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NOTA DE RELATORIA: Sobre el concepto, elementos; clases y requisitos esenciales del acto
administrativo ver sentencias, Consejo de Estado, Sección Primera, del 26 de agosto de 2004,
Radicado 2000-0057-01, M.P.G.E.M.M.; y del 10 de abril de 2008, Radicado 2002-00583-01,
M.P.R.E.O.D.L.P..
En relación con la falsa motivación, como causal de nulidad de los actos administrativos, esta S.
ha indicado, con fundamento en la doctrina y la jurisprudencia, que la misma
NOTA DE RELATORIA: Se citan las sentencias, Consejo de Estado, Sección Primera, del 31 de
agosto de 2000, Radicado 5525, M.P.G.E.M.M.; del 17 de febrero de 2000, Radicado 5501,
M.P.M.S.U.A.; y del 26 de agosto de 2004, Radicado 2000-0057-01, M.P.G.E.M.M..
Encuentra la Sala que en el expediente no obran los planos en que se funda la certificación de
cerramiento hecha en el Oficio núm. 1419 de 2003. Contrario a ello, sólo se aportaron tres
planos, uno del año 1986, otro del año 1992 y otro que tiene sello de visto bueno del
Departamento Administrativo de Planeación Metropolitana de P. cuyo análisis por parte del
perito designado, no da cuenta de cerramiento alguno (& ) Es pertinente resaltar que la
Urbanización Coodelmar II Etapa, contó con la Licencia de Construcción núm. 26808, otorgada
mediante Resolución núm. 24410-P de 9 de julio de 1992, proferida por el Departamento
Administrativo de Planeación Municipal de P., para el Proyecto presentado por el PLAN DE
VIVIENDA COODELMAR, visible a folio 17 del cuaderno núm. 2. Ello por cuanto dicha licencia
le fue transferida a FIDUCOOP, mediante Resolución núm. 1574 de 1993 para la construcción
del proyecto denominado COODELMAR II ETAPA. La citada Resolución núm. 24410-P de 1992,
correspondiente a la Licencia Provisional de Construcción núm. 26808, indicó en su parte
considerativa Que el proyecto cumple con las normas y trámites del Código Metropolitano de
Urbanismo y Construcciones, por lo tanto, sus planos tienen la aprobación del Departamento
Administrativo de Planeación Metropolitana de P.. Ello evidencia que para la expedición de la
citada licencia de construcción, la autoridad competente tuvo por aprobados los planos
presentados para el efecto. Ahora bien, no es posible afirmar a ciencia cierta si dichos planos son
los mismos o guardan relación con aquellos sobre los cuales dictaminó el perito; no obstante, se
trate o no de los mismos planos, lo cierto es que ninguno de los obrantes en el expediente
permiten certificar la autorización del cerramiento de la Urbanización Coodelmar II Etapa.
Adicionalmente, al proceso se aportaron informes de la Administración Municipal en los que
manifiesta que no hay constancia de planos relacionados con el cerramiento pretendido (& ) En
tales circunstancias, conviene consultar el artículo 66 de la Ley 9ª de 1989, que se encontraba
vigente a la fecha en que se levantaron los planos de los años 1992 y 1993, este último
denominado Reglamento de Propiedad Horizontal de la Urbanización Coodelmar II. (& ) La
disposición transcrita pone de presente que, para la época en que se levantaron los planos de
1992 y 1993 que obran en el expediente, todo cerramiento debía contar con autorización de la
autoridad de planeación o, en su defecto, de la autoridad Administrativa; autorización que,
como quedó visto, se echa de menos en el presente asunto. C. de lo anterior es que no existe
documento alguno, ni en la modalidad de planos u otras denominaciones, como autorizaciones
de autoridad competente, que sustenten el presupuesto fáctico del acto administrativo acusado,
relativo a cerramientos en la Urbanización Coodelmar II Etapa, lo cual evidencia que el mismo
fue falsamente motivado y ello da lugar a declararlo nulo, conforme lo decidió el Tribunal.
