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El problema de la denominación.

Una de las mayores dificultades que enfrenta el estudio de los derechos fundamentales radica en
la gran variedad de términos utilizados en la actualidad para aludir a los derechos del hombre. Esta
categoría de derechos ha recibido una serie de denominaciones tanto por los respectivos
ordenamientos como por la doctrina.

De esta manera, algunos autores utilizan la denominación “derechos humanos”, otros “derechos
fundamentales”, “derechos constitucionales”, “derechos del ciudadano”, “derechos morales”,
“derechos subjetivos públicos”, “libertades públicas”, etc. No se trata de una mera acumulación de
nombres para aludir a un mismo objeto, sino que pueden ser considerados análogos. La cuestión
relativa a la denominación en algunos casos implica asumir, muchas veces, una posición
doctrinaria, por ejemplo, las denominaciones que enfatizan la individualidad del sujeto, suelen ir
ligadas a doctrinas liberales (Derechos Individuales, Derechos de la Persona), hay denominaciones
que se asocian a períodos históricos determinados (Derechos del hombre y del ciudadano-
Revolución Francesa), hay también denominaciones que marcan un sentido jurídico (derechos o
garantías constitucionales), y otras que enfatizan el aspecto político de los derechos (derechos
humanos).

También hay aquellas denominaciones que se enmarcan dentro de un criterio iusnaturalista,


(Derechos Innatos o Derechos Naturales), denominación que los positivistas rechazan.

Por lo tanto, la opción entre un nombre y otro va a depender también de posiciones filosóficas y
jurídicas que se tengan sobre estas realidades.

Derechos Humanos. Se suele criticar esta denominación por distintas razones. Se dice que no
permitiría ampliar la noción de este tipo de derecho y aplicarlos al resto de los seres vivos. Otros en
cambio sostienen que esta denominación peca de redundante pues en definitiva todos los
derechos son humanos.

Hoy se discute mucho sobre el tema, pero es evidente que con la expresión derechos humanos se
quiere hacer algún tipo de referencia al hombre. Ya en la Declaración de derechos de Virginia
(1776) se decía que “todos los hombres son por naturaleza igualmente libres e independientes y
tienen ciertos derechos innatos”, y en la Declaración Francesa de 1789 se habla de unos “derechos
naturales, inalienables y sagrados del hombre”, ideas que se repiten en otros textos modernos y
contemporáneos.

Derechos Constitucionales. Esta denominación es mucho más acotada y menos ambigua, se utiliza
para referirse a los derechos asegurados por la Carta Fundamental de cada Estado en forma
específica, usualmente contenidos en un catálogo o listado de derechos, el que puede intentar
extenderse a todos los derechos esenciales o bien excluir algunos, o incluso incluir algunos que no
pueden ser calificados ni como esenciales ni como fundamentales.

Esta denominación presenta la siguiente debilidad: ella nos daría a entender que solamente son
derechos de este tipo, aquellos consagrados en los textos constitucionales y en estricto rigor ello
no es correcto, pues dejaría fuera los derechos consagrados en los tratados internacionales y los
llamados derechos implícitos.

Respecto a esto último, el concepto de derechos implícitos permite que un derecho pueda
deducirse de valores, principios, fines y razones históricas que alimentan el derecho positivo
constitucional e internacional, el constitucionalismo democrático chileno y americano así lo
reconocen.
Derechos del ciudadano. Esta denominación tampoco es muy acertada pues daría a entender que
los únicos titulares de este tipo de derechos son los ciudadanos, lo que restringiría
injustificadamente su titularidad.

Libertades públicas se critica esta denominación por ser imprecisa puesto que no todos estos
derechos encuentran su justificación en el valor libertad. Así por ejemplo, si observamos la
estructura de los derechos sociales nos daremos cuenta que ellos responden más bien al valor
igualdad.

La denominación más usada y aceptada por la doctrina en la actualidad es “derechos


fundamentales”.

¿Qué denominación utiliza nuestro constituyente?

Del análisis de nuestro Texto Constitucional es posible observar que nuestro constituyente ha
utilizado diversas denominaciones para referirse a este tipo de derechos. Así por ejemplo, ha
usado la expresión “derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana” en el artículo 5
inciso segundo; también se ha referido a “los derechos humanos” en el artículo 9 a propósito de la
interdicción al terrorismo; el título del Capítulo III es “De los Derechos y Deberes Constitucionales”,
también en el artículo 93, en relación a la atribución del Tribunal Constitucional para conocer de la
inconstitucionalidad de un auto acordado ha usado la denominación “derechos fundamentales”.

