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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular Para la Educación


Conservatorio Vicente Emilio Sojo
Barquisimeto - Edo. Lara

Concierto Para Violín Y Orquesta


Nº 5 en la mayor, K 219 de Wolfgang Amadeus Mozart
(1756-1791)

Integrantes: Oriana Rodríguez C.I: 27.649.95


Prof.: Luis E. Silva
Asignatura: Estética

Marzo, 2018

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Índice

Pg.

Introducción……………………………………………………………………………… 3

El concierto Clásico……………………………………………………………………… 4

Mozart y El Violín……………………………………………………………………….. 4

Concierto para violín y orquesta

nº 5 en la mayor, K 219……...………………………………………………………….. 4

Conclusión………………………………………………………………………………… 7

Bibliografía……………………………………………………………………………….. 8

Anexos……………………………………………………………………………………... 9

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Introducción

Desde el punto de vista del intérprete solista, un Concierto de Mozart se convierte, sin duda,
siempre, en un evento trascendental llegada la hora de su interpretación ante el público.
Seguramente por la controvertida dificultad o simplicidad que entraña «el más cristalino y delicado
de los estilos musicales ». ¿Se trata, tal vez, de una exigencia de naturalidad musical innata en el
intérprete, más que de una superación técnica o de carácter virtuosísimo? Es en fin, – el lenguaje de
Mozart –, el más respetado, polémico e incluso temido, para los más grandes ejecutantes, ¿es en
realidad, la gran prueba de fuego? .

Aunque Mozart era considerado por muchos contemporáneos como el mejor pianista de su
tiempo, sus condiciones como violinista llenaron de asombro igualmente a todos lo que
tuvieron el privilegio de escucharlo, desde muy niño. El mismo año que nació Wolfgang, su
padre, Leopoldo Mozart, publicó uno de los primeros tratados de la historia de la pedagogía
del violín que ya en su época adquirió un verdadero éxito: «Versuch einer gründlinchen
Violinschule», (Ensayo para un método profundo de violín).

Los manuscritos originales de los cinco Conciertos para violín y orquesta de Mozart en si Mayor
(K. 207), re Mayor (K. 211), sol Mayor (K. 216), re Mayor (K. 218) y la Mayor (k.219), así como
los fragmentos restantes, han sido conservados . Por otra parte, se conocen aún tres Conciertos más
que fueron publicados también como creaciones de Mozart, pero cuya firma autógrafa no figura en
ellos, por lo que su autenticidad es muy cuestionable, se trata, de los Conciertos en re Mayor (K.
271 a), mi bemol Mayor (K. 268) y re Mayor (k. 294 a) conocido bajo el nombre de « Concierto
Adelaida» .

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El Concierto Clásico

El concierto clásico fue establecido por Mozart, siguiendo el estilo propio del período sentimental
y galante que tenía en Johann Christian Bach, de quien el compositor salzburgués fue discípulo, su
máximo representante. Los instrumentos concertantes más usuales eran el piano y el violín, que
acompañados por la orquesta, se convirtieron en los grandes protagonistas de las obras.

El concierto consta de tres movimientos: el primero rápido, en forma de sonata, el segundo lento,
en forma de aria, y el tercero rápido, en forma de rondó o tema y variaciones. Como particularidad,
podemos señalar que antes de concluir el primer y el último movimiento, el instrumento solista
ofrecía la cadenza, un pasaje en el que realizaba en solitario una improvisación.

Mozart y El Violín

En los diez últimos años de su vida, Mozart raramente tocó el violín en público, concentrándose
más bien en el piano, y confinando su ejecución de cuerdas a la música de cámara con amigos,
donde tocaba tanto el violín como la viola.

Pero su padre, Leopold, quien en el año del nacimiento de Mozart publicaba el famoso “Violin
Method”, insistía en que su hijo podía convertirse en el violinista más fino de Europa si se aplicaba
un poco más. A partir de comentarios del propio Mozart, se sabe que se preocupaba menos por el
virtuosismo en el instrumento que por la claridad, la pureza del sonido y sobre todo la sensibilidad
de la interpretación.

