“Predicar: comunicando fe en una época de escepticismo” Timothy Keller Introducción Hay muchas maneras para transmitir la Biblia. Ninguna iglesia debe pensar que toda la transformación de los miembros será el resultado tan solo de la prédica bíblica. Porque también hay otras importantes formas, como ser el evangelismo, discipulado, grupos pequeños, consejería. Dios usará cada una de estas maneras para la transformación. Sin embargo la prédica tiene un lugar central en la vida de la iglesia bíblica. El ministerio que honra a Cristo debe ser centrado en la prédica pero no restringido a la prédica. ¿Cómo es una Buena Prédica? El secreto de la excelencia en la predicación tiene que ver con nuestra buena comunicación de la Palabra de Dios, esto es obvio. Pero lo más importante para el impacto, es la obra del Espíritu Santo en la vida de nosotros los predicadores tanto como en la vida de los oidores. Tenemos que pedir que Él abra nuestros corazones para responder al mensaje de la Palabra proclamada (Hechos 16:14). Es la obra de Dios abrir nuestros corazones a la Palabra de Dios para que no escuchemos “solamente en palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo y con plena convicción” (I Tes 1:5). Esto vemos en las predicaciones del Nuevo Testamento tanto como en prédicas impactantes a lo largo de la historia de la iglesia. Por ejemplo cuando Whitfield predicaba la gente estaba consciente de la presencia y el poder de Jesús convenciendo sus corazones de pecado, justicia y juicio. Una de las aplicaciones para nosotros es que debemos predicar a Cristo, no dar recitaciones de principios moralistas. Esta elocuencia espiritual del predicador sale de su casi desesperado amor para con Cristo y Su verdad en el evangelio, y cuando el pueblo acepta la verdad del Señor como asunto de vida y muerte. Y esta es la obra de Dios – dependemos de Él para hacer esta obra sobrenatural en todos nuestros corazones. Es por esto que debemos mantener en la mente dos objetivos cuando predicamos: ser fieles comunicando la Palabra de Dios y buscar el buen entendimiento en la mente del oidor. Y para hacer esto no sirve ofrecer granos de trigo crudo – debemos de preparar un rico pan para su alimento y deleite. La buena prédica sale de dos amores: amor por la Palabra de Dios y amor por los oidores, deseando demostrarles la gloriosa gracia de Dios. Pablo en I Corintios 1:18-2:5 nos exhorta predicar a Cristo: “Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios. Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y el entendimiento de los inteligentes desecharé”. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el polemista de este siglo? ¿No ha hecho Dios que la sabiduría de este mundo sea necedad? Porque ya que en la sabiduría de Dios el mundo no conoció a Dios por medio de su propia sabiduría, agradó a Dios, mediante la necedad de la predicación, salvar a los que creen. Porque en verdad los judíos piden señales y los griegos ¡¡¡ADVERTENCIA!!! Información sin transformación produce hipocresía y fariseísmo 1 buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles; mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios. Porque la necedad de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres. Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento; no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte; y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; para que nadie se jacte delante de Dios. Mas por obra suya estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, y santificación, y redención, para que, tal como está escrito: El que se gloría, que se gloríe en el Señor. Cuando fui a vosotros, hermanos, proclamándoos el testimonio de Dios, no fui con superioridad de palabra o de sabiduría, pues nada me propuse saber entre vosotros, excepto a Jesucristo, y éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y con temor y mucho temblor. Y ni mi mensaje ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no descanse en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.” Pablo afirma que fue a Corinto para proclamarles el testimonio acerca de Dios. Y para lograr este propósito él propuso no saber entre ellos nada excepto a Jesucristo y éste crucificado. Él entendía que para predicar ‘todo el consejo de Dios’; tenía que predicar a Cristo como el tema principal y la sustancia central del mensaje bíblico. Entonces Pablo entendió que no llegó a predicar el texto hasta que predicara de Cristo -- ¡no solo como ejemplo para seguir sino como nuestro Salvador! Esto es lo que Pablo dice en 1 Corintios 1:30, “Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, y santificación, y redención”. Pablo entiende que Cristo es la clave para entender cada texto bíblico (este es el primer aspecto de una buena prédica) tanto como la clave para que los oidores entiendan en su corazón y en su vida el mensaje de la Biblia (este es el segundo aspecto). Esto es lo que Pablo explica en 1 Corintios 2:1- 2 “Cuando fui a vosotros, hermanos, proclamándoos el testimonio de Dios, no fui con superioridad (elocuencia) de palabra o de sabiduría, pues nada me propuse saber entre vosotros, excepto a Jesucristo, y éste crucificado.” Aquí no está diciendo que no trata de convencer a las personas persuadiéndolos con la mejor lógica y clara exposición. Más bien cuando Pablo habla de elocuencia (2:1) y palabras persuasivas (2:4) está diciendo tajantemente que rechaza el uso de la fuerza de su personalidad, o el manejo de técnicas sicológicas, o abrumando a los oidores con métodos humanos de manipulación. Rechazando todos estos abusos oratorios, Pablo confía en “Cristo y éste crucificado”. Pablo sabe que la única manera de reorientar la base de la confianza en el corazón del oidor es cambiar lo que más básicamente ama y en quién confía. Y este cambio no resulta por manipulación o esfuerzo humano -- viene tan solo como resultado de la obra sobrenatural de Dios -- en las palabras de Pablo 2:4 “la demostración del poder del Espíritu”. O en las palabras de Jesús en Juan 16:12-15 “el poder del Espíritu Santo mostrándonos la gloria y la belleza de Cristo” -- éstas son las pruebas transparentes de la persona y obra de Jesús que convence de la verdad. Entonces nuestra tarea