Pues bien, con independencia de las palabras utilizadas por el constituyente, estas diversas
expresiones no se refieren a realidades distintas sino que a una misma: el hombre es titular de una
serie de prerrogativas que emanan de su dignidad, y que con independencia de su actual
exigibilidad, son inherentes a él y no una concesión de la autoridad.

Los sujetos dentro de la estructura de los derechos humanos.

Cuando hablamos de los sujetos de los derechos humanos estamos partiendo del supuesto que los
derechos reconocen la siguiente estructura:

a) Sujeto Activo.

b) Sujeto Pasivo.

c) Una Prestación.

d) Un Vínculo.

En general lo anterior se traduce en lo siguiente: El sujeto activo es el titular del derecho, es la


persona facultada para exigir su cumplimiento. El sujeto pasivo es aquél contra el cual se ejerce el
derecho. La prestación se refiere a aquello que el sujeto pasivo está obligado, ya sea a dar, hacer
o no hacer algo. El vínculo jurídico corresponde a la relación de derecho que existe entre el sujeto
activo y el pasivo. En virtud del vínculo jurídico el sujeto activo exige y el sujeto pasivo se ve
compelido a otorgar la prestación.
Titularidad activa de los derechos humanos.

¿Quiénes son los sujetos de los Derechos Humanos?

Lo primero que debemos decir es que todos los individuos de la especie humana son titulares de
los derechos humanos. Esta es una de sus principales características.

El propio epígrafe del artículo 19 de nuestra Carta Fundamental da cuenta de esta idea:

“Art. 19. La Constitución asegura a todas las personas”.

Como se puede apreciar, la Constitución no asegura a los chilenos, a los ciudadanos o alguna
categoría especial de seres humanos este catálogo de derechos, sino a todas las personas. Y
persona de acuerdo al artículo 55 del Código Civil es:

“Todo individuo de la especie humana cualquiera sea su edad, sexo, estirpe o condición”.

Necesario es recordar que las Constituciones de 1833 y 1925 se referían a los habitantes y no a
las personas, el reemplazo del vocablo se efectúo como sugerencia de Pedro Rodríguez quien era
miembro de la Subcomisión de Reforma Sobre Derecho de Propiedad, cuando sostuvo que los
habitantes solo son los que moran, conviven o habitan en algún lugar del territorio de Chile o bien a
aquellos a los que la ley chilena sigue extraterritorialmente. Habitante por ende se refería solo a
las personas naturales, y por lo tanto, dejaba excluidas las personas jurídicas, pues no habitan,
moran ni conviven. Con la sustitución de la palabra habitantes por el sustantivo personas, queda
claro que el Capítulo III se refiere a todas las personas naturales, pero también a las jurídicas y
sociedades de hecho o entes morales, sean de Derecho Público o de Derecho Privado.

En el caso de las PERSONAS NATURALES la titularidad de los derechos es independiente de la


edad y de la capacidad jurídica de la persona, incluso el nasciturus es titular del derecho a la vida,
puesto que el ser humano en el seno materno es, desde su concepción, sujeto de derechos
fundamentales, los cuales deben serle respetados, comenzando por la vida. Este es el deber que
el legislador debe cumplir con sujeción a lo prescrito en el artículo 19 nº 1 inciso 2º de la
Constitución y así lo corrobora el artículo 4º nº 1 del Pacto de San José de Costa Rica.
(Volveremos sobre este punto, a propósito de la titularidad del derecho a la vida del “no nacido”
cuando estudiemos este derecho en forma particularizada.)

Asimismo la Convención Americana de Derechos Humanos en su artículo 1º determina que para


efectos de esta convención persona es todo ser humano, a su vez, el artículo 4º precisa que “Toda
persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho está protegido por la ley y en
general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida
arbitrariamente”.

