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Rómulo Antonio Salazar Matus

Reporte: Canon de la razón pura

“Es humillante para la razón humana que no consiga nada en su uso puro y que necesite
incluso una disciplina que refrene sus extravagancias y evite las ilusiones consiguientes a
las mismas”. Así es como Kant inicia este capítulo, con esto más allá de hacer ver a la razón
inútil, toma este pasaje como demostración del ánimo y la confianza de la razón misma, por
ser ella misma la que se establece tal disciplina, así como por ser ella la que determina los
limites de su uso especulativo para restricción de toda pretensión sofistica.
La mayor utilidad de la filosofía de la razón pura, para Kant, es tan solo negativa, por
ser esta una disciplina que pone límites no descubre la verdad, sino que ayuda a evitar
errores. Pero para Kant debe existir una fuente de conocimientos positivos que estén dentro
del circulo en el que esta la razón pura. Kant a descubierto que la razón crea sus propios
objetos de interés, y por medio de la especulación pretende conocerlos, cosa que no
consigue por esta vía, teniendo con esto que dejarla y tomar el camino practico.
Kant entiende por canon de la razón pura “el conjunto de principios a priori de correcto
uso de ciertas facultades cognitivas”; en el uso especulativo de la razón pura, que no es el
uso correcto de esta, no es posible el conocimiento sintético, no hay un conjunto de
principios de este uso de la razón, por ser este un uso dialectico, es decir que se basa en la
apariencia o imitación, de acuerdo con esto la lógica trascendental será solo una disciplina,
pero de haber un uso correcto de la razón pura este será un canon de su uso práctico.
Kant explica que como la razón es arrastrada por una tendencia natural a dejar atrás su
uso empírico y a tomar para si un uso puro, solo por medio de ideas, y al mismo tiempo no
tomar descanso hasta no completar su curso en un todo sistemático que subsista por si
mismo, en la búsqueda de una ultima unidad incondicionada que esta fuera de los limites de
la experiencia posible. Para Kant esta tendencia esta basada en un interés practico, la cual
se descubre por los objetivos finales del uso de la razón pura en este sentido. En relación a
la naturaleza de la razón estos objetivos finales, bajo los cuales los otros objetivos solo
tienen el carácter de medios, deben contener la unidad que promueva un interés de la
humanidad que no se subordine a ningún otro interés sea o no superior.
El lugar al que apunta como llegada la especulación de la razón en su uso
trascendental esta referido a tres objetos: la libertad de la voluntad, la inmortalidad del alma,
y la existencia de Dios. El interés meramente especulativo de la razón (interés teórico) en
relación con estos tres objetos es mínimo, por lo cual, si estos objetos no nos son
completamente necesarios desde el punto de vista del conocimiento, lo serán desde el
punto de vista práctico, de aquello que es posible por la libertad.
Para Kant el contenido de razón en la tarea que puede tener el nombre de filosofía pura
no tiene como fin, sino estos tres problemas y de la misma manera estos tienen un fin más
alto: “que es lo que hay que hacer si la voluntad es libre, si existe Dios y si hay un mundo
futuro”. Con lo anterior Kant anuncia la problemática entera de la filosofía que pretende
esclarecer, enunciada en sus tres interrogantes, en los cuales está contenido todo el interés
de la razón, del plano teórico y del plano practico; ¿Qué puedo yo saber? ¿Qué debo yo
hacer? ¿Qué me eta permitido esperar?
La primera pregunta es simplemente especulativa, su respuesta se encuentra en la primera
Critica, mientras esta no se refiera a lo práctico; la segunda pregunta es simplemente
práctica, pude ser parte de la razón pura, si es tomada en cuanto tal, pero no es
trascendental, no pertenece al plano del saber, sino al plano practico, al plano moral, por lo
mismo esta no esta considerada en la primera Crítica; la tercera pregunta es practica y
teórica del mismo modo y al mismo tiempo, de tal forma que lo practico conduce a la
respuesta de la cuestión teórica, en este sentido la formulación de esta pregunta debería ser
de esta forma: “¿Qué me está permitido esperar, si hago lo que debo hacer?”.
De esta tercer cuestión Kant explica que: todo esperar tiene una tendencia a la
felicidad, que, comparado con lo práctico y con la ley moral, es lo mismo que el saber y la
ley de la naturaleza en comparación con el conocimiento teórico de las cosas. La parte
práctica da como conclusión que hay algo que determina el último fin posible, porque algo
debe suceder; lo teórico concluye que hay algo que opera como causa suprema porque algo
sucede.
Kant distingue entre ley pragmática (regla de prudencia), aquella que se deriva del
motivo la felicidad, y ley moral (ley ética), la que se deriva de la dignidad de ser feliz; la
primera ley, que está basada en principios empíricos, dicta que es lo que hay que hacer
para participar de la felicidad, ya que solo por medio de la experiencia es que se descubren
las inclinaciones que tienden a la satisfacción y cuales son las causas que satisfacen tales
inclinaciones; la segunda en cambio, prescribe como debe ser el comportamiento para ser
dignos de la felicidad, no toma en cuenta las inclinaciones y los medios naturales para
satisfacerlas, esta solo considera la libertad de un ser racional y las condiciones necesarias
mediante las cuales esa libertad es acorde con una distribución de felicidad según
principios, es por lo anterior que esta ley puede apoyarse en meras ideas de la razón pura y
ser conocida a priori.
Siguiendo lo anterior, la respuesta dada a la segunda pregunta seria: “haz aquello
mediante lo cual te haces digno de ser feliz”, esta cuestión se refiere al buen
comportamiento que se debe tener para participar de la felicidad y de la confianza de que
esto sea de este modo.
La respuesta a la tercera pregunta se trata solo de saber, de manera razonable, si es
suficiente el buen comportamiento para poder participar de la felicidad algún día, es decir, se
trata de saber si los principios de la razón pura que prescriben a priori la ley moral dan la
firmeza necesaria para a la esperanza de participar de la felicidad. La respuesta de Kant es
afirmativa en ese sentido, ya que, como lo dijo en algunos párrafos anteriores “hay algo,
porque algo sucede”.

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