¡¡¡ADVERTENCIA!!! Información sin transformación produce hipocresía y fariseísmo
2 cuando predicamos no es presentar una lectura informativa sino un sermón que transforma vidas. No es simplemente hablar acerca de Cristo sino presentar a Cristo, demostrar Su grandeza, revelando como Él es digno de alabanza y adoración. ¡Si hacemos esto el Espíritu promete ayudarnos porque ésta es Su gran obra en este mundo! Tumbando la Idolatría del Corazón Cuando hablamos de la prédica que cambia vidas, no solo estamos hablando del impacto hacia creyentes. También queremos impactar a incrédulos y en realidad a toda la cultura que nos rodea. En I Corintios 1:21-24 Pablo dice, “Porque ya que en la sabiduría de Dios el mundo no conoció a Dios por medio de su propia sabiduría, agradó a Dios, mediante la necedad de la predicación, salvar a los que creen. Porque en verdad los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles; mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios.” Pablo reconoce que somos seres socio-culturales, y esto significa que nuestras motivaciones más profundas son forjadas en nuestras comunidades humanas donde vivimos. En los versículos 21-24 Pablo identifica las idolatrías más fundamentales de su día. Los griegos valoraban la filosofía, las artes y los logros intelectuales. Los judíos valoraban el poder y las habilidades prácticas. Pablo desafía a ambos valores con la cruz de Cristo. Presentaba una salvación a griegos que viene no por medio de filosofías sino a través del Salvador crucificado. Para ellos esta idea era la opuesta a la sabiduría – era necedad. También Pablo presentaba la verdad de la salvación a judíos – salvación que viene no por medio del poder de un Libertador político venciendo al gobierno romano, sino a través de un Salvador crucificado. Para los Romanos esto era lo opuesto a poder – era debilidad. Pablo usa el evangelio para confrontar cada cultura, mostrándoles que sus verdaderos valores y confianza es idolatría. Confrontando esa idolatría Pablo le dice a sus oyentes griegos: “¿ustedes buscan sabiduría? Miren la cruz. Es ahí donde Dios hizo posible que Él sea el justo y a la vez el que justifica a los que creen. Esta es verdadera sabiduría. Y a sus oyentes judíos les dice: “¿ustedes buscan poder? Miren la cruz. ¡La cruz es donde Dios derrocó nuestro enemigo más poderoso (el pecado, la culpa, la muerte) sin destrozarnos a nosotros mismos! Este es verdadero poder. Podemos aprender de Pablo que cuando predicamos debemos comparar y contrastar el mensaje bíblico con las creencias más profundas de la cultura. Estas normalmente son invisibles para los que estamos dentro de nuestra propia cultura. Porque haciendo esto ayudaremos a las personas a entender mejor sus motivaciones y reacciones, y así confrontar los ídolos del corazón. Esto lo hacemos con la verdad de la Palabra de Dios, porque solo Dios puede ayudar a las personas a ver cómo sus anhelos más profundos se cumplen tan solo en Cristo – porque Él es la verdadera sabiduría, la verdadera justicia, el verdadero poder, la verdadera belleza. Entonces ¿entienden que nuestra tarea es explicar la Palabra de Dios de una manera fiel al texto y que al mismo tiempo toca los pensamientos y motivaciones (bases de confianza) más profundas del corazón? Informar a la mente no impacta a nadie -- debemos golpear la conciencia, el interés y la imaginación, persuadiendo a la gente a que se aferre a Cristo en arrepentimiento, confianza y en obediencia. Una buena prédica nos lleva a analizar y desafiar ¡¡¡ADVERTENCIA!!! Información sin transformación produce hipocresía y fariseísmo 3 estas bases de confianza más profundas de nuestra vida. El deseo de ser “relevante” no es un objetivo bíblico para el fiel predicador de la Palabra de Dios, solo el deseo de exponer las bases de confianza en el corazón de cada oidor. Y ¿cómo hacemos esto? Predicando a Cristo, mostrando cómo el pasaje o el tema encuentran su cumplimiento en Cristo. No lograremos satisfacer los anhelos más profundos del corazón en otra cosa que no sea Cristo y Su obra. Porque ninguna otra cosa es perfecta en su belleza. La prédica que no comunica nada más que principios morales, la práctica ética, conceptos inspiradores y buenos consejos no atraerá a nadie a la belleza de Cristo. No transformará vidas – esto pasa tan solo mediante la “demostración del Espíritu y de poder”. ¿Por qué es más congruente con la Intención Bíblica la Prédica Expositiva? Por lo que Pedro exhorta en 1 Pedro 4:11, “El que habla que hable conforme a las palabras de Dios”. Los puritanos vivieron en una época donde se había perdido esta convicción bíblica debido a