo de los marcos interp retativos. Por lo general, han adoptado un marco
en detnmento e represen I I ","m idad para manejar pro-
be . lugar rec amar su t':gl I ,.le rt': duce una serie de fen6m enos socialt':s d ispares a un tt':ma dominante: la
tanto, éstos de n, en primer, 'bies con sus propias orientaciones
; :obalizaci6n nt':oliberal. Asi, fenómenos que inicialmenle podian ser pensados
blemas concretos t': n fo;;;~ que seal,;;;;n::~ uav6 del eonAicto simbólico que :rimo diversos han sido incorporados a un mismo marco interpretativo. Se hu-
generales (Gusfield 19 ; emtov 'd' actores auto rizados para ha blar
. . uen ser reconorl os como . ' :"esen podido daborar otros. Por ejemplo, si las tensiones Norte-Sur se hubi t': ran
CIertos actores con51g d " E I aso de las movihzaclOnes
d · . t Sl':S y ten enClas, n e c ~ pre$en tado únicamente a través de un marco anticapitalista no habrla resuJ-
en nombre e Ciertos In ere. . d I ,.nAicto han subra yado la
" "" I L-]] as IJlterprt':taclOnes e :;odo tan f:icil la alianza en cuestiones éticas con sectores moderados de la ciAse
por una ¡Usucla g oua ,a gun .. an en las campañas sugi-
extremada heterogeneidad de los actores que partlCLp , ~~dia. Cada uno dt': los marcos hubiera' sintetizado veniones antt':riores de Ln-

__ - ~" 'T ~ . ,. ~ _ , . • ____ .


I crp re t3 cio n~s específicas, igual de plausibles. Pero ninguno hubier~ funcio",d u!ópica en esta empresa. AsI, la elaboración simból ica de un movimiento no se
con tant o !!:Xlto. ' o [.'11ita necesariamenle a la selección, sobre la base de pad.metros de racionalidad
t
Por
d otro. lado' los con t ranos
'
a [os mOVlmlcnlOS
. .
antiglobalizaci6n han in '-1.strume ntal, de metas " pd.c[ icas~ e n un contexto sociocultu ral determinado. Se
cota o negar la ex istencia del "problema de la globalizaci6n" r ' . lbre más bien a nuevos espacios y nuevas exploracio nes de la acción, permitiendo
resa ltando las consecuencias positivas de la li~ralizaci6n de lo ,Po 'd,cmp,[o. pensa r propósitos y objetivos que la cultura dom inante tiende a excluir desde
gando el erc" d [ .
CimIento c os IOgresos generales y del b"
s merca os, a (-
[ el principio. En este sentido, pcxIemos concebir los movimientos como medios
desuroUo Ul ili d d" I(nesta r en os paIses en
ses en des; rroll:ac:: : 1%t:r(I:~~as que sugieren que la participación de los paí- l través de 105 cuales se disem inan en la sociedad conceptos y perspectivas que
de Otra forma seguirían siendo marginales. Michel Foucault (1977) señaló cómo
población por encima del nivel ~c:maYbor que antes, ~cst.acando el aumento de
l lo largo del tiempo no sólo cambia lo que se piensa si no tambié n lo que ptl~d~
clasc m"d · Ad ' d po reza y el creClm lC~nro de una pr6s IY T:a
... tao cm s e negar el bl h · ,.• ~r pensado y concebido. Un argumen to que se a plica a toda fase de insurgencia
bilidad- J '. . pro ( ma, an Intentado invertir la responsa-
. a pnvaclón eCOnÓmICa sería responsabilidad d b· . en la acción colectiva: es, de hecho, en estas ci rcunstancias en las q ue apa recen
corruptos cuyas polftica5 seguirán siendo desastrosas ha e go lernos naCIo nales inesperadamente espacios previamente inconcebibles, haciendo posible la acción
'el e51[",[[ho escrutinio de i~stL[Uciones internacionales c;~oq~1e ~~~ :x~;~ln ¡Alberoni 1984; Melucci 1989, 199 1).
on" a ¡ amada a la adopeló n de m
e l as proteCCIond .d . .istas, los activistas e .
"nog[o Distintas prognosis puedc:n darse dentro de un mismo movimiento. Por ejem-
ba [ estar an ayudando l p o d . • plo, los detractores de la globalización adoptan visiones muy diferentes con respec*
los ne oc· a .os. e res corporativos del Norte (en el mundo de
g I~S y el mundo stndlca[) al negar la posibilidad de u l ' 10 a sus alte rnativas. Algunos tienen un e nfoque que Anheier tt al. (200 1) define n
bres com ¡lItan en el me rcado global, un coste u .. q ~ os pa1S~~ po- como "de rechazo": expresan una negativa general a la glohalización como mani-
rebatido r ·' ·d d ( . q e los aCtiVIStas nogloba! han
con laCI 1 a véase tambIén H a du 1999· E· t~stación del capitalismo global. Se trata, si n embargo, de un frente muy diverso,
ejem plos de contraframing por los oponen~..s d- u' tn~o.hne r)2002 para otros consecue nte con el hecho de que la oposición al capital ismo proviene de orígenes
La ·d . ... '" n mOVImiento
vitabJe~:~:~fi:~~ó~e1~~::bl~::~tSOCiales y de sus responsables es ·un proceso ine- muy diferentes. Las organizaciones izquierdistas y movimientos sociales anticapi-
otras fuentes potenciales de p. rores'~ ar un p[~obl~óma concreto conlleva desatender
talistas pueden recalcar las pr:kticas explotado ras de los libres me rcados globales
. .... y mOVl lzael n q u, parecen no b·d l" llamar al derrocamiento del capitalismo. Los oponentes nacionalistas pueden si-
J ,a Interpretación de la realidad ad d . tener ca I a en
preeminencia en l . . opta a. Por ejemplo, durante mucho tiem po, la lOar su oposición al capitalismo en un terreno muy distinto, resaltado la amenaza
a la dimen . a S:OC lcdad ~cldenta[ de representaciones del eonAiclO conforme a [a soberanía nacional que representan los pcxIeres lransnacionales y defendiendo
, slón funclonaVdaslsta o nacional ha hecho muy d ·n ·I'·d ·fi . polhicas económicas proteccionistas y estrictas limitaciones a la circulación de bie-
de o tras fuentes d (l" I lel a I entl caclón
sa 11 I , e con letO, como las d iferencias en materia de género. El de- nes y personas. Los fundame ntalistas religiosos pueden centrarse en la difusión
rro o cu (Ura coloca a los acto res en [a ició d --1_ • de cosmovisiones y estilos de vida individualistas dominantes en Norteam~rica y
fuentes posibles de frustrac·ó d hpos n e l"-"-""r elegir entre diversas
rde~;i~::~~ó: ;::;O;:I:~:~:~g~!~i~uS e~ergras
las amenazas resultantes hacia la identidad y los valores morales de determinadas
acciones, po.r no mencionar! s: y poblaciones. Sean cuales sean los orígenes de la critica, se condena r¡\. la inte rve nción
puede ser Visto como una reducciÓn de la complejidad soci I Al . o,e ~roceso política en la arena global por parte de superpotencias m ilita res o la ONU como
una vez establecidos marc sórd d . . a. m Ismo tiempo,
.d ·fi . os lose tnte rpretaClón, se limita la lV><ibilidad d una intervención imperialista en asuntos locales.
Iel entl
. car otros confi lClos potencial . ...--representare
es y se necesItan otras formas de Otra de [as posiciones críticas provie nen de lo que Anheier ct al. (2001) han
mIsmo problema. En este sentido, la construcción de la realidad creada e definido como ~ a lternativos" . Muchos grupos de base, redes contraculturales,
caso .po: acto res relativa mente marginales y responsables de la mov'·I· ·ó d"'['" grupos en busca de alte rnativas viables a las prácticas económicas y esti.los de
movimlemos se . d . I Izacl n e os
, asocia e manera Inextricable a las asime trías de pod u. vida dominantes no aspiran ta nto a destruir el ca pital ismo como a ser capaces de
"salirse" de ~l; proponiendo, por ejemplo, experimentos de desa rrollo económico
Prognosis sostenible a ni vel local, proyectos en el área de lo soste ni ble, agricultura libre de
productos modificados genéticamente, o un mercado alternativo y socialmente
La acción dc interpretar el mundo no se limita a la ident·fi ·ó d responsable. En comparación con otras poStu ras críticas, el elemento político es
mas. Supone buscar soluciones, generando hipótesis b I cacl n e prob~e* aquí relati va mente peri férico. Pa ra que la inte rvención polltica en los conflictos
les, nuevas forma s de regulo [ . so re nuevos patrones socla*
r re aClones entre los gmpo . [ . de cualquier parte del mundo fu ncione tie ne que estar bajo el control de orga-
del consen<" y d-' . .. d [ pod s y nuevas anlcu aCiOneS
JV eJerCICIO e
... er. H ay, a menu d o, una fu erte dimensión nizaciones de la sociedad civil y basarse e xclusivamente en med ios no violentos,

108 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES


10\1 DONATELLA DELLA PORTA y MARIO OIANI
. 1 . .' .va,d, "soluci6n de conflictoS en i!.reas
de paz e .inICiati que un problema determinado tiene para las experiencias de vida individuales
por e.Jcl,np 0, aCCiones 1 s Balcancs de los años noventa de:! siglo pasado.
(Benford y Snow 2000: 619; Williams 2004: JOS). Adem.!is de criticar las repre-
conflictivas como Israel o o . 1 b a QNG internacionales, re~
Otra actitud hacia la globalizacI6~, que cng Oh' y también movimientos sentaciones dominantes del orden y 105 patrones sociales, los marcos interpreta-
. . . . tc rnaClOna les go ¡ernos tivos deben producir nuevas definiciones de las bases de la sol idaridad colectiva
prcscntantcsdemst¡tuclOncsm .. r . ' "(AnhcierelaI2001).Aunqucla
, d fi ' como rC': lonmsta . para Iransformar la identidad de los actores de forma que favorezca la acción.
sociales, podrla ser e 1~l r5C . sonas bienes e información a través de
cada vez m:l.s intensa cITculacI6n de pe r 'é 'nos ositivos lo que agul se Gamson (l992b) captó esta multiplicidad de dimensiones al identificar tres com-
las fronteras regionales y nacionales s~ vea Cfl t ;%~ pr!csos ha:ta la fecha. Se poncntes centrales de la construcción colectiva de los térm inos injusticia, agencia
'1 r. mcntc- es la lorma d e a (agmcy) y marcos identitarios, Como la creación de marcos motivacionales (mo-
crítiu _me uso ( roz . r de medidas para reducir el poder
tivacional !mming) está estrechamente conectada con el proceso de construcción
requiere, en consccucncl.a, una amp ~a !~:t:ansnacionale5 y au memar el papel
de los operadores financl~ros, y de n g 6 ' políticas en la regulación de 105 de la identidad,discutiremos este pUnto más detenidamente en el siguiente capí-
- d i ' nstltuClOnes econ micas y , ' tulo, donde se trata el papel desempeñado por la identidad,
desempc:na o por as I , d'd" ,ctivas para compensar la inJusu-
, d' b' Se necesitan me 1 , I
flUJOS e mlercam lO, I político más aCUVO de as
, Id' Id d Se puede aceptar un pape .Harcas uctores
cia SOCial y a eSlgua a ' ~ te a unte expUcitamente al cum-
instituciones internacionales con tal del que s '6P de la sociedad civil local en
i d has humanos y a protecCI n Las diferencias entre los marcos y la ideología deberían ser ahora más fáciles
plimiento d e os cree I I da de intereses particulares de
países no democráticos y no tanlO a a sa vagua r de entender, La creación de marcos es un producto cultural más flexible que la
ldeología y, al mismo tiempo, más específico y más gen~rico que ~sta. No precisa
estados y negocios occidel~ta~es, I hal no son sólo anticapitalistas (lo que
E nen los mOV imientos nog o I ' un completo conjunto coherente de presupuestos y principios integrados, y pro-
n resul '. h " bsoletos"); tampocO simplemente a trUlstas porciona en su lugar una llave para dar sentido al mundo. En muchos casos, los
podría hacerlos, a oJos de muc os, o o fu erzas simple-
<:n el sentido tradicional (igualm"nt, °lb"', 1,)t<'Lo);,C~n7eon::~po~ encontrar nuevas marcos lÍenen su origen en la ideología --e.g" cuando los trabajadores de cuello
, '(todavlam so bsoeos. , " llul en enlornos urbanos degradados recurren a la ideología marxista para sugerir
mente reaccIOnarias 1 I "otro mundo es posible,
formas de definir el mundo, confid~nsados en e ~~t~!aan con la que cualquiera se que la crisis urbana medioambiental debe leerse corno resultado de la difusión de
h á allá de de nlr una meta u . ::::le<:anismos de explotación capitalista desde la fábrica y el mercado de traba jo ha-
no van muc o m s . S" d objdo de debate la cuestión de SI el
ueda identificar fáCIlmente. Igue Sien o , ' -ento oon mu- C'. .l la comunidad circundante--, Sin embargo, en otros casos, los marcos pueden
P . . . bar 'ó deberla ser VISto como un movlml ~ncr efectos sobre las ideologfas, Por ejemplo, en la sociedad de principios del siglo
mOVlllllento anllglo IzaCI n d I d un marco dominante (rasgo que
' 1 '1 noro estructura os en ugar e I t:n;. las representaciones gen~ricas de las máquinas industriales y las condiciones
cos mu up es y r -- 'b I da de 105 movimicntos en cua -
W b 2002 am uyen a a mayo , -;:¡oorales como algo perverso no se restringieron a 10$ organ izadores de la clase
algunos, p,e, est y " b 'd 'fi ar algunas ideas centrales relall-
quier caso), o si podemos, 5111 em argo, I entl c 2003 -:e.rcra sino que fueron compartidas por actores con pumos de vista y metas muy
vamenle homogéneas, como sugieren otros (e,g" Andretta ), .:::erentes, como las organizaciones caritativas y las iglesias, No obstante, dieron
, klS activistas de la clase obrera un conjunto de im.!igencs y slmbolos que fueron
El d~memo motivacional =pleados en la elaboración de ideologías políticas más articuladas,
Las diferencias entre la ideología y los marcos no impiden que los segundos
A un nivel diferente, la elaboración simból i,ca esÚe~encial P,a: pP~::::~~~ ~, capaces de proporcionar interpretaciones amplias de la realidad. Esto es par-
. ' para la acción mca men e r- ::r;-.!l,lfmente cierto en el caso de los marcos r«tores (numer!rames). La expresión
motiVación y los incentIvoS neeclsanos I d los c~stes asociados a la acción co-
l ' 'b'l'daddeconocer osre$u ta osy . ~-cia el hecho de que los movimientos y los conflictos no se desparraman en el
rar a ¡mpos] ¡ I 'd (intuitivamente antes, incluso, que raclo-
lectiva si 105 actores están convenCl os '1' d 1 factibilidad y legitimidad ~po y el espacio sino que tienden a concentrarse en periodos políticos e his-
t 'dad para mOVI Izarse y e a :Ccx:os concretos (Ti!ly, Tilly y Tilly 1975; Tarrow 1989a, 1998); hecho que tiene
nalmente) de Ia opor UI11 , I se diri',an únicamente al
,,_ ' t te entonces que os marcos no Z c.'C(uencias al nivel de la elaboración simbólica. El discurso de un movimiento
de la acción, -C-'> \lupor an , '1" o que vinculen la esfera in-
'ales y los acrores co «tlVOS Sin :m:.....n dual (o de la organización de un movimiento) debe situarse conforme a
nivel de Ios grupos 50Cl " 'cm deben generaliur
dividual con la de la experiencia col«d'''1a, Al ml.smo,sl~on
'a mOSlIan o as eonexlOn
:';05 acontecimientot ~ <;·:-¡entacione$ generales del periodo. Si se identifican conjunciones particu-
=~ nte favo rables al deSarrollo de la acción colectiva, las visiones dominantes
un problema o controversl , I d Slrar tambi~n la relevanciJ
o con la condición de otrOS grupos SOCia es y emo .! :::lUndo en ese periodo informará --o al menos influirán en- las represen-
taciones producidas por los movim ientos.' Surgir:! así un restringido número ti: "m ::s::nno comunitarismo u otras fOrmas de rechazo de! mun~o, típicas del mo-
marcos rectores (o ma rcos interpretativos domina m es: Snow y BenCord 1 9~~.
~mo hippy y corrientes religiosas de deriva neo-oriental 5 1~0 que m;traron
1992) a los que pueden reducirse mois o me nos directivamente las elaboracion~
sola miento con intentos más generales de apoyo a prácticas pensa as pa~a
especfficas de los di versos movimientos u organizaciones.
En h alia, a principios de la década de 1970, los movimientos definieron e:
:"'-:a cl :«imientO interior y la realización indi vidual'6como el caso del movl-
~IO del potencial humano (human polrotiol movt:mrot). d ' I
conflicto en t~rminos de lucha de cla~s. En esa ~poca, di ve rsos tipos de confliw:o
'En época más reciente, la oposición a la globalización ha oper.a o, segun a -
se interpretaron y clasificaron a la luz del modelo marxista. El movimiento de b.1
~ observadores, como un marco rector (Andrena 2(03). La Idea de ~u e la
m ujeres fue visto, primero, desde la perspectiva de la emancipación y la igualdad 1'-~,ente
. . 'cl e la vida económica y la resultante 'dredUCCión
d epen d enCla de
de oportun idades, y no tanto como una afirmación de las diferencias de g~nero.
c: loter d I
Oc:! mismo modo, representaciones de los movimientos juveniles conenaron a
:;'~reras a la circulación del capital amenazan las c~ndic~o~~ de ~I a de ~~al:
\"oría de la población mundial ha unido a granJeros ~ ~ r a ecta os .
menudo su acción colectiva con su precaria posición social y estatus. A un nivel ~'. 'ón de los agro-negocios multinacionales y la d ifUS ión de or?anls~os
m:!s político, [a rápida transformación del movimiento estudiantil en pcqueñtK -3XT1maCl . d 'Ica l'Istas cl e1 N ~rl"
' que ven en la hbe rahza-
=:.:o;:lificados genéticamente con SiO a-
grupos organizados semejando --o caricaturizando-- el partido leninista puede
" :1 global y la caída resultante de ingresos prove mentes de Impuestos c~~po r
considerarse igua lmente como una prueba de la dominación cultural del mar- = .' por,,-
- -,os un 1m an ... gol .....
,.-- al moderno estado de bienestar. La preocupaCl1 nI'b por
,,
xismo. Otros modelos contraculturales y orras propuestas políticas alejadas de
las representaciones de naturaleza clasista, como la compartida por los ecolo.
~.'" obstáculos a la libre circulación de personas, en claro conlrastl' b<Ol~ a .•, "
""uulación de bienes y activos , '
financu:ros, 1as ganan c'asque[ago
I ' d [S a lzaCI(TU
na
gista!, tuvieron un espacio limitado en el desarrollo de los movimientos, aun.
': nudo reporta a regímenes autoritarios corruptos de [os paIses e ur / 11,;
que tambi~n estuvieron de alguna forma presentes (Lumley 1990). Únicamente
=-,:).¡. cap 5) y la cada vez ma yo r indiferencia a los derechos huma,nos tras ~ ,
tras la dr:lstica reducción de la prominencia de las lineas dominantes de frac tura -;c1~so e~ las democracias occidentales, ha creado una base comun ent~e ~ ac-
(c!(!Oll(lgt:s), ya en los años ochenta, la acción colectiva se enmarcó en modelos
culturales diferentes, Como c:! ecologismo (Diani 1995.1). De igual modo, el aná-
~:'istas I~s de movim ientos libertarios radicales de occidente y l~s ~rg~n:zaclOnes
, ~n¿ficas que trabajan en los países en desarrollo. La indifer~ nCla l~cl a a PI~e~~~
,1 lisis de N oonan (1995) de las movi lizaciones de mujeres chilenas muestra cómo 'ó cdioambiental de los mismos acto res que en los paises en esarro o
en los anos anteriores a Pinochet su activismo se enma rcó en buena medida en ~ .JCI ~ mCorma autoritaria el desarrollo económico, al margen de los derechos .de
t~rminos de maternidad mediante la combinación de! poderosoframing marxista
de los movim ientos sociales con sentimientos conservadores anri-feministas. Fue
;::el~ab:jadores,
y la abiena hostilidad demostrada hacia los estánda.r~s m.~I~~
Jmbientales por los gobiernos occidentales de centro-~erecha, especia men~
s610 con e! marco de "regreso a la democracia", menos cargado de! conflictO cla-
Jdministración Bush en Estados Unidos, han proporCIOnado una ba~ comu~ a
sista y establecido en e! secto r de! movimiento social en los anos ochenta, cuando
surgió e! espacio para los nuevos marcos Ceministas. los ecologiuas occidentales y las amplias coalicione~ contrallla ~;s~~ue~~ny ~~¡~:
Jmbiental y la explotaci6n social en los países en esar.ro o o. m del marco
Por e! contrario, en Estados Unidos, marcos interpretativos vinculados al papel
1999; Doyle 2002). Queda, por supueslO, co~pr~bar SI la capa~ldad _
de los individuos y sus de rechos y aspi raciones en e! desarrollo personal y cívico ad-
quirieron un peso considerable en e! inicio de la ola de protesta de los años sesenta para conecta r la n'..-, y 'an dife rem es expen eoclas se acompana 1 deI una
(li ca pa
, idad ara an icular problemas y estrategias en los contelCtos oca es arrow
del siglo xx. El clima cultural resultante facilitó la difusión de movimientos muy
'005). ~n todo caso, el globalismo anti -neoliberal parece representar un símbolo
diferentes de los deurrollados en Ilalia. Al n¡vel polltico, los movimientos se movi- 'poderoso que UflI'fi e..~ ~ muchos y mu y dive rsos actores en lodo el mundo.
d

lizaron por la libertad de expresión (como el Free Speech Movement), la plena ciu-
dadanía de los afroamerica nos o contra la implicación estadounidense en Vietnam 3.2.3. A ct ividades que dan sent ido: uniendo valores y ma rcos
(McAdam 1988; Eyerman y ¡amisan 1991 : cap. 5). La presencia de movimientos
alternativos y contraculturales fue, lambi~n, m:is evidente. i!:stos no se limitaron a "Bajo qué condiciones triunfan los marcos? Su resonancia viene determina-
da por su credibilidad y prominencia (Benford y Snow 2000: 619). Los marcos
5. III referenc llllnevitable es aqul la vlopra empleadll por Karl Mannheim (1946) para de-
notllr el compleio conjunto de desaflos simbólicos 11 los que tiene que hacer frente la
ideologla en di~ersos periodos históricos 1111 ~ como estl! constituida en ese momento. Te-
b ( 993) No hllV que olvidllr el fuerte elemento de con-
mas IInlllogos han sido tocados ~ Ralph Turnlr (1969, 1994), refiriéndose explfeitamente 6. Derloshon y Potter.{ t~); .Plum l. . nle en los movimienlos norteamericanos
a Ideo/ogill r Ulop{lI; ~ Karl-Werner Brand (1990), quien ha llSocilldo ciclos de Insurgencia flielo económico, redlStrlbutl~o ~ cllIsls,ta pres~ s (Morris 1984) ~ en general, en los
en la acción colectivlI con el Zeilgeist que caracteriza el clima general del periodo. ... specialmente en 105 movimientos a roamencano ,
movimientos de los pobres (P i~e n V Cloward 1977).

112 lOS MOVIMIENTOS SOCIALE S

- '13 OONATEL LA OELLA PORTA y MARIO OtANI


como a crític~ de la global ización venidos de la izquierda (aunque al d l
deben ser creíbles, tanto en contenidos como en fue ntes, Es poco probable que segundos conSidere a gente como Hertz perteneciente al grupo de lo~uno e os
mensajes incoherentes o provenientes de actores de dudosa reputaci6n, o de ac- más q ue de los compañeros activistas), A un nivel d '" doponentes
tores desconocidos, sean recibidos de la misma manera que mensajes de actores ta lIerente, se pue en encon
r r numerosos puentes entre mareos en los documentos de la , ,-
que pueden presentar una sólida imagen pública,7 Los marcos también deben ser del movi miento r u ' " lb s orgamzaclOnes
salientes, i,e" tocar aspectos importa ntes y con sentido para la vida de las perso- de Sindicatos (:;ld
;:~~s~~;o! ~ra~:: ~je~plo, la O~ganización Mundial
l\a5, además de mostrar una alta "fidel idad narrativa" (Benford y Snow 2000), los Sindicatos Europeos (European 11 g d Ull~n ') red que IIlt~gr~ ~n su seno a
Más importante aún, deben resonar no sólo con sus objetivos sino también con la ecoló ica co . ," . , , ro e, m ons, conecta la JustiCIa social y la
~ mo ~[gu e, ~s Instl,tuclOnes Internacionales deben contribuir al de-
estruetura cultu ral general en la que se desa rrolla el movimiento social (Williams
sarro o económico y SOCial equdibrado de todos los países, con el comercio el
2004, 105-108),
Los marcos exitosos surgen en una variedad de formas y maneras de produc- ~::~:eIOS Irecu~~s n~,uralcs en el marco de políticas de desarrollo sostenible ~ue
ciÓn cultural, que no tiene sentido intentar presentar aqui de manera sistemática, dotes" ~~ta;: e~o~:d~::::';;;;' en los paíscs productores como en los consumi-
Para hacerlo de manera muy simple, y de alguna forma simplista, la precondición
Otra for~a de alineamiento de marcos es lo que Snow el al. (1986) han lIa-
básica del éxito es que debe n darse procesos de "alineamiento de marCOS" 'frum~
aligllment) entre los activistas del movimiento y las poblaciones que éstos intentan
se
movilizar, En otras palabras, necesita una "conexión entre las orientaciones in- :~:::~~:~:~:::,~:':: ~:~:::::':~;;~~::,~~'~::I:;~~';:~:~:I::':~
a conexl n pue e no ser nada evidente, Pensemos r e'em I
terpretativas del individuo y la organizaciÓn del movimiento social de manera que en ATTAC, la red nacida en Francia de intelectuales' " po J po
algún conjunto de intereses, valores y creencias individuales y algún conjunto de Ramonet (A I "2002) IzqUIerdistas como Ignacio
nce ,OVICI , Su meta principal y original.es introducir
actividades, metas e ideologia de la organización sean congruentes y complemen- para las transacCIones financieras (la Tasa Tobjn así llamada l :nad tasa
tarios" (Snow et al, 1986: 464; véase también Gamson 1988; Gamson y Modigliani defensor, el economista James Tobin) lo qu, pod' r' f: '1' por e nom re e su
1989), l...a acciÓn colectiva será posible en el momento en que los mensajes de mo- pe 'b'd , la aCI ItarqueATTAC fuera
tCI I a c~m? una organización monotemática con un terreno de aec 'ó I
tI\'amente limitado, De ahí que la extensión de marcos sea de vital im I r~::~­
vilización se integren con componentes culturales de la población a la que van di-
rigidos, ¡nora ATTAe y otras organizaciones sim ilares "" lpable en la d '6 PO d , ,,
Una fo rma muy importante de alineamiento de marcos es lo que Snow y su ~I" qu '1 I • r- re accl n e men-
equipo ha llamado "establecer puentes entre marcos" (jrame bridgingi, Ocurre d ble artlcu an a conexión entre la globalizació n fi nanclera
' I
yaamphag,m'

cuando las representaciones de los organizadores del movimiento incorporan in- d.d 6 ' queIésta gene ra: "La global izac'Ó
e pro emas I n fi nanClera
' aumenta la , a
mseguri
,econ mlcay as desigualdades sociales, Se salta soe " -
terpretaciones de la realidad producidas por sectores de la opiniÓn públ~ca que
de otra forma quedarían sepa radas, El establecimiento de puentes entre marcos
~~esn~~:~lt~cionet democrática~ y, los estados sobera~os r::~~s:~~~:6~~¡;~t~I;;;
_ , n su ugar, son sustitUidos por una lógica puramente es e 1 t '
puede darse en diferentes ni veles, Por ejemplo. las criticas a los excesos de la
globalización neoliberal no tienen necesariamente por qué adoptar una forma ~~::~::: ~~sr~~e ;s~ntereses de las empresas multinacionales ~o~ ;l~;:a~::
anticapitalista o antiimperialista, Pueden ser com partidas por actores que no se
I l' ¡.. ,u, a aensu mayor parte en los países industrializados donde
~ ~a Izan os pnnclpales mercados financi eros, [el dinero generado por 'la Tasa
oponen a la globalización per se, sino a la falta de regulación de actores econ6-
, obdml ~6rfa ulsarse para ayudar Cilla lucha contra las desigualdades promover
micos globales y las implicaciones que esto tiene para \a democracia (los refor- ~ e UcaCI n y a salud pública en l alsc5 ' b '
madores, según Anheier el af,¡2001}), Un ejemplo es el beslJeller de la escritora, d desa rrollo sostenibl .. (' d AO' Pd po res y asegurar la alimentación y
, e cita o en n reua 2003),
experta en negocios y rrumagemenl Noreena Hertz (200 1): The Si/mI Takeoflt!r El almeamiento de marcos d I
(traducido como El poder m la sombra en su versión española), El libro reconoce !ntre el desarroll d ' ,e$Cansa por O general en una relación dinámica
, , l o e un movimiento y el patrimonio cultural del ''''is y 1" ,' -, .'
que los negocios pueden ser tan beneficiosos como perniciosos, lo que unido al .tJCIones en os que I El ' r- " u-
prestigio de su autora como académ ica y consultora pucde hacer que sus puntoS .:orrientes culturales ::::ullq~~:I~T::;~~~:r;l:o~ m~svi:ientos hacen referencia a
de vista sean accesibles tanto a sectores crl ticos con la comun idad de los negocim :=lJ. eclipsadas (Albcroni 1984)' a f i ' pa ~ an quedado de alguna for-
-'o\'imient ' ,rmaclón que resulta Igualmente valida tanto para
~ os progresIstas como conservadorC$, Por ejemplo, la nueva derecha esta-
7, tsta es, a propósito, una razón de porqué resulta problemática la recepción de mensa-
jes de movilización pe)( pllrte de actores virtuales -e,g, a tCllvés da p~g i na s web-a me- L V~lI5e Tar row (1!198) para un an'li,is generlll de lo
nos que sus fuentes tengan también una identidad "tangible" (Diani 2OOOb; van de Don'" - ,u Interprelativos por pllrte de diversos '1 s proceso~ de producción de esque-
movlm entos en los s'glos KIX y KK,
Loader, Nixon y Ruchl 20(4),
_ - ~ "''''T''''' ~ "''''" • "...,D. . . v .. . ."" "" , ,,
dounidcnse se ha inspirado en buena medida en tradicio nes 3UIOritarias, comun¡t;~ e:"Jménica que examina critica mente la globalización. Y, como entre otras cosas.
rislas e intolerantes de la sociedad americana. Aunque en los años sesenta y princi- fIC: usa n referencias bíblicas para justificar la globalización, nuestra tarea es desa-

pios de [os años setenta del siglo pasado, la cultura liberal fue c.apaz de limirar el im- ~d~ a la luz de nuestra propia lectura de la Biblia" (citado en Andreua 2(03).
pacto de la nueva derecha en el discurso público, estas corrientes se han mantenido E.., Estados Unidos, las congregaciones religiosas han sido la correa de transmi-
con vida en amplios S«toresdc la opinión pública y, desde los años ochenta, han re- oon de mensa jes a audiencias no especialmente receptivas de mensajes politicos
su rgido paTa ejercer un papel muy importante t": n el discurso público, especialmente :::rplícitos. Por ejemplo, los grupos religiosos involucrados en ca ~paña s ~.r los
con la administración Bush (WaUis y Bruce 1986; Bruce 1988; Oberschall 1993: cap. J~rechos humanos en Cenuoamtriea utilizaron las congregaCiOnes rehgiOsas
13; H erman 1997; Blce 2002; Woodberry y Smirn 1998; Knis$ y Burns 2(04). C".Jra difundir su indignación ante los atroces asesinatos de importantes perso-
Segundo, los movimientos emergentes se sirven de su propio patrimonio r ~ l idades religiosas, como el Arzobispo Romero en El Salvador (Wood 2003;
dd de movimientos opositores domisticos m<is amplios, que luego presenta~. :';epstad 2001, 2(04).
sin embargo, desde una nueva peupeniva. Lm movim ientos etnonacionalisras Otro ejemplo bien conocido es el de Martin Luther King. A diferencia de
occidentales de los años sesenta y setenta del siglo xx consiguieron vincular, a elf OS IIdues del movimiento afroamericano por los derechos civiles de la dt cada
menudo con éxito, temas tradicionales del nacionalismo perifé rico, como el terri- de 1960, King cuidó en sus discursos de noenfatizar las dife rencias entre negros y
torio o la lengua (am es vistos, sobre todo, como una cuestión conservadora) con
perspectivas radicales y antisistema típicas de las contracu huras juveniles, o con
blancos. De hecho, intentó evitar la construcción de "identidades polt micas". En
su lugar, utilizó referencias a temas y valores del patrimonio de las dites blancas
,
..
luchas antimilitaristas y antinudeares del periodo. La crftica a la distorsión del .1mericanas del periodo, como la relación entre libertad individual y un sentido .,¡J'..
desarrollo capital ista aportÓ una base común a 10$ desaflos planteados a la sub- de responsabilidad hacia la comunidad (McAdam 1994: 38). Fueron precisamen- •
ordinación económica de las "colonias internas" y la solidaridad con movimien- ¡e esos valores, m;is que otrOS de tipo antagonista, lo que le brindó una base desde
tos amicolonialistas del te rcer mundo (Touraine, Oubet, H egedus y \Vieviorka b que demostrar la plena legitimidad de las demandas del mov imiento por los
198 1; Touraine, Oubet, Wieviorka y Strzelecki 1983; Beer 1980; Melueci y Oiani de rec hos civiles (McAdam 1994; Eyerman y Jamison 1991: 166- 174).
1992; Connor 1994). De la mism a manera, activistas de 10$ movimientos noglo- Estos ejemplos de rec:laboración si mbólica nos recuerdan, cada uno a su ma-
• 001 se han servido de diversas tradiciones recientes de acción colectiva, como cl nera, que la acción colectiva es una manipulación creati va de nuevos s~":,bolos
I
ecologismo, la justicia social y el internacionalismo, y de alguna mane ra han con- ,.. al mismo tiempo. una reafirmación de la tradición. De hecho, la apa fl clón de
siguido integrarlas o al menos identifica r algunos temas comunes que sooaran lo ~na nueva ola de movilización no significa únicamente una señal de innovación
suficientemente plausibles como para moti var la actuación de la gente. ,. ca mbio en relación con la cultura y los principios predominantes en un cierto
Los marcos de los movimientos sociales se elaboran frecuentemente en re- Periodo. Es también, en cierto grado, una confirmación de la continuidad fun -
ferenc ia a elementoS que forman parte de la cultura in stitucio~alizada de un damental d~ los valores y las memorias histÓricas descuidados o perdidos en los
país. En ese contexto, la religión juega un papel muy importante. Incluso en las últimos aflos (véase también Stamatov 2002; Jansen 2(03).
democracias industriales avanzadas el papel de la religión corno fue nte de sím- La referencia al pasado puede servir tanto de obstác ulo como de oportuni-
bolos e idemidad no deja de ser significativa (Plan y Williams 2002 ; Young 2002; dad pa ra la acción. Puede representar un obstáculo en la medida que los m ~os
Williams 1999 y 2002; Inglehart y No rris 2005). Rhys Williarns (2004; 107-108) de pensar y los sistemas de valores consolidados en el tiempo reducen senSible-
ha si ntetizado recientemente las d istintas razones por las que la rc:ligión desem- me nte la gama de opciones d isponible para el actor (Lofland 1995; J.o~nston y
peña un papel tan importante en Estados Unidos: el reto inherente que se puede K1a ndermans 1995). Una identificación demasiado fuerte con la tradiCión o, de
encontrar en cualquier mensa je religioso, m;is alM de su contenido específico, y igual modo, una distancia excesiva entre la cultura de los act~vis t as.y simpati-
la renuencia a aceptar el mundo tal cual es; la disponibilidad de los símbolos y zantes de un movimiento y el reSlo de la sociedad, puede redUCir en cienos casos
el lenguaje religioso por parte de una amplia gama de gru pos sociales, desde los la eficiencia de la reelaboración sim bólica (Swidler 1986). Puede, en particular,
me jor situados a los m.is desfavorecidos; la capacidad de la mayorla de las reli- hacer muy difícil los procesos de realineamiemo de los marcos interpretativos,
giones -<on la posible excepción de las m;is sectarias- para habla r a la mayor cruciales para el ~xito de la movilización. Por otro lado, la ha bilidad ~ara .r~fe­
parte de la pohlación y sonar legItimas, incluso para quienes no se consideran rirse al p.1uimonio cultu ral coloca recursos cognitivos y de valores a d.ISposlclón
religiosos ( pi ~ nsese en las inid ativas del Papa contra la guerra de 1rak ). de los actores. En ause ncia de referencias a la propia histo ria y la natu raleza de
Por ejemplo, la red ~ I glesias del Mundo" justifica su oposici6n a la globali- las raíces, el atractivo de algo nuevo corre el riesgo de parecer inconsistente y, al
zación neol iberal sobre la siguiente base: "Somos parte de la profética compañía final, de carecer de legitimidad.

l tlG LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 111 DONATELLA DELLA PORTA Y MARIO DIANI
incluyendo los ponentes originales del concep'o (Scnford 1997· Ik ' d S
3.3. PROBLE MASY RESPUESTAS 700()o Good ' ' mor y now
~, w,m y Jasper 2004a; Mische 2003), En muchas de sus aplicaciones los
marcos han Sido tratados como estructuras cogni tivas estáticas Se . l ':
En los últimos años, el papel desempeñado por los marcos ha sido un tema se ha prestado m ' . gun os crmcos
que ha generado mucha discusió n. Los anoilisis de la acción colecti va centra- , ' ' uy poca atención a la forma en la que se generan los marcos
dos en d concepto de marco interpretativo --como los centrados en el papel ~ cs~~;, evolUCIOnan en d t!cmpo, normalmente en una relación d ialógica en-
de los recu rsos organizativos o las oportunidades polític3S- no se salvan de tre I erentes actores, En la última dl!:eada, numerosos cstud ios han tratado de
caer en explicaciones 2d hoe.. En cua lquie r momento es posible dC$wbrir en ~~erca r~ al roble~a centrándose en los dementos d iná micos de las prác ticas
una sociedad dete rminada la existencia de una multipl icidad de modelos ( ul - IscurSlvas, n, un Importante estudio ace rca de los conflictos sobre el bo rto
en Estados Umdos y Alemania, Fe:rree, Gamson, Gerhards y Rucht (200;) h
z!u5t~adolla proces:~
wralcs. No es por tanlO d ifícil para los que estudian un mov imiento de cierto
éxito identificar los elementos culturales con los que se alinea el marco inter- naturaleza conflictiva y las múltiples esferas envueltas en los
pretativo específico del movimiento, lo que plantea d problema de la formu- qoo Sal~ ~e:ho de las cuestiones del aborto objeto de conflictivos discu rsos públi-
cos, dtemuc;rg
d (1999) ha,umenta
dac d i·
o as transformaCIOneS en las for mas retóri-
lación de hipótesis sistemáticas ace rca de la relación entre las activ idades de
cas a op~~ as,por los hilanderos de algodón del siglo XIX en Inglaterra, dado ue
~us 1~5'
producción simbólica y el hito de 105 inten tos de movilización por parle dc
las organizaciones de 105 movi mientos. Es neccsa rio, por tanto, vincular las mov,lizaclOnes evolucionaron en ti tiempo (vl!:ase también Ellin son
propiedades dc los dife rentes modos de categorización de la realidad a la na- Polletta 2002; McCaffrey y Keys 2000), Mische (2003) ha dado un p,'! m',·1 .
uando cómo Ias d mamlcas
' . ' d 'Iscursivas y conversacionales no -~Io I us~
turaleza espccHi.ca de los movimientos y los conAictoS que I!:stos representan, re ' d I ~ crean nuevas
Pero resulta esencial ide ntificar, como paso previo, los criterios de clasifica - prCSentaclOnes . e as expericncias sino que: tambil!:n constituyen relaciones en-
ción de los marcos interpretativos (v!!;ase Eyerman y Jamison 1991; Diani 1996 tre losI actores
~ soclalc:s (vl!:ase también Somcrs 1992) , M uc h os dc Ios que aboga n
~rl e e~ oque de ~arcos ha.n puesto gran énfasis en las prácticas de creación
para algunos e jemplos).
La capacidad explicativa de los marcos /lis d /lis interpretaciones ahernativa~ os mISmos lfrummg pract/ces) más que en los marcos pn se as! como 1
de la acción colectiva también ha sido objeto de polémica, ¿Qul!: es más impor- proce.sos a travl!:s de los cuales I!:stos se transforman (Snow 20M, 393-96' ené os
tounbll!:n Cadena-Roa 2002). ' , v ase
tante para el hito de un movimiento social: tener buenos comunicadores u ope-
rar en condiciones polfticas favo rables, por ejemplo, en un contexto de d ivisión El.rapel diná mico de la producción cultural tanlbién ha sido reconoc'd
entre las elites polfticasr En su investigación de los conAictOS en torno a la ener- ,ulI·estlgadores
I fue ra de la sociología cult ura I, m , s pr6'xlmos a un ace rcam"iento
o pora
w. cu tura desdc la perspectiva de valores que desde la de mar,~ E l·
gía nuclear en los años sell:nta y ochenta en varios pa(scs oceidentalcs, Koopma ns ' :IV ( 'ó d 1 b' V~. n su amp la
y Duyvendak (1995) demos u aron quc, por muy importante quc fue ra la comu- ~\_ es I~Ci dn e c~ m 10 cultural, con una referencia especial, aunque no exclu-
nicación, fuc una configuración fa vo rable de oportunidades lo que finalmcnu ~~ a, a sta os Umdos, Rochon (1998) ha subrayado sus elementos dinámicos Y
ay udó a quc algunos movimicntos antinucleares y no otros ganaran también la "ocesuale$, Más que generados d úz Inglehan, en transfo rmaciones macroes
batalla discursiva, Sin embargo, otrOS estudiOS sugicren lo contrario, El análisi~ ::lJctu rales (como el crecimiento de la cducación o el incremcnto d i ' ;
de C ress y Snow (20OQ) acerca del hito de 15 organizaciones de sin-tec ho en :c afectan a .la forma en la que los individuos conciben su propi: s~[~~~~~:
~('oyectos de Vida, el cambio cultural es una lucha crítica quc involucra múlti leY
~<ores, ~ara el establecimie~to de valores críticos resulta fundamenta l el p ~
diferentes ciudades de Estados Unidos sugiere que la forma en que se enmarcó

-=oempenado por las comumdades críticas (cútical communiri~.r) Es ~ped


la cuestión de los sin-techo influyó en las oportunidades de esas organizacio-
nes para asegura rse el reconocimiento político o una ayuda específica, Lo mismo ~s comunidad d . , " - a pa rtir e
se aplica a un estudio reciente de las organizaciones de sufragistas en Estad~ ~ d d es--que pue en lfidulf aCtiVIstas, artistas, intelectuales y seme~
Unidos entre 1866 y 1914 (McCa mmon 200 1; Hewin y McCammon 2(04). Por =.te5- es, e donde los movimientos sociales su rgen como agcntes rinci a-
supuesto, tenemos que tener en cuenta las diferentes unidades de análisis par¡ .c:5del cambiO cultural (véase también Mc:lucci 1989 1996- R 1: PI P
;¡illiams 2004: 99), ' , upp y ay or 2003;
la evaluación de resultados. Aunquc sea difícil identificar el impacto de las e~·
trategias de creación de marcos iframing) en una comparación entre nacionCi. Otra
:. bTd cuestión
d relacionada es la de dilu CI'd ar SI' Ios marcos - yen particular
exploraciones más finas de casos especifi cas pueden asigna r fácilmentc un mayC": ;¡:j • a I I a e~ para generarlos- deben ser tratados como un lipo parlÍcular
peso a los facto res simbóli.cos.
a: r~(u rsos sUJeto al uso estrat,glco
:r.:--: ) I'fi d .
. d e emprcndedores pol,·,·,,- ,-¡ .. I
..... '1'" Irlca entr~­
La perspectiva de marcos también ha sido objeto de duras críticas por par:t ~ .<""rs cU,a I ca os, V,mos pasajes cn las formula ciones originale:s de la pers-

de los propios investigadores, la mayoda interesados en dinámicas culturales. ".)O!';:"""l\a sugieren, de hecho, una visión de cste tipo (Snow ~t al ' 1986·,amson G

., ~T" •• A""" ADrlOTA" "AD''''''",,,


. nales de la acción colecti ya. En el próximo capítulo.
1990, 1992.1). La crítica más fuerte procede de los tcóricos que en los últimosa?- ~ de de mentos em<.>'lo ra la roclucción de identidad, veremos cómo
han aplicado el estudio de las emociones al análisis de los movimientos soclab.
Desde su puntO de vista, las interpretaciones culturales propicias para la aecree. Jl menslOnes cu [UTa y slm
!
~ ~umi~a los mlc:caOllsm~ ':slica unen a la experieneia subjetiva de los
colectiva no se originan tanto a partir de procesos cognitivos y la creación ó:
marcos estratégicos (rtraugic framing) como de procesos colectivos con una fuen:
dimensión emociona l. Lo que mueve a la gente a la acción colectiva es a menu&
una confrontación explícita con la ira y la injusticia, o la expe riencia directa de b.
solidaridad colectiva, m.!.s que la manipulación habilidosa por parte de emprer.-
dedores políticos (Goodwin, Jasper y Pollctta 20!)!, 2004; ilustraciones en 8aTh:
2001; Ikrc:zin 2001).

3.4. RESUM EN
.<
Hayal ffil';nOS dos fo rmas de estudiar la relación entre la acción colectiva y la
cultura. La primera subra ya e:! papel desempeñado por los valores. La acción se
origin~ a partir de la identificación de 105 actores sociales con un cie rto conjun lO
.. de princi pim y preocupaciones. Interpretaciones de los movimientos en las úl ti-
mas décadas basadas en estas premisas han insistido en el cambio desde valores
materialistas hacia valores postmaterialistas. Sin embargo, más recienteme nte, la
creciente importancia de los movimientos religiosos fundamentalistas (no sólo
dentro de:! Islam sino también de la C ristiandad) ha llamado la ;u ención de los
analistas hacia una versión muy diferente de la re:!ación entre los valores y );¡
., acción coleetiva .
El segundo enfoque aq uí tratado subraya los elementos cognitivos de la cul-
tura. En este contexto, la movili7.aciÓn no depende tanto de los valores sino de
cómo los actores sociales atribuyen significado a su experiencia: i.e., en los pro-
cesos de interpretación de b realidad que identifican problemas sociales como
"sociales" y hacen resonar la acció n colectiva como una respuesta adecuada y
factible a una cond ición pe rcibida como injusta. La acción viene facilitada por el
"alinea miento de marcos", es decir, la conve rgencia entre los modelos de inter-
pretación de la realidad adoptados por los activistas del movimiento y los de la
población que intentan movili:ur.
La prooucción cultural de los movimientos impl ica una relación que encie-
rra tanto aspectos de conquista como de revitalización de las tradiciones de una
población (o al menos algunos de estos aspectos); lo que puede representar tanto
un impedimento como un recurso para la acción. Merece también la pena scñalar
que las explicaciones de la acción colectiva centradas en e:! concepto de "marco
intc=rpretativo" conllevan a menudo el riesgo de conve rtirse en explicaciones ad
hoc. Una salida al problema seda vi ncular div~rsos tipos de marcos interpreta-
ti vos d ~sarroJlados por los acto res con ciertas percr:pcion~s de las opo rtu nidad ~s
politicas proporcionadas por el entorno. Recientemente, la perspectiva de marcos
ha sido criticada por su excesiva d~pendencia de elemcntos cognitivos en detri-

120 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 12t DON ATELLAOELLAf>OR fA YMARIODIANI


N COLECTIV»- .
Acción colectiva e identidad

. C r~o que me hizo rnh fuerte. Creo que me dej6 muy daro
quien cra yo [... ] Send como si mi vida tuviera un motivo. No
soy simplemente una hormiguita viviendo y trabajando ah!
fuera con todas las demás hormigas en el hormiguero. H ay co-
sas que me importan mucho. mucho. y las de ese: tipo infunden
un significado al conjunto de mi vida. Me he quedado con eso,
y creo que siempre lo retcndrt': .

Feminista radical, Columbus, Ohio, EEUV,


,, citada en Whittier (1995: 95)

H asta hace dos años yo e ra una mujer que pertenecía a un


hombre. Luego encontré a las mujeres del colectivo y poco a
poco he adquirido la habilidad de d esarrollar rdacioncs nUl:vas
y diferentes con la gente. H oy me siento en un plano de igual-
dad en mi relación con ese hombre y en mis relaciones con las
mujeres del colectivo.

Martina, miemuro de un colectivo de mujeres, Mil1n, Italia,


citada en Bianchi y Morm ino (1984: 160)

Despu~s de Greenham me di cuenta de c6mo en algu nas oca-


siones me había despreciado a mI misma. Simplememe con
que hubiera hombres a mi lado no verbalizaba mis pensamien-
tOS lo suf¡cieme. No estaba avanzando [... llo! hombres eran
dominantes, y yo les estaba dejando que me dominaran.

Carola Addington, activista de Greenham Common, Reino


Unido, ci tada en Roseneil (1995: 146)

No ~ramos un movimiento sindical, tampoco teníamos nada


que ver con el sindicalismo. Ellos tienen sus organizaciones y
nosotros las nuestras. Nosotros estamos orreciendo una alter-
nativa por y para las mujeres.

Laura, trabajadora y activista, Managua, Nica ragua,


citada en Bandy y Bickam-Mendez. (2003: 179)

125 DONATELLA DELLA PORTA y MARIO DIAN I


Si alguien me pregunta, ¿quién eres? Soy una fem ini.s~ radical Itma y Martina rormaban parte del Colectivo Tícinese, un grupo de mu jeres
[... 1 y veo el feminismo radical como el trabajo de mI VIda, aun ~cci\"o en Milán a finales de la década de 1970 y principios de 10$ años ochenta
cuando dedico la mayor parte de mis dlas, de mis semanas, de lBianchi y Mormino 1984). Trisha y Carola se contaban entre las mujeres que
mis años a hacer algo d iferente. participaron en la ocupación del área Greenham Common, un emplazamiento
¿~ misiles Cruise en Gran Bretana entre 1983 y 199 1 (Roseneill995). Hortensia
Trabajadora de una organi:z.aci6n de interés público, l" Laura participaron activamente en la movilización de mujeres trabajadoras
Columbus, Ohío, EEUU, citada en Whittier (l995: 95) d: las maquilos, las pequeñas unidades industriales que producen todo tipo de
bl<~ncs para la exportación, por lo general en horribles condiciones laborales, en
Para mí, ser parte de un grupo de mujeres es una inAuencia úntroamérica (Bandy y Bickam-Mendez 2003). G s dos citas anónimas] son
esencial no sólo en mi forma de vida sino también en mi pen- .:"! mujeres que for maron parte del movimiento feminisla radical en la ciudad
samiento. Es importante conocersc. El colectivo ha muerto y ::'Jrteamericana de Columbus, Ohio, entre los años setenta y principios de los
renacido muchas veces, como también ha sucedido con mis ::Q\·ema (Whiuier 1995, 1997). Las caracter(sticas de los movimientos fueron di-
propias aspiraciones. Allí donde vaya siempre encontraré un ::remes, como lo rue también el contexto poHtico y cultural donde operaban. y
grupo de mujeres. JUl embargo, a pesar de todas las direrencias, las citas revelan algo más que simi-

::tudes a:z.arosas. Todas parecen ser represenlativas, cada una a su manera , de la


Irma miembro de un colectivo de mujeres, Milán, Italia, cita- rel.ación entre la experiencia colectiva e individual en los mov imientos sociales.
, da en Bianchi y Mormino (1984: 159)
Ln particular, nos hablan de la intersección entre la participación colectiva y el
compromiso personal que es tan ca racterística de la acción colectiva (Melucci
Hubo la huelga de mineros y un montón de mujeres de mi- i ~~9, 1995; Rupp y Taylor 1987; della POrta 1992; Calhoun 1994a; Goodwin,
neros ~oHau bajar [... 1 y estaban los indios americanos de la t uper y Pollwa 200 1; Downton y Wehr 1997; Passcrini 1988).
reserva india f... ] Y hu bo delegaciones de Suráfrica. Éramos Por un lado, estas historias trata n del cambio persona]; dan fe del nuevo sen-
únicamenle mujeres obreras corriemes y adormiladas proce-
000 de empoderamiento kmpo~mu:r¡/) y del rortalecimiento dcl yo originados
demes de grandes ciudades y eSl~bam os hablando a gcme que ~ la acción colectiva. Luchando contra los misiles·C ruise en el contexto de una
partici pa directamente en luchas por todo el mundo. ~pa ña de "sólo muje res~, Carola se da €;Uenta de lo mucho q ue ha infravalo-
~o su potencial en el pasado, especialmente en situaciones con una ruerte pre-
Trisha activista de Greenham Common, Reino Unido, citada ~ia masculina. Para Trisha, estar en Greenham Common le abrió las puertas
, en Roseneil (1995: 149)
;=a eSlablecer contactos y experiencias que, de Olra forma, sus orígenes de clase
"!C"fera le habrían negado. Para Laura, la acción en el lugar de trabajo significa
Esta [visital nos da confian:z.a para seguir con nuestra lucha, ..:.es.ltrollar una experiencia original de representación de intereses desde una
porque vemos que no estamos solas [... 1Esperamos que cada :;e.~pcctiva de género, reafirmando con ello su autonom[a respecto a los modelos
una de vosotras [trabaj adoras y organizadoras de comunida- ?:riolrcales reflejados en la práctlca sindical. Para Martina, unirse a un grupo de
des norteamericanas en visita a México] continúe adelante con a=o..:onciencia significó transformar su vida privada sin tener que desarrollar un
amor por vuestros hermanos y hermanas, por comunidades ~ne compromiso público. No obstante, su caso también refleja la naturaleza de
como la nuestra. Ésta es una misma lucha en todo el mundo. = experiencia colectiva que hace posible su crecimiento personal.
Por otro l~do, todas estas historias tratan de la continuidad de la vida pcr-
Hortensia, trabajadora y activista, T ijuana, México, -~ gracias a un sentido de pertenencia colectiva. Para Irma y las mujeres de
citada en Bandy y Bickam-Mendez (2003: 179) c.:'"!.Imbus, ser rem inistas les proporcionó un vinculo entre etapas direrentes
:te u \·ida y tipos dife rentes de experiencias. El vínculo no tiene por qué ser
k:::es.uiamente entre diferentes momentos; es tam bién --como sugieren las
;::r.u de Trisha y Hortensia_ entre personas actuando en dife remes lugares y

.. ~ os referido las fuentes tal cual aparecen en los teltos originales de ah ! la dlscre-
~ ~ aa estilo. '
sobre difcrcntu cuestiones, unidas por un conjunto común de valores y aspi- ~ ou rame 198 1; Pizzorno 1978; Melucci 1989, 1996) como desde la psicología
raciones. :ül (Moscovici 1979; Orury y Reiche r 2000; Howard 2000), consideramos que
Estas historias tratan, en otras palabras, de la identidad; en particular, de 1.. b. Identidad no es ni algo que uno puede poseer ni una propiMad de los aClares,
relación entre la identidad y la acción colectiva (Pizwrno 1978; Cahen 1985: fO...~o el proceso a trav~s de! cual actores individuales y c~l ectivos, en inte racción
Mc:lucci 1989; Calhoun 1991, 19943; Mach 1993; Strykc:r, Owens y Whyte, 2000: a;;"! Otros acto res sociales, at ribu yen un significado específico a sus rasgos, hechos
H orton 2004; Hum y Bcnrord 2004). Al hablar de identidad no nos rderimos a 1::31es y los sistemas de relaciones sociales en los que est:in insertos.
un objeto autónomo o a una propiedad de los actores sociales, sino, más bien, al Posteriormente, confrontamos algunas de las paradojas que un concepto tan
proceso por el (uallos actores sociales se reconocen a s( mismos _y son recono- rugaz como e! de identidad inevitablemente genera. En primer lugar, la identifi-
cidos por otros actores- como parte de agrupaciones más amplias, establecien- .::¡;::ión social es, al mismo tiempo, enática y dinámica. Po r un lado, la referencia
do asimismo conexiones emocionales hacia ellas (Mducci 1989, 1996; Pollena y ¡ I~ identidad evoca la continuidad y solidez de las alianzas en e! tiempo. Por cl
Jasper 2001; Goodwin ~t al. 200l: 8-9). Estas "agrupaciones" no tienen por qu¿ C(fO, la identidad se ab re a constantes reddiniciones. Los vínculos establecidos
definirse en referencia a rasgos sociales específicos, como la clase, el gtnero, I~ :.". los aclares sociales con ciertas experiencias hiSlóricas y cierros grupos pare-
elnicidad,la o rienlación sexual, ele.; tampoco en referencia a organizaciones es- ~~n . de hecho, ser siempre contingentes. Son el fruto de reinterpretacioncs sim-
pecíficas (aunque a menudo lo hagan). Las idenlidades colectivas pueden basarse bólicas del mundo que inevitablemente resultan selectivas y parciales (Calhoun
igua lmente en o rientaciones, valores, actitudes, visiones del mundo y eSli[os de 1<)9-1a; Melucci 1996). Adem:is, las identidades se forjan y adap tan e n el cu rso de
vida companidos, así como en experiencias de vida comunes (e.g., [05 individuos io§ conRictos, y sus límites puede n verse modificados drásticamente en cl proceso
pueden sentirse cercanos a personas que abrazan visiones postmateria[i!tas si- tBernstcin 1997; Drury y Reicher 2000; Orury, Reicher y Ston 2003). Como re-
milares o una aprobación similar de la acción direera, sin expres:n ningún senti- mirado, a pesar de su relativa estabilidad, incluso los sentimientos de identifica-
do fuerte de proúmidad de clase, etnia o gtnero). En ocasiones, las ide ntidades rión pueden ser -y de hecho son- objeto de recurre ntes modificaciones.
pueden ser exclusivas y descartar Otras formas posibles de identificación (como Una segunda paradoja es la representada por la presencia de múltiples iden-
en el caso de sectas religiosas que expresan un rechazo en bloque a lo mundano). tidades o, en otras palabras, los sentimientos de los individuos a la hora de per-


Otras (en rulidad, la mayoría) serán inclusivas y múltiples, ya que los ind ivid uos tenecer a varias colectiv idades diferentes, en ocasiones definidas e n referencia
pueden sentirse cercanos a dive rsos tipos de colectividades al mismo tiempo. .1 criterios muy diversos. Desde cierto punto de vista, la identidad opera como
La conslTucción o reproducción de identidades es un componente importante un principio organizador con relació n a la experiencia individual y colectiva:
de los procesos por los cuales los in<lividuos asignan significado a sus propias expe- por ejemplo, ayuda a los actores a identificar aliados y conlrincantes. Al mismo
riencias y su cambio ell el tie mpo. Merece la pena detenerse en la complejidad de la tiempo, la definición de Hneas de solidaridad y oposición es algo que a ~enudo
relación existente entre la dimensión individual y colectiva en la construcción de la no está claro: la aparición de movimientos feministas ha creado, por ejemplo,
identidad. Por un lado, a travts de la producción, el mantenimiento y la revitaliza- nuevas líneas de identificació n que a menudo se han descubierto a sr mismas en
ción de las identidades, los individuos definen y redefinen proyectos individuales .:ontraste con aquellas de las que procedían (por ejem plo, las de clase). M:is que
y las posibilidades para la acción se abren y cierran. Las historias individuales que desechar las viejas líneas de iden tidad, las nuevas identidades coexisten con ellas,
acabamos de prCSCnlar nos muestran precisamente que Hlas identidades son a me- generando tensiones e ntre las dife rentes au torreprcscntaciones de los acto res,l o
n
nudo proyectos personales y poHticos en los que participamos (Calhoun 1994a: entre activistas que se identifican con el mismo movimiento pero pertenecen a
28). Por alTO lado, la construcción de la identidad y el redescubrimiento de uno generaciones diferentes (Whitlier 1995, 1997; Schniuker, Freese y Powdl .2003~.
mismo no puede reducirse simplemente a mecanismos psicológicos; son tambit n .-\unque alguna idea de similitud estt seguramente deu:is del concepto d~ I?enn-
procesos sociales (Be rger y Luckmann 1966; Moscovici 1981; Billig 1995). dad colectiva (e.g., Berezin 2001: 84), esta homogeneidad es rara vez multldlmen-
En las siguientes páginas discutiremos· algunas características del proceso sional, si 10 es alguna vez. Los actores con algunos rasgos/actitudes/experiencias
de construcción de la identidad. Mostraremos, primero, cómo la producción de similares pueden diferir substancialme nte en otras dimensiones (Simmel 1955;
identidad es un componente esencial de la acción colectiva a lravts de la identifi- Oiani 2oooa). En todo caso, es nec~sario advertir que las identidades múltiples no
cación de los actores involucrados en el conflicto, la facilitación de relaciones de tienen por qué estar necesariamen te e n tensión unas con ouas.
confianza entre los mismos y el establecimiento de conexiones que unen aconte-
cimientos de periodos dife rentes. En consonancia con lo amplia mente defendido
tanto por la aproximación a la acción colectiva desde el puntO de vista sociológico 2. Rosene;1 (1995): véase también Johnston (1991b: cap. 7) para la relación entre identidad
nacionalista ~ obrera en Catalul\a.

128 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 129 OONATELLA DELLA PORTA y MARIO DIANI
4.1. ¿CÓMO FUNCIONA LA IDENTIDAD? es preciso, apo~o ~utuo. Parecen ser un reemplazo esencial para la ausenci.a de
r~urs~s orgamzatlvos. Además,la in formación circula rápidamente a tra v6 de
La construcción de identidad no debe considerarse una mera prccondición de la :e~; Interpcrson~les: compensando al menos en parte el acceso limitado a los
acción colectiva. Es cierto que las identidades de los actores sociales en un mo- os de co~ulllcaCión. La confianza entre quienes se identifican con el mismo
mento dado guían su conducta posterior. De hecho, la acción tiene lugar cuando p.royecto polltlco. y cultural permite a los interesados encarar con mayor efica-
los actores tiene n la habilidad de definirse a sí mismos, a otrOS actores sociales y CIa !05 c~stes y n esgos vinculados a la represión. Por último, identificarse _ y
a "lo que est;i en juego" ("mjtIlN) en la rdación esublecida entre dios (Touraine ser Identificado-- como parte de un movimiento significa tam bién ser eapa'ces
de contar con la ayuda y solidaridad de los activistas (Gerlach y H ine 1970'
198 1). Al mismo tiempo, la identidad no es una característica inmutable ni pre-
existente a la acción. Por d contrario, es a través de la .acción que c ie ~tos senti-
Gerlach 1971). '
mientos de pertenencia se refu erzan o debilitan. En otras palabras, la evolución ~s 5e ntimi~ntos de identidad y sol idaridad colectiva rebajan 105 riesgos e in-
de la acción colectiva produce y alienta continuas redefiniciones de la identidad certidumbres vlIlculados a la acción colectiva En el casod 1 .. b
I " d d . e movimiento o rero
(Famasia 1988; Hirsch \990; Mducci 1995; Bc:rnstein 1997; Goodwin et al. 2001; a pr~xlml a entre los lugares de trabajo y de vida facilitó la ac tivación y repr;
d ucclón de la solidaridad (véase cap 2) , _ L I - - construreron
Drur)' I't al. 2003). "á d' . . I...<IS SUUlCU tu ras SOCialistas
Examinemos m;is de cerca los mecanismos por los cuales la acción "constitu- . r~as e Igualdad" dond.e los participantes se reconocieron como iguales y se
re" la identidad. Esto ocurre, primero, a través de la definici6n de las fronteras ds\Otleron
d . d de. un destino común (Pizzorno 2003) . Sin cm bargo, en Ia socle-
parte -
entre los actores comprometidos en un conflicto. A difcrencia de los enfoques a . I)O~t-\O ustnal, las relaciones sociales directas fundadas en la proximidad
macroc:structurales dI': an;ilisis de los conflictos sociall':s, la sociología de la acción ternton.' al se han
. debilitado. Aunque no haya si"nific,do
., -
necesa namente Ia d es~
ha presudo ate nción a la naturaleza problemática del nexo estructura-acción, apa nclón de las rdaclOnes com unitarias, los Sistemas de relaciones sociales están
subrayando el hecho de que el conflicto no puede explicarse exclusivamcnte a la en general conectados ~ ~n espacio territorial definido de manera m;is remota
luz. de las relaciones I':structurales y los intereses en conflicto determinados por q.ue en el pasado. S~s hmltes se han extendido y abarcan hoy comunidades na-
éstas. Se origina más bien en la interacción entre las tensiones estructurales y el clon~les y supra nacIOnales enteras (Wellman el al. 1988; Giddens 1990; Castells
surgimiento de un actor colectivo que se define a sí mismo y a sus adversarios 1996, Sasscn 1998; Ve:rtovec y Cohen 2003). Como resultado, los actores colecti
a partir de ciertos valores y/o intereses (Touraine 1981 ). La acción colectiva no \05 ~n ahora m~nos pr.opcn~s que en el pasado a identificarse a sí mismos co~
puede ocurrir en ausencia de un ~nosotros" caracterizado por rasgos comunes y relaCión al espacIo. La Idenlidad colectiva depende: menos de interacciones di~
una solidaridad específica. Igualmente indispensable resulta la identificaci6n de Frectas, - COtl-d-lanos
ó ca ra a cara, desarrolladas en la comunidad local y lo, e:spaClos
un "otro" definido como responsable de la situación del actor contra la que se en menos ~e ~ste tipo anun~i~ron el salto de la pre~modernidad a la moderni~
llama a la movilización (Gamson 1992b). La construcción de la identidad implica dad y el surgumento de la opinión pública integrada a través dc la letra impresa
una definición positiva de quienes participan en el grupo y una identificaci6n ;;\nder50~ 1983¡ ~arrow 1998). Pero han su frido una aceleración adicional con
negativa de quienes están excluidos del mismo, a quienes el grupo se les opone d~ ~ e~:a nslón del sistema de medios de comunicación y [a revolución electrónica
fo rma auiva (Touraine 198 1¡ Melucci 1996¡ Taylor y Whittier 1992; Capek 1993: "JOa,. oun 1~92; Wasko y Mosco 1992; Bcnnet( 2003; Wellman y I-faythornwhy"
Robnett 2002; Tilly 2004a). Incluye también una relación con los que ocupan - _, Houngan 2(04).
una posición neutral. Es en referencia a ~ Ios protagonistas, los antagonistas y las Identificarse con un movimiento conlleva sentimientos de solidaridad hacia
audiencias" (H unt, Benford y Snow 1994) como se forman y animan las identi- ~rson:)$ a las que no se está normalmente vinculado por contactos personales
dades de los movimientos. ~!recto.s, pero con las que se comparten aspi raciones y valore:s. Los activi"" y
En segundo lugar, la producción de las identidades hace referencia al sur- KmPatlZ
; an t es d! '.
e mOVimiento son conscientes de esta r participando de realida-
gimiento de nuevas redes de relaciones de confianza entre los actores del mo- ~~s muc~lO m;is vastas. y complejas que aquellas de las que tienen experiencia
vimiento, que operan dentro de complejos entornos sociales. l Dichas relacione~ •. re~ta ..Es en refe renna a esta comunidad m;is amplia cuando el actor extrae la
garantizan a los movimientos una gama de oportunidades (véase capitulo 5). Son ~Qtl\'ac l ón y el estímul~ p.ara actuar, incluso aunq ue el campo de las 0I)Ortullida~
la base para el desarrollo de redes informales de comunicación, interacción y, 51 ~_S concretas pa re~ca IH~lltado y se perciba un fuerte sentimiento de aislamien_
"'J. Po~ supuesto, sigue Siendo una cuestión abierta al debate hasta qué PUnt 1
::HenSlón de la comunicación virt ual puede facilitar la d,-fu,-ó d -d -d °d '
3. Véase Seligman (1m) sobre el papel de la confiarlla ell el surgimiento de la socieda: . d dr. · . ,n e , entl a es
civil, yTilly (2002: cap. 14, 2004b) sobre las redes de confia nza en los procesoS de de ma- .k-...era as e re erenclas a tiempos y espacios concretos (véase apa rtado 5.4).
erallueiO n.

-- - ~ . . . -~" • ~~ • • • ____ o • ••
En tercer lugar, la identidad colectiva conecta y asigna un significado comlb :::enos sociales. También relaciona las segundas con la experiencia individual.
a experiencias de acción colectiva separadas en el tiempo y el espacio (véase c.g_ ~ la construcción de su propia identidad, los individuos atribuyen coherencia
Lumlcy 1990; Farrell 1997), en ocasiones vinculando acomecimientos asociadO! .. ,i!:!nificado a las diversas fases de su propia historia pública y privada. A me-
a una lucha concreta pa ra mostrar b continuidad del esfuerzo que hay detrás d!" :" . 1.10, esto se reAeja en sus biografías e historias de vida, i.e., ~ la s constelaciones
casos particulares de acción colectiva. Veamos por e jem plo el "Llamamiento de d i\'iduales de significados culturales, las personalidades y el sentido del yo que
los MovimicnlOli Sociales Europeos" lanzado antes del Foro Social Europeo d, -:..-ri\'an de experiencias biográficas" Oasper 1997: 44). Las carreras militan~es de
Florencia de noviembre de 2002: " Hemos conAuido movimientos socialcs y ciu- ...i.f!:!a d uració n se desar roll an en un comprom iso constante con la causa, arucula-
dadanos de todas las regiones de Europa, Este y Oeste, No rte y Su r. Hemos con- &de modos diferen tes en tiempos dife re ntes (Downton y Wehr 1997). Es cierto
Auido a travh de un largo proceso: las manifestaciones de Ámsterdam, Scattle. ..::m toda ola de movilización atrae hacia los movimientos sociales a personas sin
Praga, Niza, Génova, Bruselas, Barcelona,las grandes mov ili zacion(:$ contra el ~:"per iencia prev ia en la acció n colectiva, al menos en t¡l;rminos biográficos. A~n
neolilx'ralismo y las huelgas generales por la defensa de 10$ de rechos sociales ~. ¡s; la continuidad en la militancia---<I hecho de que sea mb probable que qUle-
todas las movilizaciones COntra la guerra muestran la voluntad de construir olra ne; ya han participado en el pasado se muestren activos de nuevo que. quien~s
Europa. Al nivd global, reconocemos la Ca na de Principios del FSM y el llama- nunca lo han hecho- se ha confirmado en un g ran núme ro de estud IOS ded¡-
miento de los movimientos sociales de Porto Alegre" (citado en Andrena 2003). odos tanto a ejemplos contemporáneos (McAdam 1988; Whittier 1995 y 19?7;
En el ejemplo se evocan hechos ocurridos en diferentes momentos para mOStrar ~Iandermans 1997: cap. 4; Robnett 2002) como ~histó ricos" de acción colectiva
una continuidad entre ellos como bagaje de la reunión de 2002. De igual modo, IThompson 1963; Gould 1995; Catanzaro y Manconi 1995¡ Passe rini 1988). La
hay un intento obvio por conectar movilizaciOMS en el espacio que han tenido -generación 1968", por ejemplo, se ha removilizado en distintas olas de protesta;
lugar en todos los rincones de Europ.a y rc:lacionarlas con procesos recientes de la última, en las campañas por una justicia global (della Po rta 2005e). .
acción colectiva a un escala global. H abla r de la continuidad e n d tiempo no quiere decir necesariamente asumi r
La cuestión de la continuidad en c:l tiempo también es importante e n tanto que la identidad persista, y mucho menos que sea fija. La referencia. 31 p3sa-
en cuanto una característica de los movimientos socia les es la alternancia entre do es siempre selectiva. En este sentido, "continuidad" significa m.ás b.len la re-
, fases "visibles" y "latentes" (Mducci 1996). En la primera prevalece la dimensión elaboración activa de dementos de la propia biografía y su reorganizació n e n un
.J pública de la acción en forma de manifestaciones, iniciativas públicas, interven- nuevo contexto. De esta fo rma se pueden mantener juntos hec hos personales y
cio nes en los medios de comunicación, etc., con altos niveles de cooperación e colectivos que de otra forma parecerían incompatibles y contrad ictorios. Veamos
interacción entre los actores movil izados. En la segunda predomina la acción por ejemplo el caso de una acción colectiva radical que p.a.rece. conlleva r u~a
dentro de las organizaciones y la producción cultural. Por lo general, los contac- transformación personal d rástica en el momento de la movlhzaclón: d te rroriS-
tos entre las organizaciones y los grupos anivistas se limitan a relaciones ínter- mo. Las biografías de los terroristas italianos de la década de 1970 (della Porta
personales e informales o rdaciones inte r-<lrga nizacionales que no suden tener \990) muestran que, en muchos casos, llega ron a la lucha armada tras p.1sar por
la capacidad de la movilización de masas. En estos casos, la sol idaridad colectiva organizaciones católicas. En este caso, hubo de manera inequívoca una marc~da
yel sentido de pertenencia a una causa no son tan obv ios como en los periodos ruptura en las formas de acción y los programaS políticos. Sin embar~o, ta mbién
de movilización Intensa. La identidad se nutre de las acciones ocultas de un lim i- hubo dementos de coherencia en histo rias que parecen, en la su perfiCie, no tener
tado número de actores. Es precisamenfe la habilidad de estos pequenos grupos continuidad. Uno de dios fue la aspiración a construir relaciones sociales que
pa ra reproducir ciertas represe nta cione.~ y modelos de solidaridad en d tiempo fueran m~s allá de las desigualdades y distorsiones dd presente. Algo común a
lo que crea las condiciones para d restablecimiento de la acción colectiva y per- ambas fases biográficas fue [ambién una concepción de la acción colectiva com o
mite a los interesados dc:linea r los orígenes de las nuevas olas de acción pública proclamación de verdades absolutas y d testimonio de los pro pios principios
que preceden a las movilizaciones (Mducci 1996¡ Rupp y Taylor 1987; Johnston ideales (e ideológicos), sin im portar 10 distorsionados que éstos fue ran. . .
199 1b; Mueller 1994; Whiuier 1995): Por otro lado, el comienzo de toda nueva expe riencia de acció n colectlva sIg-
Esta función vinculante de la identid:ld no sólo ope ra en c:l nivel de las repre- nifica inevitablemente romper parcialmente con el pasado. En algunos casos, la
sentacio nes colectivas 'lbs percepcio nes socialmente difundidas de ciertos fenó- decisión de emba rcarse en la acción colectiva o de unirse a una o rgan ización O un
proyecto claramente dife renteS a lo hecho por los indi viduos hasta ese momento
4. Sin embargo, hay interpretaciones que sugieren qusla ide ntid~d no tiene por qué estll! desemboca en una transformación personal radical. En eSlOS casos, las personas
asociada a la dimensión temporal, e. g., el análisis de Somers (1993) sobre 111. construcción experimentan conversiones genuinas que a menudo significan romper con sus
de la ciudll.dll.nla en IlI.lnglll.terra moderna.

132 lOS MOVIMI ENTOS SOCIALES 133 DONATELLA DELLA PORTA y MARIO DIANI
lazos sociales. La transformaci6n de la idc ntidad puffie ser mucho más profunda 1.-ultural específi co. Por las mismas razones, también son percibidos como porta-
en estos casos. Afectará no sólo a las inclinaciones políticas de los individuos )' dores de una idem idad homogénea e integrada. Se: ha prestado poca atención a
a sus niveles de implicación en la acción colcctiva, sino tambifn a las eleccio nes los sistemas de relaciones en los que se implican 105 ac[Ores, lo que ha impedido
vitales globales e incluso a la organización de la vida cotidiana. que se reconozca la multiplicidad de identidades y lealtades entre los activistas
Los mismos fe nómenos se dan a menudo entre quienes se unen a movimien- ~. los grupos activistas. Se ha favorecido más bicn la undencia a ver la idemidad
tos religiosos (Robbins 1988: cap. 3; Snow lt al. 1980; Wilson 1982; Wallis y Bruee como el espejo de una realidad objetiva subyacente. 6
1986).' La conversión a un culto o una secta implica a menudo la transformación Sin embargo, la identificación colectiva se expresa pocas veces a través de
más o menos radical de la propia identidad y las lealtades, lo que se rá más pro- tu identidades integradas y homogfneas presupuestas en estas visiones. 1 Dado
fundo cuanto más exigentes sean los criterios de pertenencia al nuevo grupo. Por que la identidad es un proceso social y no una propiedad estática , los senti~
ejemplo, unirse a un grupo como Hare Krishna implica la aceptación de un estilo mientos de perte nencia generados entre los grupos y los colectivos son, has-
de vida muy ritualizado donde todo liene que esta r en concordancia con los pre- ta cierto pUntO, Auidos. Una aproximación menos rígida a la cuestión de la
ceptos de la secta (Rochford 1985). Además, la historia de conAiClos típica de la Identidad nos permite reconocer que ésta no siempre presupone un "nosotros
sociedad industrial documenta la fuerza de las identidades políticas "tradicionales" colectivo" fuerte (Lemen 1994; Billig 1995). Identifica rse con un movimie nto
y la naturaleza a menudo exclusiva y sectaria de la acción colectiva. En el siglo 110 significa necesariamente compartir una visión sistemática y cohere nte del
de las grandes ideologías, abandonar las posiciones políticas o de clase --esto es. mundo, como tampoco evita que sentimientos similares se dirijan también a
abandonar un cieno sistema de relaciones sociales y de identificaciones afectivas Otros grupos y movim!enws. Formas dc lealtad no demasiado intensas o ex-
en detrimento de otrc>-- era siempre COStoso. Un buen ejemplo 10 proporciona la clusivas pueden, en ciertos contextos, garantizar la continuidad de la acción
segmentación religiosa de Irlanda dd Norte (el conflicto palestino-israelí tambifn colectiva (Melucci 19843; Diani I 995a). En realidad, es raro que una identidad
servirla de manera inequ(voca para ilustrar e! panón). En Irlanda de! Norte, las dominante sea capaz de integrar todas las demás, siendo más común que las
identidades rcligiosas han provisto criterios .para la organización de las relacio- Identidades tengan una estructura policéntrica y no estén tan jerarquizadas.'
nes sociales en todos los ni veles, incluyendo los vínc ulos comunitarios y fami lia- La excesiva insistencia en el papel de la identidad como una fuente de coheren-
res. Son infr~c uem~s los lazos que atraviesan barreras sectarias y la gente qu~ cia lleva con frecuencia a descuidar la imponancia de las formas de idelllidad
participa en ellos se ve por lo general excluida por sus pro pias comu nidades (B~w múltiple (Calhoun 1994a).
elal. 1979; McAlIist~r 1983; O'S.ullivan Sc:e 1986; Maguire 1993). Esto hac~ qu~ la Las tensiones entre los diversos tipos de idemificación tienen que ver, en pri-
activación d~ lazos con mi~mbros del grupo opositor sea un ejercicio muy costoso mer lugar, con el hecho de que las motivaciones y expectativas que subyacen e n
ya mcnudo peligroso. Lo mismo se aplica a las o rganizaciones de los movimien- los individuos que participan en los movimientos sociales son, de hecho, mucho
toS sociales, lo que da como resultado que a menudo fracasen los cortes trans- más ricas y diversificadas que lo sugerido por las imágenes públicas de esos movi-
versales en las divisiones sectarias. Aunque en las últimas dos dfcadas se hayan mientos que producen sus líderes. Al formar parte de la vida de un movimiento,
producido numerosos intentos en diferentes tipos de organizaciones, desde las d~ 1.;1 gente busca a menudo respuestas a sus propias aspiraciones y preocupaciones.
de rechos humanos a las de mujeres (Connolly 2002; Cinalli 2002), por desarrollar Por ejemplo, las muje res milanesas estud iadas por Melucci y sus colaboradores a
nuevas formas intercuhurales de participación política, incluso tUS los acue rdo~ principios de los años ochenta concebfa n su participación en el feminismo en una
del Viernes SanlO de 1998, la segregació n social en Irlanda del Norte sigue siendo ~ran variedad de for mas. Algunas primaron la reflexión personal, otras dieron
elevada (McGarry 2(01). más relevancia a la intervención externa. Algunas valoraron la acci6n grupal,
$Obre todo la sol idaridad y los elementos afectivos, mientras que otras insistieron
4.2. IDENTIDADES MÚLTIPLES ~n la importancia de desarrollar nuevas formas de interpretar e! mundo (Bianchi
~. Mormino 1984). De forma parecida, Reger (2002) muestra cómo se pueden
En la sociedad moderna, los movimiemos sociales se representan con frecuenCLa aco modar diferentes posiciones dentro de una misma organización. Su caso de
como "pcrsonajes" ("characurs") con capacidad estratégica para la acción y un rol

5. Calhovn (1994a: 26) ha hablado sobre este tipo de "esencilllismo intragrvpal".


5. Sin embllrgo, no siempre es IIsI: el de Investigación dirigido por Alberto Me-
pro~ecto ~ . Para una critica ~a clásica de esta perspeetl~a, véllseTouraine (1981) y Mel ueci (19Sl.
lucel en Milán a principio de los allos ochenta mostró cómo los miembros de grupos lo- 1989, 1996).
cales neo-orientales a menudo 58 hablen eonv8rtido en formas menos drásticas (Olalll 3. Véase Stoecker (1m) para una interesante discusión de la relación entre d!fl!fl!n!es
1984, 1986). ~'veles de identidad: individual, comunitaria, de movimiento y organizativa.

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~slUdio .cs la sección neoyorkina de la Organización Nacional de Mujeres (NO\' " :ün ninguna organización específica e, incluso, expresar un desacuerdo explicito
c.n sus sl.g!as en ingll!:s), que incluye tanto fem i n i sta~ orientadas a la defensa poli- ~"ll n la noción de organización en gene ral. En condiciones de especial agitación.
tlca (poll tlca! advocacy) como las que privilegian las pdclicas de cmpodcra micmo d me ro hecho de participar en reuniones y manifestaciones da la sensación de
pcr~nal (personal ~mpo~rmrn t). I nduso la identidad de un solo grupo puede asi :ontar con estrategias y metas sin pasar por el filtro de organizaciones eSj"J(:cífi-
ser vls~a como punto d e encuentro de historias, necesidades personales y repre- ~-_IS. De hecho, el momem o en el que los mecanismos de identificación cambian
sentaciones hetcrogi!:neas. nedom inantememe hacia actores organizados específicos es un buen indicador
~e~n i smos simi!a rcs se repiten en la relación entre las organizaciones y los ie la desaparición de un movimiento. Uno de los rasgos característicos de la ola
mOVI mIentos entendIdos en sentido ampl io. Por un lado, las organizaciones in- o.!e protesta de la clase obrera que recorrió Italia ent re 1968 y 1972 fue la modifi-
l~man afirmar la formul ación específica de su iden tidad colectiva como la iden- clción de la relación entre la militancia en organizaciones sindicales eSj"J(:cíficas
tidad .glo~al del movimiento. Por el otro, d reforzamicnto de una identidad ~. la militancia en los movimientos obreros en un sentido amplio (Pizzorno et
orgarn zatu'a permite, al mismo tiempo, diferenci;use del reSto del movimiento ~¡. 1978). Se introdujeron nuevas formas de representación en las fábr icas - los
(Ta~lor 1989), Por lo tanto, uno se identifica con una organización no sólo para ~onsejos de fábrica- que ofrecían grandes oportunidades para la participación
sentirse parte de un esfuerw colectivo más amplio sino también para constitui rse mcluso a los no inscritos en los sindica tOs tradicion:lles. En aquellos años también
en componente particular, autÓnomo y disti ntivo de ese esfuerzo. La identidad se roe fi rme el empujón dado hacia la unidad sindical y la superació n de lealtades
·, ~ue.de anclar asr a formas organ izativas más sólidas y estructu radas que las cons- de grupo preexistentes. Las lealtades de grupo volvieron a ser dom inan tes sólo "
,
:
. ,,'
titUIdas ,po.r redes de relaciones informales ent re los diversos componentes de cuando la movilización entró en dedive y la ide ntidad del movimiento se debi- .\
11
un mOVHl"llentO. Lo que curiosamente se denomina "identidad de movimiento" lit6. Análisis de la acción obrera mili tante en Estados Unidos ta mbién apoya n el
("mo~m~nt !dentity") es en realidad, mayorita riamente, un producto contingente lTgumento: las fases de crecimiento del conflicto tienden a fortalecer solidarida-
de neg~la c ~ones entre las imágenes colectivas producidas por diversos actores dcs colectivas más amplias por encima de la identificación con sindicatos eSj"J(:cí-
y org~Olzac,iOnes. Además, incl uso los grupos pequciios pueden experimentar ñcos (Fantasia 1988).
las OflentaClOnes múltiples que caracteri7..an la identidad de un movimiento en En algunos casos, las identidades colecti vas expresadas por diferentes movi-
s~ totalidad (Melucci 1984a), Por ejemplo, en Milán, el análisis de la experien- mie ntos o por diferentes organizaciones de los movimientos son mUtuamente
Cia del Colectivo Ticinese fa cilitó la identificaciÓn de dos tensiones básicas en incompatibles. La aparición dd feminismo ha revelado la persistente subordi-
la. P:'rcepción de la pr:lctica fem inista (Bianchi y Mormino 1984). La primera nación de las mujeres demTO de las organizaciones del movimiento obrero y en
d istinguía entre una acción que apun taba a la sociedad más allá del movimiento muchos de los "nuevos movimientos", mo~ t rando con ello las profundas con-
y la. dirigida internamente hacia grupos pequeños; la segunda, lo hada entre una trad icciones de las identidades de los actores que, si n emba rgo, pueden ser por
accló~ puramente afectiva y solidaria y la que trataba de valorar las competencias lo general explicadas con referencia al mismo sector de movimientos "progre-
y cualIdades profesionales de las mujeres. Las m ismas dicotom ías ofrecieron una sinas". Desde otro punto de vista, la prom inencia de las identidades religiosas
he rramienta útil p.u a leer la identidad del movim iento general. H ubo, de hecho o etno-nacionalistas ba planteado con frecuencia fuertes di lemas a los acto res
grupos de concienciación, o g rupos lésbicos vi rtualmente indiferentes a la acció ' en aras de su dificultad de 'integración con otras fue ntes de identifi cación. Por
hl • ejemplo, la lealtad a una ideología nacionalista radical como la serbia, o a mo-
pu !Ca y concentrados en d lado afecti vo-solidario de la acciÓn. Por 0 1ro lado
~rupos de escritoras y j"J(: rsonas preocupadas por la reflexión sobre cuestione; \'i mientos religiosos como el fundamentali smo argelino, coloca graves dificul ta-
zntdect~al es desde una persj"J(:ctiva de mujeres asociaron un bajo nivd de in- des en el camino a las mujeres que quieren mantener y afirmar su identidad de
~ervenclón externa a su objetivo de llamar la atención acerca de las capacidades g~ n e r o (Calhoun 1994a; véase ta mbién Fantasia y H irsch 1995). Por otro lado,
~ntelec tu a.l es y profesiona les de las mujeres. Entre los grupos preocupados por la los aaivistas por una justicia global han mostrado hasta el momento una gran
intervenCión ex terna , algunos dieron un g ran valor al elemento solida rio como tolerancia hacia la combinación de las (múltiples) identidades de cada cual (ddla
los col~ctivos feministas en las comun idades okupa. Otros estaban ocupados en Porta 2004a; Bennett 2004c),
consoltdar la presencia social de la mujer, tanto al nivd económ ico como en el d
la producción cultural (Bianchi y Mormino 1984: 147), e 4.3, ¿LA IDENT IDAD FACILITA LA PARTI CIPACIÓN ?
Debe tenerse ,en cue nt~ q~e. las id~ntidades de los movimientos socia les pue-
d ~ n ser compartIdas por lIldlvlduos mdife rentes a lealtades organizativas mu Para compr~nder 10$ mecanismos que operan detrás de las decisiones que llevan
dIversas. De hecho, es posible senrirse parte de un movimiento sin identificar~ a los individuos a implicarse en la acción colectiva resulta esencial , aunque tam-

136 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 137 OONATELlA OELLA PORTA y MARIO DIANI


bién polémico, como vcremos mh adelame, referir5e a la identidad. El debate su vez, dividirse en, al menos, dos categorías. Los incentivos selectivos externos
comenzó en la década de 1960 con la provocadora te ~ i s de Mancur 0150n (1963) constan de expectativas que los individuos tienen respecto a su grupo de referen-
sobre la irracionalidad de la acción colectiva. El argumento de Olson es bien cia '1 se ven, en general, como recompensas y sanciones de las que este grupo y
conocido y puede, por tanto lo tanto, resumir5e en unas pocas frases. El punto otros grupos sociales pueden hacer uso al encara r una decisión o una denegación
de partida de su reflexión es un concepto de acción colectiva centrada en la pro- de participación colectiva . Los incenlÍvos selectivos internos cubren los m eca ni s~
ducción de bienes colectivos. Su condición reside en que los bienes, una vez ob- mos internos q ue llevan a los individuos a atribuir un determinado valor norma-
tenidos, puedan disfrutarse por cualquier mi~mbro de un grupo social, sin tener tivo a la acción colectiva, o a derivar de ésta un placer intrínseco o a ex~ ri me nta r
en cuenta su contribución a la causa. A veces, el "grupo social" consiste en gente una tranSformación catoirtica (Opp 1989: 58-9). Según numerosas investigaciones
viviendo en un determinado te rritorio. Por ejemplo, si una coalición ecologista sobre participación individual, dentro de los "incentivos selectivos", los mejores
loca l consigue que se establezcan controles mois estrictos sobre las emisiones de predictores de la acción colectiva son las refcrencias a los valores y los lazos de
los coches en su comunidad, el bien colectivo "aire mh limpio" se roi accesible a solidaridad compartidos por el gru po. por encima de las motivaciones de tipo
todos los residentes, no importa si han apoyado o no la campaña. OtraS veces, el material (Marwell y Ames 1979; Walsh y Warland 1983; Oliver 1984; Opp 1988,
"grupo social" consiste en una col«tividad definida 2 partir ~e características . 1989; Pauy 2003).
espedfica5. Por ejemplo, una vez extendido el der«ho fememno al voto, toda La incorporación de elementos no rmativos y simbólicos a los incentivos se-
mujer lo tuVO, sin tener en cuema su contribución al movimiento sufragista. O lecti vos no resuelve, sin embargo, uno de los principales problem as del modelo
si una asociación regional de empresa rios presiona con éxito al gobierno para el de Olson, a saber, su falta de atención a la dimensión diacrónica. La racionalidad
lanzamiento de un plan masivo de inversión en las com unicaciones públicas en micro-económica sobre la que se sustenta el argumento de O lson se deshace en
el oirea, todo empresario indi vidual se ap rovechad de él, también quienes no un corto periodo de tiempo. Sin embargo, la acción colecti va es un proceso que se
pertenecen a la asociaci6n. Las propiedades de los bienes colectivos determinan desarrolla a lo largo del tiempo, sobre todo en lo que 21 logro de metaS se refiere.
la irracionalidad fundame ntal de la acción col«liva, según los criterios de la ra- Por lo tanto, es difícil, aunque no imposible, determinar los costes y beneficios
cionalidad instrumental individual iSla. P2ra 105 actores individuales, no es en ,¡d«uadamente. Por un lado contamos con la certeza del compromiso y de la
modo alguno racional inverti r recursOS en una empresa -la producción de un dCeptación del riesgo a corto plazo; por el otro, con [o desconocido de los resul-
. bien colectivo-- si se ven obligados a correr con todos los costes del fracaso, pero tados, que no sólo son dinciles de ca lcular desde el punto de vista del individuo,
pueden disfrutar de todos los fru tos del éxito sin haber contribuido directamente sino cuyo alcance parece asimismo remotamente prospectivo. La identidad co-
a la producción de dicho bien. lectiva reduce estas dificultades. El enfoque de Olson asume un marco temporal
Para que la acción colectiva tenga luga r, las organizaciones '1 emprendedores red ucido en la maximización de la Ulilidad individual. Por el contrario, como
políticos (political mtrepreneurs) tienen que coaccionar a los posibles participan- hemos visto, la identidad colectiva adopt2 una perspectiva a largo plazo. Incluso
tes o distribuir incentivos sel« tivo$, permitiendo as! a los participantes recibi r la definici6n de los intereses de los actores es un proceso social que requie re de
mayores beneficios que los que no participan. Este problema se aplica sobre todo una defi nición de un "nosotros" y un "ellos", vinculoi ndose así dc manera inex-
a grupos grandes o, en otras palabras, a los grupos en los que no es ta n relevan- uicable a !a construcción de la identidad. Como resultado, sentir.se parte de una
te la aportaci6n individual como para afectar el resultado final de una empre- ~m pr esa común e identificar los intereses, no sólo a nivel indiv idual sino también
sa colectiva. Dos fa ctores elevan las dific ultades de movilización de los grupos colectivo, hace mois aceptables los costes y los riesgos. El riesgo físico y la priva-
grandes: en primer lugar, su tamaño implica costes elevados de coordinación; .iÓn material, difícilmente racionales desde una perspectiva individualista y cor-
segundo, ciertos incenti vos sociales -prestigio, res~to o 2mistad- que pueden toplacista, pueden justificarse si se ve n como costes que soportar en un proyecto
funcionar en grupos pequeños se vuel ve n mois difíciles de acti var al aumentar las histórico de larga du ración (Pizzorno 1978, 1983, 1986).
dimensiones del grupo. Adem ois, puede variar la intensidad y, sobre todo, la exclusividad de la iden-
Como cabía esperar, las reacciones al modelo de Olson han sido muy dife- tidad colectiva en la definición de los límites de los actores. Una pregunta cen-
rcntcs. 9 Algunos autores han ampliado la noción de incentivos selectivos de tal tral será, entonces, si los diversos rasgos identitarios influyen en las decisiones
forma que incluya recompensas de tipo solidario y no rm ativo. EstOS pueden, a que mueven a la acción '1, de se r así, en qu l!: sentido. Algunos han planteado la
hipótesis de un vínculo inverso entre el ni vel de inclusividad y apertura de una
9. Véase OeNardo ( 1985) y Chong ( 1991 ) para discusiones sobre la racionalidad de l a ac· definición particular de identidad y la capacidad de movilización:" Algunos gru-
eión colec tiva. Véase también Hargreaves Heap el ;JI. (1992) para una introducción a 185 ?Os intentan movilizar a sus miembros con un nosotros sumamente inclusi\ o [ ... ]
teorlas de la elección racional.
Un marco tan agregado convierte el 'nosotros' en un conlcncdor de individuos nc:s de los movimientos se conducen cada vez más por técnicas y estrategias tradi-
más que en un aClOr colectivo potenciar[ ...] Por el contra rio, los marcos de acción ,:-ionall':s dI': marketing, como la publicidad por correo (McFa rland 1984; Donati
colectiva son contenciosos" (G~mson 1992b: 85). Lo que no significa que todos 1996; Jordan y Maloney 1997). Aunque los mensajes de este tipo son, a menudo,
los movimientos sociales desarrollen siempre identidades I:xclusivas: abundantes cuidadosamente adaptados a los sectores de! público y los nichos específicos de
ejem plos sugieren, de hecho, lo contrario, e incluyen recientemente a los movi- mercado, sus contenidos tienden a ser todavía m.is inclusivos y universales que
mientos ecologistas y por una justicia global. Sin embargo, la falta de adversarios los transmitidos por los aC tiViStaS de 105 movimientos a través de sus redes per-
explícitos en el ecologismo ha sido continuamente señalada como una fuente de sonales (Snow n al. 1980). El acceso al público general será, de esta forma, más
debilidad para el movimiento (e.g., Oíani 19953) y algunos han mostrado dudas r.icil para los actores de movimientos con una identidad inclusiva. A la inversa,
en términos muy parecidos sobre la capacidad dd movimiento por una justicia las organizaciones con una identidad cultural y política más definida tend rán
global pa ra movilizar a sus componentes más allá de los acontecimientos más un acceso más fácil únicamente a los sectores más simpatizantes de la opinión
visibles (Tarrow 2005). publ ica.
El problema es as! cómo llegar a un equilibrio entre el alcance y la selectividad Las posiciones quc acabamos de presentar, aunque reconozcan los límites de
(Marwell y Oliver 1993: 157-79), a saber, cómo definir la identidad como para una lectura estrictamente económica de la acción colectiva y la oportunidad de
inclui r al mayor número de gente posible en la base potencial de un movimiento tOmar en consideración incentivos no-materiales, son compatibles con un para-
y, al mismo tiempo, seguir proporcionando incentivos sólidos a los seguidores in- digma racionalista. Otros autores han expresado, sin embargo, serias rcservas ~.

