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Soledad Quereilhac. “Cientificismo residual en el fantastico de Adolfo Bioy Casares". En Raquel Macciuci y Susanne Schliinder (comps.), Literatura y técnica, Derivas materiales y ficcionales: libros, escritores, textos frente a la maquina y la ciencia, Buenos Aires, Ediciones Del lado de acd; con el aval cientifico del Institut fiir Romanistik / Latinistik de la Universitat Osnabriick. ISBN 978-987-25714- 4-3. [EN PRENSA]. Cientificismo residual en el fantastico de Adolfo Bioy Casares Soledad Quereilhac Universidad de Buenos Aires / Consejo Nacional de Investigaciones Cientificas y Técnicas Los estudios criticos sobre la historia de la narrativa fantédstica en el Rio de la Plata suelen identificar a la década del cuarenta como el momento de consolidacién del género. No sélo se enfatiza en la gran eficacia estética y formal de los escritores, cercanos a la revista Sur, como Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Silvina Ocampo y José Bianco, sino también en su radical diferenciacién respecto del fantéstico anterior. Esa diferenciacién suele presentarse como prueba de mayor valor literario, pero el argumento es, ciertamente discutible; en principio, no deberia naturalizarse, ya que las formas de lo fantastico responden a marcos culturales de época. Carlos Gamerro sefiala, en su notable ensayo sobre lo barroco en la narrativa rioplatense de esos afios, que mientras “[lJo fantastico en Lugones y Quiroga deriva de la inmediata imitacion de modelos romanticos o simbolistas europeos, y en ella se agota’, el género fantastico que cultivan Borges, Bioy Casares, Cortézar y Ocampo “es una creacién original’, “no derivada por imitacién de modelos inmediatos, que luego, ‘si, funcionaré como modelo de otras literaturas" (2010: 72). La comparacién asi planteada es la que, a grandes rasgos, ha predominado en los criticos del fantastico; se presupone, de este modo, que el verdadero nacimiento de lo fantéstico en la literatura argentina se produce en estos afios y no hacia el tiltimo tercio del siglo XIX, cuando publicaron, en todo caso, los imperfectos ‘antecedentes’ del género. Mucho tuvieron que ver, en la imposicién de esta idea, las intervenciones de los propios exponentes del género, con su sistema de antologias, prélogos y resefias mutuas, en las que arraigaron la impresién de que su literatura llegaba a una tradicién magra © poblada de obras desestimables. En su Prélogo a La invencién de Morel (1940), de Bioy Casares, Borges no dudaba en afirmar: “En espafiol, son infrecuentes {ain rarisimas las obras de imaginacion razonada’, y s6lo admitia como excepciones algunos relatos de Las fuerzas extras, de Leopoldo Lugones, y ots de Santiago Davobe (1999: 10). Asimismo, en la Antologia dela iteatura fantéstca, pubicada ese mismo afo por Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo, silo un relato de Lugones fue inctido dentro dal late de escritores argentinas de eniresiglos, a diferencia de la mayor canticad de firnas contemporéneas que se Incorporaron tanto en la prim ‘como en a segunda edict de 1968. Carlos Démaso Martinez sefiaa al respecto que tanto Borges como Bloy Casares “apelaron a sutles estrategias para ganarse al lugar de inciadores de lo fantéstico, dato a partir del cual podria entenderse la incomprension’ cue manifiestamente tave Borges respecto de la obra de Quitoga,” Borges slempre pref Considerar a Quiroga “un escrior‘ragionalista’ y decie qua sus cuentas son wn claro ‘exponente del reais, ..][NJo reconoce que por el tratamiento de algunos topicos fantastico, el cuentista roplatense es de algén modo un ‘precursor’ (aunque esta palabra pueda tener emplecs diversos) de su obra y de la de Bloy Casares” (2004: 172), Acaso la suma de estas estratogias do distincién, proveniontes tanto do los propios autores como de la erica posterior, haya oblurado la posiblidad de poner en lialogo formas de fo fantéstico que certamente hacen uso de imaginarios comunes y ‘que, mas ais do sus diferencias estéticas y de forma, han encontrado of sentimento {el fantistco en fendmenos similares de la cultura de su tiempo o del pasado. Un caso que necesita revision os Ia similtud entre las narraciones fantisticas de Horacio Quiroga, sobre todo aquelias publicades en la décaca del vinte en medios do prensa, y compiadas luego en los libros El desierto (1924) y Me alé (1935), y las novelas y cuenlos de Bioy Casares publicados en la década del cuarenta, Aquallo que las une no es, certamente, a forma ni el esto, ri siquiera la concepcién deo iteraro ‘sino, puntualmente,cirtos t6picos y por aftadidura,cieta Impronta de época sobre {e808 tdpicos: me refiero al imaginarlocintficita de enresiglos, donde confulan tanto nociones propiamente cientticas con cierta zona del oculismo, lo paranormal y el psiqusmo, y cuya heterogeneidad era proporcional al eslado de desarrolo @ inostablided de las dlecipinas clentificas, Tanto Quiroga come Bioy Casares, a pesar do escribir ya distantes en el tempo del furor del espiismo clentficista, de las ‘supuestas pertinencas cientiicas de fenémenes como la mediumnidad, la tlepatiay la tolequinesia, han vuelto sobre esos imaginarios levemente anacrénicos para pensar muchas de sus fccones fantéstcas y revestiias de cierto aire de centiicidad Pensamos en las ficelones sobre el cine de Horacio Quiroga, “EI especie’, “El ‘vampio" yl purine’, en los dramas médco fantastoos como “El sincope blanco” y “La meningitis y su sombrar, entte muchos otros; y en el caso de Bioy, en sus tes ores de la década del cusrenta: las novelas La invencion de Morel (1940) y Plan de evasion (1985) y el Vbro de relatos La trama coleste (1948), donde se inchyen el cuenta homénime, “En memoria de Paulina’ y “De ls reyes