predicadores que llenaban los púlpitos de Inglaterra usando métodos de oratoria para impresionar a la gente con sus lindas citas, imágenes poéticas y retórica clásica. Hacían referencia a ideas bíblicas, pero el grosor de sus mensajes era la habilidad humana para lograr su propio mejoramiento, creyendo que la Biblia era tan solo una pequeña parte para ayudar en su avance moralista. Se había perdido la confianza en el poder y autoridad de las Escrituras para transformar. Los Puritanos en cambio creían que el propósito principal en la prédica era dejar que la Biblia hable por sí sola, para que el poder de Dios en ella impacte a los que oían. Tenían esta convicción por la verdad bíblica, que la Biblia en sí es perfecta, pura, es sabiduría eterna, suficiente y poderosa para convencer la conciencia e impactar al corazón. Nosotros como predicadores ¿estamos convencidos de la misma verdad? ¿Entendemos que la Biblia es la autoridad y el poder de Dios? Si esta es nuestra convicción vamos a dedicar nuestro esfuerzo a predicar comunicando lo que dice la Biblia en vez de usarla para apoyar nuestros pensamientos propios! Esta es la razón por la cual comunicamos las Escrituras con Sus propias directivas y enseñanzas. ¡La gran tarea de la prédica bíblica es proclamar la Palabra de Dios y hacer que los oyentes sientan Su autoridad! Esta es la idea de la prédica expositiva: hacer que el texto de la Biblia nos guíe comunicando su mensaje y propósito. La prédica expositiva es la mejor manera de ser fiel a la instrucción divina, en 1 Pedro 4:11 el mensaje se basa en el texto; así que todos los puntos del sermón son puntos del ADVERTENCIA texto y se concentra en la idea principal que se encuentra en el texto. Para Información sin encontrar esto es necesario colocar el pasaje dentro del tema central de la Transformación Biblia, demostrando cómo Cristo es el cumplimiento final del tema del produce hipocresía texto. Así que la prédica expositiva es la mejor manera de demostrar y y fariseísmo. comunicar que toda la Biblia es verdad – para que los oidores coloquen su confianza en Dios, en Su Palabra, no en el predicador, sus opiniones o el razonamiento humano. Y el fruto de esto es que mientras vamos explicando el significado de la Biblia, Dios se vuelve poderosamente activo en nuestras vidas. ¡¡¡ADVERTENCIA!!! Información sin transformación produce hipocresía y fariseísmo 4 La prédica expositiva enseña a la gente cómo debe leer su propia Biblia, cómo pensar en un pasaje y cómo entenderlo. Así verán que la Biblia no es solo información – es viva y eficaz (Hebreos 4:12) – es poder de Dios que lleva a conocer y experimentar una relación personal y viva con Jesús, quien es el personaje y mensaje central de la Biblia. Debemos Predicar a Cristo cada vez En Lucas 24:44-45 Jesús dice: “Esto es lo que yo os decía cuando todavía estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo que sobre Mí está escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras ”. Aquí Jesús muestra a Sus discípulos que a menos que entendamos quién es Él y lo que Él vino a hacer, no entendemos ni la salvación ni la Biblia. Esto significa que nuestra gran tarea como predicadores de la Palabra de Dios es mostrar cómo cada texto se relaciona al resto de la Biblia apuntando a Cristo y Su salvación. Si el evangelio es el mensaje central de la Biblia entonces honramos a Dios al explicar cada texto mostrando cómo éste se enfoca en la cruz. De hecho no hemos terminado nuestra tarea de explicar un texto hasta demostrar cómo nos muestra que no es posible salvarnos a nosotros mismos – que solo Jesús hace esto. Esto significa que debemos predicar a Cristo en cada texto. Pero existe dos serios impedimentos para que la gente entienda que Cristo es el mensaje central de la Biblia y deposite su fe y confianza en Él. Estos son los dos terribles enemigos del evangelio – el Legalismo y el Antinomianismo. Legalismo es la perspectiva que podemos endeudar a Dios para conseguir Su ayuda y bendición mediante nuestro esfuerzo y bondad. Antinomianismo es la idea de que podemos relacionarnos con Dios sin obedecer Su Palabra. Los dos explican equívocamente cómo funciona el evangelio. Legalismo es mucho más que el error que “puedo salvarme a través de mis buenas obras”. Es el pensamiento y actitud del corazón que opina de que el amor de Dios para nosotros es condicionante en algo que nosotros somos o hacemos. Es la actitud de que si yo ofrezco a Dios ciertas cosas (mi bondad ética, mi intento para evitar pecado intencional, mi fidelidad a la Biblia y la iglesia) Dios me tratará con mayor bondad. El Legalismo lleva a un corazón y actitudes no amables, severas, hiper-sensibilidad a la crítica, lleva a profunda inseguridad y envidia de otros – porque la identidad y valor del Legalista depende de sus logros y la aprobación de otros en vez de encontrar esto en Cristo y su gracia no merecida. En contraste el Antinomianismo también es más que tan solo la opinión que, “No tengo que obedecer la ley de Dios”. Es el pensamiento que puesto que “Dios me ama a pesar de mi comportamiento, no importa cuán inmoral sea mi vida; Él me acepta tal cual soy; Él no quiere que yo sea nada más de lo que soy”. Muchas veces en tiempo esto se convierte en un total rechazo de Dios diciendo que la única manera de ser libre es abandonando la creencia en Dios. El lugar más conocido donde la Biblia describe estos dos errores es Romanos 1:18-21. Pablo