Jcerca dI': la oportunidad de aplicar al anál isis de la acción coleclÍva conceptos ).


.•
, condicionales. Una identidad inclusiva y flexible no asociará un movimiento a un
grupo social espedfico o a una ideología, un estilo de vida o un c&Jigo simbólico desa rrollados originalmente en referencia a la acción individual dc tipo utili-
tarista (Fireman y Gamson 1979; f erree 1992; Melucci 1989). A propósito dc
,J,
particulares. Facilitad la comunicación entre los activistas del movimiento y el
mundo exterior, asr corno su capacidad para hablar a diferentes contextos cultura - los incentivos no-materiales, o tomando la identidad como critcrio, no parece
les y políticos. Una identidad exclusiva que definc con fuerza el perfil de un deter- apropiado decir que los costes y beneficios de la acción se puedan calcular en d
minado movimiento tenderá, por el contrario, a acenNar el aislamiento en rela- tiempo. Antes que nada, es discutible el presupuesto de que los actores sociales se
ción con el mundo exterior, pero es probable que proporcione a su base incentivos mueven siempre sobre la base de principios racionales. Por el contrario, demen-
(selectivos) más notables para la acción, haciendo con dio más concretas tanto la tas no-racionales, como las emociones, los afectos y los sentimientos, ron también
definición del aClor como la de sus adversarios (Friedman y McAdam 1992). muy importantes (Melucci 1989; Flam 1990; Ferree 1992; l aylor y Whittier 1995;
No obstante, deber!amos ser conscientes de que la forma en la que se combi- SchefT 1994a, 1994b; Jasper y Poulsen 1995; Jaspe r 1997; Goodwin (tal. 200!). El
nan dicazmeme estas dos exigencias contradictorias está sólo parcialmente bajo predominio de las perspeClivas racionaliStaS desde la década de 1960 se explica
el control de los aClOres. La idemidad colectiva se ve sin duda inAuenciada por t".icilml':nte a la luz de la necesidad de confronta r aquellos análisis que reducían
los intentos deliberados de los actores de fabricar y manipular símbolos identifi- los movimientos a un espectáculo de irracionalidad, d mero prooucto de fallas
cadores. En otras palabras, es parcialmcm e un resultado de la acción estratégica. en los procesos de socialización (Taylor y Whiuier 1995: 1 79~80). Un hecho que
Pero también depende - y con tooa probabilidad, en un grado mucho mayor- no autoriza, sin emba rgo, a apoya r la idea d e que emociones y ra7..Qnes son irre-
de actitudes mentales y memorias colectivas consolidadas a lo largo del tiempo conciliables (Tu rncr y Killian 1987; Goodwin et al. 200 1: 2- 16; Kim 2(02).
sobre las que poco comrol pueden ejercer los activistas dd movimiento. Por no Los críticos achacan igualmente al enfoque racionalista el pasar por alto el
mencionar d hecho de que Otros actores sociales sean, quizá, capaces de manipu- hecho de que 105 actores sociales actúan y eligen dentro de un sistema de in-
la,r la imagen que un colectivo particular tiene de sí mismo (por ejemplo, los me- terdependencia con otros actores. La decisión de participar en la acción está en
dIOS de comunicación: Cidin 1980; Camson y Wolfsfe!d 1993; van Zoonen 1996; real idad condicionada por la~ expectativas que d actor tiene respecto a aquellos a
Camson 2004; Earl, Martin, McCarthy y Soule 2004; Myers y Caniglia 2004). quil':nes está unido. La capacidad del actor para una elección autónoma varía de
Adem:h, es importante distinguir, con res~cto a 10 anterior, entre la movili- acuerdo con la clase social de procedencia y est~ limitada por asimetrías en la dis-
zación de ~rsonas y la moviliz:lción de otros recursos, por ejemplo organiZ3ti- tribución de poder y recursos sociales (Ferree 1992). Si reconoccmos el hecho de
vos o financieros (Oliver y Marwe!II992). Las identidades exclusivas parecen ser que incluso la acción económica está gobernada por las redes de relaciones y por
mh eficaces a la hora de motivar 1:1 participación directa. Las inclusivas parecen, normas sociales que unen actores (por ejemplo, White 1988; DiMaggio y Powdl
en principio, m~s útiles para la movilización de! segundo tipo de recursos (Oiani 199 1; Granovetter 1985), rewrrir al concepto de actor racional para el an~lisis de
y Donati 1996). Los intentos de movilizar recursos por parte de las organizacio- fenómenos colectivos es algo, según los críticos, todav!a más discutible.

140 lOS MOVIMIENTOS SOCiAlES 1(1 DONATElLA OElLA PORTA y MARIO OIAN I
Un problema añadido resulta dd hecho de que los bienes sobre los que tie-
nen que d egir los actores son, por naturaleza, diferentes de los normalmente recibidas por parte de quienes sostlenen el paradigma de la identidad. En pani-
. r-;:ferido$ por los modelos de deriv~ ció n económica (Fireman y Ga m so~ 1979: cular, hemos intentado analizar la ubicación de los actores en complejas relacio-
23-7). No debcrlamos desca rtar la legitimidad de las analogías entre los. I.me re- nes interdependicntes a partir de una visión de la acción más realista y alejada de
ses individuales y colecti vos. Muchos de los ~ biencs" por los que se mov~l,z.a un la hipótesis dd actor Independicnte (Marwell y Oliver 1993; Gould 1993; Opp Y
Ccro 1993; Obcrschall y Kim 1996; H eckathorn 1996).
movimiento deben su existencia a la acción colectiva. Pensemos, por ~Ie mpl o,
en d fortal ecimiento de la identidad de las mujeres y las transformaCiones en
4.4. ¿CÓMO SE GENERA Y SE REPRODUCE LA IDENTIDAD?
sus estilos de vida públicos y privados. Este "bien" específico nació de la misma
existencia de la acción colecti va de las mujeres. Esto no quiere decir que muchos
4.4.1. Auto-definiciones y hetero-defin iciones de ident idad
"bienes" de las mujeres (e.g., los originados por cambios en las polític.as) no pue-
dan trata rse dentro de los límites impuestos por los moddos olsomanos. Pero
Si la identidad es un proceso social y no tanto una propiedad de los actores so-
queremos señalar que d d ilema de la acción colectiva puede ser visto también en
ciales, entonces los sentimientos de pertenencia y solidaridad en ~elac ió n con un
estos térm inos, que no son necesariamente compatibles con d enfoque de Olson
de terminado grupo, el reconocimiento de elementos de continuidad y discon-
de los bienes públicos. . .,
tinuidad en la historia de los individuos y la identificación dc los propios ad-
Por último, induso el último presupuesto de los paradigmas ra~l~nahs~a s
\ersarios están todos, quizá, sujetos a una continua reelaboración. L1 identidad
_ la estabilidad de la estructura de preferencias que sustentan las deCISIOneS m-
,u rge de procesos dc auto-identificación y rcconocimiento externo. Las auto-
dividuales"":'" parece muy poco probable en d caso de la acción.colectiva .. El asun-
representaciones de 105 actores se ven confrontadas, de hecho, con imágenes que
to habría sido plausibl e, en general, si el problema de la aCCión col~ctlva fuera
I.n instituciones, los grupos sociales simpatizantes y hostiles, la opinión pública
uno de decisiones circunscritas a un único momento, como los rela~lOnados c,on
y ¡os medios de comunicación crean de elJos'(Mc!ucci 1996; Drury y Dreichcr
participar o no en un,a manifestación específica. S.in embargo, la aCCión colecu.va ':000; H oward 2000).
es, a menudo, un proceso que se desarrolla en el tiempo, en el.que las motivaCIO-
La construcción dc la identidad contiene, al mismo tiempo, una aspiración
nes que llevan a la acción y los intereses subyacentes son ~odlfl~ados a través de
l dife renciarse del resto del mundo y a ser reconocido por ello (Melucci 1982;
relaciones con otros actores, y donde las decisiones sobre SI contmuar o no con la
Calho un 1994a). No obstante, la producción si mbólica no puede contar única-
participación se renuevan continuamente. En concrcto, muchos .part~cipa~tes en
mente con la auto-legitimidad. Es necesario encontra r en ciertas repre!.Cntacio_
la acción colcctiva no se movilizan necesariamente a partir de sólidas ~dcnud.ade ~
nes de uno mismo el reconocimicnto de la imagen que otros actores tienen del
preexistentes, aunque éstas quizá se desarrollen en. d curso de la .acclón (Hirsch
sujcto. De hecho, los movim ientos luchan pord reconocimientode su identidad.
1990; Fantasia 1988), lo que hace difícil sostener la Idea de que eXiste una estruc-
Sólo en un contexto de mumo reconocimiento entre los actO res es cuando puede
tura de prefere nci.. s. . . .
d.use el conflicto y, al general, las relaciones sociales (Simmd 1955; Touraine
En resumen el modelo del actor racional propone una VISIón de la acción
que, !.Cgún sus c~íticos, cs bastante poco realista y no tiene en consideració~ ni la
198 1). Sin ello, la identidad auto-afirmada de un grupo lIevarfa inevitablemente
.. su marginalización y su reducción como fenómeno desv iado.
naturaleza dinám ic.a de la acción ni la importancia de los procesos de c r eac ló~ de
La historia de los m ov imientos es tambi¿n la historia de la habilidad de sus
identidad. Además, la adopción d e una perspectiva de elección racional termina.
::liembros por imponer ciertas imágenes de sí mismos y contestar [os intentos
par.adójicamente, por tapar incluso el papel de los intereses: los a.ctores no se ~ o­
vilizan en nombre dc intereses o reivindicaciones espt!cíficos. Tlen.den más bien
.:'! los grupos dominantes por denigrar su aspiración a ser reconocidos como
dIferentes. Un ejemplo importante proviene de los conAictos relacionados con
a invol ucrarse en aquellas formas de acción colectiva para las que se dis~ncn
II construcción del moderno estado-nación. E[ desarrollo de vastas unidades po-
mayores incentivos. Por último, extender el modelo de incenti.vos n ~ rm atlvo s y
:.tucas altamente ccntralizadas llevó a enfatizar la homogeneización cultural a
solidarios implica da ampliar asim ismo el propio concepto de IIlCentlvo hasta la
t:.Ivés de la afirmación de una lengua "nacional" y una cultura "nacional". Lo
tautología (Fireman y GamSOJl [979). . ...
que, a menudo, se siguió de políticas asimilacionistas en vista de la naturaleza
Al tra tarse de una controversia que cubre el conjunto de las CIenCias SOCia-
::tulticultu ral de los territorios bajo dominio de las nuevas formaciones estatales.
les sería poco real ista soñar con una síntesis apropiada de las dos perspccII\'as
qu~ aquí hemos analizado (Cohen 1985). Baste con recoruar el intcnto d,e. lo. Tradiciones culturales difercm es a las de los grupos sociales que promocionaban
~ construcción de los nuevos estados-nación fueron estigmati zadas como reli~
seguidores de los enfoques de la elección racional por enfrentarse a las CTluca!
~lJ ias del pasado. Por ejemplo, la construcción de la identidad nacional france~.l
llevó a la margi nalizaci6n de las culturas provenzal y bretona, que $e convir- sino que se inclinan hacia la esfera privada, sobre todo la vida familiar, y carecen de ha-
tieron en residuos de una sociedad atrasada, premoderna, cuya supervivencia bilidades racionales, que, según se sostiene, son esenciales para actuar en la esfera públi-
rep resentarla un obstáculo desafonunado para la difusión de los valores positivos ca (Taylor 1996> Ferr~ y McClurg Mueller 2(XH: 596). Adem5.s decrcar oportunidades
de progreso abanderados por el estado francés (Bttr 19n, 1980; Safran 1989; pr.'icticas para facilitar la participación de [a mujeres,eI feminismo político ha intenrado
Caneian; y De La Picrre 1993). durante mucho tiempo dar la vuelta a tales imágenes, en lugares tan diversos como
La habilidad para imponer ddiniciones negativas e csrigmarizadas de la identi- el rico Occidente post-industrial (e.g., Taylor y Whittier 1995; Taylor 1996; F'err~ y
dad de otros gr upos constitu ye. de hecho, un mecanismo fundamen tal de domina- Roth 1998), la Sudamérica pobre (Auyero zoo.¡; &mdy y Bickham-Mendl':'l. 2003) o la
ción social. Especial mente en las primeras ctapas de la movilización, los activistas India (Ray 1999). "Noacept:~ ser golpeada y quedarme quieta r... )
por más tiempo. No
de movimientos sociales son descritos de fo rma rutinaria por las a uto ridades como le:: dejé [conuo[ar] mi cuerpo... Si me pintaba las uñas, deda 'Te [as voy a aplastar con
depravados, mo ralmente débiles, gente corrupta e incapaz de ada pta rse a los valo- un martillo', y no lo a(ept~ más." (citado en Thayer 2001: 250). El extracto pertenece a
res Msicos de la sociedad. Se aplica tamo a los reacciona rios de principios del siglo una organizadora comunal de una de las pcriferi.1s más extremas del muodo, el senOo
XIX en contra del gran cambio social (Tilly 1984a: cap.l) como a los intentos del brasileño, pero podría venir de mujeres de cualquier parte del mu ndo.
poder establecido por deslegitimar las protestas que siguieron a la movilización
ami-G8 de G~nova en 2001. En el periodo comprendido entre agosto de 200 1 y no- 4.4.2. La producci6n de identi dad: slmbotos, prácticas, rituales
viembre de 2002, cu~ n do se celebró el Foro Social Europeo de Flor enci~ de manera
\'
, padfiea, el gobierno italiano y los medios de comunicación afines realizaron una De entre los movimientos contemporáneos, los nacionalistas son probablemente 11
• masiva campaña ret rarando al movimiento como una pandilla indomable e invo- los anclados de ma nera más e xplícita en la experiencia histórica. Sin emba rgo,
cando severas restricciones al derecho de manifestación (Andrena el al. 2002; v~ase incluso los est udiosos del nacionalismo son esc~ pticos respecto a las visiones esen-
tambi~ n capÍlulo 7 de este libro). Como sugieren los relatos de los protagonistas de cialistas dc la identidad. Las diferencias giran en to rno a la base histórica de los
la fa se post-G~n ova (Agnoleuo 2003: cap. 3), los activistas del m ovimiento tuvieron símbolos y [os miros utilizados pa ra fabricar las identidades nacionales moder-
que hacer un gran esfuerzo en la actividad decontmfmmmg. nas. Algunos aseguran que éstas hacen uso de acontecimientos, instituciones, m i- b
Al mismo tiempo, las defini ciones de la identidad del movimiento por par- tos y narrativas que preceden en mucho a la existencia del estado-nación (Smith ¡
te de sus oponentes no tie nen por qu~ ser necesariamente de menosprecio. Por
ejemplo. en los últimos años, representantes del mundo de los negocios han in-
198 1, 1986). Onos obje::(an que buena parte de los mitos sobre los q ue se basan las
identidades nacionales modernas no tiene n ninguna basc histó rica y que debería
"
!Cntado repetidame nte retratar a los manifestantes por una justicia g[obal como hablarse más bien de una "invención de la tradición" (H obsbawm y Ra nger 1983;
gente de buena fe, de nobles sentim ientos y orientaciones que debc rfa n ser toma- "~a se tambi~n Anderson 1983; H obsbawm 1(9 1).
dos e n consideración con seriedad, a pesar de sus, con frecuencia, inaceptables Incluso cuando la identidad apela a la historia del grupo y sus rafees terri to-
medios (pensemos, por ejemplo, en la cita de George Soros incluida al principio riales y cultu rall':.'i, la reelaboración simbólica siemp re est:i presente. Los trabajos
del ca pitulo 3). Se ha sugerido incluso que los grandes negocios deberlan parti- sob·re la memoria colectiva han mostrado cómo los aClores se rea propian de la
cipar activamente con los ma nifes tan tes en la búsqueda de ra zones comunes y la historia y las experiencias sociales, manipulá ndolas y tra nsfo rmándolas de mane-
c reación de un espacio de d i:ilogo (Callinicos 200 1: 391). ra creativa, forjando nuevos mitos e institucio nes (Swidle r y Arditi 1994: 308--l0;
Los movimientos sociales en contra de formas de dominación fuertemente ancladas F'ranzosi 20(4). De hecho, no es necesario atribuir a la identidad bases "objeti-
en bu pr:icticas cultu rales, los estilos de vida, los há.bitos mentales y losenereotipos ofre- "as" para reconocer su continuidad en el tiempo. Por eje mplo, los sentimientos
cen un ejemplo especialmeme ap ropiado de estas dinámicas. La estigmatización que nacionales de pertenencia no se reproducen sólo en las ocasio nes de gran fervor
viene desde el exterior termina, a menudo, bloqueando el desarrollo de una identidad patriótico. Su revitalización en el tiempo tambi ~ n depende - lo que quizá es lo
autónoma fuerte y limitando las posibilidades de la acción colectiva. fu algo que apare- m:is importante- de prácticas preconscie ntes y la persistencia de fo rmas men-
ce de fo rma muy elara, por ejemplo, en el caso de los movimientos de gays y lesbianas t~l es y estilos de vida consolidados (Billig 1995). De ser ase, resulta ría importante
(Armstrong 2002; Bernstein 1997; Valocchi 1999) y en otros menos poUmicos, C()mo los namina r las formas a trav6 de las cuales se desarrolla y soniene la identidad,
que se movilizan por los derechos de los animales (e.g., Einwohner 2002). En cualquier más allá de la producción intelectual y doc trinal.
caso, el desafio de estereotipos negativos es un componente importante de la produc- Seda peligroso suge ri r una clasificación complcta, pero sí que es posible, no
ción cultural de los movimientos. Un ejemplo muy evidente es el estereotipo que dice obstante, identificar algunas manifestaciones básicas.!O La identidad dc un mOI'i-
que las mujeres no cstán interesadas en la dimensión pública y política de la vida social,
10. Esta sección está inspirada parcialmente por el anallsls de Jolln lonand (1995: 192 y ss.)

144 lOS MOVIMIENTOS SOCIALES as DONATEllA DElLA PORTA YMARIO OIANI


miento se refuerza, en primer ¡ugar,en referencia a modelos de co~r:ortamicnlo Los modelos de conducta, los objetos y las narrativas se funden a me nudo
que definen inversamente: y en una variedad de: formas la ,especifiCIdad de ~u s en formas ritu;¡[es concretas. El COmponente ritual cumple un importante papel
activistas con relación a la "gente corriente" o a sus adve rsa rios" C~n la adopción en la pdctica del movimiento, sobre todo en la producción de las identidades.
de ciertos estilos de conducta o rituales, los militantes del mOVlmicnto c xp~:san Por lo general, los rituales representan formas de expresión simbólica mediante
directamente su diferencia. Pensemos por ejemplo en el BI~c ~ Block y los ~ute las cuales se comunican relaciones sociales en formas estilizadas y dramatizadas
bianchc" (Iitcralmenll~. monos de trabajo blancos) del mOVimiento por una,Jus- ¡Whutnow 1987; Kenzcr 1988). Éstas consisten en procedimientos m;is o men05
ticia global (Andrctta ~t al. 2002, 2003). Ellos también se refieren a una senc: de codificados, a través de los cuales se comunica una visión del mundo, se re pro-
objetos asociados en una variedad de formas COII su experiencia. Entre dios ,hay duce una expe riencia histórica básica o se deriva un código simbólico (Sassoon
una serie de identificadores que permiten a los seguidores de una causa espcc~fica 1984a, 1984b). Contribuyen al fortalecimiento de la identidad y de sentimientos
ser reconociblcs al instante (como el sol sonriente de los manifestantes. a~llnu ­ colecti vos de pertenencia y, al mismo tiempo, permiten a los ac tores del movi-
miento dar rienda suelta a sus emociones (Goodwin el al. 2001).
cleares, los kufiyya palestinos o los tatuajes y cabezas rapadas de lo~ mOVImIentos
de extrema de recha fBlee 2002]); figuras que han jugado un pape ~ Importante.en La recurrencia de acontecimientos particularmente significativ05 en la histo-
la acción de un movimie nto o el desarrollo de su ideología (Mamn Luther Klflg ria de los movimientos de oposición o de su base se enmarcan a menudo cn prác-
y Malcom X en las movilizaciones de los afroam~rieanos en I~ a~os sesen~ e.n ticas ritualizadas (Kertzcr 1996). Manifestándose el I de mayo o el 8 de marzo,
Estados Unidos, Ronald Laing y Franco Basagha en los mOVImIentos anll psl- los movimientos obrero y de mujeres se recuerdan, y recuerdan a la sociedad en
qui;itricos radicales de los afios setenta y ochenta d~1 siglo pasado [Crossley 1998, general, sus raíces, revitalizando con ello su identidad. A una escala más modcs-
la, movimientos de protesta de todo el mundo prom ueven manifestaciones en el
1999J); artefactos, incluidos libros o documentos Visuales, ~u e a~udan a la gente
a reconSlruir la historia del movimiento o sus o rígenes, o a Identificar 10 que es~á aniversa rio de eventos cruciales de su desa rrollo, desde los asesinatos de 105 líde res
en juego en el conflicto (Primav~ra Sil~náQSa de Carson [ 1 962J,.N~ Lago de Klelfl negros norteame ricanos Martin Lutber King y Makolm X al accidente nuclear
[19991, o incluso¿Qllt Itaur? de Lcnin tl96I / I 9021~; y acont~cl mlen[Qs o lugare) de Chernoby l o los atentados con bomba de Mil;in en 1969, que marcaron el inicio
de especial trascendencia simbólica (las manifestaCIOnes antl-O.MC d~ Seattl.e en de un periodo particularmente dram;itico en la hinoria italiana. Los rituales son
1999 [Smith 2000J, el asesinato de Cario Giuliani durante la mamfestaclón antl-G8 unponantes incluso en los casos en los que los movimientos han triunfado e n
de Gé nova e n 2001 [A ndreua et al. 2002, 2003], la masacre de la plaza de el acceso al poder. El gobierno revolucionario francés celebraba el advenimiento
T ian 'anm en de 1989 e n Pckín [Calho un 1994c]). Estos eleme~tos se funden de! "hombre nuevo" en ceremonias en los Campos de Mane; el régimen fascis la
en historias o narrativas (Somers 1994) que circulan entre los mIembros de un ¡uliano, por su parte, subrayaba su continuidad con el glorioso pasado de Ital ia
movimiemo reAejando su visión del mundo y reforzando la solidaridad. celebrando el aniversario de la fundación de Roma (H um 1984; Bcreún 200 1).
La religión, de manc ra especial en 105 rcgímenes autoritari05, aunque no sólo,
I _
~rom . .'ó
binación de estos elementos ge nera con frecuencia identidades que
difícilmente se asocian estrechamente a un rasgo social o expene nCJa I~t TI C"" O:- Irece muchos contextos para la producción de la identidad (Smith 1996). La
específicos. Por ejemplo, se ha observado que en las socied.ades caracterizada) oposición al régimen comunista en Polonia se apoyó profundamcnte en símbolos
"i" prácticas religiosas que fortalecfan la identidad y el compromiso con la causa
por múltiples culturas y trad iciones, como l;¡ de Estados Umdos, se dan las con·
d iciones para el des;¡rrollo de formas de "etnicidad simbólica" (?ans 1979). Estas 05a 2oo3a, 2003b). Las celebraciones religiosas proporciona ron el contexto para
fo mas de identificació n no se basan en el patrimonio histó riCO y cuhural de ~ producción y la difusión de marcos interpretativos nacionalistas en las repú-
u: grupo en concreto sino que mez.clan sfmbolos y referencias .que der~van de -:'llCas b;ilticas durante su asociació n fo rzada a la Unión Soviética. La Iglesia de
g rupos sociales d ive rsos para la formación de una nueva sfntesls. P~r ejemplo. C.ualuiía y la del País Vasco desempeñaron un papel sim ila r durante la dictadu-
; J franquista en España Uohnston 1991a, 1991b, 1994). La legitimidad de los ri-
identidades colectivas como la del rastafa rismo se fundan s61~ parCIalmente en
modelos culturales y lealtades religiosas específicas. Son tamb~é n el producto de :u,¡les religiosos ofrece oportunidades p:ua la reunión colectiva y, por tanto, para
elecciones hechas por individ uos provenientes de contextos dL.ferentes pero que !¡ fortalecimi ento y la difusión de mensajes ;¡lternativos e n regímenes represivos.
deriva n sentimientos de pertenencia e incentivos para la aCCLó n a través de 1.1 ::.¡ funeral en 1968 del abad del monasterio de Montserrat, un conOCIdo naciona.
.;.¡ ta catal:!.n y o»05itor al régimen de Franco, representó una oportunidad para
referencia a una cultura particular, lo que hace posible ser "rasta" sin tener ra íc~
históricas con este grupo (Kuumba y Ajanaku 1998). ~·Je difere ntes sectores de la oposición catalana se juntaran y fortal ecieran su
,"-"idaridad colectiva Uohnnon 199 1b: 156-8). De fo rma parecida, las ceremoniu
-ehgiosas en el Idn del sah Reza Pahlev i no sólo apoya ron el surgimiento de cul-
de las formas cu lturales de los movlmlenlos.
rutas opositoras en el país sino que aseguraron que esas culruras dcsarroJ/ara n UD .c'j~ian as y católicos envueltos en las recientes campañas por una iusticia glo-
\.
marcado cadeter reocdrico, preparando d camino para la /legada del r~gime:: ~ ~. subrayar su analogía con el movimiento cuhurallmd~rground de los años
de los ayaloUs (Moadde/ 1992).
ldCnta del siglo pasado.
No obsrame, las prácticas rituales no pueden reducirse simplemente a ma- ]'\0 deberíamos pasar por aho los rituales que, alejados del escrutinio pú-
nifestaciones públicas de naturaleza cdcbratoria. Todos los actos de prOU:Sl~ Hieo, hacen refe rencia a la vida interna de un grupo. Los procedimientos que
promovidos por los movimiemos ticnen una dimensión ritual que asume con ~ñal an la admisión de nuevos miembros a las organizaciones de los movimien-
frecuencia una cualidad poderosamente dramática y es~ctac uJar. Las form,u :os toman a menudo la forma de genuinos "ritos de paso" (van Gennep 1983;
que adoptan las manifestaciones, el tipo de eslóganes que se gritan, las oonderas "5.moon 1984a, 1984b). Que la afiliación suponga -al menOS hasta cierto pun-
y pancartas que se agitan, incluso la conducta de los cuerpos marciales, son ele- ro--- la mue n e y el renacimiento de la personalidad es un hecho de particular
mentos que hacen pmencía/mente distintiva la práctica de un mov i~'liento. Los :r1evancia en el caso de los movimientos neo-religiosos (Bcrger y Luckmann
opositores a la encrgfa nuclear han representado con frecu encia en el curso de 1%6). Además, los procedimientos que señalan algún tipo de transformación en
sus manifestaciones las catastróficas consecuencias de una explosión atómica. De b posición de los militantes, en ocasiones, cua ndo su implicación parece habcr
manera simila r, los movimientos de mujeres, etnonacionalistas y juveniles han J isminuido, se encuentran vi rtualmeme en todo tipo de organización. En los
incluido, junto:1 las manifestaciones políticas,p..-ifonnanc..-s de tipo teatral en su grupos radicales e xt~a-parlamentarios, convertirse en miembro d.e los cuer~s
repertorio de acción colectiva (véase también capítulo 7). A través de los rituales marciales estaba a menudo precedido de Olfas formas de militancLa menOS'eXL-

.'
-.
se anulan códigos simbólicos tradiÓon.lles y se niegan las reglas que habitual -
mente determinan la conducta social que es apropiada. Por ejemplo, contando
en público sus experiencias de abusos sexuales, muchas mujeres norteamerica-
o;:emes y menos arriesgadas, como la distribución de foU etos. Estas obligaciones
; umplían la ta rea de determinar la confianza y la firme za de la pasión ~lítica del
nuevo militante (della Porta 1990). En muchos grupos feministas, los ntualcs de
nas han transformado en fuente de org\1l1o episodios que de otra forma hubie- m mportamiento apoyan la acción de concienciación y transformación ~rso~al
ran producido únicamente sentimientos de vergüenza y aislamiento personal (Taylor y \Vhittier 1995); lo que también puede encontrarse c:n las orgamzacLO-
(Taylor y Whittier 1995).
nc:s por la supremacía blanca (Blee 2002).
.'
Las identidades se crean y reproducen a menudo en contextos sociales y/o "'J
comunitarios específicos. Hace más de veinte años que Melucci (1984a) utilizó la 4.4.3. La identidad y el proceso polltico
expresi6n "á reas de movimientos (~moflt."mt:nt auas -) para identificar a los ac-
R

tores que pa rtici paban de la política de la identidad (id..-ntiry poJirit."1) en MiUn, ¡' Para los movimientos políticos, la construcción de la identidad está a menudo.
la relación que los unía, no sólo a tra vés d e la panicipación en asociaciones sino condicionada por va riables de naturaleza estrictamente política. Los gru pos~­
también, y lo que es m ás importante, a tra vés de la participaóó n en actividades ciales se identifican a sí mismos y son identificados externamente a tra vés de Cri-
cuhurales. el patrocinio de cafés, librerías, centros de meditación, etc. Con ello te rios que reflejan ca racte rísticas del sistema poHlico y de la cultura.política de un
se referla a una fo rma de organización social mucho menos rígida y exclusi va país. Parece que el desarrollo de la identidad colectiva puede ex plicarse en r~fe ­
que las comunidades alternati vas alejadas del mundo o las sectas, pero que se- rencia a una ve rsión r¡:formulada dd .conocidoargumento de que las formas del
guía proporcionando un cOnlexto social para experimentar con nuevos estilos proceso de elaboración de las políticas (policy -making) determinan I~s for~as de
de vida. En las últimas décadas, los conceptos de subcultura y contracultura se la acción pol ítica, y no al revés (Lowi 197 1). De hecho, los actores SOCiales tienden
han utilizado a menudo para ca racterizar sectores de la población que com- a estructurar su acción y eSlablecer alianzas de formas diferentes sobre políticas
parten orientaciones culturales similares (véase también capítulo 3) aunque con dife rentes, con grandes grupos de interés dominando las políticas distributivas y
diversos grados de hostilidad y rivalidad hacia el poder cultural y los estilos de redes más plurales caracterizando las regulatorias.
vida dominantes (p. ej. la escena gay y lésbica: Duyvendak 1995; Rupp y Taylor Se han señalado otras peculiaridades de las diferem es áreas po)(ticas con rela-
2003). Algunos han haulado de "escenarios de movimientos sociales" ("socia/ ción a su impacto en laesuuctura de la lucha polhica en dichas áreas (Bartho.lomew
mOfl..-m ..-nr san..-!" ) para subraya r la asociación de estas subculturas y contracul _
y Maycr 1992; Jenson 1995). Por ejemplo, el surgimiento en Estados UnLdos de
turas con el espacio físico concreto, normalmente los barrios urbanos (H aunss y un vínculo idemitario especifico asiático-norteamerica no y el desarrollo de una
Lcach 2004). Otros (Ka plan y Loow 2002) han utilizado el concepto de "entorno "acción colectiva pan-étnica" (Okamoto 2003) a ese: nivel se ha atribuido al hecho
de culto" Ccullic mili..-u ") para caracterizar al sector obrero organizado y los de que en áreas cruciales como las políticas de inmigración y 105 derechos de la
grupos ecologistas, anarquistas, cristianos progresistas, organizaciones de gays minorías, las agencias públicas tendieron a tratar a los grupos étnicos como algo

1-43 LOS MOVIMIENTOS SOCIALE S


l(g DONATELLA DELtA PORTA y MARIO OIANI
homogfneo, ¡¡ pesar del hecho de ve rse: los u nos a los otrOS como profundamcnll': clón que experime ntara en sus inte raccio nes con dos tipos d e "' u, 'd d '
. t ". 1" 'd d i ' " oC! a es In-
IU S as . a amo n a po íuca bajo la for ma del gobernado l i d fi ..
d istin tos, por ejemplo, con relació n a los vieUlamitas y los coreanos. En este caso, I h b ' r oca que e llIa
la adopción de un criterio político_administrativo ha producido intereses e iden- ~ os am n entos ~anifes ta n~es como chusma; y la ~autoridad social" ba 'o la
tidades que permiten a diferentes grujX)S ac tuar colectivamente e n una serie de tor ma de un COmpane ro mamfestante masculino que reproducía estercot'i s
de género rechazando el papel de las mUJ'eres en la l uc ha. po
cuesrioncs (Omi y Winant 1994).
Las identidades de los actores se definen también en el contexto de las divi-
4,5, RESUMEN
siones políticas dominantes de una sociedad. Los movimientos se desarrollan en
sistemas poHticos que ticne,n una estructura: tratan de modificarla y de activar
procesos de rcalim:ami c: nto polltico (Tilly 1978; Oalton t t ~l. 1984; Bartolini y ~ co ~ strulcc i6n de la identidad es un componente esencial de la acción colectiva
( rmite a os actores involucrados en el conRicto verse a sí mismos e .
Mair 1990). C uando sobresalen identidades políticas establecidas. esto es, todavía unida po , 1 . omo gente
capaces de moddar comportamientos pollticos y solidaridades (Kriesi (t al. 1995: . r
A IIlt('reses, va ores
. .e histo rias comunes " o bien d,' .. ,
' d,'d 1 .
a por os mismos
r..lcto r~s. unque los sentimientos identitarios se elaboran con frecuencia en
!Cr~n.cla a rasgos sociales ~sped.ficos, como la clase, el género, el territorio or~~
capJ ), los movimic ntos sociales emergentes tienen que producir identidades lo
suficienteme nte específicas como para proporcionar los cimientos de la d iveni-
e:lIllC~d ad, el proceso de la Idenudad colectiva no implica necesariamente h
~eneidad ~e lo~ a.ct~res que comparten esa identidad o su identificaci6n co:m:~
dad del movimiento respecto a sus adve rsarios y, al mismo tiempo, lo suficiente-
mente cercanas a identidades colectivas tradicionales como para hace r posible la
!.ru po SOCial distintivo. . Tampoco los sentimientos d-'- per, enenCia ' son sIempre
,
comunicación de los actores del movimiento con aquellos que continúan reco-
mt u ~mente exclUSIVOS. Al contrario, los ac tores se identifican a menudo co
~ ~uvos heterogéneos y no siempre compatibles unos con Otros en cueSlione~
nociéndose en identidades consolidadas. En estas condiciones, las oportunidadc$
para mov imientos genuinamente "nuevos", i.e., movimientos que rebasan los
c/c:at/Qgc:s establecidos, serán relaLÍvamente limitadas (Oiani 2000a).
ru n amentales.
Id 'd d d '- ,'on es d lIe
Reconstruir las tensio nes a través de las v·" " rentes d e 1a
Las inte racciones con las autoridades representan a m enudo importan- cntL a e un movimiento, y cómo éstas se negocian, representa, e n o pin ió n de
tes fuentes de iden tidad. Se ha ve nido señalando cómo los "encuentrOS con J..!gu~~ aut~res, un problema central para el anoilisis de la acció n colectiva
. Id~nudad desempeña un papel importante en la explicación de la ~cción
, una au to ridad in justa" (Gamson, F'irema n y Rytina 1982) pueden faci litar 1.1
colectiva mcluso pa
consolidaciÓn tantO de la moti vaciÓn para ac tuar como de la hostilidad haCIa ~ . I So eh ra quienes
. ve n en ella una fo rma r-
rv-culiar d-'-'--ompo' '
ramlento
quie nes de tentar el poder y sus representantes (véase tambié n ca pllulo 8). Por _.leIOlla . n mu os qUI('nes perciben en la idemidad colectiva cie rtos criterios
;-J.Til evalua.r, a corto o med io plazo, los costes y beneficios de la acción. Si n cm-
ejemplo, los terroristas italianos de la década de 1970 m encionaban con fre-
cuencia en sus relatos los malos tratOS recibidos de la policía o la judicatur.l :u rgo , son Igualmente nume rosos quienes mantienen que no se puede ro _
Or!r tal uso del concepto de identidad . Debido a sus componentes fue rtem P ente
po
como una de las fuerz as impulsoras de su radicalizaciÓn (della Po rta 1990; . c'
>:..1l011VOS
, y
..alectlvos y "U , 1 '
na ura eza controvertida y construida resulta difícil
Catan'za ro y Manconi 1995). En térmi nos mucho mois amplios - y te mpJ.¡-
dos- pode mos e ncontrar fa cilitadores del desarrollo de la identidad polític.. ~Ia r la Identidad ~o n un comportamie nto de tipo estratégico. La identidad se
en interacciones con agentes del estadO que no actúan de acue rdo a las expec- ~_ar.r~lI a y renegocla en procesos diversos que incluyen conAictos entre auto-
tati vas o con re presentantes politicos que no reconoce n las necesidades gen ui- .=.! nmc~ones y h~te ro-definiciones de la realidad; d ive rsas forma s de producc' Ó
K..í lbóllea,
l proiclIcas
' . colectivas y rituales. Resulta relevant e, ad cm' s, tener pre-
' n
nas de la gente. Por ejemplo, Orury et al. (2003) anal iz6 c6mo las identidada
de reside ntes locales que participaron en protestas contra la construcci6n o: <c:ude as.cdarac te n sucas del proceso político q ue pueden inAuir en las definic iones
.:.c I entl ad.
Carreteras en Inglaterra e n 1993 y 1994 evolucionaron du rante el conA io (\.
encontrando que el papel de la policía apoyando a los fu nciona rios encargados
del desahucio de los manifestantes de la zona contribuyó a extende r el senti-
miento de identificación de los participantes desde los m oi rgenes de las comu-
nidades locales hacia un movimiento social global. Investigando la rela c i~
e ntre la vida cotidiana y la protesta en la Argentina de los ailos nove nta ¿ d
siglo xx, Auycro (2004) muestra e6mo la transformación de una mujer d~
e mpleada y di vorciada sin tradició n de intc reses polhicos en una prominen::
orga nizadora comunitaria dependía en gran medida del sentido dc indiglU-

- " II.T~I' 1\ ",,,, , ~ <>nOTo v ••• """ ",. , ••


V. INDIVIDUOS, REDESY
PARTICIPACiÓN

. t
,
5. Individuos, redes y participación

Viafe Sarca es una calle larga y poco conocida de la periferia de Milán


atiborrada de bloques de pisos que alojan en su mayoría a t rabajadores
de la cercana fábrica de neumáticos Pi relli. A fin ales de la década de
1990, la renovación urbanística dio un toque de glamour a la zona con la
construcción del campus de la segunda universidad publica milanesa,
que ocupó la antigua finca de la PireJli. Sin embargo, no habla promotor
alguno por allr en 1985, cuando Mario Diani viajÓ a la zona para encon-
t rarse con Antonio, un activista politico y ecologista local. Mario esta-
ba investigando el movimiento ecologista mi lanés y le habran pasado
el nombre de Antonio como persona de contacto de un grupo polltico
ecologista activo en la zona. Hijo de agricult ores proveni entes del sur
de Italia convertidos en t rabajadores inmigrantes llegados a Milán en
los aftos cincuenta, A nt onio habla pasado por una vra de social ización
polftica bast ante común: ex.puesto a la pollt ica del sindicalismo y el pa r-
tido comunista durante su adolescencia, había pertenecido al grupo de
izqu ierda radical Lolla Continua (L ucha Continua) en los set enta y mos-
trado luego un interés en la vinculación entre la f alta de recursos socia-
les y la degradación medioambiental. Fue t ambién un miembro activo
de la lista local de los Verdes creada en esos años, en la que se sirvió de
contact os est ablecidos y mantenidos durante su militanci a previa para
promover campañas sobre cuestiones ecologistas en la muy polucio-
nada per iferia del norte de Milán. El núc leo activista de su nuevo gr upo
ecologista compartla un pasado de activismo en la misma rama loca l de
Lcfta Continua. Las amistades y los con t actos establecidos a lo largo de
los años se demostraron también út iles en la promoción de acciones
concretas, en las que An tonio había colaborado con una variad a gama
de organizaciones locales dentro del amplio espectro de la nueva y la
i vie ja izquie rda que inclula secciones loca les de sindicat os y partidos,
, asociaciones culturales y cooperativas.

La historia de Antonio es interesante por varias ra zones. En primer lugar, )'


= que su historia se sitúe en la d¿uda de 1980, mucho ames ,del desarrollo de
.00 movi mientos antiglobalizaci6n, se pueden idemificar algo más que analogías

,?=lleras con lo ocurrido desde final es de los noventa. Antonio fu e, de hecho, un


.:xmplo temprano de lo que ahora podríamos llamar un "activista por la justicia
-:::-::~Qgi(a" (C;::apek 2(03) que integraba con éxito la preocupación por la desigual-
¡;;¿ >ocial con un interés por las condiciones medioambientales en las áreas u rbJ -
~. 51.1 historia ilustra también los principales cuestiones a tfalar en este capitule..
a sabcr~ la naturaleza dinámica de la relación entre [as redes y la participación ~ f ... nido de la nueva izquicrda, y pa rticipando ocasionalmente: en otros grupos
la dualIdad del vínculo entre los individuos y las acti vidades organizativas. Lt ' . -ales, Antonio unfa de alguna manera a todos ellos: proporcionaba un canal
n:des sociales afectan, en primer lugar, a la partici pación en la acción colecti- '!:- comunicaci6n que result6 ser útil en la promoción de iniciativas conjuntas
va, y a su vez la participación da forma a las redes, reforzando las ya existem~ "! también facilitÓ un mayor apoyo mutuo y de solidaridad entre los difcrcntes
~ c ~e: nd o otras nuevas. Las redes sociales pueden aumentar las oportunid ad~ p-upos. No deberíamos ir tan lejos corno para habla~ de "identidad colectiva"
mdlvld uales para la partici pación y fortal ecer los intentos de los activistas por al este cuo, aunque sin duda habia un vínculo social: la gcnte no se sude unir a

fo~ema r la U.amada a su causa: cuando Antonio decidió crea r un grupo local de Clrganizaciones que se perciben como mutuamente incompatibles y radical mente
accIón ecológIca y logró convencer a sus amiguos compañeros de Loua Continr ... :..rutiles. Adcmás, cabe señalar que los indi\liduos conectan también organizacio-
para que se unieran a él en el nuevo proyecto. Que 6tos no sólo se involucra ran !:.eS en el tiempo: por ejemplo, la implicación ante rior de Antonio y sus amigos

rápidamente en cuestiones ecologistas sino que ace ptaran apoyar la agenda es- '::11 Lotla Continuo vinculó -a tra \lés de sus biografías individ uales- la política

pecífica propuesta por Antonio dependió en buena medida de la confianza mu- ~ il itan te o de base de los años setenta y ochenta.

t~a.' el sentido de compañerismo, la solidaridad y las comunes interpretaciones \ En resumen, la relación entre los individuos y las redes en las que éstos sc
VISIones del mundo forjados y desa rrollados a lo largo de una larga experienci~ _,scribcn es crucial no sólo para la participación de la poblaci6n en la acción
en Lotta Continua. Vistas desde esta perspectiva, podríamos deci r que las redes :olectiva sino también para el sostenimiento dc la acci6n en el tiempo y la forma
sociales pre-existenres facilitaron el desa rrollo de nuevas formas de acciÓn colec- ?'l rticular que adopta la coordinación de la acción entre una multiplicidad de
tiva en etapas posteriore~ . grupos y organizaciones. En el próximo apartado nos preguntaremos si \l incu-
Al mismo tiempo, las redes sociales no son sólo un facilitador sino tambi¿n !.lrse a gellle que ya participa puede facilitar a que los individuos se decidan ~ .'
un prooucto de la acci6n colectiva: au nque la poblaci6n se suele invol ucrar en un J~d¡car tie mpo y energías a la acción colectiva. Expondremos los origencs de
mov.i~ie n.to o campaña concretos a pa rtir de la existencia de vlnculos previos, su :S l .:l pregunta y la crllica que una respuesta basada en el pa pel de las redes puede

partICIpaCIÓn forja nuevos \línculos que luego afecta r<'ln a desarrollos sucesivos en ;uscitar. Detrás de enas cuestiones late un debate mucho más amplio sobre la
sus tra~eClorias activis~as (y, en general, en su \lida). Veamos la participación d~ :daciÓn enrre estructura y acciÓn. Durante la pasada o¿cada, esta discusión ha
Amomo en Lotta Continua desde este ángulo: los miembros de su grupo local ha- ;~n e rad o una gran cantidad de aportaciones de autores con un interés específico
bían sido reclutados para la nueva izquierda radical a trav¿s de una \lariedad de la- ten la acci6n colectiva (Sewclll 992; Emirhaycr y Goodwin 1994; Emirbaye r 1997;
z~ desa rrolla.dos e ~ la escuda y los grupos de pares, en organizaciones políticas (p. Emirbayer y Mische 1998; Livesay 2002). Aunque no podemos dedica rnos aq uí a
e:J., las ramas Juve niles de los partidos tradicionales de: izquierda) y otras asociacio- ("; t t debate debemos tener presente el amplio contexto te6rico en el quc se locali-

nes (de la igle~ia,~. ej.). La participación en Lotta Con tinU4 fue asl tan to el producto un nuestros intereses específicos de investigaci6n.
de redes previas (Incluyendo formas pretüitas de participaci6n) como la fuente de Posteriormente nos moveremos hacia la otra cara de la relaci6n individuo-redes,
redes de las quc gente como Amonio se pudo servir en etapas postcriores. .1 saber, la aporraci6n de los ind ividuos a la creación de: movimientos sociales a

La historia ·de Antonio llama nuestra atenci6n sobre otra din.ámica importan- p.Htir de una multiplicidad de grupos, asociaciones e: individuos preocupados
tc, a saher,.la ~~alidad de los indi \lid uos y las organizaciones: nuestra singulan- 'iue ~rticipan en la acción colectiva alrededor de detcrminadas cuestiones de
dad como mdlVlduos está determinada por la particula r combinación de nuestra ~ mát¡ca amplia. Aunque algunas organizaciones requieran un comprom iso ex-
pertenencia a un grupo al mismo tiempo que, al ser miembros de diferentes gru- dusivo, la mayoría no lo hacen. Explorarcmos estos procesos de construcci6n de
pos, creamos \línculos entre ellos (Simmel 1955; Breiger 1974). Si observamos la ~<::des y entendimiento mutuo; procesos que son posiblcs gracias .'1 la afi liación
afiliación .de la gente a asociaciones y organizaciones y su participación en acti\li- ::-túltiplc de los individuos en diversos tipos de grupos informales y asociaciones
dades $OCl al e~ y cultu r~ les.cerca na s al entorno de los movimientos sociales pode- más formales. Con ello conectaremos - una \lez más, de manera implícita-
mos obtener InfOrmaCl6n Importante sobre su implicación en la acción colectiva. con el debate sobre el papel de las redes sociales como fuente de oportunidades
El caso de Amonio nos sirve de ejemplo. Su identidad como "hombrc poHtico·· individuales y colectivas (Coleman 1990; Putnam 1993; PUlnam 2000; Edwards,
vc.n.ía d e termina~a por la intersección de la militancia en un grupo ecologista Foley y Diani 2001; Prakash y Selle 2(04). Desde estc ángulo, las redcs que faci -
militante y una lista local ve rde de izquierdas. A pa rtir de aquí se diferenciaba iilan la participaci6n en las acti vidades de los movimicntos sociales pueden ser
notablement.e de: otr~s ~cti vistas ecologistas que combinaban el ecologismo cQn consideradas una versi6n particular de "ca pital social" (D iani 1997).
la .pcrte~e:ncla a aSOClaClone:s recreativas o culturales moderadas y populares. Al Sin embargo, los individuos no s610 crean conexiones a través de afiliaciones
mIsmo tiempo, mostrándose activo en un grupo local de ecologla política y en un organizativas sino también a tra vés de su participación cn diversos tipos de aeri-

156 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES ." DQNIITELlA DELLA PORTA y MARIO OIANI
'd des sociales y culturales (festivales musicales, comunidades de gUStO, grupos úno res: el número de organizaciones de las q ue los individuos eran miemb ros,
~~ ~ectura, cafés, cines y teatros alte rnativos, cte.). Con ello, reproducen deler- e-s pecial mente las políticas; la cantidad de experiencias previas de acción colecti va;
. aclos entornos (m¡li~us) suoculturalcs o oontracuhurales que ofrece~ ~por. -: los vlnculos con oua gente también involucrada en la cam~ña. En su estudio
tunidades tantO para las actividades de protesta como para e1 roa ntemmlento
mln
de otro tipo muy diferente de activismo de alto riesgo, delia Porta (1988) enCOntró
la transformación de orientaciones críticas, incluso cuando la protesta ~ecae ~ue la participación en los grupos terroristas de izquierda en Italia se veía facil i-
Y, 'd,d (Meluce; 1996) El final del capítulo se ocupa de esta cuestión )'. u da por fuertes vínculos interpersonales, muchos de los cuales eran con amigos
en mlcnSI . . di ' ción
también en dicho contexto, del problema de si la extcnS ,6~ . e a comuflIca :ercanos o parientes. Un estudio reciente del papel jugado por [os miembros in-
virtual ('rompuu:r medialeJ commun;caúQn) altera las condicio neS sobre Las que C!"iduales en el desarrollo dc:\ partido nazi en la Alemania de los años veinte del
se Te pr od llccn 1as com uOl'd,d-,... ,Iternativas criticas y los marcos
. . cuhurales.d' La
1 I1glo ~sado (esto es, miembros que no estaban asociados con ningún capitulo
"
1Itera tura s obre el patv'l de las redes en las comunidades Virtuales y reales e a . - al: Anheier 2003), añade una nueva dimensión al argu mento. Por una parte, los
.. _ H I h t 20(P'
"sociedad red" (Castells 1996; Calhoun 1998; Wellman y ayt lornw : e _. ~ :npre ndedores (rnrreprcneurs) políticos nazis no establln ni mucho menos aisla-
Rheingold 2002; van de Donk, Loader, Nixon y Rucht 2(04) proporcionará el ..:os sino profundamente insertos en amplias redes que conectaban organizaciones
contexto para esta discusión. ':~ rechistas, nacionalistas y paramilitares en los turbulentos alias que siguieron a
...l derrot.a en la Primera Guerra Mundial. Al mismo tiempo, estas redes fueron
5.1. ¿POR QUÉ LA GENTE SE INVOLUCRA EN LA ACC iÓN? enrechamente "concéntricas" (Simmc:J [955), esto es, redes de nsas a nivel interno
EL PAPEL DE LAS REDES ~ ro separadas de otros tipos de organizaciones políticas o sociales.
La inserción en las redes sociales 110 sólo es importan te para el reclutamien-
Con qué frecuencia el redutamiento se realiza a través dc las r~d es socia l e$lIi~J
~u orros canales de movilización, como la exposición a los mensajes de l.o~ me.dl~ También sirve de antídoto para la salida y como refuerzo de la participa_
oón en el tiempo. Por ejemplo, los miembros de asociaciones voluntarias en
de comunicación o las decisiones espontáneas y no solicit.adas de partiCipaCIón:
~tados Unidos cuyos lazos sociales se establecen principalmente hacia miembros
En uno de los primeros trabajos que documentan la importancia de las redes pel-
.:r: la propia organización son más propensos a permanecer comprometidos a
sonales en 10$ procesos de reclutamiento, Snow, Zurchl'"; r y Ekland-Ohon {l~O !
~s organizaciones que los que tienen una mayor cantidad de conexiones con
ex plicaron a partir de las redes sociaks la ~dh~ión a g~a~ escala (de. un 60 .a
~:-- miemb ros (McPherson, Popiclarz y Drobnic 1992). En su estud io sobre los
. un 90%) de los miembros de d ive rsas orgamzaclOnes reJ.glOsas y poliucas, co~ II
~:c mbros que abandonaba n las organiz.aciones por la abstinencia de bebidas
única excepción de H are Krishna. Los autores sugerían que sólo las sectas abll~r­
.:mhólicas en Suecia, Sandell (1999) descubrió importantes efectos de arrastre
tamente hostiles a su entorno social atraían una parte significativa de. gente con
..'l;"ldwagon ~(Cts), tanto positi vos como negati vos: las personas tendían a entrar
dificultades personales y sin grandes ~ecu~sos rl'"; laCLO~a
' I:~s (veas~
' t ~ mblén .Starksi.
T
• j,¡lir en grupo, o a verse inRuenciadas más directamente por sus vInculas más
Bainbridge 1980). Analizando orgamzaClones no rehglosas, DI3m y 1..001 (19 : .:: ~caI1OS (véase también Sandell y Slern 1998; Tindall 2(04).
I'"; ncontraron un papel igualmente fuerte de las redes, mostra,ndo ~ue el 78% <l:
La importancia de estos hallazgos no se restringe al reclutamiento en los mo-
los activistas ecologistas en Milán en la década de 1980 hablan .sldo recluta~""
1::;tientos sociales o las organizaciones religiosas. Mecanismos sim ilares parecen
a través de contactos personales desplegados en sus entornos pn vados ~ f~;ldU.­
.!:i.:>C en organizaciones sin metas políticas concretas y/o reacias a incluir la pro-
círculos de am istades personales, colegas) o en el contexto dI'"; otras actlvl a el
~ y la acción directa entre sus opciones tácticas, como los grupos de volunta-
asociativas. . t:aJo y ca ridad (Wilson 2000) o grupos establecidos para la representación de in-
Aunque unirse a sectas rdigios:l.s profundamente hostiles a lo mundano . ~IY.:
2:"e~ s, como los sindicatos (Dixon y Roscigno 2003). Por lo tanto, e5 aconsejable
da no requerir fuertes redes, lo contrario pa:ece .soste ~ e rse pa~a la adheslon
~ rcarse a la cueslión considerando 105 mecanismos de redes en referencia a las
A

organizaciones políticas radicales. Las evidenCias dlspoOlbles sugieren que cua~t lJo
'r;lnizaciones radicales de base y también de otro lipo (Knoke I99Oc¡ Knoke )'
más costosa y peligrosa sea la acción colectiva, más fuertes y nume r~s~s scnin
<;¡'-:j.(" l ~· 1990; Kitts 2000; Olivcr y Marwe1l 200 1; Passy 200 1, 2oo3¡ Diani 2004b).
lazos requeridos por los individuos para participar en ella. En el análiSIS del reeh..·
:' :\fectan las redes sociales a las decisiones de participar en la acción colecti-
tamiento en c:\ proyecto de de rechos civiles Frcedom Summer que buscaba aumtn-
-e:¡: . ,a través de qué mecanismos? Florence Passy (2003) ha d ibujado una dis-
tar la participación de los negros en la política de los estados dc:\ Sur de E~~.:k.
l.O:l-:'n entre diversas funciones de las redes en el proceso de movilización: socia-
Unidos durante la década de 1960, McAdam (1986) sugirió que la adheslon lo,
:i:.Klón, conexión estructural y la formación de decisiones (duuion -shapillg ). En
proyecto no estaba rc:\acionada con las actitudes personales sino con otro~ (ro,
.:¡ ;:-rimera, las redes operan creando predisposiciones para la acción. \'inc ular~
a gente ya comprometida a una causa ~rmite a los individuos sentirse parte La separación de la protesta y la poJ(tiea rutinizada fue rechazada por amo-
de un ~nosotros colectivo", elaborar sistemas de significado que hacen de la ac- res que': re': damaban que la acción colectiva conAictiva y de base era, en última
ción colectiva un com promiso factible y con sentido, y ~rcibir ciertas cuestiones instancia, "política por otros medios". Desde esta perspectiva, los movimientos
como socialmeme releva mes y merecedoras de esfuerzos coleclivos. Al mismo sociales son únicamente': una de las opciones a disposición de los desafiado res
tiempo, las redes sociales crean con frecuencia oportunidades para transforma r para la consecución de': sus políticas y su objetivo de participar en la política (T illy
en acción 10 que hasta entonces era sólo una predisposición (en lo que Passy llama 1978). En contra de las ve rsiones de la partieipación en los movimientos sociales
la func ión de conexión estructural). Es más probable que personas con ciertas como conductas disfuncionales, los activistas y simpatizantes de los movimientos
predisposiciones contacten con o rganizaciones y e ncuentren oportunidades para ~iales fue ro n vistos como actores con ricos recursos cognitivos y habilidades

la participación si están conectadas a otros ya implicados. Sin embargo, man tener em prendedoras y políticas (Oberschall 1973; McCa rthy y Zald 1977). Y más im-
ciertas ideas y disfrutar de oportunidades para la actuación no garantiza la mo- portante aún para lo que nos ocupa: se apreció tambi ~ n su riqueza e': n recursos
vilización. La decisió n de actuar se verá igualmente inAuenciada por los vínculos relacionales, esto es, que estaba n bien integrados en sus comunidades y par tici-
reticulares de cada cual. Los individuos no toman decisiones aislados del mundo paban estrechame': nte en una gama amplia de o rganizaciones, que iban desde las
si no en el contexto de lo que otros hacen, de ahí la importancia de las conexio- de índole político hasta las asociaciones voluntarias y los gru pos comunitarios
nes reticulares (Passy 2003 : 23-27). Passy mostraba tambi~n cómo estas funciones iSnowüal. 1980; McAdam 1986; Diani y Lodi 1988). El desarrollo de encuentros
adoptan formas d iferentes dependie ndo de los rasgos de las organiz:lciones invo- ~rans na ciona les que analizan la participación individual ha respaldado am plia-
lucradas en el recl utamiento y de su visibilidad en el e':sp:lcio público. Por ejem- mente este argumcnto, en referencia tanto a políticas institucionales como de
plo, la función de conexión social e':S más importante': para la adhesión a organiza- protesta, ya que la participación en ambos casos está e':strechamente relacionada
ciones que no son visibles en el espacio público, como el grupo de solidaridad con (Barnes y Kaase 1978; van Deth rt al. 1990; No rris 2002).
el Tercer Mundo Brrn Duwration estudiado por Passy, que para organizacione':s Los teóricos de la sociedad de masas afirmaron que las asociaciones desani-
con un:l fuerte presencia pública, como la rama suiza de W\VE 1 man la acción colectiva radical por su capacidad para integrar elites y ciudadanos
Reconocer el papel de: la rede:s e: wlw-facilitación dd red uta miento y c:l man- corrientes, socializar a sus miembros en las reglas del juego, darles un S(:ntido de
tenimie nto de la participación e: n la acción colectiva ha resulfado crucial para el dicacia política y proporcionales apegos primarios y una vida más satisfactoria.
desa rrollo de inte rpretaciones más sólidas de la protesta, ya que ha permitido a Sabemos aho ra que la participaeión en o rganizacio nes puede tambié n ir en la
los investigadores poner e n duda las visiones de la prOlesta y la connacultura dirección opuesta: por ejemplo, la pertenencia a asociaciones puede socializar
como conductas descontroladas y de':sviadas. Todavía a principios de 105 afias se- J la gente e n o rientaciones críticas con el status quo, más que apoya rlo; puede

tenta del siglo xx,la posició n acad~ mica dominante consideraba la participación roner a los simpatizantes de una causa en contacto con OtrOS ciudadanos con las
individual en los movimientos sociales como el resultado de una "mezéla de pa- habilidades políticas necesarias pa ra la movilización; y puede lleva r a individuos
tologfa personal y de':sorganización social" (McAdam 2003: 28 1). A nivel micro. ~ experimentar sentimientos de presi6n mo ral si no pa rtieipan cuando sus cono-

la acción colectiva se explicaba por la posición marginal de los individuos involu- cidos cercanos se muestran activos en una determinada ca usa (Pina rd 1968: 683;
crados en las ac tividades de protesta y la falta de integración e n su entorno social: Kitts 2000; Passy 2(03).
a nivd macro, por la ruptura de acuerdos sociales rutinarios a rafz de procesos La movilización en los movimientos sociales ocurre con frecuenc ia a trav~s de
radicales de cambio y mode rnización. Ambas explicaciones postulab.1n una opo- mecanismos de "reclutam iento en bloque" (Obersehall 1973): c~l u las, se':cciones
sición fundame ntal entre las políticas de': la protesta y las políticas democdtica~ o simplemente grupos importantes de miembros de o rganizaciones ya existentes
(Kornhauser 1959; Lipset 1960; Buechler 2004). wn incorporados en bloque a un nuevo movimiento, o contribuyen en su con-
¡unto al inicio de nuevas campañas (como en el caso de Antonio, donde la sección
local de Lema Continua fue instrumental en la funda ción de una lista ve rde en
1 En unll Unell ,Imllllr, Ki11s (2000) hll diferencilldo entre meclln ismos de informaciÓn.lrlen - lJ zona). Lejos de preveni r necesariamente conAictos sociales, las estructuras in-
Urlarle intercambio. "Información" reflere a la capacidad de 1115 redes como viII de crellciór, termedias tienen también efectos movilizadores y pueden motivar y legiti mar la
de oportunldlldes pllra 111 participación; "identidad", al hecho de que los l!lZos sociales
eon Olros particularmente aigniflclltivos crean y reproducen solidaridad; "Intercambio". p.1rticipación individual y colectiva. Otro argumento esgrimido vigorosamente
a la cireulación Informlll de aprobación. recompenSII y s'rleiorles soeia les, través de In por la teoría de la sociedad de masas, a saber, que en la socie': dad actual las orga-
redes. McAdllm (20(3) hlllderltifleado cuatro mecarlismos centrales: la tentativa de reclu- :l.izaciones formales están destinadas a convenirse en grupos de referencia cada
tllmlento, los vinculas Identidad-movimiento y las tentativas -posilivll.$ y neglltiva5- d!
influencia (véase también Klllndermans 1984; Opp 1989; Opp YGern 1993; Passy 2001; della \-(z más importantes para sus miembros, se ha probado igualmente er róneo; por
Porta 1988).

lliO lOS MOVIMIENTOS SOC IALES ' 1. 1 DONAI ELLA OELLA PORTA y MAR IO OlAN I
el contrario, los grupos primarios y las redes sociales dentro de comunidades pe- También se ha sugerido que al fijarnos en las redes desviamos nuestra aten-
queñas desempeñan a menudo es<: papel para los individuos (Pinard 1968: 68<1: ~ión d~1 proceso realmente crucial de la movilización, a saber, la transmisión de

véase también Bolton 19n; pickvance 1975; Famasia 1988; Lichterman 1995a). :nensaJes cognitivos culturales (Jasper y Poulsen 1993), que pueden circular a
Reconocer el impacto de las redes sociales en la participación individual y en través de aquellas, tambifn pueden hacerlo por otros canales, como los medios
los niveles generales de la acción colectiva de una determinada población propor- Je comunicación. Los organizadores quizá se vean obligados a recurri r a "con-
ciona además la base para una crítica de las teorías eSlructuralistas de la acción :nociones'.' o ~choq~es morales" con un fuert~ impacto emocional para reclutar a
col«tiva (incluidas las versiones deterministas del marxismo) que explican la :Iuevos m iembros SIO acceso a través de redes personales. Puede ser éste el caso de
:<)S movim~entos que tratan de trasladar nuevas cuestiones a la agenda política,
acción como resultado de .atributos companidos por una población dada (sea una
T o cuyos lideres no cuentan con un bagaje político significativo:
clase, una nación u otro grupo definido). Por esta regla, la capacidad general de
movilización de un gru po social debería estar relacionado con sus dimensiones.
como deberfan estarlo tambifn sus cambios en el tiempo; por ejemplo, los bajos Recurri r al uso de símbolos condensadores en ausencia de redes sociales
niveles de movilización de la clase trabajadora en las democracias occide ntale~ puede significar que el movimiento en cuestión tiene una predisposición
se imputan a su contracción y el descenso de su cemralidad en el proceso econó- a emplear llamamientos moralizadores extremos que demonizan a sus
mico.1 En contraste, muchos estudiosos de los movimientos sociales hoy en dfa oponentes. Puede qu~ muestre una tendencia a confia r buena parle de su
asocian la acción colectiva con catnets, esto es, la co-presencia en una determin3da trabajo a grupos profesionales o fuertemente motivados, como en el caso
población de rasgos categóricos y redes: Compartir ciertas posiciones de clase. d.e los activistas por los derechos de los animales que atacan los labarato-
rlOS. Por el contrario f...] los organizadores de movimientos con acceso a
género, nacionalidad o creencias religiosas proporciona sin duda elementos so-
bre cuya base puedtn darse el reconocimiento y la construcción de la identidad. una subcu~t~ra de ciudadanos polfticamente activos [... 1puedcn depender
Pero es a través de los canales de comunicación e imercambio construidos por las de una acuvldad de framing anterior [... ] En proporción no estarán tan ne-
redes sociales lo que hace posible la movilización de recursos y el surgimiento de cesitados de producir choqucs morales entre ti público Uaspcr y Poulsen
1993: 508).
actores colectivos (Tilly 1978).

5.2. ¿SO N SIE MPRE IMPORTANTES LAS REDES? . ~ participación continuada en la acción colectiva puede estar igualmen~e
:'¡{I!Jta~a ~r la participación, no necesariamente planificada o anticipada, en
El papel que desempeñan las redes en el proceso de reclutamiento s<: ha CU ti- Konteclmlentos que producen un fuen e impacto emocional, a veces en el con-
tionado desde diferentes ángulos. En pura lógica, la tesis de las n:des no seri~ ~nlO d~ una colectividad, otras en individuos especificas (Turner y Kil1ian 1987;
consistente con el hecho de que los más inclinados a la acción 50n los ióvene~ Goo(h~ l n ~tal. 2001). Ya hemos comentado el análisis de Javier Auyero sobre los
un grupo biogrMicamente disponible dado que los lazos famil iares originales y~ -:::~a msmos por los que una mujer sin interés en la polftica ni lazos con activistas
1 • • •
no funcionan - no 50n tan vinculantes como en el pasado-- y los nuevos laz~ ?J.IUCOS se conv lr1:Jó en un líder comunitario en una pequeña ciudad argenti-
familiares y profesionales están todavía en desarrollo (Pi ven y Cloward 199'::: ::.1. en m.enos de una semana, tras participar de forma ocasional en un bloqueo
308-9). Mb importante aun, la tesis de las red~s sería, además, en buena medid.i :r~mov,do por reSIdentes locales que protestaban sobre la falta de trabajo y las
tautológica, dada la distribución de lazos entre grupos e individuos: "la in tegr~· :¡",cultades en la zona. Dado su bagaje, parece que una explicación de dicho
ción lat~ral, au nque frágil, es ubicua, haciendo ubicuas las oportunidades para 1.- :.:i.Jrrollo que descanse en las redes no es plausible. Se debió en mayor medida a
.,¡ !nteracción de diversas expresiolles de indignación: contra el sistema judicial,
protesta" (Piven y Cloward 1992: 311). Los analistas deberían fijarse no rolo en
los casos en los que los vinculos funcionan como predictores de la participacio::l ~..:~ fal~aba en .su lucha por proteger la educación de sus hijos, de cuyo padre
sino lambién ~ n aquellos en los aparezcan r~des sin que éstas redunden en b .. l ntenO~ mando se estaba separando; contra tos políticos locales que intenta-
.::.~ mampular las protestas de la gente local en su propio beneficio; contra el
pilrticipación.
; :oc:rn.ador provlIlcial que estaba enmarca ndo la acción colectiva de la gente
u:n bnenta como una conduna criminal; por no mencionar las actitudes despre-
=:ll'a$ de los colegas masculinos con quicnes se manife5laba (Auyero 100<1).
2. Paro visiones divergentes sobre el papel persistente de la clase en la pollticlI. véase f ..... Empíric.ame~ te, podemos identificar diversos casos de movilización que en
Ire otros Esping·Andersen (1993): Pakulski yWalers (1996); Devine (1997); Evans (19991
:lo![l;} med Ida tienen lugar ruera de las redes sociales, o que no tienen lugar
• N. del T.: la calegor!a u/ne/ se eonlruye a partir de las palabras en inglés c,/(epoflCl:
¡rdi/s) y ne/(worllS): "rasgos ealegórleos" y "redes".

'CC - • ·.'(\T~ I I A ... ~, , A ot'\DTA V . . ~c,,.., ...., . . ..


a ~sar de la presencia de las mismas. Por ejemplo, s6lo una quinta parte d: S:. j reas donde el enlOrno contracuhural era dé:bil, la gente tenía que ser mi~m­
los participantes en las movilizaciones contra el abo rto en California había ,¡eh .)r'Q d ~ las o rgani zacion~$ políticas l oca l ~s para movilizarse en la campaña; don-
reclutado a través de redes (lukcr 1984), y ya hemos visto que Jos miembros &- ~ el entorno contracultural era fuerte y las actitudes generales hacia la acción
las sectas rdigiosas pueden uni rse a ellas en gran medida indcpendientcmcr.:: .:rloectiva eran por lo general más fa vorables, no fueron tan precisos los vínculos
de sus conexiones prcvias (Snow ~tal. 1980). A la inversa, Mullins (1 987) momo o::a miembros de o rga nizaciones polfticas concretas para animar a la adhesión:
q ue la riqueza de c onlaClOS intcrpersona!cs en una comun idad local de B r isb~IY. se reclutÓ más gente a trav i!:s de redes de amistades personales o incluso otras
(Austral ia) no redund6 en movilizaciones contra los planes de una autopista qu: :axmas que nada tenían que ver con los vi nculos de redes (p. ej., aUIO-solicitudes:
cruzaba el barrio. Aunque se hagan visibles los efcctos de las redes, los resul· Kriesi 1988: 58). Los entornos contraculturales fuertes parecfan contar con una
tados son a veces ambiguos. Po r ejemplo, Oliver (1984) e nCOntró que la gcn:~ ::lp:.llcidad independie nte para motivar a la g~nte, 10 que al fi nal hada qu~ fueran
familiarizad a con sus veci nos e ra más propensa a involucra rse en las asociacio- c:::cnos necesarias las conexiones organizati vas. De forma parecida, McAdaffi y
n(eS d(e vecinos, ~ r o los efectos de las n:des no quedaban claros en d análisiL rernandez (1990) enCOntrarOn q ue el reclutamiento para la campaña Frudom
Más recientemente, Nepstad y Sm ith (1999) han reproducido d enudio Ilevade. i.:.mmN'- de~ndía en mayor medida de la pertenencia a redes o rgan izati vas en
a cabo por McAdam sobre FrndQm SummN' e n d análisis de los participantes:< ~, ca mpus de dé:bil trad ición de activismo, como Madison, que en uno con fuerte
los abandonos en la Nicaragua Exchang~ Brigade en la di!:cada de 1980. En este a'Jdición en la politica ahernativa, como Berkeley.
caso, los lazos con las ¡xrsonas directamente involucradas fueron d facror moú Ya hemos visto (sección 5.1.) q ue el activismo radical necesita a menudo de ,
importante pa ra predecir la participación, mientras que no 10 fue d número de t'J pidas redes de apoyo. En c:l e xtremo o pu~sto, la pa rt icipació n en ~ctividades ¡
la zos d(e los futuros participantes con ot ras organizacio nes. S in embargo, la rela- o rganÍ1:ativas que no son muy exigentes puede que no tenga por qué: apoya rse
ción se invirtió para la gente que se unió a la organización despui!:s de su (creer en fuertes redes sociales. Por ejemplo, la adhesión a asociaciones culturales, o
año de existencia, siendo importante, a partir de entonces, d número de v íncul~ t,,,cluso grupos religiosos, que promueven prácticas bastante cercanas al me rca- .
organizativos en detrimento de los lazos co n los participantes en ese momento. Jo (p. ej., meditación individual, prácticas saludables alte rn:nivas como el yoga,
ESfas críticas han :mimado a los analistas de las red(e$ sociales a matizar sus- ete.) puede darse fácilment(e gracias a d ~c i siones personales hacia la participación
, tancialmente sus argumentos. H oy por hoy e${á am pliam(e nte reconocido que q ue no s~ apoyan en redes sociales específicas (Sta rk y 8ainbridge 1980). Inclu.so
cuando miramos la relación e nt re las red(es y la participación es importante(es~­ los grupos de interés público, como los activos dentro del movimiento ecOIOgIS-
cinca r en q ui!: ti!:rminos lo hace mos. Cuestiones como ¿qu~ redes explican q ué: ·
M u, pueden descansar en redes en una va riedad de formas, dependiendo de sus
y "¿bajo qué condicio nes las redes concretas adquie r(en importanciar son cru- niveles de moderación (e insti tucio nalización. Por ejemplo, Diani y LOOi (1988)
ciales a este respecto. Sin embargo, por el momento no COntamos con respuestas ~ n contraron que el reclutamiento en o rganizaciones dc:l sector conservacionista
concluyentes a estas preguntas. En ocasiones, es la posición ocupada dentro de más establecido dependía en mayor grado de redes privadas que el reclutamiento
una red lo que importa, y no tanto el mero hecho de involucrarse en algún tipo en grupos más críticos, que en buena medida ocurría a t ravi!:s de lazos estable-
de red. En una de sus explo raciones sobre la participaeión (en Frudom SlImm ..r. cidos en ex~r icnc i as previas de acción colectiva. Sugerían, pa ra explicar esta
Fernandez y McAdam (1 989) analizaro n la centralidad ind ivid ual en la red, for- diferencia, que los l;¡¡zos e xclusivamente privados (esto es, lazos desar rollados
mada por todos los activinas que habían solicitado participar en la campaña de en contextos al margen de la acció n colectiva) podían ser suficientes para facilitar
Madison, Wisconsin. Los vínculos entre los individuos venlan representados por la adhesión a o rganizacio nes q ue habían abrazado metas políticas (por ejemplo,
las afiliaciones conjuntas e n cualquier (ipo de o rganización social. Los más cen- apoya ndo a un grupo local con campañas para la creación de nue vos espacios ve r-
trales e n la red (esto es, los unidos a un mayor número de posibles participantes des en el barrio). Po r el contrario, el hecho de unirse a organizaciones con ciertas
y/o conectados a gente que también era central en esa red) eran los más pro ~n­ actitudes críticas, como las de ecologismo político, necesita segu rame nte superar
sos a pasar por el proceso de entrena miento sin inmutarSe y finalmente uni r s~ a barreras más altas. Por consiguiente, será más fácil si la gente se vincula a pe rso-
la campaña. En ese caso, la participación en las r~des no contal>., tanto como la nas conocidas durante experiencias concre tas de acció n colectiva que si lo hace en
posición ocupada dentro de [as mis mas. términos más genéricos, como el vecinda rio. Sin emba rgo, la adhesión a form as
El cont~xto en el que se inserta la movilización tambié n es muy importante. muy exigentes de acción colectiva puede darse sin que las redes desempeñen un
ya que las condiciones locales influyen en el modo en que o~ ran las rcd~s socia- rol importante. En el caso de sectas religiosas apartadas del mundo q ue pide: n
les. K r i ~s i (l 988b) (estudió el reclutam iento para la campaña Ptoplú Pt!titiOTl de a sus miembros una ru ptura total con sus estilos de vida y hábitos anteriores, la
1985 que recogía fi rmas contra el d(es pliegue de misiles Cruise SS20en H olanda. participación pue:dc ser más fác il para los individuos aislados que pa ra la gente

164 LOS MOV1MIENTOS SOCiAlES le~ DONATElLA DElLA PORTA y MARIO OIANI
oportunidad
', ] ] de establecer , fuertes vínculos de amistad y d e apoyo, pero ei capItal '
con una buena inserción en las redes sociales, Con toda probabilidad, los vínculos
SOCIa E resu lante parecla
' tener efectos más allá de Ios ]"ImItes d] e a congregaCIón ,
provenientes de las redes ejercerán algún tipo de presión cruzada, desanimando
n resumen, la Investigación sobre la relación entre las , odo, 1 ' :
a los posibles adeptos a que te rm inen adhiril!:ndose (Snow ~t al, 1980), fU 'ó h 'd Y a partlcl-
,_CI
Cu 1 ~ a r«orn o un largo trayecto hacia la es ..... cificación do "
sus t rmlnos
Cada velo más, los investigadores han reconocido que las personas mantienen " , ,-
_ es Iones como qul!: upode redes para qu!!: ¡ipode participación" han 'd '
lazos múltiples, y que mientras algunos facilitan la participación , otroS la desani-
hzadas desde diversas perspectivas. Aunque los hallazgos no h'y,n ,'d SI , o ana-
man (Kins 2000), Considerando lo dicho, McAdam y Pauhen (l993) intentaron co 't . . I o sIempre
nSls entes, m necesanamente comparables podemos 'd 'fi ]
determinar las dimensiones más importantcs de los lazos sociales y cómo dife - recurrentes En r'me l , 1 enu car a gunos temas

rentes tipos de lazos dan forma a la decisión de tomar partido, Sus conclusiones I ~ , P I rugar, el papel de las redes parece variar dependiendo de
os costes anadldos a la acción que se supone fac ilitan Las ~ . d
matizan sustancialmente argumentos anteriores (incluidos los suyos: McAdam J.cción se han a ad " armas eXigentes e
1986) sobre el vínculo establecido entre la participación y una penenencia orga- fu poy o ,a menudo (pero no sIempre: Snow ~t al. 1980) en redes
erres y específicas, no Importa si los costes se han definido en tl!:rminos d '
nizatiVa previa, En tl!;rminos estrictoS, la implicación en lazos organizativos no
predice el activismo, como tampoco lo hacen los lazos intensos establecidos con .tx: rsonal
" o de la energ ía y el ' necesarios para unirse a una acción
compromIso e nesgo u
orgamzaClón específicas, Se ha visto cómo el número y la intensid,d d] ]
personas que ya están alistadas, Por el contrario, lo más importante fue el sólido los con 1 ' , e os v ncu-
, o, ros partlClpantes inciden en el reclutamiento para acciones li rosas
compromiso con una identidad particular, reforzada a su vez por los víncul<»
con los participantes, fuese de tipo organizativo o privado, Haber sido miembro
~,¡ sean vlolemas (della Porta
ha - l d ó ' .
1988) o pacíficas (McAdam 1986 ]988)
'
!' gb"
' .am I n se
'
~ sena a oc mo u.na poSICión central en la redes que unen a [os posibles artici-
;~~~~~:~nl~;~~r Importante de predicción de la participación real (Fer~andez
de, por ejemplo, grupoSde izquierda en el pasado no era un factor que predijera
la participación en Prt:edQm Summt:r a no ser que se asociara a una fuerte identi-
fica ción subjetiva con ese entorno,
Est3r directamente vinculado-la mayoría, vía lazos organizativos- a per- ¿e El grad~ e~ el q~~~oS mensajes de movilizaci6n y las orientaciones cultu rales
sonas que ya parucipan puede no ser una precondici6n esencial para el recluu.- --s un mov l m l ~ nto 1 eren ~e, y están reñidos con, las orientaciones dominan-
miento. La ausencia de lazos directoS puede ser superada con la inserción de I~ -- . en una SOCiedad determmada parece que incide en que ciertas redes sean
posibles participantes en redes organizalivas compatibles con la organización mas e,fica~es que otr~s, Se ha visto que redes privadas fo rmadas, por ejemplo
;")r VInCU os con amIgos o conocidos sin participación en organizaciones o '
campaña a la que están pensando uni rse (Kriesi 1988; McAdam y Fernandcz
1990; McAdam y Paulsen 1993), Sin embargo, podemos concebir igualmente l,¡
~-I(ornos
-e u
subculturales suelen ser importantes en los caros on ]
" b
]
os que e mensaje
~n
~ n mOVImiento era ien recibido en los entornos sociales dondo ' ]
situación inversa: gente movilizándose a traY!!:s de contactOS establecidos en con~ . -ban los 'bl ' , vivan y opc-
textos 110 asociados directamente con la participación que, sin embargo, crean :: I ' poSI ~s partICipantes, sean los estilos conservacionistas del activismo
oportunidades para que personas COII presuposiciones similares se encuentren!
.• ooglsta
] d en hMIlán . _en los ochellla (Oía ni y LOO i 19"8) " , ]as accIOnes
, ,
rad icales
?Jr os erec os CIVIles en las subculmras de Berkdey] (M
desarrollen finalmente la acción de forma conjuma, La investigación sobre la ad- T Fnnandez 1990) 1 _ en os sesenta cAdam
hesión a dos comit!!:s de acci6n en una campaña contra los vudos rasantes de ¡eu x hmta (Kriesi 198;) ;: ~mpanas podr la paz en las ciudades holandesas en los
" . a encontra o que las redes inserlaS más directa
relaliva:~~~:
milita res en dos pueblos alemanes (Ohlemacher 1996) mostró cómo los intenlOJ
de reclutamiento hablan tenido mucho más !!:xito en el caso de los comit!!:s cuyOJ ::r.galllzaclOnes y subculturas políticas, y a veces radicales, son
Importantes para el recl utamiento en organizaciones e"yo, '
miembros formaban parte en su mayorfa de organizaciones locales neutrales qu: ~ á J ' d d] , ... mensajes esta-
~- '-s me s a eJa
" os e a CorTlente principal en un contexto e'~o'fi
, - I co, aunque no
de los explícitamente políticos, La pertenencia a organizaciones aparentemen-
te inocuas, como las asociaciones de padres y profesores o los clubs deporti\'os..
permitla a los miembros del comit!!: alcanzar y conseguir la confianza de un aN- rr I~
-~ "n nece5:lnamente antagolllstas (como los ecologistas pollticos en Milán l
~-U~IS~O derechos civiles en Madison o las acciones de paz en las ciud:-
_.::1 p o a~ ,esas Sin apenas preu:ncia de subculturas alternativas),
nico más amplio de personas que las de los miembros de organizaciones (~
una identidad política más marcada, Mecanismos similares pueden influir en 12 or ul~lmo, n~ sólo redes dIferentes son importantes en dife rentes contextos
¡¡;:o-dque d tienen dIferentes funciones,desde lz la a
socia]'
CI'611 a ]a creación' de opor '
partici pación en acciones no necesariamente de protesta, Por ejemplo, Becker '!-
Dhingra (2001) ilustraban cómo la pertenencia a congregaciones religiosas, y b
a
: :'es d:sl:ncre,tas para ~a,
participación, ¡x¡sando por la influencia en las deci:
p()$Ibles participantes en momentos cruciales (Kins 2000, McAdam
lazos establecidos con sus miembros, permitía que, en su comunidad, las pcr~ , 1 1', P 200
assy 1, 2003; Tindall 20(4) La " "
nas participaran en una variedad de actividades que nada tenían que ver con ~
_ , .:l ,
:::""!lbiar depend' d d ' " ImportanCIa de estas funCIOnes puede
len o e SI estamos ana]¡zando el reclutamiento, el fortal ecimiento
actividades de la congregación. Las congregaciones ofrecían a los individu~ h

" ' .Tr" • "r. , • ""...... . u ••• _," _ . .. ..


d~1 compromiso o la extensión de la militancia en largos periodos de ticmpo. w. ?le ejemplo las sectas con numerosos grupos locales, como los Testigos de Jehová,
dife rente exposición pública de las organizaciones tambi~n pucde inAuir en el ¡X-5oV oero tambi ~ n las organizaciones políticas con una ruerte presencia territorial, es-
relativo que alg unos tipos espc:cfficos de rt':des tit':nen sobre otros (Passy 2003). ~os contac!Os pueden desarrolla rse tambi¿n sobre una amplia área geográfica. Sin
:mbargo, los contactos raramente se extienden más allá de los confines de la or-
5.3. INDIVIDUOSY ORGANIZACIONES .Llnizaeión. La 'red dd movimiento' consiste en una serie de camarillas,J esto es,
irupos de 3c!Ores -miembros de una organizaeión determinada- estrechamen-
Como ilustra la his[Oria de Antonio que abre este capítulo, la importancia d~ las !: unidos unos con otros y con apenas, o directamente sin contacto con adeptos de
rt':des.~iale~ p~r~ la acción ~~lectiva en los movimi~m05 va más allá del apoyo otros grupos. 1
al acuVlsmo IOdlvldua!. Participa ndo en la vida d~ un movimit':nto y, en concn"-
to, en b de sus diversas organizaciones, los activistas crean nuevos canales de 5.3.2. Afi liaciones múlt ipl es
comunicación entre ellos e incrementan el potencial para promover campaña~
comunes. Los vínculos basados en lealtades múltiples son tambi¿n imponamN Sin embargo, en la mayoría de los casos, la participación tiene lugar en organi-
ya que crean canales de comu nicación entre los movimiemos y su emorno. Por zaciones inclusivas que permiten afil iaciones múltiples y que no tienen la aspi ra-
supuesto, hay lealtades exclusivas, donde una única organización monopoliza el , ión de monopolizar c:1 compromiso de sus miembros. A principios de los años
compromiso y la inversión afectiva de sus miembros individuales, pero es más sttenta dd siglo pasado, Curtis y Zurcher (1973) consideraron a los ac ti vistas
común el modelo indusivo. individuales como vInculas interorganizativos y, de este modo, como ca racterís- •
ticas estructurales h<isicas dd "campo organizativo" de los movimientos (v~ase
"
5.3.1. Afili aciones exclusivas tambi~n DiMaggío y Powc:111983; OiMaggio 1986). De fo rma parecida, BoltOn
(1972) hablaba de "cadenas de afiliaciones grupales" en rdación con la estructura
En algunos movimientos, la participación implica cons.agrarselentregarseJcom_ de afiliaciones supc:rpuestas en orga nizaciones voluntarias. Muchas investigacio-
prometerse a organizaciones paniculares. Las organizaciones exclusivas r«Juie- nes empíricas han seguido aportando detalles que com pletan la imagen. Oiani
~en?e una larga iniciación, una rlgida disciplina y un alto nivel de compromiso. l' Lodi (1988) han documentado los compromisos múlti ples en el ecologismo

Iflml scuyé~dose en todos los aspectos de la vida de sus m iembros (Z31d y Ash ¡taliano, con un 28% de activistas que participaban en divusas organizaciones
1966; Curtls y Zurcher 1974). En general, cuan to más se apoye una organización ecologistas, y el mismo porcentaje ac tivo tafilo en c:1 ecologismo como en otros
en los incentivos simbólicos - ideológicos o solidarios-, más exclusiva sed. grupos políticos y sociales. Con respecto al ecologismo holand¿s, Kriesi (\993:
Los ejemplos más claros de este patrón incluyen comunidades amorrefe- 186) enCOntró que un 43% de los activistas con posiciones cent rales tenfan víncu-
renciales y sectas, cuyas principales características son el ciern: frente al mun - los personales con otros ac tivistas del movimientos (un 25% en Italia según Oíani
do externo, una estrucrura tOtalitaria, la incompatibilidad con otras formas de ~. Lod;), y que un 67% de los mismos estab3n conectados con Otros participantes
comp~om.i so colecti vo y la visión -entre c:1los- de que sus adeptos son los de los nuevos movimientos 5ocialc:s. Según parece, los patrones de p3rtitipación
depo.manos de la verdad (Wallis 1977). Aunque no siempre constituyan co- múltiple est.l:n inAuenciados por las ca racterísticas organiz3tivas. En una in-
mUOldades residenciales, el esti lo de vida de estos grupos está marcadamen[~ vestigación de los miembros de las asociaciones voluntarias en Estados Unidos,
separado dd resto. La interacción con otros grupos es por 10 genera l limitada ~IcPherson (1983) encontró que las organizaciones más grandes no sólo eran ca-
y hay una .ten~en~ia muy fue rte a concentrarse en actividades internas al grupo. paces de asegurar el compromiso de sus miembros por un tiempo más prologado
Las orgaOlzaclones de los movimientos neo-rdigiosos o neo-comunitar;os pc:rt~ ­ SIno que podían también sostener un mayor número de ví nculos con otros gru-
necen 3 menudo a esta categorla, aunque las organizaciones político fundamen _ pos, generados por las afiliaciones superpuestas de sus m iembros. Sin emba rgo,
talistas y radicales tampoco son muy diferentes (Blee 2002; Anheier 2(03). OlfOS datos (p. ej., Oiani 1995a: 113) sugieren una relación más ambigua entre el
En estos casos, d adeptol3ctivista individual vive en un mundo donde las tamaño de la organización y la propensión de sus miembros a comprometerse en
rdaciones y las normas están fuertemente estructuradas, lo que conduce a una 3ctividades múltiples.
transf~rm.aciÓn radical de la personalidad (v¿ase capitulo 4). El predominio de
orgaOlUClonc:s SCCtanas dentro de un sector (de movim'ieneos) gener3 redes mUI'
-a u~que no completamente:- fragmentadas. El único grado significativo de in'- J. los analistas de redes definen tllS camarillllS (c/iques) como grupos de IIctores earaete-
mados por una fuerte intensidad de las relaciones internas; en los easos mAS e~ tremos.
[eraCClón se da entre los adeptos a un organi7..3ción concreta. En algunos casos. por la presencia de eontaeto directo entre todos los componentes del grupo en cuestión
(Knoke y Kuklins~i 1982: 56).

