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Rómulo Antonio Salazar Matus

Reporte prolegómenos parágrafos 40 al 54

Una vez que Kant ha llevado a cabo la deducción de la matemática pura y de la ciencia pura de la
naturaleza, con lo cual su seguridad y certeza son aseguradas, se vale de estas para poder explicar
cómo es posible la metafísica en general. Para Kant la metafísica se ocupa de los conceptos que
tienen aplicación en la experiencia, de los conceptos de la naturaleza, y también se ocupa de los
conceptos que no tienen referencia alguna con experiencia alguna posible, esto es con conceptos
puros de la razón; de manera resumida la metafísica se ocupa “de conceptos cuya realidad objetiva
no puede ser confirmada ni revelada por ninguna experiencia, y de afirmaciones cuya verdad o
falsedad tampoco puede ser confirmada ni revelada por experiencia alguna”, en la metafísica la razón
se ocupa exclusivamente de sí misma y del conocimiento de objetos derivados de la meditación de la
razón sobre sus propios conceptos, lo cual realiza sin la mediación de la experiencia.
Así, si el conocimiento de objetos surge de una actividad de la razón, actividad de meditación
sobre sí misma y sobre sus propios conceptos, sin recurrir a la experiencia; es necesario que la razón
contenga el fundamento de ideas, la cuales Kant define como “conceptos necesarios cuyo objeto,
[…], no puede ser dado en ninguna experiencia.”; fundamento que en ocasiones trae consigo
apariencias ilusorias y engañosas derivado del intercambio de un fundamento subjetivo por uno
objetivo, apariencia ilusoria que no se pueden evitar, pero si impedir que se crea en ellas. Kant señala
que no son lo mismo los conceptos puros de la razón (las ideas) y los conceptos puros del
entendimiento (categorías), que tomados como conocimiento son de diferente especie, origen y uso;
la importancia de tal distinción radica en la posibilidad de la metafísica como ciencia, ya que de no
existir tal diferencia la metafísica seria “un intento, tosco y sin ninguna regla, de construir un castillo
de naipes si el conocimiento de los materiales con los que se trabaja […].”
Como los conocimientos trascendentes de la razón no son dados en la experiencia ni sus
principios pueden ser comprobados o contradichos en experiencia alguna, los errores surgidos solo
se descubren con el uso de la razón pura, por medio de una “investigación subjetiva de la razón
misma como fuente de las ideas.”
Kant apunta que en la Crítica su atención estaba dirigida a la posibilidad de distinguir las
especies de conocimiento y derivar, partiendo de una fuente común, los conceptos que se incluyen en
cada una de estas, para con ello poder determinar su uso y poder tener un conocimiento según
principios de “la integridad de la enumeración, de la clasificación, y de la especificación de los
conceptos.”, lo cual es necesario para la metafísica como ciencia. Dado que las ideas se forman en la
razón es necesario buscar su origen, en la acción de la razón, en el razonar, o como dice Kant, “en
las tres funciones de los silogismos”, en lo lógico de ellos. Los silogismos se dividen en: categóricos,
hipotéticos y disyuntivos, esto de acuerdo con su diferencia formal; de acuerdo a lo anterior, las ideas
que se originan a partir de cada una de las clases de silogismos tienen de manera correspondiente
una idea: en primer lugar la idea del sujeto completo, que corresponde a una idea psicológica; en
segundo lugar la idea de la serie completa de las condiciones de experiencia, que corresponde a una
idea cosmológica; y en tercer lugar la determinación de todos los conceptos en la idea de un conjunto
completo posible, es decir, la unidad absoluta de la condición de todos los objetos del pensamiento,
que corresponde a una idea teológica; estas tres ideas dan lugar a una dialéctica de la razón pura de
tres maneras diferentes: en los paralogismos, en la antinomia y en el ideal de la razón pura,
respectivamente.
El siguiente paso de Kant es describir cada una de las ideas anteriormente mencionadas, en las
que según él están representado todo aquello que la razón pretende conocer. La idea psicológica se
refiere a la exigencia, por parte de la razón, de que a cada predicado le corresponda un sujeto, y a
este sujeto, tomado como predicado se busque el sujeto correspondiente y así hasta el infinito, esto
trae como consecuencia que lo sustancial de las cosas (el sujeto) nunca pueda ser alcanzado ni
pensado siquiera por el entendimiento, ya que la acción del entendimiento presupone pensar
mediante conceptos, que en este caso son tomados como predicados, los cuales carecen de un
sujeto absoluto. El sujeto absoluto, el yo interno, no es un concepto sino la manera en la que se
denomina el objeto del sentido interno, en que no es posible conocerlo por medio de ningún
predicado, por lo mismo este no puede ser predicado de otra cosa ni ser un concepto determinado de
un sujeto absoluto, sino solo el referente de los fenómenos internos al desconocido sujeto de ellos
mismos. Lo anterior queda ejemplificado por medio de los paralogismos.
Kant llama cosmológicas, a las ideas que encuentran su objeto de conocimiento únicamente en
el mundo sensible, su objeto de conocimiento es objeto de los sentidos; esta idea extiende la
conexión de lo condicionado con su condición a tal grado que la experiencia no puede representarla y
por la mismo es siempre una idea que no encuentra referencia alguna en ninguna experiencia
posible; el sistema de la razón pura se vale del modelo del sistema de las categorías para la
deducción de las ideas trascendentes, las cuales al igual que las categorías son cuatro, pero en el
sistema de la razón pura se refieren a la forma de integración absoluta de la serie de condiciones
para un condicionado dado; en la ideas cosmológicas hay cuatro clases de afirmaciones dialécticas
de la razón pura, con sus respectivas contradicciones, la cuales están justificadas según principios de
la razón; esto es lo que Kant llama antinomia de la razón.
En cuanto a la idea teológica, Kant la denomina el ideal de la razón pura, ya que esta, contrario
a lo que sucede con las anteriores ideas, no inicia en la experiencia ni es provocada a la búsqueda de
la integridad absoluta de la serie de los fenómenos, más bien hay una ruptura completa y un
descenso, que a partir de meros conceptos que constituyen la integridad absoluta de una cosa en
general (la idea de un ser supremo), a la determinación de la posibilidad y la realidad de todas las
cosas restantes; así pues la presuposición de un ser, aun aquel que no se encuentra dentro de la

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serie de la experiencia posible, se piensa como una herramienta para la comprensibilidad de la
conexión, del orden y de la unidad de la experiencia.

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