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AUTONOMÍA DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA EN UNA ERA DE

GLOBALIZACIÓN: EL CASO DE LA UNAM

Según Tünnermann (1993) la autonomía universitaria ha de verse como un


conjunto de libertades establecidas en una ley en la que el Estado reconoce a una
universidad la facultad de regirse a sí mismas sin interferencia externa.

Las dimensiones que componen a la autonomía son las siguientes:

 Autonomía para investigar.


 Autonomía docente.
 Autonomía académica.
 Autonomía administrativa.

Pero lograr autonomía no se ha logrado sin costo para el gobierno, requirió de


constantes luchas prolongadas. Por ejemplo, en medio de la lucha entre liberales y
conservadores la Universidad Nacional era abierta y cerrada conforme a la
alternancia de poder de estos dos grupos. Los liberales veían a la Universidad
como una herencia desagradable del pasado colonial mientras que para los
conservadores era importante mantenerla funcionando para dar sustento cultural a
sus proyectos políticos.

Poco después surgió un movimiento por la autonomía universitaria en México y


América Latina impulsado por la Reforma Universitaria de Córdoba (Argentina) en
1918.

Así pues, en 1921 en la Ciudad de México se llevó a cabo la Conferencia


Estudiantil Internacional sobre la Reforma Universitaria contando con la
participación de toda América Latina, Estados Unidos y Asia. En donde los
delegados estudiantiles acordaron respaldar los principios del movimiento de
Córdoba. Y fue hasta 1929 que como resultado de la represión contra el
movimiento estudiantil de los estudiantes de leyes la Universidad de México se
convirtió en campo de batalla por lo que el Presidente Emilio Portes Gil otorgó la
autonomía a la Universidad Nacional para darle solución a los acontecimientos
violentos.
Dado que el movimiento de estudiantes tenía gran potencial de causar disturbios
la situación pudo salirse de control debido a que la Universidad Nacional estaba
muy cerca de la oficina presidencial en el centro de la ciudad.

Hoy en día la UNAM es una institución muy importante cuyas funciones


sustantivas son la docencia, la investigación y la extensión de la cultura. Cuenta
con 22 facultades y escuelas, 14 planteles de bachillerato y con 39 institutos de
investigación. Durante su fundación hasta la década de los sesenta del siglo XX la
UNAM centralizó las principales actividades de docencia, investigación y extensión
en México.

Ahora bien, la autonomía universitaria inevitablemente fue afectada por el


neoliberalismo globalizado en la que el mercado tomo mucha fuerza provocando
que el Estado dejara de ser el proveedor de bienestar mínimo para los sectores
medios y de menores recursos, haciéndose en aliado de grandes empresas cuya
principal misión es la ganancia rápida de recursos financieros.

Esto ha provocado que dadas las presiones de la globalización, las reformas


neoliberales favorables al mercado, el ajuste del estado benefactor, etc., el
principio de autonomía fuera cuestionado y redefinido drásticamente. De este
modo la Universidad se ha visto afectada por una profunda recesión, agravada por
una desconfianza generalizada en su contribución al desarrollo económico por el
creciente número de egresados que están desempleados o subempleados.
Sumándose a esto los reclamos por el desperdicio y la mala administración de los
recursos financieros.

De acuerdo a la información disponible hasta este momentos (2003) un número


creciente de universidades en todo el mundo está perdiendo autonomía al tener
que responder tanto a demandas del mercado como a los imperativos del Estado.

Un asunto que en el contexto antes descrito es materia de debate, es si las


universidades y otras instituciones autónomas deben rendir cuentas de su ejercicio
presupuestal a los distintos órganos de los poderes ejecutivo y legislativo.
Asimismo, es materia de controversia si dentro del régimen de autonomía
académica, las universidades autónomas están obligadas a dar cuenta de su
desempeño académico a las instancias gubernamentales encargadas, por
ejemplo, de evaluar la calidad de los programas de pos-grado o de valorar el
diseño y cumplimiento de los planes de desarrollo institucional. En ambos casos
es muy frecuente que las instancias en cuestión sean las que fijen los criterios y
normas que determinan el perfil académico deseable, tanto de las instituciones
como del personal académico. En el caso mexicano, el cumplimiento de los
criterios y normas oficiales implica recibir recursos adicionales en forma de becas
para los estudiantes o en fondos para infraestructura. Otra limitación a la
autonomía de las universidades e instituciones de educación superior es la
incapacidad jurídica que dichas instituciones tienen para modificar su Ley
Orgánica, principal instrumento legal para definir las formas de gobierno y el
régimen institucional.