demuestra que puesto que los gentiles paganos desechan la ley de Dios (ello son anti-ley), han perdido su conexión con Él. Luego en Romanos 2:1-3:20 Pablo explica que judíos que creen en la Biblia y tratan de cumplir la ley también están desconectados de Dios. ¿Por qué? Porque ¡¡¡ADVERTENCIA!!! Información sin transformación produce hipocresía y fariseísmo 5 ellos confían en su habilidad de guardar la ley en vez de la gracia de Dios para andar con Dios (ellos son Legalistas). Buscan “su propia justicia” que se basa en su intento de obedecer la ley (Filipenses 3:3-9). Externamente ellos tratan de lucir justos, pero internamente son autosuficientes y no dependen de Dios para recibir la salvación de acuerdo a Su provisión (Romanos 10:1-4). Así que ambos grupos rechazan la gracia de Dios y Su salvación. Es por esto que Pablo concluye diciendo, “no hay justo, ni aún uno; no hay quien entienda; no hay quien busque a Dios” (Romanos 3:10,11). Ambos dependen de sí mismos para ser sus propios salvadores, demostrando que en realidad son iguales los dos en cuanto a la relación a Dios. Si en nuestra predicación vamos a poder golpear la conciencia, tenemos que entender ambos errores, y conocer la verdadera relación bíblica entre la ley y el evangelio. La ley nos muestra nuestra necesidad del evangelio, y una vez salvos por la fe, la ley nos muestra cómo conocer y servir a Cristo y crecer más como Él, quien nos salvó. Es crucial en nuestra prédica que no comuniquemos a la gente que deben ser moral y buena sin relacionar esta exhortación con el evangelio. Ni tampoco decir a la gente que es salva por la gracia sin que haya frutos de cambio que la salvación siempre produce. En Juan 14: 21-23 Jesús nos muestra que el evangelio no transforma nuestra obediencia para que seamos salvos (este es el error Legalista), sino que muestra que la obediencia es la respuesta y evidencia de la salvación que recibimos. Obediencia a la ley de Dios que sale de la gracia del evangelio, es una expresión de que conocemos, reflejamos, amamos y nos deleitamos en Él, quien nos salvó a tan grande costo Suyo! Llegamos a entender esto mejor analizando la caída del hombre en Génesis 3. Cuando Dios les dice a Adán y Eva que no coman el fruto del árbol -- no les dice por qué. No especifica en esta prohibición por qué el fruto es malo para ellos. Su falta de una explicación específica es un llamado para obedecer simplemente porque aman y confían en Dios porque Él es Su autoridad. Así que el mandato buscaba no mera conformidad en cuanto a comportamiento – buscaba más una actitud particular de confianza en el contexto de una relación íntima con Dios. Fue esta relación en la que la serpiente se enfocó para atacar. La serpiente mintió diciendo que su desobediencia a Dios los libertaría (y esto no pasó). Sin embargo la humanidad ha vivido creyendo la mentira de la serpiente, recibiendo todo su veneno espiritual, al creer que Dios es restrictivo, absorto en sí mismo y egoísta. La esencia del pecado es no confiar en Dios y sus propósitos hacia nosotros. La serpiente le insinuó que si le obedecemos a Dios, esto nos dejaría miserables. La mentira fue un ataque frontal del carácter de Dios -- Su generosidad e integridad. Esta es la misma mentira que el mundo sin Dios sigue creyendo, que no puedes confiar en Dios porque Él no nos ama. Dudar del carácter de Dios es nuestra condición pecaminosa por defecto. En el núcleo de nuestro ser sin Dios no confiamos en Sus buenas intenciones hacia nosotros. Esta mentira es la raíz de los errores de Legalismo y Antinomianismo. Legalismo sale de la creencia de que complacemos a Dios por medio de nuestros ritos y esfuerzos, para conseguir Sus bendiciones que solo da de mala gana y sin amor. La esencia del Legalismo es un concepto distorsionado de Dios – Él es un policía que impone Su ley porque quiere negar y destruir nuestro gozo. Antinomianismo cree lo mismo acerca de Dios, que Él es tacaño y duro y le falta amor; que sus mandamientos no son para nuestro beneficio. Ambos ¡¡¡ADVERTENCIA!!! Información sin transformación produce hipocresía y fariseísmo 6 errores perciben la ley de Dios no como la expresión de Su amor y gracia hacia nosotros sino como una carga pesada pero necesaria para apaciguar la maldad de Dios. No hay gozo en la obediencia; es algo que Dios impone porque tiene un amor condicional y no está dispuesto a repartir Sus bendiciones. La única diferencia entre los dos es que el Legalista asume este deber cargoso con cansancio, mientras que el Antinómico lo rechaza y no lo hace. Pero ambos ven a Dios con los mismos malos ojos. Es aquí que este tema afecta nuestra prédica. Si crees que el Legalismo no es nada más que un sobre-énfasis en la ley, creerás que la solución es hablar menos de la obediencia y más de la aceptación y el perdón. También, si crees que el Antinomianismo no es nada más que una actitud ligera en cuanto a la moralidad y la ley, concluirás que la solución es hablar menos sobre la misericordia y la aceptación, y más sobre los mandamientos justos y santos de Dios. Es decir, tratarás de curar uno con una dosis del otro. Pero esto será desastroso -- puesto que los dos errores vienen de la misma raíz. Ambos vienen de la creencia de que Dios no nos ama, y no ven que tanto la ley como el evangelio son expresiones de la gracia de Dios. Para ambos la obediencia a la ley es simplemente una manera de conseguir lo que queremos y necesitamos de Dios, no