168 lOS MOVIMIENTOS SOCIALES 1&\1 DONATElLA DELLA PORTA y MARtO OtANI
Las afiliaciones múltiples juegan un papel importaIlte en la integraci6n d~
ctereses como partidos y sindicatos; un 32% en organizaciones ecologistas o de
las diferentes ~reas de un movimiemo. Pertenecer a organizaciones de un mi~­
;:lujeres. Entre los manifestantes pacifistas primerizos, el ratio de compromiso
mo movimiento (y, en general, a otro tipo de organizaciones) facilita el contacto
~a drásticamente, aunque no puede ser pasado por alto (11 %, 29%, 15% Y 13%
personal y el dCS3rrollo de redes informales en las que, a su vez, se fomenta la
~spec. tivam ente en las cuatro categorías mencionadas: Diani 2oo5b).
participaci6n individual y la movilizaci6n de recursos. Los contactos personales
Las ~fil i aciones superpuestas contribuycn a la actividad de los movimientos
son también instrumentales en la vinculaci6n de unas organizaciones con ot ra~.
Soxlalesen una variedad de formas. Podríamos decir que hacen por las organiza-
Como ocurre en las organizaciones econ6micas (Stokman el al. 1985; Mizruchl
:1ones de los movimie:ntos lo que las redes interpersonales hacen por los activistas
y Schwartz 1987), las de fndole poliuco están a menudo conectadas por el hecho
:,.,dividuales. En primer luga r, facilitan la circulación de información y, por lo
de compartir cie rtos activistas, o bien por relaciones personales y amistad entre
:.llHO, la velocidad del proceso de toma de decisiones, lo que resulta esencial, ya
sus miembros y lideres.
~ue: la velocidad de movilización compensa, al menos en parte, la ausencia de
El trabajo de Carrol! y Ralner (1996) 50bre el activismo en Vancouver y su
~ecursos organizativos controlados por los movimientos. En ausencia de una ca-
~rea metropolitana ilustra bien estos procesos. Analizando la afiliaci6n eonjunu
" rdinación formal entre las organizaciones, la movilización es 5610 posible a tra-
de más de 200 activistas en siete movimiemos sociales (obrero, urbanolantipo-
"és de los vínculos informale:s entre los activistas (Killian 1984; Knoke y Wisely
breza, gay/lésbico, feminismo, ecologismo, pacifista y aborigen) han sido. capl-
1990). Las personas que trabajan a través de las organizaciones faci litan también
ces de documentar, no sólo el a!cance de las afiliaciones superpuestas, SIIlO su
~I desa rrollo de representaciones compartidas del con Riela. Entrc los activistas de
modelización. Entre los activistas, sólo el 27% se mamenía activo en una sola
\-anco uver se c:ncontraron formas diferentes de creación de marcos de rc: ferencia
organización, mientras que el 28% colaboraba en distimas organizaciones den-
; ;olming) de los conRicws, uno basado c:n una perspectiva politico-econ6mica,
tro de un ~ismo movimiento y u n 45% en distimas organizaciones en divenos
QUa en una identitaria, y un tercero basado en una perspectiva liberal. La distri-
movimiemos (Carro]] y Ratner 1996: 605).
bución de estos ma rcos variaba dependiendo del compromiso de los activistas en
Los activistas de los movimientos pacifi sta y urbanolantipobreza fueron le»
mliaciones superpuestas: los que actuaban como vInculas enlre diferentes mo-
más indinados a la afiliación múltiple (el 67% Yel 71 % se comprometieron res-
·'-¡mientos y organizaciones eran asimétricamente cerClnos a un marco político-
pectivamente con organ izaciones de distintos movimientos), miemras que los
!,;onómico, mientras que quienes adoptaban un marco identitario se inclinaban
activistas de los movim ientos gayllésbico, femin ista, ecologista y aborigen pare-
.1 concentrarse en organizaciones individuales (Carral! y Ratner 1996: 6 11 ).
cen estarlo menos (los correspondientes 34%, 32%, 39% Y42% se comprometían
Otra importante función de la afiliación múltiple es su aportación al crcci-
en rea lidad con una única organización). Las afiliaciones superpuestas formaban
~ie: nto de la confianza mutua. Tanto si $C trata de ac tividades económicas como
un bloque central en las organizaciones obreras, pacifistas y urbanaslantipobre-
de la movilización política, aportar recursos a una iniciativa conjunta que invo--
za. Organizaciones feministas y ecologistas se vinculaban a este bloque a travé~
tuera a Otros actores siempre es hasta cierto punto arriesgado. En cualquier caso,
de conexiones con los movimientos obrero y pacifista (1996: 605-6). Aunque el
el camino hacia la movilizaci6n necesita .actores que lleven a cabo alguna explo--
patrón especffico de vlnculos descubierto por Carroll y Ratner no pueda consi-
:Jci611, o "proceso de invcstigación" (Diani 1995a: cap. 1) de su entorno en busca
derarse una norma, dado que puede variar de manera importante entre periodos
de aliados fidedignos. El proceso es mucho más simple si existen vínculos q ue: se
y lugares diferentes, el trabajo sobre Vancouver pone de manifiesto la potencia.
mantienen vigentes entre los activistas centrales de las diferentes organizacione:s
lidad que un enfoque de redes tiene con respecto al estud io de los sectores de los
en cuesti6n. Lo que no significa que otras alianzas no $Can posibles, o incluso más
movimientos (mof/cment ¡«tor¡).
úecue ntes, pero c:I coste relativo de forjar estas otras alianzas se rá normalmente
Datos recientes sobre los manifestantes contra I~ guerra de Irak el 15 de fe-
mas alto, en tanto en cuanto los contactos entre los diferentes grupos no estén
brero de 2003 en ocho países occidentales' ind ican igualmente el alcance de per- -rutinizados" a través de conexiones interpersonales.
tenencias múltiples. De los que eran miemb ros de organizaciones pacifistas ant~s
La hipótesis de que: la cooperación entre orga nizaciones es m~s probable
del 15 de f~brero, un 53% se mostró activo en otras organizaciones movilizada~
( uando existen contactos personales entre los Hderes ha sido corroborada por
en cuestiones transnacionales como el desarrollo del Tercer Mundo O los der~ ­
diversos trabajos dedicados tan to a los movimientos como a las organizaciones
chos de los inmigrantes; un 35% en organizaciones clásicas de representación de
políticas en sc:nlido amplio. En los dos casos ha resultado evidente que los líderes
de organizaciones que trabajan u organizan campañas juntos tienden a estar YÍn-
4. El proye¡;to ha estado ¡;oordinado por Stefaan Walgrave, de la Universidad de Amberes. culadas por experiencias compartidas que preceden la formaci6n de la coalición
y ha cubierto Bélgl¡;a, Inglaterra, Alemallia, Holanda, Ital ia, Escocia, Espalla, Suiza y Esta· IGalaskiewicz 1985: 293; Turk 1977; Diani 1990 y 2oo3c). Cuan to más d e n~.!~
dos Urlídos (Walgrava y Ru¡;ht2010j della Porta y Díaní 2(05).

nn 1 nc; U (WIU II'NfOC; <:O(' IA I FC;


sean las rdaciones entre los lrderes y los activistas de diversas organizacione1 pupos operando a menor escala y en semi-aislamiento; y los limitados comactos
de movimientos sociales, más lo serán las posibilidades de cooperación entre l;¡l entre las organ izaciones sufragistas y las ca rita tivas.
m ism:u (Zald y McCarthy 1980). No hay razón pa ra ~nsar que c:1 impacto o: Au nque la ma yorla de los estudios sobre la dualidad de los individuos y gru-
redes an teriores al surgimiento de un movimiento concrew se limita a [a decisiá:: pas se centre en los activistas de base, podemos aplica r esta perspecti va a las re-
i~dividua[ de parricipa r: influyen tambi ~n en las oportunidades p:lr3 la coo~r.;.­ !.Jeiones ent~e los líderes de 105 movimientO$, extendiendo finalme nte el an<ilisis
clón entre organizaciones. 1 los lazos que vinculan a los miembros de otros sectores ditistas. Por cjem-

Por último, estudiar las afil iaciones múltiples de los activistas puede resultar ?lo, Schmitt-Beck (1989) exploró las conexiones enrre las figuras cent rales del
un camino muy útil para comparar la estructura de movimienfos concretos (n movimiento pacifista alemán de los años ochenta . Los datos sobre las afil i acio~
pc:~ i odos diferentes y seguir sus modificaciones en d tiempo. En su pionero tu- nes superpuestas q ue vinculaban a activistas centrales de las organizaciones dd
baJO sobre las afiliaciones organiz;nivas de 202 figuras claves en el movimiento movimiento pacifista con m iembros de otros gru pos políticos documentaron la
de ~ujeres dd estado de Nueva York entre 1840 y 1914, Naomi Rosenthal r su ruerte integración de la dirección del movimiento con las iglesias, los si nd icatos,
equI~ reconstruyeron la estructura de las redes interorganizativas en las trC's !J unive rsidad, los medios de comunicación y otras organizaciones sociales y po-
fases históricas, idelllificando las organizaciones centrales para cada una de ella! líticas establecidas (véase también Schou 1997). Por otro lado, los activistas que
(Rosenthal ~I al. 1985, Roselllhal ~t Ql. 1997). En la fase de intenso activismo que están bien conectados con actores externos pueden también aumentar la centra-
!Uvo lugar entre 1840 y finales de la década de 1860 se d ieron abundantes coin-
ci.dencias e ~tre la participación en las organizaciones de mujeres y las antiescla_
lidad de sus propias organizaciones en las redes de sus movimientos particula-
res. Por ejemplo, analizando las organizaciones transnacionales del movimiento
,
vistas o an tIalcohól icas. La fase siguiente, que du ró hasta fina les de 1880, vio una
rc:ducci~~ en d conRiclO y se ca racterizó, a difereneia de la fase anterior, por b
desapa Tlclón de muehas organi7~1ciones y por la dificultad de revitalizar otras de
importancia nacional. Por último, elllre 1880 y 1914 resurgió d aClivismo y, con
él, una nueva intensificación de las afiliaciones múltiples que coincidió con Lu
campllñas por el sufragio universal.
ecologista, Caniglia (200 1) encontró q ue su centralidad e influencia en las redes
ecologistas dependía en gran medida del alcance de los lazos informales de sus
miembros con empleados clave de las agencias de Naciones Unidas u otras orga-
nizaciones gubernativas internacionales.

5.4. PART ICI PAC IÓN INDI VIDU AL, SUB CULTURAS
r
L
La configuración de redes parece que dependía de manera significativa de las
ca racterísticas dd entorno donde operaban los movimientos y de la d isponibili-
y REDES VIRTUALES t
dad de 10$ recursos para la movilización. En las redes locales, donde los recursru la. participación individual en la vida de un movimiento no se restringe de nin-
eran nor malmente limitados, [a integración y la densidad de las relaciones fueron pina manera a la afiliación en organizaciones especificas (principalmente polí-
mh altas. Como resultaba esencial emplear los recursos d isponibles de la mejor ricas). Acudiendo a dete rminados sitios, conectá ndose a g rupos o asociaciones,
manera posible, hu bo poco espacio para el faccionalismo y los activistas centrales patrocinando locales, cafts o librerías especificos, 10$ individuos crean y reprodu-
di st ri~uye.ron sus afil iaciones múltiples bastante equitativamente a lo largo d( las cen tupidas redes de intercambios informales. Como resultado, las redes sociales
orgafllzaClones locales de mujeres. Por el comrario, las organizaciones con una Informales forman dinámicas suocultu rales oponentes que ayudan a mamener
estructura nacional y, por consiguiente, capaz de conta r con mayo res recursos '.-i\'as las identidades col!!ctivas aunque no se produzcan desafíos abiertos a la
~rga niz.alivos estuvieron m<is tentadas de acentua r sus rivalidades y distinciones lutoridad estatal (cuando, en palabras de Mcl ucci [1989, 19961. los movimientos
IdeológICas. Como resultado, ¡as redes creadas por afiliaciones múltiples estuvie. Juaviesan fases de "latencia"). En este sentido, las redes proporcionan la estruc-
ron más fragmentadas y consisdan en dife rentes subgrupos (o camarillas), ape- rura de "espacios francos" (pollena 1999), i.e., áreas de interacción social donde
nas conectados unos con otros. Los detentado res de determinadas visiones del mundo refuerzan la solidaridad
En OIra exploración de los mismos datos, Rosenthal rt al. (997) examinó mutua y experimentan con estilos de vida alternativos (véase también H aunss y
las afiliaciones múltiples en organizaciones de mujeres en cuatro entornos di- Lcach 2004).
fere ntes (tres comunidades. locales y una red de mujeres activas a nivel estatal Los individuos construyen una serie de relaciones sociales únicas al fo r-
en Nueva York) entre 1840 y 1920. La investigación destacó los dife rentes role'!, mar parte de la vida de varias organizaciones y mantenerse en comacto con sus
d,esc:~peñados ~r l3.s organizaciones de mujeres locales y nacionales (p. ej., en ;niembros y segu idores. En estas relaciones, la dimensión política de la acción se
termlllos. de su dIferente relación con otros mov imientos radicales), la división entrecruza con la dimensión privada, superponiéndose a ella para genera r los
del trabajo entre unas pocas organizaciones multitemáticas y la multiplicidad de cimientos de una particular form a de suocultura. En las redes de movimientos

172 LOS MOVIMIENTOS SOCiAlES . , DONATELLA DELtA PORTA y MARIO CIANI


(mOf/roJent networks), los individuos persiguen mdas que no sólo tienen que ver
con fi nes po][tico sino tambic!:n, y a menudo de forma más significativa, con la tera, sa.lvar un ár~l , organizar un boicot a la sucursal local de una marca global)
autor realización personal. I nd uso las personas que no forman parte de: ninguna y que tienden a disgregarse en un breve periodo de tiempo. Las fiestas en la caHe
organización específica pueden encontrarse de vez en cuando formando parte pr~movid~s por la red Reclaim me Slruts a finales de la década de 1990 en el
de iniciativas y actividades organizadas por operadores culturales (cuilural opr- Reino Ullido generó oportunidades para desa fíos radicales a las ideas dominan_
rutors). estructuras de servicios f,sfftlice strucwres) y simila res. Así, la afiliación tes de .esp~cio urbano. Eran públicas pero no deKansaban en ninguna estructur;¡.
a un :irea determinada puede entenderse como una estricta elección personal orga.n~za tlva y dependían, sin embargo, de las densas redes suoculturales de los
que conlleva una baja identificación con las organizaciones del movimiento. De partiCl~antes O· Jordan 2002). Aunque pueda resultar simplista decir, a pa rtir de
for ma parecida, la adopción de códigos simbólicos alternativos por parle de los estns ejemplos, que esté teniendo lugar una transformación radical de la acciÓn
activistas no crea automáticamente una identidad homogénea, como tampoco colectiva (McDonald 2002), es sin duda importante reconocer la presencia de
aporta legitimidad a las rígidas estructuras organizativas. Tomada en su con- ~icha.s formas jun~o a.otras - la gran mayoda- donde las organizaciones y las
junto, cierto grado de identidad com panida caracteriza sin lugar a dudas a un Id~nt~dad~s orgamzatlvas desempeñan todavía un importante papel (Diani 2005;
movimien to, pero ésta se articula luego con extremada variabilidad y flexibilidad Dlam y Blson 2004; Rootes 2004).
según los actores (Melucci 1984a). Desde la década de 1m, con la difusión de la comunicación a través de los
Se: pueden encontrar versiones diferentes de estos modelos en los movimien- orde nadores, o comunicación virtual, el debate sobre el papel de las actividades
toS surgidos a partir de los años sesenta del siglo pasado. En la década de 1980. s~!x:ultu.rales y contr~cultu~ales dent ro de los movimientos sociales contempo-
Mel ucci y su equipo documentaron cómo en Milán el final de un modelo le- raneas ha ganado en Intensidad. Algunas cuestiones se han agud izado con los
ninista de política, basado en las masas y orga nizaciones "revoluciona rias" de desarrollos tecnológicos como, por ejemplo, el hecho de si las organizaciones
rfgidas estructuras, había dado paso a un estilo de participación en movimientos dne mpenan todavía un papel en la movilización militante si las estrechas
en buena med ida individual ista, con personas involucrándose en diversos tipos redes .comun.itarias cara a cara son todavía necesarias para s~stener la acción
de acti vidades políticas y culturales, desde grupos de autoconciencia a campa· colectiva: o SI los la.zos ident.itarios n~cesi tan algún ti po de experiencia directa
ña~ monote m ~ticas. Algunos sectores del actual movim iento por una justicia compartidas y/o de Interacción "real" para desarrollarse.
social y del sector de la acción directa también reAeJan este modelo (Walll999: La extensión del impacto es algo más discutible. Algunos apu ntan a que las
McDonald 2002; J. Jordan 2002; T. Jordan 2002). Dichos sectores expresan una nu~vas t.ecnologías ge:nerarán --o mejor, han generado ya- la multiplicación
indife rencia radical, cuando no hostilidad, al papel desem peñado por las organi- de Identidades personales y la diferenciación y segmemación del yo (Rheingold
zaciones como promotores y/o coordinadores de la acción colecti va. Para la gentc: 1993; Turkle 1997; Castells I~. M,u~hos han concluido a parti r de este argu _
comprometida en estas redes, el activismo político es, antes que nada, un estilo mento que [os patrones de aCCión polmca se verán tambic!:n profundamente afec-
de vida, la expresión de profundas orientaciones culturales y políticas, más que la ~dos (e.g., CastelJ.5 1996, 1997; véase también Washbourne 2001; 8ennett 2004a,
adhesión a un proyecto po](tico concretO y las organizaciones q ue lo sustentan. _OO1b) .. Co~ rel~ción a .Ia participación polftica y social, podemos esperar que la
En estos casos, la participación en la vida de un movimiento consiste, la ma· comUnicación VI rt ual ejerza de poderoso facilitador a través del "mantenimiento
yo ría de las veces, en invol ucra rse en actividades culLUrales y/o sociales ---con· de redes dispersas cara a cara", el desarrollo de "enclaves socio-espaciales" y cul-
ciertos de música, representaciones teatrales, happenings, siempre con un pumo ~rales, y el a~yo técnico a la actividad de los grupos de interés (Calhoull 1998;
crítico y un elemento de desa fío simbólico y/o político a algún tipo de autoridad- )!i3-5). y es Sin. duda razonable pensar que Imernet juegue un pape:! decisivo al
y no tanto en manifestaciones públicas. No quiere ello decir que esta últimas se ,~n~tar todo tipo d.e comunidades geográficamente dispersas (Rhe:ingold 1993;
abandonen. De hecho, algunas manifestaciones son masivas y/o de gran impacto PIIlI, Brow~ y Prevlle 20(4) o que están obligadas a trabajan clandestinamente
público. Pensemos en las que tienen lugar en el contexto de las reuniones del ?lr l~ propia naturaleza de sus actividades (p. ej., g rupos de odio).
G8 o la OMC (Smith 200 1; della Porta et ato 2006; Pianta 200 1, 2(02) y en lo, Sin embargo, la aportación de la comunicación virtual a la creación de nuevos
disturbios anticapitalistas que sacudieron la City de Londres el 18 de junio de tipos de idelltidad, y en particular de identidades colectivas, no esrá nada clara.
1999. Sin emba rgo, las manirestaciones no son la actividad más importante l1l .;nt~s qu~ nada, la ~ayoda de los ejemplns de interacción personal en grupos
están asociadas a una idea de organización formal. Si se requiere aunar recursos _e diSC USiÓn electr~nlco$ ca recen en realidad de algunos de los requerimientos
se adopta más bien la forma de "grupos de afinidad " (McDonald 2002; Sennen ;'!"neralmenre aSOCiados al concepto de relaciÓn socia] (Cerulo 1997· Cerulo \.
2004b), creados alrededor de una meta específica (parar la creación de una carrc:- R.uane 1998). Los par.ticipantes OCu ltan a menudo su identidad pers: nal, part;"-
;¡pan de m:lnera ocaSIOnal, no están unidos por n ingún ti po de comp romiso~' se

m lOS MOVIMIENTOS SOCIALES


involucran principalmente en inte racciones dioidicas o trioidicas. Para los cscfpti. gadores han respaldado sus argumentos explora ndo qué tipos de redes son mois
cos, parece poco probable que esto genere los ni vd es de confianza y compromiso proclives a afectar quf tipos de accibn colectiva, y cómo la rc:lación entre las dos
mutuo que investigaciones pasadas apuntaron como requisilO de los participan- umbia en ci rcunstancias .sociales y políticas diferentes.
tes en la acción colectiv3 costosa y potencialmente disrup ti va (Calhoun 1998; 380; También hemos prestado atención al hecho de que los indi viduos no sólo se
Diani 2000b; Tilly 2004a: cap. 5). Para otros, sin embargo, Internet crea un con- \'udven activos en un movimiento a través de sus conexiones previas, sino que
junto especifico de interacción y no tanto un mero interfaz de vida social "rear". crea n nuevas conexiones por el me ro hec ho de participar en una variedad de
En dicho contexto, c:l recurso a las identidades ocultas, d ~nonimato, etc. puede formas de aCli vismo y asociaciones. Vistos así, los activistas individuales operan
representar por sí mismo un camino específico para c:l desafio dd poder y su como puentes entre entornos organizativos diferentes vinculando, por ejemplo,
desestabilización (W righ t 2004: 84; Bc:nnett 2004a). organizaciones de movimientos .sociales con actores e innituciones políticos es-
H asta d momento, lu evidencias emplricas sobre d tipo de lazos establecidos tablecidos, u organizaciones movili7.adas en causas diferentes, lo que afecta a
por la comunicación virtual no son concluyentes. Sin duda, es cierto que con- la estructura general de las "industrias" (McCarthy y Zald 1987a) o las ufami_
tamos hoy por hoy con d ive rsas ilustraciones de vínculos sociales que implican lias" (detla Porta y Ruch t 1995) de los movimientos sociales. Al mismo tiemlXl.
cieno grado de solidaridad y apoyo mutuo y que se desa rrollan entre personas los lazo~ resultantes de afiliaciones superpuestas no se restringen únicamente a las
que se han puesto en contacto a travfs de Internet (e.g., Freschi 2000, 2003; Nip organizaciones: activistas individuales tambic':n se involucran frecuentemente en
2(04). Por otro lado, ejemplos de redes comunitarias sugieren que las redes viro
tuales operan mejor cuando se apoyan en lazos sociales reales dentro de comuni-
dades locales específicas, si bien no estoi d aro su capacidad para crear otros nm-
prácticas contracuJturales o suoculturales. lo que puede adoptar la forma de expe-
riencias de "vida real", a través de la participación personal en actividades específi-
cas, pero también desplega rse a través dd compromiso en com unidades virtuales,
,
I

vos (Virnoche y Marx 1997; Pickeri1l 2000; Hampton y Wdlman 2001; Tranvik como las que permite la difusi6n de la comunicación a través de los ordenadorcs y
20(4). Por lo que respecta a las redes transnacionales, hay de nuevo daras evi-
dencias acerca de su rdevancia en la coord inación eficiente de campañas globales
dispositivos electrónicos. I
(Bc:nnctl 2004a; Van Aclst y Walgraave 2(04). Sin emba rgo, éstas parecen unir
no tanto a uciudada nos virtuales" corrientes sino a gente (una d ite activista in-
ternacional) q ue se conoce unos a otros y se: citan personalmente en reuniones \"
Otros eventos (Keck y Sikk ink 1998; Lahusen 20(4). En resumen, laque falta po'r
saber es si la comunicación virtual ha facilitado, antes que nada, la acción de los
activistas y las organizaciones reforzando vínc ulos ya existentes o si, por d con.
trario, ha creado nuevos tipos de comunidades alternativas a partir de cero.

5.5. RESUMEN

En este capítulo hemos iluurado alg unos aspc:t:tos dd impacto de las redes en las
que se insertan los activislas de los movimientos .sociales sobre los procesos de
reclutam iento y participación y sobre la estructu ra general de los movimiemos
sociales. En primer lugar, hemos mostrado cómo los individuos se involucran
a menudo en la acción a través de sus conexiones personales con gente que ya
participa en la misma. Estas conexiones les ayudan a superar los innumerables
obstoiculos y dilemas a los que normalmente tienen que hacer frente a la hora
de decidi r si hacerse activos, o incluso interesarse, en alguna causa. No sólo eso.
La ca ntidad y d tipo de redes personales afecta igualmente a las oportunidades
de la gente pa ra mantenerse: ac tiva por un largo periodo o, en su lugar, reduci r
su compromiso, o corta rlo completamente, tras breves incursiones. Contestando
las críticas sobre d papel de las redes en la movilización individual, los investi-

1711 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 1TI DONATELLA DELLA PORTA y MARIO OIANI
6. Movimientos sociales y orga ni zaciones

A com ienzos del nuevo milenio, la globalización neoliberal se topó


con muchos enemigos -o, cuando menos, crlticos- en el sureste de
Inglaterra. Incluso en una ciudad como 8rislol, cuya cultura politica
es conocida por su moderación y ausencia de conflicto, el espectro de
organizaciones que plantean un desafro a las políticas neoliberales,
resaltando su impacto negativo en el bienestar de la gente y en la inte-
gración de las comunidades locales y abogando por opciones econó-
micas alternativas y un mayor respelo por los derechos humanos por
parte tanto de empresas globales como de gobiernos nac ionales es,
de hecho, muy amplio ( Diani 2005). Echemos un vistazo más detenido
a algunas de ellas. Por un lado nos encontramos con organ izaciones
como Oxfam, una gran organización activa a nivel nacional con rami:
ficaciones en el extranjero. Oxfam promueve tanto la defensa de po-
blaciones marginadas como la prov isión de servicios. Consta de una
estruct ura formal y una inmensa afiliación contribuyente que, combi-
nada con una amplia gama de estrategias de marketing y la important e
ayuda de volunta rios no remuner ados, presenta una impresionante ca-
pacidad para la movilización de recursos hacia proyectos espec(f¡cos.
Igualmente activa en cuestiones de justicia global es la rama loca l de
Greenpeace. De acuerdo con su estrategia, las act ividades locales
de Greenpeace se conciben principalmente como una contribución a
las campañas masivas que la organización general promueve a esca-
la global. Su fu ncionamiento descansa de manera muy limitada en el
t rabajo volunta rio. Por lo general opera como un grupo profesional de
protesta (D iani y Dona!i 1999). También son muy activos los peque-
ños partidos de izquierda crlticos con el Nuevo Laborismo. Se trata
de nuevo de organi zaciones con una est ructu ra bast ant e bien defin i-
da, crite rios de pertenencia que diferencian entre quien es miembro y
quien no, y una clara identidad organizativa que va de la mano de una
identificación del movimiento con la justicia global en general.
Al mismo tiempo, la globalización en Bristol se critica desde sec-
tores de activistas radicales que adoptan formas de organ ización poco
estruct uradas. Aunque la ciudad sea conocida por su escena contracul-
lu ral y su apertura hacia formas alternat ivas de participación en cues-
tiones como el medioambiente, los derechos humanos y de los animales,
y el feminismo (i.e., las clásicas cuestiones asociadas a los "nuevos mo-
vimientos sociales"), la transformación del potencial del act ivismo mili-
tante en fo rmas organizativas, incluso de t ipo radical, ha demostrado ser
un t ema conflictivo (Purdue, Diani y li ndsay 20(4). Los radicales que se
movilizan por la cuestión de la globali zación - y, de hecho, por muchas
otras cuestiones, desde la construcción de carreteras hasta la exporta-

181 DONATELLADELLA PORTA y MARIO DIANI


ción de animales, los solicitantes de asilo y los derechos laborales- se D 1...0 que encontramos
h " en Bristol (Di;l.Oi 2005', Purdue,, ..", , 2(04) no es nuevo,
han abstenido generalmente de comprometerse en organizaciones es· urante ~uc o tle~po se ha venido identificando a los movimiemos sociales
peclflcas, adoptando más bien formas de coordinación más informales y con "conflIctos
, colectIVOS poco estructurados donde" ccntenares d e grupos y or-
menos estructuradas: conflan en los lazos personales, lo que se ve faci· ga~ l zac,~nes-muc hos ~e e:!~os de corta duraci6n, dispersos y faltos de comuni_
litado por el hecho de que el micleo de activistas no pasa de unas pocas ca~16n .d lrecta, una orgamzaclón única y un liderazgo común- se d n d ro
docenas de individuos (i.e" los que pueden considerarse como militan- eplsó<hca h ' d '(. a e orma
_ ,en mue os tipos I erentes de acci6n colecliva local" (ObcrschallI980;
tes prácticamente a tiempo completo, si bien de una forma totalmente no b -6), LelOS de representar un caso único, Bristol proporciona un ejemplo el(ce~
profesional); se reúnen en cafés alternativos u otros centros culturales y
de t iempo libre; y se coordinan a través de boletines, fanzines o listas de lente tan~o de:! pa~1 de las organizaciones cn la promoción yel mantenimiento
correo, En estos casos, el modelo organizacional se superpone en gran d,e la aCCIón colectiva como de las diferentes lógicas organizativas que
medida con el estilo de participaCión individualizada de tipo subcultural I¡ble encontrar en los movimientos sociales (Edwards y Fole, 2003' A ~s po-
\', Edwards
" 2005) , ~ unque los mOVImientos
" ' n arews
sociales no sean equiparables las "J,.....
o contracultural descrito al final del capítulo anterior,
Entre estos dos polos de estructura organizativa caben organi· orgaOlzaclOnes
u l que
' los forman (vtase los caprtulos I ,5) ' aSJueganamen 0 1'
tst ' ud
zaciones con distinto grado de complejidad interna y formalización: n pape muy I~portante en aquellos, Como cualquier tipo de organiz 'ó n ".
grupos vecinales interesados en mejorar la inlegración entre los re- las que se mantienen activas en los movimientos socia l.., , __
b'. , ,o, " 'd os..
. . ....d I an --en gra
sidentes locales blancos y no-blancos; asociaciones de minorfas ét- ~ com lIlaClonc~ ? Iferentes_ diversas funciones; inducen a los participantes a
nicas - incluidas muchas asociaciones de mujeres- ocupadas en ofrecer ,sus serv lclo~, definen metas organizativas, administra n y coord inan las
aumentar las oportunidades privadas y públicas para sus grupos de
JportaclOne~, recopilan recursos de:! entorno y seleccionan, entrenan y reem la-
~ a ~os mlemb~o,s (Scott 1981: 9), Las organizaciones de los movimientosPso_
referencia; asociaciones culturales que promueven estilos de vida al·
ternativos en áreas como la alimentación o la salud, por ejemplo, a
través de prácticas de comercio justo; grupos de profesionales -p,eJ, na es. e~n mO~I!tzar recursos del entorno, en forma de dinero o a trav(:s del
abogados- que ofrecen sus servicios a gente o grupos necesitados traba jO voluntano de sus adeptos, y deben neutralizar oponentes e incrementar
sin derechos básicos, como los inmigrantes, :1 apoyo tanto dd público general como de las elites (por ejemplo McCa 1
Aunque todas las formas organizativas que acabamos de describir l.J.Jd 1987b [1977]: 19). ' rt ly Y

son funcionales con relación a actividades especificas de interés para _ Las organizaciones son también importantes po'que actúan como poJ
los miembros de las organizaCiones -o, en el caso de las redes ac- r..len tes d·d
e I eml'd ad' tanto para los miembros' del mOVimiento" erosas -
n _ corno para SU5
tivistas informales, para los comprometidos en ellas-, éstas conver- _ponentes y el publico que presencia el enfrentamiento, No importa I h
gen a menudo en campanas y coaliciones más amplias, En los últimos Cjue la gente sea consciente de la compl,,' idad , 1, h-I
anos, ejemplos de estas acciones incluyen ca mpanas por los derechos , "erogenel'd ad d e un
o mue
mOVI_ ,o
de los solicitantes de asi lo, la cancelación de la deuda de los paises =tl.ento; 5 U, percepción públ ica se verá probablemente asociada a sus ca racteres
o.,l$ COnspiCUOS, ,no n-, '
. .Mesanamente a 1as orgamzaclOnes
"
en desarrollo y, por supuesto, la oposición a las guerras de Afganistán _1 rol d ' ' co mo nos recuerd a
e Irak. Además, en Bristol, la densidad de lazos entre organizaciones ~ e personas ~0~1O amn Luther King en el movimiento norteamericano
con un fuerte interés en cuestiones transnac ionales como la globali- : r Jlos derechos
"
CIViles en los años se.Kllta ' o d e Van d ana Sh'Iva o José Bové
zación, la deuda del Tercer Mundo, la migración, la guerra y la paz es !..."l e mo v~m,lento por una justicia global. Sin emba rgo, con frecuencia se a.socia
realmente mucho mayor que la densidad de lazos entre organizacio- J un movImIento con gru pos organizados, para bien o para mal: por ejem 10
nes con otras prioridades (Diani y Bison 20(4), Además, vinculas ex- Greenpeace o WWF con el ecologismo, Amnistía Internacional con el activi:~~
tensivos unen a los diversos sectores de la sociedad civil bristoliana ¡?)r
a través de la actividad de sus miembros, sus afiliaciones múltiples y _ , los , derechos" humanos,
. y ATIAC o el llamado "b'"k bl oc" con e1 movl- '
u .. en o por una JustICia global.
sus amistades personales (los lazos descritos en el capItulo anterior),
_ Para la gente co~prornetida en una causa, las organi'Zaciones son una im r~ ­
:-'lt~ fuente de contmuidad , no sólo en ttrrninos de identidad, sino tambit~e
Y, por supuesto, las conexiones de estos grupos no se restringen de
manera alguna al área local: bien a través de vínculos formales con las
sedes nacionales, como en el caso de Oxfam, o incluso transnaciona- ( 10; , En, momentos de efervescencia colectiva, cuando aumenta el entusiasmo

les, como Greenpeace; bien a través del compromiso en redes tras na· :z !oC !Orta, ece I la voluntad de ~rticipar, resulta
s má fá CI'1 movl','Izar personas v
cionales como J ubilee 2000, Drop the Debt o Climate Act ion Network: = ursos
_+ d d I '
mc uso de manera informal en tanto que individuos ' e uan do asI ' -
opor-
bien a través de intercambios informales con organizaciones con base _:li a esI para a..aCCIón son más modestas, es m;!., d'fr I CI'1 atraer espontanea_
'
en otros parses, las organizac iones de Bristol forman parte de redes ~ nte a a gente a las calles", entonces, [as organizaciones pueden asegurar la
de movilización mucho más amplias.
continuidad de la acción colectiva, precisamente por su tendencia a la auro-per- Bristol, así como en cualquier otro movi miento, podemos centrarnos en las ca-
petuación. Por supuesto, no tooas las organizaciones sobreviven en la resaca dI' racterísticas de los gru pos y las organizaciones movilizados en su seno, o en la
olas de protesta de una cien a intensidad (MinkofT 1995), pero;Sin las organiza- orga nización del conju nto del movimiento, i.e., en la form a en que grupos, or-
ciones, [a acción colectiva esta da sujeta a niveles extremos de variabil idad l' d gan izacioncs e incluso individuos diferentes interesados en cuestiones acerca. ~e
peso político de los anivistas estada mucho más Iimitado.~1 papel de las organi- la globalización se relacionan entre sí. Si adoptamos la primera Hnea de an:il!SiS,
zaciones como fuentes de identidad y como actores que aseguran la continuidad s.eguramente buscaremos, antes que nada, combinar los enfoques de sistemas
de la acción colectiva repercu te igualmente en su capacidad de rep resentar y, en racionales y naturales. En gene ral¡\u n enfoque. de sistema racional t!ene más
ciena medida, liderar un determinado movimiento. Una de las razones por la~ sentido en organizaciones fuertemente burocratlzadas con metas relatIvamente
que los actores po][ticos se ven con dificultades para tratar con los movimientos específicas, como empresas u hospitales, que en organizaciones que alXlgan por
sociales, así como los ac tores mediáticos para representarlos en sus ve rsiones, es la cambios sociales más generales y a menudo defi nidos de forma difu sa, como mu-
faha de representantes reconocidos por los movi mientos. Con un nivel va riable chas de las implicadas en los movimientos sociales. Sin embargo, un enfoque de
de aceptación por parte de los militantes de basc;'ias organizaciones terminan a sistema racional también puede aportar ideas útiles en relación con las organiza-
menudo dcscmpeñando ese papel simplemente en virtud de su mayor visibilidad ciones m ás formalizadas dentro de los mov imientos (en nuestro ejemplo, las del
y facilidad de aCC\~so (Oiani 2003b).
Al mismo tiempo;ias organi7.3ciones desem peñan sus tareas adoptando dis·
tipo Oxfam y Grc.enpcace). .
Cuanto m:is nos referimos a forma s organizativas poco estructuradas, como
,
~ ',1
tintas formas. Siguiendo la clásica distinci6n de Scott (1981: cap. 2), podemos ver las refle jadas en las redes informales de activistas, m:is útil nos parece la perspec- P ''-1
,1,
a las organizaciones como sistemas racionales, naturales y abiertos.lEI primer
enfoque las concibe principalmente como colectivos orientados hacia meus re-
tiva de sistemas naturales. Las aspi raciones de cambio radical sostenidas por los
ac tivistas par~c~ 1\ difíciles de alcanza r; en consecuencia, la solidaridad interna y .
,•
lativamente especificas, con una estructura social rda tivamente formalizad:y\d la iden tidad _ y, por ende, los vlnculos informales entre los partici pantes- son
segundo mantiene que las organizaciones son colectivos cuyos miembros/partiCI- de suma importancia para la reproducción del activismo en el tiempo (Walll999;
pantes se ven poco inRuenciados por estructuras formales o metas oficiales, ~ro McDonald 2002; Routledge 2003; Ooherty, Plows y Wall 2003)4..Por último, 5i
compart~ n un mismo inter~s en la supervivencia del sistema y se comprometen nos interesamos por la estructu ra organizativa de un movimiento to mado en su
en actividades coordinadas de m anera informal para asegu rar d icha superviven. conjunto, pa rece probable que el enfoque de sistema abierto apone ideas muy
cia;:(1 tercer enfoque ve a las organizaciones principalmente como coaliciones útil es~ De nuevo, es obv~o. que la negociación d ~ las m.etas, la inestabilidad de las
inestables de grupos de interés que determinan m~tas a través de negociaciones. co.11iClones y una expoSICión fuene a los efectos ambIentales pueden da r fo rma
esta ndo la estructura de las coaliciones, sus actividades y sus resultados directa· a cualquier organización especifica; sin embargo, eS[as dinámicas son probablc ~
mente influenciados por factores·ambientales.} mente más visibles si hablamos de un amplio abanico de organizaciones direren-
Es necesario subrayar que estos son modelos analíticos y no descripciones'em· tes, como las que constituyen los movimientos sociales. .
píricas de tipos especificos de organizaciones; en otras palabras, podemos aplicar En nuestra discusi6n de las d inám icas organizativas ~n los movimIentos so-
las tres [6gicas diferentes a la misma orga nizaci6n para identifica r aspectos dife- ciale-(segui remos precisamente la diferencia.ent~e organi zacio n~s t~madas como
rentes de su forma de operar y tratar diferentes problemas. Por ejemplo, puede ac tores individuales especlficos y la orgaOlzacl6n de un mOVim Iento tomada
tener sentido acercarse a G reenpeace centrándose en su estructura y sus metas como un sistema comple jo de organizaciones conectadas e interdependienteS)
explicitas (adopundo, en Olr as palabras, una pers ~cti va de sistema racionall. En concreto, nuesu a argumentación se desarrollará como sigue: primero, intro-
ate ndie ndo a las prácticas informales a través de [as cuales la gente que o¡xra duciremos una serie de alternativas o dilemas organizativos a los que se enrren-
den tro de Greenpeace aseg ura la reproducci6n de la organización (i.e., tomando tan las organizaciones; identificaremos luego unos pocos mooelos organizativos
una pers~ctiva de sistema nalUral), o viendo c6mo Greenpeace es el resultado de básicos' a continuaci6n, veremos lo~ patrones de cambio organizativo, centrán-
tensiones y luchas internas entre diferentes :letores, y cómo dic has luchas se v ~ n donos ~rimero en la relación entr'e las organizaciones y la estructura institucional
igualmente afectadas por el entorno social, econ6mico y político en el que opera en la que operan y luego en el impacto del cambio tecnol6gico (la revoluci6n de
la organizaci6n (siguiendo así un modelo de sistema abierto). Internet) en las forma s orga nizati vas de los movimientos sociales. Por último,
Nosotros pensamos, sin embargo, que es también legítimo y útil reconocer analizaremos los factores que subyacen a la segmentación de redes que vinculan
que cada modelo se adecúa mejor a una de las fo rmas organizativas que aca · orga nizaciones diferentes entre sí.
bamos de identificar. En concreto, en el movimiento por una justicia global de

1~ LOS MOVIMIENTOS SOCIALES t85 DQNATELLA OELLA PORTA y MARIO Ol/INI


6.1. DILEMAS DRGANIZATIVOS DE LOS MOV IMIENTOS SOCIALES políticos), son muy importantes para entender su dinámica. Nos fijaremos en
tres de eIJos, sin pretender aportar una revisión com pleta de los mismos (véase,
El acró nimo SMO (del ingl ~s "social moveroent organization", u "organización para dIo, LoAand 1996).
de movimicnlOs sociales")" se: ha conve rtido en uno de los más populares en el
análisis de: los movimientos sociales (McCarth y y Zald 1977). Sin embargo, son 6.1. 1. ¿MOvilizar perso nas o recursos?
también unas siglas mu y ambiguas, con sig nifica dos difcrcnus en la obra d.e: ~i fc­
rcntes auto res. Sus primeros dc:fcn:sorcs~cfi nic ron la organización de mOVlmlen· Las organizaciones políticas --en nuestro caso específico, las SMO- tratan de
tos sociales como una "organización compleja o forma l que identifica SU~ mc:tas movilizar d mayor apoyo posible por parte del público y, con ello, los recursos
con las preferencias de un movimiento social o un contramovi miento, c: mtcnu esenciales para el mantenimiento de un grupo semi-profesional ocuasi- profesio-
alcanzarlas" (McCarth y y Zald 1987(19771: 20) a saber, una concc:~i6n que 561,0 na!. Las estrategias disponibles va rían desde la referencia a conjuntos de valores
se ajusta a orga nizaciones muy estructuradas y formales. En camb~o:t2.t~a d~fim­ ¡mp[iamente respaldados a la provisión de incentivos restringidos a los futuros
ción ve: a las SMO como "asociaciones de personas que plantean rei vindicacIOnes miembros o suscriptores en forma de servicios, actividades de tiempo libre, pa-
ideal istas y moralistas sobre cómo deberla organizarse la v i~a.h uma n a personal y que tes de ahorro, etc. Pero no es la única vía: las SMO pueden intentar mov i[i-
grupal que, en d moma/lO de ser planteados (cursiva en el onglnal), se encuentran, ZJr ta mbién grupos más pequeños pero más cuidadosamente seleccionados de
en los márgenes, o excluidas de la sociedad convencional" (Lofland 1996:.2-3!; ¡((ivistas comprometidos que resultan cruciales para las tareas más exigentes de
Esta definición diflcilmente puede aplicarse a organizaciones fu ertes del estilo de FJrticipación, incluyendo el compromiso organizati vo continuado y la promo-
Greenpeaee o Amnistía InternacionaL Quedan otros. investigadores (e.g., Rucht .;:¡Ón de formas costosas de acción colectiva.
1994) que, a pesar de distingui r a los movimientos SOCiales (y pO.f e~de a las S,..101 Dicho de otra forma, decidir entre movilizar el "dinero" o el "tiempo" de la
de los partidos y los gru pos de interés en razón de su fuente pn~~lpal de pode r ~' ;ente cs de suma importancia (OJiver y Marwelll 992). Las opciones no son fácil~
legitimidad (la capacidad para movilizar protestas en contra~s.lCl~n a los.volo.s y -=:lente compatibles. Los mensajes emocionales, que proporcionan una definici6n
la presión/inAuencia, respectivamente), advierten que esta cllSlInCl6n no unpha ¿¡ca de la identidad de un movimiento y sus contrincantes, son esenciales a la
necesariamente formas organizalivas diferentes. coca de movilizar al núcleo de activistas (Gamson 1992a). Si n embargo, las for-
Aunque la mayorla de los investigadores del área de los movimientos socu- ~s poco delicadas pueden alienar a sectores de posibles simpatizantes y parti-
les no irían tan lejos como para sugerir deshaccrnos de la etiqueta SMO (vé~ : ..l.l"IOS con orientaciones y motiv¡ciones menos definidas (Friedman y McAdam
sin embargo, Burstein 1999; Buntein, Einwohner y H ollander 1995; Bursteln 1 pn) y desanimar a partidarios potencialc$ entre los actores establecidos, no sólo
Linton 2002; Diani 2004a), es sumamente importante ser conscientes de la he!!~ ~ ¡gencias públicas sino tambio:'!n sponsors privados "sensibil izados" cuya con-
rogeneidad de las formas organizativas adoptadas por los activistas (Rao, ~o r rit 1:1:'ución será m:is f:icil de conseguir cuanto más amplia sea la magnitud del apo-
Zald 2000). En un anál isis sistemático de las mismas basado en la expcmnca -> público a un determinado movimiento.l La elección entre movilizar tiempo o
~e los nuevos movimientos sociales de Europa Occidental en los años ocho- ~ero tiene implicaciones importantes para las SMO: las dos opciones requieren
ta, Hanspcter Kriesi (l 996) ha descrito su estructuración interna como deri\ ~Q ' ":!:'e nologfas movilizadoras" diferentes y, por ende, modelos organizativos dife-
de: J) la formalización, c~)O la introducción de criterios formales de pcrtene.n7 -.:::::~es (Ol ive r y Marwell 1992).
reglas esc ritas, procedimientos fijos, liderazgo formal y uI.la estructu ra fil¡ Ik . us SMO difieren en el espacio disponible reservado a la participación de sus
oficinas; 2) la profesionalización, en tendida como la presencia de pe~sonal ~cr.;.'í tt::..lt.l.mes de base. Muchos de dios resaltan la participación y la dcmoc racia di-
nerado que busca hacer ca rrera dentro de la organi~ación; 3) l~ dlferenc.lao~ cz::::""..ól. le oponen a la delegación de poder y priman los procesos consensuados de
interna, que conlleva una división funcional del trabajo y la creaCión de unl~ a:t:S :l¡:c:.J de decisiones, lo que se aplica tanto a los Foros Sociales actuales (Agnoletto
territoriales; y 4) la integración a través de mecanismos de coordinación hOfl u.m- ..,. . B· h· 200
_.:-: alOCC 1 1,2002; della Porta 2005b) como a, vi rtualmente, todos los
. . de estos cntcflos
tal y/o venica!.1 El grado de satisfacción . . por parte d e 1a~_. '\!a
,,::c""¡mientos sociales que han ido apareciendo desde la década de 1960 (Breines
reAeja algunos dilemas organizativos básicos que, si bien no son exclusI\'('!' ,:J:.
[os movimientos sociales (véase por ejemplo Janda [1 970] sobre los P¡rtl.3a' - :-..,..que bastante frecuente en el C3S0 de grupos esl!lblecidos de interés, la mov iliza.
- :! recursos provenientes de grupos pequellos de Sponsors poderosos-individua les
"1" ::::r:>orat rvos- ha sido por lo general rara en el caso de los movimien tos sociales. Sin
• N. del T.: Se h!l optedo equf por mentener el acrónimo en inglés para evita r conlus ~
con el re serv!ldo en espal'io! parllle Organi~aei6n Mundial de la Salud (OMS). :tI!:l:""!; ~o, en los ultimos allos, la cooperación entre las orgenlzeClones de los movimien-
:::. ~ ~or ejemplo, el mundo de los negocios se ha ¡nerement!ldo gradualmente en ~reas
1. Las fuentes de financillci6n y el numero de miembros también estAn aquf re l acion~':s "!:II:'">: 5 protecci6n medioambiental o de los consumidores (DonaU 1996).

j
1989; Rosemha ! y Schwartz 1989: 46; Polletta ZOO2) Una estruc[u ' . 1': bdtrazgo cuya legitimidad dependía en prime r luga r de la habilidad de los
ravo t b', Ia soI'd . fa parUCI~ h:es pa ra manipular ru unos ideol6gicos y personificar el conjunto de! mo-
rece
r ' d 3m I n I a ridad in terna: como el acc"o I
... ~ a os recursos rnaler-.u:..
es Imita 0, las organizaciones de los movimientos sociales p d ' -.ciento, contribuye ndo así a la creación de su idc: ntidad colectiva (vtase por
co ' ból' uc en SU51ItU!:-
n recursos Sl ffi ICOS. Por consiguiente muchas SMO d h ' ~plo Alberoni 1984). Sin e':moo rgo, en líneas gene rales, la literatura ha seña-
, I l ' , a n mue a lmpor-..:.:r_
Cla a as re aClOnes internas, transformando en beneficios 10$ . ~ m uchos estilos diferentes de lid erazgo: agitado r, p ro feta, administrador o
la acción e l ' d" propiOs COStt'S 03:
S-ld ista (Lang y Lang 1961 ); carismático, admi nistrador o intelectual (Killian
o ectl ~a ":,C ¡ante rccompt:nsas intrínsecas a la propia pa rticipao:.c.
<¿mo las orgam zaclOnes formales, los pequci'ios g'"pos unidos m d' ", r::...j4); carismático, ideológic:o o pragmático (Wilson 1973); instrume ntal o afec-
clones..... lb' e lante (~
I b ... ~rso na es1 so revIVen durante los r-nt"riooos de lat.... nCla,
· senlan d o con c.n '::""10(Oo wn ton 1973).
I~ ases pa r~ e rCSlablccimicnto de las actividades d I': un movimiento (Ta :k Las organi:taciones d e movimientos socia les, dada su na turaleza partici-
1 ~9; Meluc,cl 1996). En concreto, un grupo pequeño d e activistas "se si rve d~\:' :?Hi\'a y -con frecuencia- su o rientación d emocrática, se han enfrentado
~clones soclal:s q.ue oc~rren d e forma natural y satisface una variedad de n~:­ 'lilrempre al dilema de cÓmo reconciliar los rol es de liderazgo con los requ isitos
s dades orgamzatlvas
'd e mdividuales de apoyo, mOClona,
' l 'tnteg raclón
. .- -
sac r lt1 ~
& una d emocraci!l d e': base. A menudo recha zan por p ri ncipio la a uto ridad
~om~artl o y expresi6n d e identidades com pa rtidas" (Gamson 1990· i75) E' • ! b je rarqu ía (Pearce 1980; Dian i y Donati 1984; Brown 1989; Lichterman
I~ tenor de los grupos cohesionados se crean las condiciones para el d~sarr~II:: 0 95a: 196), lo que no elimina necesariamente la necesidad de las funcion es
S l ste~:lS (.Ie valores alterna tivos y "las asociaciones comunales se conv ie rten e:. & lide razgo, como la coordinación o la representación públic:a (Mel ucci 1996:
es pacIOS libres, crea ndo el caldo d e cultivo para el cambio democrát"co~ (E . ~H-7) . Si pensamos en el liderazgo en los movimientos sociales en términos
y Do;!?, 1986: (87). En estos "espacios libres" se desarrolla un "5ent:do de-~~: :dacionales (Melucci 1996: 335-8; vbse tambitn Downton 1973), "los roles d e ,,
~.~m~n" ~ la mano d e [a construcción de "relaciones directas, cara a cara e igu..¡_ 3,derazgo no suponen necesa riamente el control sobre una o rgani z ac:ión uni- e

lanas ( amso n 1990: 190-1). D e esta fo rma, una participación global tiende- i..:ada o e! reconocimiento explicito del ca risma por parte de los seguidores. ,
pcrmear t~os los aspec tos de la vida cotidiana de los activistas Se ha señalad· Pueden derivarse lambit n, aunque de una manera mucho menos destacada, d e
en referenCIa al movimiento esrudiantil norteamericano c6mo'''e I b' ~ aenos acto res que ocupan el centro de los inte rcambios de recursos prácticos
d e fi na les de I ñ " " I , n e am len~: y simbólicos entre las o rgani zaciones. EStct..f\~ ge nerará d ominació n, si por ello
. os a os sesenta, e compromiso con la revolución ruvo implicacio-
nes ~rácflcamente en cada aspc:clO de la vida cmidiana: ser un revol ucionario er- trHendemos la capacidad d e los actores para im poner sanciones con el objetivo
vesurse,come r, hacer e! amor y ha blar de una determinada m : de controla r su compor um ienlo sobre ot ros, sino más bien dive rsos g rados de
(Wha.l~n y Flacks1 9~9: 249). C uando la política "marca cada a;:r;:n~: ~:t~~:­ ~"IA uencia.~ (Dia ni 2003b: 106).
los m lht~ntes.se con Vie rten en una "familia n , como en ocasionc:s se ha dicho de l. Así las cosas, podemos asocia r el "liderazgo", más q ue al C3risma o la autoridad,
extrc:ma l:tqUlerJa italiana (della Pana 1990'149-50) T .• l la habilid ad de los actores para promover e1trabajo en coalición entre SMO, o
va lo resysue '1 d 'd " . . . am oquec:nsuslstemade
. R . J SIlO e VI a, qUienes participaron en la revuelta juvenil contin úan para establecer conexiones con los medios de comunicación y las institucio nes po-
10 uencla os por ell a~ (Whalen y F lacks 1989: 247). . lilicas q ue, a su vez, operan de facto como "representantes" de! movimiento (véase
por ejemplo Diani y Donati 1984; Rosentha l et al. 1985, 1997; Stagge nborg 1988;
6.1.2. ¿Estructuras jerárquicas u horizontales? ~ Iushaben 1989; Schmitt-Beck 1989; Diani 1995a, 2003b; Schou 1997). La diver-
sidad de funciones importantes para la moviliz.aciÓn de los movimientos sociales
La distr~ución de poder demro d e una organización es otra cuc:stión a rener t n significa tambitn que, siendo influyenteS, los roles de "Iide ra:tgo" d ependen de la
c.uenta. poder puede esta r más o mtnos centralizado, como ha mostrado b posesión de recursos constantemente cambiantes. Por ejemplo, recientemen te, los
literatura sobre los panidos políticos. Las estructuras nacionales pueden tener e.~pe rtos han reemplaz.ado en muchas ocasiones a los ideólogos como lideres de los
;ayor o m e~or peso. e.n la orga nización; las d ecisiones que afeclan a la asignaci~~ movimientos sociales (Moo re 1995). Envueltos como están en cuestiones de tecncr
.e ;.ecu~sos, a defilllc lÓn de objetivos, las candidaturas o los p rocedim ientos dis. logía, los movimientos contemporán.eos asignan un papel muy im portante a los
Cl p tnaflOS pueden conta r con una mayor o menor participación- y ellidera1. o científICOS (naturales) y los ingenieros: "desafiando tecnologías sofisticadas ... esas
puede estar más "
. .
O menos centralizado (Janda 1970· 104 12) r _
. . -
'. . .g
. L3S organI zaciones de
protestas organizad as dependen de expertos reconocidos para inte rpret~r las cues-
~OV l mlentO~ ~,ales tIenen d Iferentes estilos d e liderazgo. Muchas de ellas desde tiones y alcanzar credibilidad pública" (Walsh 1988: 182). Como resultado de esta
aS se~tas r~JlglOsas hasta los movimientos estudian tiles, pasando por partidos re- dive rsida d de roles y requisitos, e1lidera:tgo en los movimientos sociales es a menu-
vo luClOnanos como e! Bolchevique oel Naú , h an empI ead o' "
iOrmas cansm;\lIcas do ad Ilor, de cortO recorrido, con relación a objetivos específi cos y concentrado en

188 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES lag OONATELLA OElLA PORTA y MARIO OIANI
áreas limitadas de los propios movilnienlos (Diani y Donari 1984; Barker, John50n ee~ tros sociales .italianos (untr; loc/ah), creados a partir de sectores autono_
y Lavalelte 2001; Morris y Staggenborg 2(04). mIstas ydanarquIStaS
ti . a finales de la dtl:cada de 1970' h an evo luelOna
· d o con el
~m~ , e comumdades contraculturales introvenidas hacia un modelo or a-
6.1.3. ¿ Desafiadores o "proveedores de servidos"? ruzat~vo más .cerc~no al de las organ izaciones de apoyo (proceso no exentogde
~onAI~tos y dIsenSIOnes entre las diferentes orientaciones internas: D ines 1999,

~
o !Odas las organizaciones de movimientos sociales están relacionadas direc- d uggle ro 2000; Mudu 2004). Los negocios de comercio justo y la oonca tl:tic~
tamente con desaflos externos, orientados a quienes detentan el poder político. e~a rroll ados en paralelo al movimiento por una justicia gloool t b'~
Pueden actuar rambitl:n con referencia a las n«esidades de la base del movimiento ~~Ipa.n de esta di~ámica (Michclelti 2003; Micheletti, Follesdal ya;011Ien2~;~
lo apoyar desaflos culturales y simbólicos o la práctica de nuevos estilos de vida. .1.a~1 2005a; A&.ulton 2.(0 1), como tambi~n lo hace la red de operadores me~
Kriesi (1996) llamó asociaciones a estas organizaciones, pero tambitl:n se han popu- :Iauc.~s altern~l1vos uOldos mediante diversas webs, como Indymedia (véase
larizado otros ttl: rminos (e.g., posadas a mitad de camino [Morris 198410 estruc- ~mbleln la sección 7.4.). E~ las últimas décadas, varias organ izaciones neo-rel i-
turas de 5Ostenimiento [Taylor 1989]). Por ejemplo, el movimiento feminista creó ~osas lan.ad?ptado tambltl:n moddos organ izativos que combinan eleme t
comunas, grupos de terapia y centros para la atención de víctimas de violacionC1 e las aSOCIaCiones y las organ izaciones de apoyo Por el·,mplo H k) h o 0'
/
(Ryan 1992: 135-44, Minkoff 1995, Kapla n 1995; Daniels y Broob 1997). Dentro 11980) . I " an o nston
. caractenzó a grupo Meditación Trascendental como un " ..
del movimiento estudiantil, las casetas de libros usados y distintos centros de con- loQC al T d" .. mOV ImIento
• I mer~,antl Iz.a o.' Aunque hubiera sido quizá m:is preci50 refe rirse a él
sulta ofrecían apoyo logístico a los simpatizantes, permitiendo que las acciones d~ .omo una orgaOlzaclón mercantilizada de movimiento ,~-,I" I 'l·· d
protesta a favor dd derecho a la educación se combinaran con actividades con- 'oh t . ",-1 • e an ISl5 e
!.le.ns on capturó aspectos .Im portantes dd p'pel desem""'- •__ na' do por asi ·
orgaOl-
cretas dirigidas a "poner en práctica el objetivo", al mismo tiempo que recababan ~_y IOnes que proveen serVIcios específicos a ~c1ientes" que anhela n, o _ w
_ b·
un amplio apoyo. Las asociaciones de movimientos se diferencias unas de OU.il-
en ttl:rminos de niveles de organización, distribución interna dd poder y grada¡,
de participación. Los grupos de autoayuda, por ejemplo, tienden a ser informalo... '-2. TI POS DE ORGANIZACIONES DE LOS MOV IMIENTOS SOCIALES
descentralizados y a menudo !Otalizadores, mientras que las asociaciones que ofre-
_~pues tas
cen servicios a un público mb amplio adoptan una estructura m:h formal y UfU
.. diferentes a los dilemas arrioo ilustrado, '"O"
...... ran d uerentes
·' m od e
distribución jedrquica del poder al mismo tiempo que unen incentivos simbóheot ~:-:s organl.zatlvOS .. Introducimos aquf algunos de dIos, sin pret.ender as irar a I~
e instrumentales (vtl:ase por ejemplo Taylor 1996; Taylor y van Willige 1996).
Además de los grupos comprometidos en la movilización política y las a~
CMULrUc.Clón de tipologías sistemáticas (para ejemplos, vtl:ase Kriesi
.. Donatl 1999; Rao el al. 21XlO).
IJ6'' D iaOl.
ciaciones -ambos predominantemente introvertidos-, la estructura orgam-
zativa de los movimientos sociales cuenta con organizaciones de apoyo (Km:lll i2.1. Organizaciones profesionales
1996). Éstas consisten en organizaciones de servicios, como periódicos, CtnlfOl.
recreativos, instituciones educativas o editoriales, que contribuyen al logro de :-::.,¡ organización profesional de movimientos sociales se caracteriza por MI)
objetivos del movimiento al mismo tiempo que operan en el mercado abicfl:"1
':-..dt:.~--
.lI:-:: raZlro a tiempo comnleto con 'd d - - - ~
~._- -:r_ __o _l!!!a gran ca!l~I. a d ~_ec.!lnos creados al mgr-
Los cineclubs, los teatros y las casas editoriales creadas en el seno de di\'c", ...::: ~ ~er:~:.agr;t~~ado~ <!u:..:1 ~ovimiento._di~~_n;pIes~ü(; Ql una bas; de
movimientos para la movilización colectiva adicional se convirtieron progrcsp ¡.. ~(!ón flJ.uy ~queña o inexistente, o una afiliación de n.~ I .... 1(_, ' __ o :'

;c;:;¡li á- d' r-,.- .. ya pertenencIa


mente en iniciativas comerciales orientadas al mercado q ue contaban con cucr::a- _ : .,a ~o m s que . e J~r un nombre para ser util izado en las listas de miem-
auditadas, personal asalariado y un (thos competitivo. Lo mismo se puede deo: .lr<l1I'}.)J!1t!=ntos
. ge .
. atflbulrse la imagen de 'hablar en nom b re d imlCmbros'·
e os ·
de las tiendas de comida biológica y salud, abiertas en su origen por simpatiUli- .. '_'nt~tos_d.!!nAUlr
" (M -. en la elaboración de po]¡( d ···d ."
Icas mgl as ji. e50S mIsmos
tes, cuando no activistas, del movimiento ecologista. ~:n bfo.S. cCarthy y Zald l 987a [1973)'. 375)'. Los mlem
. b ros ord ma n os ·tle-
· ·
La difusión dc este tipo de estructu ra contribuye a la creación de conL~
culturas en las que el comprom iso político permea la vida en su conjunto.' ~ • las asociaciones culturales y de servicios ro l'
. . t>(:ue desarrollar una comunidad 8!ternativa'~(N~~~~ onar~fl el espacio Usleo y social
... VcC¡¡rthy y Zald (1987b [t977]) distinguen entre ben 1981..301). .
3. Roth (1994) hl!l anl!llilado el papel de dichas contraculturas en el AI/ermsliyenbe .. ~k'~ "3IC"oI~ho directo cuando el movimiento ale enelanos polenell!lles, que sacan
alem!!.n. Sin embargo, deberll!lmos sellalar que este fenómeno no es particular de Ic~ .,... &e ':'mlln parte del movimiento pero no s:~za s~S. me;~s, y 10$ adeptos conscientes.
vos movimientos soclale5. Por ejemplo, en el movimiento obrero, "el partido, los 5 , .,~ca- "n:a base, diferencian entre "SMO clhlca e,~e lelen directamente de sus .hitos. So·
S ,centra as en I!Ideptos benefiCiarios de
nen poco poder y "no desempeñan un papel importante en l~ ebboraci¿=. :J:' .Bponibles sólo para grupos con reivindicaciones de perfil bajo y una legiti-
polftic~s organizati.vas más allá de pagar las cuotas de pertenencia. ti
pers.~ :::..idad conse.nsual, por ejemplo los discapacitados, y no tanto los desempleados
p r~sl~na l de_term!~a en ~uena medida las posiciones adoptadas por laorf"..:J;- Walker 1991).
23CI6n" (McC.anhy y Zald 198703 [1973}: 378). -, ---- --- --- Similares consecuencias pueden extraerse de una creciente colaboración con
Sin emba rgo, las SMO profcsionalestno se d~ige r nec~sa[ia_mente a su b , ~ autoridades: "El establecim iento de una relación de trabajo con las autorida-
~ na!Ural ~, i.e., aquellos grupos~rginados -como los parados o sin lecho-- ... ~ tiene tambi ~ n implicaciones ambivalente.s pa ra el desarrollo de la SMO: por
OOSlante acomodados, como cn much-a; movilizaciones de la nue va c lase m~ lC lado, ~econocimiento público, d a~~ a_los proccdim iento.~ de r.?ma d<:.
cuyos intereses se promueven de la misma forma en que lo haría un grupo 2 ..!reisiones y los subsidios públicos pueden aportar recursos esenCiales y repre-
presi6n normal. '{ienen más bie.!l una ~base social de. ~~~e_~~a" fo~da ~: tcma~xitQs...importantes para la SMO; por el OtrOI,la integración en el si,nema
que creen en la causa que se apoya. S.tJ~líde~es son emprendedores cuyo "imr.:.:- enablecido de intermediación de intereses puede imponer límites a su capacidad
to de riva de sus habilidades para manipular imágenes d e-¡:e1e~~~yel a~ ~"""""ITIóvi líZación y alienar a amplios sectores de su base, debil it;indola a largo
a través de [os medios de comunicación~ (McCarthy y 'iald 1987a rr973J: r.:: iliN."(Kriesi 1996: 155-6; véase también Lahusen 2004).
y que ¡dependen de su reputación en el conocimiento técnico sobre cuestio.":le. Siguiendo el análisis de Michels sobre la hurocratizaci6n de los partidos so-
específicas mh que dc la movilización de masas (McC;rthyy Zald 1987a [19::: <."1.llistas, Piven y Cloward (1977) fue ron muy explícitos en la consideración del
379; 1987b [1977J: 29).' ¿,sarrollo de las organizaciones formales como obst;iculos en [a consecución de
Este tipo de organizaciones profesionales reporta de manera inequfvoca u:;¡ .;bietivos en los movimientos de protesta de los pobres. 1nvertir en la creación de .,
serie de ventajas. En la d~cada de 1970, G amson 0990(1975]), en su aná lisis co.=r tlllJ organización masiva permanente fue visto como una pérdida de recurso.s,
parativo de los movimientos sociales norreamericanos, encontró que es más p:(. que por otra parte eran escasos. Además, estas organizaciones tendían a redUCir
bable que los desafiadores alcancen el é]f!t'?!i cuentan con una organización b:=- d unico recorso disponible para [os pobres: la desobediencia masiva. Es cier-
:D. sin duda, que indu~o las organizaciones burocdticas profesionales pue.d~n
cSlructurada . .Las organizaciones formal es esr:'bañ mejo; colocadas pa ra ]; rn.:..-
vili7..3ción "porque fa cilita[ba ln la participación masiva, las innovaciones tácti.:2S rromove r los desafíos radicales y la desobediencia e involucrarse en un aC(¡VlS- ..,."
y una toma de decisiones rápida" (Moreis 1984: 285). De la misma man~r;,e; fT~ ~o vicario en nombre de una afiliación pasiva y de cUOta (véase por eíemplo
probable que las organizaciones estructuradas sobrevivan a una ola de pro(~ G reenpcace, Diani y Donati 1999). Pero las organizaciones centradas por entero
para facilitar la movilizaci6n en olas sucesivas {McCarthy y Zald 1987b 119711 1 la captación de fondos y la atracción de recursos financieros son m;is proclives
Los organizadores profesionales a menudo difunden la desobedic.ncia masi\-; 1 enfrentarse ta rde o temprano a problemas referentes a su capacidad de movili-

m~sque aplaca rla, y "la profcsionalización del liderazgo y la formalización d~ l.a ución (Donati 1996; Diani y Donati 1999). En conjunto, y si hacemos caso a sus
organizaciones no son nece.sa riamentc incompatibles con una prOtesta de base' .::ricicos, la profesionalizaci6n puede llevar al fracaso al domesticar la protesta
(Staggenborg 1991: 154-5; también Jenkins 1985). Adem~st la presencia de mito- IPiven y Cloward 1977; véase también sc.cci6n 9.1 y, para una argume.ntaci6n
do~ y motivos legitimados para la acción favorece la supervivencia a Ia rg~_pLaz..:., :nás amplia, SkocpoI2(03).
(Mmkoff 1993, 1995; Clemens y Minkoff2004). Idénticos dilemas se plantean dentro de un tipo organizativo que ha atraído
Sin em.ba rgo, tamb i ~n se asocia una serie de. p.!~blem ~ a las organizacio- !.J ate nción en los últimos años: las "organizaciones transnacionales de los mo-
nes profeSionales. Aunque puedan generar un Aujo constante de fondos, eSfb \""imientos sociales" (TSMO, o "transnational social movement organizations?),
atadas a los deseos de sus benefactores: ~E[ crecimiento y el mantenimiento ¿: que Jackie Smith ha definido como "organizaciones internacionales no guberna-
organizaciones cu yas metas formales están dirigidas a ayudar a una poblaci6.=, mentales comprometidas en intentos explícitos de [cambiar[ algunos elementos.
pero que dependen de otra para su financiac ión son a[ final más dependientes .:!c la estructura social y/o premiar la distribución de la sociedad" (1999: 591) y
de las segundas que de las primeras" (McCarthy y Za[d 1987b [1973J: 371). W ha muestra cómo han crecido de 110 en 1953 a 63 1 en 1993 (véase también capí-
patrocinadores aportan recursos importantes pero normalmente ~slOS esti:. rulo 9). Dicho crccimiento ha sobrepasado por mucho al de las Organizaciones
Internacionales No Gubernamentales (Anheier y Themudo 2002). Las TSMO
.:omprenden un pequeño número de organizaciones (a veces se refiere a e!l~s
recursos, y "SMQ profesionales", que apelan en primer lugar ala base conscien te e ¡n,:~ .:omo "Las Diez Grandes") con numerosas secciones nacionales, afiliaciones mI -
lucran ft muy pocos de sus miembros en el trabajo organizalivo.
5. De l ormft parecida, JftmeS Q. Wilson (l973) distingue entre orgftnluclones prlmftriu.
llonarias y un alto nivel de burocratización, entre las cuales se cuentan Amnistía
con un ftlto grftdo de participación de los miembros, y organizfteiones de caucus. doneof Internacional (con más de un millón de miembros, secciones formales en 56 paí-
una bftse ftmplia pero Inactiva financlft a un pequello numero de Uderes ftctlvos.

1~ lOS MOVIMIENTOS SOCIALES '''-1 )QNATElLA ORLA PORTA y MARIO 01ANI


ses y 7.500 gru pos de acción en cerca de lOO paises: Anheier y Themudo 2002: ~:t:!nl::;~:n~~:iC~ en su~ ;rgan izdaCiones el principio "piensa globalmente
193), G reenpeace (entre dos y tres millones), Amigos de la Tierra (una federac ión : ,s panl os ver es rechaza ron, al menos en un rine i . '
de 61 asociaciones nacionales que coordina alrededor de 5.000 grupos locales y todo poder orgamzatlvo estructurado, del mismo mod p plO,
un millón de miembros IAnheier y Themudo 2002: 2031), WWF (cinco millo· tecnologías centralizadas. Desarrollaron un ritual d- d~ que re,chda~aron ,las
t od . d .. ..mocracla Irecta 111-
nes) y Oxfam (una confederación de doce organizaciones). Estas o r ganiz.ac ione~
P
rues~c l en o pr~esdos conse~sual es d e toma de decisiones, la rotación en los
presentan muchos rasgos de una organización profesional, si bien animan a la os y otro tIpo e mecamsmos,
participación ~n fo rma de trabajo volunta rio y aportaciones a proyectos es· dur~i::::argo, el model~ de a~~bl.eas abienas y delegados revocables no
pecíficos más que en procesos de toma de decisiones-- y cuentan con un bajo , ~, democraCla partlclpatlva red uce a menudo l~ -fi, " 1
proceso. de to d d ., .... lencla en e
nivel de inversión en J.a construcción de solidaridad interna. Sin embargo, ¡a~ ______ ma e eCISlones de las asambleas y conduce a 1 ·od
TSMO incluyen tambi ~ n organ izaciones con un perfil distintivo pc:ro mucho confusión e incertidumbre Una 1 . argos per! .~ de
~_ ~ . .. vez que 05 partidos verdes entraron en I
más pc:queñas en thminos de recursos que encajan con más dificultades dentro par amentos, prHl~ero. regIOnales y luego nacionales, comenzaron a desarroll OS
del modelo profesional. Ejemplos bien conocidos son ATTAC, una organización estructuras orgamZatlvas estables con carnets de afiliado · 1 "
SCntíU:..iÓ.ll r . d j , pnmaron a repre-
que aboga y organiza campañas contra la desregulación de los mercados finan- flP _egqma . e a democracia directa y se consol"d ..
lideraz o La fin .. _. I aron poSICiones de
cieros fundada en Franeia en 1997 pc:ro que desde entonces ha hecho incursiones ,__ K~~ ~ anClaCIÓn publICa de 105 panidos gene ró un '
~ene d r. d • n HUJO constante y
significativas en otros paises occide ntales (Ancelovici 2002; Kolb 2004); ACT UP.
activa desde la d~cada de 1980 y centrada en las consecuencias dd SIDA (Gould
t fu~~s~i6~ ~n os ~~~leados en.el ~esarrollo de una clase política profesional,
~ pen ICOS y aSOCIaCIOnes de apoyo. La est ructura de los ar ',
2002); u organizaciones consuvacionistas como Conservación Intcrnacional o ~~;i:;i~des_ d~vmo as~ formal y centralizada. La participación basculó haci~ u~la
Environmental Defense Fund (Lewis 2000). n ~ n lCa y ~xc uyente con respecto a otras organizaciones COlil

-
.¡ predomlllar los IIlcentivos ideológicos Sin emb'-go 1
d h . . . , ,as pr.cu :cas
y d emocrát"
enzaron,
t 6:2:2:-0rgañ¡zaCiOnes pa~ti~¡p~tg ClS e ase se han revlta1tzado en el último periodo d
movilizaciones por una ,' usticia gloh, 1 , l .
d l
. entro e conte:xto de las
I
- . . ' mismo tiempo que se h d ·d
Usamos el plural de forma deliberada para referirnos a los diferentes tipos orga- ¡ sl~dlcatos no tradicionales como los Cobas en Italia o Sud en F a e~te(n ,' o
nizativos que pueden agru parse bajo ene amplio modelo. En concreto, diferen- Upltulos 2 y 9), rancia v ase
ciamos entre organizaciones¡masiv.:'s de _prote~!3..y~r.~~~tiv~j 'S No
s6l es' difícil identificar los procesos que corre n por d el><lJO
e_' d e e:stos vI.rajes
.
,o o ~I en en que ver con las tendencias olig¡irquicas que pod ,
, Organizaciones masivas de protesta "
~
~'l~~:~:r;e:d;e:gani~ción,si~o I~mbién .c~n a~gunoS problef!J:s~:~:~;~:~
.' r 'ó OCLaa.a.orgaO~.!:lYa-paruclpal1va. Para ser junos d iremos q~e
Este modelo ....combina J.a atención
,_. a ,la --
democracia
. - - partlclpatlva
- -_ _-'
..con Ciertos ~ rea IUCI. n concreta de los principios organiutivos de la democracia de: base
niveles de forma lización en su estructura organizativa, En los movimien-
~~;:t~aqs~~~i~n~ tareafifácil. Muc~os activistas se han quejado de las oligarquJas
tOS sociales de la dtcada de 1970, ~~chas organizaciones políti·cas como le. n en a ormarse e Imponer su voluntad cuando la - 1 . .
K-Gruppen comunistas en Alemania, los partidos de Nueva Izquierda t:l "I ¡ de decisiones se tor dT·I U ',. toma co ect!-
~ . . na I ICI . na mmona orgamzada puede vencer en una
Italia y los trotskistas en Francia hablan adoptado estructuras orga nizati\u ~blea mmando a la mayoría y forzándola' a abandonar y rendirse despu~s
bastante rígidas y jerárquicas, cercanas al modelo del partido lenin ista (deü '4 ~;~:: fiY ~ "'tenuantes discusiones. En unos pocos casos extremos se ha usado
Porta 1995: cap. 4; Lumley 1990). Sin embargo, este modelo cayó g rad ualme~
_ la tOm slcad dpor.,parte de algunos , rpos upa' ra ocupar poSICiOneS
.. importantes
te en desuso debido a su ~ nfasis excesivo en el rol revol ucionario p ~ofesional ~ 1_ a e CCISlones, com"o la de moderador en las reuniones. Sin tencr ue
su indiferencia. hacia la democracia de base. Con la crisis de los movimien,a C:~Jr a esos e",.cesos, y en referencia a diversos movimientos del pasado recie~te
de protesta de los años setenta se desar rollaron formas alternativas de orfll- :~~ no taln recl ~nte-.s~ han señalado .Ios riesgos de una "ti ran ia de las emocio-
nización, como la ilustrada con el surgimiento de los partidos ve rdes. La rra- .., , ir ~ que ~s aCtIVistas más comprometidos se benefician de la auscncia de
yorla se crearon en los años ochenta durante el desarrollo de campa ñas sobe:: , e unlentos lOrmales y un control afianz d d 1
problemas med ioambientales, en particular la energía nuclear, aunque nt:...-r .cs.")nes (Breines 1989: 49' Polletta 2002) D ' ~ o .e os p¡rocesos de toma de dc-
ca hayan sido los representantes políticos oficiales de! movimiento ecolop!-~
(Rootes 1994). En su búsqueda de la defensa de la naturalc;za, estos paru ..>~
:~I:~a;~:)~ al movimien~o por una just¡cial~I:~~I~~;~e;~;~~:~~:s~ t~~~i~~

J
Organ izaciones
'--"_._- --- de- base Je sus miembros. Los ing!'tiv~ id~6gicos son un sustitutivo importante ante
~ u la"""dCrcCrifsos materiales, pero su ~il ización aumenta _la rigidez del modelo
A dife rencia del modelo de protesta masiva, el modelo de base combina fuer.!1 :conizativo, ya que las transformaciones de~n ser incorporadas en el orden nor-
orientaciones participarivas con bajos niveles de e~ri'iCtur:l cTó-;)fon~;f. La e~ ~ti\"o del gru~dT9'fu). Ademb, l a~ organizaciones que emplean incentivos
{encia de organizaciones de este tipo depende de la y~luntad de·sl;; miembro¡. ll.."":"lb6lic~s ~n mayor riesgode~0..p~.~t~ interfloj McCarthy y Zald 1987b [1977]:
d ~ par.ticipar en sus actividades. Dicha re.!~ipa~?n puede alentarse'a-través 3: )j,. EspecialmenteiñaicaCl6-eñel caso de gruP9s dp,ctivistas con visiones muy
y
d Iferentes combinaciones de incentivos ideológicos· de ~f¡"a;r i(¡i\d-:-A '~ e n uCl ~ c:iticas de \a. sociedad. ~stab1ccida, el cierre al mundo externo contribuye a la cans-
todo esto tiene que ver con la"iOcaTIzación gcog;¿fica. Por eje~plo, los grupo aucción de la identidad pero reduce al mismo liempo la capacidad de manejar la
locales contra la construcciÓn de ca rreteras en muchos rincones del Reino Uni';:. :r.llidad y de identificar las razones que pueden llevar al fracaso.'
en la. década de 1990 (Doherty 1999; Wall 1999; Drury (t al. 2(03) no podÍ&::!
gravitar sobr.e un perfil ideológico fuene dada la heterogeneidad de sus partin- 6.3. ¿CÓMO CAMB IA N LAS ORGAN IZ ACION ES DE LOS
pames y se aferraron a preocupaciones compartidas sobre cuestiones concretas MOV IMIENTOS SOCIALE S?
igual que han hecho los comités monotemhicos de ciudadanos que tanto ear~­
terizan la actividad polírica en las democracias occidentales (della Parla 2004c}" 6.3.1. Patrones de cambio
las ~sociac iones de residemes que promueven acciones colectivas de justicia etc;. " ..
lógIca en áreas urbanas dep rimidas (Taylor 1995; Lichterman 1995a). En orrQi Dd mismo modo que varlan !as características organizativas de los movimien- "
l' "
toS sociales lo hacen los modelos que dan cuenta de los ca mbios organizativos. ': '
caS6s, '¡as ~nituc!c:!Sr!ticas compan idas desempeñan _un. papeLmás..imponant~ 1
expHci.to en la motivación d ~ la. participación, como en los grupos semi- formal~ En la sociología de los movimientos sociales, como en otras ~r eas, predominó
. ~
de acción d¡r¡:ct:icliJetl.iñ proliferado en el contexto de la creciente oposición .. ~ n un primer momentO un enfoque webcriano centrado en la burocratización.
La "ley de hierro de la oligarquía" de Michels, según la cual un panido políti-
la g.lobal~zación neolibcral (Doherty, Plows y Wall 2(03) o los grupos locales d:
':0, para sobrevivir como organización, presta mayor atención a la adaptación al
mUjereS Independientes que marcaron la difusión de los movimientos fem iniSl4!
en las décadas de 1970 y 1980 (Rupp y Taylor 1987; Whinier 1995). enlOrno que a sus objetivos originales de cambio social,' se demostró igualmente ,
:.. J
A pesar de contar con una dara Wtp. d~.J~!=lJoos, innumerables ejemplos d~ \'¡ilida para los movimientos sociales. Se consideró la institucionalización como
organizaciones de activistas han alcanzado sus meras, tanto en los países ca rentn una evolución natural de las organizaciones de movimientos sociales y se iden-
de una sociedad civil vibrante (Oesai J996; 8roadbcnt 1998; Ray 1999) como en tificaron cid os vitales recurrentes en la historia de varios de ellos. Por ejemplo,",
Herbcrt Blumer (I951: 203), diferenció cuatro etapas en el ciclo de vida típico
I?s ~cidentales. Por ejemplo, las movilizaciones ecologistas de base se han cons-
tItUIdo en una característica fija de las democracias occidentales, bloqueando en de un movimiento social. La primera, el "fermento social", se ca racteriza por
muchos casos proyectos peligrosos que comportaban riesgos (Rootes 2003; dell.l una agitación desorganizada y desenfocada durante la cual se presta una mayor
Porta y Rucht 2002). Al mismo tiempo, y dado que dependen claramente de atención a la propaganda de los Hagitadores". En una segunda fase, de "cxcitación
popular~, se defincn de manera m;!.s clara las causas subyacentes dd descomento
la panici~!ón volu~a ria ~. su~ miembros, la capacidad -de I~ s organizacion~
de base para mantener fa acción en el tiempo es muy limitada. Muchas Jc""dGs y los objetivos de la acciÓn. En la tercera,de "formal i zac ión ~, se alca nza una par-
sufren, de hecho, la alternancia de fases de ~ctivismo_ y latencia, comparables ~ cicipación disciplinada y la coordinación de estrategias para d logro de las metas
las identificadas por Melucci y sus seguidores (Melucci 1984a) para el con junto del movimiento mediante la creación de una organización formal. Por último,
de l?s movimientos sociales. Operan como "estructuras intermitemes", i.e., "or- ~n la fase de "innitucionalización", el movimiento se convierte en parte org~nica
gantzaciones o unidades organizatiyas utilizadas y luego 'clausuradas' hasta un de la sociedad y cristaliza en una estructura profesionalizada.
nuevo periodo de :Ictividad" (Etzioni 1975: 444, citado en Lindgren 1987). La.
"o~ganizacione s intermitentes de mov imiento·social" (Lindgren 1987) rebrotan 6. Lo dicho sirve para la evolución de I!ls org!lnll!lciones extremis t as (della Port a 1995)
pero también para otro t ipo de orgttnizaciones de movimientos sociales, en perticular las
ca?a.yez que sus preocupaciQnes se convierten de.nuevo e n_~e_~as políticos pro- mils orient!ldas hacia la identid!ld. Sobre el movimiento de mujeres en Estados Unidos,
mlflentes y nos recuerdan cómo las estructuras estables permanentes ·ño Son u-ñ véase por ejemplo Mansbridge (1986:191) y Krasniewicl ( 1992).
requisito necesa rio para el éxito. -. 1. La Institucionalización de los partidos pollticos Implica el paso de un sistema de recio·
nalldad en el que la ideologla dicta las metas organ izativas, predominan los incen tivos
Las organizaciones d~ base también pueden toparse con problemas si gravitan colect ivos y se ejerce un control sable el entorno a otro de'ntereses en el que la met!!
demasiado .sobre la ideol~fa como forma de asegurarse la cohesión .i~~~~~J!li- principal es la supervivencia, los incentivos son selectiyos y hay una adaptación al entor-
no (Panebianco 19804).

lee LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 197 OO NATE LLA DElLA PORTA y MARIO OIANl
No obstante:, otros amore:s han cuestionado la "necc:sidad" de: dicha t:volu- El rumbo tomado por un movimit:nto social puede ir de la moderaci6n a
ci6n. Incluso entre los soci610gos organizacionale:s hay quie:n señala que la adap- ]¡¡ radical izaci6n, de una mayor forma lización a una progresiva dcsestructura_
taciÓn es sólo una posibilidad evolutiva entre: tantas. De: ht:cho, una organización ci.ón, de un may()r contaClo con el entorno circundante a una "implosión" sectaria.
no tit: ne por qué reaccionar a la irrupción de:! conflicto e:n su t:ntorno inmediato .'0 debemos olvidar que los cambios en dete rminadas organizaciones no siempre
moderando sus metas: puede: radicalizarse:, esperando que: se: forme un núcleo adoptan la misma di recciÓn: la institucionalización de una organización puede ir
disidente pequeño y poderoso (J ackso n y Morgan 1978). Lo que es mois, en lugar de la mano de la radicalización de otra, y, como resultado, el perfi l general de un
de adaptarse a las demandas externas puede simplemente reduci r los contactos sector de los movimientos sociales puede mantenerse relativamcnte estable en el
con el mundo exterior (Meyer y Rowan 1983). Aún haciendo refe rencia a la hipó- tiempo. Por ejcmplo, Oiani y Donati (1999) mostraron en su anoilisis de los cam-
tesis de Miche:! (subrayando que: "hay características organizalÍvas que dictan la bios en ? rganizaciones ecologistas en los años noventa del siglo pasado CÓmo las
continuidad de la' organizaci6n por enci ma de: cualquier otra meta~), Ted Lowi tend~n~las hacia la institucionalización y la profesionalización corrían parejas al
(1971 : 31) .Kñal6 sin embargo c6mo "e:! fenómeno no tiene tanto que ver con la surgimiento de nuevos actores radicales de base, y cómo organizaciones t:sta ble_
sustitución de objetivos, sino que, mois bien, son las propias metas de una organi- cldas dt:.Kmpeñaron un papel ct:ntral en los movimientos ecologistas a partir del
zación las que se supeditan al imperativo de mantenerla en e:! tiempo". J. umento de la movilización medioambiental a finales de los ochenta.
De hecho, las SMO ra ra vez se institucio nalizan. Para empezar, pocas sobre- Expon~r t~os los ~ibles factores que inciden en los cambios organizativos
viven una temporada significativa (Minkoff 1995: cap. 3). Algunas desaparecen de los mOVimientos SOCiales excede las posibilidades de este libro (véase por t:jem-
al lograr sus objetivos. Por ejem plo, las organizaciones creadas para la coordina- plo Scott 1981). A continuaciÓn nos centraremos en tres de d ios que, por otra par-
ción de dete rminadas campañas tie nden a desaparecer tan pronto éstas conclu- te, han acaparado una gran atenciÓn en los últimos tiempos. Empezaremos con el
yen (Zurcher y Curtís 1973).' OtnlS lo hacen a raíz de rupturas entre los Ifder~ papel desempeñado por los factores in5litucLonales (Edwards y McCanhy 2(04).
durante periodos de descenso en la movilización y los procesos res~lta.llles d~
desintegración y realineamiento. En e:! caso de las SMO co~ metas hmltadas .y 6.3.2. Factores institucionales y cambio organizat ivo
una esperanza de vida corta puede que ni siquiera se tenga el m t eré~ por la conD-
nuidad de la organización. Dicho de otra forma, la lealtad de sus m iembros con- La disponibilidad de recursos públ icos o semi-públicos puede faci litar la creación
tinúa depositada primordialmente en el movimiento, viendo a la organizació:l de pod~ro.sos lobbies vinculados a los movimientos sociales. Investigaciones sobre
únicamente como instrumento temporal para la acciÓn. el mOVimiento por los derechos civiles en Estados Unidos muest ran, por ejem-
Por supuesto, la moderación de las metas no es la única via posible para l~ r lo, que los fondos de agencias de gobiernos fede rales y locales y de programas
organizaciones de los movimientos sociales que sob rt,':vi~e~ du rante un Iar~ co~o Volunturs in Service 10 America o los Program as de Acción Comunitaria
periodo de tiempo. Otras se hacen mois radicales: sus obJetivos se tornan m ~ ~tJmula ron la creació.n .de or~~nizaciones del movimiento al mismo tiem po que
ambiciosos, adoptan formas de acción menos convencionales y se aislan cada \ er Bos Peace Corps y serVICIOS mlluares alternativos proporcionaba n puestos remu-
mois del mundo exterior. Uno de los resultados de 1968, si bien no el único y um- ce!ados a los activistas. Las condiciones que rigen e:! acceso a fondos públicos o
poco el más importante, fue la formaciÓn en Italia y Alemania de organizaciol:~ ;:-m 'ados, la exención de impuestos o las tasas postales ventajosas influyen en la
clandestinas procedentes del movimiento estudiantil que adoptaron forma~ Ó:: -::SlruclUra organ izativa de los grupos que aspiran a beneficiarse de esas posibi-
;ilcción cada vez mois radicales. incluyendo en algunos casos el asesinato de ad- Jdades. En este sentido, se han incorporado y ~mpleados té rminos tales como
versarios políticos. Son l;In ejemplo troigico y extremo de c6mo.la reacciÓn a t:%I <;rg.-.anizaciones 'financiadas' (McCarthy y Zald 1987a: 358 y ss.) o "regislr.-.adas"
entorno hostil puede trae r consigo un cierre cada vez mois aCUCiado de los car..;- ~1cC.-.arthy, Britt y Wolfson 1991: 68) de movim ientos sociales.
les de comunicación con e:! mundo exterior (de:!la Porta 1995). En casos me En muchos países, las organizaciones que persiguen el acceso a una serie de
extremos, grupos espontáneos como los Spontis alemanes o los italianos I nd~ ~ ursos materia.les deben respe tar una larga serie de normas y regulaciones, sobre
MetropoJitani (literalmente, "pieles rojas metropolitanos"), hijos bastardos M :xxIo en lo relaCIOnado con su estructura orga nizativa q ue, en Estados Unidos
movimiento estudiantil en declive, aumentaron, mois que disminuir, el uso de:::¡- ::lcl~yen "leyes y políticas federales de impuestos y su aplicación por parte d;
centivos simbólicos, sobre todo como refuerzo de la solida ridad interna (Lumb. !iJcJenda, la acción de co.-.aliciones formales de grupos de captación de fondos.
1990; della Porta 1996a). ..lj Regulaciones del Servicio Posta! de Estados Unidos y sus consecuencia,
~ . ~m
- ,1cC~SO ~ los correos, las reglas y las acciones de grupos de monitorización de
8. Sobre las dinámicas organil;ui~as durante las cempallas de prolesta, dase Gelt-~---:. .q:amzaclones privadas, los llamamientos ca ritalÍvos y la regulación y apliC.l_
(199I . 1993): Gerhards y Rucht (1992).
ción de captaciones dc fondos a nivd estatal y local" (McCanhy ~tal. 1991: ~6: lusticia global y la adopción de formas organizativas ad~cuadas para dirigi r cho-
Andrews y Edwards 20(4). En concreto, d estatus de organización "sin ánimo ques violentos contra la policía (della Porta el al. 20(6).
~e l ucr~" o. "no partidista" (non -partúan), que es, por lo general, un requisito A la inversa, un sistema político abierto y descent ralizado puede facilitar ten -
l~prese Lnd l ble para d acceso a Jos mencionados recursos, lleva consigo la adhe. dencias similares hacia la descentralización y la informalidad entrc las orga ni-
s~ón a los moddos ~onsiderados legítimos para dichas organizaciones, como por zaciones de los movimientos. En Alemania, de nuevo en los años Klenta, }' en
ejemplo la presencia de un cuerpo de gobierno y auditadas anuales (MeCarth,' Abierto contraste con lo sucedido en Italia, la apertu ra inslitucional (en particular
~t al. 1991: 61). Desde este punto de vista, la creciente disponibilidad de recur·. durante la cancillería del socialdemÓCrata W illy Brandt) favoreció aparentemen-
sos institucionales acentúa sin duda la presencia de organizaciones fo rmales r te la proliferación de organizaciones descentralizadas, como la Bürgerinitiat1vl':n
centralizadas, como demuestran los grupos norteamericanos de inten!s públie~ ¡della Pana 1995: cap. 4). Consideraciones similares se han sugerido con relación
(como COmmon Cause) con miles de contribuyentes y cientos de sucursales lo- ;al s~ctor de los movimientos sociales en fut3dos Unidos (Rucht 1996), que contra-
cales (McFarland 1984: 61-92; Andrews y Edwards 2004; para una perspecti\"l dicen la hipótesis de que el sistema institucional no rteamericano debería conducir
comparada, Salamon y Anheier 1997). únicamente hacia la constitución de organizaciones burocratizadas y formales. En
La apenu ra de otras estructuras institucionales puede favorecer igualmeme rl': sumen, más que establecer una relación rrgida entre la forma qu~ los activistas
el de~ rrollo de organizaciones fo rmales (Rucht 1994). En Europa, a diferencia dI': los movimientos sociales dan a sus organizaciones y los rasgos del sist~ma insti-
de Estados Unidos, los partidos creados a partir de movimientos sociales han
obtenido a menudo resultados importantes gracias tambi~n a las normas que
rucional en el que operan, parece más acert.a do reconoce r que d ife rentts formas
organizativas pueden acomoda rse dentro del mismo sislCma. ,,
regulan d acceso de los desafiadores a los procedimientos de toma de decisiones. ,,
6.3.3. Culturas organizati vas '1 camb io organizativo
,,
Por ejemplo, la represe ntación proporcional puede promover la formación de
partid.os, ~omo ocurrió con la presentación de candidatos por parte de diversas
orga mzacLOnes de la nueva izquierda italiana a las decciones locales, regionales Aunque los actores cuenten con un margen de posibilidades a la hora de inten-
y ge nerale~ en la d~cada de 1970,' o con el ~xito de los partidos verdes en parses ta r adaptarse de manera creativa al ambiente, dicho ma rgen es limitado. Del
como ~~lg1Ca, Alemania o Italia en los ochenta (Richa rdson y Rootes 1994).
.De Igua l modo, un entorno poHtico inclusivo no tiene por qué generar nece-
mismo modo que hablamos de repertorios de formas de protesta (capímlo 7),
podemos hacerlo respecto a las formas organizativas (Clemens 1996). En u n país ..
san amem e org3 nizaciones formales claramente estructuradas. A menudo, se ha y un tiempo determinados, d repertorio de fo rmas organizativas es lim itado.
pensado que las estructu ras formales y jerá rquicas permiten luchar mejor COntr.a Puede expandirse a partir de préstamos procedenlCs de otros países y dominios,
un aparatO estatal hostil, y se ha obrado en conKcuencia. Un estado c~ntrali ­ pero las transformaciones son lentas. Es más probable que un modelo orgahiza-
zado ~ represivo puede producir movimientos bien organizados (Rootes 1997). tivo concreto se adopte "en la medida en que se crea que d modelo propuesto
con ahanzas sólidas entre diferentes org.anizaciones y movimientos (McCarth\' de organización funciona, conllev.a prácticas y relaciones organizativas que son
y Zald 1987b) y, en ocasiones, repertorios radicales de acción (della Porta 1995). famil iares y tiene consonancia la organ ización dd resto de los mundos sociales de
Por e¡emplo, el movimiento ~studianti l italiano de los años setenta se vio en- esos individuos" (Clemens 1996: 211).
vuelto en un conAicto politico extremadamente polarizado. El cierre del sistema Asr, los rec ursos organiza ti vos ya presentes en un sector de los movimientos
político y los frecuentes choques frsicos con neo-fascin.as y con la poJida favore- sociales tienden a influir en la evolución de las organizaciones y, de manera más
cieron el desarrollo de organizaciones centralizadas y burocratizadas en el seno general, en las formas de protesta. Las organizaciones dominantes en una fase de-
de la nueva izquierda. Sin embargo, treinta años despu ~s , los acontecim ientos de ICrminada tienden a aportar recursos organiz.ativos a movilizaciones posteriores,
G~nova en 2001 y la violenta conducta de la polida incluso hacia manifestantes contribuyendo así a la definición de estrategias. Adoptando la terminología dd
pacíficos no desembocó en una creciente militarización del movimiento por un.a enfoque de la movilización de recursos, las SMO creadas durante una fase parti-
cular de movilización "manufacm ran" recursos pa ra las fases posteriores, infl u-
9' .lll hipótesis que dice que la representación electoral proporeionlll favorece el surgi. yendo, o al menos intentado inAuir, en sus cualidades (v~ase también ca pítulo 9).
m.ento de pllrtldos polltieos vinculados a movimientos soelllles (e.g.• Brand 1!1aS: 324) n Por lo tantO, las elecciones organizativas están influenciadas por las ~SlTuctu­
ha confir.mlldo en IlIlnvesligllelón eomparadll de los pllrlidO$ verdes europeos. Como se- ras preexistentes I':n las que se forman los movimientos heredando ideas, cons-
1111111 Chns. Rootes: "En general.' en paises con una constitución ' Iderlll y sistemu de re.
treñimil':ntos y facilidades, así como aliados y oponl':ntes. Movimientos históricos
presentllClón .'eel~ra' pfOporClo~lIt, la mlllrlz institucional es mucho más favorables "ara
el desarrollo y el (" .to de los part.dos verdas [...] que en unidlldes estlllales centralizadas anteriores o movimientos "madrugadores" karly riur) ayudan a produci r sus
con sistemas electorales mayoritllrlos" (Rootes 1994: 6).