ARTICULO 66
Lo que el Municipio de P. considera como bienes de uso público, es la zona de cesión obligatoria
que el ente territorial dice haber recibido de parte del Proyecto de Urbanización Coodelmar. Sin
embargo, en la tradición del bien inmueble en que fue construida la Urbanización Coodelmar II,
que consta en el Folio de Matrícula Inmobiliaria núm. 290-90051 de la Oficina de Registro de
Instrumentos Públicos de P., visible a folios 180 a 206, no se observa la transferencia del
dominio de zona de cesión alguna al Municipio demandante. Al respecto, el artículo 24 del
Decreto núm. 958 de 1992, vigente para la época en que se construyó la citada Urbanización,
estableció la manera en que se perfecciona la transferencia de las zonas de cesión, en los
siguientes términos: ARTICULO 24º. La transferencia de las zonas de cesión de uso público se
perfeccionará mediante la inscripción en la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos y
Privados correspondiente, de la escritura pública por medio de la cual se constituye la
urbanización o parcelación y se enajenan las zonas de cesión de uso público (& ) En ese sentido,
la Jurisprudencia de esta S. ha precisado que la propiedad inmueble en Colombia se demuestra
con el correspondiente Folio de Matrícula Inmobiliaria, (& ) Adicionalmente, la Sala ha señalado
que tal derecho no se pierde por el mero hecho de que la Administración planee obras que
impliquen la afectación del mismo, salvo que se reconozca la compensación o indemnización del
caso (& ) La providencia anterior (22 de marzo de 2007, Radicado 2001-00835-01) tiene
perfecta aplicación en el presente asunto, pues en el proceso no obra prueba alguna de que el
área de cesión obligatoria que reclama el Municipio demandante, le haya sido transferida a éste
en los términos previstos en el artículo 24 del Decreto núm. 958 de 1992, esto es, con la
inscripción de la Escritura respectiva ante la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos.
Contrario a ello, se repite, sí se aportó el folio de matrícula inmobiliaria que evidencia que el
predio donde se encuentra la zona deportiva y recreativa que el ente territorial demandante
reclama, es propiedad privada, carácter que no se pierde por el hecho de que el área reclamada
se haya previsto en los planos respectivos como ZR1 (recreativa) y ZD1 (deportiva), tal como se
precisó en la sentencia transcrita. Por lo tanto, no hay lugar a ordenar la restitución del espacio
público pretendida por el Municipio de P..
ARTICULO 24
NOTA DE RELATORIA: Ver sentencias, Consejo de Estado, Sección Primera, del 23 de octubre
de 2008, Radicado 2003-01042-01, M.P.M.S.S.T.; y del 22 de marzo de 2007, Radicado 2001-
00835-01, M.P.R.E.O. De Lafont Pianeta.
CONSEJO DE ESTADO
SECCION PRIMERA
I-. ANTECEDENTES.
I.1-. El MUNICIPIO DE PEREIRA (Risaralda), actuando por conducto de apoderado, interpuso
demanda en ejercicio de la acción de lesividad, en aras de obtener la declaración de nulidad del
Oficio núm.1419 de 20 de mayo de 2003, proferido por el Director del Área Operativa y el
Ingeniero Interventor de la Secretaría de Gobierno del Municipio de P., por medio del cual se
certifica la existencia de un cerramiento, la no presencia de servidumbres de paso y se da por
terminada cualquier reclamación al respecto.
Manifestó que mediante Escritura Pública núm. 4628 Bis de 3 de septiembre de 1992, la
Sociedad Fiduciaria Cooperativa de Colombia -FIDUCOOP- adquirió un lote de terreno, inscrito
en la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos, con el folio de matrícula inmobiliaria núm.
290-0090051, para construir la Urbanización Coodelmar II Etapa.
Señaló que por Resolución núm. 1574 de 24 de septiembre de 1993, la Secretaría de Planeación
Municipal transfirió la citada licencia de construcción a FIDUCOOP para la construcción del
proyecto COODELMAR II ETAPA.