una manera de acercarnos a Dios en una relación de amor con Él. No es una manera de conocer y deleitarnos en el Dios que nos ama para experimentar Su amor por la simple motivación de que Él es digno de toda honra. Puesto que el Legalismo no entiende la gracia de Dios, distorsiona la función correcta de la ley como guía para nuestras vidas y la herramienta de Dios para que agrademos a Dios y nos parezcamos más a Cristo. Más bien, el Legalista ve la ley como un sistema cargoso para conseguir la salvación y obtener bendiciones. La única verdad que destrozará esta mentira no es comunicando un principio abstracto que “tú eres aceptado y perdonado”, sino una nueva relación con Dios entendiendo Su bondad y acudiendo a Su amor tan costoso en Jesucristo. Así debemos tratar al Legalismo. Y puesto que el Antinomianismo tampoco entiende el amor y la gracia de Dios, viendo la ley como un impedimento a la libertad y crecimiento personal en vez de la manera generosa de Dios que Él usa para formar en nosotros ambas cosas – se vuelve un error afrontar el Antinomianismo simplemente diciendo, “Dios es santo y justo”. Si hacemos esto nuestros corazones pecaminosos usarán esta información para estar más convencidos de la severidad de Dios. La única arma eficaz para combatir esta mentira es el costoso amor de Dios en Cristo, quien cumplió perfectamente en su vida y muerte la justa ley de Dios. Solo viendo la belleza de Dios y Su gloriosa, libre y costosa gracia en el evangelio nos librera y sana de la mentira del Legalismo y del Antinomianismo. Así que esta es la razón por la cual debemos predicar a Cristo cada vez que predicamos. Solo así logramos explicar en su totalidad el mensaje central de la Biblia, que es el evangelio de la gracia y amor de Dios. Solo hay dos alternativas leyendo la Biblia. O creemos que se trata de mí y lo que YO debo hacer, o se trata de Jesús y lo que Él logró en la cruz del Calvario. Si creo que puedo conseguir el favor de Dios y Su salvación mediante mi esfuerzo y obediencia (ayudando a los pobres, evangelizando, obras de MI piedad) mi motivación haciendo estas cosas se vuelve una mezcla de temor y orgullo. Temor evitando castigo; temor tratando de obligar a Dios y otros que hagan lo que yo quiero. Orgullo en el sentido de que soy mejor que ¡¡¡ADVERTENCIA!!! Información sin transformación produce hipocresía y fariseísmo 7 otras personas (Lucas 18:11). Todo el bien que logro mejora mi auto-imagen tratando de conseguir el respeto y la admiración de los demás, y para obligar a Dios que me debe algo. En realidad es engaño absoluto si pienso que vivo una buena vida, cuando la realidad es que mi vida está absorbida en egoísmo e idolatría personal. Si logro mis metas me siento una mejor persona, pero en medio de todo este esfuerzo me vuelvo más santurrón, más autosuficiente, pensando que los demás me deben algo, soy menos paciente y terminó siendo menos amoroso con los demás. Y al otro lado si no logro mis metas me siento peor en relación de mí mismo porque mi identidad se basa en la idea que soy mejor que las demás personas. ¿Ven cómo el evangelio desafía los dos lados de auto-salvación? Debemos predicar golpeando la idolatría y la mentira con la verdad del evangelio. Por ejemplo, si predicas la historia de José resistiendo la tentación de la esposa de Potifar y terminas el sermón diciendo que debemos huir de la tentación, estás reforzando el defecto del corazón humano de que podemos salvarnos a nosotros mismos. ¿Te das cuenta? La gente concluirá de tu sermón que puedes conseguir las bendiciones de Dios por tu buena conducta. Así que, si no enseñas cada vez con claridad y énfasis lo que el texto apunta a la salvación de Cristo y cómo Él nos salvó cuando Él resistió la tentación y cumplió perfectamente la ley de Dios en Su vida y venció el pecado en Su muerte por nosotros como nuestro sustituto, terminas confirmando moralidad humana al moralista. Es por esto que tenemos que explicar cada vez el evangelio – mostrar que somos pecadores amados en Cristo, tan amados que no tenemos por qué quedarnos en oscura angustia cuando pecamos; tan pecadores que no tenemos ningún derecho de enorgullecernos cuando hacemos bien – y ayudar a nuestros oidores a escaparse del engaño del moralismo para encontrar ayuda y rescate en el evangelio de Cristo. Esto es importante tanto para personas seculares que no van a considerar el verdadero Cristianismo si creen que es idéntico al moralismo, como para el supuesto Cristiano Legalista tratando de asegurar su lugar en el cielo mediante su propia obediencia. Para ninguno habrá paz en su corazón hasta abandonar los ídolos del esfuerzo y la justicia propia, y aferrase por la fe a Cristo para recibir Su justicia que abastece para cada uno que confíe en Él. Dos Peligros que hay que Evitar 1. Existe el peligro de predicar el texto (aun predicando un texto explícitamente sobre Jesús) sin verdaderamente predicar el evangelio. Les daré un ejemplo. Digamos que estás predicando capítulo por capítulo y versículo por versículo en el Evangelio de Marcos. Llegas a Marcos 5 que habla del endemoniado. Jesús lo libera restaurando su humanidad y colocándolo de nuevo en su comunidad. Concluyes diciendo que si vienes a Jesús, sea cual sea tu problema, Él puede entrar en tu vida para restaurar las cosas rotas. Puede sanar tus enfermedades; si tienes una baja auto-estima Él puede mostrarte cuanto te ama; si tienes adicciones Él puede librarte