200 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 20t DONATEllA DELLA PORTAy MARIO DIANI
spin-cffi. Durante el periodo de movilizaciones, nuevos insurgentes asimilan las ción tanto escritos como electr6nicos ha permi tido la "extcrnal izaci6n" de ciertos
contribuciones de movimientos existentes. El mov imiento eSludiantil .aport6 re· costes (Tarrow 1994: 143-5). Si antcs se necesitaba una organización fuertemente
cursos org.ani7.ativos.a la form.ac i6n de gru pos con objetivos t.an dive rsos como la estructurada para hacer IIcgar un mensaje, hoy puede ser adecuada una organi-
defensa de los derechos de los pobres (Delgado 1986) y de los animales Q.asper y zación lige ra, sicm pre que pueda atraer la atención de los m ed ios. El impacto dc
Nelkin 1992). De forma parecida, el movimiento de mujeres constituido dentro Internet en la organización de los movimientos sociales lo ilustra vivamcnte una
del movi miento estudiantil anterior tr.ansmiti6 marcos ideológicos, innovacio- dI': las fuentes /lo-académicas m.is autorizadas, el Canadian Secu ri~ y Intelligcnce
nes t~cti eas, estructuras organizalivas y líderes al movimiento pacifista (Meye r.y Service: "Internl':t mantendr~ un gran papel en el éxito o el fracaso de las protes-
Whiuier 1994). Hoy en dia, las organizaciones del movimiento por una justiCIa t.lS y las manifestaciones antigloba li zación. Los grupos usar~ n Internet para la
global se proyectan, aunque a menudo de forma críLÍc.a, sobre las experi en.c ~ as de Idl':ntific.ación y la publicidad de objeti vos, solicitar y fomentar el apoyo, organi-
las organi zaciones que en el pasado reciente, y no tan reciente, han mOVIlizado zar y comunicar informaciones e instrucciones, redutar efectivos, recaudar fon-
a las personas en un sentido transn.acional sobre cuestiones como el medi~m. dos, y como medio para la promoci6n de sus objctivos individuales y colectivos"
biente, los de rechos humanos o el desarrollo en el Tercer Mundo (Anheler y ICltado en Van Aels[ y Walgrave 2001: 121).
T hemudo 2(02). Con el paso de los anos, un tipo de memoria colectiva sobre las Las páginas web desempeñan func iones de informaci6n, movilizaci6n o dc
posibilidades organizati vas pasa de una generación. de a,c tivistas .a.l.a .siguiente, y QUO tipo orientadas a la com unidad (Rosenkrands 2004: 72-3). Los sitios web .an-
de un mov imiento a otro: "un movimiento puede mflUlr en movimientos suce- oglobal ización facili tan la circulaci6n de la informaci6n a través de listas de co-
sivos, ta nto desde fuera com o desde dentro, alterando las condiciones políticas y rfl':O y ¡Ú¡kS entre diferentes p~g i n a s (Van Aelst y Walgra ve 20(4). Parece razona-
culturales a las que se enfrenta en el entorno externo y cambiando los individuos. ble pensa r que las importantes iniciativas no-global de fina les de los años noventa
los grupos y las normas dentro del propio m ovimiento" (Meyer y Whiuier 199-t: ~ principios del milenio han sido posibles gracias a Internet (Bl': nnw 2004a: 133),
282; Isaac y Christiansen 2(02). Por esta razón, puede resulta r dificil cambiar lun cuando, como demuestra lo ocurrido en Seattle, se precisó la combinaci6n
ciertos rasgos organizativos iniciales, ya que forman una especie d e patrimonio Ce organizaciones locales de activistas con la difusión de informaci6n en la web
genético para las organizaciones de los movimientos sociales (véase, entre otros. Bcnnett 2001a: 145; Van Aelst y Walgra ve 2004: 101; véase también las versiones
Panebianco 1988). ~ los activistas en www.w[ohistory.o rg).
En algunos c.asos, la comunicaci6n virtual únicamentl': amplia la c.apacidad
6.3.4. Modernización, innovación tecno lóg ica y cam ~io organizativo ':e act uaci6n de organizaciones ya fuertcmente consolidadas, como G reenpeace
I 'J O:rcfam; en Otros, sin embargo, aúna rcdes de activistas con estructu ras orga-
Debc:rfamos considerar asimismo la rclaci6n entre modl': rnizaci6n y cambio or- :'Ilativas extremadam l': ntc informales, o si n prácticamente ninguna. Un ejem-
ganizativo. En términos gene rales, el progreso económico .pu.ede p rod~c ir un ;-lo lo brindan las páginas de Cokespotlight o McSpotl ight que dcnuncian el
efecto bencfi cioso I': n la capacidad orga nizativa de los mOVimientos SOCiales p' t:::!lpacto medioambienta l de Coca Cola o la indifl':rencia de McO onald's por los
que "si aumenta la cantidad de recu rsos d iscrecionalcs a disposición dc las ma ~al ~ rechos dc los trabajadorcs y la calidad dc la alimentaci6n. Otro ejemplo es
y las elites, aumenta con ello la c.antidad absoluta y relativa de los recursos dispo- •..1 red de información independiente Indy media, nacida durante la campaña
ni bles para el SMS [5C(:tor de los movimientos sociales]" (McCarlhy y Zald 198ib :.: Seattle de 1999 y luego utilizada para la forma ción de otras redes, incluyen-
[1977): 25). Estos recursos incluye n el tiempo y el dincro, pero ta mbién la libertad :.) !J European Counter Network qul': conecta a anarquistas y autonomistas
política, los m cdios de comunicación y transporte, ctc, Si crecen, es probable qu~ :<:n los c~ntri sociali (\Vright 2004). H ay incluso otros casos en los q uc se han
también aumente la cantidad de recursos d isponibles para las nuevas organiza· -=:-:ado organizaciones que no existirian de no hacerlo Internet, por ejemplo,
ciones y los movimientos. El desa rrollo econ6mico, y los recu rsos económicos ~ ~b'crsive Ente rprises International, que en rcal idad es poco más que una
tempo rales que éste gcnera, deberfan cond ucir a un crecimicnto de las agrupa· ¡-'¡illla web que conecta a gente afín interesada en recabar apoyo para el mo-
ciones profesionalizadas y formal es: "Cuanto Ill~S fluyan los ingresos hacia unl ":""!lIcn to anticapitalista sin estructura jerárquica dc ningún tipo (A nheier y
SMO, tanto más probable será la profesionalización de sus cuadros y su personal. :-::eznudo 2002: 210).
y m~s grandes serán estos grupos" (McCarthy y Zald 1987b [1977]: 35). Se ha seííalado que los cambios en la tecnología y en las concepciones de la
Sin embargo, el cambio que mb ha atraído la atcnci6n últimamente ha sido .a:'C:ón politica desembocarfan en la desaparición dc las form as organizatÍ\.u
el tecnol6gico, ya que ha influido ta nto en la estructura organizativa de los mo\-;- z-..a:cionales. Algunos han subrayado el JXIpcl de los medios de comunic.ación
mientos sociales como en sus tácticas. La expansión de los medios dc comunicJ- : 0 0 fue ntes independientes de recursos organizativos. Por ejcmplo, Walgr.a\.e
y Massens (2~) han mostrado cómo los medios de comunicación dcsemptl'..J- ¡e¡nera significativa tanto a nivel de contenidos como en intensidad. Una forma
ron un papel Im portante y au tónomo en el hito de la Marcha Blanca organizac¡. <!.: ;:apta r esas difl':rencias es pregunta rse si las organizaciones compiten por el
cn Br.uselas en 1996 ~ra most rar el enfado dc la gente anlc el mane jo de 1.." =conocimiento y el apoyo de una misma base social, es decir, si intentan hacl':rse
au torldad.es d.el caso Dut~oux de pcdofilia. Igualmente, las nuevas teenologlas ó:: c;:¡){l. recursos esenciales para la acción explotando el mismo (y limitado) potencial

la comUfllCólCl6n han mejorado mucho las oportunidades para la fo rmación de &: movilización. Así, combinando la presencia o ausencia dc cooperación con
gru,~S deafi~ idad enue gcnteque comparte una visión general del com promilV ~ presencia o ause ncia dc competición podemos elaborar una tipologla de las
polltlco y s~l al y que aúna es fue rz~s en la consecuci6n de intereses csptciñ- x.nnas de rdación intl':rorganizativa (cuadro 6.1).
ros y cam~nas a corto plazo. Por ejemplo, sc ha anibuido el 6 ito de las m¡-
nifestacioncs que en en~ro ~ e 200 1 forzaron la d imisión del preside nte filipll"lO Cuad ro 6. 1: Patrones de relaciones Inter-organizat ivas
José Estrada a la comUnicaCión con móviles entre ciudadanos individuales (TiII1 entre organizaciones de movimientos sociales
2()(}1~: cap. 5~ .. Para algun~ críticos radicales dd papel de las organizacion~
pollucas tradicionales, los 'grupos de afi nidad" (i.c., grupos auto-organizadClf Ausencia de
Cooperación
y a ut~g~bcr~ados basados en la comunión de valores e intereses) r epre s~ntan cooperación
un prmclplo. Importante ? e organización detT<is del movimiento por una justici..
Com petición por bases Faccionalismo
global que cierra el espacIO a la identidad organizativa y las propias organizacio-- Cooperación Competiti va
sociales similares
n.es (McDonald 2002; vl': ase tambil': n Finnegan 2003). Los esc~pticos contestaran.
Sin embargo, que los intentos de los grupos de afinidad por resolver el p roblem~ Cooperación No~
Neutralidad
de malllener la lealtad de los miembros de un mod ~ no- burocr~ti co dificultar. .\ usencia de competición competitiva
la toma de decisiones y, al fi nal, conducen hacia actuaciones ineficaces (Gamso~
,;
1990; v~ase tambil': n, para una visión desde dentro, Klein 2002).
En primer lugar, tenemos q ue reconocer que muc has organizaciones de ciu-
.!adanos, a pesar de que se ocupen de problemas similares, se comprometen bá-
6.4. DE LA ORGANIZACION A LA RED
sicamente ¡;n relaciones dc ncutralidad (o indife rencia) entre ellas, por lo que la
Justncia dI': cooperación se corresponde con una falta de competición. Este tipo
~ac.c tiempo .que se ha venido subrayando la natu raleza reticular dc los mo--
de situaciones se dan cuando las definiciones que las organizaciones hacen de los
Vlmlentos soclalcs. En algunas aportaciones seminales, Luthcr Gerlach scñaló
problemas d ificuhan la cooperación, pero no compiten por conseguir miembros y.
q~e los movimicntos sociales son fenómenos : 1) segmentados, con numerosos \
lpoyO, ya que se orientan hacia sectores dife rentes de la opinión pública. El movi-
~Iferentes grupos o cl':l ulas en continuo auge y caída; 2) polictfalos, con mu ch~
miento ecologista italiano de los años setenta se acerca a este moddo. Los defe nso-
lideres, ca~a uno dirigiendo un gru po limitado de seguidores;)' 3) reticula r, con
res del conservacionismo y la ecología política estaban lo suficientemente alejados
vl n.culos dlfcrcntes entre cl':lulas autÓnomas que form an una red de contornos
ideológicamente unos de otros como pa ra dificultar su cooperación. Si n embargo,
l~b¡]e5 (Gerlach 1971; Gerlach y Hine 1970). Recientemente, Gerlach ha matiza-
i.J situación no dl':sembocó en conAicto ya que ambos sectorcs eran dc alguna for-
do ~icho argu mento al primar la naturaleza acéfala y sin rumbo de las redes por
ma exc~ ntricos con relación a los principales conAictos clasistas del periodo (D iani
encima de su policefalia (Gerlach 2001).
1995a). Lo mismo puede decirse del ecologismo cn Gran Bretaña, un país con
~s m?vimiento~ adoptan fo rmas reticulares con tanta frecuencia porque las
una divisoria derecha-izquierda mucho menos pronunciada. Allí, el SC{;tor de la
organizacIOnes polltlcas pocas vcces consiguen monopolizar la representación de
~cología política apenas prosper6 en los años setenta ya que los gru pos .de la nueva
un complejo d.e ¡~tereses ~ valores. Cuando esto ocurre, normalmente significa el
izquierda se cenuaban exclusivamente en cuestiones trad icionales de clase, pres-
fin de un mov~ml~ nto SOCIal como tal y su sustitución por un proceso orga ni za ti-
tando poca ;tención a los problemas medio."l.mbientales (Lowe y Goyder 1983).
vo.' o de o rga~!za c l o n es. Por lo general, muchas organizaciones trabajan sobre las
A diferencia de lo anterior, lo~ altos niveles de competición y los bajos niveles
mls.mas ~uesuones y en nombre de proyectos políticos y ~ ti cos similares, cuando
de cooperación ent re las organizaciones de los movimientos sociales tienden a
no Idl': ntlc.os. Explorar la naturaleza de las relaciones establecidas entre ellas rt-
producir relaciones fracciona les. En estos casos, la lucha por representar a una
sulla cruCial para nuestra comprensión de los movimientos sociales.
misma base conducc a la fragm entación y las divisiones sectarias. La cooperación
. Au nque, por lo general: la cons tru ~ción de alianzas parezca una opción sen.
entre las organizaciones se traba, a pesa r de contar con moddos culturales y es~
slble y deseable, en la práctica, las relacIOnes interorganizativas pueden va riar de
filos de acción similares. Donatella della Pana (1990) y Sidncy Tarrow (1989a)

21M l OS MOVIMIENTOS SOCIALES 205 DQNATElLA DElLA PORTA y MARIO OIANI


han mostrado cómo la dinámica competitiva d~ntrod~ los movimientos italianos
~ acc~n de los movimientos sociales a gran eSCOlIa siempre se ha organizad
produjo resultados de este tipo a fin ales de los años ~tenta del siglo pasado. La
~n orma ,.e red. Podemos encontra r multitud de ejemplos en la historia de 1:
situación italiana se caracterizaba entonces por una transición desde modelos
ucha pohtlca moderna, desde la clase obrera decimonónica (Thompw 1%3 '
predominantementecooperarivos, aunque tambi~n competitivos, hacia modelos
;:\.nscll 1997, 2001)
. . y Ias orgamuclOneS
'. d e mujeres (Roscnlhal el al. 1985" 1997),
carentes de cooperación. La reducción del potencial de movilización jugó un nasta las coaliCIOnes contra la guern o la pobreza (Bagguley 199 1' H rh
papel crucial en este contexto ya que llevó a diversas organizaciones a competir
abiertamente unas con otras, subrayando sus diferencias ideológicas, con el resul-
~. Meyc:r 1993- 1994; Barkan, Cohn y Whithaker 1995, Roch
Lavalette y Moone 2000) 1 .. . .'
M a awa)'
on y eyer 1997;
S y y os movImIentos femlfllstOl y ecologista (Phili 1991 '
tado de un potencial para el conAicto más abultado en el área de los movimientos awer y Groves 1994; Oiani 1995a' Ansell 2003) , l" ,
(para ottoS ejemplos de dinámicas fraccionales, v~ase por ejemplo Lichterman caso S' L ' . '. ' por mencIOnar sólo algunos
s. In eml.Mrgo,la reCiente difUSión de movil izaciones por una . .. I
1995b; Bal~ r 1997). NI ha hecho particularmente visible el p'pel de las _ .1 e d JustiCia g 0-
Los intercambios intensos entre organizaciones con bases naturales d iferentes e ' rcues. a a vez más nos
ncontramos con ejemplos de coaliciones que implica n ,' o,. , d '
producen una coope ración 0 0 competitiva. Las organizaciones no se dirigen al tr . I re es y actorC's
Ol~~ na C L~~a es como a actores locales en cuestiones como la protección medio
mismo mercado polltico pero tienen los suficieotes iotereses y motivos para con-
verger en la activacióo de movilizaciooes conjuntas. La cooperación es, además.
-:ro lenta, a pobreza o los de rechos humanos, ampliando con el lo el aba nlco ' d-
ror.mas de la confrontación politica transnacional (Uennett 2004c' R.'h e
limitada, hasta el punLO de q ue no presupone ni requiere el desarrollo de un~ O Ilver 1999, R . 200 1 ' man y
perspectiva homog~ lIea o una ooción "fu erte" o (semi-)exclusiva de identidad ! DOllton 20(2)~lmann . ; Subramaniam, Gupte y Mitr~ 2003; Rohrschneider
colectiva. Las relaciones entre organizaciones importantes con preocupacionC)
tnf En 7uc.hos casos, la dinámica de redes permaneee Ol un nivel puramente
diferentes en el campo ecologista italiano en los años ochenta se aproximan a este
or~a . SIfI embargo, a menudo se desarrolla un modelo h',b 'd d "
modelo: gru pos de ecologia política como Lcgambiente cooperaron con grupos ruza ó d" b' TI o e orga-
CI n re que com LOa elementos de formalidad con o,'., p , d
conservacionistas como Italia Nostra sin caer en competición, ya que sus fuenta m:I poco d ' • roplOS e una
• es~ructura. a. A d~fe renc¡a de las organizaciones forma les c1:isicas ba-
potenciales de apoyo diferian de manera sustancial (Oiani 1995a: cap. 5). !.idas en la LOtegraClón vertical de unidades diferentes el modelo d " '
Cuando la colaboración liene lugar entre organizaciones que compilen por oón red" ~ , e orgamza-
_ . apun~ a una orma diferente de coordina r las actividades basada en
la misma base de apoyo se producen situaciones que definiremos como coopcrOl-
ción cooperativa . En estos casos, dos (o ~;I,s) organizaciones preocupadas por 1",
~ ~~.~~n:~nc:a de los componcn~es indi viduales, la integración horizontal la
• Xl L . l. ~ e as metas y estrategias y los niveles múltiples de interacción :Un
"
mismas cuestiones se proponen desarrollar iniciativas conjuntaS basadas en de- ,;¡ posLbLlidad de elem ~ n tos comunitaristas (PowelJ 1990' Pod I
fin iciones compatibles de los problemas y cierto grado de ideotidad y, al mism(O Gulati y Gargiulo 19(9) El modelo d" " 6 ' O ny y Page 1998;
. . e orgaOlzacl n red", la mayorfa de las
tiempo, compiten intensamente por la misma hase de apoyo y sectores s im il ~ r d ~es asoclOldo a formas novedosas de producción introd'd fi
de la opinión pública cuyos intereses desean representa r. El modelo resultante ?mneton o IBM (G 11 99 UCI as por rmas como
. . ste s I 6: cap. 3), permite también cuand l'
de interacción se caracteriza por cierto grado de pol ~ mica interorganizativa qu:: ct:.o,'lmlento . l ' , o se ap lca a un
. socia en su conjunto, un grado mayor de especifi cidad una d fi
no conduce a la quiebra de los inte rcambios de recursos y la comunicaci6n. i...ol
gru pos de la nueva izquierda que en los años seteota competlan por el contrO:
;;:~.más concreta de las metas que los asociados a la meúfora de la Yred (Oi:n~
de los movimientos juveniles radicales en Italia ilustran adecuadamente cm
Los modelos organizativos de red son útiles para la coordinación de e fi
modelo (Tarrow 1989a; dena Porta 1995), como tambi~n lo hacen las relaciono. .:t:.~cn tornoa ca mpa- 1" suer-
.. . nas o po Ltlcas específi cas que involucran muchos activistas
entre las o rgani zac i o n ~s de mujeres que defend lan el derecho al voto en EstOld ! orgaOlzaclOnes dLferentes. Lo hacen sin derv-nd
_. . " . er di ' ,
e as orgalllzaclones que
Unidos (Slaggenborg 199 1). Si se: da la colaboraci6n ~ nu e las organizacionet... '1r:!- I~aTlameme las establecieron ni ej~ rce r un lidcrazgo más allá de d . .
los lazos pueden ser en buena medida inslrumcntales, limitados al intercambolt 'o..~c l fico Much . . su omllllO
; . ' as ?~ganLza c Lo nes red son inherentemente temporales i e
de recursos po r razones prácticas, o bien suponer una obligación mutua r UJ::I; _ClTel"\ven a la movilización o - fi ' .. , no
Se campana especí ca que Supuestamente coordinan
identidad compartida. Esta colaboración proporciona los fundamentos par..! a
":io~~e:~arg:, ~I~unas : .ueden convertirse en organizaciones hechas y der~cha5'
distinción entre las coaliciones y los movimientos sociales que introduji mo~ r;:D
lisun ' m s I~ epcn lentes de sus fundadores originales y con una identidad
el capítulo I (v~ase también Diani y Bisan 2(04). Los procesos que intef\"iew.:tt tlva. Por eremplo, en el movimiento de justicia ecológica de lo - .
en unas y otros generan extensas redes de interacci6n entre diferentes acto~ I:L muchos grupos d . . fi s anos no, en-
_ e actiVistas pre rieron coord inarse en una estrate ia de d
sociales. IIIr·:>rmales que depender de la int~rmediación de las rig;d as b urocraclas re 1"
g . eco 0-
gistas que hasta entonces se habían asegurado la "propiedad" de esas cues ti on~ recursos disponibles para las organizaciones del movimiento social pero también
(Taylo r 1995; Schlosberg 2002: cap.5). Muchas de las organizaciones que se mon- el peligro de conflicto interno, tanto entre unidades organi zativas como entre
lizan a una escala transnacional también. tienen for ma de red. Ejemplos rec i ent~ t.lcciones ideológicas diferentes (Kleidman 1993: 39-40). Por lo general, la vida
incluyen la Rainforest Action Network, que organiza campañas para la protec- de muchas organizaciones red es más corta y menos estable - aunque a menudo
ción de la selva contra actores financi eros que respaldan proyectos destructivos: muy efectiva a corto plazo-- que la de las organizaciones que adoptan formas
la red People's Global Action, que conecta cientos de organizaciones de base en más burocrati zadas. Por ejemplo, Jubilee 2000, una red creada en el Reino Unido
todo el mundo; o la Alliance for Sustainable Jobs and the Environment, qUt en 1996 y expandida a todo el mundo para la cancelación de la deuda, recaudó
desempeñó un papel público visible en la unión de ecologistas, activistas obre r~ .llrededor de 24 millones de firmas en una sola petición, pero falló a la hora de
y organizadores de comunidades locales en las manifestación contra la OMe en .lsegurarse la cohesión de los d iferentes componentes de la red. Se derrumbó a
Seatt!e en 1999 (Bircha m y Charl ton 200 1: 271-89; véase también Rose [20001 principios del milenio, siendo reemplazada por D rop tbe Debt y otras organi-
para coaliciones· interdasistas). Sin emba rgo, el caso más visible de organización zaciones que actuaba n en cuestiones similares, aunque con un impacto general
red es probablemente.e1 modelo de Foro Social. Inspi rado en la expe riencia del mucho menor (Anheier y Themudo 2002 : 192-3).
Foro Social Mund ial de Porto Alegre, el modelo se ha extend ido hacia la coordi-
nación flexible y negociada de los muchos y diferentes actores involucrados en las 6.5. RESUMEN
campañas por una justicia global, tanto a nivel continental como nacional y ]ocal
(véase capítulo 9 para una discusión en profundidad). u s organizaciones de los movimientos sociales han sido descritos con frecuencia
Para subrayar la diferencia: hablamos de "organización red" en referencia .; wmo poco estructuradas, descentralizadas y propensas a involucrarse en con-
formas organizativas relativamente unidas como la European Counter Network irontaciones políticas o prácticas contraculturales. Sin embargo, la in ves tigación
o la Climafe Action Network (Waddell 2003), definidas de acuerdo con su inte- ha mostrado cómo en realidad coexisten muchos modelos organizativos dentro
rés en cuestiones específicas o una perspectiva cultural distintiva; pero también de un mismo movimiento social. Las organizaciones difieren, a veces en grado
hablamos de redes en refe rencia a movimientos en su totalidad, como el mOI·i· lumo, en su respuesta a dilemas tales como elegir entre centrarse en la movili-
miento por una justicia global o el ecologista. En cualquier caso, muchos han zación de personas o de otro tipo de recursos, adoptar algún tipo de Jerarquía
considerado las formas Aexibles y descentralizadas de organización en red como fo rmal o ulla estructura totalmente informal, di rigir sus esfuerzos hacia los con-
particularmente efectivas en el logro de las metas de los m anifestantes. La habili- trinca ntes o proporcionar, además, servicios y oportunidades vitales a su base. En
dad para coord inar acciones y promover campañas conjuntas fac ilita la difusió n este capítulo, hemos presentado un reducido número de modelos básicos de los
de la protesta al mismo tiempo que aumenta la relevancia de ciertos temas de muchos que pueden ser identificados: la organización profesional de m ovimien-
la agenda po][tica y las oportunidades de disem inar nuevas interpretaciones dtl [ OS sociales y la organización participativa de movi mientos sociales (en concreto,

conflicto social y político. La existencia de un número significativo de aliados au- dos ve rsiones de la misma: la organización de masas y la organización activista,
me.nta las opciones de éxito de los grupos q ue promueve n la protesta (Laumann que difieren en su nivel de burocratización).
y Knoke 1987: 387; Knoke 1990a: 208). Los lazos reticulares también permiten A continuación, hemos mostrado cómo ni siquiera la evolución de las organi-
que las organizaciones estén mejor preparadas para manejar las emergencias y z..Kiones de los movimientos sociales es unidireccional: algunas se institucionalizan,
los miedos provenientes del entorno. En concreto, dichas estructuras debería n t.'lf1sformándose en partidos políticos o grupos de inten~s; otras se radicalizan y se
evitar el peligro de desaparición por la acción de los contra rios (de una mane r ~ .:onvierten en formas violentas de acción; algunas devienen comerciales y se intro-
mucho más fác il que cuando el liderazgo se concentra en unos pocos), maxim i- ¿ ucen en el mercado; otras se vuelven hacia dentro, convirtiéndose en algo pa-
zar la adaptabilidad, perm itir la escalada de acciones mediante la distribución d ~ recido a sectas religiosas. De nuevo, más que buscar leyes generales o relatos
los efectos de las actividades de un grupo hacia el resto, promover la innovación ,. universales, hemos identificado algunos factores que parecen influir en el cambio
reduci r los efectos negativos de los fracasos (Gerlach 197 1). La organización w i orga nizativo: en concreto, el impacto de las oportunidades ofrecidas por la con-
permite igualmente cierto tipo de mediación entre el etnos pa rticipativo del que 6guración del sistema político, el peso de las culturas organizativas y el papel del
bebe la organización activista y la coordinación garantizada por las estructur;¡~ ::lmbio tecnológico, sobre todo la difusión de las tecnologías de la información y
formales. !.J comunicación.
Por otro lado, se han señalado problemas asociados al modelo, y a divers.l; Por último, hemos discutido la naturaleza de las formas organizarivas re-
for mas de coalición. Por ejemplo, las redes poco estructuradas aumentan Iv; n.: ulares como un atenuante de las deficiencias de los modelos organiza ti-

208 LOS MOVI MIENTOS SOCI ALES 5 :ONATEL LA OEl l A PORTA y MARIO OIANI
vos tanto formales como poco estructurados. Aunque existían cn el pasado, esas
formas se han demostrado particularmente adccuadas a la hora dc coordinar y
sostener la movilización en el movimiento por una justicia global y OtrOS movi-
mientos u ansnacionales.
l. Formas de acción, repertorios y ciclos de protesta

30 de noviembre de 1999: Seattle, ona clucad que gracias a Microsoft


se habla convertido en el emblema de la Nueva Economla, vela cómo
unos cincuenta mil manifestantes protestaban en contra de la tercera
conferencia organizada por la QMe para lanzar la Ronda del Milenio,
una nueva serie de negociaciones dirigidas a potenciar la liberaliza-
ción del mercado, en concreto, en lo referente a las inversiones y los
servicios públicos. la protesta habla sido convocada meses alrás, en
Génova, por un comité formado por organizaciones de diferentes ten-
dencias que, con su movilización, habla conseguido paralizar la firma
del Acuerdo Multilateral sobre Inversiones (AM I). Como el AMI, las
negociaciones de la OMC fueron objet o de criti ca en la medida que res-
tringlan el poder de los estados para intervenir en cues tiones sociales y
medioambientales en aras del libre mercado. No menos de 1.387 grupos
(que inclulan ONG, sindicatos, grupos ecologistas y organizaciones re-
ligiosas de distinto credo) fi rmaron la convocatoria de manifestación
contra la Ronda del Milenio. Miles de reuniones organizadas en mu-
chos países y una campaña global de información prepararon las pro-
teslas, en las que los manifestantes marcharon con eslóganes como
"el mundo no está en venia", "No a la globalización sin participación",
" somos ciudadanos, no sólo consumidores"; " OMC=Capitalismo sin
Conciencia", " Mercado: limpio, verde y justo."
La mañana del 30 de noviembre, una ser ie de sentadas coordina-
das por D irect Action Network (DAN) impidió que la mayorla de los
tres mil delegados procedentes de 135 paises llegaran a la ceremonia
inaugural. Organizados en "gr upos de afinidad" escasamente vincula-
dos unos con otros, unos diez mil manifestantes se encadenaron y se
sentaron en el suelo utilizando las técnicas conocidas como "encade·
namiento" y "tri pode" que dificult aban su desalOjo por parte de la po·
licia (Smith 20(0). Cuando la policla llegó para despejar las calles que
daban acceso a la cumbre, los manifestantes no hicieron ademán de
resistirse pero aplicaron técnicas aprendidas en cursos de no·violen·
cia. En las calles de Seatlle, atestadas de bandas de música y grupos
de teatro, los activistas de Greenpeace llevaban condones gigantes
con el lema " Practica Mercado Seguro", mientras que los agricultore s
franceses tiraban alrededor de 250 kilos de queso Roquefor!, un pro·
ducto sujeto a aranceles aduaneros en Estados Un idos, en un ojo por
ojo, diente por dienle contra la restrictiva legislación norteamericana
contra las "vacas hormonadas". Activistas de Jubilee 2000, una coali·
ción de grupos (incluyendo muchos religiosos) cuya meta era cance·
la r la deuda externa del Tercer Mundo, formaron una cadena humana.

213 OONATEltA OElLA PORTA Y MARIO CIANI


Una marcha masiva organ izada por la AFl-CIO (Ameri can Federatlon
of la bor - Congress of Industrial Organization) movilizó a más de vein- ~nt~n;ciO~.les empleand.o.diferentes estrategias, desde los lobbies a las marchas
te mil trabaj adores, en su mayorla estibadore s y del sector de los ser- es e os ICOts a las solICitudes de firmas, desde las.hudgas a las sentadas \"ir~
vicios publicos, pidiendo la extensiÓn y una aplicación a nivel mundial tua~s. ~n Seattle y d.e~p~fs de Sc:attle, ma nifesta ntes procedentes de muchos paí-
de los derechos laborales. Organizaciones de trabajadores del campo ses esa .aron, la legltl.mldad de las decisiones adoptadas por las organizaciones
se unieron a consum idores activistas y ecologistas en una llamada a gubernativas internaCIOnales y buscando ((Uncar sus plane, No lo h· .
lo d' 1 . . ICleron por
mantener los productos al iment icios fuera de los acuerdos de l ibera li- 'Icauc~$ , Ip O~loi.tICOS normales o mediante c:lecciones sino que buscaron influir
zac iÓn en aras de la precaución. en a OpiniÓn publica por otros medios.
Más de doscientos manifestantes se vistieron de tortugas mari- C~mo veremos e~ .la sección 7,1, una de las características de la protesta a su
nas -una especie en peligro de ext inclón- que daban vueltas entre capaCidad para mOVIlizar a la opinión pública a tra vts de (¡o, m" n od
la multitud con el objetivo de detectar y aplacar todo tipo de violencia. de·ó · . .. o-on oxas
r accl n y prcslon~ r a,sl a qUI.enes toman las decisiones. El breve perfil de la
Como explica BenWhite, disef'iador de los color idos vestidos yact ivis-
p otesta de Sc:attle di bUjado arriba describe una seri" d d ·' .
ta del Proyecto para la Restaura ciÓn de las Tortugas Marinas: " D esde _ d ' .... e !rerentes aCCIOnes que
el principio de los tiempos, las tortugas han sido un slmbolo de sabi- .oma .as en. su conJ ~nto, conforman lo que definiremos en la sección 7,2 com~
durla. Nunca luchan, no usan la violencia. Nosotros las representamo s un reperton o de acción colectiva, La sección 7.3 utiliza,' _1 ..
.. l b l - iI. .... mOVimientO por una
y debemos ser su voz [n.] cualquiera que actue de forma violenta, aun - lus.tlCla g o a para IluSlrar cómo toicticas muy diferentes en I~ rm,· n d d.
~J¡d ad I "Ió ' " b os e ra 1-
que sea verbalmente, tiene que quitarse el vestido [ ... J no sólo recha - y a glca su yacente coexisten con repertorios contemporoi d
zamos la violencia para nosotros mismos, si no que estamos en contra prot~sta. Para los actores de movim ientos socia les {racial mOwmenl acr:;:; Ja~
de que otros la utilicen. Donde Quiera que haya violencia, las tortugas dccclOnes en tre las d ifcrentes formas de acción a adop,, · '
pasarán intentando hacer la paz" (en Reimon 2002: 73). Sin embargo, d (¡ '1 r son Importantes pcro
I ICI es, ya que las decisiones involucran cálculos estratfg,· ,_ " .d .
pequen os grupos situados al margen de las manifestaciones recurrie- 1 1 l' .... onSI eraCIOnes
ron a la violencia, rompiendo los escaparates de tiendas de productos
::u {u n ,cs y re aClOnadas con los valores. De hccho, como se ved en la sección 74
!.l neceSidad de atender al mismo tiem po a diferentes tirv>e d"ud " . ,
de multinacionales como Nike, Levi's y McDonal's, acusadas de em- . de d '] ' r -~ ... .. lenCla crea una
plear trabajo infant il o productos insanos, En todo caso, y antes de que ~n.e bl .. emas táCtlCO$, Además, dichas c:lecciones se ven inAuidas tanto po,
Tarla es IOteroas como . .
los anarquistas empezaran a causar danos materiales, la policla entró - por InteraCCIOnes con otros ac tores (sección 7 '5) de t
en masa contra quienes bloqueaban las calles de forma pacifica, em- T luera.de las fronteras nacionales (7.6). El ca rácter mutable de estas deci . n ro
pleando gas lacrimógeno y sprays pimienta (Smith 2000: 13; también ~ndu(llrá, edn la secció~ 7.7, al análisis de las dinámicas delicas de la protes::o,n~:
Morse 2(01). Una vez declarado el toque de queda por las autoridades, .::.I.tura eza e los cambiOS en c:ltiempo.
los bloqueos y las cargas de la policla continuaron durantes tres dla s
y tres noches hasta que la cumbre intergubernamental se disolvió sin 7_ 1. LA PROTESTA : UNA DEFINICIÓN
alcanzar acuerdo alguno, Entre los se iscientos arrestados se contaban
activistas de Global Exchange que hablan usado sus pases para entrar t, En Seattle y otras protestas posteriores, los activistas desfila,o" .. n 'r
en la ceremoni a inaugural y criticar a la OMC desde la tribuna anle .:.Qne . bl " ... " manuata_
los pocos delegados que hablan conseguido entrar. Una solicitud que ;.. , s, °drgaOlzaroll oqueos y cc:lebraron conciertos y vigilias. Algunos iba
:::.5lraZ3 os de toctug
_
r d ..
. as cn pc Igro e eUIOClón y otl"OS enteramente de ne ro
"
circu ló el) Int ernet contra la falta de transparencia de las conversacio-
nes recogió en tan só lo 24 horas las firmas de 1700 grupos dif eren tes, :tl~¡u~ roll .espaclOs reales y vinuales. ¿Que ,ienen toclas estas acciones engc~
muchos de ellos procedentes del hemisferio sur (Kaldor 2000: 112). :: d· . nfiP~lmer lugar, toclas son formas de protesta: i.e., formas no rutini za-
..::;.s e In ulr en los p'oc
- 1 1 esos po l·ItI.co~, sociales,
.
.... . "Lo, m OVlmlentos
cul tur,I-, . .
:::'Ia es ~~p elan m~todos de persuasión y coerción que son, la mayorfa dc las
~ __ ("S, ongma es no-ortodo
x d á . d
"".;\-ilson 1973' 227) N os, ;am tlCOS y e una legitimidad cuestionable"
Sc:atde ha sido defin ido como un punto de inAc.xión, pcro tambif n cocnv __ . ' . ' o en vano, as protestas pueden defin irse como "es acios
d punto culminante de un prOCeso de agregaeión de gru pos y organizaciOO:5 ~>~decontestaclóndondese utilizan cuerpos slmbelo 'd ·d d p .
'¿:se ' . ' s, 1 entl a es, prácticas
activos en países de todo el mundo: trabajadores de cuello azul y del cam:-n- ~ ~ _ ~r~(~ral pcrscgUlr o preveOlr cambios en las rc:Jaciones institucionalizadas
consumidores y ecologistas, iglesias y feministas, pacifi stas y asociaciones por j ¡''\KIer !ay or y va n Dyke 2004: 268).
derechos humanos. Antes de Seanle, grupos heterogf neos y en principio p-:aro De acuerdo con los princip· d 1 d .
. lOS e a emocraCla representati va, las decisiones
conectados se habían movilizado de 'manera con junta contra las o rganiza c i~ ~ toma un gobierno pueden ser contestadas inmediatamen,_ po 1 ..6
... r a OpaslCI n par-

-.. ..
~_ , -_ ..
lamentaria o castigadas más ta rde por los ciudadanos en las urnas. Al margen de h llgún boicot. En ocho sociedades post-industriales (G ran Bretaña, Alemania
intervenci6n militar, las canales para presiona r a un gobierno extranjero incluye:. Occide:ntal, Holanda, Austria, Eslados Unidos, halia, Suiza y Finlandia), el por-
la diplomacia bilateral o las negociacione:s en alguna de las muchas Organizaciones .:-cmaje de los que han dejado su firma en iniciativas pasó del 32% a m edia~os
Gubernamentales Inte:rnacionales (OCI). No obsrame, sobre: todo a partir de h. de la década de 1970 al 60% a mediados de los noventa; el de los que se hablan
década de: 1970, cada ve:z más ciudada nos han confirmado la lc:gitimidad de ou,u IDanifestado, pasó del 9% al 17%; y por su parte, el de: los que hablan participado
formas de presionar a los gobiernos. Enfrentándose a leyes o decisiones que con ~ t: n boicots, ocupaciones de edificios o huelgas no oficiales habrfa pasado del 6,1%
deran injustas, esos ciudadanos adoptan formas de acción que: desafían las nOrm~ !" 2%, por ese orden, al 15,2% y 4% respectivamente (ibld.: 198). ..
eslablecidas. Un "nuevo conjunto de actividades políticas se ha sumado a los re- Una característica importante de la prmesla es el uso de canales tndlfcctos
pertorios políticos de los ciudadanos" (Barnes el al. 1979: 119), en especial desde la pafa influir en los quc toman las decisiones. Como señaló Michael Lipsk.y (.1965),
década de 1960. 1 Los investigadores han añadido una larga lista de formas nue\',u u protesta es un recurso politico de quien carece de poder. Los aconteCimientos
y no convencionales de participación política (que incluyen las peticiones de firmal. que sacudieron Estados Unidos en la década de 1960, desde la campaña "Verano
las manifestaciones legales, los boieots, la renuncia a pagar rentas o impuestos, l.u de la Lihcrtad" (Freedom Summer) para el registro de votantcs negros en los es-
ocupaciones, las sentadas, los bloqueoS del tráfico y las huelgas salvaje:s), que se une.:! tados del su r impulsada por los activistas por los derechos civiles e:n 1964 hasta
a las mois tradicionales, como seguir la política a través de los periódicos, mantcnc~ u "Marcha sobre Washington" en apoyo de los derechos civiles de las minorfas
discusiones políticas eon otras personas, trabajar para los partidos po](ticos o Slll étnicas, tocios tiencn algo en común: "Se !leva ron a cabo desde grupos relati-
candidatos, asistir a mítines políticos, mantener contactos con cargos públicos o per- \'amente carentes de poder y su éxito no dependía de la utilización directa del
suadir a amigos oconocidos para que votan en un sentido determinado. Esas formaJ poder sino de la activación de otros grupos para que entra ran en la are na política.
más novedosas han ido adquiriendo cada vez mayor Icgitimidad: "En las sociedades La protesta tiene éxito en la medida que otros se ac tivan en el com~ro~iso políti-
indusuiales avanzadas, las técnicas de acción política directa no están, de hecho. co, y por ende, es una de las pocas estrategias a las que pueden aspltar meluso los
estigmatizadas como una desviación; tam¡xx:o se perciben como orientadas en uru grupos políticamente desfavorecidos" (Lipsky 1965: 1). De ~echo, la ge~,te que
dirección amisistémica" (&am es el al. 1979: 157). participó en las manifestaciones de Seanle se velan como 105 perd~~ores de la~
Esta expansión de los repertorios de participación polftica parece ser una "ca- políticas económicas neoliberales. Aunque no fue r~ n exactam e.n~e Impote:ntes
racterfstica duradera de las masas democráticas'; (Barnes el al. 1979: 521). Dr ¡"powerless· ), los sindicatos, las ONG y las agrupaciones de actIvIstas que lanza-
hecho, dos décadas más tarde, Pippa Norris (2002: 22 l j observó mie:ntras tnb~ _ ron las protestas eran los forasteros (o, en palabras de Tilly, los desafiadores) de
jaba en las encuestas Wo'¡d Value Survrys, que "hay muchas razones para pensu una política mundial de la que son miembros, en cambio, los rep resentantes de
que el cambio desde los grupos d.c interés tradicionales a los nuevos movimientos lu OGl, las naciones poderosas y las grandes multinacionales.
sociales ha in(luido en las agencias (agN/des), los repertorios y los obje:rivos de]¡
participación polflica [ ... 1El anál isis de la política de]¡ protesta muestra que mu- Cuadro 7.1: El proceso comun icativo de la protesta
chas de estas formas de acción, como la recogida de firma s, las manifestacionet
Recompensas
y los boicot! de consumo, están bastante generalizadas y se han hecho cada \'el
simbólicas
más populares en las últimas décadas. La prolesta está al alza como canal de ex-
presión polltica y de movilización". En las "viejas democracias", según los datos
de Nonis (2002: 197), el 60,7% de la población ha estampado su firma en alguna
iniciativa, el 19,1% ha participado en alguna manifestaciÓn y clI7,1% ha secundado
Ba!óC socia! Medios -+1 Público de 1
de la pr(){esta de comunicaci6n 1 referencia 1

11_---=--__--:-:--_.
1. Sarnas et al. (1979) senalaron cómo en Gran Bretana, Estados Unidos y Alemania Oc-
eldenta l aumentO el porcentaje de quienes, ante la pregunta "¿qué puede hacer un ciu-
dadano frente a una regulación local considerada Injusta o perjudicial?", respondiero n
I Obj,",m I
"acclOn polltica no-convellclonal". En Gran Bretana, pasO del 0.2 % en 1959-60 al 7,1 "
en 1974 (6,9); en Estados Unidos aumentO del 0,5 % al 6,9 (6,4); yen Alemania Occidental --- Recompensas materia,.
...s ' 1de la protesta r
sublO del 0,7 % al 7.8 (7,1) (Baroes el al. 1979: 143). Una tendencia similar se observa en
las raspuestas acafca de una legislación nacional injusta. con el porcentaje de quienes se
Inclinan por las acciones no-convencionales pasando del Oal4,3 % en Gran Brelana, O,3al Fuente: Adaptaci6n de Upsky (1965: 163-82).
3,6 % en Estados Unidos y dell ,9al9.5 en Alemania Occidental (1979: 144).

21$ LOS MOVIMIENTOS SOCIALES


211 DQNATElLA DU LA PORTA y MARIO DIANI
La protesta pone en movimiento un proceso de persuasión indirecta ~edi a­ lugar a dudas, la protesta esrovo presente con anterioridad a la formación del
tizado por los m cdios de comunicación de masas y el poder. Como sugiere el eSlad<:r.hacio-ñ:-lo;-campesinos quemaban molinos en protesta por la subida del
cuadro 7.1, los actores carentes de poder dellen movilizar el apoyo de grupo~ ~recio del pan, los súbditos se disfrazaban para mofarse de sus superiores}' los
más poderosos, De hecho, la protesta moviliza a una variedad de actores. w IUnerales podían servir de ocasiom:s para la denuncia de las injusticias,) Las tác-
interesados más directamente en las decisiones políticas fo rman la base social de ticas adoptadas variaban desde la utilización de slmbolos irreverentes y la música
la protesta, de la que surge un liderazgo que guía la acción y mantiene las rela- {como en los charivari) a la invasión de los campos y la incautación del grano.
ciones exteriores. Los medios de masas difunden su mensaje, di rigido en primer Sin emb;lTgº-,-~~!.s teJ.'lían dos caracteilsticas en común: "En t~rminos generales,
lugar al público de referencia de los que toman las decisiones. Estos últimos son desde med~ados del si.{lo XVII hasta mediados del siglo XIX, el repertorio tuvo un
el verdadero objetivo de la protesta. Para que la protesta triunfe, debe generar ~cance parr?CIuial: estaba dirigido a actores locales o representantes locales de
estímulos positivos y ganarse la simpatía de los que tienen más recu rsos par¡ l eto res nacionales, Asimismo, estaba fuertemente sustentado en el patrocinio: se
invertir en las arenas donde se toma n las decisiones, Mientras que la acción co- :ecurrfa a los poderes inmediatos d isponibles, a los que se les trasmi'!"n q uejas
lectiva de los grupos con acceso al poder puede d irigi rse d irectamente a los que ., planteaban disputas y que actuaban temporalmente en sustitución de poderes
toman las decisiones, los carentes de poder deben tratar de involucrar a quiene1 t:Iactivos o indignos para terminar abandonando el poder tras la acción" (Tilly
tienen la posibilidad de influ ir sobre ~stos , Además, la infl uencia ejercida por 10l • 1986: 391-2),
movim ientos sociales puede ser tanto positiva, a tr ay~ndose simpadas hacia ~u Las formas adoptadas por la acción eolectiv.a Comen7~1rOn a cambia r en el si-
causa, como negativa, ame naza ndo, por ejemplo, con extender el desorden, pO'!' ~Io Xrx;-c'~~~~~ e~ v,i:¡o~~.e~rt~~·i~'-pa rr~ui~l ysujeto al patrocinio fuc rccmpla_
eso mismo, las caracted sticas de los med ios de comunicación de masas y, de un l.ldo'pot"llnOnaCion~,1 ( aunque d isponible para cuestiones y enemigos locales, se
modo m:h general, los canales de comunicación, son de una gran importancil :festa fáci lmente a la coordi!lación entre muchas localidades") y autónomo ("en
para esos movimientos: su capacidad para di rigirse a la opinión pública es, no etl fu ga r de mantenerse a la sombra de los ,poderes existentes y adaptarse a las ruci-
vano, un componente crucial de su acción, .=.I.S sancionadas por ellos, la gente que utiliza el nuevo reperto rio tiende a iniciar
Sin lugar a dudas, los movimientos sociales no se valen únicame.nte de b rus piopias quejas y ~eivindicaciones" (TiJly 1986: 391-2J), que incluye acciones
proteSla ni tienen el monopolio de su uso, Otros actores, como los partidos poll- ~mo las huclgas, los mítines electorales, las reuniones públicas, las recogidas de
ticos o los grupos de presión, tambi ~n recu rren a ella y, en ocasiones, se alían eoo l:rmas, las I~an¡festacion es, las insurrecciones y la invasión de los poderes legis-
los movimientos sociales en campañas específicas, Sin embargo, la protesta le "'¡UI·OS. En el pasado, las asambleas tenían lugar en las residencias privadas de

particular, sus formas m:h innovadoras y radicales) se ha conside.rado e~m o ur.;¡ m enemigos de la muchedumbre, mientras que hoy se prefieren las sedes y los
forma de acción' trpica de los movim ientos sociales porque, a d iferenCia de I K:nbolos del poder público nacional (TiJly 1986: 392-3), El viejo repertorio tCfl-
panidos políticos y los grupos de presión, tienen menos canales de acceso a qUIe- '::.J a utilizar el m ismo tipo de acción que las autoridades, en forma de caricatura
nes toman las decisiones. Las formas de acción son particularmente importan:o -Jo de sustituciÓn temporal, mientras que el nuevo inventó formas autónomas'
para los movimientos sociales ya que ~stos son ~a menudo recordados más f":1f ..a población solía participar del repenorio tradicional de acción colectiva com~
sus métodos de persuasión que por sus objetivos" (Wilson 1973: 226), .r.:embros de comunidades preexistentes, mientras que en el repertorio moder-
.11) lo hacen como representantes de intereses particulares, El viejo repertorio se

7.2. REP ERTORI OS DE ACCiÓ N .tpro\'ec ha~a de las celebraciones u ocasiones oficiales; el nuevo incluye III organi-
UoClón deliberada de asambleas y situaciones para la acción. Esta transfo rmación
Las marchas, los boicolS, las ocupaciones y otras formas de acción empleadas C!: .:.: 1" fo rma de la protesta fue la consecuencia de la creación del estado-nación, el
las campañas por una justicia global tienen algo más en común: todas forIT".o:r ...~rro¡¡o del capitalismo y el surgimiento de los medios modernos de comuni-
parte de un repe;lo rio moderno de acción colectiva, definido como "el conJ~ o.:lÓn, Como dice T iJly (1986: 395-6):
to de medios que tiene lun grupoJ para plantear reivindicaciones diferentes
individuos d iferenteS" (Tilly 1986: 2), Charles Tilly ha hecho una imporu:rc
~ ~'tr/! los eje~plos del repertorio basado en el patrOCinio y de alcance parroquia l se
contribución al estudio de la acción colectiva al identificar diferentes tipoi C!t<l:an los motines contra la carestra, las invasIones colectivas de la propiedad. la des.
acción confrontacional '(conunlious action)l en distintos periodos histÓrico~. Sa :o.:Clón de los peajes y otras barreras, la destrucción de m.!quinas los chilfivari y las
~n atas, la expulsión flsiea de los recaudadores de Impuestos. trabajadores edran 'eros
-l :~os fora.steros; desfiles tendenciosos, las batallas entre pueblos, el derribo o s~~ueo
2. TiI1y deflne la confrontación (con/en/ion) como una acción colectiva que influye d l -~ !lit :.!Isas privadas, los alumbrados for~osos y los juicios y reuniones populares o d, m t
mente en los Intereses de otro gruPQ de acción (nlly t986: 382), - ! 1986: 392-3), , oa
Según avanZÓ el capitalismo, los estados-nación se hicieron m,!.s podet01o- movimientos sociales. En concreto, se utili7..:l Internet para la movilizaCIón
y tanto los asuntos locales como [el ~echo de contar con) patrones cerca........ Jt!.nr y la ~rforrrulTJct de acciones de protesta: el t~ r mino "presión electrÓnica"
perdieron inAuencia en el destino de la gente corriente. Progresi vamel'l:':" ~rkrtronic adlJOC'acy; hace referencia al "uso de la alta tecnología para inAui r en
los detemadores de grandes capitales y el poder nacional tomaban decin> b procesos de roma de deci,siones, o al uso de la tecnología en un esfuerzo de
nes que les afectaban. Como resultado, la incautación de grano,la invaücCl -=nar apoyos para el cambio de políticas" (HicK y McNutt 2002: 8), Asimismo,
colectiva de cam pos y otras formas parecidas devinieron ineficaces, irrde- FJcias en parte a Tnlernet, las campañas transnacionales se: han hecho m is am-
vantes y obsoletas. En respuesta a los cambios de poder y de capifal, la go- ~s, menos centralizadas, más difíciles de activa r y desacti var, y continuamente
te común invemó y ado ptó nuevas formas de acción, creando la c;am~ CL"'Ilbiantes en tüminos de redes y melas (lkn nett 2(03),
electoral, el encuentro público, el movimiento social y el resto de elementa
del nuevo repertorio. 7.3. LÓGICA Y FORMAS DE LA PROTESTA

El nuevo repertorio respondía así a una nueva situación en la que la polhica en LM ciudadanos y las organizaciones que se oponen a la globalización neolibcral
de cark te r cada vez más nacional, disminuía e! papel desempeñado por las comu- ~ hacen de diversas formas. Al principio de! capítulo, hemos presentado unas
nidades y se difu ndían las asociaciones organizadas, en particular entre las c1a!.t'l :)armas de acción que variaban en rad icalidad, desde las recogidas de firmas más
trabajadoras (Til1y 1984: 309), Los reperto rios mode rnos presentan otra carac!e- ;onvencionales hasta los bloqueos más radicales, incluyendo diversos episodios
rísLÍca típica además de su escala nacional y su ca rácter autónomo: su tua lidJ'! &: \·io!encia. Investigaciones basadas en sondeos de opinión han ordenado las
modular, i.e., la posibilidad de scr utilizados por una variedad de actores coo
una diversidad de objetivos. En las sociedades tradiciona les, el repertorio er;.
i<>rmas de participación a lo largo de un confimmm, desde las menos a las más
auemas, diferenciando varios umbrales: "El primer umbral indica la transiciÓn
;:1
,,',
'lo
espedfico, directo y rígido: "En las} ociedades divididas en órdenes, aisladas por ¿ade la política convencional a la no convencional. Las recogida de fi rmas y la
las malas comu nicaciones yla ral ta de alfabcti7..:lción, y organizadas en grup::;¡:
corporativos y comunales, era raro encontrar formas de acción colectiva inde-
?lrticipaciÓn en manifestaciones legales son actividades poHticas no ortodoxas
que, sin embargo, se enmarcan dentro de las normas democr:ilicas aceptadas. El
;)
pendientes de los conAictos que las originaban" (Tarrow 1994: 35), La consolid¡ _ Joegu ndo umbral representa el salto a t& nicas de acciÓn directa, como los boicots.
ción del estado-nación, la expansión de los medios de comunicación (ya fue ru¡ ente rcer ni vel de actividades políticas conllevada actos ilegales pero no violen- II
carreteras o periód icos) y el crecim iento de las asociaciones priviidas-favoreciero:. ros. Las huelgas no oficial es o las ocupaciones pacificas de edificios son típicas de
el desa rrollo de un repertorio nuevo, general, Rexible e indireCto; lo que a su \'('2 a te nivel, Por último, un cua rto umbral incluiría actividades violentas como el
facilitó la .difusi6n de la protesta y la movilizaci6n de gru pos nuevos y di verSQt p:rjuicio personal o el daño físico" (Dalton 1988: 65).
entre la P-O;Placi6n=-_ Aunq ue las formas de acciÓn se concentran en buena medida en el sistema
Según 'iill y- y Tarrow, el repertorio moderno surgido con la RevolucióD político, debería tenerse en cuenta que los movimienlOS tambi~n hacen uso, en
Francesa ha cambiado poco desde entonces. Los boicots, las ba rric<tdas, las peti - diferentes grados, de estrategias culturales oriemadas a cambiar los sistemas de
ciones de fi rmas y las manifestaciones todavía siguen presentes (y son probable- \'aIorcs. Mientras que las estrategias pollticas buscan, sobre todo, cambiar la rea-
mente dominantes) en el panorama de la protesta. Sin embargo, si nos fijamos lidad externa, las culturales buscan una transform ación imerior. Como ya se ha
en d ejemplo que abrfa el capítulo, podemos identifica r ciertos elemenlos no\·e- señalado, algunos movimientos sociales se dirigen primordialmente a los siste-
dosos; d ementos que pueden explicarse a partir de las transformaciones de lal mas de valores mientras que otros se centran en el sistema poHtico (por ejemplo,
mismas caracterfnicas que resultaron esenciales en e! surgimiento del repertoric. Rucht 1994). Además, los mismos movimientos alterna n fases de mayor ~pol iti ­
moderno. En primer lugar, d capitalismo ha avanzado desde las induscrias ba- zaciÓn" y otras de retiro a la actividad contracultu ral (Melucci 1984a; sobre Italia,
sadas en el estado-nación hacia las corporaciones multinacionales. En segundo della Porta 1996a). Tanto las estrategias cultu rales como las po!iricas se caracteri-
lugar, si bien ese estado-naci6n no ha desapaucido, está hoy en día Ranqueado zan por diversos grados de extremismo, desde las evoluciones subculturalcs más
por entidades sub-nacionales y supra-nacionales cada vez más poderosas (v~ase mode radas hasta los relOs contraculturalcs radicales en el primer caso, y desde la
capitulas 2 y 9). Movilizaciones como las de Seattle son transnacionales en su negociaci6n a la confrontación en el segundo (Rucht 1990a).
naturaleza. En tercer lugar, los nuevos medios de comunicaci6n, como la tele- Sin embargo, como intentaremos demostrar con más detalle a continuación,
visión, pero sobre todo algu nos más recientes como d fax, los teléfonos móviles las formas de acción pueden distinguirse tambi ~ n de acuerdo a la "lógica" o el
e ¡m ernet, han transformado las ambiciones y la capacidad de comunicaci6n de modus Q~randj asignado por los activislas.

220 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 221 OONATEtLA DELLA PORTA y MARIO OIANI
7.3.1. La lóg ica de los números t 8-1 y 1985, grupos pacifistas de varios paIses europeos sugirieron a los VOtantes
lJe exigieran a los candidatos electorales de todos los partidos garantías sobre
La lógica de los números, a la que se refiere James DeNardo en Power in Numbrrs t"'.lestiones relacionadas con la paz. En los años noventa, la campaña liderad;,¡
(1985), subyace a numerosas formas de protesta. Dado que "parece que los nu- ~r Jubilee 2000 recogió 24 millones de fi rmas en una solicitud para condonar la
meros siempre tienen [ciertol poder" (1985: 35), el destino de un movimiento de- Oeuda de los países más pobres (Anheier y Themundo 2002). El uso de esta for-
pende en buena medida del número de sus seguidores. Como señala DeNardo. o.,¡ de acción se ha visto faci litado por Internet: campañas transnacionales contra

el "tamaño de las manifes12ciones de disenso afecta al régimen directa e indi- o.ultinacionales como De Bccrs, Microsoft, Monsanto, Nike, etc. se desarrollan
rectamente. Como es natural, la ruptura de las rutinas diarias aumenta con ~u etpccialmente mediante peticiones online, con la colecta de fi rmas vla listas d e
número, y la habilidad del régimen para controlar las masas sufre inevitable· .:orreo y páginas web.'
mente conforme éstas crecen. Además del trastorno inmcdi;,Ito, el tamaño de 13j Las nnsrn'k~s o sentadas virtuales son otra forma de protesta onlin~ que ha
manifestaciones dan al régimen una indicación sobre el apoyo del que disfruWl Froliferado recientemente entre organizaciones radicale:s como una "práctica
los d isidentes" ( 1985: 36). Del mismo modo que los partidos políticos intent;,¡D Tlrtual de conAictos reales" (de acuerdo con la asociación StranoNetwork véase
elevar el número'de votantes que les apoyan y los grupos de presión buscan ~reschi 2000: 104; della Porta y Mosca 2(05) que también se conduce con u~a ~ló­
maltimizar el número de sus adhe rentes, los movimientos sociales buscan mo- pca numérica". Una nrt.strik~ es "comparable a una procesión flsica que ocupa
vilizar al mayor número de manifestantes posible. =a carretera con el propósito de hacerla inaccesible". El n~t.striking consiste en
Desde ese punto de vista, las protestas sustituyen a las elecciones. Su lógica (:';" l gran número de personas conectándose simultáneamente al mismo domi nio

es la misma que subyace a la democracia representativa: la implementación de 1 una hora determinada para obstruir un sitio web considerado como un objetivo

las decisiones de la mayoría. Las protestas sirven para atraer la atención de 1m ~b6lico, imposibilitando que otros usuarios accedan al mismo. La moviliza-
representantes electos sobre el hecho de que, al menos en lo tocante a ciertas cues- oón y sus motivos se comunican normalmente por adelantado al propietario del
tiones,la mayor parte del país no coincide con la mayoría en el parlamento. Asi. s;:no web objeto de la protesta. Cuando se produce: un n~lStrikr, los manifestantes
el miedo a perder apoyo electoral debería empujar a los represent;,¡ntes a cambiar __ Ii/lr activan un canal de comunicación (generalmente un chat o uJla lista de co-
su posición, realincándose con el "conjunto" del país. rrco) pa ra coordinarse en la acción. El nrtslrike se puede: acompañar de protestas
Las manifestaciones son una de las principales tácticas diseñadas pa ra de- virtuales que vinculan idealmente entornos ojJline y online, por ejemplo, el
mostrar la fuerza numérica que hay detrás de las protestas. Las manifestaciono ;romovido Contra la página web de la OMC durante las protestas en $canle (T.
de Seanle iniciaron una nueva ola de "política en la ca\le" con unas rn;,¡reh3j iordan 2(02). Similar al net.stn'k(!, pero menos usado, el mDil-bombing consiste en
masi vas que paredan ser un vestigio del pasado. Grandes manifestaciones se or- c::l\'iar e-mails a un sitio web O un servidor hasta su saturación.
ganizan durante las conlTa-cumbres, definidas como arenas para "iniciativas d~ La lógica de los números es coherente con los principios de la democracia
alcance internacional durante cumbres oficiales y sobre las mismas cuestiono ~ prescntativa: se imenta influir en la opinión pública, el repositorio final del
pero desde un punto de vista critico, concienciando a trav6 de la protesta y tJ rxie r político. Como los manifestantes también votan, se as ume que los re-
información con o sin contactos con la versión oficial" (Pianta 2002: 35). Oespuet ;reSentantes políticos cambiarán de posición antes de correr el riesgo de no ser
de algunas experiencias preliminares en la década de 198O,Ias contra-cumbres ~ u -elegidos. Sin embargo, el bombardeo de Irak por parte de la coalición bélica
multiplicaron en el decenio siguiente, simultáneas a las masivas Conferencias de oternacional bajo mando norteamericano demostró, desafiando a una serie de
las Naciones Unidas y apoyadas por el frenético activismo de ONG que decían ;rotestas masivas, que la lógica de los números no siempre fun ciona. A pesar
representar no sólo a sus cientos de miles de miembros sino a los intereses gene- ~ que, en muchos de los paises involucrados, los sondeos de opin ión demos-
rales de miles de millones de ciudadanos sin voz. Millones de personas se unieron ::-,¡ ron que una mayorfa de la población se oponía a la guerra, los gobiernos de
en el día internacional de protesta contra la guerra de lrak el 15 de febrero d~ tlgunos países europeos (como Italia y España) se ofrecieron a envia r tropas en
2003 (della Porta y Oiani 2005¡ Waalgrave y Rucht 2010). ¡ ?Oyo a la ocupación estadounidense.
Las recogidas de firmas (y los referéndums) también se utilizan para dem~ De hecho, sería ingenuo as umir que las opiniones de los representantes c1ec-
trar la fuerza numérica del apoyo al movimiento. En los años ochenta, se reco- :os siguen a las del público general en todo momento (McAdam y Su 2(02). En
gie ro n firmas y presentaron peticiones de referéndum en todos los países afecu·
dos por el despliegue de misiles C ruise y Pershing, alcanzando cifras millonariJ.' t. :ntre otros, Carty (2002) sobre al movimiento contra los talleres donde se e~plota a los
en Italia, Holanda, Alemania y Estados Unidos por lo que a fumas se refiere. En n~ajadores y el boicot a Nike, y Rosenkrands (2004) sobre las activ idades online contra
;u corporaeionas.
primer lugar, el voto ~ estructu ra en una extensa ~ rie de preguntas y de¡xnd: Q3lbitn Eckstein 2001 sobre Am~r i ca Latina y Bennani-Chaibri y Fil1ieule 2003
de un equilibrio entre diferentes motivaciones. No est<i nada claro que un ina.'- ¡;e,bre los países isl;imicos). En la violencia contra la propiedad, los costes son
viduo abandone su votO electoral tradi¡;ional en razón de una preferencia acera cnnClpalmente económicos, pero la lógica se torna e.tda vez más "m ilitar" en la
de una cuestión particular, aunque ~ mues u e de acuerdo con el movimicr.::- ~1Olcnc ia contra las per.sonas. Sin embargo, en todos los casos, la violencia tiene
en ese punto. Los acti vistas de los movimientos tienen, por lo tanto, no sólo qtr ::"1.es simbólicos e instrumentales. La violencia se justifica con frecuencia como
conseguir un apoyo m<is extenso sino tambit n producir "fuertes preferenci&J' d rechazo simbólico de un sistema opresivo, pero se usa también. como en los
a fa vor de sus demandas. En ~gundo lugar, las campanas de protesta tlcne:. 6 rurbios contra la carestía, para ganar batallas especificas u obtener la atención
una du ración limitad.t de modo que su influencia política es menos di recta. D: =c-diMica. En palabras de un miembro del Blae k Bloc, ~como tácrie.t de protes-
hecho, "el problema con todas las alianzas de movimientos, pero en especial co:. ::L. la utilidad [derivada] de destruir la propiedad es limitada pero significativa.
l.ts de partidos. es cómo mantener firme el compromiso una vez que el pcrsur H.:.ce que los reporte ros corran hacia donde se inAige y envía el mensaje de que
sivo sonido de miles [de personas] manifest<indose se ha convertido en un c-.x. ciertas empresas aparentemente inatacables en realidad no 10 son tanto. Los que
lejano" (Roc hon 1988: 174). En tercer lugar, induso los a¡;ontecimientos masilO ?rticipan en la protesta y el resto que están sentados en sus casas frente al tele-
--como las recogidas de firmas, las campañas online y las netstrikes- son a m:- -.-isor pueden ver ¡;6mo un pequeño ladrillo en manos de alguien con determina-
nudo ignorados por aquellos a los que van dirigidos (Rucht 2oo3a). Su im pa~ : ción puede romper un muro simbólico. Romper una ventana de Nike no pone
en los observadores depende de cuánta atención atraigan por parte de los med ie. ~ peligro la vida de nadie" (citado en Notarbartolo 2001: 81). Los d isturbios ur-
'~,- de comunicación de masas (Gurak y Logie 2003: 26). Además, como de nu: · ~n os pro tagonizados por minorías étnicas exduidas y los disturbios excluyentes
vo mostraron 10$ acontecimientos de Sean1c:, el poder se está desplazando haC'.l- romea una de esas minorías tienen generalmente por objetivo con¡;esiones espe-
dtcision-m(lk~s con cada vez menos responsabilidad de cara a la opinión publia ciñcas. En general, los alborotadores han practicado mucho más el autocontrol .
y los ciudadanos-electores (véase ¡;apítulo 8). Como demuestran las numerO!oa Ce lo generalmente admitido (Hobsbawm 1952; Bergman 2002).
derrOlas en referéndums inspirados por los movimientos sociales, existe un t".i-.:- El uso de la violencia tiene también muchas limitaciones y constreñimientos.
tor adicional y quizá m<is decisivo contra la lógica de los números: los que prOleto- En primer lugar, la acción violenta puede causar una escalada de rep resión y
tan (a veces definidos como "minorías adivas") no siempre reAe jan l.ts opiniol"!el ilienar a los simpatizantes. La violencia polariza el conAicto, transrormando "las
de la mayo ría de la población (K riesi y Wisler 1994). Por lo tanto, sería extrelTU- ,daciones entre desafiadores y auto ridades, de juego muhipolar y confuso a uno
damente peligroso para los movimientos sociales depender ún icamente de ts:l Spolar en el que las per.sonas se ve n forzadas a elegi r un bando, los aliados de-
lógica; una lógica que, en cualqu ier caso, no refleja totalmente su propio concc:- J,Cnan, la audiencia se desba nda y el aparalO represivo del estado se pone en fun-
to de democracia, que prima la participación por encima del VOto de la mayo:-.l- .:)onamiento" (Tarrow 1994: 104). Aunque es cierto que una ausencia de recursos
(v~ase cap. 9). Podemos añadi r, sin embargo, que, detr:h de las consideT3cioTl:5 cuede animar el uso de las tácticas rnb extremas, "este impulso ~ constriñe [...1
orientadas estratégicamente, la lógica de los números también desempeña = ~r la erosión del apoyo que provoca la rep resión y la fue n e reacción (back..lash)
importa nte función si mbólica orientada a los propios activistas. Las gT3ndes na- ~oral . Por lo tamO, la cuestión principal es saber si una sensibilidad extra del
nirestaciones confie ren poder a quienes participan en ellas, que extienden !1.!S zobierno hacia la protesta violema proporcionad una compensación suficieme
sentimientos de pertenencia a una amplia comunidad de pares. ~ pequeño ta maño del movimiento" (DeNardo 1985: 219). Aunque la acción
direcla se ha asociado en ocasiones a un ~xito sustantivo, también se ha señalado
7.3.2. La lógica del daño ;6mo la acción violenta condu¡;e a menudo hacia una escalada en el confl.ino.s
En los regímenes democráticos, el estado mantiene el monopolio del uso legíti-
Junto a la lógica de los números debemos (Onsiderar la de inAigi r un daño rnr
terial en un modus op~ndi análogo al de guerra que se reAeja, en su forma IT'~
extrema, en la violencia política. En Sea ttle y otros acontecimientos posteriOfC"1o.. !.. En Itllnvestigación sobre Itllntegraeión polltica de In mlnorlas étnicas, se han sel'lala·
:a los "posibles efectos radica les collltere les": "los grupos radicales pueden aportar un
el Black Bloc ha empleado una violencia dirigida y a pequeña escala. Muó
-..ayor nivel de responsabilidad a las demandas de los moderados, haciendo que los se·
antes de Seattle, "motines del pan" (o de subsistencia) en algunas ciudades ~: ,;undos pllrezcan más 'razonables' o generando una crisi s que puede resolverse con una
Am ~ rica Latina y África habían contestado de forma dramática a las política! ~: ~baj a en las concesiones req ue ridas por 105 moderados·' (Haines 1988: 167; véase tam-

libre me rcado (y las medidas de austeridad (Oncctadas a ellas) demandadas por ~ e.tn Bulton 1918). Estos efeetos positivos se asocian a le acción directa y no ta nto a los
:..sturbios (Haines 1988: 111). Gllmson (1990) senaló de manerll similar que, para que los
FMI, pidiendo "Trabajo, pan, justicia y libertad" (Walton y Seddon 1994; \.c...¡.: -.."vimíentos sociales obtuvieran victorias, ere mejor empleer medios no·lnstitucionales
::..le violentos.