Precisiones

1) La regla general yace en que los derechos y deberes que consagra el capítulo III tiene
como titulares a las personas naturales y jurídicas, indistintamente, pero hay ciertos
derechos que, por su naturaleza solo pueden corresponder a las personas naturales por
ejemplo el derecho a la vida y a la integridad, la libertad de conciencia, el derecho a vivir en
ambientes incontaminados, la libertad ambulatoria, el derecho a asociarse en partidos
políticos (para lo cual se requiere ser ciudadano) como el derecho de admisión a las
funciones públicas. Otros derechos, en cambio, incumben únicamente a las personas
jurídicas, por ejemplo el derecho de las instituciones religiosas a erigir y conservar templos
y sus dependencias, el de las organizaciones sindicales a gozar de autonomía o el de una
empresa a negociar colectivamente con los trabajadores que laboren en ella.

2) Una cuestión que llama fuertemente la atención en nuestro sistema de derechos


constitucionales es la falta de diferenciación entre los derechos de los individuos y
derechos de los individuos nacionales. Es así como por ejemplo a partir del artículo 19 nº 7
letra a., se puede sostener que todo extranjero tiene el derecho de entrar libremente a
nuestro país sin que nuestra Constitución en virtud del artículo 19 nº 2 aporte un punto de
apoyo normativo para una distinción que prive a los extranjeros de este derecho.
(peruanos)

¿Las PERSONAS JURÍDICAS pueden ser titulares de los derechos humanos? Al ser las personas
jurídicas creaciones del obrar humano, y por tanto, una proyección de la libertad humana, en
algunos casos estos entes pueden tener la titularidad de ciertos derechos que se insertan dentro
de esta categoría en la medida que se ajusten a la naturaleza de las mismas, como es por ejemplo
el derecho de propiedad.

Lo anterior lo confirma el profesor Nogueira en los siguientes términos: “Puede señalarse, que la
titularidad de ciertos derechos corresponden también a las personas jurídicas o asociación de
individuos, habiendo algunos que no pueden ser ejercidos por ellos debido a su naturaleza, como
son la libertad personal, la libertad de conciencia, el derecho a la honra de la persona y de su
familia, el derecho a la protección de la salud, entre otros”1.

El profesor Aldunate señala que la titularidad de derechos fundamentales de las personas


jurídicas es una cuestión discutida porque si primariamente se les otorga a los derechos
fundamentales el carácter de innatos y se les vincula de manera directa a la noción de dignidad
humana, no es posible afirmar con carácter general que las personas jurídicas gocen, ellas mismas
en cuanto tales, de derechos fundamentales; tanto el artículo 19 nº 1 en que se alude a derechos
innatos de las personas como el artículo 5 inciso 2º en que se alude a derechos que emanan de la
naturaleza humana, son fuertes argumentos a favor de restringir la titularidad de los derechos
constitucionales solo a los individuos de la especie humana. De acuerdo a esto el reconocimiento
de la titularidad de derechos fundamentales a las personas jurídicas tiene un carácter excepcional
y requiere de una justificación particular.

Esta debe ser estructurada a partir de una distinción entre Personas Jurídicas de Derecho Público
y Personas Jurídicas de Derecho Privado, en este tema existe una disposición a aceptar a las
personas jurídicas de derecho privado como titulares y a excluir a las de derecho público en razón
de que las personas jurídicas de derecho privado son proyecciones del actuar de los individuos
para el desarrollo de sus propios fines, en cambio, las personas jurídicas de derecho público son
creadas para el ejercicio del poder público, son precisamente las destinatarias de las normas de
protección de los derechos fundamentales, son entidades que deben respetar estos derechos
resultando difícil que al mismo tiempo adquieran la calidad de titulares de los mismos.

No obstante la opinión del profesor Aldunate, en nuestro país y sobre la base del enunciado del
artículo 19 se ha hecho común la afirmación de que los derechos contenidos en este artículo deben

1
Nogueira Alcalá, Humberto: Op. Cit.
ser reconocidos, dentro de sus posibilidades, al menos dentro del contexto el recurso de protección
a las personas jurídicas en general, además la jurisprudencia no se ha limitado a reconocer
derechos a las personas jurídicas de derecho privado, sino que ha hecho extensivo este
reconocimiento a las personas jurídicas de derecho público.