futuoe" Pero también, desde una perspectiva mas ampli, queda pendiente reconstu ‘al vinculo que existe entre ese corpus de narraciones de Bley Casares y el imaginario Ccentfcista de entresigls en general, del cual se sivid Quiroga para pensar muchas antas‘as, pero que también dej6 su Impronta en otros autores de relatos fantsticos, como Eduardo L. Holmberg, Atlio Chidppor y Leopoldo Lugones. Porque si bien de Inusual perfeccién formal y con estructuras naratvas donde absolutamente todo os Interdependiente(rasgo que, en efecto, lo diferencia dela forma del reato anterior) en ‘stos libros do Bloy Casares pervive la presencia do un imaginaro clontfcista y ‘cculista ovement anacrénico, un imaginaro en el cual la ciencia y ol espitualsmo ccomparten similar lengua, tal como sucedié en la cultura argentina de entresiglos y ‘que fue efectivamente Incorporado ala Iteratura fantstica de la generacion anterior. La presencia de Io cent en Bioy, tan alejado de una real clencia contemporénea como cereana a un uso puramente leraio de lee postulados (Rivera, 2004: 151), dolata ademés la pervvencia de temas como el magnetsmo y los pases (La trama celeste’), las teriaspsicolégicas de Willam James (Plan de evasion) 0 las méquinas ‘que captan eflvios humanos (La invencién de More), es decir, elementos euyo protagonismo cultural se produjo entre e! timo tercio del silo XIX y princpios del ‘910 XX, y que al tempo de pubicarse sus narraciones ya eran parte dela historia de las clenciaso de las pseudociencias I objeto do este trabajo 06, entonces, anal¥ar la presencia do topicos ‘esiduales (Wiliams, 1957: 143-149), fuertementavinculados con los esptitualismos Centfcistas del pasado, topicos que no solo trazan una hasta ahora poco sefileda continuéad con el fantistico anterior, sino que sobre todo demuestran que en Bloy Casares el interés por lo clentifico y fo técnica responde més a la posbildad de imaginar acontecimiontos paranormales, sobrenaturals, de leve incSnacién animist, ‘que @ fa busqueda de formar las hipétesis propias de la cienciafecién, Existen en sus novelas ecos de esa concepcién fiisecular que reunia, en raro maridae, lo entice con lo ceulsta, lo Wenico con lo espiitual, acaso porque sblo esa imagen de la ciencia ~y no la de su contemporensidad- se prestara més déciimente a la Imaginacionfantastica. En todo caso, si qusiéramos ligar estas narraciones de Bloy Casares con la cienca focén, como fo hizo Rivera en el ctado articulo (2004: 139), Aeberiamos empezar por una sul ateracén de a clasicacién: retro cienca econ, Este envio 2 topicos del pasado se ensambla también con una perivencia formal en Bloy Casares, a remanencia de un elemento que no es ftecuente en e! fantastico de sus contemporéneos, pero que si es estructural en el modo de Yantasia Centica’ del periodo de enisesigos: a presencia de expicaciones racionalzadas sobre a naturaleza del fenémeno sobrenatural o extrafo, explicaciones cuyos ‘argumentos buscan legimarse en la clencia y las pseudociencias, pero que, paradsjicamente, no resuttan tranqulizador verge que produce la probada "ealidad’ del fendmano. I relat que durante ls afos de entresigos encam6 el paradigma de la tendencia a dar expicaciones sobre el caso fantistico €s “El almohadén de plumas’ (1907) de Quiroga: en su ultimo pérrato, se cexplicaba que el extraio bicho que habia succionado, dia tras dla, la sangre de la Joven esposa, era en realidad un pardsito de las aves que sola habitar los ‘almoadones de pumas, es dect, que ¢0trataba de un animal de exéstencla posible en la realidad dal lector. Llamativosimil de una entrada de diccionario zaoligico, esa coordenadas culturales de época, ain mas perturbadora que la sugerencia de un misteio nesuelto, dado que esa forma del relate fantstcn dialogaba con otras formas discursivas de la divulgacién clentfica, ‘come la nota do “caso raro® de los diatios y rovistas (antre ollos, Caras y Carotas, soporte de pubiicaciin orignal del relat, pero también de artcuos periodisticos sobre 2808 igual de asombrosos}.' Lejos de ete dslago con los debates de su contemporaneidad, y lejos también el tipo de Iiteratura que se prestaba a la publcacién en un semanario iustrado, las narraciones de Bioy Casares tendon, no obstante, un puonte hacia un acevo de ‘6picos cienticistas residuales, que a todas luces se prestan més maleables para la fiecién, para a simulacén de racionalizaciones y para la introduccion de lo meramento fantéstico tras la aparioncia de ciencia. A diferencia de las conclusiones de Rivera sobre la total ahistoricidad de lo arquetipico en Bioy, en su busqueda de asire 3 ‘motives quo ia antropologia cultural atibuye a tempo primitvos, creemos quo hay on sus narraciones, también, un rescate de un determinado estacio inestable y heterogéneo de las ciencias postvistas y de sus enfenados, los espirtualismos Centificistas, esiadio que se tradujo, durante las décadas de entvesigios, en una Imagen social de las ciencias en estrecha relacén con la vision mecdinica del mundo, or un lado, y por el ato, con el univarso de lo espiitual y lo paranormal. Nunca coma ‘en ol periodo de entesigos, el discurso de ls ciencas permité tan generosamente la _accesibiidad del lego, gracias 2 su coinciencia con una vision mecnica del universo 1 u funcionamiento (Hobsbawm, 1988: 252-257); pero al mismo tempo, nunca come ‘0n 2508 afios, una zona de lo cinticaincentiv tan positvamente la posbilidad de ino que, pore corraro, acrecentan a ‘explicacion era, con todo, dentro de * Cabe soir, al especo, quo un caso lamativamonte sma a claro La Prensa a? de novembre ce 1880 con lo “Un caso rar orto fu pubscado en ‘que los misteios de fo cculto y de fo espiritual pudieran incorporarse como materia de ‘estudio. Esa convivencia de comprension