de éstas. Ahora, todo lo que has dicho es absolutamente cierto (con tal que no prometas una santificación instantánea y fácil), y es cierto que Jesús ES nuestro libertador! Pero si no decimos cómo Jesús nos libera, fomentamos moralismo. Así que es importante explicar que la situación de esclavitud, tristeza y aislamiento en la vida de este hombre es la situación de cada persona sin Dios. Todos somos pecadores -- la Biblia explica que como pecadores somos esclavos de ídolos ¡¡¡ADVERTENCIA!!! Información sin transformación produce hipocresía y fariseísmo 8 y Satanás. Necesitamos ser rescatados de esa oscuridad y ser llevados a la familia de Dios. Esta es nuestra situación como pecadores. La pregunta entonces es: ¿Por qué Jesús tiene la autoridad y el poder para perdonar y restaurar a este hombre? Porque Jesús cambio lugares con este hombre. Él entra en la vida de este hombre para librar y restaurar porque Jesús murió por él en la cruz, pagando la culpa por su pecado que él merecía pagar en el eterno infierno. Jesús puede salvar porque Él murió en la cruz. Sin explicar el evangelio damos la impresión de que la salvación se trata de sanar nuestras heridas y que la manera de conseguir esta sanidad es simplemente pidiéndole a Jesús entrar en nuestra vida y satisfacer nuestras necesidades. Si no explicamos pecado y gracia a la gente no entenderá porque necesitan la cruz de Cristo. Creerá que el evangelio es Dios proveyendo para nosotros sanidad y una mejor vida (éstos pueden ser resultados del evangelio si lo entendemos como estar restaurada nuestra relación con Dios), pero en sí no es el evangelio. Estos son resultados del evangelio. El evangelio es EL mensaje central de la Biblia – es la verdad que Jesús fue nuestro Sustituto para pagar la culpa de nuestra ofensa contra Dios, justificando y limpiándonos. Jesús entregó Su vida para rescatarnos. Solo entendiendo Su muerte sacrificial vamos a poder experimentar el romper el poder del pecado en nuestras vidas. Solo el evangelio revela a nosotros el error de confiar en nuestra propia justicia de obras propias y esfuerzo propio, y lo que los hace innecesarias. Cuando dejamos de intentar salvarnos a nosotros mismos y acudimos a Cristo para salvarnos, entonces las cosas que nos motivaban, que nos esclavizaban, dejan de ejercer poder sobre nosotros – Satanás pierde su poder en nuestra vida. ¿Así ven cómo es posible predicar el Nuevo Testamento y no predicar a Jesús y Su obra salvífica? Predicando a Cristo es más que simplemente ver a Jesús en el texto – es predicar el evangelio. Predicar el evangelio significa predicar a Cristo, Su obra salvadora y Su gracia -- es posible predicar cualquier parte de la Biblia sin hacer esto. 2. El segundo peligro es predicar a “Cristo” sin predicar el texto. Es posible “llegar a Cristo” tan rápido en nuestra prédica dentro de un texto que no consideramos las particularidades del texto. Este es un error, saltar las realidades históricas; haciendo esto perdemos la riqueza de la historia y la teología que el texto presenta. Si hacemos esto vamos a caer en la tendencia de presentar a Cristo de la misma manera semana tras semana, y Jesús dejará de ser la solución o el clímax de lo que estamos enseñando, ni la respuesta a problemas prácticos y específicos que tiene la gente. Así que tenemos que encontrar balance – no predicar a Cristo sin predicar el texto, y no predicar el texto sin predicar a Cristo. Nuestro sermón se volverá pobre si Cristo no es central en lo que predicamos. Cada pasaje tiene algún vínculo con Cristo. Para encontrar este vínculo con integridad tenemos que conocer el mensaje central del autor, escribiendo y desarrollando este punto sin desviarnos mucho de este punto central, porque cometiendo este error es más difícil encontrar a Cristo en la intención del propósito que tiene el autor original. Predicando a Cristo en toda la Biblia El libro “El Gran Panorama Divino” o “Predicar La Gran Historia de Dios” explican cómo cada parte de la Biblia apunta a Cristo en su manera particular. Jesús es la Esperanza de los Patriarcas (Génesis). Jesús es la Roca de Moisés (Éxodo). Jesús es el Comandante del ejército de Dios (Josué 5). Jesús es el verdadero Rey de Israel. Jesús es el Siervo que Sufre (Isaías 40-55). Jesús es ¡¡¡ADVERTENCIA!!! Información sin transformación produce hipocresía y fariseísmo 9 la Sabiduría de Dios (Proverbios y I Cor 1:22-25). Cada género y cada parte del Antiguo Testamento mira hacia adelante, a Cristo informándonos quién es Él de una manera que los otros pasajes no lo hacen. Por ejemplo en los libros históricos desde Jueces hasta 2º de Crónicas una de las más importantes preguntas es la naturaleza del Pacto de Dios. El Pacto dice: “Ustedes serán mi pueblo y Yo seré Su Dios” (Ex 6:7). La pregunta es – considerando los fracasos de Israel al no cumplir su promesa del pacto para servir a Dios y serle fiel, ¿es condicional el pacto o incondicional? Vamos a concluir que es condicional, porque ¿”si rompes el Pacto te cortaré, te maldeciré, te abandonaré para siempre”? O es incondicional, porque ¿”aunque tú no has sido fiel y Me rechazaste, nunca los abandonaré totalmente sino que estaré con ustedes”? ¿Cuál es la respuesta? Este misterio es una de las principales tensiones que conduce la acción dramática en toda la Biblia! ¿Cuál es la respuesta que no afecta lo que conocemos acerca de Dios – de Su amor o de Su justicia? ¿Es que Su amor vence Su