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La biblia se desarrolla en tres continentes, Africa, Asia y Europa el ATse escribió en 1000
años, el NT entre 50 y 75 años y la Biblia total fue escrita 1600 años 1500 a.C y 100 d.C la
Biblia esta disponiblLa Septuaginta es la primera traducción conocida de
la Biblia “hebrea” (el Antiguo Testamento) al griego. La Septuaginta
también incluyó traducciones de algunos libros apócrifos y
deuterocanónicos.
Incluso para un lector ocasional de la Biblia , pronto se pone de manifiesto que está leyendo un
libro fuera de lo usual. Aunque cubre miles de años de la historia humana y está escrita por más de
cuarenta escritores humanos, la Biblia no es una simple colección de escritos, sino todo un Libro
que posee una fascinante continuidad. Se le llama « La Biblia », de la palabra griega biblos, que
significa «Libro». Su extraordinaria característica es debida al hecho de que es ciertamente la
Palabra de Dios, aunque haya sido escrita por autores humanos.
Se ofrecen dos líneas de evidencia que apoyan la conclusión de que la Biblia es la Palabra de
Dios.
1) la evidencia interna; los hechos hallados en la propia Biblia y la propia afirmación de la
Biblia concerniente a su origen divino;
2) la evidencia externa; la naturaleza de los hechos dados en la Escritura , que apoyan su
carácter sobrenatural.
A. EVIDENCIA INTERNA.
En cientos de pasajes, la Biblia declara o afirma por sí misma ser la Palabra de Dios.
Dt. 6:4-9 4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5 Y amarás a Jehová tú Dios de todo
tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. 6 Y estas palabras que yo te mando hoy,
estarán sobre tu corazón; 7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y
andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. 8 Y las atarás como una señal en tu
mano, y estarán como frontales entre tus ojos; 9 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus
puertas.
Dt. 6:17-18 17 Guardad cuidadosamente los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y sus
testimonios y sus estatutos que te ha mandado. 18 Y haz lo recto y bueno ante los ojos de Jehová,
para que te vaya bien, y entres y poseas la buena tierra que Jehová juró a tus padres;
Jos. 1:8 8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás
en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás
prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Jos. 8:32-35 32 También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual
escribió delante de los hijos de Israel. 33 Y todo Israel, con sus ancianos, oficiales y jueces, estaba
de pie a uno y otro lado del arca, en presencia de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del
pacto de Jehová, así los extranjeros como los naturales. La mitad de ellos estaba hacia el monte
Gerizim, y la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera que Moisés, siervo de Jehová, lo había
mandado antes, para que bendijesen primeramente al pueblo de Israel. 34 Después de esto, leyó
todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito
en el libro de la ley. 35 No hubo palabra alguna de todo cuanto mandó Moisés, que Josué no hiciese
leer delante de toda la congregación de Israel, y de las mujeres, de los niños, y de los extranjeros
que moraban entre ellos.
10 Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado;
11
En mi corazón he guardado tus dichos,
18
Abre mis ojos, y miraré
98 Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos,
Y lumbrera a mi camino.
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La exposición de tus palabras alumbra;
Is. 55:10-11 10 Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que
riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, 11 así
será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será
prosperada en aquello para que la envié.
Jer. 15:16 16 Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por
alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.
Jer. 23:29 29¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?
Dn. 10:21 21 Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda
contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.
Mt. 5:17-19 17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para
abrogar, sino para cumplir. 18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni
una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. 19 De manera que
cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres,
muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe,
éste será llamado grande en el reino de los cielos.
Mt. 22:29 29 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de
Dios.
Lc. 16:17 16 La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y
todos se esfuerzan por entrar en él.
Jn. 2:22 22 Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había
dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.
Jn. 5:24 24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida
eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
Jn. 10:35 35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede
ser quebrantada),
Hch. 17:11 11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la
palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
Ro. 10:17 17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
1Co. 2:13 13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con
las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
1Ts. 2:13 13 Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando
recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres,
sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.
2Ti. 2:15 15 Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por
palabra, o por carta nuestra.
2Ti. 3:15-17 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden
hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por
Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
1P. 1:23-25 23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de
Dios que vive y permanece para siempre. 24 Porque:
2P. 3:15-16 15 Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como
también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha
escrito, 16 casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay
algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las
otras Escrituras, para su propia perdición.
