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Además de la prexistencia del juez a juzgar también debe haber la prexistencia del
proceso. Ahora no se busca la verdad sino solucionar un conflicto aplicando las
normas sustanciales del derecho penal.
Entonces se tienen un juez pre constituido y un proceso pre constituido también.
Hay ya viene el derecho de conocer la acusación en sentido amplio y estricto es
una acto formal. También esta interrelacionado con el derecho a la defensa
técnica y material. Como el derecho a conocer la prueba, a controvertirla a
imponer recursos.
La doctrina reconoce esos plexos que hacen parte del debido proceso, sin
embargo la jurisprudencia de la Corte Interamerica habla como principio integrante
el deber de motivar la decisión, máxime cuando se van a limitar derechos
fundamentales. Es una garantía para el ciudadano conocer las razones por que el
juez va a afectar su derecho. Esta es una carga que esta en cabeza del juzgador,
quien tiene que justificarla de forma interna (silogismo) y externa (las
consideraciones). Si no se argumenta o sustancia se vulnera el debido proceso.
Así pues, es común ver que las segundas instancias revocan decisiones por no
cumplir este requisito.
Estos límites como el formal se encamina a broquelar el poder punitivo del Estado,
tienen una ilustrada importancia en el proceso de criminalización primaria y
secundaria. Estos límites se han establecido con el propósito de evitar que la
potestad del estado de castigar no se ejerza de manera ilimitada, pues de lo
contrario se caería en la arbitrariedad. Que se acerque a los fines de estado
1. La dignidad humana
2. Principio de intervención mínima
3. Principio de exclusiva protección de bienes jurídicos
Son las barreras de contención más fuertes al ejercicio del poder punitivo.
Por supuesto que las penas que señale el legislador no podrán anular al ser
humano, sí podrá limitarlo en el ejercicio de sus derechos pero no anularlo.
El ser humano por el solo hecho de pertenecer a la especia humana tiene
tres posibilidades: vivir como se quiera, vivir sin humillaciones o desprecios
y vivir bien.
Jamas el Estado podrá imponer penas que anulen esas posibilidades del
ser humano.
Decimos entonces que sin duda alguna este principio de la dignidad humana que
parte de afirmar al hombre como sujeto de derechos y la persona con indemnidad
constituye un principal límite al ius puniendi.
El bien jurídico existe como objeto de protección de una relación social, ya que en
la sociedad las personas se relacionan de acuerdo a sus sociedades y surge la
necesidad de mantenerlas. Cuando el Estado interviene en esa relación social
surge el denominado bien jurídico de la vida, la libertad religiosa, de la salubridad.
Este principio da fundamento y límita la intervención Estatal que solo puede
intervenir si hay un bien jurídico. Solo es delito si se ha afectado un bien jurídico.
La antijuridicidad supone que exista una verdadera lesividad para que dentro del
proceso de criminalización secundaria podamos afirmar que objetivamente ese
hecho típico pueda ser atribuido al autor porque de alguna manera ha lesionado o
puesto en peligro el bien jurídico. Ahora, aquí es preciso OJO no podemos
identificar como una sinonimia bien jurídico igual a derecho fundamente, esto
porque los derechos fundamentales surgen de una conquista del individuo frente
al Estado, por eso no existe fundamente en aquellas posturas que creen ver en la
Constitución la única fuente de los bienes jurídicos, pues solo hay una
positivización de ellos.
El estado solo interviene en una relación cuando la reconoce jurídicamente, es
decir solo reconoce el bien tutelado a la persona. Ejemplo;
En el hurto el bien jurídico es el patrimonio, pero constitucionalmente es el
reconocimiento del derecho a la propiedad, pero en el ámbito penal tiene una
protección especial.
El Estado debe cumplir, unos fines servir a la comunidad promover prosperidad,
garantizar los principios y los deberes es busca de un orden justo ahí esta
consagrada esa obligación constitucional de proteger esas relaciones. Lo que le
permite al Estado fijar unos bienes jurídicos y señalar las conductas que los ponen
en peligro.
Sí como límite natural al ejercicio del ius puniendi que solo puede proteger a
través del derecho penal bienes jurídicos. Se le esta diciendo que no puede
convertir en delito aquello comportamientos que se consideren inmorales, por
resultar de no de recibo por algunos sectores de la sociedad. En segundo lugar si
existe un lugar de protección de bienes jurídicos hay la distinción entre delitos y
contravenciones.
En las contravenciones solo se ocupa de normas que se han fijado para lograr
comportamientos que sin duda alguna buscan una manera de comportarse sin
perjudicar a la sociedad, son normas de prevención.
Igualmente, se podría decir que le quedaría prohibido al Estado mediante el
derecho penal proteger determinada ideología, culto religioso, determinadas
opiniones políticas, por cuanto que no constituirían un verdadero bien jurídico. Son
ilegitimas aquellas normas penales que están motivadas por la ideología o que
atentan en contra de los derechos humanos. También, son ilegitimas aquellas que
atentan contra la autonomía de la persona como el consumo de las drogas.
Tiene una inusual importancia en la teoría del delito por cuanto al criminalizar una
determinada conducta el legislador debe tener claro que esa conducta tiene como
preexistencia un bien jurídico tutelado. En la teoría del delito cuando hablamos del
bien jurídico estamos hablando sin duda alguna de conductas tipificadas que al ser
desvaloradas por el legislador parte del supuesto de que esas conductas lesionan
o ponen en peligro el bien jurídico. Además la tipicidad solo puede entenderse en
clave del bien jurídico. Por eso una de las principales funciones del bien jurídico
que no solo es limitar y abroquelar las funciones del Estado, que es una función
interpretativa. No es una interpretación gramatical ni exegética.
Por eso se afirma entonces que el bien jurídico cumple con esa función
garantizadora, que permite afirmar que hay condiciones que interviene en la
vida del ciudadano.
(A manera de conclusión
Intervención mínima