y de expectaiva ‘maravilada’ fue un {enémeno fechado y, en nuestro pals, entre oas cosas, dio impulso al nacimiento de la Iteratura fantstica, de corte ciontficista. Bloy Casares, sin dudas, ha detectado la potencialidad imaginaria de ase residuo cultural, y ha elagido ese lagado ciantficista ‘como materia de sus naracionesfantéstcas. La eoinedencia de t6picos y el gusto por las explicaciones racionalizadoras del mistero alejan a Bloy, asi, de sa definicon renovada del fantistico del siglo XX que ha propuesto Rosalba Campra: en contraposicién al fantistico de siglo XIX, donde los vampirs y fantasmas -si bien aterradores~ se presentaban con una exlstencia ceconocible oa menos descrptble,e fantistico postoror dando a reomplazar osa minima seguridad do lo visible por silencio, I innombrable ola dificil de nominar con el languaje catdiano, el “allot o ka (1901: 56-57), en fin, por una serie de presupuestes logrados @ fuerza de evaslones sintéciicas e indeterminacion, Bloy Casares se sustrae de esta Indeterminacion y la clave de lo est, en parte, en que su concepcién de lo fantastico (5 también deudora ~acaso vergonzanto~ de los mal lmados ‘antecodontos! do génera, “cose” indo 11 Elimaginari ciontiticista do entrosiglos Durante et pasaje do siglos, en los émbitos donde no se producia cencia, pero donde el discursoy el desarrollo de la misma impactaba fuertemente ~como la prensa ‘seria, la Meraturay los ereulos ocultstas- ol imaginaro clentiico se vo enviquecido ‘con proyacciones propias de una sensibildad de época.” La conformacién de un imaginario vulgaizado sobre lo centicoestuvo caracterizada por as superposicones centre postvismo y espirtualismo. El poriodismo no especaizado como el semanario Caras y Carotas, y los diaros La Nacién y La Pronse- diwig6 las novedades del campo cientfio apostando ompre ala perspoctva de las maravilas’ de las clencias @ incuyendo dentro de lo Centtico tanto eventos claramente legiimados por instiluciones y academia, como ‘tres producdos por exporimentadores ceulsta, 0 bien por cientifeas reconocidos ‘que cruzaban la frontera de sus discipinas hacia los mistrios dela parapsicologia y de ia mediurmnidad. En el siglo de la seculrizacién del saber, ol dmbito de perodismo ‘eccrito fue una de las més poderosas usinas productoras de un imaginato cientico popular, wigarizada y mayormente orientado a celebrar los costados asombrasos * He wabajado exonsamenta esta cutstin on Querahac,S. (2014), Le inagnacn lente, Clancias oct y Meratura fantstice an el Buenos Aires de airsige (8781970) ‘caso mégicas, del progreso tdcrico-cianfico, Una de las claves de esta fuerte ‘consirucion simbdica fue, justamente, su gran heterogeneided, esto es, la ampli y rmiscelénea confuencia de temas que se consideraban vinculados, de una u otra forma, a esa laxa categoria de lo cientitoe’. Dentro de ela, e! periodismo sola incu, fon una relacién do contigdidad, zonas do la cultura do ontresigns que no necesariamente gazaban del mismo rivel de legiimacin cientiica, © que de hecho ‘ain no la tenia, nila tendrian en el futuro. Ciencia 'oculta’y ciencia ‘materialist’ ~dos términos de. época~ confluian en sl espacio contiguo de los medios de prensa, ‘alentando una concepcién ain inestable, pero sin dudas en constante ampiacén, de 0 centfico, ‘Aigunos nombres propios y conceptos pseudocientiicos que hemos rastreado en estos medios de prensa reaparecerin en las tramas fantisticas de Bloy Casares, publicadas en las décadas dol cuarenta: las tworias do Charlos Danwin, los ‘experimentos dl fisico y estudioso de los médiums William Crookes, la Sociedad do Investigaciones Psiquicas (de ampli ‘médium espntista Douglas Home, entre muchos oto. ‘Ahora bien, ademés dela prensa escrita, diferentes expresiones del espiritulismo moderna en la Argentina ~elespeismo, la teosofia el més acolade fendmeno dela ‘magnetologa (un rejuveneciso mesmerismo), surgidas en dime tercio det siglo xiX-contrbuyeron también a conformar un imaginario clentico vulgaieado, CContraramente a lo que la lectures anacrénicas del period suelen presentar como ‘antagonismo (espituasmo vs. postvismo), todas estas corentes buscaron siempre 1s pricticas dentro de una esquina del cientfcismo, esto es, lejos de {defender la magia © la supercheria, amblcionaron encontrar expicaciones racionales y enticas para los dversos fendmenos cuya empiia aseguraban haber comprobado: ‘comunicacién a distancia, telequinesia, materialzacion de espectros, ete. En este sentido, tanto espirtistas,tedsofos y magnetoligicos ~aunados en instuciones coro | Sociedad Espiriisia Constancia, la rama "Luz" de la Sociedad Teossfica 0 la ‘Sociedad Magnetoligica Argentina realizaron un uso insélto de dscurso centicista, ‘al incorporar enunciados de las clencias fisco-naturales para aplicaros an objetos como las uerzas' de la mente (en un sentido tral, no metaxico, de Yuerza), o fuldoespiritustmagnético, la concepcién del pensamiento como ‘metera’ 0 ‘attemativamente como ‘energia’, entre otras variantes sincréicas, El objetivo era, siempre, dotar a lo espirival de una naturaleza material (en el caso de espiriistas y ‘magnotoligicos), a la inversa, espirivalzar,otorgar una dimension trascendent, a {oxo lo material (en ol caso de los te6sofos) ctivdad tanto en Francia como en Inglaterra), el También en sus revstas, como Canstancia y Philadelphia, es posible hallar un sinnimero de aticulos que exponen teorias, procecimientos y pracicas cue reaparecerén en ia literatura de Bloy Casares, sobre todo aquella zona del oculismo que buscata materalzar, sopesar y dominar entdades abstractas como el pencamionto, y para eto, lo dotaba de consistencia lumina, Nuida 0 gasoosa, para poder asi caplurario con miquinas. Tanto los aparaios empleadios, como la forma