Aseguró que la Urbanización COODELMAR II ETAPA fue cerrada sin autorización o licencia
alguna, de tal suerte que invadió las áreas de espacio público que separaban los bloques de
apartamentos.
Sostuvo que no existen soportes legales ni técnicos, como licencias de cerramiento o planos
autorizados por autoridad competente y que, no obstante, el Director del Área Operativa y el
Ingeniero Interventor de la Secretaría de Gobierno del Municipio de P. expidieron el Oficio
núm. 1419 de 20 de mayo de 2003, dirigido al Administrador de la Urbanización Coodelmar II
Etapa, por medio del cual certificaron la existencia de un cerramiento y la inexistencia de
servidumbres de paso y dieron por terminada cualquier reclamación por parte de los habitantes
de la I Etapa.
Afirmó que dicho Oficio es contrario al ordenamiento jurídico, porque fue falsamente motivado,
en cuanto certificó un cerramiento con base en planos inexistentes, además denota un interés
por parte de los funcionarios que lo expidieron, quienes se refirieron a la Unidad Residencial
Coodelmar II como a nuestra urbanización .
Argumentó que la presente acción de lesividad se justifica en cuanto se dirige contra un acto
administrativo de carácter particular, por medio del cual se certifica un cerramiento a favor de
un conjunto de apartamentos y se impide cualquier reclamación y porque la Administración
Municipal no cuenta con el consentimiento expreso de sus beneficiarios, para excluirlo del
mundo jurídico.
Informó que el Personero Municipal solicitó la revocatoria directa de dicho acto administrativo,
por considerar que no era necesaria la autorización de sus destinatarios, por tratarse de un acto
producido en forma ilícita.
Los artículos 4°, 63, 82, 102 de de la Constitución Política; 5° y 6° de la Ley 9ª de 1989; 2°, 3°, 4°
y 5° del Decreto 1504 de 1998; 84 del C.C.A y la Ley 388 de 1997.
Resaltó que los artículos 5° y 6° de la Ley 9ª de 1989 establecen que a dicha clase de bienes
pertenecen las áreas de circulación, las zonas verdes y recreativas, los parques y las vías
públicas, lo cual impide a los particulares limitar su uso y disfrute, como lo hicieron en este caso
los constructores de la Urbanización Coodelmar II Etapa.
Asevera que la invasión al espacio público por parte del mencionado conjunto residencial, ha
generado perjuicios para los habitantes de Coodelmar Etapa I, quienes tienen dificultad en salir
de sus viviendas a causa del cerramiento ilegal al que se ha hecho alusión.
I.4.- El Municipio demandado, dentro del término legal otorgado para contestar la demanda y
teniendo en cuenta que se trata de una acción de lesividad, promovida por el mismo ente
territorial, se pronunció frente a la demanda en el sentido de precisar algunos hechos de la
misma.
Señaló que mediante la Escritura Pública núm. 4628 bis, COODELMAR efectuó el englobe de un
predio sobre el cual constituyó una hipoteca a favor de AHORRAMAS y se contrató con
FIDUCOOP, como puede demostrarse con el folio de matrícula inmobiliaria núm. 290-90051 de
la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de P..
Adujo que no existe lo que el actor denomina licencia de cerramiento ; que C.I. se constituyó
desde su inicio como una unidad cerrada, tal como consta en cada una de las Escrituras Públicas
y en su Reglamento de Propiedad Horizontal del año 1993; que los espacios que separan cada
uno de los bloques son de dominio privado, no son bienes de uso público; que la licencia de
construcción que se le otorgó al proyecto lleva implícito el permiso de cerramiento; y que con el
mencionado proyecto de vivienda se acompañaron los planos, el levantamiento topográfico y
demás requisitos legales exigidos para obtener la licencia de construcción que le fuera otorgada
mediante Resolución núm. 24410-P.