¿Puede ser el Estado titular de derechos humanos? “En este ámbito, parece indiscutible que los
derechos esenciales son derechos que tienen a la persona como sujeto activo, y al Estado como
sujeto pasivo, en la medida que reconocen y protegen ámbitos de libertad o prestaciones que los
poderes públicos deben otorgar o facilitar a los individuos o cuerpos intermedios. Sin embargo, las
actuaciones de la administración del Estado están sometidas al control de los tribunales de justicia,
lo que hace que tengan el derecho a una tutela judicial efectiva cuando sean parte de un proceso
en una relación de Derecho Privado, como puede ser una relación laboral o comercial, (de corte
patrimonial) por ejemplo. Pareciera que No hay razón para que ellos No sean sujetos del derecho a
la tutela judicial efectiva, aun cuando operen con personalidad jurídica de Derecho Público, como
asimismo, que corporaciones públicas como Televisión Nacional pueden reivindicar para sí, la
libertad de información”2.

Los sujetos pasivos de los derechos humanos.

En relación a quién es el sujeto obligado por la existencia de un derecho fundamental, corresponde


indicar que, en la actualidad se señala que los Derechos Fundamentales gozan de una doble
obligatoriedad, y se hace referencia a lo que en doctrina se conoce como “efecto vertical” y “efecto
horizontal” de los derechos.

El Efecto Vertical tiene esa dirección (vertical), porque mira “hacia arriba”, vale decir, los derechos
resultan obligatorios para el Estado, sus organismos y funcionarios. El aparato estatal es el primer
obligado por los derechos fundamentales, ello tanto desde un punto de vista doctrinario como de
derecho positivo.

Los argumentos propios de derecho positivo, se refiere a destacar que:

- En las convenciones internacionales sobre derechos humanos, son los Estados los que se
obligan a respetar sus normas,

- El Estado está al servicio de la persona humana, y su finalidad es promover el bien común (art. 1º
inciso 4º de la CPR),

- Es deber de los órganos del Estado respetar y promover los derechos esenciales que emanan de
la naturaleza humana (art. 5º inciso segundo CPR)

El Efecto Horizontal de los Derechos se refiere, a diferencia del caso anterior, que los derechos
fundamentales también son obligatorios para todos los sujetos privados, ya sea que se trate de
personas naturales o jurídicas, sujetos todos que se encuentran en una posición de igualdad y no
de superioridad, de allí que la relación sea horizontal y no vertical.

Los individuos, por tanto, no sólo somos titulares de derechos, sino además tenemos el deber
ético-jurídico de respetar los derechos de las demás personas. En consecuencia, los derechos
fundamentales gozan de “eficacia horizontal”.

2
Nogueira Alcalá, Humberto: Op. Cit.
La teoría del efecto horizontal, en Chile, se ve reflejada tanto en las normas positivas como en la
jurisprudencia. Dentro de las normas de derecho positivo esta “eficacia horizontal” de los derechos
fundamentales tiene un sólido fundamento constitucional. En efecto, el artículo 6º de la Carta
Fundamental prescribe que “los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución y a
las normas dictadas conforme a ella. Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los
titulares o integrantes de dichos órganos como a toda persona, institución o grupo”. (Se trata del
Principio de la “Fuerza Vinculante” o “Fuerza Normativa” de la Constitución). Por esta razón, la
tradición jurídica chilena de las últimas décadas no se hizo cargo de la necesidad de discutir si los
derechos humanos son exigencias que sólo se pueden dirigir en contra del Estado o bien si ellos
también son oponibles a los particulares.

Colabora también, derechamente a la aceptación de esta idea, la forma en que fue concebido en
nuestra Carta Fundamental el recurso o acción de protección, que puede ser deducido en contra
de cualquiera que, mediante “acciones u omisiones, ilegales o arbitrarias” vulnere ya sea
“privando, perturbando o amenazando el legítimo ejercicio ” de los derechos consagrados en el
artículo 19 y señalados expresamente en el 20 de la misma. Este agente vulnerador puede ser,
desde luego, el Estado pero también cualquier particular.

Así lo ha entendido tanto la doctrina como la jurisprudencia. Por ejemplo el profesor Lautaro Ríos
define el recurso de protección como “una acción procesal instaurada por la Constitución, cuyo
carácter informal y sumarísimo permite al afectado por actos u omisiones arbitrarios o ilegales, sea
que provengan de la autoridad o de particulares, que le agravien en el legítimo ejercicio de
cualquiera de los derechos que la Carta específica, para recurrir a la Corte de Apelaciones
respectiva; la cual queda habilitada para decretar las medidas que estime necesarias para
restablecer el imperio del derecho y para asegurar la debida protección al afectado”.