Resulta importante señalar que no obstante su tamaño, tradición e influencia en la


vida política y cultural del país, la UNAM no está exenta de las presiones
provenientes del Estado y del mercado que tienden a reducir los márgenes de
acción de su autonomía institucional.

A pesar de este contexto que impera actualmente, las universidades públicas


autónomas siguen vigentes.
LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA
UNA PERSPECTIVA POLÍTICA

En la UNAM y en casi todas las universidades públicas del país conservan las
mismas características esenciales de sus propios temas autoritarios de gobierno.
La polémica en el campo de conocimiento ha reflejado la complejidad de la
autonomía como elemento fundamental de la vida de las instituciones, en el marco
de diversas tradiciones universitarias y en diferentes contextos nacionales e
históricos.

Los análisis enfocados en la economía política de la educación superior y su


impacto en la autonomía universitaria son evidentes. Parece ser que existe una
dependencia de recursos y diversos autores afirman que los proveedores tienen
la capacidad de ejercer gran poder sobre las instituciones de educación superior.
Tradicionalmente los gobiernos otorgaban una autonomía considerable a través de
subsidios ordinarios, no obstante, los cambios en estos patrones de financiamiento
de gobiernos estatales y federales incrementaron la dependencia de la educación
superior y establecieron nuevas limitaciones a su autonomía.

En el caso de la autonomía universitaria mexicana no está exenta de esta clase de


complejidad que la rodea. A partir de 1929 se le otorgó a la UNAM autonomía
institucional. Con diversas variaciones a lo largo de la historia el gobierno federal
concedió a la Universidad un estatuto de autonomía que incluyó los derechos
legales de administrar sus recursos, de tomar decisiones académicas y de
nombrar a sus autoridades.

Los límites dentro de los cuales esta autonomía ha tenido una existencia real
frente a la presencia de un régimen político altamente centralizado y autoritario ha
sido un tema que sigue generando discusiones.

En el debate académico contemporáneo el trabajo de Daniel Levy (1980) ha sido


influyente. Levy llegó a la conclusión de que existía una autonomía académica
casi absoluta. Planteó que el monopolio del gobierno sobre el financiamiento a la
universidad no implicaba ningún tipo de control.

No obstante el análisis de Levy fue descrito como paradigmático y especialistas


universitarios coinciden en que la autonomía es más endeble de lo que describe
Levy, un problema de apreciación dicen algunos causa de las distintas posturas
teóricas.

A partir de la década de 1980 se desarrollaron cambios a partir de las políticas


neoliberales que acompañaron a la globalización abriendo nuevos temas y
estableciendo nuevos límites a la autonomía universitaria mexicana. El Estado
redujo su participación y apoyo a la educación superior, viéndose reflejado en las
limitaciones impuestas al crecimiento de la oferta publica, la desregulación y la
promoción del sector privado.

La entrada de la globalización neoliberal vino acompañada de un proceso de


creciente economización de la sociedad. Fue en este contexto en el que se
desarrolló un intenso cuestionamiento y deterioro de lo que se consideraba
“público”. De esta manera puede entenderse la reducción de la confianza de la
sociedad frente a la universidad.

En los últimos años se ha desarrollado en México proceso de mercantilización,


reducción de subsidios públicos y entrega de recursos etiquetados a través de
presupuestos extraordinarios competitivos, privatización del financiamiento y la
oferta educativa así como demandas de rendición de cuentas y mecanismos de
control a través de dispositivos de evaluación. Todas las políticas públicas para la
educación superior han tenido un impacto significativo para la autonomía
universitaria.

Desde una perspectiva política es importante resaltar que la autonomía es una


relación que se establece entre la universidad, el resto de las instituciones Estado
y la sociedad. La autonomía es una relación histórica de orden político dado que
depende en cada momento de las relaciones de poder entre fuerzas internas de la
universidad, así como entre estas y otras fuerzas externas a nivel Estado y la
sociedad.

Con fundamento en esta perspectiva analítica puede decirse que históricamente la


UNAM ha tenido una gran dependencia pero no ha estado completamente
controlada por el gobierno. Ha gozado de autonomía formal y sustantiva conforme
con lo establecido en la Ley Orgánica de 1944.

Pero al mismo tiempo la autonomía ha estado muchas veces limitada por la


intervención constante del Estado. Esto puede observarse ya sea en el
nombramiento y remoción de rectores a través de la influencia sobre la Junta de
Gobierno, en los intentos de imposición política de admisión y cobro de matrículas,
etc.

Esta independencia relativa de la UNAM, como puede observarse, es fluctuante


con el tiempo debilitándose en algunos terrenos y ampliándose en otros de
acuerdo a diversos factores. Por un lado, el debilitamiento de la autonomía se
explica parcialmente como consecuencia de la fragilidad de la organización
política interna de la UNAM.