Casi todas sus obras para violín y orquesta fueron compuestas en Salzburgo entre 1773 y 1776,
durante su periodo como director de la orquesta del Arzobispo –“aquellos vulgares, desaseados y
disolutos músicos”, como los llamaba, sin dudas estaban resentidos por ser dirigidos por un simple
adolescente, aunque talentoso.

La mayor parte de lo que Mozart compuso para ellos era música convencional para auditorios
convencionales, pero por supuesto, Mozart estaba lejos de ser un muchacho convencional, y en sus
conciertos de violín, como en casi todo lo que escribió durante estos años, podemos escuchar una
etapa de su lenta maduración que armonizaba y refinaba todos los estilos de su época en un lenguaje
personal de suprema flexibilidad y expresividad.

Concierto para violín y orquesta nº 5 en la mayor, K 219

Primer movimiento: Allegro Aperto

Comienza el concierto en La mayor con este primer movimiento en 4/4 y forma de sonata.

Un tutti orquestal expone los dos temas aparentemente principales del movimiento. El primero
presenta un ritmo casi de acompañamiento arpegiado, y en eso se convertirá más adelante, con un
continuo contraste de dinámicas entre el forte y el piano:

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El segundo tema, aunque sencillo y conciso, tiene mayor personalidad y da lugar a variaciones
posteriores llenas de gracia que nos recuerdan bastante a Haydn:

Tras esta introducción el concierto depara formalmente una sorpresa: La primera intervención
del violín solista es un Adagio, se diría que nos recuerda un aria operística, formado por seis
compases y finalizando en un calderón:

A partir de este tema comienza realmente la estructura del concierto que nos presenta una
segunda novedad: el violín no retoma el tema expuesto al principio del tutti, sino que sobre ese tema
como acompañamiento por parte de las cuerdas, expone una nueva melodía de mayor entidad que el
citado comienzo:

Tras unos pasajes de transición añadidos, pues no estaban presentes en aquel tutti inicial, en los
que el violín solista expone nuevas ideas temáticas bastante atractivas, reaparece el segundo tema,

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ahora sí, a cargo del solista. Después del proceso cadencial comienza el desarrollo caracterizado por
la aparición del modo menor:

Este pequeño desarrollo finaliza con un proceso modulante del violín que busca hasta ir de nuevo
a parar a la tonalidad principal. Es el momento de la recapitulación. Se presentarán, en la tonalidad
fundamental, los dos temas principales con el añadido de algunos adornos o pasajes de “bravura”.

El movimiento finaliza de la manera habitual, con una cadencia de libre ejecución para el solista
a la que sigue el tutti orquestal que cierra el movimiento. El discurso musical queda en una especie
de interrogación, suspendido en el aire, al abrirse la melodía cadencial hacia el agudo.

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Conclusión

Los Conciertos para violín de Mozart, expanden alegría y gracia, intimismo e inocencia. Y
eterna necesidad de armonía absoluta con la naturaleza. Si al celebrarse uno de sus Conciertos para
violín y orquesta, se consigue en el auditor que sea inducido a un estado de admiración gozosa y
transportado a un paisaje natural donde dominan la gracia y la alegría, se habrá alcanzado el ideal
para el cual el genio de Mozart compuso sus conciertos.

En ellos plasma su buen conocimiento del estilo melódico y gracioso de la escuela italiana, aunque
la huella de su propio estilo se deja sentir especialmente en la organización de los temas y las
secciones, y en la sabiduría de su plan armónico y modulatorio. Si bien por su carácter más
superficial son menos interesantes que los de piano, constituyen un buen exponente de la elegancia
y la belleza del estilo galante, así en que se desenvolvía la vida musical en Salzburgo, donde fueron
compuestos.

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Bibliografía

Blog Público. El año Mozart y sus 5 conciertos para violín y orquesta. [Documento en Línea].
Disponible: http://www.csmcordoba.com/revista-musicalia/musicalia-numero-5/218-el-ano-
mozart-y-sus-5-conciertos-para-violin-y-orquesta [Consulta: Febrero, 2018]

Blog Público. Wolfgang Amadeus Mozart(1756-1791). [Documento en Línea]. Disponible:


http://www.gumersindodiaz.es/notas_audiciones/Mozart_CViolin5_K219.pdf [Consulta: Febrero,
2018]

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Anexos

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