Sostuvo que el Oficio 1419 de 20 de mayo de 2003 es una mera certificación, acerca de la
existencia de unos planos, que en nada cambia o altera la situación jurídica de Coodelmar II
como unidad cerrada. Por la misma razón, dicho oficio no pretende legalizar cerramiento
alguno.
Que en las Escrituras Públicas mencionadas también se protocolizó la Resolución núm. 289 de
1993 del INURBE, en la cual se verificó el cumplimiento de los requisitos necesarios para
aprobar la Urbanización Coodelmar II Etapa como proyecto de vivienda de interés social. Por lo
tanto, es falso afirmar que no existen antecedentes administrativos del cerramiento al que se ha
hecho alusión.
Aseveró que es falsa la afirmación del actor en cuanto a que el cerramiento causa
perjuicio a los residentes de Coodelmar I Etapa, pues la entrada a estas viviendas
siempre han sido las escaleras que colindan con C.I.E..
5. - Inepta demanda. Insistió en que el Oficio núm. 1419 de 2003, que se acusa, es sólo una
certificación, no un acto administrativo, que no tiene la entidad de cambiar la
naturaleza jurídica de la Urbanización Coodelmar II, adquirida conforme a su
constitución 10 años atrás.
Indicó que lo que la tercera interesada denominó La declaratoria de nulidad del acto
administrativo demandado no genera las consecuencias jurídicas ni fácticas pretendidas
por el actor e Inexistencia de invasión al espacio público no constituyen excepciones
porque no se dirigen a atacar la pretensión mediante un hecho nuevo que tenga la virtud
de destruir, aplazar o modificar los efectos de aquél.
Estimó, frente a las demás excepciones, relacionadas con la inexistencia del acto
administrativo demandado, que el Oficio núm. 1419 de 2003 sí contiene una decisión o
declaración de voluntad de la Administración en cuanto, a partir de la certificación de
un cerramiento, da por terminada toda posibilidad de reclamación por parte de los
habitantes de la Urbanización Coodelmar I, relacionada con el uso o tránsito hacia la II
Etapa; es decir, en cuanto pone fin a una actuación administrativa.
Consideró, entonces, que no le asiste razón a la tercera interesada cuando afirma que no
existe acto administrativo objeto de control jurisdiccional en el presente asunto.
Aseguró que en los documentos que refiere la tercera interesada como antecedentes
administrativos del Oficio acusado y que, a su juicio, debieron ser demandados como
acto complejo, no se hace mención alguna a proyectos de vivienda en la modalidad de
cerradas, razón adicional para concluir que el citado Oficio sí tiene la entidad jurídica de
acto administrativo, argumento que sirve igualmente para declarar no probada la
excepción de inepta demanda.
Sintetizó en uno sólo los cargos de nulidad contra el acto administrativo acusado, a
saber: la violación de las disposiciones sobre espacio público con ocasión del
cerramiento que del mismo se hizo en la urbanización Coodelmar etapa II, cerramiento
que en el acto acusado se certificó como existente en planos y, con base en ello, decidió
la administración que no había lugar a la apertura de vía por ese sitio.
Manifestó que las pruebas aportadas al proceso, permiten concluir que desde el año
1986 la Urbanización Coodelmar fue planteada con un área libre de construcciones; que
el 1° de julio de 1992 se protocolizó una propuesta urbanística para dicho conjunto
residencial, en cuya zona central aparecen previstas unas áreas deportivas y recreativas;
que a dicho proyecto se le concedió licencia provisional de construcción el 9 de julio del
mismo año; que ésta licencia se transfirió al proyecto Coodelmar el 24 de septiembre de
1993; que el 25 de octubre de 1993 se protocolizó el Reglamento de Propiedad
Horizontal de Coodelmar II Etapa con base en el plano que fue presentado ante el
Departamento Administrativo de Planeación Municipal el 1° de julio de 1992, el cual da
cuenta de un área libre de construcciones donde se encuentran una concha acústica, una
cancha múltiple y unas zonas verdes; que la modalidad urbanística es ABIERTA, pero
en la actualidad dicha urbanización se encuentra construida bajo la modalidad de
complejo urbanístico cerrado , conforme se hizo constar en la inspección judicial.