En el mismo sentido el profesor Humberto Nogueira señala que “los sujetos pasivos frente al
respeto de los derechos son tanto el Estado y sus órganos, las personas jurídicas públicas y
privadas, como asimismo los seres humanos o personas naturales. El respeto a los derechos
fundamentales, sin lugar a dudas, constituye uno de los fundamentos de nuestro ordenamiento
jurídico, y en la medida que tales derechos tienen su fuente y fundamento en la dignidad humana,
cualquier vulneración de esta última o de un derecho fundamental producida por acción u omisión
de cualquier persona, autoridad u órgano estatal constituye una conducta inconstitucional, la que
se encuentra privada de legitimidad, por lo cual deberá ser anulada y reparada a través de las
acciones constitucionales y legales disponibles al efecto” 3

Sin perjuicio de lo anterior, la conclusión precedentemente citada también se puede extraer


directamente del Auto Acordado sobre Protección y Fallo del Recurso de Protección de las
Garantías Constitucionales, a saber: “Acogido a tramitación el recurso, la Corte de Apelaciones
ordenará que informe, por la vía que estime más rápida y efectiva, la persona o personas,
funcionarios o autoridad que según el recurso o en concepto del Tribunal son los causantes del
acto u omisión arbitraria o ilegal, que haya podido producir privación, perturbación o amenaza del
libre ejercicio de los derechos que se solicita proteger, etc”.

Y en relación con la jurisprudencia, hay que hacer mención que existe una inmensa cantidad de
acciones de protección que han sido acogidas en contra de empresas y sujetos particulares.
También es posible encontrar fallos en el ámbito de las acciones de tutela de derechos
fundamentales en sede laboral.

3
Nogueira Alcalá, Humberto: Op. Cit.
La clasificación de los derechos humanos.

1. Atendiendo al carácter de la obligación4.

a) Negativos

Son aquéllos en que la obligación del sujeto pasivo consiste en una abstención; en no hacer algo.
Consiste en no afectar el derecho de que se trate. Así, por ejemplo, respecto de la libertad personal
o la inviolabilidad de la correspondencia, para dar cumplimiento al derecho, basta que los
gobernantes se abstengan de arrestar a sus súbditos o registrarles la correspondencia sin previa
orden judicial.

b) Positivos

Son aquéllos en que la obligación del sujeto pasivo consiste en hacer algo. Este hacer algo está
destinado a crear las condiciones para el goce efectivo de estos derechos por parte de todos los
habitantes del Estado. Así, por ejemplo, respecto del derecho a la educación es necesaria una
actividad positiva, que contemple medidas tales como subvenciones, promoción de actividades
culturales, créditos fiscales, etc., las que garanticen un acceso real a la educación.

En ese ámbito jurídico los derechos humanos tienden a ser vistos como medios para proteger a
las personas contra las intromisiones abusivas del Estado en sus vidas y actividades. Esta idea ha
variado y hoy se piensa que el Estado no solo debe abstenerse de intervenciones arbitrarias, sino
que además promover condiciones de vida adecuadas. Para exigir esta obligación de promoción al
Estado, nacen los derechos humanos positivos

2. Atendiendo a su origen histórico los derechos humanos

Los derechos humanos surgieron paulatinamente a lo largo del tiempo. La evolución de estos
derechos ha dado origen a diferentes categorías de derechos, en las cuales se distinguen las
generaciones de derechos.

a) Derechos civiles y políticos (primera generación).

Los Derechos Civiles: corresponden a aquella categoría de derechos que se reconocieron en una
primera época, como limitaciones al poder del Estado. De esta forma, estos derechos se
caracterizan por cuanto el Estado se compromete a no violar ni vulnerar, o sea, a no interferir en
determinados ámbitos de la vida. Protegen al individuo en su persona y relaciones personales. El
rol del Estado es pasivo. Por ejemplo, el derecho a la vida, a la propiedad, al debido proceso, la
libertad de enseñanza, etc.

Los Derechos Políticos: son aquellos que protegen la participación de los individuos en la
generación y el ejercicio del poder y en la colaboración en las decisiones colectivas. La obligación
4
Apuntes de Teoría Política 2007, Escuela de Derecho, Universidad de Valparaíso.
del Estado consiste en no impedir dicha participación. Por ejemplo, el derecho de sufragio activo
(elegir) y pasivo (ser elegido) en cargos de elección popular. También podemos mencionar el
derecho a la jurisdicción (o de acceder a los Tribunales para la defensa de sus derechos o
intereses), y el derecho de petición (el derecho a formular presentaciones ante la autoridad).