224 LOS MOVIMIENTOS SOCiAlES Z3 DONATELtA DELtA PORTA y MARIO DIANI


mo de la fuerza y la mayor parte de los retos a e$e monopolio están co nden ad~ \.;¡ C~Qn ~ÚJthcl Campa ign lanzada en 1993 por una coalición de asociaciones
al fracaso, transformando el conflicto político en una confrontación militar en b, C:Studl~ntJles"grupos religiosos, organizaciones de derechos humanos y sindica~
que el estado tiene, de lejos, una mayor potencia de fuego (delta Porta 1995),8 ' boICoteó tiendas" como C&A Peek&Cloppcnburg y M.S IMod e que, segun
d::os ' se
por eso que, en los movimientos por una justicia global en el hemisferio norte.. _,I~O, estaban vendIendo prod~ctos manufacturados en condiciones de explota~
la no-violencia domina como una opción de valor y una elección estrat.!:gica, l...;u. 'dlon la boral extrema con salanos y una seguridad ínfimos en palscs como Corea
rcferencias a Gandhi y Martin Luther King provienen con frecuencia de los gru- ~I Sur, Bangladesh, Hong Kong, Mhico, Guatemala y Honduras (Mies 2002),
pos especialmente preocupados por el desarrollo de técnicas no violentas que ¡ EJemplos postenores de boicOls dirigidos a multinacionales induyen los llevados
menudo requieren un entrenamiento específico, l cabo contra empresas como Shell, criticada por contaminar el Mar del Norte y

Dejando a un lado la violencia, muchas formas de protesta presentan cieno el do Níger (e, indirectamente, por la brutal represión de la protestas organiza_
grado de dest rucción material. La acción de los movimientos sociales es a me· ~,u por el pueblo Ogoni);, Nike, acusad a de subcontratar la producción a pequ~­
nudo transgresora en el sentido de que obstruye el curso normal de los aconteci· n.u empresas ~e IndoneSia y Vietnam que emplean trabajo infantil y productos
micntos mediante la amenaza de desórdenes (Tarrow 1994: 103). Su desafío a I~ ~tamente tóxICOS; Ncstlé, que, con la promoción del uso de leche en polvo en
autoridades acentúa la incertidumbre y, con ello, produce pérdidas tangibles y, •m paises
' en desarrollo y el consiguiente deseen"" d· " "...~-pu'-,
""... .... a 'Illlnune, ena-
en ocasiones, materiales. Algunas estrategias de protesta acentúan el daño econó- .:I.l slen~o r es~nsable de la difusión de enfermedades infamiles; Monsanto por

mico específico, como en el caso tlpico de la huelga laboral orientada a paraliu: ;roduCl r sem illas estériles; Unilever, acusada de introducir en el mercado ~ '_
la producción y, por lo tanto, a reducir las ganancias de los propietarios de u rusde soja modificadas gen.!:ticamente; Del Monte, después de emitirse una ci:tla
fábrica. Con ' la huelga, los trabajadores interrumpen la producción e inAi~C!:I t;'Je mostraba la matanza de dclfi,nes du ra nte la pesca del atún; McDonald's, por
un daño a su empleador; eSTe coste económico debería lleva r a un empleador -::sar supuestamente ca~ne, de alllmales con gran cantidad de antibióticos (que
racional a tratar de alcanzar un acuerdo con los trabajadores, Formas de a((ice rrod uce un e fe~l? de adICCión en los consum idores); BridgestondFirestone, obl i-
más extremas como las huelgas salvajes, huelgas en <:adena y el sabotaje indU!- p .dos a re~dmltlf trabajadores que hablan sido despedidos; y la farmacéutica
trial pueden emplearse con la intención de elevar la presión sobre el empleadcr rtitl.er, obligada a re?unciar a patentes de medicamentos virales contra el SI DA
exacerbando los costes económicos, .:::l ~rses pobres de Africa y en Brasil. Mediante el daño directo a las empresas

La lógica subyacente a la huelga industrial es, sin embargo, diflcilmeOle tr~ d boicot se adapta a un situación en la que las compañías multinacionales se ha~
ducible a la COnfrOOlación no industrial , En estos casos, no se idemifica tan f... .leCho cada vez c,on más poder (según los activistas, mucho mayor que el de mu-
cilmentc al oponeOle y el trastorno ticnde a conducirse a través de problema ~s estados-n~clón) , El boicot a det~rminadas compañías multinacionales parti-
ca~sad os a terceros, los cuales no son directamente responsables de las decisiooo. ::-t d de est,a [6~I~a, explotando tambl.!:n la necesidad de las empresas de tener una

públicas, de modo que la acción puede volverse contra quienes protestan. ~ ~:magen, [¡m,p l~ ,que descansa m<l.s en ellogoque en la calidad de sus productos,
huelgas en los servicios públicos son panicularmenle delicadas ya que las ,'¡ro- - nJ 1,6gLCa ,sumlar ~s la empleada por activistas onlinc que se burlan de las orga-

mas inmediatas son los usuarios-ciudadanos, Así, uno de los principales dilema .1.!ZJ.clones mternaClonales suplantando p:iginas web oficiales por otras falsas a
de la protesta se debate entre, por un lado, los requerimientos frecuentc:mc..:n=: ~ que acceden Jos usuarios buscando las primeras, o bien creando p:iginas w~b
.::n nombres similares,
contrad ictorios de la amenaza de desorden y, por el otro, el imento de e,'iu:
eSligmatización por parte de la opinión pública, De hecho, los si ndicatos de ~ Ena f~rma de protesra, aunque no esté estigmatizada como es c:l caso de las
vicios industriales se CS l~ n volviendo más cautos en el uso de la huelga al ~:.::­ JC.:lones YlOlentas, presenta también algunos problemas. En primer lugar, el boi-
que, m;is que socavar la legitimidad de las decisiones gubernativas, se: arr ie~? « ( dere,nde mucho d,e la ;obertu ra de los medios de comunicación de masas pa ra
a perde r apoyo popular. ~gU lf que a algUien sc le caiga la ca ra de vergüenza" (Vegh 2003; Gamson
También los boicots (to!.ctica que se ha hecho popular en el movimiento?,.J:; ~~ .. ; :?58), D:bc además ser manejado cuidadosamente para limitar el riesgo d'e
una justicia global) buscan reducir las ventas y, con ello, los beneficios de !:.. ~os neg~tlvos en los trabajadores de las empresas o en 105 países boicoteados,
empresas atacadas, La lógica subyacente de muchas campañas es la de "n om~ De h~cho, mcl uso los aliados potenciales pueden convertirse cn las vrctimas no
y avergonzar", que busca, sobre todo cuando se dirige a las multinacionales. cu:.- 'lLL'llhcadas de algunos hoicots: el boicot contra el Roquefort fran cés durante la
cienciar a la opinión pública de los casos más visibles de vulneración de lo~.:) .a:l de protestas contra las pruebas nucleares francesas en los años noventa a pun-

chos humanos con la difusión de info rmación detallada y, a menudo, pidi~ ~u\'o de acabar golpeando a lo~ ~ampcsin os franceses prescntes en la protesu
a la gente que castigue a las compañías boicoteando sus productos. Por eier.......... - .1. la OMC en Seattle. Los bolcotS, practicados por ci udadanos aislados ~

'''-'''' ." . .
" ~~~ ~ ....
desconeclados unos de Ol ros, pueden volverse un solipsismo y "una form,¡.::tclI
de una decisión considerada profundamente injusta, aunque signifique
,.,o::t::"..;,
pobre de mamener un sentido de inj usticia e indignación" (Jasper 1997: 26: .
..:ac-:: con cosles muy senos, ,
7,3,3, La lógica del testimonio O:n característica de la lógica del testimonio I!S su sensibilidad haCIa los valo.-
, U cultura alternativos. Las confe rencias, revistas, conciertos y documentales
=-:'1 la tarea de educar al público en una forma diferente de entender el mun-
Jumo a las formas de protesta basadas en la lógica de 1m núme ros o la lógic.l.l::..
Aunque en la mayoría dI! los casos los movimientos soc,ial~s contemporáneos
daño se han desarrollado Olras, en particular a partir de la década de 19iO. gu::
.a:s;ue n las transformacionl!$ poHticas, comparte~ la convIcción de que la r:~or.
podríamos definir como basadas en una lógica dd testimonio. Dichas acciones 1...
lla no puede ve nir desde arriba. La transfo rmaCIón de las estructuras palmcas
estoin diseñadas para convencer al público o [os que toman las decisiones de Cf.L
~ acompañarse de cambios en la conciencia i ndiv i~ua l, adopt,á~dose estrat~­
los que protestan constituyen una mayoría o una amenaza, sino que buscan r::;a
~ culturales además dI! politicas. Esta lógica es espeCIalmente ~\SIble en el actl-
bien demost rar un fuerte compromiso con un objetivo considerado vital pe»
~ode consumo que, de hecho, "desafía nueSlra idl!a de que dmero y moral no
d futuro de la humanidad. Esta lógica es quizá la que estoi más estrechame=
~de n mezclarse" (Micheletti 2003: 3), Presentando a[ consumo como un acto
ligada a[ conCeptO de democracia participativa difundido emre los activistas Ile
;'.;<~ncialmente político, d consumismo ético subraya el papel central desempe-
los movimientos sociales (véase capítulo 9), El derecho a influir en [os procesos &
:!.No por los individuos en [a toma dI! responsabilidad hacia I~s bienes comunes
toma de decisiones no se deriva de investiduras formales ni de poderes intr(n\oC.
e:: su vida diaria, El boicot a los malos prod,uctos, pero tamb l ~ n, d hUY,col a [os ,
~ ..;¡ cos, sino de la fuerza dd compromiso. En acciones de este tipo, los activistas eui:.
:ut'nos (solidarios y respetuosos con d medioambieme) y [a inverSión s~la[mente ,t
,
' :', desea ndo tomar riesgos personales para demostrar sus convicciones y reforzar c:.
mensaje moral que transmite [a protesta. ~pon sable ron formas no sólo de resociali zar a los m~[he~hores y cambIar [as ac- \1
.::vidades de m:gocio, sino tambi~n de poner en práctlea cIertos valores (Folksda[ '¡l
La lógica dd testimonio se expresa, en primer lugar, a través de [a pan:..
cipación en acciones que conllevan riesgos o costes personales serios. La de§,(,.
bcdiencia civil, qUI! rompe intencionadamente con lo que se considera [eyt1
injustas, deS<'a nsa I!n esa lógica , Acciones típicas de I!Sle tipo de repertorio~.
':'-0,)4). Como subraya Michekni (2003: ISO),d consumismo políticodefiend,e una
., d normativa' "las transacciones mercantiles deherfan incorporar la VIrtud.
....-u u , "
EJ consumismo poHtico democd:tico es una actividad que pra~lic~ ,a vlrtu ,
1 ' d" 1
.\demás, es una forma de acción con resonancia en una cultura I~dlvlduah.za da '1
rían, por ejl!mplo, [a destrucción dI! campos de mafz modificado genétieamen.
te IIl!vada a cabo por la Confédération Paysanne, los ataques dI! Greenpeacc
a barcos balleneros, d bloqul!o de I!mplazamientos nudeares y la resistenci..;,
510IIe y Hooghes 2004: 273) dado qUI! "los ciudadanos cosmopolitas de ~ Ieda­
':cs globalizadas procesan cada vez más sus deccionl!~ políticas en lérmmos de
"
romo estas decciones afectan a sus propios estilos de vida" (Bennel 20M: ,102) •.
pasiva a la intervl!nción de la polida, Intentando accede r a las "zonas rOjH·
Las formas de acción ligadas más esuechamente a la lógica dd tesli.monlo
durante las contra-cumbres de Praga, Goteborg y Génova, Jos manifl!stante~
S( caracterizan porque son capaces de transmitir directamente su mensa je. Los
perfeccionaron lo que en d Reino Unido se denomina pUJhing and sholJlT1¡
movimientos sociales contemporáneos, en su oposición a la id~a de que el fin
("avanzar a I!mpujones"), a sabe r, la presión hombro·con-hombro que utilizan
Justifica los medios, han buscado las forma s de acción qUl!, reflejan fi,dmente el
la poliefa y 1m huelguistas en los piquetes. Un demento igualmente crucial en
objetivo perseguido. Cuidando d impacto inmedi~t~ que tlen.en los 51mbolos, se
el resu rgimiento de la desobediencia civil en las manifestaciones contra la glo.-
busca potenciar la difusión dd mensaje del mOVLmlentO SOCIal en un conte~to
ba[ización es la provocaci6n simbólica, En palabras de la prominl!nte activim
,) q ue los medios de comunicación tienden a informar de manera superfiCial:
Naomi Klein, "los enfrentamientos se producen en las vallas, pe ro no sólo en m " lddh
-Si d mensaje se inserta en la acción, una noticia sobre una actLv a " Olee que
[os que intervienen palos y ladrillos: los botes lacrimógenos se reciben con palos
[a gente piense también sobre el problema" (Rochon 1988: 120), El teatro ~e
de hockey que los devud ven, se desafía irreverentemente a los eañones de agu~
guerrilla" y otros usos de drama "encarnan marcos preferenciales de referenCia
con pistolas de agua dI! juguete y se burlan de [os atronadores helicópteros con
[simbolismo que ~stoS emplean, siendo representado el marco a través de los
escuadrones de aviones de papd" (Klein 2002: xxv), Una parte dd movimiento
por una justicia global, los Desobedientes, escenifican conAictOs cubriendo sus
:;a~es, la utilería, las marionetas y otras imágenes visuales" (~amson 2,004: 2?3).
La lógica dd testimonio conlleva asimismo una ,aCl!ntuaClón de la Ifltensldad
cuerpos con materiales prOlectoTI!S y utilizando I!scudos dI! plástico para pro.
emocional de la participación, El movimiento paCIfista ha to~ado y adaptad?
tegerse contra las porras de la policía mientras avanzan con las manos en alto
muchas veces el viejo repertorio de las manifestaciones públLcas en este senti-
en un signo de no-agresión. En muchas de estas accionl!s, el riesgo de acabar
do, Inspirados en la tradición rdigiosa (y, en concreto, en el moddo de rc:r~~n­
siendo arrestado da fe de la convicción acerca de la necesidad de act uar en
nación), los pacifistas h~n organizado largas marchas, así como misas, vlgIlLas,

228 lOS MOVIMIENTOS SOCiAlES


m OONATElLA DEllA PORTA y MARIO DlANt
"lasI h ue.1gas no tu~leron.só
. Io una funCIón
. puramente instrumental (Fantasia 1988),
desfiles con antorchas, oraciones comunitarias y el vla crucis de Viernes Santo.
. o mismo podna deCIrSe dc las ocupa<.:iones llevadas a cabo po, -1 ,no" .
Cadenas humanas han concctado lugares simbólicos, rcuniones de líderes mun- d ' '1 (O ... Imlento
e~tu lanfl rtole.va 1988). Ambas rcforzaban un sentidodc identidad. La solida.
dialcs han sido asediadas y manifestaciones caUeieras sc han transformado en
ndad na.ce de los n esgos compartidos en las barricadas: "Rcsistiendo contra las cro-
huppa¡ings tcatralcs quc rep rcsentan las consecuencias de la guerra nuclear. H o)'
p.ts hosulcs o los soldados de la Guardia Nacional, los defensores de las barricadas
en día, el movimiento por una justicia global ~utiliza algunos tropos de reper-
llegaron a tratarse como camaradas, desarrolla ron una división de:! trabajo entre
torios ante riores _ marioneus gigantl':S, careus satíricas, etc.-, prescntados en
lucha~ores, COnstructores y aprovisionadores y crcaron rales sociales qu, l b'
formas innovadoras, a menudo como resuhado de las ampl ias coaliciones que
participan en las protestas" (Whiltier 2004: 539). La acción dir«ta fue, por ejem-
c:;mr
d i' .
a os supervlv lc~tcs en las confrontaciones futuras" (Tarrow 1994: 44). Los
\a ran

. pos de la paz cspar<.:Ldos por Europa tras la Primera Convcnción Europea por
plo, heredada por el movimiento de mujercs en un sentido que intentaba "de-
!J Paz y ~l Dcsarme cclcbrada en Bruselas en 1981 descmpeñaron de igual modo
sarrollar medios com plejos que aseguraran la participación igualitaria de todo}
un papcllmportantc.en.la daboración de una identidad pacifi sta. Según los partici-
los micmbros del gru po en la toma consensuada de decisiones, y subrayar las
~.;¡ntes, u~o dc los p~tn<.:Lpal es beneficios de las muchas contra-cumbres transnacio-
conexiones tanto logísticas como cffiocionales cnlre los participantes" (ibíd.).
;¡",¡les ha Sido cl crecle~tc conocimicnto y comprensi6n mutuos (Pianta 200la). En
oonc reto,.las cum~rcs tntergubcrnamenta1c:s esponsorizadas por Naciones Unidas
7.4. OPCIONES ESTRAT~GICASY PROTESTA
en matena de mUlcrcs, mooioambicnte y pobreza han servido para establecer re-
J:-s, además . de puentes cntre los marcos dc n:ferell"'ia (r~m, ....,
... y'" ",,'dgmg
' ), y como
Las formas de protcsta .son, por lo tanto, extremadamcnte difcrentcs y, mois impor-
~mrenam l cntoen la proteSla (para un examen, Smith. 2004· 322) • Lit
, -.aCCI'6n d'Irecta
tante aún, siguen diferc ntes tipos dc lógica. ¿Cómo y por qu~ se eligc una forma de

protesta y no OtTa? Podemos encontrar una primera respuesta a esta prcgunta en


:lO-vLOlenta
I fortalcce el scntimiento dc ""'Tlenencia'
r- , "uo, <omu m'd ad que se 'iOrJ3 .
en a I~cha ~s ~I~o muy preciado y satisface muchas necesidades que no se cubren
la complejidad y la multiplicidad de 105 objetivos perseguidos. Volviendo al cua-
c:lla Vida diana (Epstein 1991: 8).
dro 7.1, Lipsky señaló cómo "los lideres de las protestas deben nutrir y sostener
Sin embargo, las a<.:Cione$ que forta lecen la sol idaridad interna no siemprc
una organización compuesta de personas que pueden o no compartir unos valord
comunes. Deben articular mctas y elcgir estrategias para maximizar su cxposici6a
pública a trav~s de los rncdios dc comunicación. Debcn maximizar la intcrcesión
f neran apoyo fucra del movimiento. En el cuad ro 7.1 podcmos ver que, si bien
..os Hderes dc la protc5ta dclx:n a m cnudo favorecer las acciones radicales pa ra
:::lJntener el apoyo d~ las ~ases, ~sas son precisamente el tipo dc acciones que
.
~
I
dc [erccros en el conAicto politico. Y, por último, debcn intcntar hacer lo mismo
;tJcden provoca r la alIenaCión de los poten<.:iales aliados. Los líderes d .. L -o _ .
con las posibilidades de éxito entre quienes son capa<.:es de con<.:eder lo perseguido· .....c o d . d .. UC ... vltar
I nes cmasla o extrcmas si q uieren convencer a los sectores del p ' bl' h .
(Lipsky 1965: 163). Como Rochon (1988: 109) observÓ con relación al movimiento l d' . 'd u 1(0 a
.;:.J ?s quc va IfLgI o el mensaje, pero haci ~ndo lo corren el riesgo de perder la
pacifista, "la cstrategia ideal de un movimiento es, ante las autoridades políticas. u
.:o~an~ d~ sus bases.' Los sondcos dc opinión muestran que cuanto más paclfi-
dc convencer; ante los potcnciales seguidores, lcgitimarse; ante los ya activos en d
~ e.IOSlltuclona.1sca d cu rso de una acciÓn poHtica no-convencional (la r«ogida
movimicnto, recompensarles; y, a los ojos de los medios de comunicación de ma.s;u..
.!! nrmas, por eJcmplo), m:h extcnso será el visto bueno dado pool, pobla '6
rcsultar novedoso; dcmandas que no son dd todo compatibles." ~J b '6 d ' d
¡J pro aCI n CS<.:Lcn e cuando la acción adoptada cs directa pero no-violcnta
Cln.
En primer lugar, y dado quc toda acción a<.:arrea un COStC pero puede ser taf:l-
... canza valores mínimos cuando la acción es violenta (Barnes t!t ul. 1979).1 Si
bi~n un bcncficioen o de si misma (Hinchman 1982), para los movimientos socu-
Ics es importante provcc:rse de tácticas ad«uadas tambi~n para la realiza<.:iÓn de ka
:. C;"siderando el debate general sobre el mo~im¡ento poi' los derechos ciyiles de la.
objctivos imernos. Muchas formas dc protesta "ticnen profundos efectos cn el e~ rt­ _cs.y observó que los Uderes de la protesta se enfrentaban a menudo con la opc'ó d ~.
ritu de grupo de sus participantcs," ya que, "al final, no hay nada tan producti\'oCSl r:."'t dos caminos igualmente arriesgados: el radicalismo que alienaba el a , n ; e eg,r
términos de solidaridad romo la expc:ricncia dc fusionar los propósitos dd gru¡:oc. :,,~ ~deracllón, que minaba la solidaridad de las bases. U~ estilo radical de ~:a:~:r~~~!
con las actividadcs de la vida cotidiana" (Rochon 1998: 115). La protesta ticne unlt : era a c~n zar el !taltls "actuando duro" 'ue efectivo a la hora de mejorar la coh~s i 6n
función interna importantc: crear cl sentido de identidad colcctiva, condición p¡.,.1t ;: ~:a'p~;¡ri~ae~~~~~z~~e~~~~~sc~~~t7v~: ::t:~r:~lier el estado de bieneslar mediante la
\1 ! ntras que la acción moderada se ha legitimad' d
la acciÓn hacia una meta común (Pizzorno 1993). De hecho, "los ematcgas SoCCl .::r ~$ 'ormas radicales. Entre 1974 y 1981 el apo; ;~a: yez m~s, n~ 1'1: pasado lo mismo
plenamente conscientes dc quc al men05 algunas dc sus tActicas no debcn rene: .!!: l..:n 53% en Gran Brelalla l' r&eOO! as e fIrmas subió de un
'únicamenlc' un impacto entre los poHticos, sino también ampliar cl fondo de ae>-
.I.",¡.-~nia. las cifras fueron d! :na:!Ou~ ~~s ~:nifestaclón legales ~e un 6 a un 10',. En
vistas y dcsplegar 'solidaridades'~ (Rochon 1998: 159). Para el movimicnto obrct'Cl. ~~~::ed:;:b~:nc~~r~i~a(~~~~!~~e:r~~a~anl~:¡~r~~4!r'r~S:t~I;Y:I~~~~:I~ ~!~!~
-' .. _~" " ...... , " """~"" ..... . . . .....
~
bien las protestas por una justicia global sensibilizaron a la opinión pública (0[. ,
.:n las técnicas políticas, es lo que verdade ramente determina la efectividad del
r~specto a las me tas de los ac tiviuas, sus formas de protesta fueron a menudo cri- ~ Id erazgo" (Lipsky 1965: 17.(). Los mov imientos que a1canza~ el hito son a
tICadas ~omo demasiado radicales (del la Porta , Andretta, Mosca y Reiter 2005t. menudo los capaces de sostene r controversias de forma que atraigan el interés
Las táctlca,s radicales tienen el riesgo de ser conrraproducenres, especialmem! ¡xriodístico utilizando símbolos e imágenes que capten la a te n c ió~;el secre to
contra gobiernos en un principio comprensivos (Cren y Snow 2000: 1097-98), J ~l acceso de un movimiento a los medios es participar en proteslas llamativas"
Probl e ~a s similares afec tan a las relaciones entre los activistas y los mediO! ¡Rachan 1998: 180).
de comuOIcación, ya que los segundos desempeñan un papel importante a il Más allá de la visibilidad, los movimientos sociales se topan con el problema
hora de determinar la resonancia de la protesta y, por consiguiente, su efectivi- d ~ difundir sus mensajes en medios de comunicación que por lo general están
dad, Aunque puede ser cuestionable hasta qué pumo los actos de protesta son. más interesados en los escándalos que en la información:
antes que nada, ~manifestac i one s de periódico," esto es, o rientadas principal-
mente a la cobertura mediática (Ncveu 1999: 28 y ss,), los medios son los que Una dificultad para los movimientos políticos es que los medios presen-
mold~an la sensibilidad pública de una mane ra más obvia Uaspcr 1997; 2861. tan generalmente imágenes de sus protestas sin ninguna elaboración de las
E,I é~lIo de la protesta está sin duda relacionado con el grado de atención me- cuestiones sustantivas implicadas, Se describen las manifestaciones como
d látl,ca ,que reciba, lo que también afecta al carácter de las organ izaciones de lO! grandes o pequeñas, mansas o indomables, compuestas por dife rentes gru-
mOVimientos sociales (Gitlin 1980), pos de población o grupos extremistas. Pero las cuestiones que aglutina n
Como la precisa investigación sobre la cobertura de la protesta ha demos- a quienes protestan se preseOlan en té rminos de eslóganes de una línea, si
: :\
, trado (M~C~nhy, M ~Phail y Smith 1996), para que la acción obtenga cober- !lega. El problema no es tanto de prejuicio político sino que está relaciona- :1,
, r~ra me~látlc a debe Iflvoluerar a un gran número de personas, emplear tác- do con los exigentes criterios empicados por los medios para determinar lo 11
" ~Icas radIcales o ser particul armente innovadora. Debemos recordar que lo que es de interés periodístico y lo que no. Tamaño, novedad y militancia ¡I
Impo rtante para un m ovi miento social es el contenido del mensaje a transmitir son de iOlerts. Perspectivas pollticas críticas, no (Rochon 19~8; 102). "
y ~l g rado de publicidad recibida. Los periodistas puede n ser particularmente J
elugentes en lo concerniente a la protesta: por un lado, piden noticias y por En conclusión, la mayorfa de los movim ientos sociales emplean formas de
ende noved~d; por el o u o, tienden a ajustarse a las reglas del "buen gusto- acción que pueden describirse como rompedoras (disruptive), que buscan inAuir
(vé:ue tambIén cap. 8). Aunque sus obligaciones para con la comunidad lleven en las elites a través de una demostración cuantitativa de fuerza y la determina-
a muchos periodistas a simpatizar con ciertas reivindicaciones, condenarán las ción de los activistas por alcanzar sus meta~. Al mismo tiempo, si n embargo, la
for~as e"tremas de acción. Por otro lado, la acción mh moderada, aunqu~ protesta tiene que conseguir apoyo. Debe ser lo suficientemente innovado ra y de
cons Iga mayor apoyo, es de escaso interés periodístico. 1 As!, "la conform idad in[er6 periodístico como para resona r en los medios de masas y, por eonsiguien-
con los. e~ t~ndar es de lo que es noticia en el estilo político, y el conocimie nto d~ t ~, en el público general al que los movimientos sociales (en cuanto "minadas
Jos preJUICIOS y deseos de los individuos que determinan la cobertura mediática ac tivas") buscan convencer de la justicia y u rgencia de su causa. Las formas de
protesta deben, por lo tanto, adaptarse como sea a las necesidades de objetivos
potencialmente conflictivos, amenazando a las elites y convenciendo a la audien-
8. 511 pu,:de /Iaeer llna observación adicional. Hesta este momento, e le hora de hablar de
les eleCCiones estratégicas a disposición de los movimientos, hemos !reledo a sus lideres cia (mediante la intervención de un terce r actor, los medios, que tienen su propia
como un ~rup~ unitario. En reelldad, los movimientos socleles son ectores compuestos: ~ge nd a).
s us .organlzaelones y redes interactúen, eligiendo direcciones cllando menos percialmen. Para supc:rar estos límites, las organizaciones de los movimientos sociales in-
te diferentes. Como ya se he dicho, Greenpeace se especializa en la accIón directa mien- tentan aumentar sus habilidades comunicativas o rganizando con una cuidada
tras qU~ ~ I grupo Verde ~n e~ Parlamento Europeo sigue una lógica de democracie parla-
mentaria, elgun~s organizaCiones llamaron al boicot de los productos franceses mientras atenció n campañas de comunicación, conferencias de prensa y, especialmente,
que otras eOn.slderaron contreprodueel'lte esa acción. Esta diversIdad de estrategias elaborados dosIIrr¡ (sobre las asociaciones ecologistas, véase por ejem plo della
puede ser pOSit iva, ~a que organizaciones diferentes son capaces de hablar a sectores Porta y Oiani 2004). Ademh, los movimientos despliegan sus propios medios
dlf~r~l'Ites de la opiniól'l pública. 511'1 embargo, debemos recordar que las organizaciones
IndiViduales dent:o de un movlmlel'lto no sólo COoperan sino que temblén compiten. Por de comunicación: los movimienlOs obreros tenían periódicos y editoriales; más
lo tanto, la ~'eeelón es.tratéglca de une orgenización particular también esté motivada recientemente, los movimientos crean sus propias estaciones de radio y páginas
por la neceSidad de abrrrse un nicho en elemplio "mercado" del movimiento (MeCarthy w~b (véase cap. 8).
Z.eld 1981b [t911]). Estas elecciones no siempre son beneficiosas pere el conlunto del mo~
vlm l e~to, como demuestran trAglcamenle los dremátieos efectos de las organizaciones
terrorrs tas sobre los grupos menos red iceles de los que han s urg ido (della Porlll 1995).

232 LOS MOVI MIENTOS SOCIAl ES m DONATElLA DEl LA PORTA Y MARIO OIANI
7.5. FACTORES QUE INCIDEN EN LA ELECCiÓN DE L REPERTOR IO decimonónico: "De hecho, las manifestaciones que incluyen faccion es violentas y
no-violentas y una am plia gama de seguido res y de eslilos culturales en una opo-
Los líderes de las organizaciones de los movimientos sociales se enfrentan a una sición compartida a la globalización constituyen una combinación innovadora de
serie de dilemas estratégicos a la hora de elegir la form a que debe adopr:u la pro- tác ticas extraídas de movim ientos previamente separados" (Whittier 2004: 539).
testa. Toda forma de acción necesita cubrir una pluralidad de objetivos, a vcc~s Adem~ s, la elección de tácticas expresa de manera simbólica una proximidad
contradictorios. Además, las opciones estratégicas C':stán limitadas por una senc hacia movimientos pret~r itos . La adaptación de viejas formas de acció n legitima
de fa ctores inte rnOS y externos a la protesta. Los r« ursos materiales const riñen la protesta con la referencia a mitos y hüocs del pasado, dado que "el uso de
las c:\cccio ncs estratégicas, pero los repe rtorios no son meros instrumentos: ¡>(:r- formas estandarizadas de protesta e voca igualmente movimientos políticos pa-
' (c ncecn a un movimiento y re prese ntan su cultura, vinculándose por 10 tanto a sados cuyas luchas han sido vindicadas por mucho tiempo como justas" (Rochon
los valores de los activistas. En este sentido, los fines no justifican plenamente: los 1988: 110). Por ejemplo, los ma nifestantes contra la reunión del Banco Mundial
medios, y muchos de los debates inte rnos en el seno de los movimie ntos acerca en Washingto n en 2001 planearon llevar m~scara s de gas para hacer refere ncia a
de cucstionc:.s relacionadas con los repertorios no siempre tie nen que ve r con la una historia de represión policial (Whittier 2004: 540).
eficacia sino lamb i ~n con el significado y el valor simbólico. De hecho, J am e ~ Pero dichas referenciu al pasado son un constreñimiento para los movimien-
Jasper (1 997: 237) ha observado, subrayando la euCoria y el placer I~ov ilizados en tos sociales, además de un recurso. En cualquier periodo, el conocimiemo sobre
la protesta, que "las tácticas representan rutinas importa ntcs emocio nal y moral- "q u~ hacer" para protestar contra una decisión de quienes detentan del poder
mente en la vida de estas personas". es reducido, lo q ue limita a su vez. la acción colectiva: "El repertorio existente
En primer lugar, el repe rto rio de acción es finito, constre?ido tanto ~n el constriñe la acción coleaiva; lejos de la imagen de multitudes descere bradas que
tiempo como en el espacio. La "tecnología" de la protesta evol~ c.lOna despacIO, ~I­ a veces te nemos, las personas tienden a actuar de ntro de unos límites co noci-
mitada por tradiciones transmitidas de una generación de ac tiVistas a otra y cm- dos, a innova r en los m~rgenes de las formas existentes y a perde r muchas de
talizada en las instituciones. La marcha públ ica es un buen ejemplo: aunque con las oportu nidades en un principio disponibles" (Tilly 1986: 390). Enraizados en
los consabidos ca mbios en los rituales, es todavía ulla de las principales formas de la subcultura compartida por los activistas, los repe rtorios contienen opciones
protesta en la campaña cont ra la globalización neoliberal. Desarrollada. a partir conside radas practicables y excluyen otras: "Esta va riedad de acciones fo rman
de la práctica del banquete electoral, la t~cnica fue poco a poco perfeCCionada e un repertorio en algo parecido al semido teatral o musical del mundo; pero el •
institucionalizada mediante la elaboración de rituales y estructuras tales como el repertorio en cuestió n se asemeja m~s al de la comedia del arte o el jazz que al
mitin de clausura y la supervisión de las marchas (Favre 1990). Los repertorios de un conjunto musical estrictamente el~ s ico: la gente conoce m~s o menos bien
son la consecuencia de experiencias de la vida cotidiana: por ejemplo, las barri- las reglas generales de actuación y varía la actuación para dar con el propósito a
cadas proceden de la t radició n de utilizar cadenas pa~a bloquear el acceso a ~.~ cumplir" (Tilly 1986: 390).
barrios por la nocheoen mo mentos de caos. Comocscn bcTraugott (I995: 47),. b Estas limitaciones en el rango de las fo rmas de protesta son sólo una parte
mayor innovación del 12 de mayo de 1588 fue fortifi car la línea de demarcaCIón de la histo ria: aunque algunas formas de acción pueden adaptarse a m~s de una
represen tada por las cadenas y usa r las barrer.as crea~~s con ~llas para impe~ ir I~ ¡ituación, no ocurre lo mismo con otras muchas. Estas se di viden a lo largo de
movimientos de la Gua rd ia Real del rey Enrique III . El ~Xlto de esas ha rncada! lineas, entre Otras, de car~cter socio-grupal: los prisione ros se suben al tejado de
ayudó a mantener viva esta forma de acció n durante má~ de cuatro siglos. l.as cárceles; los soldados rechazan las raciones; los estudia ntes organiz.an cu rsos
As[, los repertorios se transmiten y reproducen en el tiem po; es lo que la geme -alternativos"; los parados entran en las f~bricas y empiezan a trabajar. Una de
sabe hace r cua ndo quiere protesta r. Las Cormas de acción empleadas en una cam- l.as formas mb comunes de acción colectiva hoy e n dfa, la huelga, fue hasta hace
paña de protesta tiende n a reciclarse en las siguientes. El movim iento nor.tea.me- ?OCO conside rada una t~ctic.a casi exclusiva de la clase t rabajadora. De: hecho, los
ricano contra la Guerra de Vietnam ado ptó tácticas empleadas con anten ondad :ep.:'rtorios dependen en gran medida de los recursos culturales y materiales que
por los militantes de los de rechos civiles. El movim'iento juvenil de mediados de un grupo en concreto tiene a su disposición. Los estilos m~s militantes de acció n
los aii.os setenta en h alia heredó (en una forma radicalizada) los modos de prote~­ se rán más comunes entre los grupos enfrentados a una dificultad particular pa ra
ta empleados por cl movi miento estudiantil de finales de la década anterior (~:­ oolcne r recompensas ma teriales, así como para quienes la gratificación simbóli-
\la Pona 1995). El movimiento por una justicia global mezcla formas de acCl~ :.¡ a{lúa de sustituto. Además, las subculturas particulares a las que se refieren
directa no-violentas desarrolladas por los movimientos pacifistas con estr atep ~ [,:¡,.¡ movi mientos ayudan a la creación de reperto rios distintivos. Las organiza-
de grandes manifestaciones y recogidas de fumas pro venie ntes del repenon9 0:IOe5 religiosas, por ejemplo, emplean y modifican rituales tlpicos de su fe . El

~ -
... -_ .. _...... ..-.... _.... ~ ..... . .
m ov i mi~nto pacifista es no-violento porque su uso de la violencia está demasi¡- t!.: 1970 se caracterizara por una escalada de violencia, el movimiento pacifista
do asociado al militarismo que de~an condenar. Los had{ffl buscan formas a: 1ubrayó la no~v i ol e n cia con el objetivo concreto de marcar su discontinuidad con
protena online que expresen una preocupación es~cífica por el acceso libre a lo el pasado y contribuir con ello a disociar las protestas de la década de 1980 con la
información (en conerero, d software libre) y el derecho a la intimidad (Castell¡ u ngrienta memoria de .la década precedente que permanecfa en el imaginario
200 1: cap. 2; Frcsch¡ 2003; T. Jordan 2002). Por último, los rcpc:norios cambia:: colectivo (della Parla 1996a).
de, un país a otro. Es más común construir barricadas en Francia que en Suiu.. Además del ~xito, influye también en las forma s de acción el hecho de que
ffiu:mras que la democ racia d irecta es un recurso más frecuente en Suiza que en generaciones diferentes desarrollen gustos dife rentes por determinadas formas
Francia (K ri c:si el al. [995). iJasper 1997: 250). Los ri tuales de las manifestaciones han cambiado para adap-
Sin dejar de reconocer c:I pcsodc la tradición, la innovación lambí"' n CSf~ pre- LJrse a los tiempos mode rnos (o "postmode rnos"), lo que no deja de ser intere-
sente en la prOlcsta y en otras formas de: acción: ~Ios contendientes experimentar_ unte: desde los orientados a most rar la un idad y organiución hacia otros más
constantemente con nuevas formas en la búsqueda de venta jas tác ticas, pero lo ¡catrales, con una expresi6n colorista de la dive rsidad y la subjetividad (véase,
hacen en pequeñas dosis, en el borde de acciones bien establecidas. Pocas inno- por ejemplo, Rucht [2003b] para un análisis de las marchas del Día del Trabajo
vaciones sobreviven a un solo cúmulo de eventos; lo hacen, sobre todo, cuando en Alemania). En manifestaciones recientes de los movimientos por una justicia
se asocian a una nueva ven taja sustancial por parte de uno o más actores" (Till\" global, jóvenes cohortes de activistas han cambiado la imagen de las marchas con
1986: 7). Formas de acción que en un principio se resuingían a determinados ac~ su gusto por una perspeuiva más lúdica y espontánea .
..
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ta res (y eran censuradas por otros) se genera lizan: los t rabaj~dores de cuello bl3n- Los repertorios también surgen y se transforman en el curso de interacciones
,:i. co van a la huelga, los comerciantes bloquean las calles. Se crean constantemenle Íísicas y simból icas. Los cambios tienen lugar en encuentros con las auto ridades
nuevas tácticas para Satisfacer los criterios de ~interés per i odístico~ de los medi~ l lo largo de una serie de ajustes recíprocos. La violencia política, por ejemplo,

",
,
de comunicación. Especialmente durante las fases en las que se intensifica la ac-
ción colectiva , determinadas formas de acción se extienden de un grupo social ..
raramente se adopta de la noche a la maña na, o de manera consciente. Los repe-
tidos enfrentamientos con la polida y los adversarios pollticO$ van intensificando,
otro, y a menudo de un país a otro. Martin Luther King exportó la acción direcu de manera casi imperceptible, el extremismo hasta una justificaci6n de formas
n o-v.iol~nta desde la India de Gandhi hacia Estados Unidos (Chabot 2(02). El cada vez más violentas de acción. En la Italia de la década de 1970, surgieron
mOVImiento estudiantil impoTl6 1as sentadas a través del océano a Europa. Tra! ticticas extremistas en el curso de una escalada en el uso de la fuerza en las mar-
[a ola masiva de movilización obrera en Italia a finales de los años sesenta, el uso chas y las manifestaciones (della Porta 1995). Las interve nciones de la policía y
d.e la huelga se extendió rápidamente en tre muchos scctores diferentes de pobla- 10$ carabinieri fueron cada vez más importa ntes, mientras que grupos de extre-
ción. En el movim iento pacifista , docenas de campamentos surgieron alrededor ma izquierda y derecha se enfrentaban con ar mas cada vez más letales: piedras,
de las bases de misiles nucleares tras el ejemplo inicial de Greenham Common. cócteles molotDv, llaves inglesas y finalmente pistolas. La radicalización se desa-
El movimiento por una justicia global también ha adoptado un se rie de fo rma! rrolla en una espiral defudbac~J negativos e imprevistos. Los involucrados (en
de protesta ~ue ~ien.e~ su origen en otras tradiciones: vigilias de grupos rel igio- particula r la policla y los manifestantes) interactúan, provocando la escalada a
sos, desobedIenCIa CIVIl del movimiento de mujeres, etc. través de un serie de clrculos viciosos auto-sostenidos.' En estas situaciones, los
~et>c:ríam~ añadir que la .socialización en las tácticas de protesta no es un participantes reaccionan de acuerdo a su propia visión del mundo, confiando en
reflejO ciego SinO un proceso crítico de ap rendizaje. Así, no todas las formas de que el resultado sea el esperado. Sus elecciones, sin embargo, se basan a menudo
acción se trasplantan de un periodo al siguiente, de un grupo social a otro, o dc en cálculos erróneos. Este círculo de acción y reacción se rutiniza hasta que un
un país a otro. Son, sobre todo, las consideradas exitosas o panicularmeme bien evento más o menos casual (como el asesi nato no planificado de un manifestante
adaptadas al contexto o la cultura de un movimiento las que se transfieren más o un polida en enfrentamientos de baja intensidad) produce un salto cualitativo
fác ilmente de un movimiento al siguiente (Koopmans 2004: 26; Soule 2004: 3011- en el nivel de violencia (Neidhardt 198 1). La violencia tiene de hecho un compo-
La r~pida di~usión d.e tácticas de boicot en la campaña contra la globalización nente relacional--<Jue de riva de intercambios entre las personas-en la medida
neoh~ ra.1 (Mlchelem 2003: 83) se puede explicar a partir de su uso previo contr" que 10 5 procesos interpersonales "promueven, inhiben o canalizan la violencia
mu~tlnac.lOnales como Shel[ o Nike. Las formas de protesta que se demuestran colecti va y la conectan con la política no v iol ent a ~ (T illy 2003a: 20).
fall idas tle~en. muchas menos probabilidades de sobrevivi r. En Italia, por ejem -
pto,.el mOVlmlemo contra [os misiles Cruise marcó un cambio importante en la.
tácticas de los movimientos libertarios de izquierda. Aunqueel final de la década 9. Para un ejemplo de escalada, véase la edremadamente detallada descripción de la pro-
lesta estudiantil en Berkeley en 1964 de Max Helrich ( 1971).

236 LOS MOYIMIENTOS SOCIALES 237 DQNATELLA OELLA PORTA y MARIO DIANI
La protesta no siempre ca.mina hacia la violencia; las olas de enfrentamiento
pueden seguir uminos difere ntes (Koopmans 2004: 29). En los años setenta del us innovaciones científicas o tecnológicas, las ideas de los movimientos sociales
siglo pasado, un proceso de aprendizaje por parte ta nto de .Ios activistas como d~ lctivan procesos de difusión: " "Los manifestantes no tienen que rein"entar la
la polida atenuaron las fo rmas de conAicto. En los años ochenta, a pesar de qu~ rueda en cada lugar y conflicto [... ] A menudo encuentran inspiración en algún
hubo momentos de (en ocasiones mucha) tensión, en particular durante acciones otro lugar, en las ideas y las tácticas expuestas y practicadas por otros activistas"
directas como d bloqueo de las entradas de las bases militares, los aclÍvistas del ~IcAdam y Rucht 1993: 58). Las ideas sobre la estructura organizativa, las es-
movimiento pacifista y la polida tuvieron la experiencia suficiente como pan trategias de acción o las definiciones del mundo "viajan" de un movimiento a
evitar una escalada de violencia: "Las manifestaciones son cuidadosamente co- otro, de un sector a otro, de una ciudad a otra, dc:l centro a la periferia y, a veces,
reografiadas de antemano. De forma similar, se les pide a los activistas que \'¡¡} ':e la periferia al centro. Su difusión puedo:': ser directa o indirecta dependiendo
a participar en acciones de desobediencia civil, como los bloqueos, que sigan un de si llega a través de contactos no mediatizados entre los miembros de los mo-
entrenamiento en resistencia pasiva y no-v iolencia. La policía a la que se enfren- n mientos o está mediatizados por los medios de comunicación de masas (Kriesi
tan ha sido entrenada en d control de las multitudes y en el manejo de protesUl ~ ;JI. 1995: 185). Además, su difusión puede tener lugar a través de la imita-
no-violentas. La imagen untas veces emitida de la policía llevándose a un m~­ <:lón, consciente o inconsciente. En c:l pasado, se ha asegu rado q ue la conducta
nifestante a la drcd parece una imagen de conflicto. Lo cs. Pero tambi~n es un rolectiva se extendia a través do:': "reacciono:':S circula res"; las respuestas de cada
ejemplo de dos grupos de profesionales desemp<:ñando su trabajo con precisión- :,.,dividuo reproducirían los o:':slÍm ulos provenientes de su vecino (Blumer 195 1:
(Rochon 1988: 186-7). 1;'0) sin apenas intención por parte de los parricipa nu::s individuales de evaluar
Es cierto que hubo escaladas de violencia en Seattle y más ta rde en Prag.. U. situación y responder racio nalmente a ella. Sin embargo, desde la década de
GOIeborg y Génova. Sin embargo, la gran mayoría do:': activistas no-violentos in- 19iO, se han reconocido en la protesta "interacciones interpretativas" basadas en
,JI '
tentó mantener la violencia bajo control a través de una innovación táClica: desde
la definición de "zonas libres de violencia" a la división de las marchas en bloques
de acuerdo a las tácticas; y la separación, sobre las mismas haso:':s, de movimient~
una evaluación consciente de las situaciones, subrayando formas m.is institucio-
l!.l!es de participación política.. Se perciben procesos más ~inter pretativos", como
U. Identificación y la imitación, junto a mecanismos como la sugestibilidad y la
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,

de áreas dife rentes en dinintos lugares. Tras la escalada do:': violencia en Goteborg reacción circular (Turn~r y Killian 1987). Una mayor consciencia de los actores
y G~nova tuvo lugar un proceso de ap rendizaje de ntro del movimiento por un:l t¡¡\'olucrados deberla favo recer el éxito de la movilización, aunque no lo asegu re
justicia global, lo que llevaría a la invención de nuevas formas de cuerpos mari$- ce forma autom.itica.
cales ("a rmados" únicamente con videocámaras) y la implementación másestric- La difusión entre países no es algo nuevo. El movimiento estudiantil de los
[a de tácticas no-violentas (della Porta y Reiter 2004a y 2004b). ~nta, el movimio:': nto feminista de los setenta y los movimientos pacifista y eco-
Hay una variable adicional (que será tratada con mayo r extensión en c:I ingista de los ochenta son ejemplos de lo quo:': se ha llamado movimientos "globa-
próximo capitulo) que afecta a las elecciones estrat~gicas adoptadas por I~ :es ~ que se desarrollan·de manera simultánea a lo largo dc:l mundo con sim ilitu-
movim ientos sociales. Lipsky señaló que la protesta debe estar en posición de 3es significativas o:':n diferentes países. Si retrocedemos aun más en el tiempo, las
movilizar aliados potenciales e inAuir en las elites. Es normal que, cuantas m,h re\'ol uciones de 1848 y c:l movimiento antiesclavista fueron fenómenos colectivos
posibilidades de ampliar el rango de alianzas haya, mayor atención prestarán ",ue en su desarrollo traspasaron los límites continentales. Sin emba rgo, tambi~n
los movimientos socialC1 a las preferencias de los poto:':ncialo:':s seguidores. Para d -=s cierto que el proceso do:': d ifusión no afecta a todos los movimientos por igual y
movimiento por una justicia global, el apoyo de importantes individuos y much...! ~ IIltercambio no es siempre idéntico.
ONG conocidas y respetadas atrajo la atención mediática y, en general, desalentÓ En primer lugar, 0:':5 más probable que la difusión tenga lugar entre países
una intervención coercitiva por parte de la policía (Andro:':tta, della Porta, Mose,¡ ,-er<:anos geográficamente. De hecho, las interacciones tienden a ser más fuertes
y Ro:':iter 2002 y 2003). -=..'tre paises limítrofes. Hay m.is vinculos entre los paises o:':sca ndinavos que entre
DInamarca e Italia, por ejemplo. Sin embargo, la proximidad geogr.ifica no es
7.6. LA DIFUSI ÓNTRANS NACIONA L DE LA PROTESTA sempre dete rminante. También debe tenerse en cuenta el pasado. Es más pro-
:able que la difusión tenga lugar enlre movimientos de pa(ses con una historia
En el proceso de adaptación estrat~gica, los procesos de difusión entre países son
particularmente relevan tes. Las ideas sobre las formas de acción (y la ideologU
.,: El concepto de "difusión" se ha importado a las ciencias sociales dasda la física. más
y los repertorios organizativos) viajan cada vez más de un pais a otro. Como tU!;tamenle desde los estudios acerca de le difusión de ciertos tipos de ond~s de un
J<'f: !ma al otro. En las ciencias sociales, se ha u!llludo p8r8 expllC8r 181ranslereneía en
~ : ~mpo y el espacio de determinados rasgos culturales, inform8ciones o ideas.

238 LOS MOVIMIENTOS SOCiAlES


de interacción, entre movimientos de, Italia y Francia, por ejemplo, que cnt:~ :ons!rucción social de esa similitud, es dl':cir, la auto-definición de la situa-
OIrOS procedentes de halia c Irlanda. Adcmois de la interacción directa, la ~6-­ non del "receptor" como similar a la del "transmisor" (Strand y Meyer 1993).
(crprelación cultural que entiende que las entidades sociales pertenecen a UZ'.l En lo tocante a las similitudes propiamente dichas, la perc~pci6n subjetiva
categoría social común ftambil!: n} fomenta un lazo entre ellas" (Strand y Men,:: ..!! la circ unstancias comunes hace que una idea se considere relevante y sea
1993: 490). Otro elemento a tener en cuenta son las similitudes en \a es truc~ ¡Joptada. El traspaso de ideas del movimiento estudiantil norteamericano (d
fa social y política. La difusión es más probable entre Reino Unido y Estad(/!. -transmisor") a su hom6logo alemán (el "d rl':ceptor") se vio fac ilitado por
Unidos q ue entre Reino Unido c: India, ¡:KIT mucho que la última forme pa rt~ tu si militudes I': n la definici6n de las identidadl':s colectivas de ambos gr upos
de la Commonwealth brid oi,a. Por último, el status del pars "transmisor" ta m. \ ~ l cAda m y Rucht 1993). De forma simila r, la llamada a identidades globales
biéo tiene: cierta importancia. Aunque con excepcioncs, moverse del centro a Lo :-Jcilita el desar rollo d~ campañas transnacionales contra la globalización neo-
periferia en el scclOr de los movimientos sociales (como también ocurre en oue. libtra l (della Porta, Andretta, Mosca y Reiter 2005).
secto r~s), es d~ci r, moverse del "primer" mundo al mundo ~n d~sarrollo, conlle\ ¡ Las tradiciones de determinados movimientos también ayudan a entl':nder el
una rMucción en los niveles d~ influencia. h«n.o de qul': éstos muestren una mayor o menor inclinación hacia el intercam-
Todas las características mencionadas influyen tanto en la difusión direcu bio de informaciÓn y a "copiar se~ unos a otrOS a nivel internacional. Por ejemplo,
a trav6 de interacciones personales, como ha venido subrayando la literarur¡ J pesar de los llamamientos al internacionalismo, durante mucho til':mpo parece
trad icional, como en la difusión indi recta a través de los medios de comunic.l_ habtr prevalecido I':ntre los movimientos obreros nacionales la convicci6n dI': que
ción, señalada I': n estudios m~ s recil':ntl':s (Strand y Ml':ya 1993). Con rl':specto ¡ tUS destinos estaban más es tr ec ham~nte vinculados al de los capitalistas de sus
!
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la primera, la proximidad geogrMica, la interacci6n hist6rica y las similitudes e!' respectivos países que al de los trabajadorl':s de otroS paises. Por otro lado, los
., tructurales til': nden a producir un lenguaje y unas leyl':s que facilitan los contacto<;
directOs entrl': activistas de movimientos paralelos. Por otra parte, se considl':r.l
grupos ecologistas siempre han sido conscientl':s de las dificultades de aporta r so-
luciones nacionales a problemas ambientales que pasan de un país a otro a través
que los intercambios no mediatizados son m~s frecuentes si existen asociacion" de la contaminación de los dos o el aire. El variado y rico repertorio dI': acción i',
tran~fronter i zas, programas de intl':rcambio cultural, un conocimiento lingüísti- del movimiento por una justicia global ~s. de hecho, el producto de situaciones
co o mcluso una lengua común. Jm plificadas por encuentros transnacionales.
Los diferentes niveles de proximidad discutidos más arriba favorl':Cen asimi~­
7.7. CICLOS, OLASY CA MPAÑAS DE PROTESTA
1
mo el desarrollo de u n mayor número de contactos formales y canales organiza-
dos dI': comunicaci6n. En particular,las rdaciones se hadn m ~s formales una vez
q ue los contacros personales hayan facilitado los intercambios iniciales y confor- Las elecciones estratégicas rea lizadas por los movimientos sociales evolucionan
me avance la estructuración de los movimientos. A continuación se producid.l ~ en d til':mpo y son el rl': suhado de la interacci6n entre una sl':rie de actores dife rl': n-
difusión de ideas a través de la traducción de documentos de los movimien[O~. tes. Para concluir el análisis de las formas de acción colectiva debtmos presentar
la organización de conferencias intl':rnacionall':s, la creación de redes virtualc~. un último concepto particularmente útil a la ho ra de analizar la evolución I':n el
etc. Así,las formas mediatizadas dI': difusi6n adquieren cada vez más importan. tiempo: el ciclo de protesta. Aunque varíen en su dimensión y duraeión,los ciclos
cia. Se: ha señalado que durante la década de 1960 d proceso de difusión entre de protesta tienen una seril': de características comunes en la historia recientl':: co-
los movimientos estudiantiles se inici6 a tra vés de contactos personales, pero. inciden con "una fase de intensificación de los confl ictos y 12 confrontación en d
"una, VI':Z estableci.dos éstos, la identificación hizo que la difusión tuvil': ra lugar siStl':ma social, qul': incluye una d.pida difusión de la acción colectiva de los secto-
medLantl': una vaTll':dad de canales no-relacionales que ineluían la televisión,lo<; res más movilizados a los menos movilizados; un riuno de innovación acelerado
periód icos, y escritos tanto académicos como radicales" (MeAdam y Rucht 1993: en las formas de confrontación; marcos nuevos o transformados para la acción
71). Las contracumbres y los foros sociales supranaciona1es son, de hecho, apre- colectiva; una combinaci6n de participación organizada y no organizada; y unas
ciados por los activistas como ocasiones especiales para d intercambio de ¡dea~ v secuencias de intl':racción intensificadas entrl': disidentes y autoridades qul': pue-
la consuucción de redes (Pia nta 2002). . de n tl': rminar en la reforma, la repr~sión y, a veces, en una revolución" (Ta rrow
La proximidad geográfica y cu ltural también es importante a la hora de 1994: 153). Aunqul': algunos investigadores criticaron d uso de un concepto que
producir una equivalencia func ional: las sim ilitudes entre la si tuación del parece implicar una "secuencia de fenómenos periódicamente recurrente" y rl':-
movimiento ~transm i so r ~ y el "adoptador" se considera un fa ctor en la faci- guiar (Koopmans 2004: 21), los ciclos confi rman la desigual distribución de la
litación del proceso de d ifu sión. Ad~más, los mismos deme ntos fac ilitan L:; confrontación en d tiempo: "periodos de rdativa calma se alternan con olas de

2-CO LOS MOVIMIENTOS SOCiAlES 241 DONATELLA DULA PORTA y MARIO DIANI
ción e institucionalización. La evolución de las tác ticas de protesta se acom paña.
intensa movilización q ue induyen a grandes sectores de bu sociedades, y muy a así, de cambios en el entorno exterior:
m enudo afcctan a muchas sociedades simuh:incarncntc" (ihíd.: 21). Las olas de
protesta se componen a menudo de ca mpañas intcrrdacion~da s. j.c., ~na scr i~ de
Cuando se I." mplean por primera vez, las formas disru privas asunan a los
interacciones canceladas unas con otras desde el punto de Vi sta temático y on cn-
antagonistas por su coste potencial, conmocionan a los observadores '1 prl."-
radas hacia una meta común (della Porta y Rucht 2002a, 2002b). Ejemplos de ocupan a las elites preocupadas por el orden público. Pero los peri6dicos
estas campañas son las protestas por el derecho al aborto de los movi mi~nI~ de
empil."zan a conceder cada vez menos espacio a protestas que habrían me-
mujeres, eorma el despliegue de misiles Cruisc y Pc:rshing 11 en el m OVi m ie n tO
recido gra nd l."s tilUlarl."s cuando hicil."ron su primera aparición en la cali!.".
pacifista, o por "la condonaci6n de la deuda" de los paí$C':s menos desa rrollados
La reiteraciÓn de una forma de acción colectiva reduce la incertid umbre
en el movimiento por una justicia global. [k hecho, el segundo ha adoptado la
'1 hace que sea acogida con una sonrisa o un bostezo. Los participantl."s, al
campaña como una fórmula particularmente efectiva para unir organizaciones y
principio entusiastas '1 vigorizados por su solidaridad '1 su capacidad dI."
movimientos sociales het~rogln~os. enfrentarse a las autoridades, va n cans.:5ndose o desilusionándosl.". En vez
Los ciclos las olas y las campañas son conceptos que desc ri1x:n '1 explican
de saca r el I." jérci to a la call1.'' o permi tir que la policía ca rgue contra la mul-
, de prot~sta. Como en la cultura y la economla,." tam b',
periodos intensos I n. ~n Ia
titud, las auto ridades infiltran en ella grupos disidentes '1 separan a los líde-
mo vilización colectiva se observan d in;im icas recurrentes de AUJo '1 re AuJo. Al res de los seguidores. La transformación en rutina va pis.:5ndolc los talones
demost rar la vulnerabilidad de las autoridades, los movimientOs que aparecen a la dis ru pción (Tarrow 1994: 11 2).
primero reducen el coste de la acción colectiva para otros actores. Además, sus
victorias socavan el orden de las cosas, provocando contra-mo vili zaciones. De
El análisis de los ciclos de protesta es especia lmente útil para entende r el de-
I
forma recurrente, movimientos spj,¡..()if contribuyen a la movilización dc otros
grupos inventando nuevas formas de acción, ampliando las reivil.ldicaciones d.e
$arrollo de la violencia política, que es, con frecucncia, uno (aunque no el único l',
'

la protesta '1 obteniendo algunas concesion e~, ~ro tam~ién empUjando a}as eh-
ni el más importante) de los resultados de la protesta. De hecho, las formas de la
\ iolencia tienden a variar de acuerdo a la fa se del ciclo. Al comienzo de la pro- F
tes '1 105 contra- movimientos a formar coahclOnes de la ley y el orden (dell~
Porta 1998b). La movilización sucede en olas:
testa, las acciones violentas tienen por lo general una presencia limitada, son de I
del conAiClo institucional a una cresta entusiaSla '1 al hundim iento fin ;¡!.
Una vez obtenida la ~ ten c i ón a nivel nacional '1 una respuesta por par-
alca nce corto y no están planificadas. Típico de estas fa ses, la violencia es el resul-
udo imprevisto de acciones directas, como las sentadas y las ocupaciones. Según
l\'anza la protesta, las formas vioi!."ntas de acción se extienden, en un principio,
,-
de manera m.:5s lenta que las no-violentas, frecuentemente en forma de cho-
te del estado, se alcanz.a ron extremos de conAictividad marcados por la
ques enue los m anifestantes '1 la policía o los contra-manifestantes. Empiezan
presencia de organizadores del movimiento que intentaban .e~te n~er l.a
como e pisodios ocasionales, que tienden, sin embargo, a repetirse '1 ritualizarse.
protesta a un público mas amplio. Al irse canalizando la partICipaCión .en Dura nte el proceso, grupos pequeños cmpiezan a especializarse en t:kticas cada
organ izaciones, los movim ientos, o parte de dios, adoptaron una lógIca
"ez m.:5s extremas, creando una armonía para este tipo de acciones, '1 a veces se
más polltica: la negociación impllcita con las au.toridades. En. cada caso, al Cw.cen clandl."stinos. La presencia de estos grupos acelera el éxodo de los modera-
ir apagándose d ciclo, la iniciativa pasó a las elites '1105 partidos (Tarro'" 10$, contribuyendo a la desmovilización del movimiento, de la que únicamem e
1994,168), ~)S grupos m;is violentos cscapan (al menos temporal mcnte). De este modo, en
:..u fases finales del ciclo se asiste tanto a un proceso de institucional izaciÓn como
Este patrón tiene consecuencias para los repertorios .d~ ~a acción colccti\'¡' l un número creciente de acciones violentas.
Las tácticas más rompedoras suelcn destacar en las fases mlclales de la protesa.
Un vi$lazo a la evolución del movimiento por una justicia global confi rmad
Nuevos actores inventan nuevas tácticas 'la que las identidades colectivas emer-
ti menos algunas de las din.:5micas mencionadas. Las fases de incubación de la
gentes necesitan acciones radicales (Pizzorno 1978). Según se va extendi~ nd~ el ::;:¡ol'ilización se caracterizaron por una actividad concentrada preferentemente
ciclo, "ta reacción de las autoridades produce procesos simultáneos de radlcahu-
':"'"1. campañas de información '1 lobb'ling, con tan sólo un puñado de m anifes-

::Kiones simbólicas llevadas a cabo por pequeñas redes activi stas. Durante esta
11 . l os patrones clclicos se han observado, por ejemplo, en la actividad hue.lgulstica r s. ..:....oc. el movim iento se extendió por encima de su base inicial , movilizando .l.
relación con los ciclos económicos que estudió Kondratieff. 011 forma pareCIda, los clclet- ;:-upos involucrados en movimientos ante riores (el movimiento de mujeres y el
de revolución se han vinculado al crecimiento r declive de la Jloblación (Fra nk y Fuenln
1994).

.Xl : :\lATEllA DEl! A PORTA y MAR'" O,,,"',


ecologista, pero también el movimiento obrero) o en partidos poH!Ícos yasocü- Esto no significa que el uso de la violencia como medio político haya dis-
ciones religiosas. Cada uno de estos actores aportó formas particulares de accl¿:¡ :ninuido. Como Charles Tilly (2003: 58) resumió con tristeza: desde 1945, "el
a un repertorio común: los grupos feministas lo hicieron con las ac tividades ¿~ :nundo ~n su conjunto se ha distanciado con pasos decisivos y aterradores de
desobed iencia civil practicadas en las campañas por la legalización del abonc... ~g r~gaciones alcanzadas dolo rosamente, entre los ejércitos y la población civil.
las asociaciones religiosas trajeron consigo losgospds, los ecologistas la prktin. anr~ la gu~ rra y la paz, entre la guerra internacional y la civil, entre las aplica-
de las ocupaciones no-violentas empleadas anteriormente contra los emplau- ciones de fu~rza I~tales y no letales. Se ha movido hacia la lucha armada d~ntro
mientos de energía nuclear, los partidos de izquierda movilizaron a una m~!o.O .le los estados y hacia el asesinato, la privación o la expulsión, patrocinados por el
de seguidores, ofreciendo ca nales de comunicación con las in5[ituciones públi c,¡~ -eitado, de categorías enteras de poblaci6n."
Aunque la heterogeneidad de las distintas bases involucradas provocó de fortn.¡
inevitable desacue rdos sobre las formas de acción a adoptar, esta diversidad n ~ ¡.s. RES UMEN
frenó la capacidad del movimiento para la movil ización durante su faseexpan¡ i.
va, sino que la enriqueció. Tras su indecisión inicial, los gobiernos rea ccionarc~. Este capítulo se ha dedicado al análisis de las principales formas de acción adop-
ordenando la intervención de la policía, en particular para suprimir los intentó> udas por los mOVimientos sociales, en otras palabras, las formas de protesta. Se
de bloquear las sedes de las cumbres internacionales. Aunque el conjunto di hJ definido a la protesta como una acción no-rutinizada en la que se abren ca-
movimiento se mantuvo pacífico, en algunas ocasiones la desobediencia civil lo! rlJlcs indirectos de inRuencia a través de la actividad de una serie de actores
intensificó, sobre todo cuando la poliera reaccionó con fuerza contra los ataque-> :olcctivos. Aunque las formas de protesta son tan generalizadas que resultaría
llevados a cabo por grupos anarquistas marginales. ¿ ¡ikil definirlas como no -conv~ ncional es, es cierto que la protesta va más allá de
i
Hay que añadir al menos dos tendencias a la evolución dclica descrita hasu
el momento. En primer luga r, cada ciclo amplía el repertorio de acción colece·
!.J ~ fo rmas rutinizadas de participación en las democracias representativas. Se
~.J obse rvado cómo las dcticas ~mpleadas por los movimientos sociales forman
I•
va. La afirmaci6n se aplica tanto a los países del Pacto de Varsovia en el periodc
alrededor de 1989 como a las olas de protesta que sacudieron Europa y Estadc..
:epe rtorios con caractnísticas espedficas. En concreto, desde el siglo XIX se ha i
Jesarrollado un repertorio de formas nacionales, autónomas y modulares de pro- I
Unidos en las décadas de 1930 y 1960. De hecho, es sobre todo en el pico ¿: ,~sta. Transformaciones recientes en la distribuci6n del poder, tan to a nivel na-
una ola de movilización cuando los ciudadanos desarrollan nuevas forma s.:1: :ional como internacional, y en la estructura de las comunicac:iones de masas se
acción colecti va: "Las ocupaciones d~ fábricas que marca ron la.s huelga.s t:". :efl ~ja n en el desarrollo de nuevas formas de protesta como las conua-c:umbr~s
Prancia de 1936 se ase mejan a las huelgas de brazos caídos d ~ Plint y Akrot_ .. los boicots transnacionales, y también en acciones de protesta en Internet.
mientras que las ocupacionu universitarias en Berlín, Tu rín y Paris en 19r~ ~te ca pítulo ha distinguido diversas fo rmas de protesta y, al mismo tiempo, ha
enlazaron a 105 estudiantes con sus homólogos americanos. Por lo que resperu. :?lmado la atención sobre el hecho de que en cada repertorio se dan diferentes
a Solidaridad , se demostró que su característica mh llamativa fue ron las co~_­ :.agicas de acción de manera simultanea: la lógica de los números, que busca mas-
ve rsaciones entre los lideres de Solidaridad y e! gobierno, que prefiguraro:. :rn la fue rza del apoyo a un movimiento; la lógica del daño material, basada en
n
las formas de negociaciones que barrieron Europa del Ene en 1989 (Tarro ... ~ capacidad para romper la rutina diaria; y la 16gica del testimonio, que busc:a
1994: 167.8). ¿ cmostrar el compromiso emocional de los activistas.
En segundo lugar, las formas más radicales de acción han disminuido, al m~­ Los líderes de los movimientos sociales se enfrentan a una serie de dilemas
nos entre los activistas de izquierda. En los años setenta de! siglo xx hubo la te;:- eslratégicos a la hora de elegi r entre una u Otra forma de acción ya que cada
dencia de mantener J::. atención mediática y el "potencial de amenaza" m ediant~ una de ellas se comunica con públicos diferentes que, 3 su vez, tienen demandas
la ac~ntuaci6n de formas ex tr~mas de acción. Desde los años ochenta, diver,...! ..!i ferentes: los a([ivistas que buscan reforzar la solidaridad interna, los medios
formas de protesta se han propagado ~ntr~ los actores institucionales y no-insurx- ¿e comunicación en busca de "noticias", [os aliados potenciales que prefieren
cionales, y la mayor parte de los nuevos movimientos sociales ha confirmado ut.¡ :·ormas más moderadas de acción y, por último, quienes toman las decisiones,
moderación creciente de los repertorios de acción colectiva (delJa POrIa 199(..... e ue buscan socios en los que confia r. Sin embargo, los reperrorios de acción no
1996b, 1996c; también Raschke 1988: 322-32). De hecho, es en este área done: ~n únicamente instrumemos de la protesta sino que, además, reflejan los valores
la lógica del testimonio ~s más dinámica, con un crecimiento de acciones qu: .:!e los activistas. La socialización y las tradiciones históricas fomentadas a tra\·és
conllevan graves riesgos o costes personales. La d~sobediencia civil, que rompe ¡ .:!~ las instituciones limitan el rango de opciones disponibles, pero las formas de
conciencia con 10 que consid~ ra leyes injustas, descansa en ~sta lógica. ;;rotesta viajan de un movimiento al otro y de un país al otro, con inno vaciones ~·

244 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES


!~ XlNATElLA OELLA PORTA y MARIO DIANI
J

CQNT
aprendiza je$ frecuentes. Además, los repertorios se producen a lra ... ~s de meca-
nismos relaciones a lo largo de interacciones entre diferentes actores (de de nt ro ~'
AY I:.AS
de fuera del movimiento). Series de dinám icas dcJic.as crean una sucesión de olas
y depresiones en la protesta y en la radicalización e institucionalización de las
LíTIGAS. DE LOS M
forma s de acción adoptadas. Sin embargo, dos tendencias más estables parecen LES
aplicarse a lo largo de: estas Ructuaciones dcJicas, al menos por lo respecta a l a~
democracias occidentales: una ampliación del repertorio dc la protesta y, simul-
táneamente, un rechazo creciente a la violencia Política.
:!.. El control policial de la protesta y las
ClpOrtunidades políticas de los movimientos sociales

la cumbre del G8 de 2001 tuvo lugar en Génova entre el 19 y e122 de ju-


lio, Un año anles, la reunión internacional de Porto Alegre organizada
por lo que se conoce rla como el movimiento por una justicia global y
la globalización "desde abajo" habla llamado a una movilización in-
ternacional contra la versión neo-liberal de la globalización. El Foro
Social de Génova (FSG), en el que confluyeron alrededor de ochocien-
tas organizaciones, fue el encargado de organizar la protesta.'
Las cumbres del G8 de los dos años anteriores se hablan saldado
con protestas violentas ocasionales. Para la edición de 2001, los pre-
parativos del gobierno se centraron en mantener a los manifestantes
alejados de! área de reunión yen sacar a los más radicales de la ciu-
dad, Se instalaron fue rtes barreras para proleger una "zona roja" que ,
circunvalaba las distintas sedes de la cumbre, se cerró el aeropuer- ,\'
to, las estaciones de tren y las salidas de las autopistas, y se sacó a
activ istas (sospechosos y confirmados) fuera del área metropolitana.
En declaraciones a la comisión parlamentaria, el director de la polida
italiana, De Gennaro, dijo que se hablan producido 140.000 controles y
1.
más de 2.000 expulsiones. Se dictaron órdenes de expulsión para man-
tener a algunos militantes fuera de Génova. Con el cent ro de la ciudad
bl indado y los accesos fuertemente controlados, Génova se vació: dos
dras antes de la cumbre, el consumo eléctrico y la recogida de basuras
hablan bajado un 40%.
Pese a la demostración de fuerza, la tensión provocada por algu-
nos ataques previos al comienzo de la cumbre y la información un tan -
to alarmista de los Servicios Secretos ("un torrente de información
en su mayor parte ineficaz" segun dijo la Barbera, el anter ior jefe de
UC IGOS, en la Com isión Parlamentaria Conjunta [actas del 28 de
agosto de 201 1: 66]), la marcha pacffica convocada por los inmigran-
tes el 19 de julio arrastró a cincuenta mil personas. Sin embargo, la
situación cambió radicalmente al dia siguiente con lo descrito por al-
gunos per iódicas como provocaciones de los radicales del Black Bloc
y las reacciones indiscriminadas de ra pOlida que les siguieron. En la
mañana del,20 de julio, entre cuatroc ientos y mil miembros del Black
Bloc según estimaciones de la prensa (la policra habló de quinientos
itali anos y dos mil extranjeros) entraron en la "zona roja:" y atacaron

1. La reconstrucción de los hechos se basa en Andretta, dalla Porta, Mosca y Re iler 2002.
c~ p. 1.

m DQNATELLA OELLA PORTA Y MARIO DIANI


bancos, tiendas, la prisión y algunos edificios públicos. A ,la largo del
y e16% rec ibió el alta, mientras que el pronóstico del5% restante fue
dla, los acontecimientos siguieron un mismo pat~ón: la pollcla respon -
incierto." Se les acusó de conspiración para cometer saqueo, pero los
dió a los ataques del Black Bloc agrediendo a qUienes formaban pa rte
magistrados liberaron inmediatamente a 92 de los 93 detenidos. La po-
o estaban cerca de las protestas pacfficas, incluyendo doctores, enfer-
licia confiscó el disco duro del ordenador de Jos abogados y destruyó
meras, paramédicos, fotógrafos y periodistas. . .." los ordenadores de Indymedia.
As! comenzó la batalla contra los l lamados " desobe~l~ntes civiles,
En los dlas siguientes se publicaron diferentes test imonios dando
sit iados y atacados reiteradamente. Tras las car~as poliCiales, algunos
cuenta del maltrato de civiles en los cuarteles de Bolzanelo, donde se
grupos de manifestantes reaccionaron t irando piedras, lo que pr~voc6
habra instalado un centro de identificación de detenidos manejado por
que la policfa terminara usando carros blindados. En una de las incur-
un grupo de oficiales de penitenciarIa perteneciente al GOM (Unidad
siones, un jeep de los carabineros quedó atascado y s~s .oc.upa~les fue-
Móvi l de OperaCiones). Las declaraciones de los testigos, muchos de
ron atacados por los manifestantes. Uno de los carabmlefl abrió fuego,
ellos extranjeros, daban cuenta de agresIones flsicas y psicológ icas.
malando al activisla genovés de 23 ai\os CarIo Giuliani. Dentro d.e la
La policfa empleó gas lac rimóge no y porras cont ra los detenidos y les
zona roja la poliera empleó cai\ones de agua con productos qufmlcos
forzó a mantenerse en pie durante horas y repetir eslóganes fascistas
contra !o~ manifestantes de la organización transnacional ATTAC y los
y racistas. la actuación de la poticla provocó protestas en toda Italia
sindicatos italianos que, agolpados tras las va!l~s, . Ie~ t.iraban dientes
yen el extranjero. En diciembre de 2004, veintiocho policlas italianos,
de ajo. El alcalde Peridl, del partido Democratlcl di Sl.nlstra (OS ), q~e
entre eJlos los jefes de la unidad de disturbios y la antiterrorista, fue-
habla Intentado negociar con los organizadores, se quejó de la ausencia
ron ac usados de abuso de autoridad, ca lumnias y danos gra ves en e l
de negociadores por parte de la poliera. Por la tarde, los por tavoce~ de l
asalto a la escu ela. En la resoluc ión dictada tras la vista preliminar se
movimiento se dis tanciaron cuidadosamente del Bla:k Bloc a! mismo
alegó que los dos cócteles Molotov encont rados por la policla en la es-
tiempo que criticaban las acciones de la policra. Segun el ~oblerno, I.a
cuel a habran s ido colocados por la propia policla. También se refut ó la
responsabilidad de los a ltercados recayó en el FS.G. El p.artldo mayori-
afirmación de uno de los oficiales acerca del intento de acuchillamien-
tario de izquierdas, el OS, retiró su apoyo a la manifestación convocada
to por parte de uno de los activistas. Todos los activistas arrestados
para e l dra siguiente, pidiendo a sus miembros que no fue.ran a ~énova.
durante el asalto a la escuela quedaron li bres sin cargos.
Entre 200.000 y 300.000 personas asistieron a la manlfestaclón.del
2t de julio. (los organizadores dijeron que esperaban l00.0?0; el Jefe
de la policla redujO la cifra a 40.000.) De nuevo se presenCiaron ata-
ques del Black Bloc, que los manifestant~s intentaron detener. l a Las manif~stacionOi dc ~nova reprcsc:ntan Ulla ruptura importante (aunq u~
poliera empleó carros blindados y gas lacrimógeno lanzad.o esta vez ;t'cdecible) con una imagen de los movimi~nlOS sociales formada en los años ochenta
desde helicópteros para guardar la d istancia con los manifestantes. -: nov~nta dd siglo pasado que los r~tra taba como integrados y "civilizados", más ha-
La primera carga tuvo lugar a las 2:25 p.m., a l dar comienzo la marcha, :,ruados a la mesa de n~gociaciones qu~ a la calle. Tras décadas de acciones prcdorni-
otras se sucedieron a las 2:50 y 5:35 p.m. Los periódiCOS -y no sólo c.;..m~menle pacíficas, el foco~ ha puestO en los peligros asociados a la radicalización
los favorables a las manifestaciones- dieron cuenta de 1 0~ much~s id conflicto político y social. Fr~cu~memente.las comra-cumbres han acabado ~n
intentos del movim iento, que habla constituido de forma rudimentaria
:=.iremami~ntos con la policía, como en la reunión de la OMC en Seattlc: en 1999, el
su propia fuerza de seguridad, de echar atrás a los violentos y rescatar
F" ro Económico Mundial de Davos, las reuniones del comit~ internacional de Banco
'i a los manifestantes y abogados que estaban siendo golpeados por la
poli era. El dla terminó con 228 heridos (incluyen.do 78 polic~as), 60 dete- l ~W"ldial y el FMI en Praga y Washington en 2000, las reuniones del NAFTA en
nidos y danos materiales por valor de 50.000 millones de liras. . · ~~.!e lxc y la cumbre UE-EEUU de Gotemburgode junio de 200 1.
El 21 de juliO por la tarde, la poliera irrump ió en la escuela o.a z, ;Qut importancia tiene dicha evolución para las caracteristicasdc: la movili-
que a lbergaba al FSG, a su equipo de abogados, al grup.o de prensa u :ión y las r ~spuestas a ellar Naturalmeme, las estrategias de los movimientos
Indymedla y un dormitorio para los manifestantes .. La pol.lera buscaba tlxlales tienen un impacto ~n el tamaño y la forma de las movilizaciones. Como
armas. l a prensa describió e l comportamiento de la pollera ~omo de J;e ha señalado en capítulos anteriores, la ideologla, los repertorios y las estructu-
una brutalidad espec ial -descripción apoyada por algunos miembros ~ Mln rccursos materiales y culturales de acción que varlan de un país al otro.
del Parlamento alll presentes- o Según el informe del inspector del \,iemois, la explicación de la protesta se ha apoyado en la eSlrUCtura social, el gra-
Ministerio del Interior, Pi ppo Micalizio: "De los 93 detenid~s y arrest~.
:1) d~ cullUra cívica y el d~sa rroJJo económico (Barringtoll Moore 1966; Skocpol
dos en el edificio, 62 (alrededor de un 66%) [resultaron heridos y ~ recI-
bieron diferente diagnóstico: e124% preciSÓ 5 días de rec upe ración, el .. ~"'9; v~ase también capítulo 2). En un intento por disc riminar los determin ante~
1T..u importantcs de la acción colectiva, un número considerado de anoilisi! COffi-
36% entre 6 y 10 dras, elll% entre 11 y 20 dlas, e118% entre 21 y 40 dras
~.lti\"os se ha centrado, no obstante, en las variables pallticas. Ya hemos scii.alado
.~ S 1 McCanhy 2003)-. El conuol policial de la protesta es un t~ ma
cómo [as actividades de [os movimientos sociales son en parte upresivas, en r.on-
= '- ou e y I .. oc ale\
o..-.o.:ialmente relevante para entender la relación entre os mOVimientOS s I
te insuumentales; en parle d irigidas a sus propios m iembros, en parle dise:ñ.16i. ~.d estado. Según Lipsky (1970: 1),
para transfo rmar el entorno. En sus protestas, [os movim ientos sociales son e~
nentem ente políticos. y como tales estoin inA uidos por el sistema polltico, e 1nIT:;.. el estudio de las formas en las que la polida interactúa con orros ciu~adan~ ~s
yen en el mismo. Como se dijo en el primer capítulo, el concepto de estrucn:.."""JI de vital importancia para todo aquel que estl': interesado en las po[(~leas pub\¡-
de oportunidades políticas (EO P) ha devenido central en las interp retacionej.x c;lS y ten la resolución del conAicto urbano contempor;in~; Los ~hdas pucd~
la interacción entre los actores institucionales y no-institucionales. ser considerados como los "burócratas al nivel de la ca~le que rep resen;:;.
Tomando principalmente ejemplos de las eontra-("umbres conua la glohi-- al gobierno de cara a la gente, Y, al mismo tiem po que Implementan sus 1-
liUleión neolibcral, este capítulo busca identifica r las principales variables .:k. tieas, las fuerzas de la polida ayudan con sus acciones a ?efinir los tl': rminos del
sistema político y sugerir algunas hi pótesis sobre la forma en la que l':stas inf.:;- e-no. ......
conA·IetO ur.,.. ' - ·,nAuencia de la polida en las actitudes y los desarrollos
.
ye n en las características de los movimientos sociales. Uno de los problemas que políticos cs funda mental debido al rol exclusivo resc:rvado a la.s age nCias que
tiene la investigación sobre las oport unidades políticas es la fal ta de claridad d::: aplican las leyes para hacer cumplir y reforzar las normas del Sistema.
expúmandr¡m (recientemente discutido en Meyer 20(4). La dimensión política lo:"
ha eStudiado pa ra ex plica r un número creciente de variables: la movilización d:c Podemos añadir que las olas de protesta tienen a su vez efectos i.mportantes
[os movim ientos sociales (Eisinge r 1973), el surgimienw de los ciclos de protC!.:2 .::l la organizaci6n de la polida (vl':ase por e jemplo Morgan 198?;. Rem.er I99B).
(Ta rrow 1993), las relaciones entre las actitudes de los aliados y el comportam ien- Los diferentes estilos de intervención de la polida han reCibido cl~rta ticlen-
to del movimiento (della Porta y Rucht 1995) y el predominio de estrategias d: . en 1a l·Ileratu ra "--· ,016.ic3
OJn " " " . Desde una rvrspectiva
,,- fenomenológica,. ary
confromaciÓn o asimilación de las protestas (Kitschelt 1986: 67-B). De hecho, d: T. ~Ia rx (1979) disting uió diferentes actos de represión s~gún su P~O~SltO: crear
In recogido aquí se desprende que tan to el ca rác ter de las instituciones como I~ . e , bl- da 1"" oponentes reu nir informaCión, restnnglr el caudal
1:;::..1 Imagen lavor ... ... . . . . . . ' . . A'
estrategias predominantes, las elecciones en materia d e represión y la estrucrur¡ & recursos de los movimientOs, desanimar a los ~ctivistas, a,[¡men~~ c~n ;.~7s
de alianzas son todos instrumentos útiles para explicar una u otra ca racterísu- IDtc:rnos entre las elites y los grupos y sabotear aCCIOnes espeCificas. a.r es ~If y
ca de los movimientos sociales. Sin embargo, pocos intentos se: han hecho hast¡ 19i8: 106- 15) clasificó los regímenes políticos se:gún ~I grado de ~epreslón o a-
aho ra por plantear la cuestión de qu ~ variables del complejo conjunto formad :. ditaeión" mostrado hacia los diferentes ac tores Y acciones ~olect'~os.. I
por [a ~est ructura de oportu nidades políticas" explican qu~ características Id: Las investigaciones han d istinguido tres oireas estratl':gleas pn~e~ rales en. e
las muchas disponibles) de los movimientos sociales. En lo que sigue trataremCó .;untrol policial de la protesta empleadas de manera diferenl~ ~n dl~tlntos peflO-
de resaltar los efectos especlficos de oportunidades concretas en el surgim iento.. Jos hist6ricos (della Porta y Reíter 1998a): estrategias coerclUVaS, I.~., el u.so de
los niveles de la movilización, los repertorios de protesta y las posibilidades d: tu armas y la fuerza física para el control y dispersi6n de las malllfc:staClones;
hito de los movimientos. Comenzaremos con un anál isis dd control policial d~ . ~"uasivas entend iendo con ello los intentos de controlar la protesta
.:1trateglas ,,- . . d 'as in
la protesta (B. I ), e identifica remos luego algunas características de las oportun¡- 1 través de contactoS prev ios con los activistas y o rga~lza ores! y estrategl d 'd -
dades institucionales (8.2) y las esuategias predominantes (8.3). Posteriormente :,:¡rmativas, consistentes en la recopilación general ~e m.forma clón como me I a
discutiremos en detalle el papel de los partidos políticos como aliados potencialC! -'re\'entiva y la recopilación di rigida de informaCIón (mcluyend? el e~ pl~ de
(B.<I ). Sin emba rgo, las oportunidades políticas distan mucho, como subrayare- ~odernas tecnologías audiovisuales) para la identificación de qUienes mfrlllgen
mos, de ser estructurales en el sentido de inmutables y ya "dadas"; de hecho, sus !.J le sin te ner que intervenir di rectamente.
efectos se filt ran a uav~s de las percepciones de los activistas, pero, ademois, éstCó la acción de la poliera puede variar en el u~ de. la fuerza (bruta~ o suave), e~
interactúan tambil':n con "oportunidades discursivas" (B.5). d de extensión de la conducta considerada Ilegítima (de la represión a la t.ole
~~c:) las estrategias para el control de diversos actores (generalizada o .se:lecu.va ),
8.1. EL CONTRO L POllC[AL DE LA PROTESTA :1 res~to de la policía por la ley (ilegal o legal), el momento e.n el que IIlte r; lene
reventiva o reactiva), el grado de comunicaci6n con los manifestantes (oo~ .ron-
Como bien ilustra el ejem plo de Génova, uno de los aspectos más importantes de p .ó consenso) la capacidad para adaptarse: a situaciones emergentes (nglda o
la respuesta del estado a la protesta es su control, o el manejo que la polida hace ~~i~I~. el grado de formalización de las reg~as del juego (foonal o ~nforma~~~"",~l
de ella -t~rminos m ois nteu u ales que los em pleados normalmente por los ma- ni,.e1 de entrenamiento (profesional o imprOVisado) (della Porta y Relter 199 . .
nifestantes: "reprtesión" o estado de "la ley y el orden" (del la Porta 1995, 199&:

253 OONATELLA OELLA PORTA y MARIO OIANt


2S2 LOS MOVIMIENTOS SOCtALES
La combinación de estas dimensiones permite definir dos modelos d ifcrcntd
.lo:.s que olvidado wbre los derechos fundamentales de los ciudadanos y el poder
e internamente consiuc:nu:s de control del orden público. El modelo de cscabdl
?!fmitido al estado en la protección del estado de de recho (And rcua, della Porta.
de fue rza no prioriza el derecho de: manifestaci6n, es ~o .tolerante: con f~r~~
}!?SCa y Reiter 2003: cap. 4), ¿Qu~ produjo la escalada de violencia ~n G~nova,}'
innovadoras de protesta, reduce a mínimos la comumcaclón cn.l ~c la ~hCia .
¡::"es en Seattle, Washington, Quebec, Praga y GOleborg, y otros muchos casos en
los manifestantcs y prima con frecuencia el uso de medios coercitivoS o Inclu ~
.. ~~ que sc ha acusado a la polida de emplear la violencia contra los manifestantes?
ilegales (como los ag(ntes prollQCQdor(s). El modelo negociado de ~ontrol, por el
h"eden avanza rsc dive rsas explicaciones. En primer lugar, el "control policial por
contrario, prioriza el derecho a manifestarse padfic.am ~ nle, tolera mcl.uso form~
:":(lscntimiento" (Waddington 1998) también es una estrategia para controlar la
transgresoras de protesta, entiende que la co mUOL caC ió n en~re mamfes t~ntcs .
frotes ta, aunque respe tando lo más posible los derechos y las libertades de los ma-
polidas es h'\sica para una conducta pacifica de protesta y eVita ~n lo poSible l~
't!'estantes, Los conAictos entre los manifestantes y la policía son frecuentes; las
medios coercitivos siendo especialme nte selectivo en las operaCioneS (McPhaiL
stw.ciones son especialmente tensas cuando un territo rio tiene un determinado
<-h welngrUlXr
· L
y M' cC",c UI y 1998·. 51-54', ddla Porta
. , y Fillieule
. 2(04), A esw
nQr simbólico y estrat~gico -<omo en el c.uo, por ejemplo, de las "zonas rojas~
.;x.
d imensiones podríamos añadir d tipo de estrategia informativa empleado por
¡Í:ededor de las scdC!l de las cumbres internacionales y cerradas a los manifestan_
las fuerzas policiales en el control de la protesta, distinguiendo entre un co~ud
%So. :\demás, aunque d control coercitivo sca poco frecu~nte, su empleo lleva fácil-
gen~ra \ 'Iza d o"d- ,odo'~ \0'~ m anifestantes o un control centrado en los q ue poslbl~-
;::.ente a una escalada debido a las di námicas psicológicas asociadas a los combates
m~nte incurran ~ n la ilegalidad. .
~os en condiciones de anonimato rela tivo (ibid.). Los hechos de la década de
Podemos adv~rtir en las democracias occidentales una transf~rmac ló n r ~dJ­
l ,JI) l!evaron a la militarización (en té rminos de equipamiento, entrenamiento y
cal de las estrategias en el control del orden público y en las téCniCas y práCIIC.tl
::e!pliegue) de algunas unidades policiales especializadas en contraterrorismo o el
operativas asociadas: se ha pasado de un modelo de escalada de fuerza a. u;o
= en organizado violento; posteriormente, estas herramientas se trasladaron en
de control negociado, especialmente tras la gran ola ~e protesta que culminO ¡:
hos casos al mantenimiento cotidiano del orden público,
fin ales de la década de 1960. Mientras que la concepción ge ner~1 del ~erecho .i
H ay que añadir que el uso de la estrategia negociadora ha sido siempre se-
manifestar el dise n~ ha sido cada vez m.h inclusiva, las estr~ l eg , as de Inten'en-
,c::rno. Incluso en las democracias consol idadas, el modelo de escalada de fuerza
ción se han alejado del modelo coercitivo hasta entonces dominante, Durante!(!!.
.1:;¡ $Obrevivido en los márgenes, sobre todo en el control de jóvenes okupas y
años setenta y ochenta, se observa una tendencia que, con pausas y ~etrocc:sos. lo(
.»:o3llgans. Las inves tigaciones ap un ta n, de hecho, a la supervivencia en la inter-
dirigió hacia una ma yor tolerancia de las infracciones de la ley consIde rada,s ~~­
~ción policial de la protesta de una distinción entre manifestantes "buenos"
nores. Entre los cambios aparentes en las estra tegias de conlrol dd.orden ~.U~~' CO
F.idñeos, pragmáticos, con un inten!s directo en el conRicto y una meta clara,
encontramos una red ucción del uso de la fuerza, un m ayor ~nfasIs en ~I dial?"
er..1 y manifestantes "malos" (predominantem ente "jóvenes", desinformados,
go" y la inve rsión de grandes recursos en la recopilaci~n de informaCión. (della
!cKIuctivos, agitadores profesionales sin intereses directos en el conAicto, etc,)
Porta y Reiter 1998a). Estas estrategias, llamadas d~ antI-escalada (o también. ~
odlJ. Porta 1998a; della Porta y Reiter 1998b). Los participantes ~n los mo-
el caso italiano, de prevención) se basan en una sen e ~ e rutas y supu~s tos espeo-
'lU::.ltntos emergentes, como el movimiento por una justicia global visible en
ficos. Los representanteS de los manifest:mtes y la polIda debe n reulllrse .con ~
$r;;¡rue )' G~ nova, tienden a cargar con el estigma de manifestantes "malos~ y a
telación :i la protesta y negociar con detalle las rutas y la co~d u cta. a segUIr ~~!.l!i =udo "pcl ig rosos~.
manifenaciones (incluyendo las violaciones más o menos SImbólicas pcrm Itld2il
Pero, lcuáles son los efectos del control policial de la protesta ? Los cambios
a los manifestantes), los grupos padficos nunca deben ser ~tacados, I~ acuer
:::::1 ..¡capacidad represiva de los reg¡m~nes son un factor importantc en la expli-
-c -n ' om r-
a \canza d os nunca d "UO: ...... rse y deben mantenerse SIempre .abiertas la~' ~
::lO," del surgimiento de los movimientos sociales. En Francia, Rusia y China,
neas de comunicación enlre los ¡¡deres de la manifestación y la pollda. La po!J=
..1: :"!\'olución social estalló duran te crisis polfticas que debilitaron el control y el
debe ga rantizar por encima de todo el derecho a manifestarse ~adficamen t~. ¡
--.:»!: t represivo del estado (Skocpol 1979). De for~a parecida, la incapacidad de
grupos violentos deben ser apartados y bloquead.o~ sin que pchgre la ~egu tl ~
:a;o;c.¡ener el COntrol social fa cilitó la irrupción del movimiento por los derechos
de los manifestantes pacíficos (Fillieule 1993a, Fllheule y Jobard 1998, MePn.;:1;
~ en Estados Unidos (McAdam 1982).1 y en Italia, el ciclo de protesta de
el al 1998, Waddington 1994; Winter 1998b; della Porta 1998a). . •
lo qu~ muchos consideraron que era un estándar "post-68" consolIdado ~
demostrado su fragilidad al enfrentarse con el nuevo reto planteado por un ffiOD- ._:'dam (1982) identificO tres factores Importllnte IIn el surgimiento y el desarrollo del
miento transnacional de protesta, El CS de G~ nova relanzó un debate poco ~ ,.. ,nto; su alineamiento dentro de un contexto polltico mas amplio (estructura d",
- --"'dades polllicas), el nivel de organl¡aclón de los agraviados {potencial organizali_
o f_ .alofaelOn de las posibilidades de '.ito (conciencia insurgente),
finales de la d~cada de 1960 surgió en un principio con un l.':5[ilo más tolerante.:r r.l~ rante, Sl': lectivo y "suave" de control policial se vio reAl':jado en un nivel com-
control policial (del/a Porta 1995). ::, ¡ntivaml': nte más bajo de radicalización en el sector de los movimientos socia-
Por lo que respecta a los niveles de movilización, Jos estilos más duros d: .cs. En ambos países, el punto oilgido de la represión coi ncid ió con una reducción
conlrol policial elevarán necesariamente d COS[(': de la acción coJecliv3 y di!-- .:el ala mois moderada de los mov imientos, un declive que ayudó indirecta mente
minuirán la disposición de los aClores a participar en la" protesta. Sin embarga. J.l predominio de los elementOS mois extremos, especialmentl': en la Italia de los
muchas forma s de represión, especialmente las consideradas ilegitimas, puede .óos setenta. A su vez, la disminuciÓn de la violencia en las prOlestaS de los años
crear un sentido de injusticia que aumenta los riesgos percibidos de la ¡naccié.:. ochenta coincide con una mayor tolerancia. En el movimiento por una justicia
(e.g., Khawaja 1994). Por consiguiente, no es sorprendcrue que las dos presionC'l pobal, la escalada se: vivió de nuevo en el curso de interacciones físicas con las
divergentes produzc3n resultados contradictorios y que la investigación empin- :=-...erzas de la policía dl':splegadas pa ra impedi r qul': 105 manifestantes entraran en
ca señale. en algunos casos, una radicalización de los grupos más expuestos a u Ú parte': de las ciudades donde SI': reunían las OIG,
violencia policial y, en otros, la renuncia a formas no-convencionales de accié:l La interve':nción dI': la polida inAuye en las propias metas de los manifestantl':S,
(Wilson 1976), De hecho, la relaciÓn entre el grado de violencia empleado e:: (orientadas a cambios que abarcan desde cuestiones y reivindicaciones políticas
la protesta y la intervenciÓn coercitiva de las autoridades parece ser curvilíneJ. t."1dividuales hasta "metacuestionl':s" dI': la protesta en sI misma. Edward Escobar
(Neidha rdt 1989), hJ se:ñalado en su estudio d~1 movimiento chicano en Los Angcles CÓmo en "una
Las estrategias de control institucionales inAuyen especia lmente en las n. relación dialéctica, al mismo tiempo que las r:kr.icas del Dep:mamento Qe Policía de

-·'.•".I
trategias de la protesta, En primer lugar, inciden en los modelos organizatil'Qi tJ ciudad conseguían socavar parcialmente al movimiento chica no, la policía y
adoprados por los movimientos. Fue el caso del republicanismo francés deci- sus tkticas se convi rtieron en una cuestión al rededor de la cual se organizó la
monónico, dOnde "por regla general la intensificaciÓn de la represión reforzó d comunidad de activistas y se dev61a participación de la base CII la actividad del
"
" " papel de las sociedades secretas y los centros informales de sociabilidad, como IQi
ca fés, las bodegas y los cabarets" (Aminzade 1995: 42); por Otro lado, "la exten-
:novimiento" (Escobar 1993: 1485), En conclusión, los estilos mois tolerantes y
¡electivos del control pol icial de la protesta han facilitado la integración de los
sión del sufragio universal masculino y las libertades civiles propiciaron una nue- :!lovimil': ntos sociales en una estructura compleja de la negociación Política, legi-
va geografla de la rep resentaciÓn y el dl':sarrollo de organizaciones mis formales- ti mando ciertas formas de protesta y estigmatizando la violencia, entendida cada ,
0995: 59), En tiempo m.h recientes, la represión ha llevado a["ertcapsulamienw- '; u mois como una forma de desviaciÓn (della Porta y Reiter 1998b).
de las organizaciones de 10$ movimientos sociales, en algunos casos hasta la clan- Por último, por lo que concierne al hito de los movimientos, Tilly (1978) ha
deSlinidad (della Porta 1990, 1995; Nl':idhardt 1981). En el movimiemo por UIU mgerido una relación inver.samente proporcional entre la posibilidad de acceso
justicia global, los grupos que, como el Black Bloc, optan por el uso de I':S((,uegill J.I sistema y la coerción, Sin embargo, la relación no pa rece funcionar sil':mprl': .
violentas adoptan una fo rma muy Auida y 5<:miclandl':stina de organización qu: lina apertura rdativa al acceso desde': abajo no se correspondl': necesariamente
reducl': [as opcionl':s de ser invl':stigados por la policía, Es mois probable que uru .;'on menos represión: por d contrario, la disponibilidad de instrumentos dI': de~
represi6n fue n e triunfe cuando todavía no se ha iniciado un ciclo de protesta ~. moc racia d irecta pUe':de':n deslegitimiza r la protesta a ojos del gobierno y la opi-
las solidaridades al rededor de las identidades dI': los movimientO$ todav!a no so::¡ nión pública, con las consabidas llamadas a la ley y el orden (como es el caso, por
lo suficientemente sólidas; y al revés, "es probabl~ que la represión indiscrimina- ejemplo, de la parle germanoparlante de Suiza; véase: Wisler y Kriesi 1998).
da provoque una movilización popular adicional sólo durantl': la fa se ascendent:
de los ciclos de protl':sta" (Brokeu 1995: 131-2). 8.2. INSTITUCIONE S POLlTICASY MOVIMIENTOS SOCIALES
Las estrategias de represión también influYl':n en los repertorios de acción.
Por ejemplo, un estudio comparativo entre Alemania e Jtalia (della Porta 1995 1 Por supuesto, la policía no es un ente autÓnomo: depende, en muchos grados
indicó cómo las técnicas duras de control policial tiendl':n a desanimar la protem ~. formas, de las instituciones po[[ticas, que pueden reaccionar a la protesta (y ¡ '
pacífica de masas al mismo til':mpo que animan a los mh radicales. La radica- menudo lo hacen) no sólo desplegando a la policía sino también con reformas po-
lización entre los movimientos sociales italianos en la década de 1970 coincidi6 liticas. Las respuestas dI': orden público se vinculan as! a las respuestas políticas,
con un periodo dI': fuene represión, con varios manifestantes muertos a manO! :-': 05 movemos aquí en otro nivel de análisis: las instituciones políticas,
de la polida. Ademois, la creencia generalizada de que el estado estaba libran- Emre los anoilisis que vinculan los factores institucionales con el desarrollo de
do una "guerra sucia" vició [as relaciones entre los políticos y los activistas. E:. los movimientos sociales, d famoso contraste advertido por Alexis dI': Tocqueville
Alemania, la actitud reformista del gobierno socialdemócrata-liberal y un estil(> entre el "débil " gobierno no rteamericano y el "ful': rte" gobierno francés cansti-

25e LOS MOVtMIENTOS SOCtALES .?S1 DONATEUA DElLA PORTA YMARtO DtANt
tuye, por lo general, un puntO de partida implícito o explícito (Kriesi 2004: , Il :'):S efectos de las variables institucionales sobre la evolución de los movimientos
Postulando una oposición entre el esudo y la sociedad civil, Tocquevillc con- tOCiales cubren tres áreas principales: la desce ntralización te,rtitorial de! estado
side ró que un sistema con un esudo débil y una sociedad civil fuerte (EstadtJI. ~ dispersión funcional del poder y e! alance del poder en manos del estad~
Unidos) se enfrentarla a un flujo constante pero pacífico de protesta desde abaJO. NLSchelt 1986: 61-4; Rucht 1994: 303-12; Kriesi 1995).
Por el contrario, un estado fuerte con una sociedad civil Mbil (Francia) daru Un prim er conjunto de hi pótesis hace referencia a la descent ralización terri-
como resultado revueltas episódicas y violentas. Sidney Tarrow (1994: 62-5) tu n aJ y sugiere, básicamente, que cuanto más poder se distribu ya a la periferia
crilicado de forma convincente esta hipótesis confi rmando la parcialidad dd ~ie rnos locales o regionales, o estados compuestos de nt ro de una estructura
análisis de Tocqueville, incluso en la situación histÓrica a la que el autor han ~e ral), mayor serán la posibil idades de acceso por parte de los movim ient~
referencia. No sólo la G uerra Civil Americana gene.ra dudas acerca de la cap.¡- u proceso de toma de decisiones. Cuanto más "cercana" se sitúe una unidad
cidad de u n estado "débil" pa ra imegra r intereses en conflicto, sino que estudIo¡. cminis trativa respecto a Jos ciudadanos normales y corrientes (en una idea de
recientes sobre la Re volución Francesa han demostrado la existencia de una so- :c:nocracia muy extendida en la ciencia social norteamericana, pero también
ciedad civil muy robusta en ese pals. Como subraya Tarrow, en ambos países d :entro de los propios movimientos sociales), más fác il sed. el acceso. As¡, mante-
estado y los derechos de sus ciudadanos crecieron al mismo paso: el servicio ml'- ~ndo~ constan.te el resto de variables, cuanto m ayor sea e! grado de poder que
lila r obligatorio movilizó a los ciudadanos como soldados, estimulando nue\ ,¡fo ,.:<5 gobIernos naCIonales traspasan a las regiones, de éstas a las ciudades, y de éstas
reivindicaciones; el sistema fiscal unificado proporcionó un objetivo singular a U ¡ IQS ba rrios locales, mayor será la apertura del sistema político a la presión desde
protesta; el conflicto entre las elites empujó a los diversos partidos a involucrar!<" ¡b,¡ IO. Siguiendo la lógica, se considera a los estados federales más abiertos que
en la disputa por atraerse a la opinión pública, extendiendo el derecho al \"ot'X ..~ cmtraliSlaS (véase, por ejemplo, Kitschelt l986; Kriesi 1995; G iug ni 1997). La
los'medios de comun icación creados por el estado fue ron utilizados también In ..!i::scentralización del poder hacia los cuerpos regionales y loca les suele aumentar
quienes lo desafiaban; nuevas formas de agregación y expresión se legitimarco .¡¡j oportunidades para la mov ilización de los movimientos a ni vel local. Como

med iante elecciones; la creación de nuevas unidades admi nistrativas condu jo a ¡,. rñJlan, entre otras, investigaciones referentes a Italia y Francia (véase, respcc-
creación de nue vas identidades colecti vas. ::"' Jmente, della Porta y Andretta 2002; della Porta 2004c) las protestas organi-
Si bien pare<:e que Tocqueville ha "cxagerado" las características de FrancU r ':'¡¿as por comités ciudadanos contra la <:onstrueción de las infraestructuras del
Estados Unidos para construir una dicotomía entre el estado "bueno" y el estaO> ~n de alta velocidad o los desechos peligrosos au menta n sus posibilidades de
"malo", la idcade quela fuerLa odebilidad de los estados influye en las estrategias de be ~ 10 cuando se alían con administraciones locales inAuyentes.
movimientoS sociales mantiene su vigencia y centralidad en la literatura 500re la acoCcl _ Por lo que respecta a la separaciÓn func ional de poderes, en Ifneas generales,
colectiva en general y 500re las tcvolucK.ncs en particular. Este enfoqued la Toa¡~~ e SlUema se considera más abierto cuanto más grande es la d iv isiÓn de ta reas
.se ha vinculado con frecuencia a una concc¡x:ión pluralista que ve en la existencia de QJ .:::.tre el legislativo, el ejecutivo y el jud icial. Atendiendo a cada uno de d Ios por
gran número de puntos de acceso al sistema político un indicador de su "apertura". iC?J rado,cuanta más au tonomfa tengan los ac tores individuales, más numerosos
Muchos eSlUdios de caso que emplean categorlas sobre el "poder del estado" oe~n los canales de acceso al sistema. En primer lugar, la arena parlamentaria se
se refieren en realidad al poder del ejecutivo central. Se ha conside rado que '.:L ..::midera más abierta cuanto ma yor es d número de parlamenta rios asignados
sistema es más abierto (y menos represivo) en tanto en cuanto las decisiones pcoo> ~ representación proporcional, ya q ue con d io aumenta las posibil idades de
ticas están más disemi nadas. La creencia predominante es que cuanto mayor !>a a.....-:eso a actores diferentes (v~ase, por ejemplo, Amenta y Young 1999). De la
el nú mero de actores que participan del poder político (cuantos más controld & "X?posición general que dice que "un número más devado de actores autónomos
equilibrios), más ocasiones tendrá un movimiento social de acceder al s i s te~ 4"".!I\"ale a una mayor apertura del sistema" se sigue que, por lo que respec ta a
Si n embargo, aunque los ejecutivos débiles facilitan el acceso al proceso de to::;2. :;:;:¡. Glracterísticas del ejecutivo, las posibilidades de acceso serán menores en un
de decisiones, tienen pocas posibilidades de implementar políticas que respo::.- !Do:ema presidencial que en uno parlamentario, d:ldo que se reduce el número
dan a las reivind icaciones de los movimientos sociales.J Las hi pótesis acerc;¡ 6:: ~ drcision-makrrs. En la arena de go bierno se espera que, por [o general, las

3. En su comparación de los movimientos antinucleares fra ncés, alemán, sueco y n~~


americano, Herber! Kitsehell (1986: 61-4) distinguió entre las condiciones que influyf- t"!' l -f ~iec.utivo y la posibi lidad de construir coaliciones de pOlitices (Le., mecanismos de
las demandes que entran en el sistema polltico y las que influyen en su salida en térn--a: -.;r!.aclón de las demandas). En el lado de los outputs, le capacidad del sistema politico
de poUtlc8S públicas. En aliado de los inputs, la apertura se reflaJa en un gran nllme-::Ir 2r~ Implementar pollticas se reneja en un aparato estatal centrelizado, el eontrol del
partidos polltleos, la eepacidad delleoisletivo de desarrollar ycontrole r las politices ' roto ~ trno sobre el mercado y un bajo nivel de Independenele judicial respeeto del resto de
pendientemente del eJecutivo, pelrones plUfa1islas de mediación ent re grupos de in:ra JCX!'es del estado.
acritudes de las elites hacia los desafiadores dependan de si éste es homogéneo o En la d~cada dI.'; 1990, la tendencia general en la evolución de las imtitucionl.';s
resultado de una coal ición. Cuanto más fragmentado sea el gobierno, o mayor~ oolíticas era de alguna forma contradictoria en términos dI.'; ape rtura/cierre dI.';
las d iferenc ias entre los pa rtidos que lo componen, más fácil ser:1 encontra r alia- ~portunidades. La dl.';$Cl.';ntralizaciÓn subnacional y una autonomía crecil.';nte del
dos, aunque las posibilidades reales de implementar poIrticas sean menores. En poder judicial aumentaron sin duda los puntos de acceso a'la toma de decisiones
la estabilidad y la cohesiÓn de un gobierno también influyen variables culturales. públicas. Sin embargo, e! trasvase dI.'; poder de [as asambleas legislativas a los go-
como las tradiciones de lealtad hacia el liderazgo o las divisiones partidistas den- biernos enturbió los procesos de toma de decisiones y rebajó la respo nsabilidad
tro de los partidos, y el predominio de u na mediaci6n individualista o colectivista de quienes las tomaban frente al electorado. El cambio neolibera l de los años
del consenso. La apertura del sistema a la presi6n desde abajo debe ría aumentar novl.';nta redujo significativamente e! espacio para la intervenciÓn política (v~ase
asimismo el poder de los órganos decto res.' cap. 9). La privatización de los servicios públicos y la desregulación del ~e rcado
Las C<lraClerísticas de la burocracia públiC<l también influyen en los movi- de trabajo han limitado las posibilidades de los ciudadanos y trabajadores pa ra
mientos sociales. Kr iesi ~t al. (1995: 31) señalan cómo "cuantos más recursos ten- ejercer presi6n a trav ~s de los ca nales políticos. .
gan a su disposici6n, y mayor sea su grado de coherencia, coordinaci6n interna Lo que es todavía más importante, los movimientos se enfrentan a un cambio
y profesionalizaci6n, mb fuerte será [la estructura de la adminimaci6n públi- en el llXUJ del poder del nivel nacional al supranacional (véase cap. 2), con más po-
ca]. La falta de recursos, la fragmen taci6n enructural y la falta de coordinación deT en manos de una serie de organizaciones internacionales -fundamentalmen-
interna y de profesionalización multipl ican los pu ntoS de acceso y hacen de la te económicas (BM, FM I, OMC)-- y macro-regionall.';§ (princip.1Iml.';ntl.'; la UE)
admi nistraci6n un ente dependien te de interlocutores privados en el sistema d~ ¡Haas 1964; Sharpf 1997). Las organizaciones gubernamentales intl.';rnacionales
intermediaci6n de intereses." Un d emento adicional importante para la distri- han sido tanto un instrumento de la globalizaci6n económica, mediante las polí-
bución func ional dd poder es la autonomía y los poderes del judicial. Un poder ticas liberalizadoras de! comercio y e! movimiento de ca pitales, como el resul tado
judicial fuerte puede interveni r en las funciones de! legislativo y el ejecuti\·o. de un intento de gobernar procesos que ya no eran nacionales. En I.';ste sentido, la
como en los casos en los que la Corte Constitucional o la magistratu ra median en ",loba lizaci6n no sólo ha debilitado el poder de la política frente a la economía sino
controversias legales entre los movimientos sociales y los contra-movimientos o que ha generado conflictos transnacionales acerca de las políticas de las inslirucio-
las instituciones del estado. C uanto mayor sea la independencia del poder judi. nes internacionales, con resultados dive rsos según la organización o el campo de
cial, mayores las posibilidades de acceso de los movimientos sociales. tntervenciÓn. En concreto, ha aumentado la oposici6n a las pollticas ncoliberall':s
La última cuestión refiere a la cantidad de poder en manos del estado en como de las llamadas institucionl.';s financie ras internacionales que ejercen un fu erte po-
paraci6n con otros actores, como los grupos de presi6n, los partidos pOlíticos, I~ der coercitivo a través de la amena7.a de sanciones económicas y condiciones para
medios de comunicación y los ciudadanos de a pie. Por ejemplo, volviendo a la el crédito intl.';rnacionaL En ](neas genl.';rales, y en paralelo al aumento de poder
admi nistraci6n pública, la posibilidad de imervenci6n externa varía mucho de por parte de unos cuerpos en buena med ida opacos y no-represemalivos, la crf!Íca
un estado a otro. En general, alH donde la administraci6n pública descansa en el se ha Cl.';ntrado en su manifiesto "d~ficit democ r át ico~.
Derecho Roma no, que rechaza [os contactos externos, ticnde a habe r mayor resis-
tencia a presiones por parte de actores no-institucionales (no sólo los movimi ent~
,
P"o, 'cu;ilcs son los efectos de los atributos institucionales me ncionados en. las
OI racte rfsticas de los movimientos sociales? En primer luga r, y dado que aq uellas
socia[l.';s sino también los partidos políticos). Por otro lado, el modelo anglosajón tienden a estabilizarse a largo plazo mientras que la protesta tiene una evoluci6n
de administraci6n pública, con m:1s canales dI.'; acceso para [os actorl.';$ no-insriru- cíclica, es improbable que, más all:1 de cieno nivel de desa rrollo democrá tico, las
cionales, tiende a ser mlis abierto. A este respecto, la estructura imtitucional dt \'enta jas institucion.ales sirvan para explicar el surgimiento de los movimiemos. DI':
oportunidades políticas será más abierta (y el estado más débil) a[][ donde los ciu· ¡orma similar, tampoco parece que los acuerdos institucionales tengan mucho peso
dadanos tengan la posibilidad de interceder ante e! legislativo y el ejecutivo sin l¡ en los niveles de movilizaciÓn dado que ésta parl.';ce mb sensible a circunstancias
mediaci6n de los partidos po][ticos, los grupos de interés o los burócratas. Cuanru contingentes que a variables I.';strUCluralcs. Sondeos de opinión y anjlisis compara-
mayor sea el grado de participación de los ciudadanos a n avés de referéndum! 0\'05 entre países de movimientos particulares (por ejemplo, el movimiento contra
para proponer o rechazar medidas particulares y los procedimientos de apelaci6:. u guerra en 2003) indican que la existencia de protestas no puede expl icarse fácil-
contra las decisiones de la administración pública, más abil.';rto será el sistema. :Ilcntl.'; a pa rtir de variables institucionales como el grado de distribución funcional
o territorial del poder (Waalgrave y Ruc ht 2010; della Porta 2004d, 2005a).
4. En EslZldos Unidos. Elslng&r (1973) encontró un nivel mayor de apertura en los regírr.~ En segundo lugar, dependiendo de si un movimiento tiene o no aliados den-
nes gubernativos locales donde los electores ejerc!an un mayor control sobre los adr; ~ trO del poder ejecutivo central, la apc:rtu ra del sistema institucional pa rece tener
nisl radores.