santidad de tal manera que no toma en cuenta nuestro pecado? O ¿gana Su juicio y justicia para que deje de amarnos? En esto es la principal tensión en la historia bíblica. Pero de repente llega Jesús y lo vemos gritando, “Mi Dios, Mi Dios, ¿por qué me has abandonado?” Y en esto vemos la respuesta a este dilema. Porque Jesús vino para cumplir perfectamente las condiciones de la ley para que Dios pueda amarnos incondicionalmente. Este es el mensaje del evangelio. El evangelio en los temas principales de la Biblia: 1. Reino: Dios nos hizo para que conozcamos, obedezcamos y sirvamos a nuestro verdadero Rey. El pecado es rebeldía en contra Él, pero Romanos 1 dice que todos debemos adorar y servir algo. Seremos esclavizados de las cosas creadas hasta que se rompa su control sobre nosotros. ¿Cuál rey es suficientemente poderoso para librarnos de esta esclavitud? Solo Él quien es Dios mismo hecho hombre. Jesús es el verdadero Rey; fue Su muerte y resurrección que rompió el poder del pecado y la muerte sobre nosotros. Es por esto que – servirle a Él es perfecta libertad. 2. Pacto: Dios nos hizo para relacionarnos con Él. Nos creó para vivir esta relación con Él en el Pacto que Él estableció. Un pacto es una relación más íntima porque es más seria. La relación del Pacto que estableció con nosotros es que seamos Sus hijos – Él es nuestro Padre. Si guardamos este Pacto, hay bendiciones de amor, unidad y paz. Si rompemos este Pacto hay la maldición de separación, de andar solos. ¿Cómo puede Dios ser santo y a la vez seguir fiel a su pueblo? Solo a través de la muerte de Jesús en la cruz – donde tanto el amor y la ley se cumplen, donde el Señor demostró que era el Siervo perfecto y donde Él cumplió el Pacto perfectamente a favor nuestro. 3. Hogar y Exilio. Dios creó este mundo para que sea nuestro hogar. Edén era el lugar del Shalom y de satisfacción perfecta. Debido a nuestro pecado todos ahora vivimos en exilio. El mundo en el cual vivimos ya no nos satisface. ¿Quién puede llevarnos a casa, traer a nuestra existencia paz y realización perfecta? Solo Cristo, quien fue exiliado por nosotros, enviado del cielo a la tierra, echado fuera de la ciudad, abandonado por todos, para morir en la cruz. Sin embargo, por Su muerte y rescate, Su promesa es que tendremos un nuevo
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10 hogar en el nuevo cielo y la nueva tierra donde morará Su perfecta justicia (Apocalipsis 21- 22). 4. La Presencia de Dios y Adoración: ¿Cómo pueden pecadores separados de Dios estar ante Su presencia experimentando alabanza y gozo? Dios nos diseñó para que tengamos comunión con Él viviendo en Su presencia – sin embargo Él es santo. ¿Cómo pues pueden pecadores como nosotros acercarnos al Dios santo? La respuesta es la espada ardiente guardando la presencia de Dios descendió sobre Jesús, y ahora Él abrió para nosotros el camino de acceso a Dios. Él es el camino. (Génesis 3:24; Hebreos 10:19-22). 5. Descanso y Sábado: Estamos cansados e inquietos por hacer la obra en nuestro propio esfuerzo, una obra agotadora e ineficaz tratando de obtener nuestra identidad por medio de lo que hacemos y logramos. Pero en Jesús descansamos de esa obra conociendo la aceptación incondicional de Dios porque Jesús experimentó el vacío cósmico por estar abandonado por Dios. 6. Justicia y Juicio: Necesitamos justicia en este mundo, pero esto nos expone con un problema enorme. Si no hay juez – ¿qué esperanza hay para este mundo? Pero si hay juez – ¿qué esperanza hay para ti o para mí? “Señor, si tú tuvieras en cuenta las iniquidades, ¿quién, oh Señor, podría permanecer?” (Salmo 130:3). Pero esta es la maravilla, que Jesucristo es el Juez de toda la tierra, quien vino la primera vez no con una espada en sus manos sino con clavos atravesando sus manos, no para traer juicio sino para cargar en Su cuerpo el juicio – para rescatarnos. Jesucristo es el Juez que fue juzgado -- para que todo aquel que en Él cree pueda enfrentar el futuro juicio con confianza. En aquel día se acabará todo mal, sin que éste nos destruya por ser parte del mal, puesto que somos perdonados en Cristo. 7. Justicia y Desnudez: Antes no teníamos nada que esconder de Dios ni de otros. Cuando perdimos nuestra justicia original, fuimos obligados a cubrirnos y nos escondimos de Dios y de nuestro prójimo (Génesis 2:24-3:24). Ahora nuestra vergüenza y culpa están cubiertas por la gracia de Dios, para los que estamos en Cristo. Es así porque Jesús fue desnudado en la cruz; ahora estamos vestidos con Su ropaje de justicia (Isaías 61:10). Entonces ¿ven cómo podemos enseñar a Cristo desde cada punto en la Biblia? Estos temas, figuras y personajes nos apuntan a Cristo – quien nos rescata y transforma para que reflejemos a Él. Podemos mostrar cómo cada relato bíblico apunta a Cristo en sus éxitos y en sus fracasos, en sus fortalezas y en sus debilidades. Aún en los fracasos vemos la gracia de Dios de como Él usa lo que el mundo considera débil e inútil para Su gloria. Podemos ver que Dios salva con muchos (Otoniel), con pocos (Gedeón), o con uno (Sansón). Algunos ejemplos de ver a Jesús en personajes bíblicos: 1. Jesús es el verdadero y mejor Adán quien venció la tentación en el Jardín; cuya obediencia fue imputada a todos los que estamos en Él (I Corintios 15). 2. Jesús es el verdadero y mejor Abel – el Inocente que fue matado, Su sangre llama de la tierra para nuestro perdón y no para condenación (Hebreos 12:24).