Concluyó, con base en los hechos probados, que el cerramiento que existe en la
Urbanización Coodelmar II Etapa carece de autorización, pues no consta en plano
alguno ni existe acto administrativo que así lo disponga, lo cual no puede ser suplido
por las Escrituras Públicas de los inmuebles, habida cuenta de que la modalidad
urbanística debe partir del planteamiento urbanístico , de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 1° del Decreto 958 de 1.992, vigente para la época.
Señaló que la falta de autorización del cerramiento y dado que éste comprende zonas
que constituyen espacio público, de conformidad con la Constitución y la Ley,
evidencian que el fundamento del acto administrativo acusado no corresponde a la
realidad, lo cual conduce a declarar su nulidad, además porque infringe las normas de
rango Constitucional y legal, que prohíben el cerramiento de las áreas de uso público.
Por lo anterior, estimó que los efectos de la declaratoria de nulidad de dicho oficio,
consistentes en volver las cosas al estado en que se encontraban antes de su expedición,
esto es al 19 de mayo de 2003, en nada cambiaría la situación preexistente, cual es la del
cerramiento de la Urbanización Coodelmar II Etapa desde el año 1993.
Aseguró que retrotraer las cosas al citado año de 1993 con la nulidad del acto acusado,
sería darle a éste unos efectos que no tiene porque no existía para ese entonces. Por ello,
manifestó que esta impugnación pretende enervar los efectos que el a quo otorgó a la
nulidad declarada.
Aseveró que dentro de las pruebas allegadas al proceso, no existe documento alguno que
permita inferir que la urbanización Coodelmar II Etapa es de tipo abierto e insistió en
que no fue el Oficio acusado el que le dio el carácter de cerrado.
Afirmó, con base en todo lo anterior, que no ha habido falsa motivación en el Oficio
núm. 1419 de 2003 y que el fallo del Tribunal parte de errores de hecho y de derecho,
frente a lo que se consideró como espacio público, siendo de dominio privado y ante la
existencia del cerramiento antes de la expedición del mencionado oficio.
(subrayas no son del texto), rubro en el cual cabe entender que las
consecuencias a que se refiere son las que contienen la definición de una
situación jurídica, general o particular, sea creándola, modificándola o
extinguiéndola. (las negrillas y subrayas no son del texto original).
Municipio de Pereira
1419
Señor
Ciudad
C. saludo:
Atentamente,
DANILO FLÓREZ S.
Ingeniero Interventor
O. entonces que el Oficio núm. 1419 de 2003, que dio respuesta a la anterior
petición de la Urbanización Coodelmar II Etapa, es una certificación la cual, se
repite, bien puede tener el carácter de acto administrativo si contiene una
declaración unilateral de la autoridad pública y genere efectos jurídicos por sí
misma, es decir, que tenga carácter vinculante, conforme lo precisó esta
Corporación en las providencias traídas a colación.
Ahora bien, para la Sala no existe lugar a duda alguna de que dicha certificación
corresponde a un acto administrativo, comoquiera que fue proferida por
funcionarios de la Secretaría de Gobierno Municipal de P., quienes declararon
unilateralmente que según planos obrantes en la entidad, existe un cerramiento
en la Urbanización Coodelmar II Etapa sin servidumbres de vías hacia la
Urbanización Coodelmar I y que, en consecuencia, los habitantes de esta última
no pueden presentar reclamaciones adicionales a ese respecto.
De esta suerte, la prosperidad del cargo de falsa motivación depende del acervo
probatorio que desvirtúe los fundamentos de hecho o de derecho del acto
acusado, ejemplo de lo cual se trae a colación la sentencia de 26 de agosto de
2004, proferida en el expediente núm. 2000-0057-01, con ponencia del
Magistrado doctor G.E.M.M., en la cual se señaló que:
En lo que tiene que ver con el primer aspecto a probar, encuentra la Sala que en
el expediente no obran los planos en que se funda la certificación de
cerramiento hecha en el Oficio núm. 1419 de 2003. Contrario a ello, sólo se
aportaron tres planos, uno del año 1986, otro del año 1992 y otro que tiene sello
de visto bueno del Departamento Administrativo de Planeación Metropolitana
de Pereira (folio 89 del c. de pruebas y los anexos 2 y 3) cuyo análisis por parte
del perito designado, no da cuenta de cerramiento alguno.