2fiO LOS MOVIMIENTOS SOCIALES ::"!I DONATELLA DElLA PORTA y MARK> OlAN1
efectos ambivalentes en las posibilidades de hito dc los movimientos $ociale~. dieron reagrupa rse y recuperar el terreno perdido (Flam 1994b: 3 17, 32 1; \·éase
Para empezar, a menudo se ha señalado cómo en estadOS descentralizados le» t.tmbién Flam 1994a).
desafiames se apoyan en una serie de actores para penetrar en el sistema. Desde una perspectiva más interactiva, el contexto institucional influye en la
H ablando del movimiento antinuclear, Nelkin y Pollack (1981: 179) afirmaron !iectividad de las estrategias, pero no en el ha:ho de si un movimiento alcanzará
que e! '·contexto alemán de toma descentralizada de decisiones dio a los ecologis- el éxito, y en qué momento lo hará: ~en cuanto las circunstancias poHticas se tor-
tas la gran oportunidad política de poder enfrenta r a una administraciÓn contra :lan difrci!es, se requiere una acciÓn colectiva asertiva o atrevida para producir
otra." A dife rencia de sus homólogos en otros países, los ecologistas alemanes bc:nelicios colectivos" (Amellta y Caren 2004: 473).
obtuvieron e! éxito recurriendo al sistema judicial. Mientras que, por ejemplo, el Sin embargo, las variables institucionales pueden te:ner una mayor influencia
sistema centralizado francés favoreda e! comrol político por parte de! gobierno. !n las estrategias adoptadas por los movimientos sociales. De hecho, los movi-
en Alemania una amplia dist ribución del poder "permitió que algunos tribuna- mientos sociales tienden a utiliur los canales de: acceso abiertos por los estados
les adoptaran un papel muy poderoso e independien te en los conl1ictos nuclea- -débiles". Según una invenigaci6n comparativa basada en datos de prensa, en
res" (Ne!kin y Pollack 198 1: 159). Suiza, país con una sólida uadición de referéndum, un 195 por mil de los habitan-
Sin embargo, la descentralizaci6n del poder no siempre trabaja en favor de :::s se movilizaron en acciones de democracia directa, en comparación con sólo cl4
los movimientos sociales: que haya "muchos puntos de acceso es una espada de ?Or mil en Alemania y ninguno en Francia y H olanda (Kriesi t:t al. 1995: 45).
doble filo l ... ] ya que múltiples puntos de acceso ta mbién quiere decir múltiples Como aclararemos a continuación, para que la apertura institucional influya
puntos de veto" (Am enta y Caren 2004: 472). Además, la dispersión del podn en la moderaci6n relativa de los repertorios de:be combinarse con la cultura polí-
au menta las oportunidades de acceso no sólo para los movimientos socia les sino cea tradicional (cod ificada, al me nos parcialmente, en la legislación).
para todos los actores politicos, incluidos los contra-movimientos.' Puede suce·
der que los aliados de un movimiento se encuentren formando parte del gobier· 8.3. EST RAT EGIAS DOMINA NTES Y MOV IMIE NTOS SOC IA LES
no nacional y tomando decisiones favorables a ese movimiento pa ra encontrarloC
luego estas decisiones bloqueadas por cuerpos descentralizados gobernados por Los movimientos sociales están permeados por la cultura política del sistema
otras fuerzas políticas u otros br.azos del estado, como los tribunales. Ambas (O- en el que operan. Las estrategias adoptadas por los acto res colectivos se ven in-
sas sucedieron en Alemania en la década de 1970 en cuestiones r clacionada~ ::uenciadas por el mutable y fle;o¡ible espíritu de: los tiempos --el Zátgást- con
con el aborto y la ene rgía nuclea r. Incluso el recurso de los referéndums puede ~esona n cias en el ciclo econ6m ico (Brand 1985), y por ciertas características rela-
favorecer tanto a los opositores de los movimientos sociales como a los mismO!- o·, amente estables de la cultura polltica nacional (Kitschelt 1985: 302-3). Cuanto
movimiemos.6 De: forma parecida, la burocraóa pública puede verse inl1uencia- o.is igua l i~ar ia , liberal, inclusiva e individualista sea ésta, m enos antago nista y
da por los partidos políticos y los grupos de pre:sión, adem~s de los movimientos confrontaClOnal debe ría ser la oposici6n. Llevando un paso m ~s allá el análisis
sociales, lo que: se: refleja en el hecho de que una burocracia fuerte e independien- .;! los aspectos de la cultura política que son relevantes en la interacción entre
te aumenta los puntos autÓnomos de acceso al proceso de toma de decisiones par. _O:tS movimientos sociales y las instituciones, H anspcter Kriesi subrayó la impor-

los movimientos sociales pero también para otros actores colectivos (A menta ~ ~!lcia de las esuategias dominantes (puflt1iling stratcgit:s), definidas, siguiendo a
Young 19(9). Así, las prematuras respuestas complacientes dadas al movimiento xharpf 0984: 260), como "la conciencia general por parte de quienes ejercen el
anlÍnudear por estados institucionalmente abiertos no han tenido siempre mu- ?XIer efectivo de un conjunto de premisas concretas que integran visiones del
cho efecto en desarrollos posteriores del conflicto. De hecho, fue preósamenu: =undo, metas y medios." Refiriéndose en concreto a los procedimientos em-
en los estados más abiertos donde poderosos grupos de: imerés pronude:ares pu- :i~;l.dos por los miembros de un sistema al tratar con los "desafiadores" Kriesi
L-!rma que "las estrategias nacionales establecen las reglas formal es e inf~rmales
5. Krlesi senaló que, aunque en el IlIdo de los inputs, el grado de acceso formlll 111 est~ c!.e luego en el conflicto entfe los nuevos movimientos sociales y sus adversa-
do aumenta con la descentralileelón territorial, la separación de los poderes. una b~j! -~:»" (19893: 295). Según esta hipótesis, los países con una estrategia de exclusión
cohesión, la coordinación interna y la profeslonalilllción de la administración ptiblict; :'tO es,. una represión del conRicto) tenderán a formar coaliciones de gobierno
y la presencia de procedimientos de democracia directa. los mismos fllctores provoctc-
efectos opuestos en el IlIdo de los ou/pu/s: hA los Estados federales, frllgmentaelos ~ 1I:CO!Óglcamente homogéneas y a sufrir una polarización del conRicto mantenido
Inconsistentes con instituciones ele elemocracia elirecla les resulta especialmente eI,lcl .;::¡o los o~:mentes. Por el contrario, en 105 países donde prevalece una estrateg-il
adoptar decisiones e imponerlas lila sociedad" (Kriesi t995: 172). -Il:" lOclusJón (la cooptación de reivindicaciones ernerge:ntes), los gobiernos sedn
6. Por ejemplo, durante la ocupación de un centro comunitario en Zurich, la decisión;¡r
las lIutoridades locales de dejer le gestión de las instalaciones en manos de la gente j(; •.~ :J.:e.)lógieamente heterogéneos y pcrmanece r~n abiertos a los actores e:nernos.
que lo oc~paba fue rechalado en dos ocasiones por referéndum popular (Kriesi 1984)
La historia democrática de un ís ' R '.
nantes. Autoritarismos del d pa m uye aSimismo en sus estrategias d éCli- = .:-omo legítima, e incluso como formalizada, la representación de los grupos
Las dem '. pa&;! o resurgen a menudo en tiempos de desor.h 'tr lnlerés y la mAuencia que los sindicatos y emp resa rios ejercían sobre la toma
fuerzas oc~a.elas Jóvenes suelen temer a la prmesta política y cuentan adem:h .:::.: ti: decisiones por parte del gobierno" (Flam 1994b: 309). Las eIiles de estos pa[ses

I~c: d3~1:~~:s I:;~~~~:::~~~t:;~l;;~ ~~I~:r~:;!~/~~i:~~=aa;~~rJ (~~


a rma o, de hecho, que en cada ' / . . ', . ~ .::ot
'-"ÚJn por 10 general la legitimidad de intereses fue ra dd sistema de partidos,
¡,;¡!¡iendo que el movimiento de hoy puede converti rse en d grupo de inter~$ de
d d .. I . pan os nuevos mOVimientos sociales han "h :=..Jñana. En otros países, como Francia, ha prevalecido una actitud excl uyen te.
a o as consecuencias de reacciones reservadas en ' . . . .~
obrero. En Francia Alemania I E M' un pnnClplO al mOVlmICMr. ¿Qué explica este conjunto de va riables? En primer lugar, debería reiterarse
troducción tardía d~1 sufra io ~ ~ uropa .. edlterránea, el absolutismo y la ¡:¡.. ...,-ue un aspecto que tiende a permanecer estable /lO puede contribuir a la ex~
dido y radica/izado Po 1g n,~ersal on,gmaro n un movimiento obrero di...... fli caci6n dd surgimiento (dcli(o) de la protesta. En 10 referente al éxito de los
. r e contrano, en paiseS más pe ~
m;is abierto, como Reino Un ido E d' . . que~os y con un muc..a:. oo\"imientos sociales, lo dicho pa ra la apertura institucional se puede aplicar
y donde el sufragio universal se . y c:a ~ maVla, sm expcnencia de absolutisr::.- umbi~ n aquí, al menos en pa rte. Aunque las estrategias de acomodación e in-
inclusivas p,oduJ'eron un . I,nrr UbJo con bastante antdación, las estralC~...I:!o : Imión favo rezcan d acceso del movimiento al sistema, lambién favorecen el de
mOVimiento o rero unido od d Co
un eSludiocomparativo entre ' d ' . y m era o. mo mue~:.,. lUS oponentes. En un sistema inclusivo, los gobiernos hostiles a las demandas de
slo ICatos nOffeamcrrcanos, británicos y alemanes: ~ movimientos sociales pueden verse forzados a transigir; del mismo modo, un
fobierno amistoso puede verse (onstreñido a segui r una politica más moderada
:;:;e.presión estatal de los de rechos de los trabajadores en el me rcado ci- J~ lo que en principio hubiera deseado.
tos ~ Pra.re(e tener tres ,?nsecuenóas interrelacionadas para los sindic~ _ El predominio rdativo de una estrategia de inclusión o de exclusión parece
co~pel p /mer~ y más obVia es que la represión politiza a los sindi(atos _ ~ ner efectos contradictorios en los ni veles de moviliza(ión. Por un lado, [os cos-
:r os a Imentar cambiar las reglas del juego I J U d' .... us previos a la mov iliución d isminuyen en los países tradicionalmente inclusi~
se(uenCla cuando la re 'ó fi . ... na segun a co;}>
redu cció~ d d 'fi . preSI n es su Clentemente SeVera, viene dada por U ~'OS; por d otro, las ventajas que se esperan de la prOtesla también disminuyen
1 . e I erenclasentre 105ltabajadoresque redunda en la rductar. Jado que los paises inclusivos tienden a valorar d consenso. Las comparaciones
;~i:f~c;::~i~~{::t:sa~:i:~i~:: efed~ti.vos [J'''! Por último, [...J la repre5ió~ cntre países tampoco ofrecen muchas respuestas. Los niveles generales de movi~
d ,. o a ICl0na y más sutil al d i ' . . ' . !i lación en Suiza y H olanda, países tradicionalmente indusivos,1 son similarcs a
el mOVimiento obrero a los partidos políticos (Marks 1989. a ,' ,a 1n1(1~1l\ ¡
. J -, paSSlffiJ. los de Francia y Alemania, con una larga tradición repruiva (Kriesi el (ll. 1995).
E\'idencias aportadas por sondeos de orinió!l señalan que d número de ciuda~
Estas estrategias dominantes (auto-re rod'd .
afrofllar el conRicto efllre ca . I . P UCI as) InAuyen en la form a d~ danos que participan de la acció n directa es especialmente aho en Fran(ia, más
ción según
. d' .
los
casos (Kri~si ¡;~~)y ~rl''''boJO'dgenerandO I~ exclusión o /a imegr.. _
. a fa as en un pnncip·o
que en Reino Unido, país tradicionalmente inclusivo.1 A lo que se añade que los
llamados "viejos" movimientos, y el movimiento obrero en particular, han sido
J
a Sin Icallsmo, las estrategias han d JI d I S como respuen.i
. esarro a o una lógica p . d más activos en Francia y Alemania que en Holanda y Suiu. Todo ello parece
Iliaclón a través de la socializ..1cióll 1" l ' . ropla e auto-perpc-_
la relación entre las alas sindical : 1~lrC~ y a Intera~Cl~n: "Una vez moldead~ confirmar que, ni el grado de exdusión, ni la perspectiva de acuerdo, tienen un
romperla" (Marks 1989' 175) • y d P' ~Ido del mOVimIento obrero, fue difícil decto claro sobre los niveles de movilización. Las estrategias excluyentes elevan
. . ..... ten enCla de las estrat ' . I los costes de la acción colectiva, pero también la ha(en de alguna mane ra más
Iliarse ayuda a explicar la reac'ó h . J eglas naClOna es a perpc-
. CI n aCla os nuevos mov' . . I necesaria. La mra cara de la moneda son las estrategias de acuerdo, que reducen
SIstemas polrlicos procli ves a la inclusión son m . Imlentos socIa cs. Lo.
res, (omo lo han sido res"""cto I . . J . ás abiertos a los nuevos desafiadG- los costes de la acción pero tambi~n de la inacción.
,-~ a os VieJOS' os SlStemas ca .
mantendrán la hostilidad hacia 1 d • d n estrategias e xcluyentc~
as
las actitudes de la dite hacia los d fi d eman as de actore O 7. Dos paises pequenos y abiertos a los mercados internacionales. como Holanda y Suiza,
s emergentes. e hecho.
esa a ores parece vincul adoptaron un sistema de democracia consensual caracterizado por una protección espe-
nes dominantes de la rdación "'-bJ .d .1rse con con(cpcio_ cial da los derechos de lu minodas que ha impedido la frngment nció n del estado bajo las
- ... eCI a Con losgru d '
respecto al movimiento antinuclear . "La pos e l~ter~s . Se ha dicho presiones de las diferencias étnicas (religiosas en Holanda. lingOlsticas en Suiza). Sobre
vinieron de estados-nación cu J' que. s respuestas rápidas y sustanciales la democracia consensual, véase lijphart (1984); sobre las democracias "pequenas", Kat·
yas e Hes estatales pol 't' b . zenslein (1985).
aprendido hada tiempo (Su,,· N )' I Icas y urocrátl(as habían
la, oruega o In d' 8. Segun una encuesta de 1981 que comparaba Francia y Reino Unido, el 26% de la pobla-
la Segunda Guerra Mundial (Austria Hol d me 13ta~Cnte a,nles o después de ción del primara y el 10% dal segundo habla secundado manifestaciones legales. Francia
, an a, Alemama OcCidental) a recono- fua mh tolerante con In acciones !lagldes no-vlolentn, como In huelgas sin auloriza-
ción (10"1. y 7% respectivamente) y las ocupaciones (7% y 2'.) (Dalton 1988: (5) .
2(1.1 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
265 DONATELLA OELLA PORTA y ~ARIO OIANI

J
El vCnculo entre las estratcgias dominantes y los repertorios de acción pa-
represiva alemana y la adopci6n de estra tegias inclusivas hacia el movimiento obrero.
rece algo más fuerte: los repe rtorios de protesta son más conve~cionales en
En Francia, la ausencia de dicha ruptura histórica hizo que se mantuvieran c:strate-
países tradicionalmente asi milativos. Por ejem plo, una comP:,raClón de I~ re- ?as de exclusión hasta por lo menos los años sesenta. También se ha señalado que el
presión polltica en la Eu ropa dd siglo XIX ha sei'ialado cómo los paises SLSle-
;omportamiento de las dites en el pasado 1\0 explica suficiemc:mente d empleo de
málicamc:nte más represivos, brutales y obstinados a la hora de tratar con l~s estrategias represivas con respecto al movimiento antinuclear (Flam 1994c: 345).
consecuencias de la modernización y la disidcncia obrcra cosecharon la OPOSI-
En conclusión, aunquc las estrategias nacionales tienen cierta inAuencia c:n
ción prc:cisam ente más dgida, brutal y obstinada" (G~ ld stei n ~983: 340). Por lo
los repertorios de acción adopt'ados por los mov imientos rociales, no son condi_
general, las ideologías y estra tegias más radicales se clrcu~scnbcn a p .aCses con cIón suficiente para explicar sus elecciones estrat~gicas. En primer lugar, no
una baja parlamentarización y un mov imiento obrc:ro aislado polltlca~e~te duran lo mismo en cada pals. Segundo, no tienen 10$ mismos efeclos en todos
(Bartolini 2000: 565-6). Por otro lado, la institucionalización de la negoc~acl6n
:os movi~ie~tos. y tercero, parece que afectan a las estrategias adop tadas por
colectiva ha ayudado a dcspolitizar los conAictos rdaci~nados con la dc:ugu:l- unos mOVllnLentos y no las de otros.
dad social ciñéndolos a las rdaciones ind ustriales (Galbe 1989). De hecho, la
represión estimuló el radicalismo obrero, mien u~s que la rdaj~ción.. política ,.4. ALIADOS, OPONENTES Y MOVIMIENTOS SOCIALES
y una estructura de negociación colectiva libre amm6 d re~orm L smo (Gear~·
1981: 179). Sin embargo, la participación indiv idual c:n aCC LOnes de protest~ . ~·;os hemos fijado hasta ahora en oportunidades políticas estables: las irmitu-
tambi~n en sus forma s m:is extremas, ha resuhado c:n algunos casos ser relati-
:"Iones y las culturas políticas cambian despacio. Para los activistas de los movi-
vamente alta en países tradicionalmente inclusivos, y viceversa, baja en paises :ruentos sociales son fundamemalmeme algo ya dado. Sin cmbargo, demro de la
con una tradición de exclusión. Por ejemplo, en un trabajo que comparaN
~trU!:ru ra de oportunidades pollticas tambi~lI se tienen en cuenta otras variables
ocho democ racias, los holandeses fu eron los más propensos al uso de la acción 0 .15 dinámicas, sus<:eptibles dc: cambios a COrto plazo y objeto de presión por
din:cta. Tamb i ~n los más inclinados a participar en protestas radicales (huelga! ?,rt(' de los movimientos rociale!. De hecho, ya hemos mencionado q ue entre las
salvajcs, pintadas, renuncia a paga r las tasas o los impuestos, daños a la pro~ie­ Fnmeras definiciones de la estructura de oportunidades pollticas se cuentan las
dad y violencia contra las personas), por encima de ciudadanos de otros paises -:rientadas a los cambios que provocan aperturas repentinas del sistema cenlra-
con tradiciones excluyentes, como Alemania. .:..u en aspectos como la inestabilidad ell':ctoral o la división entre las elite's (v~asc
Aunque se reconoce una ciena inAucncia de las c:xperiencias del pas~do e~ ~as ;m ejemplo, Piven y Cloward 1977; lenk ins 1985; Tarrow 1983, 1989a). '
estrategias de los movimienlOs sociales, debe ríam~ r~cordar ~ue las . tradlC1~
nes" de un país difícilmente forman un bloque umtano. La~ e [¡t~s deelOlon6ru- .!. 4.1. Movimientos sociales en un campo multiorgan izacional
cas francesas, por ejemplo, se consideraban abie rtas al cambLO, mientras que sw
hom610gos alemanes se declaraban hostiles a toda reforma: ~ movimic:ntos sociales se mueven en un c.1mpo organizativo formado por
~e r('ntes actores, con los que interactúan, encontrando aliados y oponentes en
En los países con una burguesía nacional ~ébil o ligada al esta~o aUlOri u- ..;¡ ,¡dministración pública, el sistema de partidos, los grUf>05 de interés y la rocie-
rio, como sucedfa en Rusia antes de la Primera Guerra . Mundial, o en los :.¡d civil. Durante un ciclo de prote~ta, las organizaciones de los movimientos
países donde la clase media abandona los valores liberales para a~yar J: .o.:lalcs, los partidos polrticos, Jos gru pos de intcrés y las asociaciones de volu n-
un sistema polltico semi-autoritario, como de alguna fo rma succ:dló c:n l.J: :::0:10$ entran frecuentemente en relaciones dc: conflicto o cooperación alrededor
Alemania imperial o la España de antes de la Guerra C ivil, la pc:r.spc:~tin :c cuestiones específicas y otras más generales, como el derecho a la protesta.
del liberalismo obrero parece ser más d¿bil y más marcado el radlcalmn., Y.ttchos acto res, incluyendo actores institucionales, participan 'en campañas de
po](tico de los trabajadores. A la inversa, las tradiciones rep ublicanas de ¡J :;Mte.sta en torno a reivindicaciones específicas, como la paz o el abono, pero
menos algunos sectores de la burguesfa francc:sa y el liberalismo ~yam~ ':¡.:nblén forman coaliciones en cuestionc:s como "la ley y el ordc:n" por un lado
de la clase media británica permitieron que muchos de los trabaJadoro .. :rn "derc:chos civiles", por el otro (della Porta 1998b). ' ,
permanecieran en el campo liberal (Geary 1989: 2-3). Los factores instilUcionales se vc:n mediatizados por dos conjulllos de variables:
-<l'~~ctura de alianzas y [a estructura de oposición. Teniendo en cuenta el camjXI
La foro cambia en la segunda mitad del sigloxx. Oc: hccho, tras la Segunda GU('1nI .:i: '¡CClón en el que se mueven los movimientos sociales, la estructura de alianz,¡s
Mundial, el colaPso del nazismo y la ocupación aliada llevaron a repensar la tradicÍÓtl -xcde definirse como la fo rmada por los actores polCticos que les 3jX1y3ll, mientr,¡s

..... ~ , ....... .."',,, . .... , ...... .,. .,....,., •• cc-


que la estructura de oposieión lo estaría por los que se les enfrentan (Kriesi I O~:-' Cuanto más cerrada sea la estructura de oportunidades políticas, más impor-
1991; KJandermam 1989b, 1990; della Porta y Rucht 19(5). Las alianzas aportan:-:- :::w:..:~ sc r<i la presencia de aliados con acceso al proce:so de toma de decisiones.
~ur~s ~ oportun idades políticas a los desafiadores; la oposición los erosiona. ACI(,:-: ~ aliados se presenta n en una variedad de formas . En prime r lugar, como se
Ins~nuclo n ales (como partidos políticos y grupos de interfs) y otros movimier.:. ZID t n el capítulo 6, cl enfoque de la movilización de recursos ha subrayado la
~Ia.les ~ueden caer en uno y otro lado. La configuración del poder ---esto e-s.. .\O "'Jo.h brindada a determinados movimientos sociales por los "profesionales de
d lslrlbuclón de poder efllre los dive rsos actores que operan dentro del sistem~ .:t: ~eformasR: burócratas pertenecientes a determinadas agencias públicas, orga-
partidos o grupos de interfs-- influirá en los resultados del conflicto (Kriesi 19Sf-. 1 .U:LltlOneS benf ficas, rel igiosas, etc. Por ejemplo, en Estados Unidos, las iglesias,
Aunque los resultados electorales sean los que determinen si los pa rtidos a[i~d~ ..:x:-1JS fu ndaciones y las agencias implicadas en programas fede rales COntra la
u.oponentes de un movimiento social estarán o no en el poder, las actitudes de po:breza apoyaron al movimiento por los de rechos civiles (Morris 1984; McAdam
dIferentes actOres mencionados se ven influidos por otros factores . : .i~l. Entre los organizadores del Foro Social de Génova se contaban asociacio-
Si nos fijamos en los oponentes veremos que fstos pueden ser actores institucX.- ari rel igiosas y grupos del sector te rcia rio, y poco después de la reunión del G 8
nales o no-institucionales. El tfrmino contra-movimiento se acuñó con relación ¡ .:uchas otras ins tituciones de la Iglesia Católica se reunieron para rezar por una
[os segundos. Los contra-movimientos surgen como una reacciÓn al éxitool»enid-.r ,é.::,balización "m<is justaR.
por [os movimientos 5OCiales. A partir de emonces, ambos se mueven en una dr- - Los sindicatos han sido a menudo un aliado importante para los actores emer-
~n~encia simbólica a [o largo de la movilización. En general, la relación entre me.- Z'rmes, como el movimiento estudiantil o el de mu jeres, sobre todo en Europa.
Vlm lentos y contrn-movimientos ha sido defi nida como una relación de conRict(h Con un amplia base social, y muy a m enudo privilegiados canales de acceso a los
vagamente conectados donde las partes rara vez se encuentran cara a cara (Zald 1 ...:'Ut toman las decisiones dentro de las instituciones (d irecta o indirectamente, a
Useem 1987;cf.. ~ambién Lo 1982). Por utilizar la tipologra planteada por Rapopc~ ;J\·és de la administración p(lbl ica o los partidos políticos), los sind icatos pueden
(1960), 10$ conR~ctos entre movimientos y contra-movimientos 50Ciales partten d:. l:¡menta r la capacidad de movilización y las posibilidades de éxito de los movI-
bates, en el sentido de que se basan en el intento de persuadir al otro y a las auton- =:lientos. Es probable que cuan to menos rttonocimiento institucional tenga n los
dades, y al mismo tie mpo juegos,en el sentido de que se basan en cálculos racionab :epresentantes de los trabajadores en el lugar de trabajo y el proceso de toma de
de costes y beneficios. Sin embargo, en ocasiones, como en Italia duran te la dtcad¡ ":ecisiones, más inclinados estarán a asumir u n rol polrtico, aliándose con los mo-
de 1970,.su intera.ceión se.asemeja m<is a una batalla donde el objetivo es aniquila: . . imientos sociales y participando en protestas públ icas. CuantO más influyentes
al enemigo. Las mteracclones entre movimiento y contra-movimiento conllc,.u, ¡,(CJn los grupos de interés, me nor será el espacio para movimientos relativamente
un fuerte sentido de conRictividad y el predominio de visiones maniqueas de h Jeso rganizados, ya que "un sistema bien provisto, coherentemente estructurado
polftica (Klandermans 1989b; della Porta 19(5). Además, los dos tienden a imitarle y profesional de grupos de inte rfs es capaz de impedir el acceso de desafiado res
redprocame~te, adaptando las tácticas y la elección de las arenas en la que actU:o..::. e>;ternos al estado. Ademb, las negociaciones políticas muy institucionalizadas
(véase, ~r elemplo, Rucht 199 1c; Meyer y Sraggenborg 1996; Bernstein 1995). 1...& ~. comp rehensivas que se establecen entre la administración publ ica y las asocia-
p~~se ncl:I de c~n tra- movimie ntos no-violentos influye princip.11mente en las po.i. .:-iones de intereses privados contarán con capacidad de actuación y ser;!,n poco
b~IJdades de fXlto de los movimientos sociales; la presencia de contra-movimient~ Jccesibles pa ra los desafiadores" (Kriesi el al. 1995: 3 1l. Según esta perspectiva, el
VIOlentos conduce a la radical ización de sus repertorios de acción. neoco rporativismo ---eStO es, un modelo de representación de intereses con or-
Dentro de los oponentes institucionales, el estado no puede verse únicamente ¡¡anizaciones monopo1fsticas y centralizadas de interés (Schmitter 1974) que pa r-
c~mo un enemi~o ..EI estado es "simult<ineamente objetivo, sponsor y antago- ticipa n en la toma de decisiones públicas (Lehmbruch 1977}- deberla reducir el
n.lsta ~e~ los m~vlm leTntos, el organizador del sistema político y el árbitro de la impacto de la protesta. El acceso al sistema institueional de la toma de dttisiones
vlctor~a (Jenkms y Klandermans 1995: 3l. Las agencias estatales pueden actua~ públicas debería facilitar el acuerdo entre d iferen tes grupos 50Ciales y el estado,
en caltdad de aliados u oponentes: las agencias gubernativas pueden apoyar u Sin necesidad de recurrir a form as no-institucionales de acción colectiva. Tanto
oponerse a sus demandas, algunas pueden creer en las metas del movim iento \. el control sobre la formación de reiv indicaciones sociales (Schmiuer 1981) como
?tras mantener las creencias opuestas (Gale: 1986: 205). Cada una puede ofrect~ la capacidad de satisfacer esas demandas (Nollert 1995) tendrían el mismo res ul-
I ":~ rt a ntes recu.rsos a los respectivos bandos. Sin embargo, no todas las agencils tado: desa ni ma r la prOteSta. Sin embargo, aunque una estruct ura neocorporati-
publtcas están altneadas. Como acla ra el capítulo siguiente, muchas se convier- vista reduce necesariamente el núme ro de las huelgas industriales: sus efectos
ten e.n ~rena de transacciones entre d iferentes aClo res cole:ctivos, incluyendo los
mOVim Ientos sociales. 9. El numero de dla, por mil perdidos por los trabajadores en huelga entre 1965 y 1974 fue
mucho mayor en paises con un sistema plufallstl (1.660 en Italia, 1.330 en Estados Unidos.

268 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES m OONATElLA OElLA PORTA y MARIO DIANI


1 clara El ha:hocle garantizar privilegios
sobre la protesta en Ol ros sc([ores no ~:t rebcli¿n de sus rivales más d~bilcs y, con 8.4.2. Movimientos sociales 'J partidos pollticos
a intereses poderosos puede llevar a .. (U and 1985) 10 Por otrO
II I ' mien to de nuevos y poderosos mOVlm lcntos r .
e 0, a surgl . . uedc fome ntar fácilmente que g rupos emergentes se Entre los aliados de los movimientos sociales, el foco de atención se ha puesto
lado, el neocorporatlv lsmo p 1 horadón concertada de poHticas. Una compa- en Jos partidos políticos, sobre todo en Europa. La relación de los movimientos
incorporen a una estructura de e ,3 d U' d y Alemania reve- sociales con los partidos polfticos evoluciona en el tiempo: desde articular la
·0 ntre los movimicntO!i ¡n{¡nucleares en Esta os 01 os .. .
rael ucncel sistema norteamericano, con mu'\' I sdcacccsoyunc)ccuu\O posieión de los partidos a penetra rlos paca tratar de influi r en ellos; de la co-
16 tlp es punto . . t fa
qd' . nalmente débil favorecía a las estrategias legales y 10$ mOV lffi lcn os p ~­
optación a la independencia (Hanagan 1998a). Los movim ientos han desarro-
Ira IClO . , ( d" 1 te asertivo en su suprcmaCHI. !lado con frecuenc ia víneulos especiales con un partido político o una familia
máticos. El cierre del estado alemán tra lC l ona men . cor rativista de partidos: los movimientos obreros surgieron de los partidos socialistas, o
sobre la sociedad civil) hacia intereses que rcbas ""3 "S~ rspebcuva "u:: vez qu' "iccversaj los movim ientos I!tn icos recurren a menudo a partidos regiona lis-
' . d' (J ke 199 ) m em argo, "
favo recía estrategias de aCC1~n Irecta ::~os fuen~s obstáculos planteados por :,¡s m busca de apoyo; los ecologistas tiende n a vo tar a los ve rdes; en Estados
I vo intereses y cuesuones pasar . .. fi _
n~rlamento, la política alemana los insutuclonah"LÓcon rmeza
os nue'd'osye , r-
osparlL
t"nidos, el movimiento a favor de la libc:rtad de elección (pro-cno;u mOlltmt!nJ)
':lende a apoya r a los demócratas mientras que el pro-vida lo hace por los re-
'
Ooppke 1993: 201). va rios smdicatos se umeron a las ,ublieanos. Sus rdacionc:s recíprocas han sido ta.n estrechas que, "de hecho,
En Seattle, como despué:s en Génova, líticas sociales. en Estados Unidos y Europa, partidos políticos y movimientos sociales se han
manifestaciones pidiendo la proteCCión del empleo y d, 'N'oa: : : en el Sur. YJlapado y convertido en actores mutuamente depe ndie ntes, dando forma a la
. te mas laborales tanto en e t omo
Movil izaciones reclentcs en . . '.ó bre "los sindicatos de mOl'i- ?:Ilítica" (Goldsto ne 2003: 4). Investigaciones pasadas ha n centrado su ate nción
ha.n abierto,. de ~echo, una lín;a ~I~:~~!a~~ ~e::mido Beverly Sil ver (20031. en los nuevos movimientos sociales, que suden ver en la izquierda a un alia-
mlentos SOCiales (véase c~p. '. sindicatos ha subrayado~:l
2
. 3-.1. au nque no sin tensiones. Por ejemplo, aunque sólo un 11% de los grupos
en las últimas. ~écadas, ~a m :esugac¡óln a~~ r~:;vli~;dad dd capital y d dech. c ecologistas dijeron mantener contacto frecuente con 10$ panidos poHticos, los
creciente debilidad,. atr;b~yen~~:t:l1sa I ~ o a la fragm entación post-fordisu ::::::cuestados señalaron tanto a los ve rdes como a la (vieja y nueva) iZ'lu ierda
de la soberanla naClona e.g.,. . t 1997. 378-9) Algunos enfoques mil ~n un 21%, 38% Y 29% respeclivamen te_ como 105 más inclinados a re-
de los trabajadores (e.g., Jen k ms y Lelc.h d
m 'ñado por los sindicat~ ;reSt:ntar los intereses del movimiento (sólo un 2% mencionó a los partidos
optim istas subrayan d ,rol l~~a~~!:c~~s~S~:~n:::n~nalecimiento dc los de- ~servadores en este contexto) (Dalton 1995: 308). De hecho, la configuración
capaces de aprovec har ag . I E to lO! ir poder en la izquierda es de suma importancia para los movimientos sociales
rechos de los trabajadores en los paises donde se, inviertde caplta ' ~ c:::~S:r,", :!\.nesi 1989a: 296). Los intercambios potenciales entre los movimientos socia-
. ha te activos en los paises en esarroUo. o
sindICatos parecen ser nan .. , .ó el núcleo del movimieD- .es ~. los partidos de izquierda son va riados y numerosos. Como mediadores
S·, (2003' 161) "la profunda cmls en a que se suml .
~e la sociedad civil y el estado, los partidos de izqu ierda necesita n movil izar
I ve r . , od . . diatamente en otros SIUOL
to obrero en la década de 1980 no se repr UlO mme . . itanCl1
14 opin ión pública y a los VOlantes. Por ello, no se m Uestran indiferentes a la

:~;,~~';::;:'~,:"~:'::;,d:,~:~:'~:"::";:~:EF~:~~:~:~~~,~~::.:~~~:::
Ti cer Mundo Como pa:.u con e o , .
~ión procedente de los mov imien tos sociales, De hecho, los programas y
~m bros de la izquierda instituciona l, sea el Partido L:!.borista, 105 socialde-
~ue~~e inevitable' de la derrota de la clase obrera, el post-fordi5~0 ~rese~tar~ ' ::u::.;:ntas alemanes, los socialistas franceses o los comunistas italianos, se han
W:!i::O a menudo alterados por la interacci6n con 10$ movim ientos socia les (e,g.,
una serie de retos pero también de oportunidades para las orr~~~o::Se:rje ~""1Jire 1995; Ouyvendak 1995; Koopmans 1995; Koelble 1991).
trabajadores. De hecho, se ha considerado la protesta con.t ra a
~o obstame, la estrategia adoptada por la izquierda hacia los movimientos
como un signo de la re_movilización del mundo del traba la.
:wc;¡Jes ha cambiado a lo largo del tiempo y el espaeio. En ocasiones ha prevale_
1.1 hos tilidad, a veces la negociación y en otras la cooptación. Recientemente,
. n alses neocorporotivistos (270 en le O?,,-
740 en Reino Unido y 810 en Flnl¡lndla) Que e ~. 20 en Austria) (Wollace y Jen.... .a;'';'"l.OS partidos de izquierda (entre ellos, sobre todo, el Nuevo Laborismo britá_
pública Federol Alemana. 70 en Holanda, 40 en Ulla y
=-= I.l.poyaron la Guerra de Irak mientras que otros (como los socialdem6crata~
1995: 106). , . (1990) el nivel de neocorporativismo no ,"Ve
10. Sin embargo. segun Fra~~ L. ~~s~;s aetit~des públicas hacia un movimiento sx:a.
.
~=~""I., o,p u,',m,,, ella con fi rmeza. Hasta las manifestaciones de Géno • .I.
en los indicadores de la movllllael ( I d d emplear tácticas no_convencionalfl 2- .;¡;::r:.,.¡~·oría de la izquierda institucional europea consideraba la globalización del
111 inelinaei6n a apoyar una causa o la vo unta e
:neccado como la única y principal vía para combati r el desempleo: tr.lS
protesto) .

••• • ~~ . • ~. , .... ~ • •~ .... r r ....... ' , , r"


Génova, surgieron las dudas, por ejemplo entre los Demócratas de Izqur- -± e..:. dectorado negro de las grandes ciudades comenza ron a abandonar a los
italianos y los socialistas franceses (Andreua, della Pona, Mosca y Reitcr :'.e J;:::cblicanos. haciéndose cada vez más volátiles. Con una política del patrOnaz-
~ap..5). ¿Cómo se explica la dección estratégica adop tada por los partidtll 11:: -ada "ez menos efectiva, las bases tradicionales dd New Deal (uabajadorCi
Izquler~a? y ¿cuáles son las consecuencias de sus actitudes para d su rgim!t:JW. .B:: ~-ueno azul, blancos, la comunidad judía y los habitantes dd Sur) también se
la capacidad de movilización, los repertorios y las posibilidades de éxito de .=!!naron hacia d centro Oenkins 1985: 224). Fue sobre todo la ince rtid umbre
movimientos sociales?
~.:torallo que empujó al Partido Demócrata a trabajar con los movimientos so-
Los intentos por responder a la primera pregunta se han cemradoen [as li~ ..:::l..!es. Mh tarde, en Italia, España y Francia, la esperanza de captar a gran parte
de conRicto político (political cI~allagcl). Algunos han sugerido que una di"ij,J,:C. .:d electorado que había apoyado a los movimientos pacifistas y a los muchos
rígida entJe izquierda y der({;ha atrasa d desarrollo de los nuevos movimitr.:::t; ....-n,·iSlas que habían partitipado en las manifestaciones por una justicia global
sociale~ (Brand 1985: 319); otros han destacado d estimulo recibido de partid =pujó a la izquierda institucional hacia posiciones más críticas en cuestiones
~om~mstas fuertes. Entre los segundos, Tarrow ha mantenido que Jos partidos :l: .;croo la privatización de los servicios públicos, la desregulación dd mercado de
IzqUierdas, en panicular d Partido Comunistas Italiano (PC !) actuaron tO~t. C""lbajo o d en" ío de tropas a Irak.
"apuntadores fue ra de escena pero creativos en lo tacante al orig;n, la din:1minc_ La posición de la izquierda hacia los movimientos sociales también puede
la fi?~l i.nstit~ciona lización de los nuevos movimientos" (1990: 254). En gene:-~ .-ene influenciada por d hecho de participa r o no en el gobierno. Kriesi (1991:
la vlela IzqUierda parece más dispuesta a apoya r a los movimientos sociales d i"?: "¿ase también, Kriesi 1989b: 296-7) ha sugerido que cuando los socialdem6-
donde [as estrategias excluyentes obstaculizan el estrechamiento de [a dil'iS(¡~.... altaS est~n en la oposición se benefician del impulso de los movimientos sociales,
i~q~ierda-d~recha. Po~ejemplo, en el Sur de Eu ropa los gobiernos de izquier~ .=lientras que cuando están en el poder se cier ran a las reivind icaciones, com-
hltleron v~flas conCesiones a un movimiento feminista inclinado a la izqui.:-;. ;:<lidos por d presupuesto y OItOS dementos. Para maximizar sus posibilidades
da (della POrta 2003a; Valiente 2003).
'::e reelección privilegian las cuestiones económicas que interesan a su dectora-
Las divisiones partidistas dentro de la izquierda tradicional también inflU\ ~ ¿o más acérrimo. Fuera del poder, la voluntad de la izquierda de apoyar a los
en las actitudes hacia los movimientos sociales. L1 divisiÓn entre socíaJdem&rr alo\'imientos sociales crece en paralelo a su necesidad de movilizar a la gente
las (o socialistas) y d partido comunista hace dd VOlO de la cLase obrera un " (.G: .llrededor de reivindicaciones de izquierda. Sin embargo, no siempre se da una
más rdevante y ale ja d planteamiento de cuestiones postm,lIeriales (Kr iesi 19C: ~orrespond e ncia perfecta entre la participación en el gobierno y la hostilidad ha-
18). Por el contrario, el movimiento anti-globalización, que ha renovado la \ ¡. cia los movimientos sociales. Por ejemplo, en h alía y Alcmania los partidos de
gencia de las reivindicaciones tradicionales por la justicia y los derechos sociales.. 12quicrda se han mantenido relativamente comprensivos hacia la protesta sin
parece ha.hcr teni~o mayor influencia sobre la izquierda tradicional en paise:t une r en cuenta su "proximidad" al gobierno (ddla Porta y Rucht 1995). La in-
c~mo h alla,.Francla o ~paña, don~e la izquierda moderada temía la com~t¡. ,·t':uigación empírica llevada a cabo por Kriesi tampoco deja claro qué grado de
clón de partidos comumstas o trostkutas más radicales.
Jpoyo recibe la prOteSta por parte de la izquierda dentro o fue ra dd gobierno. De
L~ competición electoral es otra variable importante a la hora de explica r J..¡ hecho, au nque en Holanda y Alemania la izquierda facilitó con fr ecuencia las
r~acCión de los aliados potenciales hacia los movimientos sociales. La predispos¡. Jcciones de prOtesta cuando estaba en la oposición (con fuerza y visibilidad en d
clón a apoyar a la protesta se ha coneclado con la inestabilidad electoral, donde (,:: primer caso, más débil en el segundo) se dio justamente lo contrario en Francia
pre~i.a a los que comiguen nuevos VOtos. De hecho, es más probable que se de!"J (K.riesi tt al. 1995: 79). Dicha ambigüedad en la rdación entre protesta y aliados
coahnones entre partidos y movimientos en situaciones polfticas comperiti vas , en el poder es wdavla más profunda en d caso de los movimientos de la izquier-
terradas (TiUy 1978: 213-4). La inestabilidad política favo rece a lo; movimient~ da tradicional, los movimientos pacifistas o el movimiento contra el racismo."
de protesta: "d impacto político de las alteraciones institucionales depende de 1;; En Estados Unidos, la frecuencia de la protesta estudia ntil disminu yó cuando
condiciones dectorales. Induso las alteraciones severas, como las huelgas indu ~_ el Presidente o los gobernadores provenían de las filas del Partido Demócrata, y
triales, forzarán concesiones sólo cuando el dlculo de la inestabil idad electoral aumentó con el conlrol demócrata del legislativo (I'an Dyke 2003).
favo~ezca a los manifeslantes" (Piven y Cloward 1977: 31-2). Por ejemplo, se hl
explicado el éxito de la Unión de Campesinos (Uni/~á Farm Workus) de Estado<
11. Los cambios en las actitudes de los partidos soclaldemóeralas no siempre coinciden
Unidos a partir del realineamiento electoral que llevó al poder al ala libeul con el hecho de ocupar o dejar el poder. Se pueden prever en los casos en los que la pero
del Partido Demócrata, significativamente abierta a los movimientos sacia le< cepclón de inestabilidad electoral o de confllcl0 antra las eliles abren una. "ventana de
Oen kins 1985). Desde la década de 1950, la clase media-alta blanca y protestante oportunidad" a los movimientos soelales. Por otro lado, el cambio el"! las actitudes puede
demorarse tras dejar el gobiemo, sobre todo cuando se responsabiliza de la desgraCI~
erectorala una apertura demasiado proflurlCiada hacia los nuevos movimiel"!tos.

f1~ LOS MOVIMIENTOS SOCIALES


273 DQNATELLA OELLA PORTA y MARIO OIANI
paraI d irigirse
. d da los votantes,
. activando a los simpatiza n t es UllLCa
--
menle d uran -
Más allá de estar o no en el gobierno, las actitudes dc los partidos de izquier-
te e pen o o e eleCCiones, y que han moderado su idw l I '
da hacia los movimientos sociales están relacionadas con una quinta va riable:
el centro (Pizzorno 1977, 198 1; Manin 1993, della Porta 2;;:1; ~nd u~}lro ~acia
su ape rtura hacia las políticas reformistas, ~gún un análisis comparativo de los de las funciones d I ·d l' " ' e I ltamlentO
'd e os paru os po IUCOS en la construcción de la identidad ha
movimientos sociales en Italia 'J Alemania, el giro del PCI 'J el SPO hacia el cen-
rcve ru o en el ~U~ento de la auto nomfa de los movimientos sociales como are-
tro entre las d~cad:ls de 1970 'J 1990 les hizo que canalizan con mayor dificultad
"'Is d~ deb(ate publrco ~bre cuestiones pollticas y de COnstrucción de identidades
las reivindicaciones de los nuevos movimientos sociales dentro del proceso de
co ectlvas véase también cap, 9),
toma de decisiones (della Porta 'J Rucht 1995), Aunque la coalición SPD-FDP
presidida por Willy Brandt a principios de los setenta en Alemania se mantuvie- ! RClOmando
r d' la segunda p"guma, ¿qu I consecuenCias - tienen las ac titudes de
os a la, os potenCiales para los movimientos socialesr Es una idea am liam
ra, con un amplio programa de reformas, más abierta al diálogo, más tarde, \:.1
misma coalición, entonces con l-Ielmut Schmidt al frente, moderó dicho progra-
'·I:uenddldal qpe los partidos de izquierda desempei'ian un papel impor~nte ;a~:~
ltan o .e. acceso
. al proceso d e t ama d e d eClslones
.. y aumentando la ca acidad
ma debido a un declive económico, al mismo tiempo que se hizo más "roof' a los
de
con movlllzacl6n
. y las posibilidades
,. d e éxito de los movimientos
.. , p Por el
SOCiales.
ojos de los actores no-institucionales, Fuera del caso alemán, desde principios de
tra no, cua nd~ I~ Izqul e r~ a tradicional se muestra hostil se margina política-
los noventa, los partidos de centro-izquierda europeos, ya fuera en la oposición
:neme a los mOVimIentos SOCiales,
o en el gobierno, han tendido a confiar en políticas económicas impulsadas por ti
La alianza con la izquierda trad icional ha refo rzado m b que nad I
:.dad de los movimientos sociales para la movilización Situ",' ' " 1, ~ a ~aPd'­
mercado y a rechazar las tradicionales intervenciones keynesianas, Cuando surgió
el movimiento por una justicia global, pidiendo más inversión pública, éste fue ::stable I I ' . . . .. izqUler a
ce, por o genera, una correlación positiva con la ind inación h c' 1
¡:sta:, es~cia,lme~te la desobediencia civil (Wallace y Jenkins 1995, ~2~ riar;~
recibido con escepticismo y una cdtica abierta por parte de sus aliados potenciab_
Deberiamos añadir que las acciones de los partidos de izquierda en el gobier-
<.:¡ ue , el Iz.~ulerdis,~O se asocia sistemáticamente con el apoyo a lo¡ partidos de
no depe nden asimismo de su peso en las coaliciones de gobierno, Como es obvio_
~~ule~da ,la poSICión adoptada por ~stos tiende a innuir en los ni veles de
son más libres de tomar decisiones cuando gobiernan solos, Si lo hacen en coali- TUIZaCIÓn de su decto rado • en genera I m ás d ISpUeSto '
ción con partidos de derecha se vedn forzados a adopta r políticas menos favor a- a recurrir a [a prOtesta mo-
qu'
d •eCClora
I d d d c a~, ,e ec o, os actiVistas de izquierda participan fre-'
o e ere h D h h I - -
bles a 105 movimientos sociales de iz.quierda, Si gobiernan con otros partidos de
izquierda, tenderán a adoptar actitudes más cercanas, Por ejemplo, en Franci.a ~.. ent~m~t,e ~ n los mOVimientos sociales y en sus partidos políticos (véase por
'-'!'emp o n esl y ~a n ~raag 1987), A la inversa, dejando a -un lado la cuestiÓn de
el primer gobierno bajo la presidencia de Franr;ois Mitterrand (coaliciones con d
el apert~ ra ~a ra mflulf en los movimientos sociales, la participación de los r
Partido Comunista, y con mayorra en el parlamento) se mantuVO más abierto.i
las reformas que gobiernos posteriores en "cohabitación" con una mayoera parla-
~os dellz~ulerda en el gobierno parece tener un efecto negativo en la mOVil~,-
3)nd 'co ectlva porq", mantiene . a Iela
. d os d e la prOlesta a los potencialme nte más-
mentaria de derechas, Se pueden encontrar otros ejemplos en los Uinder alema-
f f e ISPUestos, Tras analizar datos de Suiza, Francia Reino Unid H I d
nes, donde las coalicioncs rojiverdes se han mostrado más dispuestas a escuch.ar ":::::re I975yI989ydeAlemaniaentre I950 yl991 K' R ay oan a
demandas provenientes de los mov imientos sociales que las coaliciones del SPD :!.:. l d d ' oopmans y ucht señalaron
-ÜJd - a protesta
I d e h erechas aumenta con los panidos d'... ," q uler . d a, y viceversa
-
y el FOP o, todavla peor a este respecto, coaliciones del SPD y el CDU,
Algunos cambios importantes recientes en los partidos políticos, especial- ;:r:.,; que a erec a recur~e generalmcnte menos a la protesta, la movilizació~
mente en Eu ropa, han afect3do de manera significati va a sus inter3cciones (00
cr.: e a ~r mayor ~n gobiernos de derecha que con gobiernos de izquierda (d
.ele bala el CanCIller democristiano H elmut K hl l '
los movimientos sociales. En el p3sado, la participación política se situó por b =o Hdmut Schmidt) (Koo o que con e soclaldemÓCra-
general den tro de los partidos de masas, donde los valores comu nes permitia:¡ _ _ 'm 'e
o ' 1 h pmans y Rucht 1995), Aunque la literatura sobre los
~ ,] I ntos SOCia ~s a concebido la movilización principalmcnte como una
la formación de identidades colectivas, Así, los movimientos sociales se desarro-
~?ues ta al expecta_t1vas crecientes de cambio (v~ase por ejemplo Tarrow 198901)
llaron en fuerte conexión con los partidos: el movimiento obrero tuvO relacion::.
,oS res u tados senalan la impo . di' '
simbióticas con los partidos socialistas y los movimientos émicos con los paro- ::. ';"IJcció Al f r~an cla e os n esgos potenciales derivados de
~ __ , ( "
H 11, en rentarse a gobierno '
s que sienten cercanos los rnovimicnlO'
dos étnicos minoritarios, Sin embargo, sobre todo a partir de la década de 19Eol ~e5 que ya no carece d pod "). d '
los pa rtidos de izquierda tambi~n se movieron desde un modelo organizatiTO ... .1 reduc ' I P n e er tlen en a incrementar la presión directa
I f a protesta, or otro lado, el riesgo asociado a un gobierno lítica
basado en un gran número de afiliados y en el importante papel desem peñao¡¡.
por los activistas, con u na presencia generalizada a través de las seceione~ O:-
~te o~uesto les lleva a considerar la movilización como algo inevit~e '\'-
-, :-.uualldad que la participación en las marchas por la paz d 15 de Febre;o-d:
pa rtido, hacia partidos "electorales" que utilizan los m edios de comunicaciót;

JI 6 n~l, A or.oT'" .. . "'" ...... "


2003 fuera m.h masiva en países (como en Reino Unido, It.a lia y Españ:a l C1L En conclusión, la presencia de aliados poderosos es por lo general .un factor
gobiernos que habían apoyado la guerra de Irak. En cambio, la postura e -F facil ita d éxitO de los movimientos sociales. En much~ ca~s,la alianza con
la guerra de los gobiernos francés y alemán redujo el número de manifeSllln3 w u quierda aum~nta considerablemente d poder de mov,hza c,~n de. la protesta.
en esos países. S:l~mba rgo, el precio de CSla especie de tutdaje por parte de la IzqUIerda puede
La actitud de los aliados potenciales también repercute en las estrategias or- l,:....n, sobre todo cuanto está en el poder, a reducir la protesta.
pIcadas por los movimiemos sociales. En primer lugar, la presencia de ali.a>3:t!>
poderosos parece tene r un efecto moderador. No es casual que en la segu:l::" ~5" OPORTU NIDAD ES DISC URSIVASY El SISTEMA ME DI A TICO
mitad de la década de 1970 los momemos de mayor violencia política en halu ~
Alemania coincidieran con la hostilidad hacia los movimientos sociales por p.¡........: !.AS trabajos arriba citados han demostrado el poder explicativo dd concepto de
del SPD y el pel (della Porta 1995; ddla Porta y Rucht 1995). De hecho. d ai~ C?,rIunidad política, al mismo tiempo que generado algunos p.roblemas (véase
miento y la rad icalización tienden a reforzarse mutuamente. Cuanto más aisla. aro b1Ol n cap. 1).Entre,dios d (no reconocido) pand r - de las vanables culturales
.
se encuentra un movimiento, mayores sedn las dudas acerca dd cambio a reb en la perccpción de oportunidades y constreñimi.entos polí~icos y en la deccló.n
zar a corto plazo, y mayo r la necesidad de sustitutos ideológicos para la perdldi -!e los modelos organizativos y repertorios dc accIón. En pnmer lugar,.se ha Crl-
de incentivos materia les. Las estrategias de los movimientos se hacen así fT'...loi Q("ado a los cnfoques de la oportunidad política por no reconoce r dcbldamcnte
extremas. Cuanto más radical sea un movimiento, mayor será la propensión J: que "los procesos culturales y estratégicos define ~ y crean los factores presenta-
los partidos trad icionales de izquierda a adoptar una actitud hostil, temerosos d:: Jos generalmcnte como 'estructurales'" (GoodwLn y Jasper 2D?4a: 27). Factores

."
rJ
riesgo de alienación que puede afectar a sus votantes más moderados. Por oa.,
lado, cuanto m.h ancha sea la base de apoyo, d miedo de perder apoyos impon-
"ulturales filtran la realidad externa. La apertura de oportumdades puede pa-
~r desapercibida, o los activistas percibir como abiertas oportu nidades que se
..•. d rá frenos más fuertes al uso de la violencia.11 Debería añadirse que los inten"... mantienen cerradas (Kurzman 2004). Recientemente, antiguos defenso res del
de cooptación tienden a transformar la estructura organizativa e ideológic:!. d~ concepto de estructuras de oportunidades polfticas han reconocido que ':opor-
las familias de movimientos sociales. Tómese por ejemplod caso de Italia, dond: tunidadt;s y amenazas no son categorías objetivas sino que dependen dd tI~ de
entre finales de la década de 1960 y principios de los ochenta la tendencia del po- ,l tribuci6n colectiva que la agenda clásica limitó al proceso de enmarcar lframmg)
deroso Partido Comunista hacia la cooptación provocó que una ideologla y Utu los objetivos del movimiento" (McAdam, Tarrow y Tilly 2001: 45).
estructura organizativa fuertemente inAuenciadas por la izquierda uadicionil
prevalecieran en d sector de los movimiemos sociales (della Porta 1996a). 8.5.1. Oport unidades discursivas
Si bien el apoyo de los partidos de izquierda parece inAuir en los ni veles de
movilización y las estra tegias, la cueuión relativa a la5 posibilidades de éxi to per-
No obstante, d debate en torno al efeclO restrictivo impuesto por la atención a las
manece abierta. A pesar de las dificultades asociadas a la evaluación de los resul-
oportunidades políticas en el campo de los movimientos sociales va más all~ del
tados obtenidos por los movimientos sociales (a tratar en el capítulo siguiente!_
papel desempeñado por las percepciones (G~ win y J~5per ~OO4b). El.énfam en
~r todo lo d icho hasta ahora parece tanto más probable que un gobierno de
lo poHtico ha oscurecido d rol de las oportumdades discursIVas. Un ejemplo de
izquierdas mantenga una predisposición más favorable a muchas de las reillin-
éstas sería la capacidad de los temas planteados por los movimientos para reso n~r
dicaciones planteadas por movimientos sociales de izquierda que un gobierno de
en los valores cultural~s . De hecho, se ha definido a la estructura de oportum-
derechas. En panicular, la memoria de rep resiones pasadas hace que la izquierd.
dades políticas como "el terre no de juego donde tiene lugar el enmarcamiento
tienda a ser más liberal en cuestiones de orden público (della Porta 1998b). Sin
lframing) dd contcxto" (Gamson 2004: 249).
embargo, la izquierda, una vez en el poder, tiende a apoyar demandas más mo-
Aunque igualmente estructurales (en d sentido de estar. más a!l~ d~ l.a
deradas y en cuestiones que son compatibles con las de sus votantes tradicionales
esfera de influencia inmediata del movimiento), las oportumdades. discurSI-
(Kriesi ~t al. 1995: 59).
vas difieren d~ las instituciones po[(ticas (Koopmans 2004; Po!lcua 2004). Los
~ntornos cultu rales d ~ finen la capacidad de resonancia de las demandas de los
movimientos (Williams y Kubal 1999), siendo los cambios posibles ú nicamen-
12. Según DeNardo,la efectlyid~d de la violencia se ve influenciada por I~ receptividad y la
distribución de preferencias con re!~clón II I~s demandas de los disidentes: "Sin embllr. te en periodos transicionales (Schudson 1 989~. L~ conc~pci.ó n fu~er tc.men~e
go, sll~ mllyor plIrte del potenci~1 de lIpoyo del movimiento desellnSII en sus demandu. arraigada de ciudadanía inclusiva (basada en cntenos terntonales: la tierra)
1115 rllstricelones 11 I~ esclllada [de violencia] se relaj~n eonsiderllblementll" (DeNllrdo o exclusiva (basada en la concepción de Volk, o "sangre") da buena cuenta
1985: 223).

1176 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES m DONATElLA DELtA PORTA Y MARIO OIANI


. . (K oop ma
, ns 'l ' Sin embargo, los medios ofrecen asimismo un espacio para la d ifusión de la$
d la mov ili zación de los movimientos racistas y ann -raclstas
e , . . . . ró
' - , movi miento abo liCIOnista t num < e n d momento en e que
. Ideas de los movimientos. Las organizaciones de los movimientos sociales se han
Stallam 2000).,.. d . t (d' An )ou
pudo vincula r sus reivind icaciones morales a, los ~ alorcs 0n:'~na; ~ sabon o t':fl ~pecializa do en el manejo de los med ios, adq ui riendo un saba Mu r específico
van MaJe 1998); la forma en la q ue se d,scutió la cuestl n e 1_ y una reputación como fuC': ntes fiables (SchlC$inger 1992). Además, los activistas
~Icmania y Estad~s U nidos o btuvo resonancia ~~r~~a~~:~;;~~)~:t~tr~~e :eprescntan un nicho de mercado para los med ios de comunicación (Neveu 1999:
571: cuanto más extenso sea el apoyo a los movimientos, las estrategias de mar~
tUTas poHticas nacIo nales (Ferree, G am son , Ge~, ,'b" I w 'o privado
h ' poyo general haCia o pu leo lI~rs l hcing reservarán un espacio mediático mayor para su d iscurso, redundando en
La opinión pú b"lea aela un a . .. 1 b 1 (dclla Pon..
contribuyó al desa rrollo del movimiento por una Justicia g o a ~ mayor apoyo a los movimientos. Esta especie de circulo vi rtuoso operó, por
Andrct ta , Mosca y Rc:i tc: r 2005). ~emplo,en la oposición de Alemania a la guerra de Irak. Los med ios puedC': n ac-
~..l.l r lambi"'n como movilizadores de la protesta, sobre todo en "cuestiones fuC': r~
8.5.2. Medios de comunicación y movimientos :erTlente emocionales y sim bólicas q ue crean una atmósfera de consenso, emoción
,. unión" (Walgraave y Manssens 2000: 235), como en el caso de la Marcha Blanca
El asunto de las oportunidades discursivas tiene vinculaciones con d pap ':e 1996 en Bruselas, quC': movilizó a trescientos mil belgas en una protesta contra
- do r los medios d e comunicación de masas en cuanto a ren~ s pn- ...1 cond ucta institucional C': n la investigación de un asesi no en serie que había ma-

~;;~!7e~apar~a fo rmación y la expresión pública dC': dopi,nión. Sd~ hads~~ao:~ Cldo a varias niñas. Podemos añadir que, aunque el debate sobrC': la C': fectividad
. .
más arriba cómo los mOVimientos . lC':s depc-;nden e os me lOSÓ O
SOCia ... &: l.:t manipulación mediática no haya sido concluyente (Katz y Lazarsfeld 1955;
o.' difundir sus mensa jes (véase cap. 7). Como observ a,m_ ~odle-Ncumann 1984; Oamson 1992 b; Lenart 1993), las investigaciones han su-
nicación P.. ,,, . d . 'ón de masas ofrece e coo--
(2004' 243) "l a arena de los medIOS e comumcacI .. &n~'ado cómo el públ ico no es un receptor pasivo de noticias: "leer las imágenes
texto ' rin~ipal d e significado ya que todos los jugadon::s que Lnt.erv len~n Q .r..c:d iáticas es un proceso activo en el que el contexto, la localización social y las
I P litico as umen una influencia omnipresente de los m\Smos, .J u~o­ apc:riencias previas producen decodificaciones bastante diferentes" (Oamson,
~c~~:,:s~o~ El control de los medios y la producción simb~~ica ~e convle. n ~ ÚtlIeau, Hoynes y Sasson 1992: 375).
así en una premisa esencial para cualquier intC': nto 1 e ~ovl l ~z;~\:; I:I~~;~~ Si bien la "contra~información" ha sido una preocupación constante para los
en una fue nte au tónoma de conAicto. C ada vez m s, e. con r . . .. .ny,imientos, los últimos avancC':s tecnológicos han facilitado el desarrollo de me-
sos intelectuales, indispensables para el éxito de la aCCIÓn col ectlv~, :~:::: J'D)S autónomos vía IntC': rnet. El medio alterna tivo más conocido es Indymedia
peligro de convenirse en u na meta inalcanzable si ~o ~~ ~.po~a1;~9~ Wasko I ......... \·.indymedia.org), ddi nido como "un colectivo de las orga nizaciones de los
los medios de comunicación de masas (G amson y o \g lam , . ~ios independientes y los cientos de periodistas que ofrecen una cobertu ra mi-
Mosko 1992· Oamson y Wolfsfeld 1993; Eye rman 1994). Cuanto '~'~~da~to~ tca.,te y no-corporativa. Indymedia es una vfa democrática de los medios de co-
ma y plural:sta sea la estr uctura mediática, mayo res serán la POS\ \ \ a c~ ~ ::m:..."'llcación para la creación dC': una forma rad ical, precisa y apasionada de contar
'crdad." Su razón de ser es la crílica a los medios establecidos (Ruchl 2003b)
acceso para los desafiado~es: . 'do defin idos como jugad~ ... ':,¡ promoción de la "democratización de la in fo r maci ó n ~ y "los medios de co-
No obstante los mOVlm\enlOS soclalC':s han SI h 'o. '
• , ' d del mismo modo, se a percl =cación de los ciudadanos" (Cardon y G ranjou 2003). Uno de los elementos
, "dtbiles~ en la esfera med láuca e masas y , .
. .
"ó 11'\ \~
'od ' tas en t"'rmlnOS de com petlC\ n e.
311
=ciales del proyecto es la publicación abierta: como no hay ningún consejo
~a9~la~~ dC;~:n~:t;v~:~;S~¡rc:~s ;:eden distorsiona~ l~ democraci~ i~tc~ - )rial q ue filtre la información, todo el mundo, desde periodistas i ndepcn ~
). . . (O' r 1980) Dentro dd sistema mcd \áuco, los mOVlm le. :lII:::::¡es a activistas desconocidos, puede publicar insta ntáneamente sus noticias
del mOVImiento. It In . . r tendencias gC': nerales del sistem,¡ o:"- :::t =t SItio web accesible a nivel global (Cristante 2003; Freschi 2003). Cualquiera
socialC':s se ven mAuenclados tanto po . l ' 'bl dramáuc-o 1[
, '1 . m lo la preferencia periodístIca por o VISI e y :w:: respete unas pocas reglas básicas puede crear un nudo local de Indymedia .
dLá
, tlcofi por eje p , . d d . f rmación) como por caractcríHl:»
n fuentes autoTLza as e In o , Z ~:J.Uo mediático Independent dijo haber recibido un millón y medio de vIsi~
ti con anza e nC': utralidad de los periodistas y el p"x - ...=utan tC': las protestas en Seattle. Los meso-medios que circulan información
especifi cas, como la mayor o men o r . . 10 Kielbo\n= t:
de competiti vidad entre los d iferentes medIOS (vé~se por .e J em~ I ' los activistas tienC': n la dificil tarea de llegar a los med ios de comunicación
Scherer 1986). La tendencia hacia la despolitizaclón pC':nodr~ t1 ca y ~ erec.~ p rrJ.les si quieren que su mC': nsaje se oiga fuera de las audiencias más próximas
mercantil ización de los medios (Neveu 1999) reducen todavla más e acc(!oC ,,"'= ,'in'¡,," o 'IB, " m", 2004; Perctti 2(04).
los activistas.

.-=., .......... . ~~-_. " ... _.- -


8.6. RESUMEN ¡¡;:o)rtado recursos importantes a los movimientos sociales y aumentado sus op-
~n es de ~xito en el pasado .. El declive de los partidos de masas, y con ellos del
El control policial de la protesta, cuyos estilos han cambiado a lo largo ~ iL.-TI\'ismo partidista, desafía no obstante las alianzas potenciales entrc los parti-
tiempo y el espacio, influye en la trayectoria y las ca ractcrínicas de los ..... _ ~ \· Ios movimientos sociales.
vimientos. Las estra tegias coerciti vas han provocado frecuentes c5Calad .a~ :t: El concepto de oportu nidad polltica ha adquirido un rol central en la inves-
violencia. Aunque los países democráticos se hayan movido hacia formas :,t- :::.¡ación en movimientos sociales, pero se ha prestado poca atención a las percep-
gociadas de control, las protestas globales, que son en gran med ida paciñ~ :-~ nes subjetivas de la rcalidad. Investigaciones recientes han comenzado a Hatar
se han topado con un fucru: control policia l. El tipo de control de riva en p..; ;-..= ~ forma en la que variables culturales filtra n las oportunidades políticas y cómo
de la organización y la cultu ra policiales. Sin embargo, l3.m bif n es scns;:ue !.u oportunidades discu rsivas inAuyen en las estr~tegia s y las ~ i.bil id ades de
a las oportunidades políticas. Ba jo esta ( tiqueta, investigaciones com paucOll eJ:itode los movimientos. El plural ismo de los med IOS de comUnlcaClón de masas
diacrón icas y entre países han discutido las características y los efcclos de C1.:.r ! la riqueza de los meso-medios condicionan de manera importante la difusión
Iro con juntos de va riables relacionadas con 1) las instituciones políticas, ~ I .... .:id me nsaje de los movimientos.
cultura política, 3) la conducta de los oponentes de los movimientos socialH'
4) la conducta de sus aliados.
Las variables institucionales más estudiadas se rdacionan con la aper n.::-¡
formal del proceso de toma de decisiones. Partiendo de la hi pótesis de que ~
mayor número de puntos de acceso, más abierto es el sistema, se ha discun <l:
la im portancia de la distribución del poder y la disponibilidad de formas de d: -
mocracia directa. Se han teuido en cuenta características in for males. en paro-
cular las estrategias tradicionales de interacción con los desafiadores, :lsr com:
caracterfsticas eSTructurales. En las últimas d ~cadas, la descentralización a nl\ ::'
subnacional y las cada vez m:ls extensas competencias autónomas de las burocr.. -
cias públicas (en p:articular la judicatura) han au mentado los puntos de acce<-.:..
mientras que el creciente poder de las corporac;iones multinacionales y las OIG
han dificultado el acceso a quienes toman las decisiones. Sin em bargo, ningu:-:.¡
de estas d imensiones (tendencialmente estables) explica de manera convinctr,:=
sucesos coyunturales como la subida yel declive de la protesta o la capacidad o:
movilización de los movimientos sociales. Con respecto a las consecuencias ¿:
la acción colectiva, la apertura forma l o informal del sisrema de toma de dc.:1-
siones no privilegia de manera autom,hica a las demandas emergentes ya qu:.
potencialmente, las instituciones tam bi~ n se abren a los oponentes de los mO\l-
mientos sociales. Aunque no est~n daros los efectos que una estructura estable d :
oportu nidades políticas tie~e en el ~xito de los movimientos sociales, los efecteot
sobre las estrategias adoptadas por los movimientos parecen ser menos equí,"Cr
coso Cuantas m:ls oportunidades de acceso al siw:ma de toma de decisiones. u:.
ma yor número de movim ientos sociales tenderá a adoptar estrategias moderad ..!
ya utilizar canales institucionales.
Las características coyunturales del conAicto y las alianzas parecen tener uru
influencia significativa en el surgimiento de la protesta y el potencial de movili z.¡-
ción. La fuerza de los oponentes institucionales, junto la interacción movimiento
contra-movimiento, influyen en el aumento de [a protesta y las estrategias d:
los movimientos. Las alianzas con los partidos de izquierda y los sindicatos han

280 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 281 OONATElLA OEtLA. PORTA y MARIO DIANI
9 Movimientos sociales y democracia

En 1988, el gobierno de la ciudad de Porto Alegre, una metrópolis


brasileña de 1.360.000 habitantes, lanzó un proyecto participaliva de
toma de decisiones sobre el presupuesto municipal con la intención
de fortalecer la participación a través de la creación de un espacio
público para la expresión de las demandas de los ciudadanos (Gral
y Sintomer 2002: 26) . El presupuesto parUcipalivo ha sido percibido
como la innovación latinoamericana más significativa a la hora de ,
aumentar la participación ciudadana y la responsabilidad de los go-
biernos locales: un experimento en el que las asambleas ciudadanas
de cada distrito municipal determinan las prioridades de uso de una
parte de las rentas públicas de la ciudad (Souza 2000). Es un siste-
ma de gobernanza donde los "ciudadanos normales y corri entes" toman
decisiones vinculantes sobre diferentes áreas de la acción municipal
de gobierno, sobre todo las relacionadas con nuevas inversiones de
capital (Baiocchi 20(2). Todos los años, de marzo a junio, se suceden
una serie de interacciones entre los ciudadanos y la administración.
Grandes asambleas municipales y otras descentralizadas por ba-
rrios discuten y votan las prioridades del gasto, eligiendo delegados
para el Conse jo del Presupuesto Partic ipativo y otros comi tés temá-
tico s. Cada uno de estos comités elige luego representantes para el
Consejo del Presupuesto Participativo, en el que también intervienen
los sindicatos, las asociaciones de vecinos y el gobierno. En julio y
agosto, expertos municipales y delegados de las asambleas colaboran'
para convertir las demandas en proyectos. De septiembre a dlciembre
los delegados se reúnen y preparan una Propuesta General sobre el
Presupuesto y un borrador del Plan de Inversión que será discutido
con el A yun tamiento y finalmente aprobado (AlIegretti 2003: 116-17).
El procedimiento decisorio presupone tanto democracia di recta como
delegada, con delegación por mandato en los foros vecinales. l a elec-
ción de los delegados estimula la participaCión, siendo su número pro-
porcional al de la gente que toma parte en las asambleas (un delegado
por cada diez partiCipantes). También existe una delegación de poder
hacia las instituciones repre sentativas, tanto hacia el ayuntamiento
como hacia los comités temáticos del presupuesto participativo (de
transporte, seguridad social, cultura, educación yacio, desarrollo eco-
nómico y desarrollo urbano).
A través de un proceso de prueba y error, el presupuesto parti-
cipativo ha ido adquiriendo una compleja estructura con dos metas
dife rentes pero complementarias: mayor igualdad social, pero tam-
bién mayor participación. la iniciativa se centra en la reducci ón de

285 DO NAT ELLA OElLA PORTA Y MAR IO DIANI


las desigualdades sociales, con una asignación de recur s~s que tie- social ista que persigue la consol idación de una amplia base de apo.
ne en cuenta tanlo las prioridades establecidas por los ci udadanos yo desde la que abordar el proceso de democratización del pals y su
como los niveles relativos de necesidades materiales de los diferen- extremada pobreza. Más importante aun, Porto Alegre cuenta con una
t es barrios. La calcu lada temporalidad del proceso intenta reducir larga tradición de asociacionismo, especialmente a nivel comunita-
las conocidas li mitaciones del asamblelsmo, especialmente en tér- rio. l as asociaciones vecinales que sobrevivieron al autoritar ismo de
minos de bloqueo de decisiones, sin renunciar a las ventajas de la épocas pasadas representan un ejemplo de democracia participativa
democracia directa, especialmente en términos de dar más poder a en el Sur global con rafces todavla más profund as que las de los mo-
los ciudadanos. . delos occidentales de democracia representativa (Sen 20(3). Aunque
Aunque no haya conseguido arrastrar al conjunto de la pob'~c~ón, algunas de estas asociaciones formaban parte de redes cJientelares
los experimentos han alcanzado cierto éxito en cuanto a la partiCipa· que negociaban los votos con los poderosos patronos, una tradicló~
ciÓn. De hecho, el número de participantes en el desarrollo del pre- de protesta ha sobrevivido de forma paralela a la clientelar. A finales
supuesto partlcipativo subió de menos de 1.000 personas ~n. 1990 a de la década de 1980, una ola de ocupaciones de edificios públicos for-
más de 30.000 en 2002 (Allegretti 1994: 204).Además, ha permitido que taleciólas redes asociativas (AJlegretti 2003: 107). A diferencia del an-
grupos antes excluidos decidan sobre las prioridades de inversi~n en terior "t4Ielaje", en el que la s asociaciones vecinales vaci laban entre
sus comunidades y monitoricen las respuestas dadas por el goble~ no la aquiescenCia y el conflicto con el gobierno municipal las reformas
(Souza 2000), Aunque la educación y la clase social son factores Im- participativas actuales han promovido, segun el crlteri~ de diversos
portantes a la hora de alcanzar pOSiciones de liderazgo, como la de observadores, la creación de nuevas instituciones en la sociedad ci-
delegados, los grupos más pobres están sobrerrep.resentados.en las vil, una mayor interconectividad entre las organizaciones loca les y una
asambleas de base. la partici pación se ve favorecida, por enCima de "esca lada" de activismo que supera el contorno de los barrios para
todo, por la pertenencia previa a asociaciones y organizaciones .de ocuparse en temas relacionad os con la ciudad (Baiocchi 20(2).
movimientos sociales. En los distritos, la participaci ón es proporc Io- El presupl,lesto participativo representa una forma de dar poder
nal al nivel de vida asociativa (Baiocchi 20(1); la participación indivi- (empowerment) a la participación Individual, pero también una arena
dual aumenta con la pertenencia a asociaciones (aunque el número para el desarrollo de los movimientos sociales. No es casualidad que

I
de participantes sin afiliació n creció de un cuarto en 1995 a menos Porto Alegre haya desempeñado un papel central en el movimiento
de un tercio en 2(02) (Allegretti 2003: 206). Para minimizar las des- por una justicia global, acogiendo sus primeras asambleas trilOsna-
igualdades provocadas por las diferencias en habi lidades oratorias. cionales. l o.s Foros Sociales Mundiales (FSM) celebrados alll supo-
el escenario elegido desanima el "discurso culto" que privilegia a los nen el experimento con "otra democracia" , esta vez, Interna a los mo-
más educados, por ejemplo, permitiendo únicamente intervenciones limi entos. La participaCión creció también en este terreno de 16.400
muy cortas (Baiocchi 20(1). En las reuniones, la autoridad no procede participantes en el primer foro de enero de 2001 a 52.000 en 2cxn y alre-
de la educación o la clase social sino que implica otras formas de dedor de 100.000 en 2003. A través de miles de seminarios y reuniones
estalus social, como el respeto dentro de la comunidad, a .menudo se pla~tea~on propuestas más o menos realistas y originales para una
vinculado con la pertenencia a diversos grupos locales o el liderazgo glo~ ahzaclón desde abajo: se debatieron pollticas y una polltica alter-
ejercid o en ellos (Baiocchi 2(02). En términos de efectos concretos. ~a~lYa~, y"se testaro.n algunas de ellas (incluido el "presupuesto par-
merece la pena senalar que Porto Alegre parece haber avanzado e ./clpatJvo esponsonzado de forma activa por la Carla de las Nuevas
justicia social. Es l a sexta ciudad de las 5.507 en todo Bra sil co.n me- \!unici palidades creada en el segundo FSM). Desde 2002, la experien-
nos exclusión social y la séptima en calidad de vida (Allegrettl2003: : /a de los Foros Sociales como lugar de reunión y debate se ha ex-
74-5). Naciones Unidas ha reconocido el presupuesto part ic ipativo :endido a nivel local y macro-regional. En atona de ese mismo ano
como una de las cuarenta "mejores prácticas" del mundo (Allegret:J =Iorencia acogiÓ el primer Foro Social Europeo con tres dlas de semi-
2003: 173). ~..a rios a los que asistieron 60.000 participantes. Modelos alternativos
Varias condiciones han hecho posible el experimento de Par!" ce desarrollo -hacia "sociedades soslenibles"_ han sido di scutidos
Alegre. l a primera es la nueva const itución brasileña de 1988 que des- curante el mismo periodo en el Foro Social Africano de Bamako el
central izó la recaudación de impuestos locales y, con ello, ha aport&- ~ro Social de Oriente Medio de Beirut, la versión pan-amazónica' de
do los recursos necesarios para la financiación del presupuesto pa;. :e lem y el Foro Social Asiático de Hyderabad, en la India. Un segun.
ticipativo. l os nuevos estatutos municipales, redactados de . acuero~ -:o Foro Social Europeo tuvo lugar en Parls en noviembre de 2003 y
con la nueva constitución, abrieron una ventana de oportUnidad a -Ondres acogió el tercero en octubre de 2004.
participación a nivel local (Allegretti 2003: 110). Además, Porto Ale 'i1~
lleva tiempo gobernada por el Partido de 10sTrabajadores, un par!1:)::
En lo que sigue utilizaremos los experimentos democroiticos de Pono Alegre rec ursos materiales que aseguran la supe rvivencia organizativa conduce inexo-
para ilustrar d potencial y las limitaciones de la investigación sobre los resuhados ra blemente hacia las elites, que se mue:stran felices de ofrecerlos precisamente
de los movim ientos sociale:!; un an;ilisis que es parte: inle:gral dd e:studio de: los porque saben que servir;in para reducird potencial de la amenaza al orden social
movimie:ntos sociales como age:nlu de: cambio social. Movimientos diferentes han que representan sus miemb ros, entonces más dt biles. Si n embargo, se ha subra-
triunfado de manera diferente, y la discusión sobre qut de termina los resultados yado que ningún demen to estrattgico puede evaluarse por sepa rado y sin tener
obtenidos ha ocupado un luga r cenlral en el debate acerca de los movimientos en cuenta las condiciones en las que o¡xran 10$ movimientos sociales (Burstein tI
sociale:!. Algunas de sus características se han citado a menudo como e:s¡xcial- al. (995) y la presencia de al iados u oponentes en el poder (Cres! y Snow 2000).
mente influyentes en este sentido. En general, la investigación se ha centrado en De hecho,la identificaciÓn de una "estrategia hacia d éxito" representa una
cueniones como: ~son los movimientos que abogan por un cambio radical m;is ardua tarea tanto para los activistas como pa ra los investigadores. El Foro Social
exitosos que los que proponen un cambio moderado, o viceversa?; ¿funciona la Mundial de Porto Alegre es un ejemplo de: debate sobre la articulación de deman-
violencia ?; la organización centralizada y burocratizada, ¿ayuda o limita a los das generales por ~Otro mundo posible" e:n propuestas de reformas específicas,
movimie:ntos sociales? y sobre el grado de compromiso aceptable. La gama de modelos organizativos
En primer lugar consideraremos las dificultades que afrontan los movimien- adoptados (y defendidos) aba rca desde asociaciones fuertemente estructuradas
tos (y los analistas) en la identifIcación de estrategias exitosas (9.1 ). De:sputs tra ta- (como ATTAC) a grupos de afinidad informa les, pasando por diversos casos de
remos los cambios en las políticas (9.2) y en la política (9.3). La sección 9.4 tendr.:i alianzas transnacionales (como Via Campesina, una red de grupos de protesta de
en cuenta los intentos espedficos de (algunos) movimientos sociales por cambiar ca mpesinos procedentes de ci ncue nta países). El movim iento se caracteriza por
el concepto de democracia y discutirá las interacciones entre la teoda normati\'. el uso de estrategias no-violentas, pero el recurso a ro rmas especificas de protesta
de: democracia y la protesta. Finalmente, las interacciones reale:s entre los mon- como desmantelar resta urantes de McDonald's, la gestiÓn de las tie rras ocupa-
mientos sociales y los grandes procesos de democratización se d iscutid n en b das por Sem Terra y la democracia local practicada por los Zapatistas en Sierra
sección 9.5. Lacandona son cuestiones muy discutidas. Los mismos procedimientos de toma
de decisiones del FSM han sido criticados, ac usados de prima r la efectividad
9.1. LAS ESTRATEGIAS DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES sobre la igualdad y la transparencia.
Y SUS EFECTOS La atribución del mtrito de un bito importante se topa igualmente con una
serie deobstáculos(Ta rro w 1994; Rucht 1992;Giugni 1997; Diani 1997; McVeigh,
En uno de los primeros y m;is influyentes trabajos sobre los efectos de [as estutt- \Velc h y Bjarnason 2003). Uno de los problemas principales es bien conocido por
gias adoptadas por los movimientos sociales, William Gamson (1990) vio en uru los científicos sociales: el hecho de que un conjunto de variables se relacionen
estra tegia minimalista (~pensar ¡xqueño"),la acción di re:cta y una organizaCló;: unas con ouas de manera tan esu e:cha que haga imposible discernir la causa
centralizada y burocrática los factores que wntribuían al txito. No obstante. al- del efecto. Por ejemplo, la urbanización y la industrializaciÓn han faci litado la
gunos investigadores de la acción colectiva han mostrado discrepancias. Como yl organización al intensificar los contactos fis ieos. H an debilitado determi nadas
se ha señalado resl>ccto a las formas de: acción, la violencia parece ser una el eec l(.~ fuentes de socialización y solidaridad y ravorecido otras (para una visión general,
estrattgica prometedora e:n de terminados momentos históricos. Por Otro lado. c-: \'éase Sztom pka 1993; tambit n el capitulo 2). El acceso a una mejor educación
propio Gamson (1990) admiti6 que unos objetivos amplios refu erzan la solid;,- ~ume nta la conciencia sobre los m otivos de las reivindicaciones y hace que la
ridad interna y ravorecen la creación de alianzas. Por últi mo, se ha señalado qu: defensa que uno hace de sus intereses parezca legítima. U n sistema de comuni-
cuando las organizaciones se burocratizan - tambitn las de los movimient,;¡s caciones cada vez más efectivo difunde la información sobre movilizaciones de
sociales- el deseo de supervivencia organizativa tiende a prevalecer por encirr.l masas a todo el mundo. Los movimientos nace n en el curso de estas transforma-
de las metas colectivas. Según Francis Fox Piven y Richard Cloward (1 977: X~­ ciones y contribuyen a su desarrollo. Ejemplos de globali zación socioc:conómica,
xxii), el esruerzo invertido en la construcción de organizaciones no es sólo fú:- cultu ral y política son al mismo tiempo el producto de reacciones a movimiemos
sino tambit n dañino: "procu rando hacer lo que no pueden, los organizadoTe"'I anteriores y la adaptación a la presión ejercida por otros contem por;ineos, que
fraca san en hacer lo que pueden. D urante los breves periodos en los que la in- aportan recursos y restricciones a la protesta.
dig naciÓn prende en la gente, preparados para desafiar a las autoridades a Lu En tercer lugar, la presencia de: múltiples actores dificulta todavia más el he·
que normalmente se someten [... J por lo general, los que se autop roclaman lide- cho de atribuir el bito o el fracaso a una estrategia en particular (Diani 19071
res desaprovechan el mQmtntum de la protesta del pueblo." La búsqueda de 1", Los movimientos sociales son actores comple jos compuestos de muchas o r gani ~

288 lOS MOVI MIENTOS SOCiAlES m OONATEl LA DflLA PORTA y MARIO DIANI
J menudo el hito en la primera fase de la movilización, lo que por otra parte
zaciones siguiendo estrategias profu ndamente diferentes. Por ejcmpl~. algunm
JeJencadena intereses contrapuestos y, con frecuencia, una reacción en la opinión
movimientos reciemes se conducen mediante campañas en \as que d l Ycrsa ~ or-
~bI¡ca. Asl, aunque muchas de las cuestiones planteadas por los movimiemos
ganizaciones aportan el repertorio en el ~uc.son más hábiles: ONG ecologL5w
llXiales (la paz. la defensa de la naturaleza, las mejoras en el sistema educativo,
presionando mediante lobbying a OC I, sln.dlcatas ll.a~ando a la huelga conln
!:..¡ igualdad) cuenten con un amplio consenso, la movilización puede de ri var en
los acuerdos de libre comercio, los campesinos brasllenos $cm T~rra ocupando
;.¡ polari zación de la opinión pública. N ormalmente se produce un aumento de!
tierras sin usar y los hackus satu rando páginas wcb de corporaciones. En este
JFOYO al movim iento, pero muy a menudo tambi t n de la oposición al mismo.
sentido resulla difícil discernir la contribución específica de cada grupo al resul-
_\ demás. como se señaló en el capitulo anterior. e! h ito de un mov imiento en
tado final. .
~te rmina das reivindicaciones conlleva con frecuencia la creación de contra-
Más importante aún: los movimientos nunca so~ los úni~os aclores que I~tc r­
=:ol·imientos. Por ejemplo. el desa rrollo del neoliberalismo se ha expliudo, en
vienen en una cuestión determinada. Lo hacen más bll~:n en alianza con los pa r~~(ft
.:-..unto ideología de la clase ca pitalista, como n:acciÓn a las victorias alcanzadas
políticos y, a menudo, tambitn con las agencias pú~licas. Por cjcmplo, las pohU,:
ro r el movimiento obrero en términos de derechos sociales (Sk lair 1995).
adoptadas por otros actores políticos y sociales son unportantes a la hora de exp
Los problemas arriba perfilados dific ultan la eval uaciÓn de la efectividad de
car el desarrollo de la nperiencia participativa en Porto Alegre, donde el .parudo
socialista en el gobicrno invirtió una serie de recursos simbólicos y ma lcnale~ o
:u estrategias de los movimientos sociales. especialmente si comparamos mo-
ll!I1ientos y países diferentes. Como es natural, tambit n se da el problema de
eI proyecto. Por Io .. .... n'o, "01 .o,ul·~do
... ,... ... de la negociación no es el resultado de la.
¡:nbuir resultados particulares a ac tores más institucionalizados, como los par-
caracteristicas de una de las partes sino más bien de la función de los recursos rela.tI--
edos políticos o los grupos de presión,l A ello se suman fa ctores especlficos de
vos de cada uno, sus relaciones con terce ros y otros factores del entorno" (Burnelll..
I'rA movimientos sociales. como su distancia respecto a las palancas de poder, la
Einwohner y H ollander 1995: 280). Como se di jo en el capitulo 8, los resultade.
definición heterogtnea de sus objetivos y su inestabilidad orga nizari va. Por todo
obtenidos por 105 movimientos sociales (o su falta de resultados) s~elen expllcarx
&o cual, en lo que sigue, trataremos no tamo de identificar estra tegias exitosas
a partir de las condiciones ambientales, en e~pecialla ape~tura ~el ~I~tem~ de opor-
.;omo de cons i ~e rar algunas de las consecuencias de la interacción entre los mo--
tu nidades políticas y la d isponibilidad de ahados. Aun aSI, es dlficllldenuficar qu::
T'_"'nie ntos sociales y su entorno.
actores de los muchos involucrados en un 2rea política son responsables de una tl
otra reacción. Si, como se ha sugerido más arriba,los ciclos de protesta se caraClen-
,..2. CAM BIOS EN LAS POLlTICAS PÚBLICAS
zan por un gran número de interacciones. los resultados serán el efecto de. ese v;u:¡¡
n. _ ......... modo , siempre resul ta difícil
cong Iomera do . .l.JC6"6
• • saber
• si una determmada po..---
t ·na primera área en la que medir los efectos producidos por los movimientos
Htica hubie ra salido adelante con otros actores UlsutUClOnales.
_.:-iales es la de las políticas rcales, como bien ilustra e! ejemplo que abre este
En cuarto lugar, las dificultades planteadas por una pluralidad de .actores jO;
cpítulo. Los movimientos sociales se fo rm an normalmente para expresa r la ill-
suman a las de reconstruir las dinámicas causales que subyacen a dete rmmadas ck-
~Hisfacción con una política en una determinada áreil. Los grupos ecologistas
cisiones públicas. Por un lado. los acontecimientos se entrelazan de tal m~.e r il ~~
.:;u¡ ped ido la intervención para proteger el medioambiente.los pacifi stas se han
es d ificil decir qut vino primero, sobre todo en momentos de mucha movlhzaCl.CL"l-
. \lesto a la cultura de la guerra, los estudianlCS han criticado el auto rita rismo y
Por el otro, los movimientos sociales dema ndan cambios a largo plazo pero ~I ~dg
.;¡ JClectividad del sistema educativo, el movimiento feminista ha combatido la
de protesta ani ma reCormas "incrementales" inmediatas. Cua~dO' los mov1ffil:=r
..::Kriminación de las mujeres y los foros sociales mundiales han criticado la g[o-
tos sociales colocan de terminadas cuestiones en la agenda poHuu es a.lgo que ,
~lz¡¡ción neoliberal. Aunque se suele diferencia r entre movimientos pollticos y
ocurre directamente. ni siquiera de forma lineal. De hecho, como sus Ideu ~ \~'­
.;dturales - los primeros tienen una lógica más instrumental; los segundos, m 4s
garizan y domestican, los Ique fueron movimientos] madrugadores. en el cle.loo:
Jll:'lbóliea_ todos tienden a cotocar reivindicaciones en el sistema político.
protesta desaparecen a menu d o d c Ia eseen... • Un~.. r-
rut ne de su .mensaJe
" .se desúl ..C1~
a;¡
Una demanda particular se transforma frecuentemente en no-negociable,
marcos eomuncs de cultura pública O privada, y el resto se plcrde .(larrow L -
x..-::t.ando con ello las bases para la identidad del movimiento. Por ejemplo, en
185). Dar pasos hacia adela nte y hacia atr~s es propio.d~ es.ta e:oluclón: momen:-
;r..:!cnos países, el movimiento fem inista se ha construido alrededo r del derecho
en los que las politicas públicas se aproximan a las r.elVl ndlcacl ~n es planteadas r--.r
los movimientos sociales y otros en los que la situaCIón se ~eteno ~a. _
U n problema adicional es el derivado de la disyuntIva de Ju~gar los re~"':lt­ "- . 05 mismos problemas observados IIql.ll en el caso de los movimientos sociales S~
tados de la protesta a corto o largo plazo. Los movimientos SOCiales aleanz= T ....,19I1n al f¡lIblar del "éKito" IIlcanllldo por un sindicato o un partido socialista . " , 1
;o: ,(no.