Ap. 1:2 2 que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas
las cosas que ha visto.
Ap. 22:18 18 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno
añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro.
Las Escrituras declaran, de muchas formas diversas, que la Biblia es la Palabra de Dios y que su
afirmación es clara e inteligible para cualquiera. La afirmación constante de los escritores del
Antiguo Testamento, los del Nuevo y del propio Jesucristo, es que la Biblia es la inspirada Palabra
de Dios. Por ejemplo, el Salmo 19:7-11 declara que la Biblia es ciertamente la Palabra del Señor, y
nombra seis perfecciones, con sus seis correspondientes transformaciones de carácter humano,
que la Palabra cumple.
10 Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado;
Mt. 5:17-18 17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para
abrogar, sino para cumplir. 18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni
una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
En Hebreos 1:1-2, no solamente se afirma que Dios habló en el Antiguo Testamento a los profetas
con palabra de Dios, sino que también lo hizo Su Hijo en el Nuevo. La Biblia sólo puede ser
rechazada si se rechazan sus constantes afirmaciones de ser la Palabra de Dios.
He. 1:1-2 1 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los
padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó
heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo
B. EVIDENCIA EXTERNA.
La Biblia no sólo afirma y reclama para sí el ser la Palabra de Dios, sino que apoya estas
afirmaciones por abundantes evidencias que han convencido con frecuencia incluso a los lectores
más escépticos.
1. La continuidad de la Biblia. Uno de los más sorprendentes y extraordinarios hechos respecto a
las Escrituras es que, aunque fueron escritas por más de cuarenta autores que vivieron a lo largo
de un período de más de 1,600 años, la Biblia es, no obstante, un Libro y no una simple colección
de 66 libros. Sus autores proceden de los más diversos lugares y situaciones de la vida; hay reyes,
campesinos, filósofos, hombres de Estado, pescadores, médicos, eruditos, poetas y agricultores.
Vivieron en diferentes culturas, en diferentes experiencias existenciales, y con frecuencia fueron
completamente distintos en carácter. La Biblia tiene una continuidad que puede ser observada
desde el Génesis hasta el Apocalipsis.
La continuidad de la Biblia puede ser constatada en su secuencia histórica que comienza con la
creación del mundo presente hasta la de los nuevos cielos y la nueva tierra. El Antiguo Testamento
revela temas doctrinales tales como la naturaleza del propio Dios, la doctrina del pecado, la de la
salvación y el programa y propósito de Dios para el mundo como un todo, para Israel y para la
Iglesia. La doctrina está progresivamente presentada desde sus principios en forma de
introducción, hasta su más completo desarrollo. El tipo está seguido por el antitipo, la profecía por
su cumplimiento. Uno de los temas continuados de la Biblia es la anticipación, presentación,
realización y exaltación de la persona más perfecta de la tierra y los cielos, nuestro Señor
Jesucristo. El relato de tan fascinante Libro, con su continuidad de desarrollo, exige un milagro
mucho mayor que la inspiración en sí misma. De acuerdo con esto, los creyentes de la Escritura ,
si bien reconocen la factura humana de varios de sus libros, su continuidad y su guía se deben a la
inspiración del Espíritu Santo.
Ef. 6:17 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
Y para los salvos es un poder efectivo, santificante y que limpia de toda mancha.
Ef. 5:25-26 25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a
Jehová
“TU PALABRA es una lámpara para mi pie, y una luz para mi vereda.” Los estudiantes de
la Biblia conocen muy bien, y aprecian afectuosamente, este versículo de la Escritura
sagrada. Muy apropiadamente estas palabras se hallan en el Salmo 119 (versículo 105).
¿Por qué muy apropiadamente? Porque desde el principio hasta el fin este salmo
magnifica la Palabra de Dios.
Entre los aspectos interesantes del Salmo 119 está el hecho de que es un acróstico; pero,
diferente de la mayoría de otros salmos acrósticos en los cuales cada versículo sucesivo
comienza con una letra sucesiva del alfabeto hebreo, en este salmo ocho versículos a la
vez comienzan con cada letra sucesiva. Puesto que hay veintidós letras en el alfabeto
hebreo, el salmo tiene 176 versículos, y esto lo hace por mucho el salmo más largo.