&
7
92, en formato de medio pliego (50 por 70 cm)& plantea viviendas unifamiliares
en el costado nororiental y bloques de vivienda multifamiliar en el costado su
occidental presenta un área central libre de construcciones donde se encuentran
representadas una concha acústica, una cancha múltiple, un sector con zonas
verdes y dos áreas de parqueaderos, unas junto a las viviendas unifamiliares y
otros junto a los bloques multifamiliares, con acceso independiente para cada
sector.
&
Ahora bien, no es posible afirmar a ciencia cierta si dichos planos son los
mismos o guardan relación con aquellos sobre los cuales dictaminó el perito; no
obstante, se trate o no de los mismos planos, lo cierto es que ninguno de los
obrantes en el expediente permiten certificar la autorización del cerramiento de
la Urbanización Coodelmar II Etapa.
Artículo 66º.- (Sustituido expresamente por el Artículo 104 Ley 388 de 1997 )
decía así: Los alcaldes y el Intendente de San Andrés y Providencia podrán
imponer las siguientes sanciones urbanísticas, graduándolas según la gravedad
de la infracción:
&
d. Multas sucesivas que oscilarán entre medio salario mínimo legal mensual y
doscientos (200) salarios mínimos legales mensuales cada una, para quienes
ocupen en forma permanente los parques públicos, zonas verdes y bienes de
uso público, o los encierren sin autorización de las autoridades de planeación o
las administrativas en su defecto, además de la demolición del cerramiento. La
autorización de cerramiento podrá darse únicamente para los parques y zonas
verdes por razones de seguridad, siempre y cuando la transparencia del
cerramiento sea de un 90% como mínimo, de suerte que se garantice a la
ciudadanía el disfrute visual del parque o zona verde. (N. y subrayas fuera de
texto).
Lo anterior quiere decir, que lo que el Municipio de P. considera como bienes de uso
público, es la zona de cesión obligatoria que el ente territorial dice haber recibido de
parte del Proyecto de Urbanización Coodelmar. Sin embargo, en la tradición del bien
inmueble en que fue construida la Urbanización Coodelmar II, que consta en el Folio de
Matrícula Inmobiliaria núm. 290-90051 de la Oficina de Registro de Instrumentos
Públicos de P., visible a folios 180 a 206, no se observa la transferencia del dominio de
zona de cesión alguna al Municipio demandante.
Al respecto, el artículo 24 del Decreto núm. 958 de 1992, vigente para la época en que se
construyó la citada Urbanización, estableció la manera en que se perfecciona la
transferencia de las zonas de cesión, en los siguientes términos:
Adicionalmente, la Sala ha señalado que tal derecho no se pierde por el mero hecho de
que la Administración planee obras que impliquen la afectación del mismo, salvo que se
reconozca la compensación o indemnización del caso. Así dijo la Sala:
Por lo tanto, no hay lugar a ordenar la restitución del espacio público pretendida por el
Municipio de P., tal como lo decidió el Tribunal, pero por las razones expuestas en esta
sentencia. Ello, sin embargo, no es óbice para que el ente territorial adelante las
actuaciones administrativas tendientes a obtener las zonas de cesión obligatorias, a
las cuales tiene derecho según el artículo 1° del Decreto núm. 958 de 1992, que define la
cesión obligatoria como la enajenación gratuita de tierras, que se da en contraprestación
a la autorización para urbanizar o construir .
F A L L A:
Se deja constancia de que la anterior sentencia fue leída, discutida y aprobada por la
Sala en la sesión del día 2 de junio de 2011.
Presidente