_ - ''' 6T~'' ~ n~" • ""0"-0 " • • • ~.~ ~, ... .


no-negociable de las mujeres a "elegi r" en lo referente al parto. La paraliz¡;¡cii.::..3:;
. 'eSOde toma de decisiones: el su rgimiento de nuevas cueSliones, la red~cción
::;licaci6n de nuevas leyes, y el análisis de los efeclos de l~s políticas p.úbllcas en
la instalación de misiles nucleares de la OTAN desempeñó un papel simibr e:._
movimiento pacifista. En el primer caso la movilización fue proactiva, persigui=;-
• JI ' \'io de las condiciones de los movilizados. Dentro del sistema políuco ~ pue-
do algo nuevo: el derecho al aborto libre; en el segundo (ue reactiva, buscando -=.<
~:'Ildistingui r cinco niveles de receptividad de las reivind icaciones cole.ctll'as:
bloqueo de una decisión (la instalación de misiles Cru!se) que ya habla sido [Q~
da, ATTAC, una de las organizaciones (undacionales del FSM de POrto AJe~
surgió alrededor de reivindicaciones por un impuesto a las transacciones tranl~ L a nocl·ó n de ~ r ece ptividad de acceso" indica hasta qué punto l
las autorida,
i S' 1 .
des están dispuestas a escucha r las preocupaciones del grupo... I a rei-
cionales. Presente tambi ~ n en Porto Alegre, la campaña para la condonación de.;¡
vindicación [... ] se convierte en un tema a tratar y se incluye en la agpode
nda del
deuda pedía la an ulación total de la deuda externa de los países pobres. En toJ:5
sistema político, asisrimos a un segundo tipo de receptividad que e,mos
los casos se pidieron cambios considerables en políticas públicas, Lo caraeterim.:-:.
denominar "receptividad de agenda" [ ... 1Si la propu~sta I.. ,J se co~v~erte
de estos objetivos no-negociables es su papel en la definición que los movimie-......
en ley se alcanza un terce r tipo de receptividad; la nocl6n de "recepuvldad
tos sociales dan de sí mismos y del mundo exterior (Pizzorno 1978). DemanlÚ!;
política" indica el grado en que los que están en ~ l s i~te~a político .adoptan
con un valor simbólico mu y alto, como la Enmienda de Igualdad de Derec h~
una legislación o política congruente con las rci vI.ndlcaclones mamfestadas
en el caso del movimiento feminista norteamericano, mamienen su eentralid...:
por los grupos de protesta (... ] Si se toman medidas para asegura r qu~ la
incluso cuando su efectividad potencial es cuestionable (Mansbridge 1986). i....;.
legislación se aplique adecuadamente, entonces se alcanza un cuar to tipo:
importancia de estos objetivos no-negociable se confirma por el hecho de qu!..
la "receptividad de rendimiento" ¡... ) Únicamente en los casos e~ ~os que
aunque los activ istas se ab ran a la negociación de otras demandas, las victoril:! se mitiga la queja subyacente se alcanza un quinto lipo de receptiVidad: la
parciales en este tipo cuestiones, como el derecho de una mujer a interrum p::
"receptividad de impacto" (Schumaker 1975: '19'1-5).
voluntariamente el embarazo, se consideren derrotas. La campaña Jubilee 2r.'(
se ha visto como un "hilO relativo, eSlfatégicamente desafiante y políricament~
La investigación en los movimientos sociales se ha centrado en la producción
complejo" que ha Hpresionado efi cazmente a los gobiernos acreedores pa ra hace:
de leyes. Como una reciente rev isión de la lÍleratura ha señalado, la ma yorfa de
movimientos significativos hacia la cancelación de deudas impagables en el Teree:
los "eswdios se centra en la receptividad politica. algu nos menos e~ !a de acceso. y
Mundo" y "centrado el escrUlinio público sobre la política macroccon'ómiea ofiei":
muy pocos en las de agenda política, rendimiento, impacto en poh uca~ o c.ambto
en una manera sin precedentes" (Col1 ins, Gariyo y Burdon 2001: 135). Sin embu. ' 0,1 1995·.285)' Una vez identificadas
go, muchos de los activistas involucrados han mostrado su insatisfacción con 1..., estructu ra1" (B U,..ao,,·.
c"" . .
una..
serie de
h áreas
donde intervienen los movimientos, análisis cuantitativos y cuahu tl vos a~\ tra-
respuestas que las instituciones han dado a sus demandas.
tado de medir la respuesta dada por los parlamentos y los gobiernos. VolViendo
Las de mandas no-negociables son muy importantes en la construcción de
II ejemplo del movimiento por los derechos humanos, se han redactado normas
las identidades colectivas, pero los movim ientos sociales raramente se limitan
trans nacionales para la protección de los pueblos indígenas, contra I,a to nu~a y
a ellas. En el caso del movimiento por una justicia global, la meta general de
la libertad democ rática (Risse y Si kkink 1999). Dichas no rmaS emp~ la n hacI~ la
"construi r otro mundo posible" se ha articulado en peticiones específi cas que . ·ó,.. , d,ndo
van desde la oposición a la privatización de servicios y bienes públicos (i.t., b democrauzaCI " a 105 movimientos nacionales.dentro. de paises amonta-
'os resonancia en los (oros supra nacionales (Keck y Slkkmk 1998).
ti Por lo tanto, parece acertado empeza r el análisis de los e~ect~ concretos dt
campaña para un acceso gratuito al agua) hasta los derechos de los gobiernos na.
cionales para organizar la producción a ba jo coste de los medicamentos en caso>
los movimientos sociales ate ndiendo a la producción de legislaCIón, I~ qu.e, el?-
de emergencia; de la oposición a proyectos específicos de cOnstrucción de prtsas
cualquier caso, no es sufic iente. Como se ha señalado a I~. hora de dlsc~tl r los
a una reforma democrática de las Naciones Unidas. Mediante la cooperación en
mov imientos sociales y la estructura de oportunidades poh~lcas~ estados dlfer.en-
campañas globales de protesta, las asociaciones ecologistas recalcan la falta de
les tienen capacidades diferentes para implementar ~a legislaCIón" y es preClsa-
sostenibilidad medioambiental del capitalismo neoli beral, los sindicatos lo hacer. · d·ICh·
mente me d 13nte a Imp l, menuci6n
, como se obtienen ganancias concretaS.
.
con las consecuencias negativas dcllibre comercio sobre los derechos laborales
Incluso las normas transnacionales más rdevantes reco~idas e~ acue rdos mterna-
y los niveles de empleo, y los grupos femin istas insisten en el sufrimiento de la~
cionales necesitan leyes nacionales para p romulga r~ .a I1lvel nac,lona!. Como apun~
mujeres deri vado de los recortes del estado de bientstar.
ta n los ac uerdos sobre la proliferación armamenllstlCa y las mmas tc rre~tr es, o e
Desde el punto de vista de las políticas públicas, los cambios impulsados por
A.cuerdo de Kyoto para el conuol del cambio climático, las superpotencIas (y ~n­
los movi mientos sociales pueden evaluarse ate ndiendo a las distintas (ases del
.tes que na d'le, Estados Unidos) rehúsan a menudo la firma o la implementaCión

202 LOS MOVIMIEN TOS SOCIALES


m DONATELLA DELLA PORTA y MARIO OIANI
b;.¡dores a nivel mundial" (80%) se mostra ' ..
de los acuerdos internacionales. As!, para evaluar los resultados producidos pcc- .&: 1.. guerra (74%) y a favor de int~oducir la ;:s~n~o~~lclonalmeme en contra
los movimientos sociales resulta igualmente necesario analizar cómo las 'leytl (O f.: movimientos de los emig rantes (55%). En conjunt: ~:Il~~~) ~ de la libe].rtad
los acuerdos que ~s tos contribuyen a promulgar se aplican realmente. an que el movimiento "no-global" era" muy poSitiVO
.. '" e os consu tados
,el 50 9% "b
El cambio real,es decir, los efectos producidos por la legislación, resulta l~ :l::te positivo" . Sólo el 16,ovea
]% ] 'bastanteomuy . (' que era as-
v!a más difícil de juzgar. Las leyes que buscan satisfacer algunas de las demandAs 'III:l..'C Porta, Andretta, Mosea y Reiter 2005, 7) negativo para más detalles,
de los movimientos sociales pUFden ver limitado su efecto, o incluso ~r comn- Es útil, por lanto, contemplar el i . ca:- . . .
producentes. independientemente de lo bien implementadas que estén. El expc.- ~-¡ón, i.e., la "posibil idad d mpa.ct~ eI movimiento sobre la sensibili-
• e que un mOVimiento pm,O<]] ' b '] "
rimento de Porto Alegre, que premiaba a los distritos mb participativos, corno .-a:;"..mos actores sociales d,] ] . ue a sensl I lUiCió n de
a arena po ftlca o la arena 'bl' h .
el riesgo de producir desequilibrios en cI gasto. Con cI presupuesto participati ;l1t).,imiento" (Kriesi el al. 1995' 21 1) Adem I p.u .Ica aCla las metas del
la inve rs ión inicial en la construcción de carreleras para mejorar las condiciondo O::::c.5Cientes de la necesidad de a' ' , . ás, os mOV imientos sociales son más
de las áreas más pobres y marginales lUVO efectos colaterales negativos en t~­ ..:¡~ Dado qu I poyo ~~bll c.o que otros ac tores mejor provisiona_
'] e a protesta es una movl\¡zaclón de corto recorrido los ..
minos de soslenibilidad medioanlbiental (AlIegretti 2003: 226). Sólo con el pa;t KlCla es no pueden , ' mOVlmlen_
con entarse con unas refo l ' I .
dd tiempo se desarrolló plenamente un programa de urbanización basado en ~ ¡p;edcn ser revocadas más tarde Debe rmas eg!s atlvas que siempre
i:~:!u~:r:I~:;
l
creación de espacios .abiertos que facilit.aran la sociabilidad (ibíd.: 28t). = ..lITlpl io como para desa nima; todo aet ;poyo a su c.ausa sea
H ablar de normas implica tene r en cuenta que, .además de los cambio~ o- Hay q ue añadir que los movimienl . I r .s.
tructurales en el estado de las calegorías o los grupos sociales movilizados en ~ !JCO.i6n pública T b', b

os s.ocla es no sólo mtent;;¡n cambiar la
. am I n usea n conseguir apo 1
acción colectiva. la tramformación cultural es un clemelllo adicio nal impor~ ~"'¡cmentar las políticas públicas b' d I yos en!"re os responsables de
a la hora de alcanzar y consolidar los logros. Si bien es cierto que todos los a-- "1' cid público en general A ,]cam la.n]. o ~s valores de las elites políticas
. unq ue a movl IZ-ac!ón de masas p d
vimientos tienden a rei vindicar un cambio legislativo, esto no quiere decir q-z :.c::poralmente a los partidos polft ' ue e convencer
sea su único, ni siquiera su principal objetivo. De hecho, los movimientos por..n. :c:::tinada ley, ~sta debe tambi~n ¡ ;o; para que apoye n .la aprobación de una de-
mensajes simbólicos (Gamson 2{)(}t: 247): tratan de inRuir en el público difor -=:;,ajes no cuentan siem re con lo p em~ntarsc. ,!"ambl~11 aquí los movimientos
die ndo su propia concerxión dd mundo y luchan por ver reconocidas n u~ ~ visibles de la imp~mentaci;n~:dl~,s~ficlenles para acceder a las áreas
ide ntidades. Los efectos de los movimientos sociales tambié n se conectan ca 10 de éx ito dependen de s . ~ JUcas y, por lo tanto, sus posibiJida-
cambios culturales difusos: la elaboración de "nuevos códigos" (Melucci 1 r..::... ~f1sables de imPlement~rc:~::;1:s~ de InRuelncia sobre las agencias públicas
1984a). Por regla general, las nuevas ideas surgen dentro de comunidades crio::a> ,~;,.."''' ,li,,,,o,'~ vla, brokcrs, los expertoseyes que es preocupa n. Por ejemplo vfa
l ' . '
y se difunden luego vía los movimientos sociales. Como observÓ Rochon Ht¡~ ~esde 'nfilt ] . . cercanos a os mOVimientos han sido
~ _ I rarse en a eomullldad Internacio I d
179), "la ta rea de conve rtir el problema crónico descrito por la comunidad (~ ..¡,..::ttu.sión del disenso relacio nado c . na .e apoyo, colabo rando en
en un problema grave que atraiga la atención de los medios de ,o,m,mi"" i•• •• , ¡~D"'" y no-política. A mediados de~~ ~~t;a~eg~as t;;lbcrales dentro de la elite
competencia de los movimientos sociales y pollticos." ..o::>..'cntales se apanaron del li beral" a a '] _' lfderes de m uchos paises
_ h u mo puro d e os a nos de Thatche R
La capacidad de los movimientos sociales para realiz..ar sus objetivos .::::Jl arena internacional, y a veces desd .. . r y cagan.
rales se ha considerado siempre baja. Sin emba rgo, se ha visto que son ,fi~", i '.
!==do ], . e SitiOS Inesperados se oy'" opin '
atención sobre tem as relacionados . .' . Iones
a la hora de trasladar nuevas cuestiones al deba te público, es decir, en la ~ci6n del mercado (O' 8 ' G con los serVIC IOS SOCiales y la des-
_ n an, oct2., Scholte y Williams 2000; 9).
7.aciÓn. Po r ejemplo, después de Seanle, el movimiento por una justicia f -~
parecía haber alcanzado el éxito al coloca r en la agenda pública los temu Ik .... I:l: \ fO VIMIENTOS SOCIALESY CAMBIOS PROC ESALES
desigualdades sociales y la opacidad en la toma transnacional de decisiones.. E:t
junio de 200 1, poco antes de la cumbre del G8 en G~llova, una encuesta nao :J:a., ::lO"i mientos sociales nose l"Imitan a lIltervenir
.
* =doin fl l en políticas individuales. .-\
(realizada por el CIRM) revel6 que un elevado 45% de los italianos ,i",p.o,,".
s uyen .en. a manera en la que funciona el sistcma político en su con

: ," ]
con los argumentos del movimiento, mie ntras que un 28% no lo hacía y un us procedimientos institucionales, forma le 1 ] ' -
P"',=- '
=
no tenía opinión al respecto (lA Repubblica 1710612001). Una encuesta
:=:~:~~¡::;:" ya
m orma d e ] poder (KitK helt 1986'
d ' s, e Rucht
rec 1992) , -de elites
utamlento
• . LUS mo\!-
del Simula tion Inlelligence Research mostraba cómo una gran mayoría
.d d m e ~u o consiguen, la deKentralizaeión del poder polítiCO 1
ciudadanos italianos estaba a favor de cancelar la deuda del T,,,, ·,,M,,",'o ' """ a CIU a anos Interesados en decisiones particula res, o recursos de af'C'li~
Yde establecer "la igualdad en las condiciones económicas y laborales de I

:-="" n"" " DrlCTA v .. """",....


ción Contra las decisiones de la adm inistración pública. Interactúan cada vez r..a .;.¡.ia vez m:is importante para la expresión di reCla de! ciudadano corrien te. e ~­
con la administración pública present~ndose como instituciones de "democr,¡.:u ~< ci almen te en temas no directamente relacionados con las líneas de frac tura
d.esde abajo" (Rom 1994): piden que se les permita testificar frente a las insm ..J- IDI:"ial (social ckavoges) sobre las cuales se han formado los partidos políticos. Las
clones representativas y el poder judicial, ser eScuchados en calidad de conU"¡,.. ':-Jmpañas de refert ndum brindan una oportunidad a los movimientos sociales
expertos '1 recibir reconocimiento legal e incentivos materiales. p.¡ ra publicitar las cuestiones que les preocupan yla espe ranza de se r capaces de
La prOteSta, que representa una pequena parte de la acrividad general .l::: ouentear los obst:iculos representados por gobiemos hosti les a sus demandas.
~05 movimientos sociales, tie ne sin duda un valor imporlante pero a me nu';; . Los movi mientos sociales contribuyen también a la creación de nue vas are-
Ineficaz, a no ser que se acompane de actividades de lobby ~<is trad icionaln. il-lS para el desarrollo de poBticas públicas. Estos nuevos espacios para la toma
~un~ue los contactos con minisu os y la burocracia pública puedan no verse e:. de deósiones varían en términos de ape rtura, duraci6n '1 grado de poder. Sin
SI m~ smos co~o especialmente efectivos a la hora de inAuir en las políticas. lo: embargo, tienen dos cosas en común : una legitim idad que no se fundamenta
conSideran útiles a la hora de reunir información '1 COnteStar la inAuencia J: en los principios de la democracia representativa '1 una visibilidad mayor que
los g rupos de presi~n. Por ejemplo, el movimiento ecologista ha sido capa z d! las esferas instilUcionales de toma de decisiones. Podemos identificar algunas de
responder a los anu-ecologistas mediante alianzas dentro de la buroc racia de h- NtaS nuevas arenas.
Co~nisi6n Eu ropea (Ruz za 2004). COmo veremos m<is adela nte, los movimientos Las comisiones de expertos se crean a menudo en torno a cuestiones pla n-
SOCiales aumentan las posibilidades de acceso al sistema político a través tan to d: teadas en las protestas, pudiendo los representantes de los movimientos socia les
ca nales ~d hoc c~n relaciÓn a de terminadas cuestiones como de instituciones qu: pa rtici par en aquellas en calidad de observadores. La "Comisión Presidencial
se mantienen abiertas a toda clase de actores no-institucionales. !Obre Disturbios en los Campus" dirigida por William Scranton en Estarlos
A final es del NovecientO$, 10$ movim ientos sociales fueron capaces de intr~ Unidos en 1970 es un buen ejemplo. O tros son la comisión liderada por Lord
ducir cambios en la d~rección de un mayo r control de las instituciones públic'¡l $carman sobre los diSlU rbios en Reino Unido en la década de 1980 y la comisión
por parte de la hase. En muchos paises euro~, la descentralización admin i¡- de investigación sobre "Protesta Juvenil en el Estado Democr:itico" de Alemania
!rativa ha tenido lugar a partir de la década de 1970 con la creación de nuevos CJ - ¡W il1elms et al. 1993). Después de Seattle se crearon comisiones de expertos in-
nales de acceso a quienes toman las decisiones. Diversas formas de pa nicipació:: depe ndientes para inves tigar los efectos sociales de la globalización (como la
en e! proce~o ~e toma d~ decisi.ones se han probado dentro de las organizacion" Comisión Parlamenta ria alemana) y el comfXlrtamiento de la polid a cn las pro-
de los m~vlm!ento~ SOCiales. SI los partidos pollticos de masas son un "con tape. !estas trans nacionales (véase la Comisión Municipal sobre los hec hos de Seattlc).
desde la"lzqUlCrda '1 la d.e~ocracia med i:itica de masas un "contagio desde IJ Todas ellas comparten el reconocim iento de que los problemas a tratar son de
derecha, los nuevos mOVimIentOS sociales han sido bendecidos como un "con. algu na form a problemas extraordinarios que requieren soluciones ex traordi na-
tagio desde aba jo" (Roh rschneide r 1993a). Los movimientos sociales han traído rias. Aunque dichas comisiones de expertos d isfruten, por lo general, de un man-
una p.lural izació~ de ~as fO,rma s e~ las que se adoptan las decisiones políticas. da to limitado y únicamente poder consultivo, dialogan con la opinión pública a
e.mpuJada ~r la msatlsfacct~n dchca en relación con la democ racia representl_ través del COntactO con la prensa y la publicación de sus informes.
tl va , cenrraltzada y bu rocratlzada (véase m<is abajo). En este sentido, 105 mo\.i- Se han abie rto OtrOS ca nales para la creación de instituciones consultivas en
mientos sociales han producido un cambio en la cultura pol ltica, en el conjunto cuestiones relacionadas con las reivindicaciones de los movimienlOS sociales. En
de normas y esquemas de refe rencia que definen los temas y los medios de acción muchos países existen hoy en día m inisterios del estado, agencias de gobiernos
políticame nte legítimos. Los repertorios de acción colectiva, en su día conden¡_ locales y Otros cuerpos similares dedicados a temas relacionados con la mujer o
dos con simpleza como problemas de orden público, se han ido aceptando poco el ecologismo, como tambif n sucede en las OG I. Dichas instituciones, que sue-
a poco (della Pon a 1998b).
len crearse para permanecer en el tiempo, d isponen de un presupuesto propio y
En muchos países, la democracia directa actúa como un canal de acceso su. tie nen el poder de implementa r pollticas. La presión ejercida por la movilización
plementario a los a.biert~s dentro de la democ racia representativa, Por ejemplc.. ha creado cierta burocracia regularoria que ve a los activistas como potenciales
en temas,como e! divorCIO, e! aborto o la discriminación de género, el movimie-n. aliados (Amenta 1998). Los activistas han sido cooptados dent ro de de terminados
[Q de mu,~res fue, ~n much?s c~sos,capaz de conseguir directamente el apoyo de- cuerpos públicos en calidad de miembros de su equipo (o viceversa). Se han gene-
la gen te, bien medIante legislaCión promovida a nivel popular, bien mediante rt. rado nuevas oportunidades para una "cooperaciÓn conflictiva" dentro de agencias
feréndums para la derogación de leyes existentes, bien con la impleme ntación de reguladoras que han sido creadas pa ra implementar unOS objetivos que tambif n
acuerdos transnacionales. Los referéndu ms se han convertido en un instrumento son apoyados por los a([ivistas de los movimientos (Giugni y Passy 1998: 85). El

296 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES


2!l7 OONATE1LA OEtLA PORTA y MARIO OIANI
personal de la administración pública que trabaja en estas instituCiones actúa de
mediador de las reivind icaciones de los movimientos a trav6 de canales tanto En particular, los activistas de los movimientos sociales mantienen contac-
formales como informales y, con frecuencia, se alía con los representantes de tos directos con quienes toman las decisiones al formar parte de comunidades
los movimientos para aumentar la cantidad de recursos disponibles en las :!.reóu epistémicas compuestas por representantes de gobiernos, partidos y grupos de
políticas sobre las que ejercen su autoridad. Tienden a mantener un contaCto I/lterés de diferente tipo e ideología. Las ONG criticas con la globaliución neoli-
frecuente con los representantes de los movimientos sociales involucrados en sw becal han recurrido a la presión tanto nacional como internacional, adquiriendo
:!.reas, en muchos casos con los movimientos desempeñando el papel de asesor~ y cultivando una peri"ia espedfica en la materia, Desde los grupos de derechos
y, en ocasiones, desarrollan intereses comunes. La colaboración adopta diversas ~ umanos hasta los ecologistas, ¡as redes de apoyo a una causa (adllOCacy I'U'lfWrki)
fo rmas: desde la asesorfa hasta la entrada en comités, o la delegación de poder :ormadas por activistas, burócratas de organizaciones internacionales y pollti-
(ibíd.: 86). c~s de muchos países han obtenido beneficios sustanciales en :!' reas dispares, por
Las negociaciones informales han permitido que algunas organiza eion ~ e,emplo, la prohibición de minas anti-persona, la descontaminación de desechos
gubernamentales internacionales coopten a asociaciones de los mov imientlX rAdioactivos y el estableci miento de tribunales internacionales para las violacio_
sociales, que acceden a colaborar a través de canales discretos. De este modo. ::les de los derechos humanos (Khagram, Riker y Sikkink 2002; Klotz 1995; Risse
las ONG han entrado a formar parte de la gobcrnanza mundial en calidad de ~. Sikkink 1999; Thomas 2001). Algunas ONG han destacado no sólo por crecer
actores, en ocasiones con papeles importantes. reconociéndose su participación en ta.maño sino también por consolidar su influe ncia en diversas fases del proceso
en el desarrollo e implementación de normas internacionales, como las de dere- de diseño de las políticas internacionales (Sikkink y Smith 2002; Boli 1999), Sus
chos humanos (Pagnucco 1996: 14). Como ha sido señalado recientemente, "la! lctivos incluyen una creciente credibilidad en la opinión pública, con la conse-
instituciones públicas internacionales est:!.n cambiando en respuesta a la presión cuente disponibilidad de financiac ión privada,! y su enraizamiento a ni vd loca!'
ejercida por los movimientos sociales, las ONG y los actores económicos, pero di- 5u conocimiento espedfico en la materia, combinado con contactos útiles en la
cho cambio va ría en función de la cultu ra institucional, la eStructura, el rol de b ~r ensa, hacen que muchas ONG parezcan fuentes especialmente dignas de con-
cabeza ejecutiva y la vulnerabilidad respecto a la presión de la sociedad civil" (O· nanza. Gra ci~s a que cuentan con personal profesional a su disposición, son ea-
Brien, Goctz, Scholte y Williams. 2000: 6). En fecha tan temprana como 1948 ~ Faces de mantener un nivel justo de actividad incluso en los periodos en los que
creó en el seno de Naciones Unidas la Conferencia no-gubernamental de Ol'\G el Il1vd de la movilización de protesta es relativamente bajo. Su independencia
con grado de asesores (CONGOS), que en la década de 1990 alcanzó los I.,v) ¿t los gobiernos, combinada con una reputación construida a partir de un sólido
miembros (Rucht 1996: 33). En la Unión Europea, se han mantenido intercam- .¡¡bajo a nivd I~a~, permiten que algunas ONG desempeñen un papel impor-
bios informales de información con diversos tipos de asociaciones, sobre todo por ~te en la med iaCión de conAictos inter-étnicos (Friberg y Hetlne 1998). Por
parte del Parlamento, pero también de otros cuerpos (e.g., Marks y McAdam ,_¡Jumo, extienden d pluralismo dentro de las instituciones internacionales repre-
1999; Mazey y Richardson 1993; della Porta 2004b; Ruzza 2004; Lahusen 20CH I. ~ ntando a grupos que de otra forma quedadan excluidos (Riddcl-Dixon 1995)
A los movimientos sociales se les ha reconocido una contribución procesual in- y colocando el foco de .atención en los procesos transnaeionales, contribu yendo a
cluso en el seno del Banco Mundial, en el sentido de haber propiciado una m¡- c;ue el proceso de gobernanu sea m:!'s transparente (Schmidt y Takc 1997).
yor participación y el reclutamiento de cierta cantidad de personal progresistil M;is importante aun, las llamadas arenas deliberativas han alcanzado un de-
(Chiriboga 200 1: 81). Adem;is de un relativo reconocimiento institucional, 1.iJ !.l rrollado significativo en las últimas dos décadas, especialmente a nivel local.
ONG especializadas en labores de asistencia han recibido fondos para progra- Dichas arenas se basan en d principio de participación de los "ciudadanos nor-
mas de desarrollo que ellas mismas han present.ado o para unirse a proyectos prt· :=lale,s y corrie~tes" en las arenas públicas de deba te, autorizados para dio gracias
sentados por gobiernos nacionales o internacionales (O'Brien, Goctz Scholte ~ i I~ IIl f~rmaclón y las reglas de la comunicación de calidad. En Europa, hay

Williams 2000: 120). Muchas han participado en la gestión de fondos destinadO!- ' ..If LOS elem.plos: Jurados Ciudadanos en Reino Unido y España, Planllunullr

a emergencias y la ayuda humanitaria, que cOl).stituyen m.is de las mitad de kll :' A I~m anla, ConscnsUJ ConfcrCllcc en Dinamarca, Conferencias de ú toyrnJ en
proyectos dd Banco Mundial (Brecher, Costello y Smith 2000: 114). M.is impot- rrancta, además de Agenda 21 y diversos eX I>crimentos de planificación ur-
tante aún, los movimientos sociales han participado en la construcción de inuin.'- runística estratégica. Al nivel supranacional, las ONG han sido reconocidas
ciones de alcance internacional (en concreto, en derechos humanos y protecclor.:.
medioambiental), haciendo uso de un "poder suave" en forma de conocimler.::¡
.:. 5610 un ejemplo, en el ano :lOOO, Amn isllil Internacional --<¡lIe a menudo se SI/m!: !
e información (Smith 2004: 317). ~5 Plot~stas IL nt l~ 'obalilaeión- pudo contar con el apoyo, finilnciación inclL/idil. de mas
.~ un mlll~n de ml!~mbros organizados en secciones nacionales de 56 paIses {5 chn e (Í! '
:!:(O): Anheler yThemudo 2002: 193).

298 lOS MOVIMIENTOS SOCiAlES


" d~1 Norte) (Sikkink 2(02) y las asociaciones más
su sede en E' uropa y A m Tlca '- .
como socios informales en la consulta de decisiones políticas y la particip:lü:,:, 1m rtantes se organizan' jerárquicamente Y no traba jan ~e f~rma .m uy trans-
en la implementación de políticas. Entre otros casos, el Libro Blanco sobre :.,;. po (e'h
[\;Irente "d ~ k- \997·, Sikkink 2(02). Las orgamzaClones Inll': rgudbe r-
JO.. mI t y la '-
Go~ rn a n z.a Europea (200 1) reconoce el principio de participación a través c: ~amentales prefieren por lo tanto tratar con las ONG más grandes y pesa as y
la consulta abierta a los ciudadanos y sus asociaciones como uno de los pilar:i mcnos momtonza
c."
" " d" po', 1\, M (Chandhoke 2002; Guiraudon .
200 1). Aunque
.• fi
fu ndamcnlalcs de la gobcrnanza en la Unió n Europea. Actores vinculados a I~ ollgunas ONG fueron las primeras en moviliza rse co~tra las InStitUCIOnes nan-
movi mientos sociales han intervenido en el desarrollo de algunos de estos CX~­ ciuas internacionales (cn concreto el Banco Mundial, e! F.MI y la O~~), las
rimentos, a veces como c riticos, otras como OpoS ilOfCS externos. pTOtt:Stas prolife raron por el escepticismo respecto a la efi caCia de las actlvldad~s
Ade más del presu puesto pa rticipalivo, d ive rsos experimentos se han prc:scr.- de lobby y la percepción de que e! enfoquc reformista de las gra~de.s ONG habla
t:ldo como parte de un modelo de democracia deliberativa con poder de dccisió::¡ ¡aliado (Brand y Wissen 20(2). Con los recortes en e! ga~t~ pu~]¡~o, las ONG
(tmpoweud daibnaliw: Jl!mocracy) centrado e n la participación, la calidad dc:~ corren el riesgo de ser explotadas para suplantar un serVICIO pubhco cada vez
discurso y el poder de [os ciudadanos (Fung y Wright 200 1). Los ejem plos ir.- m:is ml':rmado (Chandhokc 2002: 43). Adcmás, puede suceder que expe rt~s ma-
cluyen a los consejos de gobernanza veci nal de los barrios pobres en el centro de ni ulados con habilidad lcgitimen las soluciones más fa vo rables a los g?bl.ernos
Chicago para el conu ol policial y las escuelas públicas, los esfuerzos conjum ~ co~o las "científicame nte más apropiadas". Los referéodums tratan hmlta~as
de trabajadores y di reG ores de empresas para gestionar los mercados laborab cuestiones y movili7.an a la opinión pública a muy corto plaz~. Con e!lo~ tam.blé~
industriales, el desa rrollo interesado de acuerdos de gobernanza ecosi51émic,io ~e corre el riesgo-de que las decisiones se adopten por una mayoria SIlencIOsa
bajo la Ley norteamericana de Es~cies en Pel igro, y la gobcrnanza de aldeas de desinteresada (y desinformada) rcspecto a los temas y pr~blcmas .planteados por
• Bengala Occidental en la India. El objeti vo central de estos experimentos es la " " . ,._"",," y por consiguiente, fácilmente IOfluenclable por aque-
\os mOVlm len,o ""'" , ha·
1
solución de problemas específicos a tra vés del comprom iso de la población afec- llos con mejores recursos para la manipulación de! con.senso. AIg~nos tra JOS
tada , que implica la creación de nuevas instituciones y la descentralización d ~ ondu yen que la participación ciudadana en la elabo raCIón de politlCas.aumenta
la toma de decisiones, pero también la coord inación con las instituciones repre- ~a eficiencia, mientras que olros expresan sus dudas respecto a $U ca~aclda~ .para
senta tivas. Los objetivos de las nuevas instituciones induyen soluciones efecti,-;¡< resolver el problema de los oportunistas (frte-ridtrs) y para prod UCIr declSlone~
y equitativas a los problemas, además de una participación amplia, profunda y óptimas o fa cilitar la consecución del bien común (Renn t t al. 1996; Petts 1997,
du rade ra. En concreto, se ha creído que el presupuesto pa rt icipativo contribuye l I-Iajer y Kessd ring 1999; G rant, Perl y Knoepfcl 1999). . . .
la creación de un contexto positivo para el asociaeionismo, fomenta el activismo. Los modelos participa ti vos de dcmoc racia son, además, dlfi.clles de Imple-
conecta a organi zaciones en red y trabaja cn pos de una orientación municiplI mentar. Los niveles de participación efu tiva, pluralidad y eficaCia de las n.uevas
(Baiocchi 2002). arenas creadas para la toma de decisiones varian según los casos pero no de,an de
Pero, ¿qu¿ ofrecen exactamente las nuevas arenas a los movimicntos sociales: ser insatisfactorios. Por lo que respecta a su pluralismo, y da.do que los ¡ecursos
Seg(l n algunos autores, estos canales de acceso gcneran más riesgos que ventajas. pa ra la moviliz.ación colectiva se dist ribuyen de (orma deSIgual entre 10$ ~ru­
En primer lugar, se induce a los movimientos a accptar el traslado del conflicto pos sociales, las áreas y grupOS más pobres corrcn el riesgo ~e quedar excl Uld;s
de la calle a arcnas menos afines, do nde los recursos que menos les sobran, como de las nuevas inst ituciones. A m enudo, su capacidad cfectl va para la .t~ma. e
la pericia técnica o cientifica, son es~cia l m ente impo rtantes. La organización de "" • m', o",m," po~ diversas razones, los nuevos canales de partICipaCión
d eCISlOneS e . • . ···ó
una comisión puede no se r otra cosa que un gesto si mbólico de la el ite hacia las " " po' \0 g~ neral a la consulta de los ciudadanos. SI una partIClpaCI n
se \,mltan, ' ... , . ·d d d I
bases y una forma dc retrasa r una decisión hasta q uc soplen vie ntos más favora - cada vez ma yor permite una ma yor visibilidad - y responsablIJ ~ - e proce-
bles (lipsky 1965). Dc hecho, la creación de nuevos procedimientos y arenas ins- so de elaboración de las po](ticas, el proceso paralelo (y m ás efectivo) de toma de
titucionales pucde contemplarse como un medio pa ra cooptar a las e! itcs dc l o~ decisiones parece puentear las arenas pú.bl icas. . be fi -
mov imientos y des moviliza r a sus bases (si son lo suficientemente ingenuos como Por otro lado los movimientos SOCiales ha n sacado con frecuenCIa ne
para no darse cuenta de! engaño) (Piven y Cloward 1977: 53). La desconfianza en cio (en parte gradias a las alia nzas con cxpertos y policy-makers) del traslad~ de
la independencia rcal de las ONG qUl':da reflejada cn la prolifer ación de ac róni- la toma de decisionl':s a comisiones ad hoc, sin du~a más abierta~ .al escru tlOlO
mos como CONGOS (siglas en inglés de ONG O rganizadas por e! Gobierno). úblico que las are nas normales de impl ementacIón de las polltl~as. N~evas
BONGOS (ONG O rganizadas por los Negocios) y G RI NGOS (ONG Dirigidas ~uestiones se han incorpo rado a la agenda pública gracias al traba]o de d.IChas
Iniciadas por e! Gobierno). Las ONG se implantan predominantemente en el comisiones: " las comisiones forma ron parte del procesO por el cual se definIeron
N orte del planeta (dos tercios de las registradas en la~ Naciones Unidas tienen

~1 DONAT ElLA OEL LA POR TAY MARIOD IAN I


300 LOS MOvi MIEN TOS SOCIALES
los problemas y se c~rró la agenda 1... 1Su propia creación indica que la praxil
. normal del sistema de lOma de decisiones políticas era insufici~n te y que, por tan· representantes que sólo pu~den ser comrolados e::n el m
to, se precisaban ~xpe rtos d~ las i nstit ueion~s científicas" (WilIelms f!( al. 1993). .v luego tienen plena autoridad p d "d" , . omento de las ele::cciones
. ara CCI Ir e::n e tl~mpo que m d ' h I
Aunque los movim ientos sociales no siem pre han estado en el lado ve ncedor gUIe::nte::s. Ad~m:is los movim'"-n, ", e:: la asta as si-
, .... os socIa es como pon d d
de los ref~ réndu m s, han eontri buido a colocar nuevos t~mas en la agenda pu- neo-<:omunitarista d~ democracia . . " a ores e una concepción
b ' CritICan ~ modelo democ á · " .
blica y a fome ntar la simpatía dd público hacia nuevos actores. La habilidad asado en la mediación de los partido S Ir . 1 ruco orgalllzado"
para tra nsforma r las reglas del juego polftico ~s una precondición para influir de intereses "fu~nes" B I d po tlCOS (e:: masas y en la estructuración
. Uscan tras a ar la toma d d ,. h'
en las poHticas públ icas. En otras palabras, las victorias procesales preceden (al mientos m:is transpa rentes y COntrolabl E e:: ~Isiones ana emplaza_
m enos en parte) y son indispe nsables para alcanzar el hito a un nivel m:is pro-- propia población (que se inte::resa d.. es. n su concepción de la de::mocracia, la
fund o (Rochon y Mazm anian 1993). Ampliar la partici pación d~ los ciudadanos Ia responsabilidad direc ta de la i t .. manera ·ó
natura l en la pol't· ) d ' "
I I Ica eue asumir
en el dise ño de las políticas --en forma de audito rías, jurados populares, etc. - políticas. . n erve::nCl n e::n ~ proceso de toma de decisiones
contribuye a menudo a resolve r los problemas planteados por la oposición local .Sin luga r a dudas, la idea de de::rnoc racia desa rroll d ' .
al uso no deseado de la tierra (LUL U, siglas del inglés locally unwanud tand IOit l ~Iates desde los años se5ent d i " I a a por los mOVimientos
. a e Slg o pasado bebe de fi .,
(Bobbio y Zeppetella 1999; Sintomer 2001). Como se ha mencionado más arrib.L ¡erente::s de las de la demo< . . uen t~s parela me nte di·
raCla representatI va Se ún I od 1 d
el énfas is pan icipativo en la buena gohcrnanza y la confianza en la educación po-- representativa, los ciudadanos eli en . g e m e.o e democracia
sUS
pular (Ba iocchi 200 1) pa recen haber producido resultados positivos con respec to :nedian t~ la amenaza de no se g, 'd re pres.enta mes y !::Jercen el control
r re-c egl os en los slguie t . .
al poder atribuido a los ciudadanos y la mejora de su calidad de:: vida. cu eia directa defendida po 1 . . n es com ICIOS. La demo-
k gación, un instrum~nto d; ¡><>dosmov" m,le::nl~S sociales r~chaza el principio de de-
er olg rq ulco ypropon< q I
9.4" LOS MOVIMIENTOS SOC IA LE S Y LATEORIA DEMOCRÁT ICA ?u~dan ser de::stituidos en tod ' ue os representa ntes
¿ degaci6n es adem:is g o momento. En la d~m oc . .
, racla repreSentativa, la
, , enera, con representan tes d ·d
Dejando a un lado los re::sultados oble::nidos en re::ivindicaciones particula res, de- /"'. mto de materias en nombre d! . d d . qu~ eCI en sobre un con-
e e os CiU a anos mientras q "
bería añadirse que:: la prolife::raci6n de nue::vas arenas políticas ha contribuido R ~mocracia directa la delegación <.. fi ,. ' ue en un Sistem a de
" . ...... re:: ere unlCamente a cu t' .
la realización de lo que:: se ha considerado uno de los objetivos princi pales, si rn . lenlras qu~ la prime ra p r"v~ I "6 d es Iones pa r tlc ular~s .
.. e a creaCI Il e un cuer " " d
el principal, de muchos movimientos sociales (aunque no de todos; véase ffi6 '!ICntantes, la segunda apuesta po I . po especia Iza o d e re pre-
. r a re::novacl6n continua La .
abajo): el desa rrollo de un nuevo concepto de democ racia. De:: hecho, se ha diel» Igualdad fo rmal (una ...... ~'on - I ,pnmera se basa en
r-' d, un voto)' a segund .'.
que los movimientos sociale::s no se:: limitan al desa rrollo de:: canale::s especialnde ~onoc~ el derecho a de::cid ,·. ' . ' I a es partiCIpan va y e::n ella se
• Ulllcamente a os que d
acceso para su propio disfrulC sino que, de forma más o me nos explícita, plallt= e.ausa pública. Mient ras ue la d . em ~estran su comprom iso a
una ctÍtica susta ncial a la política conv~nc i onal, trasladando con ello el foco O:- '::<1 la toma de d .. q emocracJa re presentativa sud~ ser burocrática
e::CJslones concentrada en el e I f6 '
sus esfuerzos d~ la poJ[tica a la meta- polltíca (Offe 1985). Oesd~ este punto d:- lirecta aboga por la d~seentraliz.ación sea a n m:i~ ~ho, la de::mocracia
vista, los movim ientos social ~s afi rm an la l~git imidad (au nqu~ no la primaci.;; p:--¡ible d~ la vida de la gente. y una toma de deciSiones lo m:is c~rca
de alternativas a la democ racia par l am~ntaria, criticando ta nto la democrJ= El movimie::nto .. .
liberal como la "democracia organizada" d~ los pa rtidos políticos: "Los ínter -las avanzadas :rp~:,'," <'uu',~1C12,gfloba! critic~ el fun~ionami~ntod~ las de::mo-
, dr, e unClOnamlent I á . d
y la lucha de los movimientos social~s liberta rios de i zqui~ rdas invocan así = Y c ucos, 12s impl icaciones excluyentes de la le d~o 10 19 rqUlco e los part~dos
antiguo ~lemento de la teorla de mocr:itica que clama por una organización Oe.t .o:n de las esferas públicas de ' . y a mayoría, la monopohza_
com. unICaCIón y la excl U SI'6 n d e ai " de::-
proc~so colectivo de loma de decisiones que se ha descrito de dife rentes mana1ri. l:C..:r;itica de práctICa
grupos y te::mas ma rgmados Los p d
como cHsica, populista, com unitarista, fue rte, de base o democ racia dircct.l d:. ~I(as son poco trans arent ' . ~ocesos e:: toma de de::c i s i on~s
contra de una práctica democnitica propia de la.s democracias comempori.~ .z.m mensajes po1rtico~ indu:td: apcna,srs~ pubhcnan¡ la extrema simplificación
por e IOrm ato de los med·o d ' .
~ti quel3 d a de realista, liberal, el itista, republicana o democracia representao'.: .a: ::1asas es asimismo criticad d b"d .. I S e:: comunicaCIón
a e lo a sus Imphca . l..
(K itsehcJt 1993: 15). tlca de la ciudadanfa, Sin embar o I . . clones p.ara a concl~nCJa
IX acuerdo con ~sta i nt~rpre t ación, los movimientos sociales reivindican qz iIl:L:" Jn. por logeneral ,1- ,bol" "6 gd' ,as orga~ ,zaclon~s de los movimientos no
, " ICl n e::ospand 1'· ..
un sistema de d~mocracia direeta es u n sistema más cercano a los intereses .x JI:':'! nuevos Piden la d~mo< " "6 dIOS po mco~ III perslgue::n fundar
. ranzaCJ n e la vie::,·a l' . I . . .
la población que la democracia liberal basada e::n la del~gac ión de poder 3 u..."Uí. :sr:: jos y sind icato l ' po mca, as l/lS tItUclones.lo$
s, y propone::n a constitución de fi 'br
.. ..r:I~ n~s donde poder d 11 . ~s e::ras pu lCas alrernari"as
esarro ar, anal izar y compara r posiciones dife::remes
__ 'n<: ..r'\ II" '~NTn<: <:f)(' IAI"~
r

sobre una base ~ti ca manifiC:Sla (como la justicia social, en d caso del presupu ~ ~,lnsfor mar las preferencias individuales y alcanzar decisiones oriemadas al bien
panicipativo de Porto Alegre). Un requisito m[nimo para el desarrollo de ~ público (ddla Porta 2005d). Algunas de las dime nsiones de esta definición (como
tipo de esfera pública es un sistema mcdiático que sea competitivo de un m h inclusividad,la igualdad y la visibilidad) resuenan en las incluidas en los mo-
declivo y pluralisra. En este sentido, los movi mientos sociales son rambitn = dos participativos que hemos descrito como típicos de los nuevos movimientos
respuesta a problemas emergentes del sistema de representación de intcrna. \OCialcs, mil.':ntras quc ou as (sobre todo, la atención a la calidad de la comunica-
"compensando" la tendencia de los partidos políticos a favorecer los intc:rt1d ción) han surgido como preocupaciones eme rgentes.
~ ue merecen la pena en tf rminos electorales y la inclinación de 10$ g rupos Q:: En primer lugar, y como es tradici6n en los movimientos, la democracia par-
tntc:rts a favo recer los estratos sociales mcjor dotados en tfrminos de r CCU TY.lI.. ticipativa con poder dc decisiÓn es inclusiva: requie re que todos los ciud ada nos
marginando al resto (véase cap. 8). lntl.':fesados en las decisiones que se van a adopta r se incluyan en el proceso y pue-
El principio de la democracia participativa con poder de decisión arriba m~ d.m expresar su voz. Esto significa que el proceso ddibe rativo til.':ne luga r bajo
cionada vincula la concepción tradicional de de moc racia participativa y diru -..., una pluralidad de valores con personas que mantienen perspectivas diferentes
con el interés emergente de los tl.':óricos políticos I.': n la dl.':moc racia ddiberanl ¡ ~bre problemas comunes. Tomandod presupuesto participativo como ejemplo,
y, I.': n particular, en la calidad dI.': la comunicación.' Las teorlas ddibe rativas Iu.:. LIS asam bleas SI.': celebran en todos los distritos y se ab ren a todos los ciudada nos,
surgido y se han desarrollado a pa rtir de la preocupación por el funcionam il.':n:: \" la elección de tiempo y lugar busca facilitar la participación de todos aquellos
dI.': las instituciones reprl.':sentativas. Sin em bargo, los investigadores de esta forrr..¡ interC!iados en el proceso (incluso se organizan gua rderfas para que las madres y
de democ racia no se ponen de acuNdo en el locus de la discusión delibe ra tiva: .¡J_ los padres puedan pa rticipar).
gunos se preocupan por d desa rrollo de las instituciones liberales, Otros por tI d: Además, todos los participantes son iguales: la deliberación tiene luga r entre
esferas públicas alternati vas libres de la intervención estatal (della Porta 2005 l ciudadanos librcs c iguales (en cuanto "deliberación libre cntre iguales", Cohen
El análisis de la calidad com unica tiva de la dl.':mocracia I.':S de suma importan("'~ 1989: 20). De hecho, "todos los ciudadanos deben poder desarróllar las capacida-
en d trabajo de Jürgen H aber mas (1996), quien ha postulado un doble procC" . des que les dan accl.':SO efectivo a la esfera pública" y "una vez en público, deben
con una delibe ración "informal" fuera de las instituciones que luego, en forrr... tener el suficiente respeto y rcconocimiento como para ser capaces de influi r fa-
de opinión pública, afectaría a la deliberación institucional. Según otros autort"!.. \'orablememe en las decisiones que les afecta n" (Bohman 1997: 523-4). La de-
las ddiberaciones Se sitúan sobre tooo en los grupos de volunta rios (Cohen 19.5" liberación debe excluir d poder que de ri va de la coerción pero tambi~ n d que
John Dryzek (2000), fuerte defensor de la segunda posición y experto en la poJ¡- lo hace de un ajuste desigual de los participantes en cuanto represenran tl.':s de
tica de los movimientos, ha señalado a [os movimientos sociales como los me\Co; organizaciones de diferente tamaño e inAuencia. En este sentido, la dl.': mocra-
posicionados pa ra construir espacios dd iberativos que puedan mantener un¡ .::ía deliberativa se opone a las jera rqufas y acentúa la partici pación dirl.':cta de la
mirada crítica sobre las instituciones públicas. Jane Mansbridge (1996) afirm.;. base. En el prl.':supuesto participativo, reglas como un tiempo limitado para cada
asimismo que la deliberación deberla tener lugar en d istintos enclaves al marge:. intervención o la presencia de facilitadores se diseñan para dotar a todos los ciu-
de! poder institucional, inclu Yl.':ndo d I.':jercido por los propios movimientos. ~ dadanos de las mismas oportunidades de participación.
los movimientos sociales alimentan las actitudl.':S comprometidas y crÍlicas hacu El concepto de transparencia encuentra resonancia en la democracia directa
las instituciones públ icas, la democracia participativa necl.':sita de ciudada nos "m- y participativa. En la dl.':finición de Joshua Cohen, una democracia deliberativa
sertos" en redes asociativas capaces de dotar de habilidades democráticas a SU! es "una asociación cuyos asuntos se gobiernan por la deliberación p¡íblica de sus
miembros (Ofre 1997: 102-3). Como mUl.':stra el experimento de Porto Ategre.I.o..! miembros" (1989: 17,Ia cu rsiva cs nuestra). En la tcocla de la democracia delibe-
pr:kticas delibe rativas han atrardo un intl.':rés más o menos explícito en el seno d: rativa,los debates públicos se esfucrzan en "reemplazar el lenguaje del interés por
los movimientos por una globa lización desde aba jo. el dc la razón" (ElsTcr 1998: 111): tenc r que justificar una posición ante el público
En un intento por resumir dennicionl.':s dispares y no siempre coherente!.. fuerza a buscar justificacionl.':s vinculadas con va lorcs y principios comunc:s.
sugeriremos que la democracia participativa se dota de poder dc decisiÓn cuan- Lo novedoso de la concepción de democracia delibe rati va y dI.': las prácticas
do, bajo unas condiciones de igualdad, inclusividad y transparencia, un proceso de algunos de los movimientos contemporáneos es el énfasis puesto en la (trans)
comun icativo basado en la ra zón (la fuerza de un buen argumento) es capaz de formación de prcfcrcncias orientadas a la definición del bien público. De he-
cho, ~Ia dcmocracia deliberativa requicre la transformación dc las prefercncias
3. De iguld modo, conceptos como democracia asocia tiva (Hlrst 1994) o democracia rae- en interacción" (Dryzek 2000: 79). Se LTata de "u n proceso a trav~s dd cual las
cal (Moulle 1996) subrllVlln 111 necesidad de complementar la democracia rapreSBntal ;' ! preferencias iniciales se transforman para toma r en considc:ración los pumos dc
con modelOlelternellvos de democrllelll.

3001 lOS MOVIMIENTOS SOCIALE S 305 DONATEltA OElLA PORTA y MARIO OIAN I
Como ilustran los ejemplos de los Foros Sociales Mundiales y del presupueHo
,,' . 75) En este sentido, la democracia deJilxrati-
vista de los otrOS (MIJler 1993 . . . egación de preferencias participativo de Porto Alegre, los movimientos el(perimentan con modelos pani-
. d i l O de de mocracia como agr cipativos y discursivos de democracia en el proceso interno de toma de decisiones
va se diferencia e coocep A. b " 1, democracia partici pati\"¡¡
) Al unas re eXlOnes so ro.. ~. en su interacción con las instituciones polhicas, Los movimientos sociales
(generadas externamente . g . d . 1 d-isiones deben aprobarse
b '" 1 á ueas e consenso. as ..... han intentado --con éxito dispa r- desarrollar una estructura organiz:ativa
han incluido tam 11;: 0 a as pe e . .) ,ontraste con la democraCia
. .
po r todos los parllclpantes e
(d forma un mme. en ..1 nivel interno basada en la participación (más que en la delegación), la cons-
.. "6 La delihWltión lca
. . d .. IcgllLman por votaCI n.
mayontarla donde las ~clsl~n;s sef damenta en la creencia de que, sin lene: U" ucción de consensos (más que en las mayorías) y las redes horizontales (más
un que en las jerarquías centralizadas). La búsqueda de un modelo participativo de
incluso la misma comuntcaclón se_.J d . "'oy atento a 10 quc: dicen lot
que renuncia . r a mi. ~rspecuva,
. pucuo ap ren cr Si ..... democracia interna es todavía m :is importante en d "mo vimiento globa l" que se
demás (Young 1996). "h] presencia de valores compartidos y
n,¡ movilizado de forma transnacional en torno a la gobernanza del proceso de
No obstante, el consenso sólo es POS! c: ~6n d b·<n públ ico (como el \'alor lIberalización del mercado pidiendo una "globalización desde abajo",
' , la connruccl n e un 1 La democracia interna supone asimismo un desafio para los movimientos
de un compromiso comun con '."'.pativo) En un moddo ddi-
, " ' len d presupuesto par '
común de la Justicia SOCia l' . g,n,·" ,I,ededor de concepl~ ¡ociales al plantear el siempre illlenso dilema entre: la participación y la rep resen-
, "Id ootepomcoseor ....
berativo de democraCia, ,e e b od " .", de las identidades y de l~ t.lció n, fortaleciendo el compromiso de los activislas sin abandonar a los nuevos
. d lb' 'bl o"y so rel o, seSl , ' miembros, la construcción de identidad y la eficacia. Las organ izaciones de los
alternativos e len pu le , "b a la construcción pubhcl
' d d formas que contTl uyen mov imientos sociales, tradicionalmente pobres en lo que a recursos materiales
intereses de los CIU a anos en 9) U 1 amiento ddiberativo facilita b
dd bien público" (Cohen 1989: 18- . n emp az ¡.e refiere, dependen forzosamente del trabajo voluntario de sus miembros, des-
fi bieo común (Ehtcr 1998). ;l~ga ndo con ello una Ulógica de la pertenencia". Se adopta n modelos participa-
búsqueda e un n O ~n ,
d
, cialmente la razón: la gente se con-
La democracia delibera.tlva aceoma es~ _ d I·l..- ación se basa en flujos ho- tI.\"os para mejorar la distribución de los incentivos identitarios. Por ejemplo, la
f d I r argumento,.LJd e luo;:r
vence por la uerza . e l~eJo . . I roductores de contenido, amplias opoc- .u.am blea representa la oportunidad ideal pa ra un espacio abierto y (en principio)
rizonlales de comumcaclón, mulup es p. b 1 base de la argumentación t¡ualitario mientras que los pequenos grupos "de afinidad" estimulan la solida-
. . 'd d la confrontaCión so re a
lunidades de IOleraCUV I a , (H L 1981 1996) En este ridad entre iguales. Como ocurre con OUas forma s de democracia ~aplicada", el
. . I h dproca al}l:fmas , .
racional y una actitud hacI~ a es~uc a dr~ . No obstante según Young. d funcio namiento práctico de estas estructuras organizativas dista mucho de ser
d
sentido, la emocracla e I
' d I beratlva es IscurSlva,
"1
,
de participaci6n democrática r~ ~rfccto. Pequenas minorías tienden a dominar las asa mbleas desestructuradas
discurso no exduye la protesta: os proces~~ 'es callejeras y las sentadas. =tanipulando estratégicamente las debilidades de la democracia directa. Los re-
ponsable y comprometida in.du.yen las mam e51~;;:ursos parlamentarios}' I~ .:ursos "discursivos" no se distribuyen ni mucho menos equitativamente: los más
los traba jos musicales y los dibUJOS, lanto como :omprometidos --o m ejor organizadO$- controlan el escenario)' los vínculos
ca n as al director" (2003: 119). " " tOva con poder de de- ':'e solidaridad tienden a excluir a los recién llegados, Los modelos consensuales
IX hecho. se ha cont~mplad~ a la ~e~;:,~:~~: ~::~:~:~ públicas de arriba ¡ !~sa rrollados para combatir la "tiranía" de las minorías organi zadas tienen sus
cisión como una alternativa a I.a Imposlcló oceso fahode legitimidad y, ade- ;ropios problemas, principalmente vinculados a procesos decisorios extremada_
abajo, percibida de modo creciente como un pr I "idad de los problema~ ~ ::l~ nte largos (y a veces "bloqueados"),
más de difícil manejo, dada la cada vez mayor ,co~ p e.J ara hacer oír su Cuando la protesta se desinfla (y con ella la militancia), las organizaciones de
' h bTdad de los actores nO-InstitucIOnales p .. :':05 movimientos tienden a sobrevivir institucionalizando su estructura: buscan
la cada vez mayor a, 1 1 , d berlan rmitir dotarse de mejor informaclon
voz. Los procesos deliberativos e fi. '" d '. de promover una participa- :l.Oero construyendo una afiliación masiva de carnet, vendiendo productos al
d .. s más e Clentes, a emaa FÚblico simpatizante o buscando la financ iaci6n pública, sobre: todo en la econo-
y desembocar en eClSlone . . . U" lo. moddos representativos seo
. fi en las LOsUtuclones q '" • ::Jú del sector terciario. Las organizaciones --como se ha se¡ialado en investiga-
cl6n y una con :\Oza . O hecho los investigadores destaCa!!
cada día menos c~paces de p.ropo.rclon~~lic:" (Mill~r 1993: 83) que "anima a b O')nes recientes- tienden, por tanto, a convertirse cada vez más en grupos de
un "efecto mo ralista de la d l~c~slón pUl' . (través de encuestas o referoin- fresión con personal profesional remunerado, empresas comerciales centradas
61
genle no s o a expr
esar opinIOnes po Itlcas a
'br "("b'J. 89) La deliberaCIÓn.
. ~1 1 a eficacia del mercado y asociaciones voluntarias de serv icios a menudo con-
d ) . e rmarlas a través del debate pu ICO I l . . • . =..Itadas por las instituciones públicas (ddla Porta 2003b). Estos cambios han sido
uro smo a o d 16' "de comunicaCión, prom~t~
en cuanto forma "desaPdasio nad.a,;a;on;s : : la~~:tituciones políticas (Dryzd: ~uentemente interpretados eomo la institucionalización de las organizaciones
aumentar la confianza e los CIU a an :c: los movimientos, proceso que se acompana de una moderación ideológicJ.,
2000,64).

r :,)NA TElLA OHLA PORTA Y MARln I)J 4NI


una identidad especial izada y la extinción de la protesta disruptiva. Esta e\·(~ ...
'1.5. MOVIMI ENTOS SOCIALESY DEMOC RAT IZACiÓN
ción produce efectos muy serios: a pesar de que aumenta la eficacia, la buro.:-r..:.-
:taci6n desanima la participación desde abajo, y las interacciones con el esudo l
P,.,r lo tanto, ¿podemos decir que los movimientos sociales han com~ibui~o a !J
las instimciones públicas plantean dudas acerca de la "representatividad" de ¡.
nuevos lobbys. .:-.·olución de la democracia? Charles T illy (200<1a: 125) subray6la eXistenCIa de
En lo tocante a la crítica de los movimientos sociales respecto a la democu • ..,¡
una amplia correspondencia entre democratizaci6n y m ov imi e nto~ soo::ia-
existente, la búsqueda de ah ernati vas no puede darse por concluida. No todos l·
les. Los movimientos sociales nacie ron con el proceso de democrau:acl6n
estudiosos de las organizaciones de los movimienlOs están de acuerdo con q~
parcial que lIev6 a los súbditos británicos y los colonos norteamefl ca.nos
se haya superado el riesgo de producir oliga rquías y liderazgos ca ri s m áticos.l~
a plantar cara a sus soberanos duran te el siglo XVIl1 . A lo largo del SIglo
m ismos problemas que constituyen el centro de su crítica a la política trad icionL
XIX los movimientos sociales Aorecieron y prosperaron, por lo general, allá
El modelo de democracia d irecta maximiza la responsabilidad, pero es d~biJ er.
lo que respecta a la representación y [a eficien cia (Kitschelt 1993). Los proble-
do~de se estaban dando mh pasos en pos de la democratización, y reu oce-
dieron en aquellos lugares en los que los reglmenes autoritarios r~cortaban
mas de eficiencia inAuyen en el éxilO de las organizaciones; los de re prese n taci¿~
los de rechos democráticos. Este patr6n se mantuvo durante los SIglos xx y
afectan a [a legitimidad de [as nuevas formas de democracia. El rechno de los
XXI: el mapa de los movimientos sociales consolidados se solapa en muchos
movimientos sociales a aceptar los principios de la democracia representatin .
casos con el de las instituciones democráticas.
puede minar su imagen de actOres democráticos, sobre lodo cuando empiezan ~
adquirir funciones oficiales y semioficia[cs en el seno de instituciones representa-
Si el proceso de democratizaci6n promueve l ~ .dem~ra~ia medianTe la ex-
tivas, bajo la forma de partidos o de grupos de interés público. Los foros socialel.
tensión de los derechos ciudadanos y la responsabilIdad publICa de las dases do-
que aglutinan a acto res h cterog~ neos, prestan una atención especial a la calidad
minantes, la mayoría de los movimienLOs sociales (aunque no t~os) ~poyan la
de la comunicaci6n interna, aunque con resultados dispare~.
de mocracia. Los movimienLOS sociales contribuyen a la democratlzacl6n con la
A pesar de estas limitacioncs hay que reconocer que los movimientos socialc<
presión ejercida hacia la ampliaci6n del sufragio o el reconocimienw de los de-
han contribuido a la apertura de nuevos canales de acceso al sinema político, ~.
rechos asociativos: "Los ava nces en la democratizaci6n de los proc~sos estatales
con ello a la idemificaci6n, si no a la solución, de un bllen nÚmero de problema<
son <¡ uizá los ava nces más importames donde los ~ovi~ien~t.os SOCiales pueden
de la democracia re presentativa . En un plano más general, investigaciones re-
te ner inAuencia y obtener los mayo res impactos Sistém ICOS (Amenta ~ Caren
cienles han destacado el papel que los movimientos sociales pueden dese mpeñar
2004: 265). Sin embargo, no siempre es asl: algunos mov imientos -por ejemplo,
a la hora de abordar dos retos de la g~rnanza. democrática. En el lado de los
los fascistas y neo. .fasc istas-- r« haza n la democracia y OIros ~so de algunos
input!, las democracias contemporáneas se enfrentan al problema de la reducción
movimientos de la N ue va Izqu ierda en Latinoaméric3- tu vieron el,~fecto 110
de la participaci6n política, al menos en sus formas convencionales. La limitada
querido de retroceso en derechos democráticos (Tilly 2003a). La pohtlCa de la
capaeid~d de los partidos políticos para construir puentes entre la sociedad y el
identidad (idrotiry politics) ha terminado a menudo, como en el caso de los con-
estado redunda en el problema, y la mercantiliza.ción de los medios de comu ni-
Aictos étnicos, en guerras de religión y violencia racial (Eder 2003~ . . .
caci6n de masas disminuye su capacidad para funcionar como arenas para el de-
Dos concepciones diferentes del {>:lpel desempei\ado por los mOVImientos socl,a-
bate de las decisiones públ icas. Por otro lado, la eficacia de las democracias para
les en el proceso de democratizaci6n han sido subrayadas (~II.y 1 ~J3-4: 1). Scg~n
producir outputs justos y efectivos está en pel igro, en parte por los riesgos cre-
un "enfoque populista de la democracia" que ellfalÍza la part1~ lpa~ 16~ desde abajO
cientes asociados a las sociedades complejas (y globales). Los dos problemas están
"los movimientos sociales contribuyen a la creaci611 del eS{>:lclo publico --e.sce~a ­
relacionados ya que la d ~bil aptitud de los actores institucionales para intervenir
ríos sociales que, separados de las instituciones gubernativas y ¿e las ?rg~fl1~Clo­
en la formaci6n de identidades colectivas reduce su capacidad para satisfacer las
nes dedicadas a la producci6n y la reproducci611, acogen la d~hberac l6n indirecta
demandas (cada vez mh fragm entadas). Como han subrayado Fung y Wright
en torno a los asuntos públicos- y, en ocasiones, a transfereoclas de poder entre los
(200 1), se necesitan "estra tegias democráticas transformadoras" pa ra combatir la
estados. El espacio público y las transferencias de poder promueven supuestam~nt~
crecicnte incom petencia de la democracia liberal cn la consecución de sus ob jeti-
.
la democracia, al menos bajo algunas cond ·IClones. " F rente a I en 'oque "populista
. .
vos con respecto a la participación política, el consenso a través del diálogo y las
se erige uno "elitista" según el cual la democratización debe hacerse de arnba aballO
políticas públicas d irigidas a fa cilitar una sociedad donde todos los ciudadanos se " moyaque as
Y la movilización excesiva conduce a nuevas formas e auto flla~tS "d
d
beneficien de la riqueza del país.
. d .
elites tienen micdo de que los cambiOS sean emasla os, d y demaSIado rápI 0$.

308 LOS MOVIMIENTOS SOCiAlES


309 OQNATEllA DELlA PORTA y MARIO DIANi
e los movimientos oociales oont ribuy(:~ a ,la dc~ politics) están cada día más estigmatizadas como no--ávilizadas entre la opinión
Podemos estar de acuerdo en qu . . " d d sólo los mOVlmLa1t~ pública. y perseguidas por la polida,
. das condICiones. En fea la, . .
mocratizaci6n sólo en dc:tcrroma . ¡dad la protección de las mmOf1¡ll En un tono más optimista que remos subrayar el cambio sufrido por una con-
a
q uc: demandan c:xplicitamente una mayor ¡guh . y tenem os al proceso de dt-
dición considerada limitadora dc:l potencial de los movimientos sociales, al me--
Promue:vcnddcsarro 1o d ero ocrático. ,1)(: hec'" 0, $1'ón nos a
colectivahacontn Ul oeo"
'b 'd _
nos en lo tocante a la acción instrum ental: las estructuras organ iza tivas débiles,
' bs<:rvar que a movI lzaCl .
. 1 desestabilización de reghncnc5 autofl~­
pod
mocrati7..aci6n cmos o . . De hecho, la movilización parece ser un recurso que se reabastece con el uso. Los
frecuencia a crear las condI ciones pa~a a 'h '6 d<: la represión o al colapso ¡j~ análisis de la evolución de los movimientos libertarios de izquierdas han llegado
b'< ed llevar a la mtens i cael n . 1
ríos, pero tam len pu c . . , t cuando los movimientos socia cs 00 J. la conclusión de que movimientos diferentes evolucionaron en una direcc ión
;i' débiles I!speCla men e d' til l
rc:gimencs dcmoer UC05 , . E' ovimicnto obrero, d estu lan y c: sim ilar, desde la formaci ón de una identidad colectiva hasta su util izació n en el
. es democráticas. m _
comulgan con concepclo n . f qu.·••~ en los años sesenta y seu:n1..... sistema politico (v~a~ por ejemplo delJa Po rta 1996a). N uevas o rganizaciones
.. el régimen ran a ....
étnico propiciaron , una CTlSIS en , . . lO campesino y los contra-mon-- lurgieron du rante el proccso y sobrevivie ron en ocasio ncs al ded ive de la mo--
. . to obrero c movumcn . l.i.a.J
mientras que e mOVlmlcn ' d I de democratización Ita 1);> -;ilizació n. Mientras que gr upos de inte rés público explota n la OCasió n ofrecida
. fascistas contribuyeron al fracaso e proceso)
m lcntos . di ' I x (Tarrow 1995 . . por la creación de nuevos cana les de acceso, peq ueños núcleos contraculturales se
en los años veinte y, treinta e. slg o x . , den movilizarse abiertamente a !¡.- ::'Iantiencn vivos y redaooran los va loresdcl movimiento dentro dc una estructu _
ovimlentos socia es su . , ~
Sin embargo, os m
' Lo
.
ovimlentos IOrman
r alianzas transnaelOna es p.a., .
'd' ~a de redes. Este proceso tiene efectos importantes en los movimientos sociales.
vo r de la democraCIa. s m .,. Euro pa del Este pi lereo La mayoría de [os movimientos sociales sobreviven al declive de la movi-
. . En Latlnoam rica y _ __
derrocar regímenes autontanos: r d 'spares provoca ndo el colapso hru.. Iuación oscilando entre periodos de visi bilidad y latencia (Mducci 1989: 70--3)
'
la democ ratlzacl '6 n, au nque baJO ,iOrmas 1. ,. , InvestigaCiones .
en d'15 un= • ':0 el seno de una familia más amplia forma da también por las infraestructuras
. .. o--fasclstas y SOCIa Istas. . "
do gobiernos aUlonta , d ó n os ne . hacia la democra tl zaoon So::
'Xgan izativas y por el potencial de movilizació n que los propios movimie ntos
entre los pnmeros pasos
regiones han seña a o c mo . d d ' "y tras la a pertura de las oport""J- .1yuda n a incrementar. La "fu erza" d e las identidades colectivas puede va riar:
"" 'ón de la socle a CIVI , "
incluyen la desmovl IzaCI .. ,' '6n ulu:rior de los actores po lU COfo.. ¿;unas son más potemes (el movimiento de muje res) y otras más débiles (el mo-
" instltuclo na IzaCI . .
nidades inSlituClona ($, una
.
..
d e democ ratizacIón, e acee
I soa fondos públicos y pn'-.O
, '6 n d e . . ~uniento juvenil), algunas son relarivamcllle visibles (el movimiento ecologista)
En procesos recIentes h .' nstitucio na\Jzacl ! otras mcnos (el m ovim iento pacifiSla), alg unas son más políticas (movimientos
"buyó a una pron ...
e n d seno dd tcrce r sectO~ c?ntn (F' 2001) Sin embargo, éste no parece so=: ~eralistas) y otras más culturalcs (p un ks y skinhcads). Ra ra vez ocurre que un
' " d los mOVimie ntos a m . " 6 d oc.i':l:4
orgamzaClon~s e .. en las fases de consolldacl n cm r __ ~\'imiento desaparezca sin dejar traza CUltural u organizativa alguna. Los mo--
el único destino de los mOVImIentos '" '6 el hecho de contar con o ..... "-:...-nien tos tienden más bien a reproducirse en una especie de círculos virtuosos (o
d "ó de movl IzaCI n y
(I-lipsher 1998). Un~ tra lel n 'd líticos pueden fa cilita r el mam~ "-:"::10S0S). Como ya se ha dicho, durante el ciclo de protesta, los movimientos ma--
vi mientos independlentcs de los pa rU os po I casos del m ov imiento de s~ ,:"""lJgadores sirven de ejemplo para la activación de otros movimientos, ya sean
, , d do protesta como en os (5 . _,
miento de nive es e eva os '.. urbano en Brasil anuo........ :::: ¿poyo, imitación u oposición. Alg unos movimientos se sepa ran de Otr05 en la
' (H ' h 1998) el mOVimiento
chabolistas en Chile IpS er ' E d I Estc (F lam 200 1). .:esqueda de objetivos relacionados pero más espedficos en un efecto despilJolIN";
.. ologistas en uro pa e
' 998) o los mOVllmentOS cc . , d cia ha provoc¡¡do menc~ ::c-os Surgen de ruptu ras internas en calidad de spin-oJJ(Whitti er 2004: 53<1).
Aunq ue con rupturase ,lrreg ulandades . ' a emocra . , bitra riasdelpoder 1T"- ......
Los recursos de los movimielllos sociales aumelllan en el tiempo y éstos se
.d f las Illte rvenClOno r
desigualdades y protegl o .rente. a leando por la democ racia, los movim!:c~ -l'.::Jcitucio nalizan, construyen redes subculturales, c rean canales de accC$O a los
2004a: 127). ¿Pode mos deCir q ue, pe .
"d biar rad icalmente a l
, d 'stribución del poder Cl
.
=- .!';&) .mak~rs y fo rman alianzas. La COntinuidad organiz¡¡tiva supone que las ex--
socialo han consegul o cam. d optimismo que podrra re~'.:.1".:Il 2'=:1::ncias de los movimielllos "madrugadores" se convierten en recursos y coos--
sociedad i' Muchas señales nos dlsu~den ~ounanado en el eénit de la mo"ü:::t,- ~mientos para los que viene n detrás (Tarro w 1994; McAdam 1995). Procesos
excesivo. La protesta se mueve ", ,Ciclos,. y El movimiento obrero eontrib:.:,:¡-~
g
fe- un itación y diferenciación, de rcpetición forzosa y ap re nd iza je, ocurren si--
d
ción se pier e en os t" _ f
V' iodos d e a tenoa.
" .
"L _ _~
'ales .,....ro c:I gi ro neo lUCr4-.J
' d " I dereehos po lUCOS y SOCl ' b ,.. :m::r.ineamellle. Los acti vistas he redan estructuras y modelos de sus predeeeso __
la conquista e muc l OS
" h cuestionado e esta o t:
' d d bienestar, que pareCla, undo r---.
1' -
Sin em bargo, aprenden al mismo tiempo de sus crrores y buscan dar un paso
finales del Slg o xx a
'd I años setenta. L<lS eSlgu
• __ d . a!dades sociales eS( n e r::ru;
d ' _ =s .. lIá. Cuanto mayor sea el éxito alcanzado por los madrugado res y ma~'or
institucionaliza o e n os ndo cada vez más enuo "", _ -<1.: F..I.rticipació n de ex--activistas en las movilizaciones siguientes, mayor scrá la
S'
en aumento, I len se vb' e que la protesta
d 1 va e nna
lítica del enfrenta miento l' , '"m'~'~<' :a::!.lluidad con el pasado,
"política normal", algunas formas e a po
EPILOGO,
La tendencia haci~ I~ ¡nstiwcionalización de los movimientos sociales ~
difu5ión como form~ de orga nización y mediación de intereses puede expl ic.. : RETOS EMERGENTES, DEBATES
por la d ifusión, con cada ola de movili zación, de las capacidades necesarias par_
acción colecti va. De hecho, la movi lización se ve facilitada por redes de a" i\·¡ ' ·
REC IENTES y LOS MOVIMIENTOS
dispueslOs a mO\·1Iiz.1rse al rededor de nue vas cueslÍones que son, naturalme r.:
"compatibles" con sus identidades originales. Adem:ls, los logros susta nti vos.
SOCIALES EN ESPAÑA
canz.1dos por un movimIento pueden tener efectos bcneficio~s sobre las rej l I~·
dicaciones de otros mientras que su bcito puede an imar a ot ras m ov ili zaclOn ~
Por lo tanto, se puede concluir que la importancia de los movimientos social:
tiende a crecer en la medida que aumenta n los recursos (técnicos y eSl r uc lura l~·
dispon ibles para la acc ión colecti va. lo que por otra pane cont ribu ye si n dudo
la di fusión de una concepción parricipativa de la democracia.

9.6. RESU MEN

L:J !llovilización de los movimientos sociales se ha visto acompañad., de c.1mbl


en div er~as ~rea s. En lo tOC<lnte a las políticas públicas, una gran cantidad .::.
leyes se han aprobado en cuestiones suscitadas durante las campañas de prOleS!
Cua lquier evaluación de la importancia de los cambios int roducidos por e~l ~
leye5 requiere un :w:ílisis de su implementación, de la transformación en el SI"
tema de valores y de la conducta tan ro de los cimbdanos de a pie como de L
elites. Los ca mbios en '~ s políticas públicas y la opinión pública se :.comp:.ñ r
de OtrOS cambios procesales y de la creación de nuevas arenas para la roma ..:..
decisiones que ya no se legi timan por el modelo de democracia representar;'.
Com isiones ud "oc, nuevos ministerios y comités mu~ic ipal es constimyen ca n a l~·
de :lcce~ al proceso de toma de decisiones frecuentados por las organiz.1cione.
de los movimicntos sociales. El pre~ upuesfO p;¡uicipativo de Pono Alegre ahfl
la veda p.1ra OITOS experimentos particip.ni vos ca racterizados por el énfasis c·
la partic ipación. la buen~ comunicación y el poder decisorio. El énfaSIS en :.
pa m cipac ión por encun:. de la represe ntaCión enriquece el conceplo de deme·
naCla. De hec ho, últimamente, los mo vimientos sociales h:Jn prestado atenciór
con resultados dispares, a la participación lOclusi"a y equitativa. la constr u cci ó~
del consenso y una buena comunicación .
Aunque la dive rsidad de objetivos. estrategi3s )' lCtoreS lIlvolucraclos en (
proceso d ificu lte a los nuevos actores colectivos la identificación JI' estrategl.'.
exitosas pllec!t- decirse que, en las últimas décadas, en las democracias liberale'
b eS!rllctllra de poder parece haberse transformado en la direcc ión de un ma)·c·
reconocim ie nto de nuevos actores. Los mov imientos sociales ayudan a la Jeme.·
crau z:.eión de los regímenes autoritarios, pero, además. contribuyen al em ple·
de enfoques m:ís p~lT! iClpatjvos en las democra Cias representativas.

312 LOS MQV'MI( N TOS SOCIALES


Epílogo. Retos em ergentes, debates recientes y los
mov imientos sociales en E spaña
Por Eduardo Romanos

Los primeros meses de 2011 han sido convulsos y hasta cierto punto sorprenden-
tts. En d momento de escribir estas línc::as, lo qut': empezó siendo una conVocato-
ria de manifestación el 15 de mayo en dive rsas ciudades españolas ha dado forma
J. un movimiento de protesta que, tras una semana acaparando la atención de la

opinión pública nacional e imcrnacional, trata de articul:use para permanecer


en el tiempo. Cruzando el Mediterráneo, una ola de movilizaciones se despla-
za desde principios de año por el Norte de África y Oriente Medio generando
cambios cn un sentido que ha ma ravillado hasta a [os más avezados analistas.
Simultáneamente, un desastre natural como el tsunami que el 11 de ma rzo asoló
!a costa este de Japó n ha revitalizado la polémica de la energía nuclear, provo-
c.ando protestas en distintos lugares del mundo, insuflando votos a los partidos
'''crdes en algunos países y obligando a ciertos gobiernos a reconsiderar su posi-
ción respecto a un asunto que parecía más o me nos solventado. A continuación se
discuten algunos de los desafíos que estos y otros procesos relacionados en mayor
o menor medida con, la crisis económica iniciada a finales de 2008 plantean al
~tu dio de los movimientos sociales.

