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A mediados del siglo xx, en su primer tratado de la materia por el magistral jurista
de derecho aeronáutico el dr. Videla escalada, coautor del código aeronáutico,
define al derecho aeronáutico como el conjunto de principios y normas, de
derecho público y privado, de orden interno e internacional, que rigen las
instituciones y relaciones jurídicas nacidas de la actividad aeronáutica o
modificadas por ella.
1. Internacionalidad.-
2. Politicidad.-
3. Autonomía.-
4. Dinamismo.-
5. Plenitud.-
Dos aspectos importantes tiene la actividad aérea, una de carácter público y otra
privado. En relación con el primero, la regulación y tutela jurídica está regida por el
convenio de chicago del año 1.944, representa algo semejante a lo que podríamos
denominar el estatuto mundial de la aviación comercial. La causa de tal pomposa
denominación se encuentra en el hecho de haber sido ratificado por la casi
totalidad de los estados.
En materia de derecho privado, segundo aspecto señalado, debemos decir que las
relaciones y regulaciones legales están regidas por el convenio de varsovia de
1.929 que ha alcanzado un número de ratificaciones más que significativo y los
principios que allí se sustentan han sido adoptados por la mayoría de la legislación
interna de los países que integran la comunidad internacional.
2. Politicidad: sin dudas que los factores de orden político influyen enormemente
en la elaboración y establecimiento de leyes que enmarcan las relaciones
jurídicas. En materia de derecho público el principio de soberanía del estado
respecto del espacio aéreo encima de su territorio encuentra su razón y causa en
la necesidad de precaverse respecto a los riesgos e intereses que significa un
avión surcando sus cielos.
Otra cuestión que no resulta menor al valorar este carácter es que la aeronave
constituye en el tráfico aéreo nacional e internacional y también en el comercio y
todo lo que este conlleva un instrumento del cual la política no puede estar
ausente porque hace a los intereses esenciales de un país y ello obliga al
establecimiento de normativas que favorezcan el logro de estas finalidades.
Aduana, policía, utilización del espacio aéreo urbano, por el uso del helicóptero, en
desplazamientos que van desde un simple traslado desde un aeropuerto hasta el
centro de la ciudad, o el correspondiente al traslado de personas desde sus
residencias hasta los lugares de traslado. Operaciones de salvamento y vigilancia,
urgencias médicas etc. Van modificando el comportamiento ciudadano y con ello
generando nuevas relaciones legales que requieren de normativas acordes a los
intereses en juego.
5. Plenitud: como toda rama del derecho las normas que la integran, a pesar de su
diversidad y de apuntar a órbitas diferentes del actuar, público o privado, y de sus
distintas temáticas, procuran, actuando como sistema de normas, a alcanzar un
nivel de justicia situado en el equilibrio de intereses comprometidos o afectados
por la actividad aeronáutica.
En la actualidad no hay analista del derecho o jurista que se atreva o pueda negar
la vigencia y existencia de un conjunto de normas y principios que constituyen un
conjunto sistémico completo que actúan como un derecho uniforme.
2°.los derechos del propietario del suelo deben ceder en beneficio de la circulación
aérea.
Del primer principio se deriva, el poder de policía aeronáutico en manos del estado
que faculta a sancionar normas regulatorias de la circulación aérea por ejemplo.
Por el tercer principio se procura materializar los motivos de interés general que
rige la navegación por el espacio aéreo, asegurando por ejemplo el rápido
desplazamiento entre lugares alejados. Subyace además un criterio económico
que exige a la aeronave que esté en el aire la mayor cantidad de tiempo de
manera de amortizar su altísimo costo.
Como cualquier otra disciplina jurídica, el derecho aeronáutico tiene unas formas o
modos de manifestarse que, según la enumeración clásica son la ley, la
costumbre, la jurisprudencia y la doctrina, todas ellas inspiradas en los principios
generales del derecho.
Dado que las aeronaves están llamadas a rebasar ordinariamente las fronteras,
los estados hubieron de establecer pronto acuerdos entre sí para resolver los
nuevos problemas -algunos particularmente complejos- que este hecho comporta,
y así, aunque se reservaron sus derechos de soberanía para legislar sobre
determinadas cuestiones que se suscitan dentro de su territorio o espacio de
soberanía (v. Gr., las penales o de orden público) convinieron en una normativa
sobre la aeronave y el tráfico aéreo lo más homogénea posible y concederse
mutuamente derechos de explotación comercial, en particular en relación con el
transporte regular, lo que dio lugar a tratados o convenios multilaterales, acuerdos
regionales o convenios bilaterales.
3. Acuerdos regionales.
Por lo que respecta a los convenios que no tienen un alcance mundial sino que
afectan sólo a determinadas áreas geográficas, citamos:
Ii. La costumbre.
Aunque la historia del derecho aeronáutico coincide -salvo alguna que otra
disposición singular anterior sobre la utilización de aeróstatos- con los albores de
este siglo se registran ya determinados usos o costumbres aeronáuticos, que por
su reiteración han llevado a algunos autores e incluso legisladores, a incluirlos
dentro de las fuentes del derecho. Este criterio parece que será adoptado con más
generalidad, a medida que transcurra el tiempo, máxime si se tiene en cuenta que
el volumen y regularidad del tráfico aéreo aumenta sin cesar, lo que, en
consecuencia, da lugar a que algunos actos aeronáuticos de extraordinario interés
mercantil, como son los relativos al transporte aéreo, se realicen y reiteren con
frecuencia similar, sino superior a la actividad marítima. En todo caso, bien porque
los usos o costumbres aeronáuticas estén expresamente reconocidos por el
legislador como fuente del derecho o porque tal reconocimiento lo sea con
carácter general por el derecho común de subsidiaria aplicación a la ley
aeronáutica, serán los tribunales los llamados a valorar el valor y alcance de esta
fuente.
Iii. La jurisprudencia