Por otro lado, históricamente la UNAM ha tenido un alto reconocimiento,


legitimidad y autoridad moral de cara a la ciudadanía, a nivel nacional. Este hecho
coloca a la UNAM en una situación de fortaleza frente al Estado u en particular
ante el gobierno federal, incrementa su potencialidad de crítica y su influencia en
los debates nacionales, y le da mayor fuerza en las negociaciones por recursos
financieros y materiales aumentando así sus márgenes de autonomía.

Ordorika, I. (2010). La autonomía universitaria. Una perspectiva política. Perfiles


Educativos, 32, 79-94.
CUATRO VERSIONES DE AUTONOMÍA UNIVERSITARIA

Como otro cualquier término, la autonomía en el ámbito de la UNAM ha dispuesto


de definiciones móviles. Los cambios semánticos dan por resultado autonomías
diversas y contradictorias.

A lo largo del tiempo este término ha cumplido diversos propósitos a lo largo del
tiempo. Carlos Monsiváis se detiene en cuatro momentos claves de la historia de
la UNAM para explicar etas diferencias en el concepto.

1929:
La autonomía se incorpora a las siglas de la Universidad.

En esta época la autonomía sólo significa la capacidad para nombrar rector y


directores de escuelas. A pesa de esto, se obtiene el cambio de estatus de la
Universidad, en el imaginario colectivo ya no es sólo una institución que garantiza
la formación, sino uno de los poderes de segunda fila de una Republica en cuya
primera fila solo deja ver a una persona.

A la Universidad se le promete libertad, se le entregara subsidio pero el gobierno


ejercerá sobre la institución la vigilancia necesaria para salvaguardar la
responsabilidad que implica el manejo de subsidios. De esta forma la autonomía
sufre de uno de sus primeros problemas, la independencia académica se combina
con la sujeción económica.

1933:
La libertad de catedra. La derrota del pensamiento único. La autonomía
como libertad de enseñanza.
La universidad procurará de preferencia discutir y analizar, por medio de sus
profesores y alumnos, los problemas que ocupen la atención pública, y cada
individuo será responsable de las opiniones que sustente.

Frente a la intemperancia de lombardo, el filósofo Antonio Caso, un cristiano un


tanto retorico, tiene la razón. La precipitación de Lombardo sugiere una izquierda
convulsa, ansiosa de imponer el pensamiento totalitario para conseguir que de allí
surja la revolución socialista. En cambio, Caso es muy convincente:

“La universidad de México es una comunidad cultural de investigación y


enseñanza; por tanto, jamás preconizara oficialmente, como persona moral, credo
alguno filosófico, social, artístico o científico. Cada catedrático expondrá libre e
inviolablemente, sin más limitaciones que las que las leyes consignen, su opinión
personal filosófica, científica, artística, social o religiosa”.

1953-1965:
La difusión cultural.

En esta etapa Jaime García Terrés como director de Difusión Cultural de la UNAM
remite a otra de las definiciones de Autonomía: el patrocinio de la creación libre. Al
desplazarse las facultades de la UNAM del Centro Histórico hacia Ciudad
Universitaria las ideas y prácticas universitarias se modifican radicalmente.

La Difusión Cultural modifica el panorama respecto de la autonomía, ahora existe


un territorio libre de la censura hasta donde sea posible.

Hay un auge de la industria cultural, la UNAM es el mayor espacio formativo del


público nuevo. En una ciudad no muy acostumbrada a lo moderno, difusión
cultural cumple con creces su tarea. Propone nuevas atmosferas y autores, e
incluso -a través del teatro y de la actitud de algunos escritores- formas de vida.

1968:
La Autonomía como resistencia al autoritarismo

En 1966 el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz interviene de manera


directa en la UNAM. Irrumpe en la Rectoría de la UNAM y obtiene con violencia la
renuncia de Don Ignacio. Una victoria para el presidente, una derrota de la
autonomía y de la comunidad universitaria.

Sin embargo, el 23 y 26 de julio de 1968 los estudiantes de las vocacionales y las


preparatorias resisten la injusta acometida de los granaderos y la policía. Se violó
la Autonomía no sólo porque la policía y el ejército proceden con extrema
violencia, sino por la ilegalidad de las operaciones relámpago. No solo se violó la
Autonomía, también la Constitución de la Republica.

La autonomía no está por encima de las libertades constitucionales, sería absurdo,


se defiende lo propiamente universitario, al derecho a ejercer esas libertades
como el prerrequisito de la vida académica.

Monsiváis, C. (2004). Cuatro versiones de autonomía universitaria. Letras Libres,


47-52

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