Pero lo más asombroso de todo es el modo en que el escritor ha desarrollado su tema de
aprecio a la Palabra de Dios. En consecuencia hallamos en él ocho términos que se
refieren a la Palabra o hechos de Dios, para un promedio de veintidós veces cada uno...
un total de 176 veces. Estos términos son “mandamiento(s),” “ley,” “órdenes,”
“disposiciones reglamentarias,” “recordatorio(s),” “decisión(es) judicial(es),” “dicho(s)” y
“palabra.” El Salmo 19 menciona cinco de éstos.—Sal. 19 Vs. 7 al 9.
El término MANDAMIENTO(S) se traduce de la palabra hebrea mitswah. Cuando un
muchacho judío llega a mayor edad, trece años según la ley judía, su familia celebra con
un bar mitzvah, porque ahora ha llegado a ser un ‘hijo del mandamiento,’ es decir,
responsable a él. La palabra hebrea mitswah aparece unas 180 veces en la Biblia y con
comparativamente pocas excepciones se refiere a los mandamientos de Dios dados a su
pueblo Israel. Por eso el libro de Levítico termina, diciendo: “Estos son
los mandamientos que Jehová dio a Moisés como mandatos a los hijos de Israel.” Parece
que este término es el más inclusivo de los que se usan para referirse a los requisitos de
Dios contenidos en su Palabra. Por eso, en la conclusión del libro de Eclesiastés, leemos:
“Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque esto es el deber todo del
hombre.”—Lev. 27:34; Ecl. 12:13.
Los mandamientos se dan por el que tiene completo control o autoridad. El escritor
del Salmo 119 apreciaba esto, y se interesó en observarlos. Apropiadamente, él termina
el salmo diciendo: “Oh busca a tu siervo, porque no he olvidado tus
propios mandamientos.”—Sal. 119:176.
LEY se traduce de la palabra hebrea tohrah. Puede referirse a la ley completa de Jehová
o a ciertas porciones de ella: “Esta es la ley de la ofrenda quemada,” “de la ofrenda de
grano,” “de la ofrenda por el pecado,” escribió Moisés.—Lev. 6:9, 14, 25; 7:1.
Ley se define como “un cuerpo de reglas reconocido por un estado o comunidad como
obligatorio sobre sus miembros.” El término casi siempre aparece en forma singular,
mientras que “mandamiento” más a menudo que no está en plural. El salmista
ciertamente tenía gran aprecio a la ley de Dios, pues dijo: “La ley de tu boca es buena
para mí, en mayor grado que miles de piezas de oro y plata.” “¡Cómo amo tu ley, sí! Todo
el día es ella mi interés intenso.” “Paz abundante pertenece a los que aman tu ley, y
no hay para ellos tropiezo.”—Sal. 119:72, 97, 165.
El término ÓRDENES (“preceptos” en la New English Bible [NE]) se traduce de la palabra
hebrea piqqohdim. Proviene de la misma raíz que la palabra “superintendente” y significa
“inspeccionar.” Sus equivalentes en español significan ‘instrucciones acompañadas de
detalles explícitos’ y ‘regla de acción.’ Con aprecio afectuoso el salmista habla de estas
“órdenes”: “Oh, ve que yo he amado tus propias órdenes.” “He observado tus
propias órdenes.” “Debido a tus órdenes me porto con entendimiento.”—Sal.
119:159, 100, 104.
DISPOSICIONES REGLAMENTARIAS (“estatutos,” NE) se traduce de la palabra
hebrea hhoq, que es otra palabra que a menudo se refiere a los requisitos de Dios. Sin
embargo, diferente de las palabras susodichas, también se usa para referirse a las
disposiciones reglamentarias de Dios para la creación inanimada. (Job 28:26; 38:10) Una
“disposición reglamentaria” se define como una regla o principio autoritativo.
El salmista apreciaba las disposiciones reglamentarias de Dios, pues leemos: “Melodías
han llegado a ser para mí tus disposiciones reglamentarias.” (Sal. 119:54) Repetidas
veces le pide a Dios: “Enséñame tus [propias] disposiciones reglamentarias” (Sal. 119 Vs.
12, 26, 64, 68, 124, 135), y también alaba a Dios por hacerlo. (V. Sal. 119:171) No solo
quería aprenderlas sino también deseaba observarlas: “Tus disposiciones
reglamentarias continúo guardando.”—Sal. 119:8.