de razonar en esos experimenios (atibuyendo materialidad a lo abstracto del ‘ser, recusrdan a las exposicones centifistas de Le invencién de Morel y 6e Plan de evasion La forma en que Moral explca el funcionamiento de su maquina reproduce el tpo de trastacién por analogia que los oculismos ‘ceniicos'apicaban a los fendmenos paranonmales y espirtstas, al compararos con los limos descubrimientos de las loncias. Para explicar la transmision dol ponsamionto o tolopatia, so comparaba o} ferémeno con el telégrafo sin hiles y se auguraba su pronta coroboracién. Para Justficar la existencia del per-espiru, del ectoplasma y demas enlidades intermectas, ‘onire el cuerpo y ol espintu, se apelaba al poder de las cémaras fotogréficas para captar e508 efluvios y probar su existencia, En sintonfa con este imaginario ‘anacrénico, Morel compara los olores y el tacto con ondas, cuya frecuencia bastaia capa para eterizaros ents maquina Entre muchos ejemplos presentes en las revistas de época, sobresalen los rnumorosos informes do Albert De Rochas y el "Dr. Baraduc’, dos reconocidos ‘culistas fanceses del peiodo. En unas cartas que el primero le envia al escrtor Jules Bois ofreciendo "una exposicén del estado actual de la cencia psiquica en Europa’, dadas 2 conocer en Le Mati de Paris y traducidas para Constancia, De Rochas ofrece las siguientes explicaciones sobre el fenémeno de la “exteriorizacién de la sensibiidac, esto es, a salida del cuerpo isco de un soporte astral o radiante, que contend la sensiblidad nervosa y que, eventualmente, no s6lo poseeria cient ‘autonomia, sino que paca ser aprehendido: La exteovizacin de ls sensbidad es un fandmeno bastante di! de expear en pocas palabras. Consist esoncialmenie en que varias personas percben ls acciones rmocieioa ojossas a alguna distancia do su cuerpo, como $9 I hubire eer cobra au misme cuatro. Las coeas evceden como oi esse personae emieren raclaconee {que desempofen on al exarior el mismo ro que los nenvos desempaian one intr. Estas raciaciones tienen ademas la propiedad de condensarse, por deci asi, on iets sustancias que se conven entonces en cvs radiates, dela manera que sl 0 eleroen accionae mecénizas en su esfera de actvdad, esse ecciones pueden ‘raromitrse hasta la persona sonstiva. (De Rochas, 1902: 139) Lalidea de tocar a un sujeto ala distancia y la acjudicacién de una consistencia material (radiacién") a algo impalpable como la sensblldad constiuyen tanto una imagen y una forma de razonar que reaparecerdn en Plan de evasion: racordemas que 1 Dr. Castel habia logrado alterar todos los sentidos de los presos, incido el tacto, que también podia experimentarse a dlstancia, hasta lograr cometer asesinatos. En teste sentido, en el mismo artcuo, Oe Rochas se explayaba también sobre el pader de la sugestin y lo hacia apelando a abstracciones materisizadas; no ora cosa habia hecho Castel cuando opers el cerebro de sus vicimas: someterios una brutal sugeston por via quirdrgica, or su parte, en los atculs sobre "Fotografia del pensamiento’, en los cuales 0 daba cuenta de informe que el Dr. Baradue habia presentado nada menos que en la Academia de Medicina de Paris, se exponia que el experimentador habla obtenido “resultados satisfactoios con la fotografia del pensamiento™, resultados que ‘acompariaba de numerosas pruebas. Su mélodo era curioso: “La persona cuyo Pensamiento os fotografiado entra en un cuarto oscuro, aplica su mano sobre una placa fotogrfica y piensa intensamente en ol objeto cuya imagen desea ver reproducida® (Constancia, 1896: 318). Si bien es cierto que fueron autores como Horacio Quiroga y Leopoldo Lugones quienes adoptaron estos experimentos casi sin ‘modiicaciones en sus relatos fantéstioos -plénsese, por ejemplo, en “El retratot (1910), donde et uruguayo plantea una hipétesis idéntica-, también es cierto que una herancia menos literal, pero de légica similar, habita en las formulaciones de la maquina de Morel. En definitive, como veremos mas adelante, se trata de una ‘maquina que presupone que la visa, e alma o lo que fuera que insula las imagenes, pode sor captado como si fuese una onda, una vibracién 0 una raciacién (y abunda a terminclogia en Morel). Menos preocupado por la rigurosidad de la expicacién clentifca que Lugones, pero igualmente laxo ylabil en su incorporacion de enunciados que den un aire de cientincidad, como Quiroga, Bioy Casares partis de un ncleo Imaginario que es propio del periodo de entresiglos y que fue pariculamente lenunciado, reproducido y dvulgado por el oculismo experimentador de la época. ‘Ahora bien, como adelantamos, entonces, al mencionar el cuento “El retro" e Horacio Quiroga, cabe mencionar el tercer émbito enrqueceder de estas mixtures e Ia ciencia con la mistica: la Iteratura, partcularmente, la narratva fantéstica de ctentacién cletifiista, Les fantasias cientificas de Holmberg, Lugones, Quiroga y CChidppor!escritas en el ampli espectro de entresiglos (entre 1875 y 1920) retoraron 1888 oximoron de época (materia-espintuel, epirtu-materia) pero lo hicieron a través ie un ideologeme leat. Ejemlos de ese ideoiogema, de esa resolucén sinttica de un conficto cultural iresuelto en el plano de lo real histérco (Jameson, 1989), son los clentfcos que habitan Le fuerzas exraias de Leopoldo Lugones: hombres de ciencla Independiantas, emancipados de las academias oficiales y de formaciin tanto Posivsta como ocultista, que salen al encuentro de fuerzas ocultas que operan en ol ‘mundo fsio y cuyo poder es inmanejable, como en “El Psychor” (1898) y La fuerza Omega" (1808). En el primero, medallas de pensamiento son obtenidas por un procedimianto similar al dela licuacién de gases (mélodo recientemante descubierto al momento de publcarse el cuento), mientras que en el segundo, una