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11 3. Jesús es el verdadero y mejor Abraham, quien respondió al llamado de Dios para dejar su hogar cómodo e ir al mundo “sin saber a dónde iba” para crear un Nuevo Pueblo para Dios. 4. Jesús es el verdadero y mejor Isaac ofrecido por Su Padre en el monte para redimirnos. 5. Jesús es el verdadero y mejor Jacob quien luchó con Dios recibiendo el golpe de la justicia que nosotros merecíamos para que nosotros, como Jacob, recibamos tan solo los golpes de gracia que nos despierta y nos disciplina. 6. Jesús es el verdadero y mejor José. Él está sentado a la diestra del Rey para perdonar a todos quienes lo hemos traicionado y vendido – Él usa Su nuevo poder para proveer salvación. 7. Jesús es el verdadero y mejor Moisés quien se para en la brecha entre el pueblo y Dios; es Él quien negocia un nuevo Pacto (Hebreos 8). 8. Jesús es la verdadera y mejor Roca de Moisés. Fue golpeado con la vara de la justicia de Dios y ahora nos da agua espiritual en el desierto. 9. Jesús es el verdadero y mejor Job – El verdadero Inocente que sufrió terriblemente, pero ahora intercede por nosotros y salva a Sus amigos insensatos que no tenemos la perspectiva de Dios (Job 42). 10. Jesús es el verdadero y mejor David, cuya victoria se vuelve la victoria del Pueblo de Dios, aunque ellos nunca levantaron ni una piedra para lograr esto por ellos mismos. 11. Jesús es la verdadera y mejor Esther, quien no solo arriesgó perder un palacio terrenal, sino que dejó el palacio celestial; y no solo arriesgó su privilegio sino que entregó su vida para salvar a los que formarían parte de Su familia. 12. Jesús es el verdadero y mejor Jonás, quien fue lanzado a la tormenta para rescatarnos. Veremos más al detalle este ejemplo: En Marcos 4 Jesús calma la tormenta y reprende a los discípulos diciendo, “¿Todavía no tienen fe?” (Marcos 4:40). Es fácil predicar este pasaje de una forma moralista diciendo que debemos esforzarnos más aumentando nuestra fe y confianza en Dios cuando las cosas se ponen difíciles en nuestras vidas. A esta clase de sermón lo llamamos pragmático, explicando “cómo hacer las cosas” – cómo tener fe; cómo vencer las tormentas. Pero si te das cuenta, ¡no muestra claramente el evangelio! Entonces veremos el evangelio en la historia de Marcos: observen que Marcos repite la historia de Jonás en lo que describe. Usa términos y frases idénticos sacados del libro de Jonás al relatar el acontecimiento. Por ejemplo, ambos, Jesús y Jonás están dentro del barco. Ambos están en medio de una tormenta. Ambos barcos están llenos de hombres que temen morir. Ambos grupos despiertan al profeta que está durmiendo en su barco y le reprochan. En ambas historias se calma la tormenta salvando a los que están en el barco. Ambas historias terminan con los personajes más aterrados después de la tormenta que antes. La diferencia principal parece ser que Jonás fuera lanzado a las profundas aguas para satisfacer la ira de Dios para que los demás sean salvos de ella – Jesús no. Pero en realidad aún en este punto
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12 las historias son idénticas, porque según Mateo 12:41, Jesús es el mejor Jonás que fue lanzado a las profundidades de la justicia eterna – a nuestro favor. Jonás fue arrojado a las profundidades por su propio pecado; Jesús logró salvarnos de nuestros pecados porque Él es el perfecto Cordero de Dios que fue arrojado a las profundidades para redimirnos de perdición eterna. ¿Ves cómo podemos usar este texto para explicar el evangelio? Si hacemos esto no solo tenemos una excelente manera de explicar cómo Dios nos salva, sino que tenemos una mejor motivación para cambiar nuestros corazones confiando en Dios. También tenemos aplicaciones prácticas para que los oidores no se basen en su propio esfuerzo sino en la obra de Cristo salvándonos en la cruz del Calvario. Tenemos aplicaciones como: ¿Estás dentro de una tormenta en tu vida? ¿Has orado y sigues con el sentir de que Dios está durmiendo? ¡No está dormido! Puesto que Él pasó por la tormenta más profunda que haya existido para rescatarnos de nuestro pecado, y Él resistió hasta la muerte para salvarnos absolutamente, podemos estar completamente seguros de que Él no nos abandonará en nuestras tormentas que son mucho menor de lo que Él experimentó. ¿Por qué no confías hoy tu tormenta al que en Su amor y Su poder, hizo esto por ti? Si no vemos cómo la tormenta en Marcos 4 apunta a Su obra terminada, terminaremos riñendo a los oyentes, “Tengan fe en medio de sus tormentas; Tengan fe en Jesús; Él no te decepcionará”. Pero no es suficiente solo decir esto, porque tenemos que profundizarnos en el evangelio para llamar a las personas a que respondan en fe a la obra de Cristo entendiendo lo que Él hizo por nosotros. Esto llamará a los oyentes a fijar sus ojos en Cristo y Su obra, y no solo responder en acciones moralistas como ser “sean más fieles”.
Texto traducido por Pablo James.
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