Tanto los derechos civiles como los derechos políticos, son derechos negativos, es decir, la
obligación del Estado consiste en abstención (no hacer): abstenerse de vulnerar directa o
indirectamente esos derechos.

Esta categoría se sustenta en el valor libertad, pues resguardan la libertad de las personas.

b) Derechos económicos, sociales y culturales (segunda generación). Son aquellos derechos


humanos que posibilitan a la persona y a su familia a gozar de un nivel de vida adecuado.

Estos derechos tienen por objeto directo obtener del Estado una determinada prestación, vale
decir, una actividad concreta que tienda a otorgar una situación de especial bienestar o protección.
Se legitima así un Estado Social de Derecho.

Estos derechos se explican por el principio de “amparo de pobreza”, según el cual, las personas en
situación de desmedro económico tienen el derecho a exigir del Estado la protección o amparo de
sus necesidades básicas; y por el principio de “mínimo vital” que permite asegurar a cada individuo
las condiciones mínimas para desarrollar una vida digna en sociedad.

Los Derechos Económicos: son aquéllos que buscan resguardar condiciones materiales básicas
de vida para todos los miembros de la sociedad. Así, por ejemplo, el derecho a una remuneración
justa o el derecho a un nivel de vida adecuado.

Los Derechos Sociales: son aquéllos que buscan asistir socialmente a los sectores más
desprotegidos. Por ejemplo, el derecho al trabajo; el derecho a la seguridad social.

Los Derechos culturales: son aquéllos que buscan conseguir un efectivo acceso a la cultura para
los sectores de menores recursos. Por ejemplo, el derecho a la educación.

Esta categoría se sustenta en el valor igualdad: están destinados a proteger una efectiva igualdad
social.

En estricto rigor, son derechos positivos: la obligación del Estado consiste en crear las condiciones
económicas, sociales y culturales para que los derechos proclamados sean efectivamente
respetados.

c) Nuevas generaciones de derechos.

Son ciertos derechos que han ido surgiendo en los últimos años, que se basan en el principio de
solidaridad, normalmente a nivel planetario vinculados a los procesos de globalización. Son
derechos que buscan dar protección a la humanidad frente a los riesgos a que se ve expuesto el
hombre ante un mundo industrializado y en constantes cambios.

Estos derechos dicen relación con el derecho a vivir en un medioambiente libre de contaminación y
con las nuevas tecnologías, especialmente la informática. También se habla por ejemplo que es
parte de esta nueva generación el derecho a la paz.
Fuera de las clasificaciones recién señaladas, ha sido propuesta por la doctrina:

3. Según la naturaleza o contenido de los derechos humanos.

Según este criterio podemos decir que los derechos humanos pueden asumir la forma de
inviolabilidades, libertades e igualdades.

Las inviolabilidades son todos aquellos derechos humanos que consisten en la protección de un
determinado bien jurídico, cuya naturaleza es evitar que cualquier persona natural o jurídica o el
propio Estado atenten en contra de ellos. Por ejemplo el derecho a la vida, el derecho a vivir en un
medio ambiente libre de contaminación, derecho de propiedad, etc.

Las libertades son una manifestación de la autonomía y el libre albedrío del hombre. Este poder de
acción y de decisión no puede ser impedido ni limitado por el Estado ni por otras personas. Por
ejemplo: la libertad personal, la libertad de expresión, libertad de conciencia, de enseñanza, etc.

Las igualdades, los derechos humanos que derivan del valor igualdad son todos aquellos que
buscan establecer una cierta equiparidad entre los seres humanos, es decir, que todos sean
tratados de modo equivalente tanto en abstracto (la ley u otra norma no debe hacer diferencias
arbitrarias), como en concreto (los órganos del Estado están impedidos de hacer discriminaciones
de trato en un caso específico). La consagración de la igualdad humana, por lo general debe ser
entendida en términos relativos y no absolutos. O sea, está permitido hacer diferencias entre los
sujetos, lo que está prohibido es que ellas tengan un carácter arbitrario. Tenemos como ejemplo de
esta categoría, la igualdad ante la justicia, la igualdad ante la ley, ante los tributos y demás cargas
públicas, en el trato económico dado por el Estado.

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