fuerza escomunal, capaz de desir montafas, solo se deja someter por un aparato que mmaneja exctusivamente su ereador, hasta que una flaqueza dol experimentador fo hace perder ia vida. En Holmberg, por su pate circulan cientiicos que son, aa vez, arwnistas y espiiists, como en Dos partes en fuehe, (1875). O se presentan casos de “histerismo telptico’, como an al relato Nelly (1896), en el cual el fantasma de una mujer muerta 6s examinado por una junta de Jovenes postvistas, quienes no dan en utizar un temémetro para verficar su temperatura espectal: 8 °C. ‘También en Chidppor halamos figuras de sintsis en clave fantéstca, como el personaje de Flora Nist en el relato "El dafo" (1907). Conocedora de la ciencia médica, gracias a la Iniciacién de su padre, pero también de la hipnosis y otras prdcticas paranormales es la encargada de agpianar la técnica del fol6rco ‘dato! o "mal de ojo! con sus conocimientos modemos. Finalmente, en Quiroga, un dietante hombre de ciencia aprende a manejar los apécifos rayos N y crea una especie de Fantasma tecnoligico de la mujer amada, como en "E| varpir" (1921). En todos estos casos, meros ejemplos de un corpus de época ciertamente mayor, relato fantéstco entablo un fuerte y explicto didlogo con su contomporancidad, al incorporarteorlas y figuras clantiicas ofectvamento existonto, como los experimentadores oculistas,* los darwinistas espiistas como ot paradigmaico caso de Alrod Russel Wallace, coautor junto con Darwin dela taoria do la evolucién por seleccidn natural (Miner, 1996), o los investigadores en los rayos N, rayos que -a pesar de ser descariados, luego, por su inexistencla~ generaron un centenar de Investigaciones y papers en Ios afios inmediatos a su ‘descubrimient! (Capanna, 2010). El relato fantéstico de enresiglos exploté con eficacia el horizonte de Incertigumbre ene lo cientfico, lo pseudocientieo, la magia y la supercherfa,y bused siempre enmarcar la fantasia con coordenadas racionalizadas, esto es, lejos de Inctinarse hacia el misterio iresueto, hacia la sugerencia de lo sobrenatural, insert siempre explicaciones cientfcistas que ransmitieran al lector la efectva existencia del en os relatos de Luganes, deneasfleionales conven con referees reales, como De Rochas y Grockes, ya mendonades. 10 fantasma, la corroborada prueba de que lo sobrenatural era, ya, de manera sumamento perturbadora, parto do lo natural. Fronto alas dudas planteadas on ol campo cientfico extratextual, frente a las aporias de su presente histrco, al relato Tantastico oponia certezas y explcaciones, corroboraciones clentificas del fantasma, {que de ninguna manera eran, por ello, tranqulzadora; resida al, también, la efcacia e su ideologema iteraro. ‘Algo de estas mixturas ha pervvido en los relatos que Bioy Casares publicé en la década del cuarenta, A las formas de esa pervivencia nos dedicaremos en el siguiente apartado 2. Lo residual en Bioy Las novelas La invencién de Morel y Plan de evasién, y los relatos “La tama ‘ales’, “En memoria de Paulina” y "De los reyes futuos’ tienen en comcn, entonces, la arioulacién dal acontecimionto fantetico con un diecureo cionficieta claramento residual, anacrénio, que remite a una forma de razonar‘ientificarents’ propia de los espirtuaismos del pasado, es dec, a un tipo de traslacin por analogia de un fenémeno netamente abstracto, metafsico, espinal, hacia una Wgica mecdnica, ‘material, de causas y efectos en ol mundo fisico, Las formas del relato claramente han variado; el estilo de Bloy Casares poco 0 ada tiene que ver con la rstica brevedad de Quiroga, ni con los farragoses pérafoe expositivos de Lugones. Pero, con todo, hay ntcleos de imaginacién comunes que parecen presentarse ante Bioy como mas maleables y propicios para la construccion elo fantastico, revestido con una inventada capa de cintifiidad, En primer lugar, sefelemos que en el cuento “La rama celeste, ls visjes por Aerentes dimensiones del espacio-tiemgo de Ireneo Moris en su avin se explcan Fecurrondo a la volusta prictica de un pase magnético, esto es, a un tipo do ‘movimiento del cuerpo humano o de cualquier cuerpo que —dada su carga magnética- ‘opere transformaciones en el entorno 0 en to objeto, Hacia décadas, ya, que se habia descartado toda posiblidad de que el cuerpo humano pudiese funcionar como Lun ima y por tanto poseer carga magnéitca; con todo, esta creencia pseudocientifica iniciada por Franz Mesmer en el siglo XVII y de renacida vigencia en los afios de tentresiglos, cuando surg, por ejomplo, la Société Magnetique de France, y su version verécula, la Sociedad Magnetolésica Argentina, dirgida por el quimico Ovidio Rebavdi, es la que Bioy incorpora como forma de racionalizar -erariamente, claro fest8- el acontecimionto fantistice, El uso Wbi, libre de ataduras a la teorla, se produce cuando Bioy propone la posibidad de que sea la pirueta de un avin la que pueda producir un pase magnético, reemplazando asi al magnetizador por una maquina El sistema de referencias cuturales también reenvia al siglo XIX: el narrader, un médico homedpata llamado Servan, confess haber estudlado la bibiograta sobre clencas ocultas; y menciona a la Society for Psychical Research de Londres Insttucién pionera en el estudio serio de lo paranormal, que cont6, entre sus ‘miembros, 2 reconacidos cientiicos de Europa- y uno de los médiums més famosos 4e la época, Daniel Douglas Home. Si bien la anéedota sobre Home os apocifa CCintenté los pases que se emplean para provocar la desaparicén de fantasmas y rmurié en el acto", Bioy Casares, 1998b: 63), su presencia es sigificatva, Por otro lado, la autodad a quien se evoca para justificar los vale en el espacio-tempo, y aun una estrucuracién del universo, no es oa que la del francés Lou's Auguste Blangui (1805-1881), autor de un trotado astronémico especuiatvo, La etemidad a través de los astros (1871), caduco desde el punto de vista astronémico, pero no carente de val lteraro, Si bien la Kea dela elmultanedad de dimensiones eepaciotemporalee podria provenir de a fisica contemporénea, post Teorla de la Relatvidad de Einstein, Bloy eige como referencia al viejo Blanqui, y hacia el final, nada menos que a Cicerén (Bioy Casares, 1999: 89) Es interesante mencionar, en rolaciin a esto sistoma de referencias, lo ‘mutacién que Juan Pablo Canala ha delectade en las reedicones (con correccanes) o esto relat. En a itm vorsién, pubicada on 1980 por Losada, la referencia a las lecturas de Senian se reduce a la frase: "habia concuido con las ciencias ocuta (Bioy Casares, 1996b; 172); mientras que en a primera version, publicada en la revista ‘Sur, la fase era cletamente mucho més extensa y signficatva: “Habia explorado las obras de Papus, de Richet, de Lhomond, de Stanislas de Gualta, de Labougle, det obispo de la Rochela, de Lodge, de Hogden, de Alberto e! Grande” (Bioy Casares, +1944; 60), Canala apunta que “ell hecho de omit los autores letdos por Servian, le sive como estrategia 8 Bioy Casares para no resaltar la importancia de las lecturas para el desarrollo de la trama, configurando un lector mucho mas atento a os detates minimos* (Canala, 2008: 360). Compartimos la obsowacién, y agrogamos una justiicacién epocal: claramente, en 1944, ms corcano en el tiempo alos 2cos de los espintuaismos cientiistas y al renacimiento del esoterismo modemo (como ls teosofia de Helena Blavatsky), tenia mayor signifcacién incur esta sta de nombres, muchos do los cuales poblaron duranto los décadas do ontresiglos tantos los periédicos, las revstas iustradas como las revstas de esriristas, magnetcligicos y tedsotos: Charles Riche! (1850-1936), Nobel do Modicina y estucioso dal aspintismo, ‘autor de unos polémicos informes sobre la mediumnidad que le valiron, entre tantas 2 respuestas, la burla de José Ingenieros desde La Nacién (Ingenieres, 1906); Papus, Psouddnimo del médico francés Gérard Encausse (1865-1916), ider del oculismno en Paris y amigo personal de Rubén Dario; Oliver Joseph Lodge (1851-1940), fsico Inglés que en la década de 1890 reals experimentos similares a los de Hertz y Marconi con las radiaciones electromagndticas, al tiempo que también incursioné en el cspitsmo. Todos ellos fueron visibles referentes del fenémeno de cruce de frontera e ciontiicos prestgioses hacia ol estudio de lo espiriul, y no casualmente Bioy Casares incluy6, por tanto, esta Ista de lecuras de Servian: a todas luces, eran oicticos cuturales, sonales do una conjuncidn de conocimiantos positives y etéroos {que en la década del cuarenta an podian decodiicarse. En las sucesivas reediciones, ‘esas marcas do dpoca pordian signficacion y on consecuoncia, saturaban ol relato con nombres que ya nada decian; reemplazarios a todos. En Plan de evasion, por su parte, también se recure ala ciencia de anti: las teorlas sobre la percepeién son tomadas del fidsofo norteamericano Wiliam James (1842-1910), difusor del pragmatismo en psicologia @ interesado en su época, también, por ciertos fenémenos paranormales. James mantuvo, durante los primeros ‘Afios del siglo XX, correspondencia con Macedonio Fernandez. y era admirado a su vez por el padre de Jorge Luis Borges, amigo de Macedonio (Nubio'a, 2005: 208); en ao de pubicacin de Plan de evasion, Borges prologé una edlcién de Pragmatsmo cde James, con lo cual es relatvamente facil raconstruir al contacto original con el fl6sofo, No obstante, los usos de Bioy de las ideas de James son poco ortodoxos, ‘apenas un puntapié para consirur la jusifcacion racionalizada del alocado experimento do Cast En efecto, el tipo de prictca quirirgica que implementa ol funesto director del presidio mezcla noclones médicas con otras de indole tipicamente ocutsta, como fa capacidad de alcanzar sinestesias reales alterando neuronalmente la percepsién, No casualmente, ol oto sistema referencia que estructura Plan de evasion os ol del simbolismo francés, con las menciones de Rimbaud y Baudelaite, del poema “Comrespondencias" y de Una temporada en ol inflero. En defntiva, el Dr. Cast! concreta su plan de evasisn haciendo posible la experiencia de las correspondencias sinestésicas @ través de la ciencia, ambicién no muy diferent, por cierto, a la que habian buscado los dietantes de Lugones en cuentos como “Viola Acheronta® (1898) "La metamsica" (1898), de Las werzas extranas. El informe de Castel sbunda en razonamiontos relativstas muy similares los o los espirtuaismos ciontiesas: términa “ciencias oct” bastaba para 2 ‘Admitimes @| mundo come lo revelan nuestros sentides. Si fuéramos daonianos lonoraiames aigin color. i hubiramos nacido ciegos, lnorariames. os colores. Hay colores ulvavioleas, que no prcbimos. ..] Nuestro mundo es uns sine que dan los sontds, ol micescopo da cra. Si cambaran los sotos cambirlala imagen. Pedemos escribir el mundo como tn canjuni de simbolos capaces de expresar calquer cc con $8 aera la graducién de nuestossertidos, leeremes ola palabra en exe abeto natural. (PE: 206) Pero all donde Ios espitualismos ciontfistas usaban ol argumonto del dattonismo © de fs rayos ulravicltas para defender la existencia de reaidades ooutas @ nuesttos sentidos (espinitus, fhidos, etc), Bioy encauza su relatviemo hacia una fentasis ‘mecénica y psiquica: alteando ~nunca dice cimo- al cerabro de los presos, Castel logra haceres ver una realidad compensstoria del encierro, que répidamente deviene, or imprevsilidad de lo subjlivo, en inflrno y crimen. “Como Iterales sujetos de James -dlco Castel. mis paciontos so onfrontarén con asa renovada mole [oloros, colores, sonidos, contacios, dolores, temperaturas..