TIEM PO DE CR ISIS Y PROTE STAS

Las revueltas que hoy sacuden el Norte de África y Oriente Medio son un
!Jemplo paradigmático de los "torrentes de lucha política" definidos por Tilly y
Tarrow (2007: 211; véase también McAdam, Tarrow y Tilly 200 1), en el que uno
.:.~ los contrincantes es el gobierno, si bien en este caso lo son de manera simul-
:..nea los de una larga serie de regímenes. Lo que empezó siendo una protesta
..::dividual, bajo la forma de la autoinmolación el 17 de diciembre de 2010 de un
~)"; en tunecino contra la confiscación de su puesto de frutas y el mal trato por la
;"Qlicía, se ha llevado por delante en pocas semanas a dos d ictadores (Ben Ali en
:-únez y Hosni Mubarak en Egipto) además de haber producido diversos cam-
~·)S de gobierno y el anuncio e implementación de medidas populares en toda la
:T.Ina. Todo ello sin olvidar la represión de los disidentes y manifestantes, no sólo
~ 'o la fo rma de control policial sino también, como en Libia, en medio de una
:entienda armada de hoy por hoy imprevisibles consecuencias y desenlace. La<
l:; ::nensiones alcanzadas por la ola han hecho que sea comparada con otros gran-
:0::; procesos de levan tamiento popular, como la caída de los regímenes so,·i¿tico,
t:n 1989- 1991, [as revoluciones eurO","as de 1848- 1849 . , , 1i:p:Iran estos conRictos, lo que no impide poder advertir ciertas analogías. Po r
i d d . h' ,.- e me uso as guerras &: qemplo, tambi~n aquf se ha movilizado la ind ignación contra la actuación de
n ept:n enela Ispanoamc:rica nas de 1810-1825 (Oo[dstono 20 " - A d
2011) E I f: ' ' n enoCa. b gobernantes, en este caso en u n contexto polltico salpicado de escándalos de
me . ntrc: os actores que a primera hora se han ofrecido para explicard fe ni.
no se cuentan la escalada de precios los alros índices d d " corrupción y dominado por las medidas de ajuste adoptadas para atajar la crisis
ción de los ob'e ' c: esemp eo, a co r ru~ económica. Tambit':n aquí se han "tomado"las plazas, creando en ellas pequeñas
g I mos y la llegada de: una nueva y masiva generación de dcS(
temos ~on acceso a unas nuevas t(cnologfas de la información y la comunicaC: tociedades-campamento paralelas con cierta vocación de permanencia. La mo-
..iliución española, en la que también predominan los jóvenes, se conecta asi-
quc:S~ tan demostrado eficaces p3ra galvanizar y organizar las protestas.'
mis mo con otros contextos, entre ellos Islandia, pals sacudido tambi ~ n de fo rma
od In ugar a ~udas. la acrual ola de movilizaciones va a permitir ampliar b
t avía escasa literatura existente sobre los movimientos sociale, " ._ dramática por la crisis económica y desde donde se ha importado, por ejemplo, la
árabe A' l ' J" n c munuc.> idea de dejar abierto un m icrófono a d isposición de los ciudadanos para q ue e x-
]'d slrnp C VIsta, rc:su ta mevltable preguntarse entre otras cuestiones por d
presen su descontento y articulen sus quejas y demandas. En Reikiavik, lo que un
rpe . esempeñado por las redes sumergidas de opositores, la partici ción de-
as m UIeres en las protestas, la transEormación biográfica d i ' .pa 103b~do de otoño de 2008 empezó siendo una voz individual Erente al edificio del
las "sociedades ,,, . e os participantes e:; P~rtamento se t ransEormó en una serie de manifestaciones semanales que fueron
ni fes . 1 para das . constrUld:u en las plazas-sed e de ' as prmclpa - - ,es 1lUI-
congregando cada vez a mAs gente, aglutinando un movimiento que finalmente
, _ 'dac,o(nes, ~ recepción e influencia de las proteSlas en la juventud de Otru
contribuyó a la disolución de la cámara y la convocatoria de elecciones. Están
atltu es también la occ'd . I ~n t a1) y ,as consecuencias - que los acontecimientos ue-
por ve r los resultados poUticos y sociales de las protestas españolas pero podemos
den tener .. el. radicalismo islamista. Ade más " ",,-,-
. sobre I IS " raoe constituye_ p un
esc~naTlo pri Vilegiado para analiza r la difusión transnacional de la protesta decir que éstas ya han obrado un cam bio emocional al dar una salida te rapéuti-
reglmenes no-<lemocráticos el Id _ entre ca a la indignación de muchos ciudadanos, haciéndolo además' colectivamente,
I y pape csempenado por los facto res internaclo-
ofreci ~ ndol es la oportunidad de participar en acciones multitudinarias.
~a es en la configuración de las oportunidades políticas en ese lipo de COnteXtOL
La imprevisibilidad del devenir de las protestas españolas no quiere decir que
es~a!~ne~al, nos ;-a.a permiti~ revisa r las teorfas disponibles sobre la represión
fue ran espontáneas. El éxito de la convocatoria de la manifestación que inició la
, y ~ mOVimientos SOCiales, avanzando hacia una mejor comprensión d
os mecan¡smos qo, '0"-lenen e, aCllVlsmo - - cl e alto riesgo. l-ilS ' - Slml -' '
- -,-lID d es y d ue-
secuencia y que ha terminando dando nombre al movimiento no hubiera sido po-
_ _ ,
rcnclas naclona es representan un magnífico punto de p' , -d , sible sin la importante labor previa de diversos grupos y organizaciones (El País
ción e í' . ' r I a pa ra a compara_ 22105120 11). A su vez, la intensificación de las protestas no puede separarse de la
toda" mp rlca, que Sin
,. duda va a contribuir a la su ..... ración d"-'-go
,..- . . . . ........ d emocr• tleo
-
vla vigente en a literatura sobre los movimientos SOCO , , , _
campaña electoral, que actuó de caja de resonancia. y de la cobertura ofrecida por
me ro d bao d . la es, en a que e nu- los medios de comunicación nacionales e internacionales a lo que estaba ocurrien-
b e trad Jos ed!Cado a episodios de conErontación po,-mca - en d emoc raClol -
do en la Puerta del Sol y en otras plazas españolas. Que la movilización consiguie ra
e¡ a ruma o r e n comparación con los que estudian el aClivismo en conleXIOS
a ta.men~e represivos, aspecto que no deja de ser paradójico si se contraSla con sobrevivir a la jornada electoral se debe en gran medida al trabajo de activistas con
la SituaCión de I~s de rechos poHticos y las libertades civiles en el mundo donde experiencia en campañas anteriores de protesta, q ue seguramente han aparcado
una parte muy Importante de la población no [os tiene garantizados. EJ' rum bo sus lealtades específicas para sumarse a un movimiento más am plio e inclusivo q ue,
a su vez, ha sido capaz de movilizar a personas sin u na pa rticipación activa previa
~~:~~o~e~ .Ias protestas puede ~y~darnos, a su vez, a proEundizar en el conoci-
o reciente en grupos y organizaciones de la sociedad civil. En cualquier caso, estas
e I~pact~ de ~os movimientos en los procesos de democratización. En
observaciones son sólo hipótesis sugeridas en el Eragor de los acontecimientos que
re~~~en~as investigaCiones sobre la génesis, el desarrollo y los resullados de J.:.
CTlSlS ~a van a potenciar el programa de ampliación del cam hacia I deberán ser contrastadas por investigaciones Eutur:u, junto a otros muchos interro-
no-occldentales y no-democrátieos. po os casos gantes, por ejemplo, en reEerencia con la rápida adopción del ma rco estrat~gico del
asamblefsmo, la no menos vdo~ y dinámica articulación interna del movimiento,
h A- su -vez, ..nta m ientos popularesend Nortecl'. . A'Irlcay
d [os leva - O riente
- Me d 10
-
an ms plra o movdlzacionesen otros continentes
, , d '" d .
po",-,m' ,
, p o, as reCientes pm-
- el uso de las nuevas tecnologías, la huella biográfica dejada por la participación, la
difusión internacional del grito lanzado en España, y las diEerencias y similitudes
es as e ama o mOVimiento IS-M en Es,,~ - M uc h os e Importantes
,.._na. - aspeclos
con otras movilizaciones anti-auste ridad en el entorno europeo.
Dos meses antes del IS-M, y mientras una ola de movilizaciones barría el
1. Junto alas mencionados factores mil Norte de AErica y Oriente Medio, otra, en este caso provocada por fuerzas natu-
más periféricos, como le llegada de Ob $ estrlucturales, Fr l~dmen (2011) ha sellaJBdo otros
Cafro el4 de junio de"20(9) Googl E t~mla a poder {y su discurso an la Uni~ersjdad de El rales, lo hacía con la costa este de J a~n. El te rremoto de magnitud 9 registrado
el espectacular desarrollo' econó~lca: d • ~~Iescánd, alas de corrupción de la vecina Israel.
e na y e cambio de gObierno en Palestina.

316 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 311 DONATElLA DULA PORTA y MARIO DIANI
en el mediodía del ti de marzo de 2011 generó un m aremoto que se cobró miles
de vidas y cauSÓ daños en muchas infraestructuras, incluida la central nuclear de toriadores

han estudiado
'
esta
.
forma de protesta en sus tr,L,' _ '-b re e1"
u;;¡ ... ~
JU VieJo
Fukushima. El eseape radiactivo generó una crisis nuclear cuyas consecuencias re~ rtono par ~oq u ,a l y SUjeto al patrocinio. Los disturbios protagonizados por
son tambi ~n , hoy por hoy, incalculables e inabarcables. La crisis se produjo en un I~ Juventud g~lega a fi nales de 2008, y antes la francesa, han empujado a los~_
momento en el que la energía nuclear, una vez postergado al olvido el accidente clÓlog05 y polltólogos europeos, entre d ios los interesados en la acción colectiva
de Chernóbil de hace 2S años, pareela, a ojos de muchos, una alternativa limpia a abordar de n:aa.nera sistemática un fenómeno que, en su forma cOntemporoinea:
y b"a rata al petróleo y el carbón, denostados por su contribución al cambio clima-
tico. D iversos gobiernos hablan anunciado la construcciÓn de nuevas centrales.
1 ~lo ~abfa reCibido una atención esporádica, sin apenas intentos de conceptua-
lzaclón (della
. . T_"
POrta 2(09)' Juuava Ique
dan muchos Interrogantes
' por re~l -
Todo ello parece haberse venido abajo de rrumbado por el terremoto y su con- \'er, por CJemplo, los relacionados con la difusión transnacional de este tipo d
siguiente tsunami. Al mismo tiempo, el accidente de Fukushi ma ha respaldado fenó~enos, las alian~s .fragu,ad~s en su seno o el impacto (intencionado o no~
las críticas planteadas desde hace d~c.adas por el movimiento ecologista, que ha que lLenen sobre la Opinión publica nacional e internacional. En cualquier caso
ap rovechado el momento para impulsa r diversas campañas: de información so- se h.a n dado ""SOS ' . I
Im ~ rtant~ en a cntlca de un estereotipo que presenta a los
I • • '

. , ,,-
bre lo que estaba pasando en la central japonesa, de concienciación sobre los dISturbiOS c~mo expres~oncs Violentas, irracionales, espontáneas e inconexas de
riesgos y costes de la energ!a nuclear, y de movilizaciÓn transnacional en pos de com~rtam l ellto colecti vo. Investigaciones sobre episodios recientes, como los
un "futuro e n erg~ tico basado en el ahorro, la eficiencia y las energías renovables- ocurn~os e.n Argentina e~ 200~. han mostrado el uso limitado, dirigido e in-
(Greenpeace). cluso ~ltuaJ¡zado de una VIOlenCia más simbólica que frsica (véase Auyero 20(7).
En Alemania, uno de los paises donde las protestas ecologistas han sido mn Traba!os ~brecasos todavía más próximos en el tiempo abundan cn el papel des-
intensas, Los Verdes lograron una "victoria electoral histÓrica" en los comi- ~mpcnado por las estrategias policiales en la escalada de violencia (véase Kouki
ciru celebrados en algunos estados tras La crisis nuclear japonesa. Sin embargu-
el crecimiento del VOto verde no puede ac hacarse únicamente a lo ocurrido eD
_009).o: hecho, d detonante de los disturbios de Grecia y Francia fueron muer-
~s r~laclOnad.as con la actuaci6n de la polida. El desa rrollo de las protestas que
Fukushima. Según algunos observado res, la crisis econÓmica ha brindado una llgule.ron ~ esas muertes critican la supuesta falta de demandas organización y
oportunidad de oro a un modelo econÓmico "verde" basado en el potencial de las ~rdln~clón. Por último, en d caso griego, algunos inve5tigador~5 han discutido
energías renovables y d crecimiento de la competitividad a partir de la igualcbd . conexiÓn de I~ rev~d~s con episodios históricos de resistencia popular, cues-
deopo rtunidadcs para las mujeres y la apertura hacia los inmigrantes (H ockemli DOna ndo asr d d istanCiamiento explrcito que los protagonistas sostienen respecto
2011). Por otro lado, la crisis nuclear, sumada a la crisis fi nanciera, parece haber .a m s predecesores (Ka.ramichas 2009; Kornetis 2010).
colmado el vaso de la paciencia de muchos alemanes que han ~rt i ci~do en ~­ Desde 2008, los jÓvenes griegos no han dejado de manifestarse. La rabia pro-
ciones de protesta formando extensas cadenas humanas o bloqueando trenes CCID ..ocada ~r la mue rte a m anos de la poliela de un joven estudiante de quince afios
residuos tÓxicos, recorda ndo as! estampas de d ~cada s pasadas. Como muchos eX: jf: ha umdo al desen~~nto generado por toda una serie de problemas estructurales

los "indignados" españoles, los "wutbürger" ("ciudadanos enfadados") alemano lEra vados. con .Ia cnsu; económica. Según una observadora en d leHeno (Kouk i
parecen pertenecer mayo ritariamente a un estrato de población con altos ni\'eb :0 11 ), la SItuación ha desem bocado en que cada V"
'1 . ".
m' '6 '
s J venes gneg05 - y no
de educaci6n y sin una afiliaci6n ideológica exclusiva que manifiesta su oposicM5m ; : Jóvenes- . expenmentan una fa lta de significado, racionalidad justicia y
hacia una polftica institucional dominada por los partidos políticos, poco parcio- rtad en su Vida cotid"iana ~... J enfrentándose a un futuro lleno de ~roblemas
pativa y alejada de la ci.udadanra, cuando no directamente hostil (Thc NCIII l Orf e no. pue~en r.esolver. El d iag nÓStico ~rece extrapolable a la percepción que
Timu 115120 11). Todo dio recalca la necesidad de replantearnos las dinámica ~ s~ SItuaciÓn tienen los miem bros de una auto-de nominada " juventud si n fu -
activadas en las situaciones de crisis, integrando en d análisis lo que ocurre Ji .... ro en otros paf5es del continente europeo.
ni vel del contexto político y económico con las d inámicas organizativas }' (W : Las protestas de los indignados griegos, espafioles, islandeses, alemanes y
las emociones e interacciones simbólicas de los individuos para evitar caer end «ros europeos forma n parte de un mov¡mlentocontinental
. . contra la precariedad
determinis mo subyacente a las "respuestas automáticas" postuladas por tcoriB II:Dp~lsada ~r la .crisis? ¿H as ta q ué punto y en qué sentido se pueden vi ncular
ya en desuso. a:In as m OVilizaCIOnes del Norte de Africa y O rient, M-",' ol So
el . . . o;u ~ n unas y otras
El requerimiento es igualmente valido para una categorla asociada uó- preSiÓn de un renovado mOVlmlCnto transnacional por una justicia global ?
cionalmente a la crisis y que, como ella , parece haber estado apartada dura:nr
mucho tiempo del análisis de los movimientos sociales: los disturbios, Los 1m-

!ll R I M MOVIMIFNTO~ SOf":IAI F~


r

La fase 'asc~nd(:nte (1 995-2005) de este movimiento analizada por dd la p~ desarrollo, generando nue vos debates o engarzá ndose con otros ya en .curso. A
y Díani en los caprtulos de este libro parece haber dado paso a un periodo ca mntinuaciÓn se presentan algunos de los debates más relevantes s~scllados en
incierto, lo que no deja de ser paradójico dada su "victoria ideológica" duru- literatura sobre los movimientos sociales en los cinco años u .ans:curndos d~e la
te una crisis económica y financiera que ha validado muchas de sus posiciona.. ición del original de este libro. Son los centrados en las Siguientes cuestiones:
Algunos lideres poliucos que antes se mostraban muy crrticoscon el movim i~ ..lfXlr "' dl~
. esultados y la represión de los movimientos, la movlhzaclÓn e os Sin'''(.Sl~
defienden hoy en sus discursos algunas de sus propuestas, por ejemplo, una lIla- ,
papeles, sin trabajo, sin vivienda), los "in" (incÓmodos) y ~ 1gun
' "con "(.consuml-
yo r regulación d e 10$ mercados y la imposición d e una tasa para las transacciOOlS dores), la contextualización de la protesta, la r ad icaliza cl~ n .y el d e~ h ve de los
fina ncieras. Algunas de las instituciones y organizaciones cuyas políticas (fUI ~o\'i mi e ntos, la reform ulación teórica del campo y, por ul ~ lm o, el Impacto de
atacadas por los activistas han quedado deslegitimadas. Al mismo tiempo, aJ~ los nuevos medios de comunicaciÓn. Ninguna de estas cuestlo.nes e.s n~eva, pero
nas de los acomecimientos y organizaciones mois característicos del movimicn:!> creemos que han cemrado de manera importante la producclÓ~ clentlfica en el
están hoy en declive. Parece como si éste hubiera encontrado dificultades ~ álamo tiempo. En cualquier caso, convie ne señalar que la seleCCión no pretende
adaptarse al escenario dejado por la crisis. ni puede ser en modo alguno exhaustiva.
Pleyers (20 10) prefi ere hablar de una reconfigu ración del movimiento a Ul:t
niveles: 1) orientación hacia resultados más concretos; 2) sustimciÓn de las or- Resultados
ganizaciones por redes más pequeñas y compromisos individuales; y 3) exten-
siÓn geográfica fuera del bastión de Eu ropa Occidental hacia Estados Unidos. d
'1 ece la ..... na em ..... zar este recorrido por una cuestió n recogida en el capítulo
Magreb, África y su fortalecimiento en Latinoamérica. Investigaciones fu tuf2i .er ~ r- ' 1 ~ m
filia l de este libro: los "resultados" de los movimientos socIa cs. ~reguma .-
deberán analizar hasta qué punto el diagnÓStico es acertado. l.a apareme me-
bre los efectos y las consecuencias de los movimientos siempre ha Sido polémica
nor visibilidad en la que durante cierto tiempo ha estado sumido el movimienlD
debido a las dificultades que plantea la mediciÓn de valores tall maleables y sub-
por una justicia global puede esta r relacionada con la necesidad de pasar por un
jetivos como el éxito o la ca pacidad de influencia. Aunque, como s~ña lan della
proceso de repliegue organizativo en el que revisa r los códigos y marcos de re-
Porta y Diani, su investigación ha ocupado un lugar cen,tr ~1 en la_ hteratu.ra, el
fe rencia para adaptarlos al cambio de conte xto y hacerlos m ás efectivos. En este
Ilúmero de trabajo ha crecido exponencialmente en los ulu.mos anos, a bnendo
semido, las protestas de 105 ind ignados por las injusticias (locales y globales) que
caminos más contingentes y sinuosos que los circunscritos al Impacto en la elabo-
hoy recorren Europa pueden marcar el inicio de una nueva fase de movilización
raciÓn de las agendas y polfticas públicas (véase G iugni 2008; ~me nta t i Q~ •. 201.0).
en la que poner a prueba esa revisiÓn. Por otro lado, la atomización a la que hace
Dicha evolución se recoge en la introducción al número espeCial d e. Mobl ~rza/~on
referencia el segundo nivel enunciado por Pleyen es una tendencia observable
editado por Sosi y Uha (2009) sobre la cuestiÓn. El avance de la m vestlgacl? n
desde hace unos años en la descentralizaciÓn de los acontecimientos-cje del mo-
I!:mplrica se ha acompañado del desarrollo de divenos debates. e intentos. de SIS-
vim iento: el Foro Social Mundial. J Por último, la ola de m ovilizaciones en d
tematizaciÓn. Giugni y Bosi (en prensa) han orde nado los dife rentes .tlpoS de
mundo árabe ofrece una plataforma inmejorable pa ra evaluar la difusión de ene
impacto e identificado los principales obstáculos teÓricos y ~etodolÓ~lcos que
"movimiento de movimientos" a otras latitudes.
dificultan su estudio, a saber: 1) la ada ptaciÓn de metas, es decir, la reacc l~ n de los
ALGUNOS DEBATES RECIENTES movimientos a los cambios ambientales y las dinlimicas internas de los diferentes
grupos y organizaciones que operan en su seno; 2~ la refere~c ia te~poral y el
efecto de estabilidad, que describe el retraso, reversión o erosIÓn del Impacto de
Si n duda, los aCOnlecimientos y prIXesos arriba mencionados han atra[do la
los movimientos en el tiempo; 3) los efectos no intencionados o perversos que.no
atenciÓn de un gran número de investigadores en el campo de los movimiefllos
figu ran en las metas de los movimientos; 4) la inte r~elación de ~fectos, te~mmo
sociales. Es de preve r que una gran can tidad de trabajos se dediquen en el fu-
turo a d iscuti r e intentar resolver algunos de los interrogantes planteados en su quesu b ra yae 1 he, h. d-... qu, las d ive rsas consecuencias . de la acción
" colectiva
, 'bno
son indepe ndientes unas de otras sino mutuamente mflu yemes; y 5) la atn . u-

3. La edieióll de 2006 fue poUcélltriu, eOIl sedes en Caracas 'J Bamako (Mali). También CI·ó n c' u .. 1, o la d ificultad de establecer la relaciÓn causa-efecto
1 en
. ladobservaCión
estaba previsto eelebrasa an Karachi ( Paqul't~ n ), pero el terremoto que poco antes asol6 de Ull cambio determinado. Como camino a recorre r en la so uClón e estos pro-
la región de Cachemira hilO que se ret rasara alll tm pllr de mllses, hllsta finales de marlO.
l a edición de 2008 no tuvo sedes sino que se celebr6 a nivel global siguiendo une "llamada
global a la acción", en un formato reeditado en la eoovoealorla de 2010. Para un estudio de
conjunto. véase Smith, Reese, Byrd y Smythe (2011).
"''-'''''-':''-==.
4. Sobre esle aspec o, Bos I
interreleclón.
-7) ha adelantado un mapa de las posibles trayectorias de
'<-""

320 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES


321 DONATELLA OELLA PORTA y MARIO OIANI
blem.:u, Giugni y Sosi se orientan hacia la imbricación de investigaciones empí- protesta". La reorientación pretende mover el foco de t .
ricas comparadas en una perspectiva din~mica d la DOC (el programa Dynomi(j estatal a otras formas privadas y no " d a enClón desde la coerción
- VIO entas e control y profu d' d
ofConlClltion propuesto por McAclam, Tilly y Tarrow [200 1]) que atienda a los e estudio de las distintas formas' , . n Izar, a em~s, en
procesos y mecanismos subyacentes a las cadenas causales. Prueba de la proyec- ' . en as que a represión afecta I d ' , '
mOVimientos no sólo Cuando la r. a a In mICa de los
ción del enudio de los resultados de los movimientos sociales es la red interna- , conrrontaclón es más evide t .
punto de su evolución en d tiempo. n e smo en cualquier
cional MowOut, un foro creado recientemente para el debate interdisciplinar y
la organización de reuniones temáticas sobre la cuestión. Inmigrantes, parados, precarios y consumidores

Represión
Otra de las ~ reas de elCpa 'ó d 1 '¡-
ción de los "sin" entre I:Sql n d e a Iter,alu.ra e~ la rdacionada con la m oviliza_
. ' ue estacan os Inmigrantes y los d 1 d
La investigación de las consecuencias no se ha lim itado a la actuación de los mo,';'" IOJetos que, como señalan ddla Porta O' . ( é esemp ea os, dos
mientos. En los úl timos años numerosas aportaciones han explorado los efectos !k menudo importantes obst~culos y l~m v .ase el cap. 2), han encontrado a
la respuesta de las autoridades y, mu y especialmente, su versión m~s contundente: también ddla Porta y Caiani 2~;r~~artlculacl~n ~e su acción colectiva (véase
la represión _' Por hilvanar con los obst~culos y posibles soluciones observados cm Un cayendo en d COntexto de revitaiizaci~~:7ae :ndl~ar que. dichas barreras es-
el párrafo anterior, algunos trabajos han analizado las consecuencias parad6jicas. .-i\·imos La T 'ó uestlón SOCial que actualmente
. mOVllzaCI n en torno a la inmigraci6n y Id I
no intencionadas de la represión (McCarthy y McPhail 2006; Chang y Kim 200;~ pero quizá es posible advertir un ca b' . e. esemp eo no son nuevas
Chang 2008; Romanos 201l a), incluyendo la generación de reacciones opuestas -l 1u iniciati vas: si durante un 'od m lo .en la on entaclón y d protagonismo de
pen o d e tiempo han ro . d I
las inicialmente esperadas (Francisco 200s; H es! y Martin 2006). Cabe asimislDI! ¡ menudo desde el sector del volunta riado h pr omina o as de apoyo,
destaca r la aplicación que hace ' ohnston (2006) del modelo DOC en su esrudlo iun tomado las riendas de sus movilizacion~ oy por ~y son estos grupos los que
sobre el impacto del control represivo de la protesta en el surgimiento y las dctKs ~nc ra a su vez en d caso de lo" s, en muc os casos de protesta, lo que
de los desafiadores. En términos más generales, y dejando a un lado las come- :' que surgen c~nlra_movilizaciso~e7~g::~ttes, una .di~:l. mica d~ confrontación de
cuencias, el estud io de la represión se ha acelerado en el último tiempo empujá acnclo estudiada, entre otros por Ru d K ra-mOVlmlentos. Dicha dinámica está
seguramente por dos factores de alguna manera interrelacionados: la percepciot a re "'a movilización polfti ' di ' u . oo.pmans y su grupo de investigación
de una r.xtensión del fenómeno y la necesidad de clarificar la intrincada relacia1r: .:iedicados a los inm igrantesc: ~ a IOmlgrdaclón y la dive~sidad".' Otros trabajos
n... . ~ an centra o en la cuestión d I ' .
entre la represión y la movilización. Entre los cambios producidos por el 11-5 ..
otros ataques te rroristas posteriores se cuentan la expansión, muchas veces a~ - 8'
LIO(le estaperspectiva elestud 'od Kl d
b , 1
_w so re los inmigrantes turcos m '
' e a participación.
e an ermans, van de Toorn y St k 1 b
e e en urg
siva, de los poderes ejecuti vos y la aprobación de reglamentaciones y mCC1D5-- =t un amplio conjunto de va riables
Y
a~roqUlsen Hola~da y Nueva York anali_
mos estatales que limitan las precondiciones de la protesta, como la PatriO'-.:\.:: .. identidad dual (étnica y , ,¡q ue meJuy: la efi caCia de su acción colectiva,
naclona ,sus emOCIOnes y $U t" . '.
en Estados Unidos o la aplicación de modernas técnicas de vigilancia en R.ca. ~on es de la sociedad civil $ob l ' ' . par IClpaCl n en organi_
Unido (Tarrow 2011 ; véase también della Porta, Peterson y Reiter 2006). La .6ri 'd . re a Inm igración en España, Laura Morales ha
efectos de estos cambios sobre la movilización no hacen sino acentuar la 1I;unai ~ci;a~~c~:~:~:~:~~::~~: ~ei;~e~:~:~: de los i.nmig rantes e? la polltica
realizada por algunos investigadores a una profunda sistematización que or&::.e as (Morales y 10rba 2010. é b' y Madrid con otras Ciudades cu-
~eI mareante despliegue de resultados empíricos" (Earl 2006). En esta línea ~
Lo ' . ,v ase tam lén Morales y Giugni 2011) 7
destacar los trabajos - individ uales y/o conjuntos- de Christian Da"~ n::~vllmc.,ntos d~ 1,05 de5~mpleados han recibido re1ativament~ poca aten-
Opor OSsocl6ogOSslflo tam bié I h' .d
Jennifer Ea rl y Sarah A. Soule (e.g., Davenport, Johnston y Mueller 2005: bIi ) T d" I . n por os Istona ores(véase Croucher
2006; Davenport 2007a, 2007b, 2007c; Soule y Davenport 2009; Earl y Soule i~ió~a t;:;ar;~~t~~!a~lterat~radsobre movim ientos sociales ha visto en la
En la discusión teórica del propio concepto de represión, Earl (2006) abop . 1 esemp ea os y su heterogeneidad como I
Ipa es barreras para su movil ización (véase Gi ug ni 2oo8b; tambié~~ssa;
una visión mois expansiva del fenómeno proponiendo, entre otras cosas, IU
y sustimirlo por "el control social de la protesta" o simplemente ~e1 contrGl
tUs informaefón en htlp:fl www.wlbeu/enl "
_ Jmigralion-and-integration. . research /clvll-soclety-confllcls_and·demo.
=eas publiceciones y m.!is Informeclón sob I
5. Un!! muestra de la actualidad del debate. en el rnonOllr¡\flco que Inlerfilct d.""~'., trabajos recientes sobre la movililacló re e rOyeclo~ ell. htlp:/Idemocrecie.ueb.ceL
represión y los movimientos socleles en el primer m¡mero de 2011. "''''.. "n 'r",":20IO' ~ Gadee y Albert (2010~ y e esocleclonlsmo de los inmigrentas en
Perry 2011). Invesligaciones recientes han matizado estas y otras afirmaciones.; Puade, una campaña cn Internet que se cerraba cada año con una marcha festin
al mismo tiemp:> que ampliado el marco de análisis hacia los paises en desarrol. dt protest.a el I de mayo. Su intención er.a "la creaci.ó n y la difusión de un sistema
y la protesta transnacional contra las causas del desempleo (Rein, en prens::c.. .lhern.ativo de signific.ado relacionado con \:t flexibil idad !.aboral" a nivel nacional
En Europa, uno de los proyectos más imp:>rtantes ha sido UNEMPOL (1ir (~lattoni 2009). A partir de 2001, pasó a celebrarse en distintas ciudades europeas,
ContenÚous Po/i/ic;ofUnemp/oym~1 in Europe: Claim Making. Po/icy Delib~rafVlJ ronv irti~ndose en una campaña trans nacional (EuroMayDay) en la que pa rtic i ~
and ExclUJion from IJU: Labor Mark~t), realizado entre 2002 y 2005 en cinco ¡'Gi- p3n, sobre todo, jóvenes e inmigrantes, tam bién de segunda generación (v~ase
ses europeos (Suiza, F rancia, Italia, Suecia y Reino Unido) y algunos de eu. Doerr 2010). En el contexto italiano, Manon; (2008) ha destacado el papel desem~
resultados se han publicado recientemente (e.g., C habanet y Faniel20 12; Giup peñado p:>r los llamados "medios sociales de comunicación" en la elaboración de
2010). Desde un enfoque que vi ncula el análisis institucional de las p:>líticas de un imagina rio colectivo al rededor de la inseguridad laboral mediante la com bina~
empleo con el de la confrontación p:>lftica relativa al desempleo,la idea 5U~"" rión de tácticas dc guerrilla comunicativa con la construcción o el fortalecim iento
cente al proyecto es que Mla imagen predominante del estado de bienestar -y s::I de relaciones p:>líticas entre los trabajadores precarios y los .activistas. 'o Al nivel
cristalización en los enfoques institucionales acerca del desempleo--- afectan &: uansnacional, Doerr y Manoni (en prensa) h.an señalado de forma similar l.a im ~
manera significativil tanto a los debates públicos sobre el desempleo como a la portancia de las prácticas mediáticas alternativas y los espacios independientes
movil ización colectiva de los desempleados" (Giugni 2008a). El proyecto se im-- de comunicación en el surgimiento de una (todavia d~bi l ) identidad colectiva
pira asl en uno anterior denominado MERC! (Mobi/ization 01/ Erllflic R~latio"04 europea en torno al concepto polftico de la precariedad. Las recientes convocato-
Citizm;hip, and /nmigmtion) que mostraba cómo "en la confrontación política rias de protesta organizadas por jóvenes de la llamada "generación precaria" en
sobre la inmigración y las relaciones ~tnica s las variaciones entre paises podi,¡:¡ distintas ciudades europeas al margen del EuroMayDay puede ser un indicador
explicarse a partir de las op:>rtunidades institucionales y discursivas resultantes. de la consolidación de esta identidad transnacional.
de las dife rentes concepciones de ta identidad nacional y su cristalización en la En España, la movilización contra la prec.ariedad en las relaciones laborales ha
integ ración específica y las p:>Hticas ciudadanas de cada pars" (Giugni 2008a; \'d~ ido de la mano de reivindicaciones relacion.adas con el problema de la vivienda,
se tambi ~ n Giugni y Passy 2006; Koopmans, Sta tham, Giugni y PaS5y 2(05). Si.:! sobre todo a partir de l.a cre.aciÓn en 2006 de la Asamblea Contra la Precariedad y
lugar a dudas, el crecimiento del paro en algunos paises como consecuencia de la por la Vivienda Digna. Las recientes protestas de la Puerta del Sol y otras plaz.as
aClual crisis económica, y la mayor frecuencia y volumen de sus movilizaciones. españolas no hacen sino confirm.ar este maridaje. Aguilar y Fern:indez (2010)
- ind ividuales o conjun tas con otros gru p:>s de afectados- va a generar un cre~ han estudiado la evolución del movimiento por una vivienda digna, señalando
cimiento paralelo de la investigación en los próximos años. cómo su b.ase social estaba fo rmada y liderada predominantemente p:>r jóvenes
Otro sujeto colectivo emergente relacionado con el mundo laboral es el traba- si n trabajo y estudiantes con experiencia en otras campañas de protesta, como
jador "precario" o "atipico", con contratos temporales y de corta duració n y caren~ las organizadas en contra de la intervención española en la Guerra de Irak y
te de la protección social de un trabajador "típico". El problema de la precariedad_ el Plan Bolonia (v~ase tambi~n Modn 2005; Jim~nez 2006a). Entre los factores
durante mucho ticmp:> ningune.ado en Europa, tambi~n por los sindicatos, tu idenlific.ados p:>r Aguilar y Fernández (2lHO) para la f.alta de resultados p:>líticos
recibido una atención creciente p:>r parte de diversos actores p:>l!ticos y sociales ~D y sociales del movimiento en un conrexto en .principio f.avo r.able, dado el r(Cono-
la última d~cada cn paralelo al .aumento del número de tr.abajadores precarios ~' cimiento del problema social de la vivienda entre la opinión pública, destaC2 la
de su movilización p:>r l.a mejora de sus condiciones laborales y de vida.' Uno dt" construcción de un marco de movilización radical, excluyente y poco operativo
los paises más activos en l.a materia ha sido Italia. AlU nació en 2001 el Euro "'b~' que terminó alej.ando a los potenciales .al iados, en la p:>lItica institucional y los
med ios de comunic.ación, pero tambi~n en gru p:>s de inmigr.antes, trab.ajadores
8. Tras comparar los casos de Francia, Alemania e Italia, Bagllonl, Baumgtlrten, ChabMel y mujeres. Estas experiencias, y el proceso de aprendizaje deri vado de ellas, pue~
y Ltlhusen (20Q8) observaron que los desempludos se movilizan: "1) cutlndo los afecta· den haber influenciado los marcos de refe rencia y las opciones estrat~gicas del
dos por el desempleo experimentan untl pérdldll de derechos o bienes prevltlmente ga- hoy por hoy inclusivo y moderado movimiento de los indignados, al que se han
rllntizados; 2) cuando las organizaciones son capaces de establecer untl Infraestructura
latente de protesta; 3) cuando se reclutan emprendedores (enlrepreMUrJ) y aliados poli- sum.ado ciudadanos de divers.a edad, ideología y condición.
tlcos para estimular la acción: .t) cuando los medios de comunicación y la opinión pllblica
simpatiza con su lucha. y 5) eusndo 101 activistas se comprometen en la adquisición d~
poder (empowerment) y el aprendizaJe colectivo con respecto ala mejor forma de trabajar
el sistema disponible de oportunidades y eonstrenlmientos." 10. Algunos ejemplos de media saciali Italianos son el pat rón de 109 trabajadores preca-
9. Datos sobre 18 evolución del trabajo precario en llalla y en Europa, en Chal y Maltoni rlol San Precario. el falso estilista de moda anglo-japonés Serplca Naro y las figuras de
(2010). Los Imbatibles inspiradas en los dibujos animados Los Invencibles.

324 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES :m DONATELLA DELLA PORTA y MARIO OIAN!


Ademb de la movilización dc los wsin", los analistas han dedicado una aten- trav~s del 6" Programa Marco (Marie Curie Actions) S ",
ción cada vez mb sistemática a los consumidores, cuyos movimientos, sin ser .protesta es temporal. Entre 2006 2010' , . u contextuahzaClon de la
una forma novedosa de acción colectiva (su origen se remonta a finales del siglo procedentes de diversas disciplin?s ( .' I'"',estl~ado,res (en su mayoría j6\'ene~1
' .. SOCIO og a, ciencia política h' , , ,
XIX; v~ase G lickman 2009), han ido ganando visibilidad en paralelo al aumento de 1a mformación antropo'ogl ) h d - -d . ' Istona, CienCias
d ' a an !Scuo o en diversa ' 1
del número de acciones, el fortalccimiento de sus organizaciones, la expansión e surgimiento de una soc'cd d ' '1 ( s reufllones e proceso
de los temas cubiertos y la formaci6n de alianzas con otros grupos (Forno, en esfera públicil en Europa a ~r:ir ~1:119~;a;s-)nab~io~al y I~ transformaci6n de la
prensa), Actualmente, en un mundo en el que las instituciones polfticas parecen 1d l' ' us o ¡etlvos prmcipales h 'd
un a o, ana Izar las rafees hist6ricas del a ' , , i ln SI o, por
haber perdido margen de maniobra en beneficio de las organizaciones econó- neo y, por el otro, criticar y debatir lo d ' ,cuvumo t~ansnac,onal contemporá_
s l$tlntos paradigmas tcó '
micas, las acciones de protesta de los consumidores son cada vez más frecuente) c1aves con los que las diferentes d ' '1- h TlCOS y conceptos
ISClp mas se an acercad I '
y transgresoras, no sólo dentro del mov imiento transnacional contra la globali- protesta, Los contenidos de d ' h d' , o a a cuestión de la
, IC as ISCUSlones han comen d br
zaci6n neoliberal sino tambi~n a nivel nacional y local , En este sentido, Forno y reCientemente (Kouki y Romanos 201 1),11 za o a .ser pu Icados
Gunnarson (20 10; v~ase tambi~n Forno 2011) han analizado el activismo anti-
mafia de los consumidores en Palermo, mostrando cómo el buycott de produc- Movimientos incómodos
tos de em presas que se niegan a pagar el pizzo (la extorsión mafiosa) es una
forma de participación creativa (Micheletti y McFarland 2010) que supone una
..\demás de los m~vimiemos "sin" (y al ún "con" ,
protesta concreta, simple, cotidiana y sin apenas riesgos en un contexto' polftico ~ ha centrado recientemente gh ), la atención de los analistas
local significativamente cerrado a la participaci6n, en otros asta ahora ......... '
Fra nceSCil Polletta dirigió un ' d d" .-__ 0 atractiVOS, En 2006,
movimientos "incómodos" ( k ,.11
loro e IScusI6n e M b r '
n ,o Ilzallon (1 1:4) sobre los
Contedualizando la protesta , \QW wor.. " esto es movlm' t '1 1 -
o Ideológicamente alejados cuya ca "ó' len os l ega es, VIOlentos
slCi
¡Una manera su estudio En , mpod n, metas o tácticas dificultan de al-
, es e sentl o Pollena dab '
Antes de continuar con los debates suscitados en tOrno a otros movimientO! atenci6n a su propio grem 'o' "M h d a un Interesante t<Xiue de
, 1, uc os e nosotros estud ' , ,
específicos, me rece la pena detenerse en las propuestas de otros dos grandes cales progresistas po'que abra lamos mOVim ientos so-
_, zamos sus metas De he h 1
proyectos-red de investigación europeos centrados no tanto --o no sólo-- ~ llJ{ernamos el mundo de la academ ' dI ': c o, a gunO$ de nosotros
los movimientos sociales sino en la protesta, ofreciendo una amplia contex(U2- ! la energfa a gru s ue un la y ~ aCllVlSmo, Es duro dedica r el tiempo
lización de la misma, El primero lleva por tÍ[ulo Cought in th~ Act 01 Protar Entre los movimi:t: diseu~i~::uentrla :dcológ,icamente nocivos" (2006: 475),1J
, en e 1010 se melufan g - _
Cont~xtUlllizing Conustotion (www,protesUUfvey,eu)yesunproyectofinanciade OCOnaZls y racistas movimi,n'- l' rupos y mOVimientos
, "'~ evange ISlas conse d
por la European Seience Foundatiori, Su contextualización de la protesta es es- ¡TUpas armados del Tercer Mundo y r ' rva ores norteamericanos,
pacial y su intenci6n es la de comparar manifestaciones en siete paises europcot Ideológico y emocional, la incomodjd:~t:~~::~osas, Ade~ás del componente
(Bélgica, Italia, España, Suecia, Suiza, Holanda y Reino Unido) y Estados Unido. a ptualización y con la peligrosidad asociad está ~claclOnada con su con-
para analizar el impacto de I;¡,s variaciones comextuales en las manifestaciona. pbntcados desbordan la definición d ,a ~ su estu~IO, Algunos de los casos
e mOVimiento SOCial A l - -
(van StekcJenburg, Klande rmans y van Dijk 2009; Verhulst y Walgrave 2{)()'J\. p;1Jltes del foro reconocieron qu, du ' , su vez, os parucl_
rante sus IOveS!" ,
¿Qu i~ n participa en las manifestaciones?, ¿cuáles son las razones para participar:_ odos o arrestados, Que su investí ación ha ' l~aclOnes temlero,n ser ata-
¿cómo se movilizan los participantes?, y ¿de qu~ mane:ra influyen el cante uc no se haya realizado, como se d~sprende ~:I :~;r;;:l~:odd' I qUI:r~
no
e os partiCipantes
decir
nacional y el contexto de movilización en las respuestas a estas preguntasP p,¡n
ello han desar rollado un mismo cuestionario y un marco m etodológico comÚE 12. M.!slnformación sobre las publicaciones del ro '
para la investigación a realizar por un equipo individual en cada pab, que l u~ ::1. Sobre la relación entre la academia los P yec,to, en www,protesl-publications,org,
;;ente proyecto In/erfilce, una revista so~,e movimientos s~clales cabe destacar el re-
servid para compa rar los resultados (método descrito en Walgrave y Vethcls: ~n es que elastudio delos movimientos seYt~:~/J los movimientos sociales, cuya Inten-
2009),11 El segundo proyeClo-rcd es Euro~an Promt MO/lmu~nts Since thr sna a los propios movimientos, El primer n' Ulca en una forma de conocimiento que
War (www,prote st-re~earch,eu) y ha sido financiado por la Comisión Europelll ~~ta participan activistas, Investigadores ~:~ro s~lIó publicado e,n m~yo de 2009 y en la
'=5 comprometidos", De hecho e I 0$ movimientos SOCiales y otros académi_
~ r.¡ivis tll y un académico, 50br; :si:%~: ~II evaluaCiÓn de los artfculos intervienen
.-"I:.!tau, Hoynlls y Ryan (2005); lllube (2010' 'J éase ta~blén Bevlngton y O¡~on (2005):
11 , El equipo espanol est.a formado por Eva Anduiza, Camilo Cristancho yJorge Sale ~e incluye tanto a activistas como a in~~~~ e~ yVlllIng (2010), En,Espana. una inicia-
colaboración con José Manuel Ssbucedo), Más información en http://democracla.u~ ~ ~/Jnos de Movimientos Sociilfes editados ga ,',resdela academl~ es la ofrecidO!: por
por ena Grau y Pedro Ibarra,
~n sobre la legitimidad, idoneidad y significado de la violencia (véase: Steinhoff y
dd ~oro (Kathl«n M. Blee, Gay Seidman, Bdinda Robnen, Janice M. In'itl("_
Zwerman 2008; ddla Porta 2008). De entre las investigaciones que deroe el cam-
~avld. A. S~ow~ y corro~ran on os u abajos citados en es(e libro. Sin embar~
po de los movimie:ntos sociales se han acercado recientemente al fenóm eno del
dicha In.vestlgaclón se ha Incrementado en los últimos años, especialmeme en _
terrorismo destacan las de JefT Gooclwin (2007, 2006a, 2006b), entre otros mtritos.
concermente al accivismo de extrema de recha, un fenómeno que ha ido en nt-
mento en Europa con d surgimientood rdanzamiento de partidos políticos qo:- por su búsque:da de aproximaciones te6riC<ls que permitan explicar por qu~ unos
movimientos revolucionarios recurren a la violencia y otrOS no, en qu ~ condiciones
ap.rovec han ~n contexto de movilización que afecta ta mbi~n a 'algunos de la.
sU J e t~ col ~ctlvos s:ñalados más arriba: d desempleo y la fobia anti·-inmigram.!!. lo hacen y contra qui~n.
InveSllgaclOnes recientes ahondan en una perspectiva compa rada centrada en La
pautas de participación (Klandermans y Mayer 200 1; Klandermans, Linden,. Dinámicas y mecanismos (y movimientos)
Mayer 2005; Linden y Klandermans 2006; Klanderma ns y Mayer 2006; Li nd~
Y, Klandermans 2007), las oportunidades institucionales y d iscursivas (Giugnr... Precisamente, d foco puesto tradicionalmente en las formas de acción más re:-
Koopmans, Passy Y.Sta~ham 2005) Ylos marcos de: referencia, repe:no rios de p~ formistas es una de las crhicas principale:s dd intento de rcorientación concep-
testa y redes orgamzauvas (della Porta, Caiani Y Wagemann, en prensa) de la tual y metodológica dd estudio de la política no-rutiniz.ada representado por
extrema derecha. el ya mencionado programa DOC de McAdam, Tarrow y Tilly (2001). Dicho
programa plante:a una ruptura de! paradigma dominante, moldeado en buena
Radi calización y violencfa colectiva medida por los movimientos reformistas de Occidente, para elaborar una alter-
nativa cohesiva, dinámica, re b cional y no de:terminista que intcgre el estudio de
los movimientos sociales con otras formas de confrontación, incluidas las vio-
Como ya se ha .dicho, e! re:chazo hacia los movimientos incómodos puede venir
lentas. Darle su publicación, la apuesta de estos autores ha generado un intenso
de su carácter violento, un aspecto que parece haberse intensificado en e! sector de
debate (e.g., Mobili~tion 2003, 20 11; Qrmlitative Sociology 2(08). En 2007, Tilly
los m.ovi~ie ntos ~iales en los últimos años. Como señala Tarrow (201 1), en la!;
YTarrow se hicieron eco de las principale:s críticas e:n un nuevo trabajo que in-
postnmenas dd Siglo xx todo parecia indicar que d conRicto social e:staba contro-
tentaba clarificar la propue:sta original, sobre todo en lo tocante a los métodos
lado. El re:pe rtorio de los (nuevos y viejos) movimientos sociales era rdativamenre
de análisis Y las ilustracione:s empíricas, sin renegar de la lógica subyacente a la
mod~ra.do. Sin embargo, e! C<lmbio de siglo (fajo, por un lado, la irrupción de un
reformulación. En este sentido, Mario Diani (2007) ha señalado como d nuevo
mOVimientO~ntig lobalización con un repenorio de acción directa y, por d otro, un
libro logra en buena medida su propósito al utilizar un número más limitado de
m~ndo politlCo post-liS muy radicalizado y violento. Si e! estudio de los mO\'i-
mle:ntos sociales se ve inRue:nciado por los cambios en e! clima intelectual general mecanismos (definidos por los autores como "acontecimientos que producen los
:?)
( ~ uechler. 201 1 no es e~tr~ño ~ue diversos trabajos ponga n hoy por hoy d ~nfa.
mismos efectos inmediatos sobre una amplia gama de ci rcunstancias") ilustrados
de forma convincente con una serie de ejemplos bien escogidos. Sin e:mbargo,
SIS en la vlol:nc.la y la radicalizaCIón, entendiendo por este último d proce:so por el

~u~1 un mOVimIento llega a emplear la violencia como medio para alcanzar sus ob-
Diani también ha criticado lo que podríamos defi nir como una excesiva ten-
Jetivos (v~ase Bosi, Demetriou y Mahhaner 2012). Tradicionalmente la violencia se dencia a la innovación que les lleva, por ejemplo, a "em plear nuevos t~rminos
ha estudiado como un recurso utilizadorontro los movimientos -la represión- ,. cuando los conceptos disponibles son razonablemente satisfactorios, o a e:mplear
no tant~ por I~ movimientos, o sólo en la medida en que re:presenta un signo d~ los t~rminos disponibles en una forma d iferen te a su uso originae' (la cursiva es
su entrecomillado en el original, Oiani 2007; 575).
, .propiO. declive (Seidman 2001, citado en Polletta 2006)" • S·n
I emuargo,
L
en eI
ulum? tle:mpo ~emos ~rvar un renovado inte:r6 en la violencia polftica, Yen En todo caso, la propuesta DOC. en cualquiera de sus versiones, ha estimula-
especial el terrommo, cue:stlone:s que, salvo contadas excepciones (e.g., el trabajo d~ do enormemente e! debate. Una de las cue:stiones más discutidas ha sido d pro-
d~lla Po~ta? se: han mantenido fue ra de la literatura en movimientos sociales. Una blema rclacionado con la medición de los mecanismos (v~ase Mobilization 201 1 y
dlfe renc~a Importante entre la violencia política de la nueva izquierda post- l968 \" Qr/lllitatiw Soci%gy 2008). El programa DOC formaría parte de un movimiento
el terrorlsmo.de! siglo XX I residirla e:n la reciente construcción de nuevas nMrati. intelectual más amplio que abarcarla al conjunto de las ciencias sociales al rede-
vas que trascle:nden d e:nado-nación Yse di rigen a amplias audiencias que de:ba- dor de la adopción de explicaciones basadas en mecanismos y procesos como com-
ple:mentos para --o incluso sustitutos de-las explicaciones basadas en variables
14. Sobre la relatión entre ta .radltalilación y declive de la acción colectiva en un estudio (McAdam YTarrow 2011). El proble:ma reside en cómo medir I~ mecanismos, en
de ca~o centrado en el terrorismo durante la transición espanola véase
y AgUllar (2009). •
S,.,h•. l
C
uenca
este caso dentro de "la polftica de la confrontación" (conta/tio/u po/itics). La nue\"3

32Il LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 329 DONATElLA OELLA PORTA y MARIO OIANI
propuesta representarla uno de los primeros intentos de avanzar en el desarrollo El dec live de los movimientos
de estrategias para poder observarlos (McAdam, Tarrow y lilly 2009). Los po-
ncntes originales no han dejado de reconocer este y otros problemas de I~ e~p re~ Los analistas no sólo han sondeado la profundidad del proceso de radical iza-
al mismo tiempo que defendido lo que según ellos son sus logros más slgmficatl- ción sino tambi ~ n de la fase de declive tradicionalmente asociada al fe nómeno.
vos, a saber, que ha ayudado a mover el campo de la politica de la confrontaci6n Adams (2003) estudió las emocioncs surgidas en esa fase en su estudio de las
más allá del foco en los movimientos sociales, que ha avanzado la discusi6n de la mujeres activistas por los derechos huma nos en Chile tras la sal ida de Pinochel,
especificidad y la medición de los mecanismos y que ha conectado con el interés mostrando c6mo, a pesar de haberse alcan:z.ado las metas generales del movi-
creciente acerca de las bases culturales de la política de la confrontaci6n (McAdam miento, una vez desaparecido éste, el sentimiento de las activistas fue paradójica-
y Tarrow 2011: 6). McAdam y Tarrow, junto a Tilly hasta su desaparici6n e,n 200s. mente de am argura al no ver satisfechas enteramente sus expectativas y, además,
han orientado sus trabajos más recientes hacia el desarrollo de esta perspectIva. Un senti rse abandonadas y desconectadas. Más recientemente, Owen ha analizado
ejemplo es la tercera edici6n del clásico Pown in Movnnent de Tarrow (20 11 ), cu)'o la dimensión cultural del proceso de declive del otrora poderoso movimiento
subtitulo ha sido rebautizado como ~Soci al Movements and Contentious Polincs-. okupa en Ámsterdam, centrándose en la competición interna entre distintas na-
El libro se cierra con una interesante refla.:i6n acerca de los retos planteados por rrativas (Owen 2008a) y el cambio estratégico -desde el acti vismo político a la
los movimientos "belicosos (warring) que emplean la violencia extrema como for-
H
producción cuhural- relacionado con la institucionalización (Owen 2008b). La
ma de ,acci6n y que, como hemos seJ\alado, han sido tradicionalmente excluidoJ, producci6n cultural ta mbién es anali:z.ada por Romanos (20 11b) en un estudio
del análisis de los movimientos sociales. Tarrow se plantea la siguiente preguntz: comparati vo de las rupturas en el seno del movimiento libertario español, cu-
¿seguid.n atacando a las sociedades occidentales con la misma ferocidad que ro yos resultados critican parcialmente el modelo del ciclo de protesta que asocia
años anteriores o terminarán institucionalizándose, como ha ocurrido con Otrot la com petición estra t~gica en el seno dc los movimientos con la reducci6n del
movimientos en olas de violencia precedentes~ El libro se publicó con anterioricbd potencial de movilizaci6n en la fa$(: de declive de los ciclos. En dos de los tres
a la ola de protestas que, en el momento de escribir estas lineas, sacude el norte de C'pisoclios de ru ptura analizados, la competición se radicalizó en el inicio de un
África y O riente Medio, unos acontecimientos que seguramente aportarán nue\ w proceso de transición poUt!ca desde un régimen más cerrado y rep resivo a otro
. elementos para responder a la pregunta. más abierto y tolerante, durante el cual se produjo un aumento acelerado de
El inlento por situar a los movimientos sociales dentro de un campo más am- recu rsos organizativos y una intensificación de las movilizaciones. La validez
plio de investigaci6n seguramente ha tenido el efecto perverso de difuminar ka del modelo de los ciclos de protesta tambi ~n ha sido criticada por Jung (201 0),en
contornos que separaban a aq uellos de otros fenóm enos de "la polínca del enfren- particular, el consenso teórico acerca de c6mo los factores polfticos externos y la
tamiento". En medio de este debate, Diani (20 12) ha llamado la at~ción sobre la competici6n interna afectan a la movilización y dcs m ov ili ~c i6 n de la protesta.
influencia que sigue ejerciendo una visión demasiado "agregacional" de la acne:. Utili:z.ando datos recopilados por Kriesi, Koopmans, Duyvendak y Giugni (l995)
colectiva en detrimento de otra más relacional, cuyas ventajas ha defendido en dJ. sobre las protestas de Jos nuevos movim ientos sociales en Europea Occidental
versas ocasiones (Diani 2009; Oiani y Bison 2004; Baldassa rri y Diani 2007; DiaJU !I e":ntre 1975 y 1989, Jung muestra cóm o la incidencia de las oportunidades políti-
Pilati 20 11 ; además de en este libro). Como vía para superar esas deficiencias, DU::. cas se circunscri ben a la fase inicial de la movilización mientras que su declive se
(2012,2011) propone un diálogo más intenso del hasta ahora establecido entrC' b uplica a raíz del efecto conjunto de dos fa ctores internos: la institucionalización
teorla de los movimientos sociales y la teoría de las organizaciones (McAdam ~ de los movimientos y la intensificación de la violencia durante las protestas. "
Scott 2005), que vaya más allá de la mutua influencia y el intercambio de co~
tos (den H ond y de Bakker 2007), para integrarlas en un nivel más amplio y A vueltas con la cultura (y la estructura)
transitado, el de los campos o rganizacionales~ ,1' desde el que distingui r meior
u

movimientos sociales de otros modos de coordinación de \a acción co\ectiva.. (:I¡ \'oh'iendo a la reformulación planteada por el programa DOC, algunos inves-
concreto, las coaliciones, las organizaciones y las subculturas. tigado res han criticado recientemente su sesgo "estatista", visible en la propia
defmición de la "política de la confrontación", donde uno de los actores implica-
dos es necesariamente": el gobierno (Tilly y Ta rrow 2007: 202; McAdam, Tarrow
15. Por "campo organizacionalMse entiende Muna c(decclón de organizaciones lanto 50-
milares como disimilares que operan en una areoa funeionalmente especifica junIo a_ :6. Desde una perspectiva Interacclonista, Fillieule (2010) ha abordado un problema aso-
eJchange parlners, fuentes de fl nanelación y reguladores" (Seott 2004: 9; véilse ta m!:>er aado indirectamente con la fllse de declive de los movimientos: el proceso de desengan,
Minkoff y McCarthy 2(05) . di, o defeccl6n activista.

3JO lOS MOVIMIFNTns SOC.lAI FS


y T i!!y 200 1: 5).17 Como han reconocido los ponentes del programa, dicho ses.- contextos sociales y polfticos. En cualquier caso, el entusiasmo inicial mostrado
go "exclufa un gran número de interesantes casos contem podneos, incluyendo hacia las nuevas tecnologías parece habe rse atenuado. Por ejemplo, hoy por hoy
la tendencia creciente de los activistas antiglobali:z.ación de evitar a los e$tad05 nadie pone en duda que buena parte de las formas de confrontación y participa-
~ra atacar. d irectamente a las corporacione$ y otros porradore$ de las políti- ción se difunden a través de medios que no implica n interaccione$di rectas, entre
cas económ icas ncol ibcrab" (McAdam y Tarrow 2011: 5; en este sentido v b~ personas sin apenas vínculos sociales. Sin emba rgo, parece asimismo evidente
$oule 2010). Co.mo ~ñala Taylor (2010), fren te a dicho programa habrfa surgido que el desarrollo tecnológico de estos "mecanismos indirectos" no explican por
una co~ce ptuahzaclón menos e$tatista de los movimientos, lo que Armsuong y si solos fenómenos mb amplios, como la d ifusión del activismo transnacional, ni
Bernstem (2008) han descrito como un e!,foque "de la política multi-institucionar consiguen igualar la solvencia de aspectos relacion3dos con la d ifusió n mediati-
CMye rs y C ress 2004; Van Dyke, $oule y Taylo r 2004; Staggenborg y Taylor 200; ; zada, como la confianza interpcrsonal alca nzada en los lazos pcrsonale$ (Tarrow
J~sper 2006; Snow y Saule 2010; Taylor y Zald 2010). Dicha perspectiva se si- 201 1). De forma parecida, junto a las potencialidades abiertas por las T IC, que
tua m b al'" de las estructuras políticas y económic2S de la sociedad para, con el hoy incluyen Facebook, Twitter y otras redes sociales, se ha mostrado tambit n su
foco puesto en la cullUra, subrayar el papel desempeñado por los movimientos "cara oscura": las nuevas problemáticas, desigualdades y asimetrfas de poder ge-
sociales en amplios procesos de cambio social y cultural. Según Taylor (20101, neradas por la web (e.g., Juris, Caruso y Mosca 2008; Mosca 2010; en e$te sentido,
el enfoque nos permite entender cómo la cultura interviene en los episodios de v~ase ta mbi ~n Flcsher y Garvla 2(08).
lucha polftica superando las dicotomfas que han venido caracterizando la teoría Recientemente, Earl, Kimport, Prieto, Rush y Reynoso (20 10) han ordenado
general de los movim ientos sociales: acciÓn expresiva-instrumental, identidad- la literatura sobre el activismo en Jnternet, llamando la atención sobre otra forma
est ra te~ i a y c ultura - pollti~a. Aunque pueda sona r reduccionista, seguramente de determ inismo, esta vez metodológico:. un desequilibrio en la literatu ra que
no sea madecuado concebIr ambas propuestas - la política de la confrontación llevaría a pensar q ue ciertas formas de activismo onlin~ (la difusión de informa-
y la política multi-institucional_ como intemos de s[ntesis tc6rica provenientes ción y la facilitación online del activismo o.ffiine) son las más frecuentes, cuando
de dos campos tradicionalmente enfremados: el estructuralista y el cultu ra lista. en realidad son sólo las más estudiadas, frente a ouas ta mbit n muy extc;ndidas
1I
respectivam ente. Dentro del segundo cabe señalar la edición de d iversos volú- pero más dinámicas e interactivas (la partici pación online y la organización on-
menes colectivos que en los últimos años han recogido algunos de los dC$3rrollOl; line) que nos hablan de un impacto m1is profund o e.n los movimientos soc ~ a l es.19
más importantes, sea desde una visión de conjunto Oohnston 2010) o desde la En cualquier caso, el deba te sigue abierto y en paralelo a la transformaCIón de
atención individual a alguno de sus focos tradicionales de atención, Por ejem- las plataformas y pnformonaJ digiiales. Muchas cuestione$ necesitan tod~ v ía ~e
plo,los m~rcos de interpretación Oohnston y Noake$ 2005), la identidad (Reger. inve$tigación adicional. Por ejemplo, hasta qu t puntOpodemos ha bl.ar de Identi-
Myers y Emwohner 2008) y las emociones (Flam y King 2005). dad colectiva en una fo rma de particip.1ción a menudo effmera y sin apenas ries-
goS.lO En este sentido, parece acertado plantear el análisis longitudinal del proce-
l os nuevos medios de comunicación sa de formación y consolidación de la(s) suhcultu ra(s) cibcractivista(s), ta nto en
movimientos "tradicionales" con un uso pa rcial de la T IC como en los creados
~or último, por lo que concierne al uso de las nuev2S tecnologías de la informa _ originariamente en el cibcrespacio (la mayoría de los cuales integran accione$ en
ción y la comunicación (TIC) y su impactoen los movimientos sociales el debate la calle con el paso del tiempo). Otra posible área de estudio es la relacionada con
ha continuado emre quienes reconocen un cambio más o menos prof~ndo en la las dinámicas intu-organizativas. En este sentido, Sin (2009) ha analizado cómo
organización básica de los movim ientos (vtase, por ejemplo, Reid y Chen 200i: el desarrollo de estructuras digitale$ de sostenimiento (digital abe'jana: structurt)
Bcnnett, G ivens y Breunig 2008; Rohlinger y Brown 2009) y quienes prefieren en un movimiento local por los de rechos de los animales ay udó a superar la di-
mantenerse cautos frente a un dete rminismo tecnológico (por ejemplo, Tilly r námica faccional ista asociada a una fase de late ncia. Dicha estructura redujo los
~ood 2009) que ve en la innovación tecnológica la explicación de las innov~_ coste.s, enfrió los cismas, potenció la descentralización, promovió tácticas más
Ciones en los movimientos, pasa ndo por alto otros cambios relacionados con los orientadas a la acción y, en general, fun cionó mejor du rante la fa se de latencia
que durante la de prevalencia organizativa.
17. l a critica recuerda 11 la enunciada en su dla por Meluccl res pecto a 10$ teóricos del
. proceso polltleo, tradición de la que provienen MeAdllm yTarrow.
18. Seguramente el movimiento mAs arriesgado haya sido el Iniciado por los defensores 19. Sobre la redeflnlelón delacllvlsmo en la era de Internet, véase Earl r Klmport (20 11 )..
del programa DOC , provenientes de una "orgullOSII formación estructurallsta" que, sin 20. Sobre nuevos medios e Identidad en los movimientos socIales, véase Gillan, Plckertll
embergo, han adquirido un profundo compromiso con e' "giro cul t ural ~ (McAdam ,Tarrow y Webster (2008), loader (20081, Kavada (20(9), Mallonl (2009), y también della Porta y
2011 1.
Mosca (2(09).

Sl2 LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 333 OONATElLA ORLA PORTA y MARIOOIANI


propue$la representaría uno de los primeros imentos de avanzar en el dC$;l.rrollo El declive de los movimientos
de estrategias para poder ol»crvarlos (McAdam, Tarrow y Tilly 2(09). Los po-
nentes originales no han dejado de reconocer este y Olros problemas de I~ e~pre~ Los analistas no sólo han sondeado la profundidad del proceso de radicaliza-
al mismo tiempo que defendido lo que según ellos son sus logros mois slgOlJ1cau- ciÓn sino tambi ~n de la fase de dedive tradicionalmente asociada al fenómeno.
vos, a saber, que ha ayudado a mover el campo de la poHtica de la confrontación .-\dams (2003) estudió las emociones surgidas en esa fase en su estudio de las
mis allá del foco en los movimientos sociales, que ha avanzado la discusión de b muje res activistas por los derechos humanos en Chile tras la salida de Pinochet,
e$pecificidad y la medición de los mecanismos y que ha conectado con el intero mostrando cómo, a pesar de haberse alcanzado las metas generales del movi-
creciente acerca de las bases cultu rales de la política de la confrontación (McAdam miento, una vez desaparecido éste, el sentimiento de las activistas fue paradójica-
y Tarrow 201 1: 6). McAdam y Tarrow, junto a TiUy hasta su dC$;l.parición en 2008. mente de amargu ra al no ve r satisfechas enteramente sus expectativas y, además,
han orientado sus trabajos más redentes hacia el desarrollo de esta perspectiva. Un sentirse abandonadas y desconectadas. Más reciememente, Owen ha analizado
ejemplo es la terce ra edición del clásico POWC' in Movement de Tarrow (201 1), cuyo la dimensiÓn cultural del proceso de dedive del otrora poderoso movimiento
subtítulo ha sido rebautizado como ~Soc.ial Movements and Contentious Politics-_ okupa en Amsterdam, centrándose en la competición interna entre distintas na-
El libro se cierra con una inte.rC$;l.nte reAexión ace rca de los retos planteados por rrativas (Owen 2008a) y el cambio esuat~gico -desde el activis mo político a la
los movimientos "belicosos" (Wrlrring) que emplean la violencia extrema como for- producción cultural- relacionado con la institucionalización (Owen 2008b). La
ma de acción y que, como hemos señalado, han sido tradicionalmente excluidos producción cultural también es analizada por Romanos (20 1I b) en un estudio
del análisis de los movimientos sociales. Tarrow se plantea la siguiente pregunta: comparativo de las rupturas en el seno del movimiento libertario español, cu-
¿seguirán atacando a las sociedades occidentales con la misma ferocidad que (D ~'OS resultados critican parcialmente el modelo del ciclo de protesta que asocia
años ante riores o te rminarán institucionalizándose, como ha ocurrido con Oln:K I.t competición estIat~g ica en el seno de los movimientos con la reducción del
movimientos en olas de violencia prcccdentes~ El libro se publicó con anteriori<bd pOlencial de movilización en ]:¡ fase de declive de los cidos. En dos de los Ue$
a la ola de protestas que, en el momento de escribir estas líneas, sacude el norte de episodios de ruptura analizados, la competición se radicalizó en el inicio de un
Africa y Oriente Medio, unos acontecimientos que seguramente aportarán nuele-. proceso de transición polltica desde un r~gimen más cerrado y represivo a otro
. elementos para responder a la pregunta. más abierto y tolerante, durante el cual se produjo un aumento acelerado de
El intento por situar a los movimientos sociales dentro de un campo más am- recu rsos organizativos y ulla intensificación de las movilizaciones. La validez
plio de investigación seguramente ha tenido el efecto perverso de difuminar ka del modelo de los ciclos de protesta tambi ~ n ha sido criticada por Jung (2010), en
contornos que separaban a aquellos de otros fcnómenos de "la política del enfren- p;l rticular, el consenso teÓrico acerca de cómo los factofes poHticos externos y la
tamiento". En medio de este debate, Oiani (2012) ha llamado la at~nción sobre la competición interna afectan a la movilización y desmovilización de la protesta.
inAuencia que sigue ejerciendo una visiÓn demasiado "lIgregacional" de la lIcciór.l Utilizando datos recopillldos por Kriesi, Koopmans, Duyvendak y Giugni (1995)
colectiva en detrimento de otra más relacional, cuyas vcntajas ha defendido en dJ.. sobre las protestas de los nuevos movimientos sociales en Europea Occidental
versas ocasiones (Oiani 2009; Oiani y Sison 2004; 8aldassarri y Oiani 2007; Diani, entre 1975 y 1989, Jung muestra cómo la incidencia de las oportunidades políti-
Pilati 20 11 ; ademois de en este libro). Como vla para superar esas deficiencias, DU::. cas se circunscriben a la fase inicial de la movilización mientras que su declive se
(2012,201 1) propone un d iálogo más intenso del hasta ahora establecido entre" b explica a raíz del efecto conjunto de dos facto res internos: la institucional ización
teoría de los movimientos sociales y la [corla de las organizaciones (McAdam 1 de los movimientos y la intensificación de la violencia durante las protestas. l.
Scott 2005), que vaya más allá de la mutua inAuencia y el intercambio de co~
tos (den H ond y de 8akker 2007), para integrarlas en un nivel más amplio )' A vueltas con la cultura (y la estructura)
transitado, el de los w campos organizacionales" ,1' desde el que distinguir mejor -
movimientos sociales de otros modos de. coordinación de la acciÓn co\ecU\·1. a: Volviendo a la reformulación planteada por el programa DOC, algunos inves-
concreto, las coaliciones, las organizaciones y las subculturas. ag,;¡dores han criticado recientemente su sesgo "estatista", visible en la propia
deri nición de la "política de la confrontación", donde uno de los actores implica-
dos es necesariamente el gobierno (Tilly y Tarrow 2007: 202; McAdam, Tarrow

15. Por ~campo oroa ... l zaci onal~ se entiende Muna colección de organizaciones taOlo "
milares como disimilares que operan en una arena funcionalmente especifica junto I 5a l6. Desde una perspectiva Interacclonista, FilIieule (2010) ha abordado un problema aso-
I.1xchange partners, fuentes de financiación y reguladores" (Scott 2004: 9; véase tamber c.ado Indirectamente con la fase de declive de los movimientos: el proceso de desengan-
Minko1f y McCarthy 20(5). d'9 o delección activista.

330 lOS MOVIMIFNTOS Sor.lAI FS


y TiJly 200 1: 5).17 Como han reconocido los ponentes del programa, dicho so- contextos sociales y políticos. En cualquier caso, el entusiasmo inicial mostrado
go "exclula un gran número de interesantes casos contemporáneos, incluyendo hacia las nuevas tecnologías parece haberse atenuado. Por ejemplo, hoy por hoy
la tendencia creciente de los activistas antiglobaliz.ación de evitar a los estados nadie pone en duda que buena parte de las formas de confrontaciÓn y participa-
para atacar directamente a las corporaciones y Otros portadores de las políti- ción se difunden a través de medios que no implican interacciones directas, entre
cas económicas neoliberales" (McAdam y Tarrow 20 11: 5; en este scmido vé.1st: personas sin apenas vlnculos sociales. Sin embargo, parece asimismo evidente
Soule 20 10). Co.mo .senala Taylor (2010), frente a d icho programa habrla surgidG que el desarrollo tecnológico de estOS "mecanismos indirectos" no explican por
una co~ ceptuah ulClón m~nos estatista de los movimiemos, lo que Armstrong r sí solos fcnómenos más amplios, como la difusión del activismo transnacional, ni
Bernstem (2008) han descrito como un e,nfoque "de la polftica multi-institucionar consiguen igualar la solvencia de aspectos relacionados con la difusión mediati-
(Myers y C ress 2004; Van Dyke, Soule y Taylor 2004; Staggenborg y Taylor 2005: zada, como la confianz.a interpersonal alcanzada en los lazos personales (Tarrow
J~sper 2006; Snow y Soule 2010; Taylor y Zald 2010). Dicha perspectiva se si- 1011 ). De forma parecida, junto a las potencialidades abiertas por las TIC, que
tua más allá de las estructu ras políticas y económicas de la sociedad para, con el hoy incluyen Facebook , Twiuer y otras redes sociales, se ha mostrado tambitn su
foco puesto en la cultura, subrayar el papel desempeñado por los movimientos "cara oscura"; las nuevas problem;l.ticas, desigualdades y asimetrías de poder ge-
sociales en ampl ios procesos de cambio social y cultural. Según Taylor (201Ol. neradas por la web (e.g., Juri!, Caruso y Mosca 2008; Mosca 20 10; en este sentido,
el enfoque .nos permite entender cómo la cultura intervicne en los episodios de véase tambit n Flesher y Garvfa 2008).
lucha poH!lca superando las dicotomías que han venido caracterizando la teoría Recientemente, Earl, Kim port, Prieto, Rush y Reynoso (20 10) han ordenado
general de los movimientos sociales: acción expresiva-instrumental, identidad_ la literatura sobre el activismo en Internet, llamando la atención sobre oua forma
es trate~ ia y cultura-políti~a. Aunque pueda sonar reduccionista, seguramente de determinismo, esta vez metodológico:. un desequilibrio en la literatura que
no sea madecuado concebir ambas propuestas - la política de la confrontación llevarla a pensar que ciertas formas de activismo on/ine (la di fu sión de informa-
y la polrtica multi-institucional_ como intentos de slntesis teórica provenientes ción y la facil itación online del activismo ojJlind son las más frecuentes, cuando
de dos campos tradicionalmente enfrentados: el estructuralista y el cultural ista. en realidad son sólo las más estudiadas, frente a otras también muy exu,ndidas
respecti vamente. 11 Dentro del segundo cabe senalar la edición de d iversos VO[ú- pero más dinámicas e interactivas (la participación online y la organiz.ación on-
menes colectivos que en los últimos años han recogido algunos de los desarrollos fine) que nos hablan de un impacto más prolun ' do en 1os movimientos
. . . 1es. "
sOCia
más importantes, sea desde una visión de conjunto Oohnston 2010) o desde la En cualquier caso, el debate sigue abierto y en paralelo a la transformación de
atención indi vidual a alguno de sus focos tradicionales de atención, Por ejem- las plataformas y performances digitales. Muchas cuestiones necesitan todavía de
plo, los m~rcos de interpretación Oohnnon y Noakes 2005), la idcntidad (Reger. investigación adicional. Por ejemplo, hasta qué pun to podemos hablar de identi-
Myers y Emwohner 2008) y las emociones (Flam y King 2005). dad colectiva en una forma de participación a menudo eflmera y sin apenas ries-
goS.lO En este sentido, parece acertado plantear el análisis longitud inal del proce-
l os nuevos medios de comunicación so de formación y consolidación de la(s) subcultura(s) ciberactivista(s), tanto en
movimientos "tradicionales" con un uso parcial de la T IC como en los creados
~or úhimo, por lo que concierne al uso de las nuevas tecnologfas de la informa- originariamente en el ciberespacio (la mayoría de los cuales integran acciones en
ción y la comunicación (TIC) y su impaCloen los movimientos sociales el debate la calle con el paso del tiempo). Otra posible área de estudio es la relacionada con
ha continuado entre quienes reconocen un cambio más o menos prof~ndo en la las dinámicas intra-organizativas. En este sentido, Sin (2009) ha anali z.ado cómo
organización básica de los movimientos (vtase, por ejemplo, Reíd y Chen 200;; el desarrollo de estructuras digitales de sostenimiento (digital abeyance structure)
Bennett, Gívens y Breunig 2008; Rohlinger y Brown 2009) y quienes prefieren en un movimiento local por los derechos de los animales ayudó a superar la di-
mantenerse cautos frente a un determinismo tecnológico (por ejemplo, Tilly \. námica faccionalista asociada a una fase de latencia. Dicha estructura redujo los
":'ood 2009) que ve en la innovaciÓn tecnológica la explicación de las innova'- costes, enfrió los cismas, potenció la desce ntralización, promovió t;l.cticas más
ClOnes en los mov imientos, pasando por alto otros cambios relacionados con los orientadas a la acción y, en general, fu ncionÓ mejor durante [a fase de latencia
que du ran te la de prevalencia organizativa.
17. la erfUea recuardaa la enunclad e en su dra por Melucel respecto a 10$ teóricos del
proceso polltlco, tradic ión de la que provienen MeAdam yTarrow,
' 18. Seguramente al movimiento mas arriesgado haya sido el Iniciado por los defensores 19. Sobre la redeflnlelón delll.etlvlsmo en la era de Internet, véase Earl y Ki":,port (~11).,
der programa DOC, provenientes de; una "orgullosa formación estrueturallsta" qua. sin 20. Sobre nuevos medios e identidad en 105 movi mientos soclal es, véase GllIan. Plckenll
embargo. han adquirido un profundo comp romiso con el "giro cultural" (McAdam , Tarro y Websler (2008), loader (20(8), Kavada (2009). Maltonl (2009), y también dellll. Porta y
~ 1 ). w
Mosca (2009).

m lOS MOVIMIENTOS SOCIAlES 333 OONATELtA DELtA PORTA y MARIOOIANI


r-- -- - - -- - - -- .
NOTA SOBRE ESPA~A, ¿EL FIN DE LA SINGULARIDAD? !anto el raigambre antipolítico del obrerismo español sino su continuidad en una
corriente anarcosindicalista encarnada en la CNT, o rganización fundada en 1910
Co o se ha mencionado en la presentación de este libro, Donatdla dclla Porta '1 cuya fuerza, sobre todo en los tumultuosos años treinta, no tendrla parangón en
ha ~irigido recientemente un amplio proyecto de in"~t~gac.i6n (DEMOS) ,c.cn- el contexto internacional (v~ase Casanova 1997; Romanos 2009). Por emplear la
_am . .
d
"_1 "n' lisis de fenómenos de democracia paruClpallva elaborados des- .. terminologla de Laraña (1999), fue la persistencia de un "marco antipoliticista" de
movilización en el movimiento obre ro español durante el primer tercio de siglo xx
d abajo' y desarrollados tanto en la organización interna de los mOY lmlentOS
~ialcs como en la experimentación de procesos deliberativos para la toma de lo que le diferenciaba de Europa, donde por entonces había dcsapareódo o caldo
decisiones," La investigación, realizada entre 2004 y 2008, contó co.o colaborado- en declive.
res en Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Suiza y España, Siendo ~anud La segunda singularidad esrá relacionada con el desarrollo ta rdío y en con-
Jiméncz el investigador responsable en este último p.ais. Uno de. los pnmcr~s diciones especiales de unos "nuevos movimientos sociales" comparativamente
resultados del proyecto fuc la publ icación de un estudiO co~pa~a~lvo que anali- más d~biles, mode rados y descentralizados que sus homólogos europeos. Dichos
zaba el surgimiento y la evolución del movimiento por una Justicia global en los movimientos, cuyos máximos exponentes fueron el ecologista lY el de muje res,
. 'ses euro...-ns y Estados Unidos (deUa Porta 2007). Además de subra)'~r ~ consolidaron en Europa a lo largo de la d~cada de 1970 alrededor de cuestio-
selspal r -- . 'ó -Iól d- nes post-materialistas y meta-políticas (v~ase cap. I de este libro). En España, su
las similitudes entre los diversos casos nacIOnales, la comparacl n sena aS .1
ferencias forjadas por las oportunidades y las tradition~ especificas de cada pau. de.urrollo bajo estas premisas no lIeg6, sin embargo, hasta la década siguiente.
El capitulo dedicado a España, escrito por J im~ne2 y Angel Cal1e~ condula afi r- Durante el tardofranquismo y la tra nsición, surgieron "nuevas sensibilidades",
mando la "asimilación" del caso español con el resto de democra~ l as represen~­ pero lo hicieron con una fue rte carga política (Alvarez Junco 1994) condiciona-
uvas y "la integración de la contienda polldca espai'iola" en un ciclo más ampho das por el contexto politico. Si la singularidad del viejo movimiento obre ro espa-
y transnacional de protestas Oim~~e~ y Calle ~007: 97). ¿Si~nifica eSlo el fin de la ñol descansaba en su antipoliticismo, la de Jos nuevos movimientos lo hada en lo
singularidad histórica de los mOVimientoS SOCiales en Esp~na? . . contrario. Las nuevas sensibilidades se articula ro n en un modelo de relació n con
Tradicionalmente se han obscr-..ado dos g randes exccpclonahd~des en.eI surgJ- 105 partidos políticos, sobre todo el PCE., que subordinaba su acción colectiva a la
miento y desarrollo de los movimientos sociales en España. La ~nmera lie~e ~u.e lucha polltica contra la dictadura y en defensa de la democ racia, lo que Laraña
ve r con los movimientos "de viejo tipo" y consistida en la extenSI~n ~eI a~up?hu­ (999) ha llamado un marco unitario y pragmático de oposición. La consolida-
cismo dentro del movimiento obrero español, visible en su fuerte lIlcl~naCló.n hber- ción de la democracia tras el fallido golpe de estado de 1981 y la victo ria electoral
taria pero que en realidad no fue patrimonio exclusivo de I~ ana rq uistaS .SIllO uru del PSOE en 1982 habría traldo consigo la quiebra de los anterio res modelos y
característica común a otros grupos (Álvarez Junco 1994; Juhá \990). Las IIlterpre- marcos y el desarrollo de los nuevos movimientos sociales en sentido estricto Sin
taciones del fenómeno son diversas pero, por lo general, han dcscansa.do~~ factora embargo, persisúan las singularidades: la ausencia de una contracultura 'aglutina-
exógcnos, sobre todo, el excluyente sistema polltico de la, Re~tauraclón. No om.- do ra previa propició que las relaciones de solidaridad y de mu tua identificación
unte Álvarez Junco (1994) conviene en apuntar dos matizaCIOnes: por un lado. d entre los diferentes movimientos fue ra n más d~biles, y la experiencia politica de
anti~liticismoobrero fue un fen6meno presente también en otros paises del ent~­ b transici6n (en t~rminos de violencia política y de configuración de una cultura
no, como Francia e Italia;]] por el otro, las trabas a la participación ~ueron todan.a política basada precisamente en su rechazo) contribuyó a que las formas radica-
más importantes en regímenes posteriores, por ejemplo el fran~ulsmo, duranlt les de acción fueran menos frecuentes que en otros paises del entorno Oim~n ez
el cual no se produjo un aumento del antipolilicismo sino más bien lo contr:wo. .)Xl;). Además, la persistencia de otros elementos culturales que lXIdemos situar
Álvarez Junco avanza una hi pótesis más endógena: el fenómeno ser~a un producto Ulla tradición de los viejos movimientos sociales, como las raíces libertarias de
de la cultura política de la izquierda española "hereda~a de cree~clas y pautas ~ ..Jgunos grupos y redes y la fuerza de los nacionalismos periféricos, favorecieron
conducta milenarias a las que se habla añadido a mediados del Siglo ~IX el fef'\~ en modelo organizativo comparativamente más descentralizado que dificultó su
revolucionario romántico" (1994: 419). Una vez matizada, la singulandad no seN rdinación a nivel estatal Oim~ncz y Calle 2007),B

!l. Para olras discusiones recien tes sobre la cuestlOn de le slngulerlded de los nuevos
2\ Otras se han centredo en las peculiarldedes de "le raza" y el temperemento Indóml::;; 'I!IO'timientos socleles en Espana, véase. por ejemplo, Keram lches (2007) yTejerina (2010).
d~ los espanoles. o varlebles soclo·económlcas: e.g., hegemonla egrarie, tardlo deS8r~ Cerno senele Keramlches, ~Ios enalistes de los movimientoS sociales no son ajenos a
110 Industrial, Industrie mediane y no grande. ... «1 "ivindicaciones aCerca de la elcepclonalidad de un delermlnedo contuto soclel en
22. Para la discusión de la 8lcepclonalidad del. enerqulsmo espenol desde una perspect! '1ItaciOn con e! deserrollo de ciertos movimientos socleles (2007: 276). En este sentIdo.
M

va no eurocéntrice, véese van derWalt y Schmldt (2009: esp. 273-5). -.use. por ejemplo. Rootes (1992). Voss (1993) y Kimeldorf y Stepan·Norrls (1992).
Como señalan Jiménez y Calle (2007), la herencia de la cultura organizativa En este repaso de las singula ridades se podría incluir una que no hace refe-
de los nuevos movim ientos sociales, unida a la ausencia de grandes organizacio- rencia al desarrollo de los movimientos sociales en España sino al de su in\·esti-
nes, han hecho del movimiento por una justicia global en España un fen6meno gación: el peso que tradicionalmente ha tenido aquí la perspectiva histórica en
mois atomizado y con menos aliados influyentes (en los medios de comunicación comparación con OlroS países, en los que ha primado, o al menos se ha situado
y las instirueiones polfticas) que en ouos países. Esas características dife renciales en un plano de igualdad el enfoque de las ciencias sociales, y en concreto de la
parecen habe rse difuminado con el incipieme movimiento conocido como 15-M sociología. El peso de la perspectiva histórica todavía se: refleja parcialmente en la
que, en el momento de escri bir estas líneas, ha logrado una amplia cobenura in- d ivisión disciplinar. No deja de ser significativo que el oirea específica de conoci-
formativa y lucha por constituirse en una red operativa a nivel nacional. En este miento sea la "historia del pensamiento y de los movimientos sociales y políticos".
semido, el movimiento 15-M reforza ría la d inám ica ya en cu rso de integración No quiere esto decir que la única investigación sea de corte hist6ricó. De hecho,
del caso español en el modelo eu ro¡:w:o, obra de una nueva generación de activis- el oirea se sitúa tanto de ntro del campo de Geografla, H istoria y Arte comodc:l de
tas fo rmada en un conjunto de experiencias compartidas (volumariado y cam- Ciencias Sociales, Políticas, del Comportamiento y de la Educación. 25 Además,
pañas mul ti-movimiento) que hab rlan fomenrado la configuración g radual de el ~studio de los movimientos sociales se puede abo rdar desde oireas dife rentes,
identidades cohesivas y una progresiva coordinación inter-organizativa, sin olvi- como la Ciencia Política, la Sociolog!a o la Ant ropologla Social. Por otro lado, si
da r la influencia ejercida por la participación en campañas globales y el acceso a nos fijamos en las publicaciones académicas especializadas veremos que diver-
una nueva fo rma de interconectividad a tra vés de Internet (véase ]iménez 2006b; sas revistas incluyen artículos sobre movimientos sociales pero sólo una parece
Jerez, Sam pedro y, López 2008: 427-4 1). H oy por hoy, las redes de activistas con- hacerlo expHcitam ente entre sus intereses: H istoria y Política, ded icada "a la po-
tra la globalización neoliberal dentro y fuera de nuestras fronteras comparten un ¡¡tica ro la historia: las ideas, los movimientos, los procesos y los protagonistas,
marco común de democracia rad ical que se refleja en la heterogeneidad, hori- prim ando la re novación interpretativa, el anoilisis comparado y el uso auxiliar de
zontalidad y porosidad de sus organizaciones, las cuales participan a su vez de un las ciencias sociales" (la cursiva es m ía).16
repertorio similar de acció n (desobediencia civil y acción directa no-violenta). El peso de la perspectiva histórica refleja asimismo c:I COntrapunto de una
Vista en perspectiva, la asimilación, integración o ~europeizac ión~ (della Porta sociología de los movimientos sociales cuyo desarrollo estoi seguramente menos
2007) de la reciente ola de movilizaciones por una justicia global en España rompe consolidado que en otros paises dc:l entorno, como Francia o Italia (cfr. Adc:ll,
de alguna forma con la mb o menos ma rcada singularidad observada en olas pre- Aguiar y Robles 2(07). Una explicación podd a residi r en 10$ d ive rsos contextos
cedentes. NOOOstante, y como no podía ser de otra fo rma, algunas particularidades de surgimiento. Como señalan della Porta y Oiani (cap. 1 de este libro), el estu-
permanecen. Una de ellas es la estrategia de la Iglesia católica española, que en el d io sociológico de los movimiemos socia les avanzó al ritmo de las p rot~stas que
último tiempo se ha implicado de mane ra activa en la lucha política con el desarro- sacudieron c:I mu ndo a finales de la década de 1960 y la posterior evolución, so-
llo de campañas y la movilización social contra algu nas de las reformas promovi- bre todo en Europa, de los nuevos movimientos sociales. La contestación se dej6
das por el gobierno Zapatero (Aguilar 2010, 201 1). El protagonismo polltico de la sentir tambitn en la España franquista, aunque en un tono mois bajo, y, como ya
iglesia catÓl ica contrasta con el perfil mb discreto mantenido por sus homólogos en se ha d icho, el desarrollo de los nuevos movimiento, fue mois débil y tard ío q ue
otros países euro¡:w:os. Las reformas que han motivado la oposición y movilización en otros países. De ser voilida, la hipótesis debe r!a cum plirse también en otros
de la Iglesia católica española han sido principalmente la aprobación del matri- contextos con una historia polltica y social reciente similar a la de España, por
monio para personas del mismo sexo y la que ha ampliado la despenalización del ejemplo, en Grecia y Portugal.
aborto. A su vez, los nuevos movimientos social~s ~specialmente, movimiento Mientras q ue en otros paises surgían con fuerza los nuevos movimient!?s so-
gay y de mujeres- han desempeñado un papel importante en el desa rrollo esas ciales y, con ellos. una aproximación sociológica a los m ismos, algunos historia-
y ot.ras reformas, como la ley integral contra la violencia de gtnero, abandonan- do res españoles elaboraban minuciosos trabajos centrados en el pasado de un
do progresivamente la calle para trabajar con o dentro de las instituciones {véase movimiento que de alguna fo rma diferenciaba a nuestro pals del resto: el arraigo
Calvo 2007,2010; Valiente 2(07),14 mientras aquella la ocupan el activismo politico
de inspiración religiosa y el movimiento por una justicia global, también en su 25. Asilo reconoce la Agencia Nacional de EVlllullclón y Acreditación -ANECA (BOE
úl tima versión del movimi~n to de los indignados. 4/3/20(5).
26. La revis ta nació en 1999 por Iniciativa de los departamentos del area de Historia del
PenSlImienlo y de los Movimientos SOc!lIles y Pollticos de la UNED y de 111 Univers idad
24, Asimismo, es Importante destacar el papel que el PSOE tradicionalmente hll desem. Complutense de Madrid, y desde el ano 2007 la codirlge y edita el Centro de Estud ios Po·
penado en III cllnllllzlIel6n de las demandas de los nuevos movimientos sociales, sobre Ilticos y Constitucionales. LlI han dirigh:fo has!lI el momento tres hlstorllldores: Mercedes
todo el feminista (della Porta, Valiente y Kousis en prensa), Cabrera, Santos Julia y José Alvllrez Junco.

335 LOS MOVIMIENTOS SOCiAlES 331 OONATELLA DELLA PORTA y MARIO DIANI
/

la fuerza del anarquismo ya comentad 05. N o Io h a b'lan podido hacer antes,


. do
Amenta, Edwin, Caren, Nul, Chiarello, Eliubem, y Su, Yang 2010: The Political
y .n randes dificultades du rante una dictadura que habla lamma o Consequences oCSocial Movements. AnnUQ/ Rruewo/SociokJgy, 36,287-307.
;' mc~~:o t~ gal y dcmocr1tica c~
105 estudios de historia, centrados durante
Ande rKln, Perry 201 1: On me Concatenation in me Arab World. New Ltfi R~rlieu\ 68
(en rCnea). http;f/www.newleftreview.org/?p,;¡ge-artide&view_2883, acceKl 1 de
a lra lel n I " f 1 ' " casi nunca los siglos XIX y xx. Los nuevos mayode20lL
décadas en los pasados g onosos • Y. "h' .a del nsamicnto
trabajos sobre el anarquismo español maugu~aba,~ una . ¡ston n ~cna forma. Ammong, E1iubeth y Semein, Mary 2008: Culrure, Power and Institutions: A Multi-
polltico y de los movimientos sociales y politlcos quc.slg~c h~y e 'dP l lano Institucional Politics Approach to Social Movements. Sociological Theory, 26 (1), 7i-
. rio señalar que, salvada la domlf/aoón CJecCI a en e p . 79.

~~~t~:c~:~:~: ~ s~~~e;aridad se ha ido diluye~d~


en lo toc:~;: :~: ~av:;~~~~I~~ Auyero, Javier 2007: Rourine Poliria and VwUncr in ArgroriTUl. TM Gray ÜJne o/SfQ~ POl«r.
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con el desarrollo de una sociologfa de los movlffilcod°tos ~I . núfica es cada vez: poIftiaJ JNlrrid4rW ro la Ñgmril'ltl "",rnnpordntrl. Buenos Aires: SiglQ XXI, 2007].
. ifi 'va en los últimos años y cuya pr UCC! n e l e •
m:n~ra sIgo ;a~ Una muestra del potencial actual es la forma en la q~e mves· Baglioni, Simone, Baumgartcn, Britta, Chabanet, Didier y Lahusen, Christian 2008:
~'. rea l.I~ dasen Esrullña
Transcending Marginaliution: The Mobili:za.tion oC me Uncmployed in France,
m s Importan
tigaciones emplrlcas 1""-
rulIrticipan de los debates suscitados en
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I campo a nivel internaCional. . h ' Ó. Baldassarri, Delia y Diani, Mario 2007: The Intcgrative Power of Civic Networks.
e Asf las cosas e! programa se habria abierto con una perspectiva. 1St. nca q.ue Ameriam 1014171111 o/Sodology, 113,735-780.
. ' . con ve r icndo poco a poco con las CIenCias SOCla- Bennett, Lance, Givens, Terri y Breunig, Chrinian 2008: Communication and Political
pronto domm~ II'1 escen,.o'loPga;aa ~acia la c!nfiguración de un ~rea multidisciplinal Mobilization: Digital Media Use and ProtC$t Organization among Ami-Iraq War
les y en espeCIa a soc , d h h Demonnralors in Ihe U.S. Polirical CommuniCllrion, 25,269-289.
.'. . e! estudio de los movimientos socialcs a secas, como, e ce o, se Bevington, Douglas y Dixon, Chris 2005: Movement-rclevant Thcory: Reth inking Social
Sin etIquetas.. . ..J ' 11 En cualquier caso, para q ue la
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convergencIa n . . dé' lo que 6
1ogom • sabler · 10' continuado entre las tradiCIOnes aca micas y, in a Changing Political Climate. RtltllrcJ¡ on Social Movnnrots, Confticts and ClIilngt,
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