Hay otra palabra hebrea que se emplea con referencia al propósito declarado de Dios
para sus siervos y ésta es edah, traducida RECORDATORIOS (“instrucciones,” NE).
Puede significar un testimonio, y proviene de una raíz que significa repasar, repetir, razón
por la cual se traduce “recordatorios” (NM). El salmista expresa gran aprecio por estos
recordatorios y repetidas veces habla de haberlos guardado. (Sal. 119:22, 88, 129, 167,
168) Ora que Dios incline el corazón del salmista a ellos. (V. Sal. 119:36) Además
declara: “También hablaré de seguro de tus recordatorios enfrente de reyes, y no me
avergonzaré.”—V. Sal. 119:46.
El salmista usa los susodichos cinco términos (mandamiento, ley, orden, disposición
reglamentaria, recordatorio) al referirse a asuntos que tienen mucho en común en la
Palabra de Dios. Una expresión que tiene aspecto bastante diferente es DECISIONES
JUDICIALES (“decretos,” NE), que se traduce de mishpat. Hemos de tener un temor sano
a las decisiones judiciales de Dios. Por eso dice el salmista: “Del pavor de ti mi carne ha
tenido sensación de hormigueo; y a causa de tus decisiones judiciales he tenido miedo.”
(Sal. 119:120) Habla de aprenderlas (V. Sal. 119:7), de declararlas (V. Sal. 119:13), de
ansiarlas (V. Sal. 119:20). Las considera apropiadas (V. Sal. 119:30), justas (V. Sal.
119:106), y dos veces pide: “Conforme a tu decisión judicial [oh] consérvame vivo.”—Sal.
119:149, 156.
Otra palabra a la que evidentemente le tenía aprecio afectuoso el escritor del Salmo
119 es imrah, que se vierte DICHO. Proviene de una raíz que simplemente significa
“decir” y por eso se refiere a algo dicho. El salmista la usa repetidamente para referirse a
las promesas de Dios, razón por la cual la New English Bible la traduce uniformemente
“promesa” en todo este salmo. El salmista ora que Dios lo sostenga y le muestre favor
“conforme a tu dicho.” (Sal. 119 Vs. 116, 58, 170) Los dichos de Dios son una gran ayuda
para él: “En mi corazón he guardado cual tesoro tu dicho, a fin de no pecar contra ti.”
(V. Sal. 119:11) Y se alboroza a causa del “dicho [de Dios] tal como uno hace al hallar
mucho despojo.”—Sal. 119 Vs. 67, 162.
Y finalmente tenemos el término hebreo para PALABRA, davahr. No significa, como a
menudo significa en español, una sola palabra, sino, más bien, se refiere a un entero
pensamiento o declaración. Por eso a los Diez Mandamientos se les llama las “Diez
Palabras.” (Éxo. 34:28) Típicos de su aprecio a la “palabra” de Dios son los Sal. 119
versículos 9 y 105: “¿Cómo limpiará un joven su senda? Manteniéndose alerta conforme a
tu palabra.” “Tu palabra es una lámpara para mi pie, y una luz para mi vereda.”
Ciertamente en todo esto el escritor del Salmo 119 les pone un ejemplo excelente a todos
los amadores de Jehová Dios. Se deleitó en expresar su aprecio a la Palabra de Dios
entretejiendo sus pensamientos en torno de ocho palabras hebreas básicas y luego
moldeando estos pensamientos en un poema hebreo acróstico o alfabético de
176 versículos. Ciertamente ésta fue una tarea concienzuda. Lo mismo que el rey
Salomón, el salmista “procuró hallar las palabras deleitables y la escritura de palabras
correctas de verdad.” (Ecl. 12:10) Los “dichos” de Dios eran más dulces para él que la
miel, amaba los mandamientos de Dios más que “aun oro refinado.”—Sal. 119:103, 127.
Si tenemos un aprecio semejante a la Palabra de Dios, ¿qué haremos? Nos
interesaremos en ella y ‘meditaremos’ en ella con regularidad. (Sal.
119:15, 48, 78, 148, NE) Más que eso, estaremos dispuestos a declararla delante de
otros, no avergonzados de hasta decirla delante de reyes. Sobre todo, guardaremos los
requisitos de Dios.