|yen ella tendrén que remodelar «1 mundo.” (PE: 206). En el cruce entre simibolismo postico, pragmatism psicoégico y resabios del psiqusmo espintualsta, Bloy Casares concibe esta fantasia sobre la percepeién del mundo, acase también deudora del idealieme borgeane, aunque en clave cientiicita Por su parte, en La invencién de Morel, también se evoca a la ciencia para crear ‘contecimiontos fantésteos revestidos de la logica espiituaisia del pasado. Le maquina de Morel -oto cientico independiente, emancipado de las academia como los cientiices de Lugones y de Quiroga. y por tanto ya anacrénico en ia década det 40- no sélo reproduce imagenes; reproduce todo el cuerpo de las personas ausenies con sus olore, sus pensamientos, su volumen y su densidad, y aun més: su "alma", © quello que le insufta la vida, dado que al ser captadas por la méquina y flmadas, todas las personas, animalosy plantas muoron, tal como le acontocera eventualmonto fl narrador. No se trata de una anticipacion de los hologramas, como cierta mizeda fentusiasta busca eostener, eno de una coneracién mecdnica de la eterndad, que da ‘forma material a una suma de abstracciones difcles de concebir y que es claramente ‘deudora de una logica decimonénica en su concapeién de la maquina. Asimismo, las proyeeciones Imaginarias del narrador sobre otra posible maquina que peefeccionase la de Morel también partlpan de esa logics: “Todos lr pais de Alon de even (PE, a como de Lo iver de More (iM) y Lo rama neste [1G remten es eines consgnacasenia boar Fo [1 6s imposible quo toda ausoncia cea, dntivamente, espacial. una pare © ‘on ra estar, cd, agen, o contato, fa voz, 60 oe que Ya no ven (nada se lr.) ed Pence de los que ya no ven: alguna vez, pescadores de onde los congrogarén, de nuovo, on of mundo, Tuve isiones de aleazer algo yo mismo, Tal vz, de invontar un sislema pore recomponer ls presencia de los muertos. Quiz pudera ser el aparato de Morel con un dispostv que le impicira captar as ends de os emisores vient. (ME 88) ‘Sibion de estlos muy diferentes, tanto Quiroga en relatos como “El espectro" o°El purtano’, y Bioy Casares en La invencién de Morel, concibieron fantasias en las cuales la imagen proyectada no sélo posee los atibutos de la vida, sino que esos atrbutoe son tomades gracias @ una rolacién vampiica entre et modelo y su proyeccién, relacén mediada, ademas, por una maquina cuya fsionomia demanda ser Sscripta con vagos tecncismos, como si se tatara de un agente © una presencia crucal en las tramas. Pero por sobre todo, ambos razonaron de una manera macénica, decimonsnica, al plantear ese pasaje de materia palpable, audible, fativa ~en definiva,‘vva'- desde el cuerpo real de las actices.actores o ignotos sujtos hacia sus dabes fimados, un pasaje que implica una exclusin: sla vida esta de un lado, no puede permanecer en el otro, como sila vida fuese un lquido, un calor, on sintesis: algo afectado por las leyes dela isica [Ahora bien, en su clisico ensayo EI cine 0 el hombre imaginario, Edgar Morin cofrece certeras claves para entender este tio de concepciones relatvas al cine y sus lespectos. Si, en palabras de Syvia Satta, e cine estructura en La invencién de Morel la hipétess fantasta (2008: 111-123), ol texto de Morin permite identiicar los laments con los cuales se produce esa estructuracién. Hay tres conceptos caves en ‘su exposicion: ol pasaje dol cinomatdgrafo hacia ol cine, la fotogonia y ol mito dol ‘cn total’, Estos tres elementos ayudan a entender cudl es ol sustrato cultural del cual se sirve Bioy para construir su fantasia, y porqué ella esté compuesta tanto de simbolos contemporineos como de otros residuales. Morin sefiala que, desde su nacimiento, al cinematégrafo parecié apararse racicalmente de sus fines aparentes, ténicos 0 cientiices, para ser aprehencido por el espectdculo y converts en lo que hoy lamamos cine; sin embargo, ama, “no se puede colocar el cinematégrato, en ningin momento de su génesis, ni de su ‘esarolo, solamente en el campo del suefo 0 en el de la ciencia” (2001: 17). Es que la paradoja se produce de manera simulines, segin Morin, dado que si bien el inematdgrafo potencia alin més la impresién de realidad que la fotografia, al Incorporar el movimiento, en lugar de quedarfijad "hacia las aplicaciones centfeas y Fe hacerlo perder todo interés espectacular, el aparato Lumire drige sus imagenes a ia sola contemplacin, es decir, las proyecta como espectaculo” (2001: 21) Podemos deci, por tanto, que si el cinematégrafo 63 el prodigio cientfico, a hazatia técnica, y ! cine ol universo simbalco y emotivo que trasciende el foco en la \Wenica y contone en si un mundo auténomo que es un espectro fascinante de lo real, Bioy hace un uso dual de lo cinematogrifico con la maquina de Moret: come potencial \éenico, y también como universo de pasiones, dobles y formas modemas de ta areaica atraccién por las sombras. Bloy Casares se Instala justo all, en el punto intermedia, del pasaje dl cinematégrao al cine ‘Asimismo, Morin sostione quo la fologonia ©s la principal cualidad dol Cinematégrato, esto es, el hechizo de porta vida, Imagones del cine. Se trata oo, paracéjicamente, Imagen casi perlecamente cbjetva: es la transfiguracién en magia de lo real por fuerza de pur realism, Este efecto reaviva una creencia que es muy anterior a cine y ‘an la fotografia: la superstcion de que en toda imagen fel puede resid la vid, supersticidn que el relatofantstico modem explts desde el clasico “El retrato oval 0 Edgar Allan Poo. La fotogenia, entonces, carga con esto sonido, os Ia horedora Iaica de es misma sensacién supersticiosa. No casualmente, el narrador de La atraccién vitalsta que goneran las | resuitado sobrenatural de una lvoncién do Morel acota: “Por casualidad, racordé ol fundamanto del horror do sor representados en imagenes, que algunos pusbos sienten, es la creencia de que al formarse la imagen de una persona, el alma pasa a la imagen y la persona muer.” (st 118-119) ‘Asimismo, la fologenia no es stlo producto de lo que contione una foto o una Pelicula, no de aquelio que el sujeto proyecta sobre esa imagen animada, aquelia ‘emotvidad, ensuefio, deseo que el suelo deposit al, Nicolas Rosa se pregunta: “De nde proviene la energla de la aparicion de Faustine: zde su calidad de specium {6 la proyeccién imaginaria del narrador?" (2003: 3). En este sentido, Bioy Casares lratuce en términos fantasticos algo dal efecto de una experiencia moderna: la del lespectador en la sala de cine, el sujeto que cae rencido ante la magia y el erotismo ue 61 mismo proyecta en la imagen proyectada, Finalmente, Morin gefiala que al cine futur imaginado pot muchas fecones de antcipacién es el mito iltimo de la cinematografia: | cine total, donde la imagen proyectada posee, en realidad, todas las cualdades sensibles. No hay pantalas; ls Imagenes, como espectros, se aulonomizan y se proyectan directamente sobre el ‘mundo real. De esta clase de mito participa La ivencién de Morel, fusiondndolo con ‘to mito mas primitive: el del doble y la inmortaidad. Asi, “en el cine total, el dobie (2 imagen) se inmortalza en el fim (2001: 47) Como suele suceder con ots 16 exponentes del género, en Bioy Casares lo fantistico es el modo de representar rmisdos y deseos ancestales. Por eso el protagorista, finalmente, decide fmase y pasar a ser una imagen eterna, aun cuando no tiene la certeza de que su alma migra con 6! (ya que morc): y el motor de esa decisiin es la bisqueda de reunién con Faustine, quien parece ser a su vez reemplazo de un amor que dejé en Venezuela tras la huida. En La invencién de More! se representa, asi, la posibiidad de la temidad a través de un doble (la imagen del ‘cine total’ y la fusin total de! armor entre dos (reunirse con la conciencia de Faustine). Esta dimensién pasional en clave fantistica también es el conto de "En ‘memoria de Paulina’, rolato algo mas ligado a las cldsicas formas dol génor. Nuevamente, como en los casos anteriores, lo sobrenatural aparece expicado, sometido a una raconalizacin de logica auténoma: la apariion de Paulina ante el arrador no fue producto de au fantasia ni se traté de un fantasma saldo dela tumba. Fue producto de una objetivacién y una materiaizacin de los celos de Montero, su rival por e! amor de Ia joven. La intensidad dela fantasia del coloso se hizo imagen corpérea y dio vida a una Paulina auténoma que visits a su antiguo novio Nuovamento, la ogica do ls espintuaismos clentiicistas estructura ol caso fantastico, ero aqut ya_no hay maquina: aunque no se la presente en estos términos, es ls uorza do la mente’ la que proyecta eso spectro que vita al narador. 1 ascotsmo 2 verbal, de forma, dado el mayor contol sobre frases hechas y lugares comunes que erce Bioy, pero en defntiva la naturaleza del fendmeno es de ese orden, Hacla ot final, en efecto, el narrador anota: “Por desgraca, como siempre ocurre cuando surge Luna verdad, mi horible explicaciin aciara los hechos que paracian mistriosos” (TC: 25) El calogo entre l fantastico anterior y este exponente de la década del cuarenta reselta aqui con evidencia, Finalmente, en “De los reyes futwros’, e reato peor resuelto desde el punto de vista ergumental ls referencia es Charles Darwin y la construcién del caso apunts al ‘manejo artificial dela evolucén: la ereacién de super-conciencias animales que logran hablar entre si con el pensamiento y dominar a la especie humana, Ciencia y ceulisme aparecen aqui también enlazados en la fcc fantstica, y su enlace reproduce una iégca caractrstica dol pasado. En Bioy, sin embergo, todo este acervo residual de imagenes, tépicos y razonamienios esta sustentado en una logica que 6s puramente fantastica, No hay verdaderas explicaciones cientlicas: hay uso de la “conjetura cientiica (Eco, 1988: 188) y del eiscurso que emula lo cientica (ademés de aparaios mecénicos), para consiur un elma enrarecié, para imaginar reaidades imposibles pero atractvas esde el punto de vista de la ficcin. No hay en Bioy Casares una bisqueda de v leaitimar sus historias al modo de la ciencia fccin tradicional no se busca extrapolar una teorla existente, vigente en su contemporaneidad, para imaginar un mundo posible, esto 68, cuya posbilidad esté subordinada a une proposicin de un émbito extrarterario, la ciencia En Bioy, estas incrustacones clentiicistas son un elemento mas de su estélica fantistica, no subordinada a ninguna otra ligica que las de su propia invencién y la estricta igurosidad en la organizacion de la rama, ‘Acaso sea esta presminencia de lo litraro lo que gule su preferencia por una clenca de antato, mas maleable narratvamente; una serie de terias y nombres que ‘ademas han quedado fjas en el imaginaio histérico con su adicional cuola de ‘maravila’. Como £09, 66 claro quo on esta primoras historias do Bloy Casaros os posible restablacer un didlogo con las formas del fantastico anterior, y gracias a allo, repensar las formas en que la critica periodiza o desarrollo de este modo naratvo Obra de creacién citada Bioy Casares, Adolfo (1944), La trama celesie™ Sur, N’ 116, Buenos Aires, junio de 1944, pp. 3569. Bloy Casares, Adofo (1999a) [1940]. Le invencion de More. Madr: Alianza. Bloy Casares, Adolf (1998b) {1948}. "La trama colostoEn: La rama colosto. Buenos ‘Airs: Losada, pp. 63-90. Bloy Casares, Adoio (1099) [1948]. "En memoria de Paulina’ En: La trama celeste ‘Op. cl, pp. 13-26. Bloy Casaros, Adctf (19904) [1948]. "De los reyes futures". En: Le trama celeste, Op.

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